El Peruanismo Anti Boliviano y Antichileno

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    La segunda campaa restauradora.El peruanismo antiboliviano y antichileno

    1. Biografa de Nieto

    El general Domingo Nieto era, en aquel entonces, prefecto del departamen-to de La Libertad y mandaba la divisin que guarneca el norte del Per.Cuando la segunda expedicin restauradora zarp de Chile haban fun-dadas presunciones de que Nieto se pronunciara contra Santa Cruz.

    Nieto naci en Ilo el ao 1803. Principi su carrera de capitn demilicias en cuya clase ingres al ejrcito en 1822. En la campaa deintermedios realizada aquel ao prest servicios en comisiones de utili-dad y asisti a las batallas de Torata y Moquegua en los das 19 y 21 deenero de 1823. En este ao se hall en la segunda campaa de interme-dios. Concurri luego a la campaa final de 1824 y a las batallas de

    Junn y Ayacucho; y en la primera fue capitn del glorioso regimiento deHsares y en la segunda ayudante del Mariscal don Jos de La Mar.

    Despus de haberse encontrado en el segundo sitio del Callao fue pro-movido en 1826 al mando del regimiento de Hsares. Hizo la campaade Colombia en 1828 y 1829 y se distingui en la batalla de Tarqui por sucombate singular con el colombiano Camacaro al que atraves con sulanza.

    184A fines de 1829 ascendi a coronel; en 1831 a jefe de una briga-

    da de caballera que mand durante la aproximacin del ejrcito a Boli-via conservando este mando junto con el de su regimiento. Ascendi a

    general de brigada a fines de 1833 mediante los trmites legales.

    185

    184 Ver tomo primero, p. 172-173.185 Attilio R. Minuto, El Gran Mariscal de los ejrcitos del Per Don Domingo Nieto,

    Moquegua, Imp. La Provincia, 1924. Necrologa del Gran Mariscal Nieto, en ElComercio,17 de febrero de 1845, reprod. Boletn del Museo Bolivariano,N. 7, marzode 1929. El Gran Mariscal Domingo Nieto,por el capitn Bruno Gayoso T., dem, id.

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    Aos ms tarde revel Nieto que en 1833 ya se le hizo desde Boliviala proposicin de que se pronunciara por la Confederacin, dividindo-se el Per adems en dos Estados; 100 mil pesos y 2000 soldados bolivia-

    nos le fueron ofrecidos; l tendra a su disposicin estos recursos y serael Jefe Supremo de cualquiera de los Estados. A pesar de su edad, 29 aospropensos a la ambicin, repuso que los Congresos deban discutir esteplan, que el de Bolivia tuviera la iniciativa y que estando la ConvencinNacional del Per en funciones, era la oportunidad de discutir una nue-va organizacin del pas. Por lo dems Santa Cruz desminti estas ase-veraciones. Yo afirmo que son falsas y ridculas; ni el general N ieto niotra persona alguna podr comprobarlas jams, dice en su exposicin

    de 1840.186

    La campaa legalista de 1834 contra la tentativa de perpetuar laoligarqua militar de Gamarra llev a Nieto al frente de Arequipa anantes de la reaccin que se produjo en Lima.

    187En un momento de angus-

    tia parece que mand comisiones donde Santa Cruz para solicitar suauxilio; pero luego se desdijo considerando excesivas las pretensionesde Santa Cruz y habiendo mejorado la posicin de los arequipeos. Ven-

    cido por los gamarristas, vise obligado a dejar la ciudad de Arequipa yreplegarse a Tacna. Como muestra de su desprendimiento personal lrecordaba ms tarde que Gamarra le propuso entonces la Federacin delPer con Bolivia bajo la presidencia de Santa Cruz y dividindose en tresEstados. Perteneciendo dice a la causa del gobierno provisorio nom-brado por la Convencin Nacional en circunstancias que se haban per-dido dos batallones y que casi haban desaparecido las fuerzas con quecontaba para sostenerse; cuando de los cuatro departamentos del Sud

    que estaban bajo de mi autoridad apenas contaba con la ciudad de Tacnay provincia de Tarapac; cuando atacado por un ejrcito mandado por elGran Mariscal Gamarra a 14 leguas de distancia, no era posible absolu-tamente resistir con 150 hombres nica tropa que haba podido conser-var; cuando ltimamente agotados los medios de defensa en posicintan difcil yo no poda pensar sino en evacuar el territorio para ir a pere-cer al extranjero, se me present una comisin bastantemente autorizada186

    Memoria de los hechos que justifican la conducta pblica que como general del ejrcitodel Per ha tenido Domingo Nieto en la poca que comprende los aos del 34 al 39 ymuy particularmente los que tienen relacin a la [...] en que se proclamaron lospueblos contra la Confederacin,Lima, Imp. El Comercio, 1839. Manifiesto deSanta Cruz, p. 67 en la edicin O. de S. C. Dejaba constancia Santa Cruz de que Nieto norevelaba el conducto de las propuestas, ni sealaba las personas, ni exhiba las pruebas niindicaba los dems incidentes para justificar su aseveracin.

    187 Tomo primero, p. 281 y siguientes.

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    por el expresado Gran Mariscal, hacindome las propuestas... Despusde trascribirlas textualmente, comprobando as que Gamarra fue parti-dario de la Confederacin que luego combati, transcribe tambin su

    respuesta basada en que su poder era limitado.

    188

    Pero la causa del gobierno provisorio nombrado por la Convencinsali al fin triunfante. Nieto que haba sido uno de sus defensores msleales y relevantes, viendo venir nuevos desrdenes por la imprudenteprodigalidad de ascensos y la creciente importancia del aspirantismo,renunci los honores que se le confirieron; habindose negado por tresveces a admitir el ascenso a general de divisin. La revolucin deSalaverry lo hizo su primera vctima, expatrindolo en un buque. Pero

    despus de lograr dominar a su centinela con una pistola que su esposale haba enviado entre un paquete de ropa blanca logr poner al buque asu disposicin, hacindolo arribar a Huanchaco desde donde promovila guerra civil en el departamento de La Libertad en defensa del gobiernolegtimo. Cado en poder de Salaverry, este hombre que inspiraba elterror y que pareca insensible a las consideraciones con sus enemigospolticos lo colm de deferencias, le invit a que se le reuniera dejando

    a su eleccin el destino o jerarqua que quisiese ocupar. Nieto se neg atodo y prefiri la deportacin.

    2. Antecedentes del peruanismo de Nieto.Nieto y la invasin de Santa Cruz

    Hallbase en Chile Nieto cuando tuvo noticia de la invasin de Santa

    Cruz en medio de la guerra entre Salaverry y Orbegoso y la reaparicinde Gamarra. Conmovido en defensa de la dignidad y la independenciade la Patria proyect con otros peruanos venir al sur del Per a hacer laguerra al invasor. Solo y en son de paz lleg, sin embargo, a Arequipa el4 de agosto de 1835. Quera lograr un frente nico entre los peruanos;pero la exaltacin de las pasiones y el estado de incertidumbre de lascosas le impidieron actuar. Sin embargo, habl a Orbegoso particular-mente. Luego, producido el triunfo de Santa Cruz en Yanacocha y susprovincias, usurpando la autoridad peruana, Nieto de acuerdo conCastilla mand a don Mariano Vigil como comisionado secreto dondeSalaverry para que llamara al solio presidencial a don Manuel SalazarBaqujano, a quien legtimamente corresponda el reemplazo de Orbegoso

    188 Memoria de los hechos cit. De ah ha tomado Valdivia muchos datos para susRevoluciones.

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    e iniciara as una guerra nacional contra el conquistador; pero Salaverryse neg. Insisti entonces Nieto ante Orbegoso sobre todo por los decre-tos de Santa Cruz con relacin a ciudadanos peruanos; y Orbegoso le

    prest alguna atencin, coincidiendo en considerar como insidiosa laconducta de Santa Cruz y lamentando sus circunstancias y su dbilposicin, pues no poda oponrsele, segn dijo, con slo su florete,aunque agregando que el remedio lo dara el tiempo, lo cual implicabauna esperanza.

    No obstante su renuncia de la Inspeccin General del Ejrcito y supropia condena a la inaccin, los agentes de Santa Cruz lo vigilaban. Ala llegada de Santa Cruz a Arequipa, le hizo una visita, fue recibido con

    cortesa y conversaron a solas media hora. General, lleg a decirle, siUd. en esta empresa toma otro lugar que no sea el que corresponde a ungeneral auxiliar y sigue dando decretos sobre materias que como tal nopueden jams competirle y para lo que no est Ud. autorizado mientrasun Congreso Nacional no declare erigida la Confederacin y a Ud. en elgoce de ciudadano del Per, con facultades suficientes, se pierde Ud.tarde o temprano, pierde Ud. a Bolivia, y, lo que es peor, presentara Ud.

    al Per humillado. El bien que cree Ud. hacernos con la intervencin noser sino un mal que le atraer la maldicin general de los peruanos y suobra fracasar necesariamente por los medios poco o nada honestos quese emplea para plantificarla, puesto que ellos ocasionarn un justo re-sentimiento por el agravio que de hecho se le infiere a una nacin.... Leagreg tambin que haba venido de Chile con el objeto de hacerle laguerra en defensa de su Patria a la que idolatraba ms que un joven loco a suquerida.

    189No agrad seguramente a Santa Cruz este tono a pesar de

    que procur disculparse largamente; y por eso hizo que Nieto fuera nom-brado por Orbegoso ministro en el Ecuador, cargo que Nieto acept bajola condicin de que se entendera slo con el Presidente del Per y suministro y no con Santa Cruz.

    Dando tiempo dice Nieto al torrente de los sucesos que favore-can a Santa Cruz que no era posible contener en esas circunstancias,conceb la idea de pedir al general Orbegoso un despacho de Prefecto yComandante General del departamento de La Libertad que me mandextender al momento. Con esa autoridad de que no dud encargarme asu vez bajo la proteccin del mismo Orbegoso que siempre consent en

    189 Memoria cit., p. 19. Santa Cruz desmiente tambin terminantemente esta aseveracin.Manifiesto cit. 165. Valdivia enRevoluciones de Arequipacalca estas frases del manifiestode Nieto (p. 182).

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    que por una poltica necesaria lo conservara Santa Cruz, calcul que nosera difcil hacerme de alguna fuerza y elementos de guerra para poderoponerme al conquistador, seguro de arrojarlo del suelo que haba profa-

    nado y de restituir al Per su libertad.No al Ecuador sino a Chile se dirigi Nieto con el consentimiento

    verbal del Presidente y tom sus instrucciones de la Secretara Generaldel gobierno peruano. Desde Chile, ante la inminente batalla entre SantaCruz y Salaverry, escribi a Orbegoso dueo del norte y mand cerca del a personas de confianza instndolo a hacer respetar la dignidad delPer, sealando el camino del regreso a las tropas de Bolivia y a su jefe.Lleg al Callao a poco y busc a Orbegoso en el Pacayar, donde resida,

    insistiendo en su actitud y hacindole ver la gravedad de lo que ocurray la posibilidad de convocar, ya que el pas estaba pacificado, un Con-greso constitucional sin dividirlo por regiones. Orbegoso le contest condisgusto y desdn. l se neg a ir al Ecuador. Adopt provisionalmentecon gran alegra el plan surgido entre los congresales de Huaura dedeclarar independiente el norte, sin unirse a la Confederacin bajo elttulo de Repblica Peruana. Por influjo del general Morn mantuvo su

    nombramiento de Prefecto de La Libertad. Sin embargo, Santa Cruz dejaconstancia en su manifiesto que Nieto se decidi de movimiento propiopor el rgimen confederal dispuesto a servirle y sostenerle como measegur en muchas cartas, por la cual y tambin por la recomendacinde Orbegoso, abandon sus desconfianzas.

    190

    3. Antecedentes del peruanismo de Nieto.

    Nieto, servidor de la Confederacin

    Llegado a Trujillo, Nieto hizo regresar a sus hogares a muchos persegui-dos y dedicarse a todos al trabajo para hacer convalecer a la patria. Colo-c a muchos jefes y oficiales, antes excedentes, en la divisin que empeza formar y en destinos civiles. Presionados por la fuerza, en tanto, losdiputados de Huaura no se atrevieron a aprobar el plan de la RepblicaNorperuana independiente. Para evitar persecuciones Nieto entoncesentreg la Prefectura al Intendente de Polica y haciendo uso de licenciase dirigi a la capital para imponerse del estado de las cosas. Llegado alpueblo de Pativilca, a 40 leguas de Lima, a las doce de la noche fuesorprendido por un correo extraordinario que le traa pliegos oficiales y

    190 Manifiesto de Santa Cruz, p. 165.

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    muchas cartas personales. El gobierno, participndole el suceso conoci-do con el nombre de el robo de Aquiles, lo obligaba a regresar aprisa atomar el mando del departamento para defenderlo de las incursiones de

    los buques chilenos. Despus de 18 horas de vacilacin se decidi aluchar contra los chilenos por su poltica injusta y a asegurarse en unpuesto en el que Santa Cruz por las circunstancias blicas lo dejara,dndole con ello posibilidades de libertar el Per. Renunciar era entre-gar el pas al usurpador, burlar las esperanzas de muchos patriotas queen l confiaban, despojarse del mando de un ejrcito til. Ante la primeraexpedicin chilena sus proclamas denunciaron ya sus intenciones. Laatacaban, pero sin defender a la Confederacin, sin siquiera hablar de

    ella. Haba una frase que textualmente declaraba que los peruanos slodeseandeberse a s mismossu felicidad o su desventura (13 de octubre de1837). Libertad, independencia repetase en aquellos documentos conpeligrosa insistencia.

    Olaeta, secretario de Santa Cruz, y el general boliviano Ballivinpregonaron que esta proclama era el primer caonazo tirado contra laConfederacin. Para conservar su posicin, no por fines personales sino

    para realizar sus planes ulteriores, Nieto hizo, en medio de un cerco derecelos y recriminaciones, nuevos sacrificios. Su proclama despus dePaucarpata, donde adulaba a Santa Cruz, fue uno de ellos. Posiblementetambin lo fueron otros hechos en los que Santa Cruz, contestando aNieto, insisti ms tarde: inclusive una carta por su condecoracin de laLegin de Honor, prometiendo acreditar en los campos de batalla y enlos lances difciles su aptitud para la banda de Gran Legionario que nole haba sido concedida; y el prstamo que pidi a Santa Cruz de una

    crecida suma de dinero para reparar imprudentes quebrantos que com-prometan su honor.

    191A pesar de eso se le llen de espas y se quiso

    ganar la confianza de los jefes de la divisin; y todo lo cual llevle a unaconducta ms estudiada y circunspecta.

    4. Semblanza de Nieto

    A pesar de la doblez con que procedi en sus relaciones con Santa Cruzy con la Confederacin era Nieto un hombre bueno. Quiz en nuestrostiempos ya no pueden aparecer caracteres anlogos al suyo. La creenciaen cierta predisposicin para tutelar y vigilar los destinos de la Patria

    191 Manifiesto de Santa Cruz cit., pp. 165 y 166.

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    por el mismo hecho de que haba contribuido a crearla con su espada,influa muy adentro en su espritu, como en el de casi todos sus contem-porneos militares de la Independencia. Pero en l la fe de la Patria era

    mucho ms profunda que en sus compaeros, porque no estabaenturbiada por el frenes de las pasiones o por inescrupulosidades deperilln. Amaba en la Patria algo de valor absoluto, indiscutible y esen-cial. Se pareca por cierta sencillez espiritual a la gente de campo y a lagente de hogar de sus tierras de Moquegua; pero las agitaciones de suvida consagrada al servicio pblico le haban dado tambin alguna cul-tura, no muy asimilada ni variada, pero que le infunda ciertas supersti-ciones intelectuales. Por eso, sin ser un doctrinario, tena una credulidad

    reverente ante las grandes palabras con mayscula: Libertad, Indepen-dencia, Democracia, convocatoria y reunin de Congreso Nacional, etc.Estaba convencido de que actuaba en la poltica como en un teatro y deque la Posteridad sera un tribunal inapelable para juzgar el rol que cadacual haba desempeado. Acentubase en sus gestos, en sus actos y ensus proclamas, el nfasis de la poca. Si en otros personajes de entoncesse encuentra la influencia de Napolen y de Bolvar, en Nieto ms bien

    hllase la influencia de los hombres de la Repblica Romana, antes deSila, de Mario, de Pompeyo y de Csar. El mariscal greco-romano, llmeselecon irona.

    No careca de valor personal en el combate ni de decisin en susplanes. Si es que ambicionaba la Presidencia de la Repblica, era segura-mente pensando lograrla limpiamente, mediante la eleccin de un Con-greso o de los Colegios Electorales o mediante una campaa gallarda encontra del absolutismo y de la ilegalidad. Tuvo muchas muestras de

    desprendimiento en su vida, en las que la nobleza no estaba distanteacaso de lo que en nuestras tierras se llama la candelejonada. Comogeneral careca de grandes condiciones estratgicas y organizadoras;como poltico ignoraba el arte falaz de encaramarse sobre los aconteci-mientos y manejarlos para propio beneficio. Al lado de Santa Cruz, deSalaverry, de Gamarra y de Castilla aparece pequeo porque si bien eraticamente superior a ellos, le faltaba personalidad para ser un caudilloautntico, un conductor de pueblos, un administrador fecundo o un sol-dado afortunado. Al lado de Orbegoso y La Fuente, en cambio, brillabacon ntido fulgor, porque parecindose a Orbegoso por su fondo de bon-dad era ms consciente, activo, autnomo y respetable; postergado comoLa Fuente careca de su opacidad. Como La Mar es una de aquellasfiguras que disuenan en el panorama convulso de esas pocas lamenta-

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    bles y sombras y que si en ellas padecieron de trabajos y amarguras enpoco o en nada compensados, suscitan luego fcil, aunque tarda e in-tilmente la simpata y aun el cario.

    5. Pronunciamiento de Nieto contra laConfederacin

    El inminente pronunciamiento de Nieto por las antiguas formas de laRepblica Peruana no era un misterio. Constantemente reciba por me-dios secretos o privados, invitaciones para realizarlo. Inclusive varas

    veces los caudillos de la emigracin se haban dirigido a l.192El mismogeneral Morn, segn dice Nieto, a su regreso de las costas de Chileescribile varias veces dicindole que en aquella repblica, en el Ecua-dor y Bolivia, en el Sur y Norte del Per se crea que ya estaba prximo ahacer una declaratoria. El gran prestigio de Santa Cruz se iba desvane-ciendo; se saba que trabajaba intensamente contra la oposicin que elpacto de Tacna haba encontrado en Bolivia, respetando dificultades

    que dejaban ver con claridad que no era omnipotente. El mismo tratadode Paucarpata se converta en arma contra l y se consideraba humillan-te para el Per aquella clusula que deca los peruanos se considerancomo no venidos. La proximidad de la nueva expedicin chilena eraevidente. Se hablaba, sin embargo, de que Chile esperaba la resolucindel general Flores que se calculaba para diciembre conforme a sus pro-testas; lo cual implicaba el peligro de que tres ejrcitos extranjeros lucha-ran en el Per. Nieto vio que el momento decisivo se acercaba cuando el

    gobierno le orden que marchara con su divisin a Pativilca.Por qu Santa Cruz dej a Nieto con el mando de esa divisin en

    el norte? Posiblemente se crea ms fuerte de lo que era en realidad; laprecipitacin y gravedad de los acontecimientos le hicieron olvidar unpoco este asunto; no tena muchos jefes peruanos de alta graduacin asu lado; no poda agregar nuevos nombres a la lista de sus enemigoscon un despojo a Nieto por meras sospechas; acaso confiaba en ciertascualidades de consecuencia y lealtad que Nieto tena personalmente yque deban exacerbarse ante la invasin chilena. Adems, Orbegoso legarantiz no una sino innumerables veces a Nieto. Santa Cruz, por

    192 Hay copias de varias cartas a Nieto desde 1836, dirigidas por los emigrados. Vase, porejemplo, la de La Fuente, con fecha 22 de enero de 1837 instndole a sublevarse yasegurndole que ni l ni Gamarra vacilarn en ponerse a sus rdenes. Archivo de la BNP.

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    ltimo, estaba, no debe olvidarse, muy lejos del Per cuando se precipi-taron estos sucesos.

    6. Antecedentes de la actitud peruanista de Orbegoso.El estado de nimo de Orbegoso

    Se ha visto ya en qu estado de nimo se hizo cargo Orbegoso del mandoen el Estado Norperuano cuando Santa Cruz se dirigi en agosto de 1837al sur.

    193Ms tarde, l lleg a decir que el mando fue para l un sacrificio

    aceptado porque (y en esto coincida con Nieto) pensaba que debasalvar

    al Per en el porvenir. Los acontecimientos no hicieron sino exacerbar lareaccin peruanista que en l estaba aumentando. No faltaban gentesque bajo el velo de la delicadeza o sin l le manifestaban la necesidad deque proclamase las antiguas frmulas. Entre quienes queran seducirloestaban algunos agentes de los emigrados en Chile, inclusive mujerescomo ya se ha visto. Don Jos Antonio Rodulfo march a Chile comoagente del gobierno chileno a convencerlo. Pero Orbegoso se resista por-

    que tena esperanzas de que el propio Santa Cruz cedera al impulso dela opinin y conocera lo vacilante de su posicin; y, adems, la invasinle era odiosa por ser chilena y por estar capitaneada por sus enemigoscapitales La Fuente y Gamarra. Lograda ya la paz externa cuando fue-ran vencidos los chilenos, pensaba que a favor de la prudencia y de lasnegociaciones pudiera conseguirse para la patria la restitucin de sunombre, su honor y su libertad.

    Supo Orbegoso que el general Ballivin que mandaba la segunda

    divisin del ejrcito que casi contena la total fuerza de l tena instruc-ciones reservadas de Santa Cruz para obrar en ciertos casos; del mismomodo, al margen de su autoridad presidencial, haba un activo espiona-

    je por el que alguna vez los transentes que iban a la capital fuerondetenidos, exigindoseles la correspondencia que trajesen; juntas clan-destinas celebraban los agentes santacrucinos y tenan con su jefeactiva y directa relacin. Los extranjeros ejercan tal influjo en el gobiernodeca ms tarde Orbegoso, herido en su dignidad de presidente que delos bufetes de las casas de comercio salan decretos para los ministeriosy de all pasaban al acuerdo gubernativo.

    194Los tenientes de Santa Cruz

    193 Ver en este tomo, pp. 22, 23 y 132 a 134.194 Memorias inditas del general don Luis Jos de Orbegoso,Lima, 1893, Imp. El Comercio,

    p. 67.

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    Herrera, Larenas, Bedoya y otros obtenan pagos exorbitantes pordeudas atrasadas, concesiones inconvenientes, etc.

    Vino al fin la primera expedicin chilena. Despus de ella, Santa

    Cruz, por su parte, desahuciando el pacto de Tacna y convocando unnuevo Congreso de Plenipotenciarios en Arequipa, suscit nuevas alar-mas en los partidarios de la independencia y la libertad peruanas: de-can ellos que el Protector no haba tenido de la asamblea de Huaura otraautorizacin que la de nombrar diputados a un Congreso de Plenipoten-ciarios y no para convocar otro Congreso y nombrar otros diputados. Eltratado con la Gran Bretaa sirvi para atizar el descontento, pues decaseque por l quedaba el Per privado de tener marina mercante por lo

    menos respecto de los buques britnicos, pues para ser tenidos por pe-ruanos los buques deban ser construidos en astilleros peruanos. El men-saje del Protector al ltimo Congreso de Bolivia donde hablabadespreciativamente del Per acab de colmar las medidas y exasperardel todo a los peruanos.

    195Adems, el general Ballivin procedi descor-

    tsmente con el gobierno peruano embarcndose sin su anuencia en laConfederacin y dando lugar a la prdida de esta corbeta y a nuevas

    crticas. Para los tres departamentos del norte sostener solos toda la es-cuadra de la Confederacin, un ejrcito de seis mil hombres, la formida-ble lista civil y militar, todos los empleados generales de la antigua Re-pblica y los nuevos, implicaba una carga inmensa. Del Sur no se recibaun peso y antes bien desde all se libraban sueldos. Adems, para com-placer a los extranjeros, se redujo al 3% el derecho de extraccin deldinero amonedado que haca la ms segura entrada de la Caja de Mone-da, entrada hipotecada a la deuda contrada para el sostn de la guerra.

    196

    Haba pues efervescencia pblica latente. Abundaban los conatosde conspiraciones en favor de los invasores. Orbegoso se saba impoten-te para reprimir este descontento. Si dejaba el mando daba la seal deuna conflagracin general. En el ejrcito deba reemplazarlo en caso deenfermedad o muerte, el general Miller que estaba en contradiccin abiertacon los generales que mandaban las divisiones. Su resolucin fue lamisma, pero con ms urgencia, con ms perentoriedad: hacer uso de lamoral del ejrcito, esperar la llegada de la expedicin invasora, batirla ypedir enrgicamente a Santa Cruz la reunin de un Congreso Nacionalque decidiera de la suerte del pas y separarse del gobierno.

    195 Manifiesto cit. Paz Soldn, p. 171 y 172 (Ver el mensaje enEl general A. de Santa Cruzy el Gran Per,pp. 369, 373).

    196 Memorias inditas de Orbegosocit., p. 59.

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    7. Antecedentes de la actitud peruanistade Orbegoso.

    Actitudes exteriores de Orbegoso

    Sin embargo, nada de esto hubo de traslucirse al pblico. Orbegoso quese enferm a principios de enero reemplazndolo el Consejo de Minis-tros public una proclama con fecha 21 de enero, negando su complici-dad con los conspiradores. Por algunos datos recogidos en estos dasdeca y por una carta que acaba de llegar a mi poder, contestando aotra que se supone escrita por m, se pone de manifiesto que algn per-verso ha usado indignamente de mi nombre para comprometer la causa

    santa del orden social.197Varios editoriales deEl Eco del Nortedefendie-ron tambin su lealtad. Los decretos sobre precaucin y defensa contraChile fueron restablecidos. El territorio del Estado Norperuano fue de-clarado en asamblea (La Paz, 15 de febrero de 1838). El ejrcito de laConfederacin fue puesto en el pie de 16.000 hombres: 6000 del norte concuartel general en Lima, 5000 en el centro con cuartel general en Arequipay 5000 de Bolivia con cuartel general en Tupiza (12 de febrero). La suma

    de los poderes pblicos fue dada por el Protector al Presidente del EstadoNorperuano, menos la direccin de las Relaciones Exteriores, la derogacindel Reglamento de Comercio y la dacin de los altos grados militares.

    Ya ms tarde, en junio, ante los rumores de que el ejrcito que guar-neca la capital se retirara ante la aproximacin del enemigo, Orbegosodio una proclama tranquilizadora, afirmando que morira en defensade los limeos. Desconfiad enteramente, deca, de los que introdu-ciendo el desaliento y valindose de otros medios reprobados, trabajan

    en favor del enemigo. Sea cual fuere su pretexto, ellos no son, no pue-den ser sino viles, traidores, parricidas: detestadlos ms que a los mis-mos invasores.

    198Con fecha 5 de junio fue anunciada la prisin de cinco

    conspiradores.199

    La muerte del teniente coronel graduado Juan Florespor una bala de can de la escuadra chilena en Huacho fue solemnizadacon un servicio fnebre en la capital y con concesiones para la viuda ylos hijos para exacerbar el patriotismo y el odio contra los invasores.

    200

    Con pueril suspicacia Orbegoso se opuso a que una divisin al man-do del general Herrera, enemigo suyo desde los das del Congreso de

    197 El Eco del Norte,nmero extraordinario de 21 de enero de 1838.198 El Eco del Norte,N. 100, de 13 de junio de 1838.199 El Eco del Norte,N. 102, de 20 de junio de 1838.200 El Eco del Norte,N. 106 de 4 de junio de 1838.

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    Huaura, avanzara sobre Lima; y Santa Cruz deferente orden que nopasara de Ayacucho.

    Desde La Paz, Santa Cruz tom otras medidas para esperar la se-

    gunda invasin. Pensaba colocarse entre Puno y Cuzco para dar al ejr-cito del centro la direccin conveniente si la expedicin vena a Interme-dios o para pasar en apoyo de Orbegoso si su direccin era al norte. En elprimer caso confiaba en obtener la victoria en 20 das y orden a Orbegosoque no hiciera movimiento alguno que no fuera parecido al de Vigil en laexpedicin anterior.

    En el caso de la expedicin al norte, como se deca con ms insisten-cia, Santa Cruz tema por las rivalidades y antipatas que haba en el

    ejrcito y recomendaba a Orbegoso energa y prudencia. Ordenbale quehiciera situar la infantera de Nieto en Canta dejando en observacin a lacaballera en Trujillo. Si los enemigos desembarcaban en las inmediacio-nes de la capital, Orbegoso unido a la divisin Nieto estara en condicio-nes de resistir la batalla campal. Si el desembarco se efectuaba entrePisco, Caete u otro punto anlogo, Orbegoso deba limitarse a hacerlehostilizar con montoneras y partidas ligeras mientras llegaba el ejrcito

    del centro. Si el desembarco era de Chancay hacia el norte poda salir dela capital dejando el Callao bien guarnecido.Nieto deba acercarse a la capital. La batalla deba darse slo en

    defensa de la capital y el puerto y evitarla en los dems casos. La situa-cin econmica era muy mala; los fondos de Bolivia haban atendido alas necesidades del sur en los aos 35 y 36 y ahora, teniendo que soste-ner un ejrcito fuerte y habiendo mandado 200,000 $. a Europa por azo-gues las cosas iban peor. Esperaba por otra parte a los diputados al

    Congreso de Arequipa, lamentando su tardanza.201

    8. Pronunciamiento a favor del Per libre.Orbegoso pretende aplazarlo

    Embarcada la expedicin chilena, Orbegoso tuvo noticias de que su n-mero llegaba a 5000 hombres y consider insuficiente a la divisin situa-da en Lima para resistir la invasin; y perdida si se quedaba en Trujilloa la divisin Nieto, que ostentaba el ttulo de la divisin del ejrcito delnorte. Por eso dio orden para que se dirigiera a Pativilca.

    202Por primera

    201 Santa Cruz a Orbegoso. La Paz, 30 de junio. Esta carta no fue recibida por Orbegoso,ElPeruano,N. 3 de 31 de agosto de 1838.

    202 Memorias inditas de Orbegoso, cit.

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    vez en toda la historia de nuestras guerras civiles, un ejrcito atraveslos desiertos pantanosos de Casma y de Huarmey.

    Llegada a Pativilca la divisin Nieto, circularon en Lima rumores de

    que el general que la mandaba y sus jefes y oficiales estaban acordes enel propsito de sustraer al Per de la dominacin de Santa Cruz. Nietohaba pedido permiso para venir a Lima, pero Orbegoso se lo habanegado por temor a dejar la divisin sola en tales circunstancias. Orbegoso,en cambio, crey prudente ir a visitar a la divisin, situarla conveniente-mente y reprimir por el momento cualquier intentona revolucionaria.Esta decisin caus gran alarma en Lima. Unos teman que en la capitalabandonada por el Presidente del Estado, hubiera desrdenes; otros crean

    inminente la invasin chilena, favorecida con esa ausencia. Orbegosoopt entonces prudentemente por suspender el viaje para evitar la alar-ma. Despus he sentido esta docilidad, dijo ms tarde, porque es pro-bable que entonces yo hubiera podido contener el estallido, pues lospueblos an no haban tomado parte decidida ni hecho pblicos suscompromisos.

    203

    Las operaciones exigan acercar an ms al Sur a la primera divi-

    sin, pues haba que evitar el peligro de que los chilenos se colocarancortando los grandes ncleos del ejrcito peruano. Dio Orbegoso la or-den para que la divisin Nieto viniese a situarse en Chancay, a dondedebi llegar el 10 de julio. En esos das le llegaron nuevos avisos que yano le dejaron duda de la disposicin de aquella divisin en favor de unpronunciamiento. Orbegoso se resolvi entonces a marchar sin demoraconfiando en que su presencia contendra el complot, dejando antes enLima las disposiciones convenientes para que la escuadra saliese en la

    noche del Callao y fuese a encontrar y atacar el convoy enemigo. Dejtambin instrucciones al general Otero como al ms antiguo del ejrcitopara los tres das que deba estar fuera de Lima. A las diez de la noche del21 de julio se despidi de Otero en casa de su compadre Riglos, sin tenerms sospecha que la de que el general Nieto estaba inclinado a dar elestallido y con la firme persuasin de que podra contenerlo. A su llega-da a Chancay en la noche del 22 fue sorprendido de no encontrar all ladivisin ni ms noticia de ella sino que estaba establecida en Huaura. Elgeneral Nieto se hallaba en Huacho casualmente. El pueblo de Huachorecibi a Orbegoso con transportes de contento y significativos vivas alPer. Su entrada en Huaura dio lugar a una recepcin igual, aumentadapor las aclamaciones de la divisin que estaba formada en las calles.

    203 Orbegoso, manifiesto publicado por Paz Soldn, p. 174.

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    Acabando de desmontar fue a ver desfilar la divisin en la puerta de lacasa donde se haba alojado y en seguida lo cumplimentaron todos los

    jefes y oficiales con Nieto a la cabeza. En su arenga le dijeron que aquella

    divisin toda peruana haba salvado el pabelln que enarbolaba. Queen esa misma villa de Huaura haba sido destrozada la nacin y que allmismo volvan los peruanos a recoger su estandarte que haban juradodefender y que deponan en mis manos como el jefe que reconocan y queestaban seguros de recobrar conmigo nuestras primitivas instituciones.ltimamente, que esa divisin peruana toda, haba jurado sostener consu sangre el voto de la Nacin por su libertad y por su independencia.Estas palabras fueron acompaadas de lgrimas de ternura secundadas

    por todos los circunstantes.204Pero, a pesar de esto, Orbegoso confiabaan anteponer la victoria sobre los chilenos a la demanda de libertadpara el Per.

    9. Pronunciamiento a favor del Per libre.Las primeras actas populares.

    Justificacin jurdica del pronunciamiento

    Si es verdad dice Nieto que la serie sucesiva de mis acontecimien-tos me presenta preparndome para apoyar cualquiera manifestacinpopular contra la Confederacin, no por eso quise tomar la iniciativa enesta cuestin nacional, dando el funesto ejemplo de hacer intervenir la

    204 Toda esta relacin est tomada de la exposicin de Orbegoso en Palacio el 1 de agosto de1838 (El Redactor Peruano,N. 3 de 13 de agosto de 1838). Lo mismo dijo Orbegoso en

    todas las dems ocasiones en que se ocup de este asunto. Poco conocida es su carta algeneral Otero, desde el Callao, el 30 de noviembre de 1838. Dice all: Por ms que seempeen mis enemigos y tal vez mis amigos en persuadirse de que yo concurr a larevolucin de julio; y aunque hayan datos que me condenen mucho a la apariencia, aseguroa Ud. que nunca quise ni dese la revolucin; que no concurr a ella sinoque me apoderde ella despus de hechay cuando no slo no era posible contenerla sino que prevea quesus lavas iban a ensangrentar la Repblica y a entregarla sin remedio a los brazos deinvasores. Que me he despedido de Ud. en casa de nuestro compadre Riglos a las 10 de lanoche del 21 de julio sin tener ms sospecha que la de que el general Nieto estaba inclinadoa dar el estallido. Que mi viaje a Chancay ha sido en la firme persuasin de que podra

    contener el movimiento. Que he llegado hasta Huaura con esa sola idea y con ese soloobjeto. Que encontrada la revolucin an no me he decidido hasta saber all mismo elmismo da de mi llegada el 23 de julio que todos los pueblos del norte estabaninconteniblemente en la revolucin y que el departamento de Junn iba a estallar, que loscuerpos de polica de Lima y algo ms estaban tambin; y que mi negativa a prestarme,sera sin duda la seal de un desorden espantoso y cuyos resultados no se alcanzan apreveer. (Ver Contestacin que da Trinidad Morn a los manifiestos de los generalesOrbegoso y Nieto en la parte que se ocupan de l.Valparaso, Imp. de El Mercurio, 1840.)

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    fuerza armada en materias de esta naturaleza y deb pues esperar comoesper a que los pueblos hiciesen la declaratoria que yo me prest a apo-yar y sostener en consonancia con los principios que formaban la causa

    de mi corazn.

    205

    La primera de las actas que dieron lugar al renacimiento de la Rep-blica peruana fue la de Huaraz, capital del departamento de Huaylas, ytiene fecha 21 de julio de 1838. Sus considerandos se refieren a lo si-guiente: El Estado Norperuano haba quedado sin la representacin ne-cesaria para la nueva forma de gobierno que quiso darle la Asamblea deHuaura pues, determinando que un Congreso de Plenipotenciarios acor-dara las bases de la Confederacin, confi nicamente al Protector la

    eleccin de los plenipotenciarios del Estado Norperuano y olvid desig-nar la autoridad peruana que debiese examinarlos y ratificarlos. Aun-que en el art. 5 de su decreto confiaba provisionalmente la plenitud delpoder pblico al Gran Mariscal Santa Cruz no pudo incluirse en estepoder el de ratificar el pacto sin incurrir en el enorme abuso de trasmitirla Asamblea una facultad que la Nacin no puede enajenar en su formade gobierno popular representativo proclamado por la misma Asam-

    blea, envolviendo adems la monstruosidad de que reunidas en el Pro-tector las facultades de nombrar los plenipotenciarios y de ratificar elpacto sera l quien hiciese el pacto consigo mismo y no con la Nacin.Atendiendo el art. 10 de la declaracin de Huaura, el Congreso de Pleni-potenciarios que debi ceirse a acordar las bases de la Confederacinsobre el gobierno popular representativo, se extendi a dar una verdade-ra Constitucin en la que poda decirse haba ms elementos de monar-qua que de forma popular. Acumulando tantas facultades en el jefe de la

    Confederacin y dejando tan diminutas las de los presidentes de losEstados en unas distancias tan enormes hacan imposible la regularadministracin segn lo acreditado por el ensayo ya hecho. No habin-dose declarado en aquel pacto, no obstante otros pormenores a que serefiere, que habra una capital de la Confederacin y cul deba ella ser,y siendo por otra parte moralmente imposible el que se designara esacapital con mutuo beneplcito del Per y Bolivia, quedara el Supremo

    Jefe de la Confederacin sentenciado a la pena de vivir ambulante conlos gravsimos peligros consiguientes. Del art. 34 del pacto de Tacnaresultaba que Bolivia se exima de entrar en parte del pao de la deudapblica peruana, a pesar de que haba adquirido una nueva Aduana enArica, propiedad exclusiva del Per, hacindose de ingresos que dismi-

    205 Memoriasde Nieto cit. p. 31.

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    nuan los recursos con que el Per deba contar para ratificar sus com-promisos. La extensin dada por el Protector a sus atribuciones llaman-do a la presidencia del Estado Surperuano a un extranjero implicaba

    una violacin del principio por todas las Constituciones establecido, deque al frente del gobierno deban estar hijos autnticos del pas. A pesarde todo esto el pacto de Tacna haba encontrado oposicin en Bolivia yse haba convocado un nuevo Congreso de Plenipotenciarios en Arequipa.Pero el Protector se haba excedido en sus atribuciones al convocar esteCongreso contra el tenor expreso del art. 38 del pacto de Tacna y sin quela Asamblea de Huaura le hubiera concedido la ms remota facultadpara el caso no previsto en que ese pacto no fuese ratificado por uno de

    los tres Estados. Si el Protector para legalizar esa convocatoria en Boliviahaba credo indispensable recabar del Congreso de aquella Repblicala aprobacin de los actos anteriores a su fecha, el mismo requisito no eramenos preciso en los otros Estados y por lo tanto necesaria la convocato-ria de un Congreso Nacional en cada uno de ellos para que deliberarasobre el pacto de Tacna y resolviera lo conveniente para la futura organi-zacin del pas. La falta de convocatoria de un Congreso de los Estados

    Peruanos era altamente atentatoria a su honor nacional, pues establecauna diferencia injuriosa entre los derechos de los bolivianos y los de losdems sbditos de la Confederacin; diferencia ms odiosa an despusdel mensaje del Protector al Congreso de Bolivia donde no se recordabaal Per sino para ofrecerlo como un trofeo del ejrcito boliviano. La Con-federacin no poda llenar los fines que se propusieron las asambleas deSicuani y Huaura, pues no todos los Estados participaban de igualesventajas por su plantificacin: Bolivia, segn el mismo mensaje, sin em-

    bargo, de tener rentas menores a las del Estado Norperuano y haberllevado sola el peso de una guerra contra las fuerzas argentinas se halla-ba con sus arcas llenas, todos sus compromisos satisfechos, sus estable-cimientos pblicos prsperos, sus empleados bien pagados y el crditodel gobierno asegurado; mientras que en el Estado Norperuano, cuyasrentas efectivas eran conocidamente mayores que las de Bolivia y des-pus de dos aos de organizada la Confederacin y diariamente prego-nadas sus ventajas, el erario se hallaba exhausto, el gobierno sin crdito,las rentas menguadas, la lista civil sin pagar, los establecimientos pbli-cos en completa decadencia y esto en circunstancias que una guerraextranjera amagaba destruir la agricultura y otros ramos de riqueza p-blica. Hasta la ratificacin del pacto de Tacna por todos los Estados, laConfederacin era un simple proyecto cuya iniciacin no era bastante

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    para imponer a las partes contratantes obligaciones recprocas e impe-dir su disolucin salvo consentimiento de todos los Estados confedera-dos. Y no pudiendo esperarse la convocacin de un Congreso nacional y

    que este deliberara con independencia mientras permanecieran tropasbolivianas en el Estado Norperuano, se haca indispensable para lograr-lo, suspender los efectos de la proyectada Confederacin.

    Por todo ello pedan la convocatoria a un Congreso nacional paraque con arreglo a los intereses y votos de los pueblos peruanos y la formapopular representativa, hiciera las declaraciones convenientes.

    Mientras se reuna el expresado Congreso, el departamento deHuaylas por s y a nombre de los otros departamentos del Estado decla-

    raba a dicho Estado independiente de la Confederacin cesando porende la autoridad del Protector sobre l; y proclamaba presidenteprovisorio al general Luis Jos de Orbegoso. Si se frustraba el ensayo deConfederacin, el Estado Surperuano sera invitado para revivir la anti-gua Patria que haba dado nacimiento a Bolivia. Las tropas bolivianassaldran del territorio dndoseles las gracias por su buen comportamien-to. El general N ieto sera el rgano para elevar esta acta al Presidente.

    206

    El pronunciamiento de Trujillo se realiz el 24 de julio en un cabildoabierto convocado por el prefecto, general Mariano de Sierra en la casaconsistorial. Expres all el prefecto que ya le era irresistible el cmulo deannimos, impresos, invitaciones de la capital y dems sntomas de des-contento para lo cual haba convocado esa reunin. Despus de deteni-da discusin se acord firmar un acta. Los considerandos de esta actadiferan en algo de los que haba invocado el acta de Huaraz. Se remon-taban al ao 1835. El tratado de La Paz, de 15 de junio de ese ao, careca

    de la validez que slo puede provenir del cumplimiento religioso porambas partes: habindose estipulado que las asambleas de Huaura y deSicuani tendran lugar por hallarse dislocados los departamentos quecomponan la Repblica, se verificaron ellas cuando ya no exista dichadislocacin. Igualmente se falt al principio esencial de que dicho trata-do no tendra validez sino despus de haberse ratificado por ambas au-toridades, lo que hizo ilusorio Santa Cruz haciendo que sus tropas pasa-ran el Desaguadero al da siguiente de la firma en La Paz robando as lalibertad del presidente del Per porque hallndose sin fuerza armadabastante se vio coactado a ratificar dicho tratado el 24 a pesar de que sus

    206 Coleccin de las actas en virtud de las que los departamentos de Lima, Huailas,Libertad y parte del de Junn proclamaron su separacin del gobierno establecido bajola dominacin del general Santa Cruz,por E. Aranda, 1838, Imp. del Estado, pp. 3 y 4.

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    plenipotenciarios se haban excedido en sus instrucciones. Por el art. 6del tratado de La Paz se estipul que despus de la pacificacin del Perlas tropas bolivianas repasaran la frontera, lo que no se verific. Ade-

    ms, se invocaba los argumentos de independencia, libertad as como lailegalidad del simulacro de asambleas realizado en Sicuani y Huaura yla necesidad de evitar la guerra con Chile. Por todo ello, llegaba a lasmismas conclusiones que el acta de Huaraz, agregando el encargo alpresidente Orbegoso para que con toda prontitud entablara negociacio-nes amistosas con Chile.

    En los das sucesivos, continuaron las actas de otros pueblos en elmismo sentido: Chancay el 25, Lambayeque el 26, Huacho el 25, Piura el

    28, Cajamarca el 29, Santa el 25, San Pedro de Chavn el 27, Huntar el29, Huacho el 29, Llamellin el 29, San Marcos de Collapingos el 27, SanLuis el 29, Huari el 29, Santiago de Cabana el 27, Sihuas el 30. Otrospueblos tienen sus actas con fecha 31 de julio o 1 de agosto.

    10. El pronunciamiento a favor del Per libre.

    Orbegoso se hace la revolucin a s mismo,sin saberlo

    Los rumores que corran acerca de la actitud de la divisin Nieto, lasnoticias sobre el pronunciamiento de Huaraz y, de otro lado, la inminen-cia de un desembarco de los chilenos en Ancn hicieron que reunido elConsejo de Ministros el da 25 de julio llamara al general Otero y algeneral Morn; este ltimo despus de haber sido jefe de la escuadra

    haba sido nombrado comandante general de la II Idivisin del ejrcitodel norte; y qued acordado que esta divisin marchara a Copacabana.El coronel ayudante general de Orbegoso, Juan Pedernera, mandaba dentrode ella una compaa de cazadores del batalln Pichincha y estaba tam-bin en Copacabana. Orbegoso a quien se le hizo creer por Nieto o lossuyos en el arribo de una divisin chilena a Chancay, le escribi paraque se pusiera en marcha para Pacasmayo y tambin pidi su escolta;pero como estas rdenes estuviesen en contradiccin con las prevencio-nes verbales que la junta de ministros hiciera a Morn, ste no permitidicha marcha. La causa de tal medida estaba, escribi Morn a Orbegoso,en que extraaba al Consejo de Ministros que habiendo Orbegoso pro-metido ir a detener la revolucin pidiera tropas en vez de regresar aLima. Orbegoso se exalt ante esta desobediencia. Estallaron todas sus

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    prevenciones sobre su situacin humillada. El Consejo de Ministros sehaba convertido en junta de guerra! Esa junta de guerra o el general delejrcito contrariaban al Presidente del Estado, al general en jefe! Sospe-

    chaba tambin Orbegoso que Bermdez y Herrera podan quitarle pororden de Santa Cruz la presidencia. Quejoso e indignado escribi a Mornel 26 advirtiendo que la divisin Nieto era un modelo de subordinaciny patriotismo. Nuevamente escribile ese da diciendo que los ministrosy Otero y l (Morn) haban delinquido y expuesto al pas y al ejrcito amales infinitos de los cuales los haca responsables ante la nacin, anteel Protector y ante el mundo. Por eso l, Orbegoso, no haba ido todava aLima. La primera divisin (Nieto) le obedecera y estaba dispuesto a

    emplearla tanto para hacer la guerra a los enemigos exteriores como enhacer respetar su autoridad. El suceso de Huaraz decale es cosade un pueblo y no merece gran importancia que no hubiera dejado depoderse cortar sagazmente sin el suceso de Uds.; pero esto justifica el queno haya dispuesto a diseminar fuerza como pensaba para pacificarlos.Ud. y los otros seores se han hecho la gran pegadura creyendo que laprimera divisin se haba sublevado contra la Confederacin... que yo

    tambin me haba sublevado contra m mismo... N i con carretas mearrancan de la cabeza de la primera divisin sin garantas slidas y quecese el estado hostil que Ud. tiene ahora. Slo sentir que entretanto nosataquen los chilenos; me ser sensible batirme solo pero me batir: esmejor morir peleando que morir de tabardillo. Pardo de Zela, jefe deEstado Mayor, fue a ver a Orbegoso y lo tranquiliz el 28.

    207En cambio en

    Chancay se supo el empeo de Olaeta para que las tropas bolivianasbatieran a las peruanas y esto acrecent la indignacin antiboliviana de

    la divisin Nieto.Se acerc Orbegoso a Lima con sus tropas que no debe olvidarse

    an no haban hecho su pronunciamiento en forma oficial, pero cuyossentimientos peruanistas ya eran completamente pblicos. Ante la noti-cia de su llegada, el 29 de julio, se reuni un cabildo abierto en Lima, apesar de la guarnicin santacrucina.

    207 Cartas que incluye Morn en su manifiesto cit., p. 15. Ms tarde Orbegoso dijo en cartaa Otero (Lima, 30 de julio) refirindose a estos hechos y a Morn: Los sucesos justificaronsus precauciones, entonces injuriosas.Yo miraba entonces con diferentes ojos (p. 31 enel mismo manifiesto). Orbegoso lleg a llamar a Morn al indignarse con l, extranjero.Morn le repuso que su peruanidad no estaba determinada por el azar del nacimiento sinopor la eficacia de su espada.

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    11. Pronunciamiento a favor del Per libre.La actitud de Lima

    Del cabildo abierto reunido a las 2 de la tarde result un acta que repetalos principales considerandos de las actas de Huaraz y Trujillo ya men-cionadas; y en su parte resolutiva declaraba tambin la independenciadel Per, el regreso a la Constitucin del 34, la ratificacin de la presi-dencia de Orbegoso, la cesacin de la guerra con Chile, el llamado aLima de la divisin Nieto de cuyos sentimientos patriticos y consagra-cin a la causa nacional espera el Per que sostendr el bien inaprecia-ble de su libertad. Las firmas no son muy relevantes. Se destacan entre

    ellas las de Francisco Rodrguez Piedra, Buenaventura Seoane, JuanAntonio Ribeiro, Joaqun Torrico, Juan Bautista Elspuru, Jos Maruri dela Cuba, Andrs Reyes, etc.

    208

    12. El pronunciamiento a favor del Per libre.Orbegoso se resigna a su rol de sublevado

    Orbegoso que vena con la divisin supo la noticia estando a 5 leguas deLima y forz su marcha. Dos leguas antes de llegar se adelant con suescolta y habiendo salido a su encuentro solos los generales de la guar-nicin con el batalln Pichincha, peruano, que tena como cuartel el deSanta Catalina, lo persuadieron de la necesidad de dejar fuera de Lima ala divisin Nieto para que no se alterase el orden. Orbegoso regres aordenar a Nieto que acampase en Aznapuquio o Aliaga; pero Nieto esta-

    ba tan receloso de las tropas bolivianas y aun de las peruanas que man-daba Morn, que no acept y le fue concedido el empleo de todos losmedios conducentes a la seguridad de su divisin, a la que hizo viva-quear en la plaza de Lima a las 12 de la noche. En todo el resto de esanoche llegaron propios anunciando el estado de excitacin del Norte; unpropio del prefecto de Junn anunci tambin su decisin por la inde-pendencia que iba a ser ya manifestada. Con ello las ltimas esperanzasde detener la revolucin se desvanecieron en Orbegoso. A las 5 de lamaana del 30 de julio, Nieto, despus de haber estado toda la noche acaballo, entr al dormitorio de Orbegoso para decirle que era tal la exci-tacin del pueblo y de la tropa que l mismo no poda responder de sudivisin si Orbegoso no manifestaba su decisin pblicamente. Varias208 Coleccin de actas cit. pp. 1 y 2.

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    veces haba respondido Orbegoso que lo dejara obrar; que todo se arre-glara pronto; pero ahora no caba ya ms dilaciones. Lleg para m elmomento terrible, dice Orbegoso. Sali a caballo a la plaza en donde

    areng al pueblo y a la tropa. Recin en aquel instante se decidi ya aabandonar a Santa Cruz sin batir antes a los chilenos. No haba elec-cin entre mis compatriotas y sus opresores. An cuando no hubieraestado convencido de la justicia y nobleza de la causa, yo no poda em-plear las tropas bolivianas para degollar a los peruanos. Retirarme, enesas circunstancias, habra sido dejar al pas al furor de los partidos,anegarlo en sangre y entregarlo maniatado a la expedicin invasora.

    209

    Fue as como el mismo 30 expidi al fin un decreto y una proclama

    sobre la independencia del Per. En la proclama a los pueblos hablabade la decisin de vuestros conciudadanos armados que no he podidoretener, los gritos de la naturaleza y de la humanidad me han hechoceder a vuestro impulso a destiempo. Y conclua: Recibid, os ruego elsacrificio que os ofrezco, hasta de la esperanza que tena de vivir tran-quilo alguna vez. Qu me resta ya que ofreceros?.

    210En el decreto enu-

    meraba las manifestaciones de la opinin repugnancia el rgimen pa-

    sado, actas, decisin de las tropas, entusiasmo popular a favor del Perpuro, etc.; declaraba al Estado Norperuano libre e independiente de todadominacin extranjera; convocaba a una Representacin Nacional; de-

    jaba expresa constancia de que el Estado se hallaba en guerra con Chileentretanto no se haga la paz la que debe esperarse supuesto que hacesado el motivo alegado para la guerra; daba las gracias a la divisinboliviana existente en la capital por su comportamiento; anunciaba queal presidente de Bolivia se le mandara comunicaciones sobre lo ocurri-

    do.211

    Es interesante resumir el sentido de estos documentos: peruanismo,resignacin a la Independencia por otros reivindicada, velado recelo aChile en contraste con el pacifismo de algunas actas populares, cortesacon Santa Cruz, evitando por lo menos insultarlo. Otros decretos decla-raron insubsistentes e inobservables los Cdigos Civil, de Procedimien-tos y Penal y el Reglamento de Tribunales promulgados por Santa Cruz(31 de julio); concedieron amnista y absoluto olvido de delitos polticos(30 de julio); restituyeron al ejrcito peruano las insignias que usabaantes de la Orden General de 25 de agosto de 1836 que les impuso las

    209 Nieto, Memoriacit., p. 35. Orbegoso, Memorias inditascit., p. 61. Actas de lareunin en Palacio el 1 de agosto cit. El Redactor Peruano,tomo 6, N. 3.

    210 E1 Redactor Peruano,tomo 6, N. 1 del 31 de julio de 1838.211 El Redactor Peruano,dem, id.

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    bolivianas (31 de julio). En vez de ministro firm los decretos el oficialmayor Jos Dvila. Prefecto de Lima fue nombrado don Jos Mara Lastres.

    Jefe del Estado Mayor, el general Loyola. Los generales Elspuru y

    Raygada quedaron repuestos en el goce de sus empleos.

    212

    13. Retirada de las tropas de Otero y Morn

    En lo que respecta a las tropas que obedecan a los generales Otero yMorn, Orbegoso lleg a un acuerdo con Otero. Se ira la divisin boli-viana; sus presupuestos del mes seran cubiertos por la tesorera con la

    condicin de quedar comprometido el general Otero bajo palabra de ho-nor de conducirla hasta el Desaguadero, sin oponerse en lo menor a laexpresin de los pueblos.

    213

    Orbegoso crea que Morn, comandante de la IIIDivisin, compues-ta de cuerpos peruanos, se le unira. Morn se neg invocando la lealtadque en toda su honrosa carrera haba tenido para con sus compromisos.Nieto desde Lima procur convencer entonces a Morn que se uniese a

    los peruanos y Morn desde Chaclacayo procur convencer a Nieto quese uniera a Santa Cruz, quien despus de la paz reunira la representa-cin nacional; veo a Ud., le deca, de lo contrario luchando con el gene-ral Santa Cruz, con los chilenos, con las incapacidades del generalOrbegoso y con las facciones interiores. Vea Ud. venir a Gamarra y LaFuente con todo el aparato de sus pasiones.

    214

    En su retirada a la sierra Morn se llev adems los batallones Pi-chincha y Cuzco que eran peruanos. Nieto le dijo a Morn que hacindo-

    los irse con los bolivianos degradaba el pabelln bicolor ahijado mo yengendrado por Ud.; Morn repuso que se iban por su voluntad y quePichincha era cuerpo de su corazn y smbolo de la lealtad.

    Faltando a su palabra de honor, Otero emprendi con su divisin yla de Morn la marcha para Jauja. Nieto hubiera querido, batirlos; perosus soldados ya estaban rendidos por las anteriores marchas, su nmeroera inferior, se necesitaba integrar la guarnicin de Lima y tampoco po-da desatenderse la plaza del Callao en donde an no haba uniformadosus votos la tropa que la ocupaba y donde ocurrieron tambin tropiezos

    212 El Redactor Peruano, dem,id.213 Nieto, Memorias,pp. 35 y 36.214 Manifiesto de Morn, documentos pp. 29 y 30.

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    entre los jefes y oficiales de la flota. El coronel Guarda relev en el Callaoal general Miller cuya conducta se present dudosa.

    Todo ello demor la lucha contra Otero y Morn, cuyas actitudes

    demostraban no una cristiana resignacin a las determinaciones de Nie-to y Orbegoso, sino que seran la vanguardia de Santa Cruz. Pero lasdeserciones que abundaban en sus filas ofrecan posibilidades favora-bles para una persecucin. Ella se hubiera realizado con los combatesconsiguientes; pero se produjo el arribo de la expedicin chilena.

    14. Reflexiones sobre el pronunciamiento peruanista

    La actitud peruanista de Nieto que Orbegoso secund con desgano separece a las actitudes peruanistas que, igualmente dbiles, surgierondurante la guerra de la Emancipacin. As como ahora haba bolivianosy chilenos en lucha en el Per, apoyados por peruanos, as durante laguerra de la Emancipacin hubo argentinos, colombianos y espaolesen igual situacin. Morn y Otero con pacte de las tropas de Lima y

    adems Riva-Agero, Bermdez y otros jefes peruanos apoyaban en 1838a los bolivianos; La Fuente y Gamarra a los chilenos. De 1821 a 1824 SanMartn tuvo sus partidarios. Bolvar los suyos, la continuacin del rgi-men colonial los suyos y no faltaron tambin quienes pensaron en lamonarqua peruano-espaola. Se ha dicho que el nacionalismo se encar-naba en Riva-Agero; algo hay en ello de cierto, pero el nacionalismoriva-agerino estaba teido de espaolismo y de espritu de casta, bus-caba precisamente la fusin de peruanos y espaoles bajo la gida de la

    monarqua. El nacionalismo ms puro y ms autntico en cambio estquiz en Luna Pizarro y su grupo: hostil a San Martn, a su monarquismoy a su prepotencia personal, hostil a Bolvar, hostil a Riva-Agero, hostila los espaoles, buscando en cambio la consolidacin de la Patria na-ciente dentro de las instituciones representativas, dentro de la democra-cia ms amplia. Nacionalismo democrtico que inspira la accindoctrinaria del Congreso Constituyente de 1822, que triunfa con el retirode San Martn, con el nombramiento de la Junta Gubernativa y que esopacado luego por el motn militar que derroca a esta Junta, por la anar-qua posterior y por la llegada de Bolvar, resurgiendo apenas en lasactitudes de Luna Pizarro y sus amigos, oponindose a los planes vitali-cios de Bolvar y logrando su fracaso mediante la ayuda de las propiastropas colombianas el 27 de enero de 1827.

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    A travs del tiempo y en medio de anlogo panorama contradicto-rio, la intransigencia celosa de aquel peruanismo mezclado con la fe enla fuerza taumatrgica de los Congresos y en la soberana popular rena-

    ca ahora. No eran idelogos ni tribunos quienes la encarnaban; eranmilitares, pero militares no militaristas ni caudillescos.

    Esta actitud era simptica: que se acabase la dominacin bolivianapero sin que se llegara a producir la intervencin chilena. El Per por sslo decida su libertad y luchaba por ella. Nada tenan que hacer losextranjeros con su destino y con su gobierno.

    Ya se ha examinado sin embargo en esta obra el carcter de la inter-vencin de Santa Cruz en el Per as como sus antecedentes de militar,

    poltico y gobernante peruano hasta 1828. Se ha visto que esta interven-cin fue un fenmeno demgaloestatismo,de presin de un Estado sobreotro, ms que de conquista.

    215Aunque sustentada en muchos indicios

    humillantes, la actitud peruanista reclamando la libertad y la indepen-dencia no era pues del todo justa.

    Pero suponiendo que lo hubiese sido, aquel no era el momento pro-picio para enarbolarla. Este nacionalismo era no slo de undcima sino

    hasta de vigsima quinta hora. En ese sentido haba mucha cordura en elafn de Orbegoso de batir primero a los chilenos y luego pedir a SantaCruz ciertas concesiones. Ocurriendo lo que ocurri, en cambio, el ejrci-to destinado a contener esa invasin se fragment; dos divisiones seretiraron a la sierra; sufri la moral misma de los soldados; perdi elmovimiento del norte fuerza ante los chilenos, quienes resultaron asfavorecidos. Cierto que ante los peruanos del norte ejerca gran influen-cia sicolgica la idea de tener que batirse con ms de 5000 hombres de-

    fendiendo un orden de cosas por el que no sentan fervor; pero Nieto ylos mejores elementos de aquel neoperuanismo, bien podan suponerque los chilenos no se retiraran ante el solo anuncio del pronunciamien-to encabezado por Orbegoso, precisamente el coautor de la intervencinde Santa Cruz y el responsable directo de la expedicin Freire; y enton-ces se presentaba otra vez la posibilidad de la lucha y disponiendo demenor fuerza.

    Por lo dems, en nombre del pasado ms reciente, Orbegoso no eraquien deba encabezar aquel movimiento antisantacrucino. Sus actitu-des desde 1835 hacan de l acaso el nico peruano que estaba impedidomoralmente para ello. Uno crea su manera y luego la manera lo encierraa uno, dice una admirable frase de Emerson; y Orbegoso estaba encerrado,

    215 Ver tomo primero, p. 373 y siguientes.

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    aprisionado por su pasado. A l aceptar su nueva situacin, sin embargo,no haba en l perfidia sino ms bien debilidad, aceptacin de su rol de

    juguete de las circunstancias so capa de popularidad y de llamado de la

    opinin pblica.Un hecho interesante se vincula al pronunciamiento de julio de 1838:

    la participacin del norte. Por la posicin estratgica de sus principalescentros poblados, sin las defensas naturales que tenan Arequipa y otroslugares en el sur; por su falta de mestizaje y de fusin entre sierra y costa;por la tendencia de su agricultura hacia la gran produccin que requiereesfuerzo y paz; por la no-existencia de intereses polticos y comercialesen la frontera cercana; por la casualidad de que all no haban nacido los

    caudillos o agitadores ms inquietos, o por otras causas, el norte habasido hasta entonces, como lo fue ms tarde, ajeno a las agitaciones pol-ticas que formaron, el fondo de nuestra primera historia republicana ycuyos ejes eran Arequipa y Lima. Pero en esta ocasin, dividido el Peren dos Estados, siendo inminente para el Estado Norperuano la inva-sin y la guerra y sintindose ms alejado que el sur de los vnculos yventajas que la Confederacin Per-Boliviana implicaba, simpatiz evi-

    dentemente con el cambio de rgimen poltico. Orgulloso de su naciona-lismo, tambin en la contienda entre Riva-Agero y Bolvar, el norte ha-ba estado por Riva Agero.

    Otro hecho es tambin inslito entonces: la actitud del ejrcito co-mandado por Nieto, favoreciendo pero no realizando ese cambio.

    Adems, el pronunciamiento peruanista tan unnime y fcilmentesecundado en el norte, revela que la Confederacin estaba condenada ano seguir viviendo. Nadie se muere la vspera, dice una frase popular.

    Los peruanos del norte, los emigrados y los chilenos, en realidad, y con-tra lo que afirma el refrn, hicieron morir a la Confederacin, la vspera.

    15. Desembarco del ejrcito chileno

    La goleta Janequeo, destacada del convoy chileno para recoger datos,trajo el 6 de agosto la noticia del pronunciamiento del norte que fuerecibida con transportes de alegra: vivas y dianas. Por la noche el con-voy ancl sobre el lado norte de la isla de San Lorenzo. En la madrugadasiguiente lleg el coronel Castro con un oficio en el cual el SecretarioGeneral de Orbegoso transcriba al general Bulnes la nota en que dabacuenta al gobierno de Chile de lo ocurrido y otro en el cual Orbegoso

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    notificaba al jefe de la escuadra que haban cesado los motivos para laguerra, ms una carta particular a Bulnes.

    No obstante el pronunciamiento, Bulnes orden el desembarco de

    sus tropas que se realiz ese da hasta medianoche en Ancn situandolas avanzadas necesarias. Parti a Lima a conferenciar con Orbegoso,don Victorino Garrido, cuyo carcter diplomtico haba sido reveladomisteriosamente por Postigo, el jefe de la escuadra en su respuesta aOrbegoso, inventando que era nuncio de los deseos pacficos del gobier-no de Chile y que vena como ministro. Al da siguiente, desde el albacontinu el desembarco.

    216

    16. La misin Garrido

    No era Garrido el hombre ms a propsito para la comisin que se leencomend a causa de la metida de pata de Postigo como se ha dichoms tarde o a causa de una premeditada eleccin poco cordial. Su actua-cin ordenando el robo de la escuadra peruana lo haca particularmente

    odioso en Lima y ante Orbegoso. Ha habido adems testigo que lo acu-sara de haberse encerrado cuatro horas con Gamarra, enemigo personalde Orbegoso y perjudicador directo si hubiese llegado a haber un en-tendimiento entre ste y los chilenos; Pardo, La Fuente, Vivanco, Beltrny otros peruanos se dieron cuenta de este conchabamiento entreGamarra y Garrido y el coronel Pedro Godoy se lo hizo notar a Bulnes.Nadie segn Godoy esperaba un resultado favorable de la misinGarrido. Cuando regres a las 10 de la maana del 8 de agosto, sus

    primeras palabras fueron: l se presta al parecer a algunos ajustes, peroen verdad yo no concibo esperanzas y lo creo un traidor que mantienerelaciones con Santa Cruz. Gamarra al or esto sigue narrando Godoytena el semblante de un nio alegre, abrazaba a sus paniaguados yreciba parabienes de ellos.

    217Las proposiciones enviadas desde Lima

    no eran todas equitativas pero eran controvertibles. Garrido, segn testi-monio de Godoy, fue insolente con Orbegoso. Si Ud. no conviene con

    216

    Diario militar de la Campaa que el ejrcito Unido Restaurador abri en el territorioperuano el ao de 1838 contra el general Santa Cruz, titulado Supremo Protector de laConfederacin Per-Boliviana,por el coronel A. Plasencia, Lima, Imp. de Juan Masas,1840, pp. 4 y 5.

    217 Yo y Garrido,manifiesto del coronel Pedro Godoy firmado en la prisin de San Pablo,Santiago, 6 de febrero de 1846. Godoy, como se ha dicho, fue segundo jefe de EstadoMayor. Sus revelaciones no han sido utilizadas por Paz Soldn ni por Bulnes ni porSotomayor Valds.

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    las indicaciones que acabo de hacerle lleg a decirle no se firmarpor ahora el tratado pero se firmar maana sobre el altar mayor de laCatedral. Oficialmente se dijo que su misin haba fracasado porque no

    estaba investido de plenos poderes, pues slo deba arreglar el acanto-namiento de las tropas, la prestacin de recursos, etc.

    218Entonces por

    qu no se le ampliaron sus poderes?

    17. Reunin en el palacio de Lima.Carta de Orbegoso a Santa Cruz

    En tanto, Orbegoso organizaba su gobierno. Dio el cargo de secretariogeneral del gobierno al Dr. Benito Lazo de la Vega. Decret la libertad deimprenta previo pase de la Junta Censoria. Nombr prefecto del departa-mento al general Loyola y jefe de Estado Mayor al general Sierra, enco-mendando el Estado y el Ministerio de Guerra durante la ausencia delgeneral Sierra al coronel Manuel Porras. Dio amnista amplia a los emi-grados. Reuni en el saln de arengas a las corporaciones e hizo el relato

    de los sucesos, derramando lgrimas. Tambin haba derramado abun-dantes lgrimas en Huaura. Quizs las lgrimas que Orbegoso derramen esos das hubieron llenado entonces un recipiente. Se lav all delpecado de infidencia?

    Adems, Orbegoso dirigi a Santa Cruz una carta justificando suactitud.

    En esta carta se refera a toda la historia de lo ocurrido desde 1835.Alegaba que el pacto que haba celebrado con l con Santa Cruz

    debi ser un convenio de subsidios segn las instrucciones a los pleni-potenciarios y se convirti en pacto de asociacin y constitucin interna.l, Orbegoso, lo haba aceptado, sin embargo, por una razn terica yuna razn prctica. Ciertas ideas de perfectibilidad social, ciertas pre-venciones contra el sistema republicano en una nacin diseminada enun vasto plan de territorio, tal vez intereses personales disfrazados con

    218 dem.id. Diferente es la versin del Diariode Plasencia, p. 5. La nota de Bulnes a

    Orbegoso est enEl Redactor Peruano,N. 5 de 9 de agosto. Para todas estas negociacionesconsltese tambin el folleto Documentos oficiales y particulares a que se refiere laproclama dirigida a los habitantes de la capital con fecha 22 del corriente por el seor

    jeneral en jefe del Ejrcito Restaurador del Per cuya sola lectura bastar para convencera todos de la moderacin y buena f con que en el curso de las negociaciones se haconducido el expresado jeneral en jefe bien opuestos a la conducta tenaz del jeneralOrbegoso y de la dura necesidad en que vi de tomar la defensiva en la accin del 21del corriente,10 pgs.

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    esas razones de comn provecho; y la experiencia de frecuentes trastor-nos atribuidos bien o mal a la coexistencia del Sur y Nor Per formandoun todo nico, haban contribuido a mi ver a presentar en esa poca a los

    pueblos en especial a los del sur, la emancipacin recproca como eltalismn de la paz domstica. Razn prctica: el ejrcito boliviano pe-netr en territorio peruano antes de que las estipulaciones del pactofueren aprobadas. Refirindose en seguida a la dominacin de SantaCruz repeta los cargos de falta de libertad, gobierno ambulante, coac-cin sobre las asambleas de Huaura y Sicuani, pobreza general, etc. Sequejaba de los medios mezquinos y limitados puestos a su alcance yreiteraba la afirmacin de que haba esperado la paz exterior para bus-

    car la solucin de los problemas internos, as como los cargos ms re-cientes contra Santa Cruz ya expresados en las actas de Huaraz y Trujillo.Narraba por ltimo los sucesos ms recientes y terminaba declarando suconfianza en que Santa Cruz contribuira a devolver al Per su reposointerior, su prosperidad y su nombre y a que se forjaran con Boliviarelaciones de amistad espontneas y declarando asimismo que ante Dios,ante el mundo y ante su conciencia estaba satisfecho de haber cumplido

    su deber. As Orbegoso reneg pblicamente de la intervencin bolivia-na que solicit y obtuvo para readquirir su poder tambaleante; reneg dela Confederacin con la que se mostr de acuerdo pblica y privadamen-te; reneg de las asambleas de Sicuani y Huaura que l convoc e inau-gur y cuyos honores y prebendas aceptara; reneg del rgimen polticocuya cabeza visible fue en el norte despus de haber sido su promotor.

    18. Nuevas negociaciones entre Norperuanos y chilenos

    De otro lado, Orbegoso no quiso dar su consentimiento para el desem-barco del ejrcito chileno mientras no mediasen estipulaciones entre sugeneral y el gobierno neoperuano.

    Pero Bulnes haba desembarcado sus tropas considerando que lanacin peruana no poda negar su territorio a un ejrcito tutelar de susderechos y protestando de la desconfianza que revelaba Orbegoso. Elcoronel Porras, a nombre de Orbegoso, repuso que en ninguna sociedadorganizada se verificaba el paso de tropas extranjeras sin el previo con-sentimiento y permiso expreso de la suprema autoridad, que los motivosde la expedicin haban dejado de subsistir; y le intim a que se retirarasobre la villa de Chancay como condicin indispensable de todo pacto

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    ulterior y que permaneciese all seis das donde el gobierno le suminis-trara los refrescos necesarios (9 de agosto).

    Ya haban conversado en Tambo-Inga los dos viejos camaradas Nie-

    to y Castilla, sin lograr ponerse esta vez de acuerdo, pues Nieto insistaen la necesidad de la retirada chilena a Chancay. Ya haban ocupadotambin varias posiciones las tropas chilenas. El epistolario entre Bulnesy Orbegoso continu desde el 9 al 14. La marcha retrgrada segn Bulnescansara a la tropa, maltratara a los caballos y retardara las operacio-nes urgentes sobre el usurpador; entre tanto podan discutir sobre elmodo de destruir de consuno a ese usurpador. Porras a nombre deOrbegoso responda que buscara a Santa Cruz all donde estaba, que el

    Per libre no haba solicitado el auxilio chileno, que su territorio habasido violado, que con el reembarco en nada se comprometa la campaa,pues Santa Cruz se hallaba en el sur del Per o en Bolivia.

    219

    El 13 Bulnes tuvo una entrevista con Nieto en Chacra de Cerro. Nie-to dice que l prometi que conseguira permiso para que el ejrcito chi-leno pasase al sur de la capital y sin entrar en ella proporcionndoselerecursos, debindose luego pactarse los arreglos del caso; y que le ofreci

    en rehenes su esposa e hijos que podan depositarse a bordo de cualquie-ra de los buques de la escuadra y aun su propia persona.220

    El 14 sereunieron en el mismo punto dos comisionados nombrados por cadaparte: por la chilena el coronel Godoy y el seor Garrido y por la peruanael coronel Mndez y el doctor Villarn. Las negociaciones parecieronfelices. Pero a pesar de la cortesa de Villarn, Garrido mostrse hosco.Villarn lleg a decir a Godoy: Este hombre, seor coronel, hace unmalsimo negociador: aqu estamos confundiendo los verdaderos intere-

    ses de los pueblos con los de dos intrigantes. Gamarra no es conocido deUds.: lo que l quiere es volver a mandar.

    221

    Segn una informacin oficial publicada por el gobierno deOrbegoso despus de recprocas protestas de paz, amistad y buena feque hicieron los comisionados por parte del gobierno del Per y del jefedel ejrcito expedicionario de Chile, pretendieron stos entablar luegouna negociacin sobre los trminos en que deba abrirse la campaacontra Santa Cruz. Los peruanos se negaron a ello mientras no se resol-viese el punto de la satisfaccin que exiga su gobierno por la violacindel territorio. Al fin de un largo debate se convino en que el ejrcito expe-

    219 Plasencia,Diario,Correspondencia oficial y confidencial que se ha jirado desde que elEjrcito Restaurador pis el suelo de Ancn hasta su entrada en la capital, XVIaXVIII.

    220 Nieto, Memoriascit., p. 40.221 Godoy, manifiesto cit.

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    dicionario reembarcase un pequeo cuerpo pudiendo entonces el restomarchar por tierra sin entrar en la capital y acantonarse en un punto queno distase menos de cinco leguas de Lima para tomar luego su direccin

    al sur. Luego, los chilenos despus de pedir proposiciones, escribieronun manuscrito que fue redactado en forma de artculos y como basessobre la Convencin. Deca as:

    1 El general en jefe del Ejrcito Restaurador reconoce al actual go-bierno del Per.

    2 El general en jefe declara que al desembarcar las tropas de su man-do no tuvo nimo de violar el territorio peruano; y su S. E. el pre-

    sidente del Per declara al mismo tiempo que cuando en los ac-tos oficiales de su administracin ha manifestado un carcter hos-til a Chile no ha sido por irrogarle una ofensa sino por haber des-conocido de un modo directo la poltica franca y leal del gobier-no de Chile respecto a la guerra declarada al general Santa Cruz.

    3 El general en jefe promete no intervenir en ninguno de los actosdel gobierno del Per.

    4 El gobierno del Per y el general en jefe se comprometen a hacerla guerra al general Santa Cruz hasta que la nacin peruana que-de enteramente libre de las armas del usurpador y hayan cesadolos motivos que puedan hacer temer una nueva ocupacin de sustropas.

    5 El gobierno del Per se compromete a proporcionar al EjrcitoRestaurador y escuadra sin cargo alguno al de Chile, los recur-sos de todo gnero que hayan menester para las operaciones de

    la campaa; debiendo empezar a correr por cuenta del expresadogobierno los gastos originados por el ejrcito desde el da de sudesembarco.

    6 El sueldo de los soldados, cabos y sargentos ser el mismo quedisfrutan las tropas peruanas.

    7 Los sueldos de jefes, oficiales y empleados del ejrcito y la escua-dra, sern los mismos que gozan en el Per los de sus respectivasclases y el pago de ellos correr por cuenta del gobierno del Perdesde el da que zarp la expedicin de Valparaso.

    8 El gobierno del Per queda obligado a pagar el valor de los trans-portes que han conducido la expedicin en la misma forma que seha obligado el gobierno de Chile por las contratas de fletamento.

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    9 El gobierno del Per se obliga a transportar de su cuenta a Chileel ejrcito cuando se haya terminado la campaa.

    10 El general en jefe del ejrcito se obliga a poner a disposicin del

    gobierno del Per la barca Santa Cruz y el bergantn Arequipeo.11 El ejrcito de Chile ser mandado por su actual general o el que

    en adelante nombrase su gobierno y el del Per por el que ahorale manda o el que nombrase el gobierno de esta Repblica. Si am-bos ejrcitos hubiesen de obrar unidos estando presente el Presi-dente de esta Repblica sern mandados por l; mas no estandosern mandados por el general en jefe del Ejrcito Restaurador.

    12 La escuadra de Chile y la del Per obrarn bajo las rdenes de

    sus respectivos jefes; pero si obrasen unidas tomar el mando elde mayor graduacin.

    13 El plan de campaa que debe seguirse en la presente guerra seracordado por S. E. el Presidente y el general en jefe del ejrcito deChile.

    14 Los peruanos que han venido con el ejrcito de Chile sern resti-tuidos a sus empleos militares y civiles quedndole al gobierno

    la facultad de destinarlos del modo que halle por conveniente.15 No estando en las facultades del general en jefe entrar en otrospuntos adems de los contenidos en el presente convenio, los go-biernos del Per y Chile entablarn, cuando lo crean convenien-te, las negociaciones necesarias para fijar de un modo estable lasrelaciones de ambos pases.

    Un artculo adicional peda salvoconducto para mudar de campo

    porque no tena el ejrcito chileno con qu comer.Los comisionados del Per ocuparon casi cinco horas en las pro-

    posiciones 5.a, 6.

    a, 7.

    a, 8.

    ay 14.

    a. En cuanto a esta, el gobierno peruano

    haba dictado ya un decreto y se preparaba a otro; no se le considernecesario. Los comisionados peruanos ofrecieron obtener subsistenciaspara el ejrcito expedicionario; y pretendieron enmendar o cambiar di-chas clusulas 5.

    a, 6.

    a, 7.

    ay 8.

    a, pero se les repuso que ni el mismo general

    en jefe chileno estaba autorizado para ceder en lo menor sobre el conteni-do de ellas.

    222Como se ha visto, se referan al suministro de recursos

    para el Ejrcito Restaurador durante la campaa y al pago de sus suel-dos y de los transportes desde Valparaso.

    222 El Redactor Peruano,N. 9 de 16 de agosto.

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    19. Ruptura de las negociaciones

    Haba sin embargo algunas esperanzas de nuevas reuniones y de llegar

    a un acuerdo. Por qu no se lleg a l ? Nieto dice que Garrido, sininstrucciones para ello, convirti el memorndum trascrito en ultim-tum. Godoy dice que Gamarra secretamente orden que una partida deemigrados al mando de su adicto Lopera clandestinamente salidos delcuartel general tomara medidas de extorsin. (A algunas medidas vio-lentas dio lugar, por otra parte, la situacin de los soldados chilenos. Lasacequias que conducan agua a su campamento eran cegadas; vendedo-res de frutas nocivas que el calor y la sequedad hacan ms apetecibles

    introducan la diarrea; los hospitales se llenaban.) Cartas de Gamarra aLima, dice Godoy tambin atacaban a Orbegoso y hacan sospechar de labuena fe de los chilenos.

    223Lo cierto es que, el 14, Porras a nombre de

    Orbegoso, con excesiva precipitacin declar rotas las hostilidades por-que ya no era posible la ilusin de paz despus que invadido el territo-rio se comete el vandalaje ms escandaloso sobre los pacficos vecinos,se toman sus propiedades con descaro y no se guarda la menor conside-

    racin a un pueblo que por s slo ha destrozado sus cadenas.

    224

    20. Bifurcacin de los peruanos venidos de Chile

    Aceptado el rompimiento, el jefe del Estado Mayor del Ejrcito Restaura-dor cit a los jefes y oficiales que se hallaban en el campamento y habin-doles ledo la nota de Orbegoso y explicndoles sus antecedentes propu-

    so que eligiesen entre hacer la guerra en las filas del Ejrcito Restaurador223 Godoy, manifiesto cit.224 Plasencia XVIII, El Redactor Peruano,N. 8 de 14 de agosto de 1838. Nos impona

    Chile dice Orbegoso las ms humillantes condiciones ofrecindonos su alianza queno queramos ni necesitbamos, que nos degradaba aceptndola y que maleaba nuestracausa. Nos exiga por la fuerza la obligacin de hacer la guerra al general Santa Cruzcuando ste no haba manifestado la intencin de oponerse con las armas a la satisfaccinde nuestros votos y deseos y cuando a mayor abundamiento, no tena los medios ni lacapacidad suficiente para emprender una lucha contra el torrente de la opinin... Exiga

    fuertes sumas por abono de sueldos y gastos de trasporte sin que a la mirada menosperspicaz se ocultase la magnitud de las pretensiones que seguiran si el gobierno en sudebilidad ceda complacindolo. La idea de sustituir una dominacin por otra erainsoportable cuando el mismo general Santa Cruz acababa de darnos una seversimaleccin demostrndonos que los auxiliares son aciagos... Cierto es que si yo hubieraaceptado sus propuestas me habra engrandecido y elevado personalmente lo que no eradudoso consiguiera auxiliado por las armas chilenas. Pero no era mi inters personal elque debiera impulsarme. (Memorias inditas cit., p. 62).

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    o tomar otro partido. La mayora adopt el primero y fue destinada:Gamarra, comandante general de la divisin de reserva; La Fuente, pri-mer jefe de vanguardia; Castilla, su 2; Plasencia al Estado Mayor; Torrico,

    primer comandante de la columna de cazadores; Deustua, 2 de la mis-ma; Laiseca, comandante accidental del batalln Valdivia; Lerzundi,agregado al escuadrn Lanceros.

    225

    Nueve peruanos se separaron de la expedicin restauradora ale-gando que el ejrcito chileno haba venido a combatir con Santa Cruz ysus secuaces, pero no con los peruanos ni con su gobierno nacional delos cuales ms bien deban ser aliados; y considerando que Bulnes obra-ba aconsejado por peruanos que no distinguan con claridad los intere-

    ses patrios y sus particulares intereses. Entre estos nueve estaban donFelipe Pardo y Aliaga, el coronel Manuel Ignacio Vivanco, don AndrsMartnez, los coroneles Juan Francisco Balta y Juan Antonio Ugarteche,los hermanos Viveros, Basagoitia.

    226

    El grupo de disidentes se retir al lugar llamado Copacabana.Qued pues este manpulo en una situacin singular. Sus compae-

    ros de viaje los miraban de reojo vindolos por lo menos reprobar tcita-

    mente su conducta; los chilenos les tenan prevencin y saa igualessin que fuese posible explicarles que no eran Pardo y sus compaerosquienes haban faltado a sus obligaciones hacia Chile en los compromi-sos entre peruanos y chilenos para la empresa de la Restauracin.Orbegoso y quienes lo secundaban acogieron con entusiasmo la noticiade esta separacin; pero se trataba de viejos enemigos polticos suyosque, por lo dems, no pasaron a engrosar sus filas. Por otra parte, SantaCruz ofreci a Pardo, como ya lo haba hecho en ocasiones anteriores, un

    puesto eminente en el gobierno de la Confederacin, que Pardo no acep-t. A Vivanco le fue ofrecido el Ministerio de Guerra de Gamarra y seneg abiertamente.

    227A los chilenos estaban unidos Pardo y sus amigos

    por la amistad y el reconocimiento y a los peruanos por el nacionalismo.Por eso no actuaron en la guerra que concluy en Gua.

    A reflexiones irnicas a fuer de ser paradojales debironse entregarentonces Pardo y sus compaeros. Pardo, sobre todo, y Vivanco, haban

    225 Plasencia, Diario Militar,p. 9.226 Poesas y escritos en prosa de don Felipe Pardo, Pars, 1860. Imp. de los Caminos de

    Hierro, prlogo con noticia biogrfica por Manuel Pardo, pp. XXIy XXII. Don FelipePardo y Aliaga en Chile, por B. Vicua Mackenna, en Revista Chilena de Historia yGeografa,tomo XV, N. 19, 3.er trimestre de 1915.

    227 Pardo a Ramn Rosas, carta de 31 de agosto de 1838. Citada por Vicua Mackenna.(Revista mencionada.)

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    sido acaso los ms eficaces agentes para decidir a Portales en la guerracontra Santa Cruz; y el fruto de sus trabajos eran ahora la soledad, elaislamiento, la amargura. Entonces, como tantas otras veces, debieron

    sentir la ausencia de su amigo Portales que si bien no se notaba en lapoltica chilena, los haba privado de un apoyo que adems de decisivohubiera sido leal y permanente. Quin hubiera podido sospechar todoesto, dos aos antes, cuando ellos manejaban casi toda la poltica contrala Confederacin, cuando Gamarra era vilipendiado pblicamente porel gobierno chileno y Bujanda, el agente de Gamarra, como otrosgamarristas ms, despechados iniciaban su traidor acercamiento a San-ta Cruz! El mundo al revs: Orbegoso dando el grito de libertad contra

    los bolivianos! Gamarra dominando a los chilenos! En los sucesos y enlos hombres del Per el absurdo resultaba consuetudinariamente entro-nizado. Todo era posible, todo era cambiante.

    As, apenas pisaron tierra peruana Gamarra, Pardo y Vivanco semarc la separacin entre el viejo caudillo retrechero y los jvenes ilusos.El manpulo de Vivanco surgido en 1836 en las antecmaras de Portales,triunfante en la primera expedicin restauradora pues La Fuente fue tan

    slo su pantalla, esbozaba ahora de antemano su postura oposicionistacontra la segunda preponderancia de Gamarra, con quien colaborara ensu primer gobierno en posiciones subalternas dada su juventud. Laguerra civil est decretada an para despus de la cada de Santa Cruz,haba dicho Bujanda cuando l y los suyos fueron eliminados de la pri-mera expedicin restauradora. No Bujanda que a esas horas estaba aca-so riendo a carcajadas en el infierno a donde haba ido a dar (menoscandente cualquier infierno que su alma atormentada y convulsa de bi-

    gardo) sino cualquiera poda decir ahora tambin lo mismo pero con ladiferencia de que los gobiernistas de 1837 eran los rebeldes y viceversa.

    21. Reflexiones sobre la guerra entre loschilenos y un grupo de emigrados peruanos

    contra Orbegoso y las fuerzas del Estado Norperuano

    El 14 de agosto fue pues declarada la ruptura de las hostilidades.Hipotticamente, el tratado entre Bulnes y Orbegoso o, mejor dicho, entreel Ejrcito Restaurador y el Estado Norperuano hubiera sido muy fcil.Haba un acuerdo sobre un punto: eliminar a Santa Cruz de la escenapoltica peruana, destruir la Confederacin Per-Boliviana. Lo dems:

  • 7/26/2019 El Peruanismo Anti Boliviano y Antichileno

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    colocacin del ejrcito chileno, acuerdo sobre el futuro para consumarlos propsitos comunes dependan de la buena fe con que se actuara.

    Pero no hubo buena fe. Los historiadores chilenos han pretendido

    presentar a Orbegoso como manejado ocultamente por agentes de SantaCruz. El historiador Bulnes antes de referirse a las hostilidades entreambos ejrcitos llega a exhibir como comprobante las cartas entre Olaetay Nieto que, en verdad, slo pueden ser consideradas como posteriores adichas hostilidades, pues la respuesta de Nieto es de fecha 20 de agosto.Omite en cambio la actitud de Orbegoso ante Otero, el general encargadodel mando de las fuerzas bolivianas en marcha para Bolivia. Otero des-de Tarma se dirigi a Orbegoso dicindole que apenas haba sabido la

    conducta aleve de los chilenos y las proclamas de Orbegoso indicandoque no haba lugar a ningn avenimiento, le ofreca el auxilio de la divi-sin boliviana para rechazar la agresin in