El Resumen Escolar

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EL RESUMEN ESCOLAR “TEORIA Y PRACTICA”. 1. INTRODUCCIÓN. La lingüística llega al concepto de Superestructura (SE, en lo suce- sivo) tras una serie de estudios no sólo literarios, sino también procedentes cié la etnografía y de la antropología, como lo atestiguan fundamentalmente las aportaciones, por una parte de los formalistas rusos de los años veinte, tales como Bajtín, Jakobson, Skovski, Timanov, Propp y su introductor en Francia, e antropólogo Lévi- Strauss; y por otra, los formalistas literarios rusos traducidos por Todorov, que dieron origen a los estudios semióticos franceses, centrados principalmente en Barthes, Greimas, Brémond. El interés de antropólogos, lingüistas y estudiosos de la narrativa literaria, tamo por el discurso como por los films o los cómica, fue una de las perspectivas que se abrieron con la nueva d i s c i p l i n a de la semiótica. La lingüística, más que ninguna otra disciplina, llegó a desempeñar un papel metodológico de bisagra para la semiótica y el estructuralismo en general, ya fuera de los estudios literarios, en la antropología o en otras disciplinas (incluyendo algunas nuevas, como los estudios de films) – A este respecto, señala Barthes (1966:1), aplicándolo, en este caso, al relato o narración {le recit). que éste puede aparecer en forma de lenguaje articulado, oral o escrito, en forma de imagen, fija o móvil, de gesto, v también de metalenguaje integrador de todas las formas anteriores. Y además, a propósito de los géneros en que aparece no queda, según él, m mucho menos relegado al cuento y la novela, sino que, por el contrario, aparece también en el mito, la leyenda, la fábula, la epopeya, la historia, la tragedia, el drama, la comedia, la pantomima, el cuadro pictórico, la vidriera, el cine, los cómics y la conversación. Esto confiere al relato, en palabras del propio Barthes, un carácter de «universalidad», de presencia omnímoda en la expresión humana, considerada en su sentido más lato. Son precisamente los formalistas rusos (Propp y Todorov, parti- cularmente), sigue diciendo Barthes (1990a:2), quienes plantean el siguiente dilema a propósito del relato: o bien se trata de una simple repetición de sucesos, o, por el contrario, nos encontramos con un fenómeno de tipo textual, que posee en común con otros relatos una estructura susceptible de ser analizada, habida cuenta, señala el pro- pio Barthes, de que nadie puede producir un relato sin referirse a un sistema implícito de unidades y reglas. En la segunda parte de la disyuntiva, en la estructura susceptible de análisis, es donde reside la clave de lo que nos ha de ocupar fundamentalmente en este capítulo, a saber: la averiguación del

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EL RESUMEN ESCOLAR “TEORIA Y PRACTICA”.

1. INTRODUCCIÓN.

La lingüística llega al concepto de Superestructura (SE, en lo sucesivo) tras una serie de estudios no sólo literarios, sino también procedentes cié la etnografía y de la antropología, como lo atestiguan fundamentalmente las aportaciones, por una parte de los formal is tas rusos de los años ve in te , tales como Ba j t ín , Jakobson, Skovski, Timanov, Propp y su introductor en Francia, e antropólogo Lévi-Strauss; y por otra, los formalistas literarios rusos tra-ducidos por Todorov, que dieron origen a los estudios semiót icos franceses, centrados principalmente en Barthes, Greimas, Brémond.

El interés de antropólogos, lingüistas y estudiosos de la narrativa l i teraria, tamo por el discurso como por los films o los cómica, fue una de las perspectivas que se abrieron con la nueva d isc ip l ina de la semiótica. La l ingüís t ica , más que ninguna otra discipl ina, llegó a desempeñar un papel metodológico de bisagra para la semiót ica y el estructuralismo en general, ya fuera de los estudios literarios, en la antropología o en otras discipl inas (incluyendo algunas nuevas, como los estudios de films) –

A este respecto, señala Barthes (1966:1), aplicándolo, en este caso, al relato o narración {le recit). que éste puede aparecer en forma de lenguaje articulado, oral o escrito, en forma de imagen, fija o móvil, de gesto, v también de metalenguaje integrador de todas las formas anteriores. Y además, a propósito de los géneros en que aparece no queda, según él, m mucho menos relegado al cuento y la novela, sino que, por el contrario, aparece también en el mito, la leyenda, la fábula, la epopeya, la historia, la tragedia, el drama, la comedia, la pantomima, el cuadro pictórico, la vidriera, el cine, los cómics y la conversación. Esto confiere al relato, en palabras del propio Barthes, un carácter de «universalidad», de presencia omnímoda en la expresión humana, considerada en su sentido más lato.

Son precisamente los formalistas rusos (Propp y Todorov, particularmente), sigue diciendo Barthes (1990a:2), quienes plantean el s iguiente d i lema a propósito del relato: o bien se t r a t a de una simple repetición de sucesos, o, por el contrario, nos encontramos con un fenómeno de tipo textual, que posee en común con otros relatos una estructura susceptible de ser analizada, habida cuenta, señala el propio Barthes, de que nadie puede producir un relato sin referirse a un sistema impl íc i to de unidades y reglas.

En la segunda parte de la disyuntiva, en la es t ruc tu ra susceptible de análisis, es donde reside la clave de lo que nos ha de ocupar fundamentalmente en este capítulo, a saber: la averiguación del concepto de superestructura, y de la t ipología que podemos establecer de cuantos «textos» d i fe ren tes con sus correspond ien tes es t ruc tu ras de secuencias de proposiciones -d i ferentes - podamos precisar, teniendo presente que a cada estructura, con las «unidades y reglas» correspondientes, habrá de corresponder asimismo un tipo de s íntes is , resumen o contracción t e x t u a l distinto.Greimas (1983:16) explica la «vuelta al trabajo de Propp» como consecuencia de «la aparente simpl ic idad de las estructuras nar ra t i vas que Propp reconoció en los cuentos populares, así como la feliz elección de su terreno de maniobras». Así just i f ica el t rabajo de Propp:

Todo el interés del retorno al esquema narrativo de Propp [... ] proviene de quo el esquema proppiano es susceptible de ser considerado, después de algunos ajustes necesarios, como un modelo, hipotético pero universal, de Id organización de los discursos narrativos v figurativos.

Vera Lujan (1984:4) considera el modelo de anál is is del relato de Vladimir Propp como «antecesor ejemplar», por mostrar cómo bajo la aparente plural idad del conjunto de narraciones populares subyacía un esquema de invariantes narrativas cuya combinación perfectamente reglada determinaba la posibi l idad de existencia de cualquier narración particular.

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En el seno de la narratologie -rama de la semiología que tiene corno cometido analizar el modo de organización interna de determinados t ipos de textos, estrechamente relacionada con el análisis del discurso y con la gramática del texto-se ha de tratar la relación entre los tipos de texto (narrativo, en este caso) y los tipos de discurso (géneros) en que aparecen actualizados y mezclados (novelas, películas, cómics, fotonovelas, publicidad, sucesos, historias curiosas, etc).

2. DEFINICIÓN DE SUPERESTRUCTURA.

A tenor de lo que veíamos anteriormente, bien podemos empezar por definir las superestructuras esquemáticas como una serie de estructuras globales especiales que tienen como principal objetivo representar el contenido semántico o el tema del texto. Esto nos llevará a destacar muy particularmente la condición de estructura global, por una parle, y la de representación del contenido semántico, por otra. Van Dijk (1978/1983:85 y 142; 1 1980a: 108) plantea el concepto de superestructura en estos términos:

Una superestructura puede caracterizarse como la forma global de un discurso, que define la ordenación global del mismo y las relaciones (jerárquical) de sus respectivos fragmentos. Tal superestructura. en muchos aspectos parecida a la «forma» sintáctica de una oración, se describe en términos de categorías y de reglas de formación. Las reglas determinan el orden en que aparecen las categorías.

Por tanto, las superestructuras son estructuras globales (formas de texto) que caracterizan el tipo de un texto. De aquí podemos deduc i r que t a n t o las superestructuras como las macroestructuras semánt icas t i e n e n una propiedad común: no se de f i nen con relación a oraciones o secuencias aisladas de un texto, sino con respecto a! tex to en su conjunto, o determinados fragmentos de éste. Esta es la p r i nc i pa l diferencia con respecto a las estructuras locales o microestructuras que se dan en el nivel de las orac iones.

Cuando hablamos de estructura global de un texto, estamos reconociendo que las SE determinan un orden global de las partes que constituirán el texto. Tales partes textuales no serán otra cosa que unidades de una categoría determinada que están vinculadas con esas partes del texto previamente ordenadas. Por eso afirmamos que la SE es una especie de esquema al que el texto se adapta, por cuanto que las SE esquemáticas organizan las macroestructuras temáticas del texto, y se dan independientemente del contenido; generalmente estas estructuras no se describen sólo de forma gramatical, sino que se basan en el dominio de ciertas reglas que vienen dadas por la capacidad (competencia) lingüística y comunicativa general del hablante.

Por otra parte, la condición de esquema abst racto de las SE atribuye a éste cierto carácter convencional; lo cual nos s i túa ante la conveniencia de, primero, conocer dichos esquemas, y, además, investigar hasta qué punto se dan o manifiestan en los textos de una lengua natural. Es precisamente esta condición de esquema abstracto de la SE lo que le confiere su principal v i r tua l idad ; es decir, la posibi l idad de manifestarse en diferentes sistemas semiológicos (la SE narrativa, por ejemplo, es igualmente aplicable tamo a un texto como a una serie de dibujos o a una película). Ello significa, por tanto, que las SE (narrativa o argumentativa, o cualquier otra), aunque desde un punto de v is ta textual se expresen a través de la lengua, sin embargo, no son de tipo «idiomático» o «l ingüíst ico» en sentido estricto, sino más bien pre-lingüístico o cogn i t i vo .

3-CARACTERÍSTICAS Y FUNCIONES.

Ya hemos señalado con anterioridad que las superestructuras esquemáticas son de gran importancia para la estructuración global de las informaciones semánticas, Esto es, sin eluda, una de las características y funciones principales de la SE, por cuanto que durante el proceso de interpretación se in ten ta plasmar las proposiciones y, sobre todo, las macroproposiciones que de ellas se derivan, en categorías de un tipo de t e x t o determinado (Van Dijk, 1978/1983:202).

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Lo importante de estos esquemas o superestructuras es que mantienen preparadas categorías de un determinado tipo de texto en forma de lo que llama el antecitado autor «ranuras abiertas" [slots), en las que pueden insertarse fragmentos del tex to , o, mejor dicho, macroproposiciones que representan a estos fragmentos. Así cuando las categorías respectivas de un texto estén « l l enas» del contenido correspondiente a la o las MES, su conjunto formará el tipo de texto correspondiente. Valga como ejemplo el caso más común: el del cuento; llamaremos SE narrativa a su esquema narrativo, compuesto por las categorías siguientes: introducción, complicación, resolución, evaluación y moraleja. Hasta aquí, como puede verse, tan sólo estamos hablando de un esquema fundamentalmente abst racto. Por consiguiente, las MES semánticas organizan el contenido global del discurso, mientras que las SE esquemáticas determinan si el discurso es o no completo, además de precisar qué información es necesaria para llenar las respectivas categorías.

Une duda cabe, pues, que dichas SE esquemáticas, en el modelo cognitivo del procesamiento del discurso, como ya vimos en el capítulo 1, desempeñan una función capital tanto en la comprensión y producción del discurso, como en su almacenamiento y reproducción, ya que, como afirman Van Dijky Kintsch (1977:73), las superestructuras son esquemas aplicables a formas textuales convencionales; el conocimiento de estas formas facilita la generalización, recuerdo v reproducción de macroestructuras.

Consecuentemente, las superestructuras fac i l i t an la comprensión v la memoria; esto es especialmente importante para nuestros propósitos de apl icación didáctica, ya que estos modelos constituyen una ayuda para los estudiantes puesto que les permite identificar con mas facilidad la in tenc ión del autor resultan una destreza lectora extremadamente importante, en cuanto que ayudan a leer mejor; y además son también una gran ayuda en la pedagogía del texto.

Si, por otra parte, partimos de la consideración que la superest ruc tu ra es un upo de esquema abstracto que proporciona el orden global de un texto y está compuesta por una serie de categorías, cuyas posibilidades de combinación se basan en reglas convencionales, habrá que aceptar, según plantea Van Dijk (1978/1933:144), que esta caracter íst ica produce un paralelismo con la s in tax is , con la forma en que describimos una oración. Por tanto, nos encontramos con un procedimiento que funciona análogamente a la gramática y a la lógica, v ello, consecuentemente, requerirá la formulación de una serie de reglas mediante las cuales pueden combinarse las categorías en t re sí.

Otra característica de las SE que conviene destacar es su condición cu l tura l ; ello supone reconocer que tales se aprenden. Obviamente, como sucede en todo aprendizaje, no todas las aprenden de igual manera, sino que dicho proceso está estrechamente relacionado con la evolución del individuo y su condición social. Por ello, algunas SE, como el esquema narrativo, se aprenden muy pronto, oralmente, fruto seguramente de la importante función que desempeña la transmisión oral del cuento y otras estructuras similares tan abundantes y recurrentes en la tierna infancia, y que, por cierto, tan magistralmente han sido recopiladas y tratadas pollos estudiosos del folclore. Otras superestructuras, tales como determinados tipos literarios, y en general las relacionadas con los usos formales (orales y escritos) de la lengua, sólo se adquieren a través de un aprendizaje especializado.

Constituye otra característica de las SE el hecho de que los hablantes conocen dicha estructura o esquema textual y son capaces de aplicarlo correctamente, además de discriminar entre textos que manifiestan una superestructura «adecuada» y aquellos otros en que no es así. El hablante posee determinados «indicios» para poder formular sus propias hipótesis tanto en el campo de la comprensión como en el de la producción textual, a propósito de qué categoría esquemática corresponde «llenar» en un momento preciso del discurso. De tal modo que, si nos remitimos a la narración, la categoría correspondiente a la complicación vendrá introducida por conectores v organizadores textuales del t ipo «pero entonces», «de repente» etc.; o. si hablarnos de análisis de textos argumentativos, la conclusión de un esquema argumentativo irá precedido por frases tales como «en consecuencia», «de esto se deduce», «podemos inferir que», ele.

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Por ello, podemos afirmar que los hablantes disponen de esquemas convencionales tic reglas v categorías de superestructuras y, consecuentemente, podrán actualizar los saberes específicos del marco de conocimiento a medida que el texto vaya ofreciendo las indicaciones suficientes que la categorización esquemática requiera. Es el esquema qu ien impondrá determinadas constricciones a la o las macroestruetura, desde un punto de v is ta formal, sirviéndose de las categorías superestructurales; éstas, dado el carácter funcional que t ienen, definen relaciones funcionales en t re (macro-) proposiciones en un texto determinado. Ello nos lleva a conc lu i r que las superestructuras v ienen a ser una «guia» para la aplicación de las macrorreglas, y en tal sent ido definen qué información es impórtame o relévame para el tex to como un todo.

Otra característica más, todavía por resolver -y que enlaza directamente con la tipología textual, que veremos a continuación-, es hasta qué punto las superestructuras son realmente una propiedad general de los textos; es decir, si todos los textos t ienen o no la corres-pondiente superestructura.

Conviene, para finalizar, resaltar- brevemente la relación que existe entre la SE esquemática y los esquemas cognitivos, por una parte; y, por otra, entre la SE y la Retórica.

Si nos atenemos a la primera relación expuesta, esquemas cogni t ivos vs. SE, hemos de considerar, recordando en gran parte lo ya expuesto en el capitulo I, que, entre las características y funciones de los esquemas cognitivos, destacan las de ser: a) bloques de construcción mental; b) representaciones mentales de situaciones típicas; c) guías ele los procesos de comprensión; d) organizadores de los contenidos de la memoria humana; c) soporte de las ideas en la organización e interpretación de la memoria; 0 determinantes de información relevante; y g) se adquieren a t ravés de la experiencia personal.

Por otra parte, las SE esquemáticas t ienen las siguientes funcionen a.) son principios organizadores del discurso; b) es la forma esquemática que organiza el s igni f icado global del texto; c) son organizadores de! contenido -MES- en número de categorías convencionales v de naturaleza jerárquica; d) es forma global de un discurso que define su organización y las relaciones (jerárquicas) de sus respectivos fragmentos, e) son estructuras globales formas de texto que caracterizan el tipo de un texto; f) es una especie de esquema al que el texto se adapta: g.) f a c i l i t a n la comprensión v la memoria; ¡\) determinan si el discurso es o no completo; i) son adquiridas por la experiencia (condición cu l tu ra l )

A partir de la exposición de las características de ambos procesos en la comprensión y producción de textos y discursos, parece obvia la estrecha relación ex is ten te ende anil los, va que en los dos casos estamos ante procesos de representación mental (de experiencias, situaciones, etc o de textos), que guían la comprensión (y también la producción) a través de la construcción de microestructuras semánticas formadas por categorías convencionales, cuyos contenidos se lijan en esquemas, los cuales facilitan. a su vez. la comprensión y la memoria. Tanto para adquirirlos esquemas cognitivos como las SE esquemáticas es imprescindible la experiencia (condición cultural).

Por lo que respecta a la relación SE esquemática y Retórica hay que destacar la estrecha unión entre retorica y lingüística, en la

Medida en que ésta abarca, gracias al marco teórico de la lingüística textual y de la semiótica lingüística, un amplísimo espacio, que supera los límites estrictamente gramaticales (Albaladejo Mayordomo, 1989:14), en cuanto que atiende a la organización textual y también a las relaciones que dicha organización mantiene con el orador, con el público, con el referente, y con el contexto en el que tiene lugar la comunicación.

Roland Barthes, en su obra sobre Retórica, en la exposición que hace de las cinco panes de la «techné rhethoriké» (inventio o euresis, dispositio o taxis, elocutio o lexis, actio o hypocrisis y memoria y nmeme), comenta que la dispositio es tanto como «mettre en ordre ce (queon a tronve» -fruto de la inventio, naturalmente. Más adelante define la dispositio como «la

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arrangentent des grandes patries du discours».Si tenemos en cuenta que, según Lausberg, el discurso consta del objeto de que se trata [res) y de su expresión por el lenguaje [verba), y que además la dispositio afecta tanto a la res como a los verba, concluiremos que, en el fondo, la exposición de las partes del discurso y de su orden es cosa de ¡a dispositio, ya que su función básica consiste en la distribución de un todo (por tanto, del conjunto del discurso así como también de sus partes integrantes, res y verba). Es, pues, la dispositio la que impide el caos de las ideas y de las palabras al someter res y verba al orden puesto al servicio de la militas.

Nos parecen suficientemente concluyentes las palabras de Chico Rico (1988:101), expresadas en los siguientes términos:

[,..] las superestructuras, ligadas indisolublemente a las macroestructuras por constituir aquéllas su lumia v éstas mi contenido, imponen a la inventio [...] ciertas restricciones en cuanto a ¡as clases de elementos semánticos que debe llenar los diferentes conjuntos-unidades básicos que las configuran y. además, controlan las posibilidades de ordenación propias de la dispositivo puesto que determinan el orden global de las parles del texto desde una perspectiva sintética.

4. LA TIPOLOGÍA DE TEXTOS 0 DE SECUENCIAS TEXTUALES.

La consideración de las diferentes estructuras que presentan los textos o los discursos lleva, como venimos viendo en este capítulo, a admitir determinados esquemas superestructurales, con la pretensión de poder corresponder y generalizar, siempre que sea posible, los esquemas con los textos o discursos correspondientes;4 ello, por tanto, plantea la necesidad de disponer de un corpus de textos, lo más amplio posible, que permita establecer el catálogo que persegui-mos -tipología textual-, con la intención de incrementar la competencia textual del hablante/oyente, tanto en la comprensión como en la producción, ya que la categorización de los textos forma parte de las actividades cognitivas espontáneas de los sujetos (Adam, 1992:6).

Los estudiosos que defienden la necesidad de una teoría general acerca de una tipología de textos y discursos (VVerlich, 1976/1983; Schmidt, 1978; Van Dijk, 1978/1983;'Bajtín. 1979/1992; Adam, 1985, 1986, 1987, 1992; Bernárdez, 1982, 1987, 1995; Isenberg, 1983/1987; Vilamovo y Sánchez, 1992), si en algo están de acuerdo es en que hablar de tipología lingüística del texto, satisfactoria desde una perspectiva teórica, sigue siendo todavía un desiderátum,* así como una de las tareas más importantes, necesarias y fundamentales de la lingüística textual, en la que fallan estudios que tiaten de manera sistemática cuestiones ele tipología textual. Es evidente, por otra parte, como apunta Isenberg (1983/1987:100), que una teoría del texto tiene que incluir una tipología textual, y, por ello, son necesarios estudios acerca de la estructura interna de los distintos tipos de texto; él mismo defiende la tipología de Werlich (1976/1983) como una de las mejores v más fundamentadas que existen.

La diferenciación de tipos de estructuras textuales o superestructura* es necesaria principalmente porque éstas tienen que ver con parámetros cognitivos, sociales y -culturales diferentes (Van Dijkr 1978/1983 172). Resalta asimismo este lingüista holandés la posible baso común de las estructuras globales, ya que los esquemas superestructurales, muy probablemente, no son arbitrarios, y que además están en estrecha relación con los aspectos lingüísticos y pragmáticos de los textos y de la comunicación. Precisa como principales estructuras las narrativas, argumentativas, el tratado científico, la estructura de las noticias de prensa, y oíros tipos; este último (considerado como cajón de sastre en el que caben la conferencia académica, el sermón, el informe del defensor, la acusación, el atestado, la demostración, la orden de pago, la orden penal, el acta de declaración, la ley, una disposición, una conferencia, un informe, una petición, la noticia, el comentario, el discurso político, la conferencia universitaria, o las instrucciones de uso) lo concibe Van Dijk como una serie de tipos de texto (en orden arbitrario) que posiblemente tengan una superestructura propia, y que, además no sólo son convencionales, sino sobre todo institucionales, ya que se basan en reglas y/o normas de una determinada institución social. En estos casos, las estructuras pueden estar casi completamente fijadas e incluso expresamente descritas en un esquema, como en el caso típico de los documentos y formularios para rellenar. También admite este autor la superestructura de la conversación; no la desarrolla convenientemente, pero sí admite que es

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la más frecuente e importante.

J. M. Adam, en sus diferentes estudios (1985a, 1985b, 1986, 1987, 1991 y 1992), aboga por plantear las cosas de d is t in ta manera, ya que las tipologías existentes están lejos de dar respuestas sat is factorias. Por ello, prescinde de la noción de superestructura, reservándola para la descripción de un nivel cognitivo, prelingüístico (soporte de la tipología), de la ordenación de los sucesos (relato), de estados-propiedades (descripción) y de conceptos (exposición, explicación). Reconoce, por otra parte, que, aunque la teoría general de las estructuras secuenciales está en sus comienzos, sin embargo nos podemos ser de diferentes teorías parciales, a saber: t radic ión retórica, poética, semiótica, sociol ingüística, ps icol ingüíst ica. En consonancia con ello, propone lo que denomina (une typologye parmid`autres), porque el texto es un objeto de estudio tan difícil de delimitar que es metodológicamente indispensable efectuar determinadas elecciones. De la mano de Baj t ín y VVerlich, establece un cierto número de formas elementales a las que considera como prototípicas. Entre sus presupuestos teóricos, considera el texto como una estructura secuencia!, compuesto por un número II de secuencias completas o elípt icas, d icha estructura secuencia! permite abordar la heterogeneidad composicional en términos jerárquicos. De esta manera una secuencia puede ser más o menos narrativa o descriptiva respecto de un prototipo narrativo o descriptivo; y así para los demás tipos de texto. Ello no excluye la posibilidad de inserción de secuencias heterogéneas y, por tanto, hay que hablar necesariamente de una dominante secuencial, motivo por el cual se produce el predominio de una(s) determinada(s) secuencia(s) que determinarán, a su vez, el tipo de tex to concreto ante el que nos encontramos. En consecuencia con estos principios, afirma Adam (1992:33), a modo de conclusión, lo siguiente:

par decide de ne retenir que cinc types de structures sequentielles de base (narratif, descriptif, argumentatif, explicatif, dialogal).

J P. Bronckart (1987:44), psicólogo de la Escuela de Ginebra, distingue dos niveles en el proceso de concreción de la acción del lenguaje en el discurso: los arquetipos discursivos y los tipos de discurso efectivos. Los arquetipos discursivos se definen esencialmente en razón ele cómo se ajustan a la situación de producción, es decir, por la naturaleza de las relaciones entre los parámetros del ¡eferente y la interacción social. Los principales arquetipos son: el discurso en situación (DS), el relato conversacional (RC), el discurso teórico (DT) y la narración (N). Los tipos efectivos de texto quedarán sometidos a los valores de la interacción social. Por tanto, según Bronckart, todo discurso se presenta, a la vez, como típico y singular. Típico porque se inscribe necesariamente en un arquetipo, definido por su tipo de anclaje enunciativo, sus marcas temporales y su planificación, es decir, por su estructuración discursiva. Y singular porque el valor específico que toma cada uno de los parámetros de la interacción social condiciona el empleo de algunos conjuntos de unidades lingüísticas unidas a la textualización.La cuestión del peso respectivo; de estos dos aspectos –dice Bronckart (estructuración discursiva y efecto de homogeneidad de una parte textualización y electo de heterogeneidad, por otra)- es una cuestión empírica, que debería ser objeto de nuevos trabajos.

Basados en cuanto hemos expuesto más arriba, y teniendo en cuenta las aportaciones de los teóricos anteriormente mencionados, adoptamos como principales tipos de textos o estructuras secuenciales o textuales los siguientes: narrativo, descriptivo (con su variante expositivo-prescriptivo), argumentativo, expositivo explicativo y dialogal-conversacional

Es conveniente también que en el análisis de los textos aparezca además del nivel de la superestructura (esquema mental, prelingüístico) v de la macroestructura (semántica, coherencia), las características lingüísticas y textuales de cada uno (microestructura, cohesión, conectores).

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Consideramos a continuación los principales tipos de texto o de secuencias textuales.

4.1. Texto narrativo.

Para que podamos hablar de relato o narración, hemos de contar necesariamente con los siguientes componentes: a) un actor antropomorfo (A); b) predicados X y X' que definen a A respectivamente antes y después del principio y final de un proceso; c) una sucesión temporal mínima; d) una transformación de los predicados X y X' a lo largo de un proceso (principio, desarrollo, fin); e) una lógica particular en la que lo que viene después aparece como causado por lo anterior; f) un fin o finalidad bajo forma de evaluación final («morale») explícita o que se pueda deducir. A continuación representamos la superestructura narrativa o estructura secuencial del relato:

Considerada la secuencialidad narrativa desde un punto de vista didáctico, coincidimos con Berasain (1991:86) en que aprender a contar una historia es aprender una estrategia discursiva que implica una serie de actividades, tales como: elegir un acontecimiento, seleccionar los elementos informativos, jerarquizarlos y ordenarlos según un eje de temporalidad elegir un punto de vista que implique o no al narrador, emplear las marcas (urinales correspondientes, etc.

A electos de análisis de textos narrativos, habría que detectar las marcas o indicadores lingüísticos (1.a o 3."' persona, verbos en pasado y organizadores textuales de temporalidad), así como elaborar la representación esquemática de las MES.

4.2. Texto Narrativo.

Es evidente que se producen estructuras secuenciales de tipo descriptivo, independientemente del ejercicio escolar de redacción, en el marco do múltiples actividades discursivas ordinarias (prensa, publicidad, ele).

Generalmente, la secuencia descriptiva representa ordenamientos esencialmente jerárquicos, ateniéndose a la estructura de un léxico disponible, siendo la enumeración el grado cero de este tipo de estructura. Por otra parte, los lectores discriminan espontáneamente la secuencia descriptiva cuando forma parte de la estructura global de otro upo de texto, lo cual Je confiere una cierta autonomía textual, motivo por el cual podemos definirla como un texto dentro del texto; o mejor todavía: una secuencia discursiva o textual dentro de otro texto (narración, argumentación o exposición).

Adam (1987b:65) señala el carácter abierto (infinito teóricamente, pero limitado práctica y

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pragmáticamente) que presenta la expansión ele la superestructura descriptiva, y que representa mediante el esquema de la página siguiente. Dicha expansión predicativa de la superestructura descriptiva se expresa a través de: a) Propiedades-cualidades (Pd.PRO.), b) Partes (relación de sinécdoque con respecto al todo: Pd.PAR); y c) Puesta en situación (Pd.SIT); pueden ser de tipo comparativa, metafórica o de reformulación.

La estructuración de la secuencia descriptiva viene expresada por la puntuación y por la elección de marcadores que operan tanto en el nivel local como en el nivel global, siendo de particular interés los organizadores enumerativos y reformulativos por su funcionamiento micro-esiructural (marcas de conexión intra- e ínter-preposicional) y macro-estiuctural (marcas del plan de te.vto).

Entre los principales organizadores enumerativos nos encontramos con formas como: «primero-después-finalmente», «por una parte-por otra», etc. Son también organizadores discursivos, según lorenzini y tremían (1988:36), los siguientes.

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El plan de texto de determinadas secuencias, que indican el desarrollo de un proceso o los elementos que componen un lodo, puede sor expresado así:

Pertenecer, también a este tipo de texto o estructura secuencias instructivo-prescriptivas (recetas de cocina, instrucciones de montaje, consignas y reglamentos, reglas de juego, guías-itinerarios, etc.). El grado cero de este tipo de texto viene representado por la simple orden o instrucción, tal como «Stop», «prohibido fumar», etc.

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Dentro de este upo de textos hay que considerar un grupo importante de ellos los textos instructivos y prescriptivos; generalmente aparecen estructurados en torno n una sucesión de actos o de hechos ordenados cronológicamente. El nudo transformacional tiene como principal función asegurar la coherencia del pasaje, de lo diseminado a lo concreto, en el caso de las instrucciones de montaje; o de los ingre dientes al plato cocinado como un lodo, en la receta de cocina,.por ejemplo. Lurenzini y Ferman clasifican los correspondientes organizadores textuales mas frecuentes de la siguiente manera:

Léxicos: En primer lugar..., el primer paso...; para empezar...; el segundo paso...; a continuación...; por último...;Verbales: (Es conveniente) + infinitivo + OD; (deber) + pasiva con se (verbo en presente o futuro); formas exhortativas (subjuntivo); (una vez) > participio - sustantivo; condición hipotética; Si + indicativo/sustantivo: de + (no) + infinitivo; cuando + presente (indicativo/subjuntivo)+ no + subjuntivo.

4.3. Texto argumentativo.

El propósito de la secuencia argumentativa consiste en demostrar o refutar una tesis, para lo cual se parte de premisas, no siempre explícitas, con el propósito de llegar a una conclusión; esta conclusión seta la tesis que se pretende demostrar, o. por el contrario, la negación de la tesis de sus adversarios. Por tanto, el esquema de base de la argumentación consiste en poner en relación una serie de dalos con una conclusión. Éste es el esquema con el que lo representa Adam:

Particularmente importantes son en este tipo de textos los conectores «sin embargo», «pero», «entonces» y «por (lo) tanto», por cuanto que tienen asignada una función pragmática de introductores de premisa, de argumento o de conclusión. Es igualmente interesante la búsqueda del valor contextual! (argumentativo, en este caso) que adoptan determinados vocablos como consecuencia de su aparición en una secuencia o en un texto con intención argumentativa

4.4. Texto expositivo.

Este tipo de texto pretende explicar o informar sobre algo, en el sentido de que explicar es hacer comprender y no simplemente decir, lo que supone actuar sobre el otro a través del discurso. Está unido estrechamente a la comprensión, y ésta al aprendizaje, de ahí que podamos decir que el discurso explicativo está omnipresente en la escuela. Su esquema superestructural es el siguiente:

Los textos expositivos son autónomos en relación al contexto de producción, en cuanto que suponen en el emisor un saber previamente elaborado, v además se construyen como un conjunto organizado de hechos, representaciones conceptuales, fenómenos o relaciones que se pretende presentar, justificar, probar o valorar.

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Por lo que respecta a los aspectos lingüísticos y textuales de los textos expositivos, hay que resaltar los siguientes (Sanahuja, 1992:138-139):

—Abundancia de conectores lógicos y organizadores textuales.—Organizadores intra, meta e intertextuales, que generalmente son recursos tipográficos que permiten la organización interna del texto y de las relaciones intertextuales. Los organizadores metatextuales manifiestan las menciones metalingüfsticas, enfatizan elementos del texto y regulan la disposición del texto sobre el espacio. Son los guiones, números o letras para enumerar hechos, argumentos, fenómenos, etc., control de los márgenes, comillas, subrayados, cambios en el tipo de letra, etc. Los intratextuales se remiten a otra parte del texto, mientras que los intertextuales remiten a otro texto de autor identificado (sistema de citaciones).—Utilización de formas supralingüísticas (títulos, subtítulos, en estrecha relación con los organizadores metatextuales).—Uso endofórico de los deícticos.—Nominalizaciones anafóricas. Las nominalizaciones y aposiciones son es i me l u ras frecuentes en los textos informativos y explicativos sobre los cuales trabajan los alumnos, tanto en las obras escolares como no escolares; estas plantean determinados problemas en el nivel textual; en el dominio puramente «gramatical», la nominalización lleva consigo una serie de hechos lingüísticos (elección del sufijo, de la preposición, construcción de diversos comple-mentos de nombre).-Predominio del presente y del futuro de indicativo.-Marcas de moralización («Puede...», «Cabría...'»,«Probablemente ..» y perífrasis aspectuales).—Abundancia de formas no personales o impersonales. Uso de la tercera persona, la primera del plural, las formas impersonales con es*.». v las construcciones de infinitivo, gerundio y parti-cipio.—Tendencia a ia precisión léxica, con profusión de tecnicismos y cultismos.—Reformulaciones intradiscursivas—Elevada densidad sintagmática.Concluye Sanahuja más adelante que la utilización de estas formas persigue mostrar las uniones lógicas entre los objetos del discurso, garantizar la precisión y la comprensión del texto, procurando establecer un equilibrio entre la información conocida y la nueva, y reducir las marcas de presencia del emisor en el texto, hecho que constituye lo que podemos denominar 'estilo objetivo'.

4.5. Texto conversacional.

Un texto conversacional (conversación telefónica, interacción cotidiana oral, debate, entrevista, diálogo de novela o teatral, etc.) se presenta como una serie de secuencias jerarquizada llamadas «intercambios comunicativos». Aparentemente se trata de un modo de composición menos estructurado que los otros. La secuencia conversacional es la unidad constituyente del texto conversacional constituida por macroproposiciones: las intervenciones, formadas, a su vez, por microproposiciones: los actos de habla. A este tipo de textos pertenecen tanto los diálogos como el producto textual de las interacciones sociales como los intercambios de los personajes de un texto de ficción (obra de teatro, cuento o novela).

En la medida en que el intercambio se define (Adam, 1992:73) como una unidad temática y la más pequeña unidad conversacional-dialogística, nos encontramos con la secuencia, constituyente, a su vez, de la unidad dialogística mayor: el texto conversacional. En la conversación,.los turnos de palabra corresponden a las unidades monologales más grandes (toma de palabra de un participante); cada acto de palabra constituye la unidad monologal más pequeña, a partir de ia cual se pueden separar las sucesivas intervenciones.

Las formas de articulación textual de las secuencias pueden ser de: intercambio simple (de una sola secuencia); intercambio complejo (dos o mas secuencias), y éstas, a su vez, pueden ser: coordinadas (de igual importancia), o subordinadas (secuencia principal y subordinada).

Es oportuno considerar las diferentes marcas lingüísticas y extralinguísticas que acompañan al diálogo a lo largo del discurso: fórmulas de saludo, fórmulas de apostrofe o apelativos de apostrofe, morfemas fálicos e interjecciones.

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La secuencia elemental consta de dos macroproposiciones de base (Pe) en la estructura de intercambio confirmativo, del tipo:

A: ¡Buenos días!B: ¡Buenos días!En el caso ele intercambio reparador, figura una tercera m a ero-proposición; con este ejemplo lo ilustra el autor:A: Perdón. ¿Tiene hora?B: ¡Cómo no! Son las seis.A: Gracias.Este ú l t imo ejemplo, según Adam, nos permitiría describir una secuencia conversacional de la siguiente manera:

Con el ejemplo que aparece a continuación plantea Adam un caso de intercambio complejo en que la macroproposición (P2) abre una nueva secuencia (intercambio subordinado), representado por la pregunta (a3) que, a su vez, es respondida por la siguiente intervención [A2].

El ejemplo es el siguiente:

A: Perdón, ¿Tiene hora? B: ¿No tiene reloj? A: No B: Son las seis. A: Gracias

Como conclusión de este capítulo, hay que resaltar el papel fundamental'"dé la superestructura esquemática en la comprensión y producción de textos y discursos, de todo tipo de textos, y también del resumen, en cuanto que se trata de una estrategia de producción de textos. Por ello, tanto la averiguación de las SE como el trabajo con los diferentes tipos de texto constituyen procedimientos fundamentales en la elaboración del resumen.