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«EL SERVICIO CÁNTABRO DE SALUD LES HA PERDIDO EL RESPETO A LOS TRABAJADORES» La última movilización que han convocado ha sido en protesta por el impago de la productividad variable... Sí, la última de una legislatura que termina y que nosotros consideramos confusa y difícil. Comenzamos consiguiendo buenos acuerdos sindicales, sobre todo al principio, cuando tomó posesión el equipo... ...directivo. El primero fue el de la carrera pro- fesional para el personal sanitario, en 2007, y a raíz de aquello llegó el establecimiento del segundo grado de desarrollo profesional para el personal no sanitario. Conseguimos un acuerdo extraordinario que fue traspasar todos los derechos del estatuto básico del em- pleado público a todo el personal de plantilla y eventual, lo que fue un gran logro. Y se han ido desarrollando otros buenos acuerdos an- teriores, como la consolidación de las plan- tillas de Atención Primaria… Pero, a mitad de legislatura, en 2008 y sobre todo en 2009, empezaron los conflictos importantes con el Servicio Cántabro de Salud (SCS), de dos ti- pos: los estrictamente laborales, sobre condi- ciones de trabajo, y las discrepancias sobre lo que nosotros entendemos que debe ser la sa- nidad pública de Cantabria. Creemos que se están tomando medidas que van a modificar sustancialmente las condiciones de trabajo de muchos profesionales y también el acceso de los ciudadanos al sistema sanitario. Que no se nos pague la productividad ha sido la guinda, con el argumento de que el cumplimiento de los objetivos asistenciales era muy pobre. Se- gún la empresa, en Valdecilla habíamos cum- plido el 29% de los objetivos y en el Hospital de Laredo el 17%. Los objetivos los marca, los evalúa y los publicita la propia empresa, así que es juez y parte, y nosotros no nos lo cree- mos. Todo el mundo sabe que en Valdecilla no hay ni una cama libre, que los quirófanos y consultas están al cien por cien en los hora- rios ordinarios, que en Urgencias se acumu- lan los pacientes esperando una cama y que la Residencia Cantabria está al cien por cien de ocupación. Y todo eso lo hace el personal sanitario. Y con su argumento definitivo de que no tienen dinero, nos han eliminado la paga por objetivos a la que tenemos derecho. Así que, si hacemos balance de la legislatura, lo que nos dieron por un lado nos lo han qui- tado por otro. Es cierto que la legislatura está siendo com- plicada en parte por la crisis. En sanidad este año ha habido una rebaja del 10% del presu- puesto, que llega después de otra anterior de otro 10% y de otra anterior de un 6%, o sea, que en tres ejercicios el presupuesto sanita- rio de Cantabria se va a recortar casi un 30%. Y gran parte de ese recorte se ha dado a la masa salarial de los profesionales, que somos casi 8.500 trabajadores, incluido el personal eventual. Dentro del plan nacional de ajuste de los empleados públicos se nos ha aplica- do la rebaja del 5% y hemos perdido dere- cho sociales como el plan de pensiones o las ayudas de estudio. Y también nos afecta el problema de las sustituciones, sobre todo en Atención Primaria, donde se ha implantado la autocobertura durante las vacaciones o las bajas, sobrecargando a los profesionales y sin ningún tipo de compensación. Por otra parte, a la gente que ha cobrado el desarrollo pro- fesional le han subido el porcentaje que le re- tienen de Hacienda, la mejora retributiva se la queda el fisco casi completa. Al final, entre una cosa y otra, cuesta mucho mejorar el neto que recibes cada mes. Nuestras discrepancias con el SCS han sido muy virulentas en relación con las medidas que han afectado a las condiciones de traba- jo. La huelga por el desarrollo profesional fue muy dura, pero al final conseguimos el obje- tivo, que era el establecimiento de la carrera profesional para todos los trabajadores de la sanidad pública. Al personal sanitario le cues- ta mucho movilizarse y el seguimiento de la huelga no fue mayoritario, pero sí se concen- tró en puntos asistenciales estratégicos, como el laboratorio del Hospital de Laredo, los ce- ladores del bloque quirúrgico de Valdecilla y las auxiliares de consultas de Sierrallana, donde hubo problemas asistenciales. La em- presa accedió a negociar y la negociación fue complicada, porque al final se acaba hablan- do de dinero... Hasta ahora, UGT ha participado en todas las negociaciones, algunas de ellas muy impor- tantes para el día a día de todos los trabajado- res sanitarios. Ahora estamos a punto de cerrar con la Administración el nuevo acuerdo sobre contrataciones del SCS, con el que llevamos más de un año, en el que hemos luchado para mantener los criterios de siempre, porque el SCS tenía la intención de cambiar los criterios de la contratación, el sistema de acceso a listas y el sistema de descontratación de los trabaja- dores más antiguos, que es una forma encu- bierta de despido. Los trabajadores antiguos son los más indefensos, llevan muchos años como interinos y no se les ha sacado la plaza, ahora no se les puede poner en la calle, por- que son los que tienen más experiencia, por eso hemos sido muy beligerantes con la idea de modificar los criterios de contratación. Se- ría una medida totalmente desacertada, pero creemos que encaja con otras medidas de ese estilo que se están tomando en al organiza- ción, que lo que persigue es dejar de pagar la antigüedad, una medida economicista cuyo coste-beneficio perjudica claramente al SCS y a los pacientes. En UGT estamos convencidos de que la Con- sejería y el SCS han perdido el respeto a los trabajadores, a día de hoy tienen una visión de nosotros que hasta nos criminaliza. La Ad- ministración se siente extremadamente de- fraudada de sus profesionales, nos han dicho, porque entienden que no hacemos lo que de- beríamos, cuando los trabajadores somos los que sostenemos el día a día de la asistencia, los que pasan consulta, los que operan y son responsables de las operaciones, los que em- pujan las camillas, los que limpian las habita- ciones y los que reconfortan al enfermo. No es lógico que la Administración no nos reco- nozca ese mérito, que lo dan por amortizado, y se centren en una excelencia de salón y de despacho. El problema de nuestros dirigentes, que son un ejército, es que bajan muy poco a la arena, están más a las nuevas ideas de ges- tión. Los trabajadores somos molestos para ellos porque en el desarrollo de nuestras fun- ciones generamos gastos. Hablamos idiomas distintos, ellos lo llaman la cultura de la exce- lencia y en el fondo no es más que la cultura del ahorro a toda costa. Somos defensores de la sanidad pública porque creemos que es un derecho ganado por muchas generaciones de españoles y una garantía de salud, con todas sus dificultades e insuficiencias y sabiendo que el control del gasto es crucial en sanidad, pero en los grandes números, no en el trabajo cotidiano de los profesionales. Uno de los problemas que tenemos las or- ganizaciones sindicales que negociamos en la mesa sectorial, los cuatro que tenemos al menos un 10 % de representatividad, es que el resto, que quedan fuera de la negociación, ELDIARIODECANTABRIA.COM DEL DOMINGO AL SÁBADO DE FEBRERO DE 2011

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«EL SERVICIO CÁNTABRO DE SALUD LES HA PERDIDO EL RESPETO A LOS TRABAJADORES»

La última movilización que han convocado ha sido en protesta por el

impago de la productividad variable... Sí, la última de una legislatura que

termina y que nosotros consideramos confusa y difícil. Comenzamos consiguiendo buenos acuerdos

sindicales, sobre todo al principio, cuando tomó posesión el equipo...

...directivo. El primero fue el de la carrera pro-fesional para el personal sanitario, en 2007, y a raíz de aquello llegó el establecimiento del segundo grado de desarrollo profesional para el personal no sanitario. Conseguimos un acuerdo extraordinario que fue traspasar todos los derechos del estatuto básico del em-pleado público a todo el personal de plantilla y eventual, lo que fue un gran logro. Y se han ido desarrollando otros buenos acuerdos an-teriores, como la consolidación de las plan-tillas de Atención Primaria… Pero, a mitad de legislatura, en 2008 y sobre todo en 2009, empezaron los conflictos importantes con el Servicio Cántabro de Salud (SCS), de dos ti-pos: los estrictamente laborales, sobre condi-ciones de trabajo, y las discrepancias sobre lo que nosotros entendemos que debe ser la sa-nidad pública de Cantabria. Creemos que se están tomando medidas que van a modificar sustancialmente las condiciones de trabajo de muchos profesionales y también el acceso de los ciudadanos al sistema sanitario. Que no se nos pague la productividad ha sido la guinda, con el argumento de que el cumplimiento de los objetivos asistenciales era muy pobre. Se-gún la empresa, en Valdecilla habíamos cum-plido el 29% de los objetivos y en el Hospital de Laredo el 17%. Los objetivos los marca, los evalúa y los publicita la propia empresa, así que es juez y parte, y nosotros no nos lo cree-mos. Todo el mundo sabe que en Valdecilla no hay ni una cama libre, que los quirófanos y consultas están al cien por cien en los hora-rios ordinarios, que en Urgencias se acumu-lan los pacientes esperando una cama y que la Residencia Cantabria está al cien por cien de ocupación. Y todo eso lo hace el personal sanitario. Y con su argumento definitivo de que no tienen dinero, nos han eliminado la paga por objetivos a la que tenemos derecho. Así que, si hacemos balance de la legislatura, lo que nos dieron por un lado nos lo han qui-tado por otro.

Es cierto que la legislatura está siendo com-plicada en parte por la crisis. En sanidad este año ha habido una rebaja del 10% del presu-puesto, que llega después de otra anterior de otro 10% y de otra anterior de un 6%, o sea, que en tres ejercicios el presupuesto sanita-rio de Cantabria se va a recortar casi un 30%. Y gran parte de ese recorte se ha dado a la masa salarial de los profesionales, que somos casi 8.500 trabajadores, incluido el personal eventual. Dentro del plan nacional de ajuste de los empleados públicos se nos ha aplica-do la rebaja del 5% y hemos perdido dere-cho sociales como el plan de pensiones o las ayudas de estudio. Y también nos afecta el problema de las sustituciones, sobre todo en Atención Primaria, donde se ha implantado

la autocobertura durante las vacaciones o las bajas, sobrecargando a los profesionales y sin ningún tipo de compensación. Por otra parte, a la gente que ha cobrado el desarrollo pro-fesional le han subido el porcentaje que le re-tienen de Hacienda, la mejora retributiva se la queda el fisco casi completa. Al final, entre una cosa y otra, cuesta mucho mejorar el neto que recibes cada mes.

Nuestras discrepancias con el SCS han sido muy virulentas en relación con las medidas que han afectado a las condiciones de traba-jo. La huelga por el desarrollo profesional fue muy dura, pero al final conseguimos el obje-tivo, que era el establecimiento de la carrera

profesional para todos los trabajadores de la sanidad pública. Al personal sanitario le cues-ta mucho movilizarse y el seguimiento de la huelga no fue mayoritario, pero sí se concen-tró en puntos asistenciales estratégicos, como el laboratorio del Hospital de Laredo, los ce-ladores del bloque quirúrgico de Valdecilla y las auxiliares de consultas de Sierrallana, donde hubo problemas asistenciales. La em-presa accedió a negociar y la negociación fue complicada, porque al final se acaba hablan-do de dinero...

Hasta ahora, UGT ha participado en todas las negociaciones, algunas de ellas muy impor-tantes para el día a día de todos los trabajado-res sanitarios. Ahora estamos a punto de cerrar

con la Administración el nuevo acuerdo sobre contrataciones del SCS, con el que llevamos más de un año, en el que hemos luchado para mantener los criterios de siempre, porque el SCS tenía la intención de cambiar los criterios de la contratación, el sistema de acceso a listas y el sistema de descontratación de los trabaja-dores más antiguos, que es una forma encu-bierta de despido. Los trabajadores antiguos son los más indefensos, llevan muchos años como interinos y no se les ha sacado la plaza, ahora no se les puede poner en la calle, por-que son los que tienen más experiencia, por eso hemos sido muy beligerantes con la idea de modificar los criterios de contratación. Se-ría una medida totalmente desacertada, pero creemos que encaja con otras medidas de ese estilo que se están tomando en al organiza-ción, que lo que persigue es dejar de pagar la antigüedad, una medida economicista cuyo coste-beneficio perjudica claramente al SCS y a los pacientes.

En UGT estamos convencidos de que la Con-sejería y el SCS han perdido el respeto a los trabajadores, a día de hoy tienen una visión de nosotros que hasta nos criminaliza. La Ad-ministración se siente extremadamente de-fraudada de sus profesionales, nos han dicho, porque entienden que no hacemos lo que de-beríamos, cuando los trabajadores somos los que sostenemos el día a día de la asistencia, los que pasan consulta, los que operan y son responsables de las operaciones, los que em-pujan las camillas, los que limpian las habita-ciones y los que reconfortan al enfermo. No es lógico que la Administración no nos reco-nozca ese mérito, que lo dan por amortizado, y se centren en una excelencia de salón y de despacho. El problema de nuestros dirigentes, que son un ejército, es que bajan muy poco a la arena, están más a las nuevas ideas de ges-tión. Los trabajadores somos molestos para ellos porque en el desarrollo de nuestras fun-ciones generamos gastos. Hablamos idiomas distintos, ellos lo llaman la cultura de la exce-lencia y en el fondo no es más que la cultura del ahorro a toda costa. Somos defensores de la sanidad pública porque creemos que es un derecho ganado por muchas generaciones de españoles y una garantía de salud, con todas sus dificultades e insuficiencias y sabiendo que el control del gasto es crucial en sanidad, pero en los grandes números, no en el trabajo cotidiano de los profesionales.

Uno de los problemas que tenemos las or-ganizaciones sindicales que negociamos en la mesa sectorial, los cuatro que tenemos al menos un 10 % de representatividad, es que el resto, que quedan fuera de la negociación,

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desarrollan una acción sindical y una política que es la crítica permanente y descarnada en relación con cualquier acuerdo que alcance-mos con el SCS, sea malo, bueno o regular, y eso distorsiona mucho el buen clima laboral en todo el SCS. El desarrollo profesional fue un éxito se mire por donde se mire y también en comparación con otros empleados públi-cos y con los sanitarios de otras comunidades, y este grupo de sindicatos sigue insistiendo en la idea de que es mucho menos de lo que nos correspondía, un mensaje nada realista y muy insolidario que favorece una imagen del trabajador sanitario distorsionada, al que parece que por mucho que le des nunca va a estar satisfecho.

Llama la atención que una obra que tendría que haber acabado en 2007 y que se presu-puestó en 300 millones de euros, cuatro años después no solo no esté terminada sino que no se sabe cuándo va a terminar, y que ten-ga un desfase reconocido de 141 millones de euros, la mitad del presupuesto inicial -a este ritmo no sabemos cuál va a ser la desviación al final-, y que nadie pida responsabilidades a los gestores, y, sin embargo, tenemos que estar oyendo permanentemente que médi-cos y enfermeras somos unos manirrotos y soportar que hasta se nos mire como a unos delincuentes.

El conflicto laboral comenzó porque el nue-vo gerente intentó reorganizar el trabajo ex-traordinario de tarde. Los médicos decidieron ir a la huelga y si UGT decidió no participar fue porque en principio apoyábamos los tur-nos de tarde que se pensaban implantar como medida para mejorar el rendimiento y redu-cir las listas de espera, si bien hay que hacer-lo con las plantillas dimensionadas y en unas buenas condiciones laborales. El colectivo médico se radicalizó porque lo vio como una agresión a la profesión. Nosotros entendemos que debe haber una jornada de tarde, porque los quirófanos solo se utilizan por la mañana y eso hace que aumenten las listas de espera de las especialidades clásicas, y creemos que es indecente tener un TAC parado desde las 3 de la tarde cuando las listas de espera son enormes, pero entendemos que hay que res-petar los derechos de los trabajadores. Han pasado cinco meses desde la declaración del conflicto y ahora, además del malestar del personal médico, hemos decidido exigir una solución porque creemos que la situación está provocando un deterioro de la asistencia sa-nitaria de la zona: la actividad del hospital ha caído entre 2009 y 2010 en 2.000 consultas externas, 722 intervenciones quirúrgicas y 422 operaciones de cirugía mayor ambulato-ria. En 2010 las listas de espera crecieron en 637 pacientes, de los cuales la mitad tienen que esperar de 6 a 12 meses. El área de salud está en crisis sanitaria y los pacientes que vi-ven en esa zona tienen una malísima accesi-bilidad al sistema sanitario. Por si fuera poco, la Administración ha roto el convenio con el servicio vasco de salud para la atención a los ciudadanos de Castro y en esta localidad se han suprimido los servicios de urgencias de 24 horas. Cuando el SCS admita que existe un problema, dirá que la solución es externa-lizar pacientes, a lo público de Valdecilla y a

lo privado de donde sea. Parece que fuera la Administración la que genera los problemas para conseguir sus fines.

El problema de Castro Urdiales es que tie-ne cesados 35.000 habitantes, pero pero en la práctica viven 50.000. Cuando se trata de resol-ver el problema, se hace, con 25 años de retra-so, el segundo centro de salud, pero se sigue desechando a la población no empadronada. El segundo error es mandar al nuevo centro a la mitad de los médicos, cuando la realidad es que el centro está a seis kilómetros y la gente sigue yendo al de toda la vida. Eso se suma al final del convenio con el Osakidetza y la supresión del equipo de urgencias de 24

horas, que ahora tienen que asumir los médi-cos de familia del centro. Lo de Castro es un ejemplo de gestión sanitaria sobre el papel, y las consecuencias las pagan el ciudadano y el profesional. Hay dos formas de ver la asisten-cia sanitaria: la gestión sobre el papel, la reali-dad virtual del gestor que está loco por hacer currículum para demostrar lo que reduce el gasto, y la realidad del médico en su consulta o en el quirófano.

La estructura de las gerencias se ha modi-ficado con ánimo de ahorrar. Lo han llamado experiencia piloto, con una idea que sobre el papel es perfecta: que el médico especialista asesore al médico de familia en su consulta.

Nadie pone en duda que es una idea extraordi-naria, pero no a costa de desatender su trabajo en el hospital y que no se le sustituya. Así, en la práctica, lo que sucede es que las listas de espera acaban pagando el pato. Nos preocu-pa que esta experiencia acabe en una desca-pitalización del propio Hospital de Laredo y en rebajar su actividad. Empezamos a sospe-char que, como se está haciendo un Hospital Valdecilla imponente para una población de poco más de medio millón de habitantes, la in-tención es externalizar la atención que se da en Laredo. Por otra parte, el hipotético ahorro en la gestión al reducir el número de directi-vos se traduce en que se crean más subdirec-ciones, directivos de menor nivel pero con si-milares sueldos.

La ley se ha aprobado en el Parlamento a toda pastilla y se ha dicho que iba con apoyo sindical, pero lo cierto es que ha salido igual que entró. Las organizaciones sindicales he-mos hecho más de 150 alegaciones, casi todas en la misma dirección, de que fuera más par-ticipativa y que las decisiones trascendentes pasaran por las mesas de negociación o fueran consensuadas. Depende de cómo se aplique, pero la ley suprime foros de participación y presencia sindical y de las asociaciones, per-mitirá otras formas de contratación y de ges-tión de servicios médicos y quirúrgicos y la autogestión con riesgo de los centros de sa-lud, otro proyecto piloto que parece que aún no está maduro. No nos gusta la vía por don-de nos quieren llevar en el futuro, porque es la vía del recorte y la privatización, tanto en Primaria como en Especializada, y estamos convencidos de que se va a traducir en peo-res condiciones laborales para los trabajado-res de la sanidad pública de Cantabria. Para que esto funcione, es primordial que el traba-jador esté motivado y las condiciones actuales no son para eso, los profesionales se sienten maltratados. En este sentido, resulta curioso que todos los cargos directivos, de la Conseje-ría de Sanidad, del SCS, de Valdecilla..., sean médicos, lo que invalida en este caso aquello de que «perro no muerde perro».

En UGT ya no creemos a esta Administra-ción. Estamos de acuerdo con ellos en que la gestión y al asistencia debe ser eficaz y eficien-te, eso es de sentido común, pero no compar-timos la forma en que quieren hacerlo, que es la externalización. Hay un porcentaje im-portante de intervenciones quirúrgicas que se están llevando fuera de la comunidad, en el Hospital de Laredo se están desmontando servicios médicos, en concreto el de Oftalmo-logía, porque, según dicen, el concierto con la Clínica Cotero les sale más barato, así de claro. Entendemos que esa forma de gestión es des-capitalizar lo público, el sistema tiene que ser eficaz y eficiente con los medios y los recursos públicos y eso pasa por organizar bien los ser-vicios médicos y quirúrgicos en los hospitales y en Atención Primaria, con plantillas bien di-mensionadas y jornadas de mañana y tarde. Lo que no es eficaz es cerrar los quirófanos a las tres de la tarde, pero no se puede obligar a trabajar por la tarde a los mismos que cubren el turno de mañana, y para eso tendrán que vencer las resistencias de una parte del colec-tivo médico al que acostumbraron a cobrar extraordinario por hacer esa labor.