El Siglo de Torreón - OPINIÓN Sergio Sarmiento …...héroes. Todos los países del mundo los han...

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Envueltos en la bandera los Niños Héroes se cubrieron de gloria en una jor- nada inolvidable para la patria. A la fecha sus nom- bres siguen siendo nombrados en los pases de lista del Heroico Colegio Militar. Son uno de los elementos más importantes del nacionalismo mexicano. El proceso de forja de un estado nacional necesita héroes. Todos los países del mundo los han buscado o creado. Este es el caso de los Niños Héroes. En el peor momento de la historia nacional, cuando los errores de los gobernantes permitieron o provocaron la invasión estadounidense y la pérdida de la mitad del territorio, el gobierno necesitaba alguna forma de convertir en victoria la peor derrota. Y qué mejor manera que vol- ver héroes nacionales a seis jóvenes fallecidos en una batalla que no tenía ningún propósito porque México estaba desde tiempo atrás vencido por los invasores estadounidenses. La mayoría de los cadetes del Colegio Militar fue- ron desalojados antes de la batalla de Chapultepec. El castillo en la cima, construido por el virrey Bernardo de Gálvez, era sede del colegio y se convirtió en cuartel general en la defensa del cerro. Cuarenta y seis cade- tes decidieron quedarse o estaban castigados y no se les permitió salir. Fueron reforzados por algunos gra- duados que no tenían todavía asignación en el ejército. Este fue el caso de los tenientes Juan de la Barrera, de 19 años de edad, y Agustín Melgar, de 17. De los seis fallecidos en la batalla, dos era realmen- te niños. Francisco Márquez tenía 12 años y Vicente Suárez 14. Sus comandantes habrían sido juzgados hoy por utilizar a niños como soldados en una batalla. Los otros dos cadetes eran simplemente jóvenes: Fernan- do Montes de Oca tenía 18 años y Juan Escutia 20. Los tenientes De la Barrera y Melgar eran, a pesar de su juventud, ya soldados formales. No hay indicación de que Escutia se haya lanzado de lo alto del castillo a su muerte envuelto en una ban- dera. La historia surgió décadas después sin que haya un solo documento o testimonio que sugiera la veraci- dad del hecho. Los rostros de los cadetes y tenientes fallecidos tampoco tienen nada que ver con la realidad. Esos ros- tros fueron imaginados posteriormente por artistas contratados para crear el mito. No conocemos real- mente la apariencia de los fallecidos. No había a media- dos del siglo XIX un sistema de registro de estudiantes con fotografía. Tampoco tenemos certeza de que los restos de los seis cuerpos que yacen en el llamado Altar de la Patria sean realmente de los cuatro cadetes y dos tenientes. Estos restos fueron hallados en una fosa común en Chapultepec en 1947 y en el fervor de realzar el mito se les consideró oficialmente como pertenecientes a los fallecidos en la batalla de Chapultepec. Nunca se hicieron, sin embargo, estudios forenses para deter- minar su verdadera identidad, quizá por temor a que no resultaran los cuerpos de seis jóvenes fallecidos un siglo atrás. Toda nación necesita mitos. México no es una ex- cepción. El de los Niños Héroes es uno de los más importantes para el gobierno porque busca generar una pasión nacionalista en los niños del país que pre- suntamente se identifican con los fallecidos en la ba- talla de Chapultepec. Pero los mitos siempre serán más sensatos cuando se basen en la historia y no en la simple ficción. Los rostros de los cadetes y tenientes fallecidos tampoco tienen nada que ver con la realidad. Esos rostros fueron imaginados posteriormente por artistas contratados para crear el mito Sergio Sarmiento / / / / Twitter: @SergioSarmiento JAQUE MATE 4 SIGLO NUEVO OPINIÓN

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Envueltosen la bandera

los Niños Héroes se cubrieron de gloria en una jor-nada inolvidable para la patria. A la fecha sus nom-bres siguen siendo nombrados en los pases de lista

del Heroico Colegio Militar. Son uno de los elementos más importantes del nacionalismo mexicano.

El proceso de forja de un estado nacional necesita héroes. Todos los países del mundo los han buscado o creado. Este es el caso de los Niños Héroes. En el peor momento de la historia nacional, cuando los errores de los gobernantes permitieron o provocaron la invasión estadounidense y la pérdida de la mitad del territorio, el gobierno necesitaba alguna forma de convertir en victoria la peor derrota. Y qué mejor manera que vol-ver héroes nacionales a seis jóvenes fallecidos en una batalla que no tenía ningún propósito porque México estaba desde tiempo atrás vencido por los invasores estadounidenses.

La mayoría de los cadetes del Colegio Militar fue-ron desalojados antes de la batalla de Chapultepec. El castillo en la cima, construido por el virrey Bernardo de Gálvez, era sede del colegio y se convirtió en cuartel general en la defensa del cerro. Cuarenta y seis cade-tes decidieron quedarse o estaban castigados y no se les permitió salir. Fueron reforzados por algunos gra-duados que no tenían todavía asignación en el ejército. Este fue el caso de los tenientes Juan de la Barrera, de 19 años de edad, y Agustín Melgar, de 17.

De los seis fallecidos en la batalla, dos era realmen-te niños. Francisco Márquez tenía 12 años y Vicente Suárez 14. Sus comandantes habrían sido juzgados hoy por utilizar a niños como soldados en una batalla. Los otros dos cadetes eran simplemente jóvenes: Fernan-do Montes de Oca tenía 18 años y Juan Escutia 20. Los

tenientes De la Barrera y Melgar eran, a pesar de su juventud, ya soldados formales.

No hay indicación de que Escutia se haya lanzado de lo alto del castillo a su muerte envuelto en una ban-dera. La historia surgió décadas después sin que haya un solo documento o testimonio que sugiera la veraci-dad del hecho.

Los rostros de los cadetes y tenientes fallecidos tampoco tienen nada que ver con la realidad. Esos ros-tros fueron imaginados posteriormente por artistas contratados para crear el mito. No conocemos real-mente la apariencia de los fallecidos. No había a media-dos del siglo XIX un sistema de registro de estudiantes con fotografía.

Tampoco tenemos certeza de que los restos de los seis cuerpos que yacen en el llamado Altar de la Patria sean realmente de los cuatro cadetes y dos tenientes. Estos restos fueron hallados en una fosa común en Chapultepec en 1947 y en el fervor de realzar el mito se les consideró ofi cialmente como pertenecientes a los fallecidos en la batalla de Chapultepec. Nunca se hicieron, sin embargo, estudios forenses para deter-minar su verdadera identidad, quizá por temor a que no resultaran los cuerpos de seis jóvenes fallecidos un siglo atrás.

Toda nación necesita mitos. México no es una ex-cepción. El de los Niños Héroes es uno de los más importantes para el gobierno porque busca generar una pasión nacionalista en los niños del país que pre-suntamente se identifi can con los fallecidos en la ba-talla de Chapultepec. Pero los mitos siempre serán más sensatos cuando se basen en la historia y no en la simple fi cción.

Los rostros de los cadetes y tenientes fallecidos tampoco tienen nada que ver con la realidad. Esos rostros fueron imaginados posteriormente por artistas contratados para crear el mito

Sergio Sarmiento ///// / / Twitter:@SergioSarmiento

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