El Origen Del Termino América Latina

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 3 1 JOHN L. PHELAN EL ORIGEN DE LA IDEA  DE AMERICA CUADERNOS DE CULTURA LATINOAMERICANA L A T IN O A ME R I C A

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El Origen Del Termino América Latina

Transcript of El Origen Del Termino América Latina

  • 31JOHN L. PHELAN

    EL ORIGEN DE LA IDEA DE AMERICA

    CUADERNOS DE CULTURA LATINOAMERICANA

    UNAM

    COORDINACION DE HUMANIDADES CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS/ Facultad de Filosofa y Letras UNION DE UN IVERSIDADES DE AMERICA LATINA

    LATINOAMERICA

  • JOHN L. PHELAN EL ORIGEN DE LA IDEA

    DE AMERICA

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO COORDINACIN DE HUMANIDADES

    CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS Facultad de Filosofa y Letras

    UNIN DE UNIVERSIDADES DE AMRICA LATINA

  • John L. Phelan , es un destacado historiador de la Universidad de Wisconsin, en los Estados Unidos. Ha escrito varios libros sobre la evangelizacin espaola en el Nuevo Mundo. El trabajo que aqu se publica es de especial importancia para conocer el origen del nombre dado a esta parte de Amrica, Latinoamrica. Bolvar, Hidalgo, San Martn y todos los que iniciaron y realizaron la liberacin de esta Amrica frente al dominio hispano, la llamaron simplemente Amrica, y a sus habitantes americanos. Nombre con el cual se designaron tambin los habitantes de los Estados Unidos, terminando estos por convertirlo de su exclusividad ante el resto del mundo.

    De Latinoamrica, o Amrica Latina, como contrapartida de la Amrica Sajona, se empieza a hablar, dice Phelam, hacia 1860. Ser la Francia de Napolen III la que, acue un trmino, con el que pretender justificar el proyecto de expansin que se inicia con la intervencin en Mxico, en el ao de 1861. Napolen toma esta designacin como expresin de un viejo proyecto de unidad de los pueblos latinos, enfrentando al sajonismo y al pan-eslavismo. De esto nos ha hablado Francisco Bilbao (Cf. LATINOAMRICA, 3 ). Proyecto imperial en Amrica en contraposicin con proyecto sajn que han puesto en marcha los Estados Unidos. Un nombre ms dado a esta Amrica con expresin de su dependencia.

    Pero un nombre que esta Amrica har suyo, con independencia del proyecto de Napolen III, como expresin de unidad de los pueblos que la forman ante la expresin estadounidense. Jos Enrique Rod, contrapone latinidad a sajonismo ante el nuevo acto de agresin, que significa la guerra hecha a Espaa por los Estados Unidos para arrancarle las Antillas en 1898. El alma latina, la simboliza Ariel, enfrentado a la sajona expresada en Calibn, (CF. LATINOAMRICA, 19).

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  • EL ORIGEN DE LA IDEA DE LATINOAMRICAJohn L. Phelan

    La nomenclatura en las amricas ha reflejado muy a menudo, de una manera simblica, algunas de las aspiraciones de los poderes europeos hacia el nuevo mundo. Las Indias, designacin popular en el siglo XVI, debe su existencia al sueo de Coln de llegar al Asia de Marco Polo. En el pensamiento del historiador franciscano Gernimo de Mendieta, el otro nombre para las Indias en el siglo XVI, el nuevo mundo, tena unas connotaciones bastantes precisas. Para Mendieta y algunos de sus colegas misioneros, Amrica era sin duda un nuevo mundo en el cual la cristiandad del viejo mundo poda ser perfeccionada entre indios, sencillos e inocentes. Como se sabe muy bien, el trmino Amrica no lleg a ser comn sino hasta el siglo XVIII. La acuacin de este nuevo nombre por gentes no hispnicas de Europa, simboliza el xito de su desafo al monopolio espaol de las tierras y las riquezas del nuevo mundo.

    El tpico de este ensayo es la exploracin de los orgenes de otro trmino, l'Amrique latine; en particular subrayar el contenido ideolgico implcito o explcito en tal designacin. El nombre no fue creado de la nada. Latinoamrica fue concebida en Francia durante la dcada de 1860, como un programa de accin para incorporar el papel y las aspiraciones de Francia hacia la poblacin hispnica del nuevo mundo.

    Francia bajo Napolen III haba alcanzado la cumbre de su desarrollo econmico. La decadencia relativa que no fue detenida sino hasta la dcada de 1950, no empez hasta el derrumbamiento del Segundo Imperio durante el desastre de Sedn. La Francia de los aos sesenta era industrial y financieramente, la segunda nacin ms poderosa del mundo. Inglaterra era el nico poder superior, pero la tasa de crecimiento de Francia era entonces ms rpida que la de Inglaterra. Los Estados Unidos y Alemania que rpidamente sobrepasaron a Francia despus de 1870, an no eran peligrosos. El desarrollo slido y extenso de su podero

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  • industrial y financiero haca posible que Francia, bajo el rgimen del ambicioso Napolen III, emprendiera aventuras transocenicas en regiones tan diversas como Suez, Mxico e Indochina.

    Uno de los primeros voceros del programa panlatino fue Michel Chevalier (1806-1879). Economista poltico de fama, con reputacin en toda Europa, el inters de Chevalier en el nuevo mundo se haba anticipado con mucho a la empresa mexicana. l haba viajado extensamente en los Estados Unidos, Mxico y Cuba entre 1834 y 1836. Haba impulsado la idea de que Francia construyera un canal interocenico en Panam en 1844. El futuro Napolen III tambin estuvo encandilado con el mismo proyecto. Siendo prisionero de la fortaleza de Ham en 1846, escribi un panfleto en el que sugera la construccin de un canal a travs de Nicaragua. El futuro emperador lricamente predijo que con este paso, el lugar se convertira en la Constantinopla del comercio mundial, emporio para las mercancas de Europa, Amrica y Asia.

    El inters de Chevalier y de Napolen en el itsmo americano no era fortuito. Ambos estaban identificados con la escuela del socialismo utpico fundada por Claude Saint Simon y Charles Fourier. Los socialistas utpicos estaban preocupados en promover nuevas formas de transporte y en particular, canales. Visionarios y realistas, los discpulos de Saint-Simon, estaban animados por el ideal de servir a la humanidad as como por el deseo de promover aventuras financieras ventajosas. Sus discusiones tuvieron influencia en la precipitada construccin del canal de Suez. La visin san- simoniana de los beneficios econmicos que Francia obtendra al construir un canal interocenico es uno de los mviles del inters de la corte de Napolen III en las cosas americanas, que eventualmente culmin en la expedicin mexicana.

    Ya en 1855, Chevalier constituy un programa geoideo- lgico que poda servir como una racionalizacin para la expansin econmica de Francia, tanto en Amrica como en el Extremo Oriente. Lo que l propona era que Francia adoptara una poltica exterior panlatina. Europa, sostena, estaba dividida en tres grupos raciales: 1 ) los germnicoso anglosajones del norte de Europa; 2 ) las naciones latinas del sur de Europa y 3) los pueblos eslavos de la Europa oriental. El lideraje de estos tres bloques perteneca a

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  • Inglaterra, a Francia y a Rusia, respectivamente. La unidad de la Europa Latina descansaba en el origen latino comn a las lenguas de Francia, Blgica, Espaa y Portugal. El catolicismo romano era la tradicin cultural comn que haba solidificado esta unidad lingstica, as como el protestantismo haba cimentado la alianza de los pueblos anglosajones, fundada en un origen racial comn, Francia y Austria, de acuerdo al pensamiento de Chevalier, eran los dos pases mezclados de Europa. Aunque Francia tena un elemento teutnico en su composicin racial, estaba racial y culturalmente orientada hacia las naciones latinas del sur. Austria era en parte latina, ya que el catolicismo predominaba en el norte de Italia, que se encontraba bajo el yugo de los Habsburgos. Pero en la poblacin heterognea de Austria, los elementos germnicos y eslavos predominaban.

    La dicotoma en la Europa occidental entre los anglosajones y los latinos tambin se extenda a Amrica. Los Estados Unidos eran anglosajones y protestantes y las naciones hispnicas del nuevo mundo pertenecan al bloque latino-catlico del sur de Europa.

    Durante el siglo XVIII, segn Chevalier, las naciones anglosajonas haban alcanzado a las latinas. Tanto Francia como Espaa haban sufrido reveses severos en manos de los anglosajones. El ascenso de Rusia como lder de los pases eslavos, significaba otro peligro para el mundo latino. En la lucha triple por participar en la expansin de mercados mundiales, los anglosajones y los eslavos amenazaban expulsar a Francia tanto de Oriente como de Amrica.

    Para impedir este funesto prospecto, Chevalier tena una respuesta categrica. Francia deba reafirmar de una manera vigorosa que la hegemona sobre el mundo latino le perteneca desde los tiempos de Luis XIV. Chevalier exhortaba:

    Slo ella [Francia] puede prevenir que toda esta familia ]las naciones latinas] quede sumergida en la doble inundacin de germanos o de anglosajones y de eslavos. A Francia le toca el papel de despertar a los latinos del letargo en el que hasta ahora han estado sumergidos en los dos hemisferios, de levantarlos al nivel de las otras naciones y de poner a los latinos en una posicin donde su influencia puede sentirse en el resto del mundo.

    Chevalier subrayaba que Francia era, de todas las naciones latinas, la mejor situada para absorber los mtodos modernos de la ciencia y la tecnologa, exitosamente aplicada

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  • por los anglosajones, y de conciliar estos mtodos con el temperamento y las tradiciones latinas.

    El panlatinismo de Chevalier formulado claramente desde 1853, prepar adecuadamente el que fuera l, el principal apologista de la expedicin mexicana de Napolen III (1861- 1 8 67 ). Aunque las ideas panlatinas eran muy anteriores a 1861, la aventura mexicana desat una avalancha de propaganda panlatina. En dos artculos en la Revue des Deux M ondes (1862) y en su libro Le Mexique anden et moderne (1 8 6 4 ) , Chevalier proporcion una exposicin razonada para la poltica exterior de Napolen. Era vital para los intereses de Francia, crea, el cimentar el poder y el prestigio de todas las naciones latinas. En Francia recaa el lide- raje de ere grupo de naciones. La insistencia de Napolen de que Espaa fuera reconocida como uno de los poderes de primera clase en el concierto de Europa, era benfico para Francia, puesto que era un paso ms para agregar prestigio a otra nacin latina. La intervencin de Napolen en Italia, que culminara con la unificacin de esa nacin, creara una nueva entidad poltica latina. Francia adquirira otro aliado. Algunos apologistas del rgimen, aunque no Chevalier, aplaudieron la diplomacia de Napolen en Rumania que contribua al surgimiento de la independencia de facto , de ese principado balknico, que poda servir como un baluarte de latinidad en el sendero del paneslavismo.

    Para Chevalier, el objetivo principal de la expedicin mexicana, era crear una fuerte barrera en el Ro Grande para impedir la marcha de los anglosajones. Los soldados franceses estaban en Mxico para salvar Hispanoamrica para la latinidad. Slo un gobierno estable apoyado por soldados franceses poda proveer ese dique de contencin. La anarqua crnica que haba prevalecido en Mxico conducira inevitablemente a la conquista de esa tierra por los norteamericanos. La guerra civil en los Estados Unidos proporcionaba a Francia su ltima oportunidad para crear en Mxico las condiciones de una estabilidad poltica. Un Mxico orientado hacia el panlatinismo era el sine qua non para que Francia pudiera asegurarse una participacin en la explotacin de las riquezas del nuevo mundo. En la mente de Chevalier, panlatinismo y los intereses econmicos franceses en Hispanoamrica, eran interdependientes.

    Aunque l estaba obsesionado por el prospecto del aislamiento diplomtico de Francia ocasionado por la decaden-

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  • cia progresiva de las naciones latinas, su virulento antian- glosajonismo estaba concentrado exclusivamente contra los Estados Unidos. La nica salvacin de Francia, pensaba, estaba en el juego de poner a los Estados Unidos contra Inglaterra. Francia deba continuar una cooperacin diplomtica ntima con Londres, lo que fue uno de los objetivos cardinales de la poltica exterior de Napolen III.

    La oposicin monarquista-orleanista al Segundo Imperio no objet la necesidad de tratar de poner a los dos poderes anglosajones uno contra el otro. Los realistas criticaban al Segundo Imperio por abandonar la poltica tradicional francesa de reforzar al miembro ms dbil de la familia anglosajona, los Estados Unidos, como un contrapeso a la ms poderosa, Inglaterra.

    Una mirada retrospectiva revela que tanto los bonapartis- tas como los orleanistas haban elegido, tomando la frase del general Bradley, el enemigo equivocado, en el momento equivocado y en el lugar equivocado. De todos los llamados poderes anglosajones, el vecino de Francia del otro lado del Rhin, significaba el peligro ms inmediato. Aun los defensores y los crticos del Segundo Imperio parecieron olvidarse del peligro alemn. Los acontecimientos de 1870 iban a demostrar la trgica tontera de este error.

    Consideraba Napolen III a Francia, la defensora de la latinidad en el nuevo mundo? Se cit a menudo, que l afirmaba que su proyecto de establecer una monarqua en Mxico, bajo el archiduque Maximiliano, era la plus belle pense de mon regne. En su carta de instrucciones al general Forey (3 de julio de 1862), comandante de las fuerzas expedicionarias francesas en Mxico, el emperador sintetizaba su belle pense:

    No habr gente necesitada [mexicanos] que le pregunten por qu los franceses estn dispuestos a gastar dinero y hombres para establecer un gobierno estable en Mxico. En el estado verdadero del mundo, la prosperidad de Amrica no es asunto indiferente para Europa, porque del nuevo mundo vienen las materias primas que abastecen nuestras fbricas y que alimentan nuestro comercio. Es de nuestro inters que la repblica de los Estados Unidos permanezca poderosa y prspera, pero no es en nuestra ventaja dejarla que se convierta en el amo del golfo de Mxico, para de ah dominar las Antillas y Sudamrica y de esa manera convertirse en el nico administrador de los productos del nuevo mundo. Nos damos cuenta hoy, por una triste experiencia, qu precaria e indefensa llega a ser la suerte de una industria

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  • contra las vicisitudes, cuando la fuente de su materia prima proviene de slo un mercado.

    Si, por el contrario, Mxico mantiene su independencia y mantiene su integridad territorial y si se establece un gobierno estable con la asistencia de Francia, nosotros habremos restituido a la raza latina del otro lado del ocano, tanto su poder como su prestigio. Habremos garantizado la seguridad de nuestras colonias en las Antillas tanto como las de Espaa. Habremos establecido nuestra poderosa influencia en el centro de Amrica; y esta influencia nos ayudar para crear inmensos mercados para nuestro comercio y para procurarnos materias primas esenciales para nuestra industria.

    Mxico, as regenerado, ser siempre favorable a nosotros, no slo por gratitud, sino tambin porque sus propios intereses estarn de acuerdo con los nuestros y Mxico encontrar en Francia un punto de apoyo para establecer buenas relaciones con los poderes europeos.

    Esta declaracin, que se cit constantemente durante los aos sesenta, tanto por sus amigos como por sus enemigos, revela las finalidades esenciales del emperador en su poltica mexicana.

    El origen socialista utpico y sansimoniano de la empresa mexicana, es aparente. Francia debera tener acceso a las materias primas del nuevo mundo, esenciales para su industria. Hispanoamrica podra tambin proveer a Francia con un extenso mercado para sus manufacturas. El acceso de Francia a los mercados americanos estaban amenazados por la expansin de la influencia yanqui en la Amrica Central y el Caribe. De aqu que la raza latina en Mxico, tena que ser reforzada por el podero francs para construir una fuerte barrera contra una nueva penetracin norteamericana. Una vez que un rgimen estable hubiera sido establecido en Mxico con la asistencia francesa, los propsitos ltimos de la poltica francesa podan llevarse a cabo. El capital y la tecnologa francesas podran explotar las riquezas del nuevo mundo, no slo para beneficio de Francia sino tambin para el beneficio de los mismos hispanoamericanos. La construccin de un canal interocenico, una ambicin acariciada por Napolen III durante largo tiempo, podra llevarse a cabo. La nota del idealismo de Saint Simon en el pensamiento del emperador no debera pasarse por alto. Su esquema medio visionario, medio realista, estaba permeado de la conviccin de que Francia servira a la gran causa de la humanidad al promover un desarrollo ms racional de los

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  • recursos americanos. Y por estos esfuerzos lograra una ganancia en francos.

    Cristian Schefer ha hecho mucho para invertir la visin tradicional de las motivaciones y las finalidades de la poltica del emperador en Mxico. Ha hecho notar lo inadecuado y superficial de la explicacin convencional. El emperador no fue vctima de las maniobras financieras srdidas del duque de Morny y de los tenedores de bonos mexicanos, ni fue seducido por las intrigas de los emigrados mexicanos clericales, que contaban con la simpata de la hermosa y piadosa emperatriz Eugenia. La conclusin de Schefer es que la empresa mexicana estuvo en casi todos los aspectos, mal aconsejada y dirigida pobremente. Pero el emperador tena un objetivo coherente, un ideal de desarrollo econmico, inspirado en Saint Simon. Lo que Schefer menosprecia es, hasta qu punto Napolen tena la conviccin de que Francia era la salvadora de la raza latina en Amrica. Napolen III imagin el panlatinismo como una clase de presa geoideolgica contra una nueva penetracin anglosajona, detrs de la cual Francia podra materializar el sueo de Saint Simon de explotar la riqueza desconocida para una mayor felicidad de la humanidad y la prosperidad de Francia.

    Muchos de los proyectos de Napolen, aparentemente visionarios, tuvieron resultados perdurables. Otros resultaron un fracaso. Entre los primeros, emprendidos por el capital francs, estuvo la construccin del canal de Suez, inaugurado por la emperatriz en noviembre de 1869. Casi simultneamente a la campaa mexicana, el emperador envi una fuerza expedicionaria a Indochina. Esta campaa (1858-1863) puso los cimientos del predominio francs en esa regin, que no fue liquidado sino hasta la conferencia internacional que tuvo lugar en Ginebra en la primavera de 1954.

    En retrospectiva, la empresa mexicana parece una quimera. En la perspectiva de la dcada de 1860, sin embargo, parece ms realista. Mxico era un jaln ms en el gran proyecto del que, el Canal de Suez e Indochina, eran parte y por medio del cual, Francia podra asegurarse una participacin mayor en las materias primas del mundo para sus industrias y un mercado ms extenso para sus productos manufacturados. Slo as podra Francia mantenerse en pie en la competencia con los poderes anglosajones y eslavos.

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  • El proyecto mexicano termin en un fiasco y una tragedia. La expedicin Indochina tuvo un xito ms perdurable. El primero se bas en un error desastroso. La animosidad del emperador hacia la Unin Americana lo anim a apostar la victoria de la Confederacin. El triunfo de la Unin, por supuesto, determin el desenlace de los acontecimientos mexicanos y el ascenso repentino de Prusia, en Europa, simplemente provey el coup de grce. Para consolidar su hegemona en Indochina, los franceses no tuvieron que luchar con un peligro externo a esa regin. Sin duda el dbil gobierno Manch de China, no ocupaba una posicin de igualdad con Francia en Indochina, anloga a la que los norteamericanos tenan con respecto a los franceses, en Mxico.

    Al sintetizar el origen de la empresa mexicana, uno de los problemas mayores permanece inexplorado: la interre- lacin entre Napolen III y Michel Chevalier. Ambos eran sansimonianos. Su concepcin de las finalidades francesas en Mxico no difieren en lo substancial, slo en el nfasis de los intereses econmicos franceses. Los dos estaban agudamente conscientes de la interdependencia de los factores econmicos e ideolgicos. Que las ideas de uno influyeron en las del otro, parece obvio, puesto que el emperador y su propagandista estuvieron en contacto estrecho. Chevalier perteneca al crculo de los consejeros que componan el trust cerebral del emperador. Chevalier tal vez haya sido quien verdaderamente despert el inters del emperador en el pan- latinismo, puesto que l haba articulado su doctrina desde 1853. No hay evidencia de que Napolen la tuviera por entonces.

    Que Napolen III y Chevalier fueron ardientes panlatinis- tas, est claramente establecido. Lo que queda por determinarse es el carcter y la extensin de las ideas panlatinas en Francia, durante la dcada de 1860. Tres tipos de fuentes pueden proporcionar algunas contestaciones a estas cuestiones: 1) los panfletos que defendan la expedicin mexicana; 2 ) los peridicos parisinos y 3) los folletos y las crticas que atacaron la aventura mexicana.

    Las fuentes ms tiles pueden encontrarse en los panfletos y la literatura peridica de la dcada. La Revue des Races Latines, publicada sin interrupcin en Pars entre 1857 y1861, posea una orientacin francamente panlatina. Esta revista diriga su llamado no slo a las naciones latinas de

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  • Europa, sino tambin a los pueblos latinos de Amrica, portugueses e hispnicos. Uno de sus colaboradores formul un argumento que estaba destinado a tener una repercusin perdurable, tanto en Francia como en Hispanoamrica. La conviccin de que los anglosajones podan ser superiores a los latinos en cuanto a la civilizacin "material. Los latinos, sin embargo, tenan una cultura espiritual ms elevada. Esta nocin popular en Francia, encontr un vocero en Er- nest Renan y de ah pas a Jos Enrique Rod. La metfora clebre de este ltimo, del Ariel espiritual de la cultura hispanoamericana, contra el Caliban materialista de la cultura norteamericana, iba a dominar la imaginacin de esa generacin de intelectuales hispanoamericanos que llegaran a la madurez antes de 1914.

    En 1862, Prosper Vallefrange public un libro que defenda la formacin de una confederacin panlatina. Su propuesta estaba dirigida contra el paneslavismo ruso. l deseaba incluir a Inglaterra en la agrupacin panlatina, con base en que la Gran Bretaa haba sido semilatinizada. Hispanoamrica debera pertenecer a esta confederacin, puesto que casi toda Sudamrica es tambin latina.

    Seis folletos del periodo reflejan con nfasis un espritu panlatino para justificar la expedicin a Mxico. En varios grados de intensidad, todos ellos se hacen eco del argumento Chevalier-Napolen. Cuatro de ellos son de inters pasajero. Dos autores, en cambio, merecen una mencin especial.

    Emmanuel Domenech era un clrigo francs que sirvi como secretario de prensa del emperador Maximiliano. En su Le Mexique tel quil est, desarroll con amplitud la tesis Chevalier-Napolen. Otra elaboracin, cuidadosamente llevada a cabo, del mismo argumento, puede encontrarse en un folleto annimo publicado en 1864.

    El abad Domenech era un militante del panlatinismo. Para l, el expansionismo yanqui y el paneslavismo eran los dos peligros del mundo latino. l citaba con una alarma histrica la opinin de un periodista ruso al respecto, cuando el guila rusa vuele sobre el Bosforo y el guila americana vuele sobre la ciudad de Mxico, slo quedarn dos grandes poderes en el mundo: Rusia y los Estados Unidos.

    La afirmacin de que la Europa Occidental estara invadida eventualmente por eslavos y yanquis fue escuchada ocasionalmente durante las dcadas de 1850 y 1860. Alexis de Tocqueville observ acerca del desarrollo fenomenal de

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  • los Estados Unidos y de Rusia: su punto de arranque es diferente y su desarrollo no es el mismo, pero de cualquier forma cada uno parece destinado, por la voluntad del cielo, para dominar los destinos de la mitad del globo.

    El espritu antianglosajn del panlatinismo es explicable en trminos de la rivalidad histrica entre Francia y los pueblos de habla inglesa. El choque entre el panlatinismo y el paneslavismo era de una cosecha ms reciente. Francia e Inglaterra estaban unidas en su determinacin de detener la agresin rusa contra el decrpito Imperio Otomano. Tal era la causa subyacente de la reciente guerra de Crimea. Un factor ms que complicaba las relaciones entre los poderes occidentales y Rusia fue la insurreccin polaca de 1863, que despert un apoyo ardiente en la Europa occidental. La prensa francesa, de inspiracin gubernamental, simpatizaba completamente con la causa de la libertad polaca. Napolen III apenas poda ocultar su deseo de intervenir en Polonia. El choque entre los intereses rusos y franceses en el Imperio Otomano y en Polonia, explican en gran medida el sabor antirruso del panlatinismo de los aos sesenta.

    Esta situacin tambin aclara por qu los gobiernos del presidente Lincoln y del zar Alejandro II mantuvieron relaciones diplomticas tan cordiales. La simpata de Francia e Inglaterra no slo por la Confederacin, sino tambin hacia la revuelta polaca, hicieron de los Estados Unidos y Rusia, amigos seguros. El secretario de Estado Seward suprimi cualquiera de las inclinaciones propolacas que pudiera tener, cuando rechaz una invitacin anglofrancesa para que los Estados Unidos se unieran a los poderes occidentales en una peticin especial, ante el gobierno zarista, por la causa polaca. No slo no quiso el secretario de Estado evitar romper las relaciones amistosas con Rusia, sino que tambin se dio cuenta que al participar en un asunto estrictamente europeo, debilitaba cualquier protesta posterior de los Estados Unidos contra la intervencin europea en el nuevo mundo, por ejem p lo , en el caso francs de Mxico y el espaol de Santo Domingo.

    Estos antecedentes ayudan a explicar por qu el periodista moscovita relacionaba las expansiones rusa y americana y por qu el panlatinista francs vea la profeca con gran alarma. Una sospecha, sin embargo, que las tan mencionadas yankofobia y rusofobia de los panlatinistas, era una mscara. Estos propagandistas franceses no teman verdadera-

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  • mente la inundacin de Europa occidental por yanquis y por eslavos. Los intereses franceses simplemente chocaban con los de Rusia y de los Estados Unidos. El invocar el peligro eslavo y el peligro yanqui proporcionaba a estos voceros franceses de una pantalla transparente detrs de la cual ellos podan defender la poltica de Napolen III.

    El movimiento paneslavo se desarroll en Rusia casi simultneamente al panlatinismo francs. El paneslavismo floreci entre el fin de la guerra de Crimea (1856) y la guerra ruso-turca (187 8). Sus voceros no mencionaban a los latinos como archienemigos. La ideologa paneslava descansaba en la premisa eslavfila de que Europa estaba dividida en dos mundos incompatibles el romano-germnico y el greco-eslavo. Para los eslavfilos, los latinos y los anglosajones pertenecan a la misma raz cultural occidental, con un glorioso pasado y un triste futuro. Los paneslavistas exhortaban a una Rusia, parte del mundo greco- eslavo, para que no imitara a un Occidente decadente. La misin universal de Rusia era el desarrollar su propia forma de vida eslava y promover la homogeneidad espiritual y cultural de todos los pueblos eslavos de la Europa oriental.

    No todos los defensores de la expedicin mexicana eran campeones del panlatinismo. Slo seis escritores lo eran. Ocho de los otros apologistas evitaban invocar explcitamente el argumento panlatino. No obstante eso, el panlatinismo estaba implcito en sus frecuentes, pero vagas referencias, a la mission civilisatrice para regenerar a Mxico.

    Los peridicos parisinos del periodo, tal vez no puedan tomarse como guas confiables de la opinin pblica. La prensa francesa estaba por entonces, cuidadosamente supervisada. Los diarios de oposicin, como Le Sicle, eran tolerados mediante la provisin de que limitaran sus crticas a una determinada rea. La insinuacin, el sarcasmo y la irona, ms que el ataque frontal, eran los mtodos empleados frecuentemente por la prensa de oposicin. Todos esos peridicos, que fueron partidarios decididos del Segundo Imperio, predicaron la doctrina de la regeneracin latina. Pero la mayora de las expresiones de panlatinismo en peridicos gubernamentales tales como Le Moniteur, Le Cons- titutionnel, La France, Le Pays y Le Memorial Diplomatique, son vagas y nebulosas, en comparacin con las formulaciones razonadas de la literatura de los panfletos. De todas formas, el papel de la prensa gobiernista, en la disemina-

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  • cin del panlatinismo no puede ser descontada.La influyente R evue des Deux Mondes no mostraba nin

    gn entusiasmo por la expedicin mexicana, desde su comienzo hasta su trgico fin. La discrecin hizo que la revista no la atacara abiertamente. Pero la defensa oficial de la poltica del rgimen estuvo rara vez representada en las pginas de la Revue des Deux Mondes. Una excepcin notable fue la apologa de Michel Chevalier. Al publicar tales artculos, esa revista poda pretender que no era un enemigo activo de la empresa mexicana. La inclusin de dos artculos promexicanos le proporcion un escudo detrs del cual poda continuar su poltica real: un desdeo estudiado para todo el asunto mexicano.

    Tal vez la demostracin ms convincente de la profundidad y la extensin que tuvo el movimiento panlatinista en Francia, puede encontrarse en los escritos de aquellos hombres que se opusieron a la aventura mexicana.

    Uno de los crticos ms efectivos del Segundo Imperio, Edgar Quinet, atacaba la empresa mexicana con una retrica iracunda. Apuntaba la incongruencia entre la base financiera de las intrigas de los bonos Jecker y el ideal proclamado por el rgimen de la regeneracin latina. Quinet subrayaba la contradiccin autoderrotista entre la proteccin paternalista de Francia para la raza latina y los mtodos elegidos para llevar a cabo el programa. Irnicamente preguntaba si la invasin militar, la destruccin de vidas y propiedades y la subversin de la independencia de una nacin, era la manera por la cual la cabeza de la familia latina debera amenazar a uno de los hijos menores de la raza.

    Lucien-Anatole Prvost-Paradol, otro de los crticos liberales de influencia, atac la poltica mexicana como capricho irrealista del despotismo personal de Napolen III. El sueo del emperador de erigir una barrera latina contra los yanquis era tan sublime en su concepcin, como impracticable en su realizacin. El xito de la empresa mexicana dependa de los acontecimientos en los Estados Unidos. El emperador se contentaba adems, con tomar medidas a medias. La intervencin francesa en la Guerra Civil norteamericana tal vez hubiera asegurado el xito de la aventura en Mxico. El fracaso del emperador en lograrlo, garantiz el fracaso de su esquema visionario de salvar la latinidad en el nuevo mundo.

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  • Revisando la historia del fiasco mexicano. Lonce Dtro- yat distingua dos fines fundamentales que haban motivado la poltica francesa. Uno de los objetivos, pensaba, era justo y razonable. El otro era falso e irreal. Poda haber sido histricamente apropiado para Francia asumir la proteccin de la raza latina en Amrica. Era una equivocacin, sin embargo, el que Francia impusiera una monarqua sobre una nacin con instituciones republicanas y de esa manera interviniera en los asuntos domsticos de otra nacin latina. Esa flagrante agresin serva solamente para obstaculizar la realizacin de la hegemona sobre el mundo latino, que corresponda a Francia.

    mile Ollivier era desde haca tiempo, el lder de la oposicin literal. En la vspera del rompimiento de la guerra franco-prusiana l hizo las paces con el rgimen y acept el ministerio de justicia, en un gabinete de orientacin liberal. En sus memorias, Ollivier someti toda la idea panlatina a un cuidadoso escrutinio. Con gran desdeo expres: para crear un Imperio Latino, tiene que haber latinos. La mayora de la poblacin mexicana la formaban los indios y los mestizos. No haba, por tanto, una tal raza latina en Mxico. Los trminos raza latina y raza anglosajona tenan sentido slo en trminos religiosos, es decir, catlico contra protestante. Conclua con una pregunta retrica, por qu Francia, en el siglo XIX, deba resucitar la detestable poltica de pro- selitismo que inspir a Luis XIV, a revocar el Edicto de Nantes.

    Ollivier tocaba dos de las debilidades bsicas del programa panlatino. Una era la idea nebulosa y contradictoria de la raza latina; la otra, el papel polmico del catolicismo. Ninguno de los dos puntos fue ignorado por los crticos de Napolen III.

    El peridico anticlerical Le Sicle desech la visin de Chevalier de que Francia era el lder de las naciones latinas con el siguiente comentario: es un objetivo bastante vago y nebuloso que nos parece que sera algo difcil de alcanzar. El principio poltico de las nacionalidades, ms que el incoherente instinto de la raza, debera ser el principio gua de la civilizacin moderna, expresaban en un editorial.

    En la dcada de 1860, el trmino raza latina fue invocado interminablemente. En esa era predarwinista, no se le poda ocurrir a ninguno de los enemigos del Segundo Imperio, exponer el absurdo biolgico del racismo latino. Nin-

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  • guno, por ejemplo, lleg a negar que la raza latina, en el sentido de parentesco tnico, exista. Los crticos del pan- latinismo se limitaron a dos puntos. Uno era la nebulosidad del trmino raza latina; el otro, que la existencia de un nmero considerable de indios y mestizos en Mxico, haca problemtica la latinidad racial de ste.

    Aunque los panlatinistas insistieron mucho en que la cohesin cultural y espiritual del mundo mediterrneo se fundaba en la unidad lingstica y en el catolicismo romano, tambin subrayaron un supuesto parentesco fsico y racial de los pueblos latinos. Los defensores paneslavos contemporneos pisaban un terreno ms firme, al menospreciar la unidad racial de los eslavos y enfatizar su homogeneidad cultural.

    El catolicismo era otro elemento clave del panlatinismo. Amigos y enemigos estaban de acuerdo en que el catolicismo cimentaba cualquier grado de unidad que existiera en el mundo latino. El diario anticlerical, L Opinion Nationale, expres en uno de sus editoriales:

    Hay un asunto que no debera olvidarse nunca. ste es, que slo hay mtodo de regenerar a las naciones catlicas, que consiste en inculcarles un espritu de libertad, de libre indagacin y de tolerancia . . .

    Si Francia es la cabeza de las naciones catlicas, es porque es menos catlica en el sentido estricto de la palabra, que las otras.

    El catolicismo de los panlatinistas cambiaba de significado, un tanto volublemente, cuando se diriga a los catlicos franceses cuando se trataba de los conservadores mexicanos. Los panlatinistas franceses relacionaban el catolicismo con la Francia posrevolucionaria. ste era un catolicismo bastante ilustrado y tolerante que reconoca, por lo menos, la necesidad de alcanzar un m odus vivendi con el mundo de la razn, la ciencia y la tecnologa. Los clericales mexicanos, por el contrario, defendan la preservacin del catolicismo colonial espaol, sin el toque del espritu liberal y racional de la Revolucin Francesa. El xito de la campaa anticlerical de Benito Jurez, lanz al clero mexicano en los brazos del prncipe europeo. Pero para su horror, encontraron que el emperador Maximiliano era un catlico liberal. N o tena ninguna intencin de restaurar los privilegios de la Iglesia colonial, que Jurez haba abolido recientemente. Maximiliano se enajen, de esta forma, el apoyo

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  • de los clericales, sin ganar la confianza de sus enemigos liberales. La batalla del emperador con los clericales fue una causa de debilidad del nuevo rgimen, desde el principio, hasta el fin.

    Si admitimos que Napolen III tena un gran designio en cuanto a las finalidades francesas en Mxico, debemos tambin reconocer que su polmica belle pense, estuvo plagada de contradicciones y de mucha de la nebulosidad caracterstica de su personalidad enigmtica. Muchas de las faltas fueron expuestas de manera notable por la multitud de crticos contemporneos a la empresa mexicana. Esta literatura crtica sobresale, como ilustracin de la profundidad y la extensin que alcanz a tener el espritu panlati- nista en el clima de opinin de la Francia de la dcada de1860. La mayora de los crticos no rechazaban el principio del panlatinismo. Lo que deploraban eran los mtodos de Napolen III.

    Todo lo que queda ahora es localizar el certificado de bautismo de la palabra l'Amrique Latine. El proto-pan- latinista Michel Chevalier expres la idea de Latinoamrica, pero no acu el nuevo nombre. Antes de 1860, l'Amrique Latine hasta donde llegan mis conocimientos, no se haba usado nunca en la prensa francesa, ni en la literatura de folletn. La primera aparicin del trmino ocurri en 1861. En ese ao la expedicin mexicana comenz. No es fortuito que la palabra apareciera por primera vez en una revista dedicada a la causa del panlatinismo, la Revue des Races Latines. L. M. Tisserand, que escribi una columna en los acontecimientos recientes en el mundo latino, realiz la ceremonia de cristianizacin. Entre 1861 y 1868 la nueva designacin era usada solamente por seis autores franceses y dos autores hispanoamericanos que residan desde haca mucho tiempo en Francia. Los seis autores franceses estaban preocupados por los asuntos mexicanos. El abb Domenech la primera vez que se refiri a l'Amrique Latine agreg c'est a dire, le Mexique, l'Amrique Centrale et l'Amrique du Sud. El autor se daba cuenta de que estaba usando un trmino nuevo cuyo significado haba que explicar a sus lectores.

    El panlatinismo de los sesentas y su smbolo semntico l'Amrique Latine, sobrevivi al fiasco de la empresa mexicana debido, en gran parte, al desastre de Sedn. Despus de 1870, la aventura mexicana se le achac personalmente a

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  • Napolen III como sin duda no fue , y no a Francia, com o pas. El despertar de Alemania despus de 1870, hizo que el carcter antiamericano y antirruso del movimiento pareciera rpidamente anticuado. El resurgimiento del pan- latinismo al fin de siglo, estaba primariamente dirigido contra el pangermanismo. En Hispanoamrica, el panlatinismo todava retuvo mucho de su sabor inicial antiyanqui, especialmente porque los voceros hispanoamericanos usaron la doctrina como un vehculo de protesta contra el imperialismo norteamericano.

    E l panlatinismo del periodo de 1898-1914 difera en forma notable del de marca napolenica. El fin esencial era todava el mismo; es decir, promover la homogeneidad cultura y poltica del llamado Mundo Latino, bajo el lideraje paternalista de Francia. D e cualquier manera se renunci a la agresin militar como medio para conseguir el fin. Al mismo tiempo que el panlatinismo abandon con el fin del siglo su nebuloso racismo de los sesentas, tambin renunci a enfatizar el polmico catolicismo. El nuevo panlatinismo era secular, humanstico y liberal, en contraste con la orientacin clerical catlica y autoritaria del tiempo de Napolen III. U n anlisis ms preciso de estos cambios rebasa las perspectivas de este ensayo.

    L os contrastes entre el paneslavismo ruso y el panlatinismo francs de los aos sesenta son ms sorprendentes, que las semejanzas. El paneslavismo se desarroll independientemente del gobierno ruso. Aunque el rgimen zarista en algunas ocasiones us el movimiento para sus propios fines, las finalidades del ministerio de asuntos exteriores y las de los paneslavistas chocaron frecuentemente. El hecho de que el paneslavismo tuviera un desarrollo autnomo hizo posible que despertara un entusiasmo considerable en algunos de los crculos intelectuales. Su mstica histrica y cultural fue expresada con abundantes detalles en gran parte de su literatura.

    Tanto las debilidades como la fuerza del panlatinismo, eran una consecuencia directa de la paternidad intelectual del m ovim iento. La doctrina de la regeneracin latina era una creacin del Segundo Imperio, cuidadosamente nutrida por los apologistas semioficiales del rgimen. Su aparente finalidad era la de proveer una explicacin racional para la poltica del emperador. Aunque la mstica del panlatinismo careca tanto de la precisin metodolgica, de la pene-

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  • tracin histrica y de la extensin del paneslavismo, su contenido ideolgico era sin duda, insignificante. La identificacin ntima del panlatinismo con el rgimen hizo posible que sus voceros inundaran de propaganda mediante la prensa y los folletines. De todas maneras, la alianza del movimiento con el Segundo Imperio era transparente y este hecho explica, en cierta medida, por qu el programa panla- tino despert tan poco entusiasmo fuera de los crculos oficiales.

    Las ideas esenciales del panlatinismo tenan una atraccin tal, que ni siquiera el patrocinio de Napolen III poda desacreditar. El movimiento emergi en la dcada de 1860 y sobrevivi despus como un instrumento ideolgico al servicio de la poltica exterior francesa. Tanto el presidente Vicent Auriol, como Charles de Gaulle, han invocado el espritu panlatinista en sus respectivas visitas de estado a las naciones hispnicas del nuevo mundo.

    Para los americanistas el descubrimiento de la paternidad, de la idea de Latinoamrica confirma algo que nosotros ya sabamos. Como Edmundo OGorman lo ha sealado, Amrica es entre otras muchas cosas, una idea creada por europeos, una abstraccin metafsica y metahistrica, al mismo tiempo que un programa prctico de accin. Estas imgenes europeas del nuevo mundo, encuentran sus smbolos apropiados en los diversos nombres bajo los cuales Amrica ha sido conocida.

    Traduccin: Josefina Z. Vzquez

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  • Siendo director general de Publicaciones Jos Dvalos se termin de imprimir en los talleres de Imprenta Madero, S. A.,

    Avena 102, Mxico 13, D. F. en septiembre de 1979.Se tiraron 10,000 ejemplares.

  • TOMO III.21. Jos Vasconcelos, EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO. 22. Juan Marinello. LAS RAICES ANTIMPERIALISTAS DE JOSE MARTI. 23. Francisco de M iranda, PROCLAMACION A LOS PUEBLOS DEL CONTINENTE COLOMBIANO. 24. Abelardo Villegas, CULTURA Y POLITICA EN LATINOAMERICA. 25. Pedro Enrquez Urea, LA UTOPIA DE AMERICA. LA AMERICA ESPAOLA Y SU ORIGINALIDAD. 26. Rmulo Gallegos, LA LIBERTAD Y LA CULTURA. 27. Domingo Faustino Sarmiento, CONFLICTO Y ARMONIA DE LAS RAZAS EN AMERICA (Conclusiones). 28. Manuel Maldonado-Denis, MARTI Y FANON. 29. Manuel Gonzlez Prada, NUESTROS INDIOS. 30. Simn Bolvar, DISCURSO DE ANGOSTURA.

    CREDITOS

    RECTORDr. Guillermo Sobern Acevedo SECRETARIO GENERAL AC AD EM IC O Dr. Fernando Prez Correa SECRETARIO GENERAL A D M IN IS TR A TIV OIng. Gerardo Ferrando BravoDIRECTOR FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRASDr. Abelardo VillegasCENTRO DE ESTUDIOS LATINO AM ERICANO SDr. Leopoldo ZeaCOORDINADOR DE H U M A N ID AD E SDr. Leonel Pereznieto CastroCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA UNIVERSIDADLic. Elena Jeannetti DvilaUNION DE UNIVERSIDADES DE A M ER IC A LATINADr. Efrn C. del Pozo.