El pensamiento crítico como práctica pedagógica innovadora
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Recibido: 16-05-2021 ● Aceptado: 30-06-2021
Journal Latin American Science publica bajo licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Compartir Igual 4.0
Internacional
(CC BY-NC-SA 4.0). Más información en https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Journal Latin American Science. AÑO: 2021, Número Especial, 2021, pp .364-385
REVISTA INTERNACIONAL MULTIDISCIPLINARIA
CIID- Centro Internacional de
Investigación y Desarrollo
ISSN: 2711-4228
El pensamiento crítico como práctica pedagógica
innovadora
The critical thinking as an innovative pedagogical practice
ZAVALETA GUEVARA, Lourdes del Rosario
https://orcid.org/0000-0003-3134-1636
Universidad César Vallejo, Trujillo, Perú
RESUMEN
Actualmente se observan diferentes
actitudes, comportamientos e
interacciones en el ámbito familiar,
educativo, sociocultural, económico
y político, producto del saber, del
pensar y del sentir, que son poco
alentadoras para una sociedad justa
y democrática. Asimismo, la
variedad de información poco
objetiva ejerce gran influencia, en
personas que indudablemente
necesitan mejorar su capacidad de
pensar. El presente artículo señala
que el pensamiento crítico debe ser
abordado desde las instituciones
educativas y desde la labor docente,
mediante una investigación
responsable, revisión documental y
diseño de programas pertinentes
que faciliten la implementación de
prácticas pedagógicas innovadoras
con sustento científico y empírico
para la apropiación crítica y
ABSTRACT
Currently, different attitudes,
behaviours and interactions are
observed in the family, educational,
socio-cultural, economic and
political spheres, as a result of
knowledge, thinking and feeling,
which are not very encouraging for
a just and democratic society. In
addition, the variety of non-
objective information has a strong
influence on people who
undoubtedly need to improve their
ability to think. This article points
out that critical thinking must be
addressed by educational
institutions and teachers through
responsible research, documentary
review and the design of relevant
programmes that facilitate the
implementation of innovative
pedagogical practices with
scientific and empirical support for
the critical and reflective
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reflexiva del pensamiento en los
estudiantes. La propuesta educativa
más pertinente para desarrollar el
pensamiento crítico es el enfoque
por competencias de Tobón,
enfoque en el cual se sustenta el
Currículo Nacional de la Educación
Básica, por ello, se sugiere que el
pensamiento crítico debe ser
considerado como competencia
transversal al aprendizaje y a las
áreas curriculares de las diferentes
modalidades y niveles educativos;
promoviendo el rol protagónico del
estudiante y la responsabilidad del
docente. El objetivo del presente
artículo es generar la reflexión de
los docentes en función al
pensamiento crítico y su práctica
pedagógica para que logren
comprender la relevancia de
implementar nuevas estrategias
metodológicas que contribuyan a
desarrollar, fortalecer y consolidar
el pensamiento crítico,
favoreciendo así la formación
integral de los estudiantes.
Palabras clave:. Pensamiento
crítico, Pedagogía, Innovación
pedagógica.
appropriation of thinking in
students. The most relevant
educational proposal for developing
critical thinking is Tobón's
competency-based approach, an
approach on which the National
Curriculum for Basic Education is
based, which is why it is suggested
that critical thinking should be
considered as a transversal
competence in learning and in the
curricular areas of the different
educational modalities and levels,
promoting the leading role of the
student and the responsibility of the
teacher. The aim of this article is to
generate reflection among teachers
in terms of critical thinking and
their pedagogical practice so that
they can understand the relevance
of implementing new
methodological strategies that
contribute to developing,
strengthening and consolidating
critical thinking, thus favouring the
comprehensive education of
students.
Keywords: Critical thinking,
Pedagogy, Pedagogical innovation.
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Introducción
Se anhela un país con ciudadanos críticos, participativos y
reflexivos para su realización plena en una sociedad cambiante, capaces
de adaptarse a las nuevas exigencias que el mundo de hoy requiere,
competentes para interactuar con democracia y solucionar problemas en
forma proporcionada. Esta necesidad ineludible debe ser abordada desde
la acción educativa, desarrollando en los estudiantes competencias,
capacidades, actitudes y especialmente el pensamiento crítico con el fin
de analizar, comprender y gestionar el cúmulo de información que se
presenta en el contexto social actual.
En este sentido, la misión de las instituciones educativas debe
contemplar el diseño de programas educativos que permitan el
aprendizaje y ejercicio de prácticas pedagógicas innovadoras orientadas
al desarrollo del pensamiento crítico y a la formación integral de los
estudiantes.
Al respecto, Betancourth-Zambrano et al. (2020) señalan que en
Chile se han realizado estudios para evaluar el pensamiento crítico en
estudiantes, los cuales han permitido determinar la relevancia de
implementar propuestas para su desarrollo, enfatizando la necesidad de
mejorar la práctica pedagógica y el intercambio de experiencias para su
medición y evaluación.
En efecto, es necesario que los docentes reflexionen en función al
proceso de enseñanza aprendizaje, a su práctica pedagógica y al
desarrollo del pensamiento crítico en sus estudiantes, destacando la
importancia de diseñar una propuesta fundada en prácticas pedagógicas
innovadoras con sustento científico y empírico. Esta nueva propuesta les
permitirá ajustar la enseñanza a las necesidades de aprendizaje
identificadas para la apropiación crítica - reflexiva del pensamiento y
fortalecer el rol protagónico de los estudiantes, caracterizado por la
combinación de diferentes habilidades del pensamiento crítico, las
mismas que se harán evidentes en sus producciones, interacciones y
actuaciones en un espacio y contexto determinado.
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En el marco de la revisión, en un primer momento se presenta el
desarrollo del pensamiento crítico, con algunas concepciones, habilidades,
componentes, dimensiones, estándares y aspectos importantes
relacionados a la educación. En un segundo momento y con la finalidad de
diseñar nuevas estrategias e implementar prácticas pedagógicas
innovadoras que contribuyan al desarrollo del pensamiento crítico en los
estudiantes, se cita a diversos autores con sus respectivos aportes a ser
tomados en cuenta para este fin, como: diferentes tipos de formulación de
preguntas, diálogo socrático, mayéutica socrática, paradigma de la
problematización, aula socrática, filosofía, método deductivo e inductivo,
analogías y metáforas, evaluación, comunidades de aprendizaje,
aprendizaje colaborativo, juego de roles, juego, aprendizaje aasado en
problemas, aprendizaje activo, aprendizaje significativo, competencias
comunicativas orales, experiencias exitosas como simulaciones, estudio de
casos y lectura crítica. Por último, se presenta el Programa de
Pensamiento Crítico (PENCRIT-RC).
Para la implementación de estas propuestas, el rol del docente es
vital y no es primordial la figura de un nuevo docente. Basta que éste,
autoevalúe su desempeño, reflexione y tome decisiones que generen gran
impacto en su práctica pedagógica; pues, es quien guía, orienta, conduce
y diseña las estrategias pedagógicas innovadoras y pertinentes para
orientar el proceso de enseñanza aprendizaje que lleven a los estudiantes
a interesarse y participar de él en un intercambio que ofrezca más, buenas
preguntas que respuestas, que permita desarrollar un pensamiento que
vaya más allá de lo correcto y lo incorrecto, que permita el poder
cuestionar, que potencie la amplitud de respuestas y la diversidad de
opiniones, que provoque indagación y respeto por los demás.
De esta manera, los estudiantes desde sus inicios tendrán la
oportunidad de pensar críticamente, cuestionar, argumentar,
problematizar, construir su aprendizaje y hacer escuchar su voz.
En tal sentido, el objetivo del presente artículo de revisión es
generar la reflexión de los docentes en función al desarrollo del
pensamiento crítico y su práctica pedagógica. Asimismo, se espera que
logren comprender la necesidad ineludible, la importancia y relevancia
de implementar estrategias pedagógicas innovadoras que contribuyan a
desarrollar, fortalecer y consolidar el pensamiento crítico en los
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estudiantes; favoreciendo así a su formación integral.
Desarrollo del pensamiento crítico
Bezanilla et al. (2018) manifiestan que el pensamiento crítico es
el pensamiento de las interrogantes: ¿por qué esto es así?, ¿por qué no
podría darse de otra manera?, ¿por qué se desea que esto sea así?; señalan
además que se trata de cuestionar y someter en tela de juicio la realidad y
lo que se conoce, a partir de la generación de dudas y la problematización
de lo existente con la intención de que construyan la verdad, más que el
aprender por aprender, acumulando conocimientos y saberes lineales. No
obstante, otros en el campo señalan que no todo pensamiento
cuestionador es pensamiento crítico.
Silva (2019) señala que un pensamiento se basa en criterios para
emitir juicios, que es autocorrectivo y sensible al contexto. Además,
plantea complementar el pensamiento crítico con el pensamiento creativo
con la intención de conformar el pensamiento de orden superior o
pensamiento complejo.
El estudio de Betancourth-Zambrano et al. (2020) considera que el
pensamiento crítico, es un proceso mental, un proceso de juicio que
moviliza el razonamiento, la solución de problemas y toma de decisiones
en busca de nuevos saberes orientados al logro de resultados esperados y
que brinden la posibilidad de favorecer la capacidad y peculiaridades
inherentes que cumplan con los requisitos del pensamiento propio,
caracterizado por la intencionalidad y la autorregulación. Esto implica
que, para que los estudiantes logren desarrollar el pensamiento crítico es
necesario la combinación de un conjunto de conocimientos, habilidades,
actitudes y representaciones, lo cual permitirá dar solución a diversos
problemas mediante la elección de acciones y propuestas con el fin de
mejorar los aprendizajes y pensamientos según los propósitos establecidos
y la capacidad que se tenga para gestionar las diversas emociones y
actitudes.
Todo proceso se desarrolla a medida que el estudiante interactúa
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en su entorno y en el ámbito del cual forma parte en su cotidianidad, ya
sea familiar, educativo, cultural o social. En ese sentido, Betancourth-
Zambrano et al. (2020) afirman que las instituciones educativas cumplen
una labor determinante orientada a realizar, por un lado, una gama de
pesquisas e investigaciones y por otro a diseñar metodologías, programas
y normas que contribuyan a fortalecer el pensamiento crítico en los
estudiantes, quiénes para Campirán (2019) serían los pensadores críticos y
los protagonistas que intentan detallar y sustentar a través de modelos y
teorías su enfoque de la realidad.
El pensamiento crítico debe conducir al cambio, a la innovación, al
progreso y al desarrollo de las personas y la sociedad. Canese (2020)
habla de la relación innegociable que debe existir entre el pensamiento
crítico y la educación en ciudadanía social con miras a lograr una vida en
democracia.
En Educación, el pensamiento crítico busca también desarrollar en
los estudiantes actitudes y comportamientos encaminados al logro de c
educación de cada una de las personas y sociedades que razonen y actúen
en forma crítica y reflexiva, a pesar del gran empoderamiento que
demuestren tener de conceptos, leyes o teorías. Mientras que, Prieto
(2018) considera que el objetivo principal en los sistemas educativos
modernos es la formación de personas críticas y resalta dos componentes
principales del pensamiento crítico. En un primer momento habla de la
existencia de un componente evaluativo, el cual busca desarrollar
habilidades del pensamiento como: evaluar, analizar, sintetizar, etc., y en
un segundo momento habla del componente disposicional, en el cual se
combinan diversas particularidades antropológicas como: las emociones,
el carácter, los hábitos, etc.
Para el caso de las dimensiones del pensamiento crítico, Bezanilla
et al. (2018) mencionan tres dimensiones básicas: la lógica (juzgar,
relacionar palabras con enunciados), la criterial (utilización de opiniones
para juzgar enunciados) y la pragmática (comprensión del juicio y la
decisión para construir y transformar el entorno). Por otro lado, Canese
(2020) considera tres dimensiones para el pensamiento crítico: el
razonamiento, la solución de problemas y la toma de decisiones. Al
respecto, Betancourth-Zambrano et al. (2017) coinciden con lo citado
anteriormente y añaden a la motivación como un cuarto componente del
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pensamiento crítico, orientada al desarrollo de habilidades cognitivas y al
metaconocimiento que conduce, orienta y estructura las citadas
habilidades.
En lo que corresponde a los estándares intelectuales del
pensamiento crítico, Standish & Thoilliez (2018) reconocen que es
necesario analizar y evaluar el pensamiento para mejorarlo, conociendo
sus elementos y sus estándares intelectuales que son de gran valor en la
medida que coadyuven en el seguimiento a la calidad del razonamiento en
relación a un dilema o situación y que son especialmente útiles para el
contexto educativo, pues es donde se brinda acompañamiento y
retroalimentación a los estudiantes para el desarrollo de habilidades,
capacidades, actitudes y valores; de tal manera que sea posible ejercer la
autonomía para evaluar la calidad de su propio pensamiento y
razonamiento. Al respecto, Lopes et al. (2019) para la validación del
pensamiento crítico emplea ocho estándares intelectuales
universales:claridad, exactitud, precisión, pertinencia, profundidad,
amplitud, lógica y justicia. A continuación, se detalla información
relevante de cada uno de los estándares:
A) Claridad: Permite establecer si una aseveración o conclusión es
exacta o notable, a partir de la claridad de las mismas. Por
ejemplo, ¿Puedes detallar más tu opinión? ¿Puedes presentar tu
opinión de otra manera?
B) Exactitud: Orienta a comprobar si la aseveración o conclusión es
verdadera o falsa. Por ejemplo, ¿La aseveración es verdadera? ¿De
qué manera se puede establecer si la aseveración es verdadera o
falsa?
C) Precisión: Ayuda a señalar la idea principal mediante datos
específicos. Por ejemplo, ¿Puedes mencionar otros detalles?
¿Puedes brindar información más específica?
D) Pertinencia: Contribuye a identificar hechos o situaciones que
corresponden a las ideas, pensamientos y acciones. Por ejemplo,
¿Cómo esta idea se relaciona con este hecho? ¿Esta acción
corresponde a la situación planteada?
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E) Profundidad: Destaca lo más importante de un hecho, situación o
acontecimiento. Por ejemplo, ¿Tu propuesta implica abordar todos
los aspectos de la situación problemática? ¿De qué manera tu
argumento ayuda a solucionar el conflicto?
F) Amplitud: Permite la ampliación de argumentos empleando
diversos aspectos. Por ejemplo, ¿Será importante considerar otras
ideas? ¿Existe otra forma de abordar el conflicto?
G) Lógica: Ordena la secuencia de ideas de tal forma que éstas sean
coherentes entre sí y logren obtener mayor sentido. Por ejemplo,
¿Lo que dices es lógico? ¿Esta idea está relacionado con las demás
ideas?
H) Justicia: Contribuye a disminuir las diferencias y tomar en cuenta
las necesidades, intereses e ideas de los demás. Por ejemplo,
¿Puedes ser empático con las ideas de los demás? ¿Puedes tomar
en cuenta los intereses de los demás para realizar esta actividad?
En cuanto a los aspectos del pensamiento crítico, Bezanilla et al.
(2018) explican que existen seis aspectos vinculados directamente a las
personas y a su aprendizaje. Estos aspectos van en una creciente
complejidad. Para el caso, hace referencia a la taxonomía de Bloom y sus
niveles que propone: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis,
síntesis y evaluación. A través de los cuales explica la gradualidad y
complejidad de los aprendizajes y el pensamiento crítico como proceso,
profundizando el conocimiento y aplicándose a diferentes ámbitos además
del educativo.
Silva (2019) propone al pensamiento crítico como
metacompetencia, señalando que el modelo educativo más adecuado para
su desarrollo le corresponde al enfoque por competencias de Tobón
(2007), que surge como la propuesta más pertinente.
Gracias al enfoque por competencias que sustenta al Currículo
Nacional, se ha generado mayor interés por el pensamiento crítico en el
contexto educativo y en la formación integral de los estudiantes. A partir
de los espacios áulicos se debe desafiar a los estudiantes a pensar, a dudar,
a cuestionar, a preguntar, a razonar, a fundamentar y a defender su postura
con argumentos válidos. Estas son razones suficientes que deben llevar a
los docentes a reflexionar sobre su desempeño en la labor educativa, el
autocuestionamiento resulta ser el punto de partida, para ello sería
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necesario que se pregunten: ¿Investigamos? ¿Innovamos? ¿Proponemos
nuevas estrategias? ¿Compartimos experiencias exitosas en nuestra
institución educativa? ¿Qué hacemos para mejorar nuestra práctica
pedagógica? ¿Qué hacemos para que los estudiantes piensen en forma
crítica y reflexiva? ¿Nuestra práctica pedagógica resulta ser innovadora?
El desarrollo del pensamiento crítico como práctica pedagógica
innovadora, además de todo lo citado anteriormente en palabras de
Hernández et al. (2019) alientan permanentemente el pensamiento
creativo y el pensamiento cuidadoso. Dice que es creativo debido a que
constantemente da apertura al análisis de orientaciones e ideas
innovadoras que cuestionan y someten a poner en duda el pensamiento
cómodo y habitual que permiten la exploración de nuevas alternativas.
Menciona que es cuidadoso en vista que considera a los demás, buscando
respeto, empatía, imparcialidad e integridad. Asimismo, señala que el
pensamiento crítico es el supremo arquitecto del carácter, que intenta con
su práctica, contribuir a la formación de un perfil de seres humanos
prudentes y ecuánimes.
Efectivamente, desde las instituciones educativas se puede
contribuir a la formación del carácter de los estudiantes; siendo los
docentes quienes ofrezcan las condiciones necesarias que contribuyan al
respeto de las ideas, emociones, sentimientos y actitudes de los demás;
promoviendo constantemente la reflexión, comunicación asertiva,
empatía y solidaridad.
Hoy en día es necesario que los docentes innoven y experimenten
nuevas metodologías y prácticas pedagógicas en un ambiente adecuado y
con las condiciones necesarias que garanticen el desarrollo,
fortalecimiento y consolidación del pensamiento crítico como una
competencia transversal a todas las áreas curriculares en el marco de un
enfoque por competencias orientado a la formación integral de
estudiantes que piensen y actúen por sí mismos, que sean críticos y
reflexivos, autónomos y capaces de resolver problemas.
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Práctica pedagógica innovadora
Echeverria & Márquez (2020) plantean la idea que desde el
sistema educativo se deben respetar las diferentes formas de pensar de
los demás, atendiendo aspectos indispensables para la formación integral
de las personas, recogiendo los múltiples productos del conocimiento
universal y adaptándolos a las necesidades, tendencias y demandas del
contexto. Asimismo, manifiesta que la labor del docente no solo consiste
en desarrollar habilidades para demostrar el manejo y dominio de
diversos conocimientos e información, sino que radica principalmente en
demostrar múltiples caminos posibles para alcanzar nuevos aprendizajes
en los estudiantes.
El Pensamiento Crítico es una competencia fundamental del siglo
XXI. Sin embargo, los docentes enfrentan todavía diversas dificultades
para promoverla en su práctica de enseñanza, principalmente debido a la
falta de formación pedagógica dirigida a ese propósito (Cruz et al., 2019).
Actualmente, existe el desafío de diseñar estrategias de enseñanza
aprendizaje para el desarrollo de habilidades científicas y cognitivas, útiles
para la mejora del pensamiento crítico y para valorar el grado de eficacia
de diferentes fuentes de información, a través del análisis preciso para ello
(Ossa et al., 2018).
Las futuras generaciones están siendo desafiadas ante un mundo de
inmanejables cambios. Carvalho et al. (2019) sostienen: “Las entidades de
enseñanza superior están siendo impulsadas a atender las
recomendaciones de organismos internacionales de educación e incluir el
pensamiento crítico (PC) y las habilidades blandas (soft skills) en los
currículos”.
El desarrollo del PC como práctica pedagógica innovadora es un
gran reto que requiere que desde las instituciones educativas se
implementen nuevos planes curriculares que lo consideren como
competencia transversal de los aprendizajes, que contribuyan a formar
ciudadanos capaces de pensar con criterio, que persistan en la búsqueda de
soluciones, que se involucren y promuevan acciones de mejora para la
sociedad, que actúen con autonomía y con respeto a las ideas de los
demás. Del mismo modo, las instituciones educativas deben generar los
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escenarios pertinentes que faciliten a los estudiantes poder desarrollar su
capacidad inquisitiva, exploradora, tolerante, flexible, reflexiva y juiciosa.
Pacheco-Cortés & Elba (2018) mencionan que las personas que
se involucran en la labor pedagógica, tienen la responsabilidad de
promover un cambio social, actualizándose en aspectos fundamentales
del saber y adaptándose a las nuevas exigencias consideradas en la
gestión educativa, siendo necesario para ello una constante actualización
pedagógico-didáctica, tecnológica, disciplinar y transdisciplinar.
Frente a ello, es evidente que en la actualidad urge que los
docentes sean capacitados en pensamiento crítico y prácticas pedagógicas
innovadoras de tal manera que contribuyan al desarrollo del pensamiento
crítico en sus estudiantes; demostrando un buen desempeño para orientar
el proceso de enseñanza aprendizaje.
Asimismo, Luís et al. (2018) señalan la necesidad de adaptar
estrategias metodológicas inéditas con el propósito de desarrollar
habilidades como: el análisis, la crítica, la reflexión, el razonamiento y la
comprensión de problemas en un contexto histórico.
Lo descrito anteriormente es primordial y trascedente si se tiene a
consideración la premisa que es necesaria la formación de docentes
críticos, reflexivos, creativos, innovadores, empáticos, capaces de
promover, desarrollar, y formar estudiantes autónomos, cuestionadores de
la realidad en los diferentes ámbitos de la sociedad, con pensamiento
crítico y reflexivo, capaces de tomar decisiones y resolver problemas.
Bezanilla et al. (2018) afirman que el PC es fundamental para la
innovación, la mejora, la creatividad y el compromiso. En esta idea recae
la importancia de desarrollar, fortalecer y consolidar el pensamiento
crítico en las instituciones educativas, implementando propuestas
pedagógicas innovadoras con fundamento científico, lo cual les permitirá
orientar el proceso de enseñanza aprendizaje según el contexto,
características, intereses y necesidades de aprendizaje de los estudiantes,
en este caso el pensamiento crítico. A nivel de espacios áulicos, se deben
plantear más preguntas que respuestas, preguntas que desarrollen el PC,
que requieran cuestionarse, que inviten a dar amplias y diversas opiniones,
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que siembren curiosidad, creatividad, compromiso, indagación y
complejidad.
A continuación, se cita a diversos autores con sus respectivos
aportes a ser considerados con la finalidad de diseñar estrategias
pedagógicas innovadoras que contribuyan a desarrollar, fortalecer y
consolidar el PC en los estudiantes, favoreciendo así a su formación
integral.
Hernández et al. (2019) a través de ejemplos aclaran las
diferencias existentes entre los diferentes tipos de formulación de
preguntas. Existen preguntas comparativas como: ¿Cuál es la diferencia
entre una institución educativa y un instituto?; analíticas como :¿Cómo se
puede verificar esa información o datos?; sintéticas como: ¿De qué
manera resumirías esta idea?; convergentes como: ¿Cuál es el tema central
del texto?; de redefinición como: ¿Cómo explicas que una maestra sea
como una segunda madre?; divergentes como: ¿Cuáles son tus propuestas
para solucionar el problema?; empáticas como: ¿Qué acciones
implementarías si estuvieras a cargo de la institución educativa por un
día?; filosóficas como: ¿Existe la justicia?; hipotéticas como ¿Cuáles
serían las posibles consecuencias de no asistir a clases?; interpretativas
cómo ¿De qué manera entiendes lo dicho por tus compañeros?
Hernández et al. (2019) citan el diálogo socrático, con su
mayéutica como una excelente manera de indagar en los pensamientos,
sentimientos, acciones e ideales de los demás, con la finalidad de
argumentar y defender su postura. Además, señala que el diálogo socrático
se complace en problematizar la verdad y cuenta con características que
permiten reconocerlo: se fundamenta en preguntas que profundizan su
complejidad, replantea lo mencionado con la intención de ampliar la
claridad en las ideas, recoge los aportes de los demás para construir
nuevas ideas, propone modelos e imitaciones; detalla rigurosamente las
ideas propuestas, intenta establecer una conexión de ideas y tomar a
consideración diversos pareceres con la finalidad de integrarlas.
En tal sentido, el PC se puede desarrollar desde las aulas, siendo el
docente quien guíe a sus estudiantes planteando interrogantes y desafíos
de alta demanda cognitiva que inviten a los estudiantes a interactuar con
sus pares, rescatando sus conocimientos previos para cuestionarlos y
finalmente conducirlos hacia el hallazgo de nuevos conocimientos. En
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conclusión, se refiere a un pensamiento crítico constructivo, en donde se
respeta la réplica, se refuerza y se aprecia a todos los participantes, ofrece
mejores y diversas opciones para solucionar cualquier tipo de problemas
que se presenten.
Gómez et al. (2019) además de insertar la pedagogía basada en la
pregunta en el paradigma de la problematización como método
pedagógico y didáctico, sustentan una definición epistemológica esencial
a la que se refiere en el momento que indica que la verdad la hallamos en
el acontecer del diálogo.
Gómez et al. (2019) hacen referencia al aula socrática como otra
propuesta para desarrollar el PC, fortalecer el pensamiento reflexivo,
argumentativo y propositivo en los estudiantes. El aula socrática acoge la
pregunta para implementar una estrategia psicopedagógica, contribuyendo
de esta manera a la formación del PC, indagante, analítico, sintético y
creativo. Además, señala que el desarrollo del movimiento Critical
Thinking, alertan que realizar preguntas esenciales ayudan a promover un
pensamiento disciplinado y preparado para aprender.
Hernández et al. (2019) se refieren a la filosofía como saber
inquieto e indagador para promover el PC en los estudiantes. De
practicarse de manera correcta, podría convertirse en una excelente
estrategia que permita encontrar una gama de atributos que ayuden a los
estudiantes a pensar de manera reflexiva.
Hernández et al. (2019) proponen emplear el método deductivo, el
cual permite formular una hipótesis en el intento de dar respuesta a una
pregunta, la cual debe ser contrastada con la realidad para determinar su
verdad o falsedad. Asimismo, menciona que se puede emplear el método
inductivo partiendo de la realidad y con la clara intención de formular
hipótesis, comparando dos realidades diferentes en relación a un criterio
en común. Ambos métodos, ofrecen diferentes certezas válidas para
despertar el espíritu crítico.
Hernández et al. (2019) manifiestan que es posible utilizar
analogías y metáforas para evaluar, entendiéndose a la evaluación como la
capacidad para formular juicios en base a criterios. En ese sentido se
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estaría desarrollando a la vez tanto el PC como el pensamiento creativo.
López-Meseguer & Valdés (2020) aclaran que se pueden evaluar
los juicios de valor de los participantes de los programas, ya que
constituyen el núcleo del enfoque evaluativo. Del mismo modo,
proponen la articulación metodológica investigación-evaluación como la
estrategia más pertinente para abordar el privilegio teórico de la
evaluación comprensiva de programas educativos, combinando técnicas
cualitativas y cuantitativas más eficaces.
Hernández et al. (2019) presentan la propuesta de crear una
comunidad de aprendizaje para el ejercicio del PC y lo fundamentan
señalando que se aprende socialmente en contraste con los demás.
Mencionan que se trata de una comunidad de investigación que
contribuye a determinar un objetivo común, a realizar una mayor
comprensión sobre la temática abordada y a la toma de decisiones
conjuntas y consensuadas. En efecto, la labor docente ayuda a fortalecer
las relaciones y a obtener mejores resultados dentro de la comunidad de
aprendizaje, valorando por igual a todos los participantes y haciéndoles
sentir que sus aportes son esenciales para el éxito del grupo.
Zelaieta et al. (2019) hacen mención a otro enfoque que sirve para
responder a las nuevas necesidades actuales. Se trata del aprendizaje
colaborativo entre los estudiantes para trabajar en grupos y ayudándose
mutuamente. Comprende diversas técnicas como juegos, debates,
sociodramas; las cuales posibilitan que los estudiantes compartan
información y conocimiento, mejorando así sus habilidades comunicativas
y grupales, así como la confianza en sí mismos sobre su capacidad de
definir problemas y aplicar sus conocimientos para resolverlos. De la
misma manera, señalan que el aprendizaje colaborativo en los estudiantes
promueve el desarrollo de diversas competencias transversales que
contribuyen al pensamiento crítico y solidario.
Zelaieta et al. (2019) presentan el juego de rol como una propuesta
de intervención para el desarrollo del pensamiento crítico y lo asumen
como una actividad de reflexión orientada a la acción, que nace con la
necesidad de dar solución a un problema, comprendiendo su origen e
interactuando con otras personas. Asimismo, señalan que desarrolla el
pensamiento crítico, las habilidades analíticas, las competencias orales y
escritas y la confianza en los estudiantes. Además, menciona que
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promueve el trabajo en equipo, motiva, posibilita la generación de nuevas
ideas y posturas distintas a las propias; así como también, permite el
empoderamiento en la toma de decisiones. Esta técnica contribuye a dar
sentido a la realidad, animando a los estudiantes a investigar
permanentemente.
Como teoría de la acción, el pensamiento crítico se convierte en un
medio y no en un fin. A razón de ello, es necesario que los estudiantes
aprendan a situarse en otro rol, que difiere con lo que realmente piensan
sobre un tema determinado. Cuando se actúa en contra de la propia
opinión y se defiende una postura diferente a sus principios, se genera la
motivación, lo cual contribuye a un mayor desarrollo del PC. Es
importante saber situarse en otro rol para adquirir nuevos puntos de vista y
ampliar nuestro razonamiento. (Zelaieta et al., 2019)
Nielsen et al. (2020) afirman que el juego como metodología
constituye una manera de aprender que favorece la construcción de
conocimientos, la resolución de problemas y desarrollo de habilidades
con autonomía. Estimula la acción, reflexión, expresión y permite
desarrollar un pensamiento divergente en los estudiantes.
Hincapié et al. (2018) consideran el Aprendizaje Basado en
Problemas (ABP) como el enfoque multimetodológico y multididáctico en
el cual el estudiante construye su propio conocimiento a partir de la
recuperación de saberes previos mediante el análisis y comprensión de la
situación problemática, lo cual potencia en los estudiantes el desarrollo de
habilidades que les permitan solucionar situaciones problemáticas a través
del análisis de un hecho originado en la realidad y seguido por el
planteamiento de hipótesis y de posibles alternativas de solución. En ese
sentido, existen evidencias de experiencias exitosas del ABP en diferentes
disciplinas y áreas en las que se corrobora un incremento significativo en
el rendimiento, capacidad reflexiva y crítica de los estudiantes expuestos a
ABP en comparación a otros grupos tradicionales.
Para implementar el ABP, Hincapié et al. (2018) recogen dos
propuestas: la primera toma en cuenta 7 pasos que se mencionan a
continuación: 1. Presentar el problema, se refiere a dar lectura y analizar el
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contexto de la situación problemática; 2. Analizar el problema, mediante
el recojo de ideas y el planteamiento de supuestos; 3. Registrar lo que se
ignora; 4. Registrar lo que se sabe; 5. Registrar lo que es necesario para
dar solución a un problema; 6. Debate en relación a los propósitos de
aprendizaje y a determinar la situación problemática; 7. Aprendizaje
individual mediante la investigación y socialización de resultados
(Morales y Landa, 2004); y la segunda propuesta habla del aprendizaje
activo como metodología educativa, el cual debe considerar cinco
aspectos: 1. La persona aprende por sí sola, 2. Los estudiantes
conscientemente evalúan y retroalimentan sus actividades
(autorregulación), 3. Los saberes demuestran la capacidad de construir
nuevos conocimientos, 4. Los nuevos conocimientos se pueden aplicar en
un contexto determinado, 5. La construcción del nuevo aprendizaje es
producto de la interacción social. (Huber, 2008)
Se considera que activar a los estudiantes implica apartarlos de su
zona de confort, para que se enfrenten a posibles dificultades, tareas,
desafíos o retos motivadores.
González et al. (2020) presentan el aprendizaje significativo como
un modelo activo para el estudiante, permitiendo que pueda asociar nueva
información con los saberes previos; adaptando, acomodando, asimilando
y equilibrando información en este proceso. Para ello, es necesario que el
estudiante desarrolle diferentes habilidades, se autoevalúe y cuestione lo
que aprende. En la actualidad el docente necesita de las herramientas
digitales como mediadoras de los aprendizajes, favoreciendo las
interacciones entre estudiantes y docentes y por supuesto mejorando la
práctica pedagógica en la modalidad a distancia y semi presencial para
desarrollar entre una gama de competencias, el pensamiento crítico como
competencia transversal a todas las áreas curriculares.
Zelaieta et al., (2019) rescatan la importancia de las competencias
comunicativas orales relacionadas con la capacidad de observar, escuchar,
defender y debatir diferentes formas de pensar. Por ello, es primordial
aprender a opinar y aprender a escuchar de tal manera que la
comunicación fluya en las interacciones diarias para la comprensión del
pensamiento, de lo que se desea explicar y de lo que se intenta comunicar.
Mirando la labor docente, también existen experiencias exitosas a
ser consideradas para la implementación de estrategias pedagógicas
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innovadoras; tales como las simulaciones, estudio de casos y la lectura
crítica como estrategias para desarrollar, fortalecer y consolidar el
pensamiento crítico.
Las simulaciones parten de la observación del contexto, permiten
imitar, replicar y realizar actuaciones de una determinada situación. Son
efectivas para el logro de aprendizaje, en donde el docente juega un rol
mediador, animador y orientador. Se pueden integrar como estrategias
metodológicas en el proceso de enseñanza aprendizaje.
Los estudios de casos son altamente motivadores y contribuyen a
la toma de decisiones a partir de la creación y diseño de historias para
educar, para descubrir problemas analizando la situación presentada con la
finalidad de que los estudiantes brinden soluciones válidas, razonadas y
argumentadas.
Por último, la lectura crítica busca educar lectores críticos que
además de aprender las definiciones de un tema, sean capaces de
comprender lo que leen, adoptando una postura crítica y reflexiva,
ensayando propuestas viables y pertinentes.
La implementación de una propuesta pedagógica innovadora,
implica una postura crítica y reflexiva que le permita al docente
autorreflexionar y autoevaluar su desempeño, asumiendo compromisos de
mejora y nuevos retos que le permitan tomar decisiones favorables en su
labor educativa, donde los más beneficiados resultan ser los estudiantes.
Se concluye este artículo dando a conocer a los lectores que existe
un programa de pensamiento crítico para el razonamiento científico
(PENCRIT-RC) empleado en el estudio de Ossa et al., (2020), el cual basó
conceptualmente su idea en que el pensamiento crítico es una habilidad de
análisis y evaluación de la información disponible en base en
cuestionamientos y supuestos que descubren su coherencia, validez y
probabilidad de ocurrencia. Este programa se llegó a implementar como
un taller de grupo y presencial, con apoyo de material escrito, enfocándose
en el desarrollo de habilidades de razonamiento científico y crítico
mediante método de infusión con instrucciones directas (explícitas).
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381
Discusión
Para sustentar el presente artículo de revisión, se tuvo que hacer
uso de diferentes fuentes bibliográficas de información en operadores de
búsqueda online como Scielo, Google Académico Dialnet y Journal.
Durante la revisión sistemática y el análisis realizado se corrobora que el
pensamiento crítico no es algo novedoso; sin embargo, la investigación e
innovación pedagógica son factores claves en el proceso de enseñanza
aprendizaje que deben generar un potente impacto para el logro de
aprendizajes y formación integral de los estudiantes con pensamiento
crítico.
Existen diversos estudios que demuestran la relevancia de diseñar
nuevas propuestas para el desarrollo del pensamiento, enfatizando en la
mejora de la práctica pedagógica. Asimismo, luego de la revisión
realizada se citan diversos aportes para el desarrollo del pensamiento
crítico, además se consideran aspectos importantes relacionados a la
educación y propuestas a tomarse en cuenta para el diseño de nuevas
estrategias metodológicas e implementación de prácticas pedagógicas
innovadoras desde los espacios áulicos, realizando actividades
motivadoras y lúdicas para el desarrollo de competencias curriculares,
comunicativas, pedagógicas y transversales al pensamiento crítico.
El desarrollo del pensamiento crítico es una urgente necesidad para
el contexto educativo actual, y comprende el desarrollo de capacidades,
habilidades, actitudes y valores que ayuden en el análisis y dominio de la
gran gama de información vigente en el contexto social. UNESCO (2015,
citado en Echeverria & Márquez, 2020) apoya la necesidad de trabajar la
competencia transversal del pensamiento crítico en los diferentes sistemas
educativos del mundo. Por ende, se debe considerar al PC como una
“necesidad universal para la educación” (Foundation for Critical
Thinking, 2011)
Con el respaldo institucional y curricular se puede asegurar que
los estudiantes de cualquier nivel educativo deben desarrollar de forma
gradual el pensamiento crítico.
La investigación y la revisión bibliográfica de diferentes artículos
contribuyen a una mejor comprensión del PC y a la implementación de
una práctica pedagógica innovadora empleando diversos métodos,
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estrategias y técnicas que permitan realizar cambios significativos en el
proceso de enseñanza aprendizaje.
Las instituciones educativas tienen la responsabilidad de diseñar
programas educativos que permitan el aprendizaje y ejercicio de
prácticas pedagógicas innovadoras para el desarrollo, fortalecimiento y
consolidación del pensamiento crítico en los estudiantes.
Es fundamental desarrollar el PC desde los espacios áulicos, de
esta manera se estará educando para la vida con una mirada
transformadora, capaz de generar impacto en sí mismos, en la familia y en
la sociedad.
Desarrollar el pensamiento crítico en los estudiantes contribuye a
contar con ciudadanos críticos, participativos y reflexivos, capaces de
adaptarse a las nuevas exigencias que el mundo de hoy requiere para una
realización plena en una sociedad cambiante.
Es importante que los docentes reflexionen en función al
desarrollo del pensamiento crítico y su práctica pedagógica para la toma
de decisiones oportunas que vayan más allá del mero conocimiento y
contribuyan a desarrollar, fortalecer y consolidar el pensamiento crítico
en los estudiantes,favoreciendo así a su formación integral.
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BIODATA
Licenciada en Educación Primaria. Magister en Educación con mención
en Docencia y Gestión educativa. Estudiante de Doctorado y estudiante
de Segunda Especialidad con mención en Gestión Pública.