El Timbre
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HECTOR M. ISLAS LICONA
CREDENCIAL DE IDENTIDAD DE LOS INSTRUMENTOS MUSICALES.
EXPLORACIÓN MUSICAL XI
EL TIMBRE: CREDENCIAL DE IDENTIDAD DE LOS
INSTRUMENTOS MUSICALES.Por: Héctor M. Islas Licona
El tiempo vuelve a transcurrir como si nada hubiera sucedido. Regresamos a la
casa del “Discómano”, y nos encontramos escuchando la composición de John
Coltrane “Giant Steps”, una pieza interpretada por un cuarteto de jazz con el
mismo compositor tocando el sax tenor.
Después de la breve introducción ambiental, surge el tema –aparentemente
sencillo- y que se repite un par de veces, las notas se suceden a un ritmo ágil,
siguiendo el mismo pulso que la armonía. Pero, momentos después, cuando inicia
la vertiginosa improvisación del sax, nos parece enfrentar un discurso de una
complejidad y profundidad inconcebible.
Tal vez al profano en cuestiones de jazz pueda parecerle un simple conjunto de
notas que transcurren con una velocidad pasmosa y cuyo sentido tal vez sea difícil
de comprender, pero para quien tiene ya referencias previas o para el experto
conocedor de este género musical, el lenguaje utilizado por Coltrane es hermoso
y subyugante. Las escalas musicales se suceden una tras otra de manera continua.
Hay que considerar, para comprender aún más la dificultad implícita, que todas
esas notas surgieron de una improvisación, es decir: no existieron sino hasta el
momento mismo de tocarlas… ¡y se oyen fantásticamente bien!
Tanto el “Discómano” como yo, nos
encontramos ensimismados en la
audición de esta obra tan impactante
(puedo deducir esto porque, mientras
los ojos del “Discómano” están
cerrados y parece transportado a un
mundo ajeno a nuestra realidad, su
primo, que honestamente no parece
muy versado en estos asuntos de la
música, se dedica a contar las
manchitas dejadas en el techo por las
moscas y a pasear su mirada alrededor
de la sala sin detenerse
específicamente en lugar alguno, está
distraído)
http://www.youtube.com/watch?v=2kotK9FNEYU
“Para escuchar la música” -pienso para mí- “es vital involucrarse”, si no por las
buenas, por las malas: obligándose uno mismo a cerrar los ojos y a evitar que la
visión nos distraiga con todo aquello que se le cruza en el camino. En eso estoy
pensando cuando de repente el primo del “Discómano” parece comprender
que estamos ahí para OÍR,no paraVER y de repente exclama:
¡Que bien suena el clarinete! –
Ambos, nuestro anfitrión y un servidor volteamos a ver al autor de tal
sacrilegio: ¿no sabe que NO es un clarinete, sino un saxofón tenor? El
“Discómano” se levanta hasta el aparato y, un tanto furioso, detiene la
reproducción de“Giant Steps” y le dice a su primo:
-¡¿Clarinete?!, ¡no seas zopenco!,¡es el sax de John Coltrane!
En cualquier momento espero una escena de mayor violencia, pero, fiel a sus
principios éticos y morales, la siguiente acción del “Discómano” es, además de
inesperada,bienvenida.
Es obvio que el “Discómano” conoce las graves deficiencias de su primo en
torno a lo musical, así que decide darle una pequeña lección acerca de cómo
identificar (o tratar de identificar) los sonidos de los diferentes instrumentos.
-¿Cómo sabemos que un instrumento es lo que dice ser?- le pregunta a su
primo. Este, un poco asustado por la reacción de su pariente, no se atreve a
articular sonido alguno,se ha quedado mudo de repente.
-¡Exacto! –le dice el “Discómano” sin esperar más tiempo - para poder
identificar un sonido o una voz, ¡primero necesitamos que se escuche! …
¡¿cierto?!
-Ss..ss…si –responde el primo tímidamente.
-Bueno –dice el “Discómano”, y sigue de modo más sereno:- primero has de
saber que quien sabe o puede identificar sonidos, lo hace porque ha tenido
experiencias previas, es decir, ha oído esos sonidos cientos de veces y ha
memorizado, de manera automática, esas características sonoras. Por ejemplo,
para un experto, es inconfundible el sonido de la trompeta, aún comparandolo
con un instrumento de sonido similar como el flügelhorn…
-¿Qué es un Filiu …?
-¡Cállate y escucha!– exclama nuestro anfitrión de manera impaciente –es
importante que ESCUCHES con atención. Eso es indispensable no solo para
saber de qué te están hablando sino para IDENTIFICAR TIMBRES, que es una
manera de llamarles a las características que identifican el sonido de cada
instrumento –el “Discómano” se levanta, va por un cuaderno pautado y un lápiz
y dibuja una serie de notas numerándolas del 1 al 16 (aunque no lo crean, el
“Discómano” tiene amplios conocimientos de música, pues estudió piano cuando
era niño, sin embargo, “el destino” lo llevó por rumbos laborales totalmente
alejadosde la música):
Nuestro anfitrión prosigue su lección:
- La primera nota se llama “Fundamental” …
-¿Por qué se lla …?
-¡Cállate y escucha!: se llama así porque es la base, el fundamento, sobre la cual
se apilan los demás sonidos que escribí. Si tocas en un piano esa nota DO, la
que tiene el número uno, en realidad están sonando las otras quince notas (¡y
muchas más!), pero no las percibimos como notas diferentes a la fundamental. El
volumen de esas otras notas, que se llaman ARMÓNICOS, es tan pequeño que
no alcanzan a percibirse como notas separadas, sino como parte de un sonido
específico que, en conjunto,le da identidad a un instrumento o a nuestra voz.
El “Discómano” se levanta, va a su enorme librero en la sala y sacando un libro de
entre los muchos que tiene ahí, nos lo muestra, es un libro que habla sobre los
sonidos desde el punto de vista de la ingeniería de audio y de la física. Busca
brevemente y abriéndolo en una página determinada nos dice:
-Si comparamos la forma en que suenan dos instrumentos tocando la misma nota,
podemos darnos cuenta de que los armónicos varían en sus volúmenes y eso, en
gran parte y al final, determina el “color” del sonido de cada instrumento.
¿Confundirías, por ejemplo, el sonido de un timbal con el de una flauta? – le
pregunta a su primo.
-¿Qué es un “timpal”? –pregunta éste.
-Olvídalo … bien, mejor vean este par de gráficas: la primera compara el mismo
sonido, en dos instrumentos diferentes, a la frecuencia de 196 hertz (vibraciones)
por minuto. Es una nota sol por debajo del do central del teclado, entre una
guitarra y un fagot … y luego te explico todo lo que no entiendas (que ha de ser
bastante) –agrega el “Discómano” anticipándose a la respuesta de su primo.
En la siguiente gráfica, la comparación es entre otros dos instrumentos distintos
tocando la misma nota: un sol por arriba del do central o una frecuencia de 392
hertz por segundo. En este caso los dos instrumentos son una flauta y un saxofón
alto.
-¡Como el de Coltrane! –exclama el primo
-Si –dice resignado el “Discómano” –pero el de Coltrane era tenor …
-En los dos casos –prosigue nuestro inesperado maestro –pueden observar que a
pesar de tratarse de la misma nota, la gráfica de los armónicos tiene una
composición diferente. Las alturas de los armónicos son distintas y casi parecen
aleatorias. Esas diferencias son precisamente las que le dan un “color” o “sabor”
característico al sonido de cada instrumento. Son inconfundibles. Su primo hace
una extraña expresión como diciendo:“¿en serio?”
El “Discómano” da unos pasos, abre la tapa del teclado de su piano (si, ese mismo
en el que aprendió a tocar de niño y que, a pesar de los años transcurridos, aún
tiene un excelente sonido y una soberbia afinación. No hay que olvidar que si algo
distingue a nuestro anfitrión es su exigencia por la calidad del sonido, y eso
incluye,obviamente,a su piano).
-Vamos a hacer un experimento –dice e inmediatamente, de manera lenta y
cuidadosa, oprime tres teclas del piano pero sin que emitan sonido alguno. –Tengo
tres notas a las que he quitado el apagador del mecanismo del piano, ahora voy a
tocar esta nota grave. Diciendo lo anterior, ataca con fuerza una nota en el lado
izquierdo del teclado y, gracias al silencio que existe en esos momentos de
mañana dominguera, podemos escuchar un ambiente sonoro sorprendente y
agradable. Muchos sonidos agudos, ajenos a la nota grave, parecen haber surgido
de la nada y mantenerse flotando en el aire antes de extinguirse. El efecto es
maravilloso.
-Esos son los armónicos –nos dice mientras gradualmente esa magia acústica se
va evaporando y desciende hacia el silencio. –Pero … -dice con suspenso- vamos
a demostrar que esos armónicos solo pertenecen a una determinada
Fundamental. Ahora, voy a cambiar los tres sonidos iniciales, oprimiendo tres
teclas diferentes y oirán lo que sucede.
Efectivamente, presiona tres teclas con la mano derecha -diferentes a las tres que
había oprimido al principio-, y con la izquierda, vuelve a tocar con gran fuerza la
misma tecla grave que en el ejemplo anterior.
Nuestra expectativa decae muy pronto. Esperábamos escuchar nuevamente ese
micro universo de notas minúsculas, como estrellas brillantes de una galaxia
acústica … pero el ambiente se degrada en apenas uno o dos segundos.
-¿Y qué paso con los armónicos?–le pregunta su primo en actitud demandante.
-¡Bravo! -exclama el maestro improvisado aplaudiendo entusiasmado a
continuación –algo aprendimosel día de hoy,¿cierto?
A fin de concluir su presentación, el “Discómano” explica que existe algo llamado
resonancia y que es lo que ha producido, en el primer ejemplo, una respuesta
por parte de las otras notas: „do‟, „mi‟ y „sol‟ tienen frecuencias resonantes que
responden al sonido de la nota „do‟ grave, pero „re bemol‟, „fa‟ y „la bemol‟ (las
notas tocadas por la mano derecha en el segundo ejemplo) no responden a esa
misma nota „do‟, por lo cual el universo de armónicos –aunque existe- no tiene la
misma complejidad ni la misma perdurabilidad extinguiéndose de forma casi
inmediata.
-Una última curiosidad matemática- agrega el “Discómano” –si analizamos un
poco la escala de los armónicos, podemos descubrir que los sonidos que se
multiplican por dos, producen la misma nota pero en octavas cada vez más altas.
Véanlo en la gráfica: A la nota „do‟ (fundamental o nota 1) le corresponden los
armónicos 2, 4, 8 y 16; por lo tanto sería deducible que las siguientes notas „do‟ se
hallarían en el lugar 32, 64, 128, 256, etc., pero en octavas que ni siquiera los
perros podríanescuchar.
Confirmamos esta regla de la multiplicación por 2 al observar que los sonidos
armónicos que parten de la serie iniciada con la nota „sol‟ (nota 3), son los
números 6, 12, etc., es decir, multiplicando cada número por 2, nos lleva a concluir
en que lugar de la escala armónica estarían los demás armónicos con el mismo
nombre:otras notas „sol‟ se encontrarían en los lugares 24,48,96,192 etc.
Las frecuencias en las que vibran dichas octavas superiores, van mucho más allá de
las posibilidades de audición de cualquier ser vivo en este planeta y la velocidad
de esas frecuencias tal vez esté por ahí de los varios millones de vibraciones por
segundo…
Una vez dicho lo anterior, el “Discómano” toma un pequeño sorbo de su taza de
té y sin pronunciar palabra nos deja tratando de digerir la idea: ¿Cómo sonarían
esas notas que vibran a millones o miles de millones de veces ¡por segundo!? …
No es posible imaginarlo, no puede uno concebir siquiera el poder registrar
como sonido esas vibraciones aún con el apoyo de la más sofisticada
computadora existente en nuestros días, y sin embargo esas vibraciones existen:
son radiación,son luz…