Warman, Arturo. Los campesinos. Hijos predilectos del regimen
El regalo de Quetzalcóatl - estudioshistoricos.inah.gob.mx · El libro de Arturo Warman es una...
-
Upload
truonghanh -
Category
Documents
-
view
214 -
download
0
Transcript of El regalo de Quetzalcóatl - estudioshistoricos.inah.gob.mx · El libro de Arturo Warman es una...
----- ~E)Eñq)---------------------------------------------------------------------
la hace un territorio virtualmente inconexo del resto del país y del mundo hasta los años cuarenta del siglo pasado, en que de manera prácticamente fortuita continuó formando parte del territorio nacional tras la guerra contra los Estados Unidos", escriben Guadalupe de la Torre y Jacinto Barrera.
"A partir de esos años, las posibilidades y peligros a los que se enfrenta la Baja California corresponden directamente a los impulsos de su vecina California: los capitales necesarios para la extracción del oro, la formación de las compañías colonizadoras, la construcción de obras de irrigación y de casinos y de prostíbulos, provendrán de allá, haciendo que el fantasma de la anexión encame en más de un aventurero (William Walker, 1856; Dick Ferris, 1911). Este periodo de la historia de Baja California se cierra, al menos provisionalmente, cuando el emporio agrícola de la compañía norteamericana Colorado River Land es expropiado por el gobierno del general Lázaro Cárdenas en 1937, con lo cual la base del desarrollo
económico en la región quedó en manos de campesinos mexicanos.
"Estas características generales de la historia de Baja California se manifiestan en la arquitectura de los diversos asentamientos que lo componen. Así, tanto en el trazo original de las ciudades, como en los estilos arquitectónicos de sus edificios públicos y privados, y en los materiales y técnicas constructivas, se encuentra la impronta de los modelos finiseculares imperantes en Inglaterra y los Estados Unidos; a excepción de los vestigios de la arquitectura misional del periodo colonial, y las edificaciones porfirianas, que en aras de reafirmar la identidad nacional fueron, paradójicamente, diseñadas con base en el modelo europeizante en boga en la ciudad de México durante esos años", nos dicen los autores.
Si en Noticias de la península americana de California, publicada en 1772 por el padre Juan J acobo Baegert, la península "no es más que una piedra", en Monumentos históricos de Baja California, de Guadalupe de la Torre y
El regalo de Quetzalcóatl
Rosa Casanova
Arturo Warman, La historia de un bastardo: maíz y capitalismo, México, Fondo de Cultura Económica-Instituto de Investigaciones Sociales, 1988,279 pp. (Sección de Obras de Historia).
L as historias que estudian el proceso de inserción de los productos
188
americanos en la cultura material son aún escasas, sobre todo si pensamos en la riqueza de temas y de perspectivas posibles de desarrollar. Encontramos referenciassugerencias diseminadas en historias agrarias, económicas, de las mentalidades, culinarias, en libros de botánica o de literatur? Pocas recrean los procesos, difíciles de
Jacinto Barrera, la parte septentrional de la península va configurando su rostro histórico. El trabajo de los investigadores nos permite reconocer, apreciar, en una suerte de arqueología arquitectónica, que la península de piedra y sin agua poco a poco fue humanizándose y mexicanizándose, al salvar sus hombres y mujeres los obstáculos de la naturaleza. De esa manera, al enseñamos a leer los signos arqueológicos y arquitectónicos del estado de Baja California, los autores nos recuerdan que un monumento también es memoria y que escribir es recordar y aprender de memoria ... lo cual nos lleva a asociar que en el verbo recordar -es decir, en el trabajo del historiador- se esconde la raíz
. etimológica de la palabra corazón, y que la cosa que sabemos de memoria a través de los libros la sabemos por medio del corazón, o sea, la amamos, como si el recordar fuese amar, según nos dice el escritor italiano Alberto Savinio, es decir: que la cosa recordada la guardamos en el órgano mismo de los afectos.
medir o cuantificar, por medio de los cuales un producto es aceptado o rechazado.
Regalo de Quetzalcóatl a los hombres, objeto de culto sagrado y de estrictos ritos propiciatorios para asegurar su cosecha, el maíz fue uno de los tantos dones americanos otorgados a los descubridores y conquistadores del continen-
--------------------------------------------------------------------- RE)Eñ~)-----
te. Desde entonces, la planta sagrada comenzó a ser estudiada, difamada, admirada, confundida, plantada, cosechada y, sobre todo, consumida por hombres de culturas diversas.
El libro de Arturo Warman es una historia del maíz en el mundo, que él denomina mexicanista. La riqueza del estudio radica en los once nutridos capítulos que abarcan desde el debate en Europa sobre el origen del maíz, a su implantación en Africa, China, India, Europa y Norteamérica y a su estigma como causa de una terrible enfermedad. Los cuatro capítulos restantes -dos al inicio y dos al final- son la declaración de principios del autor y sus propuestas o "utopías", que desplazan el libro hacia otras problemáticas.
La óptica "mexicanista", que parte del origen mismo de la planta y quizás de un orgullo nacionalista por los espacios que conquistara, permite a Warman establecer esta doble estructura que se desplaza necesariamente hacia un ámbito ideológico. Convencido de las bondades del maíz, lo considera a la vez "uno de los recursos renovables importantes de la fundación del mundo moderno o del sistema mundial", sistema que, en su perspectiva, es necesario modificar. Así, el maíz le sirve como punto de partida para estudiar la formación de este omnipotente sistema. Un complicado recorrido, que privilegia la historia de los grupos rurales, permitiéndole establecer las bases para explicar, si bien parcialmente, el complejo sistema del mercado mundial de alimentos.
El trabajo se presenta así como un ensayo de historia global, partiendo de un objeto de estudio concreto. Esta misma visión totalizadora le permite tratar situaciones y sociedades tan disímiles como
la china o la norteamericana, a la vez que esbozar propuestas de cómo el mundo postmoderno puede afrontar hoy, yen el futuro inmediato, el problema de la alimentación y la calidad de vida de la humanidad. Es éste precisamente uno de los ejes del libro: plantear cómo y por qué los hombres, fuera del ámbito latinoamericano, comenzaron a plantar el maíz y a comerlo, cómo sigue siendo el sustento de los pobres y una esperanza para el futuro. Una empresa difícil, ante el peligro de la dispersión o de la generalización.
Cada uno de los temas tratados, como reconoce el mismo Warman, merecería un libro: condensar la historia de un país, de una región o de un continente a partir del siglo XVI en unas cuantas páginas resulta abrumador para el lector, ante la abundancia de la información y de las explicaciones. Para cada uno proporciona datos, no siempre equiparables, sobre la historia política del país o región, la demografía, las tradiciones agrarias. la tenencia de la tierra, la producción de otros alimentos, para llegar así a comprender el proceso de inserción del maíz en la cultura rural. Queda claro un proceso general: una resistencia inicial ante los problemas que significan para la cultura ca;mpesina adaptar su trabajo y su vida a un nuevo cultivo.
Paralelamente se desarrolla el problema historiográfico: quiénes, cuándo y cómo se han hablado del maíz. El autor niega un afán erudito, pero demuestra un conocimiento profundo de los temas que trata, fruto de sus años de labor en historia agraria. En ciertos capítulos, como en el que rastrea la historia del maíz en Europa, la discusión historiográfica prevalece en el texto, por encima de las temáticas centrales.
El "tesoro vegetal americano" es el punto de partida. Warman sostiene que hoy, a cinco siglos del descubrimiento, se puede afirmar que las plantas han sido las aportaciones americanas que han generado más riqueza; también se podría agregar que han sido una de las aportaciones que ha generado más cambios en la vida cotidiana: plantas medicinales como la raíz de Xalapa o de Michoacán, la quina, el pald santo o el barbasco; tintóreas como el palo de tinte; alimenticias como la yuca, la papa, el camote, el jitomate, el chile, las calabazas o el cacao; de placer o de lujo como el tabaco, el copal, el achiote o la coca; productoras de aceite como el girasol y el cacahuate; frutos como los zapotes, el mamey, el aguacate o la guayaba. Un enlistado parcial, pero que rinde cuenta de la variedad de ámbitos que fueron trastocados a través de su importación o cultivo, tradiciones y hábitos que fueron modificados.
El maíz es en la actualidad el tercer cultivo mundial. En un capítulo Warman entusiasma al lector con sus cualidades botánicas que permiten una gran adaptabilidad y alta productividad. Menciona las razas y variedades reconocidas (más de 250, 25 antiguas sólo en México) y enumera sus diversos usos. Hoy en día la planta se aprovecha casi en su totalidad, continuando los usos tradicionales mesoamericanos e inventando además otros especializados: alcohol para combustible o bebida; almidón y sus derivados que sirven como ingredientes básicos para muchos productos alimenticios modernos y para industrias especializadas, como la fabricación de explosivos. De cuaJquier manera, su utilización primordial es la de alimento del hombre, sea en forma directa, o por medio de la
189
------ RE~Eñ~~------------------------------------------------------------------------
engorda de animales en los países desarrollados. Todo ello "resultado de la acción humana, del conocimiento agrícola y su acumulación".
Teorías y explicaciones dispares se han generado para probar que el maíz era ya conocido en el mundo occidental antes del descubrimiento del nuevo continente. Da cuenta de ellas "La historia de un bastardo". Como prueba se emplearon evidencias históricas, documentales y lingüísticas. Por otro lado, estas últimas proporcionan datos sobre los cultivos que la planta vino a sustituir, ya que en muchas ocasiones retomó sus nombres. Más recientemente, los científicos se pronuncian por reconocer al teosintle como el antepasado silvestre del maíz, estableciendo así una paternidad y un lugar de nacimiento oficial.
Las andanzas de esta planta por "las antípodas" y el "continente negro" --en tres capítulos que cubren la etapa del esclavismo, la colonialista y la independentista-, ilustran las vías que siguió el maíz para introducirse desde el poder como cultivo importante en la estrategia del sistema alimentario de estas regiones. El campesino chino, por ejemplo, comercializaba su cosecha de arroz, alimento predilecto, para así obtener dinero que le permitía sobrevivir, consumiendo maíz que podía comprar más barato. En las costas atlánticas de Mrica, el maíz sirvió para mantener a los esclavos, antes y durante la travesía. La historia del "rastro del maíz en Europa" establece las fronteras que se fueron estableciendo entre este grano y el trigo, y entre su uso como
190
alimento animal o humano. Antes del siglo XIX el maíz se incorporó a la dieta humana europea, en zonas como la del Mediterráneo en que agricultura y ganadería estaban disociadas, como harina para producir panes de calidad inferior o como pasta de harina cocida en agua. Pero la explicación de por qué se generalizó su cultivo en Europa, como en cualquier otro sitio, es compleja y requiere el manejo de elementos muy variados: "Reconocí fuerzas de la naturaleza y de la sociedad que propiciaron y promovieron la introducción o que la limitaron y frenaron. Entre ellas cuatro destacaron por su nitidez: las condiciones naturales y las técnicas o sistemas agrícolas con ellas asociados; la población y su dinámica; el comercio, los precios y los mercados; la propiedad sobre la tierra y las relaciones de dominio que existían entre sus dueños y los productores directos". Sin embargo, "fuerzas como la población y su dinámica" pueden resultar conceptos demasiado amplios como para entender los procesos concretos a través de los cuales se aceptó o no el maíz. Implican problemas de tradición, de gusto, de imaginación, de rupturas que difícilmente son medibIes o cuantificables, pero que necesitan ser reconocidas e incorporadas a una explicación de este tipo.
Desde mediados del siglo XVIII hasta inicios del XX la pelagra azotó Europa; maldición del maíz como fue llamada, la planta perdía así su rostro bondadoso. Enfermedad nueva, mortal en la mayoría de los casos, se ligó inmediatamente al consumo casi exclusivo de
maíz que hacían los campesinos pobres de zonas como Asturias, Lombardía, Las Landas, Corfú, Rumania. Hoy se sabe que se origina por una deficiencia nutricional, manifiesta sobre todo por la carencia de niacina; pero fue utilizada ideológicamente por tendencias diversas: "La pelagra está asociada con el cambio y no con la tradición, con la alteración disruptiva de las condiciones en la vida rural. Fue una enfermedad nueva, como lo eran la pobreza y la riqueza de las que emergió".
El último estudio de caso analiza las "bendiciones y maldiciones" de la planta en los Estados Unidos, sustento de colonos y esclavos y de los ejércitos que lucharon en la guerra civil. Ya a inicios de nuestro siglo, se convirtió en alimento del ganado porcino y vacuno para los ricos y en comida de los pobres. Warman a continuación delinea "el camino del poder alimentario", es decir, la estructura del mercado mundial de cereales, en manos de cinco grandes compañías transnacionales, y de la ayuda alimentaria norteamericana. Lo hace críticamente desde la perspectiva actual de los países no desarrollados: "El mercado mundial de granos, el campo de acción de las cinco grandes corporaciones transnacionales, no tiene ni pretende la neutralidad. La magnitud de la oferta y la demanda, los precios y las condiciones de venta, así como los vetos, embargos y restricciones, son el resultado de decisiones políticas. Las concepciones estratégicas de los estados, sus alianzas y sus bloques, son las que definen las variantes del mercado cereal ero mundial".