EL MUNDO EN LAS LINEAS DE LAS MANOS

CAPITULO II: LA DURACIÓN EN LAS LINEAS

La vida útil de las cosas es cada vez más corta. Ahora que todo se gasta, se malogra y se bota, se reduce cada vez más la posibilidad de arreglar lo usado. Un celular dura entre dos y cinco años y una lavadora dura siete años. En la actualidad todos los productos traen impreso su fecha de caducidad

¿Cuánto dura el amor?

Tal como analizamos en el capítulo anterior, es una Línea variable y cambiante en el centro del monte de Saturno.

A Jano le duró lo que tarda en caminar una novia hacia la iglesia. Él pensaba siempre que el noviazgo era un proceso, un tránsito que había que pensarlo bien, que el amor vendría poco a poco y la verdad es que se fue antes de llegar.

Para L. en cambio, el amor dura lo que duran los sueños, las fiestas y los viajes. Desde chiquilla se imaginó viviendo con el amor de su vida, en una casa con jardín, una mascota y varios niños corriendo por el parque. Hoy ya sabe que todo aquello era sólo una fantasía y enfrenta la vida sin sentimientos de hostilidad.

En el caso de R., el amor dura lo que dura una resaca y cuando pudo descubrir que puede durar infinitamente más se unió a la persona menos indicada. Ella no sabe todavía que saldrá embarazada.

A M. y G. el amor les viene durando toda la vida, desde que dijeron “sí quiero” en una iglesia de J. María y lo convirtieron en algo simple y previsible.

Para J. y C. el amor es como el Sol que llega al fondo de sus almas, es la tierra y el cielo sonriéndoles, un resplandor de felicidad. Luego de que cada uno se fuera con la persona equivocada por los desiertos del mundo, el internet finalmente los unió. Ahora da un sentimiento de ternura y lástima decirles lo que predice su línea.

Para D. en cambio el amor no se mide en tiempo ni duración, sólo le basta encontrarse con ese amigo para que el corazón le vibre como un cohete a propulsión.

“En la vida todo depende de ti lo que el amor dure, porque la vida está llena de cosas, cientos en un día y miles en una semana y si nos ponemos unos lentes amarillos podremos ver cómo brilla la vida; y entonces no existirán los días grises” (Canción inconclusa)