El Nigromante 2º Año

11

Click here to load reader

description

cuento para jovenes

Transcript of El Nigromante 2º Año

Pgina5El nigromante

Clemente Palma(Lima, 1872 1946)

Resida en un castillo de Suabia un viejo conde que desde que su mujer le enga con un caballero cruzado y hudose con l, se encerr en su seorial morada resuelto a romper todo vnculo con la humanidad. El hombre, pensaba, era el ms inicuo de los seres; la mujer la ms despreciable y ruin de las bestias hermosas. Todos los aos el escudero del conde sala del castillo la noche de pascua y regresaba el primero de enero con acmilas cargadas de vveres y provisiones para todo el ao. Una vez surtida la despensa del castillo, alzbase el puente levadizo, llenbanse los fosos y no volva a bajarse el puente hasta la noche de pascua siguiente. Rotas las relaciones con los hombres, el conde se haba entregado al estudio de la nigromancia, la cbala, la alquimia y dems ciencias que lo ponan en contacto con el diablo. Era Edwis, la hija del conde, una linda doncella de quince aos, a la que el desventurado caballero tena encerrada con sus camareras en una torrecilla, la ms alta del vetusto castillo, tal alta y escarpada que desde sus ventanas era imposible distinguir las facciones de los labriegos y peregrinos que pasaban cerca de los fosos. No quera el conde que su hija viera a los hombres ni escuchara sus fementidas palabras, para que su corazn no latiera un da a impulsos de la pasin amorosa Sera adltera, como su madre! exclamaba con pena e ira. Que ame a Dios o al diablo, porque estos no se dejan engaar y tiene siempre a su alcance el goce supremo de la venganza! Pero mejor es que no ame a nadie, a ni a m En un viejo palimpsesto arbigo, haba encontrado el conde una obscura y cabalstica frmula para la elaboracin del filtro de la felicidad. Haba conseguido algunos de los ingredientes indicados en la frmula por medio de los cuales se producan en el alma humana y en el juego mismo de la vida los elementos indispensables para la felicidad; pero desgraciadamente, en la hoja del libro haba cado una cantidad de un licor corrosivo que haba destruido gran parte del pergamino, precisamente en la porcin correspondiente a la frmula para obtener el olvido de las penas pasadas, sin lo cual no hay felicidad posible. Slo el diablo poda darle la frmula completa y resolvi acudir a sus consejos, como haba ocurrido otras veces en sus investigaciones sobre la piedra filosofal o el homunculus. Una noche, el conde despus de ordenar a su escudero que disparase algunos ballestazos a un necio juglar o trovador que desde haca varios das turbaba el silencio de las cercanas entonando estpidos serventesios, hizo sus sabios conjuros a la luz de una lmpara con azufre y aparecisele complaciente el diablo. Heme aqu, para qu me llamas, conde? qu necesita tu ciencia vacilante y mezquina de la infinita sabidura infernal? Oh, rey mo y seor de mi alma: quiero te suplico, un chispazo de tu ciencia inmortal para alumbrar mis pobres investigaciones. Habla Seor, busco el secreto de la felicidad, el filtro de la ventura. Pides demasiado. No te dir el secreto, pero s quin pueden revelrtelo. Llama a tu hija y pregntaselo. Oh, seor, pero al verte, el terror paralizar sus labios! No, porque su inocencia y su ignorancia de las cosas de este mundo y del otro la defienden del terror. El conde llam a Edwis. Cuando entr la bellsima nia, el diablo hablaba, y cul no sera el asombro de la doncella al reconocer en la voz del maligno espritu, la voz suave y armoniosa del juglar que, frente a su ventana, entonaba hermosas canciones en lengua francesa sobre algo muy dulce, muy bello, muy noble, muy agradable, que llamaba el amor. Y, efectivamente, como el diablo esperaba, Edwis no experiment al verle espanto alguno; toda su impresin al encontrarse frente a frente del demonio se revel en un estremecimiento. Dime, hija ma, cul es el secreto de la felicidad? Extraa pregunta para la infeliz doncella que, encerrada severamente en las habitaciones de la torre, no tena conceptos de la vida, sino a travs de las leyendas heroicas que le refera el viejo escudero del conde. Al escuchar la inusitada pregunta de su padre le mir estupefacta, medit un segundo, y sigui su pensamiento que, como ave atrada por la luz y el espacio, se dirigi a esa ventana de cruzados hierros de su alcoba que le permita ver, desde muy arriba, abajo el abismo de rocas, y all, lejos, los bosques, las montaas, el cielo azul, los caminantes, los juglares que entonan, al son del bandoln, serventesios de amor No s, padre mio, el significado de la palabra que dices si es algo bello, si es algo agradable qu s yo, padre mio, ser acaso el amor la felicidad Mientes! Necia y depravada criatura; el amor es la mentira eterna y la suprema desventura. El amor! Cmo hablas, desdichada, de lo que ignoras, de lo que ignorars siempre? El diablo despareci como por encanto en las sombras de la colosal estufa y el conde, furioso, orden de nuevo el encierro de la hermosa Edwis. Muchos meses pasaron, aos, y el conde continu en su misteriosa y amarga investigacin. Y volvi a tropezar con su impotencia para concluir la elaboracin del delicioso filtro. Resolvi evocar de nuevo al diablo para que le diera la ltima clase del secreto. Y la respuesta del maligno espritu fue la misma: que la revelacin del secreto saldra de los labios de la joven Edwis. Hzola venir el conde. La nia descolorida y tmida era ya una rozagante joven de ojos brillantes y luminosos. Al preguntrsele su padre: Qu es la felicidad? contest, no ya con las vacilaciones y rubores de antao, sino con la voz firme de la conviccin. Padre mo, la felicidad, para m, creo que consistir en ser madre. Condenacin y miseria! rugi el conde, cmo supones que la felicidad pueda ser el ignominioso vnculo del que resulta la maternidad? Tu madre fue la causa de mi deshonra y de mi dolor que no he podido vengar. Maldita sea tu madre, mil veces maldita! Maldita sea su alma, ya contine enfangndose en el oprobio del adulterio, ya haya acudido a responder la inexorable justiciad del Eterno! Ser madre, desventurada! Acaso podras serlo honradamente t, que en tus venas tienes la madre impura de esa hngura sin fe y sin honra a la que elev, por su belleza, belleza maldita como la tuya, a mi tlamo? Djame, loca, y no turbes mi trabajo con vocablos absurdos e ideas necias que, aunque hijas de tu inexperiencia, son burbujas que sube a la superficie inocente de tus labios desde el fondo de tu ser en donde obscura y fangosa palpita el nima de su depravada madre. Vete, infeliz, capullo de adltera, botn de impurezas, germen de desventuras y deshonras, vete Pasronse varios aos y el conde continu su labor de alquimista y nigromante. Las misteriosas ciencias a que se dedicaba con ahnco, y el tiempo, le encanecieron y avejentaron, debilitando su vista, haciendo vacilante sus miembros y desencantndole no poco de los resultados obtenidos y de la buena voluntad del diablo para ayudarle, a pesar de haberle vendido su alma. No obstante, el filtro de la felicidad segua entusiasmndole porque era muy poco lo que faltaba: la frmula cabalstica, el ingrediente misterioso que producira el olvido de los dolores, ingrediente encontrado por el sabio rabe, consignado en su manuscrito, pero destruido por la diablica fatalidad que hizo caer el lquido corrosivo en la parte ms preciosa del importante pergamino. Quiz sera algo de uso frecuente, lago de las muchas piedras y polvos que tena en los recipientes, matraces y potes. La accin de los astros y de las cosas de la naturaleza sobre las acciones y la vida del hombre es tan decisiva como secreta para el vulgo. Todos los sentimientos y apetitos de los hombres obedecen a la influencia de los astros y de las virtudes ocultas de las cosas. No es sabido que la sardnice da castidad, que la golotides, enloquece; que la querina hace indiscretos a los hombres, la silueta reconcilia amantes y la orita hace estril a la mujer? Por qu no ha de existir alguna piedra o planta que engendre la felicidad o el olvido? Y pensar que el diablo poda darle el secreto, ms aun, que estaba obligado a revelrselo porque era dueo de su alma a cambio de su cooperacin en la obra en que estaba empeado! Olvidar! l olvidara tambin la traicin de la infame que haca ms de veinte aos huy del castillo. Resolvi evocar al diablo por ltima vez. Y as lo hizo una noche de tempestad furiosa que haca estremecer el castillo con el estampido de los truenos y las brutales sacudidas del huracn. Apareci el genio maligno al conjuro del conde. Seor, por ltima vez te ruego que me reveles el secreto de la felicidad. Y por ltima vez te digo que se lo preguntes a tu hija; ella te lo dir, porque a m me est vedado hacerlo. Si buscas el filtro que har felices a todos los hombres, buscas algo imposible aun para el orgulloso y omnipotente seor de las alturas. Cada hombre necesita un filtro especial. Tu hija te dir la frmula del tuyo. El conde llam a su hija y entr Edwis. La joven adelant con paso firme y ademn respetuoso hasta su padre; con ambas manos cogi los flancos de su vestidura y al modo de un blanco arcngel que cogiera las extremidades de sus alas en reposo, se inclin esperando que su padre hablara. El rostro fresco, terso, sonrosado de Edwis expresaba la mayor felicidad moral y la mejor salud fsica. El conde mir a su hija con asombro y pena: la joven era el vivo retrato de la esposa infiel; una rfaga de recuerdos punzantes activ en su alma dolorida la hoguera de odio y rencor a la mala esposa Cul es el secreto de la felicidad, hija ma? T tienes aspecto de ser feliz en este encierro, en esta soledad agreste, debes saberlo, dmelo. La felicidad para ti, padre mo, que fuiste desventurado esposo y padre severo es perdonar y amar; perdonar y amar; perdonar a tu hija y amar a tus nietos. En ese momento se oy un ruido espantoso de crisoles rotos. Iba el anciano a contestar con una imprecacin las palabras de su hija y acaso a matarla; pero el ruido volvise instintivamente hacia sus crisoles y matraces rotos y he aqu lo que vio a la luz de la lmpara de aceite: un nio de siete aos que encaramado sobre una mesa intentaba encasquetarse un pesado yelmo de combate; otro nio de cinco aos que daba furiosos garrotazos a un feo caimn y a un hosco bho disecados, testigos burlones de las afanosas investigaciones cabalsticas del conde; y por ltimo, una linda chiquilla de tres aos, de azules ojos y rubios cabellos que le tiraba suavemente de la barba y estiraba la fresca boquita para darle un beso. Varios aos despus, un viejecito, una tarde de primavera, sentado a la puerta del castillo, refera a unos nios historias y cuentos de encantamiento y les deca: y entonces el trovador, de acuerdo con la joven, con la que se haba casado secretamente, se disfraz de diablo y deslizndose desde la torre por el tiro de la estufa aparecisele al hurao castellano que buscaba la felicidad y el olvido de los dolores. Y los encontr, abuelo? En aquel momento, una paloma que se posaba en una ventana del castillo, ventana de la que fue alcoba de la infiel esposa, arranc el vuelo hacia el oriente. El anciano sigui por un rato el vuelo del ave, hasta que la perdi de vista. Quedse un momento ensimismado y una lgrima se desliz por sus rugosas mejillas. Los nios le repitieron la pregunta y contest distrado: La felicidad si, esa s la encontr.

FIN