El romanticismo en américa

5
El Romanticismo en América. El romanticismo fue el que propuso con creciente nitidez desde 1830 unos ideales, un estilo y unas actitudes bien distintos de los de la época colonial que se había dejado atrás y que se quería olvidar; o al menos reinterpretar, en las áreas donde el empeño de rechazo no se dio de manera tan radical. A fin de cuentas, el movimiento romántico vino a cohesionar los intereses comunes y las mismas señas de identidad de las burguesías criollas. Cuando terminó su impulso había infundido una fisonomía sustancial a las literaturas hispanoamericanas, prestándoles una visión moderna de la vida y la historia el arte y la naturaleza. A1 haber prendido con fuerza tan indeleble el Romanticismo estuvo lejos de desaparecer ante los nuevos movimientos renovadores que comenzaron a presionar en las etapas finales del siglo XIX: realismo y naturalismo, simbolismo y modernismo. Muchos de sus rasgos se diluyeron en estas nuevas corrientes y algunos incluso alcanzaron a sobrevivirlas. LA ADAPTACIÓN ROMÁNTICA AMERICANA Ahora bien, un marco como el americano forzosamente tenía que alterar las matrices europeas de un movimiento que, como es sabido, cubrió todos y cada uno de los aspectos de la vida: desde planteamientos de la sociedad y filosóficos hasta la psicología del individuo y las modas. Dos de los aspectos que con mayor hincapié se maximizaron en América han sido señalados ya. Uno, fue el nacionalismo y la búsqueda de lo originario; incluyó el nacionalismo lingüístico según se ha visto, más certero en la insistencia que en los hallazgos verdaderos. Otro fue la

Transcript of El romanticismo en américa

Page 1: El romanticismo en américa

El Romanticismo en América.

El romanticismo fue el que propuso con creciente

nitidez desde 1830 unos ideales, un estilo y unas actitudes

bien distintos de los de la época colonial que se había

dejado atrás y que se quería olvidar; o al menos

reinterpretar, en las áreas donde el empeño de rechazo no

se dio de manera tan radical. A fin de cuentas, el

movimiento romántico vino a cohesionar los intereses

comunes y las mismas señas de identidad de las burguesías

criollas. Cuando terminó su impulso había infundido una

fisonomía sustancial a las literaturas hispanoamericanas,

prestándoles una visión moderna de la vida y la historia el

arte y la naturaleza.

A1 haber prendido con fuerza tan indeleble el

Romanticismo estuvo lejos de desaparecer ante los nuevos

movimientos renovadores que comenzaron a presionar en

las etapas finales del siglo XIX: realismo y naturalismo,

simbolismo y modernismo. Muchos de sus rasgos se

diluyeron en estas nuevas corrientes y algunos incluso

alcanzaron a sobrevivirlas.

LA ADAPTACIÓN ROMÁNTICA AMERICANA

Ahora bien, un marco como el americano forzosamente

tenía que alterar las matrices europeas de un movimiento

que, como es sabido, cubrió todos y cada uno de los

aspectos de la vida: desde planteamientos de la sociedad y

filosóficos hasta la psicología del individuo y las modas.

Dos de los aspectos que con mayor hincapié se

maximizaron en América han sido señalados ya. Uno, fue el

nacionalismo y la búsqueda de lo originario; incluyó el

nacionalismo lingüístico según se ha visto, más certero en

la insistencia que en los hallazgos verdaderos. Otro fue la

Page 2: El romanticismo en américa

identificación de cambio literario y transformaciones

sociales y políticas.

Normalmente, los escritores que se adhirieron al

credo romántico hicieron de él una arma política,

sacrificando a menudo la creación literaria en aras de la

eficacia política de sus escritos. No es de extrañar, por

tanto, que fuera la narrativa el género literario más

fecundo, mientras la poesía era las más de las veces

descuidada cuando no infravalorada.

Las opciones de cambio social y político se limitaban

al restringido entorno de las capas sociales criollas

influidas por el liberalismo europeo. Su estrecha visión

clasista de la sociedad atribuía todos .los males a la

ausencia de una verdadera cultura ilustrada que, a imagen

de los círculos intelectuales y artísticos parisinos, había

de llevar a cabo el cambio de una sociedad rural y salvaje a

otra civilización urbana y culta, de la que eran únicas

depositarias las clases medias y dirigentes. Posturas

verdaderamente comprometidas con cambios sociales

fundamentales sólo se dieron en contados casos. E1 más

ilustre fue el del cubano José Martí (1853-1895), el líder de

la causa independentista contra España y máxima figura

literaria de la isla en el siglo XlX. Su infatigable actividad

política le dejó; demasiado poco tiempo para culminar la

elaboración de la prosa romántica en innumerables

artículos, cartas, ensayos y discursos que explayaban su

pensamiento; en una única novela, Amistad funesta (1885),

que engranó con la renovación modernista, al igual que sus

colecciones de poemas (Ismaelillo, 1882, los póstumos Versos

libres y Flores del destierro: lo tardío de su publicación

retardó su influencia).

Otro gigante aislado fue el peruano Manuel González

Prada (1848-1918). Polemista temible, poeta (Minúsculas,

1910; Exóticas, 1911, una serie de Baladas en que adaptó con

enorme eficacia para sus fines de protesta el romance

español), prosista aún de mayor calidad y pensador opuesto

al ordenamiento en bloque de su tiempo y de su país, fue así

Page 3: El romanticismo en américa

mismo un militante activo; la influencia de su pensamiento

ha alargado hasta ciertas formaciones políticas del

moderno Perú.

La propagación del Romanticismo

Quizás en bastantes planos caló menos la apertura de

la nueva sensibilidad romántica, de un talante ávido de

hacer tabula rasa de las normas vigentes (morales,

estéticas, sociales); que las galas formales del

Romanticismo. Se difundieron sobre todo su propensión al

dramatismo, a la grandilocuencia, a la retórica; su

exaltación violenta de las situaciones y el énfasis en lo

pasional; el gusto por la exageración de la individualidad y

su temario de inspiración. Un factor de importancia lo

reportaron las vías de penetración del movimiento:

amortiguado regularmente por el cedazo de las fuentes

españolas. E1 Romanticismo pudo con tener tanto potencial

revolucionario como conservador y cristiano. En la prosa y

en la poesía, el catolicismo impregnó profundamente

muchas de las obras representativas del período.

A redondear el tránsito abierto por figuras Como

Heredia y Bello contribuyeron sobre todo los argentinos

desde 1830. Una generación preparada en los cenáculos

literarios de Buenos Aires encontró su abanderado en

Esteban Echeverría (1805-1851), formado en París y autor

de importantes libros de versos (Los Consuelos, 1834, y

Rimas, 1837; la sección de este último titulado La cautiva

se consideró fundamento de la poesía nacional). Revistió

igual o mayor trascendencia su novela El matadero

(escrita alrededor de 1840 y divulgada con posterioridad a

su muerte): en ella explayó una atroz alegoría de su patria,

desgarrada por la primacía de las fuerzas que para él

encarnaban el salvajismo (las sostenedoras del dictador

Rosas) sobre las depositarias de un futuro civilizado (las

perseguidas encarnizadamente por el rosisrno). Las

vestiduras románticas de esta obra envolvieron un

Page 4: El romanticismo en américa

extraordinario vigor descriptivo y una viveza casi

naturalistas.

Desde la Asociación de Mayo fundada por Echeverría,

escuela político-literaria, el Romanticismo irradió en

círculos concéntricos no sólo en el Plata, sino en el

continente. Desterrados por el régimen de Rosas, los

románticos argentinos diseminaron su credo y sus libros

hacia Uruguay, Chile, etc. Sin embargo, en otros países su

impulso se conjugó con el de las escuelas nacionales que

empezaron a brotar por doquier.

Las escuelas románticas nacionales

A1 lado de la eclosión producida en Argentina, los

progresos más inmediatamente perceptibles en el campo

literario los albergó Colombia, con una promoción de

excelentes poetas. Además de Julio Arboleda (1817-1861),

inspirado en episodios coloniales para su poema épico

Gonzalo de Oyón, y de José Eusebio Caro (1817-1853), lleno de

aciertos expresivos en sus composiciones cívicas, destacó

Gregorio Gutiérrez González (1826-1872): su Memoria sobre

el cultivo del maíz en Antioquia (1866) reunió (lejos del

prosaísmo que un título semejante pudiese sugerir) un

cuadro realista del desbroce, sembrado y recolección

maiceros, la refinada emoción lírica ante los trabajos

agrícolas y el paisaje, el tono coloquial y el ensanchamiento

del lenguaje con el vocabulario regional. A distancia en la

originalidad formal, pero con la misma vena de sentimiento

del paisaje (y de la mujer, vista como espectáculo natural),

Rafael Pombo (1833-1912) recorrió distintas etapas hasta

lindar con el modernismo.

En Ecuador, Perú, Bolivia, el Romanticismo cuajó más

tardíamente, cuando ya había alcanzado su plenitud en las

naciones vecinas. En México, confluyó con un esfuerzo de

Page 5: El romanticismo en américa

nacionalismo a toda costa, orientado a superar la anterior

etapa de decadencia literaria con la mexicanización de la

literatura, tal como la defendían los románticos

congregados por la Academia Letrán. Antes debían ponerse

sus cimientos, a l que se aplicaron Guillerrno Prieto e

Ignacio Altamirano, entre otros.