El Principio Esperanza en Ernst Bloch

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Alejandro Antúnez Olguín 5-A “EL PRINCIPIO ESPERANZA EN ERNST BLOCHBloch desarrolla durante toda su vida el momento crítico positivo del proyecto de liberación. El se sitúa exactamente en el momento positivo del proyectar las alternativas posibles, todavía no realizadas. Todo comienza con el contenido material. Yo soy. Nosotros somos. Esto es suficiente. Ahora tenemos que comenzar. En nuestras manos se nos ha dado la vida. El tema inicial es la vida, es El principio esperanza. Después se encuentra la conciencia anticipadora, la fundamentación. Todos nacemos y estamos vivos, también por el hecho de estar vivos tenemos pulsiones, ningún ser vivo se escapa de esto. El ser ético humano delimita su ámbito de realidad desde su ser vivo y por el hecho de que “se nos ha dado la ida”, debemos vivir. Hay que destacar que Bloche analiza la estructura pulsional, afectiva y la articula a la racionalidad de un futuro posible, que por el lado negativo habla de las carencias materiales y por el lado positivo de la alternativa afirmativa que se crea para superar el presente insoportable. Cuando la víctima es explotada y oprimida siente hambre y tratará de buscar comida por varios medios, pero no es sólo el hambre, sino es un no frente al mal existente y un si a la situación mejor imaginada, y esto se convierte en la víctima en el interés revolucionario. Esto es la esperanza, esperar estar-en-la-satisfacción de un sistema futuro donde sea la víctima participante pleno con toda su comunidad oprimida. Bloch sitúa trans-ontologicamente el contenido positivo de la pulsión de esperanza. La esperanza es ese apetito por un horizonte al que sólo tienden los no-satisfechos. El apetito de la víctima hacia un proyecto futuro es la esperanza como pulsión trans-ontologica. Los impulsos se expresan en primer lugar como aspiración. Si la aspiración es sentida se transforma en anhelo. Ese anhelo cuando fija su dirección es un buscar algo: un instinto. La pulsión instinctual por el objeto se denomina necesidad. Cuando el impulso es sentido decimos que son pasiones o afectos. El desear es un apetecer o afecto humano que tiende hacia una imagen de la que el deseo esboza su contenido. La representación de lo que se desea se presenta como lo que satisface: las representaciones incitan al deseo en la misma medida en la que lo imaginado, presentido, promete realización. Pero el desear lo imaginado no es el querer, el querer le añade al mero desear la voluntad de estar decidido a obrar desde el preferir. Lo que está detrás y en profundidad de toda pulsión es el cuerpo individual viviente. El hambriento espera poder comer hoy día; en el hambre se anidan los afectos de la espera como sueños diurnos de una vida mejor. Los sueños son el ámbito de la anticipación contra fáctica de la satisfacción de los deseos. Soñamos con algún día satisfacer nuestros deseos. El hambriento desde salir de su negatividad. Para esto, hay que crear un nuevo orden, esto es la función utópica. Es poner a la razón ético-crítica pero desde una posición positiva: es necesario crear un escenario inexistente cuyas determinaciones constitutivas son en positividad la negación de la negatividad de la víctima. Los sueños diurnos de las víctimas son conscientes, abiertos, racionales, por esto Bloch integra lo que el llama corriente fría y corriente cálida. La corriente fría es la que nos evita caer en la imagen final como ilusión;

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Reflexión del pensamiento de Ernst Bloch en la Ética de la liberación

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Alejandro Antúnez Olguín5-A

“EL PRINCIPIO ESPERANZA EN ERNST BLOCH”

Bloch desarrolla durante toda su vida el momento crítico positivo del proyecto de liberación. El se sitúa exactamente en el momento positivo del proyectar las alternativas posibles, todavía no realizadas. Todo comienza con el contenido material. Yo soy. Nosotros somos. Esto es suficiente. Ahora tenemos que comenzar. En nuestras manos se nos ha dado la vida. El tema inicial es la vida, es El principio esperanza. Después se encuentra la conciencia anticipadora, la fundamentación. Todos nacemos y estamos vivos, también por el hecho de estar vivos tenemos pulsiones, ningún ser vivo se escapa de esto. El ser ético humano delimita su ámbito de realidad desde su ser vivo y por el hecho de que “se nos ha dado la ida”, debemos vivir. Hay que destacar que Bloche analiza la estructura pulsional, afectiva y la articula a la racionalidad de un futuro posible, que por el lado negativo habla de las carencias materiales y por el lado positivo de la alternativa afirmativa que se crea para superar el presente insoportable.

Cuando la víctima es explotada y oprimida siente hambre y tratará de buscar comida por varios medios, pero no es sólo el hambre, sino es un no frente al mal existente y un si a la situación mejor imaginada, y esto se convierte en la víctima en el interés revolucionario. Esto es la esperanza, esperar estar-en-la-satisfacción de un sistema futuro donde sea la víctima participante pleno con toda su comunidad oprimida. Bloch sitúa trans-ontologicamente el contenido positivo de la pulsión de esperanza. La esperanza es ese apetito por un horizonte al que sólo tienden los no-satisfechos. El apetito de la víctima hacia un proyecto futuro es la esperanza como pulsión trans-ontologica.

Los impulsos se expresan en primer lugar como aspiración. Si la aspiración es sentida se transforma en anhelo. Ese anhelo cuando fija su dirección es un buscar algo: un instinto. La pulsión instinctual por el objeto se denomina necesidad. Cuando el impulso es sentido decimos que son pasiones o afectos. El desear es un apetecer o afecto humano que tiende hacia una imagen de la que el deseo esboza su contenido. La representación de lo que se desea se presenta como lo que satisface: las representaciones incitan al deseo en la misma medida en la que lo imaginado, presentido, promete realización. Pero el desear lo imaginado no es el querer, el querer le añade al mero desear la voluntad de estar decidido a obrar desde el preferir.

Lo que está detrás y en profundidad de toda pulsión es el cuerpo individual viviente. El hambriento espera poder comer hoy día; en el hambre se anidan los afectos de la espera como sueños diurnos de una vida mejor. Los sueños son el ámbito de la anticipación contra fáctica de la satisfacción de los deseos. Soñamos con algún día satisfacer nuestros deseos. El hambriento desde salir de su negatividad. Para esto, hay que crear un nuevo orden, esto es la función utópica. Es poner a la razón ético-crítica pero desde una posición positiva: es necesario crear un escenario inexistente cuyas determinaciones constitutivas son en positividad la negación de la negatividad de la víctima.

Los sueños diurnos de las víctimas son conscientes, abiertos, racionales, por esto Bloch integra lo que el llama corriente fría y corriente cálida. La corriente fría es la que nos evita caer en la imagen final como ilusión; es la que cumple los cometidos del momento científico en el que hay que decontruir críticamente el sistema de opresión, y en el que también analíticamente hay que descubrir la factibilidad de lo posible. La corriente cálida por su parte es la que mueve a las víctimas hacia la utopía posible, es la esperanza. De lo que se trata no es de una posibilidad puramente formal sino de lo posible real objetivo. La transformación de la realidad de la opresión, a partir de la utopía esperada y bosquejada, es un proceso práctico material, con contenido, donde la posibilidad que ha sido elaborada teóricamente, se ha convertido así en cosa para nosotros.

El sueño diurno es seguido del análisis de las imágenes deseadas en el espejo. Es la utopía alienada del sistema dominador. Lo que causa dolor debe ser suprimido. Es lo intolerable lo que no deja vivir. Es un deber ético, porque la vida nos ha sido dada y por ello somos responsables de vivirla y dejar vivirla por todos.

Resumiendo, vimos: a) lo verdadero-satisfactor (materialidad de la vida humana); b) lo valido intersubjetivamente; c) lo factible; y esto en su conjunto constituyen d) lo bueno. No es bueno sólo lo apetecido u objeto de la esperanza. Lo utópico posible para la víctima debe cumplir con las tres determinaciones indicadas para ser el bien futuro al que se tiende.