El Puma y el Grillo

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EL PUMA Y EL GRILLO Había una vez un puma que caminaba sigiloso como caminan todos los felinos de pronto escucha bajo sus patas un grito agudo. - Me has pisado la cabeza le reclamó un grillo. Prepárate para luchar conmigo retó al puma te puedo matar de otro pisotón le dijo el puma sonriendo. Prepárate para luchar, cobarde le repitió el grillo indignado. Está bien le dijo el puma perdiendo la paciencia pero dejemos la pelea para mañana. Y si quieres puedes traer algunos aliados. La siguiente noche cuando se encontraron nuevamente, el grillo traía una pequeña caja de madera y dijo: - No esperemos más; empecemos ya la pelea. Y el puma aceptó. El grillo abrió la caja y de ella salieron muchas avispas que atacaron la nariz del felino; el puma no sabía que hacer, trataba de defenderse pero sus garras eran inútiles para alejar a las avispas, solo le quedaba una forma de liberarse de los agujones que era correr hacia el río y sumergirse en sus aguas. El grillo, sintiéndose ganador de la pelea, le decía desde la orilla: Tú mismo me dijiste que traiga algunos aliados. Narrado por Brandy Piña Pinedo de la Comunidad San Antonio Callería Pucallpa Ucayali Perú Recopilado por prof. Eli Flores 2005

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EL PUMA Y EL GRILLO

Había una vez un puma que caminaba sigiloso – como caminan todos los felinos – de pronto escucha

bajo sus patas un grito agudo. - Me has pisado la cabeza – le

reclamó un grillo. Prepárate para luchar conmigo – retó al puma – te puedo matar de

otro pisotón – le dijo el puma sonriendo. Prepárate para luchar, cobarde – le repitió el grillo indignado.

Está bien – le dijo el puma perdiendo la paciencia – pero dejemos la pelea para mañana. Y si quieres puedes traer algunos aliados.

La siguiente noche cuando se encontraron nuevamente, el grillo traía una pequeña caja de madera y dijo:

- No esperemos más; empecemos ya la pelea. Y el puma aceptó.

El grillo abrió la caja y de ella salieron muchas avispas que atacaron la nariz del felino; el puma no sabía que hacer, trataba de defenderse

pero sus garras eran inútiles para alejar a las avispas, solo le quedaba una forma de liberarse de los agujones que era correr hacia

el río y sumergirse en sus aguas. El grillo, sintiéndose ganador de la pelea, le decía desde la orilla:

Tú mismo me dijiste que traiga algunos aliados.

Narrado por Brandy Piña Pinedo

de la Comunidad San Antonio

Callería – Pucallpa – Ucayali – Perú

Recopilado por prof. Eli Flores

2005