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1 El tránsito de la cartografía medieval a la renacentista a través de la semiología cartográfica de los islarios de da li sonetti, bordone y porcacchi José Carlos Posada Simeón Departamento de Geografía Física y AGR, Universidad de Sevilla 1. Introducción La revolución cartográfica que se origina en el Renacimiento se fundamentó, entre otras causas, en el redescubrimiento de la Geografía de Ptolomeo. No fue un cambio radical sobre la concepción de la cartografía que ya se estaba realizando en Europa. Muchos autores han considerado que los portulanos es el nexo de unión entre los idealistas y utópicos mapas de la Baja Edad Media y los realistas y prácticos de la Era Moderna 1 . No discutimos tal cuestión, sólo argumentamos, a lo largo de este estudio, que durante el medievo se fueron forjando poco a poco aquellos elementos del mapa que posteriormente supusieron la explosión cartográfica del siglo XVI 2 . Por tanto, la proliferación, tratamiento y difusión de esta nueva cartografía se basaba en muchos aspectos en obras anteriores. Algunos de estos ejemplares insinuaban y perfilaban determinados contenidos que posteriormente se desarrollaron de forma prolífica y fructuosa, constituyendo, a la postre y entre otros ejemplos de cartografía renacentista, los islarios o atlas de islas 3 . 1 Entre los diferentes tipos de cartografía medieval cristiana destacan los mapas “T en O”, los mapas Beatos, los mapas de Macrobio y los mapas de transición. Son precisamente estos últimos mapas, y de ahí su nombre, los que están en “transición” entre el periodo medieval y el renacentista. Su característica fundamental es que presentan una configuración más o menos correcta del Mediterráneo, mientras que el resto del mundo participa de las características tradicionales medievales. Se puede ampliar información en POSADA, J.C. (2002 y 2008). 2 Desde el punto de vista cartográfico, la evolución del Medievo a la Edad Moderna fue progresiva. Algunos autores demuestran que este renacer comenzó en el siglo XII: HASKINS (1927); PARÉ, BRUNET y TREMBLAY (1933); CROMBIE (1987). A partir de la introducción del uso de la brújula en el siglo XIII y del desarrollo del astrolabio en la región mediterránea comenzaron a escribirse libros de derrota en los que se puntualizaban los rumbos y las distancias entre puertos. 3 Además de los atlas de islas, a finales de la Edad Media comenzaron a realizarse otro tipo de atlas, los “universales”, como el de Médicis o el de Grazioso Benincasa. El primer atlas universal conocido es el de Claudio Ptolomeo (90-168 d. C.), en plena época clásica, donde disponían de conocimientos geográficos suficientes para realizar este tipo de obra, incluso utilizaron proyecciones cónicas, paralelos y meridianos,

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El tránsito de la cartografía medieval a la renacentista a través de la semiología cartográfica de los islarios de da li

sonetti, bordone y porcacchi

José Carlos Posada Simeón Departamento de Geografía Física y AGR,

Universidad de Sevilla

1. Introducción La revolución cartográfica que se origina en el Renacimiento se fundamentó, entre otras causas, en el redescubrimiento de la Geografía de Ptolomeo. No fue un cambio radical sobre la concepción de la cartografía que ya se estaba realizando en Europa. Muchos autores han considerado que los portulanos es el nexo de unión entre los idealistas y utópicos mapas de la Baja Edad Media y los realistas y prácticos de la Era Moderna1. No discutimos tal cuestión, sólo argumentamos, a lo largo de este estudio, que durante el medievo se fueron forjando poco a poco aquellos elementos del mapa que posteriormente supusieron la explosión cartográfica del siglo XVI2. Por tanto, la proliferación, tratamiento y difusión de esta nueva cartografía se basaba en muchos aspectos en obras anteriores. Algunos de estos ejemplares insinuaban y perfilaban determinados contenidos que posteriormente se desarrollaron de forma prolífica y fructuosa, constituyendo, a la postre y entre otros ejemplos de cartografía renacentista, los islarios o atlas de islas3.

1 Entre los diferentes tipos de cartografía medieval cristiana destacan los mapas “T en O”, los mapas Beatos, los mapas de Macrobio y los mapas de transición. Son precisamente estos últimos mapas, y de ahí su nombre, los que están en “transición” entre el periodo medieval y el renacentista. Su característica fundamental es que presentan una configuración más o menos correcta del Mediterráneo, mientras que el resto del mundo participa de las características tradicionales medievales. Se puede ampliar información en POSADA, J.C. (2002 y 2008). 2 Desde el punto de vista cartográfico, la evolución del Medievo a la Edad Moderna fue progresiva. Algunos autores demuestran que este renacer comenzó en el siglo XII: HASKINS (1927); PARÉ, BRUNET y TREMBLAY (1933); CROMBIE (1987). A partir de la introducción del uso de la brújula en el siglo XIII y del desarrollo del astrolabio en la región mediterránea comenzaron a escribirse libros de derrota en los que se puntualizaban los rumbos y las distancias entre puertos. 3 Además de los atlas de islas, a finales de la Edad Media comenzaron a realizarse otro tipo de atlas, los “universales”, como el de Médicis o el de Grazioso Benincasa. El primer atlas universal conocido es el de Claudio Ptolomeo (90-168 d. C.), en plena época clásica, donde disponían de conocimientos geográficos suficientes para realizar este tipo de obra, incluso utilizaron proyecciones cónicas, paralelos y meridianos,

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En este nuevo período la invención de la imprenta no supuso que los mapas y tratados geográficos manuscritos medievales dejaran de realizarse a favor de una nueva concepción geográfica del mundo, sino que se expandieron numerosas obras antiguas, reeditándose a los largo del siglo XVI. Obras como las de Paulo Orosio o de San Isidoro de Sevilla sirvieron para entender la ideología geográfica medieval que se emplearon como plataforma para obras netamente renacentistas. Pero junto con la invención de la imprenta, otro suceso fue trascendental en Europa Occidental y concretamente en la Península Apenina. Numerosos científicos y libros manuscritos procedentes de Constantinopla, caída en 1453 a manos de los turcos otomanos, llegaron a Italia. Esto motivó varios hechos claves. En primer lugar la difusión de libros medievales desconocidos hasta entonces en el mundo occidental. Y por otro lado, la relajación teológica que supuso la llegada de estos nuevos intelectuales. En la Edad Media determinados hechos provocaron la creación de cierta cartografía que persistió en el bajo medievo junto con los mapas teológicos europeos. Así, aparecieron durante el siglo XII documentos literarios donde se describían rutas o itinerarios tanto terrestres como marítimos. Fueron estas rutas marítimas las que más nos compete, con descripciones más o menos detallistas de las costas mediterráneas4 y de las distintas islas que usaban como paradas hacia San Juan de Acre o Jerusalén. Del mismo modo, obras como Cosmografía de Julio Honorio o Liber de Mensura Orbis Terrae de Dicuil, introducían capítulos más o menos extensos enumerando, y a veces narrando las representaciones de las islas. Otros escritos, que también podrían servir de paradigmas, como Historiarum Adversus Paganos de Orosio o Etimologías de San Isidoro de Sevilla, de mayor impacto en siglos posteriores, se detallarán a continuación. Esta aspiración viajera bajomedieval incitó, además, el contacto, acercamiento y relación con los avanzados conocimientos árabes. Algunos especialistas consideran estas descripciones como los antecedentes inmediatos de los portulanos e indudablemente de los islarios. Pero al mismo tiempo que la cartografía evolucionaba y la ciencia se desarrollaba de forma sorprendente, se consolidó hasta bien entrado el Renacimiento una convivencia entre algunos aspectos mitológicos-teológicos medievales y un realismo sistémico auspiciado por los conocimientos humanísticos de la Edad Moderna5. Por un lado las cruzadas aportaban leyendas que se expandían, y hasta cierto punto se exageraban, del mediterráneo oriental. La ficción en torno al famoso Preste Juan perduró durante muchos años, los cuatro ríos que nacían en el Paraíso, emblema de los mapamundis medievales, permanecieron en numerosos mapas del XVI, los movimientos misionales en Oriente introducían fantasías y realidades que automáticamente se representaban en los mapas, las mitológicas islas del Océano Atlántico consolidaron la crecencia de ciertas ficciones y narraciones utópicas que para muchos autores y cartógrafos de la época fueron innegablemente ciertas,… Pero la realidad fue que con el paso del tiempo

4 Fundamentalmente detallaban los puertos comerciales y lugares donde se concentraba el poder militar. De forma habitual, junto con los mapas, aparecían vistas de ciudades, en estrecha relación con los itinerarios de las peregrinaciones y/o cruzadas a Tierra Santa. 5 Las discrepancias entre razón y fe a lo largo del medievo desde la perspectiva cartográfica se puede consultar en HARLEY, J.B. Y WOODWARD, D. (1987); RANDLES, W.G.L. (1980). Otros autores desarrollan esta disconformidad desde temas geográficos concretos, como el caso de CAPEL, H. (1985) que analiza los aspectos geomorfológicos a lo largo de la Edad Moderna.

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toda esta mitología heredada inclinó la balanza a favor del pensamiento científico y práctico de la cartografía renacentista. 2. Sobre el origen de los islarios La regla básica del método histórico e historiográfico es que sólo se pueden interpretar los documentos cartográficos en su contexto6. Harley señala que existen tres tipos de contextos, que aplicados al tema que nos ocupa serían: el contexto del cartógrafo (autores de los islarios), los contextos de otros mapas (evolución cartográfica hasta el desarrollo de los islarios y estudio de otros atlas de islas realizados en la misma época) y el contexto de la sociedad (confluencia de determinados aspectos sociales que llevaron a la ejecución de los islarios, fundamentada en el medievo por condiciones teológicas y posteriormente por la expansión mundial). Estos contextos no son exclusivos o independientes ya que se encuentran entretejidos y muchas veces de manera inseparable como veremos a continuación en la evolución de los islarios. Algunos investigadores fijan el origen de los islarios en la Antigua Grecia7 con autores como Homero8, Hesíodo, Hecateo de Mileto, Calímaco de Cirene, Apolonio de Rodas o Aristóteles, entre otros. Generalmente estos tratados eran descripciones literales aunque algunas veces añadían gráficos o representaciones territoriales de tales islas9. Posiblemente estos retratos descriptivos, algunas veces reales y otras idílicas, desembocaron en la Edad Media en ciertas obras de importancia, tanto por la influencia que ejercieron en la época en que aparecieron como por las repercusiones en autores de siglos posteriores. Entre todas ellas destaca San Isidoro de Sevilla (560-636) que en sus Etimologías10, concretamente en el libro XIV dedicado a la Geografía -denominado Acerca de la tierra y sus partes- analiza en el capítulo VI la descripción de las islas. Indudablemente San Isidoro se basó en otros textos anteriores para realizar dicha representación, entre los que sobresalen los de Paulo Orosio. Orosio (383-420)11, obispo al igual que Isidoro, relata en su obra12, Historiae Adversus Paganos, numerosas islas detallando su localización, dimensión y algunos aspectos

6 Véase HARLEY, J.B. (2005). 7 Sobre el nacimiento de los islarios en la Grecia clásica consúltese: MONTESDEOCA MEDINA, J. M. (2000). 8 Aunque en La Iliada aparecen algunas islas, es en La Odisea donde se muestra la importancia de las islas del Mediterráneo, desarrollando un periplo por la Geografía insular de esta región. Se puede profundizar sobre el fenómeno de la insularidad en Homero, y otros autores griegos, en GÓMEZ ESPELOSÍN, F. J. (2000). 9 Véase RUIZ MORALES, M. (2001). 10 El libro consultado es “Praeclarissimum opus diui Isidori Hyspalensis episcopi: quod ethimologiarum intitulat Nec te fallat opinio studiose lector cũ titulũ aspicies: quasi in hoc volumine solũ de re grãmatica atque vocabulorũ interpretationibus mẽtio fiat. cũ ĩ eo tantarum altissimarum que rerum noticia recondita sit: vt nus q alibi maior digniorque iueniatur. Quicquid en i cognitionis in ce teris scriptorib'/ cũ grece tum latinae historiae reperitur vniuersis: i hoc vnico libro vtili quadÆa breuitate inuenies. Quod si plegeris cũ varietate historiarum: tum rerum magnitudine nõ minus proficies q oblectaberis”, editado por Impressum Parrhisij Sumptibus Ioanni Petit en 1520. Se puede examinar esta obra en formato digital en el Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla. 11 Sobre la concepción geográfica de Paulo Orosio puede consultarse MENÉNDEZ PIDAL, G. (2003). Del mismo modo, en el artículo de JANET M. BATELY (1972) también se detalla su pensamiento geográfico. Sobre la trascendencia de Orosio como personaje histórico ver FABBRINI, F. (1979).

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orográficos. Cuando desarrolla las tres partes en que se divide el mundo finaliza cada una de ellas con una breve descripción de las islas, hablándonos de Taprobana en Asia, y de Britania, Hibernia o Thyle en Europa. La influencia de Orosio fue considerable hasta el final de la Edad Media, utilizando muchos escritores medievales la misma compilación detallada por Osorio, influyendo en obras como “De insulis” de Domenico Silvestri de finales del XIV y principios del XV. Podemos por tanto considerar, al igual que Janvier13, que Orosio es el primer geógrafo de la Edad Media y el último de la Antigüedad. Volviendo a San Isidoro14, y aunque tradicionalmente se ha considerado su mapamundi Tripartito como uno de los factores más relevantes desde un punto de vista geográfico15, no podemos olvidar que en sus Etimologías manifiesta la importancia de las islas. De hecho establece un capítulo independiente dedicado exclusivamente a su descripción: “De insulis”. De este modo, las ordena desde un enfoque geográfico: Islas Oceánicas, Islas del Norte de África, Islas Occidentales, Islas del Sudeste y las Islas del Mediterráneo, en este último caso de Este a Oeste. Aporta, además, numerosas referencias sobre cada una de ellas, como su situación, dimensión, elementos naturales (relieve, flora, fauna…) y antrópicos (ciudades, habitantes…), incluso leyendas sobre determinadas islas. Con posterioridad hubo cierto número de autores que basándose en obras clásicas, introdujeron en sus libros capítulos dedicados exclusivamente a las islas. Destacan, entre otros, Rabano Mauro (776-856) que en su enciclopedia “De universo”, compuesto por veintidós libros, y basándose principalmente en las “Etimologías” de San Isidoro, dedica un capítulo al tema que nos ocupa denominado “De insulis”, igual que en la obra isidoriana. Adam Bremensis (1050-1081/85) consuma su “Gesta Hammaburgensis Ecclesiae Pontificum” en el siglo XI. Esta obra consta de cuatro libros. El último de ellos, denominado “Descriptio insularum Aquilonis”, describe las tierras del norte e islas de la zona16. A finales del siglo XIV17, Doménico Silvestri (1335-1411) finaliza lo que para algunos autores es el primer libro dedicado íntegramente a las islas: “De insulis et earum proprietatibus”18. En esta obra y siguiendo una organización alfabética (tal

12 En el Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad aparecen dos ejemplares de este libro de Orosio, uno fechado el 12 de octubre de 1500 e impreso por Bernardinus de Vitalibus en Venecia. El segundo ejemplar, titulado Aduersus Paganos, (quos uocant) historiarum libri Septem, fue impreso en Colonia por ex officina Iasparis Gennepaei: impensa & aere M. Godefridi Hittorpij, en 1542. El primer ejemplar se puede examinar por Internet a través del Fondo Antiguo. Para una mayor aproximación crítica a esta obra puede consultarse en MARTÍNEZ CAVERO, P. (2002). 13 Véase JANVIER, Y. (1982). 14 Para un análisis pormenorizado sobre el pensamiento geográfico de San Isidoro puede consultarse MELÓN, A. (1954). 15 La importancia del Mapamundi de San Isidoro tiene una amplia bibliografía. Desde principios del siglo XX se han publicado numerosos escritos entre los que destacamos: BLASQUEZ Y DELGADO AGUILERA, A. (1908) y BROWN, R. B. (1954). 16 Para más información sobre el pensamiento geográfico de Adam Bremensis podemos consultar el libro de AUGUSTIN, B. (1895). Destaca en la obra de Adam la más antigua mención sobre Norteamérica. 17 Entre los autores medievales, no mencionados en el texto, y que dedican capítulos en sus obras a las islas sobresalen: Honorius Augustodunensis -De imagine mundi-, Hugo de San Víctor -Descriptio mappe mundi-, Gervasio de Tilbury -Otia Imperialia-, Lamberto Audomarensis -Liber Floridus-, Alberto Magno -De natura loci-, Bartolomé el Inglés -De proprietatibus rerum-, Vicente de Beauvais -Speculum Majus-,Juan de Sacrobosco –Esfera-, Pierre D’ailly -Imago mundi-, … 18 En la Tesis de Montesdeoca Medina (2000, Op. Cit.) se realiza una traducción al español de la obra del humanista florentino denominada "De insulis et earum proprietatibus".

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como hace en sus obras su amigo Boccaccio), establece más de 900 entradas basándose en numerosas fuentes y aportando abundantes informaciones geográficas, históricas, antropológicas, ficticias, legendarias… Desde un punto de vista cartográfico no podemos considerar a “De insulis” de Silvestri como el primer islario, ya que su descripción es puramente narrativa, adoleciendo de dibujos o mapas que representen las islas que describe. Pero lo cierto es que su obra sirvió de base para el que podemos considerar como el primero conocido desde la perspectiva cartográfica: el islario de Buondelmonti, como en el apartado siguiente veremos. 3. Los islarios de los siglos XV y XVI La noción actual del término islario difiere de su concepción bajo medieval renacentista. En la actualidad la RAE ofrece dos acepciones al vocablo. En primer lugar lo define como “descripción de las islas de un mar, continente o nación” y en segundo lugar como “mapa en que están representadas”. Pero en aquella época las islas podían interpretarse como el arquetipo de una percepción simbólica del espacio19. Para Lestringant20 las islas tenían cuatro características principales: mundos en miniatura, mundos “aislados”, cerrados al exterior y gran dinamismo. Aunque aceptemos estas características, la noción “isla” varía de forma notable. Siguiendo a Alonso de Santa Cruz21, una isla no es otra cosa que “cierta parte de tierra cercada por todas partes de agua, principalmente de la mar”. Pero a su vez, diferencia los conceptos isla y península: “Hay también otras (islas) que del todo no están cercadas del mar, a que los latinos llaman penínsulas, que en castellano suena ‘casi islas’”22. De hecho considera que las islas son tierras que se han desprendido del continente, y las penínsulas son antiguas islas que han vuelto a conectarse con tierra firme. Por este motivo, en casi todos los islarios de la época, incluyen a determinadas penínsulas como si fueran islas: Acaya en Macedonia, Taúrica (actual península de Crimea), Escocia,… o en los últimos islarios del siglo XVI la península de California. Del mismo modo, esta confusión conceptual motivó que en varios islarios se introdujesen ciudades como Venecia –como en el de Bordone-, o Tenochtitlán -Bordone, Alonso de Santa Cruz y Porcacchi- por estar rodeada de agua. O Constantinopla –Buondelmonti o Porcacchi- como parte de la península limitada entre el Mar Negro y el Mar de Mármara. Junto con la noción de insularidad, las islas tenían una función determinada. Llegaron a desempeñar un papel significativo en la creciente expansión del mundo durante los siglos XIV y XV. Algunas de estas islas representaban los límites del mundo conocido en diferentes épocas: Thule, frente a las costas de Noruega23; Gades, primera isla del 19 Véase BOULOUX, N. (2004). 20 Véase LESTRINGANT, F. (2004). 21 Véase CUESTA DOMINGO, M. (1983) 22 Esta confusión del concepto de isla se remonta a autores medievales. San Isidoro de Sevilla, siguiendo a su predecesor Orosio, plantea la problemática de la insularidad. Mantiene que hay una analogía entre isla y montaña. Desde la percepción geográfica, San Isidoro expone que tanto una isla como un cabo son dos formas de contacto entre tierra y mar. Así, justifica también a las penínsulas como una de las modelos de las islas. Est commun aux îles, promontoires et montagnes leur jaillissement hors d'un espace perçu comme plan. 23 La isla de Thule (o Thyle) fue mencionada por primera vez por el geógrafo y explorador griego Piteas de Marsella, situándola a seis días de navegación de Britania. Era el país más septentrional. Algunos

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Atlántico junto al Estrecho de Gibraltar24; las Islas Afortunadas que algunos autores la identifican con Las Canarias25 y otros con Las Madeira; o Taprobane, actual Sri Lanka, en el Sudeste Asiático. Por tanto, su descripción, en primer lugar, y su representación gráfica en último término fueron cruciales para la expansión mundial. Pero cartografiar las islas se hace bastante dificultoso. En las descripciones previas que se llevaron a cabo durante la Edad Media, numerosas islas tenían una localización incierta, y en otros casos imposibles puesto que se trataban de islas inventadas o legendarias, aunque no por ello dejaban de representarse. Por tanto, unos de los principales problemas que tenían que enfrentarse los cartógrafos de los islarios era la cuestión de la localización. No obstante, junto con la ubicación de las islas, la siguiente dificultad era la asignación de nombres. De hecho algunos cartógrafos de la época omitían islas que ya se conocían, o ponían el mismo topónimo a dos islas por su indecisión en cuanto a su emplazamiento, como es el caso de la isla de Brasil en el Atlas de Médicis de 1351 o en el Atlas de Grazioso Benincasa realizado en 1467. Durante los siglos XV y XVI destacan nueve islarios (Tabla 1): siete de origen italiano, uno español y otro francés. De los isolarios italianos tres obras se encuentran en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla (BUS): el “Isolario” de Bartolomeo Da li Sonetti de 1485, “Liber nelqual si ragiona de tutte l’Isole del mondo” de Benedetto Bordone de 1528, y “L’Isole piu famose del Mondo” de Thomaso Porcacchi de 1576. Aunque son estos islarios los que nos ocupa es necesario analizar, como señala Harley, el contexto con otros mapas, principalmente si son del mismo género. Por tanto detallaremos a continuación los otros islarios que cronológicamente son: “Liber insularum archipelagi” de Cristoforo Buondelmonti de 1420, “Islario general de todas las islas del mundo” de Alonso de Santa Cruz de 1539, “Isole che son da Venetia nella Dalmatia et per tutto l'Arcipelago, fino a Costantinopoli, con le loro Fortezze e con le terre piu notabili di Dalmatia” de Simón Pinargenti editado en 1573, al año siguiente aparece la obra de Giovanni Francesco Camocio “Isole famose, porti, fortezze, e terre maritime sottoposte alla Serma Signoria di Venecia”, en 1582 se publica el “Isolario” de Antonio Millo y, por último, “Le Grand Insulaire et pilotage” del cosmógrafo francés André Thevet de 1586.

investigadores identifican a la mítica Thule con la actual isla de Smola (Noruega). San Isidoro dice de ella que es la última isla del Océano y recibe su nombre del sol porque éste realiza allí su solsticio de verano. A partir de esta isla el mar está inmovil y helado. Véase DE ANNA, L. (1998). 24 En las Etimologías de San Isidoro de Sevilla, Europa comienza en el río Tanais y termina en la isla de Gades. 25 En la Historia Natural de Plinio el Viejo, concretamente en los libros dedicados a la Geografía (III-VI) nos habla de cientos de islas que se extienden por mares y océanos. Es en el libro VI donde aparecen las islas del Océano Índico y las de la costa sur de África hasta llegar a las islas Afortunadas, con las que se cierra la descripción del mundo. Esta estructura pone de manifiesto que las Canarias eran las últimas islas del océano Atlántico, frontera entre el mundo conocido y el mítico Mar Océano. Reitera este hecho el que algunos autores clásicos denominen a las Canarias las islas Occidentales.

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Tabla 1. Principales islarios de los siglos XV y XVI

3.1. Los isolarios italianos El primer islario conocido, con representaciones gráficas de las islas es el del gran humanista florentino Cristoforo Buondelmonti26 (1386-1430) que en 1420 culmina su obra titulada “Liber insularum archipelagi”27. Este cartógrafo, historiador, geógrafo, navegante… y sobre todo enamorado de la cultura griega -como muchos científicos renacentistas- viajó por Grecia y por todo el mar Egeo y Jónico, registrando las islas más importantes, y anotando algunas de sus características más sobresalientes: ciudades, fortificaciones, castillos, vegetación, montañas… Así, después de una estancia de varios años por las islas griegas culminó su isolario dedicándoselo al Cardenal Giordano Orsini il Liber Insularum Archipelagi , dopo un soggiorno di quattordici anni nelleOrsini. Esta obra tuvo un gran impacto en la época y en siglos posteriores. De

26 Véase BUONDELMONTI, C. (1420). Para comprender la dimensión e importancia de este isolario, véase TURNER, H. (1988) y HARLEY, J.B. and WOODWARD, D. (1987). 27 Con anterioridad al isolario, Buondelmonti realizó su Descriptio insulae Cretae. Obra consumada en 1417 y que nos describe la isla de Creta a partir un viaje previo que realizó a dicha isla en 1415.

Obra Fecha Autor Lugar

de edición

Ámbito

Liber insularum Archipelagi 1420 Cristoforo Buondelmonti Florencia

54 - 70 ilustraciones. Mediterráneo

Oriental

Isolario 1485 Bartolomeo Da li Sonetti Venecia

49 ilustraciones. Mediterráneo

Oriental

Liber nelqual si ragiona de tutte l’Isole del mondo 1528 Benedetto

Bordone Venecia

111 ilustraciones. Mediterráneo e islas

atlánticas recién descubiertas

Islario general de todas las islas del mundo 1539 Alonso de Santa Cruz Sevilla

111 ilustraciones. Mediterráneo y

especial énfasis en la islas atlánticas descubiertas

Isole che son da Venetia nella Dalmatia et per tutto l'Arcipelago, fino a Costantinopoli, con le loro Fortezze e con le terre piu notabili di Dalmatia

1573 Simón Pinargenti Venecia 52 ilustraciones.

Mediterráneo

Isole famose, porti, fortezze, e terre maritime sottoposte alla Ser.ma Signoria di Venecia

1574 Giovanni Francesco Camocio

Venecia 78-80 ilustraciones. Mediterráneo

L’Isole piu famose del Mondo 1576 Thomaso Porcacchi Venecia

48 ilustraciones. Mediterráneo, Caribe

y Sureste Asiático

Isolario 1582 Antonio Millo Venecia 73 ilustraciones.

Mediterráneo Le Grand Insulaire et pilotage d’André Thevet, angoumoisin, cosmographe du Roy 1586 André

Thevet París 87 ilustraciones. Mediterráneo

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hecho sobreviven más de 60 copias y se fueron publicando hasta el siglo XVII, con algunas ampliaciones. Este isolario tenía un total de representaciones de islas y ciudades portuarias que oscilaban entre 54 y 70 ilustraciones, dependiendo de la copia manuscrita o impresa que se llevó a cabo. Los dibujos son representaciones policromadas fundamentalmente de islas y costas más características del Mediterráneo oriental, incluyendo además un mapa de la ciudad de Constantinopla -antes de la conquista otomana-. La estructura de la obra es la que se mantuvo en casi todos los islarios renacentistas. Toda representación gráfica iba acompañada de un texto que explicaba y describía las características geográficas o históricas principales de toda isla, península o ciudad. La popularidad de esta obra, al igual que los de algunos otros islarios posteriores, se debió esencialmente al interés que las potencias europeas tenían por mantener su hegemonía en el mar. El poder naval era fundamental en este período de expansión mundial. Las islas, por tanto, tenían un valor geoestratégico de primer orden, por lo que su conocimiento y localización cartográfica significaban la preponderancia y la capacidad para la seguridad del mercado de estas potencias. Simon Pinargenti, en 1573, finaliza su “Isole che son da Vanetia nella Dalmatia, et per tutto l’Archipelago, fino a Costantinopoli, con le loro Fortezze, e con le terre piu notabili di Dalmatia, nuovamente poste in disegno a beneficio de gli studiosi de Geografia”, editado en Venecia. Esta obra consta de 52 planos. Un año después, en 1574 y también en Venecia, Giovanni Francesco Camocio elabora su isolario denominado “Isole Famose, porti, fortezze e terre Marittime sottoposto alla ser.ma. sigria. di Venecia, ad altri principi Christiani, et al sigor. Turco nouamente poste de luz”. Representa fundamentalmente las islas del Mediterráneo pero también aparecen representadas Inglaterra, Escocia, Irlanda e Islandia. Ambas obras son una recopilación de mapas de islas, careciendo casi totalmente de texto. Algunos editores italianos, como Pinargenti, Donato Bertelli o Camocio recopilaban mapas que ya tenían, algunas veces con distintos tamaños o formatos. En otros casos mantenían cierta uniformidad como “Isole Famose porti, fortezze, e terre marítimo…” El número de mapas que aparecen en esta obra varía dependiendo del ejemplar en cuestión, ya que se le han ido añadiendo mapas de Betelli, Zenoni… hasta llegar a un total de 80. Al final del siglo XVI, concretamente en 1582, Antonio Millo (1557-1590)28 confecciona un islario29 denominado “Isulario de Antonio Millo nel qual si contiene tutte le isolle dil mar Mediteraneo”, dedicado a Sforza Palavicino, y del que han sobrevivido varios manuscritos. Básicamente se centra en el Mediterráneo aunque en algunos de los ejemplares se incluyen textos sobre otras islas, pero sin representación gráfica, como son los casos, entre otros, de Cuba, Islandia, Inglaterra o Sumatra30. Está compuesto por 73 mapas y numerosos datos básicos de las islas. Pero además, describe elementos geográficos del interior, así como los principales centros urbanos de la época. Sobresale en su islario el uso indiscriminado tanto del disco o corona de las rosas de los vientos como en el caso de la Isla de Corcica, como el uso de rumbos utilizado por ejemplo en la Isla de Elba.

28 El apellido Millo hace referencia a la isla de Milos. En esta isla del mar Egeo nació Antonio Millo en el primer tercio del siglo XVI. Después de viajar por todo el Mediterráneo, se asienta en Venecia donde estudió el arte de la cartografía. Por este motivo hemos incluido a este cartógrafo dentro del epígrafe de los isolarios italianos. 29 Véase TOLIAS, G. (2001). 30 Véase CHET VAN DUZER (2006).

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3.2. El islario de Alonso de Santa Cruz En 1560, el cosmógrafo, cartógrafo, astrónomo, fabricante de instrumentos náuticos y una de las personas más representativas de la escuela sevillana y de la Casa de Contratación, Alonso de Santa Cruz (1505–1567) 31, finalizó su Islario general de todas las islas del mundo32. Esta obra está dedicada a Felipe II33, rey que auspició este islario y que se rodeó de los principales cartógrafos y geógrafos de la época34. Este atlas está compuesto por 111 mapas donde se recogen islas y penínsulas del mundo descubiertas hasta la fecha de la publicación. Aparte de la introducción astronómica que hace en el islario, éste consta de cuatro partes35: Atlántico Norte, Mediterráneo, África y Océano Índico, e Islas de América. Son las regiones del Mediterráneo, área tradicional en los islarios del siglo XV y XVI, y la del Nuevo Mundo, donde la escuela sevillana36 es la mejor representante, las que 31 Para un estudio biográfico de Alonso de Santa Cruz consúltese CUESTA DOMINGO, M. (2004). 32 Existe una edición facsímil del islario: SANTA CRUZ, A. (1983). 33 Aunque el islario se inició cuando reinaba Carlos V no se terminó hasta el reinado de Felipe II. La dedicatoria de la portada a Felipe III se debe a Andrés García Céspedes que borrando el nombre de Alonso de Santa Cruz sobrescribió el suyo, así como la dedicatoria que estaba manuscrita. 34 Entre ellos destacan: Mercator, Ortelius, Joan Martines, Pedro Ambrosio de Ondériz,… Era normal en esta época de expansión que los reyes y grandes personalidades, se rodearan de cartógrafos, como bien señala ESCOLAR, M. (1997). Así, en Francia, Thevet entró al servicio de Enrique II y Carlos IX, Tassín con Erique IV, Sanson trabajó para Richelieu, o Duchesne para de Luis XIII. En Inglaterra, Cabot fue contratado por Enrique VII, VIII y Eduardo VI; Hakluyt, Ralph y Robert Treswell y Cristopher Saxton por Isabel I, o Jhon Speed como cartógrafo de Jaime I. En España, Diego de Riveiro y Cabot prestaron servicio a Carlos V, Giacommo Gastaldi, Alonso de Santa Cruz, Pedro de Medina, Juan Bautista Lavanha, Juan López de Velazco fueron contratados por Felipe II. En Portugal Pedro Nunes trabajó para Juan III. Sobre el estudio de la geografía y cartografía en la época de Felipe II véase KAGAN, R. L. (1986) y CUESTA DOMINGO, M. (1998). 35 Atlántico Norte: Islanda, Engrovelandia, Tile, Farense, Orcades, Hetlandia, Ebudes, Irlanda, Inglaterra, Scandia, Dinamarca, Olanda, Islas adyacentes a Francia, Islas de España, Islas de los Açores, Islas de Guadalquivir y Cáliz. Mediterráneo: Iviça y Fromentera, Mallorca y Menorca, Córcega, Cerdeña, Islas junto a Cerdeña, Sicilia, Islas adyacentes a Sicilia, Islas de Ytalia, Venecia, Iudeca Murano, Islas de Esclavonia, Islas en el mar Jonio, La Morea, Sicionia, Achaia, Helide, Messenia, Laconia, Argos, Archadia, Legina isla, Cerígo. Cecerígo, Negroponte, Cheroneso, Mar Propontis, Taurica Chersonesus, Alopecia y mar Mayor, Delos. Gero, Suda, Nicone, Tine, Andria, Zea, Fermene, Serphino, Siphano, Milo o Melos, Sicandro, Policandro, Nio, Amorgo, Charusa, Cinara, Levita, Fecusa, Schinusa, Nixa o Naxos, Paris, Anteparis, Rochi, Sanctareni. Thiresia, Nanphio, Stanpalia, Nisario, Episcopia, Scarpanto, Charchi, Limonia, Rodas, La Simia, Lango, Calamo, Lero, Padmos o Planosa, Mandria, Lipso, Atragea, Agatonisi, Samo, Nicarea, Xio o Chio, Psara, Lesbos o Metelin, Tenedo, Lembro, Stalimene, El Thaso, Limine Pelagesi, Dromos, Macri, Schiatos, Scopelos, Sciro, Candia, Chipre, Islas del Nilo, Malta, Gelves. África y Océano Índico: Madera y Puerto Sancto, Canaria, Tenerife, Gorgones o de Cabo Verde, Santo Thomé, Madagascar o San Lorenzo, Penda, Zanzíbar, Adyacentes a San Lorenzo, Çacatora y mar Bermejo, Arabia Félix, sino Pérsico, Ormuz, Diu y Calicud, Zeilán, Bengala y Malacha, Zamatra, Iava Mayor, Iava Menor y Solor, Maluco o del Especiería, De Paluguom, Santa Cruz, Negros, Ladrones, Cipango. Islas de las “indias occidentales”: Labrador, San Juan. Vírgines, La Bermuda, Estevan Gómez, Islas de los Lucayos, Española o Santo Domingo, Cuba o Fernandina, Jamaica o Santiago, San Juan o Borinquen, Trinidad, Cubagua, Margarita, Yucatán, Tenuxtitián-México, Panamá, Nombre de Dios, costa del Brasil, Río de la Plata y Estrecho de Magallanes. 36 A finales del siglo XVI, en 1592, otro ilustre sevillano, Vellerino de Villalobos, escribe “Luz de navegantes, donde se hallarán las derrotas y señas de las partes marítimas de las Indias, Islas y Tierra Firme del mar océano”. Sin llegar a ser un islario propiamente dicho, en esta obra aparecen 115 dibujos que entre otras representaciones aparecen islas, puertos, perfiles de costas como elementos principales de este libro o guía para navegantes. Los libros de derroteros de esta época no llevaban ningún tipo de

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recogen un mayor número de islas y penínsulas. Destaca la inclusión en el islario de “ciudades-islas”, al igual que en otros islarios, como son los casos de Venecia o Tenochtitlán. Así mismo, tenemos que hacer mención de “Tierra o isla al mediodía del Estrecho de Magallanes”, tanto por su descripción como por su representación gráfica.

3.3. El islario de André Thevet En las postrimerías del siglo XVI, André Thevet (1502-1590)37, franciscano, cosmógrafo real y uno de los viajeros franceses que más países y regiones visitó, tanto de Europa, Asia o América38, redactó y cartografió en 1586 “Le Grand Insulaire et pilotage d’André Thevet, angoumoisin, cosmographe du Roy”39. En esta obra aparecen 87 mapas, aunque en un principio llegaron a figurar 250. En cambio otros especialistas como Lestringant40 eleva esa cifra hasta los 350. Este atlas consta de dos volúmenes, cada uno dedicado a un espacio geográfico concreto41. En un volumen se representan las islas del “océano”; en el otro, las del mar Mediterráneo y regiones adyacentes como el mar Negro o el mar Caspio. Con Thevet se amplía la información contenida en islarios anteriores, como los de Bordone y Porcacchi, aunque continúa relatando descripciones territoriales fabulosas siguiendo a geógrafos de la antigüedad como Estrabón o, al igual que otros muchos cartógrafos de la época42, manteniendo las tablas de coordenadas de longitud y latitud que describe Ptolomeo en su Geografía. Con anterioridad a la realización de su islario Thevet escribió otras obras como “Cosmographie de Levant” en 1554, “Les Singularitez de la France Antarctique” entre 1557 y 1558, y “Cosmographie universelle” (1575). Con posterioridad al “Le grand Insulaire”, escribe “Description de plusieurs isles” en 1588, un resumen del islario pero sin representación gráfica. 3.4. Otros islarios posteriores Durante el siglo XVII continuaron realizándose islarios. El primer Atlas de islas destacable es el de Jean Matal (1517-1597)43 o Johannes Metellus Sequanus, que en 1601 escribe “Insularium: Orbis aliquot insularum, tabulis aeneis delineationem continens, in quo describuntur multae per Oceanum sparsae insulae, operi geographicoquo Europa, Asia, Africa, et America describuntur” y publicado en Colonia. En esta obra representa 60 mapas donde se recogen islas del Mar ilustración, este hecho hace que “Luz de navegantes” destaque sobre otras obras de la época. Existe una edición facsímil de 1985, con estudio y comentarios de María Luisa Martín-Merás Verdejo de esta obra. 37 Para un análisis detallado sobre André Thevet consúltese LESTRINGANT, F. (2005). 38 En 1555 formó parte de una expedición reclutada para colonizar Brasil, bajo el mando de Nicolas Durand de Villegaignon. Llegaron a la bahía de Guanabara, cerca de Río de Janeiro, fundando un núcleo de población que llamaron “Francia Antártica”. Precisamente, con el nombre de “Particularidades de la Francia Antártica” Thevet hace una descripción de América. 39 Véase THEVET, A. (1586). Para un estudio crítico de esta obra consúltese VALLE DE LORO, D. (2009). 40 Véase LESTRINGANT, F. (2002). 41 Se han realizado diferentes estudios regionales sobre la obra de Thevet. Destacan: Sobre Brasil y el Antártico, LESTRINGANT, F. (1988). Sobre Canarias, PICÓ GRAÑA, B (2007) y AZNAR, E. (1984). Sobre América del Norte, SCHLESINGER & STABLER (1986). 42 La influencia de Ptolomeo se puede ver en cartógrafos renacentistas como Waldseemüller, Ortelius o Mercator. Para un análisis en profundidad sobre este tema consúltese RELAÑO, F. (1992). Para ver la relación que existía entre la Geografía y la Cartografía moderna consúltese POSADA, J.C. (2002) 43 Para más información consúltese STENHOUSE, W. (2005).

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Mediterráneo, principalmente, y de otras regiones (Azores, Cabo Verde, Madagascar, Socotra, etc). En 1624, Ioannes Gryphiandrus (1580-1652), abogado, historiador y estudioso literario alemán, redactó “De insulis tractatus, ex iurisconsultis, politicis, historicis et philologis collectus... in quo plurimae cognatae questiones de mari, fluminib., lacubus, littoribus, portubus,... excutiuntur”, editado en Frankfurt. Posteriormente, en 1638 Francesco Lupazolo redactó un manuscrito titulado “Isolario dell'Arcipelego et altri luoghi particolari, di Francesco Lupazolo, nel qual si vede il loro nome antico et moderno, modo di vivere, il numero delli populi, habbito delle donne, et le antichità, si come altre cose particolare fuor dell'Isole, fatto l'anno del S. 1638, in Scio”, dedicado íntegramente a las islas del Mediterráneo. La segunda mitad del siglo XVII fue más prolífica. En 1657 aparece la obra “Nesographiae generalis” de Nicolaus Epstein y Paulus Crusius. Un año después, Marco Boschini (1613-1678) publicó en Venecia un islario compuesto por 45 mapas, que, como el de Lupazolo, se limita a las islas del Mediterráneo, denominado “L'Arcipelago con tutte le isole, scogli secche e bassi fondi, con i mari, golfi, seni, porti, cittá e castelli nella forma che si vedono al tempo presente”. A finales del siglo XVII aparece el islario de Johannis Wülferi “De maioribus oceani insulis earumque origine brevis disquisitio” en 1691. Seis años después Vicenzo M. Coronelli (1650–1718), cartógrafo, geógrafo, constructor de globos y cosmógrafo de la república de Venecia, termina en esta misma ciudad el “Isolario, Descrizione heografica-historica, sacro-profana, anticomoderna, politica, naturale, poetica... di tutte l'isole... del globo terracqueo... ornato di trecento-dieci tavole...”44, compuesto por 310 mapas. Aunque en el siglo XVIII siguieron realizándose islarios, éstos disminuyeron de forma considerable. La explicación radica, como sugiere Chet Van Duzer45, en que durante los siglos XVI y XVII los descubrimientos de islas en todo el mundo fueron creciendo notablemente. De tal manera, abarcar la empresa de realizar un atlas de islas llegó a ser una misión de tal envergadura que éstos decayeron irremisiblemente, disuadiendo a los autores de tal tentativa. 4. Los isolarios de Sonetti, Bordone y Porcacchi Definidos y analizados los contextos cartográficos de los islarios, tal y como lo defiende y justifica Harley46 -autores de los islarios, evolución histórica de los islarios y estudio

44 El título completo del islario es “Isolario. Descrittione geografico-historica, sacro-profana, antico-moderna, politica, naturale, e poetica. Mari, golfi, seni, piagge, porti, barche, pesche, promontorj, monti, boschi, fiumi, laghi, stagni, bagni, volcani, miniere, gemme, richezze, e monete. Iscrittioni, linguaggi, governi, forze, armate, guerre, aleanze, acquisti, perdite, tregue, trattati di pace, religioni claustrali, ed equestri. Concilj, e missioni. Vescovadi, arcivescouadi, e patriarcati. Leggi, costumi, habiti, blasoni, accademie, huomini illustri, ed ogni più esatta notitia di tutte l'isole coll'osservationi degli scogli, sirti, scagni e secche del globo terracqueo. Aggiuntivi anche i ritratti de' dominatori di esse. Ornato di trecento-dieci tavole geografiche, topografiche, corografiche, iconografiche, scenografiche, idrografiche, e potamografiche a' maggiore dilucidatione, ed uso della navigatione, e in supplimento dei XIV volumi del Bleau. Tomo II dell'Atlante Veneto. Opera e studio del P. Maestro Vincenzo Coronelli min. conv. Cosmografo della Serenissima Republica di Venetia, e professore di geografia”. 45 Véase CHET VAN DUZER (2006). 46 Además de HARLEY, J.B. (2005) aparecen otros autores que defienden la historia y la evolución de la cartografía como una construcción social y ubica al cartógrafo en el contexto de su época. Sobre este

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de otros atlas de islas contemporáneos y la confluencia de aspectos sociales que llevaron a la realización de los islarios-, corresponde en este momento examinar tres de los principales islarios del renacimiento, y que son los islarios de estudio, concretamente los de Da li Sonetti, Bordone y Porcacchi. 4.1. Características descriptivas de los isolarios El veneciano Bartolomeo Zamberti es más conocido como Bartolomeo Da li Sonetti47 por describir su isolario a través de una serie de sonetos, al estilo de un cancionero pretarquista. Fue alrededor de 1485 cuando publica su atlas de islas, siendo el primer islario impreso. Posteriormente, hubo una reedición en 1532. Este Atlas se centra, exclusivamente, en las islas del Mar Egeo y está compuesto por 49 ilustraciones48. El manuscrito de la BUS49 está fechado en 1515, al igual que el manuscrito de Bruselas50, pero mientras que éste último consta de 50 ilustraciones, en el de la Biblioteca de Sevilla se recoge una menos, como en la mayoría de los manuscritos conservados de Da li Sonetti51. Una de las características principales que tiene el manuscrito de Bartolomeo es el escaso detalle topográfico de las islas que representan. Se ciñe fundamentalmente en la costa, olvidando la representación del interior. Así, se centra en la representación de puertos y ciudades costeros así como de la existencia de rocas costeras, tan importante para la navegación y atraque de barcos. Aparte del cambio radical de las descripciones textuales que hace de las islas respecto al Liber Insularum Archipelagi de Buondelmonti, Da li Sonetti introduce dos innovaciones en su isolario: el uso de la rosa náutica, concretamente de ocho vientos y la utilización del tronco de leguas. Estos elementos planimétricos, que posteriormente desarrollaremos, ya se habían utilizado en los portulanos desde el Atlas Catalán, pero

paradigma empirista de la historia cartografía, consúltese: EDNEY, M.H. (2005), ANDREWS, J. H. (1996), COSGROVE, D. (1999), EHRENBERG, R. E. (2006). Un análisis crítico sobre los contextos en regiones concretas consúltese ORLOVE, B. (1993), BUISSERET, D. (1990), SCHILDER, G. (1986). 47 Véase DONATTINI, M. (1994-5). 48 Los mapas representados por Bartolomeo son: Cerigo / Cecerigo (Kythera / Cerigotto), Candia (Creta), Scarpanto (Karpathos). Rodi (Rodas), Sicandro / Policantro (Sikinos / Pholegandros) Piscopia (HIAK; Episkopi), Nisar (Nisyros), Stampalia (Astypalaea) Namphio (Anaphes), Sanda Erini (Thera, Santorini), Limonia / Carchi (Alimnia / Charki), Milo (Melos), Siphano (Sifnos), Serphino (Serifos), fermentación (Kythnos), Zea (Keos; Kea), Andre (Andros), Tine (Tinos), Micone (Mikonos), Sdiles (Delos), Hyeres (Gyaros) Parió (Paros), Nicsia (Naxos), PiralChiero / Raclia (Kuphonesos / Karos Herakleia) Nio (los), Amorgo (Amorgos), Zinara / Levita (Kinara / Levitha) Caloiero, Lango (COS), alamo ( Kalymnos), Lero (Leros), Pactamos (Patmos) Crusiers o Lipso / Mandria (Lipsos / Mendelia) Fermancusa / Agatonisi (Pharmakonisi / Aykathonis), Samo (Samos) Nicaria (ICARE; Nikaria), Psara (Psara), Sio (Chios), Metelin (Lesbos, Mytilini), Tenedo (Ténédo) Stalimene (Lemnos), el Monte Santo Monte Athos), Limin Pelegise (Esporadas del Norte), SCIRO (Skyros), Dromo (Halonesos; Chiliodromia), SAAT / Scopolo (Skiathos / Skopelos), Negroponte (Eubea), la costa este del Peloponeso, Chipre (Chipre). Se ha seguido la relación de islas propuestas por Bracke (2001) que se diferencia ligeramente de la propuesta de Campbell (1987). 49 Este ejemplar tiene en los márgenes una traducción manuscrita al español de toda la obra. 50 El islario de Sonetti comienza así: Ybolario: Al Divo Cinquecento cinque e diece / Tre cinque a do mil nullatre e do un ceto /nulla questa opra darpiu cha altri lece. Véase BRACKE, W. (2001). 51 Los mapas del atlas de Sonetti fueron copiados por Piri Reis entre los años 1521 y 1526 en su Kitab i-Bahriye. En este caso, el número total de mapas se eleva a 223, tanto de islas como de costas del Mediterráneo. Véase con LOUPIS, D. (2000).

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fue Sonetti el primero en introducirlo en los islarios, elementos que casi todos los atlas de islas posteriores utilizaron. Por otro lado, El islario de mayor repercusión e influencia de la primera mitad del siglo XVI fue sin duda el de Benedetto Bordone52. Su Liber nelqual si ragiona de tutte l’Isole del mondo, se publicó en Venecia en 1528 y se reeditó en 1532. El alcance de esta obra fue tal que dos años más tarde, en 153453 y en años posteriores fueron reimpresos con el título de Isolario di Benedetto Bordone. Esta obra se divide en tres partes. Una primera dedicada a las islas del océano Atlántico, la segunda al Mediterráneo y una tercera a las islas del océano Índico y del Lejano Oriente. En este Atlas aparecen 112 grabados de mapas y vistas de ciudades. Destacan además el mapa de Europa y norte de África, el mapa del mar Egeo y el de Asia. Además, se ha de subrayar el mapamundi de proyección oval54. Bordone representa dos vistas de ciudades lacustres: el plano de Tenochtitlán (Temistitan), actual ciudad de México y que fue copiado en numerosas ocasiones por cartógrafos contemporáneos55. Y el Venecia a doble página. El hecho de que Bordone asociara estas dos ciudades se debió a una publicación de 1522 denominada Neue Zeitung. En dicha publicación designaba a la ciudad de México como la Venecia americana56. También en este isolario se recoge el primer mapa impreso del Japón, que Bordone denominó Ciampagu (Zipango) y, sobretodo, el grabado de Norte América o Terra de Lavoratore que está considerado como el primer mapa en el que aparece esta región americana57. Thomaso Porcacchi de Castiglione (1530-1585) finalizó su islario en 1572 con el título de L'isole più famose del mondo intagliate da Girolamo Porro Padovano con l'aggiunta di molte isole. En esta primera edición, realizada en Venecia por Simone Galignani da Carrera, el atlas estaba compuesto por 30 mapas entre los que se encontraba un mapamundi. En 1576 se hizo una ampliación de esta publicación58. A diferencia de los islarios anteriores cuyos mapas fueron grabados en madera, el de Porcacchi se grabo en

52 Véase ALMAGIÀ (1937) y ALBUQUERQUE (1983) 53 La edición de 1534 es la que se encuentra en la BUS. Esta impresión es más extensa que las de años anteiores. 54 Este mapa está basado en el que había realizado en 1508 Francesco Rosselli, aunque Bordone separa los continentes de América y Asia y, además, no representa la región antártica. 55 Aunque Bordone se basó en otros mapas precedentes, fundamentalmente por la narración de Hernán Cortés sobre la Nueva España: "Proeclara Ferdinandi Cortessi de Nova Maris Oceani Hyspania Narratio" publicado en Nuremberg, Alemania por Friedrich Peypus en 1524. En sus cartas al rey Habsburgo Carlos V, Hernán Cortés publicó un mapa de Tenochtitlán proporcionando a los europeos la primera imagen de la capital azteca. 56 PEREZ-PRENDES MUÑOZ ARRACO (2002) nos comenta al respecto que esta breve narración alemana denominada “Nueva Noticia (Neue Zeitung) del país denominado Yucatán” mezcla las culturas yucateca y mexica confundiéndolas y aportando datos erróneos. En este folleto aparecen dos grabados. El primero representa un sacrificio. El segundo, el que más nos interesa, simboliza la “Venecia americana”, con cinco puertas y con puentes. Se tiene la sensación de estar viendo una ciudad de la baja Edad Media europea en vez de una ciudad típica americana. 57 Véase SUAREZ (1992). 58 Dos ejemplares de esta edición son las que se conservan en la BUS.

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cobre59. Esta obra también tuvo una amplia repercusión. Hubo ocho ediciones entre 1572 y 1713. Junto a las representaciones de las islas, en su isolario, Porcacchi dibuja algunos mapas que sobresalen respecto a los demás. Entre ellos, dos mapas a escala mundial: uno denominado carta de navegar (carta da navigare) al más puro portulano, basado en el que ya había realizado Camocio; y un mapamundi de proyección oval, al igual que el Bordone representó en su isolario y que está basado en el de Gastaldi60. Del mismo modo que su predecesor, aparecen en este isolario dos vistas de ciudades rodeadas de agua: Venecia y Tenochtitlan. Destaca en el Atlas un mapa de batalla. Ésta es una bellísima representación del combate naval de Lepanto, acaecida el 7 de octubre de 1571. Por ultimo, y siguiendo las características de los Atlas de islas, en las que se incluían diversos mapas correspondientes a tierras continentales sobresale el mapa de la península de Constantinopla. Vista esta descripción general de los tres isolarios venecianos, pasamos a continuación a detallar las características planimétricas, los ámbitos regionales representados y la simbología o iconografía utilizada… lo que nos permitirá perfilar y acentuar la importancia de los islarios en el proceso gradual de cambio entre el bajo medievo y la era moderna. 4.2. Elementos planimétricos Aunque los primeros islarios carecían de elementos planimétricos como en el de Buondelmonti, con posterioridad éstos se incluyeron. Dos componentes básicos destacan entre estos componentes incluidos en los islarios: la rosa de los vientos como mecanismo de orientación en los mapas y los troncos de leguas como dispositivo de relación escalar entre la realidad y las representaciones insulares. 4.2.1. La Rosa de los Vientos Con la aparición de los primeros mapas de navegación, surgió la Estrella de los Vientos, también llamada Rosa Náutica o Rosa de los Vientos. Esta forma de simbolizar la orientación se manifiesta en plena Edad Media y en estrecha relación con la técnica de navegar. Así, el mallorquín Ramón Llull (1232-1325) en su obra Arbre de Sciencia de 1296 nos describe los ocho vientos principales que conforman la Rosa Náutica61. Con anterioridad Hugo de Saint-Victor (1096-1141) en 1130 detalla una Rosa de 12 vientos en su Descriptio mappe mundi62. Estos 12 vientos se transformaron en los 32 rumbos básicos que se difundió en los portulanos. Concretamente en el Altas Catalán de 1375

59 Véase GERSTENBERG, A. (2004). 60 El mapamundi de Gastaldi realizado en 1546 fue el que más influyó sobre otros cartógrafos de la época. Así, Paolo Forlani hizo una copia en 1562, en 1565 Giovanni Battista Ramusio y Fernando Bertelli también se baso en el de Gastaldi; o el mismo Ortelius también lo utilizó en su Atlas de 1570. 61 Véase ORTEGA VILLOSLADA, A. (2003). 62 Hugo de San Víctor nos describe en su obra, además de los diferentes vientos, breves capítulos dedicados a las islas. Siguiendo a MONTESDEOCA MEDINA (2000), dedica el capítulo dos, tres, cuatro y seis a las islas del Océano, a las del mar Tirreno, a las de mar Adriático y a las del mar Rojo, respectivamente. Posteriormente describe otras islas al final del libro en el capítulo veintisiete.

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aparece por primera vez una Rosa Náutica con 32 rumbos, poniendo nombre a los ochos vientos principales63.

Tabla 2. Denominaciones de los 32 vientos incluidos en la Rosa Náutica

ESPAÑOLA ITALIANA FLAMENCA LATINA GRIEGA OTROS TÉRMINOS*

Norte Tramontana Noort Septentrio Aparctias/ Aparcthias

Aquila Septentionarius

Boreas

Norte 4 al Noroeste 4 di Tramontana verso Maestro Nortten Westen Mesocircius

Nornoroest Maestro Tramontana/ Circius Tresias Nornorwest Trascias Circius Corus

Noroeste 4 al Norte 4 di Maestro verso Tramontana Norwestern Nort Upocircius

Noroeste Maestro (Maistro) Norwest Caurus Borholibicus

Magister Argestes

Zephyrus-Boreas Borolybicus Olympias

Noroeste 4 al Oeste 4 di Maestro verso Ponente Norwesten West Upocorus

Oesnoroest Ponente Maestro Westnorwest Argestes/ Iapix Corus

Eborus Chorus Circius Caurus

Oeste 4 al Noroeste 4 di Ponente verso Maestro Westten Norden Mesocorus

Oeste Ponente West Favonius Zephyrus Occidens

Oeste 4 al Sudoest 4 di Ponente verso Garbino Westten Zuyden Upafricus

Oestsudoest Ponente Garbino Westzuydwset Africus Africus

Eurus Aphrico Zephirus

Libs

Sudoest 4 al Oest 4 di Garbino verso Ponente Zuydwestten West Mesafricus

Sudoest Garbino Zuydwest Lips Notalibicus

Africanus Garbin

Notozephyrus Noto-Lybicus

Africus

Sudoest 4 al Su 4 di Garbino verso Ostro Zuydwestten Zuyd Upolibanotus

Susudoest Ostro Garbino/ Libonotus Euro Auster Zuydzuydwest Austroafricus Libanotus

Euro Africus Africus Ostro

Leuconotus

Su 4 al Sudoest U di Ostro verso Garbino Zuydten Westen Mesolibanotus

Su Ostro Zuyd Auster Notus Meridies Nothus

Su 4 al Sudoeste 4 di Ostro verso Siroco Zuydten Oosten Mesophaenix

Susueste Ostro Siroco/Euronotus Zuydzuydoost Euroauster Phaenix

Euro Notus

Phoenicias Leoconotus Gangetius

Sudeste quarta al Su 4 di Siroco verso Ostro Zuyd Oostzuyd Upophaenix

Sudeste Siroco Zuydoost Notapeliotes Siroceol Eurus Euraster

ESPAÑOLA ITALIANA FLAMENCA LATINA GRIEGA OTROS TÉRMINOS*

Sudeste 4 al Este 4 di Siroco verso Levante Zuydoostten Oost Mesoeurus

Lestsudest Siroco Levante Oostzuydoost Vulturnus Eurus

Est 4 al Sudest 4 di Levante verso Siroco Oosten Zuyden Upoeurus

Leste Levante Oost Subsolanus Apeliotes

Subsola Oriens

Apiliolis Solanus

Leste 4 al Nordest 4 di Levante verso Greco Oostten Norden Mesocecias

Lestnordest Greco Levante/Caecias Apeliotes Oostnordoost Apeliotes Caecias Cecias Hellepontius

Nordest 4 al Leste 4 di Greco verso Levante Nort Oosten Upocaecias

63 Los nombres utilizados en el Atlás Catálan son: Tramontana, Grego, Levante, Laxaloch, Metzodi, Labetso, Poniente y Magistro.

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Nordeste Greco Nortoost Borrhapeliotes

Graecus Laecias Boreas

Arctapeliotes

Nordeste 4 al Norte 4 di Greco verso Tramontana Nortoostten Nord Mesoboreas

Nornordeste Greco Tramontana Nortnortoost Aquilo Boreas Meses-boreas

Eura-quilo Po

Norte 4 al Nordeste 4 di Tramontana verso Greco Nortten Oosten Upoboreas

Fte.: Elaboración propia a partir de BORDONE, B. (1534), POZA DE, A. (1595), HERRÁEZ, CUBINO, G (2003). Nota: Los términos de vientos subrayados se han obtenido del Isolario de Bordone. Para la dirección del viento Iapix se ha consultado el libro de Aulu Gelle: Les Nuits attiques, livre II. La columna “Otros” se refiere a otras denominaciones usadas en la Rosa Náutica que se recogen en diversas obras renancentistas como las de Petrus Apianus, Levinus Hulsius, Antonio Pigafetta y John Blake.

Al principio, la rosa náutica se utilizó para señalar la dirección de los vientos64. Éstos provienen de los ocho puntos cardinales principales, los ocho secundarios y los dieciséis cuartos de puntos. En cuanto a los términos utilizados (Tabla 2) dependían de varios hechos. Fundamentalmente dos, el primero de ellos obedecía al lugar de impresión del mapa. Cada nación utilizaba sus propias direcciones de vientos o puntos cardinales. Los países que imprimían un mayor número de mapas fueron Italia, España y los Países Bajos. Paralelamente algunos cartógrafos utilizaban tanto los vocablos en latín como en griego. En segundo lugar dependían de si utilizaban los puntos cardinales “antiguos” o los “modernos”; o como Bordone nos detalla en su isolario “boffolo antico” o “boffolo da navigar moderno”. El primero de herencia medieval y el segundo propio de los portulanos. En la Baja Edad Media, las iniciales utilizadas en estos mapas (T, G, L, S, O, L, P y M) correspondían a los nombres adoptados para indicar los puntos cardinales: Tramontana (N), Greco (NE), Levante (E), Siroco (SE), Ostro (S), Libeccio (SW), Ponente (W) y Maestro (NW)65. Aunque estas siglas y vocablos eran de los más utilizados, la realidad es que no existía ninguna norma para la elaboración de la rosa de los vientos66. Cada cartógrafo ideaba una manera particular de representarla. Del mismo modo Tramontana, viento del norte, fue sustituida en las primeras cartas por la punta de una lanza, posteriormente se utilizó la inicial “T” bajo dicha lanza, y a la postre sólo se recurrió a la inicial del término. Si observamos los isolarios de Da li Sonetti o Bordone utilizan la punta de flecha mientras que Porcacchi, cartógrafo posterior, adopta la letra inicial. Finalmente y con cierta aceptación por la mayoría de los cartógrafos, todas estas formas

64 La rosa de los vientos tiene tres tipos de significaciones: religioso, geográfico y astronómico. SUÁREZ SÁNCHEZ, R. Y ZATARAÍN DE DIOS, I. (1998) afirman que el uso de la rosa náutica indica tanto dirección del viento como la referencia de los puntos de orientación terrestre. De hecho está compuesta por un círculo y unos haces que se originan por la subdivisión de una cruz, que representa, los cuatro puntos diametralmente opuestos. Éstos corresponden a dos tipos de orientación: la orientación espacial, señalando las salidas y puestas del sol y la orientación temporal producida por el eje de rotación de la tierra. Pero también corresponde a las cuatro constelaciones estacionales Leo, Tauro, Acuario y Escorpio. 65 Véase THOEN (2001). 66 En los primeros tratados sobre navegación (desde finales del siglo XV hasta mediados del XVI) se utilizaron distintas formas de representar las Rosas de los vientos. Aparecen en muchos de los primeros tratados de navegación. Cuestión especial es la Rosa Náutica que se muestra con 26 rumbos en vez de 32. Es el caso de la obra de Michaele Ángelo Blondo "tratado de Ventis et Navigatione, publicado en Venecia en 1546. La explicación nos la da Silvanus Phillips Thompson en su libro: The Rose of the winds: the origin and development of the compass-card de 1914, donde nos detalla que Zephirus, viento del oeste, no está frente a Eurus, viento del este.

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de representación fueron sustituidas por la flor de lis67, grafía que ha llegado hasta nuestros días. Con el viento del Este, Levante, se utilizó durante el siglo XIV el símbolo de la cruz para representarlo. Esta herencia medieval se debe a dos motivos. En primer lugar para indicar la dirección del Paraíso. Debemos recordar que la mayoría de los mapas del medievo estaban orientados hacia el Este, localizando en la parte superior del mapa su representación a través de las figuras de Adán y Eva junto con la serpiente68. En segundo lugar porque es en el Este donde nació y murió Jesucristo. Las primeras representaciones de los portulanos e islarios se hacían tomando como centro del mundo el Mar Mediterráneo, o incluso el Mar Jónico como Da li Sonetti. Por tanto, Jerusalén se encontraba al Este. La forma de simbolizar esta dirección, por medio de una cruz pathé, podría deberse a su uso por parte de los cristianos que iban a las cruzadas. Concretamente, después de 1099 con la conquista de Jerusalén las órdenes militares europeas adoptaron esta cruz tipo griega. Incluso en muchas de las iglesias y catedrales europeas se incluían este tipo de cruz inserta en un círculo a modo de rosa náutica. Estas connotaciones teológicas y bíblicas que aparecen en la Rosa Náutica, evocación de la Edad Media, no fueron las únicas que perduraron. Muchos de los términos utilizados para los vientos provienen de la mitología griega y/o latina. Pero durante el medievo los mapas estaban orientados mediante la personificación de los vientos principales, generalmente caracterizados en forma de ángeles, en actitud de soplar, como es el caso del mapamundi de Cosmas Indicopleustes del siglo VI o el de Ranulf Higden de 1350. Pero pronto esta forma de simbolizarlo decayó en beneficio de la rosa de los vientos en los islarios y portulanos. Esto no impidió que en bastante mapas de la época se continuara utilizando estos soplones (en la mayoría de los casos bajo estos ángeles se rotulaba los nombres de los vientos). Son los casos de cartógrafos de la importancia de Joan Martines, Agnese, Petrus Apianus o Johannes Stobnicza. Incluso algunas reediciones de los islarios, como el de Sonetti, representan a los ocho soplones alrededor de cada isla. Ejemplo de ello es el manuscrito que se encuentra en el National Maritime Museum en Greenwich. A pesar de la diversidad de Rosas Náuticas representadas en los portulanos e islarios existe una serie de criterios comunes. En primer lugar es que está compuesta por un círculo de cuyo centro emanan una serie de haces en sentido radial. Estas líneas o rumbos se subdividen en cuatro, ocho, dieciséis o treinta y dos. Por regla general las direcciones principales N-S y E-W sobresalen sobre los otros rumbos. El uso de colores o el empleo alterno del blanco y el negro en la Rosa de los Vientos es el resultado de la necesidad de claridad y discriminación visual y no de capricho cartográfico. El manejo de la rosa náutica en embarcaciones era necesario sobre todo cuando no se navegaba de cabotaje. Por tanto, distinguir los diferentes colores de los vientos que componían la rosa náutica era una cuestión trascendental. Así, los ocho vientos principales solían dibujarse en negro69 para que se diferenciaran con mayor facilidad, mientras que la

67 Autores como Martín-Merás (1993) señalan que el norte marcado con las siete estrellas de la Osa Menor se convirtieron posteriormente en una flor de lis. Un ejemplo de rosa de los vientos utilizando las siete estrellas lo podemos encontrar en “Dei venti e della bussola da navicare” de Giovanni Quintino (Venice, 1545). 68 Véase POSADA, J.C. (2008) 69 En otros casos los ocho vientos principales se dibujaban en azul o rojo, cambiando, por consiguiente los colores de la mitad o los cuartos de vientos.

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mitad de los vientos se pintaban bien en color azul, bien en verde. Por último, los cuartos de vientos se dibujaban en rojo. En los islarios había dos formas básicas de plantear la orientación. La forma más básica es la utilizada por Sonetti y Bordone, aunque con ciertas diferencias. Bartolomeo Da Li Sonetti representa ocho rumbos partiendo del centro de la ilustración, de forma parecida al que utilizaría posteriormente Antonio Millo en 1582. Éstos son los únicos que están rotulados con la inicial de cada viento. Un amplio círculo rodea la imagen representada y corta estos 8 vientos principales. A su vez, esta corona se subdivide en otros ocho rumbos que se simbolizan a través de segmentos de líneas, lo que hace un total de 16 rumbos. Bordone utiliza una representación similar, pero evita dibujar el círculo externo y la subdivisión en 16 rumbos. Sin embargo, existe otra diferencia importante. Mientras que Sonetti no orienta los mapas hacia el norte, sino buscando una mejor forma de centrar las islas en los marcos, Bordone orienta casi todas las islas hacia el norte, salvo excepciones como Islandia, Cuba, Guadalupe o la isla de Cádiz. Sin duda alguna es Porcacchi quien mejor representa las rosas de los vientos y de las formas más diversas. Cada una de las islas de su isolario tiene una rosa náutica distinta, pero con una característica común: en todas están rotuladas los 8 vientos principales, a excepción de “l’isole Molucche” que sólo marca el viento de Tramontana o Venecia que nomina los cuatro vientos principales. Si tradicionalmente en los portulanos los discos de los vientos se prolongaban mediante rumbos hasta los mismos bordes del mapa, Porcacchi prescinde de tales líneas, al igual que otros mapas de la época, representando exclusivamente tales discos o coronas. Éstos están representados de la forma más diversa: simbolizando diferentes tipos de estrella polar (Taprobana, San Lorenzo, Cuba,…), distintas formas de soles (Gotlandia, Escocia, Candia,…), originales representaciones de flores (San Giovanni, Mondo Nuovo, Negroponte,…), o mezclas de estrellas y soles (Jamaica, Scarpanto, Stalimene,…)… Pero a pesar de esta diversidad de simbolizaciones de rosas náuticas hay un elemento común a todas ellas, el viento de Tramontana resalta respecto a los demás vientos de la rosa. Básicamente la forma de hacerlo es mediante el sombreado y/o el uso del color negro. 4.2.2. Tronco de leguas Casi toda la cartografía náutica, y por ende los atlas insulares, de los siglos XV y XVI llevaba una escala que servía para valorar tanto las distancias entre los distintos puertos mediterráneos en los portulanos como las dimensiones de islas o penínsulas en los islarios. Por regla general esta escala gráfica estaba graduada en leguas. Por esta razón y por el hecho de estar dibujada con forma de leño se les denominó tronco de leguas. Pero su uso nos plantea dos cuestiones. Una primera duda que surgió entre los lectores de estos islarios es que no está claro el valor atribuido o la medición exacta de la legua, que por aquel entonces tenía valores desiguales dependiendo de múltiples factores. El principal de ellos es la procedencia del cartógrafo o el lugar de edición de los islarios. Por regla general los mapas portugueses, españoles, italianos, alemanes, franceses… utilizaban medidas diferentes para referirse a la misma unidad de longitud: la legua. Para el caso que nos ocupa, la legua italiana tiene una longitud de mil pasos, ocho estadios o una milla, mientras que la de España se

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prolonga a cuatro millas70. Al respecto Pérez de Moya71 nos describe que “era costumbre de poner una columna de mil a mil passos y éstas hazían millas”. Este hecho nos confirma que la distancia de una legua coincide con una milla italiana. En cambio, Porcacchi, en su Islario señala que 17,5 leguas corresponde con 70 millas de Italia, y a su vez forman un grado72. Por tanto, para Porcacchi una legua equivale a 4 millas italianas. Pero para otros autores las millas españolas corresponden a las 17,5 leguas al grado73. Otros autores ratifican esta medida planteando que la legua oscilaba ente las cuatro millas náuticas de las leguas españolas y las tres de las italianas74. Este hecho nos obliga a analizar las escalas de los islarios y portulanos de la época de diferente forma dependiendo del origen del mapa. La segunda cuestión es que los troncos de leguas no sirven para espacios geográficos que varían en la latitud. Pero para mapas de islas la latitud apenas cambia. Por el contrario, para cartografías de menor escala la situación varía significativamente. Un ejemplo de ello podemos observarlo en los mapas portulanos y otras representaciones territoriales renacentistas como el de Juan de la Cosa. En él, señala Silió Cervera75 que “los valores de las divisiones de los troncos de leguas varían en función de la latitud. Si el tronco de 12 leguas (50 millas romanas) es válido al ecuador, para nuestras medidas en el Mediterráneo este tronco se ha de transformar en otro de 10 leguas (40 millas)”. De los islarios objetos de estudio, sólo el de Da Li Sonetti es el que utiliza troncos de leguas. Los otros dos no emplean ningún tipo de escala. De esta forma nos centraremos en la escala gráfica adoptada por este cartógrafo veneciano. E incluso éste sólo emplea los troncos de leguas en la cuarta parte de los mapas de su islario, concretamente en 11 de los 49 mapas. Las características fundamentales de estos troncos de leguas son los siguientes:

- Desde un punto de vista estético y ornamental, estos troncos se representan escasamente decorados, a diferencia de los mapas de la escuela holandesa que dibujan tales escalas con formas primorosas e incluso ribeteadas con artilugios de navegación como el compás de puntas. A pesar de esta escasez decorativa en otras reproducciones de este islario los troncos de leguas muestran ciertos realces pero siempre dentro de una carestía ornamental.

70 Ejemplo de ello lo encontramos en ORONCIO FINEO (1553) que nos describe la legua de la siguiente manera: “La legua, propriamente, s’estiende una milla y media, o bien doze stadios, que hazen 1500 passos dobles. La qual en Italia s’estiende no más de mil passos y por esso se llama, con razón, milla. En Francia s’estiende dos millas, o bien 16 stadios, que hazen 2000 passos dobles. La legua común s’estiende tres millas, o bien 24 stadios, que son 3000 passos dobles. La legua d’España, de Alemaña, y de Provença o Delphinado s’estiende quatro millas, o bien 32 stadios, que hazen 4000 passos dobles. La legua de Suevia, qu’es la mayor de todas, s’estiende cinco millas, o bien 40 stadios, que montan 5000 passos dobles”. 71 Véase PÉREZ DE MOYA, J. (1562): 72 HUMBOLT, A. (1914) mantiene esta afirmación, en el contexto de que Cristobal Colón utilizó millas italianas en su primer viaje: “La prueba de que Colón medía la distancia recorrida en millas italianas encuéntrase en el diario de su primer viaje, viernes 3 de Agosto de 1492, donde dice ‘sesenta millas que son quince leguas’. Las leguas marinas españolas son de tres millas. Tomás Porcacchi ‘L’Isole piu famose del Mondo’ cuya segunda edición es de 1576 recuerda que diez y siete y media leguas ó 70 millas de Italia forman un grado. No se usaban por tanto en los siglos XV y XVI las antiguas millas romanas que en número de 75 formaban un grado ecuatorial”. 73 Véase SUÁREZ GONZÁLEZ, J. (2002). 74 Véase MARTÍN-MERÁS, M. L. (1993). 75 Véase SILIÓ CERVERA (1995).

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- Estas escalas gráficas, con forma de lápiz de doble punta, tal y como

posteriormente lo emplearía Alonso de Santa Cruz en su famoso islario, están subdivididas en segmentos que varían en número dependiendo del mapa en cuestión. Analizando el mapa de Creta hemos determinado que cada una de estas subdivisiones representa 10 millas italianas.

- El hecho de que se dibujen islas que varían escasamente en latitud fortalece la

utilidad de los troncos de leguas. Salvo excepciones como Inglaterra, la mayoría de las islas cartografiadas tienen unas dimensiones reducidas.

Por tanto, aunque el uso de los troncos de leguas se adoptó considerablemente en la cartografía renacentista, en muchas ocasiones su uso fue incorrecto. En los portulanos que representaban todo el Mediterráneo, e incluso tierras adyacentes, la variación en latitud provocaba estimables errores al aplicar las medidas establecidas en dichos troncos de leguas. En cambio, cuando se emplearon en los islarios, dichas escalas gráficas tenían una función acorde con los propósitos del cartógrafo, ya que se ajustaba de forma correcta a su uso, es decir, las distancias y recorridos entre escalas y/o puertos. 5. La semiología gráfica en los islarios objetos de estudio La simbología cartográfica entendida como signos convencionales utilizados en los islarios equivale a los elementos primarios, preiconográficos, de los significados visuales establecidos por Panofsky76, tal y como lo explica Harley77 para la historiografía de la cartografía. Pero junto con estos elementos primarios o signos convencionales, aparecen otros tipos de significados, denominados secundarios, que corresponde a los elementos pictóricos, componentes que abundan en los islarios. Por último, aflora un tercer tipo de significado que se asimila a los componentes retóricos. Panofsky denomina a estos últimos iconológicos. Aunque el uso de color, entendido como triple variable visual: tono, intensidad y saturación, es uno de los elementos más característicos en la actualidad para cualquier tipo de análisis de diseño cartográfico, debemos puntualizar que la realización de mapas insertos en libros de textos, en aquella época, como los que estamos estudiando, impiden, en la mayoría de los casos, el uso de la policromía. A diferencia de otros mapas coetáneos y realizados de formas independientes al texto como portulanos, mapas mundi, mapas continentales o de ciudades; aquéllos se ven sujetos a realizarlos en blanco y negro. Esto nos limita un estudio más exhaustivo de los elementos cartográficos que posteriormente analizaremos. Del mismo modo, tampoco es óbice para que dichos cartógrafos de islarios no sepan utilizar los colores o al menos no planteen como ha de hacerse de forma que ellos consideran la más correcta. A modo de

76 Según Panofsky existen en toda obra de arte tres niveles de interpretación o significados. El primer nivel es el preiconográfico y equivale a los elementos reconocidos a simple vista. El segundo nivel corresponde con el iconográfico y en el se indican los valores expresivos de las imágenes. El último nivel interpretativo se encontraría el significado más profundo de la obra; es decir el mensaje ideológico, en la expresión de su tiempo histórico, de su contexto social y cultural, sería el nivel iconológico. Para mayor información consúltese: PANOFSKY, E. (1998 y 2006 ). 77 Véase HARLEY, J.B. (1984).

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ejemplo, el mismo Cristoforo Buondelmonti, autor del primer islario, nos explica que en el territorio ha de representarse las montañas y llanuras en dos colores diferentes y estructurados cuidadosamente a través del sistema de drenaje. Continúa con una breve orientación sobre los colores a utilizar para facilitar su lectura: el agua debe ser verde, marrón las montañas y blanco el plano sobre el que se cartografía78. Para analizar los islarios objeto de investigación, desde la perspectiva semiológica, destacaremos de cada uno de ellos lo más significativo según los epígrafes propuestos. Así, para el estudio de los núcleos urbanos nos centraremos en el Isolario de Bartolomeo Da li Sonetti, aunque el de Porcacchi trata también de forma notable dichas poblaciones, por lo que las referencias a éste último serán constantes. Para el apartado de los elementos naturales lo llevaremos a cabo a través del Liber nelqual si ragiona de tutte l’Isole del mondo de Benedetto Bordone. Por último, para el análisis del mar nos centraremos en L’Isole piu famose del Mondo de Thomaso Porcacchi. Los otros epígrafes se analizarán de forma conjunta. 5.1. Los núcleos urbanos: simbología y jerarquización Junto con las funciones clásicas que la ciudad bajomedieval y renacentista ejercen, existen otras menos estudiadas, que pueden denominarse simbólicas y que pueden analizarse desde un enfoque semiológico79. Para el caso que nos ocupa, dos planteamientos concentran el estudio de los núcleos urbanos: su simbolización o forma de plasmar en la cartografía determinados asentamientos y su jerarquización o manera de establecer unos rangos entre ciudades o pueblos renacentistas. El hecho urbano tiene una serie de elementos propios que desde el siglo XII hasta finales del Renacimiento han caracterizado tales núcleos. Así podemos destacar las murallas, puertas, torres, calles, puentes, plazas, mercados, iglesias o catedrales como elementos arquitectónicos que simbolizan estas ciudades o pueblos80. En esta relación de componentes de las poblaciones insulares destacamos en primer lugar las murallas como uno de los principales elementos físicos que definen a la ciudad medieval81 y moderna, pasando a constituirse en muchos mapas como símbolo de dicha ciudad. Un buen ejemplo lo encontramos en el isolario de Da li Sonetti, en el mapa de Candia (Creta) donde la ciudad de Heraklio está caracterizada a través de su muralla. En el mapa de Rodi (Rodas) la urbe que lleva su nombre también está mostrada de la misma forma. Por último, como tercer ejemplo, podemos destacar en el mapa de Fermenta (Kythnos) en la islas Cícladas otra ciudad, que posiblemente coincida con la actual localidad de Kanala82, que queda representada también por la muralla y con la ausencia de cualquier otro elemento definidor de la misma. Porcacchi también

78 En el Liber insularum archipelagi Cristoforo Buondelmonti nos lo detalla de la siguiente forma: “Ea propter ut cuncta comprehendas, in nigro montes, in albo planities, in viridi aquae panduntur manifeste” 79 Vease CORRAL LAFUENTE (1987). 80 Véase MARTINES, L. (1981). 81 Tanto RENOUARD, Y. (1975) como BAREL, Y. (1981) coinciden en afirmar que la muralla es el elemento físico simbólico de la ciudad, definiendo incluso a la propia urbe. 82 La ausencia de topónimos en el Isolario de Da li Sonetti junto con las notables diferencias existentes en la representación de la costa o forma de las islas, nos plantea ciertas dificultades para localizar determinadas urbes, así como muchos otros hitos geográficos dibujados en el mismo.

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representa a ciertas ciudades de esta forma. Muestras de ello lo encontramos en la urbe de Cosmopoli en el mapa de la isla de Elba, la ciudad de Nicosia, o Citera en el mapa de la isla de Cerigo (Citera). En determinadas localizaciones, por la importancia que tenían en esos momentos los centros comerciales el mundo mediterráneo y/o la existencia de piratas y corsarios que abundaban por este mar, las murallas en estos puertos comerciales insulares subrayaban su jerarquía. Si el puerto se ubicaba en una zona desprotegida, se edificaba una muralla o fortificación exterior, hacia el mar, como el Puerto de Rodas, pero si el peligro estaba en el interior de la isla y no en el mar, por localizarse en un puerto protegido o resguardado que pudiera defenderse, la muralla se situaba hacia el interior de la isla como en Scio. Ambos ejemplos se pueden ver en el islario de Porcacchi. Otros autores consideran que junto con las murallas, las puertas también tienen un significado especial, considerándolas asimismo casi mágicas83. Incluso existen investigadores que razonan que la puerta es el principal elemento arquitectónico de la ciudad: el de mayor significación simbólica84, el edificio emblemático definitorio del conjunto urbano85, o incluso como lugar sagrado86. En muchos casos, en los islarios aparecen urbes que quedan representadas por dibujos arquitectónicos donde la puerta se presenta como uno de los elementos principales. Son los casos de Puerta de Scarpanto en la isla que lleva su nombre o la puerta de Mitilene en el mapa de la isla de Metellino, ambos realizados por Porcacchi. En otras ocasiones, las ciudades eran representadas por un palacio o castillo. De hecho, cuando nos referimos a una forma urbana concreta en el periodo renacentista la arquitectura se convierte en la gran protagonista. Concretamente en Italia, donde se realizan la mayoría de los islarios, el símbolo arquitectónico de referencia es el palacio comunal87. Modelos de urbes simbolizadas con estas características la encontramos en la Ciudad de Patmos, capital de la isla homónima y que Da li Sonetti denomina Pactamos, una de las islas del Dodecaneso. En la misma situación se halla la localidad de Anafi en la isla de Namphio (Anafi), perteneciente a las Cícladas. Porcacchi, en su caso, ejemplifica este modelo de simbolización en la urbe principal de la isla de Casalonia. En algunos lugares los monasterios eran caracterizados como las únicas construcciones urbanas, en la mayoría de los casos porque estaban diseminados. Tal es el caso del Monte Athos, que a pesar de ser península88 era incluido en la mayoría de los islarios. Da li Sonetti en su mapa del Monte Sancto (Monte Athos) representa cuatro

83 Véase GUGLIELMI, N. (1985). 84 Véase ROBÍN, F. (1985). 85 Véase DUFOUR BOZZO, C. (1985). 86 Véase ROBÍN, F. (1985). 87 Véase LAVEDAN, P. (1954). 88 Aunque hemos comentado anteriormente la inclusión de numerosas penínsulas en los islarios, es curioso el planteamiento sobre el origen peninsular del Monte Athos, según las teorías de la época. Siguiendo a Montesdeoca Medina (2000), nos argumenta que según el De insulis de Domenico Silvestri, se refiere al origen de esta península de la siguiente forma: “Antiguamente, esta isla fue un monte que estaba unido al continente, pero en la época de la guerra llevada a cabo entre lacedemonios y atenienses, y Jerjes, rey de los persas, alrededor del año 250 antes de la fundación de Roma, según cuentan Giovanni Boccaccio y Solino, el propio rey superó por tierra un espacio de ochenta y cinco mil pasos, con la pérdida y el enorme esfuerzo de los suyos, haciendo entre él y el continente un mar navegable sobre lo que Juvenal dice: «Se cree que en otro tiempo Athos era atravesado a vela»”.

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monasterios principales (con iglesia, torre y muralla) más dos de menor tamaño (sin murallas). Pero esta península fue incorporada en los atlas de islas desde el de Buondelmonti, primer islario. En distintos manuscritos de este mismo islario su representación se realizaba de forma muy diferente: en el manuscrito de Baltimore dibuja cuatro monasterios al igual que en el manuscrito de Gennadeion, en el de la librería vaticana o en el de Düsseldorf; en el manuscrito de Venecia representa nueve; en el de Rávena seis sobre montañas nevadas, diez en el de Padua… Por tanto, en los diferentes ejemplares de un mismo islario se iban cambiando los diseños de los mapas dependiendo del copista encargado de la reproducción. Desde una perspectiva de graduación o jerarquía urbana, en determinadas poblaciones, principalmente las de menor tamaño o entidad, se representaban únicamente con el trazado de una o dos torres. En otras ocasiones, se limitaban a simbolizar dichos asentamientos mediante el dibujo esquemático de una casa. Muestras de torres las encontramos al Oste de la isla de Tine (Tinos) en el islario de Da li Sonetti. Este mismo cartógrafo realiza los dibujos de casas en dos urbes de menor entidad en la isla de Pactamos (Patmos) o en las distintas localidades del mapa de Lipsos y Mendelia. Aunque hemos sugerido anteriormente cierta jerarquización, conviene precisar que en esta época los rangos de los distintos núcleos no eran semejantes entre los cartógrafos. Cada autor representaba y graduaba dichas urbes de modo particular. Cada núcleo se simbolizaba por lo que el cartógrafo creía que era lo más representativo: murallas, puertas, torres, palacios…. El tamaño y el añadido de tales elementos evidenciaban la importancia de la urbe. Así, las ciudades más importantes se simbolizaban como la suma de diferentes elementos arquitectónicos (Rodas, Negroponte,…). Muchas de estas ciudades eran los nodos o centros comerciales del Mediterráneo. Los asentamientos medianos se dibujaban mediante un castillo ornamentado o varias casas amuralladas con su iglesia o torre correspondiente. Por último estarían las representadas por una simple torre o, a falta de ella, dos o tres casas. Aunque esta forma de jerarquizar es un buen modelo de graduación de elementos cartográficos, la realidad es que sólo lo podemos encontrar en el islario de Da li Sonetti. Bordone llega a un simbolismo más acusado, insertando las urbes en un entorno bastante detallado: relieve, ríos, vegetación…). Porcacchi mantiene los arquetipos utilizados por Da li Sonetti para las grandes y medias poblaciones, a veces incluso más ornamentadas y engalanadas; mientras que para los pequeños núcleos utiliza un castillo esquemático, a veces simplemente esbozado, como símbolo cartográfico. 5.2. Elementos naturales interiores: las representaciones gráficas del relieve,

cursos fluviales y vegetación natural. Entre los diferentes elementos naturales característicos de todo espacio geográfico despuntan desde un enfoque cartográfico tres componentes que a lo largo de la historiografía se han dibujado de multitud de maneras: las cadenas montañosas o picos aislados, los ríos y la vegetación. Los islarios participan de la simbolización justamente antes del comienzo de las mediciones terrestres y la práctica de triangulaciones. Para interpretar correctamente el relieve tenemos que recurrir a determinados procedimientos que den al plano un efecto plástico que permita la percepción inmediata de estas formas topográficas. Ambas formas de proceder, tanto la geométrica como la

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plástica, se complementan89, predominando en muchas ocasiones una sobre otra, tal y como ocurre en la mayoría de los islarios y fundamentalmente en el Liber nelqual si ragiona de tutte l’Isole del mondo de Benedetto Bordone, donde el procedimiento plástico se impone al geométrico. Entre las distintas formas de representación del relieve destacan los perfiles abatidos, la perspectiva paralela o caballera, los puntos acotados, las líneas estructurales y el sombreado90. Desde el comienzo del Renacimiento hasta finales del siglo XVII, los principales recursos cartográficos utilizados para la simbolización del relieve son los perfiles abatidos. Junto con ello, el sombreado también se usaba aunque en menor medida y de formas muy heterogéneas. En tercer lugar, y manera bastante escasa, se empleó la perspectiva paralela91. Para los casos que nos ocupan, los recursos gráficos fundamentales para dibujar, no sólo el relieve, sino árboles, urbes -como las descritas en el epígrafe anterior-, barcos o monstruos marinos son los perfiles abatidos. Así, podemos afirmar que Da li Sonetti utiliza este recurso en dos modalidades: aisladamente como en la mayoría de los mapas, y en cordón, aunque de forma exigua, como en el mapa de la isla de Cipro (Chipre). Bordone también recurre a los perfiles abatidos aunque las montañas tienen distintas altitudes y extensiones, dando la sensación de territorios más auténticos y efectivos desde el punto de vista de la percepción. Emplea, a diferencia de Da li Sonetti, el sombreado, proyectando la sombra sobre el Este de las montañas, a modo de sol de tarde. Porcacchi, también se sirve de la misma técnica cartográfica: perfiles abatidos y sombreado, pero dibujando las montañas, casi siempre, de igual modo y tamaño. Traza las montañas principalmente de forma aislada o agrupadas, pero escasamente en cordón. Aunque ejemplo de éste último modelo lo encontramos en la isla de Irlanda. Por tanto, de los tres islarios, es el de Bordone el que retrata de forma más efectiva el relieve. En ocasiones aparecen determinadas montañas que se singularizan respecto a las demás, cobrando una categoría significativa. Los ejemplos de los volcanes se encuentran en esta línea argumental. De hecho, en estos casos se dibujan con una altitud y extensión muy superior a los restantes montes y picos del entorno. Del mismo modo, el cono que lo simboliza se trunca, dibujando llamas o fuego en la parte superior que denotan su actividad. Son los casos del Etna en el mapa de Sicilia o el volcán Agios Stefanos en la isla de Nisaro (aunque también recibió los nombres de Nisiro o Nispiros) actual Nisiros. Son escasos los nombres de montes o sierras rotulados, salvo excepciones como ocurre en el mapa de Negroponte (Eubée) donde Bordone titula los nombres del Monte Helioponte y el del Monte Parnaso. Mostrando de esta manera la importancia y significación de ambos montes en la historia y mitología clásica. Las aguas del interior sería otro grupo de elementos trazados en los mapas insulares. Éstos se encuentran encabezados por los cursos fluviales, y seguidos por lagos, fuentes,

89 Véase LEÓN CASAS, M. Á., SAN ANTONIO GÓMEZ, C., ALDAYA GARCÍA, V. P. y LEÓN ROBLES, C. (2001). 90 Véase PALADINI CUADRADO, Á. (1991) 91 La perspectiva paralela se llama así porque todavía no se habían normalizado las múltiples técnicas y métodos geométricos que dieron lugar a las perspectivas axonométricas

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acequias o incluso salinas. En los islarios de Bordone y Porcacchi es donde aparecen con más asiduidad tales hitos geográficos, puesto que Da li Sonetti se limita casi exclusivamente a trazar la costa. Los ríos tienden a representarse mediante una línea continua, salvo los más importantes que se simbolizan a través de una doble línea. Por regla general éstos se dibujan desde su nacimiento en montañas o lagos, hasta su desembocadura, salvo que el desconocimiento del interior de la isla motive que exclusivamente se tracen los cursos finales, como es el caso de Bordone cuando dibuja los ríos de Irlanda. Entres los ríos de mayor importancia podemos destacar el Támesis o el Sena (mapa de Inglaterra -Tabula Secunda Moderni-), que atraviesan las ciudades de Londres y París, urbes de referencia para poder identificar los nombres de estos ríos, puesto que ninguno está rotulado92. En cambio en otros mapas se rotula el nombre de algunos ríos como el Acheloo en la isla de Epiro, a pesar de la escasa importancia de este río en relación a los otros dos. Por su parte, Porcacchi también traza muchos ríos en su islario, ejemplos de ellos los encontramos en el mapa de Irlanda o en Holanda, algunos de los cuales rotulados. Otro de los elementos representados en estos mapas son los lagos. Tanto Bordone como Porcacchi los simbolizan diferenciándolos de fuentes o salinas. Por regla general se dibujan del mismo modo gráfico que el mar que circundan a las islas. Bordone, a pesar de no distinguir el mar de la tierra, salvo por la línea de costa, sí diferencia los lagos, aunque muchos también están representados sin color alguno, como el de la isla de Zante. La forma de representarlo es mediante perfil abatido a manera de elipse. Algunas veces están trazados con rayas oblicuas como los de la isla de Fermene. En el caso que sean lagos de agua caliente como el de la isla de Nisaro, éste se representa con una humareda sobre el mismo que simboliza las altas temperaturas que llega a alcanzar. Porcacchi emplea el mismo relleno para los lagos que para el mar: punteado paralelo y vertical en negro. Como ejemplos podemos destacar el de la isla de Corfú, el de Zante o los de Creta y Milos. Por regla general, y esto lo podemos hacer extensible a todos los elementos hidrológicos, Bordone sólo rotula el hito geográfico en sí (“lago”, “salina” “fuente”…) mientras que Porcacchi lo complementa con sus topónimos particulares, principalmente si son ríos. Junto con los lagos, las fuentes también están representadas tanto en el isolario de Bordone como el de Porcacchi. Las diferencias gráficas entre lagos, “bagnos” y fuentes no existen. Ejemplos de este elemento hidrográfico lo podemos descubrir en la fuente de la isla de Naxus de Bordone; o la fuente localizada al noroeste de la isla de Malta de Porcacchi, quien también dibuja varias fuentes en la isla de Creta. Las salinas son otros elementos cartografiados dentro de este grupo. Aunque Bordone los dibuja de la misma forma que lagos o fuentes, como las salinas de la isla de Melos (Milos). Por su parte Porcacchi representa de forma distinta estos hitos geográficos. Así, las salinas representadas en la isla de Milos se trazan mediante líneas oblicuas que se

92 Bordone dibuja dos mapas de Inglaterra: Tabula Secunda Moderni y Tabula Secunda Tolomeo. Mientras que en el primero los ríos aparecen sin toponimia, es en este último mapa donde el autor rotula los nombres de muchos de los ríos que están dibujados, principalmente los de la costa continental (costa francesa, belga y holandesa): Uisurgo, Longobardi, Uidro, Rheno, Uitum, Secuana o Ligezis. Esta particularidad se debe al hecho de basarse en el mapa de Ptolomeo y no en la cartografía moderna que anteponía otros elementos como los núcleos urbanos a los cursos fluviales, sobre todo si no eran navegables.

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cortan perpendicularmente. Así, se consigue diferenciar rápidamente los distintos elementos naturales del interior de las islas, puesto que se representan utilizando distintas variables visuales. 5.3. Elementos naturales exteriores: la costa y el mar El elemento principal de todo islario, objetivo por el que éste se hace, es la descripción de la costa, bien de forma literaria bien gráficamente. Entender y comprender como son las costas de las islas: existencia playas, zonas rocosas, puertos naturales, urbes litorales… es el principal motivo para enfatizar la importancia de las islas como nodos en la red comercial establecida en el Mediterráneo, y posteriormente en el Atlántico. Da li Sonetti, a pesar de que describe escasamente los interiores de las islas, las costas se representan con gran intensidad y fuerza. Aunque en el manuscrito de la BUS la línea de costa está dibujada en negro, en otros manuscritos los colores empleados son distintos. En el manuscrito de Madrid, por ejemplo, la costa está pintada en verde y el interior en amarillo. A veces, para enfatizar ciertos rasgos geográficos costeros, Da li Sonetti recurre a ciertas variables cartográficas. Así, cuando dibuja una línea de puntos a lo largo de la costa representa litorales rocosos y abruptos, de difícil o impracticable acceso en barco. Puede consultarse estos elementos en el mapa de Rodas o el de Paros. Si este paisaje rocoso se extiende más allá de la propia isla como en el mapa de Stalimene (Lemnos), los puntos dibujados también se prolongan a modo de estarcido. Pero lo indiscutible es que si las costas están ilustradas con solidez, los topónimos no aparecen en casi ninguna isla. Hasta cierto punto esto era una invitación a que en las diferentes copias que se hicieron de este isolario apareciesen anotaciones a mano tanto en los sonetos como en los propios mapas, como se puede comprobar en el ejemplar de la BUS, donde está traducido al castellano antiguo. Las descripciones gráficas más numerosas se encuentran en los mapas de islas de Bordone y, sobre todo, de Porcacchi. Bordone rotula los diferentes términos litorales como el Golfo Narenta en el mapa de Liezena, o los puertos de Calobo y Mao en el mapa de Mallorca y Menorca. Incluso sigue el mismo esquema representativo de Da li Sonetti cuando quiere dibujar costas rocosas, recurriendo a la línea de puntos como en el mapa de la isla de Zasalonia. Porcacchi es el más generoso con los topónimos. Rotula cabos, como los de Spati o Lindo en la isla de Cerigo; puertos naturales como Delfino o Tine en la isla de Cerigo; golfos como el de Calono en Metellino. Incluso para representar las costas rocosas emplea el mismo sistema descrito para Da li Sonetti o Bordone, como el dibujado en la isla de Rodas. Pero si hemos expuesto como representan las costas estos tres cartógrafos, no podemos decir lo mismo del mar, ya que tanto Da li Sonetti como Bordone se limitan a las islas, olvidando el espacio marítimo que queda entre ellas. Con Porcacchi ocurre todo lo contrario, ya que el mar o el océano está representado de forma sugerente, con animales marinos, monstruos y una gran variedad de barcos de la época. De hecho, los cartógrafos renacentistas, aunque intentaron representar fielmente y con precisión los mapas, no renunciaron a plasmar en ellos, de forma pródiga, los elementos fantásticos

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que todavía perduraban del medievo93 y que se dibujaban más abundantemente en la “terra incognita”, en el “mar tenebroso” o más allá del “Finis Terrae”. Porcacchi, al igual que otros muchos otros de este período, era bastante profuso en dibujar criaturas asombrosas y extraordinarias. Al tratarse de un islario, estos monstruos eran exclusivamente marinos, apareciendo monstruos terroríficos que emergen de las profundidades en un mar oscuro, donde carabelas, naos o galeras navegan con todo el velamen desplegado. Podemos comprobar esta tipología de embarcaciones en los mapas de Elba o Constantinopla. Entre las criaturas que aparecen en este mar tenebroso destacan las sirenas (como las que aparecen en la isla de La Española, Elba o Malta), serpientes marinas (Sicilia o Sardegna), dragones marinos (San Lorenzo), tortugas gigantes (Cuba), monstruos alados (Cipro o Nicsia), enormes caracoles y cangrejos (Candia) o esqueletos de fabulosos peces (Milo) 5.4. Otras representaciones territoriales: mapas mundi y vistas de ciudades

5.4.1. Mapas mundi Tanto Bordone como Porcacchi realizan dos mapas mundi en sus islarios. El de Bordone, basado en el que había acabado en 1506 Francesco Rosselli y Giovanni Matteo Contarini. Pero a diferencia de este último Bordone elimina la zona antártica (Antarticus) y separa los continentes asiático y americano. Este mapa está ejecutado en proyección oval, siendo el primero en el que aparece impreso América del Norte. Está atravesado por los seis vientos principales (tramontana, greco, levante, siroco, ostro, garbino, ponente y maestro) a semejanza de los mapas insulares. En él, las islas están enumeradas para una localización más fácil en el uso del islario, sirviendo de marco de referencia. América está dividida en dos partes: América del Norte, denominada Terre de Lavoratore, nombre que deriva del apodo del explorador y agricultor (Lavrador) portugués Joao Fernandes que se supone que llegó al Cabo Farewell en Groenlandia y a la costa atlántica canadiense en 1498. América del Sur está designada como modo novo o mundo nuevo, aunque en su mapa de Jamaica y la Española, nombra a esta zona continental como chancite, cuztana, maziatambal y paria. El límite sur de este continente se sitúa junto al trópico de Capricornio. Ambos continentes están separados por el Stretto Pte. del Nuevo Modo, como se puede comprobar en el mapa de la Terre de Lavoratore, situando este estrecho frente a las Azores, al suroeste de dos islas ficticias, frecuentemente representadas en este periodo, como son las islas de Brasil y Asmaide.

93 Durante la Edad Media mitos, leyendas y relatos fabulosos se extendieron por todas partes. Esta situación se prolongó hasta el principio del Renacimiento. En numerosos mapas aparecieron estos lugares o geografía fantástica que aparecían en los escritos de Plinio, Pomponio Mela, Solino, Macrobio o Marciano Capella. Se cartografiaron todo tipo de monstruos, fenómenos prodigiosos o razas inverosímiles (los esciopodas que estaban dotadas de una sola pierna y un enorme pie como sugiere San Isidoro de Sevilla; los acéfalos, que, según Ctesias de Cnido, tenían el rostro en el pecho y los ojos en los hombros y eran conocidos en su tierra por el nombre de Blemmias; los cinocéfalos que tenían la cabeza de perro; los hipópodos que poseían pezuña de caballo…) Del mismo modo, los relatos de los viajes náuticos e historias de determinados aventureros contribuyeron de forma innegable a la aparición de tierras imaginadas que se intentó localizar en los mapas, al igual que ocurrió en los mapas medievales con los parajes bíblicos (el paraíso, los reyes magos, los reinos de Gog y Magog…). Así, aparecieron cartografiadas las supuestas islas como San Brandán o San Borondón, Antilla o Antilia, isla Brasil, la Isla de las Siete Ciudades, la Isla Verde, Royllo, Tanmar, Satanaxio, Stocafixa, Mayda,…

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El mapamundi de Porcacchi también está basado en uno anterior, en este caso en el de Camocio. Su mapa también está representado en proyección oval. La Antártida está dibujada de forma exagerada, superando tanto en el oeste como en el este el trópico de Capricornio. Además, está rotulada con el nombre de Terra Incógnita, aunque en determinados lugares concretos llevan los nombres de Terra de Fuego, Terra de Vista y Terra de Lucha. Al contrario del resto del mundo en esta zona está representado el relieve con la forma típica de perfiles abatidos explicados anteriormente. América del Norte también está dibujada de forma separada del continente asiático, a través del estrecho de Anián94. En el Polo Norte Porcacchi sitúa a Groenlandia, separada de América a través del Mare Settentrionale y de Europa por el Mare Sitico. El mapamundi-portulano que realiza Porcacchi también se basa en la carta náutica de Giacomo Gastaldi. Está basado en las típicas cartas marinas de la época con el esquema de rumbos. En este portulano no aparecen ni el estrecho de Bering ni Groenlandia., situando el nodo central de los rumbos de la carta en la costa de Guinea. 5.4.2. Vistas de ciudades Era costumbre representar ciudades “lacustres” en los atlas insulares de la época a partir del Isolario de Bordone. Además de este autor, Porcacchi o Alonso de Santa Cruz, que cartografiaron este tipo de urbes, también participaron otros autores del XVI dibujando estas mismas ciudades como Jacopo de Barbari95, Giovanni Battista Ramusio96, Antoine Du Pinet97, Giulio Ballino98 o Georg Braun99. Respecto a los islarios son fundamentalmente Venecia y Tenochtitlán, como se explicó en el apartado de “Características descriptivas de los isolarios” las localidades más representadas, aunque no las únicas. Los mapas de Venecia y Tenochtitlán de Bordone, presentan tal paralelismo que a la capital mejicana se la denominó la Gran Venecia100. Basado en el mapa que trajo Hernán Cortés se representa dicha ciudad con ciertas connotaciones simbólicas europeas (torres, cúpulas, castillos, fortificaciones medievales…). Porcacchi también se apoya en el de Bordone pero con menos detalles pictóricos y distintivos. En ambas imágenes destaca la gran plaza central que está delimitada por una plataforma cuadrada de las que divergen cuatro puertas que conectan con las cuatro calzadas principales. En el centro se encuentra el templo mayor. 94 Muchos de los mapas del siglo XVI y XVII concibieron la separación de América y Asia a través de un estrecho. Pero no fue hasta que el explorador danés Vitus Bering verificó la existencia de dicho estrecho en su expedición de 1728. 95 “Venetie”. Impreso por Anton Kolb en Venecia en 1500. 96 “Temistitan” (Tenochtitlán) en su libro “Terzo Volume delle Navigationi e Viaggi” publicado en Venecia en 1528. 97 “Pourtrait et Description de la grand cite de Temistitan, ou, Tenuctutlan, ou selon aucuns Messico, ou, Mexico, ville capitale de la Nueva Espaigne”, en “Pourtraitz et Descriptions de plusieurs villes et forteresses, tant de l’Europe, Asie, & Afrique, que des Indes et terres neuves”, publicado en Lyon en 1564. 98 Mapa de la ciudad de México en “De’ disegni delle più illustri città, et fortezze del mondo ...”, impreso en Venecia en 1569 por Bolognino Zaltieri. 99 “Mexico” en “Civitates Orbis Terrarum”, publicado en Cologne en 1572. 100 Tanto Tennant (1988) como Armstrong (1996) establecen dicha comparación resaltando los elementos europeizantes que aparecen en los mapas y grabados de la ciudad mejicana.

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La imaginación deja paso al realismo al dibujar la ciudad de Venecia. Ambos autores plantean el diseño de la urbe destacando aquellos elementos arquitectónicos y urbanísticos distintivos de la ciudad. Aunque en la mayoría de las descripciones de este período se limitaba a representar la plaza central, las principales vías o calles y los monumentos más sobresalientes101, de las principales poblaciones, tanto Bordone como Porcacchi abundan en tales elementos dando un elenco de edificios destacables (palacios, iglesias,…) de la ciudad. Alrededor de dicha urbe se encuentra la zona lacustre con una profusa información de las construcciones que rodean a la ciudad central. De hecho, Bordone plantea tres mapas más: Murano, Mazorbo y Chiozza que son islas-ciudad de los alrededores de la localidad de Venecia. Finalmente, Constantinopla es otra ciudad bastante cartografiada en la época102 en este tipo de mapas insulares, puesto que, como se dijo anteriormente, las penínsulas son “casi islas”. El mapa de Porcacchi sobre esta ciudad refleja también todos los elementos urbanos típicos de la ciudad medieval, destacando la gran muralla que la rodea. Aparecen además y con gran detalle las plazas, calles, murallas interiores y edificios singulares y característicos de la ciudad. 6. Conclusiones

Como hemos visto a lo largo de esta investigación, ha quedado demostrada la significación e importancia de los islarios, fundamentalmente los de Sonetti, Bordone y Porcacchi, en el tránsito conceptual y semiológico de la cartografía idealista medieval a la científica y especializada renacentista. Evidentemente se ha podido tratar otros temas concernientes a los atlas de islas como la inclusión de apartados dedicados a los mapas de batallas navales de importancia en este periodo como “Descrittione del conflitto navale, successo a Curzolari nel mare Ionio a 7 d'ottobre 1571” referida a la batalla de Lepanto y realizada por Porcacchi. La rotulación sería otra cuestión de trascendencia porque se observa claramente el cambio de la escritura toponímica gótica a la itálica, permitiendo una legibilidad mayor a los numerosos mapas de la época y que se mantuvo durante todo el Renacimiento. Pero además, el hecho de escribir los nombres de las ciudades, montes, ríos, iglesias, plazas… en el idioma original y nativo de los autores, permitió llegar a un mayor número de lectores, descubriendo los topónimos de sus islas con nombres familiares y conocidos. Junto a estos temas podríamos añadir otros más con suficiente entidad como para permitir la realización de varios estudios: islas imaginarias como la de Brasil, San Borondón, Asmaide…; seres imaginarios como los brevemente reseñados con anterioridad que ejemplificarían de nuevo el tránsito de la cartografía teológica medieval con seres y razas prodigiosos a la cartografía técnica del periodo posterior y que incluía, a pesar de todo, más o menos elementos imaginarios dependiendo de lo que percibían, a mayor cuantía mayor número de seres legendarios.

101 Véase KAGAN, R.L. (1998). 102 En el primer islario, el de Christophoro Buondelmonti -Liber insularum Archipelagi- también aparece Constantinopla como mapa independiente. Un estudio sobre este mapa se puede consultar en Manners, I.R. (1997). En este artículo el autor plantea los silencios y la subjetividad del cartógrafo cuando representa ciertos elementos en el mapa. Otros cartógrafos de islarios como Camocio o Pinargenti, del mismo modo, dibujaron esta población.

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Del mismo modo, ha quedado también patente la trascendencia y consideración de los islarios en este período concreto de la historia. En primer lugar por la eficacia y alcance de las redes comerciales que se establecieron en el Mediterráneo. Esto hizo inevitable la ubicación y descripción de las islas que servían de escalas en el recorrido por estos puertos comerciales. En segundo lugar por la expansión mundial que hizo necesario el conocimiento y situación de las islas de otras partes del mundo, principalmente las macaronésicas y del Caribe. Del mismo modo, el concepto de isla en este periodo ha sido importante para ubicar de forma más exacta no sólo las islas, como es evidente, en los islarios, sino otros accidentes geográficos, principalmente las penínsulas (casi islas) y lo que hemos denominados ciudades “lacustres”. Por último, se ha pretendido desarrollar a lo largo de esta investigación los elementos preiconográficos, iconográficos e iconológicos de los islarios objetos de estudio, ejemplificándolos no sólo con los atlas de islas de Da li Sonetti, Bordone o Porcacchi, sino también con otros islarios de la época, con otros cartógrafos renacentistas e incluso con la sociedad donde se creaban y desarrollaban dichos mapas. Todo esto desde una perspectiva semiológica que evidencia o, en algunos casos, sugiere, la importancia de los islarios en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna. 7. Bibliografía

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