El Negrito Avellaneda alegato

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TOF 1 San Martín. Causas 2005 y 2044 (caso 145, causa 4012, Jgdo. Fed. 2, SM) ALEGATO FISCAL (22-6-09) (fiscales: Marcelo García Berro, Juan Patricio Murray y Javier Augusto De Luca) 1. La imputación . Dentro del plan sistemático dispuesto por el último gobierno de facto que asumió el poder con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 se produjeron los hechos que se imputan a Santiago Omar Riveros, Osvaldo Jorge García, César Amadeo Fragni, Raúl Horacio Harsich, Fernando E. Verplaetsen y Alberto Ángel Aneto que, en forma sintética y sin perjuicio del distinto grado de intervención total o parcial que en ellos haya tenido cada uno, consistieron en: haber ingresado más de dos personas en forma ilegal en el domicilio de Iris Pereyra de Avellaneda y de Floreal Edgardo Avellaneda, el 15 de abril de 1976, ubicado en la calle Sargento Cabral 2385 de Munro, entonces Partido de Vicente López, Provincia de Buenos Aires, en busca de Floreal Avellaneda padre, militante sindical y del partido comunista, quien se escapó por una ventana. Una vez allí, haber sustraído diversas cosas muebles mediante el empleo de armas de fuego aptas y cargadas, ya que fueron disparadas, haber privado de su libertad ilegítimamente a los dos primeros, conducirlos detenidos a la Comisaría de Villa Martelli, torturarlos, después trasladarlos a dependencias de la Guarnición Militar de Campo de Mayo, bajo jurisdicción del Comando de Institutos 1

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Alegato del fiscal sobre imputación caso Avellaneda

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TOF 1 San Martn. Causas 2005 y 2044 (caso 145, causa 4012, Jgdo. Fed. 2, SM)ALEGATO FISCAL (22-6-09)(fiscales: Marcelo Garca Berro, Juan Patricio Murray y Javier Augusto De Luca)1. La imputacin.Dentro del plan sistemtico dispuesto por el ltimo gobierno de facto que asumi el poder con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 se produjeron los hechos que se imputan a Santiago Omar Riveros, Osvaldo Jorge Garca, Csar Amadeo Fragni, Ral Horacio Harsich, Fernando E. Verplaetsen y Alberto ngel Aneto que, en forma sinttica y sin perjuicio del distinto grado de intervencin total o parcial que en ellos haya tenido cada uno, consistieron en: haber ingresado ms de dos personas en forma ilegal en el domicilio de Iris Pereyra de Avellaneda y de Floreal Edgardo Avellaneda, el 15 de abril de 1976, ubicado en la calle Sargento Cabral 2385 de Munro, entonces Partido de Vicente Lpez, Provincia de Buenos Aires, en busca de Floreal Avellaneda padre, militante sindical y del partido comunista, quien se escap por una ventana. Una vez all, haber sustrado diversas cosas muebles mediante el empleo de armas de fuego aptas y cargadas, ya que fueron disparadas, haber privado de su libertad ilegtimamente a los dos primeros, conducirlos detenidos a la Comisara de Villa Martelli, torturarlos, despus trasladarlos a dependencias de la Guarnicin Militar de Campo de Mayo, bajo jurisdiccin del Comando de Institutos Militares, negar datos sobre su paradero cuando fueron requeridos por parientes y autoridades competentes, as como no informar ni poner a disposicin de estas ltimas a los detenidos y, en ese mismo lugar, continuar las torturas y las detenciones ilegales, las que cesaron poco tiempo despus al dar muerte a Floreal Edgardo, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado el 14 de mayo de 1976, y poner a Iris Pereyra de Avellaneda a disposicin del PEN por Decreto N 203/76 mediante su traslado a la crcel de Olmos, prov. de Buenos Aires, el 23 de abril de 1976, quien recuper su libertad el 30 de junio de 1978 por Decreto PEN N 1436/78.

2. El caso Avellaneda como parte del plan sistemtico. Causa 13.

Las caractersticas de los hechos imputados obligan a emplear un mtodo de explicacin de la prueba distinto al de las causas comunes que consistir en valorar la prueba desde lo general a lo particular.

En la sentencia pronunciada en la Causa N 13/84 originariamente instruida por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas en cumplimiento del decreto 158/83 del Poder Ejecutivo Nacional, dictada por la Cmara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal en pleno el da 9 de diciembre de 1985, publicada en Fallos: 309, se tuvo por acreditada no slo la ocurrencia de los sucesos que damnificaron a la Sra. Iris Pereyra de Avellaneda y a su hijo menor Floreal Edgardo Avellaneda, sino tambin que estos hechos fueron parte de un todo, una de las tantas manifestaciones de un plan sistemtico e ilegtimo llevado a cabo por varios de los miembros de la ltima dictadura militar.

Ello, fue descripto de la siguiente forma, que compartimos: El 6 de octubre de 1.975 el Poder Ejecutivo Nacional dict los Decretos n 2.770, n 2.771 y n 2.772. En el primero se dispuso la creacin del Consejo de Seguridad Interna, con fundamento en la necesidad de enfrentar la actividad de elementos subversivos... Dicho consejo estaba integrado por todos los Ministros del Poder Ejecutivo Nacional y los Comandantes Generales de las Fuerzas Armadas, y su competencia radicaba principalmente en la direccin de los esfuerzos nacionales para la lucha contra la subversin.... En la segunda norma citada se dispona que el Consejo de Defensa, a travs del Ministro del Interior, suscriba con los gobiernos de las provincias convenios que coloquen bajo su control operacional al personal y los medios policiales y penitenciarios provinciales que les sean requeridos por el citado Consejo para su empleo inmediato en la lucha contra la subversin. Finalmente, el Decreto n 2.772 ordenaba que las Fuerzas Armadas bajo el Comando Superior del Presidente de la Nacin que ser ejercido a travs del Consejo de Defensa, procedern a ejecutar las operaciones militares y de seguridad necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del pas.

El 15 de octubre de 1975 se firm la Directiva del Consejo de Defensa N 1/75 (Lucha contra la subversin) que reglamentaba los decretos citados, y que tena por finalidad instrumentar el empleo de las Fuerzas Armadas, de Seguridad, Policiales y otros organismos puestos a disposicin del Consejo de Defensa para la lucha contra la subversin, de acuerdo a lo impuesto por los Decretos n 2770, n 2771 y n 2772. Dicha directiva a su vez dispona la forma de Organizacin de los elementos a participar en la lucha contra la subversin; se dispuso que el Ejrcito tuviera la responsabilidad primaria en la direccin de las operaciones contra la subversin en todo el mbito nacional. Finalmente se mantuvo la divisin del pas en un sistema de Zonas, Subzonas y reas de seguridad -que haba sido decidido mediante una directiva militar del ao 1972, el Plan de Capacidades para el ao 1972 PFE -PC MI 72, en las que se desplegaba un mecanismo de control y mando preciso para el desarrollo de las operaciones.

Respecto de los decretos 2770, 2771 y 2772, del ao 1975, se sostuvo que haban obedecido fundamentalmente a que las policas haban sido rebasadas por la guerrilla y que por aniquilamiento deba entenderse dar trmino definitivo o quebrar la voluntad de combate de los grupos subversivos, pero nunca la eliminacin fsica de esos delincuentes (Fallos 309:100 y ss).

Que el Ejrcito dict, como contribuyente a la directiva precedentemente analizada, la Directiva del Comandante General del Ejrcito n 404/75, del 28 de octubre de ese ao, que fij las zonas prioritarias de lucha, dividi la maniobra estratgica en fases y mantuvo la organizacin territorial -conformada por zonas de defensa, subzonas, reas y subreas.

All se estableci que los detenidos deban ser puestos a disposicin de autoridad judicial o del Poder Ejecutivo, y todo lo relacionado con las reglas de procedimientos para detenciones y allanamientos, se difiri al dictado de una reglamentacin identificada como Procedimiento Operativo Normal, que finalmente fue sancionada el 16 de diciembre siguiente, el PON 212/75.

Que todas estas normas y directivas resultan el antecedente inmediato de lo que luego se convirti institucionalmente en un plan criminal de represin en el marco del cual sucedieron los hechos objeto de este juicio.

En lugar de usar en plenitud los poderes legales, el gobierno militar prefiri implementar un modo clandestino de represin.

El 30 de diciembre de 1.986, la Corte Suprema de Justicia de la Nacin, confirm lo expuesto y lo probado respecto de la lucha contra la subversin.

3. La estructura militar donde encaj el sistema.

La organizacin y obligaciones de cada miembro dentro de los llamados Estados Mayores, se encontraba perfectamente delimitada.

El Reglamento de Organizacin y Funcionamiento de los Estados Mayores (RC 3 30), establece que el comandante ser asistido por un segundo comandante y un estado mayor, y el mando se ejercer a travs de una cadena de comando que har a cada jefe dependiente responsable de todo lo que sus respectivas fuerzas hagan o dejen de hacer. Todas las rdenes se impartirn siguiendo esta cadena de comando (art. 1001). Asimismo, el comandante y su estado mayor constituyen una sola entidad militar que tendr un nico propsito el exitoso cumplimiento de la misin que ha recibido el comandante. Entre el comandante y su estado mayor deber existir la compenetracin ms profunda. Sus relaciones tendrn como base la confianza del comandante en su estado mayor y la disciplina y franqueza intelectual del estado mayor hacia su comandante () 3) En el ejercicio de sus funciones el estado mayor obtendr informacin e inteligencia y efectuar las apreciaciones y el asesoramiento que ordene el comandante; preparar los detalles de sus planes; transformar sus resoluciones y planes en rdenes; y har que tales rdenes sean transmitidas oportunamente a cada integrante de la fuerza (art. 1002). En el Captulo V se establece el control de las operaciones en los Comandos de las Grandes Unidades de Batalla y de Combate.

El art. 5.003 explica cmo se descentralizaba la conduccin de las operaciones hacia los jefes dependientes. El art. 4.005 contemplaba el estudio y aprovechamiento del material humano cuya funcin era responsabilidad de los comandos en los niveles superiores. El artculo 2.005 determinaba que: 1 a) Los jefes (directores) del estado mayor general sern los principales auxiliares del comandante en los asuntos de estado mayor 2) Tanto el estado mayor coordinador como el director, funcionarn como una sola entidad destinada a asegurar la coordinacin de las acciones (). El art. 2.006 referido a la Organizacin bsica del estado mayor tipo coordinador, en su Punto 2), seala: El Estado Mayor normalmente contar con cinco miembros principales, que se denominarn jefes y estarn a cargo de cada uno de los amplios campos de inters (ver art. 2.002) a saber: a) el jefe de personal (G-1), b) el jefe de inteligencia (G-2), c) el jefe de operaciones (G-3), d) el jefe de logstica (G-4) y e) el jefe de asuntos civiles (G-5).

En lo que a esta causa interesa, donde no se encuentran personas acusadas que respondieran a las jerarquas de G-1, G-3, G-4 y G-5, corresponde describir las obligaciones y funciones del G-2, jefe de inteligencia, que era el rol que ocupaba Verplaetsen en el Comando de Institutos Militares al momento de los hechos.

Art. 3.005. Conceptos Generales. El Jefe de Inteligencia (G-2) ser el principal miembro del estado mayor que tendr responsabilidad primaria sobre todos los aspectos relacionados con el enemigo, condiciones meteorolgicas y el terreno. Las consideraciones fundamentales que gobernarn los asuntos de inteligencia en el estado mayor sern las siguientes: 1) la inteligencia deber ser adecuada, exacta, oportuna y de utilidad para el cumplimiento de la misin de la fuerza; 2) todos los elementos de las armas, tropas tcnicas y servicios, realizarn actividades de inteligencia; 3) la inteligencia estar ntimamente coordinada con todas las operaciones tcticas.

Art. 3.006 Funciones. Las principales funciones del jefe de inteligencia (G-2) sern las siguientes: la preparacin de planes y rdenes para la reunin de informacin, incluyendo la adquisicin de blancos y la inteligencia de combate; proponer al comandante los elementos esenciales de informacin; la apreciacin de las capacidades enemigas y sus vulnerabilidades, incluyendo la que se aprecia como ms probable que adopte el enemigo; 4) varios: a) los aspectos de inteligencia en: a. las actividades de guerrillas; b. las operaciones sicolgicas, incluyendo la apreciacin de la eficacia de las operaciones sicolgicas propias del enemigo y la colaboracin en el planeamiento y supervisin de la instruccin de defensa contra la propaganda enemiga;

Figura 14 Relaciones del Estado Mayor en determinadas actividades de personal. En la columna Actividades, punto 2. 2) Prisioneros de Guerra, en el sector correspondiente al G-2 (Oficial de inteligencia) se consigna: Este jefe: Aprecia la cantidad probable de prisioneros a capturar en las operaciones futuras. Asegura el interrogatorio de prisioneros de guerra seleccionados.

En la misma figura 14, punto 2. 4) Personal civil, en la columna pertinente al G-2 (Oficial de inteligencia) se consigna Ejecuta la investigacin preventiva sobre civiles y las medidas apropiadas de contrainteligencia

Del Reglamento RV-200-10, Servicio Interno, ya mencionado, en el Captulo I Personal Superior del Cuerpo de Comando, Seccin I Jefe de Unidad o Subunidad Independiente, se desprende que todas las Unidades o Subunidades tenan una estructura anloga, con su plana mayor (art. 1050) con su Oficial de Personal (S1), Oficial de Inteligencia (S2), Oficial de Operaciones (S3) y Oficial de Logstica (S4).

Tambin all se explican las funciones del Oficial de Inteligencia.

Por su parte, la intervencin de quien era Jefe de Personal en el contexto de la represin ilegal no se limitaba a un mero tratamiento burocrtico de la informacin sobre las personas detenidas a disposicin de autoridad militar (DAM), mientras se encontraba en trmite su puesta a disposicin del Poder Ejecutivo Nacional.

Como Omaecheverra no est imputado en esta causa, slo referiremos en forma objetiva cul era su necesaria intervencin. Se trata de la autoridad que firm los documentos que estn fotocopiados a fs. 106/108 de la causa 28.976 y que dan cuenta de la detencin de Iris Pereyra de Avellaneda y de su pedido de puesta a disposicin del PEN. Los coimputados Harsich y Fragni aparecen firmando esos mismos documentos en cumplimiento otros roles asignados por otro Reglamento, el PON 212. Sern sus potestades las que darn verosimilitud a esos documentos y no al revs.

As, en el RC-3-30 con respecto a las funciones del Departamento I Personal en un Estado Mayor, el Art. 3.003 dice: ...El jefe de personal (G-1) ser el principal miembro del estado mayor que tendr responsabilidad primaria sobre todos los aspectos relacionados con los individuos bajo control militar directo, tanto amigos como enemigos, militares y civiles ... art. 3.004 Las principales funciones del jefe de personal (G-1) sern las siguientes:... 2) administracin de personal... b) prisioneros de guerra: reunin y procesamiento (clasificacin; internacin; separacin; evacuacin; rgimen interno: disciplina, empleo, seguridad y custodia, reeducacin, tratamiento, liberacin y repatriacin...4. La guerra contrarrevolucionaria. En la causa Simn, Fallos CSJN, 328 (2):2056, el juez Fayt, (vid. su voto, considerando 24), en pg. 2339), aludi a su voto de veinte aos atrs en la causa contra los ex Comandantes (Fallos 309:1689, pg. 1773). All haba consignado: Que la existencia de dichas ordenes secretas, que avalaban la comisin de delitos por parte de los subordinados, se evidencia en la metodologa empleada y en la reiteracin de los delitos por parte de los autores materiales.

Dicha metodologa consista bsicamente en: a) capturar a los sospechosos de tener vnculos con la subversin, de acuerdo con los informes de inteligencia; b) conducirlos a lugares situados en unidades militares o bajo su dependencia; c) interrogarlos bajo tormentos, para obtener los mayores datos posibles acerca de otras personas involucradas; d) someterlos a condiciones de vida inhumanas para quebrar su resistencia moral; e) realizar todas esas acciones con las ms absoluta clandestinidad, para lo cual los secuestradores ocultaban su identidad, obraban preferentemente de noche, mantenan incomunicadas a las vctimas negando a cualquier autoridad, familiar o allegado el secuestro y el lugar de alojamiento; y, f) dar amplia libertad a los cuadros inferiores para determinar la suerte del aprehendido, que poda ser luego liberado, puesto a disposicin del Poder Ejecutivo nacional, sometido a proceso militar o civil, o eliminado fsicamente. Esos hechos deban ser realizados en el marco de las disposiciones legales existentes sobre la lucha contra la subversin, pero dejando sin cumplir las reglas que se opusieran a lo expuesto.

Asimismo, se garantizaba la impunidad de los ejecutores mediante la no interferencia en sus procedimientos, el ocultamiento de la realidad ante los pedidos de informes, y la utilizacin del poder estatal para persuadir a la opinin pblica local y extranjera de que las denuncias realizadas eran falsas y respondan a una campaa orquestada tendiente a desprestigiar al gobierno.

Para permitir su cumplimiento, los comandantes dispusieron que los ejecutores directos fueran provistos de los medios necesarios, ropa, vehculos, combustible, armas, municiones, lugares de alojamiento de cautivos, vveres y todo otro elemento que se requiriera.

Finalmente, se dio por probado que las rdenes impartidas dieron lugar a la comisin de un gran nmero de delitos de privacin ilegal de la libertad, tormentos y homicidios, fuera de otros cometidos por los subordinados, que pueden considerarse como los robos producidos- consecuencia del sistema adoptado desde el momento en que los objetos se depositaban en los centros militares que utilizaban como base de operaciones los grupos encargados de capturar a los sospechosos.

En la ejecucin de esa tctica, cada Fuerza actu en su jurisdiccin independientemente de las otras, producindose una verdadera feudalizacin de las zonas a tal punto que para que una Fuerza extraa pudiera operar en zona deba solicitar autorizacin al Comandante que ejerca el control sobre ella, sin perjuicio de que cuando fuese necesario se solicitase la cooperacin de otras Fuerzas

10) Que ese mtodo no convencional de lucha se utiliz a partir del 5 de enero de 1975 en el Operativo Independencia en acciones contra el E.R.P. y fue organizado sin autorizacin de Isabel Martnez de Pern. Contrariando las rdenes emanadas desde Buenos Aires, se elabor un modelo de accin tomado de las experiencias proporcionada por los oficiales de las O.A.S., y las luchas de Vietnam y Argelia, de organizacin celular, con grupos de oficiales vestidos de civil y en coches de uso particular, con impunidad asegurada y aptos para dotar de mayor celeridad a las tareas de inteligencia y de contrainsurgencia que permitieron prescindir de la justicia, clasificar los prisioneros del ERP segn importancia y peligrosidad de modo que slo llegaran al juez los inofensivos. Este tipo de acciones, cuando las Fuerzas Armadas asumieron el Poder del Estado fue adoptado por los respectivos comandantes y objeto de rdenes verbales.Bien, estas apreciaciones de hace ms de veinte aos son corroboradas ahora, cuando pudimos aportar el documento entregado en 1987 por el general Adel Vilas en su declaracin indagatoria ante la Cmara Federal de Baha Blanca (causa 11/86), llamado Plan del Ejrcito (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional Secreto Buenos Aires, Febrero 1976), del cual surgen elementos contundentes que seguidamente se describirn. 5. El contexto ideolgico.

Nada de lo ocurrido en los hechos de esta causa ha sido producto del azar o de la decisin unipersonal de sus ejecutores con fines particulares, sino que responde a un plan, concebido sobre una ideologa.

La doctrina contrarrevolucionaria francesa lleg a la Argentina por dos conductos: la misin militar oficial instalada en la sede del Ejrcito y los oficiales que ingresaron en forma clandestina para huir de las condenas a muerte por su participacin en la OAS, la organizacin paramilitar que sembr el terror en Pars en represalia por el abandono de Argelia dispuesto por el presidente De Gaulle.

De all surge la tcnica de la divisin del territorio en zonas y reas, la tortura como mtodo de inteligencia de obtencin de informacin, el asesinato clandestino para no dejar huellas y la re-educacin de algunos prisioneros para utilizarlos como agentes propios. Se sustenta en tres ejes fundamentales. A) El concepto del terror hacia la poblacin como arma. B) Que el enemigo est dentro o forma parte de la poblacin civil. C) Que la informacin es fundamental para la victoria armada que debe ser lograda a cualquier costo. En ese contexto, la separacin del enemigo de la parte de la poblacin que no es considerado tal, se transforma en una obsesin.

Con estas premisas se instal un mtodo represivo en el cual se detectaba discrecionalmente a cualquier persona que diera alguna sospecha de injerencia o relacin con personas consideradas enemigas; inmediatamente se la capturaba, se la trasladaba y alojaba en lugares acondicionados al efecto, a espaldas de cualquier autoridad y mediante torturas, golpes y vejaciones que incluan perodos prolongados se intentaba obtener informacin sobre actividades propias y ajenas, sobre los cuales se operaba del mismo modo en consecuencia, es decir, en forma metodolgica.

Propagaron esta forma de guerra que llamaron moderna y el ambiguo concepto de subversin, entendido como todo aquello que se opone al plan de Dios sobre la tierra (Robin, Marie Monique, Los Escuadrones de la Muerte: la escuela francesa, Edit. Sudamericana, Buenos Aires, 2005, pg. 7/8).

El terico francs Jean Ousset, escribi: el aparato revolucionario es ideolgico antes que poltico y poltico antes que militar (Ousset, Jean, Marxismo Leninismo, Edit. Icton, Buenos Aires, 1963, pg. 205 y ss.), lo cual explica el amplio espectro de enemigos que cayeron bajo la atencin de quienes predicaban librar una cruzada contra el mal.

Se dictaron cursos a los que asistieron como alumnos oficiales de las fuerzas armadas de toda Amrica, para preparar sus propias guerras sucias.

Tambin confluyeron en la importacin del modelo francs, los trabajos del llamado integrismo catlico sobre las fuerzas armadas argentinas, a partir de los fuertes vnculos de una parte de las altas jerarquas de la Iglesia Catlica con los militares participantes de los sucesivos golpes de estado. Se lo llama integrismo no porque pretenda unir grupos diferentes, sino en el sentido de incolumnidad, de mantener la integridad e impedir la permeabilidad de una determinada doctrina.

A travs de ese sector penetr la organizacin francesa Cit Catholiqu y su doctrina contrarrevolucionaria aplicada por el Ejrcito de la Repblica de Francia en la guerra colonial de Argelia.

El traductor de la citada obra de Ousset fue el Coronel Juan Francisco Guevara, que estaba a cargo de la inteligencia del ejrcito y su prologuista fue el Cardenal Primado de la Argentina, Arzobispo de la ciudad de Buenos Aires y Vicario General Castrense, Antonio Caggiano.

Cit Catholiqu desarrolla un concepto nuevo, el de la subversin, un enemigo proteico, esencial, no definido por sus actos, cuya finalidad es subvertir el orden cristiano, la ley natural o el plan del Creador (Ousset, ob. cit., p. 42 y ss.).

Caggiano dice en el prlogo que el libro de Ousset, es un instrumento de formacin para una lucha a muerte, que califica de eminentemente ideolgica. La misin es preparar el combate decisivo, aunque los enemigos todava no han presionado las armas. Una suerte de doctrina del aniquilamiento, antes de la realizacin de cualquier alzamiento armado, un anuncio de una batalla a muerte cuando todava el fenmeno subversivo no se haba expresado.

A la par, llegaron los manuales con lenguaje tcnico.

As, otro integrante de Cit Catholiqu, el Coronel Roger Trinquier escribe La Guerra Moderna donde se teoriza acerca de la tortura y de otras prcticas, que despus fueron desarrolladas en la Argentina (Ed. Rioplantense, ttulo original La guerre moderne, traducido por el Cap. (RE) L.P. Prez Roldan).

En este nuevo tipo de guerra la tortura es el arma escogida para superar la resistencia del enemigo, moralmente neutra como una oruga en terreno escarpado.

Dice el militar francs que ...el terrorista sabe que, sorprendido y capturado, no puede esperar que le traten como un criminal ordinario o que se limiten a tomarle prisionero como hacen los soldados en el campo de batalla. lo que se busca en l no es el castigo de su accin, de la que en realidad no es totalmente responsable, sino la eliminacin de su organizacin o su rendicin. cuando se le interroga no se le piden detalles de su vida sino precisa informacin sobre su organizacin. sobre quines son sus superiores y la direccin de los mismos, a fin de proceder a su inmediato arresto. Ningn abogado est presente cuando se efecta este interrogatorio. Si el prisionero ofrece rpidamente la informacin que se pide, el examen termina enseguida. Pero si esta informacin no se produce de inmediato, sus adversarios se ven forzados a obtenerla empleando cualquier medio.

Por otra parte, la ciencia pone ya a la disposicin del ejrcito los medios necesarios para lograr su objetivo sin tener que llegar a la lesin. Pero esto no quiere decir que podamos engaarnos con nuestras responsabilidades. Es doloroso permitir que la artillera o la aviacin bombardeen localidades pequeas, matando mujeres y nios, mientras se consienta que el verdadero enemigo escape, porque no se ha interrogado propiamente (autor y op. citada, Parte Primera: Preparacin de la Guerra. Captulo 4 El terrorismo, arma principal de la guerra moderna, pg. 37/38).

Sigue: ...Con un buen servicio de Inteligencia se puede detener la infiltracin de los elementos que son indispensables para el enemigo... La informacin, es algo que resulta papel mojado si no se explota rpidamente. En consecuencia, debemos crear un cuerpo de inteligencia de accin inmediata capaz de sacar provecho a la informacin que se reciba en el menor tiempo posible Pero nuestro mejor agente nos ser proporcionado por el propio enemigo, si sabemos hacer las cosas.... (autor y op. citada, Parte Primera: Preparacin de la Guerra, Captulo 6, Defensa del Territorio, Servicio de Inteligencia, pgs. 50/53).

Todo este despliegue se inserta en una nueva guerra, la fra, y a travs de la escuela De las Amricas de los Estados Unidos de Norteamrica, que pasa a conducir uno de los dos bandos de ese enfrentamiento que ahora es global (vid. Hobsbawm, Eric, Historia del Siglo XX, edit. Crtica, 10 edicin, Buenos Aires, 2007, Captulo VIII, pg. 229 y ss.).

Estas concepciones son tomadas por nuestros militares en distintos cuerpos normativos. As, el Comandante en Jefe del Ejrcito, Tte. Gral. Alejandro Agustn Lanusse, dicta el 20 de Septiembre de 1968 el RC-8-2 Operaciones contra Fuerzas Irregulares en tres tomos. El tomo III (Reservado), dedica el captulo VI al rol de las FF.AA. en la Guerra Contrarrevolucionaria. En el punto 6.001 2) se consigna que ...las fuerzas armadas podrn aportar una eficaz contribucin a la lucha: a) Por las informaciones que puedan obtener por intermedio de sus elementos de inteligencia...

El 8 de Noviembre de 1968, la misma autoridad militar dicta el Reglamento sobre Operaciones Sicolgicas (OS), bajo la signatura RC-5-1. Su captulo VI se denomina Inteligencia.

En el punto 6.004 (Fuentes de Informacin) dentro de las Fuentes Tcnicas se consigna en el sub-punto a) a los Prisioneros de guerra, al decir que el personal de OS coadyuvar en el interrogatorio de los prisioneros ...de guerra, proporcionando a los elementos de inteligencia una lista de preguntas que deber contener la informacin esencial para OS y que cuando sea autorizado el personal de OS podr participar tambin en los interrogatorios....

Con el documental de la investigadora Marie Monique Robin Los Escuadrones de la Muerte: La Escuela Francesa, se ha podido acreditar la influencia que varios militares de esa nacionalidad, creadores de la doctrina de la guerra contrarevolucionaria, tuvieron sobre los militares argentinos que ejecutaron los delitos de lesa humanidad, una suerte de genocidio poltico, durante la dcada de 1970 en nuestro pas, entre los que se encuentran los hechos de esta causa.

En ese documental se ve al Coronel Charles Lacheroy que relata cmo durante la campaa en Indochina y con la derrota Francesa en 1954, pudo advertir mediante el estudio de El libro Rojo de Mao Tse Tung, la importancia que tena separar a la vanguardia revolucionaria de su retaguardia: el pueblo. Y que entonces lo importante era operar sobre esa retaguardia.

Conceptos similares son formulados por el Gral. Paul Ausaresses y el Gral. Marcel Bigerard, quienes acuan el trmino de Guerra Subversiva, insisten sobre la importancia de separar al ejrcito revolucionario de la retaguardia, es decir el pueblo, y explican que eso se consigue mediante el imperio del terror, las detenciones indiscriminadas, el interrogatorio y la tortura.

Admiten que la obra mxima donde se acu toda la teora de la guerra contrarevolucionaria es el libro La Guerra Moderna de Roger Trinquier citada. Que la base de este tipo de guerra es la informacin, que la informacin se obtiene mediante el interrogatorio, que con esa informacin obtenida se realimenta el aparato de inteligencia y que el mtodo para obtener informacin en el interrogatorio es la tortura. Que no es necesario daar mucho fsicamente al enemigo, mutilarlo ni sacarle los ojos. Que para ello existe la picana.

En la parte del documental donde se entrevista al Gral. de Divisin (RE) Alcides Lpez Aufranc, ste admite este haber sido el primer alumno de los franceses y que fue destinado a Pars a fines de la dcada del 50. Explica cmo se desarroll todo esto en la Argentina. Cabe acotar que desde 1969 a 1971 este general, adems, fue superior de y como tal calific a Santiago Omar Riveros en la Jefatura III de Operaciones del Estado Mayor del Ejrcito, tal como surge del legajo personal de este ltimo.

Se puede apreciar en el documental el relato de los ex marinos Julio Urien y Anbal Acosta, que cuentan cmo los instructores en la Escuela Naval en el ao 1968 junto con los capellanes militares, les exhibieron, a modo de entrenamiento, la pelcula La Batalla de Argel que contiene un preciso relato (segn lo manifestado por el General Paul Ausaresses) de los mtodos de inteligencia, informacin, tortura, asesinato y desaparicin utilizados en Argelia por los Militares Franceses.

Por su parte, el Gral. de Divisin (RE) Albano Harguindeguy refiere en el mismo lugar que como mtodo de trabajo se utiliz la tortura, concretamente la picana, aunque sta era utilizada desde haca tiempo por las policas locales en los interrogatorios.

El Gral. de Divisin (RE) Ramn Genaro Daz Bessone, coincide y admite que se utiliz la tortura como fuente para obtener informacin y en las operaciones de inteligencia, que no se pudo utilizar la ley marcial ni el fusilamiento por las condiciones internacionales, y que por eso se impuso la poltica del desaparecimiento de los cadveres de los prisioneros asesinados. Que si a los detenidos los hubieran encarcelado legalmente y luego liberado o los hubieran dejado salir del pas, habran sido posteriormente liberados por un gobierno constitucional o reingresado al pas y retomado nuevamente las armas.

Todo esto, est volcado en el libro de la misma autora y ttulo y fue declarado por la propia Robin ante el Tribunal Oral Federal de Corrientes, como lo describe la sentencia que se agreg a esta causa.

En esta audiencia los Coroneles (RE) Horacio Ballester y Jos Luis Garca del Centro de Militares para la Democracia Argentina (CEMIDA) corroboraron tanto los aspectos tcnicos como fcticos. El segundo, fue contundente al responder que el sistema y mtodo implementado implicaba que toda persona que era detenida, necesariamente era torturada. Esto era llamado tcnica para operar en conflictos de baja intensidad. Que el General Vilas lo haba reconocido al sealar que tuvieron que cambiar todos los mtodos de lucha. Que la idea era que aunque uno solo de varias personas torturadas diera alguna informacin, ello justificaba el mtodo. Que tiraron a la basura todas las enseanzas tradicionales, e inclusive se dedicaron al saqueo y distribucin de las cosas que robaban.

Debe recordarse que tambin en ese contexto y formando parte de este plan, las autoridades de facto dispusieron el secreto de su accionar y otorgaron impunidad a sus agentes.

Ello se puso en evidencia en autos en el informe obrante a fs. 46 de la causa 2005 que es copia de las actuaciones producidas oportunamente en el expediente 28.976 del Juzgado Federal nro. 1 de San Martn fs. 29, mediante el cual se hizo saber que Iris Pereyra de Avellaneda se encontraba detenida a disposicin del PEN por Decreto 203/76 y alojada en la U 8 (Olmos), y que el resto de la informacin no se evacuaba en razn del secreto operacional militar, con invocacin del decreto 2772/75 y el numeral 97 de la Reglamentacin de la Justicia Militar.

La coronacin de este sistema se puede ver al final, en el Decreto PEN N 2726, del 19/10/83, dictado por el General Bignone, donde se estableci: dnse de baja las constancias de antecedentes relativos a la detencin de las personas arrestadas a disposicin del Poder Ejecutivo Nacional en ejercicio de las facultades exclusivas otorgadas por el art. 23 de la Constitucin Nacional durante la vigencia del estado de sitio, que sern eliminadas por el procedimiento que en cada caso se considere ms conveniente.

En igual sentido el mensaje militar nro. 561/83 que orden a los encargados de las Zonas en que se dividi el territorio, que hubieran recibido documentacin clasificada relativa a la lucha contra la subversin, proceder a la devolucin inmediata para la incineracin por acta.

La consecuencia jurdica de todo esto es la misma que cabe extraer del dictado de la Ley de facto N 23.040, que ha sido calificada como una tentativa de encubrimiento entre integrantes de un mismo rgimen de poder (voto del juez Zaffaroni en Fallos: 328:2056 Simn, consid. 20).

Agregamos que muchos de estos actos oficiales posteriores en realidad no deben ser considerados como realizados sin promesa anterior al hecho (caracterstica clsica del encubrimiento), sino con promesa o acuerdo anterior porque los ejecutores podan contar con la impunidad posterior, al momento de su realizacin. Todos fueron desarrollados mediante la suma del poder pblico, y constituyeron verdaderos aportes en el terreno de la co-autora o de la participacin criminal.

Al respecto, ya se ha detectado que es caracterstico de los delitos de lesa humanidad el involucrar una accin organizada desde el estado o una entidad con capacidad similar, lo que comprende la posibilidad del dictado de normas jurdicas que aseguran o pretenden asegurar la impunidad (Voto Juez Lorenzeti en Fallos 328:2056 Simon).

La Argentina durante ese perodo no implement meramente un Estado que podra calificarse de autoritario, sino algo ms, porque convivieron en l dos ordenamientos institucionales, el pblico y el clandestino. La caracterstica predominante que insuflaron al Estado sus gobernantes de facto fue la eliminacin del disenso social, en forma masiva y clandestina, basados en la Doctrina de la Seguridad Nacional. Es por ello que se lo ha dado en llamar Estado Terrorista.

Esta doctrina encontr campo frtil en una torcida interpretacin basada en la clsica concepcin que las Fuerzas Armadas argentinas tenan de s mismas, como reserva moral de la Nacin, y que inclusive, estaba escrita en sus reglamentos, como ocurra para el Ejrcito en el Reglamento RV 200 10. Servicio Interno, donde poda leerse: El Ejrcito constituye una de las reservas morales trascendentes en la vida espiritual del pas, por lo que deber ser depositario y custodio permanente de sus ms caras tradiciones y velar por la continuidad histrica de la Nacin, concretndose exclusivamente a sus funciones especficas.

Claro est, se omita considerar que en el mismo prrafo, ese Reglamento sostena que ello poda ser con el nico fin de defender la Constitucin y las leyes. As: La misin del Ejrcito es salvaguardar los ms altos intereses de la Nacin. Para ello, debe estar siempre pronto a defender su honor, la integridad de su territorio, la Constitucin de la Nacin Argentina y sus leyes, garantizando el mantenimiento de la paz interior y asegurando el normal desenvolvimiento de las instituciones.6. El Plan del Ejrcito en s mismo.

El Ejrcito tena un Plan que esencialmente consista en llevar a cabo el golpe en s mismo. Es decir, fue concebido a espaldas del poder democrtico por un grupo de funcionarios pblicos que haban jurado defenderlo con su vida.

El Anexo 2 del Plan del Ejrcito Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional, define como oponente o enemigo, bajo el Ttulo Resumen de la situacin enemiga; A. Determinacin del Oponente, a: ....todas las organizaciones o elementos integrados en ellas existentes en el pas o que pudieran surgir del proceso, que de cualquier forma se opongan a la toma del poder y/u obstaculicen el normal desenvolvimiento del Gobierno Militar a establecer....En el punto B Caracterizacin del Oponente (Composicin) se los clasificaba como Activos y Potenciales. Los primeros resultaban ser los que a esa fecha se oponan a la toma del poder por parte de las Fuerzas Armadas y/o los que pudieran obstaculizar el desenvolvimiento del futuro Gobierno Militar. Los segundos eran los que en el futuro pudieran tener dicha postura. A su vez los Oponentes Activos, con distintos tipos de prioridades, eran clasificados en Organizaciones Poltico Militares, Organizaciones Polticas y Colaterales, Organizaciones Gremiales, Organizaciones Estudiantiles, Organizaciones Religiosas. El grado de Prioridad I, lo daba el carcter de elementos de mayores incidencias negativas en la estabilizacin y solucin del problema social, destacndose particularmente sus dirigentes que deberan ser objeto de especial inters de los Equipos Especiales afectados a la Detencin de Personas. Las organizaciones de Prioridad II eran las que probablemente se manifestaran parcialmente contra el nuevo gobierno y como consecuencia lgica del cambio. Los responsables de tal accionar deban ser encuadrados dentro de las previsiones del Anexo Detencin de Personas.

Finalmente como Oponente Potencial se inclua a Personas vinculadas, a las que se las defina como las relacionadas al quehacer nacional, provincial, municipal o a alguna de las organizaciones sealadas, con responsabilidad imputable al caos por el que decan atravesaba la Nacin ; como toda otra que pretendiera entorpecer, o hasta afectar el proceso de recuperacin del pas. A tales elementos, deca el anexo del Plan, se los debera encuadrar conforme las previsiones establecidas en el documento Detencin de Personas. Volveremos sobre este instrumento ms adelante. 7. El plan sistemtico en la causa 13.

Tambin se determin en aquella sentencia que los hechos que damnificaron a Iris Etelvina Pereyra de Avellaneda y al menor Floreal Avellaneda integraron un sistema operativo jerrquico ordenado desde las cabezas de las fuerzas armadas.

1) La junta militar se erigi desde el 24 de marzo de 1976, como el mximo rgano poltico del Estado, reservando para s, segn el articulo 2 del Estatuto para el Proceso de Reorganizacin Nacional, una vasta gama de facultades de gobierno, que comprenda aquellas que los incisos 15, 17, 18 y 19 del artculo 86 de la Constitucin Nacional otorgan al Poder Ejecutivo, y las que los incisos 21, 22, 23, 24, 25 y 26 del artculo 67, atribuyen al Congreso. 2) el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 no signific un cambio sustancial de las disposiciones legales vigentes a esa fecha en punto a la lucha contra la subversin.

Los comandantes militares que asumieron el gobierno, decidieron mantener el marco normativo en vigor, con las jurisdicciones y competencias territoriales que ste acordaba a cada fuerza. Tambin observaron aquellos jueces que sin la declaracin de zonas de emergencia que posibilitaran el dictado de bandos (art. 43 de la ley 16.970 y arts. 131/139 del Cdigo de Justicia Militar), el sistema imperante slo autorizaba a detener al sospechoso, alojarlo ocasional y transitoriamente en una unidad carcelaria o militar, e inmediatamente disponer su libertad, o su puesta a disposicin de la justicia civil o militar, o bien del Poder Ejecutivo (v. Directiva 404/75, Anexo 6 -Bases Legales-, PON 212/75 y DCGE 217/76; Placintara/75, Anexos "E" y "F"). Esto slo sufri una pequea modificacin con el dictado de la ley 21.640 (de noviembre de 1976) que autoriz a las fuerzas armadas a actuar como autoridad preventora, ms de acuerdo a las reglas del Cdigo de Procedimientos en Materia Penal.

Si bien la estructura operativa sigui funcionando igual, el personal subordinado a los Comandantes detuvo a gran cantidad de personas, las aloj clandestinamente en unidades militares o en lugares bajo dependencia de las fuerzas armadas, las interrog con torturas, las mantuvo en cautiverio sufriendo condiciones inhumanas de vida y alojamiento y, finalmente, o se las legaliz ponindolas a disposicin de la justicia o del Poder Ejecutivo Nacional, se las puso en libertad, o bien se las elimin fsicamente.

Agregaron que tal manera de proceder supona la secreta derogacin de las normas en vigor, lo cual respondi a planes aprobados y ordenados a sus respectivas fuerzas por los comandantes militares.

Concluyeron en que Tal necesidad de lograr informacin, valorada por quienes, incluso para alcanzar el poder, menospreciaron la ley como medio para regular la conducta humana, fue condicin suficiente para que el uso del tormento, el trato inhumano, la imposicin de trabajos y el convencimiento creado a los secuestrados de que nadie podra auxiliarlos, aparecieran como los medios ms eficaces y simples para lograr aquel propsito.

Y tambin que aquel menosprecio por los medios civilizados para prevenir la repeticin de los hechos terroristas, o castigar a sus autores, la certeza de que la opinin pblica nacional e internacional no tolerara una aplicacin masiva de la pena de muerte, y el deseo de no asumir pblicamente la responsabilidad que ello significaba, determinaron como pasos naturales del sistema, primero el secuestro, y luego la eliminacin fsica clandestina de quienes fueron sealados discrecionalmente por los ejecutores de las rdenes, como delincuentes subversivos.

Esto es explicado del mismo modo por el general Daz Bessone en el film de Marie Monique Robin ya citado. Deliberadamente ocultaron lo que suceda a los jueces, a los familiares de las vctimas, a entidades y organizaciones nacionales y extranjeras, a parte de la Iglesia, a gobiernos de pases extranjeros y, en fin, a la sociedad en general.

Ello pas a funcionar como una garanta de impunidad para los autores materiales de los procedimientos ilegales, lo cual constituy un presupuesto ineludible del mtodo ordenado.

Asimismo, tambin se tuvo en cuenta que La posibilidad de que el personal a quien se mandaba a domicilios particulares a cometer delitos de la apuntada gravedad, se apoderara sistemticamente de bienes en su propio beneficio, fue necesariamente prevista y asentida por quienes dispusieron tal modo de proceder.

Y que La implantacin de tal sistema en forma generalizada fue dispuesta a partir del 24 de marzo de 1976, lo que parece indudable si se tiene en cuenta que una decisin de esa naturaleza implicaba, por sus caractersticas, el control absoluto de los resortes del gobierno como condicin indispensable para garantizar la impunidad antes referida. Que As lo demuestra palmariamente la circunstancia de que no se registren constancias sobre la existencia de los principales centros de detencin con anterioridad a esa fecha.Dentro de este marco, la Cmara Federal tuvo por probada la existencia de rdenes secretas e ilegales a partir de mltiples e inequvocas presunciones que se sealaron a continuacin: a) Los propios comandantes alegaron haber tenido el control efectivo de sus fuerzas y negaron la existencia de grupos militares que actuaran con independencia de la voluntad del comando, circunstancias ambas que no fueron desvirtuadas en la causa.

b) La totalidad de los jefes y oficiales, entre los que se incluy a Santiago Omar Riveros afirmaron que la lucha antisubversiva se ajust estrictamente a las rdenes de sus comandantes superiores

c) El sistema operativo puesto en prctica -captura, interrogatorios con tormentos, clandestinidad e ilegitimidad de la privacin de libertad y en muchos casos eliminacin de las vctimas -fue sustancialmente idntico en todo el territorio de la Nacin y prolongado en el tiempo; y que como los hechos fueron cometidos por miembros de las fuerzas armadas y de seguridad, organizadas vertical y disciplinadamente, resulta descartable la hiptesis de que pudieron haber ocurrido sin rdenes expresas de los superiores. d) Tampoco es posible la instalacin de centros de detencin en dependencias militares o policiales, ni su control por parte del personal de esas fuerzas, por las exigencias logsticas que ello supone, sin una decisin expresa de los comandantes en jefe (conforme la prueba reseada en el captulo dcimo segundo).

e) Idntico razonamiento merece la asignacin del personal, arsenal, vehculo y combustible a las operaciones examinadas en el captulo dcimo primero.

f) Slo as puede explicarse, adems, la circunstancia de que el sistema operativo reseado fuera puesto en prctica aprovechando la estructura funcional preexistente de las fuerzas armadas surgida de los planes de capacidades y directivas escritas

g) nicamente as se explica tambin que las autoridades militares o policiales locales hayan recibido en la mayora de los casos avisos del Comando de Zona para que se abstuvieran de intervenir donde se realizaba un procedimiento o que, si ya haban intervenido, se retiraran sin obstaculizar el secuestro en cuanto tomaron conocimiento de la identidad de los captores.

h) La pasividad y colaboracin del personal militar y policial ajeno a los procedimientos, en los hechos de secuestro de personas, slo pudo obedecer a una instruccin en ese sentido.

i) Que los hechos relatados respondieron a rdenes de los entonces comandantes, se demuestra tambin por la circunstancia de que fueron ellos mismos quienes se adjudicaron la victoria militar sobre la subversin..

Que la magnitud del fenmeno no se condice con el escaso nmero de operaciones oficialmente registradas ante la justicia militar o civil.

j)que cuando se intent explicar la forma en que se obtuvo la victoria, los ex-comandantes debieron recurrir al equvoco concepto de guerra sucia o atpica y para caracterizarla aludieron, paradjicamente, a una circunstancia del sistema realmente implantado, consistente en la extrema discrecionalidad que tuvieron en la lucha las fuerzas subordinadas.

k) De no haber existido las rdenes ilegales, no resulta explicable el llamado "Documento Final...", en el que se trata de dar una explicacin a la ciudadana acerca de la suerte de los desaparecidos, y a travs de un lenguaje ambiguo se admite que fue necesario utilizar "procedimientos inditos", e imponer el ms estricto secreto sobre la informacin relacionada con las acciones militares, y que todo lo actuado fue realizado en cumplimiento de rdenes propias del servicio...

8. Lugares de detencin, caracterizados por las condiciones de detenidos y prcticas sobre ellos.8.1. En general.

Los lugares donde las personas detenidas fueron conducidas en el marco del plan represivos se llamaron lugares de reunin de detenidos (L.R.D.), pero muchos de ellos funcionaron y se hicieron conocidos como centros clandestinos de detencin (C.C.D.).

Esos lugares eran secretos para la opinin pblica y dems autoridades, pero no para los mandos militares; y all concretaron sus prcticas los miembros de grupos operativos con relacin a la despersonalizacin de que eran objeto los detenidos que ingresaban al sistema.

Se ha logrado determinar a travs de los juicios a los ex Comandantes en jefe y a los de la causa n 44, instruida en virtud del Decreto 280/84 del PEN, comnmente llamada Camps, sentencia del 2/12/86, una metodologa generalizada por la que la desaparicin comenzaba con el secuestro de una persona y su ingreso a un centro clandestino de detencin mediante la supresin de todo nexo con el exterior; el secuestrado llegaba al centro encapuchado o tabicado situacin en la que generalmente padeca todo el tiempo que estuviera alojado en el centro de que se trate, as la vctima poda ser agredida en cualquier momento sin posibilidad alguna de defenderse; se utilizaron nmeros de identificacin que eran asignados a cada prisionero al ingreso al campo. A su vez, se les ordenaba, ni bien ingresaban, que recordasen esa numeracin porque con ella seran llamados de ah en adelante, sea para hacer uso del bao, para ser torturados o para trasladarlos; la alimentacin que se les daba era, adems de escasa y de mala calidad, provista en forma irregular, lo que provocaba un creciente desmejoramiento fsico en los mismos; la precariedad e indigencia sanitarias contribuan tambin a que la salud de los detenidos se deteriore an ms, lo cual debe ser considerado junto con la falta de higiene existente en los centros y la imposibilidad de asearse adecuadamente.

La tortura merece un anlisis por separado, se aplicaba con un doble objetivo. Los detenidos eran sometidos a tormentos en el primer momento de su ingreso al centro de detencin con el fin primordial de extraerles informacin respecto de las personas con las que compartan su actividad poltica, domicilios, contactos, citas, etctera; es decir, como objetivo de inteligencia. As, a travs de las informaciones que se extraa a cada uno de los detenidos el sistema de represin se actualizaba y reproduca. El segundo fin de la tortura era el sometimiento de los detenidos, de quitarles toda voluntad y quebrarlos en su espritu para facilitar el tratamiento de los mismos hasta el momento en que se decida su liberacin o su traslado.Al referirnos a la tortura debe recordarse, en primer lugar, que la privacin de la libertad ambulatoria implic, para quienes la sufran, adems, la completa prdida de referencias de espacio y tiempo, en medio de condiciones de extremo maltrato fsico y psicolgico, ya que la vctima perda todos sus derechos. A ello deba agregarse la asignacin de un cdigo alfanumrico, en reemplazo de su nombre, ni bien ingresaban al campo, lo cual implicaba la supresin de la identidad, de la individualidad, del pasado y de la pertenencia al ncleo bsico familiar y social. A partir de ello stos eran llamados ya sea para salir a los baos o para ser torturados o trasladados por esa identificacin.

La vida misma dentro del centro era un padecimiento en s mismo. En condiciones inhumanas los secuestrados transcurran sus das, privados de los requisitos mnimos para su subsistencia, como ser la higiene personal y comida apropiada y suficiente...

En ese contexto, para el Ministerio Pblico Fiscal no solamente constituyen torturas o tormentos algunas prcticas sobre el fsico de los sujetos detenidos, sino tambin las que derivan de las condiciones generales de su detencin en s mismas, como el encapuchamiento, la falta de alimentacin, de atencin sanitaria, de asesoramiento jurdico, de incomunicacin prolongada, la incertidumbre sobre su destino y el hacerlos percibir las operaciones realizadas sobre terceros para influir en su psiquismo.

No existen problemas de congruencia porque desde un inicio se vienen describiendo y cargando al reproche de los imputados todas estas situaciones generales de detencin como constitutivos de tormentos para nuestra legislacin penal, en s mismos.

En trminos prcticos, dos son las consecuencias jurdicas de esta observacin: una, que aunque no encontremos en el cuerpo de Iris Pereyra la marca fsica de alguna lesin, hemos de sostener que igualmente constituyeron torturas o tormentos todos los dems padecimientos de ella desde el momento de su detencin hasta su traslado a la Unidad Penitenciaria de Olmos, y que lo mismo pas con Floreal Edgardo Avellaneda desde su detencin hasta su alojamiento en la Comisara de Villa Martelli y despus en la Plaza de Tiro en Campo de Mayo. En su caso, adems, contribuyen a probar que fue torturado las lesiones que aparecen en su cuerpo cuando es encontrado flotando en la costa uruguaya.

La otra, es que como estas condiciones de detencin formaron parte necesaria del plan sistemtico implementado desde la superioridad, no existe la posibilidad de que alguna persona secuestrada en este marco no haya sido torturada. Cuesta razonar de esta manera, porque somos los acusadores quienes debemos demostrar las torturas, pero es as. No existen los detenidos no torturados. La tortura es parte constitutiva del sistema, no una prctica aislada que algn guardin arbitrario aplicaba a determinados detenidos para lograr algo en concreto o por algn mvil inconfesable. Y esto est probado por la ideologa empleada, los manuales, las enseanzas de la escuela francesa, las confesiones de otros militares que las convalidaron como Daz Bessone y Hardindeguy, los dichos de Iris Pereyra, Sols, Ibez y de tantos otros en todas las causas que se ventilan en el pas, as como los de militares que estudiaron y repudiaron el fenmeno, como el Coronel RE Garca del CEMIDA.

Esto se sabe desde la sentencia dictada en la citada causa 13/84 de la CCCFed, donde en el considerando II, Captulo XIII (Cuestiones de hecho Nros. 100, 101, 102, 103, 104, 105, 106, 107, 112, 113, y complementarias aportadas por las defensas, publicada en Fallos 309:198), se tuvo por probado que En los centros de cautiverio los secuestrados fueron interrogados en la casi totalidad de los casos bajo tormentos a travs de mtodos de tortura similares.

No existe constancia en autos de algn centro de cautiverio donde no se aplicaran medios de tortura y, en casi todos la uniformidad de sistemas aparece manifiesta. Slo pueden sealarse pequeas variantes de tcticas o de modos, pero el pasaje de corriente elctrica, los golpes y la asfixia, se repiten en casi la totalidad de los casos investigados, cualquiera sea la fuerza de la que dependa el centro o su ubicacin geogrfica..

Tambin en la citada causa N 44 Camps la CCCFederal dijo En cuanto a la tesis de la Fiscala de considerar genricamente a las condiciones de cautiverio como tormento, ella resulta acertada en aquellos casos en que los padecimientos sufridos lo configuren.

Esta situacin fctico jurdica se ve corroborada en el exhaustivo Informe de la Unidad Fiscal de Coordinacin y Seguimiento de las Causas por Violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el Terrorismo de Estado, del Ministerio Pblico Fiscal de la Nacin, del 12 de noviembre de 2008, titulado Tratamiento Penal de las Condiciones De Detencin En Los Centros Clandestinos frente al Tipo Penal del Artculo 144 Ter, CP. All, se concluy en que las condiciones de detencin que se vivan en los CCD durante el terrorismo de estado se subsumen en el delito de tormentos previsto en el art. 144 ter. C.P. (segn ley 14.616)... Ello, independientemente de si la vctima fue sometida a alguna tcnica especfica de tortura fsica del tipo de las comnmente utilizadas en los CCD argentinos (picana elctrica, submarino, etc.).8.2. El Centro Clandestino dentro de la Guarnicin Campo de Mayo. Plaza de Tiro, El Campito o Los TordosEn la causa 13/84 CCCFed, y a partir de varios testimonios incorporados al debate como los de Rodrguez, Solis e Ibez, se debe tener por probado que dentro de la Guarnicin Campo de Mayo funcion un Centro Clandestino de Detencin desde antes del 15 de abril de 1976, en un predio compuesto de galpones y otros inmuebles, que en trminos militares se llam Lugar de Reunin de Detenidos, en el predio denominado Plaza de Tiro, El Campito o Los Tordos, el cual no fue otra cosa que un campo de concentracin de detenidos, donde se los torturaba, mantena en condiciones infrahumanas y exterminaba.

En aquella sentencia se relevaron decenas de declaraciones a cuyos trminos nos remitimos.

Todos ellos relataron las circunstancias en las que tomaron contacto con el centro clandestino de detencin y lo describieron en forma coincidente. Tambin hicieron mencin a las autoridades militares que dirigan ese predio y, algunos como Ibez, que Riveros se haba hecho presente.

Los testigos mencionados describieron las actividades que se llevaban a cabo en ese predio denominado El Campito o Los Tordos, las condiciones de alojamiento de las personas que se encontraban all privadas de su libertad, que se les practicaban torturas diversas y se los haca permanecer tabicados -con sus ojos cubiertos por capuchas o vendas y sus manos atadas- y que all se practicaban interrogatorios bajo tortura.

Ibez mencion haber visto en el interior del CCD al que nos estamos refiriendo al menor Floreal Avellaneda.

Sols, dijo haber tenido contacto con detenidos y dio los nombres de dos mujeres, Silvia Ingenieros e Iris Avellaneda, y tambin mencion una mujer que trabajaba en la fbrica TENSA.

Cabe destacar que Iris Pereyra de Avellaneda ya en oportunidad de declarar ante la CCCFed. en el debate de la causa 13/84, dijo que en su lugar de detencin haba muchsimos ruidos de perros, de trenes que pasaban por un puente, no muy lejano, y de aviones que volaban muy bajo.

La existencia de los LRD est adems probada por las referencias de ellos en el Plan Contribuyente, y las propias manifestaciones de Riveros en cuanto a que bajo su jurisdiccin funcionaba uno de ellos.

Finalmente, algunos de estos testigos (Sols e Ibez) mencionaron que el que apareca como jefe del Campito era un teniente coronel de apellido Vozo o Boso. Bien, ste no es otro que el teniente coronel Alberto Jos Voso, cuyos datos surgen del legajo personal reservado en la causa 4012 del Juzgado Federal 2 de San Martn, quien el 18 de septiembre de 1980 interpuso un reclamo al Comandante en Jefe del Ejrcito para ser ascendido a Coronel donde indica su dedicacin y abnegacin en la lucha contra la subversin y en el cumplimiento de rdenes y misiones aun a costas de las implicaciones de ndole espiritual, tico, moral y religiosas que las mismas le acarrearon, en especial, ante s mismo, como persona y como catlico, todo ello bajo las rdenes de las personas que cita como aval o referencia: Santiago Omar Riveros, Humberto Fernando Santiago, Fernando Exequiel Verplaetsen, Jorge Ezequiel Suarez Nelson, Jorge Alberto Muzzio, Luis del Valle Arce, Hugo Horacio de la Vega y Julio Csar Bellene, y ubicando su destino entre 1974 y hasta parte de 1977 en el rea del Comando de Institutos Militares, en calidad de J Ca PM 201 y Jefe de una de las Divisiones del Dpto II Icia de dicho Comando.

El nombrado falleci el 22 de enero de 2000, segn surge de la partida de defuncin que en copia certificada tambin obra en el mismo legajo personal. 9. La Zona IV en el Plan del Ejrcito (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional).9.1. El poder de hecho del Cdo. II MM. El tema de la Zona IV.

El Comando de Institutos Militares oper como una Gran Unidad de Combate asimilable a las Zonas 1, 2, 3 y 5, a partir del mes de octubre del ao 1975.

Si bien la Directiva Nro. 404/75 del Cdo. Gral. del Ejrcito, reglamentaria de la Directiva Nro. 1/75 del Consejo de Defensa, no la designaba como Zona, el Plan del Ejrcito, Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional, suscripto por el Jefe del Estado Mayor General del Ejrcito, Gral. de Divisin Roberto Eduardo Viola antes del golpe de 24 de marzo de 1976, ya estableca en su anexo 10 (Jurisdicciones, Concepto de la Operacin, punto b. Jurisdiccin Capital Federal y Gran Buenos Aires, subpunto 3) del EA: a) Cdo. II MM: Se le asignar como jurisdiccin la determinada por los siguientes partidos de la provincia de Buenos Aires: San Fernando, San Isidro, Vicente Lpez, San Martn, Tres de Febrero y General Sarmiento. b) Cdo. Cpo. Ej. I: Se le mantiene la jurisdiccin en: Capital Federal (menos la asignada a FA y ARA), Partidos de Morn, Matanza, Lomas de Zamora, Lans, Avellaneda y Quilmes. Cabe advertir que diversos partidos del Gran Buenos Aires no figuran all no obstante el poder de hecho ejercido en dichas jurisdicciones.

Posteriormente al transformarse al Cdo. de Institutos Militares con el nombre de Zona 4 por la Directiva 405/76 del Comandante en Jefe del Ejrcito de 21 de Mayo de 1976, se le reconocen formalmente los partidos de Escobar, Pilar, Tigre, Zrate, Campana y Exaltacin de la Cruz que, tambin formalmente, se segregan de la Zona 1.

Esto tambin fue corroborado y explicado por el Coronel (RE) Jos Luis Garca del CEMIDA en su declaracin en la audiencia, quien adems, nos ense que ello era verificable por la jerarqua del comandante Riveros quien, al igual que para los cuerpos de ejrcito, era un General de Divisin. El partido de Vicente Lpez, al cual perteneca en 1976 el domicilio de la calle Sargento Cabral 2385 de Munro, provincia de Buenos Aires, y la Comisara de Villa Martelli (Laprida 3735 Villa Martelli) de la polica de la provincia de Buenos Aires, perteneca a la llamada rea de Defensa 450.Por esas razones la Cmara Federal de Apelaciones de San Martn, el 8 de julio de 1987, en la causa nro. 4012 del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N 2 de San Martn, seal que corresponda excluir a Santiago Omar Riveros de lo dispuesto en el art. 1 de la ley 23.521 con el argumento de que estaba probado que el nombrado era el jefe de esa jurisdiccin territorial y que tena la misma capacidad de decisin que los Jefes de Zona. As lo evidenciaba el grado de Riveros y las caractersticas de los hechos. La creacin de la Zona de Defensa IV, el da 21 de mayo de 1976, no hizo ms que reconocer formalmente una situacin que de hecho exista con anterioridad, cuanto menos, desde el da 24 de marzo de aquel ao.

La Corte, a pedido del Procurador General, aclar que la exclusin de Riveros de las previsiones de la ley de obediencia debida (ley 23.521) se deba a que en su condicin de Comandante de Institutos Militares era jefe de zona y se encontraba asimilado a un comandante de cuerpo de ejrcito (C.S., causa R.245 XXII Riveros, Santiago Omar y otros s/ privacin ilegal de la libertad, tormentos, homicidio, etc., resuelta el 9 de febrero de 1989, y aclaratoria del 15 de junio de 1989).

Pero adems, su vigencia real surge de una serie de disposiciones que se mantenan en secreto por ese entonces y que han sido develadas no hace mucho tiempo a partir del desarrollo de todos estos juicios. El Plan de Capacidades para el ao 1972 (PFE-PC MI72), haba diseado la divisin del territorio nacional en cinco Zonas de Defensa, las cuales a su vez se subdividieron en reas y Subreas asignndose al Comando de Institutos Militares los partidos de San Fernando, San Isidro, Vicente Lpez, San Martn, Tres de Febrero y General Sarmiento. Luego se dict la Directiva 1/75 del Consejo de Defensa, (Lucha Contra la Subversin), reglamentaria de los Decretos PEN 2770, 2771 y 2772 de 1975. Despus la Directiva 404/75 del Comandante General del Ejrcito, que mantuvo la preexistente organizacin territorial conformada por cuatro zonas de defensa (1, 2, 3 y 5), y en lo formal dej la jurisdiccin del Comando de Institutos Militares limitada a la Guarnicin Campo de Mayo. En esto se basa uno de los planteos recurrentes del imputado Riveros para sostener que a la fecha de los hechos que aqu se juzgan, no tena jurisdiccin o mando sobre los lugares donde se produjeron.

Pero est probado que en los hechos ello no fue as.

La subdivisin territorial y de comando estaba prevista en los reglamentos militares especficos que diseaban las operaciones contra fuerzas irregulares, como el RC 8-2 del 20 de septiembre de 1968, que continuaba vigente al momento de los hechos de esta causa. Se encuentra probado que la rebelin militar del 24 de marzo de 1976 se planific al detalle en el citado documento clandestino titulado Plan del Ejrcito (Contribuyente al plan de Seguridad Nacional), suscripto por el Jefe del Estado Mayor General del Ejrcito, General de Divisin Roberto Eduardo Viola. All se llama da D, al del golpe militar.

En este Plan del Ejrcito la jurisdiccin de Campo de Mayo comprenda los partidos mencionados en 1972. Uno de los pocos destinatarios del Plan, segn su distribuidor, fue el Comandante de Institutos Militares.

En este documento, clandestino, en su anexo 10 (Jurisdicciones), punto b) apartado 3) a), reasign al Comando de Institutos Militares su primitiva jurisdiccin sobre los partidos de San Fernando, San Isidro, Vicente Lpez, San Martn, Tres de Febrero y General Sarmiento. El documento fue aportado originariamente por el General de Brigada Adel Edgardo Vilas en forma voluntaria, en su declaracin indagatoria prestada entre los das 11 y 30 de marzo de 1987 en la causa N 11/86 de la Cmara Federal de Apelaciones de Baha Blanca caratulada Causa art. 10, ley 23049, por hechos acaecidos en Provincias de Buenos Aires, Rio Negro y Neuqun, bajo el control operacional que habra correspondido al V Cuerpo de Ejrcito (actual 05/07 del Juzgado Federal N 1 de Baha Blanca Investigacin de delitos de lesa humanidad cometidos bajo control operacional del Comando V Cuerpo de Ejrcito), de modo que su autenticidad es indubitable.

Por otra parte la existencia del Plan surge de su cita en otros documentos.

As ocurre en la Directiva del Comandante General del Ejrcito PON N 217/76 incorporada al debate. Esta norma militar se titula: Clasificacin, normas y procedimientos relacionados con el personal detenido a partir del 24 de marzo del 1976, y dentro del punto 2 BASES LEGALES Y NORMATIVAS, apartado h., se especifica justamente Plan del Ejrcito (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional) y se repite la mencin de este plan en el punto 3) apartado b), donde se expresa Como consecuencia de la aplicacin del Plan del Ejrcito (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional) y en el punto 5 apartado 2) De los detenidos por aplicacin del Plan del Ejrcito (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional).

Adems, el Plan contiene un apndice con proyectos de leyes a dictarse una vez tomado el poder por la fuerza y que efectivamente se concretaron en varias leyes de facto, dictadas a los pocos das del golpe. A manera de ejemplo, hemos cotejado que el Proyecto de Ley 1 se corresponde con la ley de facto 21.267; el de Ley 2, con la de facto 21.272; el de Ley 3, con la de facto 21.264; y el de Ley 4, con las de facto 21.322 y 21.325.

Si esto no fuera suficiente, se encuentra indiscutido en autos que el mismo da de la rebelin la Comisara de Villa Martelli recibi personal militar dependiente del Comando de Institutos Militares, de la Escuela de Infantera, lo cual hubiera sido imposible si a ese Comando slo le hubiese sido asignado el poder sobre la guarnicin de Campo de Mayo en s misma.

El informe firmado por el General de Brigada Ricardo Gustavo Pianta, Jefe del Estado Mayor General del Ejrcito, de fs. 176 de la causa 28.976 que corre por cuerda, donde da cuenta que imputado Jorge Osvaldo Garca durante el mes de abril de 1976 era el Jefe del rea Vicente Lpez. Si tomamos en cuenta que Jorge Osvaldo Garca, adems ocupaba el cargo de Director de la Escuela de Infantera y que como luce en la fotocopia de fs. 107, su Subdirector Clodoveo Miguel Arvalo aparece firmando (no se cuenta con el original de este documento) con la aclaracin Subrea 750, no caben dudas de que tal como lo dispone el Plan clandestino la despus llamada Zona de Defensa IV estaba a cargo del Comando de Institutos Militares a la fecha de los hechos.9.2. El mando en s mismo. El PON 212/75.

Conforme a esas normas la actividad de los militares aqu imputados implicaba el control sobre la Jefatura de la Polica de la Provincia y todas sus seccionales, as como las de otras dependencias, como aquellas donde funcionaban los llamados Lugares de Reunin de Detenidos (LRD), dentro de la Guarnicin Militar Campo de Mayo.

Tambin debe computarse que ha quedado demostrado en otros casos que en todo el pas ocurri lo mismo. Ello refuerza la certeza de que las cosas no podran haber ocurrido de otro modo porque se respet el mismo patrn: los agentes actuaron con gran discrecionalidad, efectuaron secuestros, interrogatorios bajo tormentos a detenidos y los sometieron a regmenes inhumanos de vida, los mantuvieron en cautiverio hasta decidir el destino final de las vctimas, su ingreso al sistema legal (Poder Ejecutivo Nacional o la Justicia), la libertad o la eliminacin fsica. Lo confirm en la audiencia el coronel retirado Garca del CEMIDA.

El Plan dispone la Orden de Batalla y all describe que la JCG ante el grave deterioro que sufre la Nacin ha resuelto adoptar las previsiones para el caso de tener que destituir al Gobierno Nacional y constituir un Gobierno Militar. Ms adelante dispone la destitucin del gobierno en todo el mbito del pas y facilitar la asuncin del Gobierno Militar mediante la detencin del PEN y las autoridades nacionales, provinciales y municipales que sean necesarias; la detencin de personas del mbito poltico, econmico y gremial que deban ser juzgadas. Adems ordena que la Polica Federal Argentina y Policas Provinciales: a partir del da D a la hora H personal superior de las FFAA procedern a hacerse cargo de las jefaturas correspondientes lo mismo ocurrir con los Servicios Penitenciarios Nacional y provinciales que debern recibir al personal detenido. Prev que para la ejecucin del plan se dispondrn de 7 (siete) das como preaviso deseable. Entre las misiones se destacan como generales que los Cuerpos de Ejrcito I, II, III, y V e II.MM (que es la abreviatura del Comando de Institutos Militares) planearn a partir de la recepcin del presente plan y ejecutarn a partir del da D a la hora H: b) las detenciones de personas segn lo establecido por el anexo 3. Entre las particulares a Institutos Militares (Pg. 5-11) se le indic operar a partir del da D a la Hora H con efectivos de la FT con elementos blindados para bloquear y eventualmente atacar la Residencia Presidencial de Olivos, con la finalidad de lograr la detencin del PEN y posibilitar su posterior traslado al lugar que determine el Gobierno Militar asignar a partir de la hora H2 del da D el personal superior y subalterno de los Institutos dependientes, al Cuerpo de Ejrcito I, en las cantidades que se detallan (4) mantendr las previsiones de organizacin de la Brigada Mayo. Entre las instrucciones de coordinacin, punto 1, Jurisdicciones, (Pg. 8-11) se dice que se mantienen las determinadas en el Plan de Capacidades MI con las siguientes modificaciones: en el Gran Buenos Aires: se asigna jurisdiccin territorial al Cdo. II MM en los siguientes Partidos de la Provincia de Buenos Aires: San Martn-Tres de Febrero-Vicente Lpez-San Isidro-San Fernando-Tigre-Gral. Sarmiento, la que regir a partir de la hora H2 del da D hasta como mnimo el da D-3 inclusive (Pg. 9-11).

Como operacin 6) encubrimiento: en la medida de lo posible, todas las tareas de planeamiento y previsiones a adoptar emergentes del presente plan se encubrirn bajo las previsiones de actividades de la lucha contra la subversin (Pg. 10-11). De ello pareciera que la lucha contra la subversin fue la excusa para la concrecin de fines ms amplios.

Del mismo Plan surgen modos de proceder marcados por los objetivos a alcanzar, que involucran de manera directa al Comandante y al personal de inteligencia asignado a su jurisdiccin territorial y que tambin, para estos fines, dependa de l.

As, por ejemplo luego de describirse puntillosamente cada una de las organizaciones polticas y gremiales cuyos miembros deban ser perseguidos se seala que las organizaciones incluidas en Prioridad 1 sern los elementos de mayores incidencias negativas en la estabilizacin y solucin del problema social. Particularmente sus dirigentes deben ser objeto de especial inters de los Equipos Especiales afectados a la Detencin de personas y que las organizaciones de prioridad 2 probablemente se manifiesten parcialmente contra el nuevo gobierno y como consecuencia lgica del cambio. Los responsables de tal accionar sern encuadrados dentro de las previsiones del Anexo Detencin de personas.

Todo esto imbuido de la concepcin por la cual las corrientes ideolgicas orientadas hacia el socialismo sirven en lo fundamental a intereses de la subversin o en referencia a algunas organizaciones religiosas, de definida predica socializante (que) sirve a la postre a la lucha de clases que pregona el marxismo (vid. Anexo 2, Inteligencia, punto 1, Resumen de la Situacin enemiga).

En el anexo 3, que se refiere a la detencin de personas despus de ordenar a todos a quienes debe detenerse, se seala que ello ser ejecutado por Equipos Especiales y que los responsables sern los respectivos Comandantes como el de II MM que all se menciona. Tambin a su cargo estaba la elaboracin de las listas de personas a detener, y deba establecer en su jurisdiccin lugares de alojamiento de detenidos, debiendo hacerlo sobre las siguientes bases: (1) Las personas de significativo grado de peligrosidad sern alojadas en unidades penitenciarias de jurisdiccin; (2) El resto de las personas sern alojadas en dependencias militares y agrupadas segn el trato que cada Cte Cpo e II MM estime se le debe dar al detenido.

Es decir, el Comandante, evidentemente, con su Estado Mayor y equipo de directos colaboradores, decida la suerte de los detenidos. Inclusive, para las acciones parciales de ejecucin se prevern Comisiones de Detencin (CD), cuya magnitud surgir de una adecuada evaluacin de la capacidad del blanco (seguridad, custodia, etc.), para lo cual podr resultar conveniente incorporar a ellas personas de las FF PP (Fuerzas Policiales) en funcin de experiencia en procedimientos similares. Tambin estaba a su cargo decidir cul sera el lugar de asiento de cada uno de los equipos especiales. Lo interesante de esto es que todo el accionar de los equipos especiales ser registrado en documentos a elaborar dentro del ms estricto marco de seguridad y secreto militar (vid. Anexo 3, punto 2 Concepto de la operacin, b. Aspectos particulares, foliado al pie como pginas 1-5, 2-5 y 3-5). Esto robustece an ms la verosimilitud de las fotocopias aportadas por Arsinoe Avellaneda glosadas a fs. 106/109 de la causa 28.976.

En el Apndice 1.6 de ese Anexo 3 se especifica que podran establecerse lugares de reunin de detenidos, es decir, la misma denominacin que emple Riveros y otros imputados.

En lo que a nuestro caso interesa, en el punto 15 de ese apndice se lee En el caso que el causante no se encontrare en el domicilio o lugares establecidos en la ficha respectiva, se efectuar interrogatorio a otros integrantes del inmueble y/o vecinos en procura de informacin que determine su paradero. Nada de esto era casual o azaroso por cuanto en el punto 16 ya se prevea: Los Jefes de cada CD (que ya sabemos eran las Comisiones de Detencin compuestas de manera mixta) impartirn instrucciones especiales a los componentes de las mismas sobre normas de conducta con personas ajenas al procedimiento y bienes del inculpado (incautados o no), y en el punto 18 que a todo personal integrante del equipo especial se le darn claras y precisas instrucciones sobre el empleo de las armas para asegurar la detencin de las personas buscadas o anular eficazmente toda resistencia.

Tambin poda disponer la ocupacin y clausura de edificios pblicos y sedes sindicales de su jurisdiccin (vid. Anexo 4 del Plan), y si fuera necesario deba emplear el mximo de energa y eliminar todo posible intento de resistencia.El reglamento llamado Procedimiento Operativo Normal (PON) 212/75, es del 16 DE DICIEMBRE DE 1975. Se trata del cuerpo de disposiciones invocado en el acta que da cuenta de la detencin de Iris Pereyra de Avellaneda (documentos fotocopiados de fs. 107 y 108). Es citado por la CCCFed en la causa 13/84, y se encuentra agregado a la causa n 1238 del Tribunal Oral Federal N 5, caratulada Febrs, Hctor Antonio s/ infrac. Art. 144 ter CP, segn certificado obrante a fs. 12.355 de dicha causa, desde donde se extrajera la copia que se acompa a esta causa, ya que no fue hallado en todas las dependencias donde fue requerido por el Tribunal a nuestro pedido. As lo informan a fs. 1658/59, el Juzgado de instruccin 25; a fs. 1709, Consejo Supremo de las FFAA; a fs. 1732/35 Ministerio de Defensa; a fs. 1737/39, Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos; fs. 1740/46, Ministerio del Interior.

Este Reglamento militar firmado por el Jefe de Estado Mayor General del Ejrcito, General de Brigada Roberto Viola, tuvo como uno de sus destinatarios al Comandante del Cdo. De II MM, segn reza su distribuidor a fs. 7. Su finalidad: fijar el rgimen para la ejecucin de las detenciones y tratamientos a someter a los delincuentes subversivos tendiendo a: a. Obtener la mayor informacin de los detenidos. b. Reunir con la celeridad necesaria las pruebas que permitan su juzgamiento y puesta a disposicin del PEN. c. Posibilitar la determinacin del alojamiento final, y en sus Anexos 1 y 2 estableci modelos o formularios que el personal militar deba seguir para documentar los procedimientos de detencin de personas y secuestro de efectos, y para volcar los datos correspondientes a personas detenidas a disposicin del PEN que son idnticos a los que se aprecian en las fotocopias de fs. 107 y 108 de la causa 28.976 que corre por cuerda.

Al respecto debe tenerse en cuenta que el PON 212/75 efectivamente fue norma vigente al tiempo de los hechos. A aqul se remite el PON 217/76, del mes de abril de 1976, en el punto 4. INSTRUCCIONES A SEGUIR POR LOS COMANDOS DE ZONA DE DEFENSA Y ELEMENTOS DEPENDIENTES PARA CONCRETAR LOS PROCEDIMIENTOS, apartado a) Para colocar personal detenido a disposicin del PEN (para todos menos los clasificados en 3. d). Se proceder de acuerdo a lo establecido en el PON 212/75.

En el apartado d) del mismo punto se establece Para hacer cesar la situacin de detenido a disposicin del PEN. 1) Comandos de Zona y/o Subzona de Defensa. a) Solicitarn por MMC al Cdo Grl Ej (EMGE - Jef III Op CENOPE Informativo cadena de comando) La solicitud de cese a disposicin del PEN, debiendo considerar los siguientes datos: - Nombre y Apellido. Datos de Filiacin. Nro. De Decreto por el cual pas a disposicin del PEN Causas que motivan la solicitud

10. Hechos de la causa.

10.1. Declaraciones de damnificados.Iris Etelvina Pereyra de Avellaneda en la audiencia relat: que al grupo de casas de su familia en Sargento Cabral 2385 de Munro, entre las que se encontraba su domicilio, el 15 de abril de 1976, en horas de la madrugada, ingresaron un grupo importante de personas, uniformadas, que realizaron disparos de armas de fuego, que les sustrajeron distintos bienes de su propiedad. Que le manifestaron que venan a buscar a su marido Floreal Avellaneda quien, previamente, al or los ruidos que haba generado esta comisin cuando arrib a la zona, comenz a intentar ingresar a la vivienda de su cuada Arsinoe y al presumir que lo venan a buscar a l por su actividad gremial y poltica, se dio a la fuga por una ventana y distintas dependencias de las casas vecinas. Que uno de los ingresantes era apodado Rolo y actuaba a cara descubierta y tena una voz muy potente. Fue el que despus identific como Aneto, de la Comisara de Villa Martelli. Que los llevaron privados de su libertad, vendados y encapuchados a ella y a su hijo Floreal, alias El Negrito. Que pese a haber estado con sus ojos vendados, est segura de haber estado en la Comisara de Villa Martelli, por las caractersticas fsicas del lugar que despus pudo comprobar en sendas diligencias judiciales (la primera ilustrada en el acta de fs. 146, que reconoci en la audiencia) y porque cuando estaba all esa noche, oy atender el telfono con la expresin Comisara de Villa Martelli, buenas noches.

Que all la torturaron con picana elctrica en diversas partes del cuerpo, debajo de los brazos, pechos, orejas, pies y genitales. Que le ponan una almohada en la cara y prendan fuerte la radio para que no se oyeran sus gritos. Constantemente le preguntaban sobre el paradero de su marido. Que quien lo haca era Rolo, a quien sigui reconociendo por la voz y la forma nerviosa de proceder y dirigirse a ella, que era muy caracterstica o inconfundible. Tambin senta los gritos de su hijo, que evidenciaban estaba siendo torturado. Que despus lo traen a su presencia y le dice: mami, dec que papi se escap. Que esas fueron las ltimas palabras que oy de l. Que en otro momento, pusieron a otra persona ante ella, que segua encapuchada, que le dijo algo as como soy Bentez, compaero de TENSA de tu marido, decles que estuve en tu casa, pero que por creer que se trataba de una trampa de los torturadores, lo desconoci. Despus fue sacada de lugar, literalmente levantada en el aire, y subida a un vehculo. La llevaron a un lugar que tiempo despus reconoci como Campo de Mayo porque se trataba de un lugar muy abierto, se oan ruidos de helicpteros, de aviones, de trenes y especialmente continuo bullicio de ladridos de perros. Que all le asignaron un nmero. Primero el 17 y despus el 527. Fue torturada con picana elctrica con cables en los dedos. Que al principio el torturador se enoj porque el aparato no funcionaba con la potencia que deseaba. Se la aloj en lo que presume era un galpn grande, porque haba muchas personas a su alrededor, que deba ir esquivando cuando se la llevaba al bao. Que haba presencia de perros que los olan constantemente. Le preguntaban por un pergamino que le haban regalado sus compaeras del Partido Comunista. La mojaban y torturaban. Que una vez para ir al bao, un guardia de acento correntino, le exigi que gritara viva Hitler. Que en el bao aprovech para levantarse la capucha y pudo ver por una hendija que haba un campo, muchos perros, y construcciones de chalecitos que asoci con Campo de Mayo por las caractersticas fisonmicas del lugar y por el tiempo que depar el trayecto en automvil desde Villa Martelli.

Que para torturarla la llevaban a otra dependencia. Los torturadores no eran las mismas personas que los guardias. Que sufri un simulacro de fusilamiento. Que la sacaron y llevaron a un lugar con el piso de tierra removida y le dijeron que pidiese tres deseos. Que quiso saber de su hijo y la persona que ella cree era el mismo Rolo le contest no pregunts ms porque ya lo reventamos, le aplic varios puntapis, le gatill el arma simulando una ejecucin y despus la llev a su colchn, diciendo con los comunistas no se puede. Era la misma voz, del que entr a su casa, la tortur en Villa Martelli, en Campo de Mayo y que estuvo en la diligencia judicial de la Comisara de Villa Martelli hace unos das (en alusin a la llevada a cabo por este Tribunal como instruccin suplementaria). Mencion los apodos de varios torturadores: Padre Francisco, Escorpio, Cacho y Ginebrn. Que en otro momento recibi un golpe en la nalga con una fusta. En otra oportunidad la destaparon como para seleccionarla para una violacin, pero la descartaron, y esa noche finalmente violaron a otra cautiva que estaba embarazada. Que en todo el tiempo no le dieron de comer, excepto una manzana pequea que le alcanz un guardia para que la comiese por debajo de la capucha. Sufri lesiones permanentes en las glndulas mamarias y a raz de ello no pudo dar de mamar al hijo que dio a luz tiempo despus. Contrajo conjuntivitis que le fue tratada seguidamente, una vez trasladada al penal de Olmos, en la provincia de Buenos Aires. Ese traslado se produjo junto a una mujer llamada Silvia Ingenieros. All se encontr con Cristina Arvalo. Solo le contaron de la muerte de su hijo una vez que recuper la libertad. Reconoci su presencia en las declaraciones testimoniales ante el Juzgado Federal de San Martin de todos los policas de la dotacin de la Cria. de Villa Martelli para abril de 1976 y mencion aqulla en la que reconoci a Aneto y gener la presentacin del escrito manuscrito de fs. 341 de la causa 28.976. Tambin explic sintticamente que haban realizado averiguaciones para individualizar a quien apodaban Rolo en la Cria. de Villa Martelli, y as fueron dando con el nombre de Aneto y sus diversos destinos desde aquella poca. Explic el tatuaje de su hijo Floreal, con forma de corazn y las iniciales F. y A. y la forma en que su familia tom conocimiento de ello, a travs del diario. No le entregaron el cuerpo de su hijo. No sabe por qu se lo llevaron. Estim que desde su casa a su primer lugar de alojamiento tardaron de diez a quince minutos. Que lo volvi a ver a Aneto en un corso, que ste la vio y se escabull entre la gente. En 1978 fue a la Cria. de Ituzaing ha hacer una denuncia y fue maltratada (es la que obra a fs. 23/4 de la causa 30.296 por apremios ilegales).

Floreal Avellaneda coincidi con su mujer en los momentos que vivieron juntos y las cosas sustradas. Era afiliado al Partido Comunista y tena intensa actividad gremial y/o sindical en la metalrgica TENSA, as como antecedentes en unas cuantas empresas que mencion. El da del operativo, se escap por la ventana. Su hijo no alcanz a saltar con l. Vio muchas personas, algunas con ropas de Ejrcito y con elementos raros en la cara. Le dispararon pero logr escapar por las casas adyacentes. En uno de esos momentos, una voz que lo confundi le dijo sos vos Rolo?, ante lo cual permaneci callado para que no lo descubrieran. Quedaron signos de disparos en la puerta y en una enciclopedia que tenan.

El 14 de mayo de 1975, el da del cumpleaos de su hijo Floreal, al leer el diario Crnica tom noticia del hallazgo de ocho cuerpos en el Ro de la Plata, lado uruguayo, uno de los cuales tena un tatuaje similar al de su hijo. Como la nota deca que tena ms de treinta aos y fuerte contextura, no tom otra determinacin aunque se qued con dudas. Que por intermedio de su abogado Viaggio, se cotejaron fichas dactilares y se comprob la identidad de su hijo.

Azucena Avellaneda de Lpez tambin coincidi en que el operativo en que se llevaron a su cuada Iris y a su sobrino Floreal, estuvo integrado por muchas personas, armadas, que hubo disparos de armas de fuego y otras violencias. Preguntaban por Avellaneda de TENSA. Uno de los integrantes del grupo que asalt su casa y las de los dems, acompa a su hija de por entonces 7 aos a ponerse unas zapatillas al cuarto, porque estaba descalza. Que ello le permiti registrar su rostro y la forma en que estaba vestido. Era rubio, bajito, de rulos y vestido de jean. Al da siguiente reconoci sin lugar a dudas a la misma persona en la Comisara de Villa Martelli, esta persona se dio cuenta, y desapareci inmediatamente. Ello ocurri mientras acompaaba a su hermana Arsione a realizar averiguaciones sobre el paradero de los detenidos y cuando sta estaba discutiendo con el Comisario que negaba de mal modo que all estuvieran alojados, razn por la cual, Arsinoe no pudo verlo. Cree que Arsinoe tampoco lo vio durante el procedimiento. Coment tambin que Arsinoe esa noche llam por telfono a la Comisara de Munro y que a la maana siguiente la acompa a su hermana a esa dependencia, despus a la de Villa Martelli (donde reconoci al rubio), a la Municipalidad de Vicente Lpez, a la Comisara de Olivos y, ms tarde, a Campo de Mayo, donde su hermana ingres. Que recin se enteraron que su cuada estaba en la crcel de Olmos por los habeas corpus que presentaron. Que la fueron a visitar y percibieron que estaba en muy mal estado, a la miseria.

Arsinoe Avellaneda record que era semana santa, a la 1.30 hs. aproximadamente. Que golpearon la puerta de su casa. Preguntaban por Avellaneda de TENSA. Se asomaron personas con caras cubiertas con medias y pelucas. Balearon la puerta del frente, y finalmente entraron entre diez o quince personas. Los amenazaron con armas. Al parecer vieron a su hermano Floreal y le dispararon. Coment el episodio de su sobrina descalza, donde ella vio el rostro de uno de los atacantes que dice qu est pasando?, a lo que otro que era el que haba ayudado a su sobrina, y al que no ve, contesta nada, Rolo. A este Rolo lo describi como moreno, tez mate, con entradas en su cabello, nariz grande no desproporcionada, mentn algo prominente y una voz muy fuerte. Es el que despus reconoci en rueda de personas como Aneto. Respecto del otro, slo supo del episodio de su hermana Azucena en la Comisara de Villa Martelli, pero no lo pudo ver porque estaba discutiendo con el Comisario. Continu el relato sealando que se llevaron al Negrito y a su madre a la calle, los colocaron con sus manos contra un automvil y les pusieron capuchas. En un determinado momento, en la calle, un hombre alto, moreno, con bigotes, con campera oscura, y borcegues, le orden reingresar a su casa bajo la amenaza de que iba a haber tiros.

Al irse la comisin, logr reconectar los cables del telfono que haban arrancado los intrusos y llam a la Comisara de Munro, donde ante su pregunta le informaron que su casa haba sido objeto de un procedimiento de Seguridad Personal, lo cual de algn modo la dej tranquila porque significaba que haba una autoridad interviniendo.

Al rato se apersonaron policas uniformados, al mando de quien dijo ser el comisario de Munro, que explic que no saban lo que haba pasado, sino que haban venido por los tiros, acompaado de un seor grande con gorra, y le pregunt si Floreal se haba escapado, lo cual le llam la atencin porque supuestamente los de Munro no saban nada. Que con su hermana prepararon un termo y se fueron a la Comisara de Munro a las primeras horas. Les dijeron que all no haba nada y que era un tema del Ejrcito y que poda ser que estuvieran en Villa Martelli. Discuti porque ella haba llamado a la noche y se lo negaron. Aceptaron tomarle una denuncia. Fueron a la Comisara de Villa Martelli. Las atendi el Comisario Ferreo, con quien discuti y de mal modo las ech y neg que all estuviera su cuada y sobrino. En ese momento, aunque se lo cont cuando salieron, su hermana Azucena reconoci a una persona que haba estado la noche anterior en el operativo en su casa, pero ella no pudo ver. Se dirigieron a Campo de Mayo y cayeron en la Escuela de Infantera. Era feriado, Semana Santa. Les informaron que no haba nadie. Cuando se estaban retirando vieron bajar de un coche a la misma persona de bigotes, moreno y alto, que le haba ordenado reingresar a su domicilio la noche anterior. Se fueron a Olivos, a la Intendencia de Vicente Lpez. Finalmente, el lunes concurrieron al juzgado del juez Gitard. Sigui contando cmo se reencontr con su cuada en la crcel de Olmos, muy deteriorada, envejecida por la tortura. Tambin que se enteraron del hallazgo del cuerpo en el Uruguay de quien podr