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1 El relativismo y los desacuerdos sin-falla acerca de las atribuciones de conocimiento Federico Matías Pailos – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Sede)/Universidad de Buenos Aires (Subsede) 1 [email protected] Resumen El relativismo explica por qué tres intuiciones acerca de nuestro uso de las atribuciones de conocimiento son correctas. También explica cómo son posibles los desacuerdos genuinos sin-falla. Pero ese tipo de situaciones solo tienen lugar si el desacuerdo es inter-conversacional. El relativismo podrá explicar este fenómeno solo si permite que la situación del sujeto y el emisor también determinen el estándar epistémico. Ello posibilitará, a su vez, que pueda explicar la corrección de nuestra intuición acerca de ciertas conjunciones relevantes. Abstract Relativism explains why three central intuitions about knowledge attributions are correct. It also explains how faultless disagreements are possible. But faultless disagreements can only take place in inter-conversational contexts. Relativism could explain this only if it allows that the epistemic standard could be fixed by the subject and the user situations. This new relativism can also explain why the intuitions around certain key conjunctions are correct. Palabras clave Conocimiento, desacuerdos, relativismo, intereses, semántica. 1 Este trabajo fue escrito gracias a la beca que me otorgó el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

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El relativismo y los desacuerdos sin-falla acerca de las atribuciones de

conocimiento

Federico Matías Pailos – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

(Sede)/Universidad de Buenos Aires (Subsede)1

[email protected]

Resumen

El relativismo explica por qué tres intuiciones acerca de nuestro uso de las

atribuciones de conocimiento son correctas. También explica cómo son posibles los

desacuerdos genuinos sin-falla. Pero ese tipo de situaciones solo tienen lugar si el

desacuerdo es inter-conversacional. El relativismo podrá explicar este fenómeno solo

si permite que la situación del sujeto y el emisor también determinen el estándar

epistémico. Ello posibilitará, a su vez, que pueda explicar la corrección de nuestra

intuición acerca de ciertas conjunciones relevantes.

Abstract

Relativism explains why three central intuitions about knowledge attributions

are correct. It also explains how faultless disagreements are possible. But faultless

disagreements can only take place in inter-conversational contexts. Relativism could

explain this only if it allows that the epistemic standard could be fixed by the subject

and the user situations. This new relativism can also explain why the intuitions around

certain key conjunctions are correct.

Palabras clave

Conocimiento, desacuerdos, relativismo, intereses, semántica.

1 Este trabajo fue escrito gracias a la beca que me otorgó el Consejo Nacional de

Investigaciones Científicas y Técnicas

2

Key-words

Knowledge, disagreements, relativism, intereses, semantics.

3

Las teorías relativistas acerca de las atribuciones de conocimiento sostienen

que el valor de verdad de una atribución de conocimiento es relativo, además de a

mundos posibles, a un estándar epistémico vigente en el contexto de evaluación de la

atribución. Puede haber, de acuerdo al relativismo, atribuciones de conocimiento que

sean verdaderas en un contexto evaluativo y falsas en otro, más exigente que el

primero o acaso meramente distinto. Parte de la motivación para dar una semántica

relativista, es explicar cómo es que son posibles casos aparentes de desacuerdos

genuinos en los cuáles, en algún sentido relevante, quienes discrepan actúan todos

correctamente. Son casos en los cuáles alguien afirma que p, y otro afirma que no es el

caso que p. Una situación de este estilo se da cuando ‘p’ es instanciada por una

atribución de conocimiento. Después de presentar el modo en que un relativista

tradicional explica los casos de "faultless disagreements", expondré otra forma de la

propuesta relativista, que tiene todas las virtudes de la solución tradicional, pero que

no comparte sus desventajas. En particular, este nuevo relativismo, al que denominaré

“Relativismo Relativo al Interés”, permite rescatar nuestras intuiciones acerca de los

casos presentados por Stanley, en los que la situación práctica de los individuos

involucrados varía. Pero una consecuencia de la adopción de esta nueva esta nueva

posición, es que los "faultless disagreements" acerca de atribuciones de conocimiento

son situaciones posibles, pero no tan habituales como el relativista tradicional juzga.

Pero esto, una vez más está en consonancia con lo que parece ser la intuición básica

detrás de los casos presentados por Stanley: que basta que uno de los individuos

involucrados esté en una situación apremiante para que el estándar epistémico

relevante sea más exigente.

1-Relativismo y desacuerdos sin falla ("faultless disagreements")

Una de las razones para adoptar una semántica relativista acerca de las

atribuciones de conocimiento, como queda dicho, es dar sentido a la idea de que los

desacuerdos en este campo son genuinos, y algunos de ellos, además, son tales que

ninguno de los que desacuerdan actúa de modo incorrecto. No obstante, no son los

únicos tipos de aparentes desacuerdos genuinos de este tipo que existen. Es razonable

sostener que hay desacuerdos genuinos sin falla acerca de lo que sea gracioso, sabroso

o probable. Esto explica, en parte, la impresión de incorrección generada por una

lectura contextualista de algunos diálogos. El contextualismo sostiene que el valor de

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verdad de las atribuciones de conocimiento puede cambiar con los contextos en los que

se emite, porque el contexto de emisión determina un estándar epistémico que es parte

del significado de esas expresiones. De modo análogo, el contexto contribuye al

significado de afirmaciones que incluyen términos relativos con –por ejemplo-

estándares de precisión o altura. Con las afirmaciones que incluyen expresiones como

“es sabroso” o “es gracioso” ocurre algo parecido. Allí, el contexto aporta un estándar

de lo que es cuenta como gracioso o sabroso. Veamos un ejemplo. Si Abe dice ‘las

manzanas son sabrosas’ y Ben dice, en otro contexto, ‘las manzanas no son sabrosas’,

ambos pueden haber emitido afirmaciones verdaderas, porque una no es la negación de

la otra (dado que ‘sabroso’ tiene un significado distinto en uno y otro caso). Parece que

cualquier idea aceptable acerca de lo que sea un desacuerdo genuino, si lo que

defiende el contextualista es verdad, negará que haya un desacuerdo genuino en ese

caso. Esto contradice las intuiciones que los relativistas sostienen que tenemos sobre

estos casos. Pero quienes se embarcan en discusiones acerca de si las manzanas son

sabrosas, se toman a sí mismos como discrepando de modo genuino. En cualquier

caso, parecen creer que niegan lo que su interlocutor afirma -parecen creer que lo que

su interlocutor afirma es falso, y que discrepan acerca del valor de verdad de la misma

proposición. MacFarlane presenta el siguiente ejemplo: “if I say ‘It’s likely that thieves

are in Mexico by now’, you may reply, ‘No, it’s not likely at all: I just heard that they

were seen heading north towards Oregon’”. (MacFarlane 2007a: 3.) Parece natural

que quien se ve contradicho se retracte de su anterior afirmación ante la emergencia de

nueva evidencia que aboga contra lo que anteriormente sostuvo. El contextualista se ve

obligado a calificar de equivocado este tipo de comportamiento. Esto, no obstante, no

alcanza para desestimar al contextualista que sostiene, tal como hace Keith DeRose en

DeRose (2004), que el estándar relevante es fijado por el contexto en el que ambos

debaten, y que es el mismo para los dos. Este contextualista pretende dar una teoría

compatible con dos hechos: (1) que el desacuerdo en estos casos es genuino, y (2) que

el estándar relevante que determina el valor de verdad de este tipo de afirmaciones está

fijado, en alguna medida, de modo subjetivo por quienes debaten. En los casos en los

que quienes debaten no compartan un estándar de evaluación, perseverar en el debate

puede ser racional si se toma esta actitud como un intento de establecer un estándar

evaluativo común, en el tipo de proceso que en Lewis (1979) se denomina

“accommodation”. Pero si bien este tipo de contextualismo parece explicar el

desacuerdo dentro del marco de un mismo contexto conversacional –el desacuerdo

intra-conversacional-, en el que parece razonable sostener que rige un mismo

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estándar evaluativo, no explica los desacuerdos que no se dan dentro de un mismo

marco –los desacuerdos inter-conversacionales, en los que quienes discrepan no

pertenecen al mismo contexto conversacional, y por tanto no hay un estándar del

contexto relevante, porque no hay uno solo de ellos, sino –al menos- dos. MacFarlane

(en MacFarlane (2007a)) presenta algunos ejemplos iluminadores de los que son casos

de desacuerdos inter-conversacionales:

1-Cuando tenía 10 años solía decir “el pescado es sabroso”. Ahora suelo decir

“el pescado no es sabroso”. Parece que estoy en desacuerdo con mi yo pasado, pero sin

embargo no estoy involucrado en una conversación con él.

2-Algunos grupos de chicos de 10 años suelen tildar de graciosos algunos

chistes que apelan a juegos de palabras algo trillados. Creo que esos chistes no son

graciosos. Pero ni ellos ni yo creemos estar participando de ningún tipo de

conversación en común.

3-Dos grupos de investigación están estudiando las causas de determinado tipo

de epidemia. Ambos desconocen la existencia del otro grupo. El Grupo 1 concluye que

“es probable que la epidemia haya sido transmitida a los humanos por los pájaros”. El

Grupo 2, a partir de considerar otro cuerpo de evidencia al considerado por el Grupo 1,

concluye que “es probable que la epidemia haya sido transmitida a los humanos por

esporas en el suelo”. Estos grupos parecen discrepar acerca de cuál ha sido la causa de

la transmisión de la enfermedad a los humanos. Cuando toman contacto con las

conclusiones del otro grupo, ambos acuerdan en que discrepan, y no están dispuestos a

afirmar que sus conclusiones son compatibles.

Una posición contextualista como la defendida por DeRose no puede dar

cuenta de los desacuerdos inter-conversacionales. Pero una propuesta relativista sí

puede hacerlo. En el desacuerdo entre A y B acerca del carácter sabroso de las

manzanas, ellos discrepan genuinamente. El desacuerdo es acerca del valor de verdad

de la misma proposición: que las manzanas son sabrosas. No obstante, afirma el

relativista, esta proposición puede ser verdadera para los estándares de A y falsa para

los estándares de B.2 La relatividad relevante es la del valor de verdad de la misma

2 Hay varios modos de entender qué sea una proposición para un relativista. De acuerdo a MarFarlane, una proposición es (o, al menos, puede ser modelada) por una función de contextos de uso y contextos evaluativos, a valores de verdad. Kolbel, por su parte, entiende que una proposición es (o puede, al menos, ser modelada), por una función de contextos de uso y circunstancias de evaluación, a valores de verdad. (La diferencia entre Kolbel y MarFarlane es que este último rechaza la incorporación de un nuevo parámetro -fijado por el contexto evaluativo- a las circunstancias de evaluación. Por ejemplo, en

6

proposición con respecto a los estándares evaluativos (de ‘gusto’) de A y B,

respectivamente.

MacFarlane cree que no pueden darse condiciones necesarias y suficientes de

lo que cuenta como desacuerdo genuino.3 4 Sin embargo, defiende una propuesta que

considera que da cuenta de buena parte de los casos interesantes. Introduce, para ello,

la condición de “accuracy”, a la que traduciré como “ser apropiado/a”:

ACCURACY. An acceptance (rejection) is accurate just in case the proposition accepted is true (false) at the circumstance of evaluation that is relevant to the assessment of the acceptance (rejection) in its context (or at all such circumstances, if there is more than one). (MacFarlane (2007a: 11)

Con esta noción (la de “accuracy” o “ser apropiado/a”), MacFarlane considera

algunos modos de dar cuenta del desacuerdo genuino. Uno de los que presenta es el

siguiente:

CAN’T BOTH BE ACCURATE. (a) There is a proposition that one party accepts and the other rejects, and (b) the acceptance and the rejection cannot both be accurate. (MacFarlane (2007a: 12.)5

Resta por explicar en qué sentido estos desacuerdos pueden ser sin-falla. Lo

haré a continuación.

el caso de las atribuciones de conocimiento, ese nuevo parámetro corresponde a un estándar epistémico a ‘juez’.) Como las propuestas que presentaré pueden ser acomodadas a cualquier de estas versiones del relativismo, no ahondaré aquí en este debate. 3 Esta es la razón de para sostenerlo: supongamos que a mediodía Mary acepta la proposición temporal de que el número de moscas en la habitación es par o impar, y a medianoche Tom niega la misma proposición. La afirmación de Tom no puede ser apropiada, pues está rechazando una verdad necesaria. A fortiriori, las afirmaciones de Tom y Mary no pueden ser ambas verdaderas. Pero no hay desacuerdo, pues “Mary’s thought concerns noon, while Tom’s concerns midnight”. (MacFarlane (2007a: 12.) 4 La razón para negarlo es que este criterio exige que en cualquier disenso genuino entre dos partes, haya un único contenido p que una de las partes acepte y que la otra rechace. Pero esto no rescata todos los casos de genuina discrepancia. Por ejemplo, si a mediodía Mary acepta la proposición temporal de que Sócrates está sentado, y a medianoche, Peter la rechaza la proposición que Sócrates estuvo sentado doce horas antes, entonces ellos discrepan. Peter, no obstante, no está rechazando la proposición que Mary acepta, sino –afirma MarFarlane- uno relacionada con ella de la forma apropiada. 5 Para MacFarlane, de hecho, “CAN’T BOTH BE ACCURATE does seem to capture the core of the idea of disagreement”. (MacFarlane (2007a: 13.)

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2-El relativismo, los desacuerdos sin falla y las normas de la aserción

De acuerdo a una posición relativista, el valor de verdad de una aserción –pero

no su significado- es relativo a un contexto evaluativo. Distintos contextos evaluativos

pueden imponer distintos estándares relevantes para la determinación del valor de

verdad de la misma aserción Estos estándares pueden ser de conocimiento o

justificación –en el caso de las atribuciones de conocimiento-, estándares de gusto –en

el caso de conflictos en torno al carácter sabroso de un alimento-, o estándares de

confort –en casos como el expuesto en Richard (2004) acerca de si una cierta

neoyorquina, Mary, es o no rica por tener un millón de dólares-, entre otros. Esto hace

que dos individuos, A y B, puedan diferir en torno al valor de verdad de la misma

aserción, porque uno sostiene que es verdadera y el otro que es falsa, y sin embargo

estar ambos en lo correcto, pues la misma aserción es verdadera y falsa con respecto a

distintos estándares parcialmente determinantes del valor de verdad de la aserción.

Uno solo puede tener responsabilidad sobre los actos lingüísticos si se tiene control

sobre ellos. Si la corrección de las afirmaciones de atribuciones de conocimiento

depende, en última instancia, de contextos evaluativos con estándares epistémicos

potencialmente muy diferentes a los vigentes en el contexto de emisión, este control es

imposible. Pero el relativismo no está comprometido con esta tesis. Para comprender

por qué, me demoraré en el examen de algunos ejemplos clarificadores. Al evaluar si

Didi o Naomi, en el ejemplo de Richard, dicen la verdad con respecto a si Mary es o

no rica (Didi lo afirma, Naomi lo niega), debemos considerar si Mary es rica de

acuerdo a nuestros estándares de bienestar económico. Al evaluar si sé o no que mi

auto está en mi garaje, debo considerar los estándares (de justificación o conocimiento)

vigentes en nuestro contexto evaluativo. Si son más cercanos a los vigentes en

contextos escépticos, no lo sabré. Si son más cercanos a los cotidianos, lo sabré, y la

atribución de ese saber a mi persona será verdadera. En efecto, o Mary o Naomi dicen

la verdad. Para resolver cuál de ellas lo hace hay que atender al estándar pertinente: el

de nuestro contexto evaluativo. Las aserciones verdaderas son las que satisface los

estándares evaluativos relevantes vigentes en el contexto desde el cuál realizamos su

evaluación. Las disputas consideradas, por tanto, son genuinas: uno de los

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involucrados niega lo que el otro afirma.6 Ahora sí, veamos en qué sentido serían

“faultless”.

Para que lo fueran, ninguno de los involucrados debería haber actuado

incorrectamente al hacer la afirmación que realizó. O más específicamente, Naomi

debería haber actuado correctamente al negar que Mary sea rica, y Didi debería haber

actuado correctamente al afirmar que Mary es rica. Para ello es necesario que la norma

de la aserción no sea no decir sino lo verdadero de acuerdo a los estándares de

cualquier contexto evaluativo, ni tampoco no decir sino lo verdadero de acuerdo a los

estándares de nuestro contexto evaluativo. Lo primero condena a casi cualquier

aserción a ser incorrecta, pues es altamente probable que haya al menos un contexto

evaluativo (uno muy exigente) que la haga falsa. Lo segundo condena a la incorrección

a buena parte de las aserciones realizadas hasta el momento, muchas de las cuáles no

parecen tener nada de incorrecto. Por caso, haría incorrecta la afirmación de la

hormiga Z del ejemplo presentado en Egan, Hawthorne y Weatherson (2005), quien

sostiene que Mugsy Boughes, ex-jugador de basketball de no más de 1,60 metros, es

alto. Pero la hormiga Z no parece haber dicho nada incorrecto al realizar esa

afirmación. Un modo de hacer esto (de hacer que las afirmaciones de Didi y Naomi

sean ambas correctas, que la afirmación de la hormiga Z y nuestra afirmación de que

Boughes no es alto sean todas ellas correctas) es relativizar la corrección al contexto

de emisión. Por caso, una afirmación es correcta si está justificada según los estándares

del contexto de emisión, o si es verdadera de acuerdo a los estándares del contexto de

emisión, o si es verdadera y justificada de acuerdo a los estándares del contexto de

emisión. Todas ellas son opciones que permiten que Naomi y Didi, la hormiga Z y

nosotros, realicemos acciones correctas al afirmar lo que afirmamos. Una

consecuencia de esto es que una afirmación puede ser correcta aunque falsa –falsa en

nuestro contexto evaluativo –el único en el que parece legítimo que infiramos la

falsedad, de la falsedad relativamente a los estándares epistémicos vigente en un

contexto evaluativo dado. Naomi puede haber estado en lo correcto al afirmar que

Mary no es rica, y sin embargo haber dicho algo falso. Lo mismo puede decirse de la

6 Como señalé, un relativista tradicional como MacFarlane cree que no es fácil dar condiciones necesarias y suficientes de cuándo un desacuerdo es genuino. Lo que pretendí fue solo presentar lo que puede ser visto como ‘indicios’ de que estos son casos de desacuerdos genuinos. Como entiendo que, de todas formas, estos ejemplos son intuitivamente casos de desacuerdos genuinos –es decir, aquí (a) parece haber un desacuerdo genuino, y (b) ninguno de los emisores parece haber actuado incorrectamente al haber afirmado lo que afirmaron-, quienes niegan que lo sean tienen la carga de la prueba. (El punto –que hay aquí la apariencia de un caso de "faultless disagreement"- puede ser reconocido incluso por quienes niegan que de hecho los haya. Una posición de este tipo es defendida en López de Sá (2007a y2007b).)

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hormiga Z. Aunque correctas, ambas afirmaciones son, no obstante, falsas, y por tanto

inútiles para nuestro contexto evaluativo: no nos servirá tomarlas como base para

nuestra acción ni como premisa de nuestras inferencias. Esta salida tiene la virtud

adicional de permitir que la verdad siga siendo una norma de la aserción, en el sentido

debilitado en que la norma de la aserción es afirmar lo verdadero para los estándares

pertinentes vigentes en el contexto de emisión de la aserción. (Esto es una virtud,

claro, si creemos que la verdad es en algún sentido una norma de la aserción.) Si la

hormiga Z pasara un tiempo viviendo con nosotros y comprendiera que Boughes no

nos parece nada alto, y sí petiso, y se le preguntara entonces si cree que Boughes es

alto, debería responder que no, que no lo es. Por más que sea muy alto en comparación

con ella. Por más que sea muy alto en comparación con cualquier hormiga. Después de

todo, si le preguntáramos a un individuo, integrante de nuestra comunidad y que mida

1,50 metros de altura, si Boughes es alto, debería decir que no lo es. La hormiga

actuaría correctamente al retractarse de su anterior afirmación de que Boughes era

alto.7 Pero también tenemos la intuición de que ella actuó correctamente al haber

afirmado que Boughes era alto. El relativismo de MacFarlane nos permite sostener que

todas estas actitudes son correctas. Es una posición de alta caridad interpretativa, pues

interpreta como correctas muchas acciones que intuitivamente consideramos como

tales. Es correcto, de acuerdo a este relativismo, que la hormiga haya afirmado que

Boughes es alto, porque lo era de acuerdo a los parámetros de altura de su contexto de

emisión. (Para evaluar la corrección de una afirmación, recordemos, hay que

considerar los estándares de verdad vigentes en su contexto de emisión.) Pero si ella

sostuviera, en nuestro contexto, que Boughes es alto, y que ella había dicho con verdad

que lo era, estaría equivocada. Los parámetros relevantes para determinar la corrección

de esas nuevas afirmaciones son los vigentes en su contexto de emisión, i.e., el

nuestro, de acuerdo al cuál Boughes no es alto.

3-Algunas intuiciones acerca de las atribuciones de conocimiento

Anteriormente expuse cómo un relativista como MacFarlane entiende el

fenómeno de los "faultless disagreements”, y cómo el relativismo parece explicarlos.

7 Estas observaciones refuerzan la idea de que el parámetro epistémico debería determinarse de modo comunitarista (i.e., en relación a hechos de un cierto contexto) y no individualista (i.e., en relación a hechos de un cierto individuo). De otro modo podría ser correcto que algún integrante de nuestra comunidad de menos de 1,50m afirmara que Boughes es alto. Y no parece que pueda serlo.

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Voy a defender que los "faultless disagreements" son menos de los que un relativista

cree. Para hacerlo, debemos pensar en algunos casos de atribuciones de conocimiento.

Jason Stanley presenta en Stanley (2005) algunos ejemplos de atribuciones de

conocimiento, en los que el único factor relevante que varía es la situación práctica de

alguno de los involucrados (lo que hay en juego para ellos, sus intereses y

preocupaciones), mientras que los elementos no-prácticos relevantes del caso

permanecen inalterados. Recordaré dos de ellos:

(I)Cuando hay poco en juego. [“Low Stakes”.] Hannah y su esposa Sarah vuelven a su

casa en auto un viernes por la tarde. Planean detenerse en el banco en el camino para

depositar los cheques con sus respectivas pagas. No es importante que lo hagan, pues

no tienen impuestos o deudas de vencimiento inminente. Pero al pasar por la puerta del

banco notan que las colas son largas, que es lo que habitualmente ocurre un viernes

por la tarde. Al darse cuenta que no es demasiado importante que depositen sus

cheques de modo inmediato (pues no tienen deudas impagas), Hannah dice: “Sé que el

banco va a estar abierto mañana, pues estuve allí hace dos semanas un sábado a la

mañana. Podemos, entonces, depositar nuestros cheques mañana por la mañana”.

(II)Cuando hay mucho en juego. [“High Stakes”.] Hannah y su esposa Sarah vuelven en auto

a su casa un viernes a la tarde. Planean detenerse en el banco para depositar los cheques con

sus respectivas pagas. Como tienen impuestos de vencimiento inminente, y muy poco en sus

cuentas, es importante que los depositen antes del lunes. Hannah recuerda haber pasado por la

puerta del banco dos sábados antes, y que el banco estuviera abierto. Pero Sarah señala con

tino que el banco suele cambiar sus horarios. Hannah le dice a Sarah, entonces: “Supongo que

tenés razón. No sé que el banco estará abierto mañana”.

Supongamos que en ambas situaciones el banco estará abierto el sábado. Stanley

sostiene que, bajo ese supuesto, las respuestas intuitivas a estos casos serán las siguientes:

mientras que en el caso “Low Stakes”, la reacción intuitiva es que Hannah está en lo correcto

y su afirmación “sé que el banco estará abierto este sábado” es verdadera, en el caso “High

Stakes”, la respuesta intuitiva es que Hannah acierta una vez más, y que su afirmación “no sé

que el banco estará abierto este sábado” es verdadera.

Si esto es así, el relativismo no puede explicar la corrección de ambas intuiciones. El

valor de verdad de una atribución de conocimiento es, para el relativita, relativo a un estándar

epistémico fijado por el evaluador (o su contexto). Este estándar epistémico puede ser más

cercano a uno exigente o más cercano a uno no tan exigente. Si ocurre lo primero, entonces

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nuestra intuición sobre el caso “Low Stakes” es errada, pues el estándar pertinente es alto (el

sujeto –Hannah- requerirá mucha y muy buena evidencia para que su creencia verdadera sea

un caso de conocimiento), y Hannah, por tanto, no sabe que el banco abrirá ese sábado. Si

ocurre lo segundo, entonces nuestras intuiciones sobre el caso “High Stakes” son erradas

(pues el estándar de conocimiento siempre es bajo, y Hannah lo satisface en cada una de esas

situaciones. Nuevamente, contra lo que nuestra intuición indica).

MarFarlane sostiene que un punto fuerte del relativismo es que puede explicar de un

modo sencillo la impresión de incorrección en casos de proferencias del tipo “Antes que los

estándares de conocimiento subieran, Juan sabía que su auto estaba en su garaje, pero ahora no

lo sabe más” o “Juan no sabe que su auto está en su garaje, pero lo sabría si la posibilidad de

robo no fuera relevante”. El estándar epistémico con relación al cuál se determina el valor de

verdad de una atribución de conocimiento es el del contexto de evaluación. Ese estándar

epistémico será más o menos exigente, pero es único: no varía dentro de la misma evaluación.

Así que, con respecto a ambas proferencias, será el mismo para cada conyunto (estas

preferencias son conjunciones). Ahora bien: ¿cómo evalúa el relativismo de MarFarlane la

aserción de la conjunción de las intuiciones acerca de los dos casos de Stanley presentados? La

conjunción en cuestión es la siguiente: “Hannah, en el caso “Low Stakes” de los ejemplos de

Stanley, sabe que el banco abrirá mañana, pero Hannah, en el caso “High Stakes” de los

ejemplos de Stanley, no sabe que el banco abrirá mañana”. El estándar epistémico del

contexto de evaluación será uno cotidiano, poco exigente, o –por el contrario- será uno más

exigente. En el primer caso, presumiblemente logrará explicar la verdad del primer conyunto,

pero no la del segundo. (Hannah tiene la misma evidencia en ambos casos, y lo único que

cambia es cuán apremiante es su situación práctica). En caso de que el estándar epistémico del

evaluador sea más exigente, logrará explicar la verdad del segundo conyunto (porque la

evidencia de Hannah no es suficiente para que su creencia verdadera sea un caso de

conocimiento), pero no la del primero. El relativismo, así, parece imposibilitado de rescatar

algunas intuiciones sustantivas acerca de las atribuciones de conocimiento.8

Stanley sostiene que la corrección de estas intuiciones puede explicarse si se defiende

la idea de que el estándar epistémico se vuelve más exigente cuánto más apremiante sea la

situación práctica del sujeto de la atribución de conocimiento. Es decir: cuánto más apremiante

8 La conjunción en cuestión no afirma que la afirmación “Sé que el banco abrirá mañana”, dicho por Hannah en el caso “Low Stakes”, satisface el estándar epistémico de su contexto, y que una emisión de la misma oración a cargo de Hannah en el caso “High Stakes”, no satisfaría el estándar epistémico de este nuevo contexto. Una conjunción tal también es verdadera, pero el relativista no tiene problema en afirmarla. Lo que no puede hacer, desde ningún contexto, es afirmación que Hannah sabe en un caso pero no en el otro. Es decir, no puede sostener que ambas afirmaciones satisfacen el estándar epistémico relevante –el vigente en su propio contexto evaluativo. (Las expresiones ‘en el caso “High [Low] Stakes”’ funcionan como referencia a la situación en la que está el sujeto de la atribución de conocimiento –Hannah, en este caso-, y no como parte de un predicado complejo del estilo ‘sabe con relación a estándar epistémico de una situación “High [Low] Stakes”’, expresiones que el relativista rechaza –conjuntamente con un invariantista sensible como Hawthorne, por ejemplo. Para más sobre este punto, puede verse lo dicho en Hawthorne (2004: 98-111.)

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sea su situación práctica, más y mejor evidencia deberá tener para que sus creencias

verdaderas sean casos de conocimiento. Llama a esta tesis “Invariantismo Relativo al Interés”

[IRI]. Esto le permite explicar la corrección de las tres intuiciones en cuestión: la del caso

“Low Stakes”, la del caso “High Stakes” y la de la conjunción de las intuiciones acerca de

ambos casos. En el primero, al no haber mucho en juego para Hannah –el sujeto de la

atribución de conocimiento-, la evidencia de la que deberá disponer para que su creencia

verdadera sea conocimiento no será extraordinaria –y, presumiblemente, el haber pasado por la

puerta del banco dos sábados antes, y que el banco estuviera abierto, es evidencia suficiente.

La situación de Hannah en el caso “High Stakes” es apremiante. Para que su creencia

verdadera sea conocimiento no será suficiente, presumiblemente, el haber pasado por la puerta

del banco dos sábados antes, y que el banco estuviera abierto. Pero como la evidencia de

Hannah es la misma en ambos casos, Hannah, tal como indica nuestra intuición, no sabe que el

banco abrirá ese sábado. La intuición acerca de la conjunción se explica del modo esperable.

Los sujetos de cada conjunción están en situaciones prácticas distintas, y la evidencia de la que

deberán disponer para sus creencias verdaderas sean conocimiento, será de distinto tipo.

El IRI de Stanley tiene varios problemas, muchos de los cuáles son señalados por el

propio Stanley. No me detendré en ellos. El punto que me interesa explorar es si el relativismo

puede explicar estos tres casos. Sostengo que sí puede hacerlo. Para esto, deberá generalizar la

intuición de Stanley. El estándar epistémico relevante –el que determine el valor de verdad de

una atribución de conocimiento- no será el del evaluador. Tampoco el del sujeto o el del

emisor (como sostienen las posiciones contextualistas). Será el estándar epistémico de aquél,

entre los estándares epistémicos del sujeto, el emisor y el evaluador, que esté en la situación

práctica más apremiante. Llamaré a esta tesis “Relativismo Relativo al Interés” [RRI].

He aquí como funciona:

(RRI) (i) El valor de verdad de una atribución de conocimiento es

relativo al estándar de conocimiento vigente en el contexto evaluativo al

momento de evaluar la atribución de conocimiento.

(ii) Hay un estándar epistémico vigente en el contexto evaluativo

de modo independiente a la evaluación de una atribución de conocimiento.

Pero la evaluación crea un nuevo contexto. El estándar epistémico vigente en

este nuevo contexto evaluativo será al menos tan exigente como aquél vigente

en el contexto de quien, entre los individuos relevantes, esté en la situación

práctica más apremiante. Los individuos relevantes serán, al menos, el sujeto,

el emisor y el evaluador de la atribución de conocimiento (antes de realizar la

evaluación, o considerado de modo independiente al acto de realizar la

atribución de conocimiento).

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En tanto postula que el valor de verdad de una atribución de conocimiento es

relativo al estándar epistémico vigente en el contexto evaluativo -al momento de

realizar la evaluación-, RRI es una posición relativista. El RRI sostiene que una vez

que los estándares epistémicos vigentes en cada contexto están determinados, la propia

evaluación determina un nuevo estándar epistémico. Otro modo de plantear lo mismo:

la evaluación determina un nuevo contexto, que a su vez determina su estándar

epistémico del modo especificado por el RRI, es decir: el estándar epistémico vigente

en este nuevo contexto evaluativo será al menos tan exigente como aquél vigente en el

contexto de aquél, entre los individuos relevantes, que esté entre en la situación

práctica más apremiante.

Esta tesis permite, como el IRI de Stanley, explicar la corrección de las tres

intuiciones: la del caso “Low Stakes”, la del caso “High Stakes” y la de la conjunción de las

intuiciones acerca de ambos casos. En el primero, al no haber mucho en juego para Hannah –el

sujeto y emisor de la atribución de conocimiento-, la evidencia de la que deberá disponer para

que su creencia verdadera sea conocimiento no será extraordinaria –y, presumiblemente, el

haber pasado por la puerta del banco dos sábados antes, y que el banco estuviera abierto, es

evidencia suficiente. La situación de Hannah –nuevamente, sujeto y emisor de la atribución de

conocimiento relevante- en el caso “High Stakes” es apremiante. Para que su creencia

verdadera sea conocimiento no será suficiente el haber pasado por la puerta del banco dos

sábados antes, y que el banco estuviera abierto. Pero como la evidencia de Hannah es la misma

en ambos casos, Hannah, tal como indica nuestra intuición, no sabe que el banco abrirá ese

sábado. La intuición acerca de la aserción de la conjunción se explica de modo análogo: los

sujetos de cada conjunción están en situaciones prácticas distintas, y la evidencia de la que

deberán disponer para sus creencias verdaderas sean conocimiento, será de distinto tipo.9

9 El RRI, además, rescata como correctas todas las intuiciones acerca de los casos que Stanley presenta. En esto también aventaja al IRI, que no puede rescatar como correcta la intuición detrás del siguiente caso: (III)Cuando hay poco en juego para quien atribuye conocimiento, pero mucho para el sujeto de la atribución de conocimiento. [“Low Attibuttor-High Subject Stakes”.] Hannah y su esposa Sarah vuelven en auto a su casa un viernes a la tarde. Planean detenerse en el banco para depositar los cheques con sus respectivas pagas. Es importante que lo hagan antes del lunes. Hannah pasó por la puerta del banco dos sábados antes, y Jill la vio. Como el banco suele cambiar sus horarios, Hannah afirma: “Supongo que no sé en verdad que el banco va a estar abierto mañana”. De modo paralelo, Jill está pensando en pasar por el banco ese sábado para encontrarse con Hannah. No hay nada importante en juego para Jill en esto, y ella nada sabe de la situación de Hannah. Jill le dice a un amigo: “Hannah estuvo en el banco hace dos sábados. Sabe, por tanto, que el banco estará abierto este sábado”. Como Stanley mismo reconoce, el IRI afirma que el estándar epistémico relevante es determinado, parcialmente, por la situación práctica del sujeto. Como el sujeto de este caso, Bill, está en una situación “Low Stakes” –no hay mucho en juego para él en que el banco esté abierto ese sábado-, el estándar epistémico relevante no será muy exigente, y la afirmación de Hannah será falsa. El RRI, por su parte, predice que el estándar epistémico relevante será más exigente, pues uno de los individuos

14

De todas formas, el RRI parece no poder explicar la intuición de extrañeza

generada por los dos ejemplos que presenta MacFarlane, que sustentan su tesis de que

no actuamos como si dos estándares epistémicos distintos pudieran estar vigentes

dentro del mismo contexto de discurso: “Antes de que los estándares de conocimiento

subieran, Juan sabía que su auto estaba en su garaje, pero ahora no lo sabe más” o

“Juan no sabe que su auto está en su garaje, pero lo sabría si la posibilidad de robo no

fuera relevante”. Y sobre estos casos, si bien las intuiciones no son claras, MacFarlane

parece tener razón: son afirmaciones que resultan extrañas, que parecen incorrectas.

Pero aunque el defensor del RRI se vea forzado rechazar que las intuiciones

que aparentemente tenemos sobre estos casos –que de todas formas no parecen tan

fuertes como las que tenemos acerca de los casos de Stanley-, esto no es un costo tan

alto, y por razones expuestas por el propio MacFarlane. De acuerdo a MacFarlane, la

posición que él llama “contextualismo no-indéxico”, que presenta y defiende en

MarFarlane (2007b), tiene la siguiente consecuencia antiintuitiva: es posible afirmar

consistentemente las siguientes dos oraciones (dónde A es un individuo, S una oración

y C un contexto):

La proferencia que A realizó de S en C es verdadera.

Lo que A dijo al proferir S en C es falso.

Aunque la suscripción conjunta de ambas oraciones genera una impresión de

extrañeza, MacFarlane sostiene que el contextualista no-indéxico no debería

preocuparse demasiado, dado que la noción de valor de verdad de una proferencia

es técnica. En el habla cotidiana predicamos verdad no de proferencias sino de lo

afirmado o creído: de proposiciones. Si esto es así, si la noción de verdad de una

proferencia es técnica, entonces la metodología correcta es ajustar nuestro discurso e

intuiciones acerca de ella a nuestras teorías, y no al revés.

Ahora bien: las ideas de “estándar epistémico” (a la que se hace referencia en el

primer ejemplo que presenta MarFarlane a favor de (ii)) y de “alternativa relevante” (a

la que se hace referencia en el segundo ejemplo que presenta MarFarlane a favor de

relevantes –el emisor- está en una situación apremiante, por lo que la afirmación de Hannah será verdadera. El relativismo clásico, por su parte, podrá rescatar esta intuición siempre que sea apremiante para el evaluador que el banco abra ese sábado. Pero si no hay mucho en juego para él –quien determina el estándar epistémico relevante-, el estándar epistémico relevante será poco exigente, y la afirmación de Hannah, falsa. El relativismo clásico, así, es una posición más inestable que el RRI.

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(ii)) también son nociones técnicas. La metodología correcta, como acertadamente

señala MarFarlane, es ajustar nuestro discurso e intuiciones acerca de estas nociones a

nuestras teorías, y no al revés. Así que no es tan grave que el RRI tenga estas

consecuencias antiintuitivas. Un relativista tradicional como MarFarlane, por su parte,

no podría alegar algo similar: ni en el caso (I) ni en el caso (II) ni en la aserción de la

conjunción de las intuiciones sobre esos casos se apela a ninguna noción técnica.

4-El relativismo y los "faultless disagreements" acerca de las atribuciones de

conocimiento

Pensemos ahora cómo un defensor del RRI analiza el caso “Low Stakes”. Este

caso podría ser evaluado, en un contexto, por un individuo en situación “Low Stakes”

(para quien no hay mucho en juego en que el banco abra ese sábado), y en otro

contexto por uno en situación “High Stakes” (para quien hay mucho en juego en que el

banco abra ese sábado). Estos individuos no están en contacto. No obstante, discrepan,

pues el evaluador en situación “Low Stakes” debería decir que la afirmación de

Hannah es verdadera (porque no hay mucho en juego para ninguno de los involucrados

–el sujeto, el emisor y el evaluador de la atribución de conocimiento), mientras que el

evaluador en “High Stakes” debería decir que la afirmación de Hannah es falsa, pues el

estándar epistémico relevante es uno correspondiente a una situación “High Stakes”

(pues el estándar epistémico está parcialmente determinado por aquél individuo, entre

los relevantes, en la situación práctica más apremiante. Este individuo, en esta

situación, es el evaluador, quien está en una situación “High Stakes”). Si cada

evaluador verbaliza su evaluación, entonces ambas afirmaciones serán correctas, en el

sentido de ser verdaderas en sus respectivos contextos de emisión. Cada una de estas

afirmaciones será verdadera de acuerdo al estándar epistémico vigente en el contexto

evaluativo al momento de realizar la evaluación. Como cada una de ellas es verdadera

con respecto al contexto en que se realiza la evaluación (de hecho son las

verbalizaciones de esa evaluación), entonces cada una de ellas es verdadera con

respecto al estándar epistémico vigente en su contexto de emisión, y por ello son

correctas. También satisfacen, conjuntamente, CAN’T BOTH BE ACCURATE

(RELATIVE TO C). Dado cualquier contexto con sus propios estándares epistémicos,

la aceptación y el rechazo de (la proposición) que Hannah sabe que el banco abrirá ese

16

sábado no pueden ser ambas afirmaciones verdaderas.10 Esto vale para cualquier

desacuerdo inter-conversacional. Pero el RRI y el relativismo de MarFarlane no

pueden sino diferir en la evaluación de los desacuerdos -acerca de atribuciones de

conocimiento-11 efectivos o inter-conversacionales.

¿Qué ocurriría si el individuo en situación “High Stakes” evaluara la afirmación

(que es, a la vez, una evaluación) del evaluador en situación “Low Stakes” del caso

recientemente presentado? Lo que haría es tomar a la verbalización de la evaluación

del individuo en “Low Stakes” como la emisión de una atribución de conocimiento. La

atribución de conocimiento en cuestión es, entonces: “Hannah, en el caso “Low Stakes”,

sabe que el banco abrirá mañana”. Lo propio ocurriría si el evaluador en “Low Stakes”

evaluara la afirmación del evaluador en “High Stakes” –que, en este caso, será:

“Hannah, en el caso “Low Stakes”, no sabe que el banco abrirá mañana”. Y, en ambos casos,

si cada evaluador procediera de modo correcto, de acuerdo a cómo el RRI entiende que

el valor de verdad de una atribución de conocimiento queda determinado, el resultado

debería ser el mismo: la atribución de conocimiento que sostenga que Hannah sabe que

el banco abrirá ese sábado será falsa. Lo será porque Hannah no tiene la evidencia

suficiente para que su creencia verdadera satisfaga el estándar epistémico relevante

para constituir conocimiento. Ese estándar será al menos tan exigente como quien,

dentro del conjunto de individuos relevantes, esté en una situación práctica más

apremiante. Por lo que, en cualquier caso, será uno relativamente alto. Si el evaluador

en “High Stakes” evalúa la evaluación del evaluador en “Low Stakes”, el individuo en

situación práctica más apremiante será el evaluador, que está en una situación “High

Stakes”. Si ocurre lo contrario, el individuo en situación práctica más apremiante será

el emisor (el anterior evaluador), que está en una situación “High Stakes”. Y en

ninguno de esos casos Hannah dispone, intuitivamente, de la evidencia necesaria para

10 Es conveniente notar que CAN’T BOTH BE ACCURATE (RELATIVE TO C) no exige que se realice la evaluación de ambas afirmaciones. Aunque tales evaluaciones no se hagan nunca, de hecho la proposición que Hannah sabe que el banco abrirá ese sábado será verdadera o falsa, de acuerdo a los estándares epistémicos vigentes en C. (Si son bajos, la afirmación es verdadera; si son altos, será falsa.) 11 El RRI presentado y defendido es una posición acerca de las atribuciones de conocimiento. No es claro que el que sea la teoría correcta para evaluar otro tipo de afirmaciones constituya un mérito o un demérito. Stanley, por caso, considera que es una virtud del IRI no ser una teoría con aplicación más que con respecto a las atribuciones de conocimiento, pues desconfía de las teorías de aplicación general (en particular, de las soluciones contextualistas). MacFarlane, por su parte, entiende que es un mérito del relativismo clásico el ser el modo correcto de entender, además de las atribuciones de conocimiento, las afirmaciones acerca de futuros consistentes, las afirmaciones que incluyen términos epistémicos, y afirmaciones que incluyen términos relativos (como “es alto” o “es liso”). Dejaré la evaluación de este punto para otro trabajo.

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que su creencia verdadera constituya conocimiento –para que satisfaga ese estándar

epistémico elevado.12

¿Esto hace que no pueda haber "faultless disagreements" en estos contextos?

Depende de cómo se interprete esto. Por supuesto que siempre hay desacuerdo

genuino, pues uno de los dos partidos afirma lo que el otro niega. ¿Es sin-falla o no lo

es? Si una afirmación es correcta si es verdadera en relación al contexto de emisión,

entonces los desacuerdos sin falla siguen siendo posibles. Por otra parte, una vez que

se realiza esta evaluación mutua, parece dejar de ser razonable que el individuo en

“Low Stakes” siga creyendo que Hannah sabe que p, porque la situación práctica del

evaluador en “High Stakes” pasa a ser relevante, y determina parcialmente el valor de

verdad de la atribuciones de conocimiento en cuestión. El estándar epistémico de quien

realiza la evaluación en “Low Stakes” no será menos exigente que el que rige en el

contexto de aquél (individuo relevante) en la situación práctica más apremiante: el

emisor, que está en una situación “High Stakes”. La disidencia entre ambos, ahora,

deja de ser “sin falla”. Este evaluador debería retractarse de su atribución de

conocimiento pasada. Pero si no hay evaluaciones cruzadas, como quedó expuesto, el

desacuerdo genuino sin-falla es posible.

Lo que quedó expuesto en el presente ejemplo es el modo en el que deberían

interpretarse las discrepancias efectivas o interconversacionales acerca del valor de

verdad de una atribución de conocimiento. Evaluar una atribución de conocimiento

implica tomar a quien la haya formulado como emisor, sin importar si este emisor está

o no presente, de la afirmación (que expresa una evaluación de otra atribución de

conocimiento) que formula una atribución de conocimiento. Quien es evaluado, quien

es tomado como emisor, puede a su vez evaluar a su evaluador (si éste a su vez ha

expresado su evaluación). Quien anteriormente jugaba el papel de evaluador ahora

asumirá ahora la función de emisor, y quien anteriormente funcionaba como emisor,

ahora será el evaluador. Si el modo en que el RRI entiende que se determina el valor

de verdad de una atribución de conocimiento es correcto, entonces, si ambas

evaluaciones son realizadas de modo correcto, no pueden arrojar un valor de verdad

distinto. O bien es verdadera en ambas ocasiones o bien es falsa en ambas ocasiones. Y

esto porque el estándar epistémico no podrá ser menos exigente que el vigente en el

contexto de aquél, entre sujeto, emisor y evaluador de la atribución de conocimiento,

12 Nótese que el IRI, por su parte, como entiende que el estándar epistémico relevante es fijado por hechos relativos al sujeto de la atribución de conocimiento, determinará que cuando el emisor en “High Stakes” evalúa la afirmación del emisor del caso “Low Stakes”, la respuesta correcta, anti-intuitivamente, es que la afirmación es verdadera.

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en la situación práctica más apremiante. Como el sujeto es siempre el mismo (en caso

de no serlo, no hay disputa),13 los individuos relevantes son, en ambas evaluaciones,

los mismos, solo que los papeles de evaluador y emisor se intercambian de una

evaluación a otra. Por tanto, el estándar epistémico será en ambos casos el mismo, y el

sujeto, en caso de que estemos evaluando si su creencia verdadera es o no un caso de

conocimiento, tendrá evidencia suficiente para que su creencia verdadera cuente como

conocimiento (para satisfacer el estándar epistémico relevante, que en ambos casos es

el mismo) o no la tendrá. Si las intuiciones correspondientes a los casos de Stanley son

correctas, vimos que el RRI puede dar cuenta de ellas. Se podrá replicar que no todo

desacuerdo interconversacional acerca de atribuciones de conocimiento supone esta

evaluación recíproca, o al menos no suponen su explicitación pública. Es verdad, y

nada de lo que se dijo contradice esto. Para que haya desacuerdo en estos casos basta

que alguien emita una atribución de conocimiento, y que otro la niegue. Pero si el

desacuerdo es interconversacional y efectivo, el evaluador original es, al momento de

efectivizarse el desacuerdo, parte del contexto (evaluativo) del (ahora) emisor, y por

tanto su situación será parcialmente determinante del estándar epistémico vigente en el

contexto del emisor. Para ellas, el estándar epistémico en cada situación será

relativamente alto (porque la situación de aquél emisor en situación “High Stakes” es

la que determina ‘cuán exigente’ puede ser ese estándar). El resultado, por tanto, es el

mismo.

¿Qué pasa en el caso de evaluaciones en series de más de dos evaluadores? Me

refiero a situaciones en las que la atribución de conocimiento del evaluador1 es

evaluada por el evaluador2, que a su vez es evaluada por el evaluador3, que a su vez es

evaluada por el evaluador4, y así, acaso, sucesivamente. Sospecho que el modo en que

se determinará el valor de verdad de la última evaluación será abarcativo, es decir: el

estándar epistémico relevante no será menos exigente que el vigente en el contexto de

quien, dentro de los individuos relevantes, esté en una situación práctica más

apremiante, y en este caso el conjunto de individuos relevantes incluirá a todos los

evaluadores. Esta parece ser el modo más sencillo de aplicar el RRI a estos casos para

garantizar que, como parece ser el caso, la sola concurrencia de un individuo relevante

en una situación más apremiante que el resto determine el aumento de la exigencia del

estándar epistémico. Este, además, puede ser el modo correcto de entender las

13 Si parece no serlo, y no obstante también parece haber disputa genuina, entonces esto puede deberse a que de una de las afirmaciones en disputa se sigue –con la probable ayuda de algunos supuestos relevantes- que la otra afirmación es falsa, por lo que, de hecho, el sujeto en cuestión –de las proposiciones en disputa- finalmente es el mismo.

19

precitadas disputas inter-conversacionales: un evaluador evalúa la afirmación del otro

evaluador, que a su vez evalúa la atribución de conocimiento del emisor original. El

estándar epistémico relevante estará parcialmente determinado por la situación práctica

de aquél, entre el sujeto, el emisor original y ambos evaluadores, esté en la situación

práctica más apremiante.

Conclusión

Una adecuada comprensión del relativismo acerca de ciertas aserciones lleva a

distinguir entre condiciones de corrección de las aserciones y condiciones de verdad de

las mismas. Las primeras son relativas al contexto de emisión de la aserción. Las

últimas lo son al contexto de evaluación. Para nosotros, el contexto evaluativo

relevante será aquél desde el que realicemos la evaluación. Con aquella distinción,

además, el relativista puede ofrecer una imagen clara de los deberes intelectuales de

quien realiza aserciones: uno puede realizar correctamente una afirmación solo si ella

satisface los estándar epistémico pertinentes del contexto de emisión. De esta manera

se entiende cómo una afirmación intuitivamente correcta, como la de la hormiga Z,

puede ser falsa: ella es falsa con respecto a los estándares relevantes vigente en nuestro

contexto evaluativo.

Con respecto a los presuntos casos de "faultless disagreements", parece

correcto distinguir entre desacuerdos inter-conversacionales y desacuerdos intra-

conversacionales. Los casos de "faultless disagreements" acerca de atribuciones de

conocimiento pueden darse sin mayor problema en el ámbito de los primeros. Pero si

el desacuerdo es intra-conversacional, la probabilidad de que se de una situación

"faultless disagreement" se reduce. Para que pueda ocurrir, cada afirmación de las que

están en disputa (además de negar una lo que la otra afirma) debe satisfacer las normas

de la aserción, y ser verdaderas en relación al contexto de emisión. Pero, en caso de

situaciones de evaluaciones cruzadas, esto puede ocurrir, aunque dependerá de los

detalles del caso. Además, obligará a uno de los participantes en la disputa a

retractarse de su atribución de conocimiento previamente formulada (pues por más que

no haya violada ninguna norma de la aserción, es falsa).

20

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