El sepulcro blanqueado

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El sepulcro blanqueado. Nació en Oaxaca, el 13 de Diciembre de 1918, en un poblado cercano a Guelatao, de origen humilde, fue casada tres veces y por no ser fértil fue repudiada, solamente estudio Primaria, y como varias personas más de su pueblo, tales como su hermana y hermano vino a la Ciudad de México buscando ganarse la vida, trabajo como sirvienta en varias casas antes de trabajar para mis abuelos maternos, en la colonia Hipódromo Condesa a pocos metros de la Calle de Ámsterdam, que en las épocas del Porfiriato fungiera como pista del Hipódromo. Por aquellos años mis padres contrajeron matrimonio, y al irse a vivir en el hogar conyugal ella paso a su servicio, su nombre era Angelina y seria hasta 37 anos después que dejaría de trabajar y vivir en la casa de mis padres. Mis padres tuvieron cuatro hijos, dos hombres y dos mujeres, y ella seria nana de los cuatro y del primer hijo de mi hermano. Huelga decir que su amor y devoción hacia nosotros era a toda prueba, ella ha sido la persona que más me ha querido. No puedo afirmar con seguridad que en caso de mis hermanos sea igual, pero sospecho que así fue. Mi madre es alcohólica, hoy día no activa, pero durante muchos años todos sufrimos su enfermedad/locura, nuestra nana fue el refugio que Dios nos mando. -“No es que sea mala, le gana la locura” – nos decía constantemente, ya que las borracheras de mi madre eran largas, de semanas, y frecuentes. Mi padre, quien siempre ha sido tibio (por no ofender con otros epítetos que lo describirían mejor) se encerraba en un mutismo casi místico y soportaba golpes, gritos e insultos de ella, pero no hacía nada mas, toda su preocupación se centraba en que el resto del mundo no se enterara que no éramos “la familia perfecta”. Hoy día uno de mis primos me comenta que nunca se imaginaron las dimensiones de las borracheras de mi madre, era un secreto que se escondía bajo un sepulcro blanqueado.

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El sepulcro blanqueado.

Nació en Oaxaca, el 13 de Diciembre de 1918, en un poblado cercano a Guelatao, de origen humilde, fue casada tres veces y por no ser fértil fue repudiada, solamente estudio Primaria, y como varias personas más de su pueblo, tales como su hermana y hermano vino a la Ciudad de México buscando ganarse la vida, trabajo como sirvienta en varias casas antes de trabajar para mis abuelos maternos, en la colonia Hipódromo Condesa a pocos metros de la Calle de Ámsterdam, que en las épocas del Porfiriato fungiera como pista del Hipódromo.

Por aquellos años mis padres contrajeron matrimonio, y al irse a vivir en el hogar conyugal ella paso a su servicio, su nombre era Angelina y seria hasta 37 anos después que dejaría de trabajar y vivir en la casa de mis padres.

Mis padres tuvieron cuatro hijos, dos hombres y dos mujeres, y ella seria nana de los cuatro y del primer hijo de mi hermano. Huelga decir que su amor y devoción hacia nosotros era a toda prueba, ella ha sido la persona que más me ha querido. No puedo afirmar con seguridad que en caso de mis hermanos sea igual, pero sospecho que así fue.

Mi madre es alcohólica, hoy día no activa, pero durante muchos años todos sufrimos su enfermedad/locura, nuestra nana fue el refugio que Dios nos mando.

-“No es que sea mala, le gana la locura” – nos decía constantemente, ya que las borracheras de mi madre eran largas, de semanas, y frecuentes.

Mi padre, quien siempre ha sido tibio (por no ofender con otros epítetos que lo describirían mejor) se encerraba en un mutismo casi místico y soportaba golpes, gritos e insultos de ella, pero no hacía nada mas, toda su preocupación se centraba en que el resto del mundo no se enterara que no éramos “la familia perfecta”.

Hoy día uno de mis primos me comenta que nunca se imaginaron las dimensiones de las borracheras de mi madre, era un secreto que se escondía bajo un sepulcro blanqueado.

A algunos de mis amigos les toco presenciar y a uno de ellos ser agredido vía un cenicero de cristal cortado (y lo digo no por el lujo del proyectil, sino por el peso y contundencia), afortunadamente en esos estados no le atinaba ni a un burro amarrado.

Durante estas borracheras extraviaba joyas, que la servidumbre recogía y depositaba en una caja en su tocador, y menciono esto por lo que sucedería años mas tarde.

La servidumbre se componía de dos recamareras, una cocinera, dos sirvientas de limpieza, un mozo “mil usos”, dos veladores, un chofer y dos jardineros, todos fueron agredidos verbal y/o físicamente por mi madre, la necesidad hizo que permanecieran con mis padres, pero en cuanto pudieron emigraron.

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Pasamos más de 18 anos así, un cuento de Cortázar, “El Bestiario”, tiene una historia en la que en una mansión deambula un tigre, no lo pueden atrapar ni matar, recorre las habitaciones sin rumbo fijo, los habitantes no se van, algo misterioso los ata a la mansión, y están acostumbrados a huir de este tigre, algunos de los habitantes sucumben, ahí termina el cuento.

Pues nosotros teníamos nuestro “Tigre”, debido a la rotación de personal, sobre todo en las sirvientas de limpieza (que supongo se hartaban de trapear los vómitos del “Tigre”) en algún momento una de ellas se robo una vajilla de plata, y como estaba envuelta en periódico envolvió una de plástico para que no se notara su ausencia, en algún evento social se descubrió que una de las vajillas faltaba. El ‘Tigre” enfureció y culpo a nuestra nana

-“si cuando usted estaba tirada no le robe sus joyas, porque iba a robarle esos platos?”- le dijo enojada mi nana

-“Tu me robaste el cariño de mis hijos”

Yo diría que ella lo perdió, y dos de nosotros tenemos anos de no relacionarnos para nada con el ‘Tigre”…

Y llamaron a la policía, mi madre contrato unos Judiciales e interrogaron a mi nana, solo para darse cuenta que no había sido ella.

Y yo donde andaba? Hacía ya algunos años que había dejado de ser habitante de ‘Tigrilandia” y me entere después, mientras mi nana fue despedida sin darle nada por sus 37 años de servicio, mi hermano, quien era el único en posibilidades de ayudarla hizo como que la Virgen de Guadalupe le hablaba (y en Ingles), y mi nana acudió a mí, y desde ese momento al fin de sus días vivió conmigo.

Ah! Demando al ‘Tigre” y le gano la demanda, no era mucho dinero, pero la victoria moral fue importante.

-“Yo a todos los cuide igual, tus hermanas no saben hacer nada, ellas no podían buscarme por miedo a tu mama (”Tigre”), pero tu hermano si…”- ese fue todo su comentario poco antes de morir.

Y escribo todo esto en memoria de Angelina, sus hijos Mauricio, Bertha, Claudia y Jorge García Carregha la recordaremos siempre.