El tiempo de_lo_efimero_2

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  1. 1. EL TIEMPO DE LO EFMERO, Y EL CUERPO?Carolina RovereEste escrito pretende ser una reflexin acerca de lo que nos pasa con lascosas que pasan. Estamos atravesando un siglo en donde el avance delo efmero se hace notar por doquier, no slo a nivel de los objetos, sinotambin en los lazos sociales. Con relacin a lo ltimo, vemos que elvalor del compromiso est en decadencia, la palabra dada, no tiene elestatuto de promesa a cumplir, se la puede llevar tranquilamente elviento; los lazos de amistad y de familia se han debilitado, elmatrimonio ha pasado a ser un lugar de trnsito en muchas ocasiones.Los objetos ahora llevan el rtulo de descartables: los autos cerokilmetros estn diseados y programados para una duracin limitadade aproximadamente cinco aos en buenas condiciones, loselectrodomsticos actuales tienen un aspecto cautivante gracias alavance de la tcnica y la electrnica, pero nada est hecho para durar.An quiero a mi lavarropas y microondas que compr hace veinte aos yque junto con mi matrimonio todava funcionan.En estos tiempos que corren, todo ocurre a una velocidad tal, que en lamayora de las ocasiones no alcanzamos a entender qu nos pasa.Paradjicamente, frente a la velocidad inminente de los cambios nosresistimos cada vez con ms fuerza al cambio de nuestro cuerpo; elfuror de las cirugas estticas se ha hecho notar abruptamente,principalmente en nuestro pas en donde tenemos el rcord en estaprctica quirrgica. Llamativo, el cuerpo que indefectiblemente cambia,es el sitio en donde ms se trabaja para evitar las marcas del tiempo,no me refiero a las actividades que hacemos para el cuidado, elmejoramiento y mantenimiento de nuestro cuerpo, sino al exceso casisin lmites, de prcticas que borren los cambios lgicos y las marcas ohuellas que tenemos, por transitar el camino de la vida. Antes, cuandolos objetos materiales duraban ms junto con los lazos sociales, eramejor tolerado el envejecimiento, ahora que todo dura poco, queremosque el cuerpo permanezca esplndido a tal punto que a veces por elexceso de belleza que se le quiere imprimir, el resultado cambiacualitativamente, producindose un pasaje de lo bello a lo grotesco.Es verdad que los tiempos han cambiado y uno debe intentaraggiornarse (actualizarse, ponerse al da) a la subjetividad de la pocaen que vivimos: una poca en donde nos aferramos mucho a lo materialen general, pero muy poco a los objetos concretos y a las personas en
  2. 2. singular. Nos afanamos pasionalmente por comprar ropa, vehculos,juegos, entre muchas otras cosas, pero no importa ya tanto cual sea laadquisicin concreta, y si no es as, cuando obtenemos lo tan ansiado, elvalor que conlleva es muy efmero, el inters decae prontamente. Es uncambio producto de este siglo en donde el consumo se ha convertido enel objetivo generalizado.En 1915, Freud escribe un texto de muy agradable lectura, de corteromntico propio de su poca, en donde discute con dos poetas acercade la transitoriedad de las cosas: ellos son Lou Andreas Salom y RainerMara Rilke. En el dilogo que entablan, polemizan acerca de lo efmerode ciertas cosas, El poeta admiraba la hermosura de la naturaleza quenos circundaba, pero sin regocijarse con ella. Le preocupaba la idea deque toda esa belleza estaba destinada a desaparecer, que en el inviernomorira, como toda belleza humana y todo lo hermoso y lo noble que loshombres crearon o podran crear[1]. Freud les responde que esprecisamente lo efmero de una flor, que tal vez solo dure una noche, loque de lejos quita valor, se lo agrega. Las cosas que duran poco tienenun valor ms alto. Podramos decir hoy, que esta lectura de latransitoriedad no tiene el efecto de aquel momento: antes lo transitoriose opona a lo permanente y haca posible que el goce sea ms intensoen lo que se presentaba como ms efmero, ahora prcticamente todoes transitorio, sobre todo los objetos materiales de nuestra sociedad queex profeso estn creados y calculados con una duracin ultra limitada enel tiempo.La oposicin entre lo duradero y lo transitorio da ms valor a las cosas ya las personas, pero ahora que prcticamente todo es efmero nada sepuede valorar, no hay medida para ponderar los objetos. Entonces seobserva: un acercamiento fugaz, que denota un amarre lbil y sutil, ycomo correlato, un desprendimiento rpido a excepcin del cuerpo, queaparece como siendo casi la exclusividad en donde se depositan todaslas energas para perdurar. La pregunta que me aparece es: No se haconstituido ste en un sntoma social que intente contrarrestar lafugacidad a la que nos expone el consumo sin medida?, si es de estemodo, el fracaso no tardara en asomar: el cuerpo es vulnerable poresencia y adems quien nos seala en cada momento lo real del pasodel tiempo.Frente a la actualidad del avance de la ciencia a gran escala y de losretos que supone el mundo actual: cmo reaccionamos nosotros?[1] Sigmund Freud, La transitoriedad, en Obras Completas Tomo XIV1916, Bs. As, Amorrortu, 1993