El Neoliberalismo

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  TALLERES DE CIENCIAS SOCIALES 2011 AUTOR: EDISSON DIAZ SANCHEZ (MAGISTER EN EDUCACION) Página 7 EL NEOLIBERALISMO Perry Anderson (1998) omencemos con los orígenes de los que se puede definir como neoliberalismo en tanto fenómeno distinto del neoliberalismo clásico del siglo pasado. El neoliberalismo nació después de la segunda guerra mundial, en una región de Europa, y en América del Norte donde imperaba el capitalismo. Fue una reacción teórica y política vehemente contra el Estado intervencionista y de bienestar. Su texto de origen es Camino a la servidumbre , de Friedrich Hayek, escrito en 1944. Se trata de un ataque apasionado contra cualquier imitación de los mecanismos del mercado por parte del Estado, denuncia como una amenaza letal a la libertad, no solamente económica, sino también política. El blanco inmediato de Hayek, en aquel momento era el partido laborista inglés, en la víspera de la elección general de 1945 en Inglaterra, que ese partido finalmente ganaría. El mensaje de Hayek es drástico: “A pesar de sus buenas intensiones, la social-democracia moderada inglesa conduce al mismo desastre que el nazismo alemán: a una servidumbre moderna”. Tres años después, en 1947, en cuanto las bases del Estado de bienestar en la Europa de postguerra efectivamente se constituían, no sólo en Inglaterra, sino también en otros países, Hayek convocó a quienes compartían su orientación ideológica a una reunión en la pequeña estación de Mont Pelerin, en Suiza. Entre los célebres participantes estaban no solamente adversarios firmes del Estado de bienestar europeo, sino también enemigos férreos del New Deal  estadounidense. Entre la selecta asistencia se encontraba, entre otros, Miltón Frideman, Karl Popper, Lionet Robins, Ludwing Von Mises, Walter Eukpen, Walter Lippman, Michael Polanyi y Salvador de Madariaga. Allí se fundó la sociedad de Mont Pelerin, una suerte de francmasonería neoliberal, altamente dedicada y organizada, con reuniones internacionales cada dos años. Su propósito era combatir el Keynesianismo y el solidarismo reinantes, y preparar las bases de otro tipo de capitalismo, duro y libre de reglas, para el futuro. Las condiciones para este trabajo no eran del todo favorables, una vez que el capitalismo avanzado estaba entrando en una larga fase de auge sin precedentes –su edad de oro-, presentando el crecimiento más rápido de su historia durante las décadas de los cincuenta y los sesenta. Por esta razón, no parecían muy verosímiles los avisos neoliberales de los peligros que representaba cualquier regulación del mercado por parte del Estado. La polémica contra la regulación social, entre tanto, tuvo una repercusión mayor. Hayek y sus compañeros argumentaban que el nuevo igualitarismo (muy relativo, bien entendido) de este período, promovido por el Estado de Bienestar, destruía la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia, de la cual dependía la prosperidad de todos. Desafiando el consenso oficial de la época, ellos argumentaban que la desigualdad era un valor positivo –en realidad imprescindible en sí mismo-, del que precisaban las sociedades occidentales. Este mensaje permaneció en teoría por más o menos veinte años. Con la llegada de la gran crisis del modelo económico de postguerra, en 1973, cuando todo el mundo capitalista avanzado cayó en una larga y profunda recesión, combinando, por primera vez, bajas tasas de crecimiento con altas tasas de inflación, todo cambió. A partir de ahí las ideas neoliberales pasaron a ganar terreno. Las raíces de las crisis, afirmaban Hayek y sus compañeros, estaban localizados en el poder excesivo y nefasto de los sindicatos y, de manera más general, del movimiento obrero, que había socavado las bases de la acumulación privada con sus presiones reivindicadas sobre los salarios y con su presión parasitaria para que el Estado aumentase cada vez más los gastos sociales. Esos dos procesos destruían los niveles necesarios de beneficio de las empresas y desencadenarían procesos inflacionarios que no podían dejar de terminar en una crisis generalizada de las economías de me rcado. El reme dio, e ntonces, e ra cla ro: mantener un Estado fuerte, si, en su capacidad de romper el poder de los sindicados y en el control de dinero,, pero parco en todos los gastos sociales y en las intervenciones económicas. La estabilidad monetaria debería ser la meta suprema de cualquier gobierno. Para eso era necesaria una disciplina presupuestaria, con la contención del gasto social y la restauración de una tasa “natural” de desempleo, o sea, la creación de un ejercicio de reserva de trabajo para quebrar a los sindicatos. Además, eran imprescindibles reformas fiscales para incentivar a los agentes económicos. En otras palabras, esto significaba reducciones de impuestos sobre las ganancias más altas y sobre las rentas. De esta reforma, una nueva y saludable desigualdad volvería a dinamizar las economías avanzadas, entonces afectadas por el estancamiento/inflación, resultado directo de los legados combinados de Keynes y Beveridge, o sea, la intervención anticíclica y la redistribución social, las cuales habían deformado tan desastrosamente el curso normal de la acumulación y el libre mercado. El crecimiento retornaría cuando la estabilidad monetaria y los incentivos esenciales hubiesen sido restituidos. 1. LA OFENSIVA NEOLIBERAL EN EL PODER a hegemonía de este programa no se realizó de la noche a la mañana. Llevó más o menos una década, los años setenta, cuando la mayoría de los gobiernos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) trataba de aplicar remedios Keynesianos a las crisis económicas. Pero, al final de la década, en 1979, surgió la oportunidad. En Inglaterra fue elegido el gobierno Thatcher, el primer régimen de un país capitalista avanzado públicamente empeñado en poner en prática un programa neoliberal. Un año después, en 1980, Reagan llegó a la presidencia de los Estados Unidos. En 1982, Kohl derrotó al régimen social-demócrata de Helmut Schmidt en Alemania. En 1983, Dinamrca, Estado modelo de bienestar escandinavo, cayó bajo el control de una coalición clara de derecha, el gobierno de Schuluter. Enseguida, casi todos los países del norte de Europa Occidental, con excepción de Suecia y de Austria, también viraron a la derecha. A partir de ahí, la onda de derechización de esos años da un fundamento político para salir de la crisis económica del período. En 1979, la segunda guerra fría se agravó con la intervención Soviética en Afganistán y la decisión Estadounidense de incrementar una nueva generación de cohetes nucleares en Europa Occidental. El ideario del neoliberalismo había incluido siempre como un componente central, el anticomunismo más intransigente de todas las corrientes capitalistas de postguerra. El nuevo combate contra el “Imperio del Mal” –la servidumbre humana más completa a los ojos de Hayek- inevitable fortaleció el poder de atracción del neoliberalismo político, consolidando el predominio de una nueva derecha en Europa y en América del Norte. Los años ochenta vieron el triunfo más o menos C L

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    EL NEOLIBERALISMO Perry Anderson (1998)

    omencemos con los orgenes de los que se puede definir como neoliberalismo en tanto fenmeno distinto del

    neoliberalismo clsico del siglo pasado. El neoliberalismo naci despus de la segunda guerra mundial, en una regin de Europa, y en Amrica del Norte donde imperaba el capitalismo. Fue una reaccin terica y poltica vehemente contra el Estado intervencionista y de bienestar. Su texto de origen es Camino a la servidumbre, de Friedrich Hayek, escrito en 1944. Se trata de un ataque apasionado contra cualquier imitacin de los mecanismos del mercado por parte del Estado, denuncia como una amenaza letal a la libertad, no solamente econmica, sino tambin poltica. El blanco inmediato de Hayek, en aquel momento era el partido laborista ingls, en la vspera de la eleccin general de 1945 en Inglaterra, que ese partido finalmente ganara. El mensaje de Hayek es drstico: A pesar de sus buenas intensiones, la social-democracia moderada inglesa conduce al mismo desastre que el nazismo alemn: a una servidumbre moderna. Tres aos despus, en 1947, en cuanto las bases del Estado de bienestar en la Europa de postguerra efectivamente se constituan, no slo en Inglaterra, sino tambin en otros pases, Hayek convoc a quienes compartan su orientacin ideolgica a una reunin en la pequea estacin de Mont Pelerin, en Suiza. Entre los clebres participantes estaban no solamente adversarios firmes del Estado de bienestar europeo, sino tambin enemigos frreos del New Deal estadounidense. Entre la selecta asistencia se encontraba, entre otros, Miltn Frideman, Karl Popper, Lionet Robins, Ludwing Von Mises, Walter Eukpen, Walter Lippman, Michael Polanyi y Salvador de Madariaga. All se fund la sociedad de Mont Pelerin, una suerte de francmasonera neoliberal, altamente dedicada y organizada, con reuniones internacionales cada dos aos. Su propsito era combatir el Keynesianismo y el solidarismo reinantes, y preparar las bases de otro tipo de capitalismo, duro y libre de reglas, para el futuro. Las condiciones para este trabajo no eran del todo favorables, una vez que el capitalismo avanzado estaba entrando en una larga fase de auge sin precedentes su edad de oro-, presentando el crecimiento ms rpido de su historia durante las dcadas de los cincuenta y los sesenta. Por esta razn, no parecan muy verosmiles los avisos neoliberales de los peligros que representaba cualquier regulacin del mercado por parte del Estado. La polmica contra la regulacin social, entre tanto, tuvo una repercusin mayor. Hayek y sus compaeros argumentaban que el nuevo igualitarismo (muy relativo, bien entendido) de este perodo, promovido por el Estado de Bienestar, destrua la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia, de la cual dependa la prosperidad de todos. Desafiando el consenso oficial de la poca, ellos argumentaban que la desigualdad era un valor positivo en realidad imprescindible en s mismo-, del que precisaban las sociedades occidentales. Este mensaje permaneci en teora por ms o menos veinte aos. Con la llegada de la gran crisis del modelo econmico de postguerra, en 1973, cuando todo el mundo capitalista avanzado cay en una larga y profunda recesin, combinando, por primera vez, bajas tasas de crecimiento con altas tasas de inflacin, todo cambi. A partir de ah las ideas neoliberales pasaron a ganar terreno. Las races de las crisis, afirmaban

    Hayek y sus compaeros, estaban localizados en el poder excesivo y nefasto de los sindicatos y, de manera ms general, del movimiento obrero, que haba socavado las bases de la acumulacin privada con sus presiones reivindicadas sobre los salarios y con su presin parasitaria para que el Estado aumentase cada vez ms los gastos sociales. Esos dos procesos destruan los niveles necesarios de beneficio de las empresas y desencadenaran procesos inflacionarios que no podan dejar de terminar en una crisis generalizada de las economas de mercado. El remedio, entonces, era claro: mantener un Estado fuerte, si, en su capacidad de romper el poder de los sindicados y en el control de dinero,, pero parco en todos los gastos sociales y en las intervenciones econmicas. La estabilidad monetaria debera ser la meta suprema de cualquier gobierno. Para eso era necesaria una disciplina presupuestaria, con la contencin del gasto social y la restauracin de una tasa natural de desempleo, o sea, la creacin de un ejercicio de reserva de trabajo para quebrar a los sindicatos. Adems, eran imprescindibles reformas fiscales para incentivar a los agentes econmicos. En otras palabras, esto significaba reducciones de impuestos sobre las ganancias ms altas y sobre las rentas. De esta reforma, una nueva y saludable desigualdad volvera a dinamizar las economas avanzadas, entonces afectadas por el estancamiento/inflacin, resultado directo de los legados combinados de Keynes y Beveridge, o sea, la intervencin anticclica y la redistribucin social, las cuales haban deformado tan desastrosamente el curso normal de la acumulacin y el libre mercado. El crecimiento retornara cuando la estabilidad monetaria y los incentivos esenciales hubiesen sido restituidos. 1. LA OFENSIVA NEOLIBERAL EN EL PODER

    a hegemona de este programa no se realiz de la noche a la maana. Llev ms o menos una dcada, los aos setenta, cuando la mayora de los gobiernos de la OCDE

    (Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico) trataba de aplicar remedios Keynesianos a las crisis econmicas. Pero, al final de la dcada, en 1979, surgi la oportunidad. En Inglaterra fue elegido el gobierno Thatcher, el primer rgimen de un pas capitalista avanzado pblicamente empeado en poner en prtica un programa neoliberal. Un ao despus, en 1980, Reagan lleg a la presidencia de los Estados Unidos. En 1982, Kohl derrot al rgimen social-demcrata de Helmut Schmidt en Alemania. En 1983, Dinamrca, Estado modelo de bienestar escandinavo, cay bajo el control de una coalicin clara de derecha, el gobierno de Schuluter. Enseguida, casi todos los pases del norte de Europa Occidental, con excepcin de Suecia y de Austria, tambin viraron a la derecha. A partir de ah, la onda de derechizacin de esos aos da un fundamento poltico para salir de la crisis econmica del perodo. En 1979, la segunda guerra fra se agrav con la intervencin Sovitica en Afganistn y la decisin Estadounidense de incrementar una nueva generacin de cohetes nucleares en Europa Occidental. El ideario del neoliberalismo haba incluido siempre como un componente central, el anticomunismo ms intransigente de todas las corrientes capitalistas de postguerra. El nuevo combate contra el Imperio del Mal la servidumbre humana ms completa a los ojos de Hayek- inevitable fortaleci el poder de atraccin del neoliberalismo poltico, consolidando el predominio de una nueva derecha en Europa y en Amrica del Norte. Los aos ochenta vieron el triunfo ms o menos

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    incontrastado de la ideologa neoliberal en esta regin del capitalismo avanzado. Ahora bien, qu hicieron en la prctica, los gobiernos neoliberales del perodo? El modo ingls fue, al mismo tiempo, el pionero y el ms puro. Los gobiernos de Thatcher contrajeron la emisin monetaria, elevaron las tasas de inters, bajaron drsticamente los impuestos sobre los ingresos altos, abolieron los controles sobre los flujos financieros, crearon niveles masivos de desempleo, aplastaron huelgas, impusieron una nueva legislacin antisindical y cortaron los gastos sociales. Y finalmente esa fue una medida sorprendente tarda-, se lanzaron a un amplio programa de privatizacin, comenzando con la vivienda pblica y pasando enseguida a industrias bsicas como el acero, la electricidad, el petrleo, el gas y el agua. Este paquete de medida fue el ms sistemtico y ambicioso de todas las experiencias neoliberales en los pases del capitalismo avanzado. La variante estadounidense era bien distinta. En los Estados Unidos, donde casi no exista un Estado de bienestar del tipo europeo, la prioridad neoliberal era ms la competencia militar con la Unin Sovitica, concebida como una estrategia para quebrar la economa sovitica y, por esa va derrumbar el rgimen comunista en Rusia. Se debe resaltar que, en la poltica interna, Reagan tambin redujo los impuestos a favor de los ricos, elev las tasas de inters y aplast la nica huelga sera de u gestin. Pero, decididamente, no respet la disciplina presupuestaria; al contrario, se lanz en una carrera armamentista sin precedentes, comprometiendo gastos militares enormes que crearon un dficit pblico mucho mayor que cualquier otro presidente de la historia estadounidense. Pero ese recurso a un Keynisianismo militar desaforado, decisivo para una recuperacin de las economas capitalistas de Europa Occidental y de Amrica del Norte, no fue imitado. Solo Estados Unidos, a causa de su peso en la economa mundial, poda darse el lujo de un dficit masivo en la balanza de pagos que result de tal poltica. En el Continente europeo, los gobiernos de derecha de este perodo a menudo de perfil catlico, practicaron en general un neoliberalismo ms cauteloso y matizado que las potencias anglosajonas, manteniendo el nfasis en la disciplina monetaria y en las reformas fiscales, ms que en los cortes drsticos de los gastos sociales o en enfrentamientos deliberados con los sindicatos. Con todo, la distancia entre estas polticas y la de la socialdemocracia de los anteriores gobiernos era grande. Y mientras la mayora de los pases del norte de Europa elega gobiernos de derecha empeados en distintas versiones del neoliberalismo, en el sur del continente territorio De Gaulle, Franco, Salazar, Fanfani, Papadopoulus, etc.-, previamente una regin mucho ms conservadora polticamente, llegaban al poder, por primera vez, gobiernos de izquierda, llamados eurosocialistas : Miterran en Francia, Felipe Gonzlez en Espaa, Sorez en Portugal, Craxi en Italia, Papandreu en Grecia. Todos se preparaban como una alternativa progresista, basada en movimientos obreros o populares, contrastando con la lnea reaccionaria de los gobiernos de Reagan. No hay duda, en efecto, de que por lo menos Mitterran y Papandreu, en Francia y en Grecia, se esforzaron genuinamente en realizar una poltica de deflacin y redistribucin, de pleno empleo y de proteccin social. Fue una tentativa de crear un equivalente en el sur de Europa de lo que haba sido la socialdemocracia de postguerra en el

    norte del continente en sus aos de oro. Pero el proyecto fracas, y ya en 1982 y 1983 el gobierno socialista en Francia se vio forzado por los mercados financieros internacionales a cambiar su curso dramticamente y reorientar para hacer una poltica mucho ms prxima a la ortodoxia neoliberal, con prioridad para la estabilidad monetaria, la contencin presupuestaria, las concesiones fiscales a los capitalistas y el abandono del pleno empleo. A finales de la dcada, el nivel de desempleo en Francia, era ms alto que en la Inglaterra conservadora, como Thatcher se jactaba en ensear. En Espaa, el gobierno de Gonzlez jams trat de realizar una poltica Keynesiana o redistributiva. Al contrario, desde el inicio de su rgimen se mostr firmemente monetarista en su poltica econmica: gran amigo del capital financiero, favorable al principio de privatizacin y sereno cuando el desempleo en Espaa alcanz rpidamente el record europeo del 20% de la poblacin activa. En cuanto a ello, en otro extremo del mundo, en Australia y Nueva Zelandia, el mismo patrn asumi proporciones verdaderamente dramticas. Sucesivos gobiernos laboristas sobrepasaron a los conservadores locales de derecha con programas de un neoliberalismo radical -Nueva Zelandia, probablemente es el ejemplo ms extremo de todo el mundo capitalista avanzado-, desmontando el estado de bienestar mucho ms completa y ferozmente que Thatcher en Inglaterra. 2. ALCANCES Y LMITES DEL PROGRAMA NEOLIBERAL

    o que demostraban estas experiencias era la hegemona alcanzada por el neoliberalismo como ideologa. En un principio, slo gobiernos explcitamente de derecha

    radical se atrevan a poner en prctica polticas neoliberales; despus, cualquier gobierno, incluso los que se auto proclamaban y se acreditaban como de izquierda, podan rivalizar con ellos en celo neoliberal. El neoliberalismo haba empezado tomando a la socialdemocracia como su enemiga central, en pases de capitalismo avanzado, provocando una hostilidad recproca por parte de a socialdemocracia. Despus, los gobiernos socialdemcratas se mostraron ms resueltos en la aplicacin de polticas neoliberales. No en toda la socialdemocracia: al final de los aos ochenta, Suecia y Austria aun resistan la onda neoliberal de Europa. Y fuera del continente europeo, Japn continuaba tambin exento de cualquier tentacin neoliberal. Pero, en los dems pases de la OCDE, las ideas de las Sociedad de Mont Pelerin haban triunfado plenamente. Cabra preguntarse ahora cual era la validacin efectiva de la hegemona neoliberal en el mundo capitalista avanzado, por lo menos en los aos ochenta. Cumpli o no sus promesas? Veamos un panorama de conjunto. La prioridad ms inmediata del neoliberalismo era detener la inflacin de los aos setenta. En este aspecto, su xito fue innegable. En el conjunto de los pases de la OCDE, la tasa de inflacin cay del 8,8% a 5,2% entre los aos setenta y ochenta, y la tendencia a la baja continua en los aos noventa. La deflacin a su vez, deba ser la condicin para la recuperacin de las ganancias. Tambin en este sentido el neoliberalismo obtuvo xitos reales. Si en los aos setenta, la tasa de ganancia en la industria de los pases de la OCDE cay cerca de 4,2%, en los aos ochenta aument 4,7%. Esa recuperacin fue aun ms impresionante considerando a Europa Occidental como un

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    todo: de 5,4 puntos negativos pas a 5,3 puntos positivos. La razn, principal de esa transformacin fue, sin duda, la derrota del movimiento sindical, expresada en la cada dramtica del nmero de huelgas durante los aos ochenta y con la notable contencin de los salarios. Esta nueva postura sindical, mucho ms moderna, a su vez era en gran medida el producto de un tercer xito del neoliberalismo, esto es, el crecimiento de las tasas de desempleo, concebido como un mecanismo natural y necesario de cualquier economa de mercado eficiente. La tasa media de desempleo en los pases de la OCDE, que haba sido de alrededor del 4% en los aos setenta, al menos se duplic en la dcada del ochenta. Tambin fue un resultado satisfactorio. Finalmente, el grado de desigualdad otro objetivo sumamente importante para el neoliberalismo- aument de modo significativo en el conjunto de pases de la OCDE: la tributacin de los salarios ms altos cay un 20% a mediados de los aos ochenta y los valores de la bolsa crecieron cuatro veces ms rpidamente que los salarios. En todos estos aspectos, pues, -deflacin, ganancias, desempleo y salarios-, podemos decir que el programa neoliberal se mostr realista y obtuvo xito. Pero a fin de cuentas, todas estas medidas haban sido concebidas como medios para alcanzar un fin histrico: la reanimacin del capitalismo avanzado mundial, restaurando altas tasas de crecimiento estables como existan antes de la crisis de los aos setenta. En este aspecto, sin embargo, el cuadro se mostr absolutamente decepcionante. Entre los aos setenta y ochenta no hubo ningn cambio significativo en la tasa media de crecimiento, muy baja en los pases de la OCDE. De los ritmos presentados durante la onda larga expansiva, en los aos cincuenta y sesenta, solo queda un recuerdo lejano. Cul es la razn de este resultado paradjico? Sin duda alguna, el hecho de que a pesar de todas las nuevas condiciones institucionales creadas a favor del capital- la tasa de acumulacin, o sea, la efectiva inversin en el parque de equipamientos productivos, apenas si creci en los aos ochenta, y cay en relacin a sus niveles ya medios- de los aos setenta. En el conjunto de los pases del capitalismo avanzado, las cifras son de un crecimiento anual del 5,5% en los aos sesenta, 3,6 en los setenta y slo el 2,9 en los ochenta. Una curva absolutamente descendente. Cabe preguntarse aun por qu la recuperacin de las ganancias no condujo a una recuperacin de la inversin. Esencialmente, puede decirse, porque la desregularizacin financiera, que fue un elemento tan importante en el programa neoliberal, cre condiciones mucho ms propicias para la inversin especulativa que la productiva. Los aos ochenta asistieron a una verdadera explosin de los mercados cambiarios internacionales, cuyas transacciones puramente monetarias terminan por reducir el comercio mundial de mercancas reales. El peso de las operaciones puramente parasitarias tuvo un incremento vertiginoso en estos aos. Por otro lado y este fue, digamos, el fracaso del neoliberalismo, el peso del Estado de Bienestar no disminuy mucho, pese a todas las medidas tomadas para contener los gastos sociales. Aunque el incremento de la proporcin del PBN consumido por el Estado ha sido notablemente desacelerado, la proporcin absoluta no cay, sino aument, de ms o menos del 46 al 48% del PBN medio de los pases de la OCDE durante los aos

    ochenta. Dos razones bsicas explican esta paradoja: el aumento de los gastos sociales con el desempleo, que costaron billones al Estado, y el aumento demogrfico de los jubilados en la poblacin, que condujo al Estado a gastar otros tantos billones en pensiones. Por fin, irnicamente, cuando el capitalismo avanzado entr de nuevo en una profunda recesin, en 1991, la deuda pblica de casi todos los pases occidentales comenz a reasumir dimensiones alarmantes, inclusive en Inglaterra y los Estados Unidos, en tanto que el endeudamiento privado de las familias y de las empresas llegaba a niveles sin precedentes desde la segunda guerra mundial. Actualmente, con la recesin de los primeros aos de los noventa, todos los ndices econmicos se tornaron mucho ms sombros en los pases de la OCDE, donde hoy la desocupacin alcanza a los 38 millones de personas, aproximadamente dos veces la poblacin actual de Escandinavia. En estas condiciones de crisis tan aguda, era lgico esperar una fuerte reaccin contra el neoliberalismo en los aos noventa. Tuvo lugar? Al contrario, por extrao que parezca, el neoliberalismo gan un segundo aliento, por lo menos en su tierra natal, Europa. No solamente el thatcherismo sobrevivi a la propia Thatcher, con la victoria de Major en las elecciones de 1992 en Inglaterra. En Suecia, la socialdemocracia, que haba resistido el embate neoliberal en los aos ochenta, fue derrotada por un frente unido de la derecha en 1991. El socialismo francs sali bastante desgastado de las elecciones de 1993. En Italia, Berlusconi una suerte de Reagan italiano- lleg al poder al frente de una coalicin en la cual uno de los integrantes era hasta hace poco un partido oficialmente fascista. En Alemania, el gobierno de Kohl probablemente continu en el poder. En Espaa, la derecha gan las elecciones. 3. AMERICA LATINA, ESCENARIO DE EXPERIMENTACION

    l impacto del triunfo neoliberal en el Este europeo tard en sentirse en otras partes del globo, particularmente,

    podra decirse, aqu en Latinoamrica, que hoy en da se convierte en el tercer gran escenario de experimentaciones neoliberales. De hecho, aunque en su conjunto le ha llegado la hora de las privatizaciones masivas despus de los pases de la OCDE y de la antigua Unin Sovitica, genealgicamente este continente fue testigo de la primera experiencia neoliberal sistemtica del mundo, me refiero, claro est, a Chile bajo la dictadura de Pinochet. Aquel rgimen tiene el merito de haber sido el verdadero pionero del ciclo neoliberal de la historia contempornea. El Chile de Pinochet comenz sus programas de manera dura: de regulacin, desempleo masivo, represin sindical, redistribucin de la renta en favor de los ricos, privatizacin de los bienes pbicos. Todo esto comenz en Chile casi una dcada antes que la Thatcher. En Chile, naturalmente, la inspiracin terica de la experiencia pinochetista era ms estadounidense que austriaca. Friedman, y no Hayek, como era de esperarse en las Amricas. Pero es de notar que la experiencia chilena de los aos setenta interes muchsimo a ciertos consejeros britnicos importantes para Thatcher, y que siempre existieron excelentes relaciones entre los dos regmenes en los aos ochenta. El neoliberalismo chileno, bien entendido, presupona la abolicin de la democracia y la instalacin de una de las ms crueles dictaduras de la postguerra. Pero la democracia en s misma, como explicaba incansablemente Hayek, jams haba sido un valor central del neoliberalismo. La libertad y la democracia,

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    explicaba este patriarca, podran tomarse fcilmente incompatibles, si las mayoras democrticas decidiesen interferir en los derechos incondicionales de cada agente econmico de disponer de su renta y de sus propiedades como quisiese. En este sentido, Friedman y Hayek podan ver con admiracin la experiencia chilena, sin ninguna inconsistencia intelectual o compromiso de principios. Pero esta admiracin fue realmente merecida, dado que a diferencia de las economas del capitalismo avanzado bajo los regmenes neoliberales en los aos ochenta, la economa chilena creci a un ritmo bastante rpido bajo el rgimen de Pinochet, como los sigue haciendo con la continuidad poltico-econmica de los gobiernos postpinochistas de los ltimos aos. Si fue Chile, en este sentido, una experiencia piloto para el nuevo neoliberalismo en los pases avanzados de Occidente, Amrica Latina tambin proyect la experiencia piloto para el neoliberalismo del Este postsovitico. Aqu me refiero a Bolivia, donde, en 1985, Jeffrey Sachs perfeccion su tratamiento de shok, aplicado ms tarde en Polonia y en Rusia, pero preparado originariamente para el gobierno de Banzer, y aplicado despus imperturbablemente por Vctor Paz Estenssoro, cuando sorprendentemente cuando este ltimo fue electo presidente en lugar de Banzer. En Bolivia, la puesta en marcha de la experiencia no tena necesidad de quebrar a un movimiento obrero poderoso como en Chile, sino detener la hiperinflacin. El rgimen que adopt el plan de Sachs no era una dictadura, sino el heredero del partido populista que haba hecho la revolucin social en 1952. En otras palabras, Amrica Latina, tambin inicio una variante neoliberal progresista, difundida ms tarde en el sur de Europa, en los aos del eurosocialismo. Pero Chile y Bolivia eran experiencias aisladas hasta finales de los aos ochenta. El viraje continental en direccin al neoliberalismo no comenz antes de la presidencia de Salinas, en Mxico en 1988, seguido de la llegada al poder de Menem en Argentina de 1989, de la segunda presidencia de Carlos Andrs Prez en el mismo ao en Venezuela, y de la eleccin de Fujimori en el Per en el 90. Ninguno de esos gobernantes confes al pueblo, antes de ser electo, lo que efectivamente hizo despus. Menem, Carlos Andrs y Fujimori, adems, prometieron exactamente lo opuesto a las polticas radicalmente antipopulistas que implementaron en los noventa. Y Salinas, notoriamente, no fue siquiera electo, sino que rob fraudulentamente las elecciones. De las cuatro experiencias vividas en esta dcada, podemos decir que tres registraron xitos impresionantes a corto plazo: Mxico, Argentina y Per, y una fracas: Venezuela. La diferencia es significativa. La condicin poltica de la deflacin, de la desregulacin, del desempleo, de la privatizacin de la economa mexicana, argentina y peruana fue una concentracin del poder ejecutivo formidable. Algo que siempre existi en Mxico, un rgimen de partido nico, pero Menem Y Fujimori tuvieron que legislar con una legislacin de emergencia, autogolpes y reforma de la Constitucin. Esta dosis de autoritarismo poltico no fue factible en Venezuela, con su democracia partidaria ms continua y solida que en cualquier otro pas de Amrica del Sur, el nico que escap de las dictaduras militares y regmenes oligrquicos desde los aos cincuenta: de ah el colapso de la segunda presidencia de Carlos Andrs.

    Pero seria arriesgado concluir que nicamente regmenes autoritarios pueden imponer con xito polticas neoliberales en Amrica latina. El caso de Bolivia, donde todos los gobiernos electos despus de 1985, tanto como el de Paz Zamora como el de Snchez Lozada, continuaron con la misma lnea, est ah para comprobarlo. La leccin que deja la larga experiencia boliviana es esta: hay un equivalente funcional al trauma de la dictadura militar como mecanismo para inducir democrtica y no coercitivamente a un pueblo a aceptar las ms drsticas polticas neoliberales. Este equivalente es la hiperinflacin. Sus consecuencias son muy parecidas. Recuerdo una conversacin en Ro de Janeiro en 1987, cuando era consultor de un equipo del Banco Mundial y haca un anlisis comparativo de alrededor de 24 pases del sur, en lo relativo a polticas econmicas. Un amigo neoliberal del equipo, sumamente inteligente, economista destacado, gran admirador de la experiencia chilena bajo el rgimen de Pinochet, me confi que el problema crtico del Brasil durante la presidencia de Sarney no era una tasa de inflacin demasiado alta como crea la mayora de los funcionarios del Banco Mundial, sino una tasa de inflacin demasiado baja. Esperemos que los diques se rompan, deca. Aqu precisamos (necesitamos) una hiperinflacin para condicionar al pueblo a aceptar la drstica medicina deflacionaria que falta en este pas. Despus, como sabemos, la hiperinflacin lleg al Brasil y las consecuencias prometen, o amenazan como se quiera- confirmar la sagacidad de este neoliberalismo local.