El río sin fin- 3°Celeste 2008

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Juan L. Ortiz Puerto Ruiz, 11 de Junio de 1896 Paraná, 2 de Septiembre de 1978 H o m e n a j e a 3 ° C E L E S T E | 2008 ANTOLOGÍA POÉTICA Instituto de Educación Córdoba r í l o s E i n n i f

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El río sin fin es un libro de poesía escrito por alumnos de 3° grado Celeste (3°B) del Instituto de Educación Córdoba. Nivel Primario (Córdoba, Argentina). El trabajo fue realizado como homenaje al poeta entrerriano Juan L. Ortiz (1896-1978) al cumplirse 30 años de su muerte. El proceso de escritura fue llevado a cabo entre junio y septiembre de 2008 en la materia especial "Literatura infantil".

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Juan L. OrtizPuerto Ruiz, 11 de Junio de 1896Paraná, 2 de Septiembre de 1978

H o m e n a j e a

3 ° C E L E S T E | 2 0 0 8

A N T O L O G Í A P O É T I C A Instituto de Educación Córdoba

ríl o sE in n if

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Este libro pertenece a:

AA.VV. El río sin fin. Homenaje a Juan L. Ortiz. Antología poética de 3º celeste, 1º ed.- Córdoba: Instituto de Educación Córdoba, 2008. 28 pp.; 15 x 21 cm.-

CDD A861.9298I. Poesía Argentina; II. Literatura Infantil Argentina

Coordinación y colaboraciones: Área Literatura| Adriana Canseco Área Música| Francisco Galán Área Plástica| Candelaria Jaimez Área Teatro| Adriana Amengual Área Informática| Antonio Larrahona Fotografía| Juan Pablo Ravasi Diseño de portada e interiores| Arq. María Fernanda Canseco

Autoridades del IEC: Directora |Susana Lois Vicedirectoras | Mónica Barbero y Mariela Lugones

El presente libro de poemas fue realizado como actividad de Literatura en el marco del Proyecto ¿De qué sueño de infancia? Homenaje a Juan L. Ortiz en al 30° aniversario de su muerte llevado a cabo entre el 11 de junio y el 2 de septiembre de 2008 con la participación exclusiva de los alumnos de tercer grado.

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El poema abre un mundo que no tiene fin. Oscar del Barco.

UAN LAURENTINO ORTIZ fue sin duda uno de los poetas más importantes del siglo que pasó y sigue siendo, sin embargo, desconocido para muchos, no sólo como el poeta excelente que fue (convengamos que la poesía no es un género popular) sino como todo lo que representa para lo mejor de la actual poesía argentina. Su actitud de completa entrega al trabajo poético y la profunda coherencia entre su vida y su obra lo convierten en un ejemplo existencial (ejemplo del que nunca se jactó y al que fue fiel hasta el último día).

En estos meses nos entregamos a la sorpresa de descubrir la maravilla de su poesía que ha atravesado mucho más de medio siglo para devolvernos hoy la secreta intimidad de las cosas: aquellas que ya no son un objeto que podemos poseer, dominar y modificar, sino un regalo de virtud paciente que recibimos para volver a donar en el poema.

Su ternura y piedad infinita por todas las cosas, el estremecimiento ante la belleza de lo que calla, en la poesía de Juanele, fueron cada vez una experiencia: es decir, la magia súbita de descubrir el mundo como si fuera la primera vez, una forma de conocimiento que se abre, necesariamente, a la humildad secreta de todo lo que calla y espera. Esta fue una experiencia en lo abierto de los días: en la felicidad extrema que se libera de condiciones para fulgurar en el instante mismo de la dicha, en el 'aquí y ahora' que se abre ante la pregunta que no anticipa la respuesta, que no cierra la posibilidad de vuelo sino que llama, por lo bajo, a una nueva pregunta. Así, nosotros, de pregunta en pregunta, de vuelo en vuelo, hicimos del lenguaje de siempre la olvidada dicha de nombrar 'porque sí', de 'decir por decir' todas esas inútiles cosas sin las que no es posible vivir.

Esta experiencia, aunque realizada en forma individual, es necesariamente comunitaria: compartimos lo más hondo que somos, la comunión de la belleza sin nombre de la que no somos dueños, la clara presencia de lo que simplemente es.

La poesía -dice Oscar del Barco- no enseña nada, no dice nada o dice lo 'no decible' y enseña lo 'no enseñable'. Si aprendimos algo quizás sólo fue la esquiva posibilidad del mundo en la palabra, la emoción del balbuceo primero, la incandescencia de aquello que no podemos alcanzar en el concepto. Aprendimos,

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e has sorprendido, diciéndome, amigo, que “mi poesía” debe de parecerse al río, que no terminaré nunca, de decir...

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sobre todo, a pensar profundamente, a leer con atención al rumor más leve, a escuchar ‘la música del mundo’, a interpretar una lengua que nos parecía extranjera.

Juanele en su humildad extrema no se sentiría dueño de este homenaje porque aquello que pudo dar a lo largo de su vida, de forma excepcional más que ningún otro poeta, nos lo ofreció como un regalo: sin medida y sin condiciones. Ojalá, con los años, un breve impulso de alegría y pureza, el recuerdo feliz de estos meses, nos vuelva a reencontrar con sus páginas.

Ahora, en ese gesto de generosidad al que nos compromete su poesía, dejamos en estas páginas el testimonio de una larga y paciente tarea de lectura, de interpretación y de escritura que ha sido, cada vez, una dicha y una fiesta.

Tómenlo ustedes como lo que realmente es: no un alarde ni un juego pretencioso, no un desafío ni el resultado de un prodigio, sino la ofrenda generosa de lo que, llegado el momento, se devuelve a la misma corriente mansa de donde vino.

Adriana CansecoPrimavera de 2008

Notas:

(1)Corresponde a la lectura de una serie de textos que Juan L. Ortiz dedica a lo largo de su obra a algunos de los muchos animales domésticos que tuvo. Entre los poemas más célebres están los que dedica a sus galgos Prestes y Diana (en distintas épocas), a su gato Bachi y a Julieta, una perrita que pertenecía a su amigo Juan José Saer. La escritura poética de los niños está relacionada a la lectura de algunos de estas elegías.

(2)Refiere a la lectura de los poemas “Grillo en la noche” de La brisa profunda (1954) y “En la noche ruido de agua” de La rama hacia el este (1957), los cuales, indirectamente, propiciaron la reflexión en torno a ciertos interrogantes planteados a través de la escritura poética.

(3) Corresponde a los textos realizados individualmente por los niños o junto a algún mayor (mamá, abuela) durante las actividades del homenaje del 2 de Septiembre (aniversario de la muerte del poeta) realizado en nuestro establecimiento para presentar este proyecto.

(4) Corresponde a la lectura del joven poeta, Mauro Césari, específicamente de su libro El entrerrianito (Premio Estímulo 2007, inédito)

Los textos señalados con estas referencias (1), (2), (3) y (4) remiten a experiencias puntuales de lectura que determinaron ciertas semejanzas en el tratamiento de los temas:

libre de poemas

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Lo que ellos dicen...El río sin fin es, a través de este título que intenta conjurar el tiempo y la

distancia, el llamado sutil de aquello que no termina, aquello que siempre se está entregando y que sólo es posible amar en su . Hay algo en ese río interminable que se nos escapa: el instante de su fuga, el deseo de la pregunta que nos entrega,

la cosa que todavía no es. Este río infinito nos entrega una promesa: algo siempre está más allá pero nos espera.

He acompañado y visto crecer a los chicos en esta espera (desde las primeras palabras borroneadas hasta la elección del título definitivo) y me enorgullezco profundamente de sus certezas y sus elecciones porque sé que lo que ofrecen en este gesto es un acto de generosidad inmensa que se experimenta como un feliz derroche.

huida

en su constante fluir,

¿Cómo es la poesía de Juan L.?- Es algo natural y es muy mágica. Es una mezcla de millones de cosas, es lo que forma la poesía.- La poesía de Juan L es sencilla pero al mismo tiempo difícil, complicada. Te hace pensar.

¿Cómo es el lenguaje que usa el poeta?- Es extraño y silencioso, por ejemplo en la palabra “celistia”.- Al poeta le gusta lo chiquito, lo sencillo. Dice ramilla en vez de rama, por ejemplo.

¿Cómo es el lenguaje que utilizaste? ¿Por qué lo elegiste?-Yo lo elegí por el paisaje y traté de que sea tranquilo y a la vez maravilloso.- Yo elegí un lenguaje sencillo y hermoso para hablar de las cosas porque es parecido al del poeta.

(*)Responden Franco Martinetto y Belén Pagnone

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Índice de autores

Ramiro Castro

César Cortés Nemer

Alejandro Cristino

Matías Echenique

Ignacio Garello

Joaquín Gómez Bravo

Ezequiel Gonzáles Ovelar

Jeremías Lima

Ignacio Ludueña

Franco Martinetto

Tomás Méndez

Tahiel Montoya

Iván Páez

Nicanor Ramallo

Marco Schanzenbach

Tomás Bettiol

Bruno Bramilla

Francisco Busleiman

María Pilar Kage Daszenies

Camila Rivero Reynoso

Martina Del Gobbo

Guadalupe Faerman

Camila Caffaratti

Paula Martínez

Gabriela Puebla

Victoria Arnoldi

Laura Castillo

Sofía Ferreyra

Belén Pagnone

Camila Ravasi

Clara Almanza

Rocío Accietto

Sofía Aruedy

Luana Correa

Sofía Cortés

Paula Sibilia

Zoe Peralta

Abril Vera

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Rocío Accietto

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Tomás Bettiol

La lluvia caedentro de la brisa que iluminael abismo-horizonte,junto al sauceun pájaro pequeño.

El rocío cae cada mañanay mi infancia pasa y pasa. Veo cada mañana el rocío caery la luz brillar entre las ramas de los árboles.

En la noche estrellada,con la luna apagada…mis ojos brillan,será que algo en el aire volaba sin parar.En la fresca primavera temprano amanecey al lado del sendero florecen los rosales.

Las hojas caen en invierno,las hojas crecen en verano pero mi corazón sigue esperando.Mi corazón hace un latido silencioso,a la orilla del río, melodiosamente,se refleja la luna en el viento.

A orillas del ríodos saucesque ven en el agua sus ramas…Cómo las mueve la lluvia en el viento suave.

El jacarandá se movía suavemente,los peces nadaban tranquilamente,Las flores dejan su perfume por todo el ambientey un pájaro vuelve a su nido chiquito.

Los árboles verdes esperan en la voz transparente del aire frío, las hojas verdes y los grillos verdes sueñan la luz diamantina, no puedo verla.

En el otoño a los árboles se les caen las hojas y cuando salgo a caminar piso las hojas y ese ruido me encanta. En la primavera empiezan a salir las flores, brotan las hojas nuevas… todo es hermoso.

La noche es fría, oscura hay un terror nocturno… aparecen en la luna llena grandes sapos verdes.

El sol del amanecer es dorado brillante amarillo que ilumina las almas y las cosas.

El campo verde, el campo alegre grande y brillante… los hermanos queridos corren y juegan, el mirarlos da alegría…

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Clara Almanza

“Perdón Septiembre”Por el jacarandá fugazcon sus luces resplandecientesque brillanen la oscuridad.

Veo el brillo diamantino, fugazde la estrella amatistamientras el soltrae la alegría lila del amanecer.La mañanase espesacon los rumoresque desaparecenen el río vibrante.La luna se fugasutilmenteentre las estrellas,en el delicado susurro del ocaso.

¿Escuchaste, ese pulso que vibra melodiosamente al anegarse en el agua? Ayer no te acordabas de este río entre los arbustos, cálido y espaciado, ni del reflejo de nuestras sombras en el agua.

Qué hermosa tarde… como un anhelo morado que florece cuando en cada sueño el jacarandá es alguien que siempre está presente en cada flor, en cada ramilla.

Lilas, rosas, verdes… de tantos colores son los paisajes? Me parece que son voces que cantan, latidos que florecen. Campos estrellados con jacarandás que florecen alrededor del día. Noches oscuras, días cálidos y un temblor decisivo que con su magia hace volar al campo dormido.

Verde de grillos,amarillo de sol,azules del aguay roja tu ilusión.Las mañanas se abrende día en día,las estrellas sin orillas,como una tempestad.

Los cascabeles suenan llamandoal breve otoñoy el agua que brinca con su fuerzaEmpujaa las estrellassonriendo a la luna.

En la noche soy yo,en la mañanacuando el rocío caesoy otrocon algo intensoque con su luzilumina el valle,la intemperie (2).

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Bruno Bramilla

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La mañana brilla,es el díade la dulce y mojadaprimavera celeste.

El día es celeste azulbella claridadque anda en el sol brillanteiluminando su almailuminando el diamantino aire transparentedel valleal oeste del día.

El día frío de la soledad del valle,de la infanciahacia el oestees lilacomo el día bello,cálido como el violeta tranquilo.Belleza que abre la mañanade aromas morados;despierta a las flores el viento del norte.

A la noche cae una lluviay las gotas se ven brillantes,el pájaro duermeen el aguaribayy después lleganalgunos grillos.

Es muy bella la tardecon su color dorado,las hojas, el rocíoestán tan frescoscomo la mañana clara. El sendero abresu alma vegetal, sencillaque se despierta.El celeste y el azulse abren y se duermencomo el rocío,como el sol,como todo lo brillante.

Las hoja y el temprano sendero que se duerme,la grácil mañana es delicada,fresca y muy suave como la luna.El sol se mojaen el agua brillante y sensiblecomo el alma dulce y fácilde la primavera hermosatan hermosacomo el reflejo mojadolluvioso.

El ríobrinca de alegríaporque está lloviendoel sauce es muy flaco y brillante,¡entonces sí, llueve la lluvia!

El rocío que vieneinterno nido abierto de la nocheNochede lo absolutamente abiertode la intemperie.

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Victoria Arnoldi

Francisco Busleiman

El agua tiene un ruido de pájaros y de paz, a veces llueve, también el ruido del sol, el ruido de la paz.

La flor es un sentimiento de mi cuerpo, o es del corazón? la orilla del río también es un sentimiento. La orilla no es igual a la de otros días, es como la flor que crece.

El día es cálido con el sol hondo, la noche es de la luna que también es profunda como las plantas y las cosas. Me gusta la noche porque escucho ese ruido de grillos.

El día es cálido en las alas de los pájaros, en los árboles con el rocío de sus hojas. Cuál es el ruido de la hojas? Es un shshshshshshshsh.

Cuando amanece, el viento con su ruido de hojas hace un ritmo, el viento y los pájaros hacen la música.

Los árboles verdes, el cielo azul y la infancia sutil como una luz bella que se vuela en la alegría fugaz.

El cielo despier ta a los pájaros iluminándolos con su luz celeste y radiante. El diamante del sol es un histórico mundo, un agua mágica. El aroma de flor despierta a la luna llena, perfume eterno de la luna bella y llena.

El anhelo del atardecer está lleno de jacarandás floreciendo con sus oscuros frutos, sus flores moradas. Apenas comienza a florecer, sutil y despierta por la mañana. El movimiento se escapa muy sutil y frágil, sin poema, frágil.

El silencio del reflejo del agua con la luna es como inundar el pulso silvestre de latidos suaves. El “rocío eterno” no se vuela como la “brisa verde” si no que no se va para siempre, eterno, en este lugar.

El sol vibra, desaparece, canta el rumor fugaz del río que aparece. El aire tiembla como la lluvia aguda, del amanecer al ocaso.

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Sofía Aruedy

Ramiro Castro

Cuando vengo, siento un frío rumor y el rumor del verano me acerca al río.

Yo te aseguro que siempre voy y vengo pero siento el ocaso de repente y tu latido con la hermosa luna de noche que brilla como vos.

Soy una flor de verano que vivo y respiro. Siempre siembro la naturaleza porque amo el futuro y siempre lo veré. Soy sauce que parte y cuando no veo el camino que me guía abro el de mi corazón. Mis ramas son felices cuando camino porque siempre busco al amor.

Ven lluvia a mí que te extraño… qué hay en este gran día de luz y de lluvia, no sabes que es el amor? Es el amor que viene.

“Rama de sauce soy”… por eso también soy una luz que ilumina las ramas y todo lo demás. Subo y bajo de las nubes, siento el rocío que cae mojando y llora sin cesar.

El otoño me hace volar el alma con los pájaros que se deslizan por la lluvia, llorando por la soledad del valle. Cómo extraño el tierno sol, el valle verde translúcido y por el alma grillos que lloran, no puedo olvidarte.

El campo esta floreciente en la presencia del color morado de las ramillas invisibles de la tarde, en la melodía de mi voz.. todavía puedo sentirte, darte las ramillas del árbol que florece en mi alma.

A la mañana el sol se refleja en los montes, en el canto perfumado del mediodía las nubes comienzan a llorar hasta que el profundo anochecer se acuesta en el brillo de las estrellas.

Mi corazón late fuerte cada vez que comienza la guerra. Sobrevivo en la campo floreciente, poco a poco muero pero sobrevivo en el verde. Siempre es otoño y primavera.

El rocío de la mañana cae en mis hojas limpias, frescas. Pájaros volando en mi alma, cantándome la noche fácil, los senderos y ríos, volando en mi corazón.

Brisa, brisabrilla en el sol de la mañana,en mi alma es Septiembre,en la orilla lluevey los pájaros cantan.

Grillos en mi alma,grillos en la lluvia.El sol de mi alma lluevey los pájaroscantan en la oscuridad.

En la orilla del río el sol brinca como agua, los grillos, los grillos entran en la flor de mi corazón. Llueve en mi alma… perdón, amigos.

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Camila Caffaratti

merCésar Cortés Ne

El rocío eternode la ventana yano veo¿Cuándo vendrás?Oh, querida Diana,cuánto te extraño,me duele el corazónde extrañar tu ladridoque oía en las mañanas,¡cuánto te extraño!Este silenciova creciendomás si no estás,oh Diana, cuánto te extraño (1).

En el río están los peces,en la orilla están las personas,¿qué sería un mundo sin ríos?No podríamos ver las orillas del querer.En la noche la luna se refleja en el agua,la luna se duerme con las estrellas.

La luna ilumina el caminopero también ilumina mi almaque vibra como un río,como el agua de la orilla.

Cielo de azules claros,el suelo es verdey aquíen las ramasun pájaro canta.

La poesía dice algoel diario no dice nada.La alegría del alma es blanca y la estación del otoñohace caera los árboles las hojas.

El pájaro de fuego, siempre encendido, hace la luz y la oscuridad.

En la noche veo que las ramas me acompañany las estrellas vienen¿qué soy en la noche?, ¿cómo soy en la noche?Yo soy una estrellaque acompaña las ramasy una rama que vuela con las estrellas, ¿por qué?Hay un dulce aroma que me lleva (2)

He llorado en el almay la maravilla está en la casa hay hojas en el río,contemplo el árbol,el aire húmedo,sostengo el alma por los pájaros.No hay hierba,le habría tocadoa los árboles las almas,pero la felicidad es una luna de piedracontra las mariposas de Juniorosado y encantado (3).

Ay, perrito, me elegiste,¿qué “rocío eterno” apareció cuando venías?Era un rocío verde, aquel,cuando venías,qué celoso estabas.Te sacaron de mí y te dieron a otro (1).

Estrella, estrellaeres fugaz y te encontré,eres pequeña y blanca¿cuánto de ti en mí hay?

El latido del silencioes un pulso en las orillasdel agua y de la luna,hay un reflejoque de repentese anega en el silencio.

La luz del río se refleja en el airey la alegría del sol es amarilla.Verde corazonada fugazdel lila sobre el valle.

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Laura Castillo

Alejandro Cristino

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El aire transparente es frío, es mejor así, para escucharlo corriendo. Las estrellas brillan en la noche larga y oscura, llena de paz y alegría.

En la noche, la estrella fugaz, brilla y desaparece. Tiembla mi corazón en la vaga esperanza de verte, quisiera darte una flor. Desaparece tu corazón dentro de una nube que vibra bajo la lluvia.

Tu corazón late debajo de la esperanza de la lluvia, melodiosamente caigo en el silencio. Cuando me despierto de repente me inundo de un silencio tibio de melodías.

En el río del sauce crece la flor de Septiembre que ilumina como una estrella. A la orilla del sauce esta el río en la noche, frío y calmo.

La noche florece, se asoma y crece. “Rocío eterno” ¿cuándo volverá tu rostro en la estrella que brilla, florece? (2).

Oscila el reloj en el tiempo, del día a la noche, nunca se detiene aunque nadie lo ve.

Las flores tienes su aroma y tus ojos una intimidad nueva. Grillo en el sol de mi alma como los pájaros llorando en la lluvia.

Los grillos en la noche cantan hasta el amanecer solo detienen su canto al amanecer, con el sol. El sauce parece un hombre, pero no lo es. Las manos del otoño se caen, deslizándose con un breve y dulce sonido.

Los párpados dulces y diáfanos, despertaban del sueño del otoño. Su voz cantaba abriendo paso a una fresca mañana, fresca y brillante como mi alma.

La noche es un rocío, como cae la luz en la mañana sin fin.

En la noche soy un sauce, de naturaleza verde, de largas hojas, como un ángel (2).

Luana CorreaEl cielo está con estrellas, pero todas

fugaces que mueren en el pasto verde. Detrás de las estrellas amarillas el amanecer será celeste ¡Qué hermoso será! ¡Si pudiera iluminar por el este y el oeste el campo sería brillante!

La tarde huía, se iba oscuramente, en la “brisa verde” la mañana estaba fría y radiosa y era una delicia que mi corazón y tus flancos sean iguales. ¿Dóndes estarás, amigo? ¿Me extrañarás? Porque yo si lo hago (1)

En la tarde, con esa melodía, el jacarandá florece. Sus flores en las ramillas, ese es el anhelo que se cumple. La mañana comienza delicadamente, amanece y el cielo despierta, ahora florece poco a poco, cada vez es más sutil.

Ayer fui al río, arrastraba las flores, su perfume. Se levantaba la tarde poco a poco… luego comenzó a oscurecer y surgió la promesa… todo anunciaba una mañana florecida.

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Matías Echenique

En el oeste,es el camino del solque se va por un ladoy baja

bajabaja

cada vez más sutil,parece que todo caede un solo árbol (4).

Eso brinca, brilla, vibra; será el río? no, el agua que está en la orilla o será el jacarandá? No, sus flores están muy quietas. Entonces será la lluvia, si seguro… está brincando, brillando, vibrando.

La noche, un intemperie infinita?En un cielo abierto, absolutamente abierto, es un alma inmensa y estrellada con planetas sólo hacia la luna.En la noche soy como un planeta querido sin saber mi nombre.Hacia la noche soy como un astronauta abriendo el cielo.Con la noche soy su acompañante infinita.Para la noche soy muchas almas chiquitas… (2)

En lo alto de la montaña escucho el cantar de lo grillos que afinan alegremente porque el sol alumbra las flores y los árboles.

El río sin fin, el agua tan profunda ya larga que nadie llega hasta el fin. La luna reflejándose en el río de la noche cuando llega el día también se esconde en el agua.

Luna, media luna reflejándose en el agua iluminando todo a su alrededor, las flores, los árboles. De pronto comienza a llover desde esas nubes grandes y negras, llenas de agua furiosa, con una furia de rayos y truenos.

Cuando llega el atardecer en Córdoba veo el sol que se va escondiendo cada vez más, más entre las montañas, veo cómo se va por el oeste. El rocío abre un temblor y todo se mueve.

Cuando hace calor me siento atrás, en la sombra negra de un árbol, veo caer sus hojas secas de a poquito al piso y hundirse. Voy a dormir.

Sofía Cortés

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Las hadas lilas bailan en el cielo celeste, en el rocío verde en mi canto transparente. Disfruto la melodía maravillosa que recorre los caminos. Hoy es una mañana fría pero en mi corazón tengo tu sonrisa cautiva.

La noche estrellada dice sueños, esperanzas de amor. Los pájaros y los grillos cantan, el río refleja la luz y mis ojos se iluminan. Melodía maravillosa del cielo de primavera.

Me hundí en un silencio que ni siquiera sintió mi corazón, me transporto en tu amor. En la tarde del sueño al oír la melodía florecen mis días. En las tardes lluviosas los árboles se ponen a llorar y sus hojas se caen, se deslizan en el cielo.

El fugaz crepúsculo, la luz del ocaso cálido que tiembla alrededor de la luna y hace aparecer a los pájaros. Tiemblan las orillas del río que recorren los niños y los pulsos del corazón cuando refresca.

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Ignacio GarelloEn la noche los grillos se esconden entre

las hojas verdes, frías, calentándolas con sus cuerpos, con sus alas. Cuando el sol amarillo sale toman agua fría y celeste. Algunos buscan comida otros hacen un hogar con hojas amarillas. Las mariposas adornan sus alas y beben de las flores.

Los niños van al río, qué hacen? En ese lugar lleno de arena, agua y piedras, se divertirán? Lo que sé es que el azul intenso del agua rompe los ojos.

En los días de invierno los pájaros cambian de lugar.

La arboleda es azul de lejos, igual que el mar azul, estrellado en la noche hermosa. En el cielo brilla la luna, brilla con una luz resplandeciente.

Martina Del Gobbo

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Los latidos de las ramas, el pulso de las cosas y la melodía del silencio. Hay cosas con las orillas y la luna que sólo se ven en el reflejo del agua, en los árboles a los que pronto se les caerán las hojas.

En la tarde de sol las voces de los pájaros reflejan el agua al tocar con sus sonidos el cielo. La voz de los pájaros son sonidos alegres que se merecen ser amados. Los pájaros quieren cantar al amanecer. El milagro es un breve dolor de amor y de energía. Mientras el sol brilla el milagro se hace posible.

Los pájaros cantan cuando están contentos. Si hay pájaros no se escucha el sol, las flores cuando pierden sus pétalos se las escucha…

No huyas, amigo. Fiel como antes, no huyas. No puedo sin vos “vida-verde”, yo estoy acabado sin vos, “delcadaredorá”, yo no sé que hacer sin vos y sin tu oscura voz azul que no paraba de hablar.

El latido inunda el silencio igual que los árboles moviendo sus hojas. Se toman sus años y se caen cuando la luna duerme a la orilla del río.

Joaquín Gómez BravoLas flores brillan al amanecer junto al río. Los pájaros cantan en la

brisa del río para que la música vibre sobre el agua y los peces naden y el mido poco a poco desaparezca. Cuando el amanecer brilla las flores crecen

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Guadalupe Faerman

Ezequiel Gonzáles Ovelar

Hermosa,hermosa es la luz,frío es el aire.La luz del solse disuelveen el alba azul.La luna se reflejaen la orilla azul del agua.

La orilla del río me hace acordar a las cosas del pasado en las que me convertía y era tan feliz. Cuando paraba de llover mis flores se convertían en rosas, era tan feliz.

En la noche me convierto en estrella hasta que amanece, el amanecer que es cristalino como la lluvia que cae. Cuando la ves parecen lágrimas, gotas transparentes de la lluvia.

Hoy sé que soy un pájaro brillante, libre, libre como el aire, como el sauce libre, como la naturaleza es…

Universo es mi vida y mis historias. Universo es mi piano y mi barrio. Universo son mis amigos y mi familia. Universo son mis canciones y mis sueños. Hoy el universo está entre mis manos.

Mi perrita, me gustaba jugar con vos, me encantaba verte correr por el pasto verde. Eras mi mejor amiga. Miro el cielo y pienso en vos, amiga mía. ¿Dónde te encontraré? ¿Cuándo escucharé de nuevo tu ladrido? (1).

Comienza agosto. El sol brilla como todos los días. Los pájaros cantan, no paran de cantar, me gusta de nuevo el color de los días.

La luz amarillala mañana lilalos pájaros hacen ruidocomo de diamanteslas nubes celestey el río verde, están ahí.

En la primaverafresca y claralas flores se abreny las abejashacen la mielluminosa y amarilla.

Soy un árbolen la orilla del ríosoy amigo de las floresy vuelocon la luna que brilla.

Soy unpájaro feliz que vuela,un pichón marrónque muy suave es,tibio como el sol.

Amigo mío,cómo te has muerto?tu ausenciame hace llorar.Parece que todolo que hagoes verte, ¿cómo será? (1).

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En el horizonte un río se ve entre la lluvia transparente que cae y cae sin parar. El río se va disolviendo en la luz.

Sofía Ferreyra

El cielo, una intemperie azul, una forma delicada que brilla, ¿qué será? Y pequeñísimos puntos a miles de kilómetros ¿dónde están? Me pierdo cada instante al mirar.

Las briznas me hacen adormecer, esa brisa en mi cara y el jacarandá que está floreciendo. Tranquilamente el ruido del agua al chocar contra las rocas me hace adormecer. El sauce cayó por la orilla del río con un perfume, un perfume raro y sin fin. El sauce cae en el río mientras el agua hace un color esmeralda. El sauce y el río se transforman en una intemperie verde mientras el ocaso va disminuyendo entre la luz.

En la intemperie cae una tempestad infinita en la noche con un ruido de lluvia de estrellas el amanecer infinito despierta todo en la luz.

Cuando fui al río me reflejé en el agua y me vi a mí. Sé que siempre me vi al espejo pero nunca vi todo lo que vi, en el río escuchando el aura de las ramas de los árboles. Puedo verme de adentro, puedo ver mi alma, la luz dentro y lo que puede decir la oscuridad, eso vi en el río.

Fui a la barranca, el silencio se “cayó”, los pájaros volaban. Las ramas ya no se agitaron. El silencio me atormentaba, la melodía, el sonido fluía por el río y la luz inocente ya no se veía, eso pasó ese día.

Para noche soy un delicado sueño, algo blando y suave, delicado y sensible que brilla como las estrellas o la grande y brillante luna o un planeta brillante y desconocido, eso soy en la noche (2).

En la noche soy alguien importante, alguien único y con deseos de decirse y no estar obligada a decidir lo que otros prefieran. Eso soy en la noche (2).

Estaba sentada leyendo distraídamente, cuando levanté mi rostro de las oscuras y temblorosas páginas escuché el fino canto de un pájaro que reposaba en el sauce caído a la orilla. El río fluía fuertemente chocando contra las rocas, hacía un sonido relajante, juntándose hacía un sonido natural. Eso escuché cuando leía.

El rocío cae en el rosal, inclinado hacia mí. Me marcó la frescura y la claridad de mi alma y la oscuridad que puede llegar a tener por no mostrarla.

El sauce inclinado tenía la soledad del camino, de un nuevo destino. Sus ramas parecen iluminadas entre oscuros caminos de un rocío de estrellas. El sauce es el destino.

Hoy es sólo Agosto, pero ya pienso en la primavera en las flores, en sus perfumes, en sus coloridos pétalos, en la música de los pájaros que me duerme cuando los oigo cantar. Me da alegría darle la bienvenida a la primavera aunque es recién Agosto.

En la tarde morada el jacarandá está por florecer. La melodía de sus ramillas duerme a las flores que como la tarde tan bella copia el color morado.

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En la mañana la brisa delicada despierta mi ser ¿por qué? ¿Es tan pero tan fácil ser yo misma? ¿Qué pasó conmigo? En el río una corriente fuerte choca en mí. Se va y cada día fluye en mí a veces tranquilamente pero otras demasiado rápido, fluye por los fríos y oscuros caminos del destino hasta que ya no está.

Los árboles me hablaban. Agitaban sus oscuras ramas, sus delicadas hojas, decían cosas que me moría por saber. El río contestaba y los pájaros reclamaban, decían cosas, hablaban. Fluían sus palabras, no entendía, ya no soportaba la intriga. Todo calló, hicieron silencio y siguieron su camino.

Jeremías LimaLa luz del cielo azul, la luz del mar celeste y

tus ojos grises como dos luciérnagas felices.

Hay vibraciones, muchas vibraciones en la tierra y en la arena. El sol vibra feliz como siempre cuando hace calor, mucho calor.

Agosto, casi Septiembre, el día está fresco como en otoño. La primavera dormida, la mágica niña sorprendida del río azul, azul, muy azul. El amor está en el aire como las mariposas y las estrellas brillan en la noche de bruma.

El invierno frío, frío como tus latidos íntimos y rítmicos. Julio la mitad del invierno, los árboles sin sus hojas y las abejas aun liban con alegría y felicidad.

La luna está en la noche, en la hermosa noche con estrellas y algunas nubes grises como el aire de lluvia gris.

Estoy en el río, a la orilla del río me baño, me mojo me estoy hundiendo en el frío de la luna.

Silencio, nadie habla y no se escucha nada. Lo único que se escucha es el viento y el latido de mi corazón.

María Pilar Kage Daszenies

El aura es transparente en la lluvia amarilla, la luz me inspira una alegría de hojas. El agua es celeste, el cielo celeste lila se hunde en el fondo del río. Los árboles duermen y los grillos cantan mientras las luciérnagas palpitan como pequeñas pupilas.

El jacarandá tiene un alma muy suave. En octubre las delgadas manos del día se deslizan sobre los campos con un breve sonido, es la sombra del alma que se aproxima hacia la suavidad primaveral.

Perdón Septiembre, he lastimado tus hojas suaves con el agua de mis lágrimas. El sauce está en la orilla y no para de llorar. –No llores sauce, hoy voy a madrugar para ver a la luna dormida en la brisa. La noche es un espíritu con un alma sin fin. Los grillos cantan y la lluvia va cayendo de a poco al centro del día.

Las manos del rocío son un breve sonido de agua que aparece en la mañana, que despiden a la luna que brilla como el manjar del día.

Agosto, dulce agosto, cantan los pájaros y bailan las primeras flores. El sol brilla como un alma, cada día todo se enciende cuando llega.

Despierta mi jacarandá, te está cayendo un “rocío eterno” ah, tus hojas suaves, sedosas. Me gustaría quedarme con vos esta mañana en el prado ¿Cuándo será la mañana?

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Juan Ignacio LudueñaEl fresco aire aparece y desaparece, ligero

y pálido cuando la luna lentamente se acuesta y suavemente se fuga. El crepúsculo fugaz, delicado se va desvaneciendo y vibrando como la nube que creó la lluvia iluminada.

Espíritu musical del cielo que día más brillante en el azul y la estrella amarilla “tiembla no se sabe dónde” ¿Qué siento en mi alma? Los grillos y los pájaros cantando, veo el río sin fin en su latencia.

Mis sentimientos son una brisa ligera tanto como mi alma amatista, como el jacarandá, como el amarillo de otoño que ilumina la tarde con tanta soledad que me dan ganas de ver las nubes que creó la hermosa lluvia tan iluminada de sol, sólido resplandeciente.

En la noche comienzan a salir las estrellas, en el día sale el sol, por la mañana mi alma aparece feliz pero por la noche se me va toda el alma a la intemperie y queda allí, sola. Mi infancia es imparable como mi corazón

de ramas amatistas. El invierno azul me llama a cantarles mi melodiosa canción a los pájaros.

Querido hermano, has revivido de tu ausencia increíble, imparable. Apenas comienza a amanecer delicado y muy sutil el color, surge y florece despierta se levanta sucesivamente “desaparece y se franja”.

En el invisible olvido morado de melancolía, tal como el jacarandá florece, aparece un anhelo, el vuelo de un sueño.

Paula Martínez El río se despierta por la mañana y se queda

quieto para ver las últimas estrellas con su luz resplandeciente. A medida que el sol aparece ellas se fugan en el brillo del sol.

Te extraño mucho, pero eso a veces no importa porque el brillo de tus ojos y el temblor del río y la luz de la luna nos guiarán en el camino y hará que nuestros corazones se unan en una sola luz brillante tan brillante que nuestras almas serán una en el futuro.

Oh, amigo mío! Llueve en tu corazón que un ángel acompaña, tu querido y amoroso corazón iluminado ahora con la luz de las estrellas ¿Cuánto amor hay en nosotros?

El amanecer de oro hace que la luz de tus ojos sea más brillante, un cielo que se hace más eterno como el rocío de la primavera.

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El sol pálido ilumina los verdes árboles últimos. ¿Qué es? Es en el crespúsculo una gracia, una mezcla de tristeza y alegría.

Franco MartinettoAparece y desaparece,es la lluvia,un rumor fugaz como un solcon una gran luzamarillaamarilla.

Un silencio melodiosamente sube de repente, un agua que te inunda de alegría. El invisible anhelo del jacarandá, del color lila, cómo es un arco íris que florece? De qué amor he vivido? El amor renace y juega con vos, por qué es eterno?

La intemperie es una pregunta sin respuesta, es “el rocío que viene” con el cielo abierto de la noche. En la noche me siento tan grande que exploto de alegría, ese poder infinito del espacio abierto de amor eterno con un millón de estrellas.

Perdón Septiembre, no veía tu dulce calor interno, tu amor es una explosión de emoción infinita.

La voz de los grillos palpita en la tarde, sólo se necesita callar.

Las hojas a la hora del rocío me perdonan el alma, sí, me la perdonan. Yo quiero mis redes de amor para cubrir el mundo de un pelaje irisado y de tilde invisible (4).

Me amás? De verdad? Entonces vamos al río que te armaré una cebra de oro y verdaderamente de poder blanco (4).

Belén PagnoneLa tardees celestecon el ruido del aguay la lluvia transparentecon el reflejo del río,el valle violetay la soledad.

Una tarde de juniola lluviase escuchaesa lluviasólo caeen las gotitasde la lluvia de verano.

El sol aparecey brilla en el ríobrilla como si tuviera fríonunca se reflejaen el mismo ríoaunque siempre está frío.El viento parece que silba.El rocío cayo en la mañana,estaba fresquito.

El reflejo, qué es?Es la luna blancay el silenciode la noche fresca.El reflejo naranjaen el valle escomo tu corazón¿Cómo será?Es como estaren un sueño.

La mañanacomienza con los pájaros.Su melodía es tan dulce como la de tu corazón.En tu corazón hay una lucecita¿qué será?Es la estrella de la noche iluminada.Tu alma es blancatan blancacomo un ríoque sólo se escucha.

El sol y el sauceel crepúsculo que naceque nace,nace tan lento lentocomo el sol que se acuesta.

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Las nubes ya aparecenla lunaque parece que escapade la sombrade las oscurasnegras nubes (4).

Los árboles,los árboles vuelven

a tapar a la luna alta alta alta y el pelaje del pasto que parece una cebra (4).

Cuando en el horizonte una luz empieza a salir, qué es?Es el sol que sale entre las ondas del río.Cuando las nubes lloranes el rocío del azul del cielo.

El otoño no llega todavíaabril

el veranocada vez más largo,la dulcemelodía del veranosigue sin fin.

Los latidosde tu corazónparecen los saltosde las ranitasy la melodíade tu silencio.

Tomás MéndezEl rocío en el amanecer cae suavemente del

cielo celeste, el viento crece en las nubes blancas. Los pájaros se acomodan en los árboles, vibra la tierra.

Dulcemente, suavemente acaricia el aire, brilla el río, cae la luz del sol, de la lámpara del día.

El río refleja el sol, sus rayos alumbran el sendero, todo se despierta en el amanecer, hace querer a las flores dulcemente.

Zoe PeraltaLa luz transparente del sol amarillo de frío

iluminado, el río se pinta de verde y el lila de las flores. Cae el azul del cielo, las hojas verdes, la alegría lila y las flores que perfuman las melodías de las estrellas.

La luna calla, el sol canta y mi corazón, ya alto, salta, salta de alegría. Toda la primavera canta, florece y mi corazón ahora delicado, aparece. En la mañana dulce el aire descansa con el amor de los pájaros del día, el sol calienta mi alma por donde mi corazón sale. La primavera de los campos descansa sobre la luna. Las hojas están tristes porque su árbol ya se mueve en la luna.

Tahiel MontoyaLas hojas están frías. Es invierno y el agua

tan fría como la sombra de la noche en el suelo azulado y quieto.

El día pasa, pasa en el cielo azul y un sendero amarillo de finos rayos me saca los colores ¿Por qué las nubes son blancas? Algunas veces tiene extrañas formas

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Gabriela PueblaEl olvido de la melodía.

En la orilla el sauce siente la brisa. Los grillos brincan y el agua vibra para sentir la flor del día. El alto y florido jacarandá asoma sus flores y aire dulce y puro canta su melodía con una voz tan aguda que despierta a los pajarillos. Los ladridos de los perros inclinan al sauce y el ocaso llega despacio por la tarde. El pájaro oye el agua, su perfume brilla. Septiembre dice: sientan al jacarandá que viene… Un sueño se cumple y se dispersa en el aire.

El aire trasparente y la luz que traspasa el lugar del cielo, el celeste abierto. El río que está debajo trae el rocío y el gua de la lluvia que llega al alma. La felicidad nos hace sentir con tristeza y no con alegría, pero el alma y la tristeza tiene un color amatista que se hunde en el río.

El sol comienza a reflejarse en el río que corre tan lento y con su rocío tierno se fuga hacia al mar, sus olas brillantes se levantan y se acuestan en la luz del amanecer.

Los aires frescos silban entre la luna brillante y sus estrellas. El verde del pasto se fuga en el azul delicado del amanecer.

Una presencia olvidó la tarde del sueño Al oír la invisible melodía florece el jacarandá.Desde sus ramillas se deslizanhasta el suelolas flores lilasque todavía extrañan a su árbol.

El cielo abierto de la noche cae sobre el valle y “el rocío que viene” moja apenas el pasto, su intemperie. ¿Hacia dónde voy en la noche? Voy por un camino a la libertad, voy hacia la luz de la mañana (2).

La luz se refleja en el agua y los grillos cantan al anochecer. Las hojas del sauce se caen y el suelo se vuelve de oro. Las estrellas aparecen y desaparecen con la luna, su resplandor se refleja contra el río que fluye y fluye fresco al amanecer.

Iván PáezTus ojos celestes llenos de alegría me

dan la felicidad y me alumbran la vida, tu cabello luminoso y tu sonrisa blanca como una nube… el amor fluye como un río en mi sangre, no sabría que hacer sin vos (3).

Al amanecer se despliega una luz de alegría, los ángeles cantan y tus ojos como cielos me alegran la vida y tu cabello resplandece a cada momento.

Amigo de cuatro patas y hocico frío como la noche. Tus latidos me alegraban poco a poco y expulsabas la tristeza ¿o qué? Qué pena, qué pena que ya no estás, qué pena, tus ojos brillaban ante la luz, pasábamos momentos inolvidables (1).

Al amanecer se anega de colores y al anochecer, el río, se hunde en un silencio de plata. La noche, melodiosamente se inunda de negro dejando sólo algunos ruidos.

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Camila Ravasi

Nicanor Ramallo

El sueño, mi primo sueño contándome los días. ¡Dormirse es fácil! ¿Despertar? Despertar es escribir nuestros sueños con la frescura en la orilla del río.

El sauce brilla a la orilla del río. Se siente la brisa y arriba la luna que brilla como una flor que tiene aromas secretos los grillos tienen alitas y yo la vida.

La brisa verde cae en mi pensamiento, discreta y una armonía no quiere despertar, no hace frío ni calor, sólo escucho mi latido.

A la mañana abro la ventana y escucho los pájaros, veo las mariposas revoloteando y estoy feliz de ser yo misma y pienso en la música, la música de la naturaleza en los árboles y en el viento. Por la tarde disfruto del silencio, me tiendo y escucho el agua y los árboles, su canción.

En el latido de mi corazón se siente el si lencio, se inunda el río de repente… melodiosamente vuelve sobre el agua el silencio, la tranquilidad de la vida verdadera.

El pálido calor sobre el río fresco. Se siente un rumor fugaz y aparece y desaparece en el río viejo que no para de renovarse en un poquito de agua fresca.

Hacia el oeste se siente la lluvia. En el frío se ven muchos colores, el verde mojado del pasto, el lila de la lavanda que se estremece en agua que se siente en mi casa y en todos lados.

El verano comienza. Las lágrimas van, las sonrisas sin dueño hablan, la púrpura alegría del sol sin campo, el dorado crepúsculo, el ocaso pasa sin cesar.

La luna se refleja en el latido del agua, permanece en el agua. El río está latiendo en la pradera. Una presencia, una invisible melodía por la tarde entre las ramilla pidiendo un anhelo, que florezcan las flores moradas, esa presencia, ese sueño hermoso todavía puede ser verdad.

Rama de sauce, frágil y hermosa, no sé qué eres, no sé tu identidad, cómo te atrapo? Por qué te escapaste? Te extraño y te quiero de vuelta.Da luz un sauce, qué felicidad, la luna ayuda como un sol. Sin cesar sacude en las orillas del río todos los grillos y las ranas que la acompañan.

La calma del pez fluye en la música que se siente en el río. Me encanta saber. Muy temprano en el sendero se abría un mundo vegetal y animal, había pájaros, flores y rosales, fue un paraíso para mí.

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Febrero, soleado febrero. El amor vuela en las hojas, todo es amor, la melodía es dulce y suave y me corazón late late.

Camila Rivero ReynosoEs apenas el delicado otoño, las hojas

desprenden su color de los árboles. Jugando con el viento las hojas caen lentamente. Esto es el otoño.

Ay, es el espíritu de la primavera, el sol con sus rayos ilumina mi sombra, en el suelo está mi corazón y en su sombra mi amor. En el camino las estrellas iluminan el suelo brillando, brillando. La noche es tranquila todavía.

Marco SchanzenbachLa luz del abismo

Al amanecer brillan colores demasiados claros en el cielo pero a la noche sale la luna y todo cambia. Cuando las hojas del otoño caen de ese mismo árbol empiezan a brotar sus hojas nuevas cuando las siento volar con el viento escucho su dulce melodía.

Cuando asoma la noche se sienten cantar los grillos, la brisa y el agua. Los árboles y los pájaros con la brisa vuelan, como vuelan las hojas en la tarde.

Paula SibiliaLa luna se refleja en el aire transparente,

con su celeste color veo la luna en el agua cristalina. La luna, durmiendo, brilla mejor el en el río, sí, mucho mejor.

La luna cuando aparece es igual al sol amaneciendo. La luna se refleja en el río y dormida es aun más hermosa. En el reflejo es más bella y por la noche brilla más que ninguna.

El latido de los árboles cuando mueren las hojas se escucha bajito, pero si hay silencio. Hay silencio, sí, hay un vacío enorme que alzo del suelo; sí, se escucha todo

Mi gato bueno, cuando te veía tan flaco te ponía dentro de la mochila, te enojabas pero no me lastimabas. Luego nos mudamos y ya no te vi venir. Fue algo triste pero al mismo tiempo estaba feliz y me acordé de cuando te daba leche a escondidas y cuando te alzaba y te gustaba… no eras un gato cualquiera, no ¿o sí? ¿Cómo serán los demás? Y me quedé, ay, sola con este silencio. ¿Qué silencio? Sí, es un silencio pensativo.

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Agosto, llegabas.Te vi llegar,con ese vientitome avisaste: ya se acababa,ya se acercaba el fin del invierno.Sí, sí, adiós invierno.En Septiembre todo florecey a vos, Noviembre,te doy mi esperanzaporque soyuna florque necesita ese cielo.

La noche es oscurapero me gusta

cómo es diferente, fría.Sí, la noche me gustacon su brillo que no veo,

no veoPero me encanta.

¿El agua tiene vida?Sí, porque se muevey no sólo por eso,por ser transparenteme puedo vercomo en un espejo,puedo hablar solay entoncessu risa me copia.¡sí, tengo razón!el agua está viva.

A la orilla del río hay una brisa de verano que corre en el perfume de las flores; cuando es de noche, desaparece.

El alfalfar es verde, el cielo es celeste, el sol es amarillo, las flores son lilas y el rocío y las hojas son alegría. El aire es transparente en el cielo diamantino, celeste. El cielo en la lluvia ilumina la vida.

Te veo en fotos y ya no estás. Te fuiste y no volverás. Veo tu cara tan tierna y feliz. Corrías entre los campos, te fuiste sin saberlo decir (1).

Los pájaros cantan en la mañana, suben su melodía que viene no sé de dónde. El sol ya se asoma detrás de las montañas y los árboles con sus hojas hacen una melodía y los pájaros siguen cantando, cantando sin parar hasta el anochecer.

El sol ya empieza a despertarse, comienza a florecer, ya es primavera. Cuando viene los pájaros todo florece, el viento es sutil, delicado. Cuando poco falta llega el sol y las hojas de los árboles empieza a hacer su melodía y todo es felicidad.

Es casi verano, el calor comienza a florecer como despierta el viento delicado. El río crece, se refresca; la arena tiene melodías que con los árboles se junta.

Para la noche soy una pregunta sin respuesta que poco a poco va creciendo y ya no es una niña que crece sin saber por qué (2).

Abril Vera

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Cuadernos de bitácoraEste poemario se define antes que nada por todo lo que no es, es decir, por lo que

niega antes que por lo que afirma. Pero esta negación no es negatividad sino punto de partida, puesta a cero del reloj del lenguaje.

No pretendemos ser poetas, tal vez ni siquiera escribir poesía en el sentido estricto: no rimamos, no versificamos, no jugamos si por eso se entiende una suerte de azar mezquino que niega el esfuerzo, el cuidado, la atención. En todo caso, juego sí, no simulacro. No somos artistas y ni pretendemos serlo. Este libro no se llama ni podría llamarse algo parecido a “pequeños poetas”, o “grandes poetas niños”: nombres que, a mi juicio, delatan el fracaso o, al menos, la trivialidad de la empresa; la fatuidad del ejercicio que advierte, de antemano, la mediocridad del resultado.

Lo que hacemos es leer poesía, buena y mucha, no intentamos imitarla pero aspiramos a contestarle, a dialogar con ella desde esta orilla. No hacemos “experimentos” con la lengua: hacemos-la-lengua, una nueva lengua resplandeciente de novedad y a la vez tan antigua como el tiempo.

No afirmamos sino la negación: nos adentramos en el terreno de la duda, del desconcierto, a veces; y, finalmente, arribamos al país de la sorpresa, cuando al final de las palabras todo se excede y el mundo, el paisaje y el hombre, se derraman en imposibilidad.

Cuando las palabras que dicen al mundo que conocemos se agotan, no hay más que dejarlas ser, liberarlas del pesado lastre del significante. En la poesía de Juanele son sólo signos los que resplandecen entre las sombras de los árboles, sobre las ondas del río, en el rumor de la brisa entre las hojas, en el fino encaje que teje el follaje sobre la hierba de una siesta interminable. Todos estos son, en suma, interrogantes que se abren ante una realidad inagotable, son dispersas señales que recogemos como frutos maduros para donar al poema, para hacer de ellas nuestro humilde regalo.

No escribimos para publicar la vanidad de poemitas salidos de un taller o de un ejercicio escolar: escribimos para medir el tiempo de otra forma, escribimos nuestra experiencia de una poesía que no puede dejar de escribirse porque jamás terminará de decirse. Nos arriesgamos a asomarnos al vacío de lo que no habla para transfigurar la incomodidad de este mundo que no se acomoda a nuestro deseo en la penumbra serena de lo que se da, lo que simplemente es.

Nos arriesgamos finalmente al vértigo de la experiencia que es una caída sin fondo, un ascenso sin límite, o mejor, una intemperie sin fin, como decía Juanele.

Adriana Canseco.

El júbilo de la poesía: una propuesta para leer y escribir desde Juan L. en la escuela.

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La poesía y la plástica...

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La imagen resulta escandalosa porque desafía el principio de

contradicción: lo pesado es ligero.Octavio Paz.

¿Cómo entregarnos a la poesía de Juanele desde la plástica? Tomamos el principio de este tiempo de contemplación como inaugurador de una época que dejará atrás a las otras para realizar, desde el inicio, la experiencia de la atención.

Esto es, atención a lo sublime y a lo inexpresable, la fusión con el todo que nos contiene y nos sostiene, conviniendo, de antemano, el origen creacional: no en el tiempo sino al tiempo: el transcurrir en su permanente manifestación. Entonces, ¿a dónde nos llevarán las palabras que en la poesía no se imponen, no designan, no se transforman en discurso? A dónde nos llevará la gota de témpera que se transforma en mancha y quizá en vaga forma pero que tampoco tendrá significado? Hicimos el viaje fecundo de la transformación, vagamos creando paisajes, pintamos de pie, sentados, en ronda, con música. Embelesados ante lo inconmensurable exploramos en primera instancia el color en si mismo, despojándonos de formas e intenciones.

En la segunda fase observamos y recreamos las obras: “Almuerzo campestre” de Manet, “Los nenúfares” de Monet y las “Sierras de Córdoba” de Malanca. Tomamos del impresionismo el predominio del tiempo del momento sobre el de la duración y la persistencia: el ocurrir en la captación de un equilibrio inestable y nos hermanamos con Juanele en el acontecer del instante, en lo apenas sensible de lo innombrable.

¿Cómo guiarnos en este acontecer, en lo espontáneo del ocurrir? En esta necesidad de tiempo y espacio, que nos confirman el ser en tanto materia, creamos una brújula para entablar un diálogo con el paisaje, con la naturaleza. Nuestra brújula tuvo nuevos puntos cardinales cuyas posibles combinaciones eran vastas y nos desafiaban a componer nuevos espacios. Tomamos así del viejo Juan: la primavera, el río, la orilla, la brisa, los crepúsculos, la intemperie.

Pero nuestros rostros también estuvieron en el paisaje. Por medio del lenguaje fotográfico y su valor documental pudimos entablar un remoto diálogo con nuestro paisaje interno, semejante al que se entablara entre la poesía y la pintura. Tensionamos entonces dos conceptos: la pintura, libre de representación formal y la fotografía como representación pura (no más realista que el paisaje fluvial que nos vino en unos lánguidos versos). Nuestros atentos fotógrafos, Juan Pablo y Gabriel, cada uno a su manera, atesoró para nosotros un instante que ahora es eterno en las imágenes en que cada uno se redescubre y descubre a los otros.

Nosotros también somos una imagen pesada y ligera que nombra, como la palabra que dice sin decir, como el poema; ambas despojándonos de certezas y de proezas.

Candelaria Jaimez .Esta primavera que no termina.

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Juan L. OrtizPuerto Ruiz, 11 de Junio de 1896Paraná, 2 de Septiembre de 1978

Su primer libro, El agua y la noche, se publicó en 1933. De él y de los siguientes se hicieron pequeñas tiradas: El alba que sube (1937), El ángel inclinado (1938), La rama hacia el este (1940), El álamo y el viento (1947), El aire conmovido (1949), La mano infinita (1951), La brisa profunda (1954), El alma y las colinas (1956), De las raíces y del cielo (1958). En 1970, en tres bellos tomos, se imprimió su obra completa bajo el título En el aura del sauce, que a todos los libros anteriores suma El junco y la corriente y La orilla que se abisma. En 1996 la Universidad Nacional del Litoral publicó su Obra Completa.

Sitios recomendados sobre el poeta:www.poeticas.com.ar/Directorio/Poetas_miembros/Juan_L_Ortiz.htmlwww.poeticas.com.ar/Biblioteca/En_el_aura_del_sauce/enelauraframe.html