El Paso de Santa Isabel2
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8/18/2019 El Paso de Santa Isabel2
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Compañía El Gato Negro
“ El paso de Santa Isabel”: El Ser entre dos mundos
Por Mariana Cerrillo
En el marco del II Festival de Artes Escénicas Buenos Aires Gran, la Compañía El Gato Negro puso en escena “El paso de Santa Isabel”, con dramaturgia y dirección de Enrique Papatino. Esta obra,con un camino recorrido ya desde el !!", #ue presentada esta $e% en el &eatro de las Memorias, con la
actuación de 'usta$o Pardi y (ern)n *)%que%.
En esta oportunidad, nos encontramos en una sala peque+a e intimista que entra en per#ecto
correlato con la istoria que cobi-a: la realidad ntima de un ombre a#errado a un micromundo que le permite $i$ir y que se $e amena%ada por un e/tra+o que est) m)s cerca de su mundo de lo que 0l
pudiera imaginar.
1una, un guarda barreras de un paso a ni$el de campo ya caduco, se empe+a en sostener unatarea, que es tambi0n su $ida, cuya importancia para el mundo real es pr)cticamente mnima debido a
que por all ya no pasan autos. En una casilla donde nada sucede, todo se cierra de #orma erm0tica y
tranquili%adora, y los das parecen transcurrir en la calma de una cotidianeidad per#ecta. En ese mundoideal 1una cuenta con sus tres sostenes: El mate, la guitarra y la #oto de su amada 2de$enir de una
3ulcinea posmoderna2 Isabel Sarli. &oma mate, canta para ella, con$ertida en su #etice y su
compa+era, y de $e% en cuando toca una campana que anuncia el paso del con$oy cuyos $ia-antesmiran con deseo a la Santa Isabel, a la que protege de sus miradas “impuras”. En este sencillo mundo
irrumpe un ombre que de$elar) el iceberg oculto detr)s de esta aparente simple%a.
El Super$isor arriba a su casilla con una noticia perturbadora: 1una deber) abandonar su tarea
pues resulta in4til. Pero no sólo esto desequilibra el mundo de 1una. Este ombre, un aparentedesconocido, empie%a a desarmar la cora%a del gauco lentamente y lo lle$a a recónditos lugares
ol$idados 5intencionalmente2 de su pasado para acerle $er una realidad que 1una no est) dispuesto a
$er: que su micromundo es una construcción #icticia eca de reta%os, de eridas mal suturadas, de
duras $erdades borroneadas6 b)lsamo ante el dolor que le generó una p0rdida insoportable. Eldesconocido resulta ser el ermano menor de 1una, quien quiere rescatarlo de su aparente locura y
aislamiento y conectarlo con un mundo otro, real, $erdadero, pidi0ndole, por un lado, que recuerde yacepte, y por otro, que salga de ese mundo #icticio y solitario y se incorpore a una nue$a tarea, un
nue$o rol, en de#initi$a, una nue$a $ida.
En este punto, el con#licto llegar) a su m)/ima tensión dram)tica: asumir un cambio de tal
magnitud es asumir un pasado doloroso y un #uturo donde las incertidumbres lo con$ertir)n en unsu-eto “otro”, distinto. 1una toma una decisión y su ermano la acepta. 7(asta qu0 punto un ombre
puede encerrarse en su propio uni$erso de sentido y resistir8
Papatino nos en#renta a una obra con matices qui-otescos: entre la comple-a sencille% de un persona-e inocente que $i$e en un mundo propio y la #ricción en la que entra con un mundo otro, se
-uegan algunos cuestionamientos 0ticos pro#undamente umanos. En este $ai$0n de simplicidad ycomple-idad se despliega tambi0n la puesta en escena.
El espacio esc0nico es peque+o y simple. 1a iluminación acompa+a de #orma lograda para
generar un clima intimista y por momentos tenso. 1os e#ectos de sonido nos transportan a un a#uera que
parece seguir aconteciendo al margen del microuni$erso en el que est)n insertos los persona-es quedialogan incansablemente, a partir del sonido del tren6 o nos acercan m)s a la intimidad de la escena
con la m4sica que intensi#ica los momentos en que los persona-es logran conectarse emocionalmente.
En un espacio despo-ado, pro$isto sólo de un banquito, un -uego de mate y una campana, la
presencia de los cuerpos se $uel$e enorme. 1os actores se mue$en en todos los espacios posibles del
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escenario, colm)ndolo, dinami%)ndolo. En la interacción nace la multiplicidad de sensaciones y
e/presiones que genera la #ricción de ambos mundos: desde el di)logo ameno asta la $iolencia #sica,
pasando por el abra%o a#ectuoso asta el reca%o #ro y ta-ante. 1a ductilidad de los actores, en estesentido, es $erdaderamente destacable.
1os cuerpos interact4an sobre la base de una clara $ectori%ación: le-os2cerca6 en ella se debate
la acción. El Super$isor intenta penetrar en aquel mundo, pero 1una lo ale-a, o se ale-ainde#ectiblemente. En este -uego actancial re#le-ado en el uso del espacio esc0nico, los tres elementos
pilares de la obra aumentan su $alor simbólico: el mate, el canto a partir de la guitarra y la #oto deIsabel los acerca, los ace cómplices, de-an al Super$isor asomarse en el solitario mundo de 1una.Pero, por otro lado, tambi0n los ale-an: con un mate apropiado sin permiso, con una declaración de
principios cantada por el gauco ante los “#orasteros” y aquellos que $ienen a “sacarle lo que es suyo”
o m)s bien, a desbaratarle su mundo, o con una larga alaban%a a los atributos de “la Santa” que pone
celoso a 1una.Pero la #oto de Isabel no es un simple elemento simbólico, es a4n muco m)s que eso: es la
lla$e que permite al Super$isor retrotraer a 1una al pasado, pero tambi0n es quien le permite a 1una
poder transitar el presente otorg)ndole un sentido. Es un puente, un “paso” tendido entre los dos. 9nelemento de complicidad y sentido, pero adem)s un cono que condensa toda la in#ormación que nos
es administrada de manera progresi$a; que estalla al momento de saber que e/iste alg4n tipo de $nculo
entre ese idlico amor ele$ado a la categora de “santa” y una mu-er que a sido enormementeimportante en el pasado a#ecti$o de 1una y que casualmente 5o no tanto2 se llamaba Isabel. El gauco
$i$e por la #oto de Isabel, con$ersa con ella y la escuca ablarle. 1a protege como qui%)s no pudo
proteger a aquella mu-er en el pasado, y se con$ence de que ella tiene el poder de tomar la decisión por 0l acerca de abandonar su puesto o permanecer. 1una est) dispuesto a inmolarse con Isabel. Su $ida
depende de ella. < as seguir) siendo cuando su ermano lo sal$e de ser atropellado por el tren y decida
#inalmente quedarse con su Santa Isabel en el paso a ni$el que constituye su $ida.
=s culmina la pie%a de Papatino que ibrida g0neros de una manera suelta y curiosa. Con$i$enen ella la tragedia y el umor en el desarrollo de la trama, con una impronta psicológica y
e/istencialista en la construcción del mundo interior y las condiciones de $ida del persona-e principal6
persona-e que, por otro lado, est) delineado dentro del g0nero gaucesco, con su abla particular, la
recreación de su $estimenta y sus costumbres, aunque por momentos la obra ronda el grotesco en lasactitudes empecinadas y e/tra+as de 1una, quien sostiene una realidad e/tra$agante ablando con una
#oto de Isabel Sarli a la que idolatra y se trans#orma en el centro de su $ida.En suma, nos allamos ante una obra en apariencia sencilla pero m4ltiple y rica. = tra$0s de una
puesta despo-ada, amena e intimista, el con#licto del persona-e logra acernos transitar la ternura, la
angustia y la impotencia que se encierran en ese micromundo de 1una y sus miedos. =ll opondr) sus
#uer%as a los embates del a#uera, de otras realidades. =ll permanecer), en ese peque+o escenario que essu $ida, caduco y tranquili%ador donde Santa Isabel ser) su gua.
El Paso de Santa Isabel resistir) a los a$ances de la ciudad, y 1una, a los a$ances de los otros. <
la #oto de Isabel, como una Santa, estar) all, presente, para acompa+arlo.