El Rock Como Conformador de Identidades Juveniles

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Disponible en: http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=105118896002 Redalyc Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Garay, Adrián de El rock como conformador de identidades juveniles Nómadas (Col), núm. 4, marzo, 1996 Universidad Central Bogotà, Colombia ¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista Nómadas (Col) ISSN (Versión impresa): 0121-7550 [email protected] Universidad Central Colombia www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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RedalycSistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Garay, Adrián de

El rock como conformador de identidades juveniles

Nómadas (Col), núm. 4, marzo, 1996

Universidad Central

Bogotà, Colombia

¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista

Nómadas (Col)

ISSN (Versión impresa): 0121-7550

[email protected]

Universidad Central

Colombia

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EL ROCKCOMO CONFORMADOR

DE IDENTIDADESJUVENILES

Adrián de Garay*

El autor analiza la relación entre el rock y las

identidades juveniles, a partir del abordaje de cinco “esti-

los” que se pueden identificar como constitutivos de éstas

identidades. Ellos son: la jerga, la estética, las produccio-

nes culturales, los no-lugares y el territorio. Finaliza el

artículo señalando algunos hitos importantes de la cultura

rockera en la ciudad de México.

* Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, México.

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El rock es uno de los fenómenos culturales demasas más importantes de la segunda mitad del siglo.Creado por y para jóvenes, su historia está estrechamentevinculada a la formación de un nuevo sujeto social. Dehecho, el rock marcó el inicio de la cultura musical de lajuventud, al inaugurar parámetros de diferenciación drás-ticos con la cultura y la moralidad adulta imperante des-pués de la Segunda Guerra Mundial.

El rock ha sido analizado desde muchas perspecti-vas y los intentos han sido muy variados. Para los propó-sitos del presente ensayo sólo lo consideraremos en su ca-rácter de ser un universo cultural-simbólico juvenil, dondesu consumo como mercancía provoca su socialización/cir-culación con y entre sujetos juveniles: Un disco/Un cas-sette/Una rola/Una tocada/Un concierto/Un grupo/Un so-lista/Una revista/Un “look”/Un estilo/Un lugar. En suma,una gran diversidad de objetos mediadores que fungencomo vitales en la socialidad rockera al conformar identi-dades juveniles específicas.

Las colectividades juveniles que se aglutinan alre-dedor del gusto, disfrute y consumo por algún estilo musi-cal rockero particular, intentan vivenciar y compartir unaamplia gama de prácticas sociales frente a otras identida-des urbanas. A suinterior existen diferencias e identidades subjuveniles con-forme al gusto o apropiación de distintos tipos de rock:rupestres, metaleros, punks, jipitecas, bluseros, tecnos, in-dustriales, etc. Cada una de las identidades juvenilesrockeras delimitan sus propios espacios en los que con-sumen y se apropian de su cultura, por lo que es posi-ble afirmar que existen culturas juveniles diversasy heterogéneas que expresan formas de vida parti-culares/distintivas, con valores y significadosmanifiestos en sus sistemas de creencias, usos ycostumbres.

La juventud como sujeto social no es uncuerpo uniforme, es preciso reconocer que se tratade una población suficientemente compuesta, tan-to en el plano social como en el generacional, loque sin duda produce la existencia de universos cul-turales diversos y diferenciados. No obstante, es po-sible afirmar que el rock, en sus diversas modalida-des, se ha convertido en un vehículo de expresión de lasvivencias y problemáticas que experimentan los jóvenesurbanos en muchos países del orbe.

Lo más importante de todas las significaciones esque orientan a los individuos en sus vidas cotidianas y lespermiten mantener sus propios niveles de autoafirmación.De esta forma, las culturas juveniles se objetivan en mo-delos de relaciones y de organización social y en formas deestructuración del espacio y del tiempo. Las culturas juve-niles se traducen en estilos más o menos visibles e inte-gran elementos heterogéneos provenientes de la moda, ellenguaje, el comportamiento no verbal, el graffiti, los me-dios de comunicación y el espacio.

En los estilos pueden distinguirse varios elemen-tos constitutivos de las identidades juveniles, algunos delos cuales pueden ser:

A. La Jerga:

Cada grupo tiene su propia jerga, un vocabularioespecial que es comprensible para cada uno de sus miem-bros. A través de la jerga los jóvenes pueden ahorrarseexplicaciones, sirve para precisar experiencias juveniles queen el vocabulario adulto no existen, pero sobre todo sirvepara reforzar y mantener la identidad del grupo respecto aotros. (En el caso del rock mexicano, a principios de lossesenta se gestó el lenguaje de La Onda, mismo que poste-riormente fue reelaborado por las llamadas bandas).

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No es posible pertenecer al grupo si no se poseedeterminado lenguaje, muchas veces asociado al vocabu-lario que producen los mismos grupos de rock nativos,surgidos entre los mismos jóvenes creadores. En todos loscasos se trata de un proceso de aprendizaje forzoso si sedesea pertenecer al grupo. Códigos, señas, gesticulacio-nes y formas de saludo, entre otras expresiones, confor-man un vagaje propio del ser joven rockero.

B. La Estética:

Moda, “look”, “facha”son palabras que parecensignificar lo mismo: re-miten al vestido(mezclilla/pantalón ne-gro, Chamarra de pielnegra/saco largo), alcorte de cabello (coleta/pelo largo, corte militar/engomado), la cantidad ytipo de collares, aretes, tatua-jes y accesorios diversos quese usan entre los jóvenes.

La estética forma parte dela conformación de las identidadesjuveniles, es uno de los elementosmás importantes mediante el cual losjóvenes descubren y expresan su pro-pia identidad. Pone de manifiesto suindependencia respecto a los padres y ala sociedad adulta inmediata. A través de la “facha” losjóvenes se reapropian de sus propios cuerpos y manifies-tan un control sobre sí mismos, informa sobre la identidadde los jóvenes que componen el grupo. A su vez, marcadivisiones internas, de manera que el vestido permite nosólo identificación de lo que une, sino también de lo quesepara.

Generalmente la estética está asociada a la formade vestirse de los grupos de rock favoritos de la comuni-dad juvenil de pertenencia. El punto de referencia puedeser una agrupación nacional o extranjera, pero no permitela discrepancia a su interior, ya que de aceptarse significa-ría la indistinción, cuestión inadmisible en el grupo.

C. Las producciones culturales:

La mayor parte de los estilos juveniles, particular-mente aquellos que se generan al interior de la culturarockera, se expresan públicamente a través de espacioscomunicativos como los facsímiles, las pintas en las pare-des en las calles, la radio, los periódicos, los grabados, etc.Todos estos espacios son una prueba de la capacidad decreación e inventiva de los jóvenes. A través de ellos secomunican entre los miembros del mismo grupo y contraotros grupos. Para ello, utilizan canales convencionalesde la cultura de masas,o bien lo que es más común, creanpor sí mismos canales subterráneos y/o marginales.

Aunque las producciones culturales juveniles sonmuy diversas, sin duda alguna ha sido el rock una de lasmanifestaciones de nuestro tiempo que más ha provocadola generación de formas de expresión que rebasan propia-mente el formato musical. La historia de las colectivida-des rockeras está plaga de experiencias comunicativas, mu-chas de las cuales han influido enormemente a los medios

de comunicación masiva que se reapropian de los pro-ductos generados por los jóvenes. Buena parte

de la llamada posmodernidaden las producciones cul-

turales han emergido,de una u otra forma,de la cultura juvenilasociada al rock.

D. Los no-lugares:

El desarrollo de la tecnología comunicativa hapermitido también que la cultura rocanrolera se consumaen formas no conocidas a mediados de los cincuenta a tra-vés de la introducción masiva de los autoestereos y sobretodo del walkman. Estos dos productos de la modernidadson utilizados por los jóvenes y les permite apropiarse yrecrearse de sus grupos favoritos sin necesidad de mante-ner un espacio físico determinado.

El walkman se ha convertido en la máxima ex-presión de la “privatización pública” de la escucha, mismaque no está sujeta ni a represiones, ni limitaciones espacia-les. De esta forma la cultura juvenil del rock puede circu-lar y consumirse en muchos espacios sociales, sin pedirpermiso y aislado del mundo circundante.

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E. El espacio o territorio:

La juventud asociada al rock es uno de los actoressociales que establece una relación muy intensa con el es-pacio. Los jóvenes seguidores del rock, desde sus oríge-nes, se han apropiado de los espacios públicos de las ciu-dades para construir su precaria identidad social. Para ello,la juventud transforma, a su mod, los espacios “públicos”en espacios “privados”.

La ciudad como punto de referencia simbólica seve transformada de espacio anónimo en territorio. A tra-vés de complicadas operaciones de nominación y bautizoque los sujetos juveniles realizan se construyen lazos quesirven para fijar y recordar quienes son y distinguirse delos otros. La inscripción espacial conlleva a servir de me-moria colectiva del grupo que la elabora. Los jóvenesrockeros delimitan su espacio para reforzarseafectivamente.

Los territorios son vividos como lugares deinteracción social y su función es garantizar la continui-dad y reproducción del mismo grupo. La territorialidad,real o simbólica, es el proceso a través del cual las limita-ciones ambientales son usadas para significar fronteras degrupo a las que se les envíste de un valor cultural específi-co y forman parte constitutiva de la identidad rockera.

Dentro de las culturas juveniles rockeras convi-ven grupos que demarcan sus territorios frente a otros entérminos reales: el barrio, la colonia. Esto responde a lamanera tradicional como se han agregado las pandillas/palomillas/bandas de jóvenes en cada ciudad. Sin embar-go, existen también grupos que demarcan su territorio fren-te a los otros en términos más simbólicos y perecederos;ellos hacen suyo algún lugar por algunos meses o a vecesaños, al cual invisten de una connotación particular (unavieja casa reacondicionada, una discotecque, una explana-da de un parque, una esquina).

De esta forma, al interior de las culturasrocanroleras, existe un mapa propio de la ciudad, mismoque se construye al margen de las delimitaciones espacia-les construidas por las autoridades administrativas y políti-cas de la ciudad. Una vez que el espacio es “invadido” por“gente extraña”, el grupo de jóvenes se desplaza en buscade otro lugar en el que puedan restituir las condicionespara la creación de “su espacio”.

En ese movimiento, los grupos de jóvenesrockeros, cual tribu, van delimitando un mapa de la ciudadelaborado en base a los lugares de ocio públicos que hacen“privados”. De hecho, gran parte de la vida de un jovenrockero se articula alrededor de los espacios y tiempos deocio, en las rutas por hoyos, discotecas, casas culturales,parques públicos.

Todos ellos espacios lúdicos, con todo y sus dife-rencias, que no tienen otra finalidad que estar juntos sinocupación. En ellos se van configurando universos distin-tivos que se concretan en amistades, amoríos, bebidas,drogas, peleas. Pese a tratarse de una historia repleta deestigmatización social, prohibición, censura y represióncontra el rock y los jóvenes, la conquista de territorios porparte de las tribus rocanroleras es una constante desde hacecuarenta años.

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En la historia del rock de cada ciudad existe unagran variedad de mapas territoriales que la cultura juvenilse ha apropiado y ha abandonado por voluntad o por lafuerza. Es una historia que algún día debería reconstruirseen cada país, ya que la atención de los estudiosos no haestado puesta en la importancia que significa la cuestiónespacial en la conformación de las identidades juvenilesrockeras.

A manera de un rápido recuento en el caso de laciudad de México, pero que puede ser interesante para quese contraste con otras experiencias latinoamericanas, per-mítanme apuntar algunos hitos en nuestra historia territo-rial en la cultura rockera.

1. De la llegada del rock a México a mediados delos cincuenta al famoso festival de Avandaro en 1971, lossujetos juveniles rockeros se apropiaron de diversos terri-torios: desde la colonia o barrio, algunos de los cuales hi-cieron época por su similitud con los Mods y los Rockersingleses o con la conocida película de Easy Rider, hastaespacios en el que concurrían una gran multitud de jóve-nes clasemedieros, como fue la pista de hielo ubicada enuna de las principales avenidas de la ciudad. Vale la penaaclarar que el papel del territorio ligado al barrio sigue sien-do una constante en la ciudad de México, sobre todo en lascolonias populares.

2. La época psicodélica de la segunda mitad de lossesenta vio nacer una gran cantidad de centros de reuniónde jóvenes en locales acondicionados para escuchar a losnacientes grupos de rock mexicano. Comúnmente cono-cidos como los cafés cantantes, fueron uno de los espaciosmás habitados por la juventud rockera en muy diversoslugares de la ciudad. Los había para todo gusto, estilo yposibilidades económicas, los cuales desaparecieron des-pués del movimiento estudiantil de 1968 y del conciertomasivo de Avandaro (el Woodstock mexicano).

3. El rock y los jóvenes rockeros fueron orilladosa organizar su vida al margen de las industrias culturales yde las instancias oficiales de cultura. Dos fueron los ámbi-tos de gestación del rock de los setenta y buena parte delos ochenta:

I. Muchos jóvenes rockeros clasemedieros se re-fugiaron en los discos importados que podían adquirir yhacian rock y crearon sus propios grupos que se presenta-ban en las preparatorias particulares y en las fiestas priva-das de colonias o barrios claramente identificables: las co-lonias Navarte, Del Valle, La Florida, La Condesa y ElPedregal, o bien se acudía, lo menos usual, a cuanto localpúblico se abriera puesto que no duraban más de tres me-ses en que fueran clausurados.

El papel de las escuelas privadas, muchas de ellascomandadas por una nueva generación de sacerdotes dediversas procedencias cristianas influidas por la recien teo-logía de la liberación, fue clave para generar espacios queen las tardes o en las noches se convertían en territoriomás o menos libre de los rocanroleros.

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II. El segundo espacio en el cual se logró recrearla conformación de la identidad juvenil rockera fueron losllamados hoyos fonqui, mismos que se gestaron funda-mentalmente en las colonias populares durante los setentay parte de los ochenta: Santa Fe, San Felipe de Jesús,Iztapalapa, ciudad Neza. En todos estos barrios el rockpenetra principalmente en vivo; el punto nodal de su aglu-tinación será la tocada semanal donde se desatan todas laspasiones: cada encuentro terminaba con batallas campalesentre los jóvenes asistentes.

4. A mediados de los ochenta las instancias oficia-les de cultura parecen cambiar de óptica y dan cabida aciertos espacios para la presentación de ciertas manifesta-ciones culturales, ligadas a la declaración de la ONU delaño internacional de la juventud. De esta forma las expla-nadas de las delegaciones políticas, algunas casas de cul-tura, las universidades y algunos cafés permiten la reapari-ción de grupos de rock mexicanos, con lo que lamarginalidad de la juventud rockera parece disolverse, almenos parcialmente.

5. Con la llegada de Manuel Camacho Solís comoRegente de la ciudad de México a finales de 1988, quiencomo muchos del nuevo equipo gobernante participarondirecta o indirectamente del movimiento rockero de lossesenta, la apertura y permisibilidad para que aparecierandistintos espacios públicos para que los jóvenes generaransus propios ambientes se convirtió en una realidad.La política de apertura y globalización económica en elmarco del Tratado de Libre Comercio, que impulsó el go-bierno de Carlos Salinas de Gortari (88-94), hará de la ciu-dad en poco tiempo uno de los escenarios favoritos de losempresarios y grupos de rock de mayor prestigio en elmundo. La remodelación de varios auditorios masivos obien la construcción de espacios especiales para la presen-tación de conjuntos extranjeros ha permitido que acudan anuestro país una infinidad de rockeros: desde Los RollingStones, hasta U2, pasando por Peter Gabriel, Sting Gonsand Roses, Santana, Elton John, Pink Floyd, etc.

La ciudad de México, en sus escuelas, universida-des, delegaciones, barrios, bares, viejos teatros y cinesremodelados y centros de espectáculo masivos ha cons-truido mayores territorios para la cultura juvenil rocanrolera.El mapa de la ciudad para los jóvenes que se identificancon el rock sigue haciendo historia y encuentra diversasformas de reacomodo internas y externas.

En conclusión, consideramos relevante señalar quepara conocer las identidades juveniles rocaroleras es preci-so abordar cada una de las formas en que se manifiestanlos diversos estilos en cada uno de nuestros países, enten-diendo que su abordaje no es patrimonio exclusivo de nin-guna disciplina particular dentro de las ciencias sociales.Conocer la jerga, la estética, las producciones culturales,los territorios u otros estilos juveniles debe ser tarea decomunicólogos, sociólogos, economistas, antropólogos yotras ramas del saber. Sólo así estaremos en condicionesde ofrecer a la sociedad un conocimiento objetivo del acon-tecer de nuestros días.