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Elquesomágico
María Arely López Juárez
El Concurso de Cuento Infantil es un espacio donde los veracruzanos pueden expresar todas aquellas enseñanzas y valores que debemos preservar como sociedad. Las ilustraciones de los alumnos de la reconocida Mtra. Iliana Pámanes Valencia, enriquecen signi�cativamente estas historias y, al mismo tiempo, develan otra perspectiva del talento de los artistas que se están formando en nuestro Estado.
Los tres trabajos ganadores en esta tercera edición relatan cómo todos podemos realizar nuestros sueños, con perseverancia. Cajita no sólo nos enseña a reciclar y cuidar nuestro medio ambiente, sino que nos muestra la importancia de la solidaridad y la unidad familiar. La pequeña Lulú, en El queso mágico, descubre que el encanto de la vida está en disfrutar cada minuto y todo lo que tenemos. Alfonso, en El soñador, aprende que todo puede ser posible, si se trabaja con dedicación y esmero para lograrlo.
Estos cuentos promueven el diálogo entre gobierno y ciudadanía, que ha caracterizado la administración encabezada por el Dr. Javier Duarte de Ochoa; son también paradigma de los valores que, como veracruzanos, debemos trasmitir a nuestras futuras generaciones.
MTRA. ELVIRA VALENTINA ARTEAGA VEGADIRECTORA GENERAL DE LA EDITORA DE GOBIERNO
Elquesomágico
María Arely López Juárez
El Concurso de Cuento Infantil es un espacio donde los veracruzanos pueden expresar todas aquellas enseñanzas y valores que debemos preservar como sociedad. Las ilustraciones de los alumnos de la reconocida Mtra. Iliana Pámanes Valencia, enriquecen signi�cativamente estas historias y, al mismo tiempo, develan otra perspectiva del talento de los artistas que se están formando en nuestro Estado.
Los tres trabajos ganadores en esta tercera edición relatan cómo todos podemos realizar nuestros sueños, con perseverancia. Cajita no sólo nos enseña a reciclar y cuidar nuestro medio ambiente, sino que nos muestra la importancia de la solidaridad y la unidad familiar. La pequeña Lulú, en El queso mágico, descubre que el encanto de la vida está en disfrutar cada minuto y todo lo que tenemos. Alfonso, en El soñador, aprende que todo puede ser posible, si se trabaja con dedicación y esmero para lograrlo.
Estos cuentos promueven el diálogo entre gobierno y ciudadanía, que ha caracterizado la administración encabezada por el Dr. Javier Duarte de Ochoa; son también paradigma de los valores que, como veracruzanos, debemos trasmitir a nuestras futuras generaciones.
MTRA. ELVIRA VALENTINA ARTEAGA VEGADIRECTORA GENERAL DE LA EDITORA DE GOBIERNO
El queso mágicoMaría Arely López Juárez
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Ésta es la historia de Lulú, una inquieta ratoncita a la que le gustaba mucho
cumplir años. Como a todos nosotros, le encantaba que le hicieran una fiesta,
que su mamá, la señora Manchego, le preparara un delicioso pastel de queso, que
sus amigos le cantaran las mañanitas y al final soplar las velitas y pedir un deseo.
Nuestra querida ratoncita pedía lo mismo todos los años.
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—¡Deseo cumplir años todos los días!
—decía Lulú cerrando los ojos
y apagando las velas de
su pastel.
—Sigue soñando,
ratoncita. Sólo se puede
cumplir años una vez al
año —le replicaba su
mamá.
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El deseo de Lulú nunca se hacía realidad hasta que, en su
cumpleaños número ocho, mientras se encontraba abriendo
sus regalos en su cama y lamentándose porque faltaban
trescientos sesenta y cuatro días para su cumpleaños,
el duende don Requesón, encargado de cumplir los
deseos de cumpleaños, decidió visitarla haciendo
una mágica aparición.
—¡Buenas noches, mi querida ratoncita!
—dijo don Requesón.
—Buenas noches, ¿quién es usted?
—preguntó Lulú sorprendida.
—Permítame presentarme: soy don Requesón,
el duende encargado de cumplir los deseos de
cumpleaños —aseguró, quitándose el sombrero y
haciendo una reverencia.
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—¡Vaya! En ese caso tengo una queja para usted,
señor Requesón. Hace muchos años que
me la paso pidiendo el mismo deseo
y nunca viene usted a visitarme
—reprochó la ratoncita.
—Mi querida Lulú, tu
deseo es demasiado grande
y me he tardado mucho en
conseguir esto —dijo don
Requesón buscando en su
enorme bolsa y sacando una
gran rueda de queso.
Lulú, muy decepcionada por lo
que vio, le volvió a recriminar:
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—Tal parece, señor duende, que usted no escucha bien, pues yo no he pedido
nada de comer. Yo he pedido…
—Sí, sí, cumplir años todos los días. Por eso he traído esto: no es un queso
como todos los demás; éste, mi querida amiga, es un queso mágico. Te explicaré
cómo funciona, pero antes debo hace�e una adve�encia: éste es el único en su
especie y sólo hay uno en todo el mundo. Tienes que cuidarlo, pues cuando se
termine no habrá más… —explicaba don Requesón.
—Sí, claro, en�endo, pero ya dígame cómo funciona, ¿necesita pilas? —inte-
rrumpió Lulú.
—¡Claro que no! Te explicaré. Es muy sencillo: cada vez que le des una mordida
al queso podrás adelantar el �empo a tu siguiente cumpleaños y de esta manera…
—decía el duende cuando Lulú le impidió terminar su explicación y le dio la primera
mordida al queso.
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Inmediatamente, Lulú se encontraba festejando su cumpleaños número nueve.
Podía comprobarlo porque su pastel tenía nueve velitas, estaba rodeada de sus
amigos y de muchas cajas de colores.
—¡Sí funciona, sí funciona! —gritaba Lulú emocionada—. ¡Cuántos regalos,
cuántos globos! No puedo esperar más �empo, quiero ver mi décimo cumpleaños—.
Y diciendo esto, volvió a morder el queso mágico.
Nuevamente Lulú se encontraba con un ves�do diferente, con diez velitas en
su pastel y con muchos regalos nuevos por abrir. Pronto las ansias de vivir su
siguiente cumpleaños hicieron que la ratoncita mordiera más y más el queso mágico
que le habían regalado hasta que, un día, vio cómo se incendiaba el pastel.
—¡Fuego, fuego! —gritaba Lulú.
—¡Ay, mamá! No te espantes. Es normal que con noventa velitas el pastel se
vea así— le dijo una ratoncita muy parecida a ella.
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—¿Mamá? ¿A quién le dices mamá? ¿Y mi mamá? ¿Dónde está mi mamá?
—preguntaba Lulú muy confundida.
—Pobre suegra, a su edad ya se le va el avión a cada rato —mencionó un señor
ratón.
—¡Abre tus regalos, abue! —decía un pequeñito.
Lulú intentó, pero sus manos eran muy débiles. La ratoncita que se parecía a
ella, y que la había llamado “mamá”, la ayudó. Al ver los regalos, nuestra amiga se
sorprendió mucho más que con el incendio del pastel.
—¡Pero qué son estas cosas! ¿Yo para qué quiero unos lentes y unas pantuflas?
¿Dónde están los juguetes, las muñecas, los chocolates? —preguntaba confundida.
—Abuelita, ya estás muy viejita para juguetes y chocolates no puedes comer
porque ya no �enes dientes —le explicó el ratoncito.
—Ven, mamá, te llevaré a tu cua�o a descansar. Pobre viejecita —dijo la ratoncita
que se parecía a Lulú.
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Ya en su cua�o, Lulú trataba de
recordar lo que había sucedido. La
claridad llegó a ella cuando, al
meter la mano en la bolsa
del ves�do, encontró una
migajita de queso.
Entonces se acordó del
duende don Requesón,
del queso mágico, del
deseo que había pedido
y de la adve�encia que
se le había hecho. se acostó
en su cama y se puso a llorar
en silencio, muy desconsolada.
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No pasó mucho �empo, cuando don Requesón, el duende cumplidor de deseos
de cumpleaños, hizo su mágica aparición.
—¿Por qué lloras, dulce viejecita? —preguntó el duende.
—¡Oh! Señor Requesón, me he comido el queso muy rápido. No lo cuidé como
usted me pidió y, ahora, sólo me queda esta pequeña migaja —dijo Lulú enseñándole
el queso.
—Lulú, pensé que estarías contenta porque has vivido tus cumpleaños cuando
tú quisiste, sin tener que esperar —afirmaba aquel ser mágico.
—Señor duende, me he equivocado. He vivido tan poco y ahora es demasiado
tarde para remediarlo... —decía sin parar de llorar.
—Vaya, viejita, me da gusto que hayas entendido que hay que disfrutar cada día
y no sólo tu cumpleaños —contestó don Requesón.
—Sí, lo he entendido. ¡Cómo desearía no haber pedido que todos los días fueran
mi cumpleaños! —se lamentaba Lulú.
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—Está bien. Sólo porque hoy cumples noventa años te concederé un úl�mo
deseo. Acábate esa migajita de queso que te queda y pide un deseo, piénsalo bien,
porque es el úl�mo que te he de cumplir —explicó el pequeño duende.
Lulú, sin pensarlo dos veces, tomó la migajita de queso que tenía en las manos,
cerró los ojos y dijo:
—Deseo volver a tener ocho años, cumplir años sólo una vez por año, como
todo el mundo.
Mordió el quesito y se acostó a dormir. Cuando Lulú despe�ó, se tocó el rostro
y fue corriendo y gritando a buscar a su mamá.
Elquesomágico
María Arely López Juárez
El Concurso de Cuento Infantil es un espacio donde los veracruzanos pueden expresar todas aquellas enseñanzas y valores que debemos preservar como sociedad. Las ilustraciones de los alumnos de la reconocida Mtra. Iliana Pámanes Valencia, enriquecen signi�cativamente estas historias y, al mismo tiempo, develan otra perspectiva del talento de los artistas que se están formando en nuestro Estado.
Los tres trabajos ganadores en esta tercera edición relatan cómo todos podemos realizar nuestros sueños, con perseverancia. Cajita no sólo nos enseña a reciclar y cuidar nuestro medio ambiente, sino que nos muestra la importancia de la solidaridad y la unidad familiar. La pequeña Lulú, en El queso mágico, descubre que el encanto de la vida está en disfrutar cada minuto y todo lo que tenemos. Alfonso, en El soñador, aprende que todo puede ser posible, si se trabaja con dedicación y esmero para lograrlo.
Estos cuentos promueven el diálogo entre gobierno y ciudadanía, que ha caracterizado la administración encabezada por el Dr. Javier Duarte de Ochoa; son también paradigma de los valores que, como veracruzanos, debemos trasmitir a nuestras futuras generaciones.
MTRA. ELVIRA VALENTINA ARTEAGA VEGADIRECTORA GENERAL DE LA EDITORA DE GOBIERNO
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—¡Mamá, mamá!
¿Cuántos años tengo?
¿Verdad que hoy no es
mi cumpleaños?
—dijo emocionada
la ratoncita.
—Hija mía, hoy
no cumples años,
aún falta mucho para
eso, no te desesperes
—contestó la señora.
—¡Qué bien! Quiero
que así sea siempre, sólo un
cumpleaños por año.
Elquesomágico
María Arely López Juárez
El Concurso de Cuento Infantil es un espacio donde los veracruzanos pueden expresar todas aquellas enseñanzas y valores que debemos preservar como sociedad. Las ilustraciones de los alumnos de la reconocida Mtra. Iliana Pámanes Valencia, enriquecen signi�cativamente estas historias y, al mismo tiempo, develan otra perspectiva del talento de los artistas que se están formando en nuestro Estado.
Los tres trabajos ganadores en esta tercera edición relatan cómo todos podemos realizar nuestros sueños, con perseverancia. Cajita no sólo nos enseña a reciclar y cuidar nuestro medio ambiente, sino que nos muestra la importancia de la solidaridad y la unidad familiar. La pequeña Lulú, en El queso mágico, descubre que el encanto de la vida está en disfrutar cada minuto y todo lo que tenemos. Alfonso, en El soñador, aprende que todo puede ser posible, si se trabaja con dedicación y esmero para lograrlo.
Estos cuentos promueven el diálogo entre gobierno y ciudadanía, que ha caracterizado la administración encabezada por el Dr. Javier Duarte de Ochoa; son también paradigma de los valores que, como veracruzanos, debemos trasmitir a nuestras futuras generaciones.
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Y fue así como Lulú comprendió que con un
solo día para cumplir años bastaba y empezó a
disfrutar cada etapa de su vida.
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El Concurso de Cuento Infantil es un espacio donde los veracruzanos pueden expresar todas aquellas enseñanzas y valores que debemos preservar como sociedad. Las ilustraciones de los alumnos de la reconocida Mtra. Iliana Pámanes Valencia, enriquecen signi�cativamente estas historias y, al mismo tiempo, develan otra perspectiva del talento de los artistas que se están formando en nuestro Estado.
Los tres trabajos ganadores en esta tercera edición relatan cómo todos podemos realizar nuestros sueños, con perseverancia. Cajita no sólo nos enseña a reciclar y cuidar nuestro medio ambiente, sino que nos muestra la importancia de la solidaridad y la unidad familiar. La pequeña Lulú, en El queso mágico, descubre que el encanto de la vida está en disfrutar cada minuto y todo lo que tenemos. Alfonso, en El soñador, aprende que todo puede ser posible, si se trabaja con dedicación y esmero para lograrlo.
Estos cuentos promueven el diálogo entre gobierno y ciudadanía, que ha caracterizado la administración encabezada por el Dr. Javier Duarte de Ochoa; son también paradigma de los valores que, como veracruzanos, debemos trasmitir a nuestras futuras generaciones.
MTRA. ELVIRA VALENTINA ARTEAGA VEGADIRECTORA GENERAL DE LA EDITORA DE GOBIERNO