El Movimiento de Soberanía en la Mixteca de Oaxaca (1915-1920 ...

El Movimiento de Soberanía en la Mixteca de Oaxaca (1915-1920). Una muestra de la diversidad regional Miriam Herrera Cruz

ISBN: 978-607-7698-79-1 229

El Movimiento de Soberanía en la Mixteca de Oaxaca (1915-1920). Una muestra de la diversidad regional

L.H. Miriam Herrera Cruz

Para comprender un poco mejor el proceso que atravesó el Movimiento de

Soberanía de Oaxaca en 1915 es necesario comprender, primero: Oaxaca nos

presenta una diversidad tan peculiar que es casi imposible esperar que algún

proceso se haya dado de manera homogénea, segundo: este movimiento político-

militar representa una respuesta generalizada en el sureste del país ante las

medidas reformistas de Venustiano Carranza, y tercero: éste no va a ser el primer

intento de los oaxaqueños de separarse de la federación, durante el siglo XIX lo

habían intentado al menos en tres ocasiones.

Introducción al Estado de Oaxaca

El estado de Oaxaca cuenta con un total de 570 municipios repartidos en 30

distritos, en los que conviven 16 grupos étnicos, población mestiza y un amplio

número de población afroamericana. Todo esto lo convierte en un mosaico

complejo que representa la diversidad de nuestro país; dentro de sus límites se

puede atravesar por selvas, cañadas, valles, ríos, cascadas, llanos floridos y

montañas. Y de acuerdo a los datos arrojados para el censo de población y

vivienda de 2010, en él habitan actualmente un total de 3, 801, 9621 personas.

Es tan diverso y tan complejo, que como lo decía Fray Francisco de Burgoa

en su Geográfica Descripción:

No vacó de Provincia Divina la repartición de estos reinos, y provincias de las Indias, en tanta diversidad de naciones como son los idiomas de cada una, y aun lo singular de ellas, hallaron los ministros tanta variedad de lenguas tan diferentes, y regulares, que aun en el eco de las voces no convienen, sin que hasta hoy se haya averiguado con certidumbre la causa de tanta diferencia [...]2

1 Fuente: http://www.inegi.org.mx/sistemas/mexicocifras/default.aspx?ent=20

2 Francisco de Burgoa, Geográfica descripción de la parte septentrional del polo ártico de la

América y nueva Iglesia de las Indias Occidentales y sitio astronómico de esta provincia de Antequera Valle de Oaxaca, México, Imprenta de Juan Ruiz, II Tomos, 1934, p.273.


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Una de las características del estado de Oaxaca es que se encuentra

dividido en ocho regiones, esta división es más convencional que geográfica,

atendiendo a una iniciativa promovida por el gobierno federal, durante la década

de 1950, cuyo fin buscaría el desarrollo y estabilización de Oaxaca, pero sobre

todo, la preservación de la identidad cultural de los grupos étnicos que en ella

habitan. Es importante señalar que esta división sólo tiene carácter cultural pero

no jurídico.

Ilustración 1 Regiones de Oaxaca.

Cada una de estas regiones ha tenido un desarrollo histórico diferente

basado en los recursos naturales que tienen a su disposición; así como en el

interés político y económico que generan. Es por esto, que los procesos históricos

no se han desarrollado de la misma manera en el interior del Estado. La

accidentada geografía y las distancias han conservado la esencia de cada una de

estas regiones, lo cual sólo ha enmarcado las diferencias.

Oaxaca al momento de la Revolución

El proceso histórico conocido como Revolución Mexicana y que comprende los

años de 1910 a 1920, al menos oficialmente; ha sido un tema estudiado desde


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múltiples enfoques, generando un sin número de posturas de análisis sobre el

tema, sus causas, ideología, su final, etc.

En la búsqueda por definir el origen y el fin del movimiento revolucionario se

permitió la configuración de una serie de explicaciones diversas sobre esta etapa

histórica; se dio apertura hacia estudios locales y regionales para demostrar esta

heterogeneidad y sobre todo, aparecieron nuevas interpretaciones sobre aquel

fenómeno inicialmente llamado “nacional”.

[…] cada localidad tuvo su propia y única revolución: contra la oligarquía terrateniente en algunos lugares y en ciertos tiempo, contra la ampliación del Estado posrevolucionario entre otros, etc. De hecho, la Revolución Mexicana fue una constelación de revoluciones locales.3

El estado de Oaxaca no quedó alejado de estas nuevas interpretaciones, la

apertura de fuentes documentales así como los fideicomisos creados para los

festejos del 75 aniversario de la Revolución Mexicana, abrieron las puertas para

que investigadores nacionales y extranjeros lanzaran al público las visiones

propias del fenómeno en la tierra de Juárez y de Díaz.

Comenzando con el movimiento antirreleccionista encabezado por Francisco

I Madero, nos dice Margarita Dalton en su Breve historia de Oaxaca; que a finales

de 1909 llegó el coahuilense a la capital del estado, su presencia fue vigilada por

el gobernador porfirista Emilio Pimentel manteniéndose al tanto de los

acontecimientos para evitar alguna sublevación popular; pero el movimiento

maderista tuvo poco eco en la entidad, contó con pocos participantes y pasó sin

pena ni gloria, por lo que en las elecciones de junio del siguiente año los

candidatos oficiales ganaron la contienda.

A pesar de esa inicial apatía, algunos oaxaqueños se unieron a las armas

tomando como estandarte el llamado del Plan de San Luis; los denominados

“antirreleccionistas” encabezaron movimientos hasta inicios de 1911, en los

distritos de Cuicatlán y Teotitlán del Camino (Cercanos a los límites con Puebla) y

3 Víctor González, Cambio y continuidad. La Revolución Mexicana en Aguascalientes,

Aguascalientes, CIMA, 1998, p.23.


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en la costa; movimientos que fueron rápidamente reprimidos. Estos

levantamientos no fueron uniformes ni en ideales ni en su desarrollo, pocos fueron

seguidores de un deseo de cambio en la administración gubernamental.

Como bien lo señala Paul Garner, al inicio del movimiento armado en el

estado se le pueden distinguir dos efectos, uno en el ámbito urbano que estuvo

enmarcado por una división dentro de la elite porfirista. Y el otro, de carácter rural

y que se vio manifestado en las insurrecciones campesinas por petición de las

tierras que les habían sido arrebatadas siglos antes.

De esta manera, los primeros años de la lucha revolucionaria, se ven en

Oaxaca orientados hacia la solución de problemas regionales o en contra de algún

candidato a la gubernatura estatal. No existe un movimiento homogéneo y mucho

menos uno que esté orientado a favor de algún caudillo nacional.

Esta falta de popularidad pareció extenderse hacia todos los caudillos

revolucionarios; las ideas de Zapata por ejemplo, fueron bien recibidas por los

mixtecos y mestizos de las zonas aledañas a Puebla y Guerrero, debido a que

algunas comunidades oaxaqueñas se habían distinguido por esta lucha por la

tenencia de la tierra; pero tuvieron poco eco en el resto del estado.

Antes de la Declaración de la Soberanía de junio de 1915, la historia de la Revolución en Oaxaca está dominada por dos temas. Por una parte, la erosión progresiva de la legitimidad política de las autoridades constitucionales dentro del estado y, por otra, el deterioro de la relación entre las autoridades oaxaqueñas y los diversos regímenes de la ciudad de México – maderista, huertista o carrancista. La rapidez con la que el régimen se derrumbó significaría un duro golpe para los porfiristas que dominaban la política hacia 1910.4

De esta manera, se puede afirmar que estos primeros cuatro años de la

lucha revolucionaria, se caracterizan en Oaxaca por una total indiferencia hacia lo

que pase en el resto del país, los oaxaqueños se mantienen inmersos en el ir y

venir de las facciones políticas, acoplándose al régimen que lidera el momento.

4 Paul Garner, “Oaxaca. Ascenso y caída de la soberanía estatal” en Thomas Benjamin y Mark

Wasserman, Historia regional de la Revolución mexicana. La provincia entre 1910-1929, México, CONACULTA, 1996, pp.234-235.


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La filiación política del pueblo oaxaqueño, va a estar poco definida al igual

que la de sus representantes políticos, lo cual va a provocar un ambiente de

relativa tranquilidad en el estado, los que ostentan el verdadero poder van a seguir

siendo los caciques locales encumbrados desde los tiempos de la revolución

tuxtepecana de Díaz; quienes terminarán optando por decretar la Soberanía, en

un intento por restaurar el viejo régimen y mantener sus beneficios.

Oaxaca vs El Constitucionalismo

A la caída de Huerta y con el nombramiento de Carranza como primer jefe del

ejército constitucionalista, en Oaxaca se dio el inicio de un proceso histórico que

haría recordar los intentos realizados durante el siglo XIX para reasumir su

Soberanía.

Este proceso de la Soberanía Oaxaqueña de 1915 va a ser encabezado por

algunos miembros de la elite política conocida como vallistocracia5, esta elite

política estaba integrada por miembros de familias que habían adquirido privilegios

durante el régimen porfirista, debido principalmente al apoyo que Díaz había

recibido de los caudillos y caciques oaxaqueños en la revuelta de Tuxtepec de

1876.

[…] los participantes del movimiento soberanista, tanto la base social como los partidarios de la Soberanía se hallaban entre los campesinos indígenas de la sierra Mixteca y de la sierra Juárez, y su liderazgo y movilización estuvieron sustentadas en los mecanismos del caudillismo clásico del siglo XIX, palpables en las relaciones de parentesco, padrinazgo y clientelismo.6

Su participación en el proceso político tenía como misión principal la de crear un

frente contra la política “centralista” que venía manifestando Venustiano Carranza

desde 1914, y que en mayor o menor medida se podría ver reflejada en la

administración política al interior del estado.

5 Término que hace referencia a los miembros de las familias privilegiadas de la capital del estado

y de la región conocida como Valles Centrales. 6 Garner, Paul, Op cit, p.229.


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La aparición de la idea de un movimiento separatista se había acuñado en

las mentes de los juristas estatales y había encontrado su sostén principal en el

Instituto de Ciencias y Artes del Estado; los líderes de este movimiento apelaban

pues al concepto jurídico de la soberanía establecido en la Constitución de 1857 y

que especificaba que los Estados son soberanos en lo que compete a su

administración interna.

La opinión entre la clase estudiantil se inclina al felicismo. Entre la gente de edad al porfirismo, suspirando por el restablecimiento de este régimen;la oficial, es decir,la de Meixueiro y socios,no es perfectamente definida,pues no se sabe si es deliberadamente felicista ó villista,pero de todos modos no es Carrancista ó Constitucionalista.7

Una vez decretada la Soberanía del estado oaxaqueño, el 3 de junio de

1915, las riendas del gobierno estatal estarían en manos de dos personajes que

se convertirán en los líderes del movimiento; por un lado, Guillermo Meixueiro,

quien se había convertido en un jefe político en la región serrana; tenía a su

mando a un grupo de campesinos armados que debían cierto tipo de lealtad a la

familia Meixueiro desde el año de 1876, cuando su padre apoyó la revuelta de

Porfirio Díaz, que más tarde lo llevaría al poder, y que redituaría en una lista de

innumerables beneficios para la familia Meixueiro, colocándolos en un estatus

estratégico dentro de los municipios serranos.

El otro personaje, José Inés Dávila, un abogado que había hecho sus

estudios en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado y que recientemente había

sido nombrado gobernador interino; fue uno de los promotores del recurso de la

soberanía como un modo de hacer frente a la política de Venustiano Carranza.

El personaje principal y de mayor importancia en todo este asunto (a lo menos el que parece) es el Lic. Guillermo Meixueiro que se titula Jefe de las Armas y que es el directos[r] intelectual y de hecho de toda esa política. El Lic. José Inés Dávila (Gobernador) es persona inteligente pero nada sincera y [de] hechura política de Meixueiro.8

7 CEHM-Carso, XXI, 24.2419.1, 14 de enero de 1915, 3fs.

8 CEHM-Carso, XXI, 40.4346.1-5, 21 de abril, 1915, 3fs.


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Al leer la correspondencia que le llegaba al Primer Jefe, pareciera como si en

realidad los soberanistas no tuvieran una ideología propia, como si simplemente

se manifestaran en contra del régimen carrancista por el gusto de hacerlo; aunque

es verdad que las opiniones al interior del grupo político estaban diversificadas,

también hay que señalar que había una adhesión al viejo régimen encarnado en la

figura del “sobrino del tío”: Félix Díaz.

Ilustración 2 Guillermo Meixueiro Ilustración 3 Félix Díaz Ilustración 4 José Inés Dávila

El Decreto de la Soberanía estatal en Oaxaca fue la medida que los políticos

oaxaqueños tuvieron para responder a lo que concebían como una “ruptura”

hecha por Venustiano Carranza ante la suspensión de la Constitución de 1857 en

el afán de establecer un periodo temporal de gobierno preconstitucional, durante el

cual él conservaría el control ejecutivo como Primer Jefe del Ejército

Constitucionalista.

La declaración fue una expresión del deseo no solamente de resistir a los cambios revolucionarios, sino el de volver a un anterior (e imaginario) orden social en donde el respeto a la autoridad y el sentido del deber patriótico fueran axiomáticos. Con base en este documento se emprendieron en lo sucesivo las campañas armadas para proteger la soberanía del estado [...]9

9 Paul Garner, La revolución en la provincia. Soberanía estatal y caudillismo serrano en Oaxaca,

1910-1920, México, FCE, 2003, p.124.


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El proceso armado

Cuando comenzaron los avisos a Venustiano Carranza sobre la situación de

inestabilidad política en el estado de Oaxaca, se propuso como medida preventiva

el establecimiento de un destacamento militar en el Istmo de Tehuantepec;

inicialmente la misión se había puesto en manos de Jesús Carranza pero,

después de su asesinato a inicios de 1915 y con

el aumento de las diferencias entre el gobierno

federal y el estatal, hubo un reforzamiento de las

tropas constitucionalistas en la entidad.

Después del Decreto de la Soberanía, las

tropas carrancistas avanzaron desde el Istmo de

Tehuantepec con Jesús Agustín Castro

comandante de la Brigada 21 y recientemente

nombrado “Gobernador Preconstitucional y

Comandante en Jefe del estado”.

Por su parte los soberanistas depositaron la

estrategia militar en los jefes serranos y en las

Fuerzas Defensoras del estado, que encabezaban Guillermo Meixueiro, Isaac

Ibarra y Onofre Jiménez. Quienes se aprestaron a proteger la ciudad de Oaxaca y

sus alrededores, esperado el enfrentamiento contra los constitucionalistas.

Se puede notar que están haciendo preparativos para defender la plaza de Oaxaca, pues en el cerro del Fortín han reforzado las fortificaciones, teniendo actualmente doce cañones antiguos, de los cuales solamente seis se podrán utilizar y los otros seis harán disparos á 300 metros, sin punteria. Tienen muy poca dinamita que se les proporciona el mineral de Tabiche.

Entre las fuerzas que guarnecen la capital y las que están en la Sierra, llegan á un número como de dos mil quinientos, bien armados.- Llegando el caso pueden levantarse como cinco mil hombres. El parque está siendo fabricado á gran prisa siendo el encargado de ello un alemán, Adolfo Tim, quien publicamente compra casquillos de varios calibres, los que paga á buen precio. El

Ilustración 5 Jesús Carranza.


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mismo está intentando fabricar cañones de bronce que por su imperfección se cree no darán los resultados apetecidos.10

Se contaban con un aproximado de entre cinco o seis mil serranos, de los

cuales unos dos mil que estaban a las órdenes directas de Meixueiro se

encontraban bien armados, otros mil tenían armas regulares, viejos Remingtons

reforzados, algunas Winchesters calibre 30-30 y calibre 44; y el resto de los

hombres estarían armados de manera deficiente.

Entre el resto del inventario se contaban 10 cañones antiguos de bronce, dos

cañones de tiro rápido de 75 m/m y cuatro ametralladoras; pero de manera

preocupante escaseaba el parque para los cañones de tiro rápido. Una estimación

aproximada nos dice que se contaban por todo con 500,000 cartuchos de

diferentes calibres.

[...] Dávila y Meixueiro estaban conscientes de la tenacidad de las milicias serranas, cuya lealtad era el sine qua non de la soberanía, pero también de que la fuerza militar de la sierra no sería capaz de resistir la inevitable retribución que habría de exigir Carranza por ese reto a su autoridad.11

Y esta certeza tenía buenos fundamentos; la Brigada 21 avanzó hacia la

ciudad de Oaxaca, después de haber recibido a los batallones provenientes de la

región de Tuxtepec al mando de Adolfo Palma y de la región de la costa liderados

por Juan José Baños; contando con un aproximado de entre 7,000 a 10,000

hombres.

De esta manera, bien armados, con una mejor estrategia militar y

enfocándose en la toma de la ciudad de Oaxaca como primera meta para

“aplastar” al movimiento soberanista, los carrancistas tomaron la capital del estado

en marzo de 1916, a escasos nueve meses de haberse reasumido la Soberanía.

En el bando soberanista, ante la inminente entrada de las tropas

constitucionalistas, Meixueiro trataría de convencer a Dávila de que lo mejor para

10

CEHM-Carso, XXI, 24.2419.1, 14 de enero de 1915, 3fs. 11

Paul Garner, op cit, 2003, p.122.


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sostener el movimiento era cambiar la sede del gobierno estatal hacia las

intrincadas montañas de la sierra.

Dávila, no muy convencido de la lealtad de Meixueiro y esperanzado en que

las tropas zapatistas le ayudarían como consecuencia de un pacto firmado entre él

e Higinio Aguilar, se negaría rotundamente a movilizarse hacia la sierra;

provocando una división al interior del movimiento, lo que concluiría con la

separación de las tropas soberanistas; Meixueiro y los generales serranos se

dirigirían a su región de influencia, mientras que Dávila trasladaría la sede del

gobierno estatal al municipio de Tlaxiaco dentro de la región de la mixteca.

Una noche, todos aquellos que desempeñaron un cargo en la administración de Dávila o por seguridad personal debían partir. De manera que el 3 de marzo de 1916, a medio día, se inició el éxodo del gobierno soberano. Dos trenes escoltados por soldados de Mario Ferrer y Alberto Córdova, condujeron a Dávila, a sus funcionarios, amigos y familiares a la estación de El Parián, para de ahí a lomo de bestia subir a Tlaxiaco, habilitada como nueva capital del estado.12

Aunque la justificación fuera la adecuada y el establecimiento del gobierno

estatal en la Mixteca permitía por un lado, una rápida huída a través del ferrocarril

hacia la región de Tehuacán, y por otro, un apoyo eficiente de las tropas

zapatistas; la separación de la facción soberanista significó el primer gran tropiezo

del movimiento, al alejar el aparato gubernamental de las tropas armadas, se

estaba dando por terminado el gobierno de la soberanía.

12

Francisco José Ruiz Cervantes, “El movimiento de la soberanía en Oaxaca (1915-1920)”, en Víctor Raúl Martínez Vásquez (Coord.), La Revolución en Oaxaca (1900-1930), México, UABJO, 2010, p.253.


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Ilustración 6 Tropas soberanistas en Tlaxiaco.

Los acuerdos finales

Ante la fallida campaña militar soberanista y con la separación de sus principales

líderes, hubo que replantearse las medidas que se deberían de tomar para lograr

que el movimiento sobreviviera. A pesar de que siguió habiendo contacto entre

Meixueiro y Dávila, se perdió la coordinación para detener el embate carrancista.

Desde el inicio del movimiento, los líderes de la Soberanía habían buscado la

manera de establecer pactos con los zapatistas; esto se debió al hecho de que a

pesar de tener una confianza plena sobre las capacidades de las Fuerzas

Defensoras del Estado, tanto Dávila como Meixueiro eran conscientes de que

poco podrían hacer ante la capacidad de armamento, táctica militar y

entrenamiento de las tropas carrancistas.

Esta alianza no significaba una adhesión al Plan de Ayala, ni un

convencimiento de las reformas agrarias propuestas en él, sino más bien era una

alianza de conveniencia, similar a la que establecerían tiempo después con Félix

Díaz o con el general villista José Isabel Robles; eran pactos que les permitirían

en un momento dado, lograr la supervivencia del movimiento.


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Pero en la espera de la ayuda “de fuera” del

estado, los soberanistas tuvieron que

encontrar la manera de resistir los ataques

carrancistas; los serranos por ejemplo

aprovecharon su conocimiento del terreno, así

como la dificultad de acceso al mismo, para

establecer un combate de guerra de guerrillas,

lo cual evitó que las tropas constitucionalistas

pudieran afectar la integridad de los

batallones serranos.

En lo que respecta al gobernador Dávila; la

decisión de trasladar la sede del gobierno estatal a la Mixteca provocó que la

ciudad de Tlaxiaco se convirtiera en el objetivo de la Brigada 21; los intentos de

defender no sólo la plaza sino la región fueron infructuosos, de esta manera, los

constantes ataques sobre la ciudad provocaron que la popularidad del gobernador

y del movimiento fueran decayendo entre la población mixteca.

Después de 1917 el “gobernador” Dávila encontró que le era cada vez más difícil imponer su autoridad. [...] Para principios de 1918 era gobernador tan sólo de nombre: la mayoría de los burócratas y empleados de la administración soberana que lo había seguido a Tlaxiaco en marzo de 1916 había buscado refugio en la ciudad de México.13

Pero no sólo Dávila se encontraba con una situación de impopularidad ante

las tropas y ante la población civil; Meixueiro comenzó a presentar diferencias con

los demás caudillos serranos, un enfrentamiento directo con Isaac Ibarra le

obligaría a buscar refugio fuera de su región de influencia y, en un acto

desesperado, terminaría entrevistándose con Pablo González para proponerle un

tratado de paz que le permitiera garantizar su supervivencia política.

Hacia finales de 1918, los acontecimientos en México habían consolidado al gobierno de Carranza, y uno de los pocos fuegos que

13

Paul Garner, op cit, 2003, p.226.

Ilustración 7 Plaza de la constitución, Tlaxiaco.


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le quedaban por apagar era Oaxaca. Meixueiro había entablado pláticas con el gobierno para una amnistía. El licenciado Meixueiro envió una carta al gobernador Dávila comentándole el posible armisticio, y éste respondió enfurecido con una carta que se publicó en los diarios de la capital donde se negaba a aceptar este ofrecimiento. Su terquedad y falta de visión política en aquel momento coadyuvaron el fracaso.14

Teniendo no sólo que enfrentar la complicada situación dentro de las filas

soberanistas, la promulgación de una nueva constitución en Querétaro, marcaba

el fin del periodo preconstitucional y ponía en duda la legitimidad del movimiento

armado oaxaqueño.

Finalmente, el Lic. José Inés Dávila sería sorprendido por las tropas

constitucionalistas cuando intentaba huir del estado, en el distrito de Jamiltepec

fue emboscado y decapitado, su cabeza fue el fiel testimonio de que la

“intransigencia” soberanista había terminado. Al dejar acéfalo al gobierno estatal,

Meixueiro se aprestó a buscar una salida política al movimiento de la soberanía.

Consideró, que era tiempo propicio para concluir el proceso de negociación

indicado hacia más de un año y que había que tomar posición en la confrontación

electoral que se avecinaba. Conferenció con Pablo González, estableciendo las

bases de un armisticio, en donde se garantizaba el cese de hostilidades y la

preparación de condiciones para la celebración en abril del año siguiente las

elecciones para gobernador.

En el mes de mayo de 1920, los militares obregonistas y los jefes serranos

firmaron un acta, en la que se asentaba que la División Sierra Juárez tomaría el

control de la ciudad de Oaxaca como constancia de la justeza de la causa que

sostenía, mientras que los ahora rebeldes saldrían a combatir a Carranza. Los

serranos por su parte, se comprometían a comunicarse con Obregón para ratificar

el acta.

El convenio era totalmente pragmático, fruto de las circunstancias, pues los

obregonistas estaban más interesados en la lucha contra Carranza que en

14

Margarita Dalton, Breve historia de Oaxaca, México, FCE-COLMEX, 2004, p.228.


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asuntos de soberanías y constituciones, y los serranos por su parte, aceptaron

que los tiempos de la intransigencia davilista habían pasado y la salida que se les

ofrecía era la más viable al conflicto.

Ilustración 8 Guillermo Meixueiro y Pablo González en Coatecas Altas.

Formalmente, el movimiento de Soberanía iniciado en 1915 terminó en la

entidad después de que se estableció el primer gobierno con tendencia

obregonista, encabezado por el general constitucionalista Manuel García Vigil;

decretando y reconociendo la vigencia de la Constitución Política de 1917, en

mayo de 1920. De esta manera, al ya no existir más la Constitución de 1857,

cualquier levantamiento del viejo caudillismo en la entidad queda inválido.

Algunas consideraciones finales

Pareciera como si una vez iniciado el movimiento revolucionario al interior del

estado en 1911, lo que seguiría de manera casi automática sería una

reorganización del aparato político-administrativo que destituyera a los miembros

de la antigua elite porfirista y colocara en su lugar a aquellos que apoyaban la

causa revolucionaria.

Pero al parecer sucedió el fenómeno contrario, no sería nada raro pensar

que esa política “gatopardesca”, que ha sido definida por el Doctor Carlos

Sánchez en sus estudios sobre el federalismo durante el siglo XIX en Oaxaca,

fueran la causa principal que nos ayudara a entender el proceso de camuflaje que


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realizó la elite porfirista durante los años posteriores al inicio del movimiento

revolucionario, en su búsqueda por continuar ostentando el poder del estado.

Estos grupos políticos, líderes regionales, caciques, etc., hicieron uso de su

derecho de lucha tomando como bandera al principio de Soberanía de la

Constitución Política de 1857.

Todos los actos de ese Gobierno comprueban el fundamento de verdad de las anteriores observaciones, así como que todas las protestas de adhesión y sumisión de Meixueiro, Canseco, Dávila y socios, [n]o significan, ni han significado otra cosa que la forma o el medio de conservar el PODER, a cuya finalidad han tendido también los nombramientos que de Jefes Políticos para todos los Distritos del Estado, han hecho en favor de puros y connotados felicistas.15

Militarmente hablando, el movimiento de soberanía iniciado en junio de 1915

sólo duró unos cuantos meses, hasta que en el año de 1916 las tropas

constitucionalistas tomaron la capital del estado. El resto fueron sólo

enfrentamientos llevados a cabo o en la Sierra Juárez o en la Mixteca de Oaxaca.

Pero ideológicamente hablando, el movimiento soberanista se prolongó hasta

1920 cuando fue reconocida la Constitución de 1917 y con ello se puso fin al

movimiento revolucionario dentro del estado.

15

CEHM-Carso, XXI, 22.2178.1, diciembre 9 de 1914, 3 fs.


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Fuentes

(CEHM-Carso) Centro de Estudios de Historia de México-Fundación Carso.

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