El Paradigma Comeniano. NARODOWSKI

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El final de las utopas educativas.Un adis sin penas ni olvidos

Mariano NarodowskiUniversidad Nacional de Quilmes. Direccin del autor: Roque Senz Pea 180, (1876) Bernal, Argentina.E-mail:[email protected]

El paradigma comenianoLa aparicin de la Didctica Magna de Jan Amos Comenius parece expresar al paradigma transdiscursivo de la pedagoga moderna1. Este paradigma transdiscursivo constituir una suerte de ncleo de hierro del discurso pedaggico moderno: un ncleo epistmico comn, que habrn de compartir -a pesar de sus diferencias tericas e ideolgicas- los pedagogos y las pedagogas de la modernidad. Este paradigma ha provocado a lo largo de los siglos un pertinaz efecto de continuidad que atraviesa por medio de aspectos integrados las diferentes 'etapas' del pensamiento pedaggico moderno.2En la segunda mitad del siglo XVII, en 1679, aparece la primera edicin latina de la Didctica Magna. La versin escrita en lengua checa publicada en 1632 es traducida a una lengua internacional y su autor deja de ser aquel clrigo bohemio de la Orden de los Hermanos de Moravia, para pasar a ser reconocido como Comenius.No se trata de un dato contingente o anecdtico: la modernidad en Pedagoga se abre con esta obra fundante, totalizadora, completa y universalizante. Como ya hemos intentado demostrar en otro lado3 se trata de una verdadera 'caja de herramientas' que a travs de normas y explicaciones constituye el esquema bsico para las actividades de enseanza en escuelas por parte de los educadores modernos. La Didctica Magna se construye como un instrumento terico capaz de brindar respuestas al desafo de los nuevos tiempos respecto de la formacin del cuerpo infantil. En trminos de Hamilton, se estructura una respuesta al Nuevo Orden Mundial que surge en el siglo XVII y que perdura hasta nuestra actualidad4.A pesar de estos antecedentes, la Didctica Magna no es solamente un libro. Mucho ms, en nuestras investigaciones hemos intentado demostrar que la Didctica Magna es el libro de pedagoga: un monumento totmico, perenne a lo largo del tiempo, que expresa y al mismo tiempo honra al origen del pensamiento pedaggico moderno. Tal vez por esto la pedagoga tradicional nombr a Comenius "Padre de la Pedagoga".Sin embargo, desde Nietzche, la genealoga, la historia5 sabemos que la delimitacin de un origen posible no slo que no es el origen mismo sino que tal operacin nos remite siempre a un discurso sobre el origen. En efecto, no pocas obras pedaggicas antecedieron en el tiempo a la Didctica Magna, en la estipulacin de conceptos que luego habrn de formar parte indivisible de lo pedaggico. La contribucin de P. Ramos (Ramus en la versin latinizada, 1515?-1572), es un buen ejemplo. En la Professio Regia de 1576 (50 aos antes que la Didctica Magna!!) aparece por primera vez? la palabra curriculum, dirigida a explicar los estudios y el aprendizaje.El corazn de la obra de Comenius en tanto fuente, origen, o 'grado cero' de la pedagoga moderna, es su capacidad de integracin y condensacin de aquellos aspectos que la pedagoga del siglo XVI y de principios del siglo XVII ya haba esbozado sin llegar a yuxtaponer en un mbito discursivo estandarizado. Es evidente que Comenius no "inventa" ex nihilo un nuevo diagrama de normas y explicaciones en el campo de la educacin sino que ms bien lo que hace es estructurar un nuevo entrecruzamiento a partir de elementos preexistentes a lo que hubo de sumar algunos componentes propios.Volviendo al trabajo de Hamilton, es posible afirmar que la obra comeniana retoma de la Dialctica y de la Professio Regia de Ramus la cuestin de la sistematizacin reduccin y mostracin del conocimiento. Adems, la Didctica Magna es un texto enciclopdico -en el sentido otorgado al trmino por el ramista Johann Alsted (1588-1638)- por su pretensin abarcadora: hay que ensearlo todo. Por ltimo, Comenius es un neo-estoico para quien es posible modificar o reformar la sociedad siguiendo el camino (el mtodo) adecuado.6Sin embargo, la Didctica Magna no es simplemente la sumatoria de enciclopedismo, ramismo y neoestocismo. La obra comeniana constituye un rgimen paradigmtico de saber acerca de la educacin de la infancia y de la juventud a travs de una novedosa tecnologa social: la escuela. La Didctica Magna presenta los caracteres fundamentales de la institucin escolar moderna de una manera tan tericamente slida como osada (teniendo en cuenta que en vida de Comenius y hasta dos siglos despus no existieron escuelas como las diseadas por la Didctica Magna).

La pedagoga moderna como utopaLos elementos intervinientes en el paradigma transdiscursivo son varios y los mismos se entrelazan estandarizadamente, constituyendo un corpus visible, recurrente y no difcilmente identificable. Entre estos elementos puede researse:1) la construccin de la infancia moderna (y la deteccin de un alumno como forma de pedagogizacin de la infancia);2) una alianza entre la familia y la escuela por medio de la cual se produce un desplazamiento del cuerpo infantil de la rbita paterna a la rbita escolar;3) una forma estereotipada de organizacin de la transmisin de saberes basada en el mtodo de instruccin simultnea, por el que un solo educador ensea a un mismo grupo de alumnos al que considera no es su individualidad sino en tanto cuerpo, utilizando tecnologas panpticas de cuadriculacin y, no menos importante, 4) la construccin de un lugar de educador (de maestro) reservado para el adulto portador de saber legtimo.7Sin embargo, uno de los dispositivos de la pedagoga moderna que cobra mayor importancia a lo largo de su historia son las utopas educativas. 5) La funcin que cumplen estas utopas consiste en delimitar grandes finalidades que guan el orden de las prcticas tendiendo a legitimar las diferentes propuestas. En la pedagoga moderna, y ya desde la obra comeniana, es posible hallar dos dimensiones en la formulacin de utopas: una relativa al orden social y otra a la propia actividad educadora.La primera dimensin de las utopas de la pedagoga consiste en la proclamacin de puntos de llegada, de grandes finalidades relativas al orden social en el que est inmersa la institucin escolar. 6) De fuerte contenido epopyico, la utopa pedaggica conforma una narracin en la que se relata el camino desde el punto actual en el que se halla el educador al punto final de la realizacin de los grandes ideales. Obviamente, el camino que une uno y otro punto es la educacin escolar.Esta pica aparece magistralmente instalada en la Didctica Magna en el captulo IV cuando Comenius anuncia que 'Conviene educar al hombre si debe ser tal'. En este postulado, que la pedagoga repetir mecnicamente a lo largo de los ltimos tres siglos, se traza una distincin entre el primer hombre -el hombre particular- y el segundo hombre, el hombre que ha de ser tal (que ha de ser Hombre): el Hombre con maysculas, el Hombre propio del gnero humano:'Nadie puede creer que es un verdadero hombre a no ser que haya aprendido a formar su hombre; es decir, que est apto para todas aquellas cosas que hacen al hombre'. A lo largo de estos siglos, ha variado el contenido de la formulacin utpica y ha variado el carcter genrico que se le hubo se asignar al hombre que es tal. Sin embargo, todas las pedagogas han coincidido en que educar es educar a un hombre para una finalidad totalizadora que se construye a partir de sus repercusiones sociales. Educar es formar a un hombre para una determinada sociedad.Discutirn ininterrumpidamente los pedagogos acerca de qu hombre y de qu sociedad pero acordarn desde John Locke a Paulo Freire y desde La Salle a Dewey (por ser pedagogos y por ser modernos; o sea, por ser comenianos) en que es preciso educar al hombre si ha de ser tal.Tal como lo demostrara Manheim en su clsico Ideologa y utopa, en el pensamiento moderno la utopa no es un simple punto de llegada deseable sino tambin necesario. Por eso, la utopa sociopoltica posee un costado pico en el que se narra cmo educar a los hombres en funcin de la sociedad del futuro, pero tambin un costado disciplinador: en tanto totalizadora, la pedagoga determina cuando la educacin se ejerce correctamente de acuerdo a las utopas predeterminadas y cundo se la prctica se opone a dichas formulaciones. En otras palabras, las utopas de la pedagoga moderna no son meramente un no-lugar (un u-topos) al que es menester llegar sino que son operadores concretos que guan, dirigen, disciplinan la produccin pedaggica.La utopa pedaggica produce en el pedagogo una permanente sensacin de disconformidad, de insatisfaccin: todo esto que vemos hoy, nos dicen los pedagogos modernos, es apenas una sombra informe en relacin con la escuela que va a venir. El pedagogo de la utopa est atravesado por un fuerte malestar respecto del mundo en el que vive y su posicin en tanto educador se dibuja a partir de una lucha eterna para lograr la plenitud de la realizacin utpica. La utopa conforma una crtica permanente y, por lo tanto, motor de la rebelin.Comenius grita la insatisfaccin del pedagogo cuando postula: 'Hasta ahora hemos carecido de escuelas que respondan perfectamente a su fin'; o sea, que respondan a alguna tipificacin acerca de la genericidad especficamente humana. Pero al mismo tiempo, el pedagogo no se conforma con la mediocridad del presente: 'Las escuelas pueden reformarse para mejorarlas' o, dicho en otras palabras, la voluntad racional del pedagogo moderno puede liberar a la educacin escolar de las garras de este presente para alinearlas en el trazo histricamente necesario de la realizacin utpica.La segunda dimensin de las utopas de la pedagoga moderna se corresponde con la utopa metodolgica o, en trminos del mismo Comenius, la utopa del 'orden en todo'. Se trata de la pretensin pedaggica de acabar con la incertidumbre respecto del proceso de educacin escolar y reducir todo a la razn pedaggica: la voluntad racional del pedagogo ser capaz de eliminar el azar, la imprevisin, las incertezas o la indisciplina por medio del recurso al mtodo didctico:'No requiere otra cosa el arte de ensear que una ingeniosa disposicin del tiempo, los objetos y el mtodo. Si podemos conseguirla, no ser difcil ensear todo a la juventud escolar, cualquiera que sea su nmero...'As, las historias de los mtodos didcticos constituyen una interminable sucesin de descripciones finales (el ltimo mtodo est llamado siempre a ser el ltimo mtodo) y superados de todo lo anterior, respecto de la consecucin de un proceso de enseanza perfecto, planificable, ejecutable de acuerdo a la voluntad del educador.El derrumbe de la pedagoga utpicaEn estudios anteriores8 ya habamos afirmado que en los ltimos aos del siglo XX se observa una vacancia creciente de postulaciones utpicas que tiendan a dar respuestas totalizadoras. Esto no significa que la pedagoga haya borrado a las utopas de su seno o que las mismas hayan virtualmente desaparecido de la discusin pedaggica o escolar, sino que se han replegado al logro de modificaciones sociales menos ambiciosas que las de antes y, a la vez, se han multiplicado en un men variado de posibilidades. De la rgida representacin lrica de la Utopa Totalizadora de la Pedagoga Moderna hemos pasado al reality show de la exaltacin de la diferencia.Una revisin de la literatura pedaggica actual da la sensacin de que la pedagoga ha moderado su tono fuertemente disciplinador que guiaba y a la vez estableca debidamente lo que era bueno, lo que era justo y lo que era verdadero en la formacin de nios y jvenes y ha tomado una posicin definidamente light, que tolera la convivencia de todas las teoras educativas y sus respectivas utopas. Parece ser que la crisis de la cultura escolar trae aparejada la posibilidad de conciliacin entre los tradicionales antagonistas ideolgicos, los que ahora son adversarios, cultores de la diferencia, respetuosos y tolerantes del otro. Mientras el viejo pedagogo moderno se opona a sintetizarse con el otro porque eso le restaba capacidad crtica, el pedagogo de la condicin posmoderna de la cultura opta por ciertos posicionamientos (algunos no siempre congruentes entre s) son tal de conservar su identidad.Las utopas sociopolticas de la pedagoga, entonces, no han acabado. Algunas han estallado a favor de la comprensin de lo singular: clase, etnia, gnero y opcin cultural, en vez de ser aquello que la utopa llamaba a disciplinar en un cuadro uniforme ahora debe ser respetado y preservado. Otras utopas (especialmente aquellas clsicas utopas hard que antes todo lo dominaban con afn homogeneizador), se han agazapado, se han recluido y se han moderado; se han llamado a sosiego. Eso s, se han hecho tolerantes al punto de cuestionar su propia capacidad disciplinante en tanto utopas modernas.Por otra parte, a partir de esta merma en el poder disciplinador de la oferta discursiva dirigida a establecer utopas sociopolticas, la pedagoga parece plegarse en la segunda dimensin: en la bsqueda de un modelo perfecto de enseanza, un modelo sin fisuras que permita procesar adecuadamente y sin errores la transmisin de conocimientos. En otras palabras, la pedagoga abandona el primado de la utopa del para qu y se recluye en el ms confortable mbito de la utopa del cmo.Nuevos aunque algo amnsicos Comenius, para los que el ideal pansfico de ensear todo a todos es un simple detalle accesorio, los actuales pedagogos insisten en construir una voluntad didctica capaz de dirigir consciente y racionalmente la educacin de la infancia. Y estimulados por las 'nuevas tecnologas' (y por los logros cientficos en el campo de la psicologa cognitiva) persiguen en forma inagotable la idea de hacer decrecer su ignorancia respecto de los procesos escolares de enseanza y aprendizaje bajo la promesa utpica de hallar un modelo completamente libre de impurezas.Por eso, el indicador ms fuerte del derrumbe del paradigma comeniano, lo constituye la misma situacin de los pedagogos. La crisis de las utopas sociopolticas de carcter totalizador y la vacancia de picas pedaggicas gener el proceso de extincin del personaje arquetpico de la pedagoga de la modernidad: el Gran Pedagogo. Si cada poca, cada dcada y hasta cada estrategia de la poltica educativa tena el rostro de un Gran Pedagogo (los que, adems, superpoblaban las solapas de los viejos manuales) en el fin del siglo XX vemos con disimulado horror que las figuras prominentes han sido salvajemente sustituidas por "especialistas", por "tcnicos"; pedagogos especializados en cuotas mnimas de saber pedaggico y para quienes la repercusin social y poltica de su prctica no es necesariamente fuente de preocupacin. Su visin es ms bien esttica y no abandonan ni por un momento su grito de guerra predilecto: 'no importa para qu sirve, siempre que est bien hecho'...9Comenius, La Salle, Lancaster, Dewey, Montessori Balada, Simn Rodriguez o Loureno Filho, han sido trocados por tcnicos neutrales e hiperespecializados, capaces de operar en las imprevisibles y complejas realidades educativas actuales a partir de posiciones pedaggicas de carcter terico que no implican necesariamente ni la asuncin de modelos ideolgicos abarcativos de totalidad ni 'compromiso' ideolgico o poltico explcito con causas o luchas sociales. Y si algunos pedagogos siguen en la lnea del 'compromiso poltico', se trata ahora de un compromiso con lo diverso, con la singularidad, con las minoras, etc. y no un compromiso uniformizador respecto de una sociedad futura prefigurada.Los actuales pedagogos son aspticos, cultivan la neutralidad y la tolerancia y su discurso est basado en una lgica argumentativa donde lo tcnico se cosifica a punto tal de perder su identidad social. Pueden ser pedagogos de Estado, acadmicos o consultores pero su rol habr de ser fcilmente intercambiable porque es el horizonte del mercado lo que predomina. Y en el mercado, ya se sabe, no predominan los grandes ideales sino la idea de pura intercambiabilidad: no somos ms que portadores de equivalentes.En este contexto, Paulo Freire simboliz como nadie el final de un ciclo en la produccin pedaggica. Freire era, por antonomasia, el emisario de la profeca; aquel que sabe cmo salvarnos por medio de la educacin y sus posiciones tericas extremaron como las de ninguno las relaciones entre la utopa sociopoltica y la utopa metodolgica. Freire fue el pedagogo emblemtico de la modernidad. Emisario de la profeca que resuelve lo que, segn Max Weber todo profeta debe resolver, contestando genialmente a la siguiente cuestin:'Si el mundo como un todo y la vida particular deben tener un sentido Cul puede ser este y qu aspecto debe tomar el mundo para ajustarse a l?'10.Por eso, al morir Paulo Freire no muere solamente l. Paulo Freire era el ms cercano representante de una poca que apost a la educacin escolar: una poca en la que la salvacin de la humanidad, el progreso social y la liberacin de los hombres eran el resultado de un pensamiento y una prctica utpica, basados en la voluntad y la esperanza. Una poca que, digmoslo de una vez, tambin se fue.Con Freire se acaba el ciclo del educador completo y se termina el reinado del pedagogo de la totalidad: ese pensamiento pedaggico que planteaba un modelo de sociedad deseada, un modelo de hombre deseado y, como consecuencia, un modelo de educacin y de escuela. Un pedagogo que deca hacia dnde haba que educar y cules eran los riesgos que haba que evitar. Con Freire se fue tambin el Pedagogo de la Utopa Moderna, el que nos ayudaba a educarnos, a liberarnos, a ser, definitivamente, nosotros mismos.Pedagoga de la totalidad, la de Freire constitua un canto a la vez armnico y audaz a la coherencia poltica, ideolgica y educativa: nada queda librado al azar, todo se regula por medio de una voluntad racional y transformadora porque es gracias a la praxis de la educacin utpica, esperanzada y liberadora que el hombre habr de ser verdaderamente hombre.Con la muerte de Freire, muere tambin una poca de certidumbres educativas generalmente revolucionarias en la que la insatisfaccin por este mundo es el primer paso para alcanzar la utopa del mundo verdadero. Y se consolida otra poca ms bien fragmentaria, catica e incierta: poca de pedagogos especficos que conocen ("tcnicamente") slo una parte y no la totalidad.poca de pedagogos de lo diverso en las que el propio Freire es sometido a la crtica tnica y feminista11. poca de docentes que eligen a la carta sus mtodos didcticos. poca de zapping en las utopas educativas. Y surge una nueva aunque ms gastada Pedagoga: sin utopas, sin esperanzas, sin grandes pedagogos. Y nace una poca de incertezas, para la que educar no tiene por qu llegar a ser un acto liberador. Y no tiene por qu restituir una esencia genrica perdida.Una historia del presente supone un anlisis de cmo hemos llegado a ser lo que somos y a pensar lo que pensamos. Proponer una ciruga menor, un lifting reconstitutivo que borre las arrugas de las frustraciones de la pedagoga moderna y nos haga pensar utpicamente, al igual que en siglo XVII, slo ayudara a prolongar la agona.Se trata de un adis sin pena, ya que preferimos pensar en hombre singular ms que en el genrico, gozamos con nuestras pequeas escaramuzas ms que con grandes epopeyas y apostamos a la desregulacin del deseo ms que al disciplinamiento uniformizador. Pero se trata de un adis sin olvido: nuestra nueva pedagoga no va a venir a restituir nuestra esencia sino ms bien, muy humildemente, a ayudarnos a pensar quienes fuimos (quines somos).Notas1-El concepto foucaultiano de "transdiscursividad" es en este caso interpretado a travs de la posicin planteada en el estudio de Kutch, Martin Foucault Strata and Fields, Kluwer Academic Publisher, 19932- Para un anlisis ms extenso y exhaustivo de nuestra posicin respecto de estas cuestiones puede verse Mariano Narodowski 'La pedagoga moderna en penumbras. Perspectivas histricas' Propuesta Educativa, 13 1996 y La escuela argentina de fin de siglo. Entre la informtica y la merienda reforzada, Ediciones Novedades Educativas, Buenos Aires, 1996, captulo 1.3- Narodowski, Mariano, Infancia y poder. La conformacin de la pedagoga moderna, Aique, Buenos Aires, 1994.4- Nos parece sumamente estimulante el juego que David Hamilton hace de las palabras 'nuevo orden mundial', tomadas a su vez del ex-presidente de Estados Unidos George Busch. Puede verse Hamilton, David "Comenius and the New World Order" Comenius, 46, Zomer 1992. Hemos brindado una traduccin a la lengua portuguesa del artculo en Revista Proposies, N1. 9, 1993.5- Foucault, Michel Microfsica del poder, La Piqueta, Madrid, 1986.6- Hamilton, op. cit.7- Un anlisis pormenorizado de cada uno de esos dispositivos de la pedagoga moderna fue efectuado en Narodowski, Infancia y poder...8- Narodowski, Mariano 'El ocaso del moderlo totalizador. Hacia una historia de la educacin sin grandes desafos' en Tellez, Magaldy (comp.) Educacin, cultura y poltica. Ensayos para la comprensin de la historia de la educacin en Amrica Latina, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1997.9- Un anlisis sobre la actual situacin social de los pedagogos en la Argentina puede verse en Nardowski, Mariano 'Para volver al Estado. Del pedagogo de Estado al pedagogo de la diversidad' en Propuesta Educativa, Nro. 17, 1997.10- Max Weber Economa y sociedad, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1944, p. 396.11- Como por ejemplo en el reciente trabajo de Kathleen Weilar 'Myths of Paulo Freire' Educational Theory 46 (3), 1996.

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