El Mundo Antes de Pangea

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GEOLOGÍACOSMOLOGÍAGEOGRAFÍA FÍSICAPLANETA TIERRA

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    El tema al que aqu consideramos excede con mucho el alcance de las referencias habituales. Cuando tenemos dificultades para ir ms all del Neoltico o para imaginar un futuro de ms de 50 o 100 aos, resulta sorprendente que nos ocupemos en descubrir cmo era este planeta hace 2.000 millones de aos, o cmo ser dentro de 200 mi-llones. Ninguna planta o animal entre los que sabemos han existido en el planeta pudo conocer aquella realidad, ni tampoco ninguna especie de las actuales sobrevivir 200 Ma para que alguno de sus individuos pueda ver ese futuro. Entonces Por qu nos preocupamos por esos detalles que desbordan tan ampliamente la escala temporal en la que suele encuadrarse la mente humana; ms an cuando lograr una res-puesta es extremadamente complicado y requiere un notable esfuer-zo? Por curiosidad, por el afn de saber. Por la misma curiosidad que nos lleva a buscar planetas habitables cuando sabemos que probable-mente nunca podremos alcanzarlos. Porque el afn de conocer situa-ciones y realidades que slo con la mente podemos alcanzar, no es un mero un placer intelectual, sino la mejor expresin de eso que algunos han dado en llamar la noosfera. El productivismo que caracteriza el momento presente est ms cerca de lo puramente material, que del espritu. El espritu, la expresin inmaterial de la mente humana, capaz de construir mundos con la imaginacin, mundos a veces fantsticos, pero tambin mundos que han sido reales, o pueden serlo, asentados en la investigacin y el conocimiento de los fundamentos de aquella realidad. Ese espritu, deca, es lo que se reclama como esencia de la humanidad. Claro que decir esto en momentos en que el capitalismo triunfante, y despiadado, se impone por todas partes e intenta gober-nar todas la mentes, puede resultar aun ms sorprendente que preo-cuparse por los supercontinentes.

    SUPERCONTINENTES. LA RECONSTRUCCIN DE GEOGRAFAS PERDIDAS

    Luis Vicente Garca Merino

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    La segunda mitad del siglo XX ha co-nocido un impresionante avance cien-tfico en el conocimiento de nuestro planeta y de alguno de los vecinos. Ha sido una autentica revolucin cientfica que ha removido y renovado todos los paradigmas de ciencias como la Geo-loga o la Geofsica. Apenas hace dos-cientos aos, muchas personas cultas estaban convencidas de que la edad del planeta no era diferente de los cua-tro o cinco mil aos que se atribuan a la Creacin. Con criterios cientficos, en 1892, Lord Kelvin calcul la edad de la Tierra en 100 Millones de aos. En 1927 Arthur Holmes la estableci entre 1.600 y 3.000 millones de aos,

    y, por fin, en 1956 Patterson, a partir de la duracin de media vida de determinados elementos como el uranio o el plomo, establece la edad de la Tierra en 4.550 Ma que, con ligeras variaciones, es la edad gene-ralmente admitida. Desde entonces, gracias a la datacin isotpica ha sido posible establecer edades, relativamente precisas, para los princi-pales sucesos y periodos de la evolucin del Planeta.

    A fines del XVI Orthelius ya haba observado el encaje de las costas de Brasil en las del Golfo de Guinea; en 1858 Snider una cartogrfica-mente las costas de ambos lados del Atlntico y sugera la posibilidad de una agrupacin de continentes que se habran separado, aunque no aportaba ningn mecanismo explicativo. Acabando el XIX, en 1889 Roberto Mantovani sugiri la deriva de los continentes movidos por el vulcanismo y la expansin termal. Taylor en 1910 insista en la idea y la relacionaba con los cinturones de montaas. Sin embargo fue Wegener en 1912 y 1920 quien propuso la teora de la deriva continental sugirien-do la existencia de una agrupacin de continentes a la que denomin Pangea, opuesta a un mar que, siguiendo el mismo criterio clsico, re-cibi el nombre de Panthalassa. Pangea se habra fragmentado a causa de desplazamientos sobre un manto fluido debidos a una combinacin de efectos de marea y deriva polar, aunque en 1929 Wegener incluy como factor principal las corrientes convectivas del manto. En los aos siguientes se aadieron ms retoques a la idea: Holmes (1926) aport

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    precisiones sobre las corrientes con-vectivas como me-canismo impulsor y Du Toit (1937) aadi detalles sobre Laurentia y Gondwana. Sin embargo, todava en los aos sesen-ta, gelogos pres-tigiosos, anclados en el fijismo que haba sido considerado la postura seria durante el siglo XIX y prime-ros aos del XX, consideraban absurda y poco convincente la idea. La exploracin de los fondos ocenicos permiti rehabilitar a Wegener y desarrollar una nueva teora, la Tectnica de placas. Aunque en buena parte de la bibliografa se atribuye a John Tuzo Wilson, en realidad es el resultado de toda una serie de aportaciones realizadas durante los aos cincuenta y primeros sesenta definidas y puestas en valor por Wi-lson (1963-1965), Blacket, Bullard y Runcorn (1965), Le Pichon (1968) y otros.

    No se trata solamente de una teora; desarrollada y ampliada a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, se ha convertido en un paradig-ma de base para la Geologa, la Geofsica, la Sismologa, la Tectnica y otras ciencias de la Tierra, puesto que con ella pueden explicarse los fenmenos fundamentales estudiados por ellas. Con este fundamen-to, con las herramientas puestas a punto por la fsica, la informtica y otras ciencias, la dedicacin de una multitud de investigadores en universidades y centros de investigacin de todo el mundo, se ha con-seguido un avance espectacular en el conocimiento de nuestro planeta, descubriendo detalles y fenmenos inimaginables apenas hace 60 o 70 aos. Ms an cuando los rasgos generales de estos conocimientos estn al alcance de todas las personas con mediana cultura y forman parte del acervo cultural de la sociedad.

    Como suele suceder siempre que las ciencias progresan, con los nuevos descubrimientos surgen nuevas inquietudes. Hemos pasado de una concepcin esttica del mundo a un mundo tan cambiante que de-

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    jara asombrado a Herclito con su panta rei. Nada es duradero en la escala del tiempo geolgico, ni siquiera la faz del planeta ha permane-cido estable. Con la continua mudanza ha ido penetrando las ciencias de la Tierra un cierto grado de catastrofismo que tuvo su puesta de largo con la demostracin del impacto finicretcico, hace 65 Millones de aos, realizada por Walter Alvrez et al. en 1980.

    Con asombrosa rapidez se ha ido desvelando la evolucin de la Tierra y llevando la investigacin hasta los tiempos ms remotos. Conocemos cada vez mejor nuestro planeta y estamos empezando a conocer con cierto detalle los planetas vecinos. Al paso de estos conocimientos han ido surgiendo observaciones que estimulan la bsqueda de respuestas. As, sabemos que nuestro planeta resulta excepcional con respecto a sus vecinos y no solamente por la presencia de la vida o la singularidad de su atmsfera. Por ejemplo, en el estado actual de los conocimien-tos, se sabe que la corteza terrestre es excepcional por la presencia de granitos, ausentes en otros planetas del Sistema Solar (Hawkeswor-th,C.J & Kemp,A.I:S. 2006). Tales rocas son un producto de la Tectni-ca de placas pues resultan de la fusin de materiales solidificados, con mezcla de agua y sedimentos, que han sido intruidos como plutones en la corteza suprayacente. Es la Tectnica de placas un fenmeno exclu-sivo de nuestro planeta? Al parecer se debe a que la Tierra mantiene un interior caliente, mientras el resto de los planetas se enfriaron mu-cho antes. En el caso de la Luna o Mercurio no se discute, en Marte se argumenta con el tamao y tambin con la posibilidad de una corteza demasiado gruesa para ser afectada por fenmenos asociados al calor interno, aunque esto plantea a su vez muchas preguntas. El grosor de la corteza se aplica tambin a Venus donde no cabe recurrir al tamao, prcticamente igual que el de la Tierra. La singularidad ms evidente desde un punto de vista astronmico es la presencia de un satlite de tal tamao que podra decirse que Tierra y Luna son un planeta doble. Es la presencia de la Luna y las mareas lunares lo que ha ayudado a la Tierra a no perder su calor y a tener una tectnica singular? Aunque, en buena lgica, el fenmeno deba haberse sentido aun ms intensa-mente en la Luna. Recordemos que Wegener y algunos otros autores (Bostron, 1971) o (Moore, 1973) recurrieron a la atraccin lunar como mecanismo explicativo de la tectnica de placas: la Luna tirara de las placas hacia el Oeste, lo que explicara el desplazamiento de las placas americanas, pero malamente el de Europa y frica. No obstan-te, esa idea ha resurgido en los ltimos aos, (Scopolla et al., 2006).

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    La teora de la Tectnica de Placas demostr enseguida su ajuste a la realidad no solamente por la demostracin emprica de sus postu-lados (con excepcin del mecanismo que impulsa el movimiento de las placas, segn se acaba de apuntar, aunque hay algunas soluciones aceptadas por la mayora: las plumas del manto y el arrastre por efec-to combinado de gravedad y densidad en las zonas de subduccin, en combinacin con las dorsales ocenicas), sino sobre todo por su capa-cidad para explicar la mayora de los fenmenos tectnicos y estructu-rales de la corteza, adems de permitir reconstruir la evolucin de la placas en el pasado con ayuda de algunas tcnicas complementarias.

    Con la teora surgieron muy pronto dos cuestiones estrechamente relacionadas y an no completamente resueltas sobre las que se viene trabajando intensamente desde los aos noventa: 1) cmo y cuando se ha formado la corteza continental y 2) si la agrupacin de todos los bloques de corteza continental en un solo conjunto ha sucedido ms veces en la historia del planeta y desde cuando. La segunda pregunta haba tenido una respuesta inicial con la reconstruccin de Pangea y su ubicacin temporal entre 300 y 250 Millones de aos, desde el final del Carbonfero al Trisico. La posibilidad de agrupaciones anteriores a Pangea se sugiri muy pronto, en 1970, por Valentine & Moores que sugirieron una agrupacin de continentes antes del Cmbrico a la que dieron el nombre de Pangea I, indicando que su fragmentacin haba proporcionado plataformas continentales como medio para la diversi-ficacin de formas de vida. Bastantes aos despus, en 1990, McMe-namin & McMenamin dieron a esa agrupacin continental el nombre de Rodinia derivado de una palabra rusa rodit que significa engendrar, porque se le supona el origen de los bloques continentales y el lugar donde se engendr la explosin de la vida que caracteriza el Fanerozoi-co. Durante los primeros noventa se abri decididamente ese mbito de investigacin con los trabajos de Moores, Dalziel, y Hoffman (todos en el 1991) que publicaron las primeras configuraciones de Rodina (Li et al. 2008).

    En esos aos se generaliz el trmino supercontinente an sin definir. Desde mediados de los noventa, el inters por las agrupacio-nes continentales que precedieron a Pangea se aceler, alcanzando su mxima intensidad en los primeros dosmil. El libro Continents and Supercontinents publicado en 2004 por Rogers & Santosh, ofrece la primera sntesis del estado de la cuestin para uso general. Desde en-

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    tonces los esfuerzos se han centrado en definir Rodinia (Li et al, 2008;) Nuna o Columbia (Evans, et al 2001, Meert, 2012), todava muy indefi-nida, o sobre el ms inconcreto an Vaalbara o Ur (De Kock, Evans et al 2009). Bradley (2011) sintetiza el modelo de evolucin de estas agru-paciones y comenta los proxies y criterios seguidos para reconstruirlos. Todo es nuevo y est aun en proceso de estudio, pero es un tema que suscita gran inters entre los especialistas. Tanto que hay varias revis-tas dedicadas al extenso periodo en que tenan lugar estas agrupacio-nes y disoluciones de continentes (Precambrian Research, Gondwana Resarch), adems de la atencin que le prestan muchas otras revistas.

    Los zircones son cristales que se forman al solidificarse las rocas de las corteza, fundamentalmente las rocas flsicas, del tipo de los granitos, que tienen las particularidad de no cambiar, conservando la memoria del momento de su cristalizacin aunque la roca de la que

    Distribucin por edades de los circones detrticos. Aunque la base de datos no incluye todas las reas posibles del planeta y aunque parte de las primeras manifestaciones de corteza han desaparecido por sub-duccin o erosin (por eso se recogen los zircones en las desembocaduras de los ros, de modo que entre los sedimentos puedan aparecer restos de formaciones desaparecidas), el grfico pone en evidencia los mo-mentos en que se ha creado corteza por medio de pulsaciones orognicas. Destacan: un momento en torno a 1.800 Ma, otro hacia 1.000, 1.100 Ma, a 500 Ma y el ltimo hacia 300 Ma, que corresponde a Pangea. Puede deducirse que podra haber, al menos, 4 grandes agrupaciones continentales del tipo de Pangea. An-tes de esa fecha hay cantidades ms modestas que pueden ser debidas a la falta de testigos por desaparicin de corteza, pero destaca un momento hacia 2700 Ma que podra corresponder con las orognesis asociadas a la creacin del primer supercontinente todava indefinido y con varias denominaciones. Reproducido de J. G. Meert (2012)

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    formaban parte hay sido destruida y los cristales incorporados a de-psitos sedimentarios, soportando incluso algn proceso metamrfico. Esta particularidad ha servido para intentar fechar rocas desaparecidas a travs de sus restos incluidos en otras rocas o recogidos entre los materiales transportados por los ros hasta su desembocadura (zirco-nes detrticos). Pues bien, la fecha ms antigua registrada a travs de los zircones hallados en Australia Occidental, es de 4.400 Ma, apenas 150 Ma desde la formacin de la Tierra (Roger & Santosh, 2004, que se refieren a Wilde et al, 2001). Cmo las rocas asociadas a los zircones son las rocas caractersticas de la corteza continental, la distribucin por edades de los zircones detrticos recogidos debe mostrar el proce-so de construccin de corteza continental a lo largo de la evolucin del planeta. Adems, como en las fases orognicas se producen importan-tes intrusiones de material de tipo grantico los momentos de mayor abundancia de zircones deben corresponder a periodos de notoria acti-vidad tectnica debida a colisiones entre bloques continentales que se agrupan para formar un supercontinente.

    La distribucin por edades de los zircones, muy reducida para los primeros 1.500 Ma por desaparicin de la mayora de las restos de la corteza formada entonces, muestra que desde hace 3.000 Ma destacan en la grfica cinco culminaciones (si se individualiza el desdoblamiento de la ms reciente), donde se concentra una mayor cantidad de mues-tras. Tales culminaciones deben corresponder a grandes momentos de orognesis. Desde muy pronto esos momentos de formacin de corte-za se asociaron con la agrupacin de continentes y hoy est general-mente admitido que hay tres supercontinentes, aunque el ltimo Pan-gea est precedido por una gran agrupacin continental, Gondwana, con todos los bloques del hemisferio Sur, adems de otro posible entre 2.500 y 3.000 Ma. As, desde los aos noventa, y especialmente en la ltima dcada, los especialistas se han esforzado en la reconstruccin de esas agrupaciones continentales, suponiendo que, a medida que se retrocede en el tiempo, la cantidad de corteza continental debe ser menor porque en gran medida ha sido destruida. Para algunos, la ex-tensin de la corteza continental y, por tanto, el tamao de los super-continentes, ha crecido con el tiempo, mientras que otros piensan que el volumen de la corteza continental se ha mantenido estable desde el Arcaico (Hawkesworth & Kemp, 2006). Igualmente se ha supuesto que la dinmica trmica del planeta ha ido disminuyendo con el tiem-

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    po, siendo ms efectiva en el movimiento de las placas en el pasado, mientras que, probablemente, la prxima agrupacin continental sera la ltima por el mayor volumen de corteza y el enfriamiento del planeta (Roger & Santosh, 2004).

    La expresin supercontinente est reconocida en la literatura desde los setenta (Piper 1975, 1976), aunque entonces, formando el trmi-no, se menciona como super-continente. Adquiere carta de naturaleza en los 90 a partir de los trabajos de McMenamin & McMenamin (1990), Dalziel (1991) y Hoffmann (1991), entre otros, sobre un superconti-nente de edad Neoproterozoica, al que los primeros llamaron Rodina. Reconocido Pangea como la agrupacin de todos los continentes del planeta hace 250 Ma, qued convertido en un nombre propio, de modo que un primer intento de denominar a las agrupaciones anteriores fue seguir aplicando el significado griego del trmino precedido de prefi-jos temporales para denotar antecedencia, por ejemplo, paleopangea, protopangea..., trminos que se siguen usando en algunas escuelas de Europa Oriental, pero tambin Monogea (2,5 Ga), Megagea (1,8 Ga), Mesogea (1,7 Ga) y Pangea (Sorokhtin et.al 2011). En Occidente, a causa de la mayor difusin de los trabajos en ingls, ha prevalecido el trmino supercontinente. El problema es que en la literatura cientfica supercontinente tiene al menos dos acepciones: a) la de pangea, es decir la agrupacin de toda la tierra emergida en un bloque, y b) la agrupacin de dos o ms cratones en una gran masa continental, como Gondwana o como pudiera ser el caso de la actual agrupacin de las masas continentales de Europa, frica y Asa en un conjunto que incluso enlaza con Norteamrica a travs del extremo Nororiental de Siberia; conjunto al que podramos llamar Eufrasia o, de forma menos eutraplica, Eurafrasia, incluso Eurasia, haciendo omisin de frica, como en Laurasia se hace omisin de Bltica. Y es que, probablemente, el paso previo a la agregacin de todos los bloques continentales en uno solo es la formacin de una gran masa como lo fue Laurentia para Rodina, Gondwana para Pangea o es Eurafrasia para la formacin de Amasia, que es el nombre que se ha dando al prximo Supercontinente (Hoffman, primero en usar este nombre, en 1992), aunque tambin se le ha llamado con otras denominaciones: Novopangea (Livermore), Pangea ltima (Scotese), Pangea prxima (Nield, 2008 para la cita de todos). La situacin actual, con la gran masa continental de Europa+A-sia+frica, frente a las dos placas americanas dispuestas de Norte a

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    Sur, Australia, aproximndose a Asia, y la Antrtida aislada, no es muy diferente de lo que haba 100 o 150 Ma antes del ensamblaje de Pan-gea, con Gondwana y Laurentia unido a Bltica, adems de algunas piezas sueltas como Siberia o los cratones de China.

    Desde comienzos de este siglo, los especialistas estn tratando de definir el sentido del trmino supercontinente, que deba limitarse a la agrupacin de todas las masas continentales del planeta. As Hoffman (1999) propone que se trata de una agrupacin de casi todos los con-tinentes; Roger y Santosh (2004) proponen que los supercontinentes son ensamblajes que contienen todos, o casi todos, los bloques conti-nentales de la Tierra. Bradley (2011) define el supercontinente como una agrupacin de continentes anteriormente dispersos y le exige una concrecin numrica que para Meer (2012) debe ser superior al 75 % de la corteza conservada. Para la otra acepcin se ha propuesto el ter-mino supercraton (Blecker 2003). No obstante, las precisiones y mati-ces sobre los criterios para definir el supercontinente continan, mien-tras se encuentra todava con frecuencia el trmino aplicado a grupos continentales relativamente grandes pero lejos de representar toda o casi toda la corteza continental conservada, como Nena (Norteamrica ms Europa), Atlntica (frica Occidental y cratones brasileos) o los continentes arcaicos como Ur.

    Cmo se reconstruyen los continentes del pasado? No es fcil, por-que su posicin, su forma y las relaciones entre ellos han cambiado considerablemente con el tiempo. Afortunadamente se dispone de al-gunos instrumentos que, adecuadamente combinados, y con mucha paciencia e imaginacin, hacen posible una reconstruccin que ofrece varias alternativas pues hay ajustes que presentan varias soluciones posibles, as pues las discusiones son frecuentes incluso en el caso de Pangea que es el mejor conocido. Por otra parte, como no se dispone de testigos de suelo ocenico de mas de 250 Ma lo relativo a los oca-nos debe suponerse a partir de los restos que dejan en los continentes.

    La primera herramienta es el recuerdo magntico de las rocas que conservan memoria de la orientacin del polo magntico en el momen-to de su cristalizacin. Partiendo de que el eje magntico del planeta es semejante al actual y no ha cambiado de posicin, es posible situar las indicaciones paleo-magnticas en latitud, pero no en longitud. Sin em-bargo, como el polo magntico cambia de Norte a Sur, la orientacin

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    Utilizacin de la distribucin por edades de diferentes variables para establecer la permanencia de los supercontinentes. A/ Permanencias establecidas en publicaciones. Se cita el autor y fecha. B/ Distri-bucin por edades de variables que sirven de base para la ubicacin temporal de los supercontinentes. Per-manencias propuestas por Bradley . Reproducido de BRADLEY, Dwigh C.: Secular trends in the geologic record and the supercontinent cycle. In Earth Science Review vol 108 issues 1-2 Sept 2011 pp. 16-33

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    recordada en las rocas puede corresponder al hemisferio Norte o al Sur, lo que hace posible dos configuraciones con respecto al Este u Oeste. Siguiendo el desplazamiento de los polos magnticos registrados a lo largo del tiempo (deriva polar aparente, APW, en siglas inglesas) se pueden deducir los movimientos del cratn al que pertenece la roca examinada. Se dispone de bases de datos con los polos paleomagnti-cos de diferentes momentos para una gran parte de los cratones.

    En segundo lugar, la existencia de estructuras o formaciones rocosas caractersticas: cabalgamientos, cadenas de montaas, fallas, enjam-bres de diques baslticos o cuencas sedimentarias que enlazan desde un continente a otro, es una evidencia de su continuidad en el pasado. La aparicin de estas continuaciones en bloques separados permite unirlos en un ajuste que debe coordinarse con otros ajustes y combi-naciones.

    Los orgenos, son las reas donde se generan las cadenas de mon-taas y se aaden rocas a la corteza a travs de la intrusin de mate-riales del manto mezclados con corteza preexistente, agua y sedimen-tos, originando materiales granticos y metamorfismo. Sabemos que responden al encuentro de continentes y/o a zonas de subduccin, de manera que cuando elementos de un orgeno aparecen en dos conti-nentes es posible reconstruir bordes de placas o uniones entre ellas; por ejemplo, la alineacin de las montaas del Este de Norteamrica y las del Atlas en frica. Pero tambin cuando un orgeno est en in-terior del un continente actual podemos suponer que ese continente est formado por dos o ms bloques que se han unido. Por ejemplo, los Urales resultan del ensamblaje de Siberia y Kazakhstan con la placa Europea. Los granitos, cuando no queda otra cosa, son tambin testigo de actividad orognica y tiles en el proceso de reconstruccin de los continentes del pasado. Los bordes de placas, bien sean activos o pasi-vos, los arcos insulares y otros elementos caractersticos de la tectni-ca de placas, pueden servir para ubicar ocanos, reas de subduccin y bordes de continentes

    A ello se suma toda una batera de anlisis isotpicos que permiten establecer fechas, orgenes y condiciones en que se han formado las rocas, como los zircones que ya hemos comentado o las valoraciones Sa/Nd, edades U-Pb, etc. Con ellas se pueden establecer los momentos de formacin y dispersin de las agrupaciones continentales.

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    Entendiendo por Geografa la descripcin de la configuracin de la superficie terrestre, bien sea mediante mapas o en descripcin verbal, podemos decir que esa configuracin cambia constantemente, de ma-nera que, durante los ms de 3.000 Millones de aos de evolucin de las placas tectnicas, ha habido muchas geografas posibles. No a la escala humana del tiempo, pues las diferencias hasta 4 o 5 millones de aos son poco apreciables. Sin embargo, cada 30 o 40 millones de aos tendramos que hacer un mapa nuevo porque la configuracin de ocanos y continentes cambia ostensiblemente. Eso significa que, haciendo un mapa cada 50 millones de aos, necesitaramos 50 o 60 mapas para describir aproximadamente las geografas que se han su-cedido desde comienzos del Proterozoico, hace 2.500 millones de aos, hasta la actualidad. Pero solamente disponemos de una razonable su-cesin de mapas de ese estilo desde el Neoproterozoico en adelante, realizados, para los ltimos 600 Ma, por Scotese (2000) con el proyec-to Paleomap (www.Scotese.com). quien tambin ha proyectado su tra-bajo hacia el futuro incluyendo mapas cada cincuenta millones de aos hasta la formacin del prximo supercontinente al que llama Pangea ltima. Gracias a Li et al. (2007) podemos llegar hasta 1.100 Ma antes del presente, aunque de modo ms esquemtico. Sucede, sin embargo que no todas las configuraciones son coincidentes. Para la agrupacin de las piezas de un supercontinente suele haber varias soluciones, mas cuanto ms nos alejamos en el tiempo. Incluso para Pangea, el mejor conocido, y ms precisamente ajustado, hay detalles discutibles. Y es que resulta sumamente complicado no slo ubicar cada pieza en su lugar, cuando no es posible averiguar su situacin en longitud mas all de los 250 Ma y cuando para sus relaciones con otros continentes hay diversas posibilidades; todo ello sin olvidar que los movimientos y los ajustes de las piezas deben hacerse sobre una esfera. Resulta, por tanto, asombroso que a pesar de todas esas dificultades haya sido posible confirmar la existencia y hacer reconstrucciones razonables de supercontinentes alejados hasta mas de 2.000 Millones de aos en el tiempo, gracias al ingente esfuerzo de una multitud de cabezas pen-santes dedicadas a ello

    La realidad es que mientras los grandes bloques se mueven para agruparse, desde algunos de ellos se separan piezas, terrenos, que van a colisionar con bloques vecinos, abriendo fondos ocenicos en unos lugares mientras los cierran en otros e, inversamente, mientras unos

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    continentes se alejan, otras piezas colisionan formando cadenas de montaas. Estos pequeos bloques que los especialistas llaman terre-nos o microcontinentes, son importantes para explicar la formacin y caracteres del sur de Europa y Suroeste de Asia, tanto en el Paleozoico, mediante los movimientos de las placas Avalonia y Armrica o desde el Jursico al Eoceno con las placas Cimeria, Adritica o Ibrica. Europa,

    Deriva Polar Aparente (APW) de los continentes agrupados en Nuna desde hace 1.740 Ma a 1.200 Ma. Los polos magnticos relativos a los continentes figuran con su color. Las lnea con el color de cada continente indican la Deriva Polar Aparente. Durante el periodo 1740 -1267 Ma las derivas de los tres continentes coinciden siguiendo el mismo recorrido, lo que evidencia su unin y actuacin conjunta. Antes y despus de esa fecha siguen caminos diferentes. No hay datos de Siberia anteriores a 1.740 Ma antes del presente. Reproducido de EVANS, D.A. & MITCHELL, R.N. (2011) Assembly and breakup of the core of the Paleoproterozoic-Mesoproterozoic contienent Nuna. In Geology. May 2011 vol 39 num. 5 pp. 443-446.

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    Meridional y Occidental, formada en su mayor parte por corteza juve-nil, de menos de 650 Ma, ha sido insular durante casi toda su historia: rosarios de islas que, durante el Paleozoico, se desplazaban hacia el oeste entre los ocanos Japeto y Reico, antecesores del Atlntico, y un conjunto de islas y mares en el Tethys del Mesozoico.

    La agrupacin y fragmentacin de los supercontinentes se supone que sigue una pauta a la que se denomina ciclo del Supercontinen-te (que conviene no confundir con el ciclo de Wilson, referido a la apertura y cierre de un ocano) con una duracin alrededor de 750 Ma, desde la mxima agrupacin de un supercontinente a la mxima agrupacin del siguiente, de los cuales unos 500 Ma corresponderan a la acrecin y 250 a la dispersin (Roger & Santosh 2004), aunque la duracin del ciclo parece haberse acortado notablemente en los casos ms recientes . Es decir el ciclo incluira la fragmentacin de un su-percontinente, el desplazamiento de los continentes resultantes y su posterior agrupacin para formar un nuevo supercontinente.

    En ese proceso se discuten dos posibilidades la introversin y la ex-troversin. (Murphy & Nance 2004) a los que Ross et al. (2012) aa-den un tercero, la orthoversin. En el supuesto de la introversin, los principales conjuntos de continentes se separan abriendo un ocano que, al cabo de un tiempo, cesa en su expansin y se cierra, colisionan-do de nuevo las piezas que se haban separado para quedarse aproxi-madamente en el lugar del supercontinente anterior. Es la solucin que propone Scotese para Pangea ltima. La extroversin, al contrario, supone que los principales conjuntos continentales continan sepa-rndose hasta dar la vuelta completa al planeta para situarse en el hemisferio opuesto al de partida. Es la solucin Amasia, donde la Costa Occidental de Norteamrica acabar cerrando el Pacfico Norte para colisionar con la costa oriental de Asa, a la que ya est unida, pues las montaas de Verkhoiansk y Tchersky son el resultado del encuentro de esas dos placas. Finalmente, la orthoversin, supone que el nuevo supercontinente se ubicar en un crculo centrado a una longitud en torno a 90 del circulo que contena al precedente -ejes de los centros perpendiculares-, dentro del contorno de subduccin que le rodeaba (Ross et al 2012). De ese modo Amasia, centrada sobre las Amricas, se situar en el Pacfico, aunque se formar cerrndose sobre el ocano rtico, solucin propuesta por Ross et al. (2012).

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    Cada uno de los Supercontinentes se ha configurado en torno a una pieza central. En el caso de Pangea ha sido frica, en el caso de Rodinia fue Laurasia y en el caso de Nuna, Siberia (Evans & Ross 2011) y para Amasia ser Amrica, segn Ross et al. (2012) o Siberia, en el caso de extroversin. Quizs, lo que parece observarse es que hay un despla-zamiento de las agrupaciones de continentes de polo a polo. Si obser-vamos los movimientos desde Rodinia, y anteriormente, en especial los que han seguido los continentes actuales, parece que la fragmentacin de un continente produce varias piezas continentales sueltas (Antrti-da India, Australia, Amrica del Norte y del Sur), que pueden colisionar con otras piezas (India) o mantenerse aisladas durante largo tiempo (Antrtida), un buen numero de piezas pequeas (terrenos y micro-placas citados) y un gran conjunto, ms o menos afectado por rifts (frica. Europa, Asa). Algo semejante observamos cuando estudiamos las situaciones previas a la formacin de Pangea, con un gran conjunto continental, Gondwana, desplazndose hacia el Polo Sur, con Lauren-tia, Bltica, Siberia y otras piezas en diferentes latitudes, colisionando entre ellas, adems de pequeas piezas movindose para cerrar par-cialmente un ocano (Avalonia, Armrica). En el desplazamiento entre el Polo Norte y el Polo Sur, o a la inversa, un supercontinente queda centrado en el Ecuador, pudiendo alcanzar ambos polos con sus ex-tremos. Es el caso de Pangea y, posiblemente el de Rodinia. Amasia, cuando se forme, de un modo u otro, sera un continente polar, en el Polo opuesto a Pannotia (Gondwanaland), como quiz lo estuvo Nuna anteriormente.

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    Cuntas veces han tenido lugar estos desplazamientos? Los espe-cialistas reconocen 4 o 5 supercontinentes para los que se han hecho reconstrucciones ms o menos precisas y ms o menos generalmente aceptadas. Desde el ms moderno a los ms antiguos, y referidos a su momento de mxima extensin, los supercontinentes reconocidos son: Pangea (hace 250-300 Ma), Pannotia o Gondwanaland (hace 550-600 Ma) -muy discutido-, Rodinia (hace 750-900 Ma), Nuna o Columbia (en torno a 1.700-1900 Ma), apenas reconstruido (Evans & Mitchell 2011). Ms lejos en el tiempo, se supone otro, Kenorland (hacia 2.500 Ma) (Williams et al 1991), tambin discutido y se mencionan varios ms como Vaalbara (entre 3470 y 2700 Ma) , resultado de la unin de cra-tones africanos e indios (De Kock, Evans, Beukes 2009) , Ur, Superia, Sclavia y otros, aunque en opinin de Bradley (2011) las agrupacio-nes continentales ms tempranas son del todo conjeturas .

    Sea mayor o menor el nmero de supercontinentes, parece que la extensin de corteza continental ha ido creciendo a travs del tiempo y que, tanto por la extensin como por la consolidacin de los bloques, el movimiento de las placas para formar o fragmentar supercontinen-tes va siendo a cada paso ms difcil. Sobre todo cuando el planeta va enfrindose progresivamente y la energa de los movimientos del man-to es cada vez menor. Una evidencia es que las komatitas, una roca volcnica que funde a temperaturas superiores a 1.600C, resultan poco comunes en el Mesoproterozoico y no pasan de ser meramente testimoniales en el Fanerozoico con slo una incidencia en el Cretci-co, mientras que eran dominantes en el Arcaico (Bradley 2011). Los modelos de los geofsicos sobre la evolucin del flujo de calor prevn el enfriamiento del manto que dentro de 900 Millones de aos ser demasiado fro para asegurar el movimiento de las placas (Stevenson 2009) o quiz aguante hasta 1.200 Ma (Sorokhtin, 2011). Puede, en-tonces, que Amasia sea el ltimo supercontinente, pues ya no queda-r suficiente energa para formar otro desplazando las placas, tras su dispersin.

    Aunque a medida que avanza la investigacin vamos conociendo la respuesta a algunas preguntas y parece que van quedando encajados nuestros conocimientos,al menos de la evolucin reciente, desde Ro-dinia en adelante, quedan an muchas cuestiones pendientes. Todava no est resulta de forma universalmente aceptada la configuracin de

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    actual y, por tanto, poder explicar el pasado. Empezaremos,pues por la referencia que prcticamente todo el mundo conoce, que es Pangea, para ir retrocediendo hacia el pasado ms oscuro en busca de la suce-sin de supercontinentes previos.

    PANGEA

    Esta denominacin, aplicando el criterio cientfico con base en el griego al uso entonces para la mayora de las ciencias, fue utilizada por Wegener con sentido descriptivo, opuesta a panthalassa,intentan-do destacar el contraste entre la agrupacin de toda la tierra emergida y la extensin nica de todo el mar. Desde entonces se ha extendido con diversas grafas y fonticas, segn los idiomas, y ha acabado apli-cndose como nombre propio al supercontinente ms reciente.

    La agrupacin de Pangea tuvo lugar entre 300 y 250 Ma de aos antes del presente, desde fines del Carbonfero al principio del Trisico. Primero se cerraron los ocanos que separaban Gondwana de Lauren-tia. Sucedi en dos fases: primero fue la colisin de Avalonia con Lau-rentia y luego la de una alineacin de islas que inclua Iberia, Armrica, lo que hoy es el Macizo central Francs y otras piezas. Esta ltima se produjo tras la colisin de Bltica con Laurentia, prolongndola hacia

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    el Sur, al modo de un cierre en cremallera. Poco despus se produca el encuentro de Siberia y Kazakhstan con Bltica, formando los Urales y quedando configurado el continente llamado Laurasia, opuesto desde el Norte a Gondwana. Ambas masas continentales acabaron encon-trndose chocando frica, en el Noroeste de Gondwana, con Nortea-mrica, al Sureste de Laurasia, levantando las cadenas de montaas hercinianas o variscas que se extienden por Europa Occidental, Norte-amrica y frica.

    Al iniciarse el periodo secundario, hace 250 Ma, Pangea estaba con-figurado como una gran masa de tierra extendida de polo a polo que quedaban enlazados por la costa occidental del supercontinente sobre el ocano Panthalassa, cuyo fondo era subducido bajo este margen, donde hay que suponer una alineacin arcos insulares y/o de relieves como consecuencia de la compresin y el cabalgamiento causados por la subduccin. En el centro, en latitudes intertropicales se extenda un sucesin de cadenas montaosas, muy elevadas, que se han compara-

    Configuracin de Pangea, segn Scotese. (2000). Paleomap Project.. Se ha marcado en rojo la posicin de Iberia. Con lneas blancas, bordeando por el sur el Paleotethys, se sealan los terrenos que se han se-parado de Gondwana y que acabarn colisionando con Asia y Europa: Tibet, Irn, Turqua, Cimeria. Se destaca la subduccin a lo largo de toda la costa occidental de Pangea y en la meridional de Laurasia sobre el Paleotethys.

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    do al actual Himalaya (Anguita, 1988 ref. Matte 1986) y, seguramente, sectores sobre-elevados al incrustarse una placa bajo otra, como hoy est el Tibet. Al Norte, la cadena de los Urales destacaba tambin con elevadas cumbres y, mas all, la extensin de Siberia hasta alcanzar latitudes por encima del Crculo Polar rtico. Hacia el Sur se repeta el modelo alcanzando el Polo Antrtico, aunque con relieves montaosos menos enrgicos por ser ms antiguos, resultado de la agrupacin de los continentes meridionales durante los 250 Ma precedentes. Hacia el Este, Pangea ser abra en forma de una amplia uve, en cuyo vrtice estaba lo que hoy es la Pennsula Ibrica. En ese gran seno se alojaba el Mar Tethys, que hacia el Este separaban del ocano Panthalassa al-gunas grandes islas, como los cratones de China del Norte y China del Sur, mientras que en el Tethys aparecan algunos terrenos separados de Pangea que se dirigan a colisionar con Europa y Asia, dividiendo este mar en un Paleothetys, que iban cerrando al progresar hacia el Norte, y un Neothethys, que quedaba tras ellos.

    Con notables extensiones continentales en latitudes polares y cir-cumpolares, adems de importantes altitudes en la zona intertropical y montaas quiz menos elevadas, pero con altitudes considerables tanto al Norte como al Sur, y al Oeste, las condiciones eran ideales para que se produjese una glaciacin que efectivamente se dej sentir de forma intensa durante el Carbonfero y hasta el final del Prmico. Varios autores atribuyen la glaciacin ms que a la elevacin de las montaas y a la latitud, a la reduccin del carbono atmosfrico debi-da a la meteorizacin de los silicatos clcicos, en granitos sobre todo, que haban quedado expuestos (Zalasiewicz,J & Williams, M ,2012) y, especialmente a la exuberante vegetacin del carbonfero (Beerling et al., 2003). La glaciacin termin a causa de la aportacin de carbono a la atmsfera debida a gigantescas erupciones en Siberia, al final del Prmico. Todo ello, a lo que pudo aadirse un meteorito, fue demasia-do para la biosfera y concluy con una extincin masiva (Rasskazov, S et al, 2010).

    La apertura de Rifts para la fragmentacin de Pangea comenz casi al mismo tiempo que su agrupacin, aunque la formacin de fondo ocenico separando los continentes no se hizo evidente hasta el inicio del jursico con la apertura del Atlntico, justamente sobre la sutura entre frica y Norteamrica. Ms tarde se abrira el Atlntico Sur y se iran separando los continentes que formaban Pangea. Iberia, que al

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    formase Pangea haba quedado en vrtice occidental del Tethys, va a encontrarse de nuevo en el punto ms complejo de la apertura del At-lntico entre el rift que la separar de Terranova y el que la alejar de Bretaa, ambos individualizan la placa Ibrica y la empujan al Sur y al Este en un recorrido que de nuevo la situar en un punto crucial de la tectnica reciente.

    PANNOTIA (GONDWANALAND) Siguiendo la tradicin de usar el griego, este discutido superconti-

    nente recibe su nombre de las palabras griegas pan=todo y notos= Sur, lo que significa todo al Sur. Le dio esta denominacin Dalziel primero en describir este supercontinente, cuya mxima agrupacin sita en-tre 580 y 540 Ma antes del presente y que se forma cuando Bltica, Laurentia y Siberia se agregaron de forma tangencial a Gondwana, (Dalziel 1991, ref. Condie 2005), aunque otros autores retrasan el mo-mento de mxima agrupacin a 550 - 530 Ma (Meert & Torsvik, 2003;

    Configuracin de Gondwana mostrando los cratones que lo componen y los orgenos formados como consecuencia de su agrupacin. Gondwana se compona de dos grandes conjuntos separados por un es-trecho brazo de mar: Gondwana Occidental, formada por los cratones de frica y Amrica del Sur , y Gondwana Oriental, constituida por Antrtida, Australia, India y Madagascar. Los orgenos del borde en el rea inferior de la imagen corresponden a cadenas liminares sobre la banda de subduccin. Reproducido de Meert &Lieberman (2008): The Neoproterozoic assembly of Gondwana and its relationship to the Edicari-an-Cambrian radiation. In Gondwana Research 14 pp. 5-21. Elsevier www. Science Direct

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    Li et al,2008). Tambin se le conoce como Gond-wanaland. La denomina-cin de Gondwanaland procede de Suess que la tomo de un rea de selva de la India habitada por los Gonds, y significa el pas de los Gond. Vee-vers (2005) dice que para evitar confusiones el tr-mino Gondwanaland se reserv para el supercon-tinente y Gondwana para la formacin geolgica. Aunque de hecho Gond-wana se usa para la agru-pacin de los continentes meridionales en una gran masa continental. Esta es

    la forma de enfrentar la cuestin en casi todos los autores. Pannotia apenas se menciona porque son muchos los que ponen en duda su existencia.

    Al fragmentarse Rodinia, Laurentia, Siberia, Bltica y algn otro cra-tn iniciaron un desplazamiento sobre el gran ocano que rodeaba Ro-dinia, para dar vuelta al planeta. Mientras, el resto de los continentes se desplazaba hacia el Sur, colisionando unos cratones con otros para formar un gran conjunto atravesado por cadenas de montaas que son el resultado de esas colisiones(orgeno Pan-Africano). As constituido, Gondwana se desplaz en torno al Polo Sur que atraves en varias oca-siones, originando glaciaciones causadas por la existencia de una gran masa continental en situacin polar: glaciacin Gaskiers entre 615 y 550 Ma, coincidiendo con la amalgamacin de Pannotia, y glaciacin ordoviciense, entre 450 y 420 Ma. Hacia 600 Ma, los continentes del Norte, vinieron a colisionar tangencialmente, con Gondwana, -si es que llegaron a hacerlo- prosiguiendo poco despus su camino para rodear el planeta. Los 40 o 50 Ma que dur ese encuentro corresponden al supercontinente llamado Pannotia o Gondwanaland.

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    Qued en el Sur la gran masa con-tinental de Gondwana, de la cual partieron varias piezas para cerrar el ocano Japeto que le separaba de Laurentia, primero Avalonia y luego Armrica, que inclua Iberia. Mien-tras, en el Norte, Bltica se encon-traba con Laurentia y ms tarde con Siberia para formar Laurasia, cuya colisin con Gondwana, hace 300 Ma dio lugar a Pangea.

    RODINIA La existencia de Rodinia se intuy

    muy pronto, en 1966 Tuzo Wilson, se preguntaba Se cerr y volvi a abrirse el ocano Atlntico? En 1972, Valentine & Moores, se refie-ren a la posible agrupacin de continentes en el Precmbrico. Piper et al.(1976) destacan las evidencias paleomagnticas de un super-con-tinente en el Proterozoico, al que Sawkins (1976) dio el nombre de Protopangea. En 1990, McMenamin &McMenamin acuan el nombre de Rodinia, denominando Mirovia al super-ocano que rodeaba el su-percontinente1. En 1991 se publicaron varias configuracin de Rodinia (Hoffman 1991;Dalziel 1991 y Moores, 1991) variando en ellas la po-sicin de los cratones Antrtico y Australiano con relacin a Laurentia. Estas tres configuraciones (Antrctica situada al Este o al Oeste o Aus-tralia situada al Oeste) han sido difundidas y retocadas. Li et al. (2008) publican el Mapa Geodinmico de Rodinia, finalmente Evans (2009) propone una reconstruccin radical. La mayora de estas reconstruc-ciones, como afirma Bradley (2011) son variaciones sobre un tema en que dos mitades de Rodinia se renen durante la orogenia Grenville, aunque la reconstruccin de Evans resulta original porque interpreta el orgeno Grenville como una cadena liminar que cabalga el margen de subduccin del ocano global opuesto al supercontinente.

    1. Este supercontinente merece su propio nombre, nosotros proponemos el nombre de Rodinia para el supercontinente Precmbrico y Mirovia para el correspondiente superocano. Estos nombres proceden del ruso. Derivarlos del ruso parece adecuado por la importante investigacin realizada por los cientficos soviticos en el Precmbrico superior y el Cmbrico inferior (particular-mente su creacin del sistema Vndico). Mirovia deriva de la palabra rusa mirovoi que significa mundo o global y, verda-deramente, este ocano es global por naturaleza. Rodinia procede del infinitivo ruso rodit que significa dar origen o crecer. Rodinia origin todos los continentes subsecuentes, y los bordes de Rodinia (plataformas continentales) fueron la cuna de los primeros animales. McMenamin & McMenamin (1990) pg. 95

    Configuracin de Rodinia segn Dalziel (1995). Los relieves corresponden a los orgenos de edad Grenville resultado de la agrupacin de los componentes de Rodinia.

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    La progresiva agrupacin de los cratones que configuraron Rodina se realiz a lo largo de buena parte del Mesoproterozoico, aceptndose que la aproximacin entre ellos se realiz desde hace 1.300 Ma hasta 1.100 o bien 900 Ma (Li et al, 2008), porque tambin en las fechas hay desacuerdos. La vida del supercontinente, una vez agregado, se extendi entre 900 y 750 Ma (Li et al 2008) o bien entre 900 y 825 Ma (Evans 2009). La fragmentacin tuvo lugar desde 790 a 550 Ma (Li et al 2008), o entre 850 y 600 Ma (Bradley 2011). Todo depende de lo que se valore a la hora de considerar la agregacin o fragmentacin. Puede aceptarse que la agrupacin se produce entre 1.300 y 900 Ma, que la duracin debi de extenderse entre 900 y 800 Ma, y que la frag-mentacin, la separacin real de continentes, debi extenderse a lo largo de los 200 Ma que separan esa fecha de los 600 Ma que se suelen considerar para Pannotia.

    La formacin de Rodinia estuvo precedida por 200 Ma de intensa actividad orognica. Entre 1.300 y 1.100 Ma, incluso ms tarde, las colisiones entre cratones que se agrupaban en conjuntos continen-tales mayores o se desplazaban sobre el ocano formaron montaas que se conocen como orgenos de edad Grenville. El ms extenso y

    Rodinia segn Evans (2009), radicalmente revisada poco despus de su ensamblaje y poco antes de su ruptura. a) 1.070 Ma, mostrando los orgenos grenville (gris oscuro) y los causados por colisiones (gris claro). La figura incorpora a la agrupacin los cratones del Sur de China y Tarim, que no se incorporaron hasta 850 Ma. b) 780 Ma mostrando los rift de la ruptura incipiente (rojo). Los marcados con lneas de trazos no tienen una localizacin precisa. Reproducido de Evans (2009)

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    destacado de estos orgenos es el que les da nombre, que se extiende desde el Este de Canad, bordeando los Apalaches hasta Tejas y Norte de Mxico. Aflora tambin al Sur de Mxico en Oaxaca y en el Sur de Escandinavia. Hay interpretaciones diversas para esta cadena. Para unos es el resultado de la unin de Laurentia con Bltica y otras pie-zas continentales para formar una extensa agrupacin continental en tono a Laurentia, mas o menos complicada segn la configu-racin que se adopte (Dalziel, 1991,97; Hoffman 1991, Li, 2008), lo que complica tambin la alineacin del orgeno. Para Evans (2009), en cambio, se trata, parcialmente, de una ca-dena intracratnica, de colisin y, en su mayor parte, de una cadena liminar. Ademas, hay orgenos de esta edad entre Australia y Antrtida Oriental; en frica, entre los cratones de Congo y Kalahari y en otros lu-gares.

    El resultado de todo esto fue la formacin de un gran bloque en el Norte en torno a Lauren-tia en el que estaban, adems, Bltica, probablemente Sibe-ria y Amazonia. Frente a l hay otro conjunto ms disper-so en que se fueron agrupando poco a poco Australia, Antrtida oriental, Congo-SoFrancisco e India. Como puede apreciarse una configuracin parecida a la que podra observarse poco an-tes de la amalgamacin de Pan-gea. Y es que, posiblemente, la formacin de un supercontinen-te requiere un paso previo que

    Agrupacin y fragmentacin de Rodinia 1.100-500 Ma antes del presente. Segn Li et al. (2008). Modificado.

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    es la agrupacin de un gran blo-que continental, mientras se va configurando un oponente hasta los momentos previos a la agru-pacin total. En caso de Pangea, fue Gondwana, configurado en torno a frica. En el caso de Ro-dinia, fue el bloque configurado en torno a Laurentia, aunque no estamos en condiciones de ase-gurar que fuese tan compacto como lo fue Gondwana.

    Como Pangea, Rodinia se con-figur como un supercontinen-te extendido a ambos lados del

    ecuador alcanzando latitudes circumpolares probablemente en los dos hemisferios, aunque algunas configuraciones (Li et al, 2008) lo ubi-can desplazado hacia el Sur. En torno a l se extenda un ocano de extensin planetaria, el Mirovia de McMenamin y McMenamin (1990), disponindose bordes de subduccin, tanto a Este como al Oeste del supercontinente.

    Rodinia no era tan compacto como Pangea. Evans (2009) supone un extenso mar interior que evolucionara hacia una cuenca continental y la mayor parte de la configuraciones suponen mares someros pene-trando profundamente tierra adentro. Aunque las montaas de edad Grenville ms tempranas deban estar bastante desgastadas cuando Rodinia llega a su mxima agrupacin y an se desgastaran ms en los largos millones de aos de su permanencia, las cadenas resultantes de las ltimas colisiones en situacin central y las liminares marginales deban asegurar altitudes considerables, no slo en cumbres monta-osas, sino tambin en altas plataformas elevadas, al estilo del Tibet. Como no haba vegetacin que protegiera las superficies emergidas, la erosin debi ser rpida y eficiente

    La fragmentacin de Rodinia se generaliza alrededor de 750 Ma y la dispersin de la piezas que la formaban se extender durante 150 o 200 Ma, hasta la configuracin de Pannotia o la consolidacin de Gond-wana. No obstante, la apertura de rifts, como sucede siempre, haba

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    comenzado mucho antes, pero slo desde esa po-ca la apertura de ocanos significativamente exten-sos entre las piezas que se separaban no adquiri rele-vancia hasta entonces. Los bordes pasivos a ambos la-dos de los ocanos que se abran crearon un medio es-pecialmente adecuado para el desarrollo de la actividad biolgica y la aparicin de fauna nueva en el Jardn de Edicara de McMenamin & McMenamin (1990).

    La descomposicin de Rodinia coincide con unas condiciones climticas ex-cepcionales que han dado lugar a la denominacin de un periodo con el nombre de criognico, o criogeniano, por la extensin y magnitud de la glaciacin que se registra en numerosas manifesta-ciones por todos los continentes. Desde hace 750 Ma de aos, cuando empieza a manifestarse claramente la fragmentacin de rodinia, se han recogido sedimentos y elementos asociados a la glaciacin por todas partes, en latitudes muy bajas y con la evidencia de que las lenguas glaciares llegaban al nivel del mar demostrada por los bloques trans-portados por los icebergs (ice-rafted). No slo son ubicuas las huellas glaciares, sino tambin extendidas en el tiempo, pues las evidencias llegan a 635, incluso a 600 Ma y ms recientemente, de manera que no es fcil diferenciar periodos o el ritmo de las glaciaciones. Sobre estas condiciones se han elaborado varias teoras y explicaciones, desde que se trata de glaciaciones de montaa en latitudes bajas, complementa-das con inlandsis en las altas latitudes, hasta la existencia de una gla-ciacin global, la teora de la snowball, planteada por kirschvink (1992) y comentada despus por Hoffman (2002). Para explicarla se ha recu-rrido a toda una gama de ideas entre las que destacan el cambio en el

    Distribucin de depsitos glaciognicos en mapas palegeo-grficos de 700 Ma ,glaciacin Sturtiense, y de 635 Ma, glacia-cin Marinoense. Reproducido de Hoffman (2009) Pan- Gla-cial a third state in the climate system. In Geology Today vol 25 n 3 p 102

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    eje de giro de la Tierra, de modo que el rea ecuatorial resultara ms fra que los polos (Williams et al, 1998) y la reduccin a mnimos del volumen de CO2 en la atmsfera a causa de la alteracin de los silica-tos (Hoffman 2002). Hoffman (2009) llega a proponer un tercer estado planetario el pan-glacial, ms extenso que otros dos, conocidos como icehouse y greenhouse (glaciacin e invernadero).

    Esta cuestin esta siendo bastante discutida porque es difcil creer que en un planeta con una enorme extensin ocenica todo el globo llegara a cubrirse de hielo; porque la existencia de altas montaas pue-den explicar glaciares incluso en condiciones trmicas muy superiores a las actuales y por precisiones acerca de las dataciones y latitudes es-tablecidas para las distintas manifestaciones. Es probable que pudiese haber una extensa glaciacin en forma de extensas cubiertas glaciares en zonas sobre-elevadas en las latitudes bajas. La distribucin en el tiempo de las dataciones a partir de testigos con mayor coincidencia en fechas, distingue dos largos periodos: la glaciacin Sturtiense, que se produjo desde hace 750 Ma hasta menos de 700 Ma, y la glaciacin Marinoense cuya mxima intensidad corresponde al periodo 650- 580 Ma. Aunque no hay una clara solucin de continuidad entre ellas, como tampoco la hay con la glaciacin de Gondwana, la llamada Gaskiers o Edicariense.

    NUNA (COLUMBIA)

    En el caso de este supercontinente ni siquiera hay acuerdo en el Nombre. La denominacin de Nuna procede de Hoffman que la hizo pblica en 1997 en un capitulo sobre genealoga de Norteamrica. La palabra procede del lenguaje esquimal y significa las tierras que ro-dean los ocanos del Norte (ref. Meer 2012). Pero ese nombre est discutido. En 2002 y 2004 Roger & Santosh le denominan Columbia, Piper, en 2010, habla de un supercontinente al que denomina Proto-pangea. Finalmente Meert en 2012 escribe un artculo (Whats in a name...) para demostrar que debe llamarse Columbia y no Nuna. Con estos precedentes podemos imaginar que las diferencias en la configu-racin siguen pautas parecidas. La realidad es que aunque este super-continente se intuye en los noventa, incluso antes, se est trabajando actualmente en su configuracin y los trabajos sobre el tema son muy recientes.

  • LVGMerino 29 Supercontinentes

    Nuna debe haberse configurado en-tre 1.900 y 1.800 Ma, permaneciendo agrupado hasta 1.700-1.600 Ma, frag-mentndose despus para dar paso, a partir de 1.200-1.100 Ma, al proceso de agrupacin de Rodinia. Nuna se confi-gura en torno a Siberia que desempea el papel de centro de articulacin como lo fue Laurentia para Rodinia (EVANS & ROSS 2012). Segn Bradley (2011) en-tre 2.050 y 1.900 Ma tiene lugar una fase de dispersin de continentes que se reagrupan de nuevo entre 1.740 y 1.600 Ma. Para Hoffman (1997) la agru-pacin de Nuna se habra producido hace 1.800 Ma, mientras que para Roger & Santosh (2004) la formacin de Colum-bia se habra producido hacia 1.800 Ma, tras un periodo de actividad orognica entre 2.100 y 1.800 Ma, mantenindo-se agrupado hasta 1.500 Ma. Reciente-mente Pesonen et al. (2012) consideran que la amalgamacin final de Colum-bia (Nuna) no debi ocurrir hasta 1.530 Ma fragmentndose hacia 1.180 Ma de modo que la amalgamacin de Ro-dinia no empez hasta 1.100-1.040 Ma.

    Sea como fuere, parece que en las fases previas a la agrupacin de Nuna se fueron conformando una serie de agrupaciones de cratones que luego se agregaran a Nuna. Entre estas agrupaciones algunas se citan a veces como supercontinentes generando una cierta confusin. Es el caso de Nena, bonita denominacin formada por la iniciales Norte de Europa, Norte de Amrica para describir el bloque constituido por los cratones de Laurasia, Bltica, Siberia y Antrtida Oriental. Otros bloques son Atlntica, formado por los cratones en el rea que hoy ocupa Brasil y los de frica Occidental y Congo; rtica, Ur, formado por partes de la India, Kalahari en frica y Pilbara en Australia, consolidado hace 3000 Ma y que ocasiones se cita como un Supercontinente en el Arcaico terminal (Rogers & Santosh 2004).

  • Supercontinentes 32 LVGMerino

    KENORLAND La denominacin de Kenorland procede de Wiliams et al.(1991, ref. Reddy & Evans, 2009) que dieron nombres de orogenias nor-teamericanas a las agrupaciones de continentes que precedieron a Pangea. As llamaron Grenvilleland a Rodinia, Hudsonland a Nuna y Kenorland. Las dos primeras han perdido esta denominacin, pero en caso de la ltima parece acep-tarse ese nombre que procede de la orogenia Kenoran en el cratn Superior. Se supone que Kenor-land pudo haberse amalgamado entre 2.700 y 2.600 Ma y se frag-mentara hacia 2.450 Ma. Adems de los primeros cratones de Nor-teamrica, en Kenorland se inclu-yen cratones de Bltica y Siberia. En algn caso (Wikipedia the free

    encyclopedia, art. Kernorland), se agregan los cratones del hemisferio sur, pero esta afirmacin est poco fundada. Lo que, en cambio, parece generalmente aceptado es que Kenorland coexisti con otra agrupa-cin continental en el hemisferio opuesto. No disponemos de una re-construccin de Kenorland generalmente aceptada, incluso se discuten los cratones que lo integran. Slo podemos decir que de su dispersin resulta gran parte de Laurentia y algunas otras piezas que luego se integraran en Nuna.

    VAALBARAEste nombre que le proporcion Cheney (1996, ref. Zegers et al.,1998)

    procede de agrupar las letras finales de dos cratones Kaapvaal en fri-ca y Pilbara en Australia. Otras configuraciones bajo el nombre de Ur (Roger & Santosh 2004) incluyen varios cratones de India. Tambin se le aade el cratn Zimbabwe, para acabar llamndole Zimvaalbara (Stanistreet, 1993, ref. Aspler & Chiarenzelli,1998). Vaalbara es ms antiguo que kenorland. Parece que su amalgamacin se podra situar

    Reconstruccin de los cratones arcaicos hace 2.450 Ma. L es Laurentia; B es Bltica; A es Austra-lia e I es India. Los cratones Superior, en Laurentia, Karelia, en Bltica, Yilgarn, en Australia, y Darvar en India estn sealados en gris. Las rayas rojas son enjambres de diques. Reproducido de Pesonen et al (2012) Paleo-mesoproterozoic supercontienents-A paleomagnetic view. En Geophysica 48 (1-2) pp 5-47

  • LVGMerino 33 Supercontinentes

    alrededor de 2.900-2.700 Ma y que se habra fragmentado hacia 2.450 Ma (Reddy & EVANS 2009). Suele presentarse con una configuracin alargada, formando un angulo, orientada grosso modo de Este a Oeste y situada de en latitudes tropicales del hemisferio Sur.

    Sea como fuere, parece que hacia 2.500 Ma haba dos bloques con-tinentales en hemisferios opuestos, en ubicaciones polares o circumpo-lares, de modo que los depsitos glaciares que aparecen entre 2.400 y 2.200 Ma pueden explicarse por la acumulacin de hielo sobre los con-tinentes polares. (Pesonen et al 2012). En esas fechas ambos bloques se iran fragmentando en porciones, algunas de las cuales se soldaran para formar las piezas que acabaran integrndose en Nuna (ibidem).

    Anteriormente, hace 3.000 Ma o ms, exista corteza, sin duda, por-que hay zircones de esa edad, pero en el estado actual de la ciencia no hay posibilidad de sugerir continentes o agrupaciones continentales. Puede ser que la dinmica del manto fuese demasiado activa para per-mitir la supervivencia de grandes placas, pero tambin podra ocurrir que la tectnica de placas haya seguido distintos modelos de compor-tamiento a lo largo de la historia de la Tierra. Incluso es probable que la extensin de la corteza continental fuese menos extensa que la del Proterozoico y, por tanto, menos fcil la formacin de grandes bloques. Por otra parte, prcticamente toda esa corteza debe haber desapareci-do por erosin, transformada o integrada en procesos posteriores.

    Dos configuraciones de Vaalbara. A la izquierda en la configuracin de Ur. En color verde el cratn Kaapvaal y, en rosa, Pilbara. A la derecha las configuracin de Vaalbara con los dos cratones que le dan nombre. Modificado de De Kock, O, Evans D & Beukes (2009): Validating the existence of Vaalbara in the Neoarchean, En Precambrian Research 174 pg 152.

  • Supercontinentes 34 LVGMerino

    Significado de los supercontinentes: Aunque esta historia de los supercontinentes es muy moderna y esta en continua revisin para la mayor parte de los casos.Todos los conti-nentes mas antiguos que Pangea son conjeturales tanto en la existencia como en la paleogeografa dicen Reddy & Evans (2012). hemos visto que el tiempo que dura la existencia de unos u otros supercontinentes, como la configuracin que se les atribuye y las piezas que en ellos se integran son discutibles, y de hecho se discuten, habiendo varias solu-ciones para cada caso. Sin embargo, es un campo cientfico que est en plena evolucin y lgicamente las preguntas son mas numerosas que las respuestas. Pero la investigaciones de los supercontinentes no es banal pues aporta sugerencias y respuestas a varias cuestiones:

    Los supercontinentes se relacionan con el comportamiento del man-to y de la investigacin sobre ellos han salido teoras como la de las plumas y superplumas. Pero tambin acerca de los modelos de circu-lacin del manto y de su evolucin trmica. Las investigaciones sobre el paleomagnetismo y el eje terrestre se relacionan con importantes campos de la Geofsica. Tambin hay respuestas sobre las cadenas de montaas, los arcos de islas y sobre las rocas de la corteza, el meta-morfismo y toda una serie de cuestiones en interaccin con la tectnica de placas de las que la investigacin de los supercontinentes es hija

    Los supercontinentes, o ms exactamente el inicio de su fragmen-tacin, estn relacionados con los principales acontecimientos en la evolucin de la biosfera. Rodinia se asocia con la explosin de Edicara, con la aparicin de los primeros animales complejos. Pannotia o Gond-wana, con la explosin cmbrica y Pangea con la diversificacin de las plantas los dinosaurios y la ocupacin de los hbitat terrestres por grandes animales.

    Igualmente, los supercontinentes tienen una relacin directa con las glaciaciones. Aunque haya otras razones concomitantes no deja de ser una evidencia que las glaciaciones han estado relacionadas con la si-tuacin circumpolar de una o dos grandes piezas continentales. No es casual que la glaciacin actual, la llamada cuaternaria, que en realidad es cenozoica, pues ya tiene ms de 40 Ma, se relacione con una gran masa continental el torno al Polo Norte y un extenso continente cen-trado en el Polo Sur. Parece que las grandes glaciaciones que acompa-aron a la fragmentacin de Rodinia no contaron con ese apoyo, pero

  • LVGMerino 35 Supercontinentes

    no es artculo de fe que entre 750 y 600 Ma de aos no hubiese ningn conjunto continental en situacin circumpolar. Todo ello sin contar el efecto que tanto la amalgamacin como la fragmentacin tienen en la formacin de montaas y en la creacin de zonas elevadas que pueden soportar hielos incluso en climas relativamente clidos.

    En el plano puramente econmico las investigaciones sobre los su-percontinentes tienen una proyeccin directa sobre los recursos mine-rales y en especial sobre minerales raros y preciosos, as como en la geologa del petrleo.

    Por ltimo, aunque sea intrascendente en apariencia, la historia de los supercontinentes excita la curiosidad pues plantea un formidable reto a la imaginacin e impulsa la fantasa. Los nombres de los su-percontinentes han proporcionado una amena nomenclatura para los mundos imaginarios de la literatura y los cmics. Basta escribir en un buscador cualquiera de los nombres que hemos mencionado u otros a los que no hemos hecho alusin para advertir la proyeccin y el alcance que tienen en una gran diversidad de ambientes.

    En Santander a 12 de Febrero de 2013

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