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El levantamiento de Tinta Published on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org) Imprimir articulo Exportar a PDF Volver El levantamiento de Tinta El proyecto de Túpac Amaru II se fue minando no sólo por el caudillismo, sino porque los indios y los criollos rumiaban futuros distintos, unos eran separatistas, los otros buscaban mejores convenios con España. El líder no supo a quién atender y, por sus dudas hamletianas, perdió, como aseguran varios historiadores, al no asediar a los españoles que en Cusco aguardaban debilitados. Su imagen de brazos rompiendo cadenas y bramando a los cuatro vientos, con los pelos ondeando, sigue viva en mi generación, y como todo símbolo alrededor de él circulan diversos ideales que se infiltran, pero basta con tener presente lo que puntualmente hizo este enorme ser humano. Por Héctor Ponce* 6 de noviembre, 2020.- La casa donde nació Túpac Amaru II, enclavada en un recodo de los Andes, flota a lo lejos en un desfiladero del río Apurímac, y por las noches los truenos caen en el poblado de Nuestra Señora de la Purificación de Surimana, en Cuzco. Los estudiosos no llegan a acuerdos acerca de si ese arriero y curaca, ese indio con poder económico y descendiente de la derrotada nobleza inca, fue o no, a fines del siglo XVIII, un precursor de la Independencia del Perú. Entre rayos y truenos, el pueblo de Surimana hierve de fe. Cerca de su plaza hundida y empedrada, y dentro de una iglesia, descansa la cripta sepulcral de los Condorcanqui. Los creyentes desfilan en procesión, invocan con celo a Santa Bárbara, mientras el cielo brama, las campanas repican y las viejas rezan letanías, y, entre nubes de incienso, tambalea el anda de la Virgen de la Candelaria. Condorcanqui significa «eres cóndor» y Túpac Amaru «serpiente resplandeciente». Con esa estirpe sobre los hombros, el niño José Gabriel había estudiado con curacas que, al cumplir diez años, lo llevaron a la ciudad del Cuzco, a un colegio ignaciano, San Francisco de Borja, de rígidas costumbres y sólida construcción. A la hora del almuerzo, en el refectorio, a los niños les leían la vida del santo del día. Túpac Amaru fue un hombre niño con una educación envidiable, aprendió latín y dominó el castellano y el quechua. El hombre héroe, en las aulas, estudió los Comentarios reales del Inca Page 1 of 4

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El levantamiento de Tinta

El proyecto de Túpac Amaru II se fue minando no sólo por el caudillismo, sino porque losindios y los criollos rumiaban futuros distintos, unos eran separatistas, los otrosbuscaban mejores convenios con España. El líder no supo a quién atender y, por susdudas hamletianas, perdió, como aseguran varios historiadores, al no asediar a losespañoles que en Cusco aguardaban debilitados. Su imagen de brazos rompiendocadenas y bramando a los cuatro vientos, con los pelos ondeando, sigue viva en migeneración, y como todo símbolo alrededor de él circulan diversos ideales que seinfiltran, pero basta con tener presente lo que puntualmente hizo este enorme serhumano.

Por Héctor Ponce*

6 de noviembre, 2020.- La casa donde nació Túpac Amaru II, enclavada en un recodo de los Andes,flota a lo lejos en un desfiladero del río Apurímac, y por las noches los truenos caen en el poblado deNuestra Señora de la Purificación de Surimana, en Cuzco. Los estudiosos no llegan a acuerdos acercade si ese arriero y curaca, ese indio con poder económico y descendiente de la derrotada noblezainca, fue o no, a fines del siglo XVIII, un precursor de la Independencia del Perú. Entre rayos ytruenos, el pueblo de Surimana hierve de fe. Cerca de su plaza hundida y empedrada, y dentro deuna iglesia, descansa la cripta sepulcral de los Condorcanqui. Los creyentes desfilan en procesión,invocan con celo a Santa Bárbara, mientras el cielo brama, las campanas repican y las viejas rezanletanías, y, entre nubes de incienso, tambalea el anda de la Virgen de la Candelaria.

Condorcanqui significa «eres cóndor» y Túpac Amaru «serpiente resplandeciente». Con esa estirpesobre los hombros, el niño José Gabriel había estudiado con curacas que, al cumplir diez años, lollevaron a la ciudad del Cuzco, a un colegio ignaciano, San Francisco de Borja, de rígidas costumbresy sólida construcción. A la hora del almuerzo, en el refectorio, a los niños les leían la vida del santodel día. Túpac Amaru fue un hombre niño con una educación envidiable, aprendió latín y dominó elcastellano y el quechua. El hombre héroe, en las aulas, estudió los Comentarios reales del Inca

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Garcilaso de la Vega y meditó sobre aquel hombre agónico y doliente, humillado y sangrante que erael crucificado señor de Tungasuca, el cristo de los arrieros. Su pueblo temía a tres demonios: elcorregidor, el sacerdote y el curaca. Prometió defenderle de ellos, ser un celoso al escarmentar a loscorregidores abusivos que cobraban doble tributo, obligando a los indígenas a trabajar en losobrajes, forzándolos además a comprar artilugios y enviándoles hasta tres veces en la vida a laexplotadora mita de Potosí.

Los indígenas eran forzados a servir en las haciendas desde las dos de la madrugada hastalas seis de la tarde y «los corregidores querían llevarse todo, hasta el pelo de los pellejos decarnero en que los nativos dormían de noche»

Había nacido el 19 de marzo de 1738 y fue bautizado con el nombre de José Gabriel CondorcanquiNoguera, aunque él firmaba como Joseph Thupa Amaro y Condorcanqui Inga. Llevó el pelo largohasta la cintura y siempre vistió elegante, al inicio casacas de terciopelo negro, hebillas de oroincluso en los zapatos, sombrero español, camisa y chaleco, pero, desde 1770, vistió uncu, ondas enaspas sobre el pecho y una cadena de oro con el sol de los Incas. Cerca de 1777 tuvo que viajar aLima, pues otro le disputaba la prosapia inca, y en Real Audiencia de Lima, un fiscal derivó el caso altodopoderoso Visitador General José Antonio de Areche.

En una carta, Túpac Amaru II le expuso los reclamos de los pobladores de Canas y Canchis frente ala mita de Potosí («los hacendados viéndonos peores que a los esclavos, nos hacen trabajar desdelas dos de la mañana hasta el anochecer sin más duelo que dos reales por día»[1] [1]), aunque nofue sólo un reclamo circunscrito a Chumbivilca, pues enfrentó y denunció a los señores europeos, alos burócratas de la Colonia que hostilizaban, asfixiaban a los indios y atacó a la mita, a loshacendados y a los dueños de obrajes. Tal como detallaba el historiador José Antonio del Busto, losindígenas eran forzados a servir en las haciendas desde las dos de la madrugada hasta las seis de latarde y «los corregidores querían llevarse todo, hasta el pelo de los pellejos de carnero en que losnativos dormían de noche»[2] [2]. El Visitador Areche leyó la carta de Túpac Amaru II, y, pese a quelos reclamos del noble indígena eran ciertos, fue distante y altivo y dilató el proceso derivándolo endédalos de formalismos.

Con desasosiego, Túpac Amaru II regresó al Cuzco y se encontró con que el nuevo Corregidor deTinta era el español Antonio de Arriaga, conocido por oprimir y abusar de los indios forzándolos acomprarle objetos inútiles (alfileres, barajas, estampas) a precios exorbitados. Arriaga encarnaba loque más detestaba Túpac Amaru II, quien, en sus edictos, en sus proclamas, buscaba eliminar lasalcabalas y las aduanas, la fiscalización agobiante y los repartimientos.

El Corregidor Arriaga, en 1780, le hizo saber a José Gabriel que debía dejar de ser cacique y que ledaba 24 horas para pagar todas sus deudas y todos sus tributos. El párroco de Yanaoca, CarlosRodríguez, un ser que cultivaba las buenas formas, oriundo de Panamá y al servicio de la Corona,tratando de calmar las aguas, invitó a almorzar a los notables del pueblo, con especial atención a elCorregidor Arriaga y al curaca Túpac Amaru II, y fue solícito, pidiéndole al descendiente inca que nodejara de ir ese sábado 4 de noviembre a degustar del banquete. Y así sucedió. Los tres demoniosde los Andes –corregidor, curaca y sacerdote- se reunieron el día asignado, aniversario del rey CarlosIII. El almuerzo transcurrió con corrección, los platillos y las bebidas fueron servidos y probados conuna fina armonía de palabras pero de ademanes restallantes. Ligera sobremesa, despidosceremoniosos, crujiente solemnidad, y unas horas después, lejos de la casa del párroco, Arriaga fueemboscado, derribado del caballo y maniatado. Estalló así la rebelión de 1780, el levantamiento deTinta, conocido también como la Revolución Emancipadora de América.

Micaela Bastidas se encargó de la logística de las huestes, conseguir fusiles y municiones y víveres yrepartirlos a los rebeldes, y el viernes 10 de noviembre de ese año, Arriaga, enmarrocado, fuetrasladado a la plaza de Tungasuca, en medio de un cinturón de indígenas que veían boquiabiertosque la máxima autoridad española del Cuzco era condenada. El corregidor fue ahorcado de unpatíbulo, cuya soga fue jalada, entre otros, por su propio esclavo negro, Antonio Oblitas[3] [3].

Ese año Túpac Amaru, ante estallidos de motines en plantaciones de caña, anunció libertad a los

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negros y puede decirse que el suyo fue un levantamiento que reunió a distintas razas, los indios, loscriollos, los mestizos y los negros, todos, tenían por enemigo común a los señores feudales. En unedicto a los moradores de Lampa, dijo el líder que los indios no debían atacar a los criollos, elenemigo era el europeo colonialista. Micaela Bastidas, en 1780, advirtió a los suyos de no espantar alos criollos, sino atraerlos a la causa, sin prejuicios, «porque no vamos a hacer daño a los paisanos,sino sólo a quitar los abusos de repartimiento». La rebelión era tupida, poseía una justa iravindicativa, pero caminaba en tinieblas; cuestionaba el poder colonial, sí, pero el futuro le era opaco,no existía una propuesta precisa que conciliara a indios, mestizos y criollos. Resulta difícil decomprender que en la lucha Túpac Amaru II no haya querido tampoco ser iconoclasta y destruirtemplos, e incluso notificó que el diezmo debía continuar; tal vez en él pesó más su educacióncatólica que el hecho de que la Iglesia irradiaba valores muy útiles a la Colonia, y, claro, aún elobispo de Cuzco, Moscoso y Peralta, no lo había excomulgado.

El proyecto de Túpac Amaru II, así, fue minándose, no sólo por el caudillismo, sino porque losindios y los criollos rumiaban futuros distintos, unos eran separatistas, los otros buscabanmejores convenios con España.

El caso es que el líder de la emancipación y sus seguidores cabalgaban por los Andes, entraban a lascomunidades indígenas y, a la par que atraía a nuevos adeptos, hablándole en quechua a las masasindígenas, saqueaban las haciendas, incendiaban los obrajes –cárceles en que eran triturados losindios- y apresaban a los latifundistas más odiados y aterraban a los corregidores que huíangateando antes de la llegada de Túpac Amaru II. A su paso fue creciendo la sublevación y el mito deque con él retornaría el gobierno de los Incas. España perdió poder entre Cusco y Puno, no pudiendorecolectar tributos ahí, y los hermanos del Alto Perú -los Kataristas- se inspiraron en el levantamientoque, en la batalla de Sangarará, el 18 de noviembre de 1780, derrotó a las fuerzas realistaslideradas por Fernando de Cabrera, corregidor de Quispicanchis, y el cacique Pedro Sawaraura.

La reacción española fue brutal. Ejecutaron a los sospechosos sin ningún proceso; la represión,además, se concentró en los familiares de José Gabriel, que fueron asesinados o deportados acárceles de Chile y España. El Visitador Arreche se la tenía jurada y la cultura de los indígenas debíaser arrasada; prohibió, así, leer los Comentarios reales, referirse a los incas y hablar en quechua.Pero el 18 de marzo de 1781, Túpac Amaru se proclamó Inca-rey, oponiéndose al monarca español,y arremetiendo contra la Colonia de España.

El Visitador Areche no podía creer el desmadre causado por un indio y que encima se haya queridocoronar monarca. El único escarmiento era ejecutar al rebelde, descuartizarlo, pero las huestesespañolas, tiritando de miedo, sabían que a orillas del lago Titicaca ese indio y sus rebeldesperforaban los ojos y bebían, en cráneos, la sangre de los enemigos. Sin embargo, los realistasvencieron en la batalla de Checacupe, el 6 de abril de 1781, por el mariscal José del Valle. Elvisitador Areche ofreció recompensar con ochenta pesos al mes de por vida a quien capturase aTúpac Amaru o a su familia, incluso perdonaría a los rebeldes que le trajesen la cabeza del líder.Después de muchos días, el judas fue Ventura Landacta y Francisco Santa Cruz, que en un pobladodel sur, en Langui, le tendieron una artimaña, fue engrilletado.

Los prisioneros fueron ejecutados de forma salvaje, se buscaba disuadir a futuros subversivos. En laplaza mayor, Túpac Amaru y sus hijos fueron vestidos con trajes de terciopelo, él, además,encadenado a una mula. El 28 de abril el visitador Benito Mata Linares lo interrogó y ordenótorturarlo con el suplicio de la garrucha (izar al condenado maniatado, dejarlo caer varias veces sintocar el suelo hasta dislocarle los brazos). Fue forzado a mirar, después, a su esposa camino a lahorca; los verdugos le cortaron la lengua, la estrangularon con una soga. A José Gabriel también lecortaron la lengua, amarraron sus extremidades a cuatro caballos que fueron arriados a las cuatroesquinas de la plaza. No pudieron descuartizarlo. Los verdugos, entonces, decapitaron ydesmembraron a la pareja, quemaron los torsos en una hoguera en el cerro Picchu. Areche envióbrazos y piernas a Tungasuca, Pampamarca y Surimana, y la cabeza fue a Tinta.

Aunque las pruebas son algo borrosas y algunos historiadores no concuerden en valiosas aristas, elhéroe de Tinta propuso una nación americana de razas variadas y sin explotación. Al proclamar la

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integración de razas y al separarse de la Europa colonialista, el movimiento tupamarista afirmó unanueva nación. ¿El de Túpac Amaru II fue un movimiento pre-político, reformador o revolucionarioante el orden e instituciones de la Colonia? ¿Tuvo un programa político robusto, un proyecto civil almenos? ¿Cuáles fueron, en todo caso, las ideas de José Gabriel Condorcanqui? Sabemos que suprograma fue: 1) luchar contra la explotación colonial: abolir la Audiencia, virrey y al monarca;borrar haciendas, obrajes, minas, repartos, alcabala; 2) Estuvo a favor de la cultura andina, derestituir el Impero incaico, fiel a la imagen del Inca Garcilaso de la Vega en Comentarios reales; 3)expulsar a españoles. No obstante, es cierto que mientras José Gabriel buscaba separarse delmonarca español, los criollos y los mestizos, fieles al rey, sólo discutían a los corregidores.

El proyecto de Túpac Amaru II, así, fue minándose, no sólo por el caudillismo, sino porque los indiosy los criollos rumiaban futuros distintos, unos eran separatistas, los otros buscaban mejoresconvenios con España. El líder no supo a quién atender y, por sus dudas hamletianas, perdió, comoaseguran varios historiadores, al no asediar a los españoles que en Cuzco aguardaban debilitados.Su imagen de brazos rompiendo cadenas y bramando a los cuatro vientos, con los pelos ondeando,sigue viva en mi generación, y como todo símbolo alrededor de él circulan diversos ideales que seinfiltran, pero basta con tener presente lo que puntualmente hizo este enorme ser humano.

Notas:

(1) Citado en Alberto Flores Galindo. «La nación como utopía: Túpac Amaru 1780». Lima:Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1974, p. 145.

(2) José Antonio del Busto. José Gabriel Túpac Amaru antes de su Rebelión. Lima: Fondo Editorial dela Pontificia Universidad Católica del Perú. 1981, p. 122.

(3) Cf. Charles Walker. The Tupac Amaru Rebellion. Massachusetts: Harvard University Press, 2014.

---* Héctor Ponce es filósofo y docente del Programa de Humanidades de la Universidad Antonio Ruizde Montoya.

----Fuente: Revista Ideele: https://www.revistaideele.com/2020/09/28/el-levantamiento-de-tinta/ [4]

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