EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. — DOMINGO 14 DE AGOSTO...

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10 EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. DOMINGO 14 DE AGOSTO DE 1938. Anna Sage, la delatora de Dillinger, perseguida por todo el mundo Cambió de nombre y se hizo desfigurar el rostro por un experto en cirugía * plástica, pero ha tenido que refugiarse en un manicomio egipcio ARA EL DELATOR —llamado también soplón o con- I Después de escuchar los planes de Anna, Zarcovich la fidente— el futuro depara siempre los castigos más condujo al cuartel general de los "G-Men" en la ciudad de •'*" 'ludll*' !U humanidad ' n ° hay - duda ' detCSta a l0S Chicago. Allí fué donde se preparó la celada que culmino en i¿L ; ,, .. ., , , .. la muerte del peligroso criminal. Zarcovich loeró asi canee' SI fullero miserable que por una cantidad de dinero r * a «»» tragona a sus asociados, haciéndolos caer en manos de la lar la cuenta pendiente que tenia con el bandido por la muer Policía, es el tipo más odiado y despreciado por la gente que te de stf mejor amigo, vive al margen de la ley. Cuando ocurre alguna desgracia al delator —especialmente en los casos en que muere violen- tamente— el mundo del hampa está de pláceme. Pocos días más tarde. c i ,....: ._., a id mua.t-1 t.- pectacular de Dillinger, cuando la famssa mujer "del vesti- do rojo" trataba de seleccionar el mejor modelo de automóvil, el Departamento del Trabajo de Estados Unidos decidió que una mujer de la naturaleza de Anna no debia estar en el pais. Las autoridades norteamericanas la expulsaron basán- ni la sombra de lo que fué. La ambición de dinero condujo a esta mujer al abismo. hizo de ella una desgraciada. Para obtener oropel y una vi- da fácil abandonó a su marido, abriendo en Gary, IrHiana, una casa de dudosa moralidad. También por dinero se convirtió en delatora y dio el soplo a la Policía norteamericana para que capturaran a John Dillinger en julio de 1934. Anna traicionó a su marMo pen- sando hacerse rica. Estableció contacto con el sargento Martin Zarkovich. miembro de la Policía de Indiana. Le dijo que esa noche FRASER CLOUGHERTY Cuando la traidora es una mujer, los encargados de cas- tigarla por su pecado llegan a la exquisitez criminal; los hombres sombras, que se mueven en la obscuridad, elabo- ran verdaderas tesis filosóficas sobre la justicia retribuyente. En uno de estos casos hemos encontrado el tema para I dose P ara ell ° cn s antecedentes de inmoralidad que habia este articulo. Es la historia de una mujer muy bella que, por su amor al oro, se convirtió en delatora, lle- vando a un criminal al lugar donde debia morir sin gloria atracado por la Policía. El último acto de este drama del hampa —no el final por cierto— se desarrolló en la Corte Superior de Chicago, al presentarse reciente- mente un caso de divorcio, exacta- mente igual a los muchos casos que a diario allí se ventilan. Un obrero ferroviario sin trabajo, de origen ex- tranjero, apareció como acusado. La esposa —según sus palabras— lo ha- bía abandonado. Los periodistas encargados de informar a sus diarios sobre los ca- sos que se presentaban en la Corte del condado de Cook, consideraron que el caso no poseía ningún ángu- lo sensacional. El divorcio del señor y la señora Sage, por tanto, sólo recibió una pequeña nota de men- ción en los periódicos. Hace solamente tres años, no obstante, el nombre de la acusada aparecía cotidianamente en la pri- mera plana de todos los periódicos. Los cintillos, en los diarios de Es- tados Unidos y el extranjero, men- cionaban su nombre. ¡ En aquella ocasión era la bella mujer, vestida de ropo, que el 22 de julio de 1934 señaló con su dedo a John Dillinger, considerado hasta aquella noche co- mo el Enemigo Público número 1 de Estados Unidos! ¡Anna Sage! VIDA DE SUFRIMIENTO Y TRAGEDIA La bella Anna, por supuesto no estaba en la Corte para contestar las acusaciones hechas contra ella por su leal y amante esposo Alexander Sage. El esposo desertado explicó contarse había casado en 1929 y dio detalles explicando la forma en que la abandonó en 1932. El juez John J. Lupe declaró que la petición de di- vorcio presentada por Alexander, el marido agraviado, estaba justificada. La Corte dispuso, al propio tiempo, que se diera a conocer la decisión a la acusada, ausente, en caso de que fuera posible. Con motivo de los intentos re- alizados para dar a conocer la de- cisión de la Corte, se supo de la vida de Anna Sage, de la vida terrible que llevaba desde que traicionó al notorio John Dillinger. A partir del 22 "de julio de 1934 nunca pudo evadir la tragedia y el su- frimiento. Al fin se reveló su paradero, después de una bús- queda minuciosa Anna Sage fué localizada en un manico- mio situado en las afueras del Cairo, Egipto. >Lntes de ser deportada en 1936, de Estados Unidos a Rumania, su tierra nativa, Anna era una mujer de extraor- dinaria belleza, atractiva, de hermosos ojos y encantadoras mejillas. Su calidad femenina ocultaba sus años. En la ac- tualidad, como resultado de su horrible experiencia, es una acumulado en Gary, Indiana. La delatora alegó criaffera estropeada, derrotada por la vida. A-rna Sage no es ; "G-Men" oíracieron a ella cierta inmunidad y la garantía de I antes de que hubiera 'A las dos semanas de llegar al Cairo, Anna Sage, la dela- tora de Dillinger, descubrió que aún era perseguida, a pe- sar de que se había desfigu- rado ej rostro". cion era ya conocioa que no seria deportada. La Policía Federal de Estados Uni- dos contestó diciendo que nunca se habían hecho tales ofre- cimientos a Anna Sage. llegado. Pronto com- prendió que tenia que pagar a cier- tos "protectores" si tas recibidas llenó de terror a la famosa mujer "del vestido rojo", estaba firmada por "Los vengadores de Dillinger . Durante el mes de marzo de 1937 trató de que su aboga- do en Chicago consiguiera una autorización para regresar a Estados Unidos. La gestión fracasó. No sólo fracaso sino que fué perjudicial ya que los amigos de Dillinger comenza- ron a enviarle nuevas cartas amenazadoras. Los «mi- 1 gos del bandido se habían enterado de que intentaba regresar a Estados Unidos por los periódicos. TIENE LA CARA CAMBIADA Una vez que hubo perdido toda esperanza de poder regresar a Es- tados Unidos, Anna resolvió salir de Europa. Sabia que donde quie- ra que se estableciera siempre seria la victima propiciatoria del hampa. El primer paso de su nuevo plan fué cambiarse completamente la fi- sonomía, haciéndose todos los cam- bios necesarios ps«ra ocultar su iden- tidad. Se dirigió a Budapest y se some- tió a una operación facial. Una vez que hubo pasado por las manos del experto en cirugía plástica quedó horriblemente desfigurada, todos los atractivos de su feminidad fue- ron destruidos. La bella Anna ha- bia pasado a la historia. Hasta su pelo —ahora completamente cano— fué alterado. Antes de salir de Rumania con- siguió un pasaporte con su nuevo nombre en Budapest. Con su ros- tro cambiado y el flamante pasapor- te —donde aparecía pegado un re- trato suyo hecho después de la transformación— Anna se dirigió con su hijo a Fiume, un puerto ita- liano en el Adriático, desde donde embarcó para Alejandría, Egipto. De allí pasó al Cairo, la vieja ca- pital egipcia. Se preparó para co- menzar una nueva vida y educar a su hijo. A las dos semanas de encontrar- se en el Cairo fué reconocida por un notorio bandido de Timisoara, el jefe de la pandilla que quería "pro- tegerle" el restaurant. Desesperada y presa del pánico decidió hacerse una segunda operación en el rostro, más radical aún que la primera. Acudió a un famoso cirujano egip- cio y le pidió que la hiciera apare- recer como la victima de una horri- ble enfermedad. Cuando salió de la segunda ope- ración ni aún los propios familia- res la hubieran reconocido. Ahora Anna lucia vieja, fea y muy pálida. Además presentaba todas las carac- terísticas de las personas que han padecido la enfermedad, casi siem- pre mortal, muy temida por los egipcios. Pero a pesar de todos estos es- fuerzos, después de pasar por el do- lor de las dos operaciones, Anna Sage, continuaba temiendo hasta su propia sombra. Supo de un manico- mio situado en las afueras del Cai- ro donde son recluidos los que pa- decen de un tipo de locura ligera conocida entre los nativos como "el Chafar", que ataca a las personas que han sufrido mucho en el desierto. Bajo una estricta vigilancia, sin contactos con el mundo, Anna prefirió la vida entre las vetustas murallas del manico- mio. Es en esta institución donde la delatora que entregó a John Dillinger ha encontrado su posible último refugio. Al fin parece que Anna ha encontrado paz y seguridad, pero ya fué de nuevo localizada. Hace poco un diario de Pa- rís envió a un repórter al Cairo con objeto de que hiciera una información sobre la mujer "del vestido rojo". Con la debida m Al salir del país a bordo del barco "Presidente Hard- . . .,. inff » 1a famncm e Li«„, a ..,.A . - J J i r I quería seguir con el negocio. Anna era la victima fácil para ¡ autorización del Director del manicomio, el periodista pudo ing , la lamosa soplona acuso a poderosos amigos de la fa- . . a , ... .. . . * J- . & a u t.-- mili. n;n;«r,-r T-Ji«.. vi J i i todos los fulleros, petardistas y bandoleros. Tenia ademas . ver, a cierta distantfia, como Anna Sage jugaba con su hijo en mina Dillinger, en Indiana, como responsables de su expul-I . * ..... , .... , , ,. ,, . , ., , , eíAn <!•»,•,« .„. „r«„;.. .-* - -i ti •, •, j- que pagar altos impuestos, prohibitivos, y decidió cerrar el el patio. Algunas veces, cuando la mujer que un día fue tan sion. begun sus propias palabras solo recibí» cinco mil do- i* r & .. . . . la «*. ... . . . , ,„„ rnrmn T:_r_. r . . . JT . , . .... i restaurant. Consiguió entonces un empleo en cierto teatro de : celia trataba de sonreír, en su rostro aparecía una mueca trá- lares como recompensa entregados por les Estados de Ilh-L. . . ....... ., Budapest donde ganaría veinticinco dolares por solo apa- | gica. De aquella mujer bella y atractiva que por amor al oro se convirtió en una delatora y condujo a la muerte a su ami- nois, Indiana, Michigan, Ohio y Wisconsin. recer cada noche ante el público, pero el Gobierno prohibió Después de muchos incidentes en París. Viena y Buda- las funciones. pest, Anna llegó a un pequeño pueblo de los balkanes llama- I iba a asistir a una función cinematográfica acompañada por i do Timisoara, al oeste de Rumania. El lugar, antes de la Gut- ! P ' e , C ,! sament * por * r « oomor « s -\ u "' u0 " n mou . vo del Dillinger. La película que iban a ver era llamada "Melodrama ! rra Mundial, perteneció al imperio austro-húngaro, pero a CaS ° D j! ! nger ' * nM ? agC n ° encontraba *•**» en m f n l uni *J de Manhattan" y se estaba exhibiendo en el teatro "Bio- ' pesar de ello la forzaron a continuar el viaje hacia Rumania. ??*' !* *P «**! para « *" el din ^ *+* ! , * " g °' * Dl " inf " PUidt "" go John Dillinger no queda nada más que la sonrisa macabra de que habla el periodista francés. Lo más horrible para Anna graph" de Chicago. Anna prometió ir vestida de rojo. El sargento de la Policía de Chicago no quería actuar contra el bandido con sus escasas fuerzas. No olvidaba que los pandilleros de Dillinger habían asesinado a su intimo amigo, también policía, William P. O'Malley. ZarkovicH en una ocasión juró capturar a Dillinger y no quería fallar el golpe. pesar ae euo la torzaron a continuar el viaje | ATORMENTADA EN SU PROPIO PAÍS Poco después de llegar a la tierra que la vio nacer co- menzaron de nuevo sus problemas. Tenía que vivir en la mi- j En el otoño de 193¿, su hijo John, de pocos años de edad, seria y con las penalidades de un perro perseguido. Con la ¡ llegó a Rumania y se unió a ella. Inmediatamente comenza- (Derechos literarios asegurados en todas partes por . el daba. Ocultando, su nombre, usando el nombre de Anna en el futuro sobre su hijo. Campanasi, consiguió trabajo como encargada de una taber- na cerca de Timisoara. 4 mayor parte del dinero que había obtenido por su traición, ron a amenazarla con el secuestro del muchacho si no daba decidió abrir un restaurant en Timisoara. Pero su reputa-1 dinero. Las sumas pedidas eran fantásticas. Una de las car- UNITED FE ATURE SYNDICATE, Inc., Nueva York.) (Se prohibe la reproducción.)

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10 EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. — DOMINGO 14 DE AGOSTO DE 1938.

Anna Sage, la delatora de Dillinger, perseguida por todo el mundo Cambió de nombre y se hizo desfigurar el rostro por un experto en cirugía

* plástica, pero ha tenido que refugiarse en un manicomio egipcio ARA EL DELATOR —llamado también soplón o con- I Después de escuchar los planes de Anna, Zarcovich la

fidente— el futuro depara siempre los castigos más condujo al cuartel general de los "G-Men" en la ciudad de •'*" 'ludll*' !U humanidad' n° hay -duda' detCSta a l0S Chicago. Allí fué donde se preparó la celada que culmino en i¿L ; ,, .. ., , , .. la muerte del peligroso criminal. Zarcovich loeró asi canee' SI fullero miserable que por una cantidad de dinero r * *«a*« «»»

tragona a sus asociados, haciéndolos caer en manos de la lar la cuenta pendiente que tenia con el bandido por la muer Policía, es el tipo más odiado y despreciado por la gente que te de stf mejor amigo, vive al margen de la ley. Cuando ocurre alguna desgracia al delator —especialmente en los casos en que muere violen- tamente— el mundo del hampa está de pláceme.

Pocos días más tarde. c i ,....: ._., a id mua.t-1 t.- pectacular de Dillinger, cuando la famssa mujer "del vesti- do rojo" trataba de seleccionar el mejor modelo de automóvil, el Departamento del Trabajo de Estados Unidos decidió que una mujer de la naturaleza de Anna no debia estar en el pais.

Las autoridades norteamericanas la expulsaron basán-

ni la sombra de lo que fué.

La ambición de dinero condujo a esta mujer al abismo. hizo de ella una desgraciada. Para obtener oropel y una vi- da fácil abandonó a su marido, abriendo en Gary, IrHiana, una casa de dudosa moralidad.

También por dinero se convirtió en delatora y dio el soplo a la Policía norteamericana para que capturaran a John Dillinger en julio de 1934. Anna traicionó a su marMo pen- sando hacerse rica.

Estableció contacto con el sargento Martin Zarkovich. miembro de la Policía de Indiana. Le dijo que esa noche

FRASER CLOUGHERTY

Cuando la traidora es una mujer, los encargados de cas- tigarla por su pecado llegan a la exquisitez criminal; los hombres sombras, que se mueven en la obscuridad, elabo- ran verdaderas tesis filosóficas sobre la justicia retribuyente.

En uno de estos casos hemos encontrado el tema para I dose Para ell° cn l°s antecedentes de inmoralidad que habia este articulo. Es la historia de una mujer muy bella que, por su amor al oro, se convirtió en delatora, lle- vando a un criminal al lugar donde debia morir sin gloria atracado por la Policía.

El último acto de este drama del hampa —no el final por cierto— se desarrolló en la Corte Superior de Chicago, al presentarse reciente- mente un caso de divorcio, exacta- mente igual a los muchos casos que a diario allí se ventilan. Un obrero ferroviario sin trabajo, de origen ex- tranjero, apareció como acusado. La esposa —según sus palabras— lo ha- bía abandonado.

Los periodistas encargados de informar a sus diarios sobre los ca- sos que se presentaban en la Corte del condado de Cook, consideraron que el caso no poseía ningún ángu- lo sensacional. El divorcio del señor y la señora Sage, por tanto, sólo recibió una pequeña nota de men- ción en los periódicos.

Hace solamente tres años, no obstante, el nombre de la acusada aparecía cotidianamente en la pri- mera plana de todos los periódicos. Los cintillos, en los diarios de Es- tados Unidos y el extranjero, men- cionaban su nombre. ¡ En aquella ocasión era la bella mujer, vestida de ropo, que el 22 de julio de 1934 señaló con su dedo a John Dillinger, considerado hasta aquella noche co- mo el Enemigo Público número 1 de Estados Unidos! ¡Anna Sage!

VIDA DE SUFRIMIENTO Y TRAGEDIA

La bella Anna, por supuesto no estaba en la Corte para contestar las acusaciones hechas contra ella por su leal y amante esposo Alexander Sage. El esposo desertado explicó contarse había casado en 1929 y dio detalles explicando la forma en que la abandonó en 1932. El juez John J. Lupe declaró que la petición de di- vorcio presentada por Alexander, el marido agraviado, estaba justificada. La Corte dispuso, al propio tiempo, que se diera a conocer la decisión a la acusada, ausente, en caso de que fuera posible.

Con motivo de los intentos re- alizados para dar a conocer la de- cisión de la Corte, se supo de la vida de Anna Sage, de la vida terrible que llevaba desde que traicionó al notorio John Dillinger. A partir del 22 "de julio de 1934 nunca pudo evadir la tragedia y el su- frimiento. Al fin se reveló su paradero, después de una bús- queda minuciosa Anna Sage fué localizada en un manico- mio situado en las afueras del Cairo, Egipto.

>Lntes de ser deportada en 1936, de Estados Unidos a Rumania, su tierra nativa, Anna era una mujer de extraor- dinaria belleza, atractiva, de hermosos ojos y encantadoras mejillas. Su calidad femenina ocultaba sus años. En la ac- tualidad, como resultado de su horrible experiencia, es una acumulado en Gary, Indiana. La delatora alegó criaffera estropeada, derrotada por la vida. A-rna Sage no es ; "G-Men" oíracieron a ella cierta inmunidad y la garantía de I antes de que hubiera

'A las dos semanas de llegar al Cairo, Anna Sage, la dela- tora de Dillinger, descubrió que aún era perseguida, a pe- sar de que se había desfigu-

rado ej rostro".

cion era ya conocioa

que no seria deportada. La Policía Federal de Estados Uni- dos contestó diciendo que nunca se habían hecho tales ofre- cimientos a Anna Sage.

llegado. Pronto com- prendió que tenia que pagar a cier- tos "protectores" si

tas recibidas llenó de terror a la famosa mujer "del vestido rojo", estaba firmada por "Los vengadores de Dillinger .

Durante el mes de marzo de 1937 trató de que su aboga- do en Chicago consiguiera una autorización para regresar a Estados Unidos. La gestión fracasó. No sólo fracaso sino que fué perjudicial ya que los amigos de Dillinger comenza-

ron a enviarle nuevas cartas amenazadoras. Los «mi- 1 gos del bandido se habían enterado de que intentaba

regresar a Estados Unidos por los periódicos.

TIENE LA CARA CAMBIADA Una vez que hubo perdido toda

esperanza de poder regresar a Es- tados Unidos, Anna resolvió salir de Europa. Sabia que donde quie- ra que se estableciera siempre seria la victima propiciatoria del hampa. El primer paso de su nuevo plan fué cambiarse completamente la fi- sonomía, haciéndose todos los cam- bios necesarios ps«ra ocultar su iden- tidad.

Se dirigió a Budapest y se some- tió a una operación facial. Una vez que hubo pasado por las manos del experto en cirugía plástica quedó horriblemente desfigurada, todos los atractivos de su feminidad fue- ron destruidos. La bella Anna ha- bia pasado a la historia. Hasta su pelo —ahora completamente cano— fué alterado.

Antes de salir de Rumania con- siguió un pasaporte con su nuevo nombre en Budapest. Con su ros- tro cambiado y el flamante pasapor- te —donde aparecía pegado un re- trato suyo hecho después de la transformación— Anna se dirigió con su hijo a Fiume, un puerto ita- liano en el Adriático, desde donde embarcó para Alejandría, Egipto.

De allí pasó al Cairo, la vieja ca- pital egipcia. Se preparó para co- menzar una nueva vida y educar a su hijo.

A las dos semanas de encontrar- se en el Cairo fué reconocida por un notorio bandido de Timisoara, el jefe de la pandilla que quería "pro- tegerle" el restaurant. Desesperada y presa del pánico decidió hacerse una segunda operación en el rostro, más radical aún que la primera. Acudió a un famoso cirujano egip- cio y le pidió que la hiciera apare- recer como la victima de una horri- ble enfermedad.

Cuando salió de la segunda ope- ración ni aún los propios familia- res la hubieran reconocido. Ahora Anna lucia vieja, fea y muy pálida. Además presentaba todas las carac- terísticas de las personas que han padecido la enfermedad, casi siem- pre mortal, muy temida por los egipcios.

Pero a pesar de todos estos es- fuerzos, después de pasar por el do- lor de las dos operaciones, Anna Sage, continuaba temiendo hasta su propia sombra. Supo de un manico- mio situado en las afueras del Cai- ro donde son recluidos los que pa-

decen de un tipo de locura ligera conocida entre los nativos como "el Chafar", que ataca a las personas que han sufrido mucho en el desierto.

Bajo una estricta vigilancia, sin contactos con el mundo, Anna prefirió la vida entre las vetustas murallas del manico- mio. Es en esta institución donde la delatora que entregó a John Dillinger ha encontrado su posible último refugio.

Al fin parece que Anna ha encontrado paz y seguridad, pero ya fué de nuevo localizada. Hace poco un diario de Pa- rís envió a un repórter al Cairo con objeto de que hiciera una información sobre la mujer "del vestido rojo". Con la debida

m

Al salir del país a bordo del barco "Presidente Hard- . . .,. inff» 1a famncm eLi«„, a..,.A . - J J i r I quería seguir con el negocio. Anna era la victima fácil para ¡ autorización del Director del manicomio, el periodista pudo ing , la lamosa soplona acuso a poderosos amigos de la fa- . . a , ... .. . . * J- . & a u t.-- mili. n;n;«r,-r -« T-Ji«.. vi J i i todos los fulleros, petardistas y bandoleros. Tenia ademas . ver, a cierta distantfia, como Anna Sage jugaba con su hijo en mina Dillinger, en Indiana, como responsables de su expul-I . * ..... , .... , , ,. ,, . , ., , , eíAn <!•»,•,« .„. „r«„;.. —.-*■- -i ti •, •, j- que pagar altos impuestos, prohibitivos, y decidió cerrar el el patio. Algunas veces, cuando la mujer que un día fue tan sion. begun sus propias palabras solo recibí» cinco mil do- i* r & .. . . . la «*. ... . . . , ,„„ rnrmn T:_r_. r. . . JT . , . .... i restaurant. Consiguió entonces un empleo en cierto teatro de : celia trataba de sonreír, en su rostro aparecía una mueca trá- lares como recompensa entregados por les Estados de Ilh-L. . . ....... ., • „

Budapest donde ganaría veinticinco dolares por solo apa- | gica.

De aquella mujer bella y atractiva que por amor al oro se convirtió en una delatora y condujo a la muerte a su ami-

nois, Indiana, Michigan, Ohio y Wisconsin. recer cada noche ante el público, pero el Gobierno prohibió

Después de muchos incidentes en París. Viena y Buda- las funciones. • pest, Anna llegó a un pequeño pueblo de los balkanes llama- I

iba a asistir a una función cinematográfica acompañada por i do Timisoara, al oeste de Rumania. El lugar, antes de la Gut- ! P'e,C,!sament* por* r«oomor« s-\u"'u0 "n mou.vo del

Dillinger. La película que iban a ver era llamada "Melodrama ! rra Mundial, perteneció al imperio austro-húngaro, pero a CaS° Dj! !nger' *nM ?agC n° encontraba *•**» en mfnluni *J

de Manhattan" y se estaba exhibiendo en el teatro "Bio- ' pesar de ello la forzaron a continuar el viaje hacia Rumania. ??*' !* *P «**! para "° «■*" el dinV° ^ *+* ! , * *° " g°' * Dl"inf" PUidt ""

go John Dillinger no queda nada más que la sonrisa macabra de que habla el periodista francés. Lo más horrible para Anna

graph" de Chicago. Anna prometió ir vestida de rojo.

El sargento de la Policía de Chicago no quería actuar contra el bandido con sus escasas fuerzas. No olvidaba que los pandilleros de Dillinger habían asesinado a su intimo amigo, también policía, William P. O'Malley. ZarkovicH en una ocasión juró capturar a Dillinger y no quería fallar el golpe.

pesar ae euo la torzaron a continuar el viaje |

ATORMENTADA EN SU PROPIO PAÍS Poco después de llegar a la tierra que la vio nacer co-

menzaron de nuevo sus problemas. Tenía que vivir en la mi- j En el otoño de 193¿, su hijo John, de pocos años de edad, seria y con las penalidades de un perro perseguido. Con la ¡ llegó a Rumania y se unió a ella. Inmediatamente comenza- (Derechos literarios asegurados en todas partes por . el

daba. Ocultando, su nombre, usando el nombre de Anna en el futuro sobre su hijo. Campanasi, consiguió trabajo como encargada de una taber- na cerca de Timisoara.

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mayor parte del dinero que había obtenido por su traición, ron a amenazarla con el secuestro del muchacho si no daba decidió abrir un restaurant en Timisoara. Pero su reputa-1 dinero. Las sumas pedidas eran fantásticas. Una de las car-

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