El mar también se muere

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EL MAR TAMBIÉN SE MUERE La humanidad está reproduciendo en los océanos el mismo modelo extractivo que ha acabado con miles de especies sobre la superficie terrestre Los próximos 100 años serán clave para el medio acuático / Foto: Diverroy Poco antes de finalizar el año, los expertos alertaban sobre la sexta extinción masiva en la historia de la Tierra: desde el siglo XVI, más de 500 especies de animales terrestres han desparecido de la superficie del planeta en lo que se ha dado en llamar la era de la defaunación. Ahora un estudio advierte de un futuro similar para la fauna marina. “Las tendencias oceánicas actuales, junto con las lecciones de la defaunación terrestre, sugieren que la defaunación marina se intensificará rápidamente a medida que aumenta la industrialización de los océanos”, explican los expertos estadounidenses que lo firman. Las cinco extinciones masivas registradas durante los 3.500-3.800 millones de años en que se calcula la antigüedad de la vida en nuestro mundo (en cada una de las cuales desapareció más de la mitad de las

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EL MAR TAMBIÉN SE MUERELa humanidad está reproduciendo en los océanos el mismo modelo extractivo que ha

acabado con miles de especies sobre la superficie terrestre

Los próximos 100 años serán clave para el medio acuático / Foto: Diverroy

Poco antes de finalizar el año, los expertos alertaban sobre la sexta extinción masiva en la

historia de la Tierra: desde el siglo XVI, más de 500 especies de animales terrestres han

desparecido de la superficie del planeta en lo que se ha dado en llamar la era de la

defaunación.

Ahora un estudio advierte de un futuro similar para la fauna marina. “Las tendencias oceánicas

actuales, junto con las lecciones de la defaunación terrestre, sugieren que

la defaunación marina se intensificará rápidamente a medida que aumenta la industrialización

de los océanos”, explican los expertos estadounidenses que lo firman. 

Las cinco extinciones masivas registradas durante los 3.500-3.800 millones de años en que se

calcula la antigüedad de la vida en nuestro mundo (en cada una de las cuales desapareció

más de la mitad de las especies) fueron provocadas por catástrofes naturales como una

gigantesca actividad volcánica global, cambios climáticos mucho más lentos que el actual o,

en el caso de la última, el impacto de un meteorito hace 65 millones de años, mientras que la

que se está produciendo es, además de la más rápida, la única causada por una de las

especies animales que pueblan el planeta: el ser humano.

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SOBREPESCA Y MINERÍA HAN DAÑADO YA A TODOS LOS PRINCIPALES

ECOSISTEMAS 

La comunidad científica ha identificado el inicio de la Revolución Industrial en la segunda

mitad del siglo XVIII en Gran Bretaña como el punto de inflexión a partir del cual empezó a

acelerarse la extinción de animales, fuera por el deseo de cazarlos o por la demanda de

madera y la expansión de las tierras de cultivo y las fábricas, que acabaron con buena parte

de sus hábitats. Unas prácticas que hoy los países ricos que las llevaron a cabo entonces

intentan evitar en los países en desarrollo que siguen sus pasos.

El artículo Marine defaunation: animal loss in the global ocean (Defaunación marina: pérdida

de animales en el océano global), publicado en la revista científica de referencia Science,

denuncia la expansión de este modelo de crecimiento dañino también para los mares. “A

pesar de nuestro retraso en el inicio, los humanos han cambiado ya prácticamente todos

los principales ecosistemas marinos”, aseguran los autores de la investigación. 

El número de embarcaciones pesqueras que faenan en los mares no deja de aumentar, y los

caladeros están cada vez más sobreexplotados. Las flotas industriales, guiadas por los

mejores navegadores por satélite, aniquilan las poblaciones de peces y destruyen los

fondos marinos con sus agresivas artes de arrastre. Y a pesar de que sólo suponen el 2% de

todos los pesqueros del mundo, tienen una capacidad de capturar pescado “abrumadora” en

relación con el resto de embarcaciones, denuncia la organización ecologista Greenpeace en

su informe Monster Boats: una lacra para los océanos. 

EL IMPACTO DE LAS PISCIFACTORÍAS

Además, grandes extensiones de los océanos se han convertido en piscifactorías, que

contaminan y alteran el medio acuático con los piensos y productos químicos que se

suministran a los peces. “Las granjas de camarones están destruyendo los manglares

con una rapidez similar a la que hizo a la agricultura terrestre consumir las praderas

nativas y los bosques”, sentencia el co-autor del artículo científico Steve Palumbi, de la

Universidad de Stanford (EE UU), quien añade otra amenaza: las concesiones mineras para

explorar y explotar los fondos marinos.

A los múltiples usos industriales del mar hay que añadir los efectos del cambio climático que,

según los expertos, tiene un mayor impacto en la fauna marina que en la terrestre.

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“Cualquier persona que ha tenido una pecera sabe que, si pone un poco más alto el

calentador del agua, provoca un aumento de la acidez de la misma y los peces empiezan a

tener problemas”, explica otro de los co-autores del estudio, el ecólogo de la Universidad de

Rutgers, Malin Pinsky.

Los investigadores consideran que bajo el mar se están produciendo tres tipos de extinción: la

local, es decir, la desaparición de una especie en una zona concreta; la comercial, que tiene

lugar cuando una especie existe pero no hay suficientes ejemplares como para que se pueda

seguir pescando de forma rentable, y la ecológica, que es la más perjudicial, puesto que la

especie sigue existiendo, peroestá tan sobreexplotada que ya no puede desempeñar su

papel ecológico tradicional, lo que altera los equilibrios del ecosistema y puede condenar a

otros animales al favorecer la proliferación de terceros.

Es lo que sucedió con las nutrias marinas cuando estuvieron a punto de extinguirse a

principios del siglo pasado: los pocos ejemplares que quedaban no eran suficientes para

mantener los bosques de algas saludables y en crecimiento al no poder ya controlar la

población de erizos de mar.

EL CAMBIO CLIMÁTICO AFECTA EN MAYOR MEDIDA A LA VIDA

ACUÁTICA QUE A LA TERRESTRE

Para los especialistas, los próximos 100 años serán clave para la vida salvaje en los océanos,

por lo que hay que actuar con rapidez. "Debido a que ha habido menos extinciones en los

océanos, todavía disponemos de los elementos necesarios para la recuperación", opina

el principal autor del trabajo, Douglas McCauley, profesor en la Universidad de Santa Barbara

en California.

“Para las especies marinas hay todavía una cierta esperanza que ya no existe para los cientos

de especies terrestres que ya han cruzado el umbral de la extinción”, ha añadido. Para evitar

que también lo atraviesen, los científicos reclaman más medidas además de la declaración de

determinadas áreas protegidas, que, por amplias que sean, estiman totalmente insuficiente.

Y como ejemplo de que el mar todavía puede salvarse destacan la restauración de la Bahía

de Monterrey, en California, después de que fuera devastada por la contaminación y la

sobrepesca hace 80 años. En 1992 se creó el Santuario Marino Nacional de la Bahía de

Monterrey, que protege 14.000 quilómetros cuadrados  de la bahía y sus áreas próximas. Ello

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contribuyó a la recuperación de las nutrias marinas, que han podido empezar a repoblar toda

la costa oeste norteamericana al prohibirse su caza y desarrollarse grandes esfuerzos de

conservación y programas de reintroducción.

"El futuro del océano está aún por determinar. Podemos meter la pata y cometer los mismos

errores en el mar que ya cometimos en tierra, o podemos trazar colectivamente un futuro

diferente y mejor para nuestros océanos", concluye el también firmante del estudio de

recopilación mundial de datos Robert Warner. Una vez más, la ciencia ha hablado. Y parece

que por esta vez también ha sido escuchada.

El pasado fin de semana los Estados dieron un gran paso adelante en la protección de los

océanos con un acuerdo histórico en la sede de la Organización de las Naciones Unidas

(ONU). Los delegados se comprometieron a elaborar un tratado internacional

vinculante para conservar la vida marina en las vastas áreas de agua que quedan fuera de

las fronteras nacionales para las que actualmente no existe ningún tipo de legislación. Estas

aguas representan casi la mitad de la superficie de la Tierra e incluyen algunos de los

ecosistemas más importantes.

El llamado Comité Preparatorio deberá comenzar a trabajar a principios del próximo año para

presentar su informe en 2017 en la Asamblea General de la ONU. El texto podría ser

finalmente aprobado en septiembre de 2018. Aunque con demasiadas incertezas todavía, la

comunidad internacional empieza a ocupar el lugar que le corresponde para salvar los

ecosistemas marinos y el planeta. 

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