El Mejor Consejo de Una Madre

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Estudio Bíblico No. 1. El mejor consejo de una madre Jn. 2:1 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Jn. 2:2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Jn. 2:3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jn. 2:4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Jn. 2:5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Introducción: María, la madre del Señor Jesús, es presentada aquí como una sabia mujer. Y decimos que es una mujer sabia por las palabras que brotan de su corazón al mirar a Jesús, no solamente como su hijo en la carne, sino al considerar la grandeza del Hijo de Dios, quien tiene a su vista. Jesús ha iniciado su ministerio terrenal. Y el primer milagro que Jesús realiza es en una boda en la aldea de Caná de Galilea. Es aquí, que en medio de una necesidad que podría traer un conflicto social al novio, que María se acerca al Señor para pedir su intervención. Jesús responde con amabilidad a su madre, aunque parecieran ásperas sus palabras en nuestro texto. No ha llegado la hora de su sacrificio todavía, no ha llegado la hora para la cual el Padre le envió a este mundo. El vino del que hace mención María, podría inducir a pensar en la hora de su muerte. Es por eso que Jesús, le dice a su madre que no venido su hora. Entonces, es cuando María menciona: “Haced todo lo que os dijere.” Este es un gran consejo, el mejor consejo que una madre puede dar a sus hijos: Haced todo lo que Jesús os dijere. I.- La madre cristiana siempre aconseja. Una madre siempre está aconsejando a sus hijos. Desde pequeños, los hijos están escuchando la voz de mamá aconsejándoles. Desde la mañana hasta la noche, la voz de

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Estudio Bíblico No. 1.

El mejor consejo de una madre

Jn. 2:1 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.

Jn. 2:2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.Jn. 2:3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.Jn. 2:4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.Jn. 2:5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.

Introducción:

María, la madre del Señor Jesús, es presentada aquí como una sabia mujer. Y decimos que es una mujer sabia por las palabras que brotan de su corazón al mirar a Jesús, no solamente como su hijo en la carne, sino al considerar la grandeza del Hijo de Dios, quien tiene a su vista.

Jesús ha iniciado su ministerio terrenal. Y el primer milagro que Jesús realiza es en una boda en la aldea de Caná de Galilea. Es aquí, que en medio de una necesidad que podría traer un conflicto social al novio, que María se acerca al Señor para pedir su intervención. Jesús responde con amabilidad a su madre, aunque parecieran ásperas sus palabras en nuestro texto. No ha llegado la hora de su sacrificio todavía, no ha llegado la hora para la cual el Padre le envió a este mundo. El vino del que hace mención María, podría inducir a pensar en la hora de su muerte. Es por eso que Jesús, le dice a su madre que no venido su hora. Entonces, es cuando María menciona: “Haced todo lo que os dijere.” Este es un gran consejo, el mejor consejo que una madre puede dar a sus hijos: Haced todo lo que Jesús os dijere.

I.- La madre cristiana siempre aconseja.

Una madre siempre está aconsejando a sus hijos. Desde pequeños, los hijos están escuchando la voz de mamá aconsejándoles. Desde la mañana hasta la noche, la voz de mamá está presente. Mamá dice: “Juanito, lávate las manos”, “María, come con el tenedor”, “Pedro, estudia tus libros”. Es incansable la voz de mamá. Ella aconseja para enseñar, para corregir los errores, para evitar los peligros. Es interminable lo que mamá está haciendo con sus hijos, día tras día. Es raro el momento o la hora en que mamá esté callada. Porque ella está observando a sus hijos y su conducta. No importa si ellos son pequeños o jóvenes, ella está al pendiente para hacerles escuchar su voz. Esa es una de la grandes razones del porqué mamá tiene tanta influencia en los hijos. La mamá que no aconseja (porque si las hay), pierde la oportunidad de dejar huella en la vida de sus hijos para bien. Pero, mamá siempre está sobre los hijos hablándoles de diferentes maneras para llevarlos por el camino correcto a fin de que eviten sufrimiento y caídas en la vida. Así que mamá siempre aconseja. Pero, una madre cristiana da el mejor consejo cuando le habla al hijo de buscar y aceptar a Jesús como el Salvador para su vida. Cuando, mamá le dice al hijo como María: “Haced todo lo que Jesús os dijere.”, le está dando lo mejor para la vida del hijo. La madre sabia reconoce los grandes peligros que enfrentará el hijo en su trayectoria por la vida y por eso le induce, ora y aconseja a buscar y dar su

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corazón a Jesús. La madre que se preocupa por la vida espiritual del hijo dejará la huella más importante en él. En el Nuevo Testamento encontramos a dos mujeres que tuvieron la oportunidad de dejar huella en un joven: Loida y Eunice, abuela y madre, respectivamente de Timoteo, 2 Tim. 1:5. Cuando, el apóstol Pablo llegó a Listra, Timoteo ya era un discípulo de Jesús y los hermanos de Listra e Iconio daban buen testimonio de este joven. Y el apóstol Pablo lo escogió como su colaborador. Timoteo llegó a ser un gran hombre de Dios porque su abuela y madre lo aconsejaron bien y lo llevaron a los pies de Cristo. Qué bendición tan grande es para los hijos tener una madre cristiana que aconseja para la vida eterna.

II.- La madre cristiana aconseja para bien.

El consejo de mamá es para que el hijo o la hija tengan un futuro mejor. Y este futuro no está relacionado con la prosperidad material, el lujo o las muchas posesiones. El futuro que quiere la madre para su hijo es que camine en el temor de Dios y viva rectamente en la sociedad. Para que les vaya bien, moral y espiritualmente, al llegar a la edad adulta. No aconseja para molestar la conciencia del hijo o para desalentarlo, aunque, muchas veces él lo piensa así. En el libro de Proverbios encontramos que la madre con el padre se unen para darle palabras aliento y sabias al hijo, a fin de que el joven camine en la senda de rectitud y santidad. Leemos por ejemplo, Prov. 1:8

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,Y no desprecies la dirección de tu madre;

6:20;

Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,Y no dejes la enseñanza de tu madre;

Como un testimonio del consejo de una madre tenemos al rey Lemuel…

Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre. Prov. 31:1,

Y el resultado de su consejo lo vemos en lo sabio que este rey.

La experiencia que tiene la madre de la vida le hace aconsejar para ayudar al hijo a ser prudente en las decisiones que tiene que tomar en el transcurso de su vida. Le aconseja animosamente para que dé testimonio de la buena enseñanza en el hogar, le aconseja para ser una persona de provecho en la sociedad, le aconseja para que sea honrado o un hombre reconocido en el lugar donde desarrolla sus actividades seculares, pero sobre todo le aconseja para obtener la aprobación de Dios. En Prov. 4: 10-12,

Oye, hijo mío, y recibe mis razones,Y se te multiplicarán años de vida.

Por el camino de la sabiduría te he encaminado,Y por veredas derechas te he hecho andar.

Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos,Y si corrieres, no tropezarás.

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Una madre no quiere que sus hijos tropiecen en la vida. Ella desea que transiten por la vida de victoria en victoria. No hay más dolor para una madre que ver a su hijo viviendo perdidamente. Que su hijo esté desperdiciando su vida en los vicios y que no aproveche las oportunidades que le está dando el Señor para llegar a ser un hombre en el temor de Dios. Existe en México un refrán que dice: El que no oye consejo no llega a viejo. Con este refrán se dice de alguien que toda la vida es una persona inmadura, cuyas actitudes infantiles se muestran en la vida adulta. Se refiere a una persona que nunca aprende. El hijo que no oye el consejo espiritual de su madre está destinado ser una persona insolente, indisciplinada e irrespetuosa que no tiene temor de Dios ni de los hombres. En cambio, el hijo sabio escucha el consejo de su madre a temprana edad y llega a ser un hombre respetable y amado en su comunidad.

III.- La madre cristiana aconseja para la eternidad.

Retomando la frase que María le dijo a la gente en la boda de Caná: “Haced todo lo que os dijere”, la madre cristiana tiene un objetivo primordial y este objetivo es llevar a sus hijos a los pies de Jesús para que ellos tengan vida eterna. Un ejemplo histórico de una madre cristiana que aconseja a sus hijos para la eternidad fue Susana Wesley, nacida en Epworth, Inglaterra y quien fue la mayor de veinticinco hermanos y madre de diecinueve hijos. Los historiadores hacen mención que hizo de su familia una iglesia doméstica y cada domingo por la noche realizaba un culto en la cocina y cuando su familia creció hacía los cultos en el granero. Juan y Carlos Wesley llegaron a ser famosos siervos de Dios por la influencia y dedicación espiritual de su madre. En una carta que Susana le escribió a su hijo mayor, Samuel, le escribió estas palabras: “Considera bien que la separación del mundo, pureza y devoción y virtud ejemplar son requeridas en aquellos que deben guiar a otros a la gloria”. La clave de su Susana Wesley para guiar a sus diecinueve hijos a la gloria eterna fue que tenía diariamente un retiro espiritual de dos horas en la quietud de su habitación. Susana sabía que solo en su encuentro personal con Dios obtendría las palabras sabias del Señor y la vida virtuosa para guiar a sus propios hijos. De la misma manera, considerando el ejemplo de virtud y humildad de María la madre del Señor, toda madre cristiana debe esforzarse por llevar a sus hijos por el camino eterno. La mayor consagración y el premio de inigualable valor para una madre es llevar a sus hijos a los pies de Cristo. Es posible, que ganar un hijo para Cristo no sea fácil y esté impregnado de sufrimiento, lágrimas y constante oración, y cientos de consejos, pero, el premio es mucho mayor que cualquier tesoro del mundo. Un hijo en el cielo es el mayor gozo de una madre cristiana.

Conclusión.Primero, la madre sabia aconseja a sus hijos porque anhela que tengan una vida de provecho y feliz, muy independiente de su prosperidad económica y por eso, los guía a los pies de Jesús.Segundo, la madre que aconseja al final verá en sus hijos la satisfacción de ser personas temerosas de Dios.Tercero, los hijos que menosprecian el consejo de su madre cristiana están destinados a cometer grandes errores, caer en los vicios. Por el contrario, el hijo que escucha el consejo de su madre le va bien en la vida y sigue la senda del Señor. Y esto constituye el mayor premio, la corona dichosa de una madre cristiana quien supo decir a sus hijos: “Haced todo lo que os dijere”.