El Secreto de Las Siete Semillas - David Fischman

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David Fischman - El secreto de las siete semillas DAVID FISCHMAN El secreto de las siete semillas EL EQUILIBRIO ENTRE LA EMPRESA Y LA VIDA - 1 -

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  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    DAVID FISCHMAN

    El secreto de las siete semillas

    EL EQUILIBRIO ENTRE LA EMPRESA Y LA VIDA

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  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    David Fischman EI Comercio (para la presente edicin) Edicin, preprensa, impresin y distribucin: Empresa Editorial El Comercio, S. A. Jirn Mir Quesada 300, Lima 1. Editor: Gabriel Valle Diseo y diagramacin: Veruzka Noriega Correccin de estilo: Ronaldo Menndez Cuidado de edicin: Carolina Teillier Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida sin la autorizacin del autor. ISBN: 99721793 Hecho el depsito legal N. 150lo120020273 Impreso en el Per Febrero del 2002

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    A mi esposa Cecilia

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    CONTENIDO Pg. Prlogo de El Comercio 05

    Una estrategia para la vida 06 Presentacin del Centro de Liderazgo Internacional Escuela de Empresa de la UPC

    La felicidad como arte 07 Presentacin de ProFuturo AFP

    Prefacio 09

    Captulo uno 10

    Capitulo dos 20

    Capitulo tres 35

    Capitulo cuatro 54

    Capitulo cinco 63

    Capitulo seis 84

    Capitulo siete 94

    Capitulo ocho 107

    Capitulo nueve 114

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    PRLOGO Algunos opinan, desalentados, que el estrs, desde que se instal en el corazn de la

    civilizacin, impulsado por el bombardeo de cosas que nos atosigan en la vida

    cotidiana, ha venido para quedarse entre nosotros, como si ante sus efectos no

    quedara ms remedio que aguantarlo con paliativos. Otros en cambio, desde la otra

    orilla, ms esperanzados, piensan que la tensin y el desgaste son males reparables.

    Mil frmulas se han planteado para combatir ese desasosiego que causa la diaria

    lucha contra los problemas cotidianos: son como frentes de batalla que se

    multiplican frente a nosotros. Y no es cierto que estemos inermes. David Fischman, a

    quien no necesitamos presentar porque es un viejo amigo de esta casa editora, y

    que no por primera vez entrega sus obras al pblico al amparo de nuestro sello, es

    de aquellos que aconsejan empuar las armas para batallar contra los males que

    turban el espritu alejndolo de la paz duradera. Guerrero de la paz, para decirlo con

    un oxmoron, David nos alienta a ponernos en la lnea de vanguardia de nuestro

    propio bienestar y, para hacerlo, ofrece un arsenal capaz de alcanzarlo. No duda, por

    ejemplo, en descubrir ante nosotros las enseanzas espirituales que, usadas en

    auxilio del hombre comn, pueden servirle para transitar el difcil camino de la paz

    interior. Muchas de estas doctrinas tienen un origen remoto, en el tiempo y en el

    espacio, porque brotan del pensamiento espiritual filosfico y religioso del mundo

    oriental.

    No son muchos los que, como David Fischman, conocen al mismo tiempo la

    intensidad agobiante de la vida profesional y las edificantes doctrinas de la antigua

    sabidura, buscando en estas vas de equilibrio. Animado por las prximas pginas,

    que buscan compartir con nuestros lectores la experiencia del autor, El Comercio

    impulsa la divulgacin de esta obra de inmenso valor para todo aquel que haga de su

    vida una cruzada por fa armona.

    Bernardo Roca Rey Miro Quesada Director de Publicaciones y Multimedios

    El Comercio

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    UNA ESTRATEGIA PARA LA VIDA

    Por qu escribir una novela? Por qu pasar horas y horas frente a una pantalla

    golpeando el teclado, aislado, en permanente dilogo interior, presa del momento

    creativo? Por qu sufrir las interminables horas de vaco, cuando la inspiracin se

    aleja y las palabras, que antes fluan libres, se debaten en la viscosidad de la

    negacin? Por qu pasar por el terror del fracaso que nos asalta cada vez que el

    escrito se somete al lector y enfrentar la agona del primer instante en el que alguien

    nos relata su experiencia al leerlo? Por qu, deca, escribir una novela, cuando es

    tan simple no hacerlo y tan tranquilizador el no intentar penetrar en la mente de

    otros?

    Creo que no existe una sola respuesta a tan sencilla pregunta; aunque, desde el

    punto de vista del lector, me atrevera a arriesgar algunas hiptesis. Trascender el

    tiempo, el espacio y el lenguaje como en el Ulises de Joyce; crear un universo

    imaginario tan o ms complejo que el real como en El seor de los anillos de Tolkien;

    retratar una nacin y una poca como en La comedia humana de Balzac; o romper

    con la novelstica tradicional como en el San Camilo 193 de Cela.

    Cada novelista conoci, aunque no siempre hizo pblica, su razn. Cada uno sinti

    un impulso interior; una necesidad que lo llev a urdir una historia en prosa. Creo

    conocer la razn de David Fischman: el servicio.

    El secreto de las siete semillas es una novela de autoayuda. En ella, en lenguaje

    sencillo y claro, con un estilo simple y directo, el autor plantea una estrategia para la

    vida. Sintetizando filosofa oriental y tradicin judeocristiana con psicoanlisis, el

    autor nos lleva a travs de la relacin de un hombre comn, Ignacio, un joven

    empresario, y su maestro. La historia nos parece familiar: la vida de un hombre en

    busca de equilibrio nos es comn, sus necesidades son las nuestras y su deseo de

    felicidad es el mo, el de cualquier lector; el de todos.

    Julio Fernando Llosa Farfn

    Director del Centro de Liderazgo lnternacional

    Escuela de Empresa de la UPC

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    Sea o no creyente, y fuere cual fuere su religin,

    es deber del hombre perseguir la felicidad

    Dalai Lama

    LA FELICIDAD COMO ARTE

    La novela que nos regala David tiene, una vez ms, una riqueza espiritual y

    enseanzas de vida propias de otras obras del autor, que nos sirven de gua para

    conocernos mejor. Quiere dotar al lector de siete herramientas bsicas o autoayudas

    para llevar una vida ms orientada a los fines que nos trazamos, ya sea en el mbito

    personal o profesional. En la casa y en el trabajo, estamos inmersos en un escenario

    donde es muy fcil perder la brjula: vidas vertiginosas cargadas de angustia,

    nerviosismo, pesimismo, mal humor, frustracin, depresin, etc.

    Al leer El secreto de las siete semillas, el lector probablemente se identificar con

    Ignacio personaje principal pues todos somos un poco los Ignacios de esta era,

    movidos por el aprate, s fuerte, s perfecto, que generan un gran desgaste.

    Vernos reflejados en el espejo de Ignacio nos ofrece la posibilidad de ser dueos de

    la llave que abre las puertas de nuestros barrotes, pues no hay peor carcelero que

    uno mismo.

    David nos muestra elementos que nos son cotidianos: no los vemos, los

    sufrimos, sin ver lo que realmente sucede dentro de nosotros, sin advertir que el

    cambio oportuno puede llegar a salvar nuestras vidas; y el actor de este salvataje es

    nada menos que uno mismo.

    Las "siete semillas" llegan a nosotros para ayudarnos a despejar caminos. A

    menudo las cosas simples son las ms difciles de explicar, pero David, en forma

    amena y clara, logra que el lector "viva" la obra y crezca desactivando fantasmas e

    incorporando las fortalezas dadas por el amor, la voluntad y la capacidad de saber

    escuchar al maestro que llevamos dentro para alcanzar lo que todos deseamos: la

    felicidad.

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    Profuturo AFP, colaborando en la publicacin de esta obra, est manteniendo una

    trayectoria de cinco aos de difundir las ideas que nos permiten crecer como

    individuos y fomentar valores para crecer como sociedad. De esta manera seguimos

    fieles a nuestra misin de construir con cada uno de nuestros afiliados un respaldo

    que les permita vivir dignamente, no slo en el mbito financiero, sino en el de

    valores personales.

    Mariano Felipe Paz Soldn F. Gerente General

    ProFuturo AFP

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    PREFACIO

    A travs de El secreto de las siete semillas. El equilibrio entre la empresa y la vida,

    he querido proponer al lector, ofrecindosela bajo la forma de una novela, una

    herramienta de autoayuda para la vida, en especial para el que vive sumido en el

    quehacer empresarial. Para escribirla he echado mana de dos recursos: mi propio

    conocimiento de la vida empresarial, en la que llevo muchos aos inmerso, y mi

    experiencia con rigurosas prcticas espirituales que nacen de filosofas orientales. No

    hace falta decir que hay ciertos vestigios autobiogrficos que se traslucen en este

    relato, puestos al servicio del fin ltimo de la trama, que es compartir una gama de

    enseanzas psicolgicas, valores espirituales y consejos tiles para conducir con

    firmeza las riendas de nuestra vida profesional y personal.

    Las "siete semillas" son el camino simblico que un maestro escoge para orientar

    a su discpulo, y en cada una se encierran enseanzas que van desde el auto-

    conocimiento y dominio del ego hasta la bsqueda de la felicidad en el servicio hacia

    el prjimo, pasando por el sentido de justicia en la toma de decisiones

    empresariales. Muchas de las historias recogidas en la doctrina del maestro tienen

    un origen inmemorial y brotan de diferentes fuentes.

    Es este un libro dedicado a todos aquellos que sufren las diversas presiones del

    mundo moderno, desde empresarios hasta jvenes profesionales que luchan por el

    xito, y aquellos cuyo fin en la vida personal y profesional no slo es rendir al

    mximo sino tambin lograr la felicidad. No se trata de proponer un camino utpico

    hacia el bienestar sino de un conjunto de enseanzas prcticas para alcanzar ese fin

    supremo que es la felicidad. El secreto de las siete semillas aspira pues a convertirse

    en una experiencia de vida.

    El autor

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    CAPTULO 1

    Ignacio Rodrguez esperaba angustiado su turno can el cardilogo. A sus cuarenta

    y dos aos, aun no poda creer que l tuviera problemas con el corazn. Siempre

    haba sido un hombre sano. ltimamente trabajaba dieciocho horas diarias, de lunes

    a sbado, y slo paraba para dormir. Haba descuidado a sus hijos, a su esposa y a

    su cuerpo. Jams practicaba deportes. Beba alcohol y fumaba en exceso. Se

    alimentaba principalmente de comida rpida, ya que con frecuencia almorzaba en la

    oficina mientras trabajaba.

    Todava recordaba el da en que muri su padre. Antes de morir, don Jos le pidi

    que asumiera la gerencia general de R & G, un importante negocio familiar de

    importaciones. Don Jos haba logrado que R & G fuera lder del mercado y ahora l

    tena la responsabilidad de mantener esta posicin. Pero las casas se haban com-

    plicado. En verdad, se senta como esos tablistas que reman contra la corriente para

    avanzar entre las olas sin lograr entrar al mar. Las olas de cambio que afectaban a R

    & G eran tan fuertes que con cada una retroceda ms de lo que avanzaba,

    quedndose en un crculo vicioso de esfuerzo y desgaste.

    La apertura de los mercados y la globalizacin haban llevado a que grandes

    empresas, con economas de escala, se instalaran en el pas. Exista una guerra de

    precios y una mayor competencia en un mercado ms pequeo afectado por la re-

    cesin. Los pocos competidores nacionales que quedaban estaban alindose con

    empresas transnacionales. R & G era la: nica que trabajaba slo con capital

    nacional. El incremento de la competencia los haba afectado en el peor momento.

    Haca dos aos que los balances arrojaban perdidas econmicas y la empresa estaba

    sobre endeudada. Por ello, los bancos le haban cortado el crdito e inclusive algunos

    estaban tomando acciones legales para recuperar sus prstamos. Los fines de mes

    eran una tortura para Ignacio, porque muchas veces no contaba con liquidez para

    pagar las planillas. Haba hecho ya dos reducciones de personal, pero an no era

    suficiente.

    En R & G se viva un ambiente tenso y lleno de incertidumbre. El personal estaba

    desmotivado y se comentaba a voces lo diferente que eran las cosas cuando don

    Jos manejaba la empresa. El personal haba perdido la confianza en Ignacio y

    aoraba los tiempos en que todo era xito.

    Una semana atrs, el gerente de ventas le haba presentado su carta de renuncia

    confesndole que se iba con la competencia por el doble del sueldo. Ignacio,

    enfurecido, grito y lo insulto, pero en pleno episodio le vino un dolor muy fuerte

    debajo del esternn. Sinti una presin en el pecho y se le adormeci el brazo

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    izquierdo. Luego se sinti muy agitado, le empez a faltar el aire y se desmay.

    Horas despus, ya en la clnica, le informaron que haba sufrido una angina dolorosa,

    conocida comnmente como preinfarto, y que tena mucha suerte de estar vivo. A su

    edad, un alto porcentaje de personas que sufran dolencias al corazn perdan la

    vida.

    Una semana despus del incidente, Ignacio se senta tan bien que en realidad

    crea que estaba perdiendo su tiempo esperando al doctor. Tres das en la clnica

    haban sido ms que suficientes para llenarlo de ansiedad por regresar a la empresa

    a poner en orden el trabajo acumulado.

    Finalmente, el doctor lo hizo pasar. En un principio corrobor el optimismo de

    Ignacio.

    Es sorprendente! le dijo. Tu corazn se ha recuperado ms rpido de lo

    normal.

    Ignacio se levanto rpidamente de la silla.

    Qu bueno! Ahora, doctor, creo que es el momento de regresar a la oficina y

    ponerme al da...

    No tan rpido le dijo el doctor con tono enrgico y agarrndolo del brazo.

    Tmalo seriamente, Ignacio. Comprende que tienes dos posibilidades: si sigues

    viviendo una vida desbalanceada, con permanente angustia y estrs, te doy slo

    algunos aos ms antes del infarto fatal. Pero si cambias tu estilo de vida radical-

    mente, tendrs una vida ms sana y prolongada. T decides. Ser mejor que te

    cuides. Tener un infarto a tu edad es muy riesgoso. No existe una estadstica de

    muerte por infarto por edades, pero segn mi experiencia con mis pacientes, a tu

    edad aproximadamente la mitad de las personas que tienen un infarto mueren.

    Vamos, no exagere! Ignacio mira con un gesto de incredulidad la cara del

    mdico. Ya ve usted como me he recuperado fcilmente. No se preocupe, soy de

    hierro y tengo para rato. Ahora me disculpar; tengo que regresar a la empresa para

    evitar males mayores. Uno nunca puede estar totalmente tranquilo con sus

    subordinados.

    El doctor lo mir con ternura, como si Ignacio fuera un nio incapaz de darse

    cuenta de los errores que comete.

    Mira, Ignacio. Eres libre para decidir que haces con tu vida. Si eliges morir, es tu

    decisin. Pero por favor deja de pensar tanto en ti mismo y piensa en tus hijos.

    Tienes dos hijos chicos, no permitas que pierdan a su padre a esta edad. Eso los

    marcara para siempre.

    Ok dijo Ignacio y se sent con resignacin. Que tengo que hacer?

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    El doctor le sugiri vivir una vida ms balanceada e iniciar una dieta alimenticia

    sana; le pidi que dejara de fumar, que si tomaba alcohol lo hiciera muy moderada-

    mente, y que bajara el ritmo de trabajo y el estrs.

    Doctor, puedo hacer todo eso; pero lo que no puedo evitar ni controlar son los

    problemas en la oficina, la agresividad de la competencia, la falta de liquidez de la

    empresa y la recesin.

    De acuerdo respondi el doctor. Pero lo que s puedes controlar es tu reaccin

    ante esos estmulos. Para esto necesitas relajarte y aprender a tomar la vida con una

    perspectiva diferente. Has oido hablar de la meditacin oriental?

    Disculpe doctor, pero yo no creo en ninguna de esas cosas esotricas respondi

    Ignacio con un aire de autosuficiencia. Eso le encanta a mi mujer. A m me parece

    ridculo.

    Mientras hablaba, Ignacio miraba su reloj y se mova como si no cupiera en su

    asiento. El medico sinti que la nica manera de convencerlo era llegando al fondo

    de la explicacin.

    Ignacio, el tema de la meditacin ya no se considera esotrico. Incluso ha sido

    investigado por universidades muy serias como la de California. El doctor Benson, de

    Harvard, estudi los efectos de la meditacin en monjes budistas del Tibet. Los

    resultados fueron sorprendentes. Nuestro cuerpo tiene un mecanismo llamado efecto

    peleafuga, que data de la poca de las cavernas. En aquel entonces, cuando

    percibamos un estmulo amenazante como el rugido de una bestia, nuestro cuerpo

    se preparaba para pelear o fugar. El hipotlamo, una glndula cercana al cerebro,

    orquestaba toda una reaccin fisiolgica. An hoy, nuestro ritmo cardiaco aumenta

    ante una amenaza, para bombear ms sangre hacia los brazos y las piernas; se

    acelera el ritmo de la respiracin, se evacua la sangre del estmago para proteger la

    zona ms dbil del cuerpo y se genera adrenalina y cortisol, que nos mantienen muy

    alertas.

    El doctor hizo una pausa para cerciorarse de que sus palabras surtan algn

    efecto. Luego continu:

    El problema que tenemos hoy es que seguimos percibiendo estmulos

    amenazantes: crisis econmicas o familiares, problemas en la oficina... y nuestro

    cuerpo activa automticamente el efecto peleafuga. A diferencia de la poca de las

    cavernas, cuando los estmulos amenazantes eran espordicos, en nuestro tiempo

    vivimos bajo amenazas constantes. Peor an: como las amenazas son psicolgicas,

    no tenemos que correr ni pelear con nadie. En consecuencia, no realizamos el ejer-

    cicio fsico, vital para minimizar los efectos de estos qumicos en el cuerpo. Al

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    contrario: como en el caso de la mayora de ejecutivos, el exceso de trabajo hace

    que dejemos de lado el ejercicio fsico. Esto provoca que nuestro cuerpo este

    recibiendo permanentemente hormonas y qumicos que no descargamos y que nos

    sobre estimulan, causndonos estrs y dolencias.

    Ignacio segua mirando incrdulo. No cesaba de consultar su reloj.

    Mira, Ignacio continu el doctor. Es como si nuestro cuerpo fuese un auto que

    esta en neutro, no avanza, pero nosotros lo aceleramos al equivalente de 150 kilo-

    metros por hora. Nos pasamos la vida acelerando el auto en neutro ante cada

    amenaza que percibimos. Por ello, cuando queramos pasear, el motor estar

    fundido. La consecuencia tpica de vivir en este estado permanentemente es fundir el

    motor; es decir, provocar hipertensin y dolencias cardiacas. La que el doctor

    Benson encontr al estudiar a los monjes budistas fue que la misma glndula, el

    hipotlamo, responsable del efecto pelea-fuga, tambin produce el mecanismo

    inverso, el efecto relajamiento, resultado de la meditacin. El doctor encontr que

    los monjes, al entrar en un estado de meditacin, disminuan su ritmo cardiaco, su

    respiracin y su consumo de oxigeno, y sentan una sensacin de paz y tranquilidad.

    Ignacio, lo que necesitas es ensearle a tu cuerpo a que el mismo elimine los efectos

    del estrs.

    Muchas gracias le dijo Ignacio. Despus de hilvanar un par de excusas y

    comentarios superfluos, parti.

    El comentario sobre la meditacin haba sido muy completo. Sin embargo, Ignacio,

    no haba quedado del todo convencido. Era uno de los asuntos en los que estaba

    metida Miriam, su esposa, y que l siempre haba considerado una estafa, una suerte

    de pasatiempo para seoras snob que no tenan nada que hacer.

    En su casa, cuando le cont a Miriam las recomendaciones del doctor, ella no pudo

    reprimir su entusiasmo:

    Ignacio, Qu bueno que finalmente vas a probar la maravilla de la meditacin!

    Te va a hacer mucho bien! S de un maestro hind que vive en Surquillo.

    Miriam le entreg un papel con un nombre y una direccin. Ignacio lo guard en

    su billetera con desgano. "No te imagines que voy a hacer las mismas estupideces

    que t haces todo el da pens. Yo tengo que trabajar y ocuparme de cosas

    importantes. No puedo andar perdiendo el tiempo".

    Haba pasado un mes desde el preinfarto y se senta bien. Para Ignacio, su

    enfermedad haba terminado. Los problemas continuaban, pero... quin no tena

    problemas hoy en da? Haba dejado de beber y fumar en exceso y se senta muy

    orgulloso de sus logros.

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    Esa maana, al llegar a su oficina, el jefe de ventas corporativo le coment que

    haban perdido su cuenta ms grande. La tienda de departamentos ms importante

    del pas les dejara de comprar a ellos para trabajar con su competidor ms cercano.

    Ignacio empez a dar de alaridos, a insultar al jefe de ventas, a decirle que todo era

    su culpa. En medio del conflicto empez a sentir nuevamente un dolor ligero en el

    pecho. Se sent, asustado, y dej de gritar. Trat de serenarse y poco a poco logr

    nivelarse. Senta que la vida le mandaba una ltima advertencia, que ya no habra

    ms. Si no se esforzaba en reducir su estrs, su vida corra peligro.

    Record que tena la direccin del gur en su billetera. La sac con desespe-

    racin, pensando que no la encontrara. Recogi su saco y parti rumbo a Surquillo.

    La casa del maestro era de apariencia humilde, pero atractiva. Tena paredes

    blancas y un portn azul bien pintado. Por su limpieza y buen mantenimiento,

    destacaba en el vecindario como una isla. Ignacio permaneca dubitativa en el exte-

    rior de la casa y no saba si tocar la puerta o no. Qu diablos hacia parado ah?

    Jams en su vida haba visitado ninguna bruja, vidente ni gur. l era un empresario

    profesional, muy racional, y no crea en cosas raras. Sin embargo, la sensacin de

    falta de aire lo haba asustado y finalmente se haba convencido de que deba hacer

    algo por su salud. Toc la puerta y entr.

    Al otro lado del portn haba un jardn muy cuidado, con una gran variedad de

    flores y rboles frutales. Entrar a esa casa era como instalarse en otro mundo; una

    especie de Shangril en medio de Surquillo. La casa estaba retirada de la calle unos

    veinte metros, y entre el portn y la fachada se extenda el jardn. Al lado de la

    puerta principal haba seis sillas de paja. All, sentadas, cuatro seoras conversaban.

    Interrumpieron su dilogo al ver a Ignacio, y lo miraron como si fuese un ser de otro

    planeta. Ignacio se sinti cortado en pedazos. "Qu vergenza! iQu pensarn de

    m! se dijo. Un empresario como yo... consultando a brujos! Slo falta que una

    de ellas me reconozca, o que sea la esposa de algn amigo, para que toda la

    comunidad empresarial se entere y se burle de mi!".

    Ignacio se sent en el extremo opuesto del jardn. Mientras esperaba, reparo en el

    exagerado tamao de los helechos y en una hilera de bonsis alineados contra una

    de las paredes laterales, pero sobre todo not que casi ninguna planta se repeta.

    Era como si en aquella atmsfera serena se hubiera reunido una diversidad de

    representantes exclusivos del reino vegetal. No obstante lo placentero de la

    circunstancia, se imaginaba todo tipo de catstrofes. Podan venir de algn canal de

    televisin a grabar al "brujo" y el saldra en todas las noticias. Finalmente, se acerc

    un joven y lo hizo pasar al interior.

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    La casa tena un fuerte olor a incienso. En las paredes colgaban varios cuadros de

    personas semidesnudas en posicin de loto. Entraron a una habitacin donde haba

    un hombre de unos setenta aos, con barba blanca y cejas pronunciadas. Era

    delgado y trigueo, e iba vestido con una tnica color salmn. Estaba sentado en

    unos cojines de color blanco. En el muro de atrs pendan cerca de doce cuadros.

    Destacaba uno mayor, con la foto de un hombre que vesta tnica y pareca tener

    casi cien aos. En otros cuadros pequeos podan verse las fotos de hombres que

    mostraban el pecho desnudo. Tambin colgaban algunos cuadros con dibujos de

    dioses de alguna religin oriental. En el altar haba varias velas encendidas.

    El maestro le hizo un gesto en silencio y le indic que se sentara en un cojn. Lue-

    go lo mir fijamente a los ojos durante unos segundos. Mientras el maestro lo mira-

    ba, no le deca nada. Ignacio se senta totalmente fuera de lugar. "Cuando empe-

    zara a hablar este hombre extrao? Ser mudo?", se preguntaba mientras maldeca

    para sus adentros la hora en que se le haba ocurrido aparecerse por ah. Finalmente

    el maestro habl:

    Cul es tu nombre?

    Ignacio Rodrguez.

    Qu te trae por ac?

    Quiero que me ensee a relajarme, eso que ustedes llaman meditacin.

    El maestro nuevamente se qued mudo. Se limit a mirarlo a los ojos. Ignacio

    estaba totalmente incmodo. Senta que su mirada lo penetraba. No saba si pararse,

    irse o quedarse. Despus de unos minutos de silencio, que para Ignacio fueron

    horas, el maestro le volvi a preguntar:

    Para qu has venido?

    Ya le dije, quiero que me ensee a relajarme! Ignacio subi el tono de voz para

    demostrar que adems de tiempo, haba perdido tambin la paciencia.

    El maestro se qued mudo unos minutos ms. Ignacio se senta agredido por el

    silencio del maestro. "Qu le pasa a este idiota? pens. Acaso es sordo?". El

    estaba acostumbrado a la accin. El tiempo vala oro y senta que lo estaba

    desperdiciando.

    Finalmente el hombre volvi a hablar, esta vez como si supiera algo que Ignacio

    no era capaz siquiera de vislumbrar:

    Ese no es el verdadero motivo que te trae por ac. Dime, Ignacio Rodrguez,

    para qu has venido si realmente no crees que puedo ayudarte?

    iJustamente yo me estaba haciendo esa misma pregunta! respondi Ignacio

    indignado. En realidad creo que todo esto ha sido una perdida de tiempo y una

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    estupidez aadi mientras recoga su saco. Siga engaando a seoras que creen

    en todo lo que usted dice slo porque viene de Ia India. En lo que a m concierne,

    usted es un charlatn.

    Ignacio se dirigi a la puerta de la habitacin caminando con rapidez y deter-

    minacin. Cuando estuvo cerca de la puerta, el maestro le pregunt con voz suave:

    Dime, eres feliz?

    Ignacio sinti esas palabras como si le estuvieran clavando un pual en el centro

    de la espalda. Le dieron ganas de agredir fsicamente al anciano, pero se contuvo.

    Con qu derecho le haba dicho que era un infeliz? Encima de tener que soportar

    tanta agresin en el trabajo, ahora tena que soportarla en ese cuchitril. Pero Ignacio

    tena una sensacin extraa en su interior. Algo as como cuando uno mira a una

    persona que conoce, pero no recuerda su nombre. Senta profundamente que

    responder esa pregunta era bueno para l, que responder a esa pregunta podra

    llevarlo a un destino ya conocido pero del cual haba olvidado el camino. Contuvo su

    agresiva reaccin inicial y respondi:

    Claro que soy feliz! Soy un empresario exitoso. Por supuesto que tengo

    problemas econmicos, como todos, pero estoy saliendo adelante. Tengo todo lo que

    quiero: mi casa en Lima y otra en la playa, mis autos, una buena esposa y dos hijos.

    He logrado mucho, soy reconocido en el medio Ignacio senta que estaba

    respondiendo la pregunta con toda su artillera y que el enemigo ahora estaba en el

    suelo. Al exponer sus posesiones, haba edificado grandes murallas insalvables a su

    alrededor, con todos sus logros.

    Yo no te he preguntado qu has logrado ni cules son tus posesiones. Te he

    preguntado simplemente si te sientes feliz le interrumpi el maestro.

    La respuesta del maestro haba atravesado las murallas con la misma facilidad con

    la que el mar destruye los castillos de arena. Ignacio estaba desarmado. Al principio

    tuvo la tentacin de persistir racionalmente en sus puntos de vista, pero le estaba

    ocurriendo algo inusitado, algo como una intuicin mucho ms poderosa que todo lo

    que pudiera expresar con ideas. Sin saber por qu, senta que estar parado delante

    de aquel hombre era como reconocerse a s mismo. Entonces empez a tener claro

    un hecho profundo: poda engaar a los dems, pero ante la interrogante de aquel

    hombre sobre su felicidad, no poda mentir. Era un hecho que si el fuera un hombre

    feliz no habra tenido necesidad de buscar ayuda en un gua espiritual. Entonces le

    ocurri lo peor que le poda pasar: una lgrima empez a descender por el extremo

    de uno de sus ojos. Lo invada un sentimiento que no poda controlar. Estaba siendo

    vulnerable ante el agresor, pero an se consideraba ms fuerte que l. Pasaron

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 17 -

    pocos minutos y muchas lgrimas, e Ignacio finalmente respondi:

    No. No me siento feliz.

    Entonces el maestro habl como si de antemano supiera la respuesta de Ignacio:

    Haba un campesino que tena un caballo muy querido. Un da el caballo cay a

    un hueco profundo. l intent sacarlo, con todos sus recursos, pero el hueco era

    demasiado hondo. Despus de algunos das de fallidos intentos, el campesino decidi

    sacrificar al caballo para terminar con su sufrimiento. Empez a arrojar tierra al pozo

    para enterrar al caballo y sofocarlo. Pero a medida que el hombre echaba la tierra, el

    caballo se la sacuda del cuerpo, negndose a morir y postrndose sobre esa misma

    tierra. Poco a poco el pozo se iba llenando y el caballo lograba mantenerse encima.

    Finalmente estuvo a una altura desde la cual, con un gran salto, logr escapar.

    Ignacio escuchaba al maestro con inters. Pero no entenda que tena que ver esa

    historia con l.

    La energa que me transmites es de mucho miedo, angustia, rabia e infelicidad

    continuo el maestro. Siento en ti mucho sufrimiento y soledad. Lo ms probable es

    que ests pasando por un momento difcil, como el caballo de la historia. Fue des

    responder a estas dificultades dejndote enterrar por tus problemas, preocupaciones

    y dificultades. 0 puedes, como el caballo, aprovecharlas y tomarlas como una

    oportunidad para liberarte y lograr la felicidad. Si has venido hasta ac, es porque

    intuyes que este ltimo es el camino y que yo puedo guiarte.

    Mientras el maestro hablaba, Ignacio empezaba a sentir una sensacin de cercana

    muy extraa. Era como si lo conociera de toda la vida. Su incomodidad se haba

    transformado en un sentimiento de confianza y calidez. El maestro, con el fuego de

    su amor, haba fundido la coraza de hierro y la frialdad que lo rodeaba.

    Era la primera vez en muchos aos que Ignacio se mostraba vulnerable. Siempre

    haba escondido sus emociones.

    Consideraba que mostrarlas era una caracterstica de las personas dbiles y afemi-

    nadas. La vida le haba enseado que la nica forma de lograr el xito y evitar que

    se aprovechen de uno es siendo duro e insensible. Ignacio haba escondido en una

    caja fuerte interior todas sus emociones y haba perdido la combinacin durante mu-

    chos aos. Ahora que el maestro la abra, las emociones lo desbordaban con la de-

    sesperarin que muestran las palomas al salir de un cautiverio prolongado. Senta

    que se haba encontrado con un amigo al que quera muchsimo pero que no vea

    haca demasiado tiempo: el mismo.

    Sin embargo, su lado racional tambin afloraba. Mientras estaba sentado en la

    habitacin del maestro, le venan mensajes internos como "esto es una estupidez" o

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 18 -

    "qu ests haciendo, Ignacio?, reacciona!". Pero por algn motivo que no com-

    prenda, el carisma mgico del maestro lo tranquilizaba y le haca sentir que estaba

    en el lugar correcto.

    No entiendo, maestro balbuce Ignacio con voz resquebrajada. Se supone que

    debera ser feliz. Tengo todo lo que necesito para ser feliz, pero la verdad...

    Ignacio, la felicidad no se compra. Tampoco se deriva de un proceso lgico o ma-

    temtico de sumar tus logros, tus bienes, tus relaciones o tu posicin en la sociedad;

    la felicidad se siente, no se piensa. T has tratado de ser feliz racionalmente; es co-

    mo querer disfrutar la armona de una meloda slo leyendo las notas de una parti-

    tura, o sentir la esencia de un perfume leyendo las frmulas qumicas. Quien siente

    no es tu mente sino tu espritu, y a tu espritu lo has dejado de lado por mucho

    tiempo.

    Ignacio le cont al maestro la difcil situacin que viva en su oficina y tambin le

    habl de sus dolencias cardiacas. Le cont que su doctor le haba recomendado la

    meditacin como una forma de relajarse.

    Tu estrs y angustia son slo sntomas de un problema mayor le explic el

    maestro. Arreglar los sntomas ayuda, pero no resuelve del todo el problema. Es

    como tener un tanque con muchos orificios por los que se filtra el agua e inunda el

    piso. Podemos invertir el tiempo secando el agua del piso, en los sntomas, pero el

    piso seguir inundndose. La otra posibilidad es arreglar el verdadero problema

    tapando los huecos del tanque. Ignacio, t tambin tienes un tanque de felicidad,

    pero tiene muchos orificios y tu felicidad se escapa por todos lados. No slo tienes

    que aprender a eliminar las fugas sino tambin a generar felicidad en tu vida.

    Pero dgame, qu tengo que hacer? pregunt Ignacio comenzando a pensar

    que el maestro verdaderamente lo poda ayudar.

    El maestro se qued mirndolo en silencio por unos segundos y luego empez a

    buscar algo entre sus pertenencias. Sus manos se movan como siguiendo una es-

    pecie de meloda indescifrable, un ritmo interno y pausado que daba la impresin de

    que cada gesto haba sido profundamente estudiado. Ignacio, sin l mismo darse

    cuenta, lo observaba y se iba sintiendo ganado por una gran calma. El maestro tomo

    un pequeo cofre de madera que contena unos pedazos arrugados de papel peri-

    dico. Cuidadosamente, cogi un trozo de papel doblado y de adentro sac una

    semilla.

    En este cofre guardo siete semillas de la felicidad. Cada una de ellas contiene una

    profunda enseanza que te permitir retomar el camino. Empezaremos con esta.

    El maestro le entreg la semilla a Ignacio. Ella cogi con cuidado, como si fuese un

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 19 -

    beb recin nacido. Senta que toda su vida ahora dependa de ella.

    Ve y siembra esta semilla. Regresa cuando germine y te ayudar a descifrar su

    enseanza termin el maestro.

    Ignacio regres a su casa, saludo a su mujer y a sus hijos que jugaban en la sala,

    se dirigi al jardn sin que nadie lo viera y sembr la semilla. No obstante, antes de

    tomarse al pie de la letra lo que le haba dicho el maestro, decidi informarse sobre

    la meditacin para reafirmar su buena disposicin o, de lo contrario, confirmar sus

    suspicacias. Estuvo un buen rato revisando en internet. Su asombro creca a medida

    que iba verificando la seriedad del asunto. Entre otros muchos, encontr estudios

    que demostraban que las personas que practican meditacin reducen su consumo de

    oxigeno, reducen la secrecin de hormonas que generan estrs e incrementan su sis-

    tema inmunolgico. Se enter de que en 1989 una revista especializada public un

    estudio que analizaba a personas ancianas introducidas a la meditacin. En un corto

    tiempo, deca el estudio, estas personas mostraron cambios beneficiosos significati-

    vos y finalmente vivieron ms que el grupo de ancianos de control que no meditaba.

    Tambin encontr que en 1988 el doctor Dean Ornish demostr que cuarenta pa-

    cientes con dolencias cardiacas haban podido reducir, literalmente, la placa de dep-

    sitos grasos que bloqueaba sus arterias, a travs de meditacin, ejercicios de yoga y

    una dieta estricta. Al cabo de dos horas, Ignacio haba impreso un cuadernillo con

    datos y estudios que lo convencan de que la meditacin era muy importante para la

    salud.

    Todos los das llegaba del trabajo y lo primero que haca era observar el lugar

    donde haba plantado la semilla. Esperaba ver una plantita mgica que resolviera

    milagrosamente todos sus problemas. Pero no creca nada. Luego la regaba con

    delicadeza, tratando de darle el agua precisa para su crecimiento. Su mujer, que lo

    haba observado por varios das, le dijo:

    Ignacio, qu te ha pasado? Desde que te conozco, jams has regado el jardn.

    Ignacio haba decidido no contarle a nadie lo del maestro. Toda su vida se haba

    burlado de su mujer y de los amigos que crean en asuntos espirituales o esotricos,

    y no pensaba ahora darles el placer de que le devolvieran la misma moneda.

    Lo que ocurre, querida, es que el doctor me dijo que la mejor terapia para

    relajarme era trabajar y cuidar el jardn. T sabes, te pones en contacto con la

    naturaleza y tu mente descansa. He comprado semillas para sembrarlas poco a poco

    y embellecer el jardn.

    Su mujer qued satisfecha con la explicacin e Ignacio logr una coartada para

    que nadie cuestionara sus acciones.

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 20 -

    CAPTULO 2

    Despus de cuatro semanas en las que Ignacio reg diariamente la semilla, el

    terreno segua igual. Ninguna planta haba crecido. Desesperado, removi la tierra y

    sac la semilla: estaba exactamente igual que cuando la haba sembrado. Qu ha-

    br pasado? La he cuidado como oro, pero no ha prendido, se dijo, y empez a

    dudar quizs todo esto del maestro era una tontera y l estaba perdiendo su tiempo.

    Qu mensaje de sabidura poda contener una planta? 0 quizs la semilla no creca

    en su jardn porque l no tena derecho a su felicidad... Su esposa le haba contado

    que las plantas captan la energa humana y quizs su energa no le permita crecer.

    Finalmente, no importaba tanto por qu no creca; el hecho era que el no lo haba

    logrado. Ignacio se senta intil y tonto, y no le gustaba esa sensacin. Estaba

    frustrado y amargo consigo mismo. Decidi regresar donde el maestro y pedirle

    explicaciones.

    Lleg a la casa como alma que lleva el diablo, empuj el portn con un

    movimiento enrgico, llam con insistencia a la puerta y ni siquiera reparo en el

    jardn cuando lo hicieron pasar casi directamente donde el maestro.

    Maestro! le dijo, en el colmo de su impaciencia. Usted me est haciendo

    perder el tiempo! He invertido cuatro semanas regando esta estpida semilla y no

    pasa nada! Cul es el mensaje de sabidura que debo descubrir? Acaso que los

    empresarios somos malos jardineros? Si en la oficina alguien se enterara de que he

    estado regando una semilla mgica, pensaran que soy un reverendo idiota.

    Dejmonos de juegos. Enseme sus tcnicas de relajacin, que es realmente para

    lo que he venido.

    El maestro lo mir hasta el fondo de sus ojos y le dijo con calma:

    Te di una semilla golpeada por un martillo. Jams crecer.

    Y para qu diablos me dio la estpida semilla? Para hacer el ridculo? De eso

    se trata? Para ser feliz hay que humillarse y sentirse intil?

    Ignacio continu el maestro, los nios son como semillas. Tenemos un

    potencial inmenso cuando nacemos, como si fuera un rbol de vida capaz de

    alcanzar las mayores alturas. Pero si nuestros padres golpean la semilla, es decir,

    nos maltratan, nos humillan, nos violentan y no nos valoran ni nos dan cario, la

    semilla no germinar. A lo sumo, si crece, producir un rbol dbil y limitado. Quera

    que vivieras en carne propia la imposibilidad de hacer germinar la semilla, para que

    nunca te olvides de este concepto. Sin embargo, a diferencia de las semillas, los

    seres humanos que han sido golpeados de nios si pueden crecer, desarrollarse y ser

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 21 -

    felices. Pero para lograrlo necesitan conocerse a s mismos, tomar conciencia de su

    pasado y de como los afecta en el presente. La primera semilla de la felicidad es el

    autoconocimiento.

    Ignacio escuchaba al maestro con una rara mezcla de fascinacin y escepticismo.

    Sus ojos iban del rostro a las manos pausadas del maestro, y de ah a las paredes

    con todos aquellos cuadros de hombres que sin duda haban atravesado los vastos

    caminos de la educacin del espritu. De pronto, Ignacio se sinti nfimo ante aquella

    sabidura ancestral. Nuevamente haba logrado elevar su estado de nimo agresivo

    hacia otro de tranquilidad y paz. El maestro le haba demostrado que adems de

    poseer mucha sabidura, poda realmente hacerle aprender la leccin.

    Despus de una pausa, el maestro continu:

    Al nacer venimos al mundo con la amgdala, esa parte del cerebro que registra

    nuestra memoria emocional, totalmente desarrollada. Por el contrario, la corteza,

    parte encargada de nuestra memoria racional consciente, es incipiente y se va

    construyendo poco a poco. Por ello, si un nio pasa momentos difciles que generan

    emociones fuertes, estas emociones son registradas en la memoria emocional pero

    no en la memoria racional. En otras palabras, las sensaciones derivadas de los

    momentos difciles de la niez estn grabadas en una memoria emocional de la cual

    no somos conscientes. A esta memoria se le denomina tcnicamente "memoria

    subconsciente" y tiene la particularidad, para nuestra desgracia, de que es atem-

    poral; es decir, la recordamos como si fuera ayer. Cargamos de por vida con

    nosotros un conjunto de emociones fuertes de las cuales no somos conscientes.

    Ignacio otra vez se perda.

    Pero maestro, qu tiene que ver todo esto con la semilla?

    Cuando nuestros padres nos golpean mientras somos una semilla, tenemos la

    memoria subconsciente llena de emociones destructivas. Por la naturaleza del

    cerebro, estas emociones las cargamos toda la vida. Lo peor de todo es que se

    manifiestan en nuestro presente, pero no nos damos cuenta. Las emociones

    destructivas sabotean nuestras relaciones interpersonales, nuestra seguridad y

    nuestra sensacin de valor personal, impidindonos muchas veces lograr la felicidad.

    Pero si las emociones destructivas de mi niez estn en mi subconsciente y no

    las puedo recordar, cmo diablos voy a librarme de ellas y ser feliz? pregunt

    Ignacio.

    Cuando las personas van al cine se introducen tanto en la pelcula que ya no se

    dan cuenta de que es slo una pantalla en la que se proyecta una imagen continu

    el maestro, con el aplomo del mdico que prescribe un remedio infalible. Se olvidan

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 22 -

    de que estn viviendo una fantasa, y sufren, lloran y gozan con lo que ven como si

    fuera real. Pero si una persona va a ese cine y mira desde afuera por una ventana

    lateral, ver la realidad tal y como es. Ver un conjunto de personas observando una

    pelcula que no es real, pero tambin que estas personas actan y sienten como si lo

    fuera.

    Ignacio atenda como si cada palabra contuviera la revelacin de un acertijo.

    Lo mismo ocurre en la vida diaria continu el maestro. Nosotros proyectamos

    nuestras memorias subconscientes en la pantalla de las situaciones y personas del

    presente. Puede ser en la oficina o en la casa, con tu familia, pero tus memorias

    subconscientes afloran e interfieren en tu vida.

    Yo soy como la persona que esta fuera del cine. A medida que me cuentes los

    problemas, situaciones y dificultades de tu pasado, para m ser fcil observar la

    proyeccin de tu memoria subconsciente en la pantalla de tu vida. A medida que

    descifremos tus proyecciones subconscientes, iremos explorando episodios de tu

    niez que pueden darnos pistas sobre tu conducta. En este proceso te irs

    conociendo mejor y entenders por que actas de ciertas formas que no te hacen

    feliz. Ignacio, nuestra mente es como un iceberg. Nuestro consciente es la pequea

    parte que esta fuera del agua. Pero ese iceberg tiene una inmensa masa de

    informacin sumergida que no podemos ver: nuestro subconsciente. Mientras ms

    conciencia y conocimiento tomes de tu subconsciente, tendrs ms libertad y

    capacidad para ser feliz.

    A qu se refiere? indag Ignacio.

    Por ejemplo, pensemos en una persona que fue maltratada durante su niez, que

    cuando se equivocaba le gritaban y la violentaban. Si a esta persona le encargan el

    cumplimiento de una meta que le resulta difcil de lograr, empezar a tener un

    dilogo interno destructivo. Se sentir intil, tonta e infeliz. Se molestar consigo

    misma, sentir que todo es su culpa. Los mismos sentimientos que experimentaba

    durante su infancia los proyectar en la situacin del presente. Te suena familiar?

    Acaso no es normal sentirse terrible y culpable cuando uno se equivoca?

    interrumpi Ignacio, que poco a poco iba teniendo la sensacin de que su alma era

    un vidrio transparente ante los ojos del maestro.

    Sientes que es normal porque lo has vivido as toda tu vida respondi el

    maestro. Una persona que sufre de miopa y no usa anteojos, percibe la realidad

    como borrosa y piensa que es normal hasta que se compra lentes. Cuando uno se

    equivoca, o cuando las cosas no nos salen bien, uno no tiene por qu sentirse intil,

    tonto o culpable. Uno debe entender su error, aprender del error y buscar otras

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 23 -

    alternativas sin dudar de su autoestima. Lo ms probable es que la sensacin de

    sentirse intil sea una proyeccin de algn episodio de tu niez durante el cual,

    cuando te equivocaste, te hicieron sentir de la misma manera.

    Al ver que Ignacio empezaba a comprender, el maestro concluy: "Cuando te

    tomas un t usando una de esas bolsitas filtrantes, el agua de tu taza gradualmente

    se tie de un color oscuro. De la misma forma, ante las diferentes situaciones en la

    vida cuando nuestra niez ha sido difcil, nosotros somos como los sobres de t.

    Teimos las situaciones con emociones oscuras guardadas hace mucho tiempo en

    nuestra mente, pero por desgracia no somos conscientes de ello".

    Finalmente, el maestro le pidi a Ignacio que regresar al da siguiente para iniciar

    el proceso de autoconocimiento.

    Mientras manejaba de regreso a su casa, Ignacio reflexionaba sobre su relacin

    con el maestro. Le ocurra un fenmeno extrao. Cuando estaba frente a l, le

    pareca que transmita una enorme sabidura. Sus comentarios le parecan sensatos

    y lgicos. Pero a medida que se alejaba de l todo el asunto le empezaba a parecer

    absurdo. Cmo poda ser que nuestra experiencia de nios afectase tanto nuestra

    vida? Qu es eso de una memoria subconsciente que incide en nuestras conductas?

    Qu tenia que ver su niez con el hecho de que l se sintiera tonto o intil? Sin

    embargo, dentro de l algo le deca que deba seguir explorando ese camino.

    Adems de estos temas referidos a la niez, a Ignacio le incomodaba hablar de

    asuntos emocionales. Pensaba que todo lo logrado en su vida haba sido posible

    gracias a su mente y su capacidad para bloquear y dominar sus emociones; lo nico

    que las emociones haban trado a su vida eran problemas. l consideraba a las

    personas emocionales como dbiles, incapaces y vulnerables.

    Ignacio lleg a su casa en San Isidro y se dirigi a su estudio, en el segundo piso.

    Era su lugar predilecto, una especie de escondite del mundo donde poda aislarse

    para pensar o trabajar. En realidad era una gran biblioteca con estantes de caoba

    fina que llegaban hasta el techo, repletos de libros bsicamente de administracin y

    negocios. Su escritorio era un mueble muy fino, importado de Inglaterra. Tena una

    computadora de ltima generacin con todos los accesorios posibles. Todo era

    impecable y muy ordenado. Ese era el trono de Ignacio. All se senta con poder y

    control. Normalmente acuda a su trono cuando se senta amenazado. Ignacio haba

    logrado aprender una estrategia para eliminar sensaciones de debilidad y

    vulnerabilidad. Simplemente se aislaba en su escritorio a trabajar en cosas de la

    oficina, a navegar por internet o a leer el libro de moda sobre administracin. Hoy

    era un da de esos en los que necesitaba escaparse del mundo. Se senta angustiado

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 24 -

    y no saba por qu. En pocos minutos, Ignacio estaba concentrado revisando los

    costos de una lnea de productos que pensaba importar. Haba logrado, una vez ms,

    esconder y sumergir sus emociones. Todo estaba bajo control.

    Las cosas en la oficina no iban mejor, y aunque el trabajo se segua acumulando y

    los conflictos no cesaban, para el da siguiente a las seis de la tarde se haba

    comprometido a visitar al maestro. Por un lado quera ir y explorar un mundo que

    desconoca, pero por otro lado senta que todo era una prdida de tiempo en un

    momento de mucho trabajo. Forzndose as mismo y con muchas dudas, suba a su

    BMW y se dirigi a la casa del maestro.

    Cuando llego, tuvo que aguardar unos infinitos cinco minutos antes de ser

    recibido. Esto termin de colmar su paciencia.

    Mire, maestro le dijo Ignacio con autoridad. La verdad es que todo este tema

    del autoconocimiento me parece interesante, pero no quisiera tener que perder

    tiempo en discutir mis emociones.

    Ignacio le cont al maestro su estrategia de sumergirse en el trabajo para

    controlar sus emociones, mostrndose orgulloso de ser una persona con total

    dominio de su psiquis.

    En esta vida, las personas que vencen son aquellas que se manejan por la mente

    y no por el corazn. Eso lo tengo muy claro asever Ignacio.

    El maestro, que lo escuchaba con calma, le pidi que lo excusara un momento. A

    los pocos minutos regreso con un vaso de agua que contena un hielo.

    Toma este vaso y trata de sumergir el hielo dndole un solo empujn solicit el

    maestro entregndole el vaso. Hazlo de tal forma que el hielo permanezca la mayor

    cantidad de tiempo sumergido.

    Ignacio no poda con aquello.

    Maestro, estoy cansado de que no me escuche y de que se desve por la tangente

    con sus juegos ridculos. Le estoy hablando de algo importante para m y usted

    quiere que sumerja este hielo.

    Confa en m, Ignacio, todo en la vida tiene sentido. Empuja el hielo.

    Ignacio empuj el hido con resignacin, sintindose un poco ridculo. El hielo se

    sumergi en el agua por unos segundos pero luego volvi a la superficie. Lo volvi a

    hacer y nuevamente el hielo regres a la superficie.

    Qu me quiere ensear con esto? pronunci Ignacio con tono de burla. Qu

    yo soy ese hielo porque no tengo emociones? Qu en este estado no podr ingresar

    a la sabidura que es el agua? Djeme decirle que la nica forma de subsistir en este

    mar de problemas en el que yo vivo es ser un hielo y no mostrar mis emociones.

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 25 -

    Como ha visto con el hielo, es la nica forma de salir siempre a flote.

    Interesante interpretacin, Ignacio, pero se no es el significado que quera

    ilustrar. El maestro tom asiento y fij sus ojos en los ojos de Ignacio. Cuando

    uno tiene traumas de niez, como te expliqu antes, las emociones de estos

    episodios afloran a la superficie. Si t sumerges y bloqueas estas emociones, como

    me has contado que haces, es como empujar el hielo hacia abajo. Pero como has

    visto, el hielo siempre regresa. A diferencia del hielo, al que puedes ver regresando a

    flote, nuestras emociones bloqueadas afloran pero no las vemos, es decir, no somos

    concientes de ello. La nica forma de que estas emociones no regresen es

    disolverlas, como el hielo en el agua. Esto se logra con paciencia y elevando la

    temperatura del agua. Ignacio, debes elevar tu temperatura emocional y volver a

    integrarte como persona. No puedes vivir pensando que eres un robot porque eso es

    slo engaarte a ti mismo. Debes entender que tienes un aspecto emocional y otro

    racional y que es necesario integrarlos para que seas feliz.

    Al ver que Ignacio no entenda del todo, continu:

    Si una persona viene a contarte algo muy triste y t no quieres escucharla,

    puedes taparle la boca para conseguirlo. Pero igual te comunicar su tristeza con su

    expresin y sus lgrimas; eso no lo puedes evitar. Ignacio, dentro de ti hay una per-

    sona muy triste que habla con emociones de dolor y t le tapas la boca para no orla,

    ocultndola y sumergindola en tu interior. Pero recuerda que esa persona tambin

    llora, y cada lgrima aflora en ti e influye en tu conducta sin que te des cuenta.

    Una vez ms, el maestro haba logrado desarmar la racionalidad de Ignacio.

    Ignacio lo haba agredido como un discpulo de judo ataca a su maestro para probar

    fuerzas. Pero el maestro haba esquivado los golpes y haba aprovechado la fuerza

    de su agresor para lograr colocarlo en una posicin vulnerable. Lo que Ignacio no

    saba en ese momento era que esa posicin le permitira empezar a crecer.

    Est bien dijo Ignacio. Usted gana. Qu tengo que hacer?

    Cuntame, Ignacio, cmo estuvo el trabajo hoy?

    La verdad es que terrible dijo Ignacio indignado.

    Cuando tienes gente incompetente que trabaja contigo todo te sale mal. Mire, hoy

    da me llam un cliente a quejarse de que nos habamos retrasado ms de tres

    semanas en despacharle una mercadera que ya haba cancelado. El cliente exiga la

    devolucin de su dinero. Me dijo que ramos poco profesionales y que pensaba

    acudir a la competencia.

    Dime, Ignacio, qu sentiste en ese momento? pregunt el maestro.

    Me vinieron una ira y una desesperacin enormes. Me sent impotente, tonto e

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 26 -

    incapaz. Me dirig a la oficina del jefe de despachos para gritarle que era un

    incompetente y un inepto. Le advert que si tena una equivocacin ms lo despe-

    dira. Lo hice enfrente de toda su gente para que aprendieran que deben trabajar con

    calidad.

    No te parece, Ignacio, que tu reaccin fue muy agresiva?

    A m me parece normal respondi Ignacio. As he reaccionado toda mi vida. Mi

    padre nos ense, desde nios, que uno debe pagar por sus errores.

    Cmo es eso de tu padre? Me puedes poner un ejemplo?

    Veamos Ignacio entrecerr los ojos, como buscando muy atrs en su vida.

    Recuerdo que mi padre siempre fue muy exigente con nosotros. Quera que mi

    hermano y yo estuviramos siempre bien vestidos y que hiciramos lo que l quera.

    Si le desobedecamos, tenamos que pagar las consecuencias. Una tarde de domingo,

    cuando yo tena cuatro aos y mi hermano Hernn cinco, mi padre nos haba

    ordenado vestirnos elegantes porque iba a llegar una visita a la casa. Estbamos

    esperando aburridos, as que salimos a pasear al parque que quedaba al frente de la

    casa. Recuerdo que tropec en el barro y me ensuci desde la cabeza hasta la punta

    de los pies. Sabamos que si mi padre me vea, nos iba a dar una paliza. Mi hermano

    intent limpiarme el barro, pero era imposible. Resignados, fuimos a la casa a recibir

    nuestro castigo, pero nunca imaginamos que sera tan severo. Mi padre me vio y

    empez a gritar e insultarme con palabras que yo no entenda pero que sonaban

    horribles. Recuerdo su cara, tan llena de odio y rabia. Me cogi del brazo y me llev

    a la ducha, abri el agua fra y me meti adentro. Mientras me lavaba con el agua

    congelada y con mi ropa puesta, me segua gritando y empez a pegarme. Yo no

    haba abierto la boca, ni siquiera haba llorado. Estaba recibiendo el castigo con

    dignidad y no pensaba llorar. Sus golpes eran fuertes, pero peores eran las

    cachetadas que me caan en la cara. Cuando termin la tortura fsica vino lo peor,

    otra vez sus gritos: "Quin eres, dime qu clase de porquera eres para ensuciarte

    de esta forma! iDime quin eres! Imbcil, responde!". En ese momento le dije lo

    que me naci del corazn: "Papi, soy un nio". Al decirle estas palabras se me

    escap una lgrima, pero pude contenerme y no llor. Mi padre siempre deca que

    los hombres no lloran. Saba que si lloraba me poda seguir pegando.

    El maestro lo segua atentamente, y al ver que Ignacio pareca aliviarse de un

    gran peso, le hizo un gesto:

    Contina, cuntame ms.

    Recuerdo cuando el perjudicado fue mi hermano. Yo tena seis aos y Hernan

    siete. Un amigo lo invit a su casa un domingo. Mi padre le dijo a Hernan que lo

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 27 -

    recogera a las seis de la tarde. A esa hora mi padre me pidi que lo acompaara a

    buscarlo en su auto. Pero Hernan no estaba en la casa de su amigo, haba partido

    hacia una hora. Mi padre subi al auto, preocupado, y fue a buscarlo por todo el

    vecindario. Mientras lo buscaba, maldeca a Hernan: "Ese imbcil que se ha credo,

    qu me puede desobedecer?! Qu clase de cojudo se escapa sin avisar! iLo voy a

    matar cuando lo vea!" Yo no me mova, no hablaba nada, no quera darle ninguna

    oportunidad para que derivara su agresin hacia m. Estaba paralizado. Despus de

    una hora de bsqueda infructuosa, volvimos a la casa. All ya estaba mi hermano,

    que se haba regresado caminando. Mi padre lo agarr de uno de sus pies y lo cargo

    en peso. Lo levant del pie dejando su cabeza cerca del suelo. Le empez a tirar

    patadas en la espalda y a recriminarlo por haberlo desobedecido. Luego fue directo

    al bao y agarrndolo de los pies meti su cabeza en el inodoro y jal. Mientras mi

    hermano se asfixiaba con el agua del inodoro, mi padre segua insultndolo. Yo

    estaba inmvil y aterrorizado.

    Es una escena terrible. Y tu madre que haca? indag el maestro.

    Mi madre nunca se meta con lo que haca o deca mi padre. El era el hombre de

    la casa, al que haba que obedecer. A pesar de que mi madre no trabajaba, nuestros

    contactos con ella eran mnimos. No era cariosa; era ms bien fra e impersonal. Lo

    ms importante para ella era que todo estuviera ordenado. Pasaba el da comprando

    ropa, adornos finos y artefactos caros para la casa. 0 estaba en las tiendas o

    tomando t con sus amigas, pero nunca estaba con nosotros. A ella slo le

    importaba ella misma.

    Ahora entiendo por qu le gritaste de esa forma al jefe de despachos le dijo el

    maestro.

    Qu cosa entiende?

    En primer lugar, que para ti es "normal" la violencia porque creciste en ella. Por

    esto, si alguien comete un error en tu oficina, t haces exactamente lo que tu padre

    haca contigo cuando cometas un error. Peor an, revives tu pasado invirtiendo los

    roles: asumes el rol agresivo y prepotente de tu padre, y a quien maltratas le

    impones el rol de nio asustado. Adems, es probable que andes a la bsqueda de

    errores en las personas para revivir episodios de agresin vividos en tu niez Te

    sientes cercano al recuerdo de tu padre cuando asumes el rol agresivo.

    Ignacio experimentaba una extraa mezcla de admiracin y asombro.

    Usted cree que eso pueda ser cierto? indag Ignacio, incrdulo.

    Para ti es difcil darte cuenta le respondi el maestro. Recuerda que proyectas

    tus emociones subconscientes en "la pantalla" de las personas y de las situaciones

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 28 -

    que te ocurren. Ahora, si quieres ver lo que ests proyectando y ests muy cerca de

    la pantalla, tendrs dificultades. Como en el cine: cuando te sientas adelante no ves

    bien, en cambio si te sientas ms lejos puedes ver la imagen perfectamente. Eso me

    pasa a m. Yo estoy a una mayor distancia de la pantalla de tu vida; t, por el

    contrario, ests a su costado. Yo puedo ver con claridad lo que esta pasando; t lo

    ves medio borroso.

    El maestro observ que los msculos del rostro de Ignacio se relajaban. Esto

    demostraba que estaba comprendiendo.

    Ahora queda claro por qu tienes tanto miedo de mostrar tus emociones

    continu el maestro. En realidad, te mueres de miedo de que tu padre, que ya no

    vive fsicamente pero que goza de buena salud en tu propia mente, te maltrate y

    humille. Todava conservas en tu mente el mensaje de tu padre: "Para ser hombre

    no hay que sentir ni llorar". Para complicar las cosas, t reforzaste este mensaje con

    la actitud de frialdad y distancia de tu madre. Es ms; por el trato de tu padre, t

    vienes cargando desde nio sensaciones de miedo, angustia, rabia, impotencia,

    humillacin y temor al ridculo. Como te dije antes, estas memorias subconscientes

    no se olvidan y permanecern presentes hasta que puedan ser entendidas y

    digeridas por ti. Estas son las emociones que no quieres sentir porque te traen

    mucho dolor, no es as?

    Ignacio estaba destrozado. Se senta angustiado. Tuvo que contener, una vez

    ms, las ganas de llorar. Las palabras del maestro haban derretido el hielo racional

    que bloqueaba su conducto interior. Ahora empezaba a sentir cmo fluan las

    emociones por su cuerpo. Senta mucho dolor y tristeza, senta pena por s mismo y

    rabia contra sus padres. Al recordar su pasado y asociarlo a su presente, empezaba

    a descubrir que se armaba un rompecabezas que tena disperso en su interior. Se

    empezaba a sentir humano.

    Ignacio continu el maestro, no tengas miedo de sentir, no bloquees tus

    emociones. Djalas salir.

    Hubo unos momentos de silencio. Luego, el maestro continu:

    Cuentan que un campesino que tena su campo recin sembrado, escuch un

    fuerte ruido en su terreno. Cuando corri a ver qu suceda, se dio con el hecho

    inslito de que del suelo manaba un chorro de cierta sustancia negra. Preocupado

    porque esta sustancia poda malograr sus cultivos, llam a sus familiares para que le

    ayudaran a tapar el hueco. La presin era tan fuerte que toda la familia tena que

    empujar un tabln para evitar que saliera la sustancia. As estuvieron varios das, sin

    comer ni dormir, pero despus de una semana ya no podan ms. Entonces

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 29 -

    decidieron soltar el tabln y sali un gran chorro negro. Pero despus de unos

    minutos, ese chorro se convirti en agua limpia y transparente que el campesino y

    su familia canalizaron con rapidez haca un reservorio. Finalmente, el agua les ayud

    a crecer pues expandieron sus tierras cultivables. Al ver que Ignacio frunca el

    entrecejo en actitud de quien busca entender algo sin conseguirlo, el maestro le

    explic:

    Ignacio, a ti te pasa lo mismo que a ese campesino. Ests tan asustado con las

    aguas negras de tus emociones, que las bloqueas. Quiero que sepas que todo lo que

    retienes se mantiene. A todo lo que te aferras, te esclaviza. Ignacio, deja que salgan

    las aguas negras de tus emociones y vers cmo luego empezarn a brotar aguas

    transparentes que sabrs canalizar para desarrollar tu vida.

    Qu debo hacer para sacar todas las aguas negras que tengo en mi interior?

    pregunt Ignacio con angustia.

    En primer lugar, no bloqueadas ni retenerlas. Djalas salir sin miedo. Cuando te

    sientas angustiado, con dolor o con miedo, siente las emociones. Son parte de ti. No

    te sumerjas en tus libros o en tu trabajo. Lo que necesitas es integrar tu racionalidad

    con tu emocionalidad.

    El maestro hizo una pausa para cerciorarse de que era comprendido. Luego

    continu:

    En segundo lugar, intenta tomar distancia de la pantalla de tu vida para que veas

    las situaciones como realmente son. Cuando te sientas con odio, rabia o indignacin,

    observa tus emociones y pregntate si no sern tus sensaciones subconscientes las

    que estn aflorando. Ignacio, en tu vida ests caminando por un cuarto oscuro en el

    que te tropiezas con frecuencia. Tu cuarto seguir oscuro; no se puede iluminar rpi-

    damente. Pero lo que s puedes hacer es alumbrarte con un fsforo, para que veas

    con qu tropezaste. Cuando actes de forma agresiva o maltrates a alguien en la

    oficina, prende tu luz interna y reflexiona sobre tu comportamiento. Analiza qu

    emociones y pensamientos te llevaron a actuar de esa forma y relacinalos con algn

    episodio de tu niez. A medida que sientas tus emociones subconscientes y las

    comprendas, remitindolas a tu pasado, los hielos se irn disolviendo y ya no

    regresarn.

    Pero es que a veces es necesario ser enrgico con los subordinados argument

    Ignacio. Usted no tiene la menor idea...

    El maestro levant la mano, como si quisiera apagar las frases de Ignacio, y

    prosigui:

    Recuerda que cuando reaccionas agresivamente en la oficina, el nico que pierde

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 30 -

    eres t. Con tus reacciones no logras que quien se equivoc mejore y recapacite so-

    bre sus actos. Lo que logras es que esta persona se dedique a comentar por toda la

    oficina lo neurtico que eres. Ve tan exagerada tu reaccin que no toma en cuenta

    tus comentarios. Lo que t quieres es que las personas mejoren su trabajo y sean

    ms eficientes. Lo que tu padre mental quiere es castigar y maltratar a la persona

    que se equivoc.

    Ignacio sali de la casa del maestro y subi a su auto. Se senta muy angustiado,

    ahogado de emociones que lo desbordaban. Su vida era como una gaseosa de emo-

    ciones que l haba tratado de mantener tapada, pero ahora el maestro la haba agi-

    tado fuertemente y despus la haba destapado. Senta un caudal de emociones que

    lo desbordaban e invadan todo su ser. Era extrao, estaba solo pero se senta acom-

    paado por alguien muy cercano, como su mejor amigo: otra vez le ocurra que lo

    ganaba la sensacin de estarse encontrando consigo mismo. Era su yo emocional,

    que haba estado mucho tiempo sumergido.

    Al llegar a su casa se escabull haca su escritorio y se sirvi un vaso de whisky en

    las rocas. Por unos segundos tuvo la tentacin de sumergirse en algn trabajo de la

    oficina y olvidarse del mundo, pero no lo hizo. Comenz a jugar con los hielos de su

    vaso y record las palabras del maestro. Luego se puso a revisar otros episodios

    amargos de su infancia. As permaneci algunas horas, sintiendo las emociones que

    afloraban como fuegos artificiales. Era paradjico: estaba feliz de sentirse infeliz. En

    realidad, estaba feliz de sentirse humano nuevamente. Reflexion sobre cmo

    trataba a sus hijos y a su esposa. Haba muchas similitudes con la forma en que a l

    lo haban tratado cuando nio, y pens que esto poda ser una cadena interminable.

    A su padre lo maltrataron y luego su padre lo maltrat a l. l tambin estaba

    maltratando a sus hijos y esto hara que luego sus hijos maltrataran a sus nietos. Lo

    peor era que todo ocurra en un plano inconsciente. l deba parar la cadena. Sus

    hijos tenan cuatro y tres aos, y l estaba a tiempo de cambiar. No quera golpear la

    semilla de sus propios hijos y hacerles vivir el infierno que l estaba viviendo.

    Al da siguiente se sinti mejor; con el sueo haba logrado mitigar sus emociones.

    Lleg a su oficina y su personal lo abord con diversos problemas que le hicieron

    olvidar por completo el episodio con el maestro. Ignacio estaba nuevamente

    trabajando como si nada hubiese sucedido.

    Al final de la tarde, Gustavo, el gerente de finanzas, entr a su oficina. Cerr la

    puerta y, refirindose al gerente de mrketing, le dijo:

    Estoy harto del idiota de Pedro. Todo el tiempo desordena las cosas. Quiere que

    le pase gastos no presupuestados, contrata vendedores y no me avisa. Imagnate

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 31 -

    que el otro da tuve casi un complot de tres vendedores que no figuraban en planilla,

    y quera que les pagara. No entrega sus reportes a tiempo, no sigue los

    procedimientos. Sabes que hemos mandado a imprimir cinco mil tarjetas de

    Navidad para nuestros clientes y puedes creer que slo mand cuatrocientas?

    Ignacio, hemos botado a la basura como dos mil dlares!, puedes creerlo?

    Ignacio estaba irritado. Cmo Pedro poda ser tan bestia para desperdiciar dinero

    de la compaa en el momento tan difcil que estaban pasando. Se par

    inmediatamente, y antes de que Gustavo le pudiera decir algo ms, tom el

    intercomunicador.

    Pedro, ven ahora mismo a mi oficina! grit. Cuando Pedro entr, vio a Ignacio

    en su escritorio con expresin de rabia y a Gustavo con cara de susto.

    Oiga! le espet Ignacio en tono enrgico, evitando el tuteo para subrayar la

    distancia. Estoy harto de su desorden que nos hace perder plata! Hasta cundo

    tendremos que soportar sus mediocridades en esta empresa!

    De qu ests hablando? se sorprendi Pedro.

    Estoy hablando de la ridcula cantidad, de tarjetas que mand a hacer para

    Navidad! Cree que nos sobra la plata? Qu haremos con las ms de cuatro mil

    tarjetas que sobraron? Se las cobraremos a usted?

    Pedro se sinti vctima de un malentendido. Quiso explicarse:

    No ha sobrado ninguna tarjeta de Navidad.

    Gustavo me dijo que mandaste a hacer cinco mil y slo enviaste cuatrocientas

    tarjetas a nuestros clientes.

    Gustavo era testigo de este conflicto. Jams imagin que Ignacio iba a reaccionar

    de esa forma, ponindolo cara a cara con Pedro. Quera que la tierra se lo tragara y

    desaparecer. Pedro mir a Gustavo con indignacin e hizo un gesto de desa-

    probacin.

    Lo que Gustavo no sabe dijo, es que las otras cuatro mil seiscientas tarjetas se

    las dimos a nuestra fuerza de ventas para que las entregaran personalmente a

    nuestros clientes y as dar un mejor servicio.

    Ignacio haba estado inflando el globo del conflicto al agredir a Pedro por sus

    supuestos errores. Pero Pedro, con estas ltimas palabras, le haba clavado un

    alfiler. Ya no tena que haber conflicto. Las tarjetas se haban enviado, y de la mejor

    forma. Ignacio mir a Gustavo. Con un ademn de censura, le dijo:

    La prxima vez que quieras que yo haga el ridculo, avsame con anticipacin.

    En ese momento surgi en su mente la imagen del maestro y record sus palabras

    sobre aquello de tropezarse en la oscuridad. Se daba cuenta de que haba cado una

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 32 -

    vez ms. Haba gritado y agredido a Pedro injustamente, se haba comportado como

    un neurtico y slo ahora se daba cuenta. Se empezaba a dar cuenta, pero ya el

    dao estaba hecho y no poda retroceder en el tiempo.

    Le pidi disculpas a Pedro por el malentendido, pero Pedro ya estaba dolido.

    Ignacio no saba cmo se haba metido en aquel problema gratuitamente. Eran

    tantos los problemas con la competencia, que no entenda qu haca desgastndose

    en competencias internas. Mir su reloj. Era hora de visitar al maestro. Sali de la

    oficina, subi a su carro y parti.

    Ya en la casa del maestro, Ignacio, decepcionado de s mismo, le cont el

    incidente.

    Maestro, no me di cuenta. No sabe lo estpido que me siento concluy Ignacio.

    Para aquel hombre pareca no haber sorpresas.

    No es fcil dijo el maestro. Debes tener paciencia.

    No puedes cambiar tantos aos de hbitos de la noche a la maana. Este es un

    proceso largo. Recuerda que has estado manejando un coche automtico, las cosas

    las hacas sin pensar. Ahora tienes que pasar a un auto de cambios mecnicos,

    tienes que estar ms conciente para saber qu cambio usar. Creme, el hecho de

    haberte dado cuenta del error ya es un gran avance.

    Hizo una pausa para que Ignacio se sintiera ms cmodo, y continu:

    Dime qu crees que hiciste mal en esta situacin?

    Definitivamente empez Ignacio sin titubear, llamar a gritos a Pedro a mi

    oficina y agredirlo por algo que no era cierto. Deb informarme bien antes de hablar

    con l.

    De acuerdo sigui el maestro. Eso fue una equivocacin, pero no fue la

    primera. El primer error que cometiste fue dejar que Gustavo te hablase mal a

    espaldas de Pedro. Si t quieres crear un clima de confianza en tu organizacin, no

    te parece que fomentar el chisme va en contra de tu objetivo? La prxima vez que

    alguien quiera contarte algo negativo de una persona, pregntale si ya se lo dijo

    directamente a ella, y ante todo, escucha a las dos partes. Eso s, t tienes que dar

    el ejemplo, debes tener mucho cuidado de no hablar a espaldas de las personas.

    Recuerda que los subordinados aprenden de lo que el lder hace, no de lo que dice.

    Hizo otra pausa para que Ignacio tuviera tiempo de reflexionar. Luego continu:

    Cuntame ahora, qu sentas cuando estabas enfrentando a tus dos gerentes?

    pregunt el maestro.

    Ignacio se qued pensativo, tratando de poner en palabras lo que haba sentido en

    ese momento.

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 33 -

    La verdad es que si tengo que ser realmente sincero, senta cierto placer. Senta

    que era lo correcto, que alguien deba ganar y otro perder. En realidad, quera ver

    sangre. Quera que el ms dbil perdiera.

    Como vimos la vez pasada continu el maestro, buscas la violencia para

    evocar a tu padre. Recuerdas algn incidente de tu niez que pueda estar

    relacionado con esta situacin?

    A Ignacio se le apareci la imagen de una de sus vivencias ms desagradables:

    Ahora que lo pienso, s. A mi padre le encantaba hacerme pelear contra mi

    hermano. Nos deca que debamos practicar en casa, para estar listos para sacarle la

    mugre a cualquiera en la escuela. Pero no quera que peleramos de juego, quera

    que lo hiciramos sin guantes, a puro puo. Recuerdo que nos llevaba al garaje y

    nos haca pelear. Si no lo hacamos, l nos pegaba a nosotros. A l le encantaba

    "animar" la pelea gritndonos y manipulndonos desde afuera. Me deca: "Pelea,

    imbcil! Acaso eres una nia o un maricn?". Recuerdo que una vez mi hermano me

    dio un golpe en la nariz y empec a sangrar. Quise parar de pelear, pero mi padre no

    me dej. l deca que los hombres pelean hasta morir, no importa si estn heridos.

    Te das cuenta, Ignacio, de por qu te gusta tanto ver sangre? cuestion el

    maestro. Has aprendido de nio que esa es la forma en que uno debe comportarse.

    En este caso, en tu mente, t eras tu padre incentivando la pelea, y Pedro y Gustavo

    eran t y tu hermano cuando nios.

    Pero qu voy a hacer si he tenido un padre tan violento y todo esto est

    guardado en mi subconsciente? Cmo diablos me vaya librar de esto?

    Por ahora, no existe otra forma sino que poco a poco vayas tomando conciencia

    de tus emociones subconscientes, revisando cmo se manifiestan en tu vida actual.

    A medida que las entiendas, irn bajando su intensidad y su influencia en ti. Cuando

    uno est vendado y tiene que caminar por un sendero donde hay varios fuegos,

    puede esquivarlos al detectar su calor. Lo mismo tienes que hacer, Ignacio, en la

    vida real. Cuando tengas fuegos emocionales que te llevan a actuar agresivamente,

    an si no los ves, por lo menos percibe su calor y contrlate. A medida que tomes

    ms conciencia de tus conductas, tendrs una mayor capacidad de mejorar.

    Mientras se pona de pie lentamente y daba media vuelta, el maestro continu:

    Ahora ests listo para recibir la segunda semilla. Sac el cofre, cogi uno de los

    pedazos de papel arrugado, lo abri, sostuvo con delicadeza la semilla y se la

    entreg a Ignacio. Siembra esta semilla, y cuando la planta empiece a crecer,

    regresa para explicarte su mensaje de sabidura.

    Pero maestro, no me la va a hacer como la otra vez, que me tuvo un mes

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 34 -

    tratando de hacer crecer una semilla golpeada?

    No, Ignacio, esta semilla s va a convertirse en una planta. Regresa en cuanto

    brote. Mientras tanto, trata de estar conciente de tus conductas agresivas, de tus

    pensamientos y emociones destructivas.

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 35 -

    CAPTULO 3

    Haca un mes que Ignacio haba sembrado la semilla. Se haba preocupado de

    regarla y cuidarla diariamente, y esta vez s empez a germinar una planta muy

    pequea que tena unas hojitas verdes. Durante ese tiempo haba tratado de estar

    muy consciente de sus emociones, sobre todo en los contactos con terceras

    personas. No obstante, no haba tenido mucho xito controlando sus conductas

    agresivas. Lo que s aprenda era a darse cuenta de sus errores posteriormente. Esto

    lo frustraba. Ya saba que tena un problema de agresin, pero ocurra cuando l no

    era consciente, y no poda evitarlo.

    Ese da, Ignacio lleg a su oficina con entusiasmo. Extraaba sus conversaciones

    con el maestro, y al finalizar la jornada tendra su primera cita con l despus de un

    mes. Pero el nimo positivo le dur muy poco. Recibi la llamada de su sectorista en

    el banco. Su pedido de refinanciamiento haba sido rechazado por la mala calidad de

    los documentos presentados: los flujos de caja estaban plagados de errores, los

    totales no coincidan con las columnas de cifras y los saldos de caja estaban

    equivocados. Su sectorista le dijo que el gerente de crditos le haba dicho que si su

    cliente no saba siquiera hacer flujos de caja, cmo el banco le iba a prestar dinero.

    A medida que escuchaba, Ignacio se converta en una olla hermtica que

    aumentaba su presin con el calor de sus emociones. Su empresa necesitaba a gritos

    credibilidad ante los bancos, y no poda ser que por la incompetencia de Gustavo, su

    gerente financiero, esa credibilidad se estuviera destruyendo. Colg el telfono y se

    dirigi raudo a la oficina de Gustavo. Lo desbordaba una mezcla de rabia, indignacin

    e impotencia. Lo nico que quera era tener al frente al imbcil del gerente

    financiero. Por qu todos eran tan intiles, por qu l era el nico que poda hacer

    las cosas bien? Ignacio entr a la oficina de Gustavo, que estaba hablando por

    telfono. Sin esperar que colgara, le pregunt:

    Revisaste el flujo de caja antes de mandarlo al banco? Gustavo, viendo la cara

    desquiciada de Ignacio, colg el telfono rpidamente.

    Claro que s, yo siempre reviso todos mis documentos respondi. Cul es el

    problema?

    Mira, Gustavo dijo Ignacio. Eres tan infeliz que ni siquiera te das cuenta de tus

    problemas. Quiero que sepas que eres un profesional incapaz, no slo la cagas sino

    que no tienes la menor idea de que la cagas! Me llamaron del banco para decirme

    que rechazaron nuestro pedido de refinanciamiento porque somos incapaces de

    hacer un flujo de caja.

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 36 -

    Gustavo empez a experimentar esa mezcla de susto y angustia que muy bien

    reconoca. No entenda qu haba pasado. l haba revisado el documento antes de

    mandarlo, y estaba correcto.

    No puede ser replic dbilmente. Ese documento estaba perfecto.

    Esas palabras avivaron el fuego de odio y rabia de Ignacio, como cuando se le

    echa un galn de gasolina a una fogata.

    No seas cojudo! insisti Ignacio en el olmo de su indignacin. Por qu no

    aceptas cuando la embarras? Acepta que eres un incompetente y que no sirves para

    na...!

    Antes de poder terminar la palabra, algo pas. Ignacio fren en seco su discurso,

    como un conductor que, de pronto, ve a un nio que cruza por la calle mientras l

    maneja. Empez a escuchar ecos del pasado: "No sirves para nada", "No sirves para

    nada". Era lo que gritaba su padre cuando l se equivocaba. Tomaba conciencia de

    que estaba hacindole a Gustavo lo mismo que su padre haba hecho con l. Una vez

    ms, estaba agrediendo a alguien inconscientemente.

    El verdadero Ignacio acababa de despertar de un sueo. Dormido, haba estado

    manejando el auto de su cuerpo, haba despertado y se haba dado cuenta de que

    estaba atropellando a su gerente. Era la primera vez que Ignacio poda despertar y

    tomar conciencia de lo que estaba haciendo en el momento en que ocurra. Era hora

    de tomar el volante y pedir perdn.

    Gustavo, disculpa le dijo suavemente Ignacio con un tono de voz arrepentido.

    Lo siento, perd el control. Lo que pasa es que tengo tanto miedo de quebrar la

    empresa y defraudar el nombre de mi padre, que me altero muy fcilmente.

    Gustavo no entenda qu haba ocurrido. Nunca antes haba pasado. l estaba

    dispuesto a seguir soportando la agresin de Ignacio, como haca siempre. Incluso

    ya se haba imaginado despedido! Pero estaba ocurriendo un milagro: Ignacio le

    estaba pidiendo disculpas.

    No te preocupes, Ignacio, todos estamos acostumbrados. Sabemos que tienes

    poca paciencia. Pero no te preocupes, yo hablar con el banco y arreglar el

    problema.

    Ignacio empezaba a entender cmo funcionaba la mente. Era como un televisor.

    Si nos sentamos a ver un canal y alguien en secreto le conecta un video y lo pasa,

    nos es difcil darnos cuenta. Pensamos que estamos viendo un determinado canal,

    pero en realidad es un video pregrabado. Nuestra mente es igual. A travs de ella

    sintonizamos el canal de la realidad, pero de forma automtica, y cuando menos lo

    esperamos se conecta a nuestro televisor mental un video pregrabado de nuestra

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

    - 37 -

    infancia. Nosotros estamos convencidos de que vemos la realidad, pero es un video

    de nuestra niez. Esto nos hace distorsionarlo todo y actuar neurticamente.

    Ignacio estaba calmado. Se senta con pena por haber agredido a Gustavo, pero a

    la vez senta un leve regocijo por haber tomado conciencia a tiempo para

    disculparse. Gruesas gotas de sudor surcaban su frente, pero poco a poco iba

    vislumbrando una fibra de tranquilidad, el presentimiento de una paz interior que,

    aunque todava no llegaba, empezaba a dejar ver su rostro. Culmin el da e Ignacio

    sali rumbo a la casa del maestro. Necesitaba hablar con l.

    Cuando lleg, lo hicieron pasar directamente a la habitacin donde el maestro

    pareca estar esperndolo. Ignacio le solt, como un aluvin, toda la escena con

    Gustavo en la oficina. El maestro lo dej hablar sin interrumpido, lo taladr con sus

    ojos pacientes y cuando Ignacio hubo terminado, empez a hablar l, haciendo

    largas pausas.

    La enseanza de la primera semilla era el autoconocimiento le dijo. T has

    visto la importancia de entender tu pasado para comprender cmo reaccionas y

    actas en tu presente. Ahora eres ms consciente de tus comportamientos neu-

    rticos, si lo comparamos con algunas semanas atrs. La experiencia con Gustavo lo

    demuestra. Sin embargo, quiero que sepas que este proceso toma tiempo. Las

    vivencias traumticas de tu niez colocaron trozos de lea en tu mente. Esta lea se

    enciende muy fcilmente y crea fuegos y conflictos ante cualquier problema. A

    medida que entiendas, revivas y sientas tus traumas de niez, estos trozos de lea

    se irn reduciendo y ya no habr combustible que te haga explotar.

    Ignacio estaba impaciente, como alguien que acaba de descubrir una herramienta

    y necesita utilizarla.

    Maestro, ahora entiendo cmo funciona nuestra mente. Pero cmo puedo hacer

    para estar ms consciente, ms en control y no explotar tan seguido? Necesito

    cambiar ms rpido.

    El maestro le pidi a Ignacio que lo siguiera al jardn. Le dio un trozo de lea y

    unos fsforos para que hiciera una fogata. Ignacio intent prender la lea de todas

    las formas, pero le fue imposible.

    Esta lea jams prender, est totalmente hmeda! dijo con impaciencia,

    aunque ya imaginaba por dnde ira el maestro.

    Te he dado un leo hmedo a propsito le explic el maestro. Si tus leos

    mentales estn hmedos, tampoco prendern con facilidad y te evitarn explotar y

    reaccionar neurticamente.

    Genial! Pero cmo hago para mojados?

  • David Fischman - El secreto de las siete semillas

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    El maestro llev a Ignacio de regreso a su habitacin y se acomod en su cojn en

    posicin de loto. Su tnica naranja caa en pliegues que parecan reforzar su aire de

    calma y permanencia. Luego continu hablando:

    Tus leos mentales los mojas ponindote en contacto con tu espritu.

    Nada de espritus interrumpi Ignacio. Yo no creo en Dios ni en espritus. Las

    cosas son reales y todo esto de Dios es una invencin de la gente que le tiene miedo

    a lo desconocido y a la muerte.

    Dime, Ignacio, crees que existe una energa vital, algo ms all de este cuerpo

    con el que vivimos en este mundo?

    S, eso s lo acepto.

    El maestro dej que transcurriera un largo minuto. Entonces continu:

    El mensaje de la segunda semilla revela cmo ponerte en contacto con tu energa

    vital. Cmo te fue con la semilla que te di? Lograste identificar alguna peculiaridad

    en la planta?

    Bueno, es una planta que da unas hojas verdes muy hermosas y delicadas. Pero

    qu tiene que ver la planta con mi energa?

    Mucho respondi el maestro. La planta que sembraste se llama mimosa pdica

    y tiene la peculiaridad de retraerse cuando siente ruidos a su alrededor. Ante la

    actividad, la planta se esconde en s misma, se asla y busca su paz interior.

    Nosotros, los seres humanos, deberamos hacer eso por lo menos una vez al da:

    dejar la actividad y la bulla externa e interna y ponemos en contacto con nuestra

    energa interior.

    Ahora Ignacio entenda todava menos. Y cmo hacemos eso?

    Mira, Ignacio. D