El Mal de Pensar y Otros Ensayos

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    El mal de pensar

    y otros ensayos

    Clsicos del Pensamiento Andino

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    UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

    Autoridades Universitarias

    Rector

    Lster Rodrguez Herrera

    Vicerrector Acadmico

    Humberto Ruiz Caldern

    Vicerrector Administrativo

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    Stella Serrano

    Gregory Zambrano

    COLECCIN

    Clsicos del pensamiento andino

    Obras de Domingo Miliani

    Responsable de la edicin:

    Rafael ngel Rivas Dugarte

    Instituto de Investigaciones Literarias

    Gonzalo Picn Febres

    COLECCIN

    Clsicos del pensamiento andino

    Publicaciones

    Vicerrectorado Acadmico

    El mal de pensar y otros ensayos

    Domingo Miliani

    Primera edicin, 2006

    Universidad de Los Andes

    Vicerrectorado Acadmico

    Rafael ngel Rivas Dugarte (compilador)

    Concepto de coleccinKatali Alava

    Diseo grfico

    Miguel Bustillo

    Diseo de portada

    Yessica Soto

    Impresin

    Editorial Venezolana C.A.

    HECHO EL DEPSITO DE LEY

    Depsito legal: lf20058004449

    ISBN: 980-11-0931-9

    Universidad de Los Andes

    Av. 3 Independencia

    Edificio Central del Rectorado

    Mrida- Venezuela

    [email protected]

    http://viceacademico.ula.ve/publicacionesva

    Impreso en Venezuela

    Printed in Venezuela

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    UNIVERSIDAD DE LOS ANDESAutoridades Universitarias

    Rector

    Mario Bonucci Rossini Vicerrectora Acadmica

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    Manuel Aranguren Rincn

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    VICERRECTORADOACADMICO

    Direccin editorial

    Patricia Rosenzweig Coordinacin editorial

    Vctor Garca Coordinacin del Consejo editorial

    Roberto Donoso Consejo editorial

    Rosa Amelia Asuaje Pedro Rivas Rosalba Linares

    Carlos Baptista Tomasz Surez Litvin Ricardo Rafael Contreras Produccin editorial

    Yelliza Garca A. Produccin libro electrnico

    Miguel Rodrguez

    Primera edicin digital 2011

    Hecho el depsito de ley

    Universidad de Los AndesAv. 3 IndependenciaEdificio Central del RectoradoMrida, Venezuela

    [email protected]@gmail.comwww2.ula.ve/publicacionesacademico

    Los trabajos publicados en esta Coleccin han

    sido rigurosamente seleccionados y arbitrados porespecialistas en las diferentes disciplinas

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    El mal de pensar

    y otros ensayos

    Domingo Miliani

    Compilacin, edicin, notas e ndice

    R a f a e l n g e l R i v a s D u g a r t e

    Prlogo

    L u i s J a v i e r H e r n n d e z

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    VII

    Domingo Miliani naci en Bocon (Edo. Trujillo) en 1934. Fue unode los crticos literarios y latinoamericanista venezolano ms destaca-

    do de fines del siglo XX y comienzos del XXI. Desde muy joven incur-

    sion en la poesa, y ms tarde en la narrativa y en el ensayo, gnero

    este ltimo que manej con soltura, sencillez y profundidad. Se gradu

    en el Pedaggico Nacional de profesor de Castellano, Literatura y La-

    tn (1956). Realiz, estudios de postgrado en la Universidad Nacional

    Autnoma de Mxico y recibi el ttulo de doctor en Letras Latinoame-

    ricanas (1965). Ejerci labores docentes en la Escuela de Letras de laUniversidad de Los Andes, donde al poco tiempo fue designado su di-

    rector (1966). All fund el Centro de Estudios Literarios Gonzalo Pi-

    cn Febres, instaur los Talleres de Creacin Literaria, concibi e ini-

    ci el proyecto delDiccionario de la literatura venezolana.En Cara-

    cas fund y dirigi el CELARG (1974 y 1978). Fue director de Estudios

    e Investigaciones de la Biblioteca Nacional (1978); presidi la Funda-

    cin Museo de Ciencias (1991) y continu su labor formadora en las msimportantes universidades de Venezuela. En el 2000 fue designado

    embajador extraordinario y plenipotenciario en la Repblica de Chile,

    cargo que ejerci hasta su muerte en el 2002. Entre sus libros ms cono-

    cidos estn:Arturo Uslar Pietri, renovador del cuento venezolano

    (1969); Vida intelectual de Venezuela. Dos esquemas(1971);Prue-

    ba de fuego (1973); Trptico venezolano. Narrativa, pensamiento

    y crtica (1985);Pas de lotfagos (ensayos, 1992)yEntre la histo-

    ria y la intemperie (1997).

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    X

    P r e s e n t a c i n

    Y de esto trata esta nueva iniciativa. Rendir homenaje a nuestrosms ilustres hombres de letras y pensamiento. De all lo de clsico.

    Obras en su conjunto dignas de imitacin permanente en el tiempo,

    modelo a transmitir a las generaciones futuras porque son fuente per-

    manente de enseanza. Obras que constituyen una suerte de itinerario

    del pensamiento andino. Escritores tan conspicuos como Julio Csar

    Salas (fundador de nuevos saberes) y Gonzalo Picn Febres (inicia-

    dor de la crtica literaria moderna en Venezuela); o pensadores con

    tanta raigambre venezolana como Alberto Adriani (fundador de la

    hacienda pblica nacional), Mario Briceo Iragorry (pensador de la

    hispanidad), Mariano Picn Salas (nuestro gran ensayista), Tulio

    Febres Cordero (el rapsoda de Mrida), Domingo Miliani (crtico li-

    terario); o los tachirenses Samuel Daro Maldonado y Rafael Angarita

    Arvelo, son expresin de nuestras circunstancias y a su vez del com-

    promiso para con las generaciones futuras de nuestra aventura

    existencial.Todos fueron pensadores, educadores, crticos, ensayistas, pero,

    sobre todo, arduos defensores de nuestra civilidad, de la paz social que

    a ellos mismos les toc vivir. Acrrimos crticos del militarismo cau-

    dillista, de sus pginas brotan notas de pensamiento y de progreso que

    hemos querido poner a la disposicin de un vasto pblico para ensearle

    que slo nos superaremos en clima de democracia y de libertad. La uni-

    versidad debe ser siempre el mbito posible para la discusin del pen-samiento plural y crtico y, hasta cierto punto, para la difusin de un pen-

    samiento impertinente y travieso sobre la sociedad y el mundo.

    Hay prosas y pensamientos que irremediablemente se oxidan con

    el tiempo o, lo que es peor, con el poco uso. Hemos de prevenir que no

    ocurra as con nuestros clsicos. Acaso por salud esttica y mental, para

    que no nos deje encorvados la historia, cada generacin necesita hacer

    su propia antologa. Valgan los autores seleccionados como necesidad

    de nuestra propia escogencia.

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    XI

    P r e s e n t a c i n

    En la prisa de estos tiempos los hombres requieren saber de mu-chas cosas; pero necesitan saber, igualmente, quienes fueron, cmo

    produjeron, sobre qu indagaron nuestros ancestros intelectuales. Este

    es, pues, el mvil que anima la coleccin que hoy iniciamos y para cuya

    continuidad solicito el ms decidido apoyo del lector.

    Y esto es vlido con mayor nfasis en esta era de lo virtual, cuando

    se afianza particular y paradjicamente la idea de que el libro no mori-

    r nunca, a pesar de las amenazas que se ciernen sobre la palabra im-

    presa. Aadiramos que, por el contrario, el destino del libro es exten-

    der su mbito, aumentando de manera importante los ndices y hbi-

    tos de lectura inteligente.

    Clsicos del Pensamiento Andinoes tambin una edicin de-

    dicada a los biblifilos. Sabemos que la bibliofilia ha sido siempre el

    refugio del libro como voluntad de permanencia. Y si nuestro esfuerzo

    editorial contribuye a esta idea, cualesquiera que sean las circunstan-

    cias, nunca llegarn a poner en peligro la existencia generalizada de lapalabra sobre papel. Por el contrario, colecciones y obras como las pre-

    sentadas siempre quedarn como un testimonio salvador de un pasado

    que nos honra y nos constituye, de una cultura que no se desvanece por

    ms adversas que sean las condiciones. Editar a los grandes de nuestra

    historia intelectual, es editar para los biblifilos e investigadores, es

    convidar a las generaciones futuras al esfuerzo de comprender. As

    ensearemos a quienes vengan, a no renunciar al impulso de la creati-vidad mediante la escritura de obras bien hechas, de valor permanen-

    te. Las obras de esta coleccin sern la delicia de todos, lectores, in-

    vestigadores y coleccionistas.

    Humberto Ruiz Caldern

    Vicerrector Acadmico

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    XIII

    D O M I N G O M I L I A N I

    E N L A R E I N V E N C I N D E L A U T O P A

    Se tiende a devaluar la Utopa al usarla

    como un calificativo despectivo para juzgar nuevos proyectos,

    cuando stos se dirigen a la enorme base social

    marginada de la historia y de la riqueza.

    Domingo Miliani

    Domingo Miliani en su escritura revisita tiempos y espacios des-

    de la senda de la utopa latinoamericana, desde all anda y desanda

    caminos siguiendo las huellas de los fundadores; Rod, Ugarte, Vascon-

    celos, Briceo Iragorry, Picn Salas; son conciencias constantes que

    vuelven una y otra vez a ocupar la atencin del Maestro en esa bsque-

    da de la identidad dentro de lo discontinuo. Pero caminos al fin que se

    encuentran en los vrtices del compromiso del intelectual con la reali-dad circundante. Porque la escritura de Miliani es constante lucha con-

    tra el olvido y el desarraigo; es voz inclemente contra la falta de com-

    promiso, por parte de los medios de comunicacin, de una poltica

    para difundir el pasado nacional, que junto a un sistema educativo es-

    cindido de la realidad inmediata, son las grandes omisiones que conlle-

    van a borrar la memoria histrica.

    Para Domingo Miliani fue preocupacin constante vivir en unasociedad que ha cultivado el hbito del olvido. Se vive una cotidianidad

    desligada del ayer inmediato o levemente remoto. En una sociedad de

    seres desarraigados, la memoria colectiva sufre de amnesia, se hace

    voluble con el paso del tiempo y fcilmente sustituible frente a los afo-

    rismos de la sociedad. Al existir un vaco de conciencia histrica, no

    hay reflexin sobre nuestro pasado. El ejercicio histrico se mantiene

    alejado de lo colectivo y slo es un espacio para las minoras cultas,

    los ditirambos acadmicos que se sienten estremecidos por el desme-

    P r l o g o

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    XIV

    dro de la categora del mestizaje como ente unificador de una identi-dad que se escapa de los formatos histricos y se hace eco en las con-

    ciencias anestesiadas: resbaladizas identidades nacionales bastante

    desledas.

    Es la ejecutoria de una pedagoga del olvido que hace frtil los

    surcos del discurso poltico y su efecto alienante y manipulador. Sin

    historia ni cultura, somos seres condenados a la amnesia que absuel-

    ve e indulta. Seres del olvido emergen a manera de tabulas rasas que

    fortalecen las acciones de los polticos, que entre actos contritos y pro-

    mesas de enmienda conjuran las subversiones y usufructan el poder

    con ms ahnco y encono. Y desde ese poder poltico se estimula la en-

    seanza de la ignorancia para vender el no pensar, estimular los si-

    lencios que se transforman en muecas irascibles, gestos que justifican

    una conducta aviesa. Por ello, Miliani propone el mal de pensar como

    el gran objetivo para no deshacernos como sociedad. Evitar que el

    intelectual sea un analfabeta ilustrado que sobreviva cuidando unaparcela de su saber desde la miopa epistemolgica.

    De alguna manera, es el torcimiento de la vida del intelectual que

    debe recuperar las sendas para repensar el pas para rescatarlo del

    hundimiento colectivo1. Repensarlo, pensarlo, asumir el mal del

    pensamiento para reconstruir la memoria a travs de un intelectual

    autntico que no puede permitirse el lujo temerario del pesimismo ni

    declarar la derrota sin haber luchado2

    . Y en esa lucha, el escritor sepiensa en la utopa, por ello Miliani hace del nacionalismo romntico

    latinoamericano blasn para alentar conciencias y conminar a pensar:

    En esa metfora moral de la utopa americana, subyace todo un

    llamado a la investigacin reflexiva que nos permita mirar al fu-

    P r l o g o

    1

    Discurso de clausura al Primer Simposio de Literatura Trujillana, Trujillo, 1988.2 Ibd.

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    XV

    turo, no como adivinos, sino como cientficos capaces de gerenciar

    la utopa, una gerencia del conocimiento superior para resolver

    nuestro drama social. El nuevo espacio de la utopa como proyec-

    to y no como soberbia aislada socialmente est en la Universidad.

    En ello se juega la supervivencia de la institucin misma, apre-

    miada de cambios en el rumbo y la orientacin3.

    Frente a la desmemoria cotidiana y la industria de la ignoran-

    cia promovida por el sistema educativo, Miliani propone el mal de pen-

    sar como la construccin de una escritura que provea de la pasin por

    el entorno, y el compromiso de la palabra en la bsqueda de nuevos

    horizontes de significacin. El pensar la cotidianidad; la labor de pen-

    sar un pas como memoria asociativa y colectiva frente al histrio-

    nismo de los medios de comunicacin. Nuestra cultura e historia frente

    al efecto globalizador, para que la historia no muera de mengua y olvi-

    do en su dolorosa escisin de lo colectivo. Es cultivar la cultura. Ado-sar la palabra en los laberintos de la desmemoria para ensayar formas

    del pensamiento liberador. Construir un rostro frente a las ausencias del

    pasado, y as vencer el analfabetismo ilustrado.

    En este sentido, la escritura de Domingo Miliani se mueve entre

    la Historia y la Intemperie. Y parafrasear el ttulo del libro de Domingo

    Miliani publicado por la Universidad de Los Andes en 1977, me ayuda a

    tipificar su obra entre los intentos por dilucidar una nacin latinoa-mericana desde la historia de las ideas y la escritura que acude a la

    memoria cotidiana para definir la regin ntima que se alimenta de la

    nostalgia. Es leer el rostro de las realidades mediante la armona mu-

    sical, al creer Miliani, que; Leer es como cantar sin desafinar.

    P r l o g o

    3

    Texto ledo como Clase Magistral en la Universidad de Santiago de Chile, en lainauguracin del Doctorado en Estudios Americanos el 26 de abril de 2001.

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    XVIII

    Entonces, la historia se hace espejismo que nos deja titiritando de in-certidumbres frente a la intemperie, la historia no es historia sino un

    simple decorado de portentos. Desnudos bajo la intemperie; Miliani,

    apuesta al destino del hombre como el verdadero reto a asumir por el

    pensamiento humanstico de nuestros das.

    Esta concepcin del pensamiento humanstico nos conduce a una

    posibilidad prctica dentro del discurso literario; No podemos seguir

    siendo convidados de piedra de una historia esgrimida como arma de

    dominacin. Entonces, la disyuntiva que queda, reside en la construc-cin de otra historia que refleje la sensibilidad como principal estamento

    de estructuracin.

    Por ello, Domingo Miliani se proclam lector en voz alta, con

    una ptica de anlisis que se estableci en tres aspectos fundamenta-

    les; por una parte, a travs de asedios que apuntan a una reconstruc-

    cin biogrfica; en casos de autores sobre quienes poco se conoca en

    tal sentido. En otra direccin, acudi a la historia de las ideas, paraindagar sobre el complejo y sincrtico panorama latinoamericano que

    an se desmadeja entre el arado y la pluma buscando su autenticidad.

    La otra ptica de anlisis de Miliani, estuvo fundada en una semitica

    de la cultura, desde donde junt la confluencia sgnica de Latinoamrica

    para abordar la cultura como, memoria, sistema, comunicacin. Las

    variadas dimensiones constructivas de su sistematicidad y los diferen-

    tes sistemas de comunicacin intra e intercultural sern, pues, dos de

    los pilares a partir de los cuales, Miliani, establece una tipologa de lacultura latinoamericana.

    Para Domingo Miliani, entre la historia y la intemperie media un

    peligroso elemento: el olvido, una desnudez signada por el azar que

    desorienta. El azar acecha haciendo tambalear las certezas de la histo-

    ria, una historia que naci de las entraas mismas de la ficcin con las

    Crnicas de Indias y que hace ms inciertos los destinos. Esa historia

    tambaleante le ha dejado el camino abierto a la peste del olvido como

    lo afirma Garca Mrquez.

    P r l o g o

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    XIX

    Ante ese laberinto de la soledad latinoamericana, surge la litera-

    tura como la indumentaria utpica para cubrir nuestras intemperies. La

    literatura es el ejercicio regresivo, el encuentro con el ser en medio de

    la tierra circundante a la aldea csmica de la nostalgia, es el nico me-

    dio de aprehensin del espacio que nos queda.

    Latinoamrica y el mundo siguen su rumbo, y la historia, parece

    no cambiar; hoy da pende con ms fuerza sobre nosotros la peste del

    olvido en un continente de sustituciones y aplazamientos. La lucha con-

    tinua por no permitir que los Macondo o los Comala nos deglutan en ol-vido y soledad. En medio de los laberintos de la soledad, nos queda

    la lectura como conjuro mgico; la lectura en VOZ ALTA,una lectura

    VOCEOpregonando buenas nuevas; como profetiz Domingo Miliani al

    hallarle Magia e ilusin a la lectura y su funcionabilidad como reduc-

    to para luchar contra la soledad.

    Y es que la vida de Domingo Miliani est asociada a la lectura, all

    comenz su mundo al lado del abuelo; hoy, l ocupa el lugar del viejosoador al convertirse en un abuelo literario que conmina a leer a la

    luz de la vela de Bachelard, convocando los sueos de la memoria. Su

    obra es oasis para hallar calma y mesura en medio de las luces incan-

    descentes de una sociedad que atropella el intelecto, agrede los cuer-

    pos y mutila conciencias. En ese mar de incertidumbres, Miliani propone

    el libro como istmo para guarnecerse de la intemperie, aun cuando sea,

    en el reino de la utopa, y los lectores, Quijotes que luchan contra mo-

    linos de viento; esperanzado en la nueva simiente.

    Y hoy, gracias a la iniciativa editorial de la Universidad de Los

    Andes que con este tomo inicia la publicacin de las obras completas

    de Domingo Miliani, podemos volver a encontrarnos con el maestro de

    sonreda sapiencia; el intelectual extraordinario que hizo de su ejer-

    cicio literario un oficio cotidiano, donde la escritura transparenta el

    tono conversacional con que el Maestro animaba las tertulias que se

    diluan entre la academia y las ancdotas.

    P r l o g o

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    XX

    Es la oportunidad para que elAlma mater

    honre a quien ense- en sus aulas y dej un poco de nostalgias entre sus muros de tan

    inquieto hacer intelectual, y permita a las nuevas generaciones revisitar

    la obra de Domingo Miliani para que encuentren inagotables navos que

    ayuden a moverse entre la historia y la intemperie a travs de la Voz de

    un lector incansable, intelectual comprometido desde la integridad aca-

    dmica y la verticalidad moral; porque: Ya no lo podremos dejar con

    displicencia, una vez ms, a las generaciones venideras. No hay ms

    plazo para el advenimiento

    Es difundir un pensamiento caracterizado por la autenticidad de

    una conducta, para quien ensear fue un goce. La voz que se meta-

    morfose en ctedra, ensayo y tertulia.

    Y en esas vueltas de hoja de la vida que sorprenden gratamente,

    hoy puedo volver a manifestar mi admiracin por el Maestro que nos

    maravill en las aulas; pero adems, por el Amigo que me permiti com-

    partir en los reinos de su mayor utopa, la casa paterna de Las Gua-yabitas.

    Luis Javier Hernndez Carmona

    El Paraso, octubre, 2005

    P r l o g o

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    XXII

    De los trabajos que originalmente pensara el autor para integrarel volumenEl mal de pensar,slo nos hemos permitido suprimir, por

    considerarlo inconcluso, De la democracia de asalto a la democracia

    participativa. El lector podr observar algunas reiteraciones de con-

    ceptos, ideas o citas en algunos ensayos que fueran escritos para inter-

    venir en conferencias, congresos y actos pblicos a los que era cons-

    tantemente invitado, no solamente por la reconocida estatura intelec-

    tual del escritor sino tambin por el cargo de Embajador que con tanta

    dedicacin ejerca. Esos detalles vienen a dar muestra no slo del in-

    tenso trabajo intelectual a que estuvo sometido durante el perodo de

    su representacin diplomtica agosto de 2000 a diciembre de 2001 , sino

    tambin de la necesidad en que se vi, en algunos momentos, de escri-

    bir apremiado por constantes e ineludibles compromisos polticos o aca-

    dmicos que lo obligaron a repeticiones tal vez involuntarias, posibili-

    dad que en otras circunstancias le hubiesen causado horror. Ello no dis-

    minuye ni la lucidez de su pensamiento ni a la brillantez de sus exposi-ciones.

    Rafael ngel Rivas Dugarte

    Compilador

    Caracas, 16-XI-2005

    N o t a p r e l i m i n a r

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    1

    E L M A L D E P E N S A R*

    La sociedad que no se propone alcanzarcomo uno de sus principales fines

    la perfeccin moral e intelectual del individuo,

    que es parte integrante de ella, es una sociedad monstruosa,

    es un cuerpo formado como las masas brutas

    por agregacin de materia

    y que slo puede desempear un papel subalterno

    en el universo.

    Martn J. Sanabria1

    La memoria individual puede ser buena o mala;

    pero la memoria colectiva es mala.

    Ernesto Sbato

    1. R e q u i e m p o r l a h i s t o r i a

    Los venezolanos nacidos en 1958, hoy hombres de 40 aos, dif-

    cilmente conocen la historia venezolana desde la muerte de Gmez en

    adelante. No la vivieron; tampoco se la ensearon. Ni los dotados de una

    gran memoria, salvo los especialistas, podran referir nuestra cultura

    * Texto ledo en el II Simposio Venezuela: tradicin en la modernidad organizado porla Universidad Simn Bolvar y la Fundacin Bigott el ao 2000. Publicado con varian-

    tes en:Los rostros de la identidad.Carmen Elena Alemn y Fernando Fernndez;

    comps. Caracas. Equinoccio / Fundacin Bigott, 2001, pp. 141-157.1 Presentacin al Decreto de Instruccin Pblica, Gratuita y Obligatoria, promulgado

    por Antonio Guzmn Blanco (27 de junio de 1870). Puede leerse en:Documentos que

    hicieron historia.Comp. de Pedro Grases y Manuel Prez Vila. Caracas, Edics. de la

    Presidencia de la Repblica, 1962, vol. II, pp. 22-35. Igualmente la circular firmada

    por el Ministro de Instruccin Pblica, Martn J. Sanabria (pp. 36-39). Esta contena

    todo un programa doctrinario de orientacin liberal, sobre la democratizacin de laenseanza.

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    5

    Presidente de la Repblica, cuando la apopleja lo sorprendi acaricin-

    dose su diente roto con la punta de la lengua4.

    La narracin alegoriza el ascenso que en un siglo ha logrado la

    mesocraciaen el asalto de posiciones pblicas, sin pensar. En lo po-ltico Juan Pea ostenta semejanzas con la realidad contempornea. La

    gestualidad ayuda al silencio y la mueca intrabucal se asemeja a los

    aleteos manuales estilo limpia-parabrisas o los saltos histricos sobre

    un mismo punto, caractersticos de ciertos lderes en campaa. La

    mueca es el mensaje.

    3. T i p o l o g a d e l a c r i s i s

    La reflexin poltico-cultural en torno al siglo XX, despus de la

    doctrina oficial del Positivismo, o en coexistencia con l, primero intent

    la bsqueda de una salida revolucionaria a la dictadura gomecista. Inmo-

    l una generacin pensante aunque no pensadora. Si bien no fue ca-

    paz de engendrar un proyecto preciso de pas para ponerlo a tono con

    la modernizacin indetenible cuyo modelo era el estado norteamerica-

    no en expansin por Amrica Latina, al menos forj individualidadesque sintieron el dolor de patria, ledo en un verso de Abilio Guerra Jun-

    queiro. Integraron el grupoLa Alborada.Los ensayos juveniles de Rmu-

    lo Gallegos, Julio Planchart y Henrique Soublette, expresan ese desvelo que

    no pudo cuajar en realizaciones prcticas, salvo la efmera gestin presi-

    dencial de Gallegos, nacida de un golpe militar y una Asamblea Consti-

    tuyente que presidi la inteligencia luminosa de Andrs Eloy Blanco.

    A partir de ese grupo emergente en 1909, hay continuidad, noruptura intelectual en la reflexin acerca de la crisisdel pas. As la vie-

    ron y escribieron Miguel Otero Silva, en cuya novelaFiebre(1939), un

    estudiante del 28 invoca a Dostoiewski para que cante el dolor de mi

    pueblo. As lo magnifica y expone con patetismo Jos Rafael Pocaterra

    en susMemorias de un venezolano de la decadencia(1927 y 1937).

    4

    El diente roto,El castillo de Elsinor.

    Comp. de Rafael ngel Insausti. Caracas, Acade-mia Venezolana de la Lengua (Col. Clsicos venezolanos, 14), 1966, pp. 145-146.

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    A la muerte de Gmez, uno de los primeros oficiales egresados de

    la Academia Militar, tiene en sus manos la transicin hacia la democra-

    cia: Eleazar Lpez Contreras. Permite libertades limitadas y concluye

    exilando a los ex-dirigentes estudiantiles del gomecismo, ahora adultosprofesionales, por actividades comunistas. Existe un famosoLibro rojo

    sobre las actividades comunistas en Venezuela,donde se codean Betan-

    court con Gustavo y Eduardo Machado, Jos Antonio Mayobre con Val-

    more Rodrguez, Jvito Villalba con el Calvito Leoni, etc. En otras pa-

    labras, como lo ha estudiado Arturo Sosa5, elgaribaldismo estudiantil

    del 28 es la matriz de los partidos post-gomecistas de una pintoresca iz-

    quierda criolla, y hasta la democracia cristiana, surge de una divisin de

    la Federacin de Estudiantes en 1936, la llamada UNE, fundada por Ra-

    fael Caldera, Pedro del Corral, y otros.

    Varios pensadores contemporneos legaron una meditacin fe-

    cunda cuyo mensaje a veces ignoramos. Son reformistas econmicos del

    temple de Alberto Adriani, nacionalistas como Mario Briceo Iragorry

    y Enrique Bernardo Nez, liberales como Arturo Uslar Pietri, eclcticos

    como Augusto Mijares, Mariano Picn Salas, Felipe Massiani. En la obra

    de estos autores se vena pronosticando una crisisque ha tocado fondoen nuestros das. Comenz con el enunciado de una crisis de hombres

    proclamada por Eleazar Lpez Contreras en 1936, el mismo ao en que

    Uslar llamaba premonitoriamente asembrar el petrleosi no queramos

    ir hacia la quiebra total de la nacin y en sus editoriales del diarioAhora

    escriba sobre la Crisis de responsabilidad. Briceo Iragorry habl de

    una crisis de pueblo,es decir, un proceso integral de las crisis que gol-

    peaban los valores morales, la educacin, la conciencia de un desarraigodesnacionalizador, hasta la crisis de pecado de lesa patria. Picn Salas

    abordaba los procesos de una modernidad sin modernizacin en libros

    fundamentales como Crisis, cambio, tradicin(1955), aparte de sus rei-

    terados planteamientos que desde la muerte de Gmez claman por un

    cambio de actitud frente a la crisis total de nuestra democracia. La idea

    5

    Del garibaldismo estudiantil a la izquierda criolla. Prl. de Jess Sanoja Her-nndez. Caracas, Edics. Centauro, 1981. 517 p. En coautora con Eloi Legrand.

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    de crisisy de cambiono es, pues, una invencin de losjuanpeas de

    la pequea burguesa, que hablaban en nombre de losjuanbimbas mar-

    ginalesdel pueblo, cuyos intereses defendieron supuestamente cuando

    asumieron las responsabilidades de conduccin poltica en los partidos,desde el post-gomecismo hasta hoy. En el fondo de su boca cerrada o vo-

    ciferante, segn las circunstancias y la oportunidad, tallaron, igual que

    el smbolo de Pedro Emilio, un diente roto sin pensar. Repitieron fra-

    ses de alerta y las tradujeron a lugar comn. No fueron capaces de resol-

    ver la situacin nacional en un proyecto apto a superar una crisis de casi

    cien aos. Al final de cada torpeza les result fcil decir: estbamos equi-

    vocados, me engaaron, no supe lo que haca. No es exageracin. La

    memoria individual, si no es tan mala, debe recordar que son textuales

    en ciertos instantes del desastre, aunque parezcan las de un menor que

    se disculpa ante unpadre puebloque est en la tierra y cuyo juicio no

    perdona ni indulta.

    4.L a i g n o r a n c i a c o m o t r a d i c i n r e n t a b l e

    Quienes hablaron de la inmadurez o impreparacin del pueblo,tampoco lo educaron. Prosiguieron hablando de modo paternal en su

    nombre. La tradicin ms estimulada fue la del pueblo ignorante y

    manso. No de otra manera se explica cmo el decreto de instruccin

    pblica, gratuita y obligatoria nunca se aplic a plenitud. Al final de la

    dictadura de Gmez, el analfabetismo alcanzaba 75%. A su muerte sur-

    gieron las escuelas normales y el Instituto Pedaggico para mejorar la

    formacin y profesionalizar a los docentes. Estos educadores recibie-ron la enseanza de una brillante misin pedaggica chilena que Picn

    Salas invit a trabajar en nuestro pas. Sus integrantes fueron los crea-

    dores del Pedaggico y de la Escuela Experimental Venezuela. Los

    maestros normalistas y los profesores graduados sustituyeron parcial-

    mente a los bachilleres de palmeta. En 1940, el joven Ministro de Edu-

    cacin, Arturo Uslar Pietri, present al Congreso y logr que se apro-

    base una nueva Ley de Educacin, una de las ms progresistas de este

    siglo. La democracia posterior a Prez Jimnez cerr gradualmente las

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    escuelas normales, minimiz el Instituto Pedaggico en cuanto a cali-

    dad formativa. En una alarmante regresin, durante los ltimos aos,

    los mismos bachilleres han reasumido funciones docentes a travs de

    carnets de militantes polticos. Se ha municipalizado la irresponsabili-dad docente. Todo ha derivado en argumento para degradar la educa-

    cin pblica y plantear su privatizacin como negocio. La solucin ha

    sido pintoresca: un educador profesional, fundador de la Universidad

    Pedaggica, desde su investidura accidental de Ministro, argument que

    cualquier bachiller o profesional est calificado para ejercer la ensean-

    za. Es el retorno a los das en que el boticario enseaba francs, el den-

    tista imparta educacin artstica, el jefe civil era encargado de la For-

    macin Moral y Cvica de nios y adolescentes, o cuando la mujer delpolica, por ser analfabeta, como no poda regentar un grado de prima-

    ria, era nombrada Directora de la escuela. No es simple coincidencia esta

    minimizacin de la tarea formativa y la que Picn Salas describa poco

    antes de la promulgacin de la nueva Ley de 1940:

    Contra la unidad nacional que hubiera podido convertirse en uni-

    dad y vertebracin de la funcin educativa, conspiraban una se-

    rie de causas como el propio sistema federal con su caciquismo

    aldeano, con su rgimen de escuelas y colegios estatales y muni-

    cipales no controlados ni supervisados por el Ministerio y que eran

    una de las tantas prebendas de que disponan los jefes. En los

    Estados de la Unin estas escuelas y colegios eran las pequeas

    ddivas que se ofrecan a las seoritas decentes y vergonzantes

    y los pequeos empleos para los pequeos amigos de la causa, o

    en el mejor de los casos, para ocupar a algn bachiller calgra-fo que no alcanzaba apostura de jefe civil6.

    Toda similitud con la situacin educativa de hoy no es sino parte

    de la panacea de privatizar la enseanza, convertida en industria de

    6

    Notas sobre el problema de nuestra cultura, Comprensin de Venezuela. Obrasselectas,p 211.

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    la ignorancia. Llegamos as a la empresa de vender como mercanca

    tambin elno pensar. Ciertos monjes medioevales predicaban a sus feli-

    greses esta idea: cuanto ms ignorantes seis, ms cerca de Dios esta-

    ris. Hoy se pregona el postulado de que un pueblo ignorante se go-bierna ms fcilmente que uno culto y protestatario. Esto ltimo for-

    ma parte de un eufemismo con forma de trabalenguas: la gobernabili-

    dad. Todo cuanto sea ledo como reclamo o protesta se convierte en

    atentado contra ella, se vala acto de violencia o resentimiento contra

    un sistema, cuyo perfil tampoco hemos sido aptos a definir, dentro de

    un discurso bablico donde se confunden estado y gobierno, democra-

    cia con hegemona de partidos, cultura con espectculo pblico de re-

    cinto, reservado a los doscientos o trescientos asiduos devernisages,

    bautizos,premieres,etc. En esta babelizacin el ciudadano deviene en

    usuario o sobreviviente de la crisis, por tanto, atropellable. El hroe del

    partido, epnimo de barrio o avenida, se identifica con peculador de

    juicios prescritos o engavetados. Termina ejerciendo la ubicuidad que

    en alguna poca se defina como vocacin de servicio pblico. Hroe

    proteico al fin, es inversionista y lavador de capitales, banquero y filn-

    tropo, empresario y mercader. En grupo marchan cual felices parejas acolocar sus fondos saqueados en otro pas dentro de pactos donde los

    del otro pas, a su vez, son invitados con calidad de socios, para inver-

    tir entre nosotros, si les ofrecemos garantas absolutas, para compen-

    sar las prdidas de prestigio en su espacio de origen. La confusin bien

    administrada da altos dividendos. La tradicin del dolo junto a la cultura

    de la ignorancia son excelentes mscaras para escamotear la identidad

    perdida o escondida como la mancha de la familia, un lastre que impideel acceso a una universalidad cada da ms indefinida.

    5. L a g r a n s u b a s t a

    Cuando el siglo veinte y un segundo milenio se van entornando,

    nuevos factores intensifican los mecanismos videogrficos o cibern-

    ticos para sustituir la idea por la imagen subliminal que piensa por no-

    sotros, como en el slogan de una prestigiosa agencia publicitaria. El

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    Hay pases que hoy discuten un nuevo mecenazgo cultural. Para

    que Mecenas reencarne hay que sacarlo del analfabetismo ilustrado.

    En aras de un falso proyecto de sociedad industrializada que no hemos

    construido, cercenamos la formacin humanstica, donde se forma laconciencia tica para el ejercicio del liderazgo social. Como sustitutivo

    aflor una clase econmica inculta, dirigida por bachilleres doctorados

    en la universidad de la vida, pero tan buenos servidores y tan compra-

    bles como ciertos universitarios que vendieron la vergenza y los idea-

    les, tal baratija en un mercado informal. Los mejores servidores del sa-

    queo han sido casi siempre ex-dirigentes revolucionarios de ayer en las

    aulas levantiscas. Obvian los nombres. La comisin y el soborno han re-

    emplazado el esfuerzo. Adems, no dejan huella ni pruebas. La usura

    desplaz el riesgo de los verdaderos empresarios capaces de construir

    una estructura productiva eficiente. De toda esta gran subasta no esca-

    pan ni siquiera la mayora de los intelectuales que podran padecer el

    mal de pensar. Alguien los ha inmunizado.

    En 1955 desde Madrid, en su exilio, Mario Briceo Iragorry lea

    la prensa y comentaba con notorio desencanto:

    Sobre las pginas de un diario madrileo miro justamente hoy la

    fotografa de un desairado edificio de siete plantas, levantado sobre

    resistentes pilares, y el cual ha sido construido recientemente en la

    barriada de La Florida, de nuestra querida Caracas. Carece de pri-

    mer piso y puede decirse, segn apunta el ttulo, que ha sido mon-

    tado al aire.

    Fotografa y comentario constituyen un elocuentsimo resumen sim-blico de lo que es nuestro mundo venezolano presente y de lo que

    ha venido siendo nuestra cultura de ltima data. Como pueblo y

    como intelectuales, carecemos de primer piso. Hemos sido alegre-

    mente montados al aire.

    En un contexto semejante, la peor enfermedad, el delito ms cas-

    tigado es precisamente el mal de pensar sobre todo si ese pensamiento

    es crtico y apunta a un cambio de fondo. Corre el riesgo de que se le

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    incluya en ese nuevo testamento que van escribiendo los calificados por

    cierto mandatario como profetas del desastre.

    Hoy existe el pugilato por ocupar o mendigar una posicin. Lo

    cierto es que el conjunto ha generado un fenmeno que tal vez fue lameta de muchos: lograr el vaco crtico o silenciar e ignorar la voz con-

    testataria. Esa forma sutil de represin, a su vez, abre incisiones por

    donde va estallando la protesta. El intelectual honesto se repliega o

    escribe sobre temas que no lo comprometan. Esta conducta fue llama-

    da por Briceo Iragorry la prudencia culpable. El espacio lo va ocu-

    pando gradualmente el discurso poltico mal hablado y peor escrito.

    Muchos daran la vida por privatizar tambin la inteligencia. As podra

    estar al alcance de su poder adquisitivo.

    Despus de quinientos aos del da en que un Almirante europeo

    naveg sobre delirios geogrficos en la proximidad de nuestras costas,

    ante la majestuosa desembocadura del Orinoco, para hacernos entrar

    en la historia de Occidente por las puertas del Paraso Terrenal, segui-

    mos debatiendo y preguntndonos de dnde venimos y hacia dnde

    vamos. Andamos como nufragos en medio de un gran desconcierto y

    un gran miedo. Valdra interrogar a las figuras protagnicas que mono-polizan el liderazgo poltico para saber si sern an capaces de produ-

    cir un cuerpo de ideas coherentes que sirvan de itinerario seguro al des-

    coyuntado pas construido sobre la improvisacin y la que Briceo Ira-

    gorry llam democracia de asalto o don Julio Garmendia, ms lapida-

    rio y sutil, designaba en voz baja con el sobrenombre de mediocracia

    representativa.

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    B i b l i o g r a f a c i t a d a

    Briceo Iragorry, Mario. Obras completas.

    Caracas: Edics. del Congreso dela Repblica, 1988-1998. 23 vols.

    Coll, Pedro Emilio. El diente roto, El Castillo de Elsinor.Caracas: Tip.

    Herrera Irigoyen, 1901.

    . Pedro Emilio Coll .Comp. y estudio prelim. de Rafael ngel

    InsaustiCaracas: Academia Venezolana de la Lengua (Col. Clsicos

    venezolanos , N 14), 1966, pp . 145-46. En esta edicin pueden

    consultarse tanto El diente roto como La delpinada.

    Fuenmayor, Juan Bautista.Historia de la Venezuela Poltica contempor-

    nea (1899-1969). Caracas: Edicin del autor, 1975-88. 14 vols.

    Fundacin Polar.Diccionario de historia de Venezuela.Coordinacin de

    Manuel Prez Vila. Caracas:La Fundacin,1988. 3 vols.

    Morn, Guillermo. Historia de Venezuela.Caracas, Edic. del autor, 1971.

    5 vols.

    .Los Presidentes de Venezuela. Caracas: Edit. Papi. 1986.

    Otero Silva, Miguel.Fiebre . Caracas: Edit. Elite, 1939.

    Picn Salas, Mariano. Anttesis y tesis venezolanas,Revista Nacional de

    Cultura(Caracas), N3 (1939), pp. 11-16.

    . Comprensin de Venezuela(1949), Obras selectasCaracas:

    EDIME, 1962, p. 207.

    . Crisis, cambio, tradicin.Caracas: EDIME, 1955.

    Pocaterra, Jos Rafael.Memorias de un venezolano de la decadencia.Bo-

    got, Edics. Colombia, 1937. Caracas: Edit. Elite, 1936. 2 vols.Sbato, Ernesto. Uno y el universo.Buenos Aires: EMECE, 1939.

    .Ensayos. Buenos Aires: Losada, 1962.

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    D E L N A C I O N A L I S M O R O M N T I C O

    A L L A T I N O A M E R I C A N I S M O U N I V E R S A L*

    (Notas preliminares)

    La unin de los pueblos americanos no sera, pues,

    una operacin estratgica, sino un razonamiento.

    No se trata con esto de limitarla a esas frgiles declamaciones

    de fraternidad que son el romanticismo de la poltica.

    Pero a igual distancia de la declamacin y del atentado,

    hay un terreno prctico de accin razonada

    que tratar de delimitar.

    Manuel Ugarte,La defensa latina,1901.

    Agradezco al rector Ubaldo Ziga Quintanilla, al decano de la

    Facultad de Humanidades Ral Labb Osses y a mi entraable colega

    Nelson Osorio Tejeda, el honor y la deferencia de invitarme a leer es-

    tos prrafos para inaugurar el Doctorado en Estudios Americanos de laUniversidad de Santiago de Chile. Ellos me regresan a una inquietud

    compartida con maestros y compaeros latinoamericanos y caribeos.

    Nos desvelbamos por lograr, desde Amrica Latina, la formacin de es-

    pecialistas capaces de abordar con valenta y lucidez los grandes retos

    y peligros continentales, dentro de esta contemporaneidad cargada de

    turbulencias en aires no siempre claros.

    En 1965, con el Maestro Leopoldo Zea, en Mxico, notbamos laproliferacin de Centros y Departamentos de Estudios Latinoamerica-

    nos fundados en universidades norteamericanas, europeas, asiticas e

    incluso africanas. Hasta en Dakkar (Senegal), hasta en Auckland (Nueva

    Zelandia), habamos detectado la existencia de esos institutos cuyos

    mritos reconocamos. En Alemania surgi una especialidad acadmica

    * Texto ledo como Clase Magistral en la Universidad de Santiago de Chile, en la inau-

    guracin del Doctorado en Estudios Americanos el 26 de abril de 2001. Fechado enSantiago de Chile, abril de 2001.

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    situacin continental vuelve al dilema de la integracin y la defensa de

    la autonoma. Amrica Latina y el Caribe emergen como factores de

    equilibrio frente a un mundo sacudido por nuevos conflictos militares

    y sociales, por urgencias postergadas. Las races remontan a los tiem-pos vesperales de la emancipacin americana respecto a los imperios

    europeos. Fue un americanismo fundacional, coincidente con el auge

    de la Ilustracin y los aires anunciadores del Romanticismo. Fue un

    Americanismo utpico, sin duda, y tambin la edad prenatal del con-

    cepto de nacin derivado de la Revolucin Francesa, donde arraig el

    regionalismo poltico, ideolgico y literario. Ambas visiones del Nuevo

    Mundo nacen, pues, en coetaneidad contrapuesta. Son variaciones his-

    tricas sobre una misma inquietud. Sus contradicciones fertilizaron la

    evolucin de unas repblicas urgidas de pragmatismo, vidas de alcan-

    zar las metas de progreso material dentro de un orden pintoresco ci-

    mentado en el autoritarismo de los dspotas ilustrados que mitificaron

    y justificaron algunos intelectuales positivistas. Los aislamientos pro-

    vocaron en muchos casos inestabilidad y pobreza. Ocasionaron nuevas

    invasiones o cercenamientos de territorio. Estos factores han impulsa-

    do nuevas crisis y alienaciones econmicas. Los obnubilados las atribu-yen a minoras socialmente inadaptadas, pero no analizamos a fondo sus

    motivaciones concretas. Hoy se regresa como en el mito de Ssifo a em-

    pujar con la fuerza de la mayora depauperada el peso de viejos mode-

    los de una libertad econmica en detrimento del crecimiento y los de-

    rechos sociales. En los anlisis de costos se incluye una divisa macabra:

    las vidas humanas que morirn de hambre o de represin cuando pro-

    testen, una suerte de dlar supervivencia. Se tiende a devaluar la Uto-pa al usarla como un calificativo despectivo para juzgar nuevos proyec-

    tos, cuando stos se dirigen a la enorme base social marginada de la his-

    toria y de la riqueza. Uno de los pensadores ms ecunimes de nuestro

    siglo XX, Pedro Henrquez Urea, en un momento luminoso de su me-

    ditacin, reivindic el proyecto utpico de Amrica:

    La utopa no es vano juego de imaginaciones pueriles: es una de

    las magnas creaciones espirituales del Mediterrneo, nuestro gran

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    mar antecesor. El pueblo griego da al mundo occidental la inquie-

    tud del perfecionamiento constante. Cuando descubre que el

    hombre puede individualmente ser mejor de lo que es y social-

    mente vivir mejor de como vive, no descansa para averiguar elsecreto de toda mejora, de toda perfeccin. Juzga y compara;

    busca y experimenta sin descanso; no le arredra la necesidad de

    tocar a la religin y a la leyenda, a la fbrica social, y a los siste-

    mas polticos. Es el pueblo que inventa la discusin; que inventa

    la crtica. Mira al pasado y crea la historia; mira al futuro y crea

    las utopas1.

    En esa metfora moral de la utopa americana, subyace todo un

    llamado a la investigacin reflexiva que nos permita mirar al futuro, no

    como adivinos, sino como cientficos capaces de gerenciar la utopa, una

    gerencia del conocimiento superior para resolver nuestro drama so-

    cial. El nuevo espacio de la utopa como proyecto y no como soberbia

    aislada socialmente est en la Universidad. En ello se juega la supervi-

    vencia de la institucin misma, apremiada de cambios en el rumbo y la

    orientacin.

    1. A m e r i c a n i s m o f u n d a c i o n a l

    La primera imagen de Amrica es exgena. Tiene ms de doscien-

    tos aos. Desde esa poca genera reflexiones y controversias. La dis-

    puta del Nuevo Mundo, estudiada por Antonello Gerbi, fundament la

    visin compasiva de nuestras culturas indgenas, buenos salvajes a quie-nes an negamos o excluimos de esta civilizacin globalizada, de quie-

    nes europeos como Raynal, Marmontel, Chateaubriand se compadecie-

    ron, a quienes en la cruel interpretacin de Jorge Enrique Adoum, cuan-

    do ya no tenan ms fuerza que explotarles, se les exprimi el alma

    reencarnada en literatura indigenista.

    1

    La utopa de Amrica (La Plata, 1925). Reproducido en La utopa de Amrica.

    Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1978, pp. 6-7.

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    el 27 de diciembre de 1797. En ella queda asumido el compromiso de

    volver a la Amrica Meridional para iniciar la lucha liberadora contra la

    Corona de Espaa. Segn Manuel Glvez, ambos eran ex-jesuitas4.

    El proyecto que mantendra unidas las colonias espaolas deAmrica Meridional (desde el istmo de Darin) en un Incanato, nacido

    despus de la Independencia, se aliment de este pensamiento y de las

    concepciones universalistas de la masonera europea, con cuyas logias

    establecieron nuestros precursores una slida fraternidad. Miranda

    fund en Londres la bautizada con el nombre de Gran Reunin Ameri-

    cana. Con ella se relacion la Logia Lautaro de Cdiz, donde termi-

    n de formarse Bernardo Riquelme, (OHiggins) iniciado en Londres por

    Miranda5. Fue un americanismo ilustrado y universal anterior al surgi-

    miento de una conciencia romntica de nacin. Entre el regionalismo

    nacionalista y el americanismo universal gir buena parte de las con-

    troversias del siglo XIX.

    2. N a c i o n a l i s m o r o m n t i c o

    Si las utopas europeas exaltaron la figura del buen salvaje, stedevino en personaje de idilios sentimentales. El primero,Atalade Cha-

    teaubriand (1801), fue traducido al espaol, el mismo ao de su apari-

    cin francesa, por dos latinoamericanos residentes en Pars: Simn

    Rodrguez y Fray Servando Teresa de Mier, Chateaubriand, asombrado

    frente al mundo de Amrica del Norte se preguntaba qu habra sido

    de Europa si los descubridores hubiramos sido nosotros. El discurso

    de la barbarie tal vez habra sido el civilizado y viceversa. El acto depre-dador de las culturas americanas lo explica justamente por un choque

    de civilizaciones y no de la civilizacin contra la barbarie: El indio no

    era salvaje: la civilizacin europea no obr sobre el estado puro de la na-

    turaleza, sino sobre la incipiente civilizacin americana; si no hubiese

    4 Manuel Glvez.Don Francisco de Miranda.Buenos Aires, Emec, 1946.5 Cf. Alfonso Rumazo Gonzlez.Miranda, protolider de la independencia america-

    na.

    Los Teques, Venezuela, Biblioteca de Temas y Autores Mirandinos, 1985. V. es-pecialmente p. 192.

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    Jos Luis Romero juzg severamente los planes mirandinos:

    Algo de utpico haba en toda su concepcin, y no pareca que hu-

    biera aplicado a fondo la experiencia inglesa para coordinar los me-canismos constitucionales de ese vasto estado americano en que pen-

    saba. No eran los suyos, en rigor, planes prcticos, nacidos de la con-

    viccin o la seguridad de que le sera dado ponerlos en accin, sino

    ms bien bosquejos provisionales que, por cierto, parecan ignorar

    la realidad latinoamericana9.

    La ignorada realidad de ayer es hoy certeza de nuevas agitacio-

    nes sociales no resueltas. El distanciamiento con los paradigmas euro-

    peos es precisamente lo que otorga originalidad al proyecto mirandino,

    cuyo enjuiciamiento imparcial no se logra con lentes europocntricos.

    El de Miranda y sus amigos es americanismo fundacional y tal vez,

    como seala Romero, algo utpico. En todo caso esa utopa devino en

    historia, en fragmentacin romntica de naciones inventadas geopolti-

    camente por unos estados oligrquicos donde, muchas veces, los hroes

    emancipadores se transmutaron en caudillos dictatoriales. El nico lo-gro de esta aspiracin integradora fue la Gran Colombia de Bolvar. Ef-

    mera por las contradicciones y ambiciones de los propios hroes resul-

    t un modelo y una experiencia invocados todava. Su autor fue uno de

    los ms perseverantes constructores del ideario integrador. En su dis-

    curso, Amrica es un pequeo gnero humano o la reina de las na-

    ciones y madre de las repblicas. Bolvar es tambin el primero que

    vislumbra nuevos peligros de colonizacin para unos pueblos disgrega-

    dos. Con toda claridad adverta: Divididos seremos ms dbiles, me-

    nos respetados de los enemigos y neutrales. La unin bajo un solo go-

    bierno supremo har nuestras fuerzas y nos har formidables.

    Miranda y Bolvar aportaron a la conciencia de americanidad una

    herencia intelectual que vertira despus en el ideario de los pensado-

    res socialistas a comienzos del siglo veinte, los llamados miembros de

    la generacin del Centenario.

    9 J.L. Romero, Estudio preliminar aPensamiento poltico de la emancipacin,p. xviii.

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    El nacionalismo romntico enunci la unidad americana como

    proyecto de integracin en libertad. El objetivo era lograr, despus de

    la independencia poltica, la emancipacin mental. Los hroes del pen-

    samiento se jugaron la vida en esa tarea inconclusa, aunque emprendi-da despus de que los hroes militares cumplieron la suya. El Roman-

    ticismo regionalista creci ligado al liberalismo econmico sustentado

    por las oligarquas criollas, lectoras tempranas de Adam Smith. A par-

    tir de la nocin de patria entendida como tierra de los padres [Terra

    patrum] se disgrega la unidad geopoltica, etnocultural, en repblicas

    de precario carcter independiente. Con ellas se desploman los proyec-

    tos y realizaciones de unidad o integracin, soados o construidos como

    efmeros castillos de arena por Miranda, Bolvar, San Martn, O Higgins,reiterados como nostalgia intelectual por un extenso conjunto de pen-

    sadores. Es un americanismo que se mitologiza en el imaginario social

    del Romanticismo para oponerse a la visin localista de otros idelogos

    como Sarmiento, los oligarcas liberales y los positivistas del perodo

    post-emancipador, para culminar dentro del sigloXIXcon los krausistas,

    modernistas y arielistas. En estos ltimos cimentan el nacionalismo

    americanista y el latinoamericanismo universal. Este ltimo va configu-rndose como reflexin diferenciada del cosmopolitismo de los mo-

    dernistas (sustituir el concepto de patria por el de humanidad pro-

    clamaba Pedro Emilio Coll) y el internacionalismo de los socialistas. La

    etapa ms cercana a nosotros ser la bsqueda de una conciencia inte-

    lectual, una dialctica de la conciencia americana, para utilizar tr-

    minos de Leopoldo Zea.

    Con la frustracin de proyectos unificadores otras formas tenta-

    tivas de absorcin neocolonial empezaban a emerger con la doctrina

    Monroe (1823). Las naciones aisladas se hacan ms controlables. Los

    profetas de las nuevas dominaciones aparecan bajo forma de observa-

    dores y expertos europeos, parecidos a ciertos analistas polticos o

    asesores para asuntos latinoamericanos de nuestros das. Visitaban

    Estados Unidos y desde all, pronosticaban nuestro destino.

    Las avanzadas de una inteligencia neocolonial, sintetizadas en dos

    viajeros franceses, Alexis de Tocqueville y Michel Chevalier, trazan laslneas divisorias entre la civilizacineuropocntrica y la barbariede

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    nuestros pueblos mestizos, dicotoma respecto a la cual Sarmiento ser

    slo uno, pero no el nico, de los voceros ms empecinados. En el siglo

    XX, Mariano Picn Salas (Europa-Amrica) y Leopoldo Zea (Discur-

    so desde la marginacin y la barbarie) sern los analistas crticos msclaros en la refutacin conceptual de este paradigma negador de nues-

    tra potencialidad como pueblos.

    Tocqueville, el mejor promotor de la democracia norteamerica-

    na, vea en 1835 la situacin cultural de Amrica como una disputa entre

    dos razas: la angloamericana y la espaola10. Adverta: No se puede

    disimular que la raza inglesa haya adquirido una inmensa preponderan-

    cia sobre todas las dems razas europeas del Nuevo Mundo. () Pien-

    so que el territorio sobre el cual la raza angloamericana debe extenderse

    un da, ser igual a las tres cuartas partes de Europa11.

    Las apreciaciones y pronsticos de un socialista utpico francs,

    Michel Chevalier, discpulo de Saint-Simon, condicionaron en parte las

    polticas de repoblamiento con razas superiores europeas. Visit Es-

    tados Unidos por unos meses y Mxico por un par de semanas. Escri-

    bi unasLettres sur lAmerique du Nord,publicadas en Pars en 1836.

    Arturo Ardao cita y glosa las referidas a Amrica Latina:

    En cuanto a Amrica, la contraposicin que establece es entre anglo-

    americanos e hispano-americanos. Acompaaba a esa terminolo-

    ga en uso, un profundo pesimismo respecto al destino de los pue-

    blos americanos de origen espaol, a los que, en verdad, descalifi-

    caba. En una de sus ltimas cartas, desde Augusta, en septiembre

    de 1835, deca: El principio republicano ha producido los EstadosUnidos, pero l ha engendrado tambin esas miserables repblicas

    de la Amrica espaola. Para insistir, en la estrictamente ltima, des-

    de Nueva York, en octubre, Parece, pues, que los Anglo-americanos

    10 Alexis de Tocqueville.La democracia en Amrica.Mxico, Fondo de Cultura Eco-

    nmica (varias edics.)11 Las citas son transcripciones de Arturo Ardao, Gnesis de la idea y el nombre de

    Amrica Latina,

    Caracas, Centro de Estudios Latinoamericanos Rmulo Gallegos,1977, p. 46.

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    su alejamiento de la prosa altisonante y eurtmica de los modernistas,

    para adoptar la sobriedad expresiva que ley en Antonio Machado y

    Azorn: Nos consagramos a la extirpacin de la palabra intil y afron-

    tamos la dificultad de escribir corto, de condensar cuatro pginas en una() Del idioma entrado en carnes, hicimos un idioma todo en mscu-

    los, dispuesto a servir de briosa cabalgadura a la idea sutil y a la incisi-

    va sobriedad14. En lo histrico reconoce el retorno a los ideales

    americanistas de la generacin de 1810. En cuanto a visin del grupo

    modernista latinoamericano de Pars y de Europa, con quienes mante-

    na estrecho contacto y tambin diferencias estticas, observa que per-

    tenecamos a una nacionalidad nica, considerando a Iberoamrica, desde

    Europa, en forma panormica. Como antes haba ocurrido con los jesui-

    tas y conspiradores ilustrados del siglo XVIII, los una un propsito y una

    identidad comn. A comienzos del siglo XX, bajo nuevas situaciones po-

    lticas y culturales, renaca la comunidad de propsito americanista. Ms

    que el idioma contina influa la situacin. Y ms que la situacin, la

    libertad de dar forma en el reino del espritu a lo que corrientemente

    designbamos con el nombre de Patria Grande. Ese fue el contexto de

    donde surgi la reflexin plasmada en sus dos ensayos. Restaba empren-der la gran cruzada antimperialista desde Madrid en 1912, para divul-

    gar los contenidos de su libroEl porvenir de la Amrica espaola

    (1910).

    La defensa latina lo inclin hacia el pensamiento social. Profun-

    diz en un singular anlisis geopoltico. Resalt el aislamiento entre las

    tres subregiones que conformaban para l Amrica Latina (Extremo Sur,

    Centro y Extremo Norte). Percibi la falta de comunicaciones (ferro-carril, telgrafos, circulacin de informativa de la prensa). Su diagnsti-

    co abarca junto a la incomunicacin regional, la tendencia al exotismo:

    Hasta hace pocos aos ni aun los ms vecinos estaban en contacto

    directo. Cada pueblo se ha orientado a su modo. Hoy mismo nos unen

    14

    Los escritores iberoamericanos del 900,La nacin latinoamericana.

    Comp. prl.y notas de Manuel Galasso. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1978, p. 298.

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    polizar un servicio esencial para la vida de un Estado. Los capitales

    yanquis se veran naturalmente excluidos por completo. Finaliza enfa-

    tizando que en ningn caso podra admitirse que las vas de comuni-

    cacin sean propiedad de empresas extranjeras y especialmente nor-teamericanas. Superada esta amenaza real en su tiempo, estimaba los

    beneficios incalculables de las comunicaciones ferroviarias y telegrfi-

    cas entre los pases latinoamericanos. An no las hay. Las comunicacio-

    nes haran que los pueblos se conocieran mejor y se iran sorteando las

    prevenciones mutuas.

    En lo econmico, Ugarte perciba la apertura del comercio hacia

    los pases europeos como una manera de contrarrestar la dependencia

    unilateral respecto de los Estados Unidos. Con impresionante visin de

    futuro escriba hace cien aos:

    Francia, Inglaterra, Alemania e Italia han empleado en las repbli-

    cas del sur grandes capitales y han establecido inmensas corrientes

    de intercambio o de emigracin. En caso de que los Estados Unidos

    pretendieran hacer sentir materialmente su hegemona y comenzar

    en el sur la obra de infiltracin que han consumado en el centro, seencontraran naturalmente detenidos por las naciones europeas que

    tratarn de defender las posiciones adquiridas. Este choque de am-

    biciones es la mejor garanta para los latinos de Amrica(pp. 6-7).

    Con otro lenguaje ms tcnico, dentro del contexto de la globa-

    lizacin fagocitaria de nuestra contemporaneidad, la tesis de Ugarte os-

    tenta similitudes conceptuales con la de una economa multipolar, ca-paz de neutralizar la unipolaridad hegemnica, impuesta ms que pro-

    puesta por los Estados Unidos. El pensador argentino se anticip en los

    enunciados de una utopa que an se discute por inaplicable o silen-

    cia por anacrnica. En su tiempo las fuerzas sociales ms avanzadas del

    socialismo sustentaban posiciones de internacionalismo asptico fren-

    te a las intervenciones de Estados Unidos con su poltica del big stick.

    Los planteamientos de Ugarte no fueron refutados sino omitidos. El lu-

    chador no tuvo otro camino que la marginacin por largo tiempo.

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    De las formulaciones tericas Ugarte pas a la lucha militante en

    Europa y de ella a la prdica personal en Amrica. Recorri la mayora

    de nuestros pases y Estados Unidos, para difundir las denuncias de su

    obraEl porvenir de la Amrica Espaola. El 9 de julio de 1912 leyen la Universidad de Columbia una conferencia titulada Los pueblos

    del Sur ante el imperialismo norteamericano. Denunciaba los atrope-

    llos contra Mxico, los prstamos impuestos a Nicaragua, las inmo-

    ralidades de empresarios norteamericanos en otros pases. Se declara-

    ba adversario de una poltica y no adversario de un pueblo, para agre-

    gar con toda valenta: Si yo vengo a hablar aqu contra el mal del im-

    perialismo, no es para desafiar vanamente a la opinin; es porque aca-

    ricio el deseo de contribuir a desvanecer los antagonismos, es porque

    abrigo la esperanza de ver a toda Amrica fraternalmente unida en el

    futuro como lo estuvo en las pocas de la independencia16.

    El porvernir de la Amrica Espaolarecibi elogios en la prensa

    europea y latinoamericana, menos en Buenos Aires dondeLa vanguar-

    diarechaz los planteamientos por considerarlos una proclama alar-

    mista.

    Haba llegado a convertirse en lder indiscutible de las luchas la-tinoamericanas y su reconocimiento era internacional. Apoy los mo-

    vimientos estudiantiles de reforma universitaria. Fue el nico orador no

    estudiante que intervino en los sucesos de abril de 1918 cuando qued

    constituida la Federacin Universitaria Argentina. El cerco y la calum-

    nia, el aislamiento y el silencio lo van hiriendo. Comenzaba el calvario

    poltico que en expresin de su bigrafo Norberto Galasso, lo converti-

    ra finalmente en un argentino maldito. Regres a Europa por dieci-sis aos. Regres a Argentina (1935) por pedimento de Manuel Glvez.

    Recomenzaba el viacrucis por los choques con los socialistas. La vida

    de privaciones aumentaba. Los suicidios de tres amigos: Leopoldo Lu-

    gones, Liandro de la Torre y Alfonsina Storni lo aterran. Se radica en

    Chile. Replegado en Via del Mar, segua escribiendo. Segua escribien-

    do, incansable y polmico. Comenzaba la Segunda Guerra y l mantena

    16 Cf. M. Ugarte,La nacin latinoamericana, pp. 71-72.

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    su neutralidad: no soy germanfilo ni aliadfilo: soy iberoamericano

    Los ltimos aos se acerc al Apra, durante una breve permanencia en

    Per y, finalmente, al peronismo (1946), de cuyo rgimen fue embaja-

    dor en, Mxico, Centroamrica y Cuba hasta 1950. Se suicid en Nizaen 1951.

    4. A m e r i c a n i s m o u n i v e r s a l

    El mismo ao en que Ugarte publicaba sus dos ensayos famosos

    (1901), naca en Mrida (Venezuela) Mariano Picn Salas. Lleg a

    Valparaso en 1923. Traa su primer libro publicado:Buscando el cami-

    no(1920) y una gran pobreza. Creci en lo poltico, en lo literario y en

    lo ideolgico dentro de la generacin chilena de 1920. Era un ambiente

    impregnado con aires de reforma universitaria y de sueos revoluciona-

    rios. Las sesiones de la Federacin de Estudiantes y de los clubes polti-

    cos eran encendidas. Con otros estudiantes comparte el desvelo

    americanista. Su sensibilidad literaria se vigoriza con las inquietudes de

    la lucha poltica, las vanguardias estticas y la efervescencia social.

    Se pensaba, bellamente, en esos aos del 20 y tantos que el m-petu de reforma universitaria que haba recorrido todo el Continente,

    desde la Crdoba argentina hasta el Mxico donde era ministro Jos

    Vasconcelos, no slo nos hara ms sabios y justos, sino contribuira a

    modificar la spera realidad de tiranos y tierras intervenidas, que era

    la de toda la Amrica Latina. Nunca como en esos das tuvimos el de-

    seo de ser ms generosos. Pensbamos que otra generacin de la Inde-

    pendencia habra de encontrarse, para restablecer la unidad de nues-tro perdido destino continental. Cada estudiante que asaltaba la apa-

    sionada tribuna quera ser por un momento el nuevo Bolvar, el nuevo

    Mart. Padecamos por toda la Amrica de nuestra sangre, fuese la de

    la Revolucin Mexicana o la Nicaragua de Sandino17.

    Hilos de un mismo pensamiento americanista se entretejan para

    abarcar dos siglos de espera frente a una misma pasin liberadora. Ese

    17 En la frtil provincia sealada,Autobiografas,p. 203.

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    mesianismo social lo indujo a participar en la vida poltica. Anarquismo,

    marxismo y socialismo en ciernes cubran el espacio ideolgico de Chile

    en los aos del 20 al 30. Picn Salas lee a los socialistas europeos, espe-

    cialmente Faur y los marxistas disidentes: Rosa Luxemburgo, De Mann.Se acerca a las lneas no dogmticas del marxismo. En aquellos aos tam-

    bin los marxistas, como los socialistas, propugnaban un internacionalis-

    mo proletario de espaldas a las realidades turbulentas de Amrica Latina.

    En el Instituto Pedaggico estudi Historia y Filosofa. Colabor

    en la revista Claridad,semanario estudiantil, fundado por el poeta Al-

    berto Rojas Jimnez, junto a Ral Silva Castro y Rafael Yepes. All cola-

    boraban tambin Eugenio Gonzlez Rojas, Juan Gmez Millas, Rude-

    cindo Ortega, Roberto Meza Fuentes, Jos Domingo Rojas, Pedro Len

    Loyola, Carlos Vicua, Alex Varela18.

    La Biblioteca Nacional de Chile forj la erudicin del latinoame-

    ricanista y maestro de la prosa, al lado de un amigo entraable: Guillermo

    Feli Cruz. El trnsito por el Instituto Pedaggico, labr un educador y un

    combatiente por las causas sociales y culturales. Las lecturas de Jos In-

    genieros (Evolucin de las ideas argentinas), Samuel Ramos (Nacio-

    nalismo y cultura) y Alfonso Reyes (Mxico en una nuez), lo proveye-ron de mtodos y le insinuaron ideas para las primeras meditaciones so-

    bre Amrica Latina, expuestas en una conferencia que dict en la Uni-

    versidad de Concepcin (Hispanoamrica, posicin crtica, 1931). Los

    libros y conferencias del pintoresco le contagiaron la idea de ecumene,

    reiterada como idea y propsito a largo de su escritura ensaystica.

    Igual que Ugarte, Picn Salas reacciona contra el excesivo culto

    a la forma de los modernistas. En diciembre de 1933 escriba en Chileesta reflexin:

    es preferible para un escritor vivir su tiempo, trasudar un poco

    con la multitud, disolver en su retorta estas sales que cristaliza cada

    poca, antes que encerrarse en la campana aisladora de una forma per-

    18

    Cf. Rolando Mellafe, Antonia Rebolledo y Mario Crdenas,Historia de la Universi-dad de Chile.Santiago de Chile, Edics. de la Universidad de Chile, 1992, p. 150.

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    fecta pero vaca. () Hay por ah una tradicin literaria apretada como

    en un herbario en las Antologas, de hombres que persiguieron la for-

    ma con la obstinacin del manitico. Pero la forma no se busca: se crea.

    El error y el olvido que ya cubre a algunos escritores de Amrica, comoRod, es que ganaron en forma lo que perdieron en vida y pasin19.

    Sin duda Picn Salas haba consultado el prlogo y laAntologa

    de nuevos escritores hispanoamericanos compilada por Manuel

    Ugarte. El Prlogo fue causa de rechazo por parte de Rod. Picn Sa-

    las se identificaba ms con uno de sus grandes amigos y maestros: Al-

    fonso Reyes, quien ese ao de 1933 descansaba en Santiago de Chile.

    En una carta indita para Ricardo A. Latcham, otro de sus grandes

    amigos, quien reposaba en Pucn, escribe Picn Salas:

    Aqu entre las novedades literarias est la llegada de Alfonso Reyes

    que viene a buscar unos das de reposo cordillerano, pues se siente

    muy cansado de trpico y diplomacia. No va a desempear ninguna

    actividad pblica. Hoy lo fui a ver al Crilln y tuvimos con este hom-

    bre pequeito de cuerpo pero de espritu muy fino, una hora decharla muy cordial. Le di para que contrarrestara la impresin del

    mundo oficial un panorama de los problemas que a nosotros nos in-

    teresan; le habl de ti y de los hombres jvenes que representan

    dentro de la soterrada vida chilena un nuevo mpetu. l, por lo de-

    ms, estaba bien informado de nuestro movimiento20.

    En esa etapa creemos que fue determinante su amistad con Euge-nio Gonzlez Rojas, curtido en la accin poltica desde su adolescencia,

    como presidente de la Federacin de Estudiantes (1920). Eran das en

    que la unidad de los estudiantes con los obreros presagiaba cambios y

    19 Prlogo y digresiones sobre Amrica,Dependencia e independencia en la histo-

    ria hispanoamericana.Caracas, Centro de Estudios Latinoamericanos Rmulo

    Gallegos, 1977, p 24.20

    Fechada en Santiago el 16 de agosto de 1933, dirigida a Latcham en Pucn, donde sehallaba recuperndose por trastornos de salud.

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    sacudidas sociales. Cuando el 4 de junio de 1932 ocurre el derroca-

    miento de Juan Esteban Montero e insurge la efmera revolucin socia-

    lista de Marmaduque Grove, Eugenio Gonzlez Rojas es nombrado Mi-

    nistro de Educacin. Un ao despus, con el mismo Marmaduque, Sal-vador Allende y Oscar Schnake, Eugenio Gonzlez aparece entre los fun-

    dadores del Partido Socialista que nace el 19 de abril de 1933.

    Al ocurrir la Revolucin de Marmaduque Grove, el rector de la

    Universidad de Chile present renuncia. Lo reemplaz una junta rectoral

    de tres miembros: Pedro Godoy, profesor de la Escuela de Arquitectura;

    Pedro Len Loyola, profesor del Instituto Pedaggico y Mariano Picn

    Salas, profesor de la Escuela de Bellas Artes. Aquella experiencia dur

    apenas doce das, pero Picn Salas no la olvid nunca y, en la madurez

    caraquea, con humor afirmaba: Don Andrs Bello y yo hemos sido los

    nicos venezolanos que alcanzamos el alto honor de ser rectores de la

    Universidad de Chile. Feli Cruz opina sobre aquella experiencia rectoral

    de Picn Salas y lo ubica en los contextos ideolgicos del momento:

    Representaba las aspiraciones de la izquierda revolucionaria de

    Chile. Se hallaba cerca de las doctrinas proclamadas por el PartidoSocialista, cuyo jefe era Eugenio Matte Hurtado. Picn-Salas pruden-

    temente no haca ostentacin visible de partidismo, y creo sincera-

    mente que nunca lo hizo. Su condicin de extranjero lo alejaba de

    las tiendas de sus afecciones ideolgicas y por eso no form parte

    del Partido Socialista ni de ningn otro. Pero estaba identificado con

    l y era uno de sus mentores, junto con Eugenio Gonzlez, Oscar

    Schnake, Manuel Eduardo Hubner, Arturo Bianchi, Luis MandujanoTobar, Arturo Natho, Julio Csar Jobet y otros ms con quienes hizo

    intensa vida de camaradera intelectual21.

    En las revistas de ideas hizo armas conceptuales en aproximacin

    a los anarcosindicalistas y socialistas. Su tarea literaria e ideolgica de

    mayor impronta fue la fundacin de la revistandice, en la cual lo res-

    21

    Para un retrato psicolgico de Mariano Picn Salas.Santiago de Chile: Edit.Nascimento, 1970, pp. 32-33.

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    paldaron sus compaeros de literatura y luchas Eugenio Gonzlez Ro-

    jas, Ricardo A. Latcham, Oscar Vera, Ral Silva Castro, Hctor y Hum-

    berto Fuenzalida, Benjamn Subercaseaux, junto a otros pertenecien-

    tes a promociones anteriores: Mariano Latorre, Fernando Santivn, Do-mingo Melfi. Al comentar la revista, Guillermo Feli Cruz anota que

    ndiceera una revista de carcter literario, pero en cuyo fondo ideo-

    lgico palpitaban muy vivamente las ideas socialistas del grupo polti-

    co al que pertenecan los cofundadores22. El crtico lo considera ya, con

    Latcham, un lder intelectual, obraba por presencia, con socrtica

    vocacin, sin ningn residuo pedaggico, con seoro y elegancia de

    ademanes y actitudes23. Latcham, por su parte, estima quendice, con-

    greg un grupo extraordinario de intelectuales, de mltiple categora

    y de generaciones diversas, mancomunadas en un esfuerzo creador que

    contribuy a enriquecer y ensanchar los horizontes de la cultura nacio-

    nal y a despertar una nueva vocacin americanista frente al aislamien-

    to en que vivieron las promociones europeizantes ms antiguas24.

    En la carta a Latcham, de 1933, Picn Salas habla del grupo de

    trabajo poltico donde Fernando Santivn jugaba papel importante. Pro-

    yectaban un peridico de combate contra los facistas y los marxistas quese enfrentaban entre ellos y contra los socialistas.

    Al lado de la lucha poltica llevada con discrecin, Picn Salas se

    adentraba da a da en el conocimiento de la historia hispanoamericana como

    territorio de su futuro ensaystico. La informacin histrica sobre el mundo

    colonial chileno e hispanoamericano fue el hilo conductor hacia un ame-

    ricanismo crtico, donde la bsqueda de un humanismo nuevo le permitiera

    comprender la cultura continental con visin ecumnica, similar a la deAlfonso Reyes y Pedro Henrquez Urea, con quienes tuvo analogas en la

    reflexin desapasionada sobre los problemas de Amrica Latina y Europa.

    El sentimiento de unidad latinoamericana, casi premonitorio, le-

    do en Lastarria, Bilbao, Alberdi, Sarmiento, Hostos, Mart, Ingenieros

    22 Ibd.,p. 33.33 Ibd.,p. 65.24

    Ricardo A. Latcham, Prlogo aEnsayos escogidos. Comp. de Juan Loveluck. Santia-go de Chile, Zig-Zag, 1958, p. xi.

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    y Ugarte, trabajaba ya desde los aos treinta en el pensador que soa-

    ba un proyecto modernizador de Amrica Latina. Ese sentimiento aflora

    casi como un desgarramiento geolgico de su enorme amor por la tie-

    rra y el pueblo chilenos, que tanto le dolan. No en vano escribi al fi-nal de su ensayo Intuicin de Chile:

    Pensamos que, como en las logias y los ejrcitos de hace cien aos,

    nuestra inquieta juventud de Amrica volver a encontrarse para

    realizar un plan grandioso. Veremos entonces que lo que nos une es

    mucho mayor que lo que nos separa; que el aislamiento es lo que nos

    entrega a la voracidad extranjera, y lo que debilita en esta Amrica

    que habla espaol, el sentimiento nacional. Chile, como toda nacinindoamericana, busca esa idea nacional que no puede edificarse sino

    sobre la comn Cultura, la organizada Economa y la vasta voluntad

    de permanencia histrica.

    Al bloque cultural y poltico latinoamericano con que ya soamos,

    para salvarnos, Chile aporta su tradicin de pueblo sagaz y tranqui-

    lo que conoci el Estado mientras otros vivan la montonera, que

    tiene ya una industria que aspira a ser libre, pero que sufre como

    todos de falta de eco, de afona espiritual25.

    Esa bsqueda de resonancia ms all de las fronteras mismas re-

    corre toda la obra posterior de Picn Salas. Tanto como a Reyes y Hen-

    rquez Urea, sus pares en la nueva bsqueda de un americanismo uni-

    versal, le preocupa la expresin de nuestra cultura y su acceso al con-

    texto de las naciones del mundo. No se queda en la subordinacin euro-

    pocntrica. Si Hegel nos haba echado de la Historia, los nuevos pensa-dores buscaban una reinsercin justa, sin minusvala. En 1933, Picn

    Salas formulaba un modelo dialctico de la Historia de Amrica, donde

    puede percibirse ya la visin del problema cultural desarrollado en su

    25

    Intuicin de Chile, Viajes y estudios latinoamericanos.Caracas, Monte vila, 1987,p. 19.

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    obra posterior. Comienza por descartar el prejuicio de una Amrica del

    Norte madura y robusta y la otra Amrica salvaje o rupestre. Desecha

    la idea de los europeizantes de una Amrica joven y por tanto inmadura

    para acceder al pensamiento filosfico puro. Sera el punto medular deuna futura interrogante polmica sobre si exista una filosofa america-

    na. Retorna a la elemental dialctica de Hegel, para simplificar una pro-

    puesta rectora de su ideario de madurez: Primero debemos unir en una

    voluntad nacional los miembros de un mismo grupo (tesis); oponernos

    a las fuerzas que la obstaculicen (anttesis) y podremos convivir con

    ellas cuando cada grupo acte en pie de igualdad dentro de una comn

    y ms vasta proyeccin universal (sntesis). Latino-americanismo, Anti-

    Imperialismo, Americanismo Integral son las obligadas etapas de estaconcepcin dialctica de nuestra Historia26.

    A partir de ese planteamiento esquemtico, Picn Salas irradia-

    ra su meditacin incansable por comprender las grandes separaciones

    poltico culturales entre Amrica Latina y Europa o las dos Amricas

    desavenidas: la sajona y la latina. Buscaba superar el maniquesmo

    idealista de Ariel y Calibn, llegar a una armona basada en una revisin

    del sistema democrtico, de un trato justo entre iguales y de una con-

    ciencia humanstica o ecumnica de la cultura como convivencia uni-

    versal en la justicia y en la armona. Esas constantes de su pensamien-

    to tuvieron un punto de partida en un tiempo y un espacio: el tiempo

    de la juventud en efervescencia intelectual y poltica y el espacio de

    Chile, un pas donde fue modelando la arquitectura de una pasin: el

    americanismo universal.

    El balance chileno hizo de Picn Salas un hombre opulento. Re-

    gres con la misma pobreza material que ostent siempre. Sus cauda-les sumaron siete libros, tres de narrativa, tres de ensayos y uno de

    crnicas escrito en colaboracin con Guillermo Feli Cruz27. Afectiva y

    espiritualmente, se llev una esposa (Isabel Cento) y una hija (Delia),

    26 Prlogo y digresiones sobre Amrica,Dependencia e independencia en la histo-

    ria hispanoamericana.Caracas, CELARG, 1977, pp. 23-24.27

    Mundo imaginario,1927 [Prosa poemtica y narraciones];Intuicin de Chile y otrosensayos en busca de una conciencia histrica,1935;Hispanoamrica posicin crti-

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    E S T A D O S U N I D O S Y A M R I C A L A T I N A

    D I L O G O E I N C O M U N I C A C I N*

    El norteamericano tiene una experiencia tcnica que nos es til y

    sobreabunda en riquezas que necesitamos para acrecentar

    el bienestar comn. Pero el hecho de su poder extraordinario

    no justifica nuestro achicamiento.

    Colaboracin no es subordinacin ni olvido de la personalidad.

    Colaboracin es igualdad. Claro que es en extremo difcil

    la sociedad del gato y el ratn. El ratn corresponde

    al pitiyanqui. Puede, en cambio, haber sociedad de gatos grandes y

    de gatos pequeos. Yo slo aspiro a que en nuestra relacin

    con el gran pas del Norte hagamos el papel de gatos magros

    y no de ratones gordos. Grandes ellos, pequeos nosotros,

    podemos hablarnos y entendernos en el comn idioma felino.

    Mario Briceo Iragorry.

    Lxico para antinacionalistas,Aviso a los navegantes,1953.

    En 1953, asuma la Presidencia de los Estados Unidos el General

    Dwight Eisenhower. Getulio Vargas se suicidaba en Brasil. Jos Stalin

    mora en Mosc. Corea era repartida en Norte y Sur. Casi medio siglo

    ha transcurrido de aquellos hechos. En 1954 Guatemala fue converti-

    da por fuerza de una campaa reiterada en la prensa y en los primeros

    canales de televisin, en enemigo de la paz y de la civilizacin occiden-tal y cristiana; cometa el delito de aplicar una Ley de Reforma Agra-

    ria, mediante la cual quedaban expropiadas las tierras de la United Fruit

    Co. y eran entregadas a los campesinos que trabajaban como obreros

    de la empresa bananera. El enemigo se llamaba Jacobo Arbenz. Para

    erradicar las ideas exticas que ponen en grave peligro el mundo libre

    era convocada en la Ciudad Universitaria de Caracas la XConferencia

    * Texto ledo en el Ateneo de Santiago de Chile, el 15 de noviembre de 2001.

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    Interamericana de Cancilleres. El convocante era el Secretario de Es-

    tado John Foster Dulles. El punto nico era lograr un dilogo que per-

    mitiese intervenir en Guatemala para exterminar la amenaza continen-

    tal. Numerosos pases latinoamericanos estaban regidos por dictadurasmilitares: Duvalier en Hait, Trujillo en Repblica Dominicana, Batista

    en Cuba, Somoza en Nicaragua, Rojas Pinilla en Colombia, Odra en

    Per, Stroessner en Paraguay. En Venezuela gobernaba Marcos Prez

    Jimnez. Haba desconocido unas elecciones en 1952. Su enemigo p-

    blico era Mario Briceo Iragorry, pensador catlico nacionalista. Es el

    autor del prrafo que sirve de epgrafe a estas palabras. Haba obteni-

    do la mxima votacin como diputado a un Congreso Constituyente. Las

    elecciones fueron desconocidas. Briceo Iragorry, exiliado en Madrid,

    fue agredido por manos desconocidas cuando sala de escuchar una

    misa dominical.

    En 1953, Alejo Carpentier presida una Comisin Organizadora

    del Primer Festival Latinoamericano de Msica. Fue inaugurado con el

    Retrato de Abraham Lincoln, de Aaron Copland. La ciudad universi-

    taria inaugur el Aula Magna con un dispositivo mvil acstico disea-

    do por Cristopher Calder. Carpentier ley un texto que en su elegantebarroco sonaba a percusiones caribeas: Calder, calderero prodigioso.

    La intencin era, en medio de la guerra fra, reabrir un dilogo inteli-

    gente de Amrica Latina con Estados Unidos y, tal vez, disuadir al ve-

    hemente adversario de Guatemala para que dejase vivir un experimen-

    to de democracia social. Ella pudo haber sido entonces un modelo de

    justicia y tolerancia, de no haber sido porque el Secretario de Estado

    hall al paso un coronel ad-hoc, a quien venderle aviones sobrantes dela Segunda Guerra. El coronel se llamaba Carlos Castillo Armas. La X

    Conferencia escuch un encendido discurso del canciller Guillermo

    Toriello, quien presida la delegacin de Guatemala. Completaban el

    pequeo grupo el profesor Ral Osegueda y el novelista Miguel ngel

    Asturias. Pese a las protestas, la inasistencia de Costa Rica, los votos

    salvados de Mxico y Argentina, qued aprobada una Declaracin so-

    bre la integridad de los pases de Amrica contra el comunismo y en

    defensa del mundo libre. Unas semanas despus, aviones militares

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    despegaban de Honduras para bombardear Guatemala. rbenz es obli-

    gado a dimitir. Lo dems es conocido. En noviembre, Diego Rivera pin-

    taba un mural transportable en colaboracin con Rina Lazo. Estaba

    soportado en tela. Lo titulLa gloriosa victoriaen homenaje al pue-blo de Guatemala. El poeta venezolano Carlos Augusto Len, exilado de

    la dictadura, lea unos Versos ante el mural de la gloriosa victoria, en

    el acto de presentacin de la obra. Arte y tragedia se encontraron en-

    tonces. Fue un dilogo muy doloroso. Un ao antes, el ensayista Mariano

    Picn Salas publicaba en Cuadernos Americanosde Mxico, un ensa-

    yo que titul Amricas desavenidas.

    La situacin continental vuelve al dilema de la integracin y la

    defensa de la autonoma. Amrica Latina y el Caribe emergen como al-

    ternativa de equilibrio y llamado a la prudencia, frente a un mundo sa-

    cudido por nuevos conflictos militares y sociales, por urgencias poster-

    gadas. Las races remontan a los tiempos vesperales de la emancipacin

    americana respecto a los imperios europeos. Fue un americanismo

    fundacional, coincidente con el auge de la Ilustracin y los aires anun-

    ciadores del Romanticismo. Fue un Americanismo utpico, sin duda, y

    tambin la edad prenatal del concepto de nacin derivado de la Revo-lucin Francesa, donde arraig el regionalismo poltico, ideolgico y

    literario. Ambas visiones del Nuevo Mundo nacen, pues, en coetanei-

    dad contrapuesta. Son variaciones histricas sobre una misma inquie-

    tud. Sus contradicciones fertilizaron la evolucin de unas repblicas

    urgidas de pragmatismo, vidas de alcanzar las metas de progreso ma-

    terial dentro de un orden pintoresco cimentado en el autoritarismo de

    los dspotas ilustrados que mitificaron y justificaron algunos intelectua-les positivistas. Los aislamientos provocaron en muchos casos inesta-

    bilidad y pobreza. Ocasionaron nuevas invasiones o cercenamientos de

    territorio. Estos factores han impulsado nuevas crisis y alienaciones

    econmicas. Los obnubilados las atribuyen a minoras socialmente

    inadaptadas, pero no analizamos a fondo sus motivaciones concretas.

    Hoy se regresa como en el mito d