En este extraordinario Paseo al Paraíso de los Locos, tras las cortinas de

aguas que no mojan de su décima segunda bóveda, se llegaría a revelar un

hecho histórico… la iniciativa del primer hombre que llegó a volar…

EL PÁJARO SOLAR

Doña Raquel, rodeada de sus nietos en el cariñosamente llamado “Patio de los

Campos Elíseos”, Valencia, recordaba la reveladora “Danza” que contara su

abuelo Chucho en el patio “Los Frutales”, Bejuma, después de ver por televisión

al primer hombre que logró pisar suelo lunar, el 21 de julio de 1969, y pregunta:

¿Sabían ustedes que el primer hombre en lograr volar fue un Venezolano?...

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Doña Raquel sonríe al escuchar a uno de sus nietos formular la misma pregunta

que ella le planteara a su abuelo Chucho en el ´69:

¿abuelito, no fueron los hermanos Wilbur y Orville Wright los primeros en volar?...

Don Chucho a su nieta le sonríe y responde: ¡Superlativo Absoluto y Réquete

Buenísima pregunta, mi Pitoquiita!... ¡correcto, Raquelita!... No fueron ellos…

Como tampoco fueron gran cantidad de extraordinarios aventureros a través de la

historia de la humanidad, quienes intentaron volar, solo que lo hicieron de forma

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vertical, tanto los Antiguos Griegos en Europa como los Chinos en el Asia, desde

tiempos ancestrales. Leonardo Da Vinci se inventó un planeador que solo dibujó.

En el año 1868, cuando el mayor de los hermanos Wright cumplía su primer

añito de nacido, vivía un inventor aventurero oriundo del caserío Naranjito, pueblo

enclavado en la Sierra de Coro a menos de un kilómetro de Cabure, hoy en el

estado Falcón. Era la admiración de sus paisanos lugareños. Su filantropía se

reflejaba en el afecto que todos le tenían. Su nombre… CARLOS RIVERO SOLAR

Gracias a su ingenio logró la manera de traer agua de la vecina montaña “La

Soledad” para mover un trapiche de su invención. También inventó un aparato

para descerezar el café. Don Carlos venía trabajando en un proyecto de alto

secreto, tanto así, que creó un gran misterio en la región y mas allá…Uno de los

más allegados de Solar, fue su amigo “Brazofuerte”, llamado así por Don Carlos

por su apellido en inglés “Armstrong”, quién con su hijo Nilito, se encargó de regar

la noticia de lo “grandioso, histórico y trascendental” que estaba por suceder en

Naranjito y Cabure. Don Carlos trabajaba en la construcción de dos grandes Alas,

y al finalizarlas aquel sábado, anunció que mañana intentaría “El Vuelo Del

Pájaro”, como así lo llamó. Don Rufino Monteverde y su amigo Brazofuerte fueron

invitados con carácter de Padrinos de aquel evento nunca antes intentado que se

haya registrado. Nadie quiso perder la oportunidad de ver a su querido Inventor

intentar algo descabellado… ¡VOLAR!, por lo que gran cantidad de parroquianos,

desde esa noche del sábado, camparon cerca de la casa de su “Pájaro Serrano” o

“Pájaro Solar”, como así fue llamado esa madrugada. Con la aurora comenzaron

a improvisar cantos dedicados a Don Carlos y al salir el sol, aparece El Pájaro

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Solar con vestimenta negra… camisa y pantalón negro, gorro de cuero negro con

sus gafas sobre puestas, botas de cuero negro, una muy llamativa chaqueta de

piel negra y en su cuello una bufanda de color blanco perla que hacía juego con

sus recién construidas ALAS, las cuales eran sostenidas por dos de sus sobrinos.

Brazofuerte lo hizo reír de buena gana al llamarlo: “Mi Zamuro Rey, que no me lo

confundan con Pira Negra”. A lo que Solar, peleando con su propia risa, le

responde: “si no llueve Pira Negra es porque El Zamuro Vuela”. Y con los ánimos

ya por los aires, Don Carlos emprende su caminata hacia la montaña La Soledad,

seguido por cientos, o quizá sin querer exagerar, llegaba a casi mil almas que

ansiaban ser testigos de lo que sería… “EL PRIMER HOMBRE VOLADOR”.

Al llegar al pie de la montaña se despide de sus familiares y amigos, y mientras lo

abrazan con el cariño que le tienen, la muchedumbre coreaba: ¡¡¡ Viva El Pájaro

Solar!!! ¡¡¡Suerte Pájaro Serrano!!! Su madre lo besa y le dice: “Que Dios te proteja

Mi Pájaro Loco”. En silencio observaron a Don Carlos y sus sobrinos subir los 150

metros hasta llegar a la pequeña meseta desde donde se lanzaría. Allí descansó

un buen rato antes de ajustar Las Alas a su cuerpo y brazos. Abajo la angustia

aumentaba en los cristianos, quienes arrodillados frente al párroco, rezaban

plegarias por la salud de Don Carlos. Otros daban gracias a Dios por permitirles

presenciar “Tanta Locura”. La emoción los invadió al ver a Don Carlos asomarse al

precipicio con sus dos Alas ya amarradas a su cuerpo. Un aterrador silencio se

apoderó del escenario… silencio que invitaba a Don Carlos pronunciar estas

palabras:

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“ESTE ES UN PEQUEÑO PASO PARA EL HOMBRE… …

Y UN GIGANTESCO SALTO PARA LA HUMANIDAD”

El que sí se grabó estas palabras de Don Carlos fue su amigo Brazofuerte, natural

de Wapaconetta, Ohio, Estados Unidos, quien llegaría a ser el Tatarabuelo del

joven astronauta Neal Armstrong, el primer hombre en pisar suelo lunar. El destino

quiso que las palabras de Don Carlos Rivero Solar se escucharan más allá de la

vecina galaxia de Andrómeda en los labios de este muchacho por nacer.

Don Carlos movió sus alas a sus admiradores… luego dio treinta pasos hacia

atrás…se colocó sus gafas protectoras contra el viento…y a sus sobrinos

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exclama: ¡quién dijo que el hombre no puede volar! Y arrancó a correr…

corrió… y corrió… y corrió… y corrió… y Suazzzzzzz… se lanzó al vacío… …

Don Chucho, con sus brazos extendidos imitando las alas de Solar, emitía el

sonido del soplar del viento: SH SHSH SHSHSH SHSHSHSH SHSHSHSHSH…

Sus nietos, animados por el deseo de volar con su abuelo, arrodillados

extendieron sus brazos seguidos por el resto en Los Frutales. Hasta las

guacamayas de Don Chucho desplegaron sus alas sobre los hombros de Raquel,

la niña, quien sin dejar de volar, pregunta: ¡Abuelito! ¿Qué pasó con El Pájaro

Solar?... Don Chucho aterriza y responde: ¡Superlativo Absoluto y Réquete

Buenísima pregunta, Mi Pitoquiita! ¡Todos lo vieron volar! Sus mandíbulas

descansaban en el suelo polvoriento sin poder creer lo que estaban viendo.

¡¡¡ESTOY VOLANDO!!! ¡¡¡ESTOY VOLANDO!!! Gritaba Don Carlos a todo

pulmón. Y así de insólito volaba EL PRIMER HOMOSAPIEN mientras un gavilán

lo acompañaba. Su madre lloraba con sus manos unidas en constante ruego… el

párroco, como si estuviera contemplando la resurrección en carne propia,

exclamaba: ¡¡¡JESÚS MARÍA Y JOSÉÉÉÉÉ!!! Don Rufino Monteverde, incrédulo

preguntaba: ¡¡¡¿USTED LO VIDO?!!! Y entre los boquiabiertos que lo rodeaban,

algunos contestaban: ¡¡¡SI LO VEIDE!!! ¡¡¡AL DIANTRE!!! ¡¡¡SI LO VEIDE!!!

Brazofuerte completaba aquel canto gregoriano en su lengua natal:

¡¡¡OH MY GOD!!! ¡¡¡OH MY GOD!! ¡¡¡OH MY GOOOOOOOOOD!!!

Hasta el Gavilán dejaba escapar su Trino…

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¡¡¡ESTOY VOLANDO!!! ¡¡¡ESTOY VOLANDO!!! Gritó EL PÁJARO SOLAR por

más de medio minuto… y repentinamente un ventarrón causó su descontrol, lo

que lo hizo precipitarse a tierra y cae en la copa de un BUCARE. ¡¡¡DIOS MÍO!!!

Esta vez con horror gritó Brazofuerte a la vez que salta y corre, seguido por

Monteverde y su hijo Nilito, para auxiliarlo. Don Carlos se vio entre las ramas,

milagrosamente ileso, No así sus Alas quebradas en forma de “M”. Brazofuerte,

temiendo lo peor, al verlo le pregunta: “Solar, amigo mío, ¿Cómo te encuentras?”

Don Carlos le sonríe y responde: “Mi querido Brazo, aunque me debo ver como

un Calembe Arborícola, mis maltrechas Alas te dirán que tu ZAMURO REY

se siente… EL PTEROSAURIO MÁS AFORTUNADO DE TODO EL PLANETA”

Ahora bien, Mis Queridos Pitoquiitos, esos treinta y tantos segundos de vuelo,

para Don Carlos y sus admiradores, fueron una eternidad… lo que nos permite

decir con propiedad: “LA HUMANIDAD POR VEZ PRIMERA VOLABA”… en

nuestros corazones, EL PÁJARO SOLAR SIGUE VOLANDO… Don Chucho

guardó su voz sin dejar de sonreír para disfrutar de lo que él llamaba:

“ATARAXIA”, “Quietud absoluta del alma”… “Principio de la Felicidad”…,

serenidad con la que embelesaba a todos en su presencia…

Doña Raquel agrega: Abuelito nos decía… “LA PAZ NO ES LA AUSENCIA DE

LA GUERRA… LA PAZ ES “VOLAR” DENTRO NUESTRO SIENDO LA DICHA

LA BRISA QUE NOS ELEVA…” Y después de vernos volar con Abuelito y

El Pájaro Solar, un ambiente de armonía reinaba en los frutales. Serenidad que

invitaba a Don Chucho continuar: ¡Que no quepa la menor duda!, nuestro Da Vinci

Venezolano, Don Carlos Rivero Solar, colocó nuestra Patria donde se encuentran

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las Naciones Precursoras de La Aviación… Ya Don Carlos había volado antes que

Wilbur Wright dejara de usar pañales… ¡¿Impresionante?! ¡¡¡Superlativo Absoluto

y Réquete Revelador, Mis Pitoquitos!!! Don Chucho alza sus brazos y explica:

Permítanme aclararles algo… no se trata de quedar… “Impresionado”,

No Señor… Nada de eso…, Mis queridos Pitoquitos, se trata de

APRECIAR lo que ORIGINA estas Gratas Impresiones…

En el Vuelo de La Vida… ¡Atesoremos lo que nos hace Mejores Aviadores!

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Leonardo Da Vinci, quien llegó a diseñar su Propio Aparato Volador,

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dejó escrito en su cuaderno: “Todo efecto es producto de una causa… Entérate de

La Causa y no te preocupes de la Experiencia”… Don Chucho guardó su voz sin

dejar de sonreír. Luego, tal como lo hiciera con Tía Saby en el Paraíso de Los

Locos, comenzó a cantar… Doña Raquel, recordando aquella dulce tonada, su

melodiosa voz dejó escuchar:

“EL PÁJARO SOLAR”

DE TODAS LAS CRIATURAS

QUE HABRÁN SURCADO LOS CIELOS

SOBRE PREHISTÓRICAS NIEBLAS

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FUE EL PTEROSAURIO PIONERO

QUE NIÑO NO HABRÁ SOÑADO

HABERSE VISTO VOLAR

VIÓ LEONARDO DIBUJAR

SU VUELO BIEN DISEÑADO

LOCO VOLADOR DEL PARAÍSO SU PASEO TODAVÍA VA ELEVANDO

HE AQUÍ MI EXCÉNTRICO ATREVIDO Y A SU DIGNIDAD LE CANTO

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A MEDIADOS DEL SIGLO DIECINUEVE

UN FALCONIANO ACARICIÓ LAS NUBES

EL GAVILÁN LO VIÓ VOLAR SOBRE CABURE

HOY EL TURPIAL TODAVÍA SE CONMUEVE

EL PRIMER HOMBRE QUE LLEGÓ A VOLAR

CUANDO WILBUR UN AÑO HABÍA CUMPLIDO

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ORVILLE NI SIQUIERA HABÍA NACIDO

ABRIÓ SUS ALAS CARLOS RIVERO SOLAR

NARANJITO FUE TESTIGO DE AQUEL VUELO

MEDIO MINUTO SOLAR LOGRÓ PLANEAR

¡¡¡ESTOY VOLANDO!!! GRITABA DESDE EL CIELO

EL BUCARE LO AYUDARA ATERRIZAR

PIONERO PRECURSOR AVENTURERO

LLAMADO DESDE ENTONCES

EL PÁJARO SOLAR

Escrito por Carlos Jesús Agreda Fuchs (K-CHÚ) enero de 1998

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