El Pais: El buen jefe hace deporte

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15 directivos gallegos mejoran su capacidad para el cargo practicando el deporte del golf

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8 EL PAÍS, lunes 10 de agosto de 2009

GALICIA

Hace ya bastante tiempo que elgolf dejó de ser divertimento deélites para llegar a la clase me-dia, por más que la inmensa ma-yoría de los 23 campos gallegosdependan de clubes o entidadesprivadas. Durante el año pasadola federación gallega formalizócasi mil nuevas licencias más pa-ra llegar a las 12.300, los camposse pueblan y el golf muestra aris-tas hasta la fecha inexploradas.En una de ellas profundizaQcoach, una iniciativa empresa-rial que aglutina a profesionalesde ámbitos como la psicología,las finanzas, los recursos huma-nos, el teatro o el deporte paraayudar a desarrollar las compe-tencias de los directivos. “Quere-mos ofrecer lo que yo en su díaeché de menos”, anticipa Daniel

Álvarez, uno de los promotoresde la idea.Álvarez era director provin-

cial del BBVA en Lugo cuandoquiso dar un giro a su carrera.“Es más difícil mandar que sermandado”, asegura. Y sostieneque es complicado adquirir habi-lidades directivasmedianteméto-dos académicos. “No se le ofrecea la gente las facilidades para po-ner en práctica la enseñanza teó-rica, sentir cómo se comportanlas personas que están a tu lado,el equipo”. Y ahí entra el golf. Ha-ce unos días Qcoach convocó a 15directivos, jefes de equipo o res-ponsables de recursos humanosde diversas compañías gallegasen el campo del Real Aero Clubcompostelano. “Buscábamos per-sonas que dirigieran a personas yqueríamos mostrarles cómo através del golf se puede aprendera comandar equipos”, explica

Joaquín Dosil, psicólogo y docen-te en la Universidad de Vigo, otrode los promotores de Qcoach.Para lamayor parte de los pre-

sentes, la reunión suponía su pri-mer contacto con el golf. Dioigual. Les explicaron de forma so-mera la técnica del putt para ma-nejarse en las distancias cortas yse metieron en faena con una se-rie de actividades destinadas aaprender habilidades de comuni-cación, de liderazgo, o para sabercómo delegar. Así comenzaronpor dividir sobre el green a losasistentes en tres equipos de cin-co en el que una persona hacíade gerente, otra de sumano dere-cha y el resto eran trabajadores.Éstos jugaban al golf y resolvíanlas dificultades que les ponían losjefes. El que hacía de gerente da-ba las instrucciones a su segundoy éste las transmitía, pero no po-día desvelar demasiados detalles,

tan sólo marcar unos objetivos“de empresa”. Como la vida mis-ma. “Planteamos un juego en elque ganaría quien dejara la bolamás cerca del hoyo, no quien lametiera, pero ese detalle no seles podía desvelar, debían hacer-les ver que la tenían que tirar cor-ta, pero tampocomucho. El obje-tivo era, para el segundo de a bor-do, mejorar la comunicación conlos trabajadores y, para el geren-te, aprender a confiar en los car-gos intermedios. Ocurrió quemu-chos embocaban y lo celebraban,pero había que ver la cara dequienes hacían de directivos…”,detalla Dosil.El ingenio podría ser indica-

do para empresas de organiza-ción piramidal, pero tanto Álva-rez como Dosil garantizan resul-tados en todo tipo de gobiernos.“El golf ayuda a fomentar habili-dades de comunicación”, mati-

zan. No se trata de un valor me-nor. En las pasadas eleccionesautonómicas trabajaron en esesentido con una formación políti-ca para que las intervencionesde sus líderes enmítines o entre-vistas tuvieran un mayor impac-to. La experiencia dejó satisfe-chas a ambas partes. El coachingse puede aplicar en numerososescenarios y el deporte es unabuena vía para trasladarlo, vamás allá de actividades que hanlogrado una cierta fortuna comoel paintball o el rafting. “Son mo-dalidades que se quedan en elfomento de la convivencia, que

es algo que estámuy bien para lacohesión social, pero no están re-lacionadas con un aumento de laproductividad”, apunta JoaquínDosil, que le da vueltas a la cabe-za para encontrar deportes quese adapten a sus planteamientos.“El golf nos ofrece unas posibili-dades extraordinarias de re-flexión, de trabajar las rutinas yde que nosotros podamos llegarbien a la gente”. “Es una prácticasosegada en un entorno agrada-ble”, apostilla Daniel Álvarez. Eneste sentido la vela también ofre-ce respuestas para mejorar rolesy dinámicas empresariales. O elkarting. “Lo empleamos para tra-bajar el desarrollo personal o sa-ber buscar límites”, revela Dosil.Y siempre, al fin, hay un espaciopara la reflexión, para tratar detransferir las vivencias a las exi-gencias del día a día. “Los directi-vos perciben que es necesario po-nerse en el lugar del otro”, expli-ca el coach. No todos lo consi-guen. En el Aeroclub desarrolla-ron un juego por parejas consis-tente en guiar mediante la voz aun golfista al que habían tapadolos ojos con un antifaz. Huboquien se fiaba sin dudar de lasindicaciones del compañero, pe-ro también quien necesitaba pal-par la bola continuamente paraubicarse.

El buen jefe hace deporteQuince directivos gallegos mejoran su capacidad para el cargo practicando golf

Qcoach aglutina aprofesionales de lapsicología, el teatro,o las finanzas

El golf, la vela o elkarting redundanen un aumento dela productividad

Curso de golf en el Aeroclub de Santiago, junto al aeropuerto de Lavacolla. / óscar corral

JUAN L. CUDEIROSantiago