El último gran capo de la Cosa Nostra rompe su silencio _ Internacional _ EL PAÍS
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01/07/13 El último gran capo de la Cosa Nostra rompe su silencio | Internacional | EL PAÍS
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INTERNACIONAL
PABLO ORDAZ Roma 1 JUL 2013 - 19:32 CET 24
El último gran capo de la Cosa Nostra rompe su silencioToto Riína, condenado a perpetuidad, acusa a Italia de colaborar con la Mafia
Archivado en: Salvatore/Toto Riina RiinaSalvatore/Toto Riina Riina La Cosa nostraLa Cosa nostra PalermoPalermo Giovanni FalconeGiovanni Falcone Paolo BorselinoPaolo Borselino SiciliaSicilia MafiaMafia ItaliaItalia Europa occidentalEuropa occidental DelitosDelitos EuropaEuropa
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Desde 1974 hasta su detención en
1993, Salvatore Riína mató a 150
personas, a 40 de ellas
personalmente, por lo que fue
condenado a 13 cadenas perpetuas.
El último jefe de jefes de la Cosa
Nostra tiene ahora 82 años, desde
hace 19 vive en una celda de
aislamiento y nunca ha mostrado
arrepentimiento ni ganas de colaborar
con la justicia. Sin embargo, hace
unos días, coincidiendo con el
proceso que se desarrolla en Palermo para intentar aclarar el pacto alcanzado entre el Estado
italiano y la Mafia para acabar con las matanzas de principios de los 90, el viejo criminal habló.
Fue de manera informal, durante el traslado desde su celda en la cárcel de Milán a la sala de
videoconferencias, pero algunas de sus palabras vienen a hurgar en la duda más dolorosa de
los misterios pendientes de Italia: ¿El Estado permitió o incluso participó en los asesinatos de
los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino? Según Totò Riína, “en vía D’Amelio [la calle
de Palermo donde fueron asesinados Borsellino y cinco agentes de su escolta] estaban los
servicios…”.
Los magistrados tendrán que valorar hasta qué punto creen la versión de Riína (Corleone,
1930), pero por lo pronto han pedido un informe de lo sucedido a las dos agentes de la policía
penitenciaria que, el pasado 31 de mayo, escucharon la confesión del antiguo jefe mafioso.
Según una de las policías, el capo habló marcando las palabras, en un deseo evidente de que
fueran escuchadas y entendidas. Dijo: “Yo no buscaba a nadie, eran ellos los que me
buscaban a mí”, en clara referencia a que fueron los servicios secretos italianos los que
contaron con él para intentar llegar a un alto el fuego. Es eso, precisamente, lo que trata de
establecer el juicio que se celebra ahora en Palermo: los términos de la negociación que el
Estado italiano y la Mafia siciliana sostuvieron desde 1992 a 1994, en un intento de frenar la ola
de atentados que sacudieron al país en aquella época y, de camino, salvar el pellejo de una
serie de políticos que estaban en el punto de mira de la Mafia. En el banquillo de los acusados
se sientan, entre otros, el exministro Nicola Mancino y el exsenador —e íntimo amigo de Silvio
Berlusconi— Marcello Dell’Utri, además de oficiales de los Carabinieri y arrepentidos de la
Mafia. Entre los testigos, la más alta autoridad de la República, el presidente Giorgio
Napolitano.
De ahí que las hipotéticas ganas de colaborar de Riína, alguien que desprecia a los
arrepentidos hasta el punto de condenarlos a muerte, pudiese significar un punto de inflexión.
Por ahora, solo unas frases sueltas. Sobre su arresto, fruto según el de una traición: “Me
hicieron arrestar Provenzano y Ciancimino, no los Carabinieri”. Esto es, su sucesor y su enlace
con la política, un exalcalde de Palermo de la Democracia Cristiana (DC). Sobre los atentados
de Falcone: “El arrepentido Gianni Brusca no ha hecho todo solo, ahí está la mano de los
Salvatore 'Totó' Riína, en una foto de archivo / AFP
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servicios secretos”. Y de Borsellino: “Lo mismo vale para la agenda roja [una agenda que
siempre llevaba el juez y que jamás se encontró]. ¿Por qué no la recuperan?”.
Según el viejo jefe de la Cosa Nostra, la complicidad con el Estado está clara: “He estado 25
años fugitivo sin que nadie me buscase. ¿Cómo es posible que sea responsable de todas
estas cosas? La verdadera mafia son los jueces y los políticos que se han protegido entre
ellos. Ellos descargan su responsabilidad sobre los mafiosos. La Mafia cuando empieza una
cosa la termina. Yo estoy bien. Puedo ver más allá de estas paredes”. Un agente de la policía
penitenciaria le pregunta: “¿Es verdad que usted le dio un beso a Andreotti?”. Según los
presentes, el último capo dei capi devolvió la pregunta con otra: “Fíjese, ¿usted cree que yo
pude besar a Andreotti? Le puedo decir que era un caballero y que yo he sido siempre del
“área andreottiana”. Tal vez ante la incredulidad de sus guardianes, Salvatore Riina de
Corleone advirtió: “Aunque me he hecho viejo, soy todavía un reloj suizo”.
© EDICIONES EL PAÍS, S.L.