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    IGNACIO BURGOA ORIHUELADOCTOR EN DERECHO Y MAESTRO EMRITO DE LA UNIVERSIDAD

    NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    EL PROCESODE CRISTO

    Monografa jurdica sinptica

    Tercera edicin

    EDITORIAL PORR AAV. REPBLICA ARGENTINA 15

    . MXICO, 2002

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    Primera edicin, 2000

    Copyright @ 2002 IGNACIO BURGOA ORIHUELA BelisarioDomnguez 140, Coyoacn, Distrito Federal

    PREFACIO

    IMPRESO EN MXICOPRINTED IN MEXICO

    El tema concerniente al proceso de Cristo es universalmenteconocido. Nunca ha dejado de tener actualidad. En cadaSemana Mayor se le conmemora. Sobre l hay una abundanteliteratura que recoge diferentes ideologas religiosas, mismasque, a travs de pticas variadas, lo analizan y comentandiversamente. Mltiples insignes escritores, desde laantigedad hasta nuestros das, han elaborado enjundiosos

    estudios respecto de las cuestiones mitolgicas, sociales ypolticas que su permanente tratamiento suscita. Por estas, yotras muchas razones, suponemos que la obra que hoyemprendemos quedar inmersa, sin ninguna relevancia, en elgrandioso ocano del pensamiento humano. Sin embargo, cree-mos que, mediante ella, intentamos apreciar el procesode Jess desde el punto de vista eminentemente jurdico, sintener la osada de agregar un pice a la eclosin de ideas quesobre tan ingente tpico se han emitido, desde que se desarrolly concluy, hasta la actualidad y que con seguridad se

    expresarn en el futuro.El hombre, en el mundo de la intelectualidad, tiene siemprela inquietud de investigar lo que en su vida ha aprendido y deexternar las ideas que el estudio le ha forjado y sus reflexionesle indican. Sin ese elemento anmico el ser pensante seencerrara en el claustro del egosmo erudito que no generaningn provecho para nadie. Estas meditaciones, inherentes ala autocrtica,

    Esta edicin y sus caractersticas son propiedad de laEDITORIAL PORRA, S. A. de C. V. 6 Av. Repblica

    Argentina 15 altos, col. Centro, 06020, Mxico, DF

    Queda hecho el depsito que marca la ley

    ISBN 970-07-3845-0

    VII

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    VIII PREFACIO PREFACIOIX

    nos han impulsado a escribir el presente opsculo a sabiendasde los yerros y omisiones en que previsiblemente podamosincurrir por causa de la natural falibilidad humana. Peroindependientemente de tal factor intelectivo, nuestra emocincristiana ha sido el poderoso motor que nos ha hecho enfrentar

    los citados riesgos, coincidente con la vocacin aeja, peroactuante, que profesamos por el Derecho. Merced a talescausas, intelectuales y sentimentales, hemos decidido, conatrevimiento y audacia, emprender el tratamiento jurdico del

    proceso de Cristo, tpico sobre el cual existe valiosa literaturaque nos ha servido de sustento en tamaa empresa.

    Para quienes creemos que Jess es Dios mismo, o sea,encarnado por el Verbo Divino, y no simplemente el Mesas, esdecir, el redentor del pueblo judo ante los gentiles y sucaudillo poltico frente a la dominacin extranjera, estimamosque su proceso culmin con un deicidio. Su desarrollo debisometerse a las disposicionesurdicas coetneas a l, implicadas en el Derecho Romano y enel Derecho Hebreo. Este imperativo constituye el punto centralde las consideraciones que formulamos en la presente obra. Porende, para tratarlo, imprescindiblemente se deben estudiarambos rdenes normativos con el objeto de dilucidar si dicho

    proceso se ajust a sus mandamientos. La observancia delDerecho Romano y del Derecho Hebreo, o su violacin, es latoral cuestin que planteamos y analizamos en nuestro estudio,cuyo contenido, consiguientemente, debe reputarse a-religioso.

    En otras palabras, este planteamiento y este anlisis sonestrictamente jurdicos, con referencias, empero, a temasnecesariamente vinculados a la explicacin e interpretacin delas normas concernientes a ambos tipos de Derecho.

    Por otra parte, debemos manifestar que la elabora

    cin del opsculo que presentamos, obedeci no slo a lainquietud intelectual y a la emocin sentimental de que hemoshablado, sino a circunstancias de carcter fctico surgidas enimportantes momentos ligados a nuestra actividad acadmica.Un Jueves Santo del ao de 1968 coincidi con un programa

    radiofnico que entonces diriga mi dilecto amigo, ya finado, ellicenciado Toms Gallart, sobre temas sucesivos integrantes deuna serie denominada "La Constitucin y Usted". Tal coin-cidencia nos sugiri la idea de exponer el tema del Proceso deJess en vez de dictar una conferencia sobre la garanta deaudiencia. En dicha exposicin hablamos de las violaciones quese cometieron en tal proceso contra las disposiciones delDerecho Hebreo y del Romano. La exposicin respectiva caus

    buena impresin en el pblico audiente y se repiti el JuevesSanto del ao siguiente. Adems, la Generacin de Pos grado1983 de la Facultad de Derecho de la UNAM por conducto de

    su presidente, el doctor Jaime Miguel Moreno Garavilla,manifest vivo inters en que se tratara el Proceso de Cristo enuna grabacin audio-visual que se llev a cabo en nuestra

    biblioteca. Tal grabacin se ha difundido anualmente poralgunos canales de televisin con motivo de la Semana Santa. Sia estas circunstancias se agrega el requerimiento insistente demis hijos Mara del Carmen, Mara del Pilar, Ignacio y MaraIsabel y de mi finada esposa, la seora Pilar Llano de Burgoa,cariosamente llamada "La Pez", para que escribiera esta obra,su produccin, aunque tarda, colma sus deseos, aunque sin la

    categora con que posiblemente la concibieron.Por ltimo, debo decir que el contenido de este opsculocomprende diversos captulos, cuyos objetivos analticosataen, primordialmente, a la referencia respecto de los dosrdenes jurdicos anotados. Esta referencia,

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    x PREFACIO

    de ninguna manera significa su exhaustivo estudio, el cualrebasara el tema central del presente opsculo, mismo que,evidentemente, est sujeto a la crtica de quienes conocen conexhaustividad la vida y obra de Jesucristo como Dios y comoHombre.

    EL PROCESO DE CRISTO

    Monografa jurdica sinptica

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    CAPTULO PRIMERO

    DERECHO PENAL ROMANO

    1. OBSERVACIN

    INICIAL

    El llamado "PROCESO DE CRISTO" se desenvolvi endos juicios, a saber, el "religioso" o judo ante el Sanhedrn, yel "poltico" ante Poncio Pilato, gobernador de Judea. Porconsiguiente, el primero debi regirse por la "ley juda" y elsegundo por la "ley romana". Esta diversificacin nos obliga aestudiar separadamente una y otra con el objeto de determinarsi dichos juicios acataron o no el principio de juridicidad queexige imperativamente que todos los actos de autoridad sesometan al Derecho. Acatando la cronologa, nos referiremos

    primero al juicio religioso" y en el captulo siguiente aljuicio poltico", previa exposicin sucinta de las consi-deraciones que a continuacin formulamos.

    Cristo naci en el ao 748 de la fundacin de Roma 1 bajoel gobierno de OCTAVIO AUGUSTO que fue el primersoberano del imperio que sustituy al rgimen republicano.Este emperador (imperator) muri el ao 14 de la eracristiana, habindolo sucedido TIBERIO, quien a su vezfalleci el ao 37.2 Por consiguiente, la vida de Jess, queabarc treinta y tres aos, transcurri bajo ambosemperadores, pues la pasin y muerte

    1 Cfr.Jesucristopor Ferdinand Pratt. Tomo 1, pg. 434. 2Idem.

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    del Salvador acontecieron el ao 29 de nuestra era.3 El pas dela natividad de Jess fue PALESTINA, provincia de Judea, enun lugar llamado BELN. La mayor parte de su vida la pas en

    NAZARET DE GALILEA, perteneciente a dicha provincia,

    que estaba sometida a la dominacin romana.Los datos anteriores son de suma importancia paraconstatar, por factores de tiempo y espacio, que en los dos

    procesos aludidos con antelacin concurren separadamente lasleyes romana y juda, entre las cuales no haba interferencias, a

    pesar de que Judea, cuando Cristo fue sometido a talesprocesos, era una provincia imperial romana. Ahora bien, envirtud de que polticamente Roma tuvo tres regmenessucesivos, a saber, la monarqua, la repblica y el imperio, sedebe hacer referencia a ellas para conocer el Derecho PenalRomano con el propsito de tratar el terna de la presentemonografa.

    populo) que tena la facultad de juzgarlo. A los "duoviri" seles denominaba tambin inquisidores (quaestores). En algunoscasos graves estos funcionarios tenan la atribucinconsuetudinaria de emitir la sentencia respectiva, y cuando

    sta fuera de culpabilidad, el procesado tena el derecho deapelar ante el pueblo (provocatio adpopulum). Todo atentadocontra la respublica era castigado con la pena de muerte, cuyaejecucin se confera a los lictores.4

    La justificacin de esa irreversible pena radicaba en queel ofendido era el Estado mismo por la traicin que contra laPatria entraaba el delito poltico y que reciba el nombre de

    erduellio. Este ilcito se reputaba tan grave que poda generarla vindicta publica tomando en consideracin que su autorrevelaba "flagrante hostilidad" contra la sociedad.5

    III. LA REPBLICA. DESDE 244 HASTA L AO 27 AC.

    II. LA MONARQUA. (DESDE LA FUNDACIN DEROMA EN 753 HASTA EL AO 224 AC.)

    En este rgimen el Derecho Penal no estaba regulado porleyes positivas sino por la costumbre. Cuando se cometa unatentado contra la cosa pblica (res pblica), el delito era de

    carcter poltico, cuya persecucin corresponda a dosciudadanos (duoviri). Esta encomienda slo importaba lainstruccin del proceso y la acusacin contra el autor de dichoatentado ante el pueblo (coram

    Este rgimen se fund al ser derrocado violentamente elltimo rey romano Tarquino el Antiguo, depositndose el

    gobierno en dos cnsules investidos con el jus imperiicompartido por ambos. La administracin de justicia dej de

    ertenecerles al establecerse la institucin pretoriana. Lasunciones del pretor consistan en ejercer esta facultad, sobreodo tratndose de los delitos que se castigaban con la pena

    capital, corno los de carcter poltico. La Ley de las DoceTablas (Lex Duode

    4 Cfr. Cours de Droit Romain, tomo 1, de Charles Maynz, QuintaEdicin 1891, Paris. En esta excepcional obra, su autor, que fuera profesorde la Universidad de Lieja, estudia, con extraordinaria exhaustividad, todaslas instituciones jurdicas de Roma, desde su fundacin en 753 (a.C.), hastala muerte. de Justiniano en el ao 565 de nuestra era.

    5 ldem.

    3Idem. A propsito de la cronologa de la vida de Cristo, el citado autorormula interesantes consideraciones, destacando entre ellas la de que Jess

    naci el 25 de diciembre del ao 748 deRoma, o sea, 6 aos antes de laera cristiana, misma que, por ende, no comenz al mes siguiente de suacimiento, como vulgarmente se supone.

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    cim Tabularum) atribuy a los comicios por centurias elconocimiento de todos los crimenes sancionables con dicha

    pena. De esta manera, el pueblo, comitiatus maxi mus, ejercidirectamente la funcin judicial en materia penal. Sinembargo. a partir del siglo sptimo de la fundacin de Roma;es decir, casi al final de la repblica, se deleg el ejercicio dela mencionada funcin judicial a tribunales permanentes,llamados quaestiones per petua, que absorbieron en granmedida los juicios pblicos (iudicia publica). Respecto alSenado, que era el rgano ms pudiente y hasta hegemnicodurante el rgimen republicano, no tena ninguna jurisdiccinen cuanto a los delitos pblicos castigados con la pena demuerte, a menos que fuese autorizado por el pueblo. Existanacusadores pblicos que eran los quaestores, aun que esta

    potestad tambin se confiri a las tribunas y ediles.

    La cuestin ms relevante por lo que atae al tema monogrfico de este opsculo, concierne a la materia penal en las

    provincias romanas, ya que Judea era una de ellas. Cuando losromanos conquistaban una regin habitada por pueblos quellamaban "brbaros" (barbari), los jefes militares (duces)establecan guarniciones en los lugares ocupados,encomendndose a unpretor la tarea administrativa. A falta dereglas generales, cada provincia se rega por leyes especialesque este funcionario poda expedir en virtud de una "supuestadelegacin" que haba recibido del pueblo. Estas leyes

    provinciales estaban subordinadas a las que los rganos delEstado emitan y a los "senatus consulta". El gobernador decada provincia, que era el mismo pretor, velaba por la admi-nistracin de justicia en cuanto a la jurisdiccin penal pri-mordialmente. Tena el "derecho de vida y muerte" sobre loshabitantes de la provincia respectiva, pudiendo

    sus resoluciones impugnar se ante los "tribunos de laple-be" que representaban a la clase popular.

    Los pueblos conquistados ha estaban incorporados alpueblo romano ni tenan los derechos de los ciudadanosromanos. Estos pueblos, como e hebreo, conservaron sus leyes

    y costumbres. Sin embargo, las ordenanzas de los pretoreso gobernadores provinciales y los edictos provenientes deRoma, tenan hegemona normativa sobre las disposicioneslegales y las costumbres de cada provincia.

    IV. EL IMPERIO

    En este rgimen, coetneo a la vida de Cristo, la ad-ministracin de justicia experiment importantes cambios. La

    Ley de las Doce Tablas convirti a los comicios por centurias,

    comitiatus maximus, en tribunales penales para todos losciudadanos. Estos tribunales eran ocasionales, habindosesubstituido por tribunales permanentes. Las quaestioneserpetuae tenan competencia respecto de crmenes de

    importancia, bajo la Repblica. Las acusaciones de lesamajestad y de traicin, as como de malversacin de fondos

    pblicos, se presentaban ante el Senado, rgano que juzgabaigualmente de las acusaciones graves dirigidas contra lossenadores. El conocimiento de diversos delitos fue atribuido alos diversos prefectos con sede en Roma. El emperador

    Septimio Severo otorg a estos prefectos jurisdiccin ordinariapara todos los graves crmenes que se cometieran en Roma. Elemperador mismo tena la facultad de conocer de los negocios

    penales o de someterlos a la jurisdiccin del Senado. Elnmero de ilcitos calificados como crmenes fue aumentado

    por la legislacin. Adems, era obligacin de todo funcionariopblico perseguir,

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    en casos extraordinarios, los hechos que parecieran castigables.Bajo la Repblica se acord en ciertos casos, recompensas a losciudadanos que denunciaran a un malhechor.

    El sistema penal era muy severo. La aplicacin de la penade muerte lleg a ser frecuente, y se decretaba en los casos enque no se impusiera al delincuente la relegacin y ladeportacin, que entraaba la prdida de los derechos civiles.Los esclavos podan ser condenados a trabajos obligatorios enlas minas, as como los individuos de baja extraccin social.

    Bajo el gobierno de Augusto subsistieron los derechos delas provincias. Sin embargo, en lo que respecta a 1'1-administracin de la justicia, se permiti la subsistencia de losderechos vigentes en ellas. Sin embargo, las leyes, los senatus

    consulta, las constituciones imperiales y los edictos de losgobernadores, hicieron prevalecer la legislacin romana, lacual, no obstante, no se pudo substraer a la influencia de losderechos de los pueblos conquistados por Roma, cuyas normasformaron el jus gentium. Los gobernadores conservaron lafacultad de administrar justicia como en pocas anteriores alrgimen imperial. Su sede, llamada conventus, la tenan endiferentes ciudades de la provincia respectiva. Los go-

    bernadores provinciales, por s mismos o a travs defuncionarios subordinados, tenan la facultad jurisdiccional. Enesta ltima hiptesis, las partes interesadas en el proceso

    respectivo tenan el derecho de apelar ante el gobernador.En resumen, tratndose de las provincias, sus gobernadores

    nombrados por el emperador o por el Senado, estabaninvestidos con la potestad de homologar las sentencias que

    pronunciaran los tribunales locales cuando en ellas seimpusiese la pena de muerte. En este

    caso el gobernador romano deba de revisar el procesocorrespondiente para determinar la homologacin, misma quese negaba cuando de dicha revisin resultaran graves

    anomalas procesales.6

    6 El bosquejo contenido en este captulo sobre el Derecho PenalRomano es la sntesis muy apretada de las ideas de diferentes autores y obrasales como Charles Maynz, Ren Foignet, M. Orto

    ln, Gastn May, J. P. Molitor, y Digesto del emperador Justinianoe Institutas de Gayo.

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    CAPTULO SEGUNDO

    DERECHO PENAL HEBREO

    I. CONSIDERACIONES

    PREVIAS

    En el ao 63 a.C., Pompeyo toma la ciudad deJerusaln en nombre de Roma. Sin embargo, la monarqua juda

    no se destruy, pues bajo el poder romano siguierongobernando Hircono 11, Antgono y Herodes el Grande, cuyo

    perodo comprendi los aos 37 a 4 anteriores a la era cristiana.Desde el ao 6 a. de C. Judea fue regida por los procuradoresromanos entre quienes destaca Poncio Pilato por ser uno de los

    protagonistas ms relevantes en relacin al tema de la presentemonografa.

    Ya hemos afirmado que como provincia imperial Judeagoz de autonoma frente a Roma. Conserv su organizacin

    poltico-religiosa, sus leyes, sus costumbres y la jurisdiccin de

    sus tribunales. Tal autonoma, que no independencia, concernaa su rgimen interior sin intervencin del poder romano, elcual slo se ejerca en los casos de las sentencias de muerteque pronunciaran sus jueces individuales o colegiados, puesestas resoluciones deban ser homologadas por el pr()curadornombrado por el emperador (caesar). En cuanto a los delitosque pudieren llamarse "del orden comn" su conocimientoincumba a los rganos judiciales vernculos. nicamente enlos "delicta pblica" que afectaran al Estado

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    romano tena ingerencia dicho procurador o gobernadorprovincial.

    Esta dualidad de competencia ocurri en el caso de Jess,ya que fue acusado, segn hemos dicho, por "delitos religiosos"

    y "delitos polticos". De esta circunstancia se deduceclaramente que el proceso contra el Salvador se bifurca en dosuicios autnomos que se desarrollaron respectivamente ante el

    SANHEDRN y el procurador o gobernador PONCIOPILATO.

    En el captulo anterior trazamos, en rasgos muy generales ysomeros, el sistema jurdico penal romano. En la presenteocasin, y con las mismas modalidades, nos referiremos alsistema jurdico penal hebreo o judo.

    como tipificacin delictiva, o sea, la prevencin de diversosdelitos. 7

    En cuanto alDerecho Penal Adjetivo, el proceso debanormarse por diversos principios que eran los siguientes,

    previstos en los libros bblicos ya citados:a) El de publicidad, en el sentido de que los tribunales

    deban actuar frente al pueblo y especialmente el SANHEDRNque se reuna en un recinto llamado GAZITH.

    b) El de diumidad consistente en que el procedimientoudicial no deba prolongarse despus del ocaso, es decir, de la

    puesta del Sol.c) El de amplia libertad defensiva del acusado.d) El de escrupulosidad en el desahogo de la prueba

    testimonial de cargo y de descargo, sin que valiesen lasdeclaraciones de un solo testigo.

    e) El deprohibicinpara que nuevos testigos depusieranII. DERECHO SUSTANTIVO YADJETIVO

    En Judea las leyes eran simultneamente religiosas yurdicas. Se contenan en el Antiguo Testamento o Biblia. Su

    fundamento era el Declogo, es decir los Diez Mandamientosque, se afirma, fueron ordenados por DIOS o JEHOV al

    pueblo hebreo, por mediacin de Moiss, quien los recibi en elMonte Sina. Tales mandamientos entraaban normas rectorasde la conducta del hombre frente al Ser Supremo (religiosas),

    as como del comportamiento de los hombres entre s y frente ala sociedad. Es ms, el Declogo era la fuente principal delDerecho Penal Hebreo, ya que su violacin no solamenteimplicaba una ofensa a Dios sino al mismo pueblo judo.Igualmente, este Derecho deriv de los cinco libros que formanel Pentateuco y que los hebreos denominaron Torah o Ley,siendo tales libros el Gnesis, el Exodo, el Levtico, los

    Nmeros y el Deuteronomio. En ellos se encuentra lo quemodernamente se conoce

    7 Tales eran:Homicidio: "El que hiere a un hombre querindole matar, muera

    de muerte". (Exodo, Cap. XXI, ap. 12).Lesiones graves: "El que hiere a su padre o a su madre, muera

    de muerte". (ldem, ap. 15).Ley del Talin: "Ojo por ojo, diente por diente, mano por mano,

    ie por pie". (ldem, ap. 24).Estupro: "Si alguno engaare a una doncella todava no desposada, y

    durmiere con ella, la dotar y tomar por mujer". (ldem, Cap. XXII, ap. 16). .Bestialidad: "El que tuviere coito con bestia, muera de muer

    e". (Idem, ap. 19).Usura: "Si dieres prestado a mi pueblo pobre, que mora contigo, no le

    apremiareis como un recaudador, ni le oprimirs con usuras". (ldem, ap. 25).

    Falsedad en declaracin: ... (Cap. XXIlI, ap. 1 y 2).Soborno: (ldem, ap. 8).

    Adulterio: (Levtico, Cap. XVIII, ap. 20).Blasfemia: (ldem, Cap. XXIV, ap. 16). Testigos falsos: (Deuterono

    io, Cap. XIX, ap. 15 a 21).Profanacin del sbado: (Nmeros, Cap. XV, apartados 32 a 36).

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    contra el acusado una vez cerrada la instruccin delprocedimiento.

    f) El de sujecin de la votacin condenatoria a nuevarevisin dentro del trmino de tres das para que gene-rara la sentencia en caso de' corroborarse.

    g) El de inmodificabilidad de los votos absolutorios en lasusodicha nueva votacin.

    h) El de posibilidad de presentar pruebas en favor delcondenado antes de ejecutarse la sentencia.

    i) El de Invalidez de las declaraciones del acusado si nofuesen respaldadas por alguna prueba que se rindiese enJUICiO.

    j) El de Aplicacin a los testigos falsos de la pena con quese sancionaba el delito que denunciaran.

    Adems de respetarse los citados principios, en el rgimen

    udicial hebreo los jueces deban 'Juzgar con justo juicio" sininclinarse en favor de ninguna de las partes y sin aceptarddivas "que ciegan los ojos de los sabios y trastornan las

    palabras de los justos", obligndose a administrar justicia conrectitud. 8

    que Moiss ya haba escogido varias personas de consumadapiedad y rectitud para que le ayudaran en la decisin de lascausas y que Dios las inflam con su espritu a efecto de quecon su consejo condujeran al pueblo por los senderos de lareligin y de la justicia. En consecuencia, por su origen divino,

    ese grupo de setenta ancianos y maestros en la ley, llamadoSANHEDRN, se reput como el "Tribunal de Jehov", cuyasresoluciones tenan el rango de "fallos de Dios". Conoca de losdelitos graves que, como la blasfemia eidolatra, se castigabancon la pena de muerte, cuyo decreto, segn dijimos en elcaptulo anterior, deba ser homologado por el gobernadorromano.

    III. EL SANHEDRN

    Este rgano era el "tribunal supremo del pueblo judo". Seafirma que se cre en el siglo II antes de Cristo, aunquetambin se sostiene que sus orgenes se remontan a la poca de

    Moiss. En el libro deLos Nmeros del Antiguo Testamento seprevi su institucin por mandamiento divino. El textorespectivo es el siguiente: " Y el Seor le dijo a Moiss: rene a

    setenta hombres de los ancianos de Israel a quienes tuconozcas, que sean ancianos del pueblo y sus rectores, yllvalos al Tabernculo y comparezcan all contigo".9 As, seasevera

    8 Deuteronomio, Cap. XVI, apartados 18, 19 Y 20, 9Captulo XI, apartado 16.

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    CAPTULO TERCERO

    EL PROCESO DE JESS ANTEEL SANHEDRN

    l. OBSERVACIN

    PREVIA

    Cristo 10 no fue un revolucionario poltico. No vino al

    mundo terrenal para liberar al pueblo judo de la dominacinromana. No perteneci al grupo rebelde de los "zelotes", enque prominentemente figuraba Judas Iscariote. Fue unrenovador espiritual de la Humanidad y un redentor de los

    pecados de los hombres como enviado de Dios. Para nosotroslos cristianos es idntico al Ser Supremo en la conceptuacinaristotlica. No fue, ni es, simplemente un profeta ni un meromecas como personaje representativo del Altsimo. Fue y es,en una palabra, el Hijo de Dios.

    Tampoco Cristo pretendi abolir la '''fhora'' o ley juda,llamada tambin "ley mosaica" o "ley de los profetas", Es

    ms,. a sta la invocaba para apoyar el mejoramiento humanoy convertido en "ley universal, catlica y ecumnica", paratodos los hombres de la Tierra. Al

    10 Cristo es el sustantivo que se aplica a Jess. La palabra significa "ElUngido" como hijo de Dios hecho Hombre, a quien tambin se designa como

    Jess, elMesas, elRedentor, el Salvador y elNazareno. Estas equivalenciasiguran en la abundantsima literatura que a travs de los siglos se ha escrito

    sobre El. La implicacin de tales designaciones obedece a su actuacin vitala su telos trascendente para la Humanidad.

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    respecto, es pertinente evocar las palabras del Salvador: "Nopensis que he venido a abrogar la ley de los profetas, sino adarle cumplimiento".1l Como dice el eminente FERDINAND

    PRAT, S. J. "Considerado el Antiguo Testamento bajo susdiversos aspectos, era una Revelacin, una Profeca, una Moraly un Ritual. El Hijo de Dios no viene a destruir todo eso, sino a

    perfeccionarlo, con la misma autoridad soberana que loestableci; aclara y completa la Revelacin antigua, compuestade luces y de sombras; verifica las Profecas que anunciaban suvenida y su Reino; perfecciona la Ley Moral y le infunde y leinfundi un espritu nuevo".12

    Corroborando las brillantes consideraciones de tandistinguido escritor jesuita, el mismo Cristo se dirige a losudos en los trminos siguientes: '

    "Habis odo que se dijo a vuestros mayores: no matars;quien matare obligado quedar a juicio.

    "Mas Yo os digo: que todo aqul que se enoja con suhermano, obligado ser a juicio; y quien dijere a su hermanoraca (loco), obligado ser a concilio: y quien le dijere insensato(nabal-impo), quedar obligado a la gehenna del fuego.

    "Habis odo que fue dicho a los antiguos: no adulterars."Pues Yo os digo que todo aqul que pusiere los ojos en

    una mujer para codiciarla, ya cometi adulterio en su corazncon ella.

    "Adems, habis odo que se dijo a los antiguos: noerjurars, mas cumplirs al Seor tus juramentos.

    "Pero Yo os digo que de ningn modo juris, ni por elcielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es la

    peana de sus pies; ni por Jerusaln, por

    que es la Ciudad del gran Rey. Ni jures por tu cabeza, porqueno puedes hacer un cabello blanco o negro; mas vuestro hablarsea: s, s; no, no. Porque lo que excede de esto, de mal

    procede."Habis odo que fue dicho: ojo por ojo, y diente pordiente.

    "Mas Yo os digo que no resistis al mal: antes si alguno tehiriere en la mejilla derecha, ofrcele tambin la otra. Y a quienquiera armarte pleito para quitarte la tnica, djale tambin lacapa. Y al que te forzare a ir cargado mil pasos, ve con l otrosdos mil ms. Da al que te pidiere: y al que te quiera pedir

    prestado, no le vuelvas la espalda."Habis odo que fue dicho: amars a tu prjimo, y

    aborrecers a tu enemigo.

    "Mas Yo os digo: amad a vuestros enemigos; haced bien alos que os aborrecen; y rogad por los que os persiguen ycalumnian: para que seis hijos de vuestro Padre, que est enlos cielos: el cual hace nacer su sol sobre buenos y malos y quellueva sobre justos y pecadores. Porque, si amis a los que osaman, qu recompensa tendris? No hacen tambin lo mismolos publcanos? Y si saludareis tan solo a vuestros hermanos,qu hacis de ms? No hacen esto mismo los Gentiles?"13

    Es precisamente el perfeccionamiento o comple-mentacin de la Thora lo que constituy la causa fundamentaldel proceso de Cristo ante el Sanhedrn, pues los fariseos,

    levitas y doctores de la ley lo reputaron como sedicioso,enemigo de los profetas y adversario del pueblo hebreo. Poresta circunstancia nos hemos permitido en esta monografarecordar aspectos sobresalientes del pensamiento del Salvador.

    11Mateo. Cap. V, ap. 17.12jesucristo, tomo 1, pgs. 244 y 245. 13Mateo. Cap. V, apartados 21 a 47.

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    18 IGNACIO BURGOA ORlHUELAEL PROCESO DE CRISTO 19

    II. SOMERA SEMBLANZA DE LADOCTRINA DE CRISTO

    La doctrina de Jess confirma la causa de su proceso. Seencuentra expuesta en el Sermn de la Montaa a travs de las

    Bienaventuranzas. Segn el autor citado, Cristo se dirige a susdiscpulos y a todos sus seguidores "levantando sus ojos alcielo, para dar a entender que su doctrina vena de lo Alto"14 ymanifestando en su Sermn lo siguiente:

    a)Bienaventurados los pobres de espritu, porque de elloses el reino de los cielos. El "pobre de espritu", como afirmaFerdinand Prat, "es el hombre indefenso y juguete de la tiranade los poderosos".15 Por tanto, no es el mentecato, el tonto oel idiota, como generalmente se cree.

    b)Bienaventurados los mansos, porque ellos poseern latierra. El "manso" es el humilde, el decepcionado, el

    frustrado, que en su resignacin slo tiene la fe enDios.16c) Bienaventurados los que lloran, porque ellos sern

    consolados. A este respecto, tan distinguido jesuita exponeuna interesante explicacin que nos permitimos transcribir"Isaas hace decir al Mesas: Yo vengo a consolar a los quelloran", ensendoles a santificar sus penas y haciendo quevean la brillante esperanza de una dicha sin fin. Los sabios ylos justos del Antiguo Testamento conocan ya el precio deldolor: "Mejor es ir -dice el Eclesiasts- a la casa del luto, quea la del festn, pues en aqulla se recuerda el paradero de

    todos los hombres". El sufrimiento no tiene en s ningn valormoral: no es el diamante, sino su montura. El diamante es la

    resignacin que hace abrazar el sufrimiento en unin con elCristo doliente. Esta tristeza segn Dios lleva en s misma ungermen de consuelo y se convierte para nosotros en una fuentede dicha, 'ya sea que provenga del sentimiento de nuestrasmiserias, ya sea que tenga por causa la justicia de los hombres o

    las fuerzas ciegas de la naturaleza".d) Bienaventurados los que han hambre y sed de justicia,porque ellos sern hartos. Esta Bienaventuranza coincidesubstancialmente con la primera. El "hambre y sed" a que serefiere concierne a la injusticia humana, es decir, a la que secomete por el ser humano contra su congnere, y el adjetivo"hartos" alude a la justicia de Dios a que debe aspirar todacriatura.

    e) Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos al-canzarn misericordia. La "misericordia" es la compasin, la

    participacin anmica en el dolor y en las penas ajenas. Se

    opone a la crueldad, al gusto vil y a la alegra por los males quesufre el ser humano.

    f) Bienaventurados los limpios de corazn, porque ellosvern a Dios. La "limpieza cordial" equivale a las cualidadesmorales del hombre, a sus virtudes y a su magnanimidad,contrarias a los pecados, al egosmo, a la negacin del amor al

    prjimo y a la proclividad por daado.g) Bienaventurados los pacficos, porque sern llamados

    hijos de Dios. Los "pacficos" no son los "quietistas", losindiferentes o ablicos, sino los que se oponen a la violencia,los que aspiran a la concordia entre los hombres, los que

    luchan por la paz.h) Bienaventurados los que padecen persecucin por la

    justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. En esta ex-presin la 'Justicia" no es el valor supremo dentro del mundoaxiolgico y al que la Humanidad ha aspirado, sino los 'Juecesy tribunales" que lo violan basados en la prepotencia y en loque don Miguel de Cervantes, por14 op. cit.,pg. 237. 15

    Idem,pg.. 238. 16Idem,pg. 239.

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    IGNACIO BURGOA ORIHUELA20 EL PROCESO DE CRISTO 2.1

    oz del Caballero de la Triste Figura, denomina la "ley delencaje que suele tener mucha cabida en los ignorantes queresumen de agudos". 17

    i)Bienaventurados sois, cuando os maldijeren y os persi-guieren y dijeren con mentira toda suerte de mal contra vosotros, por mi causa. Esta bienaventuranza es la prediccin delos sufrimientos y de la muerte de los cristianos que lucharnor sus creencias contra los enemigos de Jess en la historia de

    la Humanidad, comenzando con los primeros mrtires de laCristiandad.En el fondo substancial de las citadas bienaventuranzas

    alpita el excelso sentimiento del amor, que es la "Caritas" o"caridad" que no debe confundirse con la limosna. Amar alrjimo es el impulso del alma para procurar el bien a losombres no slo con una simple intencin, sino con una

    conducta activa en todos los rdenes sociales y a todos losombres de la tierra. El amor cristian9 es universal y no se

    contrae slo a los amigos, sino que se extiende a los enemigos,contrariamente a la proclamacin del Antiguo Testamento enel sentido de aborrecerlos.

    Las enseanzas del Salvador, tendientes a universalizar losostulados que deben regir la conducta de los hombres, son las

    que todo cristiano debe cumplir. La actitud cristiana no slodebe observarse en la vida subjetiva o inmanente del hombre ninicamente se traduce en la mera intencin de cumplir las

    enseanzas y exhortaciones de Cristo, sino que esencialmenteestriba en la adecuacin del comportamiento externo o trascen-dente a los postulados que integran su doctrina. La religincristiana no es contemplativa, pasiva o esttica, sinoeminentemente activa en cuanto que sus profesantes

    ienen la obligacin de practicar sus mandamientos en losdistintos mbitos de su vida y en las diferentes relaciones quela configuran. Esta obligacin se manifiesta en el polifacticodeber del cristiano de conducirse como tal en cualquieractividad que desempee y en cualquier posicin que ocupe. ElCristianismo no es una religin confinada en los claustros ni enlos templos ni solamente observable en los ritos, en ceremoniaslitrgicas y en el culto. Por lo contrario, los principios cristia-

    os, las ideas morales que involucran y los valores espiritualesque proclaman, deben ser la base de las estructuras socialesdentro de las que pretenda lograrse el mejoramiento y lasuperacin de los grandes sectores humanos de un pueblo. Laesencia teleolgica cristiana no se traduce en una resignacinante la adversidad, lo negativo e injusto que genera una estrilconsolacin, sino en un continuo combate y en una luchaincansable por obtener la realizacin objetiva de los postuladosdel Salvador. Amar al prjimo no implica nicamente nodaarlo ni simplemente entraa el deseo por su bienestar, sinoambin actuar para favorecerlo, mejorarlo y defenderlo; y si

    ese "prjimo" est representado por una colectividad humanaque sufre y padece miseria y pobreza, incultura e insalubridad,el amor cristiano impone el deber a todo el que lo sienta sinipocresa ni falsedad para contribuir positiva y objetivamente

    a remediar esas lacras sociales. Ese deber importa, a su vez, laenunciacin al egosmo estrecho e individualista que degrada

    al hombre, es decir, la elevacin de ste al campo de lailantropa y el altruismo que son, en el fondo, actitudes

    autnticamente cristianas, aunque quienes las practiquen noconfiesen su fe en Cristo, tengan una religin distinta o norofesen ninguna, pues no debe olvidarse que para la doctrina

    del Hombre-Dios la observancia de las formas sin el contenidosustancial de

    17 Primer consejo dado por don Quijote a Sancho Panza a propsito delgobierno de la "Insula Barataria".

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    22 IGNACIO BURGOA ORIHUELA EL PROCESO DE CRISTO 23

    la conducta objetiva, es farisesmo y falsa, o sea, la negacinmisma del Cristianismo. Sera contradictorio, por no decirabsurdo, que solamente en el templo, en los ritos y ceremoniasse observaran los postulados preconizados por Jesucristo y queen la vida pblica, en las relaciones sociales y en cualquier otra

    actividad externa del hombre, tales postulados se violaran odejaran de cumplirse. La condicin de cristiano es unimperativo que denota totalidad en el comportamiento.No debehaber "cristianos a medias" que, por la falacia que estasituacin implica, no son cristianos verdaderos aunque seajusten estrictamente a las formas del culto. Merced a esa deontolgica totalidad, el cristiano debe intervenir activamente encualquier esfera para impedir que se quebranten los principiostico-sociales del Cristianismo, que son de validez universal, y

    para lograr que imperen en las conductas individuales y

    pblicas. Esta reflexin nos impele a corroborar la idea de quelos cristianos, como sujetos individuales, tienen el deber deintervenir en la cosa pblica a ttulo de ciudadanos de unEstado. Tal deber no slo no se opone a su condicin religiosa,sino que deriva puntualmente de las exhortaciones de Jess yde las obligaciones que sus enseanzas imponen a los hombres.

    Dios no se necesita ningn ttulo ni autorizacin acadmica",agregando que "El hombre que ha nacido tiene el deber deenseada y predicada al hombre que viene despus de l". "Yohe predicado siempre el reino de los cielos, yo he enseado a

    mis discpulos a adorar al Eterno, y no he tenido nuncaconversacin pblica ni secreta con ellos que no se hayadirigido al fin principal de mis deseos, cual es levantar lasmiradas de los hombres para hacer que las fijen siempre nica yexclusivamente en el supremo y nico Creador. Yo he habladosin cesar en pblico. He ido a predicar constantemente dondequiera que haba mucha gente, y nada he enseado en secreto.El templo y la sinagoga han odo sin cesar mi voz, y puedenuzgar de mi doctrina", y refirindose a Ans, le dijo: "Qu me

    preguntas, pues, a m, si mi testimonio ninguna fuerza debe

    hacertePregntale a aquellos que me han odo, puesto que note ser difcil hallados y stos te contestarn". 18 y 19Despus de este "dilogo" entre Ans y Cristo, llamado

    tambin "El Nazareno", Jess fue llevado a la casa de CAIFSdonde estaba reunido el Sanhedrn, destacndose entre susmiembros "GAMALIEL", que era doctor de la ley, "discpulosecreto"20 del Salvador y

    III. PROCEDIMIENTO ANTE EL SANHEDRN, DEFENSA DE

    JESS Y SENTENCIA CONDENATORIA

    Con antelacin a este procedimiento hubo una especie de"prejuicio" contra Jess en la casa de MS, suegro de Caifs,

    prominente personaje del "tribunal de Jehov". La tajantepregunta que se formul al Salvador fue sta: "Quin te hadado autoridad para hablar en nombre de Dios y contra la leyde los profetas?" Cristo contest que "para ensear y predicarla ley de

    18 "l Pasin del Redentor"por Jos PALLf:s, tomo II, pgs: 22,23 Y 26. Esta obra, publicada en Mxico (1879), t iene un estil coloquial, ameno e interesante. Su autor, con giros literarios perobien documentados, presenta, a modo de conversacin rspida, lascontestaciones que Cristo di a las preguntas que le hizo Ans en

    resencia de algunos otros miembros del Sanhedrn, tales como Onkelos,Ananas, Achazas y Eleazar.

    19 Son muy importantes las anteriores transcripciones, porquerevelan aspectos sobresalientes de la doctrina de Cristo y su predicacin pblica que elimina su ndole sediciosa, contrariamente a lo que

    sucede en el mbito poltico.20 Cfr.Diccionario Moreri, edicin 1753.

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    21 Jos PALLS, en la obra ya citada, pone en voz de Nicodemus las siguientes palabras dirigidas a Gamaliel: "Debes hacer unsupremo esfuerzo para salvar la vida de ese hombre, que vos juzgaisinocente tan solo, y que yo creo ser Dios - evitando un crimen espantoso a la nacin, impidiendo que la sangre de ese Justo caigasobre Israel y le acarree desgracias sin cuento" (La Pasin del Redentor, Tomo n, pg. 87).22 Op. cit.,pg. 93.

    Vengamos, pues, seores, dijo Nicodemus, al estudiodetallado de la cuestin y veamos si el Sanedrin ha procedido enla causa de Jess, conforme a lo que prescribe terminantementela ley, conforme lo que ensea la inveterada costumbre delpueblo y por ltimo, conforme lo que muchos de vosotrosenseis en las escuelas de que sois maestros. Y como se trata deueces que deben conocer fondo la ley y como me dirijo

    hombres que son doctores en ella, resultar necesariamente quena falta tan ostensible y grande en tan gran nmero de jueces

    sabios y maestros, no puede proceder ni de ignorancia, ni deolvido, ni de mala inteligencia, sino que el motivo debe buscarseen otra causa que os ahorrar el disgusto de orme repetir, Silogro; pues, probar la falta contra la ley que os indico, no soloquedar probada indudablemente la inocencia de Jess, sino queyo me hallar plenamente justificado de las inculpaciones que seme pudieran dirigir y libre del castigo severo que, no siendoas, me hara justamente acreedor.

    "-Veamos, pues, si en la primera parte de la base delprocedimiento criminal usado en nuestro pueblo, se ha faltado no, veamos si se ha dado los debates de la causa de Jess deNazareth la publicidad exigida por la ley, para prevenir todoefecto de alucinacin de injusticia en los jueces y para que elpueblo se convenza por si mismo de que se conduce uncriminal y no se entrega un inocente la muerte afrentosa delpatbulo.

    La ley ordena terminantemente que se entienda en todas lascausas, particularmente en las criminales, la luz del da;prohbe que esto se haga con las puertas cerradas, y da por nulaslas sentencias de muerte que no se dicten en el cnclave Gazith,

    la sombra del Santuario, y con las imponentes y terriblesformalidades prescritas para el caso.

    Ahora bien; necesitar preguntaras si esto se ha hecho entodo en parte en la causa de Jess de Nazareth? Necesitardeciros que esta casa no es el cnclave, donde solo puedereunirse el tribunal para sentenciar; que

    preceptor de Saulo, nombre judo de San Pablo. A esaAsamblea, adems, asistieron dos simpatizadores de las ideasde Cristo: JOS DE ARIMATEA Y NICODEMUS, quienfungi como defensor del acusado. Debemos advertir queGamaliel ocupaba el alto cargo de "gran pontfice" designadocuriosamente con el nombre de "NASI".21

    Este eminente personaje del proceso de Cristo, alresponder una increpacin que le hizo uno de los msfuribundos enemigos de Jess, Onkelos, afirm:"En esta causase atropella toda ley, toda tradicin, y el Sanhedrn, la supremaautoridad de Israel, est ahora puesta en manos de unosintrigantes ambiciosos", y presintiendo el mismo Gamaliel lamuerte de Cristo, lanz esta demoledora frase, que debe serconsiderada clebre: 'Jess de Nazaret morir y tambin lahonra y el prestigio del Sanhedrn".22

    La defensa de Cristo estuvo a cargo de Nicodemus. JosPalls, el autor que hemos invocado con frecuencia, imputa aeste distinguido miembro del Sanedrn un extenso alegato quees una extraordinaria pieza jurdico-literaria. En l se precisan,con elocuencia impresionante, las violaciones a la ley juda quese cometieron en el proceso de Jess. Sin hiprbole, se puedeafirmar que la defensa del Salvador, atribuida a Nicodemus porPalls, es una de las ms clebres que registra la historia de laoratoria forense. Pese a su amplitud y para no mutilarla, lareproducimos ntegra a continuacin.

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    26 IGNACIO BURGOA ORIHUELA 27EL PROCESO DE CRISTO

    estamos lejos de la venerada sombra del Santuario; que noshallamos en plena noche; que para complemento de ilegalidadeslas puertas de esta casase hallan cerradas, y que faltando la luzdel da, la sala Gazith, el Santuario, el pueblo y todos losaccesorios indispensables, no se puede dar la sentencia el

    carcter exigido por la ley, no se puede promulgar con el terribleaparato que la ley ordena, no se puede dictar con lasformalidades que exige de nosotros el Altsimo?

    En qu hallamos que esta sesin est dentro de la ley? Dequ manera se cumplen aqu las disposiciones mas graves que elSeor nos ha dado? Qu miramientos se tienen, qu respetospara con la primera base del procedimiento criminal, base puestaen primer lugar, porque es el escudo de las dems, es la garantadel acusado, del pueblo y hasta de los jueces? Y si esta base sefalta tan notablemente, si todas las disposiciones legales que serefieren ella, todas, absolutamente todas, se hallan pisoteadas,cmo queris que yo, defensor de Jess de Nazareth, en cuya

    causa entendis, pasando por encima de la ley; yo, miembro deeste tribunal, y celoso tanto como el que mas de la justicia y dela gloria del Sanedrin; yo, humilde sacerdote del Altsimo, cmoqueris que dej de deciras que una falta tan absoluta no puedeproceder en vosotros ni de la ignorancia, ni del olvido, ni de laalucinacin en la interpretacin de la ley, sino que debe procederde un propsito decidido de condenar contra toda ley unhombre quien la ley escuda y proclama inocente?

    Si queriendo justificaras alegis no s qu razones, yosiempre os contestar: por qu nos hallamos fuera de la ley?Por qu no veo el pueblo apiado en torno de nosotros

    escuchando con religioso silencio todo lo que se diga en esetribunal contra Jess de Nazareth? Por qu no nos encontramosen la Gazith; por qu no es de da; por qu el Santuario se hallalejos de nosotros; por qu las puertas de esta casa se hallancerradas, sino porque tenis el propsito de obrar fuera de la ley,y de condenar

    en las tenebrosas sombras de la noche un hombre cuyainocencia es mas clara que la esplendorosa luz del da?

    Si protestis de vuestra buen deseo, si me encarecis vuestroafn por hacer justicia, yo os contestar que ante todo debisprocurar no ser ni parecer injustos y que si tanta es vuestra

    rectitud, si tan grande es vuestro amor la justicia, debis anulartodo lo que se ha hecho, debis retiraras vuestras casas,presentaras al cnclave despus del sacrificio de la maana y allempezar de nuevo la causa, si es que vuestra conciencia no osdice gritos que Jess de Nazareth es inocente; que Jess deNazareth debe ser desde Juego puesto en libertad, despus dedarle una reparacin igual las ofensas que le habis hecho.Pero lo que os indico no lo haris y esto es lo que me pone en elcaso de repetirs que, pasando por todo, queris condenar unhombre de cuya inocencia os hallis plenamente convencidos.Para justificaros solo hallo un medio; es el que os indico y nocreo que os hallis dispuestos echar mano de l. No os quejis,

    pues, cuando os acuse, no os irritis cuando os eche en caravuestra venganza y la iniquidad de vuestra injusticia, porque yopodr deciros siempre y' siempre os lo dir en alta voz: Si Jesses inocente como resulta de las deposiciones de los testigos, porqu demostris tanto empeo en llevarle al patbulo, sino paravengaras de su inmaculada virtud? Si es criminal, por qu oshacis criminales vosotros, colocan daos del todo fuera de la leyen el acto de juzgar su crimen? Por qu no le conducs al lugardonde solo pueden juzgarse los criminales, por qu no procurisjustificar vuestra sentencia los ojos del pueblo, dictndola enpleno da, despus de que todo Israel se halla cerciorado por losdebates y por las deposiciones, del pretendido crimen de Jess,de la justicia de la pena que, segn decs, debe aplicrsele porsemejante crimen? Una de dos, seores, Jess de Nazareth esculpable y vosotros os haceis culpables tambin e indignos delpuesto que ocupis y dignos de las penas dictadas contra lostransgresores de la ley santa del Seor, en el acto de sentenciarlecontra

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    todas, absolutamente todas las prescripciones de la ley, Jess deNazareth es inocente, del todo inocente y vosotros pretendisrevestir un horrible asesinato con el ropaje repugnante de unaejecucin legal.

    La conclusin es dura, mas es lgica; la consecuencia es

    horrible, seores, pero es mucho mas horrible lo que pretendishacer.Por otra parte: A qu demostrar tanto empeo, tanta

    precipitacin en condenar esta noche misma Jess de Nazareth,cuando sabis que vuestra sentencia sera dos veces ilegal? Y digodos veces, porque por una parte se falta absolutamente cuanto oshe dicho hasta aqu y por otra, ya sabis que la ley prescribe quela sentencia de pena capital debe suspenderse hasta el tercer da,en el que, deben orse nuevas defensas, darse de nuevo los votos ypara el caso de ser contrarios al acusado, ajusticiarle en el mismoda. Adems, en pro de Jess de Nazareth y en contra de vosotros,existe otra prescripcin legal que solo me permitir mentar, no

    porque no sepa que vosotros la conocis, sino porque conmentarla tan solo basta mi propsito, puesto que mentndoladebera hacer el mismo efecto que la Vestal mxima de Roma,cuando se cruza con ella un reo que van ajusticiar. Esta ley laque anula todas las sentencias dictadas en los das de fiesta y lagran solemnidad de la Pascua ha empezado en la tarde de ayer. Deconsiguiente, jueces de Israel, yo, que -no puedo suponer quedesconocis las leyes, en las que sois doctores, en presencia de lastransgresiones de que en una sola causa os acuso, furzame esvolver la conclusin y al dilema que tantas veces habis odo demis labios, durante los breves instantes que con mi defensa osestoy molestando. S; Jess es inocente y vosotros queriscondenarle muerte afrentosa, pesar de su inocencia y pesarde la ley.

    Necesitar calificar vuestro propsito con los adjetivos quese merece? Necesitar darle su verdadero nombre?

    -El segundo punto que contribuye formar la base delprocedimiento en lo criminal entre los israelitas, consiste

    en la libertad absoluta y completa de defensa que se deba al acusado.Veamos, pues si respecto ese punto habis estado dentro de la leymas que en el anterior, en todo lo que concierne la causa de Jessde Nazareth

    Jueces de Israel, no quiero entrar ahora en los detalles, yo noquiero hacerme cargo de la manera como los testigos acusadores hanllegado hasta aqu; esto por ahora no hace mi propsito y es fcilque no me haga cargo de ello en toda la extensin de mi discurso;mas si intento prescindir de un punto tan principal, es sencillamenteporque todos los restantes vienen a ser para mi objeto de mucha masimportancia. Me concretar, pues, estrictamente al anlisis de la basedel segundo punto que me ocupa y os preguntar desde luego, si lalibertad absoluta y completa de defensa, que la ley concede losacusados, se ha dado Jess de Nazareth. A esta pregunta solo hayna contestacin y la contestacin que tiene no es por cierto la que

    debera tener; esta pregunta nicamente puede contestarse diciendoque, lejos de permitir Jess la mas absoluta libertad de defensa, hace

    procurado poner todos los obstculos imaginable s para impedir quen inocente como el que nos ocupa, tenga ante el tribunal de Israelquien tome su causa con el empeo con que se toman, por losdefensores, las causas de los mas viles asesjnos y ladrones.

    Esto os habis dicho, seores, all en vuestro interior, y cuidadoque al atribuiros semejantes razones, las que he tomado de la bocade Caifs, me aseguran en certeza de que no os he calumniado, y measeguran plenamente en esta certeza, porque si no aprobarais el planque el pontfice os propuso, ni estarais su lado para secundarle enesta horrible empresa, ni hubierais dejado de protestar solamentecontra semejantes propsitos, contra tan nefandas intenciones.Vuestro silencio, y la actitud que desde aquel momento habis

    tomado, revelan bien las claras que os hacis solidarios de lasaviesas tramas del pontfice Caifs, que en esto os dirige; que es, pordecirlo as, el alma de tan odiosa trama.

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    Ahora bien; estando las cosas en el estado en que se hallan, yhabiendo cado por traicin en vuestras manos el inocente que oshabis propuesto exterminar; hallndaos por otra parte resueltosa exterminarle, para qu habais de admitir las defensas que deJess de Nazareth se hicieran, si estas defensas solo haban de

    obtener por resultado la prueba de su inocencia y de vuestrailegalidad, prueba que deba sonrojaras aun despecho de vo-sotros mismos? Formada esta resolucin ilegal, como todas lascosas que se refieren esta odiosa causa, vuestro propsito debaser el de impedir la defensa, y vuestra consigna promover unaltercado y un alboroto, tan pronto como se presentara uno entrevosotros, dispuesto defender la inocencia, decir la verdad, y volver por los hollados fueros de la justicia.

    Y esto es lo que habis hecho sin rebozo, sin respeto lo queel tribunal se merece y hasta sin miramientos vuestra propiadignidad pues mientras hablaban los testigos acusadores, puesmientras los hombres venales, que hemos visto aqu, se desataban

    en infames calumnias contra Jess de Nazareth, vosotroscallabais, vosotros oais con visibles muestras de complacencia;pero no bien yo, en uso de mi derecho y en cumplimiento de mideber, empezaba preguntarles para destrozar la acusacin, en-tonces vuestros rumores, los alborotos que promovais y hasta lasamenazas que algunos me han dirigido, llegaban tal extremo,que nunca, desde que el tribunal de Israel fue fundado por Dios,hace presenciado una cosa igual, ni parecida. Estabais en vuestroderecho oyendo atentamente las deposiciones de los testigosacusadores, pero era de vuestro deber or con la misma atencin,con el mismo inters, con igual silencio las contradicciones en que

    incurran los acusadores, porque aquellas contradicciones eran lavez la defensa del acusado y la sentencia del acusador calumniosoy atrevido. Y cuando la confusin del testigo llegaba al extremode reducirle al silencio, de cubrirle de rubor y llenarle de miedo,entonces vosotros, en vez de pronunciar la sentencia del falso

    testigo, producais un espantoso tumulto, pensando tal vez que dela confusin material deba resultar la justificacin del impostorconfundido. Mas lejos de ser as, la luz sobre la justicia de Jessse haca mas intensa y sala del seno de las dos confusiones, comopudo salir el primer da del seno del revuelto caos, para alumbrar

    la informe materia.Doloroso me es decirlo, sensible en alto grado se me hacerecordarlo, porque no me gusta sonrojar nadie y este recuerdosupongo que sonroja todos los que en tan indignas escenastomaron parte, pero por ms sensible y dolorosa que me sea lamemoria que evoco, es mucho mas doloroso y sensible ver que uninocente camina al, patbulo y no hacer nada para salvarle,cuando tengo en la mano los medios que legalmente debenconseguirlo. Por tanto, permitid, jueces de Israel, que insista enmi empeo; permitid que recuerde de nuevo, que no solo lo quehe dicho ha sucedido una vez, dos, tres, sino tantas veces cuantoshan sido los testigos falsos que aqu hanse presentado para

    declarar contra Jess.No quiero hacerme cargo de las injuriosas palabras que me

    habis dirigido, por el solo delito de cumplir mi deber,defendiendo un inocente; no quiero acordarme tampoco de lasamenazas de que he sido objeto, puesto que como desprecio unavida que tales cosas ha visto, no me intimidan las amenazas quese me dirigen y como ya no me importa vivir, tampoco el temor la muerte puede quitarme la serenidad ni la decisin. Por esopuedo ahora preguntaras sin temor y sin zozobra; por eso puedodeciros, cual os lo dira la inflexible voz de nuestra conciencia;'Jueces de Israel: habis cumplido con vuestro deber, habiscumplido con la ley, permitiendo a los acusadores hablarcalumniosamente contra Jess y procurando por todos los mediosde que os ha sido posible echar mano, impedir que los testigosfueran confundidos? Habis dado al acusado la libertad absolutay completa de defensa que marca la ley? No habis hecho todolo posible para evitar esa defensa, para impedida?

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    y aun ahora mismo, que por la energa del Nasi de Israel se memantiene en el uso de la palabra, lejos de orme atentamente, nohabis procurado promover un altercado, fin de hacermeenmudecer? Es esta la libertad absoluta de defensa que mandala ley y que habindose concedido los bandidos y los

    asesinos, solo se procura impedir en la causa promovida contrael inocente Jess de Nazareth? y si las cosas son as y si resultatan claramente que habis faltado del todo las dos primeras ba-ses del derecho que constituye el procedimiento criminal denuestro pueblo, podr decirse que os calumnio, cuando osacuso de querer revestir una venganza odiosa en el ropaje de lausticia?

    Mas no es esto todo, porque la libertad absoluta y completa dedefensa, concedida por la ley al acusado, aun. en otras partes, nomenos principales que en las anteriores, ha dejado de concederseal inocente que tengo la honra de defender y. no solo ha dejado decondedrsile, sino que ha sucedido lo que no tiene precedente en

    este tribunal, puesto que uno de los jueces mas caracterizados delSanhedrin, creyendo interpretar vuestros deseos, ha llevado lascosas tan lejos, que ha pretendido hacer que el mismo Jess deNazareth depusiera contra s mismo y en vez de buscar en suslabios una defensa, ha querido que saliera de ellos una acusacin.

    Como quiera que no es mi objeto estudiar en este momento sila acusacin que se ha pretendido ver en las palabras de Jess es no acusacin; como quiera que mi objeto en este momento noes estudiar si el pontfice poda no dirigirse al reo, paraobligarle con juramento que depusiera contra s mismo, meconcretar demostraras que el paso dado por el gran sacerdoteCaifs ataca directamente la libertad completa y absoluta de de-fensa, que Jess, segn ley, deba tener, puesto que lejos debuscar en sus palabras algo que tendiera justificarle, se leconjura por el santo nombre de Dios, para que se haga perjuromintiendo, confesando la verdad se haga, segn vosotros, reode blasfemia.

    Mas adelante me ocupar de este punto, por cuya raznprescindir aqu de todo aquello que no hace directamente lalibertad completa y absoluta de defensa que la ley concede alacusado y que por tanto los jueces estn en el imprescindible deberde darle.

    Qu significa, jueces de Israel, que Caifs el gran pontfice hayaconjurado por el santo nombre de Dios Jess de Nazareth, paraque le contestara una pregunta tan mal intencionada, tan ilegalcomo capciosa? No significa acaso el propsito firme y decididode condenarle muerte? No significa que las deposiciones de lostestigos acusadores han resultado del todo falsas, y que con

    propsito deliberado se busca el medio para el cual se le,pudiera sentenciar la ltima pena? Dnde est aqu, pues, lalibertad de defensa, cuando el gran sacerdote se esfuerza eninutilizar las pruebas de la inocencia de Jess, que han resultadonecesariamente de las interrogaciones de los testigos acusadores? Seestablece contra Jess de Nazareth una jurisprudencia particular,

    una jurisprudencia ilegal, una jurisprudencia que bien puedellamarse la jurisprudencia de la venganza. Resulta inocente elacusado y lejos de ponerlo desde luego en libertad, lejos de atender los resultados de la confusin de los testigos, lejos de hacer valerlos efectos que ha resultado de dicha confusin, buscis un recursopara sentenciarle y contra viento y marea pronunciis una sentenciailegal, inicua, improcedente como todos los actos de esta causaexecrable. He ah, jueces de Israel, la libertad absoluta de defensaque habis dado Jess de Nazareth, esa inocente vctima devuestras cabalas y de vuestras desesperantes injusticias! Conocerael pueblo de Israel su tribunal supremo, si le viese entender yproceder en esta causa odiosa? Ah seores! Por esto sin dudahabis reunido al Sanhedrin una hora y en un lugar interdicho parael efecto; por esto sin duda se han cerrado adems las puertas de lacasa fin de que no presencien tanta ilegalidad, tanta miseria, lospocos israelitas que, pesar de la hora, hubieran sido quiz atrados este

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    palacio, para presenciar la iniquidad de los jueces del pueblo.Y esto no es todo aun. Dejad que me haga cargo de otra

    ilegalidad de las que han acompaado el acto de Caifs, ilegalidadque, si la vemos iniciada por el pontfice; no es solo del pontfice,sino que su responsabilidad cae tambin sobre vosotros en las

    mismas proporciones, puesto que no solo la habis tolerado, sinoque la habis prohijado, y hacindoos solidarios de ella con elregocijo del que no espera un buen resultado y lo obtiene impen-sadamente, la habis hecho servir de base para proferir elintempestivo, el ilegal, el injusto es reo de muerte! Sentenciaprecipitada, que descubriendo vuestros corazones, me autoriza unavez mas para deciros que, antes de empezar la causa, tenais yadictada la sentencia, resultara lo que resultase de las indagacionesmentidas que abrierais para descubrir la verdad.

    Y como que os habis hecho solidarios de la ilegalidad deCaifs, y como os considero todos con igual culpabilidad ante laley, permitid que dirija m pregunta todos; permitid, no que

    hable con Caifs, sino con el Sanhedrin de Israel, y que le diga:Desconoce el tribunal de la nacin las leyes que deben

    regirle, para proceder con justicia y acierto en las causas que seles presentan, al objeto de dictar un fallo absolutorio condenatorio? Si desconoce las leyes, cmo pretenden sentarsesus miembros en sus asientos, que procediendo en conciencia nopueden ocupar, puesto que se hallan constantemente expuestos condenar al inocente? Si las conoce, por qu no obra conformeel Seor manda que obre un tribunal? y digo esto, seores, porquevosotros os hallis colocados en la dura alternativa que resulta demi dilema, puesto que, no conocis las leyes, cuando habisconsentido que se preguntara Jess de Nazareth con el objeto deque depusiera contra s mismo, si conocis las leyes, habrisobrado la injusticia, habis pecado delante del Seor; puesto queno solo no habis cumplido con vuestro deber de jueces, sino que

    os habis aprovechado de vuestro poder para obrar la iniquidad.Ignoris acaso que la ley que habla de los testigos seala comoincapacitados para deponer en contra de s mismos losacusados? Por qu, pues, no se ha tenido en cuenta esa ley sabia;por qu se ha tratado de hacer deponer contra s mismo Jess deNazareth; por qu echis mano de su pretendida acusacin paradictar contra l una feroz sentencia de muerte? No sabis que laley prohbe que se pregunte los acusados, obligndoles conjuramento contestar? Por qu, pues, se ha obrado as con Jessde Nazareth; por qu se ha obrado as, no para obligarle defenderse, sino para, obligarle responder lo que vosotroshabais de tomar por una blasfemia, cuando no lo es? No sabisque la ley da por nulo el testimonio de un hombre solo, auncuando ese hombre sea un profeta, por mas que acredite su misincon muchos milagros? Pues por qu admits como vlido, comoconcluyente el testimonio de Jess, cuando es el testimonio de unhombre solo y por consiguiente completamente inadmisible? No

    sabis que la ley prescribe que se procuren las defensas delacusado con mas ardor, con mas solicitud, con mas minuciosocuidado de lo que se procuren sus acusaciones? Entonces, seores,por qu no llamis aqu los discpulos de Jess para que hablenen favor de su Maestro? A qu fin tenis cerradas las puertas deesta casa; qu fin nos habis reunido de noche sino para impedirque los discpulos se presenten defender al que les haenseado?.. Tan lejos estis de admitir las defensas; os espantantanto y os contraran de tal manera, que para no veras en laprecisin de admitirlas, intentis conducir maana al patbulo Jess de Nazareth; no queris aguardar los tres dasterminantemente prescritos por Dios y no lo queris hacer, porque

    durante esos tres das sabis que la inocencia de Jess resultara claracomo la luz del sol y entonces os verais en la precisin deasesinarle ocultamente, como deca Caifs hace algunos das, deponerle en libertad y vosotros no lo queris: vosotros queris quemuera en un patbulo infamante

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    y entre atroces tormentos, porque vuestro deseo de vengaras necesitaesto y mas si fuera posible; porque habis jurado castigar as al que,viendo un da los ricos fariseos hacer limosma al templo y notadoque lo mismo haca una pobre y desventurada viuda, os dijo:

    -En verdad os digo, que esta pobre viuda ha puesto en el cepillo

    mas que todos cuantos hnla precedido en el acto, porque mientrasque los ricos han contribuido al servicio de Dios con lo superfluo,ella, que se halla en gran necesidad, ha dado lo que tena.

    Estas y otras palabras de Jess os mortificaron, porque estisacostumbrados no ver la verdad y no la queris ver, los discursos ylas virtudes de Jess os llenaron de despecho y su inmensapopularidad encendi en vuestro corazn el deseo y el propsito dela venganza y como son los que administris justicia en Israel,resolvisteis valeros de vuestra posicin para llevar cabo vuestrospropsitos.

    Este es tan solo, jueces de Israel, el motivo por el cual habisfaltado tan descaradamente la ley; este es solo el motivo por elcual no habis dado la publicidad competente los debates de estacausa, tan injusta como odiosa; este es solo el motivo por el cual,lejos de dar Jess la libertad absoluta y completa de defenderseque la ley le concede y que el inocente tiene el absoluto derecho deexigiros, le habis cercenado esa libertad, habis promovidotumultos vergonzosos, para evitar que el defensor sacara lasconsecuencias necesarias de las deposiciones de los acusadores, ypor fin, lejos de atenderle y de conservar al acusado en su derecho,por medio de un conjuro, habis arrancado palabras de sus labios,pretendiendo hallar en ellas un motivo de inevitable condenacin.

    Ah seores! Creo que alguna vez se haba faltado la ley en

    este tribunal, pero nunca sucediera como sucede hoy; nunca seviera que los jueces de Israel faltaran todas las leyes sin dejaruna, al solo objeto de condenar un hombre, que aun faltando losjueces las leyes,

    aparece inmaculado. Tal y tan grande debe ser su inocencia!. . .Pero vengamos ya al tercer punto de la base jurdica que estoy

    estudiando y veamos si en l al menos se ha procedido conforme lo que nuestras santas leyes ordenan.

    -La tercera parte de la base jurdica del procedimientoJudicial hebreo en materias criminales, segn resulta del

    Pentateuco, consiste en las garantas que el tribunal debe dar alacusado, contra las deposiciones falsas de .los testigos acusadores.Se han dado Jess de Nazareth esas garantas que os recuerdoahora, y que la ley os prescribe terminantemente? 'Los hechoscontestan por m la pregunta que acabo de dirigiros Necesitarrecordaras estos hechos, seores? Necesitar haceros memoria detodo lo que aqu ha pasado esta noche? Verdad es que esta me-moria sera innecesaria y hasta una oficiosidad en circunstanciasdiferentes, pero como veo que los maestros de la ley y los juecesde la nacin se olvidan de la ley y del decoro de la nacin querepresentan, me permitir recordaros lo que ha sucedido aquacerca de los testigos, fin de que no os sea fcil de olvidarlo enel acto de formar el juicio para proferir la sentencia.

    Como primera garanta ofrecida por la ley al acusado, est laobligacin de examinar los acusadores delante del pueblo, y deque las acusaciones y las defensas se den en pblico, fin de quelos jueces no osen pisotear la ley, y, al objeto de que juzgue elpueblo los jueces, al acusado y los testigos. Este es un sabiomedio, escogido por Dios, para que no se castigue al inocente;para que el malvado no acuse al justo y no le haga vctima de sumalicia; para que el juez se atenga a la justicia y la ley, y, en fin,para que el crimen plenamente justificado, resulte la penajustamente aplicada, o para que la inocencia, vctima de una

    horrible calumnia, se vea restablecida en su lugar, y no provengainfamia alguna sobre el inocente quien se ha pretendido infamar.Dnde est esta garanta contra las deposiciones falsas de lostestigos, en la causa del justo, que tan audazmente ha sidocalumniado

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    aqu? Os parece, seores, si en esta parte habis dado

    cumplimiento las absolutas y terminantes prescripciones legales?Otra garanta que da la ley al acusado, y que vosotros tenais el

    imprescindible deber de dar Jess de Nazareth, es el ejemplarcastigo que debe aplicarse los testigos cuyas deposiciones

    resulten falsas. Ahora bien; permitid que os pregunte: lasdeposiciones de los doce testigos que hemos oido han resultadofalsas no? Su confusin, su silencio, su sonrojo, su visible temoral castigo en que saben haber incurrido, son otras tantasconfesiones puestas en sus labios, que atestiguan grandes vocessu crimen; las contradicciones manifiestas con que se han contradecido prueban lo calumnioso de sus acusaciones, y si ahora quese hallan convictos de su delito, vamos preguntarles el castigoque en su concepto merecen, buen seguro que postrados nuestros pies pedirnos indulgencia y piedad, esa indulgencia ypiedad que no tenan de Jess, puesto que con horribles imposturasintentaban conducirle al suplicio de la cruz. Pero no son estas todaslas pruebas de que las acusaciones que han venido formular sonfalsas; existe otra prueba, mas concluyente aun si se quiere; existela confesin prctica de Caifs y de todos vosotros, puesto que, sino os hall ararais plenamente convencidos de la inutilidad y de lafalsedad de las acusaciones, ni el pontfice se hubiera atrevido faltar tan abiertamente la ley, conjurando en nombre de Dios Jess para que se acusara, ni vosotros hubieseis prorrumpidogozosos en el grito de es reo de muerte, despus de la pretendida

    lasfemia de mi inocente defendido, si hubierais tenido ocasin de

    prorrumpir en ese grito, absolutamente ilegal, despus de lasacusaciones de cualquiera de los testigos falsos que hemos odo.

    Pero qu me esfuerzo en probar una cosa tan manifiesta ypatente? A qu ocuparme de un punto que, aun siendo tanprincipal, vosotros olvidis por conveniencia propia y no por amor la justicia? No insistir mas acerca de ello, pero s que ospreguntar si creis cumplir

    con las prescripciones de la ley, dejando de aplicar el castigo quela ley impone los testigos falsos? S que os preguntar: si lasdeposiciones de los acusadores son justas, por qu no procuriscondenar Jess, basando la sentencia sobre esas acusaciones? Ysi son injustas, si son calumniosas, por qu no ponis losacusadores en el lugar que ocupa aun el inocente acusado, y por

    qu no dais cumplimiento la ley, aplicando los testigos falsosla pena que mereca el inocente, si hubiese resultado cierta laacusacin? Dejando impunes los testigos falsos, y manteniendoal inocente acusado en el banquillo del reo, decidme: creis dar Jess de Nazareth las garantas prescritas por la ley en favor de losacusados injustamente, y en contra de los acusadores que de lainformacin' abierta resultan calumniosos?

    Otra de las garantas que la ley da al acusado, es el precepto deque no se admita en calidad de testigo nadie que no sea de unareputacin sin tacha y de una fama inmaculada, y Dios obr comoquien es al damos este precepto, porque sabe que el hombre de

    mala reputacin y de malas costumbres, con mas facilidad se halladispuesto calumniar, que no lo est el hombre de bien. No quieroaventurar suposiciones ofensivas para los que falsamente handepuesto contra mi inocente defendido; yo no s quienes son yhasta ignoro como se llaman, de consiguiente menos puedo saberacerca de sus antecedentes y de su reputacin: no, seores, noquiero aventurarme juzgarlos sin tener antecedentes, pero s quepuedo y debo echar en cara al tribunal, que debiendo dar alacusado las garantas exigidas por la ley, ni siquiera ha pensado enpreguntar los testigos su nombre; ni siquiera ha pensado en quedeba enterarse de sus antecedentes, para saber si eran testigosadmisibles si deban rechazarse. En su consecuencia, nos

    hallamos en la peregrina situacin en que no se ha encontradojams tribunal en el mundo: nos hallamos en que despus de haberodo a doce hombres que acusaban falsamente Jess deNazareth, solo conocemos el nombre y los antecedentes

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    de Ananas y de Achazas. Singular modo de ofrecer al inocenteacusado las garantas legales contra los falsos acusadores,cuando no sabe aun el tribunal si los testigos son noadmisibles: cuando no sabe si son hombres honrados si sonnos perdidos, que por un puado de oro venderan diez veces su

    alma al diablo, si el diablo se la quisiera comprar. Pero Qu!

    Seores, yo no me admiro de tanta ilegalidad, no: se quierecondenar un criminal y para eso est la ley, pero cuando sequiere condenar un inocente, la leyes un estorbo y por eso sehace aicos de ella! Ved ah la explicacin de tantasilegalidades, de tantas injusticias, de tanta iniquidad! Tristsimaexplicacin en verdad!

    Otra garanta prescrita por la ley, es la de llamar p-licamente testigos en pr del acusado, despus de haber odo

    los testigos acusadores y vosotros no solo habis dejado de hacereso, sino que para evitarlo, os habis reunido de noche en unlugar que no es el lugar de la administracin de justicia, y con las

    puertas cerradas para que no entren aqu ni pueblo que juzgue devuestra iniquidad, ni testigos que depongan en favor del inocenteque pretendis condenar: es mas, estis tan lejos de concedertales garantas Jess de Nazareth, que aun sabiendo que nohaba aqu pueblo para juzgaras, habis hecho todo lo posiblepara que yo, que lo defiendo, no pueda justificarle, cuandomenos, para impedir la justificacin que procuraba hacer, cuandono uno de los testigos que presentabais quedaban inutilizados

    y confundidos las pocas palabras que les diriga.Ahora bien, creis que se ha dado Jess de Nazareth la

    ms pequea garanta de las deposiciones falsas de los testigos?Vuestro silencio y vuestra confusin hablan por vosotros y la

    historia de esta horrible noche de iniquidad, formar poca en losfastos de la historia no solo del Sanhedrin, sino tambin delpueblo hebreo... Ms ay! Qu poca ser esa que se inaugurapisoteando todas las leyes de Dios y cometiendo un crimen queaterroriza?.. Ay de la Sinagoga! Ay del pueblo hebreo! ay

    de vosotros, jueces, que pisoteis la ley de Dios, para tener elplacer de cometer un crimen espantoso como no hay ejemplar!

    Pero dejando un lado consideraciones, que por tristes ydolorosas que sean no pertenecen este lugar, ni hacen miobjeto, permitid que os dirija la voz para apostrofaros; permitid

    que desate mi lengua y que el torrente de la amargura que acibarami alma, salga por mis labios en vista de vuestra tremendainjusticia. Quiero reasumir todo lo que he dicho hasta aqu y nos como empezar; lo que debo decir es tan grande y tanabrumador y yo me hallo tan poderosamente dominado por latristeza y por la turbacin, que no se cmo mis labios aciertan proferir una palabra, ni cmo mi pobre entendimiento acierta coordinar una idea.

    Qu os dir, seores? Qu puedo deciros, jueces de Israel,sino que el pueblo os ha confiado el encargo de administrarjusticia en nombre del Dios, de la verdad y de la justicia, y quevosotros, pisoteando, rompiendo, aniquilando la ley santa que el

    Seor os ha dado para el buen desempeo de vuestro cometido,queris vengaros de un hombre cuya inocencia es inmaculada yqueris hacerla aprovechando como medios de venganza la ley deDios os ha dado para hacer justicia y el puesto que el pueblo osha confiado para que castiguis los criminales, y seis unagaranta para la virtud ultrajada y para la perseguida inocencia?OH! Cun tristemente cierta resulta la acusacin que desde unprincipio os he dirigido y que, tantas veces he tenido elsentimiento de repetiros! OH! Cun tristemente cierto resultaque vosotros os habis propuesto deshaceros de Jess deNazareth despecho de la ley, porque la virtud de Jess os hace

    sombra y su popularidad inmensa, efecto de las preciaras virtudesque atesora, os intimida y os avergenza, puesto que abatevuestro orgullo y descorre la gasa falaz que cubre vuestroscorazones!

    Amargas son las frases que os dedico, jueces de Israel, perocreedme, son el jugo de la amargura de mi alma al

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    ver que pisoteis la ley, al ver que estis resueltos sacrificar unavctima inocente, al ver que del lugar en que solo se deben castigarlos delitos, va cometerse un crimen espantoso, entregando a lamuerte deshonrosa de los bandoleros, al hombre que es lainocencia en persona, al hombre que debiendo ser el orgullo y lagloria deIsrael, es tratado como si fuera un malhechor, de cuyos crmenesla tierra se hallar con justicia espantada.

    Siquiera yo viese un punto, aunque pequeo, por el cualpudiese deducir que os hallis obcecados; siquiera notase envosotros la voluntad de hacer justicia y no la de convertir lajusticia en venganza; siquiera viese un pequeo artculo de la leyrespetado por vosotros en esta causa injusta y odiosa, pero nada deesto veo y cuantos mas esfuerzos hago para probaras la inocenciade Jess y para demostraros el horrendo crimen que vais cometer, tanto mas me persuado de que permanecis aferrados vuestros propsitos y miro con mas espanto las colosales

    proporciones que vuestro crimen va tomando. OH s colosales,seores, porque esta trasgresin absoluta y descarada de la ley notendr trmino en vosotros, sino que abarcar el pueblo todo ytodas las edades de nuestra nacin, y el delito de que acusis Jess de Nazareth; el delito de pretender destruir la Sinagoga y elpueblo de Dios; lo estis cometiendo vosotros porque el Altsimo,que ha conducido tantas veces nuestros padres al cautiverio porfaltas contra la ley, enojado por tan enorme crimen como es elvuestro, borrar para siempre el libro de las naciones la nacinjuda, y nuestros hijos y tal vez nosotros mismos, nos veremosobligados emigrar y recorrer desterrados todos los pueblos dela tierra por todos los siglos. No olvidis que la leyes la vida delpueblo de Israel y advertid que vuestra falta absoluta, que vuestradescarada trasgresin de la ley para condenar al suplicio uninocente que es Hijo de Dios, es el acto conque presentis lanacin el tsigo que debe sepultada para siempre en unadeshonrosa tumba.

    S, jueces de Israel, s; estis asesinando la nacin;

    estis convirtiendo la justicia en un instrumento de vuestrasmenguadas pasiones; estis cometiendo el enorme, el incalculablecrimen de utilizaros en apariencia de la ley del Seor, para poneroscon esta ley aparente y con el poder de que os hallis revestidos, las rdenes del infierno que os inspira y disposicin de las pasionesque os tienen ciegos! Y yo, al dirigiros tan amargas inculpaciones,no os calumnio, vuestra confusin misma lo pregona; yo no soyinjusto con vosotros, ni aventuro juicios temerarios, porque os heprobado de una manera inconcusa, que para nada habis tenido encuenta la base jurdica fundamental,' (sobre la que debenecesariamente estribar todo juicio en materias criminales); en lacausa promovida contra el inocente Jess de Nazareth.

    La ley ordena y vosotros defendis en las escuelas, que losdebates deben ser pblicos; cmo habis cumplido con estaprescripcin legal; cmo no habis practicado lo que enseis?

    La ley ordena y vosotros defendis en las escuelas, que elacusado debe tener una libertad absoluta y completa de defensa;

    cmo habis cumplido con esta ordenanza de la ley; cmo habispuesto en prctica vuestra enseanza acerca de este punto, en lacausa de Jess de Nazareth?

    La ley ordena y vosotros defendis en vuestras escuelas, que sedeben dar al acusado slidas garantas contra las falsas deposicionesde los testigos; decid me, seores, de qu manera habis dadocumplimiento las prescripciones de la ley; de qu manera habishecho honor vuestras doctrinas en todo lo que concierne estacausa?

    Os he dicho que la iniquidad os inspira y que abrigis eldeliberado propsito de hacer morir Jess: Quin podr argirmede calumniador viendo que faltis tan absoluta y descaradamente

    la ley y recordando las palabras de Caifs, proferidas en lapenltima sesin del Consejo de la ciudad, palabras en las quedefenda la necesidad de hacer morir de una manera de otra Jess, aun cuando para ello fuese preciso recurrir al asesinato?

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    .

    La iniquidad se alberga en el lugar de la justicia: ay delpueblo que ha merecido que Dios permita, para castigarle,desgracia tan irreparable!

    -Os he dicho, jueces de Israel, que de la suma de las trespartes de la base de nuestro procedimiento legal en materias

    criminales, resultara el respeto y la proteccin que debe eltribunal al acusado, desde el momento en que se hace cargo del, hasta la hora en que se le pone en libertad, si es inocente, sele aplica la pena merecida, si ha resultado reo de algn delito.

    Podra muy bien excusarme de estudiar este punto capital enlo que se refiere la causa de Jess de Nazareth, pues como nose ha cumplido ninguna ley en causa tan odiosa, es lgico queno se ha dado al inocente que defiendo la proteccin que debadrsele, ni os ha merecido el respeto que deba mereceros, y que buen seguro os mereciera el mas vulgar y sanguinario de losasesinos y bandidos que pueblan las montaas de Galilea.

    Ms como me he formado el propsito de demostraros, en

    cuanto pueda, las inicuas ilegalidades que habis cometido,quiero enumeraros en parte esas ilegalidades; quierodemostraros algunas de ellas hasta la evidencia, porquecomo me he propuesto esclarecer la verdad, me he propuestotambin, en todo lo que me sea dable, evitaros las excusas que talvez pudierais adunar en favor de vuestro acto, delante de Dios yde los hombres, cuando Dios os pida cuenta de vuestro crimen, ylos hombres os echen en cara vuestra iniquidad, y el atropello dela justicia y de la inocencia que pretendis cometer.

    Qu respeto os ha merecido, y qu proteccin habis dado,seores, Jess de Nazareth? De qu manera habis cumplido

    en esta parte con la ley de Dios? Son acaso respeto y proteccinlos malos tratamientos, los dursimos insultos de que vosotros, yen particular vuestros agentes, le han hecho objeto, sin que selevantara una voz para acriminar tan execrable conducta?Miradle, seores, miradle Jess, porque le tenis delante, y des-pus de mirarle, decid si no habis cebado en l como

    perros rabiosos. Su rostro lleno de profundas heridas, cuajado desalivas asquerosas y de inmundo cieno; su semblante hinchado ylleno de cardenales; su cabeza con los cabellos mesados,empapados en agua cenagosa y en sangre coagulada; su cuerpodbil y lleno de heridas; la gruesa cadena que amarra sin piedad se

    halla sepultada en la inocente carne de sus muecas, y la gruesacuerda que como un dogal oprime su cuello, rasga tambin lacarne. Un guantelete de hierro tiene marcado en el rostro, y segnhe colegido por algunas palabras sueltas, esa marca terrible yespantosa ha sido impresa en el semblante de Jess por la manoirritada de un criado del pontfice... 23 y delante de quin dirais,seores, que se ha cometido ese acto brbaro y criminal? Pues loha sido delante de Ans, en casa de Ans, y por haber contestadoJess mansa y humildemente a las preguntas que el pontfice Ansle diriga. Y no es todo, no seores, lo mas terrible, lo masvergonzoso, es que Ans no ha reprendido al criado; es que, lejosde reprenderle, ha celebrado su acto, y que el brbaro que ha

    llevado cabo semejante crimen, se jacta de su accin entre susiguales, y excitando la admiracin y la envidia (en quienes soloadmiran el crimen y solo tienen envidia de los criminales), lesdispone y les excita que hagan otro tanto y mas, toda vez que aspueden dar rienda suelta sus instintos feroces, y puesto que nosolo estn seguros de la tolerancia del Sanhedrin, sino que sabenque por sus barbaridades han de ser aplaudidos, y han de dar gusto los jueces de Israel, que les pagan del erario del templo. Ah, de-cidme si eso es proteger al inocente mrtir quien defiendo;decidme si eso es respetar como deberais hacer lo Jess de

    Nazareth!.. .

    Yo recuerdo y vosotros tenis presente tambin, la algazara y elalboroto con que ha sido introducido aqu; yo recuerdo habernotado en vuestros semblantes una manifiesta

    23Maleo, siervo de Caifs y captor de Cristo en el huerto deGetseman.

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    fiesta y execrable seal de feroz alegra; yo recuerdo haberosvisto ufanos y llenos de satisfaccin, cuando ha penetrado por lapuerta de esta sala Jess de Nazareth, conducido y llevadoarrastrando como la carroa de un animal inmundo; yo recuerdotodo eso y mucho mas, que produce el vrtigo y el horror hasta

    en los corazones pervertidos y que, sin embargo, lejos dearrancar vuestros labios una protesta enrgica, lejos de verhollada la ley por los inmundos pies de los verdugos, lejos dereprender, para cubrir cuando menos las apariencias, los queas trataban Jess de Nazareth, lo habis visto con satisfaccin,os habis regocijado grandemente por ello y hasta tal vez hahabido alguno de vosotros que, no hallarse contenido .poralgunos respetos, no titubear en abrazar cordialmente losverdugos, para manifestarles el contento de que le llenaba elproceder de la turba vil de sicarios y para darles una prueba desu gratitud por lo bien que han sabido cumplir con vuestrasinstrucciones, ya tcitas, ya dadas de una manera expresa y

    terminante.En ningn tribunal del mundo se ha representado una escena

    tan repugnante como la que se ha representado aqu, y sinembargo os jactis de constituir el tribunal mas humanitario de latierra: en ningn tribunal del mundo, ni aun entre las nacionesmas brbaras, hace dado criminal alguno un trato semejante alque habis dado Jess de Nazareth y sin embargo, fuera de esteno hay tribunal en la tierra quien Dios haya impuesto laprescripcin terminante de respetar y proteger al acusado.Extrao modo es el vuestro, seores, de cumplir con estaimprescindible obligacin, en todo lo que concierne Jess deNazareth! Se da anticipadamente al acusado un tormento cienveces peor que la muerte y se le da antes de juzgarle; antes de queaparezcan las pruebas de su culpabilidad de su inocencia; antesde que el tribunal lesentencie lo que puede, que es la muerte; pero nunca lo quepuede ni debe, que el al martirio, que es lo que Jess ha pasadoy mucho temo lo que espera.

    Dnde est, pues, el respeto que el acusado os merece,

    cuando no solo le ponis en las manos de los brbaros sicarios yles instis y aplauds para que le martiricen, sino que alguno devosotros, dando al traste con su decoro, insulta y maltrata en estamisma sala, de obra y de palabra, al que deba respetar y amenazacon descompuesta ira y furiosos ademanes un juez de Israel,

    que recordando su deber y la ley santa del Seor, hace tomado eltrabajo de ponerse al lado de Jess, para impedir el insulto que sele diriga, para volver por el decoro del tribunal y hasta por ladignidad del fanatizado por la pasin del odio que bulle en supecho, como bulle la incandescente lava en las entraas delvolcn?

    Es esto, seores, el respeto que debe inspiraras el inocenteJess de Nazareth, durante los momentos terribles que permanecesentado en el banquillo de los acusados, por efectos de una pasinvil y rencorosa, que anima contra l los corazones de alguno desus jueces? Mientras se le insulta por vuestros sirvientes, porvuestros enviados; mientras un juez se atreve traducir en

    execrables hechos la pasin indigna que le domina; mientras todosvosotros, jueces de Israel, miris con indecible satisfaccin Jessen vuestro poder y sonres de gozo al verle tan agobiado por losmartirios y las torturas de que se le ha hecho blanco, creis,decidme, que dais cumplimiento la ley y que os hallisperfectamente en el terreno de vuestro deber? Creis que estisrespetando y protegiendo al inocente Jess de Nazareth, comoDios, el pueblo israelita, el inocente acusado, el decoro y la honradel Sanhedrin y hasta vuestra propia dignidad os exigen im-periosamente? Lo creis as, seores jueces de Israel?

    Y otra de las pruebas que atestiguan la falta absoluta de eserespeto y de esa proteccin, es la pregunta que Caifs ha dirigido Jess. Si hubiese merecido la proteccin que tenais el deber deconcederle, no le hubiera obligado el pontfice contestarconjurndole en el nombre del Altsimo; hubieras dado eltribunal por satisfecho, viendo que nada resultaba contra Jess delas deposiciones de los testigos y le