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tenas c asica

UN ESPECT ÁCULO PARA LA DEMOCRACIA

En la Atenas del siglo de oro, miles deespectadores acudían a presenciar las tragediasque exaltaban los valores de la ciudad-estado,o las comedias en que se fustigaban los viciospolíticos y morales de los atenienses. La puestaen escena de tales obras necesitaba de actoresy productores, y de un espacio especialmenteacondicionado a tal efecto: el teatroANTONIO GUZMÁN GUERRACATEDRA neo DE FILOLOGfA GRIEGA DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

El apogeodel teatroAño Pisístrato, tirano~i:~ de Atenas, establece

los certámenesdramáticos.

~~~ Según la tradición,a.C. el dramaturgo Tespis

presenta a un actordialogando con elcoro. Nace el teatro.

Año Se representa Los per-472a.C. ses, de Esquilo. De te-

ma histórico, es la obratrágica más antiguade las conservadas.

Afto431a.C.

Puesta en escena deMedee. de Eunpides.Elgran teatro acabaen el siglo V a.C., a lavez que Atenas declina.

Hacia428a.C.

Sófocles compone suEdipo Rey, considera-da por Aristóteles mo-delo de tragedia. Tratael tema del destino.

SigloIV a.C.

Aristóteles teorizasobre el dramaen su Poética.

MASCARATEATRALEN TERRACOTAMUSE0ARQUEOLÓGICONACIONAL.TARENTO.

DODONA, en el Epiro,era la sede de unantiguo oráculo deZeus, al que estabaasociado este teatrocon capacidad paraunos 18.000 espec-tadores, construidoen el siglo III a.C.yreconstruido en lacenturia siguiente.

Imaginemosuna jornada a finales de marzo en

la Atenas del siglo V a.C; en pleno festival de lasGrandes Dionisias. Las celebraciones en honorde Dioniso (dios de la viña, del vino y del de-lirio místico) auspiciaban, aparte de vistosas

procesiones y ofrendas agrícolas, diversas representa-ciones en el teatro urbano. Allí, los asistentes podíandisfrutar de la gracia chispeante y procaz -e inclusogrosera- de comedias como la antibelicista LisÍstratadeAristófanes, o conmoverse ante el amargo destinode Edipo según lo refiere Sófocles.

En el recinto del teatro, un público formado por ciu-dadanos de toda clase y condición presenciaba los cer-támenes teatrales, patrocinados por la ciudad. El dra-ma antiguo era una institución entre lo artístico, lo re-ligioso y el interés público. Parte consustancial de lagrandeza de laAtenas democrática, el teatro ofrecía di-versas perspectivas. La tragedia provocaba hondas re-flexiones en el espectador, dilemas morales y políticos.La comedia, entre sus chanzas y utopías, contenía re-ferencias y críticas a personajes públicos. Democraciay teatro estaban indisolublemente unidos en la Anti-güedad' hasta el punto de que cuando aquella desapa-reció, el arte dramático entró en franca decadencia.

Pero tras este trasfondo cívico-político, el teatro eraesencialmente un rico espectáculo auspiciado por laciudad, con motivo de ciertas celebraciones religio-sas, para poner en escena, las piezas compuestas por al-gunos autores de éxito. A dichas representaciones asis-tía la mayoría de los ciudadanos, interesados en pre-sendar las aventuras y peripecias vividas y sufridas porlos héroes de las antiguas sagas épicas, o para reírse yburlarse con los tipos «antiheroicos» de las comedias.

EN EL ESCENARIOEn primer lugar, debemos prestar atención al espaciodonde se representaban las obras y a las diferentes par-tes del mismo. El coro -como se llamaba al conjuntode actores (los coreutas) que comentaban la acción-necesitaba de un espacio de cierta amplitud para susmovimientos, pues bailaba mientras cantaba. A dichoespacio se le dio el nombre de orchestra(<<zona de bai-le» ), y corresponde aproximadamente a la parte cen-tral del teatro, el área semicircular en la que conver-gen las gradas. En su centro se alzaba un altar del diosDioniso, cuya estatua permanecía allí mientras dura-ban las competiciones dramáticas. A uno y otro ladode la orchestrase abrían unos corredores (párodoi)por los

que accedían o se retiraban tanto el coro como los ac-tores. De acuerdo con dertas convendones espaciales,y sobre todo en el caso del drama, el corredor de la de-recha representaba «Atenas, la ciudad», mientras queel del ala izquierda simulaba «el mundo exterior y le-jano, el extranjero, el puerto».

Con la comedia la cosa era algo distinta porque estegénero localiza la acción en espadas y ambientes muydiversos, y es normal que nos encontremos con viajesde un sitio a otro. Por ejemplo, en Las avispas de Aristó-fanes hay un viejo que se atrinchera en su casa y luegohace un agujero en el tejado para escaparse, y en Lapaz,del mismo comediógrafo, el antihéroeTrigeo, emu-lando al mítico Belerofonte que surca los cielos en sualado caballo Pegaso, se las ingenia para cabalgar él mis-mo hasta el éter montado en un enorme escarabajo.

Los actores actuaban primeramente sobre un lugarllamado logeion,«lugar donde se recitan los discursos»,es decir, lo que hoy llamamos escenario. Esta palabraprocede predsamente del término skeneo «tienda», ellugar donde los actores se 'cambiaban de vestido o más-cara. Normalmente el escenario se hallaba detrás de laorchestra,y sobre él se alzaba una especie de balconada,el theologeion,desde donde intervenían los dioses.

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Para informar a los espectadores de lo que había su-cedido en otros lugares remotos (en la guerra, en elmar, en las islas) se recurría al relato de un mensaje-ro que aparece y cuenta lo que supuestamente ha ocu-rrido en aquel sitio.Por ejemplo, es un mensajero quiennos narra cómo tuvo lugar la derrota de los persas enSalamina según la versión de Los persas de Esquilo.

Tampoco se representaban a la vista de los espectado-res las escenas de violencia, las muertes ni los asesina-tos; estaba prohibido ver la sangre sobre la escena. Enlas tragedias abundan las muertes, pero el espectador nolas contempla; sólo se entera de lo que ha ocurrido bienpor el relato de un mensajero, bien porque al final de laobra aparece discretamente el cadáver en cuestión.

Había otra serie de recursos o accesorios que ayu-daban a mostrar los diferentes ámbitos donde transcu-rría la acción. El primero, llamado ekkyklema (<<má-quina rodante») , era un decorado móvil. Consistía enun artilugio giratorio que ponía a la vista del especta-dor, sobre una plataforma de madera, lo que sucedíaen el interior de un palacio o de una estancia en un de-terminado momento, y lo volvía a ocultar cuando con-venía. Por otra parte, había una especie de grúa rudi-mentaria, colocada sobre la escena, que hacía posible

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La democraciasale a escenaLA DEMOCRACIAy el teatro fueron consustancia-les con la ciudad de Atenas. Fue el tirano Pisístra-to (543 a.C.) quien instituyó los primeros certá-menes dramáticos buscando atraerse el favor delpueblo. Años después, Pencles, el gran estadista,llegó al convencimiento de que el ciudadano po-día ser educado políticamente gracias al teatro, yfue él quien los ilusionó con los ideales de coparti-cipación en la toma de decisiones y la corres-ponsabilidad ante las mismas; esto es,con los con-ceptos de «igualdad ante la ley» (isonomía) y de«libertad de expresión» (isegoría, parrhesía).EL TEATRO SE CONVIRTiÓ de este modo en unvehículo que contribuyó a difundir y fortalecer losnuevos ideales democráticos. Eurípides ensalzóla magnanimidad de Atenas como ciudad hospi-talaria. En su obra Las suplicantes, Teseo, rey deAtenas, aclara cuáles son las normas por las quese rige el sistema democrático de su ciudad: ala pregunta de «¿Quién es el tirano de esta tie-rra?». responde así: «Forastero, para empezar, hede decirte que te equivocas al buscar aquí un ti-rano. Esta ciudad no la manda un solo hombre,es una ciudad libre. El pueblo es soberano me-diante magistraturas anuales por sorteo y no con-cede el poder a la riqueza, sino que también el po-bre tiene igualdad de derechos».

la aparición o desaparición súbita de una divinidad alos ojos de los espectadores. La expresión latina deus exmachina (<<diosdesde la maquinaria») se acuñó para de-signar este recurso escena gráfico. Dicho artefacto, ade-más de su cometido técnico, cumplía una función sim-bólica, pues servía para marcar distancias entre el mun-do de los simples mortales y el mundo de los dioses.Al parecer, quien primero utilizó este mecanismo fueEurípides, en e1431 a.C;: en su tragedia Medea la prota-gonista huía al cielo en un carro de fuego.

EL VESTUARIO Y LAS MÁSCARASEn un recinto como el teatro ateniense de Dioniso ladistancia media entre los actores y el espectador másalejado podía alcanzar los 100 metros; en Epidauro lle-gaba a los 75. Compárese, por ejemplo, con los 25 o30 metros que hay, como máximo, en el célebre tea-tro londinense del Globo, donde Shakespeare repre-sentaba sus obras, o con el de nuestro corral de come-dias de Almagro, ambos del siglo XVII.En el teatro grie-go, esa gran distancia tuvo consecuencias directassobre determinados aspectos de la puesta en escena,como la audición, la visualización de gestos y movi-mientos o el uso de la máscara.

Los principales testimonios escritos sobre el vestua-rio de los actores dramáticos son de época relativa-mente tardía, hacia el siglo II d.C., por lo que debenser tomados con cautela a la hora de considerarlos vá-lidos para épocas anteriores. Sin embargo, las pintu-ras sobre cerámica ofrecen algunas pistas sobre el mun-do del teatro en la Atenas clásica, y combinando am-bas fuentes (escritas e icono gráficas) podemos sabermás acerca de este tema. Se distinguían las ropas de latragedia, la comedia y el drama satírico. En la cerámi-ca aparecen actores vestidos con el quitón, una espe-cie de túnica interior, y el hirnation,semejante a una ca-pa, además de llevar calzado de diverso tipo. Otrospersonajes, de más relevancia trágica, llevaban vesti-dos largos hasta el suelo, con o sin mangas.

En la tragedia no quedaba casi ninguna parte delcuerpo al descubierto y se caracterizaba a los perso-najes con el atuendo propio de su profesión o condi-ción (mensajeros, ancianos, plañideras ....), llevadosiempre con solemnidad. En la comedia, la ropa eramás ligera y se adornaba grotescamente con barri-gas exageradas y falos, en el caso de los hombres, ycon abundante vello púbico para las mujeres. En cuan-to al calzado, aunque se suele pensar que el coturno

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+un calzado con alzas- era el más típico, se ha demos-trado que pertenece más bien a la época helenística.En la época clásica, este tipo de calzado tenía conno-taciones casi peyorativas.

Por último, la máscara (prosopon)terminaba de carac-terizar a los actores, dándoles un aspecto ora terribleora ridículo. Se fabricaba seguramente con lino endu-recido e iba adornada con pelucas, mareándose en ellaojos, cejas y boca de grandes dimensiones. Además decaracterizar al actor, la máscara servía para dar reso-nancia a su voz;de ahí, según la etimología popular, elnombre en latín de la máscara teatral: persona.

LOS ACTORESLa palabra con que los griegos designaban al actor deuna tragedia o comedia era hypocrités.Dicho término es-tá emparentado con el verbo hypocrínornai,que posee unadoble significación, la de «interpretar un oráculo o unsueño» y la de «contestar o responder una pregunta».De ambos significados deriva el de «actuar como ac-tor de una pieza dramática», en tanto que interlocutorque replica a un miembro del coro. Luego están otrostérminos, como los de protagonistés,«protagonista»; deu-teragonistés,«deuteragonista» o segundo actor, etcétera.

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El teatrode Dionisoen AtenasLOS TEATROS, consagrados a Dioni$O (abajo) -en cuyas gran-des fiestas, las Dionisias y las Leneas, se representaban tantolas tragedias como las cornedias-. estaban a cielo abierto ypodían acoger a miles de ciudadanos. Los primeros teatros,todavía móviles y no estables, hechos de madera, aparecieronen los siglos Vy IV a.C. Hoy día estamos familiarizados con lasimpresionantes construcciones (o, mejor dicho, reconstruc-ciones) del Odeón de Herodes ático, en la falda de la Acrópolisateniense, o con el monumental teatro de Epidauro, que po-co tienen que ver con los modestos tablados en que represen-taron por primera vez sus obras Esquilo, Sófocles o Eurípides.LOS VESTIGIOS conservados de lasmás antiguas edificaciones, co-mo el teatro de Dioniso -ubicadoen la vertiente su r de la Acrópo-lis de Atenas, y cuya reconstruc-ción se muestra aquí-, nos res-tituyen un espacio escénico pri-mario donde el público se senta-ba en unas gradas de madera so-bre la propia colina. Parece que ha-cia el330 aC. Licurgo acometióuna serie de reformas dura-deras. A esta época se re-monta la construcción enpiedra, además de la orches-trade unos 20 metros de diá-metro y una skene de unos20 metros de frente.

oEl graderío.Elamplio semicírculo de la cá-vea o graderío aprovechabala pendiente de una colinay quedaba asegurado en susextremos por dos fuertes mu-ros de contención. Entre lasgradas había pasillos para faci-litar la circulación del público.

G Los sectores.El recinto podía albergar hasta15.000 espectadores. Elgrade-río estaba divictidoen 13secto-res,10 de IQScuales correspon-díal'l a cada una de las lOtribusde Atenas, cuyos miembrostomaban asiento en el sectorque lescorresponda,

eEl público.Hoy en día se piensa que lasmujeres también asistíana las representaciones, a lasque acudían los ciudadanosatenienses, los metecos(los extranjeros residentesen laciudad) y quienesestaban de visita en Atenas.

o El teatro de piedra.El primerteatro ático fuede madera. Se atribuyó a Peri-cles. en el siglo Va.C., la cons-trucción del primer teatrode piedra, pero estudiosrecientes han establecidoque los restos del teatro depiedra datan del siglo IVa.e.

oLugares de honor.En el centro de laprimera gra-da tenía su asiento reservadoel sacerdote de Dioniso, diosdel teatro, y en tomo a él sesentaban autoridades de la ciu-dad, representando a las insti-tuciones democráticas, y eljurado que daba los premios.

OLaescena.Elespacio reservado a losactores era la skene, la escena.En ella evolucionaban lostres actores que, en épocaclásica, encamaban losdistintos personajes de unaobra teatral mediante diferen-tes máscaras y vestidos.

GLa orchestra.Enel espacio circular ante laes-cena bailaba y cantaba el coro,guiado por el corifeo. Elnombrede orchestra (de donde pro-cede nuestra «orquesta») vienedel verbo orcheomaí. «balar»,Enel centro había un pequeñoaltar dedicado al dios Dioniso.

oMáquinas escénicas.Para algunos efectos escéni-cos se utilizaban dos artilugios:lagrúa -el deus ex machina-,que servía para introducir a se-res que venían del cielo o par-tían por él, y el ekkyklema, untablado con ruedas que saca-ba a escena a figuras yacentes.

C!) El Odeón.Pericles había introducidocertámenes musicales en losjuegos Panatenacos. Para al-bergarlos erigió el Odeón, aloeste del teatro, un gran edifi-cio de unos 63 x 69 metroscuya cubierta de madera des-cansaba sobre 90 columnas,

G Bajo el proscenio.El tablado del proscenio -esdecir, la parte delantera de laescena- se presenta seccio-nado en la ilustración, mos-trando el foso que se suponehabía debajo y que podía utili-zarse, si era conveniente, paraciertos efectos escénicos.

G Los decorados,Eldecorado era muy sencillo.Muchas veces era la fachada deun palacio con varias puertaspintadas sobre el fondo. La ske-nographía mejoró con Sófo-cles, pero se mantuvo muy es-quemática, Introducía a vecesuna tumba u otros elementos,

eEl theologeion.Al fondo de la escena se eleva-ba un edificio en cuya partesuperior aparecían los diosescuando intervenían o se diri-gían al público, Esa zona eleva-da también la podía usar unpersonaje, como Medea al fi-nal de la tragedia de Eurfpides,

AKG

En cuanto al número de actores, Aristóteles, en el si-glo IV a.C; refiere en su Poética que, cuando la tragediahabía logrado su perfección, la representación corríaa cargo de tres y sólo tres actores (sólo hombres, in-cluso para representar papeles femeninos), de suerteque no cabía la intervención simultánea de mayor nú-mero de individuos sobre la escena.

Por ello se hacía indispensable el uso de otro ele-mento importante, la máscara, prósopon, así como elcambio de vestimenta, lo que permitía que cada actordiera vida a distintos personajes. El empleo de la más-cara aparece en las fases más primitivas de muchospueblos y culturas. Sirve para proteger al hombre deciertos poderes hostiles y, en tanto que elementomágico, transmite a quien la lleva las fuerzas maléfi-cas o benéficas del ser que representa. En cualquier ca-so, la máscara esconde un poder de simulación, detransformación de la realidad, y va asociada frecuen-temente al ámbito de lo religioso y de lo mágico. Asíocurría también en Grecia, donde se asociaba al cul-to de Dioniso, divinidad vinculada al teatro.

Los actores se veían sometidos a ímprobos esfuer-zos y tensiones, pues en ocasiones debían. interpretarvarios papeles en cada una de las cuatro piezas de un

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El nacimientode la tragediaA PRINCI PIOS del siglo pasado surgió, a propósi-to de los orígenes del teatro, un acalorado deba-te. Los nuevos datos aportados por antropólogosde diversas culturas primitivas postularon que elteatro surge en el ámbito de recolectores y caza-dores tribales que fueron «dramatizando» cier-tos rituales. Según ellos, el teatro nació a partir dedichas manifestaciones ya «culturales».ESTO CHOCA con los defensores de la singulari-dad del fenómeno griego, que siempre se em-peñaron en encontrar un primer «autor» de talen-to. Hoy tendemos a aprovechar la información an-tropológica, que ilustra más bien la prehistoria dela tragedia. En cuanto a su historia, Aristóteles afir-mó en su Poética que la tragedia se eriginó en losantiguos cantantes de ditirambos, yn canto reli-gioso de carácter dionisíaco y contexto satírico,que se ennobleció en lenguaje y temática. Peroesto también ha sido parcialmente refutado.PARECE CIERTO que en la Olimpíada LXI (536-532a.C.), el dramaturgo Tespis hizo que un actor man-tuviera un diálogo con el jefe del coro en la proce-sión de las Grandes Dionisias. Nacía el primer ac-tor. La originalidad de Tespis consistió en la intro-ducción de un prólogo y del precedente del pos-terior diálogo entre actores. Para nosotros, pues,el trágico más antiguo es Tespis.

mismo autor que se representaban a lo largo de unajornada de las Grandes Dionisias, por no hablar delos esfuerzos a que se veía obligada su voz, cuya infle-xión debía además adaptarse a la de cada personaje,tanto masculino como femenino. Contaban con unamplio vestuario que les permitía caracterizarse comohombres o mujeres. La profesión de actor fue ganan-do prestigio con el paso de los años y hubo familias deactores, como la saga de los Calipo, que se hicieron cé-lebres durante varias generaciones.

EL CORO Y LOS PRODUCTORESAcompañaba a los actores el coro, encargado de cantary bailar. En tiempos de Sófocles, lo formaba un grupode quince hombres o mujeres (viejos o jóvenes) que enla obra suelen ser amigos del protagonista, a quien nor-malmente aconsejan para que deponga su obstinación.En el caso de las comedias el coro está integrado porveinticuatro miembros, ataviados de forma mucho másvistosa, y suelen hacer su entrada de forma precípítaday casi a trompicones, dando la impresión de caos.

Se ha elucubrado sobre la disposición que adopta-ba el coro de una tragedia durante la representación.Parece que sus miembros se disponían en forma rec-

tangular o bien en triángulo, con el corifeo o jefedel coro al frente. Por su espectacularidad debió dellamar poderosamente la atención el coro de la come-dia Las aves, de Aristófanes, en el que cada miembro delcoro es un pájaro o ave de clase distinta, con pluma-je de diferente colorido y que entona su peculiar can-to o melodía. La persona que se encargaba de la direc-ción del coro era el corodidáscalos (<<directorde coro») ;conocemos los nombres de alguno de ellos, comoTa-lestes, colaborador de Esquilo.

Por lo que se refiere a los gastos del coro, que sinduda debían ascender a una suma considerable, sabe-mos que corrían a cargo de algún ciudadano acauda-lado, el corego, en concepto de liturgia o servicio a lacomunidad. Se le imputaban al corego los gastos devestuario de los miembros del coro, sus máscaras, sualojamiento y comida y hasta el alquiler del lugar don-de el coro preparaba sus ensayos. Esta institución depatrocinio privado, llamada coreguía, quedó abolidaen Atenas en tiempos de Demetrio de Falero, que es-tuvo al frente de la ciudad a finales del siglo IV a.C,.y sus funciones pasaron a ser desempeñadas por unservidor o funcionario público llamado agonothetes, esdecir, el «encargado de los certámenes».

Como es natural, hubo coregas más generosos y otrosmás cicateros. En laVida de Nicias nos cuenta Plutarco queel propio Nicias, famoso político y general ateniense delsigloV a.C, fue un contribuyente rumboso, que se jac-taba de no reparar en este tipo de gastos.En cambio, co-rría a cargo del Estado costear los actores, abonar los ho-norarios al autor y sufragar el premio del concurso.

LAS REPRESENTACIONESLa puesta en escena de las diversas obras coincidía conla celebración de determinadas fiestas religiosas, y se-guía un calendario concreto. Cada autor presentaba aconcurso cuatro piezas, tres tragedias y un drama satíri-co. El día previo al comienzo de las representaciones seultimaban los ensayos y se daba a conocer la compañíade actores. El día siguiente se iniciaba con la procesiónyel traslado de la estatua del dios Díoníso, que era acom-pañada por grupos de jóvenes hasta la Acrópolis, y enella intervenía la mayor parte de los ciudadanos, agru-pados según las distintas tribus de Atenas.Atravesabanel ágora y finalizaban en el altar que se hallaba en el cen-tro del propio teatro. El segundo día se representabancinco comedias, y cada uno de los tres días siguientesse escenificaban tres tragedias y un drama satírico.

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Los grandes temas y autores:Si Esquilo, Sófocles y Eurípides desarrollaron en sus obras la épica y los grandes ideales de

Los persas:afán de libertadLATRAGEDIA más antigua de las conser-vadas es Los persas. de Esquilo. Se repre-sentó en el 472 a.C.y su corego (o produc-tor. en términos actuales) fue Pericles. Esla única tragedia de tema histórico: cele- ~

«bra la victoria ateniense sobre el ejércitode Jerjes en el 480 a.C. La escena evocala corte persa. donde un coro de ancianosespera noticias de laguerra. Aparecen enescena la reina Atosa. el fantasma de Da-ría. un mensajero (que narra el desastrede la flota persa en Salamina). y finalmen-te el propio rey JerJes.harapiento y derro-tado. A través del dolor de los vencidos.Esquilo evoca la justa victoria de los grie-gos. defensores de su tierra y libertad.

ESQUILO,según un busto griegoen mármol de finalesdel siglo IV a.C.Gliptoteca de Carlsberg,Copenhague.

LEÓNIDAS en lasTermópilas (arriba).batalla que precedió ala de Salamina. Óleopor David. 1814. Louvre.

Medea,O la venganzaEURíPIDES RECOGEen su Medeael crueldesenlace de la relación de la protago-nista con Jasón. Éste. a quien Medea ha-bía ayudado a conquistar el vellocino ::;de oro en la expedición de los argonau- ~

-ctasoy a regresar triunfante a Grecia. la trai-ciona y la abandona en Corinto. dondeambos están refugiados. Jasón va a ca-sarse con una princesa corintia. mientrasMedea debe partir al destierro. Pero ellase venga de la afrenta matando a sus pro-pios hijos. habidos con Jasón. y al rey yala princesa de Corinto. Luego huye en uncarro mágico en dirección al palacio deEgeo en Atenas. mientras Jasón se que-da en escena solitario y desesperado.

EURfPIDES. Copiaromana en mármol deun original griego.Museos Capitolinos.Roma.

MEDEA tras Ciarmuertea sus hijos (arriba).Pintura por A.Feuerbach. Siglo XIX.Museo Estatal de Arte.Mannheim.

el ,drama y la comediala ciudad-estado, Aristófanes fue la voz crítica de la democracia ateniense

Edipo, la fuerzadel destinoELMITO DE EDIPO, rey de Tebas, habla-ba de cómo este rey no pudo escapar aloráculo que había predicho que mataríaa su padre Layo, rey de Tebas. y desposa- ::;ría a su madre Yocasta. Sófocles evoca el ~

«momento en que Edipo, salvador de Te-bas al vencer a la Esfinge, tras haber ma-tado sin saberlo a Layo y después de añosde casado con Yocasta desconociendoque era su madre, investiga el asesinatode Layo. para descubrir su propio origen,el parricidio y el incesto que, sin querer,había cometido. Al final, Yocasta se suici-da y Edipo se arranca los ojos y se con-dena al exilio, adonde parte, ya ciego,acompañado por su hija Antígona.

SÓFOCLES.representado en unbusto de mármol delsiglo IV a.C.Museo delLouvre, París.

EDIPO ante la Esfinge(arriba), tal y comolo imaginó JeanAuguste DomimiqueIngres en 1808. Museodel Louvre, París.

Lisístrata:armas de mujerEN ESTA COMEDIA, representada en elaño 411aC., Aristófanes plantea una so-lución insólita a la guerra del Pelopone-so, que enfrentaba a Atenas y Esparta. La ::;atreniense Lisístrata, secundada por la es- ~partana Lámpito, promueve entre las mu- -c

jeres de los bandos contendientes una ARISTOFANESen un busto de

huelga de sexo hasta que los hombres fir- mármol de finales delmen la paz, como sucede al fin. Con sor- siglo IV a.C.Museoprendentes recursos (como los dos coros del Louvre, París.enfrentados, uno de ancianas y otro de an-cianos) y un lenguaje directo y procaz, Aris-tófanes refleja tanto el cansancio de lague-rra como la libertad de espíritu reinante enla Atenas democrática, donde Lisístratase puso en escena en plena contienda.

JOVEN ATENIENSE(arriba) en unapintura obradel británico LawrenceAlma-Tadema.Siglo XIX.

De este modo, durante los siete días de las fiestas llama-das Grandes Dionisias se ponían en escena un total de17 obras. Lo más frecuente fue que en el sigloV a.e. par-ticiparan cada año en el concurso dramático cinco au-tores, aunque durante la guerra del Peloponeso, en lasegunda mitad de esa centuria, se redujeron a tres.

EL PÚBLICO Y ELJURADO¿Quiénes asistían al teatro en Atenas? El público queconcurría a las representaciones alcanzaba un númeroconsiderable, y comprendía tanto ciudadanos como vi-sitantes, embajadores o comerciantes venidos de otraspoblaciones. El aforo de algunos grandes teatros osci-laba entre 10.000 Y 15.000 espectadores. Alparecer lasmujeres también asistían al espectáculo, en especial alas comedias, aunque su presencia siempre fue muyminoritaria. En época helenística y romana las muje-res fueron espectadoras más asiduas.

Los espectadores no disponían de entradas mejo-res ni peores -salvo, naturalmente, aquellas reservadasa autoridades religiosas o polítícas-, ni había una zo-na preferente. La cávea o graderío del teatro ateniensede Dioniso estaba dividida en trece sectores, diez delos cuales eran ocupados por los espectadores de ea-

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Actores: losmás admiradosLos actores del teatro antiguo gozaron en todo elmundo griego de enorme prestigio y popularidad.Las ciudades les reconocieron ciertos derechosde inmunidad y libre circulación, hasta el puntoque algunos de ellos ejercieron el papel de em-bajadores para tratar asuntos delicados.CUENTA PLUTARCO. por ejemplo, que AlejandroMagno mandó al actor Tésalo como enviado pa-ra tratar con el sátrapa de Caria una alianza matri-monial. La fama de las tragedias atenienses se ex-tendió más allá de la Atenas clásica y sus repre-sentaciones pasaron a desvincularse de la vida ciu-dadana y religiosa: el padre de Alejandro, Filipo, fueasesinado durante una representación teatral quecelebraba el matrimonio de su hija.LAADMIRACIÓN por los actores invadió a gobeman-tes helenísticos y romanos como Antíoco, Antonioo Cleopatra, y llegó incluso hasta los bárbaros.Cuando el romano Lúculo tomó la capital de Ar-menia, encontró un buen número de actores grie-gos que deleitaban al bárbaro Tigranes. Ydespuésde la derrota romana de Craso en Cartas. los reyesde Partia y Armenia celebraron el enlace d~ sus hi-jos con una representación de las Bacantes de Eu-rípides en laque el actor entusiasmó al público de-clamando los versos con la cabeza cortada de Cra-so en las manos, en vez del atrezzo habitual.

da una de las diez tribus o divisiones administrativasde la ciudad. Los asientos no estaban numerados, y ca-da cual ocupaba la plaza que mejor pudiera con lasola constricción de que correspondiera al espacio des-tinado a su tribu o barrio ciudadano.

Elprecio estándar de un asiento ascendía a dos óbo-los (el equivalente a un día de salario de la gente humil-de), y sabemos que Perides instituyó un fondo para quetodos los ciudadanos pudieran asistir al espectáculo.Esposible también que el acceso se franqueara median-te la exhibición de un pase de entrada. Los arqueólogoshan descubierto una serie de objetos de plomo, circu-lares, decorados con máscaras de tragedia y de come-dia, con trípodes y otra serie de motivos alusivosal mun-do del teatro, que se han interpretado como el boletoque daba derecho a ocupar un asiento.

Por lo que se refiere al comportamiento de los espec-tadores, durante unas sesiones que duraban desde lamañana hasta el atardecer, era de lo más variopinto.En los entreactos se podía comer, tomar agua, eliminar-la, etc., y en ocasiones se utilizaba parte del r~frigeriopara lanzarlo contra los actores en señal de desaproba-ción. Aristófanes da testimonio de jacosas batallas cam-pales con intercambio artillero entre el público. Los es-

pectadores no guardaban silencio como solemos hacer(más o menos) hoy día, ni reservaban los aplausos omuestras de desagrado para el final, sino que interrum-pían con gritos, abucheas, aplausos, etc. Se cuenta laanécdota de que cuando Frínico puso en escena su obraLa caída de Mileto (drama de contenido histórico que re-presentaba la toma de esta ciudad griega a manos per-sas) la mayoría de los espectadores echó a llorar, hastael extremo de tener que suspender la obra.

Una vez concluidas las representaciones, un juradodictaminaba quién era el vencedor. Los miembros dedicho jurado eran elegidos entre las diez tribus queconstituían el entramado social de la ciudad. Las diezpersonas así elegidas como jueces debían jurar queemitirían un veredicto imparcial. En una obra de Aris-tófanes, Las asambleístas, leemos que los jueces se com-prometen a «no ser perjuros».

Elprocedimiento para votar era el siguiente: cada juezescribía su dictamen en una tablilla que era introduci-da en una urna. El arconte encargado de la organiza-ción del concurso extraía de ahí las tablillas a partir delas cuales se proclamaba por sorteo al vencedor. Espro-bable que los jueces pudieran sentirse presionados porlos asistentes al teatro, partidarios ya de una ya de otra

obra. Pero el caso es que, una vez conocido el vence-dor, el heraldo proclamaba el nombre del autor, a quiense coronaba en el teatro con una corona de yedra. Sa-bemos que Esquilo y Sófoclesobtuvieron la victoria conmás de la mitad de sus obras; en cambio Eurípides co-noció las mieles del éxito sólo cinco veces. Años mástarde se implantó la costumbre de otorgar tambiénun premio al primer actor, al protagonista.

Los años de gloria del teatro terminaron junto conel siglo de oro de Atenas. Después de los cuatro gran-des dramaturgos -Esquílo, Sófocles, Eurípídes, Aristó-fanes- ya no hubo ningún otro digno de mención: só-lo sus obras han quedado para la eternidad. _

PARA SABER MÁS

ENSAYO Introducción alteatro griego.A. Guzmán Guerra.Alianza.Madrid. 2005.

Mérida: loscaminos de unencuentro popularcon los clásicosgreca latinos.J. Monleón.Festivalde teatro clásico,Mérida.1995.

INTERNET

http://es.wikipedia.org/wiki/Teatro_deJa_Grecia_Antigua

HISTORIA NATIONAL GEOGRAPHIC 57