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EL TEXTO RADIOFÓNICO (11)
Si bien no se puede hablar de un único modelo de texto radiofónico, si se
pueden establecer una serie de reglas mínimas, válidas para todo tipo de
programas, que facilitan la comprensión del mensaje por parte del oyente.
Aunque no es lo mismo un programa informativo (en el que la inmediatez,
credibilidad y flexibilidad determinan un tipo de lenguaje) que un programa
de madrugada (donde se busca explotar la capacidad de fascinación y de
compañía que ofrece la radio); tanto en un caso como en otro, el objetivo
comunicativo será común: <<transmitir un mensaje capaz de captar y retener
la atención del oyente>>.
Para captar y retener la atención, el interés del oyente, son imprescindibles
una serie de reglas narrativas en cuanto a:
1. El uso correcto y preciso del idioma en que se expresa el mensaje
2. A la densidad y dosificación de los conceptos y datos que se aportan
3. A la contextualización de los mismos
4. A la estructura narrativa
<<El texto radiofónico es una unidad informativa, compuesta por
una expresividad escrita, una expresividad oral y una expresividad del sonido>>
Cada uno de estos tres medios de expresividad del texto debe atenerse a una
serie de normas que resultan básicas para conseguir que el mensaje llegue al
oyente con toda su carga comunicativa, y sin distorsiones que puedan generar
confusión y desorientación respecto del contenido. Normas que son
inexcusables en el caso de los programas informativos donde las locuciones se
sustentan mayoritariamente en textos, mientras que en el resto de programas
prima la improvisación sobre el folio escrito. En los siguientes epígrafes se
hace un repaso a los criterios fundamentales a la hora de redactar un texto para
la radio, bajo la óptica de los programas informativos, por ser estos la
columna vertebral de la programación de todas las cadenas radiofónicas
<<generalistas>>.
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LA EXPRESIÓN ESCRITA: LA REDACCIÓN DE
NOTICIAS (11.1) A la hora de abordar la redacción de un texto radiofónico se debe partir de
dos premisas incuestionables:
1. El oyente es un sujeto pasivo que no hará ningún esfuerzo por seguir un
programa, si este no le interesa desde el primer momento.
2. El oyente debe entender el mensaje en el instante en que se emite. ¡A la
primera!
Reglas de contenido (11.1.1)
I. En toda información radiofónica debe prevalecer la autenticidad de lo
que se cuenta, frente a la verosimilitud. Se debe rechazar toda noticia si
se duda de su autenticidad.
<<La Radio transmite noticias, no rumores>>
II. Toda la información que se transmite debe estar previamente
confirmada en su contenido, al menos, por dos fuentes distintas que
ratifiquen su veracidad. Se evitará así el ridículo de un desmentido.
<<La Radio no emite noticias falsas>>
III. La información radiofónica no debe mezclar nunca los hechos que se
cuentan, con los sentimientos que estos despiertan en el informador.
Todo texto radiofónico debe huir de la opinión, y dejar al libre albedrío
del oyente la interpretación y valoración de lo que se le cuenta. El
informador, el redactor, no debe opinar nunca sobre la noticia de la que
informa: salvo que sea demandado directamente para hacerlo.
<<Todo texto radiofónico debe aportar información y no
opinión>>
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IV. En todo texto radiofónico siempre es preferible emplear el testimonio
sonoro del protagonista o protagonistas de la noticia, que sustituirlo por
la locución del redactor.
<<El testimonio directo del protagonista de la acción, debe
prevalecer sobre el contenido escrito de la noticia>>
V. Todas la personas, los protagonistas de las noticias, son siempre
inocentes, mientras no haya una sentencia condenatoria en firme,
dictada por un tribunal. Siempre se ha de emplear el término
<<presunto>>
<<La Radio no debe ni puede condenar a nadie, sin existir
una sentencia firme>>
VI. Debe rechazarse todo término que sea susceptible de ser interpretado
como peyorativo por una parte o sector de la audiencia, cuando se
abordan temas relativos a la nacionalidad, la raza, la edad y el sexo o
sexualidad de las personas. Se debe evitar todo giro o expresión que
puedan inducir planteamientos racistas, violentos o xenófobos en la
audiencia. En estos casos, el informador debe atender a la
responsabilidad profesional y la sensibilidad, para no herir a ningún
oyente.
<<La Radio no debe propagar informaciones que estimulen la violencia, la xenofobia o el racismo>>
VII. En toda noticia referida a asuntos polémicos en los que hay varias
partes implicadas, todas ellas deben ser consultadas para que la
información recoja todas las ópticas concernidas directamente en la
noticia
<<La Radio no toma partido por ninguna de las partes
implicadas en la noticia>>
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VIII. En los contenidos de los que se derive la publicidad para una persona,
marca o producto, se debe evitar al máximo toda referencia a los
aspectos comerciales del hecho. Es imprescindible el rigor informativo,
para evitar lanzar mensajes publicitarios encubiertos.
<<La información no es publicidad>>
IX. En las noticias remitidas por instituciones u organismos públicos o
privados, es imprescindible mencionar siempre la fuente. El origen de
las noticias debe estar siempre expreso en el texto.
<<Todas las informaciones tienen que citar expresamente la fuente de
origen o al protagonista o protagonistas del hecho informativo>>
X. En el texto radiofónico las citas textuales deben ser sustituidas por el
testimonio oral del protagonista, y se evitarán - salvo que sean muy
relevantes - , aquellas que no tengan soporte sonoro. Toda cita textual o
declaración debe ser introducida en la información por el pretérito
indefinido del verbo, para aclaración del oyente. Ejemplo: afirmó,
concretó, dijo, preciso, puntualizó, agregó, etc...
<<Las citas textuales deben evitarse o expresarse, de manera preferente, con el testimonio oral del protagonista de la
noticia>>
XI. En el texto radiofónico debe eliminarse toda referencia al <<yo>>, o a
la redacción en primera persona. La información en la radio debe huir
de la excesiva personalización y del protagonismo del informador.
<<Lo importante es la noticia y no quien la obtiene, elabora
o cuenta>>
XII. Debe rechazarse toda simulación del directo. No se puede falsear o
simular una emisión en directo, por un montaje realizado y grabado
previamente. Esto supone un engaño para el oyente y contribuye a su
desorientación.
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<<No se puede ocultar al oyente la naturaleza temporal de la
información que se le cuenta>>
Reglas de redacción (11.1.2)
Las propias características del medio (volatilidad e irreversibilidad del
mensaje) y la escucha pasiva que realiza el oyente (sólo se interesa por aquello
que le llama la atención), son las que determinan los fundamentos de toda
redacción radiofónica y, de manera especial, las de carácter informativo;
requisitos que siempre habrá que tener presentes a la hora de redactar. Son
tres: mensaje directo, claridad expositiva y sencillez sintáctica.
Mensaje Directo
Toda información radiofónica siempre debe comenzar con el
dato más importante o significativo; con aquel que defina y aclare
mejor la relevancia significativa del hecho que se va a relatar.
<<El dato más importante abre siempre las informaciones >>
Al redactar se debe primar la economía en el numero de
palabras que se emplean para contar y definir la noticia. La
utilización de muchas palabras resulta redundante y enmaraña el
contenido. Hay que sintetizar el contenido de la noticia, para
facilitar su comprensión.
<<La información radiofónica es la síntesis del
contenido de la noticia, en sus datos más importantes>>
Se debe ir siempre al grano, al meollo del asunto, para, a
continuación, desgranar la información de lo más a lo menos
importante, siguiendo el esquema de la pirámide invertida.
<<Debe obviarse todo recurso a la retórica o los
circunloquios innecesarios>>
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En la Radio el mensaje principal que se quiere trasladar al
oyente no debe enmascararse, enmarañarse u ocultarse con frases
cargadas de palabras o florituras verbales, que sólo contribuyen a
alargar el discurso innecesariamente.
<<No se avanza lo que se va a decir. Se dice
directamente>>
Esto provoca una pérdida de tiempo y puede confundir o
enredar al oyente, que perderá más fácilmente el hilo del relato, si
se alarga por encima de la estrictamente necesario.
<<Hay que huir de las divagaciones y de las frases
hechas, y vacías de contenido>>
El recurso a las frases hechas, con ser muy frecuente en la
Radio, entraña, en la mayoría de los casos, un uso incorrecto o no
apropiado de la cita; lo que distorsiona contenido del mensaje que
se quiere transmitir. El abuso en este tipo de recursos no sólo
supone una pérdida de tiempo, sino que puede confundir al
oyente, por su escasa o nula aportación a la claridad del mensaje,
o por expresar un contrasentido en sí mismo. Ejemplo: <<calma
tensa>>, <<compás de espera>>, etc...
<<Hay que huir de la utilización de las frases hechas
que han perdido valor significativo o que entrañan un contrasentido>>
De igual modo, el muy frecuente recurso a las muletillas que se
da en la Radio - como medio de dar entrada o iniciar una
información - es otra manera de retrasar al oyente el contenido
fundamental de la información. <<Así es>>, <<Hola>>,
<<Efectivamente>>, <<Qué tal>>, <<Como muy bien dices...>>,
<<Aquí estamos>>, <<Pasamos página>>, << A uña de
caballo>>, << Tal y como señalas...>>, etc..., son algunas de la
muletillas más recurrentes en las informaciones radiofónicas: que
deben ser eliminadas.
<<Hay que ir directamente a la noticia>>
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Recursos que, además de no aportar nada al mensaje, hacen
perder minutos, van en contra del principio de iniciar la
información con el dato más importante del asunto que se cuenta
y, por último, suponen un empobrecimiento del discurso. Pobreza
discursiva que dice muy poco en favor de la profesionalidad de
quién las utiliza.
<<Las muletillas empobrecen el discurso y contribuyen
a dilatar en el tiempo la emisión de la noticia>>
En la redacción de las informaciones, el tema debe centrarse en
las palabras que definan conceptos o describan los hechos, y no
en los sentimientos. Mezclar hechos y sentimientos supone una
manipulación del mensaje y contribuye a distorsionar, a enredar,
la información que se transmite a la audiencia. Sólo en
determinados momentos, cuando la información se presenta como
opinión personal, se justifica que los sentimientos u opiniones
sean el centro del relato informativo.
<<En el texto radiofónico se informa, no se opina>>
Claridad Expositiva
El sujeto de la acción debe figurar en la frase de inicio de la
redacción, y estar presente como referente a lo largo de todo el
texto, para facilitar al oyente la comprensión del mensaje: aunque
se acabe de incorporar a la escucha.
<<El texto radiofónico debe ser reiterativo, sin caer en
la redundancia>>
Para soslayar el carácter volátil del mensaje radiofónico, la
radio es reiterativa en su oferta informativa general (las noticias
más importantes se repiten en los sucesivos boletines horarios y
servicios informativos), y también debe serlo a la hora de redactar
las informaciones.
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El sujeto, el origen o el efecto del suceso, deben reiterarse dentro
del texto - en función de su extensión - para que el oyente tenga
en todo momento, la referencia - el dato - principal de lo que le
están contando. De este modo, cualquier oyente podrá captar a la
primera el sentido noticioso de la información, aunque se
incorpore tarde a la escucha. Esa reiteración no debe caer en la
redundancia, para lo cual será imprescindible no utilizar siempre
las mismas palabras o construcciones, sino distintas en cada caso.
<<La reiteración en el dato principal de la información, no implica caer en la redundancia>>
Todo texto radiofónico debe evitar la mezcla de conceptos
distintos en un mismo párrafo o frase. Esto provoca confusión en
el oyente, que perderá el sentido central de la información. Los
datos o conceptos deben ser expuestos de uno en uno y en orden
jerárquico de importancia. De lo más a lo menos importante.
Serán incorrectas, por tanto, frases como la siguiente: << el
secretario general ha afirmado que su partido propondrá la rebaja
de los impuestos, que no presentará un candidato a la presidencia
de RTVE, y que presentará una moción de censura contra el
presidente de Cantabria >>. Demasiados y diferentes datos para
que el oyente los pueda retener o siquiera interesarse por ellos.
No sólo se alarga innecesariamente la frase, sino que el oyente
perderá el valor informativo de cada uno de los datos que se le
aportan, al no destacarse ninguno en especial.
<<La redacción debe establecerse de lo más a lo menos
importante y evitar, rechazar, la mezcla de conceptos en una misma frase>>
Debe huirse del empleo de perífrasis, eufemismos o
circunloquios que oscurecen el contenido de la información. El
uso de muchas palabras en lugar de la precisa, el no designar a las
cosas por su nombre, sino por otro indirecto; o desarrollar una
retórica alrededor del hecho que se relata: deben ser abolidos del
texto radiofónico. La utilización de estos recursos enmascara el
hecho principal de la noticia, lo que puede provocar un recepción
parcial o incompleta de la información por parte del oyente.
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<<Al redactar debe rechazarse el estilo ampuloso, la
retórica vacía y el alargamiento innecesario de las frases. Nunca se debe divagar sobre el hecho que se
cuenta>>
La construcción de las frases debe realizarse siempre en su
forma activa. La redacción en condicional o que parte o contiene
una negación, dificulta la comprensión al oyente que se verá
obligado a retener la proposición inicial, para comprender el
sentido de lo que se le cuenta. Esto enmaraña el contenido de lo
que se transmite: <<Aunque no pudo evitarse, el jefe de seguridad
ha confirmado que el robo se perpetró durante la jornada de
trabajo en el centro>. El modo correcto será: << El jefe de
seguridad ha confirmado que el robo se perpetró durante la
jornada laboral en el centro, sin que pudiera evitarse >>
<<La construcción de las frases debe realizarse siempre en activa, y evitarse las negaciones y condicionales en el
texto>>
Debe evitarse el empleo de los adjetivos en la información, pues
introducen juicios de valor o matizaciones subjetivas. Su uso
sólo está justificado cuando el adjetivo adquiere un valor
descriptivo y siempre que aporten algún dato informativo. Deben
rechazarse los calificativos descriptivos que no aporten
información o que estén gastados en su significado: <<brutal
asesinato>>, <<impresionante despliegue policial>>,
<<magnífica interpretación>>, etc... Lo correcto será:
<<asesinato>>, <<amplio despliegue policial>>, <<buena
interpretación>>
<<Debe rechazarse el empleo de adjetivos en la
información, que sólo están justificados si tienen
carácter descriptivo y aportan datos informativos >>
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Los extremismos innecesarios, las frases y expresiones
apasionadas y los superlativos o diminutivos deben excluirse al
elaborar la redacción. En general, implican una valoración de los
hechos y no aportan contenido informativo a la noticia. Sin
embargo, el apasionamiento y la exageración incorporan un tinte
dramático que carece de valor informativo.
<<La utilización de superlativos, diminutivos o
extremismos es innecesaria y desvirtúa el contenido de la
información>>
Para unir unas informaciones o párrafos con otros, se debe huir
de expresiones que precisen de un antecedente para su total
comprensión. Así por ejemplo, es frecuente recurrir a expresiones
como << por otra parte>>, <<por otro lado>>, sin que se
mencione su referente anterior, lo cual obligará al oyente a pensar
en el referente que falta. En este caso habría que haber utilizado
previamente << por una parte >>, o << por un lado>>. No
obstante, siempre es preferible pasar directamente de una noticia
o párrafo a otro, en función de cada contenido, que recurrir a
este tipo de latiguillos.
<<Las distintas partes de un texto, sus párrafos, deben
tener entidad informativa propia, y sin latiguillos en los
enlaces entre ellos>>
En toda redacción radiofónica debe identificarse con la mayor
precisión posible la fuente origen de la información. Deben
rechazarse expresiones demasiado genéricas y no referenciales
(<<fuentes fidedignas >> o <<fuentes de toda solvencia >>), ya
que contribuyen a oscurecer la información y pueden hacer
desconfiar al oyente, respecto del contenido que se le transmite.
No se trata de revelar las fuentes, si ello tiene algún coste, pero, al
menos, ofrecer un referencia lo más precisa posible. En el
ejemplo anterior, será mejor decir: << fuentes del ministerio...>>,
<<fuentes del PSOE>>, <<fuentes de la oposición
nacionalista>>, <<fuentes del banco ...>>, etc...
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<<La fuente origen de la información debe identificarse
con la mayor precisión posible>>
Toda enumeración o cita de varios nombres seguidos debe
limitarse a los dos más conocidos o representativos, ya que la
volatilidad del mensaje radiofónico impedirá al oyente quedarse
con todos los nombres que se le proponen. Una larga retahíla de
nombres poco conocidos (personas, ciudades o accidentes
geográficos) puede llegar a agobiar al oyente e incitarle a
desinteresarse de la escucha.
<<Las enumeraciones de nombres propios, debe
limitarse a los dos más conocidos o representativos>>
En la utilización de los nombres propios siempre debe figurar
también el primer apellido. Nunca se debe citar al protagonista de
la noticia sólo por el nombre, pues denota una familiaridad
impropia del relato informativo, y rebaja el rigor y la precisión
que debe tener todo texto radiofónico. Por tanto, deben rechazarse
expresiones como: << Piqué, afirmó que el Gobierno designará
...>>, << Gutierrez abandonará la secretaría general del sindicato
...>>, etc ... Parece obvio que a nadie le gusta, y menos los
personajes públicos, ser interpelado de manera familiar por
desconocidos. Puede resultar falso y poco educado ante la
audiencia, y ser apreciado con un tinte peyorativo por parte del
personaje mencionado. En sentido opuesto, tampoco es necesario
pasarse y enumerar los dos apellidos de todo personaje, que sólo
se emplearán, cuando el protagonista sea así identificado y
reconocido por la audiencia o para deferenciar a dos personajes
con el mismo nombre y apellidos; por ejemplo, en el mundo del
ciclismo <<Igor González de Galdeano>>. Se huirá en todo
momento de los apodos o nombres familiares, salvo en la muy
contadas ocasiones, en las que el protagonista lo acepte y sea así
conocido popularmente.
<<Siempre se empleará el nombre y primer apellido del
protagonista o protagonistas de la noticia, y se evitarán los términos familiares y los apodos>>
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En los cargos o actividades profesionales desempeñadas por
mujeres debe utilizarse el femenino. Así, debe decirse la diputada,
la ministra, la directora general y no - por erróneo -, la ministro,
la diputado o la director general. Sólo en los cargos o puestos
profesionales considerados como neutros en los que se mantiene
el masculino, el nombre debe ir precedido por un artículo
femenino. Por ello, no se dice << la sargenta>> o <<la
agenta>>; por ejemplo, sino << la sargento>> o <<la agente>>.
<<Se debe emplear el femenino en la denominación de
cargos o puestos profesionales desempeñados por mujeres. En los casos neutros se antepone el artículo
femenino a la denominación del puesto>>
El la redacción radiofónica debe rechazarse el empleo de los
tratamientos honoríficos de los protagonistas de la noticia. El
tratamiento de los cargos y personalidades públicas, debe
limitarse al cargo jerárquico que ostenten. Así, se dirá : <<el
Obispo>>, <<el General>>, <<el Rector>>, etc..., en lugar de
<<Su ilustrísima el Obispo de...>>, <<el excelentísimo General
D...>>, o <<el excelentísimo y magnífico Rector de la
Universidad ...>>. En el caso de que se trate de la Familia Real,
debe emplearse el <<Don>> o <<Doña>>, para referirse
individualmente a cada uno de sus miembros. Para hacer una
referencia sin mencionar los nombres de acudir al empleo de
<<Su>> o <<Sus Majestades>>, pero nunca se deberá utilizar por
incorrecto <<los Monarcas>>, ya que Monarca se refiere a una
sola persona, el Rey. También es incorrecto el tratamiento de
Majestad para referirse al Príncipe de Asturias o la Infantas, que
deben ser tratados de Alteza Real, pues el tratamiento de
Majestad está reservado para los Reyes reinantes.
<<En la radio no se utilizan los cargos honoríficos y si
la denominación jerárquica de los mismos>>
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También debe restringirse el uso de los números o el abuso de
los mismos, pues la memoria auditiva del oyente le impide
retener las cantidades y magnitudes expresadas en cifras. Su
utilización debe quedar circunscrita a las estrictamente
imprescindibles, por importantes y significativas, y que faciliten
la comprensión del contenido al oyente.
<<La capacidad del oyente para captar números o porcentajes es muy limitada>>
La acumulación de números, cifras y porcentajes no sólo
complica la escucha al oyente al exigirle un esfuerzo de retentiva;
también a la hora de la locución su presencia en abundancia
puede inducir fácilmente al errores en la dicción. además, puede
provocar errores y confusiones a la hora de la locución. En
resumen: un exceso de números en la redacción siempre oscurece
la eficacia de la información que se transmite e induce al error del
locutor.
<<El uso de las cifras debe restringirse a las imprescindibles para facilitar la comprensión y el valor
significativo de la noticia>>
Todas las cifras de más de cuatro números deben redondearse e
ir acompañadas de vocablos referenciales como: <<más de...>>,
<<alrededor de ...>>, <<aproximadamente>>, etc..., que
facilitarán al oyente la comprensión de lo esencial del dato. Sólo
deberán mantenerse todos los dígitos, cuando se trate de cifras
exactas cuya alteración modifique el contenido de la información.
<<Las cifras de cuatro o más números, deben
redondearse, salvo que su modificación altere el
contenido significativo de la información>>
Tampoco es aconsejable el empleo de los números ordinales,
porque pueden inducir a confusión en el oyente, pues complican
la comprensión del contenido. En todo caso, su empleo debe
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limitarse a los comprendidos entre primero y vigésimo. A partir
de este último es preferible emplear los números cardinales.
Resulta más fácil de comprender para el oyente hablar de la <<
56 edición de la Mostra de Venecia>>, que decir la
<<quincuagésimo sexta edición ...>>
<<No es aconsejable el empleo de los números ordinales
en la locución de las cifras, especialmente a partir del
número vigésimo>>
En las informaciones en las que sea preciso indicar la hora de un
hecho sucedido en el extranjero, hay que acompañar el dato con
su equivalente en el horario español. No hacerlo así dificulta la
comprensión y confunde al oyente.
<<Si un hecho se ha producido en el extranjero y a una hora concreta, la información deberá reflejar su
equivalente en el horario español>>
Las cantidades que originariamente estén expresadas en medidas
de peso (libras, arrobas, etc..), distancia (millas, millas náuticas,
leguas), velocidad (nudos o millas por hora) o temperatura
(grados <<Kelvin>>), distintas a las internacionalmente
aceptadas; deberán ser traducidas a su equivalente en kilos,
metros, kilómetros por hora y grados centígrados. No hacerlo así
complica la comprensión del contenido al oyente, que puede no
encontrar sentido o noticia en lo que se le cuenta. De igual modo,
todas las cantidades monetarias deberán ser traducidas en euros.
En todo caso, podrá aportarse el dato inicial, seguido siempre de
su equivalente. Es evidente que se complica gratuitamente la
escucha, que se confunde al oyente, al hablar de: <<3000 libras
de carne contaminada>> o <<30 millas>> o <<cuarenta
galones>>.
<<Todo dato cuantificado en magnitudes diferentes a las
aceptadas internacionalmente, debe ser traducido por su equivalente en euros, kilos, metros y grados>>
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Siempre se evitará el empleo de siglas, por la complicación
añadida que supone para el oyente, obligado a decodificar en su
mente el nombre completo que incorpora la sigla que escucha.
Esto produce distracción, cuando no desinformación. Así por
ejemplo; <<el PIB>>, <<el INEF>> , <<la AFE>>, etc..., son
siglas que no definen por sí mismas un significado para el oyente.
Lo correcto será: <<Producto Interior Bruto>>, <<Instituto
Nacional de Educación Física>> o, <<Asociación de Futbolistas
Españoles>>. Cuando existan dudas sobre la interpretación
correcta que pueda hacer el oyente, la sigla no deberá utilizarse o,
inexcusablemente, deberá ir acompañada de su aclaración
correspondiente. Sólo se salvan de esta regla, aquellas siglas que
por su trascendencia social o conocimiento ciudadano, forman
parte ya del patrimonio cultural de la mayor parte de la audiencia:
<<ONU>>, <<RENFE>>, <<INEM>>, etc...
<<La redacción radiofónica impone limitar el uso de
siglas en las informaciones, que deben ser sustituidas por
el nombre completo de la organización o, al menos, por la parte más significativa del mismo>>
En las siglas que se expresan en términos distintos en varios
idiomas, o ven alterado el orden de las letras de esa misma sigla,
se debe emplear la que corresponda en español. Así; no será Nato,
sino <<OTAN>>; será <<UNESCO> y no <<ONUEC>>.
<<En las siglas expresadas en términos distintos en
varios idiomas, se empleará la que corresponda en
español>>
En relación con la denominación de los partidos políticos,
siempre hay que usar el mismo tipo de terminología a lo largo de
toda el texto. Es decir, si la información comienza con la sigla del
partido, y no su grafía completa, este criterio deberá aplicarse a
todos los demás, tanto en la redacción, como en la locución. Así,
resulta incorrecto utilizar la denominación completa de Partido
Popular y, líneas más abajo, hacer mención al PSOE. Serán
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incorrectos, por tanto, párrafos como este: <<la ejecutiva federal
del PSOE ha aprobado por unanimidad proponer la supresión del
monopolio de telefónica en las llamadas locales. De momento, la
ejecutiva del Partido Popular, no ha tomado una decisión al
respecto>>. O bien, <<PSOE>> y <<PP>>; o bien: <<Partido
Socialista Obrero Español>> y <<Partido Popular>>.
<<En la redacción se debe aplicar el mismo criterio a lo
largo de todo el texto y la locución, en cuanto el empleo
de la sigla o bien del nombre completo a la hora de referirse a los partidos políticos>>
Sencillez Sintáctica
La regla de oro de la sencillez sintáctica, imprescindible en el
texto radiofónico, es la construcción de frases cortas y directas,
criterio extensible, también, a las palabras. Todo profesional
curtido en el mundo radiofónico sabe que una redacción sencilla y
concreta facilita la respiración, la pronunciación, la locución y la
comprensión del contenido por el oyente. Del mismo también
sabe que las frases largas y enrevesadas dificultan la locución y
enmarañan el contenido de la noticia: las frases cortas son más
inteligibles que las largas.
<<Hay que huir de las frases largas, en favor de las
cortas, concretas y directas>>
Esto Tampoco quiere decir que se deba abusar de las frases
cortas, pues el contenido podría llegar a asemejarse más a un
telegrama que a una información radiofónica. Para ello, se deben
alternar frases cortas y contundentes, con otras algo más largas y
aclaratorias. Aunque no hay una norma fija, las frases cortas no
deben superar la línea y media o dos, mientras las largas no deben
extenderse más allá de cuatro o cinco líneas.
<<El texto radiofónico debe ser un concatenación de
frases cortas, con otras de extensión moderada>>
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Los incisos y las oraciones subordinadas, así como la
acumulación de complementos - bien del sujeto o del verbo -, son
el mayor peligro en una redacción radiofónica, pues generan
frases excesivamente largas, y son la garantía de que el oyente no
se enterará de nada. No sólo dificultan la comprensión del oyente,
sino que complican, y mucho, la locución del texto al colocar al
límite la capacidad respiratoria del locutor.
<<Las frases subordinadas, la acumulación de complementos y la introducción de incisos en el texto,
complican la locución y garantizan que el oyente huirá
de la escucha confundido y aburrido>>
La concatenación entre sí de las frases de un texto, debe
realizarse respetando un orden lógico y una relación clara de los
hechos; y huir de las muletillas y expresiones comunes –vulgares
por manidas- en el inicio de las oraciones. Por ello, las
construcciones gramaticales deben regirse por la más sencilla:
sujeto-verbo-complemento o predicado. De este modo la
redacción resultará más directa y asimilable en su contenido para
el oyente.
<<Las frases largas oscurecen la noticia y aturden a la
audiencia>>
En el texto radiofónico se debe rechazar también el uso de los
pronombres, para referirse al sujeto de la acción, pues obliga al
oyente a tener presente el sujeto al que de refiere la noticia, a lo
largo de toda la locución de la información. Esto puede provocar
confusión, especialmente cuando el sujeto o sustantivo está
separado del pronombre por una o varias frases. Siempre es
preferible reiterar el nombre del sujeto o sujetos a los que se
refieren los hechos que se cuentan. Para evitar la repetición
excesivamente reiterativa de nombres o sustantivos, se puede
acudir a los sinónimos o al empleo del apellido, una vez se haya
mencionado anteriormente el nombre completo. Será más
correcto escribir: <<el capitán del equipo español, Raúl González,
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se mostró muy satisfecho con el resultado del partido que, según
dijo, fue difícil de lograr. Según ha afirmado Raúl, el juego
desarrollado por el equipo ha sido magnífico>>. En esta frase
sustituir <<Según ha afirmado Raúl>> por <<Para este>>, resulta
a todas luces más confuso y, sobre todo, más difícil de retener si
se mantiene el uso del pronombre a lo largo de toda el texto.
<<Hay que evitar el uso de los pronombres para
referirse al sujeto de la acción, y evitar la reiteración en
la denominación de los mismos por medio de sinónimos>>
El texto radiofónico siempre debe tener concordancia en los
tiempos verbales. Mezclarlos a lo largo de una redacción provoca
confusión y desorientación en el oyente. Los hechos deben
contarse de una manera cronológica, de lo más a lo menos
reciente. El desarrollo del texto debe ir desgranado los hechos
desde su origen hasta el presente, con el que arranca la
información. Serán incorrectas frases como la siguiente: <<el
incendio, que se había producido a primera hora de la mañana, ha
provocado numerosos desperfectos en el edificio y rompió las
conducciones de agua de toda la calle>>. El modo correcto
debería ser: <<el incendio se produjo a primera hora de la
mañana, y ha provocado numerosos desperfectos en el edificio, y
la rotura de las conducciones de agua de toda la calle>>
<<Nunca se deben mezclar los tiempos verbales. La
redacción se desarrolla de manera cronológica, desde de
lo más reciente a lo más lejano en el tiempo>>
El empleo de los verbos debe realizarse siempre en su voz
activa y rechazarse, por tanto, las construcciones en pasiva. La
voz activa del verbo aporta mayor contundencia al mensaje,
porque sirve para actualizar la información. El empleo de las
voces pasivas de los verbos diluyen el efecto informativo y
complican su comprensión al oyente. Frases como: <<el partido,
que pudo haberse visto empañado por los enfrentamientos entre
radicales de ambos equipos antes del encuentro, terminó sin
incidentes>> complican mucho la locución y la inteligibilidad del
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mensaje. Con el mismo ejemplo, pero en activa: <<el partido
terminó sin incidentes, a pesar del ambiente crispado previo al
encuentro, como consecuencia del enfrentamiento de grupos
radicales de ambos equipos>>. <<El aumento del presupuesto
para investigación tecnológica será aprobado por el Gobierno en
su próxima reunión, según el portavoz del ejecutivo, Josep
Piqué>>. El modo correcto debe ser: <<Según el portavoz del
ejecutivo, Josep Piqué, el Gobierno aprobará en su próxima
reunión, el aumento del presupuesto para investigación
tecnológica>>
<<Las voces de los verbos deben emplearse siempre en activa y nunca en pasiva>>
En la redacción de noticias debe evitarse la utilización del
presente histórico, porque confunde al oyente respecto del tiempo
real del hecho que se relata. Resultan incorrectas, por artificiales,
frases como la siguiente: <<El incendio se ha producido a las 21
horas de la noche de ayer>>. El modo correcto será: <el incendio
se produjo a las 21 horas de la noche de ayer>
<<En la redacción de noticias, debe evitarse el empleo del presente histórico>>
Aun sin ser incorrectas, debe rechazarse también la utilización
del futuro histórico, por inducir a la confusión del oyente. Esto
sucede con frecuencia al relatar hechos biográficos del pasado.
Así, por ejemplo, se dice: <<en 1978 los españoles aprobarán en
referéndum la nueva Constitución>>. Mucho más claro para el
oyente resulta: <<en 1978 los españoles aprobaron en referéndum
la nueva Constitución>>. También deben evitarse las expresiones
en presente futuro, porque crean desorientación en el oyente, con
respecto al tiempo del que se le está hablando. Resulta más
clarificador para el oyente escuchar; por ejemplo, <<el
Ayuntamiento reciclará todas las basuras del municipio, una vez
entre en funcionamiento el nuevo sistema de recogida selectiva de
residuos>>, que esto otro: <<el nuevo sistema de recogida de
basuras, que entrará en funcionamiento en breve, permite al
Ayuntamiento el reciclaje de todas las basuras del municipio>>.
227
En esta línea, son muy frecuentes – sobre todo entre los políticos
- frases del tipo: <<Yo diría ...>>, <<Yo preguntaría ...>>, etc...
<<En la redacción de noticias debe evitarse la
utilización del futuro histórico y el presente futuro, porque inducen a la desorientación del oyente>>
La utilización del gerundio es lo que acarrea mayores problemas
y errores, si se olvida que su función es la modificar al verbo,
pero no al nombre o sustantivo. Son incorrectas, por tanto, frases
como: <<el camión fue interceptado por la policía, conteniendo
en su interior ocho toneladas de hachis>>. El modo correcto será:
<<el interior del camión interceptado por la policía, contenía ocho
toneladas de hachis>>.
<<El gerundio sólo debe utilizarse en su función adverbial de modificación del verbo>>
Otro de los errores frecuentes es el de utilizar un condicional,
para iniciar una información, párrafo. Error que se concreta en
que el condicional obliga a la redacción de frases más largas, es
poco preciso, obliga al oyente a un esfuerzo de retentiva y, por
último, denota poca fiabilidad respecto del contenido que se
expone. Por ello, resultan incorrectas expresiones como:<<se
piensa que ...>>, << se cree que...>>, <<se teme que ...>>, o
también estas otras: <<Si el Gobierno aprueba hoy el decreto
medida, las tarifas de la luz ....>>, <<Puede que la ejecutiva del
PSOE apruebe hoy la elección de candidatos, en cuyo caso ....>>
Se trata de expresiones indefinidas, que carecen de referente y
que contribuyen a restar rigor a la información que se facilita al
oyente.
<<Las informaciones o párrafos no pueden arrancar con
un condicional, pues aportan indefinición y restan rigor
a la información>>
En aras de la concisión y claridad, siempre es preferible el
tiempo verbal correspondiente, en lugar del verbo seguido de un
complemento. Siempre resulta más directo y clarificador para el
228
oyente escuchar; por ejemplo, <<el detenido declaró a la
policía...>, en lugar de: <<el detenido presto declaración a la
policía>>. También es más clarificador: <<el ministro visitó las
nuevas instalaciones...>, en lugar de: <<el ministro realizó una
visita a las nuevas instalaciones>; etc...
<<El empleo del verbo seguido de un complemento, debe
sustituirse por el tiempo verbal correspondiente>>
Una tendencia peligrosa -y cada vez más extendida-, es la de
suprimir los artículos delante del sustantivo, en la creencia de
que aportan más agilidad al texto y brillantez a la exposición
verbal. En realidad generan confusión y puede inducir a error, ya
que el artículo ejerce de determinante del sustantivo o nombre.
No es lo mismo ser <<de Salamanca>>, que ser <<del
Salamanca>>
<<La supresión del artículo delante de los nombres o
sustantivos, puede inducir interpretaciones erróneas>>
Es un galicismo la utilización de preposición <<a>> más el
infinitivo del verbo. Se trata de una nueva tendencia que ha
arraigado con fuerza en la redacción radiofónica. Son incorrectas
expresiones como: <<los temas a tratar...>>, <<las decisiones a
tomar...>>. El modo correcto será: <<los temas que se van a
tratar... >>, <<las decisiones que se han de tomar...>>
<<La preposición A, nunca debe ir seguida del infinitivo
del verbo>>
Al igual que en el caso anterior, tampoco es correcto el empleo
del infinitivo al inicio de las frases, sin ningún otro referente que
le preceda. Son totalmente incorrectas frases del tipo: <<Señalar
que...>>, <<Recordar que>>, <<añadir que>>, etc...
<<Nunca debe emplearse el infinitivo del verbo, para
iniciar una información, párrafo o frase>>
229
Una de la creencias erróneas que con mayor fuerza ha echado
raíces – en el supuesto de que refuerzan la expresividad- es la de
enlazar dos sustantivos, sin preposición o enlace sintáctico
alguno. Acción que contribuye, sin duda, a oscurecer el contenido
de la información ante el oyente. Son incorrectas expresiones
como: <<el mercado bursátil>>, <<el barco hospital>>, etc... El
modo correcto será: <<el mercado de la bolsa>>,<<el barco
habilitado como hospital >>.
<<No deben emplearse dos sustantivos seguidos, sin preposición o enlace sintáctico alguno>>
Los adverbios también están contraindicados para iniciar las
informaciones, párrafos o frases, porque contribuyen a despistar
al oyente sobre el contenido de lo que se le comunica. Así, debe
huirse de frases como; <<mientras haya robos seguirá la
vigilancia en todo el edificio, afirmó el jefe de seguridad>>. Será
más correcto: <<el jefe de seguridad ha afirmado que mientras
haya robos, seguirá la vigilancia en todo el edificio>>
<<Hay que huir de los adverbios para iniciar las informaciones, párrafos o frases, que se harán
forzosamente más largas>>
Las expresiones y palabras de idiomas extranjeros deben ser
sustituidas por vocablos en español. Y debe ser así por la
tremenda influencia que ejerce la radio en la sociedad (más de
veinte millones de oyentes diarios en España) en cuanto a uso del
propio idioma. Al ser un medio abierto a todo tipo de influencias
y modismos, la radio es un transmisor fundamental de hábitos y
comportamientos del habla, capaz de asentar con rapidez
innovaciones idiomáticas que, no siempre, son correctas y
acertadas. Entre los más de 85.000 vocablos de los que se
compone el idioma español – basta con perder unos minutos en
consultar un diccionario-, es difícil no encontrar una palabra
propia que traduzca con fidelidad el significado del vocablo
extranjero. Así; por ejemplo, resulta más que chirriante escuchar
frase del tipo: <<el camión accidentado transportaba 20.000 -
tetrabrick - de leche >. El modo correcto, lógico y más
230
comprensible será: <<el camión accidentado transportaba 20.000
litros de leche en envases de cartón>>. El empleo de términos
extranjeros o barbarismos, dificulta, cuando no impide, la
comprensión del contenido por parte del oyente.
<<Todo término o expresión en un idioma extranjero
debe suprimirse y ser traducida por su correspondiente
en español>>
Es incorrecta también la moda, cada vez más extendida, de
añadir el sufijo <<al>> en la terminación de los sustantivos, para
convertirlos en adjetivos. Son erróneas por tanto expresiones tan
frecuentes como: <<el sistema operacional del circuito ... >>, o
<< el colectivo profesoral de la Universidad...>>. En su lugar :
<<el sistema operativo del circuito...>> o <<el colectivo de
profesores de la Universidad... >>
<<Debe rechazarse, por ser incorrecto, añadir el sufijo
Al a los sustantivos para convertirlos en adjetivos>>
Reglas de vocabulario (11.1.3)
Como regla general, el léxico que se debe emplear en la Radio es aquel que
es suficientemente conocido por la gran mayoría de la audiencia potencial a la
que se dirige cada medio. Se trata de facilitar la comprensión al oyente, de ahí
que el léxico debe situarse en el término medio equidistante por igual, del
científico y técnico como del vulgar o las jergas profesionales y locales.
El lenguaje coloquial es aquel que se expresa por medio de los términos, de
las palabras, más conocidas y que son de uso cotidiano en el habla de las
personas para comunicar ideas, pensamientos y sentimientos. El lenguaje
coloquial deja de serlo -para convertirse en lenguaje callejero o cheli-, cuando
se recogen vocablos, giros o expresiones que provienen del ingenio popular de
determinados lugares, que no son de uso común y generalizado para la gran
mayoría de las personas. La utilización de este tipo de léxico empobrece la
información, y puede llegar a herir la sensibilidad del oyente en el caso de
palabras malsonantes o tacos, que nunca deben ser empleados en la
información y que prácticamente nunca están justificados, aunque se trate de
programas dirigidos a públicos específicos.
231
Tampoco es lenguaje coloquial aquel que en aras de ofrecer un mensaje
culto, recurre a términos rebuscados o figuras retóricas excesivamente
complejas, que no añaden mayor tono cultural al mensaje y, sin embargo,
contribuyen a enmarañar el contenido de lo que se transmite. Sólo en el caso
de programas especializados, dirigidos a un público que domina la materia de
la que se la habla, está justificado el empleo de un lenguaje técnico que, no
obstante, deberá buscar la mayor claridad posible en la exposición, sin llegar a
caer en la jerga profesional.
En este sentido, es un hecho contrastado por las investigaciones realizadas
sobre audiencias radiofónicas, que muchas veces los redactores de las
informaciones, dan por sabidos términos que no son comprendidos por una
parte sustancial de la audiencia. Esto implica un distorsión del mensaje que
induce a interpretaciones erróneas por parte de los oyentes. En esta línea, a la
hora de redactar nunca se debe dar nada por su puesto o por sabido o
entendido por parte del oyente, si no tiene certeza de ello. Y aunque sea así,
siempre será necesaria una aclaración del término.
Para que el contenido de lo que se transmite resulte comprensible, claro y
directo para el oyente, el léxico debe responder a dos principios que
garantizan la accesibilidad a cualquier tipo de mensaje, para todo tipo de
audiencia. Precisión en la terminología empleada para definir los hechos que
se cuentan y una importante capacidad descriptiva, son las dos herramientas
esenciales e imprescindibles para todo profesional del medio Radio. Tanto
una como otra exigen un buen dominio y una gran variedad de léxico, para
evitar el empobrecimiento del idioma y, por extensión, del mensaje que se
transmite. Manejar bien los sinónimos y emplear el término más preciso
posible para definir los hechos que se cuentan, aseguran que el contenido
llegue al oyente en perfectas condiciones para ser comprendido y asimilado
por este.
Precisión
Siempre que sea posible se deben sustituir los términos
abstractos por otros más concretos o sugerentes. De esta manera
se centra mejor la atención del oyente, al facilitar la capacidad de
su imaginación para escenificar el hecho que se le cuenta. El
empleo de vocablos abstractos puede diluir el contenido de lo
que se transmite y reducir la capacidad expresiva de la Radio.
232
<<Los términos concretos centran la atención del
oyente, mientras que los abstractos diluyen la fuerza expresiva del mensaje>>
Para una mayor precisión se debe huir del uso de palabras que
no aporten nada al contenido y que no son más que un mero
relleno de texto y tiempo. Se trata de palabras carentes de
significado que pueden suprimirse, sin que ello modifique el
contenido, cuya exposición ganará en agilidad y claridad. Es la
retórica vacía de la que se abusa a la hora de redactar, al emplear
más palabras de las precisas para contar los hechos. Por ejemplo:
<<En su declaración, el presidente J.M. Aznar informó también
de los planes del Gobierno que, según dijo, suprimirá en el año
2004 el impuesto de matriculación de vehículos>>. Mucho más
directo y claro resulta: <<El Presidente J. M. Aznar anuncia el
Gobierno suprimirá el impuesto de matriculación de automóviles
en el año 2004>>.
<<La economía de palabras refuerza la precisión e
impacto del mensaje y evita la pérdida innecesaria de tiempo>>
Retórica vacía es también la tendencia – inducida por los
invitados a las tertulias- al uso de términos barrocos en la
información. El barroquismo supone un alargamiento inútil del
texto y del tiempo empleado para exponer el contenido, que
puede verse enmarañado y difuminado entre tanta palabra hueca
de información.
<<El contenido de las informaciones siempre debe ser expuesto con términos claros y directos, y no barrocos o
retóricos>>
En aras de aprovechar el tiempo y evitar el derroche de
segundos de manera innecesaria, se debe huir del empleo de los
adverbios que, sin aportar información, alargan innecesariamente
las frases. Por ejemplo, <<enormemente>>,
<<significativamente>>, <<contundentemente>>, etc... Enorme,
233
significativo o contundente, son más cortas, más concretas y
precisas en la definición del hecho, y consumen menos tiempo
radiofónico.
<<Los adverbios alargan las frases y consumen
segundos de manera innecesaria, ya que no aportan información>>
Las palabras que tengan un significado dudoso o de difícil
interpretación para el oyente, deben ser sustituidas por otras
equivalentes en significado. Siempre es mejor facilitar la tarea de
quién escucha que complicarla con vocablos susceptibles de
distintas interpretaciones.
<<Siempre se deben emplear las palabras que mejor definan los hechos, conforme al acerbo cultural de la
audiencia>>
En esta línea argumental, se debe rechazar el empleo de términos
que se ponen de moda y pierden su significado original o,
simplemente, porque se desgastan por el abuso que se hace los
mismos. Especular y posicionar, por ejemplo, son palabras
puestas de moda - en este caso provenientes de la jerga política -,
de definición poco precisa, y de uso erróneo en la mayor parte de
las ocasiones. Así por ejemplo, especular puede significar tantas
cosas como: sospecha, presunción, cálculo, análisis, suposición,
indicio, meditación. Mucho mejor será utilizar cualquiera de estos
otros términos, bastante más ajustados y precisos en la
matización que pueden establecer, respecto del hecho que se
relata. Posicionar, tan en boga actualmente, es un modismo que
complica la comprensión por parte del oyente, al ser utilizado
para definir cosas o hechos de manera ajena al habla coloquial.
Así, por ejemplo, se dice: <<Jose María Aznar pretende
posicionar al Partido Popular en el centro político y social>>.
Mucho más claro y directo resulta: <<Jose María Aznar pretende
colocar - situar, ubicar -, al PP en el centro político y social>>
234
<<Las modas lingüísticas no asentadas en el acerbo
cultural de la audiencia, empobrecen el idioma y complican la comprensión de la información>>
Los términos extremos son siempre rechazables, pues
incorporan un carga de valoración añadida y tienden a definir
sentimientos, que nunca se deben mezclar con los hechos que se
relatan. Los extremismos o los términos excesivamente
apasionados denotan implicación en el contenido de lo que se
redacta, lo que contribuye a distorsionar el contenido del mensaje,
al coartar la capacidad interpretativa del oyente.
<<El empleo de términos extremos o apasionados
coartan la capacidad interpretativa del mensaje por parte del oyente>>
Todas las palabras que puedan resultar complicadas en la
locución o que compliquen la redacción, deben ser sustituidas por
otras más sencillas y directas. Este es el caso de los gentilicios
extranjeros y, también, muchos nacionales. En estos casos,
siempre es mejor huir del gentilicio y acudir a lo más sencillo.
Así por ejemplo, siempre será más claro escuchar: <<Jacinto
Gómez, el corredor de Calahorra, ha sido el ganador...>>, que <<
Jacinto Gómez, el corredor calagurritano, ha sido el ganador
...>>. Lo mismo sucede con los gentilicios extranjeros. Resulta
mucho más claro hablar de: <<el Premio Nobel de Física, nacido
en Bruselas, ha obtenido el galardón ...>>, que <<el Premio
Nobel de Física, bruselense, ha obtenido el galardón...>>
<<Al emplear los gentilicios, se deben rechazar los
vocablos complicados y buscar el término genérico que
resulte más clarificador>>
En la utilización de los nombres de las ciudades o países
extranjeros se debe emplear el nombre castellanizado si lo
hubiere. Así, será Nueva York, y no New York. También debe
rechazarse el uso de términos o expresiones en idiomas
extranjeros, que siempre deben ser sustituidos por su equivalente
235
en español, para permitir su comprensión por parte de la
audiencia.
<<Los términos y expresiones extranjeros, siempre
deben sustituidos por su equivalente en español o seguidos de su traducción>>
Capacidad Descriptiva
Si la Radio es imaginación, la manera de estimularla en la
audiencia es mediante la descripción de los hechos de la manera
más ajustada y rica en detalles y matices posible. La riqueza en la
descripción depende de la variedad del léxico que se maneje por
parte de quien redacte la información. Cuanto más variado sea
este, mucho más se podrán matizar y, por tanto, describir los
hechos que se cuentan. No se trata tampoco de llenar de
sinónimos una redacción, sino de no resultar redundantes y de
enriquecer el texto.
<<Un dominio lo más amplio posible del léxico del idioma, garantiza una buena descripción de los hechos
que se cuentan y enriquece el contenido de la
información>>
Debe huirse del empleo de metáforas, especialmente si son
rebuscadas, ya que contribuyen a desorientar y dificultar la
comprensión del mensaje. En todo caso, pueden ser más
justificables en programas de carácter intimista que en los de
carácter informativo, en los que debe evitarse el estilo literario en
donde las metáforas adquieren su pleno sentido. En general,
siempre resulta más informativa el estilo sencillo y directo.
<<El empleo de metáforas que pueden desorientar al
oyente, respecto del contenido que se transmite>>
La descripción sobre el estado de ánimo del o los protagonistas
del hecho, de su aspecto físico, del tono que ha empleado, del
ambiente, del espacio físico donde se ha producido la noticia,
236
etc... son los elementos que contribuirán a enriquecer la
información, hasta el punto de hacer imaginar al oyente el lugar
desde el que se le hable e, incluso, conseguir que llegue a
ubicarse mentalmente en él. En todo caso, no hay que olvidar que
en la radio la capacidad para describir el hecho que se expone no
está limitada al lenguaje escrito, sino que recae de manera
fundamental en los sonidos (tal y como se apunta en el capítulo
XIX), por lo que se puede afirmar que, en realidad, el papel del
texto escrito es el de complementar la información que aportan
los elementos sonoros de que se disponga para elaborar la
información.
Desarrollo narrativo (11.1.4)
Como regla general, el desarrollo narrativo del texto radiofónico - tenga o no
carácter informativo -, debe atender al principio expositivo de arrancar de lo
más a lo menos importante, de lo general a lo particular, de lo más próximo a
lo más lejano.
El arranque es la parte fundamental del texto radiofónico, pues de esos
primeros renglones, de esos segundos iniciales, es de los que depende el que
se logre captar y retener a la audiencia respecto del contenido que viene a
continuación. Por ello se hace imprescindible destacar en la primera línea el
dato o hecho que de manera general más interese, repercuta o afecte a la gran
mayoría de la audiencia potencial. A partir del arranque, las ideas se deben ir
engarzando naturalmente, sin giros o construcciones forzadas. De manera
sencilla y clara, dosificando los datos y hechos por su importancia, para
conseguir - en el caso de los informativos -, que no haya párrafos sin
contenido informativo, y asegurar el mantenimiento del interés del oyente.
El texto radiofónico debe desarrollar un discurso que llegue al oyente de
manera personalizada, como si fuera la única persona a la que se dirige la
información. De este modo se refuerza la peculiar relación de proximidad y
cercanía que se genera entre la Radio y su audiencia. El final debe buscar la
motivación del oyente con una frase rotunda, sugerente o que estimule su
capacidad de acción. En el caso del texto informativo de contenido denso, el
final debe reiterar el dato principal con el que arrancó la información o
resumir el mensaje de manera clara y rotunda.
237
A la hora de abordar la redacción de un texto informativo se deben seguir
los siguientes pasos que aseguran la elaboración de una información clara,
completa y comprensible :
1. Reunir toda la información
2. Establecer una sinopsis de los datos más importantes
3. Aplicar el criterio de valoración periodística
4. Establecer el hilo conductor del texto
La definición clara y precisa del dato más importante de la noticia (en el caso
de los informativos) o de la idea o concepto que se quiere trasladar al oyente
(resto de programas), es el elemento fundamental de todo desarrollo narrativo.
Sin embargo, con parecer sencillo, es probablemente uno de los aspectos más
complicados de abordar al elaborar cualquier información/montaje
radiofónico. Y lo es porque exige un conocimiento previo más o menos
amplio del asunto que se trae entre manos, para saber y acertar con lo que es
más importante del cúmulo de datos e informaciones que se pueden presentar
a la vez. Por ejemplo, tras la rueda de prensa posterior a la presentación de los
Presupuestos Generales del Estado, el redactor de radio se encontrará con un
enorme aluvión de información de interés, que tendrá que sintetizar en unos
pocos datos y, de entre ellos, extraer el más significativo que contará en unos
pocos segundos. Y el problema es para lograrlo, no será suficiente la propia
importancia de las cifras que se manejen, sino que habrá que tener en
consideración otras variables como pueden ser: por donde va el debate
público entre el Gobierno y la oposición en ese momento, lo apuntado por las
grandes entidades financieras, empresariales, etc... Expurgar entre todo ello y
acertar en la diana de la noticia no es nada fácil. Tampoco lo es, aunque lo
parezca, en el caso de los accidentes y los sucesos. También en esas
situaciones imprevistas, de última hora, la propia tensión del momento
complica la elección del redactor a la hora de iniciar la información por el
número de víctimas, la descripción del ambiente, la datación del lugar del
suceso, etc... Para soslayar toda esta serie de imponderables, y siempre que se
disponga de tiempo, se puede recurrir a un viejo truco que consiste en centrar,
por medio de la vista, las ideas o datos fuerza del hecho que hay que relatar.
En un folio se apuntan de manera sucinta todos los datos o frases más
reseñables del hecho a contar, a esa columna inicial se añade otra a la derecha
en la que se apuntan las que resulten de la criba que se realiza a la columna
anterior. Así sucesivamente, a modo de cuadro sinóptico, hasta que finalmente
quede el dato o idea fundamental. Un vistazo al esquema global ofrecerá, sin
duda, múltiples variables para establecer el hilo argumental de la narración.
238
En el caso del texto informativo, ese hilo conductor viene determinado por las
cinco preguntas a las que debe dar respuesta toda información para alcanzar el
carácter de completa. Esas cinco preguntas son las ya conocidas: ¿Quién?,
¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Dónde?, y ¿Por qué?
Para reforzar el carácter informativo y evitar confusiones al oyente, en el
texto informativo, en la noticia radiofónica, se debe comenzar de manera
preferente por el ¿quién? Primero por el sujeto, seguido del complemento: la
acción. De este modo se evitará que el oyente pueda confundirse o
desinteresarse en la espera de averiguar quién es el que ha dicho o
protagonizado el hecho noticioso. Tal y como se apunta en epígrafes
anteriores, la narración radiofónica debe evitar la cita de frases textuales
leídas directamente por el informador, especialmente en el inicio de las
informaciones. En la Radio, la cita textual es el testimonio directo del
protagonista, con el que incluso se puede iniciar una información, siempre y
cuando el contenido sea informativo y no banal. En este caso se trata de un
inicio llamativo e incluso de impacto para el oyente. De no existir el
testimonio directo, siempre resulta más clarificador contextualizar el dato más
relevante de lo dicho por el protagonista, en lugar de la cita textual leída por el
informador o locutor.
Bueno será recordar también que en la narración radiofónica el sujeto de la
acción debe estar presente a lo largo de todo el texto, por ser el referente que
evitará que el oyente pueda perderse durante la exposición del contenido de la
noticia, y que permitirá el que pueda interpretarla, aunque se haya incorporado
tarde a la escucha. Y hay que recordarlo por ser uno de los problemas más
frecuentes de los principiantes, para los que resulta difícil no caer en la
redundancia. Ante el caso de hechos que entrañen problemas de cuantificación
(por referirse grandes magnitudes) o de definición de situaciones, ambientes o
conceptos, existe el recurso narrativo de las comparaciones. Estas contribuirán
seguro a facilitar la comprensión del contenido el mensaje, siempre y cuando
estén establecidas conforme a datos o hechos fácilmente demostrables o
contrastables por parte de la audiencia.
Por último, en cuanto a los tipos de desarrollo narrativos, en la radio existirán
tantos como mensajes e intencionalidades comunicativas se quieran plantear.
En todo caso, los más empleados en la radio son los ya apuntados en el
capítulo anterior (X), en el epígrafe relativo a los tipos de montajes
radiofónicos.