El Tablón

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El Tablón El mundo de los sábados en una revista Tienen Banca La vinculación políca – ascenso Si úlmamente es común hablar de fútbol y políca en una misma charla, esto se acentúa a la hora de referirse al ascenso argenno. Kirchneristas u opositores, todos terminan encontrando un club en el que insertarse. Clubes hundidos Por qué pasaron de ganar campeonatos en Primera a estar sumergidos en profundas crisis. Cachín Blanco: “El Argenno A ene un nivel superior al de la Primera B” La mirada desde abajo: seis meses después de la vuelta de River a Primera, las consecuencias de su paso por la B empujan a que los clubes deseen volver a tener un gran- de en la categoría. UAI URQUIZA el fenómeno de la C

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El mundo de los sábados en una revista.

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El Tablón El mundo de los sábados en una revista

Tienen BancaLa vinculación política – ascenso

Si últimamente es común hablar de fútbol y política en una misma charla, esto se acentúa a la hora de referirse al ascenso argentino. Kirchneristas u opositores, todos terminan encontrando un club en el que insertarse.

Clubes hundidosPor qué pasaron de ganar campeonatos en Primera a estar sumergidos en profundas crisis.

Cachín Blanco: “El Argentino A tiene un nivel superior al de la Primera B”

La mirada desde abajo: seis meses después de la

vuelta de River a Primera, las consecuencias de su paso por la B empujan a que los clubes deseen volver a tener un gran-

de en la categoría.

UAI URQUIZAel fenómeno

de la C

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4. Midland y un récord sudamericano

6. El día que Bochini jugó en el ascenso

7. La historia de Adrián, el cocacolero que está en

todas las canchas

8. Fútbol y política: dos palabras que se vinculan

fuertemente en el Ascenso

12. Daniel “Trapito” Vega: la carrera de un

romperredes

14. UAI Urquiza: el proyecto del club que se

fusionó con una Universidad

16. Hombres de Ascenso: la voz de Oscar

“Cachín” Blanco

20. River y la B: consecuencias del paso de un grande

por la Segunda División del fútbol argentino

26. En el fondo: clubes que estuvieron en lo alto

y se terminaron sumiendo en profundas crisis

30. La vuelta de Mandiyú al fútbol argentino.

32. Desde adentro: un partido con la voz del estadio

de Huracán.

Con olorcito a madera, ese que te gusta

Vos sos de esos que disfrutan de llegar el sábado bien temprano a la can-cha para saludarte con todos aunque te los cruces durante la semana en el barrio. Gozás comiéndote un choripán de dudosa procedencia - vamos, vos también sabés que ese chorizo tiene gusto raro- y te regocijás viendo fútbol en campos de juego que con suerte tienen pasto – y por favor que no llueva.

Pero lo que más te gusta es subir esa pequeña tribuna – no más de 10 metros de altura – lentamente, escuchando el estruendo que provoca todo el peso de tu cuerpo sobre cada tabla que parece resistirlo todo. Y a medida que vas escalando, tu mirada se entretiene observando a través de los es-pacios que hay entre tabla y tabla. Son huecos que te dejan ver mucho más que los rígidos bloques de cemento que hacen de escalones en los estadios de Primera División. Y para completar esa especie de orgasmo multisenso-rial, tu nariz te recuerda que no hay nada huele mejor que la madera vieja y gastada, esa que hace décadas está en el mismo lugar soportando las triste-zas y alegrías de los hinchas de tu equipo.

Añorás el tablón. Sabés que es peligroso y antiguo, pero significa mucho para vos, que sos un bicho del ascenso. Y si pensabas que eras el único que sentía eso, estabas equivocado.

Nosotros también preferimos los tablones. Sus huecos te permiten ver más allá de la pelota. En el ascenso, la pelota cumple un papel importante pero muchas veces no dejar ver a otros grandes protagonistas. Pero enton-ces, entre los tablones descubrís que el fútbol y la política tienen muchas más conexiones de las que creías. Los tablones te enseñan que los pasos en falso pueden ser caídas y te encontrás con las historias de clubes que supieron ser protagonistas del fútbol argentino y que hoy se encuentran hundidos. Y de repente ves que en el Nacional B los clubes van dejando atrás la madera porque un club llamado River les permitió recaudar suficiente dinero para preparar un estadio con vistas a la Primera. Y en el tablón te en-contrás al Coca Colero que va a todas las canchas. Y al viejo que te hablaba maravillas de un tal Bochini hasta que un día lo viste jugar con tus propios ojos. Y a los hinchas de Midland luciendo su récord sudamericano. Y al loco que recorrió todo el país filmando la pasión de locos como vos.

En El Tablón hay muchas historias por conocer. Y si sos de esos que aman los tablones, ésta revista está hecha para vos.

El staff

Staff

Redactores: Maximiliano Acosta

Silvio BoniJavier Capelli

Nicolás FranciulliLucas Taskar

Diseño:Leonardo Frino

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El trenque no paró en medio centenar de estaciones.Hay equipos que desde su nacimiento navegan en las últimas categorías del ascenso buscando dar el gran salto. Sin embargo, no siempre es necesario llegar a Primera para hacer historia. Sino consulte con hinchas de Midland por el récord sudamericano de partidos invictos. Por Lucas Taskar

Si se mencionan equipos que no perdieron por mucho tiempo, los nombres que surgen inmediatamente son Boca y Racing. Los “Xeneizes” tienen la mayor cantidad de partidos sin conocer la derrota (59), logrados entre 1924 y 1927, cuan-do el fútbol todavía no era profesional.

El segundo registro de encuentros sin caídas le perte-nece a los de Avellaneda que, también en el amateuris-mo, llegaron a 51 partidos invictos entre 1913 y 1916.

Ya en la era profesional, también son estos dos clubes los que se destacan. El Boca de Bianchi se fue 40 veces de la cancha sin ser vencido en-tre 1998 y 1999, mientras que el Racing de Juan José Pizzuti hizo lo propio en 1965 y 1966, cuan-do llegó a 39 cotejos en los que se llevó al menos un punto.

Lo que quizás pocos saben es que el récord de partidos invictos en el profesionalismo es bastante mayor y le pertenece a un humilde club que nunca a llegó a jugar en la B Na-cional y que en su palmarés apenas cuenta con tres campeonatos en la D y un ascenso a la C.

Se trata del Club Atlético Ferro-carril Midland, el “Funebrero”, que entre 1988 y 1989 se mantuvo invencible por 50 partidos, lo que lo ubica no sólo como el mayor invicto de Argentina en el profesionalismo, sino también en todo Sudamérica.

La historia comenzó cuando Carlos Ribeiro, campeón de la temporada 87/88 con Atlético Lugano, asumió la dirección técnica de Midland y se llevó a 10 jugadores de su ex club, en-

tre ellos al arquero Miguel Zahzu – el único que llegaría a jugar en Primera División, en Vélez -, a los volantes Luis Coronel y Luis Vega y al defensor Juan Pablo Cardozo, que luego serían piezas fundamentales en la gesta del gran hito.

El equipo se armó con un 4-3-2-1 y solía formar con Za-hzu, Moreno, Maidana, Cardozo, Ramirez; Beron, Vega, Coronel; Villa, Quintana y Pin. Apellidos comunes que sella-ron la página más importante de la historia del cuadro que pertenece al Partido de Merlo.

En el campeonato de Primera D 88/89, Ferrocarril Mi-dland fue una verdadera locomo-tora. Ningún rival pudo con él, ni siquiera un Deportivo Paraguayo que contaba con un joven Julio Cé-sar Dely Valdés (posteriormente elegido el mejor futbolista pana-meño del siglo XX) o un Deportivo Riestra comandado por el enton-ces prometedor delantero Die-go Díaz, actual periodista de TyC Sports.

El invicto funebrero sólo peligró en la fecha 27, cuando Sacachispas estuvo a escasos minutos de hacer-se con el título de verdugo. Lo ven-cía por 1 a 0 hasta que sobre el final

del partido lo empató Cardozo. “No nos llegaban, nos espe-raban en la mitad de la cancha, no nos venían a marcar. Pero nosotros no jugábamos al pelotazo; sabíamos que en algún momento iba a llegar el gol”, recuerda el defensor. “Y cuan-do no podíamos llegar, había gente que le pegaba muy bien de media distancia”, adhiere el volante Néstor Morinigo, que

“Al final se padecía más de lo que se disfrutaba”Marcelo Palacios. (Periodista e hincha de Midland)

Estuve muy cerca de aquel equipo porque, además de ser hin-cha, yo ya estaba haciendo periodismo. Cuando al equipo lo di-rigió Ricardo Della Vechia yo tenía dos o tres trabajos y recuerdo haber colaborado económicamente para pagar premios. Fue un equipo sensación, fantástico, que ganaba en todos lados. Fue el momento más maravilloso de la historia de Midland. Pero más allá de eso, la verdad que desde el partido 30 en adelante

fue más padecimiento que disfrute. Si empezaba perdiendo o veías que le tiraban centros ya empezabas a pensar: “uy, no será hoy...” Era una carga. Por eso el día que perdió contra Sarmiento fue una tristeza, pero también significó el final de esa especie de tortura que era pensar que un día se iba a terminar. De los juga-dores me acuerdo de Villa, del “Mago” Cardozo y del “Loco” Za-hzu, un tipo flaco de pelo largo muy llamativo, que usaba buzos extraños y además pantalones que no eran los cortos comunes sino tipo bermudas. Un personaje bárbaro. Ese grupo de juga-dores y ese momento de 50 partidos invictos tuvo mucho que ver con mi formación periodística, porque me mostraron que era un grupo muy humilde, donde todo costaba mucho.

“Para jugar contra ellos concen-tramos”Diego Díaz. (Periodista y ex futbolista. En 1988 jugaba en Deportivo Riestra.)

Ese equipo era arrasador. Yo jugaba en Riestra y en aquella D de hace más de 20 años no se concentraba ni nada de eso. Pero para ir a jugar contra ese Midland el club decidió concentrar. Nos llevaron el viernes a la noche a un hotel de la zona de Co-legiales y para nosotros era un mundo absolutamente nuevo: ir con el bolsito, concentrar, al otro día tomarse el micro para

la cancha… todo como si fuéramos profesionales. Jamás había-mos hecho eso, cada uno dormía en su casa, al otro día iba al club, comía un plato de fideos y nos íbamos a la cancha. Acá fue todo un proceso porque jugábamos contra ese Midland, para ver qué fuerza le podíamos hacer... 4 a 0 perdimos. ¡Nos dieron un baile! A los 15 minutos ya perdíamos 2 a 0. Todos los pre-parativos que habíamos hecho no habían servido para nada. Midland era un equipo que era muy superior, nos pasaron por encima. Todo equipo que lo enfrentaba tenía la fantasía de po-der frenarlo, pero la verdad es que era muy difícil.

“Teníamos la selección de la D. To-dos los jugadores eran los mejores en su puesto”Carlos Ribeiro. (Técnico de Midland en 38 de los 50 partidos invicto.)

Cuando dirigía a Atlético Lugano, en el primer semestre del año 88, fuimos a la cancha de Midland en una de las últimas fechas de esa temporada y empatamos. Los bancos estaban del lado de la gente de Midland, que no paraban de insultarme y me metía un palo por el alambrado. Me di vuelta y les dije: “us-tedes ahora me putean, pero van a ver que el próximo torneo me van a tener que aplaudir porque los voy a dirigir y los voy a sacar campeón”. Obvio que lo dije en joda porque ni había hablado con el presidente. Pero cuando terminó el partido fui-mos a los vestuarios, vino el presidente y me dijo que me quería para el torneo siguiente. Arreglé y les pedí a 10 jugadores que dirigía en Lugano que se vinieran a Midland, que ahí íbamos a

ser campeones de vuelta. Se vinieron todos e hicimos la mejor campaña que hice en mi vida.Jugaban de memoria los muchachos, no hacía falta decirles nada. De los titulares, siete habían venido conmigo de Lugano y los otros eran los mejores jugadores que había en Midland. A medida que íbamos ganando fácil, hacía siempre los tres cam-bios para que jugaran todos y no se aburrieran. Los que no ju-gaban un sábado jugaban el otro, los iba mezclando. Teníamos la selección de la D, todos eran los mejores en su puesto, no había con qué darle a ese equipo. Tres fechas antes de que terminara el torneo ya éramos cam-peones porque arrastrábamos una ventaja clara, y ahí sí empe-cé a buscar el invicto. Ni arriesgábamos, jugábamos más bien defensivo, de contragolpe. Queríamos ser el récord de Argenti-na y lo fuimos de Sudamérica. Y bueno, también tenía una cábala que era una campera de nylon para montaña que la usé tanto en invierno como en vera-no. En verano me ponía cubitos de hielo en los cuatro bolsillos porque me moría de calor, sino era imposible bancársela.

“No nos llegaban, nos esperaban en la mitad

de la cancha. Pero nosotros

no jugábamos al pelotazo. Sabíamos que en algún

momento iba a llegar el gol”.Juan Pablo Cardozo,

en referencia al partido en el que Sacachispas casi les quita el invicto.

Foto 1. Invencibles: la formación del equipo que hizo historia. Foto 2. Orgullosos: el estadio del “Funebrero” tiene un cartel que recuerda el histórico hito.

también llegó proveniente de Lugano pero tuvo escasa parti-cipación en Midland.

Los números del campeonato hablan por sí solos. Con 73 goles a favor y sólo 15 en contra, los de Libertad ganaron 28 partidos y empataron 10, lo que sumados a los últimos dos partidos de la temporada 87/88 acumulaba un invicto de 40 partidos. El goleador fue, con 20 tantos, Alfredo Villa, jugador del riñón del club.

La temporada 89/90 le presentaba a Midland un doble de-safío: jugaría por segunda vez en la historia en la Primera C, pero además lo haría sin Carlos Ribeiro, que tras convertirse en héroe decidió dejar la conducción del plantel y fue rempla-zado por Ricado Della Vechia.

Carlos Menem tomaba el bastón presidencial de manos

de Ricardo Alfonsín para tratar de cambiar la hiperinflación que había sumido a casi la mitad de los argentinos en la condición de pobreza. Mientras tanto, Midland nada que-ría saber de cambios y empezó la segunda incursión en la C de manera brillante. De los primeros diez partidos ganó siete y empató tres. El recién ascendido no dejaba de sor-prender al fútbol argentino: no sólo se afianzó rápidamen-te en la punta sino que seguía estirando su increíble racha.

Pero todo tiene un final. Y para Midland llegó el 9 de septiembre, cuando por la 10º fecha del torneo, Sarmiento de Junin lo venció por 1 a 0 y le recordó el sabor de la de-rrota, algo que no sucedía hacía exactamente un año, seis meses y 27 días.

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Genio y figura hasta la sepulturaRicardo Bochini se retiró del fútbol en 1991 pero una noche decidió volver a maravillar a la tribuna. Recaló en Barracas Bolívar que jugaba la definición de la Zona 57 del Argentino C.”Verlo jugar fue increíble ¡Es un grande!”, recordó Diego Arbe, quien compartió vestuario con el hombre del que tanto hablaba su padre. Por Maximiliano Acosta

Colectivo, tren y Coca ColaAdrián Varela tiene 17 años y es cocacolero desde los 13. Viaja toda la semana en tren y colectivo a las canchas más importantes del país. La historia conmovedora de un joven que, como muchos otros, tiene que ayudar en su familia a temprana edad.Por Javier Capelli

Caía la lluvia sobre el terreno como una bendición, como un agradecimiento de Dios hacia tanto despliegue mágico que tuvo el jugador que llenó la boca de gol a miles, dio pases imposibles para que Independiente levantara la Copa Libertadores o dejar boquiabierto al imposible Dino Zoff y la masa futbolera rompiera en llanto. Ese hombre es Ricardo Enrique Bochini, el “Bocha” desde los tablones. La noche del 26 de febrero de 2007 volvió a jugar al fútbol. Lo hizo para Barracas Bolívar con una camiseta roja como supo utilizar en su época de apogeo con el “Diablo”. Demostró calidad, exquisitez, probó hacer algún caño. Una vez más ayudó a un equipo a ganar. “Uno lo miraba en la tele y sabía que era un grande, pero tenerlo ahí cerca entendés que el tipo es de otro mundo”, comentó Diego Arbe que utilizó la camiseta 16 del “Sportivo” aquella noche.

En la tribuna estaba aquél anciano que en la juventud no pudo viajar a Avellaneda y se pasaba las tardes con la ra-dio Spica pegada a la oreja, el hincha de Independiente que tiene todas las fotos y camisetas del diez de eterna cabeza calva y el joven de no menos de 15 años que lo descubrió

en algún video suelto por Youtube. La iniciativa nació del periodista bolivariense Enrique Sacco (Presidente Grupo Inversor S.A. de influencia en el club) e inmediatamente la intendencia local aceptó la propuesta. No fue sencillo. El “Bocha” debió firmar una serie de documentos. Pues el encuentro era oficial ante Deportivo Argentino de Pehua-jó. “Esto es lo más lindo que a uno le puede pasar. Pensé que no iba a volver a jugar”, decía en las horas previas. “Esa semana teníamos mucha ansiedad, se sentía en la ciudad. Todos nos pedían que le llevemos una foto, una camiseta”, aseguró Arbe que Independiente y Bochini son eslabones en la genética familiar, pues el padre, Marcelo, jugó en In-dependiente con el ídolo. Para mayor “coincidencia” del destino, en la actualidad Diego forma parte de Indepen-diente de Bolívar. “Mi viejo me hablaba de él cuando yo era chico, al tipo lo tenía en el vestuario saludándonos uno por uno y después en la cancha”.

Ese periodo fue un retroceso en el tiempo, la remas-terización de una película clásica. El nacido en Zárate tiró pases extraordinarios, gambeteó a jugadores como siem-pre, demostró que es terrenal cuando un caño no le salió, asistió en un gol que fue anulado por posición adelantada. A propios y contrarios se les dibujaba una sonrisa en el ros-tro al verlo correr. No tenía importancia lo que estaba en juego. Era disfrutar, dejar sobrevolar el placer de observar al considerado el mejor diez después de Diego Maradona. “Haber entrado a la cancha y disfrutado la mayor parte del partido que pude fue algo maravilloso que debo agrade-cerle a todos”, comentaba con las manchas de barro que cubrían hasta las medias.

Movilizó a un pueblo entero el paso como estrella fugaz, pero dejó un brillo incesante. “Siendo un equipo que no está acostumbrado a estas cosas, pensábamos un poco en la recaudación…ja ja”, rememoró. Quizás el tiempo vuel-va a dar lugar a una repetición de las escenas, pero por el momento el “¡yo jugué con Bochini!” que exclaman los de aquél equipo será un recuerdo para contarles a los hijos.

Inmortalizada quedó aquella noche en la memoria de los hinchas que inflan el pecho y vanaglorian el instante: “Bochini tiene 634 partidos en Independiente y ¡1 en Ba-rracas Bolívar!”. No se sabe cuándo volverá y mucho menos dónde lo hará. Lo que sí se sabe es que el “Bocha” será ge-nio y figura hasta la sepultura porque en cualquier cancha tendrá alguien en vla puerta que le dirá “pase maestro, lo estábamos esperando”.

Varela, cuya historia irán descubriendo en cada párrafo, transita por la Primera A, el Nacional B, la B Metropolitana y la Primera C. ¿Cómo hace para estar en diez partidos de cuatro categorías en una semana? Com-para, con orgullo de trabajar tanto, que su calendario es parecido al de un tenista de elite: prioriza los torneos más importantes. Si juega Boca el mismo día que Atlan-ta, pese a su pasión por los colores bohemios, elige ir a la cancha que, por concurrencia, valores de los produc-tos, y capacidad adquisitiva del público, le resulta más redituable. Además, trabaja en Vélez, Morón, Almirante Brown... Donde haya un partido que no se superponga con otro, él quiere estar.

Visto así parece fácil, y no logra dimensionarse el desgas-te que produce viajar por toda la Capital y el Gran Buenos Aires de estadio en estadio en siete días. Cuando se le pre-gunta si es común en el ambiente el cubrir tantos encuen-tros, su respuesta no está ni por asomo vinculada al fútbol y es tajante: “mis viejos siempre me pidieron que labure, me inculcaron eso, crecí así, y mi hermano, que ya tiene 13 años, está laburando de repartidor de diarios”.

El joven oriundo de Ciudad Evita trabaja lunes, mar-tes, y miércoles en partidos de B Metropolitana: “Me acomodo según el horario y dónde se juegue el partido, si está cerca de casa, en seguida llamo para trabajar ahí”. Y describe: “a veces ciertos lugares de la Provincia como Isidro Casanova o Laferrere pueden resultar inseguros para muchas personas, pero para mí, que me crié en un

barrio muy humilde, es algo normal”. A diferencia de otros vendedores, este adolescente

posee un rasgo distintivo que lo potencia: puede traba-jar prácticamente en cualquier estadio del Conurbano dado que forjó muchas amistades y contactos en los clu-bes de Ascenso en sus dos años en Liniers, el otro club de sus amores.

El joven cocacolero, como se denomina en la jerga futbolera, no es sólo cocacolero: “Se le dice así porque en los 90 lo que más se vendía era Coca, pero a veces la gente consume más bebidas saborizadas si hace calor, o si hace frío café y golosinas”, detalla.

Para Adrián, la posibilidad de obtener más dinero se da en los partidos más convocantes. Por ejemplo, en el encuentro que Atlanta y River disputaron el año pasado en el repleto estadio de San Lorenzo, vendió por 1900 pesos de los que 380 representan su ganancia (siempre debe devolver el 80 % al concesionario del puesto).

Algo similar le ocurre en la cancha de Boca. La Coca-Cola se expende en el Alberto J. Armando en el Torneo Inicial a $12 y la Garrapiñada a $5, mientras que en Villa Crespo tiene un costo de $8 y $2, respectivamente.

Pero la característica que más distingue al público de La Bombonera y a los hinchas de la calle Humboldt no tiene que ver solamente con el poder adquisitivo. De he-cho, Villa Crespo es un barrio de clase media. Entonces, ¿en qué radica vender más o menos? Los simpatizantes bohemios viven, en su mayoría, a no más de media hora de donde juega su equipo. A la cancha de Atlanta entra la mayor cantidad de gente sobre la hora del partido (“a veces, una pareja consume una gaseosa y una golosina, porque ya comió algo en su casa y sabe que cuando ter-mina el partido llega rápido”, analiza Varela”). En cam-bio, muchos de los quienes viajan a ver Boca lo hacen por el mismo tiempo que el que su equipo está en el te-rreno de juego, por lo que es más factible que consuman antes, durante, y después del partido.

Adrián es el protagonista de esta crónica, una más, acerca de un joven criado en un barrio humilde del Co-nurbano bonaerense, que, más allá del esfuerzo por tra-bajar y ayudar a su familia, disfruta con grata naturalidad de su trabajo y así lo refleja: “No me joden los viajes, tengo muchos amigos que me hice en la cancha y com-partimos muchas cosas afuera, te diría que tengo más relación con ellos que con mi familia”.

Como un pibe. El “Bocha” se volvió a calzar los botines 16 años después de su retiro

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A pesar que se abren varios paradigmas polémicos, en varios clubes han incursionado políticos ligados al go-bierno o a Moyano. Se levantaron tribunas, remodelaron plateas, consiguieron ascensos y aumentaron sueldos. Entre los hinchas más genuinos (y los no tanto) florece la duda si se realiza por un acto de solidaridad o para rédito propio. Sin embargo los festejos cuando todo sale bien no cesan. “El Tablón” dialogó con dirigentes y so-cios de Almirante Brown, Laferrere, Barracas Central y Comunicaciones para co-nocer desde las entrañas esta “nueva” idea.

EL FAR WEST“En el Oeste está el agi-

te”, dice Ricardo Mollo mientras hace “gritar” a la Fen-der en “El 38”… y muy errado no está. Dos equipos de La Matanza recibieron un subsidio de un millón de pesos por parte del gobierno nacional en noviembre de 2009 para la construcción y remodelación de las tribunas y plateas. De esta manera, Almirante Brown y Laferrere pudieron completar las obras que hace mucho tiempo

estaban demoradas. Los dirigentes de ambos clubes fueron invitados por el intendente kirchnerista Fernan-do Espinoza al Palacio Municipal, quien los felicitó por la tarea comunitaria que realizaron al frente de ambas instituciones: intentar acercar a los chicos al deporte. “La construcción de las tribunas, en los dos clubes más grandes del partido, no solo mejora la seguridad y la co-modidad de los hinchas, sino que aporta al crecimiento

de estas instituciones que tanto interactúan con la comunidad”, comentó el mandatario comunal du-rante la celebración.

El “Pirata” está insta-lado en Isidro Casanova desde el 30 de octubre de

1964, cuando con ayuda del presidente de la nación Arturo Illía y, por medio de la sanción de la ley 16.649 y la intendencia local que recaía en Don Isidro Bakird-jian, donó las doce hectáreas donde se erige el estadio Fragata Presidente Sarmiento. Por años el club veía su capacidad limitada a 19.000 espectadores por no poseer una tribuna visitante. Avance, retroceso, suspensión. Así

estuvo la construcción de ese sector de la cancha que, por momentos, no parecía dar indicios de una conclu-sión. Pero 45 años después y nuevamente con la mano de un hombre allegado al gobierno de turno, Almirante Brown pudo completar la tan ansiada obra, una de las más grandes que se utilizen en el fútbol argentino. “La plata salió de un discurso que vino a hacer Cristina a San Justo y cuando nos acercamos a regalarle una camise-ta ella nos recordó que Néstor en un acto en el partido había prometido un subsidio”, rememoró Javier Chaar, vocal y, según él, uno de los más cercanos al presidente Juan Antonio Echeverría. “En unos meses tuvimos el di-nero y comenzamos con la obra”, explicó.

“Gracias por la tribuna”, se visualiza desde lejos un cartel de enormes dimensiones puesto sobre la plata-forma de cemento; concluye:”Cristina F. de Kirchner y Fernando Espinoza”. La presencia de los nombres gene-ró rechazo en cierta parte de la hinchada que mira con desconfianza la solidaridad, pero Chaar sostuvo que “la institución solamente agradece la ayuda y no al modelo político-económico porque como hincha tenés que te-ner respeto cuando te cae algo de arriba”.

Por el lado del municipio vecino y clásico rival, Lafe-rrere, el dinero percibido no quedó solo en la nece-saria estructura que pisan los hinchas cada dos sema-nas. Si bien se remodeló la platea para albergar a 4.000 personas, también constru-yeron 20 cabinas de prensa y 15 palcos para autorida-des locales y visitantes. “El club está en constante creci-miento y es por el aporte de muchos empresarios que viven cerca”, aseguró el ex presidente Sergio Luongo, quien aún agradece la ayuda de la presidenta “porque le sirvió a toda La Matanza” durante su gestión. El José

Luís Sanchez, hoy casi un monumento para el “Verde”, se encuentra en etapa de finalización en algunos secto-res para que entren 30.000 almas efusivas. A su vez, las instalaciones serán multiuso. Se apuesta a la inversión, a pesar que las esquirlas de un pedido de quiebra por 3 millones de pesos merodean por las calles Rodney y Magnasco. “Estamos en la construcción de plateas, nue-vas butacas, cambiamos la cinta lumínica y estamos por alambrar todo el perímetro, pero todo es con la plata de las entradas y los socios”, comentó Carlos Espósito, actual mandamás quien aclaró que no puede hablar mucho de lo hecho por la gestión anterior dado que “no se hicieron los balances y tampoco quedó registrado en

ningún lugar”. A Espósito no le parece nada mal que un gobierno

otorgue subsidios a los clubes, debido a que el “deporte aleja a los jóvenes de peligros”, repite en varias ocasio-nes. “Es bárbaro, perfecto porque nosotros albergamos a muchos chicos y la infraestructura no alcanza. Si hay una plata del Estado para invertir no está mal pero que lo hagan ellos solos, sin intervención nuestra”, opinó. Antes de finalizar la llamada, aclaró que “Laferrere es

una institución apolítica, el que quiera ayudar tiene las puertas abiertas”.

A mediados de 2009 en Lomas del Mirador un trá-gico accidente entre dos lí-neas de colectivos dejó un

saldo de seis muertos y más de 40 heridos. Las únicas ocho ambulancias tardaron más de 40 minutos en lle-gar y los afectados debieron ser trasladados a hospitales cercanos porque el Policlínico de San Justo no tiene las instalaciones idóneas. Afloraron críticas hacia la deci-sión estatal de levantar tribunas. “El Estado tiene dinero para un montón de cosas, sanidad, educación, depor-

Fútbol de políticosCon un fútbol que atrae a miles de personas cada fin de semana, hay algunos personajes que intentan acarrear agua para su molino. Kircheristas y Camioneros incursionan en el ámbito de la pelota con un afán que solamente ellos saben. Pusieron el ojo en Comunicaciones, Laferrere, Almirante Brown y Barracas Central. Por Maximiliano Acosta

1 millón de pesos otorgó el gobierno a Almirante Brown y Laferrere.

“Agradecemos la tribuna, no al modelo de país”.

Javier Chaar, vocal “pirata”

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te…No sé en qué proporción les da pero a nosotros fue una sola vez y a ellos quizás dos o tres”, consideró Chaar sin dirimir del pensamiento de Espósito: “El gobierno está haciendo cosas y el deporte también beneficia a la sociedad”.

UN GUAPO ENTRE CAMIONESIngresar a la confitería de Barracas Central es como

mirar una maqueta. Todo ordenado, limpio, ventanales enormes que proporcionan la luminosidad suficiente a toda la sala, un piso de porcelanato parecido a un es-pejo y hasta una máquina de café nueva. Desde 2001, Claudio “Chiqui” Tapia trabaja a destajo para el club, o al menos eso dijeron algunos hinchas que disfrutaban de una cerveza. Hombre catalogado como “Grondonis-ta” en la mesa de la AFA, de peso en todo el ascenso, yerno del secretario general de la CGT Hugo Moyano y

que parece estar las 24 horas en reuniones porque ja-más tuvo tiempo para dialogar con “El Tablón”. “Tapia reconstruyó socialmente el club”, afirmó el prosecreta-rio Daniel Pagano, que en un principio pidió ser una voz anónima pero luego aceptó que en este texto figure su nombre, aunque solicitó una copia inmediata. Hace tres años que es dirigente del “Guapo” y admitió que nota cada vez más concurrencia de socios. “Este año llevamos contabilizados aproxima-damente mil”.

Parece una cancha de fútbol cinco al lado de un gigante como el Tomás Ducó de Huracán. Pero ese campo hasta 2004 cuando llovía era un verdadero lodazal. Luego de tres años de la asunción, “Chiqui” contrató a una empresa constructora para que realicen un profundo trabajo en el desagüe e instaló un sistema de riego que mantiene al césped. Du-rante 2006, nuevamente el pariente de Moyano pudo conseguir los fondos suficientes para levantar una tri-

buna destinada a 600 visitantes. Los tablones en donde saltaba la hinchada se tiraron en algún conteiner y ese lugar fue ocupado por escalones de hormigón. Durante el verano de 2011 inauguró una platea nueva con 561 asientos y ocho cabinas de transmisión para la prensa. Un progreso con grandes pasos para una institución en la que todavía volaban los papelitos por el ascenso a la B Metropolitana conseguido la temporada anterior y un embolso de 1.750.000 pesos ganados por derechos televisivos en la nueva categoría. “Todavía no tenemos pensadas más obras”, comentó Pagano aunque “des-pués de la temporada de verano…”.

Es una aceptación universal la que tiene el Presiden-te. De hecho, el estadio lleva su nombre. Más allá que desde la dirigencia afirmaron que todo lo hecho fue con la cuota de los socios y rifas, no se negó que un empuje importante lo dio Lucas Barrios. El actual jugador de Bo-

russia Dortmund se desempeño desde 1999 hasta 2002 y fue vendido a Colo Colo. Tapia exigió 500.000 pesos por derechos de formación del joven. El mismo número fue lo que costaron las cabinas y plateas. El resto, se hizo con otro dinero. Es ahí donde florece la duda sobre una supuesta mano salvadora. “La totalidad de los socios son de Barracas Central, cero vinculacion con Moyano o el gremio Camioneros. Es todo puro invento de la prensa”,

precisó el prosecretario. El club que lo rodea un

paisaje repleto de camio-nes pertenecientes a las empresas transportistas ubicadas en la zona, po-see un presupuesto mayor

a 500 mil pesos. Un goleador puede llegar a cobrar un sueldo mensual de 6 mil pesos y el cuerpo técnico de Juan Carlos Kopriva 1.500 dólares.

COMUNICACIONES, LA RESISTENCIALa entrada está vacía. Se escuchan algunos gritos de

VOZ AUTORIZADA

“Los clubes no de-ben ser manejados por políticos”

Juan José Panno tiene una extensa trayectoria como pe-riodista: Trabajó en Clarín, La Razón, El Gráfico y La Voz. Actualmente se destaca como profesor en la Escuela de Periodismo TEA, además de formar parte de la sección de deportes de Página 12. Escribió libros (“Pozo Vacante” y “Obras maestras del error”, entre otros) y supo desempe-ñarse en radio Belgrano, La Red y Concepto AM.

En estos tiempos que son más que marketineros, el po-lítico tiene el deseo de ocupar diversos ámbitos y es por eso que incursiona en el fútbol. Es ahí que nace la duda de los hinchas porque no todos son buenos, eso no quiere decir precisamente que las cosas resulten desfavorables. Desde un principio es imposible conocer si un club puede resultar perjudicado o todo lo contrario, a lo que también es difícil decir que una persona ligada a la política se limite

solamente a ayudar a esa institución, sin intentar lucrar con semejante masa de seguidores. De todas maneras, los clu-bes deben tener gente del deporte y no ajenos, para evitar, o al menos tratar, malos pensamientos. Es el caso de Comu-nicaciones con Moyano, al principio se habló sòlo de saldar el pasivo y después de reforzar un interés del gremialista. Por supuesto que alguno con un verdadero interés solidario habrá, como lo hizo Eva Perón con Racing.

unos chicos que se pegan un chapuzón en la pileta, pero la entrada al club está vacía. Un hombre llega y observa un cartel oxidado cuyas letras apenas se asoman: “COM NI CIONES”. Aquél señor calvo, de unos sesenta años, lleva una camiseta del “Cartero” y parece pensar de-masiado sin dejar de la lado una angustia notoria en el rostro. “Comu no se vende”, dice un grafiti en una de las paredes lindantes. Ese hombre se llama Agustín Rama-ri y es el socio 4.225 de Comunicaciones, está ligado a la institución desde más de 40 años, formó parte de la Comisiòn Directiva en los ’90 pero se cansó de, según él, “la muy mala administración que hubo” y presen-tó una lista en contra. “Dije veinte mil veces que no se podía seguir así y desde octubre de 2000 que estamos en quiebra”, exclamó con bronca al tiempo que inten-tó buscar los motivos de la profundidad de la crisis:”Se fueron acumulando deudas porque se mantuvo la mis-

ma estructura de cuando había 35.000 socios hasta que decayó a 6.000. No podés pagar el sueldo a los catorce jardineros, veinte empleados de vestuarios y porteros. Se dejaron de abonar los impuestos, aportes de ANSES hasta llegar a esta situación”.

Comunicaciones conforma uno de los pocos pulmo-nes verdes que posee la Ciudad de Buenos Aires. Con 16 hectáreas, tres piletas, quinchos, árboles de variadas es-pecies, canchas de tenis, se convirtió también en el cen-tro de atención y la polémica. Durante 2012 el empresa-rio de medios Daniel Hadad, el Sindicato de Camioneros y el Gobierno porteño libraron una disputa por el pre-dio. No prosperó la idea del primero, debido a que pla-neaba la construcción de un micro estadio para eventos pero no fue aprobado por la Legislatura debido a que estudios demostraron que traería cambios ambientales en Agronomía. A partir de la baja del periodista, el te-rreno del “Cartero” quedó en medio de un tira y afloje, además de billetes. 26 millones ofrecía la ciudad (20 mi-llones es el pasivo del club), 40 los gremialistas, un fallo inclinaba la balanza hacia lo que nadie quería, vecinos

protestaban bajo el lema “Los clubes no se venden”.“Lo que quería Moyano era saldar el pasivo y que-

darse con todo; el predio, las canchas, los derechos federativos, todo”, aseguró Ramari quien cuando habló personalmente con el dirigente sindicalista éste le dijo: “No muchacho, al estatuto lo vamos a abrir, compartir”. Días después presentó una propuesta de compra total. Por su parte, la gestión de la gobernación tampoco fue transparente. “Nos dijeron que iban a invertir para con-tinuar utilizando la colonia de vacaciones pero encon-tramos que había un negociado a espaldas de la gente al enterarnos que se sentaban con Hugo (Moyano) para modificar el estatuto”.

Actualmente parecen haberse alejado los fantasmas en Agronomía debido a que en diciembre último una determinación de la Cámara de Apelaciones en lo Ci-vil y Comercial al caso titulado “Club Comunicaciones

Asociación Civil s/ Quiebra”, a la cual “El Tablón” pudo acceder, dice no ser admisible la acción de ambos debi-do a que el primigenio dueño es el Estado Nacional que fue quien donó los terrenos en propiedad. A su vez, le otorga actual fideicomiso un tiempo de tres años para saldar deudas. Para Ramari y los socios ahora viene “la lucha” para volver a ver la entrada repleta como en los viejos tiempos.

“Moyano quería quedarse con todo”. Agustín Ramari, socio vitalicio de Comunicaciones

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Contador x 5Si Daniel Vega de algo conoce más que de números, es de ascenso. El contador recibido dejó su sello en cada uno de los cinco clubes que lo tuvo en sus filas y se ganó a sus hinchas a fuerza de goles. Con 104 gritos en dos categorías distintas, “Trapito” resaltó cada grupo que le tocó integrar para “El Tablón” y maquilló su larga carrera a sus 31 años. Por Nicolás Franciulli.

“Soy quien soy gracias a Platense, de eso no me voy a olvidar”, se escucha de la boca de Daniel Alejandro Vega. Todo comenzó en el club de Vicente López un 14 de sep-tiembre de 2002. Ese día, “El Calamar” visitó a Argentino de Rosario por la “B” Metropolitana y en el segundo tiempo hizo su debut el delantero a los 20 años. 4 goles en 23 partidos fue lo que consiguió Vega hasta 2003 en lo que significó su primera experiencia como profesio-nal. “En la primera etapa en el club me formé. Fue un año muy bueno. De aprendizaje”, cuenta. La dirigencia de ese momento no quiso renovarle y debió emigrar.

Tras la desvinculación del “Calamar”, fue Estudiantes el primer club que le abrió las puertas. “Fue el que más se interesó, no conocía mucho para ser sincero, pero me la jugué y salió bien”, relata el goleador que convirtió 13 goles para que los de Caseros terminaran segundos, pero sin el ansiado ascenso. “En Estudiantes encontré mi faceta más goleadora. (Blas) Giunta me dio la confianza y además teníamos un equipazo con nombres como (Eze-quiel) Lavezzi y (Pablo) Mouche”, rememora.

Del Oeste al sur. El siguiente paso de “Trapito” fue hacia Lomas de Zamora para jugar en Los Andes, otra institución con la que terminó con un grato recuerdo. En la temporada 2004/2005 marcó 18 goles y siguió en crecimiento como delantero.

Los exitosos pasos por Estudiantes y Los Andes lo hi-cieron pegar la vuelta a Platense, ya como jugador forma-do. En 2005, con 23 años regresó para conseguir, según sus palabras, “el logro más importante” de su carrera: el ascenso a la B Nacional en el 2006. Como si fuera poco, también fue goleador de la temporada con 22 goles

Un total de 35 goles en 53 partidos completaron su segunda etapa en Vicente Lopez, lugar donde piensa vol-ver para el retiro.

En ese 2006 volvió a Lomas, donde otra vez fue im-portante. Entre las dos etapas gritó 36 goles en 75 en-cuentros que no alcanzaron para lograr el ascenso, pero sí para hacerse del cariño de los hinchas del “Milrayitas”. “Se hizo una gran campaña, con jugadores del club aun-que no se llegó al objetivo”, dice quien tuvo como com-pañeros a Jonathan Maidana y a Jonathan Tridente en el segundo paso por el club. “Ojala pueda volver a Lomas”,

desea el contador que se recibió durante su etapa en Los Andes.

Sólo seis meses tardó en regresar al “club de sus amo-res”. Platense lo tuvo en sus filas en 2007 con el sueño de regresar a Primera. Nuevamente fue goleador del tor-neo con 13 goles y sus grandes actuaciones le valieron el salto al fútbol ecuatoriano. En 2008 fichó por Emelec, donde jugó hasta mitad de año.

Tras la posibilidad de pasar por la Primera División con San Martín de Tucumán y con Godoy Cruz de Mendoza, Almirante Brown fue el equipo para el retorno de Vega al ascenso. “El primer semestre fue duro. Estábamos com-plicados con el tema del descenso, pero me tocó hacer goles importantes y pudimos salir”, recuerda y se refiere al doblete convertido en la cancha de Belgrano en el fi-nal del Torneo 2010/2011 que le permitió al equipo de Blas Giunta salvarse de todo. Admite que la sociedad con José Luís García fue de las mejores de su carrera y que juntos “sacaron adelante” a los de Isidro Casanova. El último torneo en “La Fragata” también lo tuvo prota-gonista y logró marcar 15 goles en 37 partidos que jugó. Como siempre, buenos números para el contador.

En junio de 2012, Vega pudo cumplir un sueño que te-nía desde chico: jugar en Huracán. “No me puse a pensar la situación, ni a analizar. Soy hincha de Huracán y era mi sueño y el de mi familia”. El sueño comenzó como pesa-dilla porque “El Globo” arrancó la temporada con ocho derrotas en 13 partidos y en zona de descenso. Luego el equipo se acomodó en la mitad de tabla, aunque todavía sin el goleador afilado. Sólo tres goles pudo gritar en la 2012/2013 hasta el fin esta edición. De todas maneras, nadie le saca el gusto de convertir con la camiseta que prefirió desde chico.

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La uniónferroviariaPor Javier Capelli

Pensado para que los empleados de la línea del Ferrocarril Urquiza tuvieran un espacio de recreación, Carmelo Juan Santoro fundó el Club Atlético Cultural y Social Ferrocarril Urquiza el 21 de mayo de 1950. Tras más de 29 años de transitar por la Primera D y la Pri-mera C, el conjunto de San Martín, inscripto en AFA desde 1970, estuvo al borde de sufrir, en la temporada 2009/2010, una más de tantas desafiliaciones.

Cuando parecía que la suspensión por un año era inexorable, se concretó un proyecto, respaldado en todo momento por Julio Grondona, innovador y revolu-cionario: dos entidades sin fines de lucro fusionándose en un solo club. Fue así que el club bonaerense y el Club Deportivo de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) originaron el Club Deportivo UAI Urquiza.

Con nuevo nombre, la nueva entidad le dio identidad a través de una gestión ordenada y planificada y de un proyecto futbolístico con el que se logró obtener un as-censo a sus 59 años de historia.

Esa coronación, que vale mucho por haber sido la pri-mera en su historia, se enriquece y valora aún más por haber sido el fruto de dos clubes que aunaron sus res-pectivas necesidades para salir adelante. Ninguno podía conseguir lo que quería sin la ayuda del otro.

“Ferrocarril Urquiza tenía muchos problemas econó-micos, institucionales, y futbolísticos. A ellos les servía nuestra gestión, ordenada, planificada, y sin delirios, y a nosotros nos servía tener el fútbol”, graficó con total

sinceridad Ricardo Pinela, Vicepresidente de UAI.Pinela aclaró que no fue suya la idea de fusionarse,

sino de Maximiliano Ambrossio, conductor del programa Atlas, la Otra Pasión: “él me vino a ver por otros temas, yo le conté que queríamos entrar al fútbol por la Liga de Lobos (el predio de la UAI funciona en el Barrio Uno de Ezeiza, pero como esta localidad no cuenta con un tor-neo, la próxima estación era mudar el fútbol a Lobos). Cuando me acercó esta idea, le pedí que me contactara enseguida con las autoridades de Urquiza”.

Las primeras reuniones comenzaron en marzo de 2008, cuando el conjunto de Villa Lynch había cosecha-do 14 puntos sobre 102 posibles. Conscientes de la as-fixiante realidad, ambos dirigentes pusieron el énfasis en las dos cuestiones más difíciles de resolver: explicarle a los celosos socios de ambos clubes la seriedad y trans-parencia del objetivo. Los de Ferrocarril Urquiza no que-rían perder el nombre ni que se le agregara otro color a la camiseta. Por el lado de la UAI, no querían mezclar la educación con el fútbol. Con sendos votos afirmativos en la Asamblea, se superó el primer obstáculo.

Lo que prácticamente no costó trabajo fue obtener el visto bueno de AFA: “Si bien hasta no tener el sí de los simpatizantes no podíamos hacer nada, Grondona y todo su equipo resolvieron todos los trámites jurídicos en seis meses, mientras que puertas adentro nos costó un año de charlas”, confesó el empresario de 46 años.

La primera etapa fue resistida por los fanáticos, que

encontraron e el cambio de colores -antes celeste y blanco, tras la unión pasó tener celeste y bordó- y en el doble escudo en su camiseta -a la izquierda Ferrocarril Urquiza Argentina y a la derecha Club Deportivo UAI- los motivos del malestar, aunque la verdadera molestia se presentaba porque el equipo había ganado sólo tres partidos de los primeros diez.

“La gente creyó que con el cambio venía una revo-lución, pero seguía siendo un club más al que le faltaba armarse. Se dio vuelta todo cuando nos juntamos con el plantel, el DT, y los dirigentes. Ellos se preguntaron qué sucedía y nosotros queríamos ayudar a pasar el mal mo-mento. Cuando se soltaron porque vieron que nuestras intenciones eran otras, estuvimos 16 fechas sin perder, ganando los primeros seis partidos”, explica Pinela acer-ca del fenómeno que alejó los fantasmas de la desapari-ción y se transformó en el ascenso salvador.

La universidad considera muy importante la sinergia entre la educación y el deporte y pone a disposición del club su capacidad de logística e infraestructura. De he-cho, el jugador estudia gratis la carrera que elija, tanto en la UAI como en otras Casas de Estudios.

Jorge Pisapia era estudiante de la UAI en pleno pro-ceso unificatorio, en el que no creyó hasta no ser el vo-lante titular de aquel equipo: “cuando me di cuenta que estaba en un Club-Universidad con todas las comodida-des, me sentí un jugador de nivel europeo, porque ni una institución de Primera te permite estudiar. No obstante, el plantel era muy humilde, nunca se la creyó”, destaca el ahora kinesiólogo de Sacachispas. Además, dejó en claro que si bien los socios estaban un poco molestos con el equipo en las primeras fechas, nunca ningún juga-dor recibió insultos, ni malos tratos. Al ser un club chico, analiza, lo que sucedió es que ni siquiera iban a la can-cha, ni siquiera iban con una bandera reprobatoria de algún tipo, relata con gracia.

Hasta fines del año pasado eran nueve los jugadores que eligieron estudiar y

esforzase para desarrollar una profesión tras finalizar su carrera deportiva. En el momento de fusionarse, Pi-sapia era el único que estaba estudiando en la Universi-dad. A un cuatrimestre de terminar su carrera, le convi-no sumarse: lo becaron y le dieron otra parte por jugar.

Para el joven de 29 años, que ya abandonó el fútbol profesional, haber conseguido el ascenso fue sacarse

una espina clavada en su piel: “venía de perder el as-censo el año anterior en el ultimo minuto. Para mí fue lo máximo, y aunque lo consiga como kinesiólogo, no es lo mismo”, se sincera.

El conjunto bonaerense logró afianzarse en la Prime-ra C a partir de ese campeonato obtenido y de las dos si-guientes dos temporadas ( la 2010/2011 y la 2011/2012) en las que fue protagonista del Octogonal y luego del Cuadrangular. Al cierre de esta edición, la UAI Urquiza si-gue puntera, cuatro por encima de Fénix. La constancia en los buenos resultados futbolísticos se puede enten-der con un secreto que revela Pinela: “Tratamos de que no haya ninguna diferencia entre el jugador que más gana, y el que menos gana, eso hace sentir a todos por igual y es la base de la pirámide para mantener unido al grupo”.

De todas maneras, según el dirigente la idea es jugar en Primera A: “Cuando arrancamos hace 18 años con la Universidad nos trazamos ese objetivo. Para eso traba-jamos, aunque obviamente la próxima idea es ascender a la Primera B, este año estamos mejor preparados ins-titucionalmente para eso. Claro que para alcanzar esa categoría no basta con tener buenos jugadores; también se debe tener un presupuesto que permita solventar los gastos que signifcarían ascender”, razona. Además, se agranda y confiesa que “estamos en condiciones de generar contratos con los jugadores. Este año estamos más sólidos que el anterior. Y no sólo en lo económico, aprendimos a manejar mejor el dinero”. Vale destacar que existe entre un 60 y 90 por ciento más de gastos entre la C y la B Metropolitana. (el presupuesto de UAI está entre los seis o siete primeros de la C).

Quien conoce desde adentro UAI Urquiza sabe que cada puesto dentro de la Comisión Directiva significa una idoneidad y por lo tanto una eficiencia y una eficacia al momento de diagramar los diversos ítems a proyectar. Tal es así que el club presupuesta a tres años, tanto si se mantiene en la división, como si asciende.

Además, el Consejo de Fútbol está observando juga-dores de la B Metropolitana por si hubiera que reempla-zar a algún jugador. Cabe destacar que sólo seis o siete jugadores dejan cada año el club. Y por parte del técnico Guillermo de Lucca, la idea de juego está y se planificó de entada. Es jugar por abajo y no revolearla.

Foto 1. La formación del equipo que ascendió a Primera C en la temporada 2009-2010Foto 2. Aliento sobra La hinchada del Furgón acostumbra a ser una fiesta en Monumental de Villa Lynch.Foto 3. Un sello en el equipo de Villa Lynch: la pelota a ras del piso

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Victoria es una localidad en el norte de la Provincia de Buenos Aires. Casas bajas, calles prolijas y mas de 40 mil habitantes poblan la ciudad que pertenece al Partido de San Fernando. “Yo me crié acá”, dice “Cachín” señalando por fuera del Bar “La Barbería”, donde es cliente habi-tual. “Tengo un kiosko en la esquina que lo puse cuando termine de jugar, mi señora tiene un spa a dos cuadras y vivo acá a la vuelta”, agrega. Los vecinos pasan por la ventana y lo saludan dándole muestras de afecto. Oscar Blanco recibe a “El Tablón” en la comodidad de su barrio y de ella se desprenden las mejores experiencias del en-trenador a lo largo de los mas de 15 años de carrera.

“Cuando dirigía acá, era buenísimo: salía nueve me-nos veinte de mi casa y a las nueve empezaba el entre-namiento”, recuerda el DT de su trabajo en Acassuso donde llegó a jugar la final del reducido de la “B” Metro contra Chicago, pero tras perder esa chance y comenzar mal el 2012/2013 debió dejar el cargo. “Acassuso es un club ordenado, pero el problema es que manda un solo tipo que es (Javier) Marín (Presidente). No hay dialogo”, explica.

Pero no siempre le quedo tan cerca el lugar de trabajo de su casa. La primera incursión de Blanco como DT se dio en Santiago Wanderers de Chile, lugar donde pasó gran parte de su carrera como jugador. En Argentina jugó nada menos que en Boca y en Racing, pero no tuvo la continuidad que hubiese querido y debió emigrar. “Ju-gué el que dicen que fue el mejor clásico de la historia”, cuenta refiriéndose al River 5 Boca 4 del Nacional 1972, donde “Cachín” fue marcador central y le tocó verse las caras con Morete y “Pinino” Mas.

En Boca conoció a Silvio Marzolini y ahí nació una amis-tad que perdura en el presente. “Marzolini fue campeón con Boca en el 81 y al tiempo le tuvieron que poner un by-pass. Dejó de dirigir y me llamó a mí para poner una escuelita acá en Victoria”, dice Blanco. “Después aga-rramos el gerenciamiento de Acassuso, estuvimos unos meses y lo llaman de Boca para manejar las inferiores.

Ahí va a Boca y me lleva”, recuerda. Unos años mas tar-de, “Cachín” iría como ayudante de campo del primer equipo en 1995. “Podría haber llevado a Ratin si quería, pero me eligió a mi. Gracias a él estoy en el fútbol. Le debo todo, él fue el que mas hizo por mí”, agradece el entrenador y se jacta de haberle devuelto “un poquito” de todo lo que lo ayudo al recomendarlo para ser coor-dinador de inferiores de Banfield en 2001.

En 1996 comienza la historia de Blanco con el ascen-so. “Un amigo de acá era gerenciador de San Miguel, así que un día me llamó y fui para allá”, explica. En “El True-no” consiguió su primer campeonato cuando en 1997 ascendió de la “B” Metropolitana al vencer a Dock Sud 3-1 en el reducido. “Teníamos jugadores como (Pablo) Cameroni y (Jose Luis) Acciari, que jugó toda su carrera en el ascenso europeo. A Cameroni, después de un par-tido con Tigre lo empezaron a silbar porque decían que no había dejado todo por ser hincha de Tigre. Encima al otro partido le toca patear un penal y errarlo, una cosa que nunca ví: la hinchada propia silbando al pateador nuestro. Después hizo un golazo que los tuvo que callar a todos”, rememora el DT de ese club al que después volvió para salvarlo del descenso del Nacional B.

“Después de ascender viene un tipo de Honduras con 45 mil dólares para llevarme. Así que hable con el gerenciador y me fui”, cuenta risueñamente lo que fue su paso por el Club Vida del país centroamericano. “No estuvo mal la experiencia, pero nos agarró el Huracán ‘Mitch’ y al tiempo me volví”, dice.

Cuando se le pregunta con qué club se siente identifi-cado, el entrenador no quiere olvidarse de todos los lu-gares donde fue campeón, pero destaca que la gente de Banfield lo trata de manera preferencial. A “El Taladro” llegó de la mano de Carlos Portel tras su buen trabajo en San Miguel y armó el equipo que volvería a Primera en 2001. “Traje a ‘Garrafa’ Sánchez de El Porvenir, que estaba medio gordito y lo pusimos en línea, traje a Ac-ciari de San Miguel y armamos el equipo”, explica quien

Oscar Blanco, más conocido como “Cachín”, repasó para “El Tablón” su extensa trayectoria en el ascenso que lo tuvo en 12 equipos distintos y donde logró nada menos que cuatro ascensos, todos en clubes diferentes. Ya a los 64 años sigue agradeciendo a Silvio Marzolini por haber hecho “todo” por él y se focaliza en su presente en Defensores de Belgrano. “Pienso dirigir dos años más y después hacer el trabajo de manager”, avisa. Por Nicolas Franciulli.

“Estoy en el fútbol gracias a Marzolini”

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dirigió sólo las primeras seis fechas de ese Torneo Na-cional “B” 2000/2001 antes de renunciar por diferencias con ciertos manejos dentro y fuera del club para dejar a su ayudante de campo, Mané Ponce, que finalmente consiguió el ascenso.

Su manera de trabajar no hace tolerar ciertas cosas. “Si no hay una unión entre dirigentes, cuerpo técnico y jugadores es muy difícil”, opina “Cachín” convencido del dialogo como método laboral. “Yo como DT tengo la confianza de defender mis decisiones. Esta bueno jun-tarse con 4, 5 dirigentes y que te pregunten: ¿Por que juega este? ¿Por qué no juega?. Así después no hablan a tus espaldas”, sostiene.

“Hay dirigentes que se creen dueños de los clubes. Los manejan como si fuera su casa-quinta, quieren te-ner el control de todo, estar en todo y algunos no saben nada de fútbol”, critica basado en sus vivencias.

Problemas de comunicación encontró en el comien-zo de su siguiente paso importante: Atlético Rafaela. “Al principio era todo muy frió. Empezamos a hacer asados entre todos y la cosa cambio. Terminábamos todos los martes tomando algún wisky con los dirigentes por la ciudad”, dice. A partir de ese clima se gesto el que fue-ra “el mejor” equipo que supo armar. Jugadores como Rubén Forestello, Iván Juárez, Hugo Barrientos y Fede-rico García integraban un equipo muy ofensivo al que Blanco “no podía parar” del impetud por atacar que tenía. Las características del plantel lo llevaron a ser protagonista en todas las canchas y ser campeón tan-to del Apertura 2002 como del Clausura 2003 de la “B” Nacional. “Rafaela se movió bien en la búsqueda. Si te fijas, no todos los jugadores eran surgidos de inferiores, muchos venían de pueblos cercanos de Santa Fe o de equipos chicos”. “Yo traje a Carlos Araujo que lo cono-cía de Independiente Rivadavia y el club lo compro por nada”, explica Blanco sobre el proyecto de Rafaela que lo llevo a jugar dos promociones (2009 y 2010) y a volver a Primera en 2011.

La pregunta es, ¿Por qué se fue habiendo disputado sólo 13 fechas del Apertura 2003?. Tal vez “Cachín” no sabría que esos serían sus únicos partidos en la máxima categoría. “Mirá, la decisión la tome en caliente, no sé si estuvo bien. Cuando llegue me hice muy amigo de los cinco directivos que manejaban todo y del presidente, Gabriel Carlucci. Ellos pierden las elecciones y sentí que me tenía que ir a pesar de no llevar una mala campaña”, cuenta el DT de aquel Apertura donde hizo 14 puntos en esas 13 fechas que dirigió. “Yo pensé que a las próximas elecciones se iba a presentar y me iba a llevar, pero re-cién hace 7 meses se presento y ganó. Aunque siendo realista, hoy es muy difícil llevar a un técnico del ascenso como soy yo a Rafaela”, dice.

Entre 2004 y 2007 siguió mudándose de club. Paso por Unión, San Martín de Mendoza, Emelec, Huracán de Tres Arroyos y Almagro. “De cada lugar sacas una expe-riencia, por ejemplo me di cuenta que el fútbol esta cre-ciendo mucho en las provincias. Hoy en día el Argentino “A” tiene un nivel superior a la Primera “B”, opina.

Foto 1. Blanco es llevado en andas tras lograr el ascenso a Primera con Atlético Rafaela en 2003.Foto 2. El DT durante su etapa en Acassuso.

En finales de 2007, la “B” Metropolitana lo vio de vuelta con el buzo de Sportivo Italiano. Un club orde-nado y “que tiene que estar más arriba” según el DT, aunque con divisiones entre los propios dirigentes. Una primera rueda invicto en la 2008/2009 fue el mejor co-mienzo para terminar con el ansiado ascenso con sólo cuatro derrotas en 40 partidos y ocho puntos de diferen-cia sobre Chicago habiendo sumado 25 encuentros sin perder. “Italiano era un equipo más paciente, lo tenía-mos a (Manuel) Rodas que manejaba los tiempos por lo que sabia con la pelota. Por ahí ganábamos 1-0, pero ga-nábamos bien”, detalla de ese equipo que contaba con Mario “Lobo” Saccone como estandarte a los 39 años.

En 2010 llega a Lomas para dirigir a Los Andes, aun-que del poco tiempo que estuvo en el “Milrayitas” sólo le quedo la anécdota de la vez que entro la barra al ves-tuario. “Veníamos de perder un par de partidos y em-patamos con Morón de local. Los barras agarraron a los dirigentes y entraron al vestuario. Se sentaron y empe-zaron a hablar con los jugadores. Al “Tanque” Gimenez le decían: ‘vos tenes que ganar 300 pesos’. Estaban ar-mados. Son cosas feas, pero por algo el club esta como esta”, narra el entrenador.

Deportivo Morón fue su destino antes del menciona-do Acassuso. Dos triunfos, dos empates y cuatro derro-tas en el primer tramo de la temporada 2010/2011 lo alejaron de un equipo que se había reforzado para pe-lear arriba y que, finalmente, terminaría octavo.

En diciembre pasado “Cachín” Blanco firmó contrato con su 13º club en el ascenso al hacerse cargo de Defen-sores de Belgrano, aunque ya avisa que quiere “dirigir dos años mas” para después hacer el trabajo de mana-ger. “El Presidente de Rafaela me tiro la idea de ser Ma-nager. Tengo un CV de 8 años con Marzolini en Boca. El tema de inferiores lo manejo de taquito”, dice dejando notar las ganas de trabajar intactas.

“Gané el último Premio Alumni a DT de la Primera ‘B’. Tengo tres o cuatro entregas ya. Lo que hice en el ascen-so me basta”, cuenta orgullosamente de su trayectoria que lo vio sólo 13 partidos en la Primera argentina, pero que ya lo tiene como un icono ineludible del mundo de los sábados. Tantos clubes, tantos equipos le dan la “chapa” de DT del ascenso y ya sea como entrenador o como manager, hay “Cachín” para rato todavía.

PERFILNombre: Oscar BlancoFecha de nacimiento: 20/11/1948en Capital FederalPadre de 4 hijos Casado tres veces

TRAYECTORIA COMO ENTRENADOR-Santiago Wanderers (Chile)-San Miguel-Vida (Honduras)-Banfield-Independiente Rivadavia-Atletico Rafaela-Unión-San Martín de Mendoza-Emelec (Ecuador)-Huracan de Tres Arroyos-Almagro-Sportivo Italiano-Los Andes-Moron-Acassuso-Defensores de Belgrano

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EL FIN DEL MUNDO: UNA HISTORIA ENTRE COMILLAS

“Dramático”. “Injustificable”. “Inentendible”. En el fútbol argentino, nada parece ser peor senten-

cia que la de irse al descenso. A veces, ni los simpati-zantes más “sanos” son capaces de apelar a la cordura y admitir que bajar de categoría suele ser consecuencia de mucho tiempo de pésimos manejos dirigenciales.

Y todo es peor, más exagerado y “apocalíptico” si se trata de uno de los clubes denominados “grandes”. “Grandes” que, por lo hecho en los últimos tiempos, sólo merecen ser llamados como tales por la cantidad de personas que aboga por sus colores, pero que en el resto de los aspectos que hacen al crecimiento de una institución adeudan muchas materias.

El sentimiento masivo de decepción, aumentado por un periodismo siempre dispuesto a rellenar hojas de diarios y horas de televisión con pescado podrido que retroalimenta a los propios medios, transforma al des-censo de un “grande” en un “problema de Estado”.

Resultó lógico, entonces, que durante la Temporada 2011/2012 todas las miradas apuntaran a River y su “obligación” de regresar a Primera. No importaron las causas ni el contexto, sólo interesaba llegar al final de semejante (auto) “flagelo”.

River volvió y el fútbol argentino se “armonizó”. Las cosas “se ubicaron nuevamente en su lugar” y los hin-chas “Millonarios” aceptaron que, desde entonces, so-portarían un largo tiempo de cargadas que hurgarían en esa endeble cicatriz. Castigo aceptable si se tenía en cuenta que todo volvía a la “normalidad”. A una nor-malidad que de a poco empieza a ser flanqueada por la realidad (Ya le pasó a River, casi le pasa a San Lorenzo e Independiente está muy comprometido).

Consumado el descenso del conjunto de Nuñez y en el transcurso de su paso por la B Nacional, toda la aten-ción estuvo puesta en cada pequeño suceso que afecta-ra al entonces equipo de Almeyda.

Los medios pretendieron agrandar el “drama” con tí-tulos alarmistas tales como “Deberán viajar 800 mil ki-lómetros en la temporada” y también metiéndose en la

vida privada de los jugadores (¿con qué derecho se pue-de hablar de problemas psicológicos de un jugador?) A la postre, consiguieron marcar la agenda.

Pero si se cambia el narrador de esta historia de “terror”, el “pantano” le abre lugar a la pradera. Porque mientras muchos creían que sólo había oscuridad, otros tantos em-pezaban a ver una luz que nunca antes habían visto.

LA VERDADERA HISTORIA, POR LOS VERDADEROS PROTAGONISTAS

“Nosotros sentimos que jugamos el Torneo Na-cional B más prestigioso de la historia del fútbol argen-tino”, afirma Carlos Eliceche, presidente de Guillermo Brown De Puerto Madryn.

“Generó una expectativa única que se vio reflejada en la prensa, en la importan-cia que los grandes medios le dieron al torneo”, agre-gan desde la dirigencia de Deportivo Merlo.

José Gómez, presiden-te de Patronato, tampoco duda: “Estoy convencido de que es conveniente competir con rivales de esa magnitud, porque nos obli-ga a todos a esforzarnos y a tratar de nivelar para arri-ba. Está demostrado que cualquiera puede impo-nerse en la competencia. Es saludable para el fútbol argentino”.

“Equipos de semejante magnitud jerarquizan la categoría. Te sirve no sólo por lo económico sino por-que en lo futbolístico te podés medir para ver en qué nivel estás”, argumenta Juan Antonio Echeverría, pope de Almirante Brown.

“Fue emocionante la partida de más de 20 micros acompañados por una larga caravana de vehículos con atuendos verdes que engalanaron la tarde del sábado. Si ésto resultó emotivo, no fue mucho menos el aspecto masivo que presentaba la popular local. Y el partido no desentonó: Ferro jugó de igual a igual con river y por momentos arañó el triunfo”, deslizan desde el Órgano Fiduciario que maneja al club de Caballito.

Con matices y distintos intereses, muchos recibieron a River con los brazos abiertos y una sonrisa de oreja a oreja. Y pocos decidieron contarlo.

COMO GANARSE LA LOTERÍA

Los clubes que compartieron el torneo de la B no ne-cesitaron de una prensa adicta que los siguiera de cerca de lo largo de toda la temporada.

Entendieron a la perfección que las reglas las habían puesto otros y que, partiendo desde esa base, había que saber aprovechar al máximo los minutos de gloria.

90 minutos de gloria que se dieron cada vez que River fue recibido en distintos puntos del país y del conurba-no y a los que cada institución supo darles el significado que creyó conveniente.

En primer lugar, el rédito más visible de la visita “Mi-llonaria” - valga la denominación para el caso- fue el económico: la mayoría jamás había visto ingresar tanto dinero a las arcas de su club.

“El incremento de venta de tickets en relación a otros partidos de ese campeonato fue del 2.000 %. Supera-mos todas las expectativas, estuvimos a cancha llena y con gente que seguía buscando entradas”, ilustra Juan Carlos Barrera, presidente de Instituto de Córdoba.

“Ese dinero se utilizó en el giro comercial del propio club, es decir para el pago de sueldos y me-joras en infraestructuras. Habitualmente, con lo que se recauda a diario jamás alcanza para costear otros gastos institucionales fue-ra de los que es lo futbolís-tico. Tenemos un club muy grande y con muchas disci-plinas que, si bien generan sus ingresos, muchas veces no alcanza”, adhiere.

Para Desamparados de San Juan, el dinero sirvió para tapar grandes aguje-ros económicos de un con-junto que por primera vez en la historia experimenta-ba un torneo en la B Nacio-nal. “Teníamos un déficit

importante y pudimos cancelar deudas. Y otra parte del dinero se utilizó para refacciones de algunas áreas de infraestructura”, cuenta Carlos Lanusse, el presidente.

Y aunque la mayoría de los clubes terminaron sacan-do tajada importante de dinero, los episodios más in-teresantes se presentaron cuando hubo que tomar una decisión en donde pesaban cuestiones monetarias pero también sentimentales.

Fue el caso de Patronato, cuyo presidente José Gó-mez explica que “por la alta expectativa” tuvieron que cambiar de escenario e ir a un estadio de mayor capa-cidad como el de Colón de Santa Fe. “Ello tuvo sus im-plicancias políticas en nuestra ciudad de Paraná, ya que no era simpático ni políticamente correcto ir a hacer de locales en Santa Fe después de esperar tantos años un espectáculo de esa magnitud. Pero todo salió redondo: fuimos a Santa Fe, cuadruplicamos la recaudación y en-cima les ganamos”, reflexiona.

Y aunque la decisión fue tomada con la billetera en la

Nos hicieron creer que se trataba de un relato de antihéroes en el que el único prota-gonista vestía una banda roja. Pasado un tiempo considerable de los hechos, el análisis arroja que la novela tuvo varios ganadores de los que pocos dieron cuenta.Por Lucas Taskar

River, la B y cómo leer lo que nadie quiso escribir

Foto 1. Postales que hablan. River en Madryn, por la TV Pública.Foto 2. Del Oeste al Sur. Los hinchas de Deportivo Merlo viajaron en cantidad al estadio de Independiente para ver a su equipo enfrentar al “Millonario”

Mientras muchos creían que sólo había oscuridad, otros tantos

empezaban a ver una luz que nunca antes habían visto.

2000% fue el incremento del porcentaje de ventas de entradas

en el partido que Instituto recibió a River respecto a otros encuentros.

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mano, lo recaudado del partido con River les permitió, según Gómez, “fortalecer el presupuesto para la presen-te temporada y también realizar obras en nuestro predio de entrenamiento que, además de ser utilizado por el plantel superior, será lugar de competencia de nuestras divisiones inferiores, que por primera vez en la historia competirán en AFA”.

Distinta fue la elección en Brown de Puerto Madryn, otro de los debutantes en la categoría. Con una cancha que alberga a 14.000 personas, desde la dirigencia de Carlos Eliche optaron por resignar plata que hubiera su-puesto mudar la localía al Estadio Ciudad de La Plata o al Mundialista de Mar del Plata para jugar en la ciudad chubutense.

Y aunque el dinero se duplicó respecto a otras recauda-ciones importantes como las de los partidos contra Rosario Central y Quilmes, el haber priorizado lo sentimental no deja de llamar la atención en el ambiente del fútbol, más si se tiene en cuenta que Brown contaba con mayores gastos que casi cualquier otro equipo debido a la lejanía de Ma-dryn respecto a las canchas del resto del país.

Hubo también clubes como Deportivo Merlo y Ferro que no pudieron elegir y se vieron obligados a trasladar la localía por no tener sus estadios en condiciones, aun-que también lograron hacer una diferencia económica pese a tener que pagar un alquiler.

Un caso único fue el de Almirante Brown, que debía re-cibir a River en la primera fecha de la segunda vuelta del torneo pero que, para poder cobijar el encuentro, estaba obligado a realizar varias obras en el Fragata Sarmiento de Isidro Casanova. Y como si fuera poco, desde Nuñez presio-naban para trasladar el partido a otro escenario.

Los dirigentes de Almirante no estuvieron dispuestos a ceder y, aprovechando el parate de casi dos meses, pu-sieron manos a la obra. “Hubo que elevar más el alam-brado, hubo que poner un portón corredizo, otro de sali-da y se hicieron 6 cabinas más de transmisión. Sino River te sacaba de la cancha”, relata Luis Antonio Echeverría, quien preside al “Aurinegro” hace dos años. “Y además, para el día del partido pagamos el doble de policía, un sistema de video que nunca habíamos pagado y más gente de UTEDYC en la puerta…”

Con el estadio reacondicionado, Brown recibió a River y también recaudó más del doble que en cualquier otro partido, aunque en este caso, un gran porcentaje de ese dinero debió invertirse para la organización del propio cotejo. “Esas obras ya quedaron. Si desciende otro gran-de ya no nos puede sacar de la cancha. Gracias a esa recaudación de más tenemos la cancha lista para recibir a cualquiera”, se enorgullece Echeverría, quien deja en claro que haber recibido a River “no fue un dolor de ca-beza sino todo lo contrario”.

MÁS ALLÁ DE LOS BILLETES

Pese a que fue en la economía de los clubes donde mayormente se vieron reflejadas las consecuencias del

paso de River por la B, los mismos dirigentes supieron destacar otros varios aspectos positivos.

Juan Carlos Barrera (presidente de Instituto): “Nos favo-reció en la venta de indumentaria, en el seguimiento pe-riodístico, en el entusiasmo de los hinchas, en el acompa-ñamiento de los sponsors. Ésto no solo por River, sino por la gran campaña de Instituto. Ahora todo volvió a ser lo de siempre, pero el año pasado el Nacional B había cobrado una importancia que jamás había tenido”

José Gómez (presidente de Patronato): “Jerarquizó la competencia y creo que sentó un precedente positi-vo en el hecho que de ahora en más no se tendrá que dramatizar cuando otros equipos de los denominados “grandes” tengan que competir en esta categoría”

Carlos Lanusse (presidente de Desamparados) “Algo muy importante es que se empiezan a mostrar jugadores de los clubes del interior que antes no se veían, porque con grandes en la B la televisión llega a todo el país”

Luis Antonio Echeverría (presidente de Almirante Brown): “Lo bueno que dejó River es que volvieron los hinchas visitantes. Cuando descendió se volvieron a ha-bilitar. Ahora que volvió a Primera, en la B siguen vinien-do los visitantes”

Miguel Fillipone (secretario de prensa de Deportivo Merlo): “Siempre es importante que el torneo tenga re-presentantes de envergadura, primero para que clubes humildes como el nuestro y los del interior tengan la oportunidad de codearse con los grandes”

Carlos Eliceche (presidente de Brown de Madryn): “Jugar con River, en Madryn y por lo puntos fue para Guillermo Brown el hecho más importante en la historia del club. Siempre es bueno para la categoría que haya un equipo grande. Son los que atraen los medios, los que permiten una mayor difusión...”

Por supuesto que no todo fue color de rosas. Y aunque en el balance los dirigentes coinciden en lo be-neficioso de que un club de la magnitud de River juegue en a B, también hay hechos que los perjudicaron.

Miguel Fillipone advierte que “los presupuestos se incrementaron en un porcentaje muy alto, en parte por la importancia que se le dio mediáticamente al torneo y en parte por los presupuestos de River y otros equipos, que hicieron que todos los clubes tuvieran que subir los suyos” De la misma forma se refiere a lo sucedido con el mercado de pases: “Si hacés un paneo por los clubes del Nacional, ves que la mayoría renovó todo el plantel. Los jugadores fueron más vistos y esto generó que tuvieran ofertas y cambiaran de club”, aunque para otros direc-tivos como Eliceche eso representa un aspecto positivo: “Los jugadores muestran mayor voluntad de jugar en la categoría, se pueden mostrar más y en un escenario donde son más tenidos en cuenta”

Por su parte, José Gómez declara que “lo negativo es que quedó cierta sobrevaluación que en esta temporada no tendrá su correlato en los ingresos, ya que difícilmen-te se obtengan recaudaciones como las que generaba un partido con River ”.

Queda también una arista de las más discutidas: la

deportiva. Al respecto, Lanusse, describe que “no es po-sitivo tener que jugar partidos definitorios con equipos como River o Central, que es lo que nos pasó”. Y segu-ramente esto se acentuaría en las voces de las comisio-nes directivas de Gimnasia, Huracán o el mismo Central, clubes cuyos objetivos de regresar a Primera pueden di-ficultarse a la hora de competir ante los “grandes”.

Y aunque la visión de estas instituciones ameritaría una nota aparte en la que posiblemente se esgrimirían más argumentos en contra que a favor respecto a lo be-neficioso de tener a un equipo como River en la catego-ría, nadie podrá quitarles el orgullo, la alegría (y la plata ahorrada o invertida) a aquellos otros que actualmente hacen fuerza para próximamente recibir a Independien-te en sus modestos estadios.

Foto 4. En acción. River y Defensa y Justicia, en la cancha de San Lorenzo.Foto 5. Obras. En Almirante Brown trabajaron duro para poner su cancha en condiciones para recibir a River

EN FOCO

El Dakar de la BPor Lucas Taskar

Nunca había escuchado nombrar a la localidad catamarqueña de Fiambalá antes de que el Rally Dakar pasara por ella. Lo que representa la com-petencia para ese y otros pueblos es la posibilidad de tener su rato de fama. Se habla del lugar, se lo da a conocer y, especialmente, sus gobernantes reciben una gran suma de dinero del cual buena parte es luego utilizado para asegurar que la zona vuelva a ser parte del recorrido de los vehículos el año próximo.Cuando el conjunto de motos, autos, camiones y cuatriciclos dejan el pueblo para seguir el trayec-to, los lugareños quedan impactados por haber sido parte de semejante evento. Experimentan una sensación mezcla de felicidad y tristeza. Sa-ben que, siempre que su lugar sea elegido otra vez, deberán esperar un año entero para volver a salir en los medios nacionales.Dejados de lado por ser pequeños, de barrio, poco populares o pertenecientes al Interior del país, los clubes de la B recibieron a River con los bra-zos bien abiertos. La presencia de tamaña insti-tución significaría una revolución para aquellos acostumbrados a manejarse bajo la sombra de la Primera División. Una revolución que se traduci-ría en plata, en ratos de popularidad, en hechos históricos y en deseos futuros de que desciendan Independiente o San Lorenzo.Fugaz y fructífero. Así fue el paso de River por la B para los clubes que muy de vez en cuando están en boca de gran parte del país. Cualquier similitud con el Dakar es pura coincidencia.

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“En La Quiaca o en La Rioja les parecía raro que hubiera una cámara”

Ficha Técnica:

Nombre: “El Otro Fútbol”Dirección: Federico PerettiProducción: Fernando PrietoGuión: Federico PerettiDuración: 94 minutosEstreno: 9 de agosto de 2012

Sitio web oficial: www.elotrofutbol.com.arProyecciones: www.elotrofutbol.com.ar/EL_OTRO_FUTBOL/salas.html

Sipnopsis (página oficial): “El otro fútbol” no es sólo un documental sobre fútbol, es vivir en carne propia un mundo signado por el despojo y el olvi-do, pero con una amplia oferta para aquel valiente que esté dispuesto a explorarlo. Barrio, improvisa-ción, sacrificio, situaciones que parecen haber sali-do de un cuento, lugares inverosímiles, personajes difíciles de encontrar en otro ámbito, pasión y la certeza de contar con un privilegio que en Primera y en Europa no se consigue: saber que siempre se tiene una maravillosa historia más para contar.

Un hincha de Armenio en solitario en la popular (Foto de Federico Peretti)

Fernando Prieto es un cineasta de 28 años que lleva el fútbol en la sangre. Director de la revista “Ascenso”, en 2009 se juntó con Federico Peretti, fotógrafo de la publicación y juntos armaron el proyecto de “El Otro Fútbol”: un documental que retrata el mundo de los sábados en Argentina desde Ushuaia a La Quiaca visto de un lado diferente. No se muestran goles ni jugadas, el enfoque es el contexto de los partidos. Los pueblos del interior, las canchas pintorescas, las historias de sacrificio de los jugadores. Lejos del fútbol hiperprofesional que se acostumbra ver, el film busca darle otra vuelta al deporte argentino por excelencia y lo logra con 94 minutos para no perderse. Por Nicolas Franciulli

El tablón: ¿Cómo surgió la idea?Fernando Prieto: Hace 8 años que cubro ascenso y ya conocía lo

que era, yendo a la cancha o siguiendo por Internet o TV. Más que nada en capital y Gran Buenos Aires. Soy director de revista ascen-so y Federico (Peretti) entró a hacer fotos, viniendo más del cine. Él hacia más la parte visual. Se hizo un libro y empezamos a hablar que estaría bueno hacer un corto, él sabía filmar y yo aportaba más desde lo periodístico. Empezamos a documentar primero en la “C” y en la “D” y después de presentarlo en el INCAA y ganar su apoyo comenzamos a viajar a todo el país.

¿Cuántos partidos vieron en total?Vimos entre 150 y 200. El año que más partidos hicimos fue

el 2011. 2009 y 2010 medio que colgamos porque todavía no te-níamos bien claro lo que íbamos a hacer. No le encontrabamos la vuelta al principio. Te cuesta apartarte del formato televisivo, de filmar las jugadas. Metimos un par de filmaciones seguidas y diji-mos “queremos esto”: sin goles ni jugadas. Nos jugamos a hacer algo diferente porque se iba a perder mucho en el documental tradicional.

¿Cómo fue la reacción de los hinchas?En La Quiaca o en La Rioja les parecía raro que hubiera una cá-

mara, pero se copaban. Te nombro Chaco For Ever, venía un barra y preguntaba “¿para qué es?” y después decía: “gracias por venir, se acordaron de nosotros”. Es mucho más abierta la cosa. Acá por ahí viene un barra y como tiene causas penales te dice “¿Qué es-tas filmando?, “corre la cámara”.

¿Se encontraron con las historias que esperaban?Un par más también. Por ejemplo, San Martín-Cla-

ypole que lo vivimos del lado visitante. El DT les decía: “che no nos caguemos con la gente”. Después la de los presos de Campana, Pioneros, que ganó la liga, jugó el torneo del interior y ya no podía jugar más en la cárcel. Jugaba de local en lujan. Era una historia muy rara, juga-ban juntos presos y guardia cárceles y el técnico dando la charla técnica decía “acuérdense que son vigilantes y que son presos”.

También la cancha La Rioja en Chilecito fue muy pin-toresca. Estaba la cancha y pegada al lateral la montaña. Hay mucha gente que se sienta arriba en la montaña para ver el partido.

¿La pasión es la misma en el interior que en Buenos Aires?

No, la diferencia es que en un club grande de acá no existís como socio, sos uno más. Si un día te morís nadie se entera. En un club chiquito de 200 hinchas es impor-tante lo que tengas para dar. De alguna manera podes ayudar. En pueblos de 2 mil habitantes, el que no jugó en el club, tiene su padre que jugó o conoció a la novia en el club. Es parte de tu vida y de todos los días. Hay un sentimiento de pertenencia.

¿Les tocó vivir alguna situación de violencia?En cancha de CADU. El clásico con Villa Dalmine. Pen-

saron que Federico era hincha de Dalmine. Lo empeza-ron a putear. Cuando salió le metieron terrible piña al lado de la oreja. Hasta que uno se avivo que éramos de Capital y nos acompañó hasta la terminal.

¿Pensás que el periodismo descuida el fútbol de as-censo?

Si, muchísimo. Pero creo que va más allá del perio-dismo. Va en la gente, acá salís a la calle y si te pones a contar hay 50 remeras de Manchester y Barcelona El periodismo no ayuda, hay una línea bajada que por ahí un sábado a la tarde te televisan 3, 4 partidos de España y acá tenés un partido de Primera “B” y un par de Nacio-nal “B”. No te pasan Argentino “A” ni Argentino “B”.

¿Estás satisfecho con el trabajo realizado?Si, la verdad que si. La ví mas de 20 veces. Tuvo bue-

nas repercusiones. Salió en varios canales, diarios im-portantes. La verdad que salió brillante la película.

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“Durante la década del 80, Ferro se caracterizó por sus asociados. Exponentes de una clase media acomodada. En la década del 90 la clase media fue una de las más castigadas en el plano económico”, detalla Abel Favale, miembro del órgano fiduciario que maneja a Ferro desde 2003. “El Verde”, que llegó a tener 47 mil socios y ser un club modelo, quebró en 2002 y el Clausura 2000 fue el último que lo vio en Primera División.

“Talleres tuvo una banda de ladrones”, dice Luís Juez, senador nacional del FAP (Frente Am-plio Progresista) por Córdoba e hincha fanático de Talleres, club que quebró en 2004 luego de una crisis de la mano de dirigentes como Oscar Dos-setti, cuestionado por una apropiación de terre-nos irregular y que hoy milita en el Argentino “A”. Sin embargo, el político piensa que “no se puede asignar un contenido ideológico a los ladrones” y que el club cayó independientemente del contexto nacional, aunque a la vez aclara que “gozaron de acompañamiento”.

Huracán entró en convocatoria a fines de la dé-

cada menemista. Fue en 1998 y desde ese momen-to la situación sólo empeoró. “El último balance de la gestión de (Carlos) Babington dio 100 millones de perdida”, cuenta Alejandro Rossi, vocal titular del club desde 2011. “Huracán siempre fue tapar agujeros. No se puede proyectar nada porque apa-rece algún problema y tenes que pagar sino te vie-ne la quiebra”, agrega el dirigente de un club que tuvo dos descensos en la última década (Clausura 2003 y Clausura 2011).

El caso de Chacarita esta marcado por dos des-censos en tres temporadas. El Clausura 2010 lo tuvo en la máxima categoría y resulta increíble pensar que, tres años más tarde, el popular club del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires haya caído a la “B” Metropolitana.

Los vaivenes futbolísticos empezaron en la ges-tión del líder sindical, Luís Barrionuevo (1993-2005). “El club era un volcán todo el día”, dice Darío Villarruel quien fuera el vicepresidente que sucedió a la dirigencia del dirigente del rubro gas-tronómico. “Los jugadores llevaban seis meses sin

Que el fútbol argentino está en crisis no es novedad. Que varios clubes están quebrados o en dificultades económicas, tampoco. Ahora, ¿cuales fueron las causas? ¿Qué fue lo que llevó a tantas instituciones a la situación actual? Muchas de ellas supieron ser protago-nistas de la máxima categoría y hasta íconos sociales y hoy vagan en el ascenso y tienen como única disciplina el fútbol.Esta es la historia de cuatro grandes del ascenso hundidos en la crisis económica, social, institucional y deportiva. Huracán, Chacarita, Ferro y Talleres, sólo ejemplos de tantos clubes que, a partir de la década del 2000, entraron en convocatoria o quebraron gracias a los malos manejos de años anteriores.Por Nicolás Franciulli.

Clubeshundidos

Foto 1. Gastón Machín se lamenta luego de la derrota de Huracán ante Gimnasia por el desempate que consumó el descenso del “Globo” en 2011.Foto 2. La pelota está en manos de Daniel Monllor en el minuto 94. Damián Toledo acaba de fallar el penal que le hubiese dado a Chacarita la salvación en la increíble Promoción 2011/2012.Foto 3.Tras el empate 1-1 ante Quilmes y el triunfo de Los Andes sobre Rafaela en la última fecha de la “B” Nacional 2008/2009, los jugadores de Talleres dejan el campo cabizbajos por el descenso del equipo al Torneo Argentino “A”.Foto 4.Destacado en 1988 por la UNESCO como parte útil de su sociedad desde el punto de vista social, cultural y deportivo, Ferro supo ser “club modelo” durante la década del ’80.

Foto 5. Javier Pastore con la camiseta del “Globo”. Ni Huracan, ni Talleres, club que lo formó, pudieron sacar rédito económico de sus ventas.Foto 6. Los jugadores de Godoy Cruz consuelan a sus colegas de Chacarita tras el 1-0 a favor del “Tomba” que hizo descender al “Funebrero” en 2010.Foto 7. Talleres posa para enfrentar a Argentinos en el partido de ida de la promoción 2004, la que dejaría a ese gran equipo de J.J. Lopez en la segunda categoría.Foto 8. 9/7/2000: último partido como local en Primera division para Ferro (0-3 ante River).

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cobrar. Nuestro objetivo fue ordenar”, recuerda el también periodista. El plano social notaba la cri-sis: Chacarita tenia sólo 1000 socios en 2005.

Villarruel cree que, en parte, el problema del club es la “improvisación dirigencial” y que cada uno que llega es “para aprender”. “Es tal la im-provisación que se olvidaron de alquilar el grupo electrógeno en el partido con Atlanta. Son hinchas y no dirigentes. Si me siguen llamando a mí porque no saben hacer tal o cual tramite”, detalla quien renunciara a su cargo en junio de 2010 por dife-rencias políticas con el Presidente, Vicente Celio.

Evidentemente las malas dirigencias (sean co-rruptas o no) derivaron en las crisis instituciona-les de estos clubes pero, ¿es casualidad que tantas entidades deportivas hayan sufrido el mismo des-tino?. Las deudas suben y suben y los resultados futbolísticos van de la mano. “Así como paso con Argentina, Talleres tuvo dirigencias corruptas”, opina Juez intentando explicar el presente de la “T”. La falta de control por parte del estado es una de las tantas razones por las que estas entidades sociales no pudieron con sus cuentas y varios per-sonajes aprovecharon para saquearlas. “Qué va a controlar el estado si no puede controlarse a sí mi-mos”, cierra el cordobés

Un ejemplo de malos manejos encierra tanto a Talleres como a Huracán y tiene nombre propio: Javier Pastore. El hoy volante de Paris Saint Ger-main jugó en Barrio Jardín desde los nueve años y llegó a disputar cinco partidos con la camiseta del club en el Torneo Nacional “B” 2006/2007. Pero Ricardo Gareca lo bajó del primer equipo y el ge-renciador Carlos Granero lo vendió en 200 mil dó-lares al representante del jugador, Marcelo Simo-nian, que lo llevó a Huracán. Luego el empresario lo vendió dos años más tarde al Palermo de Italia en ocho millones de euros de los cuales, sólo 800 mil quedaron en las arcas del “Globo” en concepto de “agradecimiento”. Por lo que una de las últimas joyas del fútbol argentino dejo mucho menos di-nero del que en verdad valía para los clubes.

Si de empresarios oportunistas se habla, la his-toria de Talleres tiene un exponente estrella: Car-los Ahumada. Nacido en Córdoba, pero radicado en México compró el 70% de las acciones de la “T” en enero de 2008, con un amplio prontuario policial en la espalda. Desde marzo de 2004 hasta mayo de 2007, estuvo preso en el país centroamericano por fraude en el manejo de dinero para financiar obras públicas que tenían a su empresa, “El Grupo Quart”, involucrada. Denuncias por lavado de di-nero, denuncias por vínculos con el narcotráfico, denuncias por el pago de coimas son algunas de las acusaciones a las que tuvo que enfrentar quien intentó devolver al club a Primera. Pero su historia con la justicia y el fútbol no termina ahí. En 2008 fue detenido por orden de Interpol en Córdoba por

irregularidades en la compra-venta del Club León en 2002. Además, en su gestión en Santos Laguna fue investigado por usar al club para lavado de di-nero proveniente de narcotraficantes.

Ahumada, también conocido como “el señor de los sobornos” en México, dejó Talleres en septiem-bre de 2009 (con un total de un año y nueve me-ses a cargo) por orden del juez, Carlos Tale, quien manejaba la quiebra de la institución cordobesa. ¿Las razones? falta de inversión y de colaboración para vender jugadores. “El gerenciamiento fraca-so”, dijo el magistrado a “La Voz del Interior” en noviembre de 2009.

En diciembre de 2010, el polémico empresario quiso recuperar los que gastó y demandó al club por 24 millones de pesos por considerarse despe-dido. Sin lugar en Córdoba, Ahumada actualmente maneja al Club Sportivo Estudiantes de San Luís. ¿Últimas noticias sobre él?, en julio de 2012 fue denunciado nada menos que por el Distrito Fede-ral por 3 millones de dólares en concepto de da-ños y perjuicios contra la administración publica de la capital de México.

Seguramente los turbios manejos de Ahumada hubieran pasado por desapercibidos si el proyecto futbolístico acompañaba. Pero como marca la his-toria de estos cuatro clubes, el fracaso o la inexis-tencia de tal proyecto son claves para entender la situación. “Vinieron 80 jugadores y nos rindieron el 2%”, apunta Villarruel sobre Chacarita y agrega: “(Santiago) Raimonda no jugó nunca”. La elección de los entrenadores es otro punto a revisar y el ex vice del club lo reconoce: “Echamos a Gamboa, del cual no tengo un buen recuerdo y trajimos a Na-vas, un tipo sin la espalda suficiente para pelear el descenso. No ganamos un partido”.

En Huracán, el mercado de pases de invierno de 2009 propinó el desmantelamiento de aquel equi-po del Clausura de ese año que supo enamorar a propios y extraños de la mano de Ángel Cappa. Sólo cuatro jugadores se repitieron desde “la fi-nal” de dicho certamen ante Velez y el comienzo del siguiente torneo. Javier Pastore, Matías Defe-derico, Carlos Arano y Federico Nieto se marcha-ron, en la mayoría de los casos, sin poder hacer nada para retenerlos por ser futbolistas cedidos. Sólo quedaron el entrenador y Mario Bolatti, quie-nes abandonaron Huracán seis meses después.

Esa necesidad de adquirir jugadores prestados dejan un saldo económico siempre perjudicial para los clubes. Para colmo, los pocos jugadores que pueden formar las divisiones inferiores lle-gan muchas veces a Primera sin ser propiedad de los equipos y sí de representantes o empresarios que vieron el negocio. “La venta de jugadores es la mayor fuente de ingreso que puede tener un club”, dice Abel Favale. Es que su querido Ferro sólo vio 350 mil dólares del traspaso de Julio Bu-

ffarini a San Lorenzo y en forma de resarcimiento. El jugador, formado futbolísticamente en Talleres, pertenecía a Unión San Felipe de Chile y el club “verdolaga” sólo se quedó con migajas del pase del volante.

“En el último tiempo se retomó un trabajo se-rio de inferiores”, expone Favale. Ferro reformó la pensión y puso a punto sus predios en Pontevedra y Caballito. Marcelo Broggi, coordinador de fútbol amateur, marca que “de a poco se fue mejoran-do” y que “los resultados se verán en el largo pla-zo”. “La diferencia con el trabajo anterior, es la disciplina, cuando llegamos hace tres años había mucha indisciplina”, explica Broggi. “Fuimos incul-cándoles a los chicos el compromiso, el esfuerzo y el sentido de pertenecía con el club”, agrega.

En el plano social Ferro busca volver a ser el de la década del ’80, aunque todavía esta lejos de eso. “De a poco se va reconstituyendo el tejido so-cial del club. Empezaron a funcionar de nuevo las subcomisiones y estamos captando lentamente nuevos socios”, optimiza el integrante del órgano fiduciario.

“Todavía falta desarrollo en lo que son activi-dades sociales”, cuenta Alejandro Rossi sobre Huracán. “En el club estamos día a día tapando agujeros y es difícil proyectar a futuro”, explica y responsabiliza a la figura del presidente, Alejandro Nadur, como la fuente de ingresos más importante del club. Nadur, a cargo desde julio de 2011, es un empresario del rubro automotriz y, según Rossi, el club está de pie gracias a él.

“El club cambió mucho desde la llegada de Ale-jandro”, opina Néstor Apuzzo, coordinador de in-feriores del “Globo”. “Es un tipo excepcional que hizo creíble de nuevo a Huracán”, dice quien estu-vo a cargo de las juveniles en 2002 donde las con-diciones no eran buenas como las de el presente. “La diferencia con esa época, se llama Alejandro Nadur, no sólo por lo económico sino que hizo que el club este unido y con ganas de crecer”, suma. “Dimos un salto de calidad. Hoy Huracán tiene en “La Quemita” un predio que muchos grandes no tienen”, cierra.

Apuzzo ve fundamental para la reconstrucción de la institución la formación de juveniles. Y si hay algo en que coinciden todos los entrevistados de esta nota es en el optimismo de cara al futuro de la mano de los jóvenes. “Huracán siempre tiene pibes en inferiores. Desde que estoy, hicimos de-butar a 15 jugadores en Primera, como (Gonzalo) Martinez, (Cristian) Espinoza y (Jonathan) Bustos”, dice el coordinador.

“Hay una buena camada, pero necesitan tiem-po”, declara Broggi de los chicos de Ferro. Otro punto en común entre todas las voces: no quemar etapas.

“Yo creo que Talleres va a andar, hay buenos ju-

gadores tanto en inferiores como en Primera”, au-gura Luís Juez y agrega: “Estoy seguro que cuando se cumplan los 100 años (12 de octubre de 2013) vamos a estar en el Nacional “B”. El club no puede seguir donde esta”.

En el mismo camino de optimismo, Abel Fava-le anuncia: “Nuestros esfuerzos están dirigidos en armar un equipo competitivo que nos permita vol-ver a Primera”. Además de ese gran objetivo, Fe-rro desde 2012 construye la tribuna de cemento. Villarruel no se queda atrás, dice que si Chacarita “mete buenos resultados” vuelve al Nacional “B” y que es “determinante” ascender este año.

A pesar de los malos proyectos futbolísticos, las dirigencias corruptas y la falta de identidad que sufrieron estos clubes, la pasión de los que están sigue siendo tan fuerte como para que cientos de socios crean día a día en su institución y trabajen para levantarla. Múltiples fueron las razones que se expusieron en esta nota para que el presente sea tan duro. Pero lo positivo es que siempre ha-brá alguien que querrá enderecer el barco y po-nerlo a flote de nuevo. Cuando se derribe algo, es-tará quien lo levante. Esta es la tarea de hoy para Talleres, Huracán, Ferro y Chacarita. Como la de tantos otros clubes hundidos en al crisis.

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Aquellos nostálgicos del fútbol no podrán olvidar aquel equipo del interior que durante las décadas del 80´ y 90´ disputó siete años en la máxima categoría. Quedó en el imaginario popular como un club querido, no sólo por las grandes figuras que alineó sino por el tercer puesto logra-do en el clausura 1991.

Es la institución del nordeste argentino que más tiem-po jugó en Primera y que se dio el gusto de tener a Diego Maradona como técnico debutante. El costo económico de ésta decisión y la venta del club por parte del empresario Eduardo Sefferian (quien lo había fundado en 1952 para sus empleados de la fábrica textil Tipoití) al entonces dipu-tado Roberto Cruz hicieron que el club con más socios de Corrientes descendiera al Nacional B en 1985.

Al no ser un negocio re-dituable para el político que estaba en el partido de Car-los Menem, decidió dejar esa plaza para Huracán de Corrientes. A partir de ahí, Mandiyú fue desafiliado de la AFA y debió cerrar sus puertas.

Luego de 15 años, 10 meses y 28 días, el Deportivo volvió a disputar un partido oficial al ganarle 3-0 a Nueva Valencia de Riachuelo por la Primera B de la Liga correntina en la cancha de Libertad, donde su público colmó las tribunas para ver el esperado regreso.

“Logramos recuperar al equipo de Corrientes. Mandiyú volvió después de mucho esfuerzo” cuenta Bruno Carlino, actual presidente del club y cara visible del grupo que, tras muchas reuniones y asambleas que arrancaron en 2009, logró recuperar el nombre comercial y ser el mandamás de la comisión organizadora que fue designada en mayo de 2010 para presentarse a elecciones y comenzar con esta nueva etapa del club.

“Mandiyú me recordaba lo mejor de mi infancia, tuve la obligación moral de tomar las riendas y levantar el es-tandarte para recuperar el club que supo brillar y hacerse conocer en toda la Argentina”. Carlino, de 37 años confiesa sus motivos y el por qué de volver a reflotar la institución.

Pero no todo fue tan sencillo: al tener el nombre oficial tu-vieron que conformar el plantel profesional, y para reclu-tar jugadores no sólo se contrataron jóvenes de distintos clubes del interior, sino que el mismo directivo puso un comunicado en el diario. “Fuimos pioneros en poner clasi-ficados. Se nos presentaron 500 chicos y de ahí quedaron 30 con los que se formó el equipo”.

Actualmente el equipo no está pasando un buen pre-sente en el Argentino B: está en zona de descenso directo y con pocas posibilidades para pasar a la siguiente ronda. El club arrancó en Segunda División de la liga correntina, ascendiendo de manera invicta a la mayor categoría de la provincia. Al finalizar ese torneo que merodeó por mitad de tabla, fue invitado por la AFA para jugar en la categoría

en la que está actualmente.El presidente, que echó al

técnico el pasado fin de se-mana por malos resultados, tiene el ambicioso proyecto de estar en 8 años en la Pri-mera del fútbol argentino. Para eso necesita de jugado-res de mayor categoría, por

lo que tentó al “Bichi” Fuertes y al “kily” González sin tener aceptación de ambos por diferencias económicas.

Para Carlino, la desaparición del club se debió a la pé-sima gestión de Roberto Paz. “Quiso hacer negocios, no era socio ni hincha y cuando no fue redituable dejó todo”. “Además nos tocó la peor época del Diego. Era su primera experiencia, y no le hizo bien como técnico. Él ni podía en-trar a la cancha porque no era aprobado por la AFA” decla-ra sobre Maradona, a quien tiene como ídolo futbolístico.

Para que esto no vuelva a suceder, cree que los intere-ses de Mandiyú tienen que estar por encima de cualquier persona. Además, pretenden armar un club competitivo en varias disciplinas, por lo que no sólo tienen equipo de fútbol sino también de handball, básquet y hockey.

Madiyú volvió para quedarse. La cuestión es si algún día volverá a ser aquél club que muchos recuerdan con Basual-do, el defensor Barrios o el propio Goycochea en los prime-ros años de los 90´.

Mandiyú, volver

luego de desaparecer por casi 16 añosEl club correntino que militó en Primera tras obtener el campeonato Nacional B 1987/88 y que fue reconocido y popular por, entre otras cosas, tener a Diego Maradona como director técnico, volvió luego de desaparecer en 1995. Por Silvio Boni

15 años, 10 meses y 28 días

pasaron para que Mandiyú volviera a jugar un partido oficial

Arriba. Viejas épocas. Recuerdo del equipo de los noventas. / Abajo. Nuevas esperanzas. La actual formación de Mandiyú

Page 17: El Tablón

La cabina era una olla a presión, apenas una pequeña muestra a escala de lo que sucedía del otro lado de la puerta: Un Tomás Ducó escupía a los cuatro vientos los insultos de la furia por el delicado trance del equipo, once jugadores de Huracán con mil pulsaciones por minuto, la pelota convertida en la enemiga menos desea-da. Pero desde ese compartimento unas cuer-das vocales intentaban apaciguar el clímax de tensión y poner un poco de colorido. Cuatro personajes habitan dentro de la “Voz del esta-dio”. Gustavo Quinteiro, Virginia Garoni, Mauro Campagnolo y Maximiliano Press trabajan en conjunto desde hace más de un año en la fun-ción cada vez que el “Globo” es local. Tan solo un vidrio impide que el bullicio no distorsione el micrófono, pero es el fanatismo lo que los lleva a estar ahí. “Me encanta estar acá porque soy hincha y, según mi viejo, pasé a la historia del club”, comentó la única dama de grupo.

El sonido salía de los parlantes ubica-dos alrededor de la cancha y se expandía libre-mente como parte del unísono hasta que una frase de Quinteiros rompía el tímpano de los hinchas: “¡Aaaaatención! Formación del primer equipo de Huracán”. Daniel Islas y compañía pi-saban el césped. Ovación ensordecedora. Agite de banderas. Éxtasis. “Cuando me ofrecieron ser la voz me pasaron montones de cosas por la cabeza. Fue una alegría enorme”, aseguró el “frontman” del grupo que también informa desde AM 970 con “Globo de mi vida”. Socio dos veces porque en un acto de furia futbolís-tica rompió su carnet. Es inquieto, efusivo, eléc-trico, lleva una foto de la torre del estadio en el celular, sabe todos los cánticos, sin embargo no grita los goles. “Hasta que no termina el partido no estoy seguro que ganamos. Huracán te en-seña a ser sufriente”, admitió, aunque también les atribuyó algo de la “patología” a Vélez y Ga-briel Brazenas. La camisa floreada transpirada por tanto nerviosismo.Un hombre lo intentaba tranquilizar desde afuera del ventanal y olvida-ba la existencia del fútbol por ayudarlo. “Siem-pre, siempre fue así él por el club y a veces se le sale un poco la chaveta”, describió Fernando Sganga, amigo desde la escuela primaria, que esa tarde decidió estar más cerca por cábala.

Ella no aguantaba las ganas de estar en la

platea con su hermana menor. Además, pren-der una lámpara hacía que la habitación sea un microondas y también ameritaba a la búsqueda de oxígeno. Desde que la dirigencia del presi-dente Alejandro Nadur le acercó la propuesta, dudó un poco pero finalmente aceptó. “Soy conciente que es un mundo machista, pero soy muy respetada. A la gente les gustó bastante”, afirmó Virginia mientras miraba de reojo el par-tido y rogaba que no subiera la térmica en Par-que de los Patricios. “Esta es otra faceta de lo que puedo llegar a hacer. Me gusta lo que hago y acá me siento muy bien”. Cuando la ciudad duerme, la blonda conduce “Trasnoche TKM” por la FM 103.7, a veces ni siquiera se toma una siesta reparadora por ir a la cancha: “Soy fanáti-ca enferma”. Siente que su función es más que comunicar. En ciertas ocasiones extienden una mano a la necesidad de algunos: “La otra vez vino un chico que debía viajar a China para ope-rarse, nos dejó unas rifas y pidió si podíamos dar el aviso a todos”.

Los otros dos integrantes son al mismo tiem-po independientes. Más callados, los contrastes de Virginia y Gustavo, pero no menos apasio-nados. Mauro maneja la consola que intensifica las palabras de los locutores y pone algún tango de Homero Manzi o rock de La Renga. Todo muy barrial. “Mientras la gente entra, les pongo un poco de música”. Maximiliano ni tiempo tuvo para dialogar. Su melena rubia era atrapada por el viento mientras corría para acomodar las “ca-jas” (bafles, para el resto) y el infinito “cablerío” en la conferencia de prensa.

El partido finalizó. La masa futbolera se dis-persaba, el folclore abandonaba al deporte luego de 90 minutos que fundieron lazos. Los cuatro personajes se saludaron y juraron verse dentro de dos semanas. “Somos lo que la gen-te quiere que digamos”, expresó la dama que tomó de la mano a su hermana, una copia de sí misma, y bajó por la platea. Quinteiros esperó a su padre, la base de la genética rojiblanca, para irse por el pasillo. Maximiliano y Mauro, conti-nuaron con el trabajo cuando el eco comenzaba a retumbar por la tribuna. Están “Ad honorem” y no les importa. Fanatismo al cien por ciento. Sólo apoyan al “Globito” y hasta hacen hablar a un estadio.

Los cuatro “Quemeros”. Ellos ponen su voz para que el estadio hable.

En la garganta del HuracánSe encargan de animar y ponerle clima a una de los estadios más importantes del país, el Tomás Ducó de Huracán. “El Tablón” pasó una jornada desde la cabina con Gustavo, Virginia, Mauro y Maximiliano, las cuatro cuerdas que hace “La voz”. Por Maximiliano Acosta.