El Valle de Las Vidas Perdidas

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Viaje apasionante por el Languedoc francés y los castillos cátaros.

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EL VALLE DE LAS

VIDAS PERDIDAS

Luis Ernesto Romera

Ediciones LERSSOFT

www.elescriturario.blogspot.com

ISBN : 091-11-9490-579-1

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A todos los que buscan sus raíces

en el inmenso bosque de este mundo.

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SINOPSIS

Tras un viaje al sur de Francia junto con un grupo de amigos aficionados a la

historia del Medievo, Luigi, un joven técnico en electrónica industrial, queda

fascinado por las ciudades y castillos medievales del Languedoc. Pero sufre una

extraña experiencia en una pequeña aldea, hasta ese momento desconocida por él.

Una experiencia mental que le hará iniciar una búsqueda de sus raíces, búsqueda, que

a su vez le hará romper con todo lo que hasta ese momento era su realidad. Le hará

enfrentarse contra un enemigo al que no ve y descubrir que la búsqueda de su

felicidad va íntimamente ligada a la de su verdadera identidad y el sentido de su vida

al encuentro del verdadero amor. Un libro, contado en forma de vivencias del

personaje principal, lleno de intriga, emoción y a la vez con dosis de comedia

romántica.

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Me crié en los hermosos valles del sur de la Toscana, territorio de los

ancestrales etruscos, quienes a su vez fueron los primitivos habitantes de

lo que llegó a convertirse en el gran imperio romano, cuna de la lengua

italiana actual y de la mayoría de las lenguas mediterráneas occidentales.

Claro que de eso hace ya mucho tiempo y poco importa hoy día, pero

siempre me gusta recordar eso a todo el que me pregunta dónde diablos

está Grosseto, la tierra que me vio crecer y que siempre añoraré. Lo más

encantador que recuerdo de esa región era su clima estable, poco lluvioso,

lo suficiente para que se obtenga buenos frutos del campo y se vea el sol

en todo su brillo y esplendor casi todo el año..

Viví mis alegres tiempos de indocumentado en lo que podría ser la

rodilla de Italia, a pocos kilómetros del mar, de hecho desde una de las

lomas de la Maremma de Alberese, también en la provincia de Grosseto,

donde teníamos una casa de verano, podía ver, no de muy lejos, los bellos

acantilados que dan al Tirreno. Algo que jamás olvidaré son aquellas

puestas del sol en otoño, realmente bellas e impresionantes, evocan la paz

y la tranquilidad que durante buena parte de mi vida disfruté.

Fui un niño del montón, como cualquiera de mi edad, eso sí, tuve una

buena educación en un colegio privado, mis padres tenían cierto poder

adquisitivo y podían costearlo. Mi adolescencia se podría decir que fue un

poco más dura, sobre todo después de ciertos sucesos traumáticos en el

seno de mi familia, que enturbiaron esa felicidad de la que hasta ese

momento disfrutaba. Pasé por momentos difíciles para un joven

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preadolescente, pero considero que no hay heridas que el tiempo no pueda

cicatrizar, y a veces con el paso inexorable del tiempo, te puedes dar

cuenta que ciertas cosas son casi mejor que hayan sucedido de esa manera.

Todo lo que nos sucede son engranajes de un mecanismo que nos ayuda a

descubrirnos a nosotros mismos.

De hecho al pasar el tiempo y llegado a la vida de adulto, no podría

quejarme, pues no se puede decir que haya sufrido muchas dificultades, en

cuanto concluí los estudios de electrónica industrial, obtuve un buen

empleo en una importante empresa de fabricación y programación de

equipos de Domótica. Si, muchos de mis familiares me preguntan qué es

eso de domótica, y si está relacionado con los robots.

-¡He dicho: domótica, no robótica! Y de momento poco tiene que ver

salvo por aquello de los programas inteligentes, o salvo que se consideren

robots a los sistemas de iluminación, ventilación y a los equipos

audiovisuales, aunque desde luego estos son cada vez más listos, porque a

decir verdad, dominan incluso la manera y el tiempo que le dedicamos al

ocio hogareño. Más no creo que convenzamos a nadie si le decimos que

su tele tiene inteligencia artificial, aunque nosotros con nuestros sistemas,

logramos que se encienda cuando nota la presencia del dueño en el sillón y

se ponga su canal favorito a determinada hora deseada. Tampoco por el

hecho de que su nevera se conecte a Internet y pueda, previo acuerdo

suscrito con ciertas grandes superficies, comprar determinados alimentos

básicos, aún así, nunca la llamaríamos nevera-robot. Aunque también es

posible que algún día se utilicen los robots para nuestro confort formando

parte de los electrodomésticos inteligentes de la casa, entonces

probablemente sí se podrá decir que la domótica se acercará a la robótica,

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o viceversa. Bien pues a eso era a lo que yo dedicaba la mayor parte de mi

tiempo, a que determinados ricos snobs, y caprichosos artistas disfrutaran

de sus casas inteligentes con toda clase de confort automatizados o

controlados por un mando a distancia. Por mis manos pasaban toda clase

de invenciones y sistemas de control, y conocía absolutamente todas las

funciones de cada dispositivo, ya que trabajaba en la sección de

verificación y control de calidad de la fábrica. Era el rey de la domótica.

Eso que a cualquier otro le serviría para ligar en los bares de copas, o

en reuniones sociales, creando una aureola de curiosa especialización y

utilizado el tema para llamar la atención de las féminas, en mi caso no me

servía de mucho. Quizás una de las razones es que no frecuentaba esos

sitios, ni era asiduo de reuniones sociales, y a decir verdad, las mujeres se

me daban mal.

Aunque de ninguna manera me consideraba un friki, ni alguien

aislado de la sociedad, pues en la empresa en la que trabajaba, tenía muy

buena relación con mis compañeros, a algunos de ellos, como Roberto, los

consideraba como de mis mejores amigos. Tenía incluso una amiga, con la

que deseaba poder ir más lejos, Belina, la secretaria del jefe, amiga de la

infancia, una joven de carácter apacible, inteligente pero nada altiva. Sus

ojos verdes o marrones, no sabría precisar, pero de una profundidad

suficiente para cautivarme. Su boca no demasiada grande ni sus labios

demasiado carnosos, pero suficientemente llamativos para seducirme. De

ellos sale una dulce y suave voz que me da paz y me inspira confianza. Su

exuberante melena de bellos rizos negros es lo primero que siempre

buscaba por las mañanas al llegar al trabajo, y su ausencia hacía que la

jornada fuera como una monotonía sin resultados.

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Acostumbraba a acompañarla hasta su casa, sobre todo en invierno,

en su barrio solía haber calles un tanto peligrosas y ella lo agradecía, y yo

notaba que mi compañía le agradaba, pues a veces me esperaba cuando por

algún problema de funcionamiento de algún sistema, salía más tarde. En el

camino a casa, solíamos tener muy buenas conversaciones, lo que llevó a

entablar una noble y profunda amistad. Yo la pretendía desde hace algún

tiempo, aunque no me decidía a hacer saber eso a ella, siempre he temido

al fracaso y no quería echar a perder una buena amistad si ella no me

correspondía. No sé, en las películas parece todo tan fácil, solo se trata de

una cena, acompañar a la chica en cuestión a su casa, una mirada frente a

frente y un beso que da inicio una relación profunda y luego a la cama,

incluso eso último al principio. Pero eso no iba conmigo, en la realidad,

por lo menos en la mía, nunca encontraba esa ocasión para lanzarme con

un beso que la convenciera sin palabras de lo que sentía por ella.

Por otro lado, temía un poco a los compromisos, por eso quizás

postergaba la decisión, también porque en el fondo pensaba que la tenía en

el bote, o eso me parecía a mí, pues a menudo las miradas, esas sonrisas al

verme y los casuales encuentros en el comedor de la empresa o en la

puerta al salir, por eso no tenía prisa por romper esa emoción y esa

sensación intrigante, pero a la vez agradable de ser y no ser.

En cualquier caso, no me veía preparado para adquirir compromisos

como casarme y compartir mi vida con una persona. Y no porque estuviese

acostumbrado a vivir solo, yo vivía en una cómoda casa de clase media

alta con mis tíos Betonna y Casano. Ellos habían vivido en Suiza durante

varios años y con los ahorros alcanzados allí volvieron cuando yo cumplí

los 8 y se establecieron más cerca del clan familiar. Cuidaron de mí desde

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que tenía 12 años, cuando quedé huérfano al sufrir un accidente

automovilístico en el norte, en un viaje a Milán. Ese fue el trágico suceso

al que antes hice referencia; mis padres solían hacer ese viaje a menudo

por asuntos de negocios, esa fue la primera vez que les acompañaba y la

última. Íbamos también a visitar los Alpes, y otras regiones que yo no

conocía, de la zona norte de Italia, incluso llegaríamos a Suiza, por deseo

de mis tíos. Pero un imprevisto truncó todos los planes, haciendo girar el

camino que seguiría en mi vivir, y aunque no ha sido el único suceso que

ha cambiado drásticamente mi vida, pero si fue del más duro que tengo

constancia, de alguna manera eso me llevaría con el tiempo, unido a otros

acontecimientos a descubrir cosas asombrosas sobre mi familia, mi pasado

y mi historia.

De que manera sucedió aquello, realmente no lo recuerdo bien, se

que el viaje transcurría normalmente según lo previsto, llevábamos varias

horas de viaje y solo faltaban dos para llegar al primer destino. No

habíamos sufrido ni atascos ni ningún incidente que nos atrasara, hasta que

en una carretera de alta montaña, un animal grande, no podría precisar que

fue, se nos atravesó en medio de la calzada, mi padre intentó esquivarlo

pero con tal mala fortuna que nos salimos de la carretera y caímos por un

barranco. Yo salvé la vida casi milagrosamente, quizás, por el hecho de ir

detrás, pues el coche cayó de frente, dejando como un acordeón casi todo

el vehículo, salvo un pequeño hueco justo donde yo estaba sentado. Todo

esto afortunadamente no lo recuerdo, más bien me lo contaron, hubiese

sido demasiado duro para mi tener delante tal imagen grabada en mi

mente, aún infantil, a esos 12 años.

Desde el accidente en el que perdí a los más directos familiares, me

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aficioné a los recuerdos, sobre todo a los fotográficos, era como si no

quisiera borrar de mi mente la imagen de mis padres, no quería enterrarlos

en el tiempo. Realmente se puede decir que soy un nostálgico recalcitrante,

colecciono fotos, e ilustraciones de toda clase, sobre la ciudad donde me

críe, tengo decenas de recortes de periódicos que mencionan nuestra

ciudad o la región a través de los años y décadas. Pero me han interesado

sobre todo mis raíces familiares, llegué a lograr conseguir, un árbol

genealógico con hasta ocho generaciones atrás, con toda clase de fotos por

año y mes relacionando las con acontecimientos históricos, pues la historia

es otra de mis pasiones. De hecho gané un premio a la originalidad por mi

trabajo con el álbum genealógico, en un concurso en el instituto en

secundaria.

Mi familia siempre ha tenido dinero y posibilidades para conservar

su legado a través de la fotografía. Con una excepción, en mi caso faltan

muchas fotos desde antes de mis tres años de edad. Al parecer, según me

contaron mis padres, había ocurrido una gran inundación y la casa donde

vivíamos a unos kilómetros de aquí había quedado sumergida por la

crecida del Ombrone, el río que riega la comarca. Se perdieron muchos

recuerdos familiares y gran parte del patrimonio tradicional de la familia.

Aún así, he logrado conseguir un inmenso álbum que organizo de

forma genealógica de todos mis parientes, remontándome a los abuelos de

los bisabuelos de mis bisabuelos allá por el 1770. Aunque en estos casos

lógicamente solo dispongo de retratos pintados, que se conservan en

algunas de las grandes casas de algunos de mis tíos ricos. Me he dedicado

a fotografiarlos para poder colocarlos en mi álbum genealógico. La

primera fotografía directa de la que dispongo es de los abuelos de mis

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bisabuelos paternos allá por 1887, fue difícil convencer a mi abuelo para

que se desprendiera de ella por un tiempo, de hecho tuve que llevarme

todo mi equipo, para escanearla in situ y así volver a sacarla una vez

editada y más o menos reparada de sus daños.

Esto me ha ayudado a conocer algunos detalles e historias de mi

familia, que se remontan a muchas generaciones. Entre ella ha habido

condes, duques, grandes generales, incluso algún cardenal del vaticano.

Algo común en casi todas las generaciones y que identifica mucho a los

miembros de mi familia, sobre todo por parte de mi padre, es el perfil de la

nariz, la mayoría tiene el perfil grecorromano, larga y terminada en punta

gorda. Es curioso que incluso en cuadros o pinturas de miembros antiguos

de la familia, sea un detalle que los identifica, bien es verdad que hoy

después de muchas mezclas, ese perfil se está perdiendo, en mi caso por

ejemplo, he heredado una nariz muy larga, recta, pero mucho con la punta

más fina. Otros tienen la nariz más corta pero gruesa, proveniente de una

línea de mi madre, el caso es que de una manera u otra casi todos tenemos

una nariz llamativa.

Así que dentro de mi gran colección de fotos e imágenes, aunque

faltan muchísimas que no logro conseguir, tengo copias de más de 7000

fotos de familia. Esto ha ocupado gran parte de mi tiempo libre, por eso,

soy poco asiduo a fiestas y lugares de diversión, y por ello también, el

poco éxito con las mujeres, más que poco éxito es que me doy poca

oportunidad para el éxito o el fracaso en esas lides.

En ese proyecto fotográfico, me faltan además, algunas del tiempo de

la guerra, debido a la crisis económica y ciertas destrucciones por la

propia situación, desaparecieron las de algunos tíos y familiares en su

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niñez, al igual que casi ninguna de mis padres o mía de la época de mis

primeros 3 años de vida. Solo tengo algunas de cuando se supone que era

yo “recién nacido”. Este vacío me ha hecho buscar en diferentes lugares y

visitar a toda la familia, intentando poder llenar el hueco, pero todos tienen

las mismas fotos mías de los primeros meses de vida. Este asunto aparte

de ser una pequeña frustración en mi proyecto, no habría detenido más

importancia para mí, de no haber sido por otro suceso que cambió mi vida.

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EL VIAJE

Fue en el verano de 2005, cuando contaba con 26 años, junto con

unos amigos, entre los que se encontraban Roberto, quien era además

compañero de trabajo y mi más cercano confidente; luego estaba Giovanni

y Renato, amigos de afición y colegas de un pequeño club de

coleccionistas medievales al que pertenecíamos, era otra pasión que

ocupaba gran parte de mi tiempo libre. Reconozco que mis aficiones no

son desde luego nada comunes, pero aún así no me considero un friki,

aunque a los ojos de la gente lo sea.

Bien pues, aprovechando unas vacaciones en las que después de

varios intentos fallidos, por fin coincidía con mis amigos, decidimos ir de

visita al sur de Francia. Aunque siempre he tenido predilección por el

norte de Italia, los Alpes, y Suiza, después del accidente he evitado dichos

lugares. Por otro lado la zona el sur francés y los Pirineos son mi otra

debilidad, sobre todo Carcassone con sus castillos y fortalezas, siempre

había querido hacer la famosa “Ruta de los Cataros”.

Había convencido a mis amigos para que vinieran con nosotros,

Belina y otra amiga suya, Tania, compañera en la oficina, a lo cual algunos

entusiasmados otros no tanto, accedieron. Pero por circunstancias

laborales, a Belina, no pudieron concederle vacaciones para esa época, y

su amiga al no venir ella, decidió no acompañarnos, lógico por otro lado.

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-Mejor, -opinaba Renato- así no tenemos que arrastrar de

ninguna carga.

Para él, misógino convencido, el que las chicas viniesen iba a

quitarle la libertad y la agilidad a un viaje cuyo principal propósito era

visitar castillos, buscar artilugios para coleccionistas de la época y revivir

el espíritu del Medievo, no pasaríamos desde luego por muchas tiendas de

suvenires a comprar postales..

A decir verdad, para ellas tampoco hubiera sido un viaje

precisamente divertido, pues nosotros teníamos en común una afición que

para los demás quizás les pareciera excéntrica o poco corriente. Solemos

frecuentar una librería de nuestra localidad que además de libros antiguos,

vende cómics y otros objetos de coleccionistas, esta es frecuentada por

muchos “raros personajes” interesados en los temas más extraños y

diversos.

En nuestro caso, pese a que trabajamos en actividades más

tecnológicas y relacionados con las necesidades de nuestro tiempo, a los

cuatro nos fascinaba la historia y sobre todo como ya he mencionado

antes, el Medievo. Giovanni, quién trabaja en una empresa de seguridad y

vigilancia, instalando sistemas avanzados de circuitos cerrados de

televisión, tiene en su casa un verdadero arsenal, entre lanzas, sables,

mazas, hasta alguna fusta.

Roberto, compañero de trabajo en la misma empresa que yo,

especializado en robótica y autómatas programables, luce en su habitación

una armadura metálica completa, se gastó los ahorros de varios años para

adquirirla, además de coleccionar escudos de armas, y cabezas y otros

restos de esqueletos, de las que desconocemos su procedencia. Según él,

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corresponden a famosos caballeros cruzados, aunque a decir verdad a mí

siempre me parecieron huesos de perro.

Luego estaba Renato, al que llamamos el ecologista, trabaja en una

empresa de reciclaje de materiales plásticos, papel, cristal y aparatos

electrónicos, el es un tanto más místico y espiritual, como yo, pero en otra

dirección, le interesaban mas los documentos y manuscritos de la época,

sobre todo lo relacionado con las diferentes ordenes de caballeros, los

templarios, los hospitalarios, merovingios y todo lo que tenga que ver con

la defensa del catolicismo.

Por otro lado, al contrario que a Renato, a mí siempre me ha

interesado de la edad media, las luchas con los movimientos disidentes de

la época, los albigenses, los valdenses, petrobruscianos y los misteriosos

cátaros, grupos que defendieron sus ideales en una época de fanatismo y

escasa libertad de pensamiento. Es un tema que me apasiona, tengo

decenas de libros relacionados con estos movimientos religiosos de entre

el siglo IX al XIV. Claro en mi familia no siempre me comprenden, pues

tienen unas fuertes raíces católicas muy tradicionalistas.

-Te vas a volver loco con tantas historias medievales, solía decirme

mi tío Casano, un buen hombre, sencillo, muy devoto a la tradición

católica, y muy papista. A menudo discutíamos porque yo siempre sacaba

a relucir las atrocidades cometidas por los papas católicos en la edad

media, la inquisición, la caza de brujas y la intromisión constante en la

política. Son discusiones que nunca llevaban a ningún sitio, pues casi

siempre el terminaba diciendo :

-Hereje, te van a excomulgar. –m edecía- A lo que yo respondía:

-Menos mal que no a quemar.

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Bien, pero volviendo a nuestro viaje, escogimos el sur de Francia, y

sobre todo la ruta de los cátaros, por la cantidad de castillos y fortalezas

históricas que ostenta, además porque aunque no tengo facilidades para los

idiomas, sin embargo, siempre se me ha dado bien el francés, cosa que no

me ha sucedido con el inglés, u otras lenguas, que mis tíos siempre han

intentado que estudie. Así que gracias a mis conocimientos de la lengua

gala, serví de guía a mis amigos en lo que tenía que ver con el idioma. No

tuvimos muchas dificultades para movernos de un lugar a otro, pues

habíamos visto imágenes, documentales, mapas de la zona y después de

leernos decenas de guías turísticas, en realidad conocíamos los diferentes

lugares casi como nuestra casa. Aparte de eso, nuestro coche iba equipado

con un moderno GPS de gran pantalla, con los mapas actualizados de toda

Europa, conectado al sistema de sonido del vehículo, de tal manera que

cuando va a dar una instrucción baja el nivel de sonido de la música y

procede a hablar.

En mi caso, soy un obsesionado de los datos, busqué información en

Internet, sobre cada lugar que visitaríamos, guardaba la pagina de la web,

la convertía en formato de lectura y la introducía en mi PDA, ya que era

más fácil llevar toda la información en un pequeño dispositivo a tener que

cargar con decenas de guías y libros o papeles explicativos.

Por fin llegó el deseado momento, partimos raudos hacia nuestro

destino, nos esperaba una tierra desconocida y la vez conocida, tierra de

aventuras y leyendas, estábamos cual niños que los llevan a un parque de

atracciones.

El punto clave de nuestro tour fue la ciudad medieval de Carcassona,

al llegar allí tengo que reconocer que me embargó una especie de nostalgia

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mezclada con admiración por su historia y los sucesos que allí se

desarrollaron. La ciudadela de Carcassona, ubicada a la orilla del Río

Aude, no dejaba de maravillarme, al parecer es la ciudad fortificada que

mejor se conserva del mundo. Y no pongo en duda eso, porque al entrar en

aquella hermosa villa medieval, llena de torres, llegue a contar hasta 26 y

al contemplar sus dos murallas de más de 3 kilómetros de longitud, aquello

fue para mí y mis amigos como retroceder al pasado de repente. Y tal

como decía una guía turística que pude leer, “uno sentía que podía esperar

en sus puertas que en cualquier momento cientos de caballeros se

adentraran por el puente colgante con sus lanzas y armaduras”. La calle

principal de la ciudad, es la Cross-Mayrevielle, y esta conduce

directamente al castillo llamado Comtal con una extraña forma de

cuadrilátero. A todos nos pareció increíble el grado de conservación de sus

muros, teniendo en cuenta que algunos tramos tenían más de mil años;

desde luego, ya no hacen construcciones así hoy día.

Después, al día siguiente fuimos al castillo de Queribus situado en el

municipio de Cucugnan, en pleno Languedoc francés, en su día al parecer

fue frontera entre los reinos de Francia y Aragón, refugio de los Cátaros y

punto estratégico de defensa y control de la zona. Según cuenta la guía, sus

orígenes se remontan al siglo XI. Está situado a unos 630 metros de

altitud, en la misma sierra escoltada por el puerto conocido como el Grau

de Maury, en el departamento de Aude, desde donde pudimos tener una

sobrecogedora panorámica de las crestas montañosas, el mar y los

Pirineos. Al llegar a la base del castillo, el camino a subir prometía dureza

y no apto para cardiacos, pero una vez que empezamos a andar, a un ritmo

lento pero sin pausas, en poco menos de 15 minutos ya estábamos arriba.

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Una vez llegado a la cima, vimos sus paredes ruinosas, sus restos de lo que

algún día fue un enorme castillo, pero que poco quedaba de él, no obstante,

no quedamos defraudados, porque lo mejor es la visión que se obtiene

desde arriba

Desde Queribus, nos dirigimos al castillo que todos los expertos nos

habían indicado como el más el más bello de todos, el Perypertuse.

Aunque de él también queda poco, algunas bóvedas y unas cuantas

murallas derruidas, pero teniendo en cuenta que su historia se remonta a

antes del 1070, ya era bastante; se le menciona como el territorio que era

dominio de los condes catalanes de Besalú y en 1240, tras el fracaso de los

Cátaros, pasó a ser posesión francesa.

En realidad nos dimos cuenta que el gran Perypertuse, está dividido

como en dos castillos, dos fortificaciones, unidas entre sí por unos restos

de piedras y malezas. Algunos de los turistas, que bajaban mientras

subíamos hasta allí comentaban lo deteriorado que estaba y que no valía la

pena tanto esfuerzo para llegar hasta allí para ver unas piedras apiladas.

Que incultura y poca sensibilidad por la historia, pensé al

escucharles, pero por otro lado comprendí que realmente había que echarle

mucha imaginación para ver en aquellos restos la monumental obra de la

que hablaban las guías turísticas, por lo menos al entrar parece que no

vamos a encontrar nada más que paredes derrumbadas. Pero lo que yo

siempre pienso al ver estas antiguas construcciones es el gran esfuerzo

requerido para en aquel peñasco construir una fortaleza como esa, sobre

todo pensando en los medios técnicos de aquella época. Aunque también

tuvo su mérito conquistarla y hacerla caer, ¿Cómo pudieron montar un

campamento y armar la catapultas, en un terreno tan escarpado? En fin, no

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puedo evitar esconderme en mis pensamientos, sin siquiera entrar, cuando

me di cuenta Roberto y los demás ya salían del castillo, mientras yo me

encontraba quieto allí a la entrada, cual estatua de mármol, envuelto en mis

historias, ensimismado en mis pensamientos.

Los acantilados que protegen el castillo son impresionantes. Parece

como si sus murallas nacieran directamente del macizo de roca, y que sus

paredes son las mismas rocas en forma de muralla. Ese día pasamos

bastante frío, pues a esa altura corren muchas corrientes de aire, el viento

azota fuertemente incluso en esta época primaveral del año. Aquel día

tuvimos la primera experiencia con la lluvia francesa. Pero eso le dio un

toque más mágico al lugar.

De regreso a la Cité, como se le suele llamar a Carcassone, no

desviamos por un camino alternativo, a Giovanni le encantaba meterse en

esos jaleos, así que bajamos por una carretera espectacular. Las montañas

cuales monjes reclinados hacia la carretera en señal de veneración, nos

rodeaban hasta casi cubrirnos. La calzada era tan estrecha que se podía

decir que era de un solo coche, y para colmo muchas personas caminaban

por la carretera, de repente había mucha niebla. Cuando preguntamos a

uno de los viandantes dónde estábamos, respondió con cierto acento

español-catalán, fácil de entender para cualquier italiano, que nos

encontrábamos en la garganta de Galamus, además nos preguntó como

habíamos subido el coche hasta allí. No fue difícil entender el porqué de

esa pregunta, de repente nos encontramos en un camino aun más estrecho

y mal asfaltado, el Galamus era una enorme grieta que se mostraba a la

derecha, mientras el techo del vehículo parecía que en cualquier momento

rozaría las rocas de la montaña que se asomaban a la carretera. Por ello

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comprendimos la razón por la que había tantas personas andando y

muchos dejaban los coches en ciertas salidas laterales de la estrecha

carretera. Eso fue lo que hicimos en la siguiente salida, dejar el coche y ver

aquello en directo, el terreno se abría ante nosotros con una

espectacularidad dantesca, realmente valió la pena llegar hasta allí.

Fue imposible seguir bajando en coche, así que en esa primera salida

que encontramos dimos la vuelta y regresamos por el mismo camino, de

repente empezó a llover de forma escandalosa. Tras una hora de angustiosa

salida, más lentos que los caracoles que veíamos pegados a las piedras,

llegamos de nuevo a la carretera que conducía a Carcassone. Como dejó de

llover, cosa común en estos lares, y en esta época, llueve, sale el sol, luego

la niebla. En los momentos en los que se despejaba pudimos contemplar

sus espectaculares vistas; desde allí pueden verse hacia el norte las

montañas Negras, con sus densos bosques llenos de madera que según

leímos previene del calor en verano, no sé para qué si allí el verano no creo

que se note mucho; luego a un costado se ven a lo lejos los Pirineos,

todavía nevados en aquella época primaveral. Además, desde la parte alta

se nos ofreció una vista del Río Aude y el cruce del Canal del mediodía, o

Canal del Miègjorn, como se diría en occitano, el único canal que une el

Mediterráneo con el Atlántico, además de ser navegable, según leímos

aquel canal se había realizado por un tal Pierre-Paul Riquet, nada menos

que en 1680, en menos de veinte años, todo un récord para aquellos

tiempos, claro que se basó en obras iniciadas por los romanos y

continuadas por Carlomango y otros gobernantes franceses que nunca

pudieron terminar la monumental obra.

Tuve la suerte de viajar con amigos que como yo, les interesa la

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historia y sobre todo la de aquella dura época de oscurantismo medieval,

así que cada vez que parábamos en algún sitio interesante, yo consultaba

una guía completa y la famosa Wikipedia, adaptada a mi PDA, que

siempre iba conmigo. Mis amigos la llaman agenda electrónica, yo

prefiero como debe ser, PDA (personal device assistent), pues aunque

según ellos es para almacenar direcciones, yo la utilizaba principalmente

para leer libros digitalizados, gracias a que su pantalla retro-iluminada y

con fondo blanco bien imitaban las hojas de los libros, y era posible leer en

ella en plena oscuridad. Para mí, ávido lector, el poder llevar cientos de

libros en un dispositivo tan minúsculo era una gran comodidad, aparte de

la gran cantidad de papel que se ahorra con estos dispositivos.

Roberto prefería esperar a que se desarrollara y perfeccionara el

papel electrónico, más flexible, aunque también tenía su propio dispositivo

lector, un ebook de los primeros modelos.

Tras varios días por aquellas tierras, viajamos a Ariége, un poco más

al sur, donde se encuentran los restos de Montsegur, último feudo de los

cátaros, la experiencia fue fascinante, era increíble haber sobrevivido

encima de un gigantesco peñasco y haber construido semejante castillo.

Eso, o era ganas de complicarse la vida, o espíritu de superación, ¿Instinto

de supervivencia?, no lo sé, pero me parece increíble y extraordinario que

perdure hasta ahora para contemplarlo. Algunos de estas construcciones

las hacían con el fin de perdurar y superar a sus propias generaciones,

igual que ahora, que con 50 años las casas están que se caen.

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LA EXTRAÑA EXPERIENCIA

Hasta ese día yo me encontraba extasiado por las maravillas que

estaba descubriendo. Por mucho que yo haya leído en las guías, libros, en

mi PDA, en Internet y las imágenes presentadas en las pelis y

documentales que tuve la oportunidad de ver antes de mi viaje, jamás se

puede comparar con la realidad vista por mis ojos, todos mis compañeros

coincidíamos en esa apreciación.

Mi éxtasis sin embargo pronto se convertiría en obsesión, y no por

observar algo más llamativo o bello de lo que había visto, todo era tal

como lo esperaba. Más bien, fue por una experiencia extraña, algo que

jamás había sentido, y en un lugar totalmente desconocido para mí, un

sitio del que no habíamos oído hablar, un paraje que ni siquiera era zona

de turismo, y que no entraba en nuestros planes. No era un lugar

especialmente llamativo por algo en particular, de hecho era una simple

aldea de montaña, pero de toda mi experiencia y visita en el país galo, fue

el sitio que me dejaría marcado para el resto de mis días, de hecho podría

decir que aquella visita cambiaría mi vida para siempre.

Aquello ocurrió el cuarto día de nuestro periplo en el Languedoc

francés, decidimos hacer una excursión hacia Lastours en el macizo de la

Montaña Negra. Queríamos revivir la lucha por la defensa de sus castillos

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por parte de albigenses y cátaros, frente al temible Simón de Monfort.

Lastours está constituida por cuatro castillos: Quertinheux,

Surdespine, Torre Régine y un poco más lejano Cabaret, posados en la

cumbre de una cresta que domina el valle de más de 300 metros. Hay un

mirador situado sobre la ladera opuesta que permite observar un panorama

magnífico. Y un escarpado camino permite llegar hasta los castillos del

bajo valle. La excursión prometía, bellas vistas, muchos castillos y un

magnifico entorno. Pero debido a que se trataba de carreteras secundarias

el camino sería largo, por ello dado que yo era el único que no conducía,

decidí ir leyendo durante el camino, estaba entusiasmado por un libro

electrónico que tenía en mi PDA.

-¿Cómo puedes leer algo en esa pantalla tan pequeña? -preguntaba

Roberto-

-Sin problemas, tu pones el tamaño de letra que más cómoda te

resulte y listo.

-Pues yo prefiero el ebook, por lo menos es del tamaño de un libro,

además tiene más brillo y contraste, se lee más natural, conozco uno que

tiene un efecto de pasar páginas, como un libro de verdad.

-Bobadas, yo, donde esté el tacto de un libro y el olor a papel, que me

quiten todos esos trastos, -interrumpe Renato, mientras de reojo me veía

leyendo-

-Pues tus viejos libros que coleccionas, solo huelen a moho, no es

precisamente agradable olerlos. -responde Roberto-

-Te diré una cosa, a este -señalando hacia mí- se le acaba la batería a

su cacharro y se queda sin leer.

-No importa, traigo un cargador de coche

Page 25: El Valle de Las Vidas Perdidas

25

-¿Y si se te descarga en el campo o en una excursión?

-Tengo el cargador solar

-Si, claro, como aquí tenemos tanto sol, eso te servirá para la costa,

pero aquí....

Apagando mi dispositivo lector, y respondiendo a Renato dije:

-¡Anda que si tuviese que llevar los 100 libros como los que ahora

llevo mi en Palm!, no cabríamos en el coche. Tienes que actualizarte

Renato, que el papel se acaba, nos quedamos sin árboles, mira, lo mío es

mas ecológico.

-Además esto es el futuro, lo tuyo el pasado -añadía Roberto-

-Bastante llena de basura electrónica está la tierra, no sabéis bien la

cantidad de cacharros de esos que pasan por la recicladora donde trabajo, y

que apenas tienen nada aprovechable. El plástico se reaprovecha en

envases nuevos, el vidrio en botellas, hasta las ruedas de coche en asfalto,

pero de esos aparatos, juntamos toneladas de móviles y calculadoras de

esas y apenas se saca un gramo de algo valioso o útil . -afirmaba Renato,

para añadir : -Ah y de los libros sacamos mas papel, reutilizable.

-De los tuyos solo papel higiénico, no?, Porque no negarás que tus

libros viejos para poco mas pueden servir. -respondía Roberto a fin de

sacar de sus casillas a Renato-

-Calla que para incultura, me basta y me sobra la de mis compañeros

de la fábrica, que de Francia solo saben lo de la torre Eiffel y poco más. -

replicaba Renato-

Mientras discutíamos sobre mi PDA, ebooks, libros y reciclaje,

Giovanni, quien conducía, decide emprender el camino por una pequeña

carretera de comarca, pues las vistas según nos dijeron en el hotel, eran

Page 26: El Valle de Las Vidas Perdidas

26

magnificas por allí, así que seguimos la carretera que nos habían indicado

dirección a un pueblo llamado Mazamet, al norte. No obstante, debíamos

desviarnos a mitad de camino y tomar una pequeña carretera a la derecha

hacia la pequeña ciudad de Saissac, pero por despiste de parte de Roberto

quien olvidó el cargador de coche del GPS, este se apagó justamente en

ese preciso momento. De esa manera nos quedamos sin poder saber cuál

era el desvío hacia Saissac, ni cuanto quedaba para este, y era el único

camino según nos dijeron que llevaba directamente a Lastours, nuestro

destino.

Después de dar varias vueltas por carreteras minúsculas, que ni

siquiera el incompleto mapa que llevábamos encontraba y ya sin saber

donde estábamos, nos dirigimos por una carretera que en un momento

quedó cubierta cual túnel por un denso bosque de hayas y coníferas, las

copas de los arboles cerraban a nuestro alrededor la visión del cielo, era

realmente misterioso y bello a la vez. Pero quisimos salirnos de esta,

girando a la derecha, pensando en encontrarnos con alguna salida. Este

camino, solo nos condujo a una pequeña aldea casi abandonada, llamada,

según el cartel: “Les Martys”, en el valle de l´Orbiel. Por el reducido

número de casas, no debía tener ni 50 habitantes. A decir verdad parecía

un pueblo fantasma, ni siquiera aparecía en nuestro mapa. Pero dada la

hora que era, decidimos comer allí, aunque no confiábamos encontrar

ningún restaurante en aquel lugar, por suerte llevábamos bocadillos que

conseguimos en una tienda antes de salir de Carcassone. A mí me pareció

llamativo el pueblo, quizás hubiese alguna ermita o monasterio

abandonado para ver.

Aparcamos el vehículo en lo que supongo, sería la calle principal del

Page 27: El Valle de Las Vidas Perdidas

27

minúsculo pueblo, en realidad una pequeña aldea, en otros tiempos quizás

más habitado, pero ahora claramente en estado de desahucio. Al bajar del

coche, solo alcanzamos a ver un hombre mayor paseando con su perro, no

menos viejo, a lo lejos. Con ello nos percatamos que la pequeña localidad

si estaba habitada, mas no se escuchaba de niños ni perros ladrando, quizás

el de aquel hombre mayor era el último que quedaba.

En cualquier caso decidimos echar un vistazo antes de partir y buscar

un lugar para comer. Mas el sentimiento que me invadió al bajarme del

vehículo, fue algo nunca experimentado por mi hasta aquel día. De repente

sentí que todo aquello que se presentaba delante de mí, me era familiar. Y

aunque la luz del sol, muy brillante y claro ese día, a diferencia de lo que

era común en aquellas tierras, me impidió en un principio ver claramente

los detalles del pueblo, me fui adentrando en una calle perpendicular a la

que daba entrada y sin perder de vista donde aparcamos el coche. A la

izquierda dejamos atrás un estrecho camino sin asfaltar que conducía a una

casa con un establo donde descansaban un buen número de caballos. Pero

a la derecha, tras un viejo muro del resto de una antigua vivienda ahora

derruida, había una calle empedrada con adoquines que se adentraba en el

pueblo.

-Vamos por aquí. -les insté a mis amigos-.

-¿Por qué tenemos que ir por allí? -preguntaba extrañado Renato, el

más reticente de los cuatro a detenernos en el minúsculo pueblo-.

-Es cierto, -allí no hay nada especial comentaba también Giovanni-.

-Seguidme, esto me suena familiar. -Respondí, sin siquiera

percatarme bien de lo que estaba diciendo-.

-Si claro, llevas tres días en Francia y ya conoces hasta el pueblo

Page 28: El Valle de Las Vidas Perdidas

28

más minúsculo.

-¡Pero Luigi si esto ni siquiera aparece en el mapa! -argumentaba de

nuevo Renato-.

-Por esa próxima calle a la derecha, creo que se va a una plaza que

tiene un gran árbol en medio. -eso lo mencioné con la convicción del que

sabe lo que dice-.

Roberto, adelantándose a los demás, llegó hasta la intercesión mencionada

y se detuvo, quedándose asombrado mirando lo que tenía enfrente, no

porque fuese espectacular, sino por mi acierto al indicar lo que allí se iba a

encontrar.

-Pero Luigi. ¿Tú te has aprendido la guía de memoria o qué? ¿Para

qué queremos tanto mapa, ni GPS, teniendo a este? -dijo en son de broma,

pero a la vez de admiración por la exacta descripción que di del lugar, sin

siquiera haberlo visto de lejos, pues la aldea apareció de pronto entre el

denso bosque. Cuando todos los demás compañeros se acercaron, también

quedaban perplejos y llenos de admiración.

-Si claro, dinos ¿Que más hay en esa plaza? -Preguntó Giovanni con

cierto tono escéptico, mientras yo aún no me había adentrado a la plaza -.

-Creo que hay una tienda de comestibles con cajas de frutas. Y una

estatua grande al lado del árbol –apunté de nuevo-

Efectivamente, al llegar a la pequeña plaza, a la derecha, había una

pequeña y abandonada tienda que aún se podía leer D'outre-mer, o

“Ultramarinos”. Y sorprendentemente también estaba la estatua metálica

enfrente de la tienda y al lado del árbol.

-Os lo aseguro, no sé cuándo ni porqué, pero yo he estado aquí antes.

Aquello solo sucedió en ese lugar del minúsculo pueblo, pero al

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29

acercarme a la plaza, por la calle que llegaba hasta allí, también observé un

gran portal de un viejo edificio de piedra que me atrajo tal fijación, que se

me pusieron los bellos de punta. Me venía a la mente un vago recuerdo, si,

me veía entrando en el edificio y subiendo por una escalera, con azulejos

de colores llamativos. No pude comprobar si eso estaba allí o no, porque el

portón estaba cerrado con un candado, es posible que allí ya no viviera

nadie, pues el edificio se veía en estado de abandono y ruina. Mientras

caminaba por la plaza, la lluvia de recuerdos no paraba de atormentarme,

como si de pronto se me abriera una parte de la memoria que tuviera

escondida o encerrada en lo más recóndito de mi cerebro y explotara

sacando a la luz momentos y situaciones asombrosamente claras en mi

mente. Recuerdos de muchedumbres, de personas muy altas, saludando y

sonriendo y el rostro de una mujer que me acompañaba, pero que no logré

asociar con ninguna persona conocida. Además de imágenes me venían a

la mente sonidos como de música, personas dirigiendo sus miradas hacia

mí y hablándome a mí, pero sin lograr entender lo que me decían. También

me vino a la mente una gran casa de madera, pero no logramos encontrarla

en la pequeña villa.

Todos estábamos extrañados por la experiencia. ¡Jamás había salido

de Italia en mi vida!. Apenas había salido de la Toscana, solo aquella

ocasión del accidente donde perdí a mis padres.

Sin poder olvidar la curiosa experiencia, abordamos a un habitante

del pueblo para preguntar por algún sitio para comer, y este nos dirigió a

una venta a la salida del pueblo además muy amablemente nos dijo que

cerca de allí había una especie de garganta montañosa y caída de agua de

las nieves fundidas muy bonita de ver. Conversamos un poco sobre el

Page 30: El Valle de Las Vidas Perdidas

30

pueblo y su historia, el hombre nos contó que él había escuchado de su

abuelo que el nombre “Les Martys”, era en honor a un grupo de cristianos

que fueron quemados vivos hace muchos siglos. Tengo que reconocer que

vinieron a mi mente imaginaciones sobre ese suceso, pero lo atribuí a la

cantidad de veces que leí sobre las hogueras de gente en la inquisición.

Aquel sencillo hombre, no pudo concretar qué clase de cristianos fueron

torturados allí, pues según contaba era una leyenda del pueblo..

Haciendo caso a aquel amable hombre nos dirigimos hacia ese valle

del que nos habló buscando la garganta. En un momento dado vimos un

pequeño letrero que indicaba el camino, decidimos por mayoría , solo con

la oposición de Renato, bajarnos del auto y seguir por un sendero andando

hasta el lugar. Al ir por el camino un tanto lejos del pueblo que ya no

lográbamos ver por lo escarpado del lugar, encontramos una casa de

madera y de nuevo la extraña sensación, mientras mis amigos comentaban

la curiosa casa y seguían por el camino comentando lo que significaría

para cada uno de ellos vivir aquí, con tanta paz y naturaleza, yo sentía la

curiosidad por entrar en la casa, algo me decía que yo había estado allí.

Subí por la pequeña escalera que conducía a la puerta y toqué. En poco

tiempo me abrió un señor que me preguntó rápidamente si era alguien

interesado en comprar la casa.

-No le dije, solo quería verla.

-Esto no es un museo, para que usted la vea, sino es porque esté

interesado en comprarla. -me respondió el hombre, ofendido por mi

petición-

La curiosidad por entrar era superior a mi timidez ante aquel antipático

señor de unos 60 años, parece que vivía con su mujer, de unos 50, con

Page 31: El Valle de Las Vidas Perdidas

31

aspecto más de sueca que dé francesa, con unas gruesas gafas, y que no

hacía más que mirarme de arriba abajo, como tratando de estudiar si era o

no de fiar .

-Bueno, tal vez si esté interesado por comprar.

-Entonces, adelante, pase..

Alcancé a ver a mis amigos de lejos haciendo señas, como queriendo decir

qué clase de locura estaba haciendo. El hombre, que de repente se había

tornado un poco menos brusco y más amable, me ofreció un café.

-No gracias, es que tengo que comer pronto y no suelo tomar café

antes..

-Quiere comer algo, -dijo la mujer, sin mucho interés como

esperando un no de mi parte-

-No, gracias tengo a unos amigos afuera que me esperan para comer

juntos, muy amable señora.

Según me iban enseñando la casa, yo iba reviviendo momentos muy

borrosos y lejanos, pero como si ya la conociera, casi todo me era familiar.

Al salir, tomé nota del precio, su nombre Marcel Larroux y su teléfono en

el bloc de notas de mi PDA, simulando cierto interés para llamarle si me

convenía la oferta. Y me despedí de ellos, no sin antes preguntarle al señor

de la casa, como podía ir al valle y el salto de agua del que habló el otro

hombre del pueblo.

-Siga por ese camino, va directo allí.

-Adiós, gracias Bon Homme.

Esto último lo dije, sin percatarme de que le había usado una expresión

occitana utilizada por los antiguos cátaros y relacionada con los que habían

recibido el llamado Consolamentum, o ritual de iniciación, el hombre

Page 32: El Valle de Las Vidas Perdidas

32

extrañado por tal expresión, se echó a reír. Culpa de todo lo tenía el libro

que iba leyendo por el camino. La expresión de extrañeza de aquel hombre

y su reacción por el término utilizado hacia él fue lo que hizo darme cuenta

que no era eso lo que quería decir.

Bien, después de esa anécdota, nos pusimos rumbo a disfrutar de las

vistas, según iba transcurría el tiempo, decidimos dejar para el siguiente

día la excursión a Lastours, en realidad, ya ninguno de los cuatro opuso

resistencia a seguir por el camino que andábamos, el paraje era realmente

de increíble belleza, se respiraba aire puro. Todo el camino por donde iba

me parecía familiar, conocido, pero ya no me atrevía a decir nada de ello a

mis amigos, para no seguir incordiando con mi "déjà vu".

Seguimos la senda, tras dejar una densa arboleda, llegamos a un

paraje de sobresaliente y exuberante vegetación, el camino casi se cerraba

y se escondía entre el verdor, y la humedad hacía que la temperatura, pese

a ser Mayo, pareciera Febrero. Entonces fue cuando llegamos a una

explanada amplia. Se colmaron todas nuestras expectativas al ver lo más

bello que habían visto nuestros ojos en cuanto a naturaleza, una montaña

que acababa abruptamente y dejaba un amplio hueco, al otro lado una

inmensa grieta en el terreno, hacía que el agua cayera desbordada en una

fina pero impresionante caída de agua, que convertía aquel paraje en un

paraíso a la vista.

-Deberíamos comer aquí no os parece. -Reclamó Roberto-.

Todos mis amigos estaban extasiados del lugar y no paraban de hacer fotos

de un lado y de otro. Yo en cambio sabía que esto también lo había visto

antes y el sonido del agua caer me hacia abrir los ojos cual infante que ve

por primera vez algo grande y llamativo.

Page 33: El Valle de Las Vidas Perdidas

33

Después de un buen tiempo, quizás dos o tres horas, realmente

ninguno deseábamos abandonar aquel tranquilo y relajante lugar,

decidimos que era hora de regresar, pues se acercaban nubes

amenazadoras en el horizonte, y siendo Francia, ya sabíamos lo que eso

podía significar.

Por fin al día siguiente cogimos de nuevo carretera camino a

Lastours y esta vez si llegamos al destino, todo lo que esperábamos en

cuanto a majestuosidad y belleza lo tenía aquel lugar y no nos decepcionó.

Pero ya no era lo mismo, por lo menos para mí. El recuerdo de la

experiencia del día anterior me había dejado bloqueado, como si algo de

mí se había perdido allí, no dejaba de pensar en aquella plaza, la gente

pasar de un lado y otro, la casa de madera, gente muy alta y sonriente todo

el tiempo.

Tenía que saber que podía significar todo aquello. Me lleve un buen

número de fotografías, que hice con el propósito de saber algo más sobre

aquel lugar y su historia. En el hotel no pude encontrar nada, y hablar con

el recepcionista tampoco me sirvió de mucho. En la oficina de turismo en

Carcassona, me dieron un folleto sobre un hotel rural en los alrededores y

solo pude averiguar que aquel pueblo había sido abandonado

paulatinamente por sus habitantes, quedando actualmente solo unos 200

aproximadamente. Pero no me pudieron dar más información sobre su

historia o sucesos llamativos que indicasen el porqué me era tan familiar.

Me cercioré por si había salido en alguna película o reportaje, como había

sucedido en Lastours, Carcassone, incluso en Cabaret, Montreal y otros

lugares pintorescos de Languedoc, pero no era un lugar llamativo en ese

sentido.

Page 34: El Valle de Las Vidas Perdidas

34

-A todo el mundo le ha ocurrido alguna vez esto Luigi. Afirmaba

Renato

-Eso fue un “"déjà vu"”, son visiones de una vida pasada, aseguraba

Roberto

-Anda, no digas tonterías Roberto, esas son cosas de la mente, alguna

fotografía o un documental de la tele que habrás visto y ahora lo recuerdas,

o es más que eso. Respondía el escéptico de Giovanni.

-Según me han dicho, esto nunca ha salido por televisión , ni se han

hecho películas en ese lugar.

-Pero si todas estas carreteras salen siempre en el Tour de France con

los ciclistas, por eso te parece familiar. Dijo Renato

-Si pero en la cerrera siempre enfocan a los ciclistas no las vivencias

ni los interiores de un pueblecito, y menos siendo tan poca cosa.

-Bueno, pues lo habrás visto en alguna enciclopedia, pero seguro que

lo has visto, además pueblos como estos habrá muchos por aquí. Pasa

como en la Toscana que casi todos los pueblos pequeños son iguales.

-Pero cuando estaba allí, en mi mente veía además personas y me

venían recuerdos de voces, música y hasta palabras que me hablaban. No

llego a recordar bien que me decían pues parecía como un francés, pero

distinto. Es difícil de describir.

-No sigas Luigi, eso es un "déjà vu". Seguro que tú en tu vida

anterior has sido alguien que vivía aquí. Y ese áurea de vida anterior te

hizo venir con algún propósito.

-Anda, Roberto, tú sí que has visto muchas películas, replicaba

Renato.

Después, la conversación de tornó en bromas sobre las diferentes personas

Page 35: El Valle de Las Vidas Perdidas

35

que pude haber sido en esa supuesta vida anterior. Yo nunca he creído en

esas cosas que decía Roberto, pero el realismo de mis sensaciones allí, me

hicieron pensar.

Por fin el viaje concluyó, y se puede decir que fue una experiencia

magnifica, prometimos volver a viajar juntos en otra ocasión y

quedaríamos para poder decidir dónde.

Page 36: El Valle de Las Vidas Perdidas

36

EL MENTALISTA

Al volver a la realidad, en la Toscana, ver otra vez el sol y el mar, del

que casi había olvidado que existían en la nublada Francia, esto me

devolvió la alegría que empezaba a perder en aquel país tan lluvioso,

acostumbrado como estaba yo a las escasas lluvias de mi provincia. Como

tenía todavía unos días más de mis vacaciones, decidí ir a la ciudad de

Grosseto, desde que tengo Internet no lo había hecho, pero fui a la

biblioteca principal en busca de más información sobre el misterioso

pueblo francés que tanto atrajo mi atención.

Ya que no se cumplieron mis expectativas, siendo escasa la

información encontrada y nada relevante, simplemente se hace mención

como un pequeño pueblo de Langudoc francés. Entonces indagué aún más

en Internet donde tampoco encontré nada importante o revelador, casi lo

mismo que en la Biblioteca. Recordando las palabras de Roberto, busqué

información sobre “Déjà vu”, o “paramnesia”, lo que me llevó a una

asociación de expertos en el tema, que curiosamente tenían un centro en la

ciudad.

Al día siguiente, armado de valor fui allí en busca de información

sobre mi experiencia, pues llevaba varios días en los que además soñaba

con aquel lugar y no lograba quitarme de la mente la visión de las personas

saludando como si fuera desde lo alto y hablando cosas totalmente

Page 37: El Valle de Las Vidas Perdidas

37

indescriptibles, he de reconocer que me intrigaba muchísimo lo que esto

pudiera significar. Decidí ir solo, pues sabía que ninguno de mis amigos

iba a entender que consultara a uno de esos chiflados, o como los llamaba

Giovanni, los “mentalistos”, expertos en engañar a los ingenuos.

Al llegar a la vía Bobetonna en el número 10, había un portal con una

gran placa en la que aparecía el nombre Juiliano Gaztanelli “Mentalista”.

Estuve un tiempo pensando si entrar o no, jamás había confiado en este

tipo de personas, me parecían charlatanes que solo hablaban palabrerías

para ganar dinero. Bueno, ya que estoy aquí, que puedo perder me dije,

total siempre me puedo levantar en cualquier momento e irme.

Así que atravesé aquella entrada defendida por una especie de cortina

negra con letras y símbolos extraños. Una vez dentro, me encontré con la

recepción, me resultaron llamativas las imágenes llenas de símbolos

orientales, algunos cuadros con especie de escudos con letras inteligibles

que colgaban de la pared, triángulos con formulaciones extrañas. Todo

parecía esotérico. Espero no haberme metido en un grupo de locos

espiritistas, pensé.

En la recepción había una joven de penetrantes ojos verdes, y larga y

lisa cabellera negra, con una sonrisa seductora y una voz de muñeca,

vestida con un ceñido corpiño que hacía resaltar una delantera de infarto,

su presencia me hizo tartamudear, y solo con su ayuda pude terminar de

formular la razón de mi visita. Ya que no tenía cita previa, me hizo esperar

un poco en una especie de estancia, una pequeña sala con iluminación

suficiente como para poder leer, aunque ninguno de los temas de las

revistas o libros que pude ver allí llamaron mi atención, salvo uno con un

repulsivo pero llamativo tema : “La curación por la orina”, me pareció tan

Page 38: El Valle de Las Vidas Perdidas

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absurdo y la vez tan inquietante que lo tomé en mis manos para darle una

ojeada y reír un poco, pensando en lo ridículo del tema, pero me

escandalizó la manera de presentarlo como un libro serio y con base

científica, estuve por lanzarlo de asco al leer consejos tan repulsivos sobre

métodos para ingerir orina que el libro sugería, que si tomar orina por las

mañanas, que si mezclarla en ensaladas y otras recetas a cual más

repugnante.

Aunque en realidad solo lo solté de forma precipitada, como si algo

malo estaba haciendo, como cuando mi madre, siendo yo adolescente, me

descubrió con una revista de adultos. En este caso, sentí lo mismo, cuando

la acaramelada voz de la recepcionista me indicó que era mi turno y a la

vez mencionó que si me interesaba el libro podía obtener uno. Algo

ruborizado, rechacé la oferta, agradeciendo el detalle, pensando en que

podía pensar de mi leyendo semejantes ideas. Aunque por otro lado, pensé

que si estaba el libro allí es porque esta gente creerá en esas cosas, en fin,

preferí olvidar el episodio. Acto seguido me hizo pasar a otra sala interior

en la que parece ser estaba la consulta del mentalista.

Me recibió un hombre alto y muy delgado, melena canosa y poco

arreglada, con unos ojos grandes que parecían salirse de sus órbitas y con

tal penetrante vista que me intimidaba. He de reconocer que aquella

situación me estaba poniendo muy nervioso, pues al hablar, me sentía

torpe y no me salían las palabras, tartamudeaba como nunca lo había

hecho. El hombre, al contrario muy seguro de sí mismo y afianzado en su

espacio, me hizo pasar a una sala pequeña donde tenía su despacho.

Parecía como si me iba a comer con la vista, de arriba a abajo como si de

un examen corporal se tratase. ¿Será gay? -me pregunté por un momento-.

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Su tendencia sexual sin embargo quedó clara cuando llamó a la joven

recepcionista con un seco, pero fuera de dudas: -Cariño, lleva estas notas

al archivo, por favor, ah y trae el libro del Dr. Moody.

-Es guapa, eh. Es mi mujer, siempre le digo que venga un poco mas

recatada, pero que le vamos a hacer ella es así.

Esto lo dijo, tras haber observado como mis ojos se plasmaban en

lugares prohibidos de la superdotada recepcionista, ni que decir tiene que,

apartando rápidamente la vista intenté torpemente aparentar que no me

había dado cuenta de su extraordinario y llamativo físico.

-Si, bueno si, la verdad no la había visto, bueno si la he visto, pero en

fin tiene usted suerte de tener una esposa tan...

-¿Tan buena? ¿Maciza? ¿Cañón? ¡No sea tímido hombre!, suelte lo

que piensa, ¿no sabe que yo puedo leer sus pensamientos?

Aquello, lejos de relajar mis nervios, me los tensó aún más. Solo la

explicación posterior me tranquilizó un poco, al parecer se lo hacía a todos

los clientes para romper el hielo.

A continuación empezó un interrogatorio exhaustivo y

pormenorizado de mi viaje y de la experiencia que tuve en Francia. Con

sus insistentes preguntas le tuve que contar todos los detalles de lo que vi,

sentí, las razones que me llevaron a Francia, las circunstancias que me

llevaron a ese pueblo, y un sin fin de cuestiones que me parecían poco

relacionadas con el tema, pero que obedientemente respondí sin rechistar.

Mientras preguntaba, no hacía más que anotar datos en su libreta, y casi

sin quitarme la vista de encima.

A partir de ese momento, empezó a formular una serie de teorías a

cual más extraña y rocambolesca. Me dijo que todos estamos en un círculo

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vicioso de reencarnaciones y a veces quedan ciertos recuerdos de vidas

pasadas. Por lo que me explicó, lo que yo había experimentado fue un

“Déjà visité”, que según me dijo, se trataba de una experiencia aunque

menos frecuente que un “deja vú”, abarcaba más que eso pues era el

extraño conocimiento de un lugar del que nunca se había oído hablar, pero

que a uno le parece totalmente conocido. Uno puede saber encontrar el

camino por una ciudad o lugar nuevo sabiendo al mismo tiempo que no

puede ser posible. También me habló de los “Déjà vécu”, una experiencia

que envuelve más que la simple vista, por lo que incluye una gran cantidad

de detalles, pero solo percibiéndose las sensaciones vividas no solo

imágenes.

Así, por las explicaciones del supuesto experto, al parecer yo

experimenté ambas sensaciones juntas, lo cual según el indicaba, eran

cosas y sucesos que había vivido con seguridad en una vida anterior. Me

invadían un sin fin de preguntas al respecto, pero temía formularlas, quizás

para que no pensara que no le creía, aunque en el fondo era así.

Pregunté el porqué de tantas reencarnaciones, y él me respondió que,

esto era con el propósito de mejorar el alma, con cada reencarnación

podíamos mejorar algo que teníamos deficiente en vidas anteriores e

íbamos perfeccionando.

-¿Hasta cuándo?

-Hasta alcanzar lo que los budistas e hindúes conocen como el

Nirvana. Llámelo séptimo nivel, o nivel de purificación absoluto.

¿Cómo puede estar seguro de eso? -le pregunté pues no cabía en mi

cabeza tal explicación.

Me habló de viajes astrales, de transferencia mental y de los

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41

experimentos de un tal Dr. Moody, al que citaba frecuentemente. Insistió

en que probara algunos de esos métodos, en los que él era experto, eran los

mejores métodos para descubrir vidas anteriores y cosas por el estilo.

Pese a que por momentos casi me convence, con lo poco de

exceptivo que me quedaba le dije no, en el fondo es que no me resultaban

muy atractivas dichas actividades, sin ser tajante, le indiqué que ese tipo de

experimentos mejor lo dejaríamos para otra sesión. Realmente reconozco

que tuve cierto reparo, mejor dicho miedo, pues aunque siempre he sido

escéptico en ese tipo de cosas, la manera tan convincente de explicar los

asuntos, exponiendo todo con una lógica aplastante, casi convincente.

Antes de marcharme, y cobrar la cita, me dijo algo, no sé si para

atraer mi atención o para suavizar el sablazo económico que me iba a dar,

o si realmente se trataba de verdadera intuición de su parte :

-Sabe una cosa, señor D´Pascola, estoy seguro que usted en su vida

anterior fue un cátaro. Y vivía en una aldea de Languedoc.

-¿Cómo puede saber eso? -fue mi inocente e intrigante pregunta-.

-Usando mi poder extrasensorial he podido leer en su mente las

imágenes que usted observó.

He de reconocer que al principio me dejó sin argumentos en contra,

la seguridad con que hacía aquellas afirmaciones, con una naturalidad,

como si de cosas normales se tratase. Me explicó todo sobre ciertas

extrañas teorías acerca de la vida después de la muerte, mas y mas teorías

del mencionado Dr. Raymond Moody. También me citó comentarios de un

tal Allan Kardec, con los cuales explicó asuntos sobre reencarnaciones,

vidas paralelas y otras cosas de las que jamás había escuchado. Tenía

varios libros que me ofreció, pero por falta de fondos, pues la cita me costó

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un buen puñado de euros, los rechacé, con la excusa de que tal vez los

compraría en la próxima ocasión que volviera. Después me dijo que

debería tener una sesión de hipnosis para poder sacar más de mi interior y

poder determinar quien se supone que fui y el lugar exacto de esa supuesta

vida anterior.

A mí personalmente no me gustaba la idea de una sesión de ese tipo,

pues había escuchado sobre personas que se habían aprovechado de dormir

a otras y habiendo desvalijado sin que se dieran cuenta. En mi caso, no

hizo falta dormirme para desvalijarme pues la sesión ya me costó un buen

dinero. El problema es que no tuve valor para decirle que no y acepté para

la próxima visita. En realidad fue difícil negarse cuando rápidamente me

envío de nuevo a la recepción, donde me esperaba la despampanante

secretaria-esposa o novia del mentalista, quien para tomar nota de la

próxima cita, se me acercó de tal manera que me hizo sentir incomodo y

aunque mi instinto masculino me hacía dejarme llevar y recrearme por la

buena vista de su llamativa y protuberante delantera, que casi por

momentos me la acercaba a un palmo, el saber que la indiscreta joven, no

estaba libre me hacía mirar para otro lado, para evitar pasar por mas apuros

como los de antes.

Salí con una extraña sensación de haber sido embaucado y estar

cayendo en las redes de un hábil timador, pero a la vez, con la sensación

de que quizás algo de razón tuviese aquel extraño personaje. Pero todo

aquello lejos de aclarar nada, me dejó aun más intranquilo si cabe. Ahora

tenía una cita con el mentalista para la próxima semana y me debía

enfrentar a algo que desconocía y de lo cual desconfiaba mucho. Pero por

otro lado pensaba que tal vez me daría respuestas a mis interrogantes sobre

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mi supuesta vida anterior.

Curiosamente tan solo unos días después, mientras iba caminando

hacia mi casa tras dar un paseo meditativo de los que últimamente solía

hacer, a fin de tratar de comprender lo que me pasaba, fui abordado por

una pareja de personas bien arregladas que representaban a una religión

alternativa, estos me invitaron a aceptar unas revistas religiosas, una de

estas llamó mi atención, sobre todo por el tema de la portada: ¿Ha vivido

usted antes?”, decía el articulo de portada.

- ¡Vaya! ¡Era justo lo que necesitaba saber! –me dije a mi mismo-

Sin más, las acepté con gusto, simulando simple cortesía aunque poco

interés, para que no pensaran que estuviese muy interesado en el tema.

Bueno en realidad, la cogí, casi arrancando las revistas de las manos de la

joven que me las ofrecía, les agradecí la información y la pareja se

despidió cordialmente, curiosamente sin pedirme nada a cambio. Bueno,

pensé, por lo menos estos no son como el mentalista, que me cobró tarifa

de lujo.

Al leer la información que aquel folleto contenía, por un lado me

abrió los ojos, aunque me creo otras dudas. Sí, me di cuenta que por un

lado, aquello era lo que necesitaba saber, en varios artículos exponía las

diferentes razones por las que a veces se tienen recuerdos o sensación de

familiaridad con lugares o personas. Por increíble que pareciera, se

hablaba del famoso Dr. Moody del que citó el mentalista que visité, es

increíble que alguien más que aquel charlatán conociera al tal Moody. Pero

la revista, lejos de darle la pompa y el halo de sabiduría que el mentalista

le dio, al contrario, razonaba sobre lo ilógico de sus ideas y afirmaciones.

Aquello desbarataba todas las teorías del mentalista sobre las supuestas

Page 44: El Valle de Las Vidas Perdidas

44

vidas anteriores. Recuerdo que el mentalista me explicó que volvemos a

nacer para mejorar algo, y la revista se preguntaba que si esto fuera así por

qué entonces hemos olvidado lo que ese algo es. Indicando además que si

la razón por la que se renace es para tener otra oportunidad de mejorar

nuestra situación, en realidad es una gran desventaja haber vivido otras

vidas y no recordarlas, pues solo podemos aprender de nuestros errores

pasados si los recordamos.

Entre otros argumentos, mostraba lo inútil de las llamadas terapias

regresivas, que solo escarban en recuerdos de la vida actual, sueños,

vivencias, cosas vistas y oídas. Mostraba la manera como nuestra mente

guarda la información vista y oída desde la niñez, produce un depósito de

información mayor de la que podemos imaginar o asimilar. Luego toda

más información llega a ese depósito a través de la lectura de libros,

revistas, de lo que vemos en la televisión, oímos en la radio y otras

experiencias y observaciones en muchos casos subjetivas a la realidad.

Mucha de esa información se acumula en algún lugar recóndito del

subconsciente porque no tenemos un uso directo o inmediato que darle,

luego durante los sueños, mientras se ordenan los pensamientos a veces se

utiliza esa información y se crean realidades ficticias. Bien pues esas

realidades ficticias, mezcladas con recuerdos vividos, es en lo que

escarban los que aplican la llamada hipnosis, en realidad tan solo invierten

la consciencia de la persona para que afloren a la superficie recuerdos

olvidados, que ellos interpretan como experiencias de vidas anteriores,

pero que no son más que la mezcla de información olvidada junto con

situaciones de nuestra vida que temporalmente hemos olvidado, en

definitiva es como inventarse sueños.

Page 45: El Valle de Las Vidas Perdidas

45

Según leía del artículo, se me iban abriendo los ojos, al parecer los

que defienden la llamada teoría de la reencarnación piensan que se pueden

afrontar mejor los problemas actuales si, mediante la hipnosis, podemos

recordar las vidas pasadas, pero en muchos casos dicho método es

utilizado para influir en la mente del paciente y manipular sus

pensamientos. Fue entonces cuando caí en la cuenta que el mentalista sacó

a colación lo de los cátaros y mi vida anterior por la explicación dada por

mi mismo previamente cuando me preguntó la razón de nuestro viaje, por

la cantidad de cosas que yo había leído sobre estos, yo mismo le hablé con

un entusiasmo inusitado, por ello ese era el camino más fácil. Algo que

encontré en el artículo y me terminó de convencer de la inutilidad de la

teoría del mentalista con respecto a que eso sirviera para mejorar a la

humanidad, fue un razonamiento que también encontré en la revista: Si

solo son los buenos los que vuelven a nacer como seres humanos, ¿de

dónde vinieron todos los malos? ¿No tendría que haber cada vez menos

malos?

Los razonamientos y el planteamiento de aquella revista en cierto

modo fue una liberación, por lo menos me ayudó a despejar esa incógnita

esotérica que mi caso seguro no debía tener. Algún día quizás busque más

información sobre aquellas personas que me abordaron y conocer más

sobre ese grupo alternativo, aunque intentaré que no se entere de esto mi

tío Cassano, por aquello de su tradicionalismo papal. También he de

reconocer que si bien aquello no aclaró el significado de mi experiencia en

Francia, lo leído en ese artículo, me hizo decidir no perder más dinero ni

tiempo con el mentalista. Ahora tenía la seguridad de que no acudiría a la

cita, en cualquier caso me alegré de no haberle dejado ni mi teléfono ni mi

Page 46: El Valle de Las Vidas Perdidas

46

dirección. Fue un alivio tomar esa decisión, pues no me hacía mucha

gracia pasar por ningún tipo de experiencia en la que sea o no verdad, me

pudieran además de leer, manipular la mente.

Claro que ahora volvía a estar perdido, ya que seguía sin tener claro a

qué se debía aquella extraña experiencia en aquel desconocido pueblo de

los bosques franceses, pues si no eran rastros de mi vida pasada, ¿Que es

lo que me sucedió? ¿Por qué recuerdo voces y expresiones en un idioma

distinto al mío? ¿Por qué me parecían tan reales todas las imágenes y las

sensaciones? Quizá en realidad alguna vez pude haber estado allí con mis

padres de visita o en algún pueblo similar, -concluí-.

Page 47: El Valle de Las Vidas Perdidas

47

TÍO IACCO

Después de un tiempo, tras mi experiencia con el falso experto en

vidas pasadas y tras semanas en frustrada búsqueda de la pareja que me

obsequió aquellas revistas que en cierto modo abrieron mis ojos a otra

realidad, sigo sintiendo la necesidad de encontrar más respuestas a mis

inquietudes, por ello decidí iniciar la búsqueda y la lógica a todo esto por

mi cuenta, busque infructuosamente en Internet, aunque casi todas las

paginas consultadas, me llevaban a lo trascendental y las vidas mas allá,

eso para mí eran cuentos, tenía que haber otra explicación. Fue entonces

cuando me dediqué a visitar a mis parientes en busca de datos, iba

anotando mi PDA que siempre me acompañaba, cual libreta de periodista

de los de antes, aunque más moderna. También portaba un grabador de

audio digital, por aquello de que nada se perdiera. Así empecé a

bombardear con preguntas sobre mi pasado tras lo cual hablaba a todos

sobre mi déjà vu, a tíos, primos mayores incluso vecinos que conocieron

mi infancia. Lo curioso es que todos coincidían en afirmar que yo jamás

había salido de Grosseto, que mis padres jamás habían vivido ni viajado a

Francia, ni siquiera solos, como para haberme contado historias de allí.

Pero en medio de toda esa búsqueda, hubo algo que me hizo plantear

ciertas dudas y me hizo pensar y sospechar en todo lo que mis parientes

Page 48: El Valle de Las Vidas Perdidas

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me habían dicho. Fue algo que mencionó a quien ahora se consideraba la

oveja negra de la familia, alguien un tanto ya alejado, pero al que yo

siempre he apreciado mucho. Fue el tío Iaccobo, “Tío Iacco”, como le

llamábamos familiarmente. El estaba alejado de la familia, ser el ex-esposo

de una de las más agrias e influyentes de mi familia, la tía Giusta, una

hermana de mi padre, le había costado convertirse en un paria. Se decía

que se habían divorciado por desavenencias personales, y por maltrato

hacia ella por parte de él. Aunque la realidad había sido otra, Giusta una

mujer de armas tomar, que con un grito de los suyos hacía sentarse al más

duro, difícilmente sería mujer maltratada, más bien maltratadora, recuero

las veces que ridiculizaba a Iacco en público y siempre le menospreciaba,

como que era poca cosa para ella. Ella siempre se salía con la suya, y en

muchas ocasiones, como a la hora de dividir los bienes demostró quien

cortaba el bacalao en esa casa, el se “conformó” con el coche y la víctima

Giusta, se quedó con la casa que había sido patrimonio de la familia de

Iacco por muchas décadas, con los ahorros de ambos en el banco, a cuenta

de la pensión que debía pasarle. El bueno de Iacco aceptó la desventajosa

propuesta, para evitar las acusaciones de malos tratos con la que ella le

amenazó.

Tío Iacco, siempre había sido muy querido por todos, desde pequeño

recuerdo que recogía a todos los sobrinos y nos llevaba a la montaña o a la

playa y era muy divertido estar con él. Ahora vivía lejos del clan familiar,

en Santa Liberata, a unos kilómetros al sur de Albarese, en la costa, cerca

del fascinante y famoso Porto Santo Stefano, no solo lejos en la distancia,

sino también como si se tratara de un proscrito, al mismo tiempo de

romper con su esposa, perdió su empleo en los astilleros del poderoso tío

Page 49: El Valle de Las Vidas Perdidas

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Julietto, allí había trabajado en el mantenimiento de la maquinaria

eléctrica.

Mas no podía quejarse, afirmaba el, en realidad aquello supuso una

ventaja, pues ahora trabajaba en una pequeña tienda de electrónica

aplicada a la marina, vendiendo sistemas de navegación, radares para la

detección de bancos de peces, herramientas y artilugios electrónicos para

la pesca, el buceo y otras actividades relacionadas con el mar. En realidad,

años atrás fue él quien despertó en mí el interés por la tecnología, pues de

pequeño me regaló un juguete didáctico basado en experimentos

electrónicos, llenos de resistencias, cables incluso transistores y otras

piezas para experimentar. Construí mi primer radio con ese sencillo kit

experimental.

Lo encontré casi por casualidad en una calle del centro de la ciudad,

parecía como si muchos años había pasado sobre él,

-El contacto con el mar envejece, -me dijo, el siempre muy positivo-

, ahora navego mucho los fines de semana, y oye, me está gustando la

pesca, tengo un amigo que me deja su velero y con eso me entretengo

cuando no trabajo.

Aunque sus pelos canos y su aspecto excesivamente delgado,

delataba otra realidad que quizás se negaba a reconocer. Me invitó a tomar

algo en una cafetería y aproveché para contarle lo de mi experiencia

francesa. Le pregunté, como ya había hecho con otros familiares, si sabía

de algún viaje que yo haya realizado a Francia con mis padres, quizás de

muy pequeño, o si recordaba si yo hubiera vivido en otro lugar antes. Su

semblante cambio mientras le iba dando detalles de mi deja´vu en aquella

aldea minúscula de Les Martys. Me miró a los ojos y con una palmada en

Page 50: El Valle de Las Vidas Perdidas

50

mi hombro, intentó decir sin hacerlo algo sorprendente que no llegué a

captar muy bien en ese momento, pero que desde luego abriría una nueva

línea de investigación personal :

-Luigi, sabía que tarde o temprano descubrirías la realidad, se lo dije

en su día a tu padre. -me dijo, con el ceño fruncido y llevándose la mano

derecha a la barbilla, como rememorando acontecimientos pasados, que

quizás hacía tiempo no desempolvaba.

-¿De qué hablas tío Iacco? -fue la pregunta que se me ocurrió, tras

una negación a la evidente idea que ahora Iacco trataba estaba colocando

delante mía ¡Qué tengo yo que descubrir, que no me hayan dicho mis

padres!

Por un lado, no me había gustado la manera en que expuso el asunto,

dejando caer algo sin decirlo, esto pensaba, podía ser rencor por el rechazo

que tiene de parte de la familia, quizás por hacerlo culpable del fracaso con

la tía Giusta. Pero, por otro lado si en verdad había algo, es que algo sabía,

cosa que por un lado me ocultaba y por otro dejaba entrever.

-Luigi, no puedo decirte más, es más, no digas a nadie lo que te he

dicho, por favor, a nadie. Pero tú debes buscar tus raíces, tienes derecho a

ello.

-Pero que tengo que descubrir sobre mis raíces. Que, Yo solo quiero

saber si se trata de si viví en otro lugar durante algún tiempo o no. No sé a

qué viene decirme eso de descubrir mis raíces, y lo de ocultarme la verdad.

¿Qué verdad? ¿Porque me iban a ocultar mis padres y toda la familia que

estuvimos viviendo en otro país? ¿Hay algo malo en eso?

-La verdad, Luigi, a veces es muy difícil decirla, y más dura es

aceptarla.

Page 51: El Valle de Las Vidas Perdidas

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-mirando a un lado y otro, como si sospechara de los que estaba alrededor

nuestro en la cafetería continuó y bajando la voz volvió a decir :

-Sigue buscando y llegarás a descubrirla, estoy seguro que con el

tiempo llegarás a saber quién eres realmente. Pero lo siento, creo que te he

dicho demasiado, yo no puedo contarte nada mas, querido Luigi, lo debes

descubrir por ti mismo.

-No digas bobadas tío Iacco, mis padres no tenían secretos para mí,

siempre me estaban contando cosas de cuando era pequeño. ¿Por qué

entonces ni ellos, ni nadie de la familia me ha dicho nada? Y porqué...

-¡Porque todos comen del mismo plato Luigi y nadie quiere perder su

porción! -dijo interrumpiendo lo que yo a continuación quería decir sobre

su actitud rencorosa.

-Bueno, no sigas tío Iacco, ya veo que tu rencor y tu odio hacia mi

familia ha crecido.

-Te equivocas Luigi, nada tengo contra tu padre ni tu madre, tarde o

temprano lo comprenderás. Pronto quizás lo veras todo tan claro, solo

deseo que lo hagas por ti mismo. Bueno, Luigi, ¿Te enseño mis últimas

adquisiciones tecnológicas? -dijo esto, intentando cambiar de tema-

Accedí a su invitación, pero nada era lo mismo, cuando llegué a su

apartamento y mientras me enseñaba sus aparatos electrónicos con la

fascinación de siempre, yo quise aparentar normalidad, pero me corroía la

mente por todas las cosas que este soltó, o por las que realmente no soltó,

que era aún más inquietantes. Sus palabras realmente abrieron una grieta

en el cuadro de perfección y harmonía que hasta ese momento yo veía en

mi familia. Tras volver a Albarese, empecé a meditar sobre lo

que quiso decir Iacco, quizás había veneno en sus palabras o tal vez no,

Page 52: El Valle de Las Vidas Perdidas

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simplemente me animó a seguir buscando la verdad. Pero, de nuevo me

preguntaba ¿Qué clase de verdad debía descubrir? No podía entender todo

lo que encerraban sus palabras.

Recuerdo que mis tíos a menudo me contaron porqué tuvieron que emigrar

a Suiza, la crisis que hubo tras aquella inundación en la que perdieron su

negocio y su casa, tal como también sucedería con mis padres; atando

cabos, empecé a pensar si quizás tío Iacco se refería a que mis origines no

eran de aquí, y tal vez estuve viviendo en Francia con mis padres como

inmigrantes, por eso los recuerdos, tal mis padres se hayan sufrido alguna

mala experiencia, como mis tíos en Suiza, quizás algo trágico o peor los

obligara a volverse a Italia, ¿sería que mi padre había sido prófugo de la

justicia francesa por algún mal negocio allí?, o tal vez mi madre haya

tenido algún desliz allí y yo sea el fruto de ese “pecado” que les obligó a

dejar aquello, y tal vez por eso ese mutismo, no lo sé, pero en cualquier

caso. Esa hipótesis cobraba valor, el honor de la familia en juego, el

apellido DiPascola manchado por un adulterio, que ahora debía ser

cubierto y escondido, argumento ideal para una novela sudamericana, pero

no para mi familia, además de ser así, en cualquier caso eso, se podía

haber quedado en la intimidad matrimonial de mis padres y no salir de allí.

Sea lo que sea, tendría que estar relacionado con aquella insignificante

aldea francesa, pero ¿por qué entonces no impidieron que viajase hasta

allí, sabiendo que pudiera ocurrir esto?

Lo que si sabía ahora, es que ya nada era lo mismo, todo lo que me

decían los demás sobre las cosas del pasado, eran sospechosas de no ser

verídicas o cuanto menos de no ser completas. Cuando referí a Betonna las

cosas mencionadas por Iacco, se le descompuso el semblante.

Page 53: El Valle de Las Vidas Perdidas

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¡Como se te ocurre hablar con ese sinvergüenza, gusano mal nacido,

traidor, inhumano, hijo del mismo diablo!

-¿Traidor por qué? -pregunté- ¿Acaso hay algo que me dijo que no

debía decirme para llamarle traidor?

Me sentía contrariado también ya que jamás había escuchado a tía

Betona hablar así. Y porque haber utilizado tales términos en mi mente

solo hacía germinar mas sospechas, sospechas de si tal vez de alguna

manera esto les delataba como que un mínimo de razón podía tener el

despreciado Iacco. ¿Me estarán ocultado algo importante de mi pasado que

debía saber?

Por un momento, intuí por su rostro que se le había escapado algo que no

quería decir. Con voz nerviosa me contestó :

-No hijo, lo que quise decir es que ha traicionado a tu tía Giusta.

-Pero si él no se ha ido con nadie, más bien ella es la traidora por

estar con...

-¡Calla! No sigas. No te pongas contra la familia. No luches contra el

que te da de comer. -interrumpió, para evitar que dijera nada del hombre

con el que ahora está, Carlo, quien fue asignado de entre los primos a dedo

por la “mamma Gina”, para que sustituyera a Iacco.

-A mí nadie me da de comer, yo puedo valerme por mi mismo, no

necesito a la familia. Y menos a una familia que me oculta la verdad

-¡No hables así de la familia! ¿Por qué vamos a ocultarte nada? ¡Ese

hombre solo trata de dividirnos y que nos enfrentemos unos a otros como

ahora lo estás haciendo conmigo! Dicho eso, preferí no seguir con la

discusión y me retiré a mi habitación. No pude conciliar el sueño esa

noche, empecé a comparar las palabras de uno y de otro y entendí que algo

Page 54: El Valle de Las Vidas Perdidas

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había que no se me quería decir. Aunque totalmente opuestas, había

similitud en las ideas expresadas por mi tía y por Iacco; el afirmaba que

todos comían del mismo plato y ella habló del que me da de comer, son

dos manera de señalar a un mismo punto. Por otro lado, la forma en que mi

tía perdió los nervios, si, todo era muy confuso ahora en mi familia, mi

bienestar se estaba derrumbando. Esa noche me levanté de la cama y me

puse a repasar mi gran álbum familiar para ver si descubría alguna pista.

Empecé a pensar en las fotos que faltaban de mi niñez, sabía lo de la

catástrofe, pero quizás esas fotos, si lograse encontrar alguna copia serían

reveladoras. La ida de si quizás no haya sido un hijo ilegitimo, que

realmente mi padre fuera otro, sobre todo por no haber sacado casi nada en

lo físico de mi parentela, era lo que más me inquietaba..

A la vez, fui entendiendo algunas de las cosas que me dijo Iacco. En

realidad la empresa en la que yo trabajaba pertenecía a un holding en el

que un familiar mío era socio mayoritario, el tío Julietto, con el que nunca

congeniaba, me parecía muy altivo y jamás veía en él, el cariño que tenía

con los demás. Ni siquiera me recibió cuando quise hablar con él sobre mi

experiencia francesa, me dijo que tenía una reunión muy importante y no

tenía tiempo para mí.

Muy diferente era sin embargo su esposa, la tía Gina, toda una

mamma al más estilo tradicional, siempre estaba en todos los jaleos de la

familia, y era ella quien por otro lado la mantenía unida. Mientras el tío

Julietto, era el dueño y que daba trabajo directa e indirectamente a todo el

clan familiar.

Las palabras de mi tía defendiendo al que me da pan; casi todos en

mi numeroso clan familiar, trabajaban en empresas relacionadas con el.

Page 55: El Valle de Las Vidas Perdidas

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Por ejemplo Lucca hermano de mi tía, lo hacía en los astilleros Julietto y

Cia, al igual que muchos de mis primos. La mayoría de mis primas

trabajaban de cajeras en dos grandes supermercados, que estaba a cargo de

otro tío. Hasta mi propio tío Casano que hacía de padre, era el contable de

una de las empresas de Julietto. Todo lo cual encajaba con lo que me dijo

Iacco sobre comer del mismo plato. Pero ¿Que tenía que ver eso con mi

pasado?

Al día siguiente, el ambiente en casa era frío, ni yo me sentía igual,

ni el saludo de los míos fue el mismo..

-No des disgustos a tu tía, que está enferma y se altera muy

fácilmente. -me reprendió mi tío-

-Lo siento tío Casano, en realidad no tiene importancia. No te

preocupes no va a volver a ocurrir.

No quise seguir con la discusión y me callé, ese día fui al trabajo con la

meta de tratar de olvidar todo ese incidente y volver a la felicidad que tenía

hasta entonces, después de todo, que iba a resolver el conocer cosas que ya

son historia pasada y que nada pueden afectar a mi vida actual. No podía

permitir que una experiencia que parece más común de lo que parece y

llena de falsas interpretaciones, terminara dominando mi vida.

Page 56: El Valle de Las Vidas Perdidas

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EL ÁRBOL DE SU VIDA

Al explicar a Roberto todas las dudas que ahora me agobiaban, este

intentó hacer que me olvidara del asunto y pensara solo en el presente.

Pero en vista de mi insistencia, y mi obsesión por el tema, me habló de una

página en Internet que se dedicaba a la búsqueda de raíces familiares. Al

principio, me sentí un tanto culpable por querer buscar lo que mi familia

negaba rotundamente, pero lo consideré como un deber mío ahora

demostrar y descubrir por mi mismo que las insinuaciones que dejó caer

Iacco, no tenían base. Así que buscando en esa página, en un banner

encontré un link que me llevó a otra web en la que se ofrecía un servicio

un tanto original. La pagina tenía un titulo curioso : “El árbol de su vida” y

su lema de intenciones decía : “Envíe sus datos y le hacemos un árbol

genealógico con sus ascendientes” . La idea me llamó la atención sobre

todo por el hecho de que se relacionaba con el trabajo que tantos años

llevaba haciendo, la genealogía de los DiPasccola. ¿Cómo no había

encontrado esta página antes?

Mencionaba casos de personas que tenían sus raíces originales en el

siglo X. A algunos incluso se les asocia con algún emperador. En otros

casos se encuentran parentescos con algún duque o conde famoso. Aunque

yo no buscaba ser ascendiente de ningún famoso histórico, decidí no

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obstante aprovechar esa oportunidad, quizás descubriría que por fin fui un

cátaro, como afirmó el mentalista.

Los que más me sorprendió del método, era que tan solo necesitaban

fotos, fotos personales en los que se percibiera bien el rostro de la persona,

unas de la actualidad, otras con 15 años, otras con 10 , con cinco, con uno

o dos años y de recién nacido, todo eso junto con antecedentes familiares,

diferentes apellidos en la familia y fotos de familiares de hasta la cuarta

generación. Gracias a mi trabajo con el archivo fotográfico, no tuve

dificultades para conseguirlas, simplemente tenia de sobra. Salvo la foto

con dos años, que como era lógico, estaban perdidas, todo lo demás no era

problema para mí. Al parecer usaban un método de comparación de rasgos

distintivos y búsqueda de detalles comunes, que luego aparte de los

apellidos, podían servir para compararla con antiguos personajes de

quienes se tienen retratos o bustos.

Por un lado, si no me servía para aclarar los asuntos, por lo menos

me podría ser útil para prolongar mi árbol genealógico. Eso me debía

hacer olvidar todo lo ocurrido en estos últimos días, tanto lo de Francia,

como las conversaciones con Iacco. Y así fue, ahora volvía a sentirme feliz

en mi entorno, volvía a retomar mis proyectos, pensaba más en Belina y en

buscar un momento oportuno para declararme.

Pasaba el tiempo y en mi trabajo las cosas se me presentaban muy

bien, mi equipo había logrado desarrollar un sistema de sonido que podría

ser innovador, un equipo digitalizado que era capaz de hacer que desde un

sencillo “pendrive” o lápiz de memoria, conectado a la central, enviase la

música que este contenía a las diferentes zonas a las que estuviese

conectado, sean habitaciones de hotel o de una casa y con un control en

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58

cada una de estas, se podía elegir la música que se deseara escuchar en

cada habitación o zona. Aquella solución seguro que la venderíamos muy

bien. Esto significó un aumento de sueldo y sobre todo lo que más me

satisfacía, el reconocimiento como el empleado del mes.

Belina fue la primera en darme la enhorabuena, ya que ella tenía

acceso a los documentos de la dirección, supo de primera mano a quien se

había escogido para tal noble designación, que significaba salir en el

catalogo como empleado modelo y una placa especial, que se me daría en

la próxima reunión de empleados. Ahora, hasta en mi casa de nuevo se

respiraba el buen ambiente que reinaba tiempo antes de mi viaje a Francia,

y con mis amigos ya estábamos planeando un nuevo viaje, esta vez a

España, a Toledo y la zona de, Ciudad Real, en busca de otros castillos y

otras historias del Medievo que tanto nos entusiasmaban.

Pero algo nuevo iba a dar un vuelco negativo y de desconfianza a mi

vida. Unos meses después de haber enviado las cosas que me solicitaron

los de la pagina del Árbol de su vida”, recibí un e-mail con la respuesta de

los investigadores. En parte la misiva decía : “Sentimos no poder ayudarle

Sr. DiPasccola, pero debe asegurarse de enviarnos fotos y documentos

correspondientes a su familia biológica. No tratamos casos de adoptivos o

familiares segundos.” Indicando además que por el estudio foto

fisionómico, así le llamaban al sistema utilizado para determinar las raíces

familiares, mi perfil no se correspondía con las fotos de familiares

enviadas, pero si deseaba continuar, podían hacerlo solo teniendo en

cuenta los rasgos de los supuestos familiares de los que envíe las fotos,

para ello bastaba solo con el consentimiento de estos.

Aquello fue de nuevo como un jarrón de agua fría, precisamente

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59

cuando ya estaba superando las palabras que Iacco me había dicho, de

nuevo me perseguía la idea de que después de todo haya quizás yo haya

sido un hijo ilegitimo fruto de algún desliz y por aquello del honor de los

DiPasccola, la familia haya hecho un voto de silencio.

Aunque más preocupante fue lo que descubrí al releer la carta, me

hizo descartar lo de hijo ilegitimo, pues al parecer los expertos no

encontraron ningún rasgo común con los de ningún familiar ni de mi

padre, y aún peor, ni de mi madre. Lo que me llevó a pensar que tal vez

fuese hijo adoptado. Por un momento incluso pensé en romper la carta y

olvidarme de todo, pues esto me podría traer problemas, pero en el fondo

sabía que temía enfrentarme a una realidad y a una verdad muy distinta a

la que yo esperaba. Tampoco quería enfrentarme a toda la familia que con

tanto amor y desinterés me había cuidado en estos últimos años. ¿Habré

sido uno de esos niños abandonados o dados en adopción por padres que

no fueron capaces de darme las atenciones mínimas? Pero en ese supuesto

no cabe el hermetismo de todos, creo tener la suficiente madurez como

para considerar familia a los que me han criado y dado todo lo que tengo,

no soy ningún desagradecido, solo quería saber si esto era así o no. ¿Por

qué se me ha negado ese derecho de conocer mis antecedentes?

-No te fíes de esos estudios. -me decían tanto Roberto como Belina, esta

última me animó incluso a hacerme una prueba de ADN, ella tenía una

amiga que trabajaba en un laboratorio y podía hacerme la prueba a buen

precio, era además algo sencillo de hacer.

Por un lado, la idea de una prueba de ADN me parecía interesante,

así podía quedarme más tranquilo y olvidarme del tema, o tal vez no.

En cualquier caso, decidí que lo mejor en ese momento, sería hablar

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de nuevo con Iacco, debía sacarle toda la información que en su día

también me negó, él era el único que podía estar dispuesto a revelarme la

verdad sobre mi pasado. Así, de nuevo el tema de mis orígenes se había

convertido en una obsesión. Pensé que le debía llamar, y así lo hice, el me

invitó a ir a su casa en Santa Liberata mas al sur a unos 40 km de aquí.

Pero mientras hablábamos para la cita, noté que mi tía estaba cerca y

probablemente haya estado pendiente de la conversación.

-Hijo, ¿porqué tienes que juntarte con ese cizañero? Es el demonio en

persona. Solo te va a traer problemas. -Dijo ella, cuando colgué-.

-Con quien yo me asocie es cosa mía, además yo busco lo que los

demás me negáis. Solo quiero saber algo de mi pasado y nada más.

-¿Sigues insistiendo en ese asunto? No nos crees a nosotros y te vas a

fiar de lo que esa serpiente venenosa te va a decir.

En ese momento llegó mi tío e interrumpió la conversación. Yo no quería

seguir hablando del asunto, así que esa interrupción me vino bien. Aunque

tampoco le di importancia a que escuchara o no, con esta situación quizás

podría hacer presión y lograría que me contaran la verdad. Ella por otro

lado calló, quizás para evitar que mi tío, más razonable y tendente a ceder,

se fuera de la boca. La verdad, no entendía por qué esa oposición a que

hablara con Iacco y porqué evitaba hablar de mi pasado.

Investigué la manera de poder hacerme las pruebas de ADN, en el

laboratorio de la amiga de Belina, pedía demasiada documentación además

firmada por los afectados, por lo que desistí, no quería peleas ni

discusiones en mi casa. Así que pensé que en Internet hallaría algo mejor y

más fácil, y así fue, tras visitar diferentes paginas al respecto en seguida

encontré una que captó rápidamente mi interés, se hacían llamar : “Vidas

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Perdidas”. En un apartado indicaba sus razones de ser : Buscamos sus

raíces, orígenes. Centro especializado en búsqueda de padres biológicos

para hijos adoptivos, ilegítimos, abandonados o perdidos. La pagina

estaba avalada por una sociedad llamada BVP, desconocía el significado

de dichas siglas, pero me pareció esperanzador, por lo menos un buen

punto de partida.

Después de rellenar un larguísimo cuestionario, tuve que explicar

también detalladamente las dudas razonables que tenía para desconfiar de

mi procedencia, haciendo mención sobre el estudio fisionómico que me

habían hecho en la web del Árbol de la Vida”, y cómo esto fue el

detonante para que empezara a dudar de mi identidad.. También me

indicaron lugares para poder hacer la prueba de ADN , o si quería mas

discreción podría hacerlo a través de un servicio especial que ellos daban,

previo pago, por supuesto. Por un momento pensé en la oferta de Belina,

pero prefería hacerlo con los de la BVP, pues el solo hecho de tener que ir

a una clínica y convencer a mis tíos para que aceptaran la prueba podía ser

tarea difícil. En esta asociación, podían hacerlo con solo enviarles

muestras de cabellos de familiares directos, a ser posible mis padres, tíos y

por supuesto míos. Sin decir nada a mis tíos, conseguí, gracias a que en

casa cada uno utiliza de manera sumamente celosa su propio cepillo o

peine y jamás lo compartimos, así obtuve algunos cabellos de mi tío, que

era hermano de mi padre, así compensaba hasta cierto grado la

imposibilidad de conseguir algo de mi fallecido padre; de mi tía, quien a su

vez era prima de mi madre y curiosamente aunque de hacía varios años,

envíe un mechón de pelo de mi madre que celosamente guardaba como

recuerdo, entre tarjetas y fotos que tenía en una caja de mi armario, era

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todo lo que quedaba de ella, aparte de mis recuerdos, pero en aquel

momento me vino muy bien.

También en aquella pagina daban algunos consejos sencillos para

poder hacer una investigación particular, a que organismos debía ir y

solicitar información sobre adopciones legales o aceptadas en la región

donde vivía, y una serie de pautas a seguir.

Mientras esperaba el resultado del ADN, hice tal como me

aconsejaron en la página de “Vidas perdidas”. Lo cual significó sacrificar

todos los días libres para usos personales que me quedaban, si quería más

tiempo libre tendría que decir adiós a las vacaciones y cualquier viaje que

quisiera hacer en este año, eso no me lo perdonarían mis amigos, ya que

teníamos casi preparado el viaje en Noviembre. Necesitaba obtener más

días pues el ir a los diferentes organismos, oficinas de censo, y otros,

requería muchas citas en diferentes lugares de la provincia de Grosseto,

pero tampoco quería sacrificar mi viaje a España, utilizando mis

vacaciones para estos menesteres, no, mi viaje era sagrado y nada iba a

trastocarlo, pensé. En mi empresa, incluso si se trataba de alguna falta, sea

por vistas al médico, por enfermedad u otros asuntos personales, debía ser

llegada por el interesado o por algún familiar, un justificante firmado en el

mismo día. En mi caso, puesto que no podía contar con mi familia sin

darles una explicación y esta no cabía darla, me era imposible. Entonces

vino la inestimable ayuda de mi querida y aún solo amiga, Belina, el plan

era que ella guardaba varios documentos en blanco firmados por mí para

ser rellenados y entregados cuando fuere necesarios, como notas que yo

entregaba para justificar mi ausencia.

Parece que su interés por mi iba siendo notable, o esa era mi

Page 63: El Valle de Las Vidas Perdidas

63

percepción, en cualquier caso yo tenía planeado una vez se aclarara todos

estos asuntos en los que ahora volcaba todos mis esfuerzos y tiempo, poder

hacer claras mis intenciones hacia ella, viendo que parecía que ente los dos

se estaba desarrollando un feeling, que iba más allá de una simple amistad.

En mi caso los sentimientos hacia ella los tenía claros, a menudo soñaba

con ella, guardaba fotos suyas, en algunos casos tomadas desde lejos, sin

que ella se percatara, eso lo solía hacer en las fiestas que la empresa de vez

en cuando organizaba para los empleados, en esas ocasiones ella estaba

esplendorosa. Así que simulando hacer fotos genéricas, centraba el zoom

en ella y la inmortalizaba, después guardaba todas la fotos en un archivo

privado, Belina se había convertido en mi otra obsesión.

El asunto es que los resultados de todas mis pesquisas no fueron muy

fructíferas, por lo menos como yo esperaba. Todo lo relacionado conmigo

parecía estar en regla, tenia documentos de nacimiento, no constaba en

ningún sitio, ninguna petición o aceptación de adopción aplicada a la

familia DiPasccola entre los años 1978 a 1985, hasta en el hospital

constaba los datos de mi nacimiento, la entrada y salida de mi madre al

centro y mi nombre siempre ha sido al parecer el mismo. Constaba

también por las fechas cuando yo debía tener entre 2 a 5 años que mi

familia vivía en Spergolaia, en una casa situada cerca de las márgenes del

Río Ombrone, hasta la llegada de la inundación. Todo parecía encajar con

la realidad que hasta ahora había aceptado y me habían contado.

Así que legalmente y según los datos oficiales no había pruebas para

pensar en que fuese un hijo adoptado. Aquello me tranquilizó en gran

manera, quizás después de todo, el famoso estudio fisionómico, no servía

para detectar familiaridades. Pensé que había gastado el tiempo y el dinero

Page 64: El Valle de Las Vidas Perdidas

64

en nada, por aquello de la prueba de ADN, que sin haber llegado el

resultado había tenido que pagar por adelantado. De nuevo me sentí

timado cuando me di cuenta que la pagina del Árbol de la vida, tenía links

con la de “vidas Perdidas”. Por eso no me fue difícil encontrarla, ahora

seguro que me dirían algo para que invirtiera más dinero. Así que pensé

que sea cual fuese el resultado de las supuestas pruebas de ADN, iba a

ignorarlas y olvidarme del tema. Después de todo concluí que así era

mejor, me olvidaría definitivamente del asunto una vez que quedara

confirmado que biológicamente soy un DiPasccola, entonces solo me

centraría en mi relación con Belina y poner las cosas claras ante nosotros.

Por supuesto no olvidé la cita con el tío Iacco, pero esta vez ya no

solo para que me aclarara nada sino para que entrara en razones y dejara

sus rencores y su odio a la familia y nos dejara vivir la vida tranquilos.

Resultó extraño que no contestara a mis numerosos mensajes y no me

llamara para confirmar que estaría en su casa para el último fin de semana

de Octubre. Parece mentira que ya habían pasado casi cinco meses desde

que mi vida giraba en torno al tema de mis raíces y aquel “"déjà vu"”

francés. Aunque él no contestara la llamada para confirmar decidí ir y con

la información que ya disponía por un lado poner claro ante el que no iba a

conseguir nada sembrando dudas en mi familia. Quizás en el fondo mi tía

Betonna tuviese razón y el solo tenía intención de crear división entre

nosotros, siendo como somos una familia muy unida. Tal vez no perdonase

que nadie le haya dado la razón en relación al fracaso de su matrimonio y

haya perdido la custodia de sus hijos, en cualquier caso arriesgué y decidí

acudir a su casa.

El caso es que una vez llegado a Santa Liberata, esa pequeña

Page 65: El Valle de Las Vidas Perdidas

65

localidad del suroeste de la Toscana, situada cerca del puerto Santo

Stefano, en un cabo al que yo llamo un grano en la pantorrilla de Italia,

hacía un calor inusual para esas fechas otoñales, por ello que me dije que

después de hablar con Iacco, aprovecharía para hacer una visita al puerto.

Una vez en el pueblo, llegué a un pequeño edificio de apartamentos donde

vivía Iacco, ya había estado allí en otras ocasiones la última aquella en la

que me enseño todas sus novedades tecnológicas. Me resultó muy extraño

que la puerta estuviese llena de polvo, como si llevase meses sin haber

nadie. Pregunté a los vecinos y decían no haberle visto desde hace ya

algunas semanas. Tal vez le haya surgido un viaje, se que últimamente

según me había contado lo hacía a menudo para asistir a ferias del sector

en el que trabajaba, de hecho nos citamos tres semanas después por

asuntos de viajes que debía realizar.

El caso es que tampoco me había avisado de su ausencia. ¡Que viaje

tan infructífero! -pensé-. Pero eso no significó que dejara pasar la

oportunidad de visitar el hermoso Porto Santo Stefano y disfrutara de sus

vistas y sobre todo de su puesta del sol, hacía años estuve con mis tíos

comiendo en un reconfortante restaurante en el malecón. Ahora me

encontraba allí rememorando aquellos buenos tiempos con mis queridos

tíos, pensando en cómo una pequeña experiencia podía cambiar mi vida de

esta manera, tantos años después.

De regreso, pasé de nuevo por casa de Iacco, con el mismo resultado,

concluyendo que este probablemente estuviese de viaje y olvidara nuestra

cita, pensé que quizás eso demostraba que tampoco era tan importante lo

que en aquella ocasión trató de decirme sin acabar de contarlo todo. O

quizás es que no me lo quería decir, en cualquier caso, ya no era tan

Page 66: El Valle de Las Vidas Perdidas

66

necesario lo que lo hiciera, por lo menos con la información de la que

hasta ese momento yo disponía.

Page 67: El Valle de Las Vidas Perdidas

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BELINA

Quise demostrar mi agradecimiento a Belina por la gran ayuda que

en todo este asunto me había brindado desinteresadamente. Al salir,

compré una cadena en una joyería cerca de mi casa, y aunque la vendedora

me sugirió un anillo a juego, pensé que sería demasiado directo si le

obsequiaba un anillo, y si todo fallaba ¿qué?. No, pensé, el anillo lo

dejaría cuando tuviese las cosas totalmente claras y el camino despejado.

La observaba últimamente hablando mucho con el contable, que venía

todos los miércoles, para ajustar las cuentas. Incluso salía con él a tomar

café, lo cual me inquietaba, había demasiado cleuasmo entre ellos.

Pero fue eso precisamente lo que me dio la idea, invitarla a cenar, eso

sería una buena manera de mostrar mi agradecimiento, darle el regalo y

demostrarle claramente mis sentimientos hacia ella. Así que estuve varios

días, haciendo intentos para que coincidiéramos solos en la cafetería de la

empresa, pero siempre había alguien por medio, a veces Roberto, otras

Tania, otras lo dos, cuando no, el pegajoso contable, que si no fuera por lo

amanerado de sus gestos y afeminado de su habla, pensaría que estaba

intentando algo con ella. Por fin un día, cuando tuve de nuevo la

oportunidad de acompañarla a casa después de varias semanas en las que

no pude, ya que tuve la obligación de quedarme a trabajar hasta más tarde

por causa de varios prototipos y la preparación de una feria de muestras

Page 68: El Valle de Las Vidas Perdidas

68

del sector, pude aprovechar la oportunidad, en el último momento cuando

nos habíamos despedido, me volví bruscamente y de forma errática y

tropezada, le mencioné lo de la invitación a cenar.

-Haber si quedamos a, a comer, o bueno, a cenar un día de estos..

Me costó sudores hacer esto, varios ensayos en casa y en los lavabos

de la oficina, era algo que jamás había hecho con ninguna mujer en mi

vida. Por un momento pensé que quizás me haya precipitado en esa

invitación, pero quería aprovechar el buen momento de nuestra relación,

de paso, quizás adelantaba el momento de declarar mis sentimientos hacia

ella, yo ya no era ningún niño, ni adolescente para andarme con rodeos, si

ella no aceptaba mi propuesta, nada iba a impedir que continuara con su

agradable amistad, ¿o sí?.

Su respuesta fue :

-Bueno pues dime cuando, ah, y yo preferiría a cenar -me dijo,

mientras se alejaba, y yo me quedé sin palabras, mientras, ella se adentraba

al pasillo que da a su oficina, se detuvo, se encogió de hombros e hizo

señas con sus brazos, diciendo: -Pon tu la fecha y luego me dices, vale?

-Si, si, vale, mañana te lo diré...

La verdad es que no me esperaba que me lo pusiese tan fácil, por

ello, no tuve una reacción rápida como cabía de esperar. Esa noche no

hice más que pensar en lo que sería esa cena, lo que vendría después, como

darle el regalo, la proposición, en fin apenas pude conciliar el sueño.

Por torpeza mía, no pude evitar que lo que iba ser una romántica

velada, Belina y yo a solas, se convirtiera en una reunión de amigos. Por

torpeza, al día siguiente abordé a Belina y le mencioné el Miércoles por la

noche, sin caer en la cuenta que aquella noche coincidía, con una reunión

Page 69: El Valle de Las Vidas Perdidas

69

que teníamos Roberto y yo con Renato y Giovanni, para preparar nuestro

viaje a España, así que no tuve más remedio que explicarles a estos la

razón por la que no iba a ir, Renato y Giovanni, lo entendieron, incluso me

desearon suerte. Pero no así Roberto, quien pese a sus buenas capacidades

tecnológicas, tenía menos perspicacia que un caracol en una acera, se

quiso unir a nosotros, yo traté de insinuarle que en esta ocasión no era

apropiado, pero no captando la indirecta, muy entusiasmado me dijo que él

conocía el lugar y se iba a encargar de reservar la mejor mesa para los

cuatro. Si, los cuatro, pues no tardó ni cinco minutos en llamar a su nueva

chica, que era nada más y nada menos que Tania, la compañera de oficina

de Belina. Esta al parecer tampoco tenía el tacto y el cerebro suficiente

para darse cuenta que no queríamos compañía, y al día siguiente sacó el

tema y le informó a Belina que estarían en la cena, claro, por lo menos

Belina me consultó.

-¿Que me dices? ¿Pueden venir Tania y Roberto a la cena? o... ¿Es

algo entre tú y yo?, -preguntó con un tono sugerente en su voz y su rostro

reflejando el deseo de que mi respuesta fuese lo que ella y yo queríamos.

La respuesta sería fácil para cualquier mortal que tuviera las ideas

claras, tenía la situación ofrecida en bandeja, por lo que un sencillo no,

hubiese dejado todo despejado y listo para mis planes. Pero en ese

momento vi acercarse a un alegre Roberto, y no sabía cómo decirle que no.

En cualquier caso, ya lo había invitado contra mi voluntad y sin que Belina

supiera nada.

-Bueno, no sé, si quieren venir, así por lo menos nos hacen

compañía, no te parece? -mientras mi boca soltaba esa desatinada idea,

dentro de mí, me auto insultaba con toda clase de improperios, mientras

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Belina arrugaba la frente y apretaba sus labios, asentaba mis palabras, con

poco convencimiento-

Después con expresión de extrañeza y encogiéndose de hombros,

como no entendiendo nada, hizo intento para irse, no sin antes insistirme,

-Luigi, que a mí me da igual, le digo ahora mismo a Tania que no y

no pasa nada, eh.

Mas no pude aprovechar esa segunda oportunidad, que pocas veces

se nos presentan en la vida, era la ocasión para rectificarme, quizás con un:

“tienes razón mejor solos tu y yo”, pues en ese momento llegó Roberto, e

interrumpió de la manera menos oportuna.

-Todo arreglado chico -dirigiendo la voz hacia mí, mientras Belina

quien todavía estaba cerca observaba con atención-, he reservado la mejor

mesa del Marterolo, justo la que da al ventanal, tiene unas vistas únicas.

¿A qué hora nos vemos entonces?

-Ah ... ¿Tu lo sabías? -dijo Belina, con expresión entre sorprendida y

decepcionada

-Tierra trágame, pensé en ese momento,

-Claro, si vamos Tania y yo, ya lo veréis que bien lo vamos a pasar,

después os llevaremos a un sitio de baile guapo.

-Bueno, vale, una comida de amigos, bueno chicos, me voy que

tengo mucho trabajo, nos veremos después. -se despidió Belina, sin

esperar mi explicación, claro que tampoco podía explicar mucho, el

desatino ya estaba hecho.

Llegó el día y los cuatro nos vimos en la puerta del restaurante, yo

corrí, con la idea de llegar antes y si Belina, que también era puntual

llegaba, darle alguna explicación sobre el asunto, pero llegó junto con

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Tania y Roberto, riendo de las gracias de este, quien iba a ser el bufón de

la noche.

Era difícil para mi entender cómo era posible que Roberto tuviese a

Tania, siendo esta una chica tan fina y de gustos más bien pijos. No sé

cuanto iban a durar estos dos, sobre todo por las rarezas y excentricidades

de mi amigo, es posible que se asustara al entrar en su casa al descubrir la

gigantesca armadura que presidía su habitación, junto con sus paredes

llenas de escudos y su afición por coleccionar esqueletos o cabezas

humanas, conseguidas de forma fraudulenta, que dice pertenecer a

antiguos caballeros. Por lo que sé, la última chica con la que salió, le

abandonó asustada por sus rarezas. En mi caso, con mi pretendida Belina,

creo que no tendré los mismos problemas, ella acepta mis hobbies, es más,

le parecen interesantes. El caso es que al venir estos, la cita se convirtió en

una reunión de amigos, lógicamente no tuvo la intimidad necesaria para

poder hablar con ella y decirle lo que pretendía decirle, eso sí, por lo

menos no noté en ella ninguna incomodidad, ni molestia por compartir

cena con la otra pareja. Gracias a que Tania, se sintió indispuesta al

finalizar y Roberto tuvo que acompañara al ambulatorio más próximo,

Belina y yo nos quedamos solos, y no sé, pero me dio la impresión,

cuando al final la acompañe a su casa que ella esperaba algo de mí.

Pensé en ser franco con ella y declarar a ella mis intenciones,

mientras la acompañaba a su casa, era por otro lado lo más lógico, pensé.

Pero mis temores pudieron con mi deseo de declararle mi amor, me limité

a hablar de cómo iba toda la investigación de mis asuntos, asuntos de

familia y del trabajo y otras cosas sin importancia. Pero cuando todo

parecía que se iba a quedar en eso, se me presentó una oportunidad única y

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magnifica para lanzarme,

-Y ¿Que piensas hacer con tu vida cuando todo esto se aclare? -

preguntó ella, con una sonrisa persuasiva, y sus ojos clavados en los míos-

Siendo como ella es, clásica para estas cosas esperaba de mi que tomara la

iniciativa, y tratando de ayudarme, me dijo aquello, tal vez esperando que

yo dijera algo que hiciera que nuestros corazones se fundieran y como en

las películas, termináramos con un beso apasionado. Desde luego, no

podía negar que fácil me lo estaba poniendo.

Pero eso solo ocurre en las películas, la realidad, por lo menos la mía,

es que mi pudor, mi inexperiencia con las chicas, reconozco que jamás he

salido formalmente con ninguna, y mi timidez, se juntaron para estropear

el momento con simple :

-No lo sé.

-¿Solo eso? -preguntó sorprendida de mi simple y pueril respuesta-

¡Puede ocurrir algo que puede cambiar tu vida por completo y no sabes

que vas a hacer!

-Es que no me lo he planteado, -fue mi respuesta que lejos de mejorar

mis perspectivas, vino a estropear aún más la visión que tenía ella de mi-

-Ah, que no te lo has planteado, ya. -dijo mientras agachaba la

mirada y asentía, como en tono de decepción-

Entonces se hizo un silencio que hasta los pájaros parece que dejaron de

cantar y los coches dejaron de pitar en las calles. El mundo se detuvo,

sentía que toda la gente a mi alrededor me miraban, esperando mi

reacción.

-Si, la verdad es que tengo que pensar en que voy a hacer. -llegué a

decir, para quizás estropear aún más la hermosa velada-.

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-¡Pero pedazo de idiota! Si llevas años esperando este momento,

planeando tu vida con ella, pensando en cómo hacerla feliz, ¡Estás

desperdiciando la oportunidad de tu vida! - gritaba la voz de mi

conciencia-

Ella entonces con un rostro serio, tal vez indicando una gran decepción se

despidió, y con una sonrisa forzada y algo nerviosa dijo:

-Bueno, es tarde, debo irme, me voy, hasta mañana Lui.

Me quedé petrificado, no supe reaccionar. ¡Como podía ser posible que

dejara pasar la oportunidad de mi vida! Había ensayado días atrás la

manera de abordar la situación, como decírselo, pero tal como se presentó

la situación fue totalmente sorprendente para mi, y no supe reaccionar. Ni

siquiera le llegué a dar el regalo, que guardaba en el bolsillo, y que tanto

trabajo me había costado envolver. Aquel día tuve el presentimiento de

que difícilmente podría aprovechar una ocasión mejor, estaba seguro que

no olvidaría aquella noche en toda mi vida.

A la mañana siguiente quise arreglar el estropicio de la velada

anterior, planeaba hablar con ella y explicarle mis verdaderos planes de

futuro en los que deseaba incluirla a ella, pero no pudo ser, ese día se

ausentó al trabajo. Al parecer la cena del día anterior no le debió sentar

bien, tal como le pasó a Tania y enfermó.

Decidí llamarla por teléfono, y quizás esto, pensé, abrirá una nueva

oportunidad para decirle lo que siento por ella, pero contestó su madre, al

parecer ella estaba en cama indispuesta. No pudo ser, pero tal vez el que

ella vea interés por mi parte no apague lo que pueda haber en su corazón.

Page 74: El Valle de Las Vidas Perdidas

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LA TRAICIÓN

Lo que a continuación sucedió, significo un cambio en los

acontecimientos que de nuevo me alcanzaron por sorpresa. Al llegar a mi

casa encontré una carta de la BVP, la agencia que se encargaría de la

pruebas de ADN, por fin dejaría zanjado un asunto que tan intranquilo me

había hecho estar en estos últimos meses. Pero el resultado de las pruebas

fue sorprendente y contradictorio. De nuevo me sentí abatido, cuando

alcance a leer lo siguiente : “Sr. Luigi DiPasccola, por lo datos obtenidos

en el estudio del ADN comparando las diferentes muestras que envío de

sus familiares, con las suyas, todo nos indica que usted genéticamente no

tiene nada en común con la familia a la que dice pertenecer. Es posible

que en su día haya sido adoptado. Esto debería estar documentado en los

diferentes archivos legales o datos consignados en los estamentos

gubernamentales de su ciudad o provincia. Si no es el caso y si desea más

información, puede ponerse en contacto con nosotros y le ayudaremos a

buscar sus orígenes. Envíe respuesta urgente si desea seguir con la

investigación.”

Esta noticia me dejo sin aliento y sin respuesta lógica alguna. ¿Cómo

podía ser posible tener todos los papeles y certificados legales atestiguando

mi nacimiento, origen y confirmando mi pertenecía clara a la familia?

Familia, que por otro lado conocía siempre. Jamás, salvo la extraña

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75

experiencia en el Languedoc francés, he tenido otros recuerdos que no

sean en mi tierra, en Alberese, en la provincia de Grosseto, en mi querida

Toscana. No tengo recuerdos de otras personas que no sean las que

siempre me han rodeado de atención y amor familiar. Algo debía fallar o

esto es una siniestra broma.

Como no podía esperar mucho tiempo escribiendo y esperando

respuesta, el resultado de la prueba de ADN tardó casi dos meses. Y llevo

ya casi siete desde que estoy envuelto en este asunto, decidí presentarme

en la oficina directamente. El plan sería esperar al próximo fin de semana,

estábamos en Martes, lo que significaba menos de una semana de espera,

además podría viajar el domingo, dormir allí y amanecer el Lunes para

buscar la oficina desde temprano. De paso volví infructuosamente a

intentar contactar con Iacco, para explicarle mi descubrimiento, por si él

me podría ayudar a ver más luz en este asunto. Su teléfono ya ni siquiera

daba cabida para mas mensajes. Parece como si la tierra se lo hubiese

tragado.

Al siguiente día, ya repuesta Belina de su malestar, pude explicarle la

novedad sobre el asunto. Pese a que la notaba más seria y con pocas

palabras, se mostró dispuesta a colaborar con las notas informativas, que

acostumbrábamos a hacer, esta vez se supone que iba a actualizar mi

documento de conducir. Roberto, estaba dispuesto incluso a llevarme en su

coche a Roma, para que pudiera ir más relajado, además presume que él se

mueve en Roma como pez en el agua. En principio me pareció buena idea,

pero eso podría levantar sospechas en la empresa si faltasen dos

trabajadores del mismo turno y de la misma sección, así que le desanimé

de acompañarme, no quería que el tuviese problemas en el trabajo por mi

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culpa..

Bien, los días pasaron lentos y por mi parte, con sentimientos

encontrados. No veía oportuno hablar con Belina sobre lo nuestro, pero

tampoco quería dejar la situación así, desde la última conversación aquella

noche después de la cena, la notaba más seria y su rostro denotaba un halo

de tristeza, quizás decepción, incluso cierto resentimiento. Me convencí a

mi mismo que debía esperar a un momento más oportuno, quizás una vez

que toda la investigación se pusiera en marcha, así cuando volviera de

Roma iba a ser mi momento. Aunque por otro lado pensaba que seguir

posponiendo ese momento iba en mi contra.

Algo extraño que estaba notando últimamente o por lo menos a mi

me parecía, era que me sentía vigilado, en por lo menos dos ocasiones veía

a alguien que seguía mis pasos y cuando yo me detenía, este lo hacía. No

sé, quizás sean imaginaciones mías, pero para evitar situaciones que

hicieran peligrar mi integridad física, empecé a cambiar de rutas para ir al

trabajo.

Por fin llegó el Domingo, ese día decidí organizar toda la

documentación que tenía disponible para llevarla a la oficina de la BVP

día siguiente, estaba casi todo, pero me percaté que faltaba la carta que

había recibido días atrás informando del resultado de las pruebas del ADN.

Busqué por todas partes, en todas mis chaquetas y bolsillos, cajones y

hasta debajo de la cama, sin resultados, está claro que alguien la había

sustraído. Mis tíos en apariencia actuaban conmigo con toda la

normalidad, no parecía que ellos hubiesen descubierto aquel documento,

de lo contrario estoy seguro eso hubiera suscitado una gran disputa en el

caso de mi tío, sobre todo por el hecho de usar material genético sin su

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consentimiento. Decidí preguntar a mi tía por si alguien había entrado en

mi habitación en los últimos días, o si ella lo había limpiado. Su respuesta

negativa, no me sorprendió, era lo que lamentablemente esperaba.

Pero eso no iba ser impedimento para que yo fuera a Roma y poder

aclarar todo este asunto, estaba dispuesto a llegar hasta el final, con

independencia de los tropiezos que me pusiesen. Al no tener acceso a la

carta, decidí actuar lo mas astutamente posible, no pude tomar nota del

teléfono indicado allí y tampoco lo había memorizado, no se me da muy

bien recordar números de teléfono. Pero si recordé la dirección, Vía

Bufalotta. Solo era cuestión de buscar, esperando tener la suerte de

encontrarme con una calle corta.

Una vez en Roma, no fue difícil dar con la Vía Bufalotta, pero me

llevó casi dos horas encontrar entre los muchos edificios de la larga calle

el lugar donde se encontraba la oficina de la BVP, que no debía ser muy

llamativa. Cuando por fin di con el lugar, una pequeña oficina en un

céntrico edificio cerca de una clínica médica. Me recibió un funcionario

muy amable, llamado Martino Caperalli. Al parecer Caperalli era el

director de la agencia y uno de sus fundadores. El otro al parecer era un tal

Mescanelli, que no se encontraba allí.

El propósito de la asociación BVP, siglas que todavía desconocía,

según me explicó Caperalli, era en un principio ayudar a padres a buscar a

hijos desaparecidos. El mismo Caperalli según me contó, había perdido a

su hija pequeña 15 años atrás. -Si vive cumplirá los 17 el próximo mes. -

me llegó a decir, esperanzado aún de poder encontrarla-.

También en otro despacho contiguo, estaba Antonella, quien desde hacía

diez buscaba a su hijo, perdido en un parque cuando vivían en un pueblo

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pequeño en Milán. Mescanelli, encontró a su hijo muerto después de una

intensa búsqueda de tres años, al parecer había muerto tratando de escapar

de sus captores, el niño contaba con tan solo cinco años. Por ello ahora

dedicaban su vida a ayudar a otros en la búsqueda de esos seres queridos

que un día misteriosamente los hicieron desaparecer seres desaprensivos.

Dada la dificultad para poder iniciar las búsquedas con los escasos

datos aportados por los padres, decidieron actuar a la inversa, utilizaban la

pagina web “El Árbol de su vida” y la propia de “Vidas perdidas”, para

que personas que tuviesen dudas sobre sus orígenes, se acercaran y a partir

de allí, con ayuda de la inmensa base de datos que disponían podían

averiguar fácilmente si se corresponde con alguien buscado por sus

progenitores.

Yo no me sentía muy identificado con las situaciones descritas por

estos, ni por sus traumáticas experiencias, además en este caso no se

trataba de un padre buscando a su hijo perdido si no en todo caso de lo

contrario. Pero simplemente pensaba que en mi caso se trataba de alguna

adopción de la que no había sido informado, tal vez porque mis orígenes

no fueran algo de lo que me pudiera orgullecer.

Sin embargo al parecer no se había avanzado mucho en mi caso, de

hecho el asunto se había archivado. Alguien se me había adelantado y

había detenido el asunto. Pero...¿Cómo podía alguien detener la

investigación de algo que para mí se había convertido en asunto crucial.?

Era la pregunta que yo me hacía.

Caperalli me explicó que mi solicitud estaba paralizada

temporalmente, por propio deseo de mi parte. ¡No podía entender nada de

lo que estaba pasando! Al parecer, alguien había llamado en mi nombre

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para anular todo el proceso, explicando que no estaba interesado. Dado

que el aviso fue telefónico, ellos, según me informó Martino, habían

pedido a la persona con la que hablaron, (que supuestamente era yo), que

enviara un escrito firmado indicando que no deseaba que se siguiera la

investigación. Insistí en ver ese documento, pues me negaba a creer lo que

estaba sucediendo, no podía ser, yo jamás había ningún papel o escrito al

respecto. No hacía más que pensar quien podría haberse hecho pasar por

mí, debía ser la misma persona que extrajo el informe del ADN.

Gracias a mi persistencia, y por las muchas explicaciones y razones

que le di, el funcionario accedió y me sacó el papel, un documento

perfectamente redactado, en el que entre otras cosas, expresaba que no

deseaba que se siguiera con la investigación, dado que ya había resuelto el

asunto y había sido informado de todo ello, por medio de la oficina de

registros de mi localidad. Además de pedirles que bajo ningún concepto

hicieran accesible esta información a terceros. El escrito terminaba con un

atentamente, mi nombre.... ¡Y con mi firma autentica! Si, era la

verdadera, pues si hay algo difícil de imitar es mi elaborado garabato.

¿Como era eso posible? No creo tener doble personalidad, estaba seguro

que yo no había llamado y aún menos escrito para detener la investigación

cuando era todo lo que deseaba hacer. ¡Había pospuesto una relación con

la mujer que amaba solo por esto!

Al pensar en Belina recordé lo de los documentos en blanco firmados

por mí que ella guardaba. Pero no podía ser ella la autora de esta astuta

treta para detener mi búsqueda. Me costó convencer al funcionario de la

BVP, de que se trataba de documentación falsificada. Todo, después de

explicarle lo del robo de las pruebas de ADN, de la misteriosa

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desaparición de Iacco, la sensación de sentirme vigilado y lo de los

documentos en blanco.

Ahora debía redactar otro documento firmado de mi puño y letra para

reactivar la investigación.

Caperalli me dio instrucciones y después de hacer unas cuantas

llamadas, me indicó que ellos se pondrían en contacto conmigo y me

advirtió de no informar nada a nadie, ni familiares cercanos, ni amigos,

novia, ni compañeros de trabajo. Lo de novia estaba claro que sería difícil,

si ni siquiera era capaz de tenerla.

Con todas estas condiciones me sería imposible poder llevar una vida

normal, era una carga difícil de llevar para mí, pero me propuse mantener

silencio. No obstante, al regresar a mi ciudad con mis amigos y sobre todo

con Belina, a la que ahora me tocaba pedirle explicaciones para esclarecer

algunas cosas, me di cuenta de lo difícil que iba a ser todo esto para mi,

alguien poco acostumbrado a desconfiar de la gente, que ahora tendría que

convertirme en alguien totalmente suspicaz y receloso de los más cercanos

a mí.

Al llegar a casa, tuve el primer asalto, el interrogatorio de mis tíos.

Yo les expliqué que había ido con unos amigos a ver un museo nuevo,

aquello fue una pobre excusa, pues al parecer Giovanni y Renato habían

llamado insistentemente preguntando por mí, para reanudar la cita anulada

por la cena con Belina, y no sabían nada de mi últimamente, ni por

supuesto de mi viaje a Roma. Por ello, mis tíos sospechaban que en

realidad había ido a visitar a Iacco, y preferí que aceptaran eso como la

realidad, antes de mencionarles el verdadero motivo y lugar de mi viaje.

Después en el trabajo también se complicaban las cosas, Roberto me

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dijo que alguien de la dirección de la empresa, no hacía más que preguntar

sobre mí, sobre mis ausencias, viajes y movimientos. Y más preocupante

aún, también según Roberto, era posible que alguien de aquí estuviese

informando de todo, pues le preguntaron por cosas que solo él y Belina,

supuestamente sabían. El, al ser quien me informaba de estos pormenores,

se excluía lógicamente, toda sospecha de filtración venia de otra parte. De

hecho me dijo algo que aumentaría las sospechas sobre quien debía ser el

traidor o traidora en este caso, al parecer esos interrogatorios los hacía

siempre que salía de la secretaría. ¡Donde trabajaba Belina!

-Te están vigilando Lui, precisamente el Lunes, sabían que habías ido

a Roma.

-me dijo en tono preocupado Roberto-.

-¿Quien te informó sobre eso? --le pregunté-, no entendiendo porqué,

ni quienes podían estar tan interesados en mi vida privada, no siendo yo

ningún famoso, ni asiduo a la prensa rosa.

-Eran algunos de los directivos, el señor Paccini, Otto Mambrissi y

otro hombre al que no conozco. Pero lo peor es que no viene de ellos esa

información, Lui.

-Pero lo del viaje lo sabían también algunos familiares míos,

sospecho que alguien de mi familia está detrás de todo esto.

-Ya saben lo de tus pruebas de ADN y de muchas cosas que muy

pocos conocemos, ni siquiera tu familia..

-No estarás insinuando que ....

-Luigi, abre los ojos, solo ella, (aludiendo a Belina), en esa oficina

sabe lo de tu viaje a Roma, lo de tus pruebas y el resultado de esta. ¿Quién

va a ser, sino ella?

Page 82: El Valle de Las Vidas Perdidas

82

-Tu que les respondiste.

-¡Que les voy a decir! Que tu conmigo solo hablas de libros, de

historia y de coleccionismo.

-Gracias amigo, no sabes lo difícil que es para mí todo esto y encima

el que me estén poniendo trabas desde la familia.

-No te preocupes Lui, yo estoy contigo para cualquier cosa, cuenta

conmigo. Pero es mejor que no nos vean hablando mucho, para que no me

sigan intentando sacar información.

Todo esto por un lado, me hacía confiar en que se pueden tener

amigos aún en estas circunstancias y me sentí más cómodo al poder

explicarle la situación actual y el hecho de confirmar que efectivamente

alguien de aquí me estaba traicionando, por el asunto de la carta enviada al

BVP con mi supuesta solicitud de renuncia a la investigación.

Pero estaba dispuesto a llegar hasta el fondo, de repente perdí el

miedo, debía aclarar quién y con qué interés me vigilaban, quien se había

encargado de detener la investigación del BVP. Belina parece que

intentaba esquivarme y o salía antes o después que yo, el caso es que

durante varios días no pude acompañarla a casa como de costumbre.

En una de esas ocasiones, cuando salí de mi jornada, iba mirando de

reojo de un lado a otro, simulando que leía, fue entonces cuando pude ver

al que me vigilaba, aproveché doblar una esquina para esperarle y cogerle

cuando este doblase, pero me di cuenta que era muy listo, había cruzado la

calle para observarme desde el otro lado. Decidí entonces ir hacia él, así

que aligeré mis pasos esta vez en su dirección, le hice ver que había notado

su presencia y que iba a pedirle explicaciones. Dándose cuenta de ello,

huyó calle abajo y en cuestión de segundos le había perdido el rastro. Pero

Page 83: El Valle de Las Vidas Perdidas

83

si pude notar algunos aspectos físicos, era un hombre no muy alto, pelo

negro y con algo de entradas, las gafas oscuras me impidieron verle los

ojos, pero si su corta pero ancha nariz, en eso era yo experto. Aunque no

pude alcanzarle, se que le había dado una lección, ya sabía quién me

seguía y solo era cuestión de tiempo para que le cogiera.

Por otro lado no hacía más que pensar en el escrito con mi firma, al

principio pensaba que probablemente al igual que robaron de mi propia

casa y de mi habitación el informe del ADN, no iba a ser mas difícil si se

trataba de alguien de la dirección acceder a los documentos que guardara

Belina. Pero para ello, debía conocer su existencia. Esos papeles firmados

por mi solo los conocía ella, y recuerdo que me dijo que los escondía bien,

pues si la descubrían la echarían en el acto, sin embargo no la habían

echado del trabajo, salvo que la tuvieran amenazada y quizás por eso

colaboraba con ellos, me era difícil pensar que podría traicionarme por su

propia iniciativa, ni por dinero. Pero la conversación con Roberto y lo que

sucedió pocos días después me hicieron cambiar de opinión. Fue algo que

me haría sospechar por primera vez y muy a mi pesar de la persona que

mas apreciaba y quería.

Un par de días después de volver de Roma, al llegar al trabajo, Belina me

abordó con sigilo, como quien no quiere que nadie se diera cuenta y me

pidió que firmara otro de los papeles en blanco. Le indiqué que ya había

firmado varios a lo que ella me respondió que necesitaba uno más.

-Pero yo ya no tendré que necesitar más de eso, le dije.

-Si, pero el jefe está furioso, sabe que te ausentaste el Lunes y le

aseguré que me habías entregado el justificante firmado y ahora debo

hacer el documento, para entregarlo urgentemente.

Page 84: El Valle de Las Vidas Perdidas

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-¿No me dijiste antes de irme que tenías varios de esos papeles con

mi firma y a buen recaudo?

-Si, lo recuerdo y estaba segura de ello, pero es extraño, no los

encuentro, quizás el otro día que hice limpieza en la oficina, no sé, es

posible que los haya tirado accidentalmente. En cualquier caso, necesito

que me firmes otro si no quieres que los dos tengamos problemas..

-Rellena tu eso y luego lo firmo. Alcancé a decirle, justamente

cuando interrumpió el jefe con su llegada..

En el momento de entrar el jefe, el rostro de Belina se tornó pálido,

su semblante asustadizo y sus movimientos erráticos. A él sin embargo se

le notaba cordial, me saludó como si nada y me pregunto sobre la

producción del nuevo dispositivo de control de acceso que pretendían

introducir en América.

Respondí, disimulando mi sorpresa por tanta amabilidad y afabilidad

de su parte, que muy bien, que ya casi estaba preparada toda la remesa

para su exportación. Luego hizo unas preguntas a Belina sobre asuntos de

empresa y se marcho, no sin saludarme de nuevo y desearme buena

jornada. No parecía desde luego una persona de malhumor, todo lo

contrario, otras veces lo he notado más seco. Fue entonces cuando pensé

que lo mejor sería irme inmediatamente sin mediar mas palabras con ella.

Mis sentimientos confusos y contradictorios no me dejaban ordenar los

pensamientos y antes de decir cosas de las que arrepentirme, prefería

callar.

-Te espero después en la salida. Tengo que contarte algo. Eso dijo

ella mientras yo me alejaba sin siquiera despedirme.

Su tono me sonó en ese momento sospechoso, no le notaba la

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85

serenidad típica de su voz y por otro lado su extraña actitud ante el jefe,

me pareció pobre la argumentación sobre la perdida de los papeles

firmados. Todo eso me hizo reaccionar negativamente contra ella, todos

los buenos pensamientos que tenía a su favor de pronto se esfumaron.

Como si se me abrieran los ojos y entonces viera a otra mujer, no a la

amiga confiable, a la mujer con la que quisiera compartir todas mis ideas,

pensamientos, frustraciones y alegrías. Ahora empezaba a verla, como

quien no sé porqué oscuros intereses, era capaz de fríamente colaborar con

los que ponían tropiezos en la búsqueda de mi verdadera identidad. Todo

el futuro que había planeado y del cual quería pronto hacerla participe,

todas mis metas y mis expectativas basadas en compartir con ella mi vida,

ahora todo eso se empezaba a desmoronar, sin tan siquiera haber

empezado.

Por otro lado, tampoco entendía quien de mi empresa tenía interés en

meterse en mi vida y dificultar el camino que llevo, hasta el grado de

utilizar a la persona de más confianza y aprecio que tenía para colocar

obstáculos en la búsqueda de mi verdad..

Pensé entonces en el tío Julietto, el era accionista y copropietario de

mi empresa, era el único que podía estar interesado en este asunto. Aunque

apenas hacía acto de presencia por aquí, a veces en las reuniones de los

socios enviaba a su esposa. Tampoco entendía el porqué no me

preguntaban o interrogaban a mi directamente. Constantemente empecé a

recordar las palabras de tía Bettona, “no te opongas al que te da de comer”.

¿En qué sentido me estaba oponiendo? Quizás el sepa más de lo que yo

podría imaginar de mi pasado. En este caso, yo ahora estaba dispuesto a

todo, no me importaba si tenía que perder mi empleo, o abandonarlo todo,

Page 86: El Valle de Las Vidas Perdidas

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de todas formas, a Belina ya la daba casi por perdida. Nada me importaba

en esos momentos.

Ese día, una vez terminada la jornada, salí todo lo rápido que mis

pies me permitían andar, pero algo me hizo detener, a lo lejos puede

observar que ella me esperaba, notaba que veía constantemente hacia

dentro y constaba su reloj de forma insistente. Sin que ella se diera cuenta,

pude observarla desde lejos como a modo de nostálgica vista de algo

deseado y no conseguido. Reconozco que ella seguía despertando en mi,

sensaciones y no podía dejar de contemplar su especial belleza, su hermosa

cabellera, las curvaturas de su cuerpo que su ajustada vestimenta dejaban

notar y su estilizado perfil. Si, todavía había en ella algo que me cautivaba

y atraía, sabía que iba a ser difícil olvidarla.

Realmente en mi interior se gestaba una lucha, mis sentimientos

hacia ella por un lado, pues no quería perderla de mi vida definitivamente,

y por otro lado la razón, esta me repetía que en estos momentos esa

relación no era lo más conveniente. Pero en mis pensamientos no hacía

más que revolotear la pregunta, ¿Porqué? Si, ¿Porqué esa dulce boca

habría de vender mis secretos a mis enemigos? ¿Porqué tenía que ser la

persona que llenaba mi corazón con solo mirarla a la que ahora tendría que

evitar para que no me traicionara?

No encontraba razones ni argumentos para que esto fuese posible.

Por un lado, pensé que debía volver y escuchar su versión de los hechos,

tal vez había algo que yo desconocía en todo este asunto. Ella misma había

mencionado que había algo importante que tenía que decirme. Estaba

dispuesto a darme la vuelta y volverme, si, en ese momento se que tanto

Belina como yo necesitábamos hablar y aclarar estas dudas. Pero no había

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dado apenas dos o tres pasos en dirección a ella, cuando me topé con

Roberto y este empezó a preguntar sobre la conversación con Belina y

todo lo sucedido.

Si tenía una pequeña posibilidad de hablar con ella y aclarar los

asuntos, Roberto la apagó, me dijo que había compañeras en la empresa

que son confidentes de los directivos, no hay un paso que demos que no lo

sepan ellos, sobre cualquier cosa, así que anda con cuidado me dijo, ella no

es de fiar, tenía pruebas que indicaban que era una de las que pasaba

información confidencial de los demás, incluyéndome a mí. En otras

circunstancias hubiera defendido a uñas y dientes la trasparencia y lealtad

de Belina, pero yo mismo guardaba serias dudas, no sé si bien fundadas o

no pero dudas que me angustiaban. Así que haciendo caso a mi amigo me

alejé de ella aún a mi pesar y con la conciencia intranquila y el corazón

dividido.

Después de la conversación con Roberto, empecé a pensar que sería

mejor ir directamente a los que de alguna manera estaban interesados en

mis pasos y saber de primera mano porqué podía interesarle a alguien mis

inquietudes. Probé con el tío Julietto, pero fue inútil, aparte de lo

inaccesible y difícil que era, casi tan difícil como solicitar audiencia con

un monarca o con el mismo papa. El caso es que después de varias visitas

a su casa, siempre era recibida por la amable mamma Gina, quien me

atendía, me invitaba a té y escuchaba todas mis inquietudes como nadie lo

hacía. Cuando le hice mención de mi experiencia en Francia, ella me contó

una historia bastante creíble de un conocido suyo que después de haber

visto una película en la que salían imágenes de cierto lugar, soñaba con ese

sitio pensaba que él había vivido allí antes, pero después por casualidad

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encontró en casa de su abuelo, un libro que al parecer de pequeño ojeaba,

donde venían imágenes de ese mismo lugar, y esa era la razón por la que la

mente le hacía pensar y soñar con aquel lugar como si fuera conocido.

Aquello me sonó bastante lógico, fue una de las explicaciones,

después de las de la revista que me dieron, más satisfactorias que había

escuchado. Pero al notar mi inquietud y dudas sobre mi origen, ella,

conocedora de todos los secretos de la familia, y mediadora en todos los

problemas, que se sabía las fechas de nacimiento, de todos y cada unos de

los sobrinos y nietos que tenía, me aseguró, como ella decía por lo mas

santo, que jamás había escuchado nada de ninguna adopción ni de ningún

hijo ilegitimo dentro de los DiPascola. Es más, me dijo que cuando yo

nací, dieron una gran fiesta y hasta me enseñó fotos de aquel

acontecimiento, ya que era el único hijo de Pietro, su hermano favorito.

Tuve la tentación de mencionarle lo de mis investigaciones y las pruebas

de ADN, pero recordé la promesa hecha al enviado de la BVP de no decir

nada a nadie de la familia y menos a nadie cercano a Julietto.

Aunque la conversación con Gina, en cierto modo me tranquilizó, no

aclaró el asunto del ADN, por ello, no lograba entender que es lo que no

encajaba en toda esta historia, como era posible que familiares de

confianza, mis tíos más cercanos, los documentos acreditados en todos los

estamentos oficiales demostraran lo contrario que las pruebas genéticas.

Una curiosa situación que me hizo pensar en lo que podía haber

pasado, fue el que vi una noticia en la que se mencionaba como una

gemela había sido separada de su hermana y cambiada por otra

accidentalmente en el hospital, con lo cual todo encajaría, quizás fui

cambiado de pequeño y ahora el verdadero DíPascola, pertenezca a otra

Page 89: El Valle de Las Vidas Perdidas

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familia, todos dicen la verdad, pero la realidad genética es otra. Pero si

esto es así, ¿Por qué tanto secretísimo por parte de la BVP? Y ¿Porqué

tiene alguien interés en que no investigue?

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RUPTURA

Pasaron varios días tratando de esquivar a Belina y evitarla,

sencillamente no sabía como reaccionaria yo mismo de confirmarse que

fuera ella la traidora, temía enfrentarme a esa realidad.

Pero la verdad, no era fácil evitar encontrarme con su presencia, pues

mientras una parte de mi quería rehuirla, siempre la otra la buscaba con la

mirada. Además, puesto que para acceder a mi puesto debía pasar cerca del

acceso a las oficinas, había un pasillo y una entrada a la derecha y otra a la

izquierda, la de la derecha era el acceso a nuestra sección dedicada a las

pruebas de control de calidad y de allí pasaba la mercancía a la sección de

manufactura que era la sala contigua a la nuestra. La puerta de la izquierda

conducía a un pasillo donde estaba en primer lugar, la oficina donde

trabajaba Belina, a solo dos metros y enfrente el despacho del jefe de

sección, cuya ventana daba a la sala de manufactura y control de calidad,

donde trabajábamos Roberto y yo, junto a otros 15 operarios. Así que de

vez en cuando a través del ventanal era posible verla entrar a la oficina del

jefe cuando este quería darle alguna orden importante. Desde allí se podía

observar como se realizaba el trabajo de nuestra sección y mantener el

control de todo., pero a la vez podíamos ver parte de la oficina del jefe y

con quien hablaba, el corazón me seguía latiendo más deprisa cuando ella

Page 91: El Valle de Las Vidas Perdidas

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se asomaba al ventanal viendo hacia nosotros.

Cierto día vi entrar a Belina en el despacho del jefe y parecía hablar

secretamente con alguien. Puesto que ese día había reunión de directivos

estaba claro que no era con el jefe con quien hablaba. Ella no hacía más

que mirar por la ventana mientras hablaba con la misteriosa persona, yo

veía de reojo, para que no sospechara que me había dado cuenta, pero noté

como parecía darle muchas explicaciones. Roberto, señalando hacia ella

me indicó por señas que estaba pasando información. Al poco tiempo dos

operarios que trabajaban en nuestra sección fueron despedidos. También

era curioso que desde que yo no hablaba con ella, ahora me veía más

vigilado, ya no me parecía uno el que me seguía sino dos personas . Estaba

cada vez más convencido que de alguna manera todas estas cosas

guardaban relación.

Así transcurrieron varios días, mi investigación estaba casi detenida,

ya me había cansado de buscar en vano asuntos relacionados con

adopciones en Francia, en Italia, incluso en Suiza, tampoco tenía noticias

de los de la agencia. Por otro lado yo me lo había tomado con calma, no

tenía prisa por adelantar acontecimientos, simplemente trataba de llevar

una vida normal, no salía ni los fines de semana, para aburrir de alguna

manera a mis vigilantes.

Mientras, trataba de no encontrarme frente a frente con Belina,

quizás el tiempo haría olvidarla o perdonarla, en cualquier caso me auto

convencí que debía dejar pasar el tiempo. Todo parecía tranquilo y bajo

control, hasta que en uno de esos días al llegar al trabajo y pasar cerca de

la puerta que conducía a la oficina de Belina, ella estaba allí, me esperaba

con una sonrisa de la que hacía tiempo no disfrutaba de ver, aunque en ese

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momento no me pareció oportuna. Ella me abordó, y con voz dulce y

sugestiva, como pretendiendo seducirme, o por lo menos así lo interpreté

yo :

-Hola Lui ¿Podemos hablar?

-No, tengo mucha prisa, tengo mucho trabajo atrasado. -Respondí

con una excusa poco sostenible-

Por otro lado ella, pocas veces usaba ese diminutivo para hablar conmigo,

recuerdo que siempre me gustaba que lo usara, solo los más íntimos

amigos míos lo hacían y para mí el que lo hiciera significaba mucho. Mi

respuesta, un tanto cortante, hizo que su sonrisa desapareciera tan rápido

como una huella borrada por el mar.

-¿Que pasa contigo Luigi? ¿Te he hecho yo algo para que me evites

de ese modo? -preguntó tomándome del brazo, como queriendo ganar mi

confianza-.

-Tu lo sabes muy bien. De hecho, creo que sabes demasiado -

contesté de forma brusca-

Si, quizás mi respuesta fue demasiado seca, pero no porque abrigara odio o

rencor, realmente estaba confuso y quería de alguna manera demostrarle

que si era ella la que se había ido de la lengua, yo ya me había dado

cuenta. Y por otro lado mi corazón palpitaba aceleradamente y suspiraba

internamente al oír otra vez su voz, realmente deseaba que me respondiera

claramente y demostrara que era inocente. Ella solo respondió preguntando

de nuevo, pero con el semblante un tanto decaído y triste y a la vez

sorprendida:

-¿Saber bien el que? No te entiendo, parece que estuvieras hablando

en clave. ¿No confías en mi o que?

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Mientras, yo permanecía callado y ni siquiera me atrevía a mirarla a los

ojos, ella seguía, no sé si fingiendo o no, pero como si no entendiera

porqué de mi actitud :

-Tenía algo importante que decirte y no quieres hablar conmigo, no

te entiendo.

-¿Algo importante que decirme? ¿No sería que buscabas algo

importante que sacarme?

-¿Que dices? Habla claro Luigi. De verdad, no sé de qué me hablas.

-Deja las apariencias, que ya sé porqué tanto interés en que firmara

papeles en blanco, ya se lo de la falsa renuncia enviada a Roma con mi

firma. Ya sé por qué tanta vigilancia y porqué y como todo el mundo sabe

a dónde voy y de donde vengo. Ya sé porque sabían otros que guardaba

documentación importante y donde.

Al decir esto, su rostro pasó de esa tristeza a una expresión de sorpresa e

indignación y dijo:

-¿Intentas culparme de algo? ¡No me lo puedo creer, pensé que entre

nosotros...

-No sigas, no hace falta seguir con el teatro. Lo es todo de ti. Dime...

¿Cuánto te pagan por la traición? .

Dicho esto, la joven, no pudiendo reprimir el llanto, por las acusaciones y

difamaciones que salían de mi boca, concluyó con una declaración

contundente que me dejo sin palabras.

-¡Vete! No sabes lo injusto y cruel que estas siendo y lo equivocado

que estás conmigo. Desde luego, ¡no sabes nada de mí! Pero a partir de

ahora, te aseguro que vas a saber aún menos..... Y no te preocupes, que de

mi boca no ha salido nada. Ni saldrá nada que tenga que ver contigo. Para

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mí, desde ahora ya no existes. Firma este papel y vete por favor...

Me dio el documento rellenado por ella, en el que pude leer una

explicación de mi ausencia. Firmé tembloroso y tenso a la vez, sin poder

articular palabra alguna, cualquier cosa que dijera en ese momento podría

empeorar aún más las cosas. Ella puso el papel sobre la mesa y sin mediar

palabra, salió de la oficina, tratando de contener sus lagrimas se dirigió al

cuarto de baño, en ese momento llegaba Tania, preguntando que le ocurría,

la abrazó y consoló, dirigió la mirada hacia mí como preguntando que le

había hecho. En ese momento no sabía que hacer, ni decir, simplemente

hice el gesto de ignorar lo sucedido, pero en el fondo solo deseaba

desaparecer, que se abriera el suelo y cayera dentro y este se cerrara sobre

mí para siempre.

Ese incidente me hizo sentirme realmente mal, de repente me había

dado cuenta de lo cruel e injusto que había sido, ella mismo lo había dicho.

¡Ni tan siquiera le había dado la oportunidad para defenderse o explicarse!

No sé que me ocurrió, quizás estaba tan envenenado, o sencillamente soy

nefasto para la diplomacia, porque al fin al cabo. ¿Que pruebas tenía

contra ella? Solo mis suposiciones, solo las sospechas, y las acusaciones

indirectas de Roberto contra ella. Yo se que todas las cosas tienen

explicación, pero yo ni siquiera le di la oportunidad de que se explicara.

Ella quería decirme algo importante, y yo por mi dureza e incomprensión,

me quedaré con las ganas de saber que era aquello tan importante que ella

deseaba decir.

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SECRETO DESVELADO

Los días posteriores transcurrieron sin ninguna novedad, aunque me

estaba sumiendo en una sensación de desanimo insoportable. Ya nada de

lo que antes me divertía, mis hobbies, el estar con los amigos. Estaba a

punto incluso de anular el viaje a España, nada se me había perdido allí, ni

nada iba a cubrir el vacío que ahora sentía. Nada de lo que antes me

entusiasmaba, significaba algo para mí. Ni siquiera el deseo de saber sobre

mi pasado me llenaba de alguna razón para seguir luchando. Me sentía

inútil y no porque no fuera hábil en mi trabajo, en realidad estaba logrando

avances importantes, incluso me habían subido la categoría, lo cual me

sorprendió. Pero toda mi vida se estaba convirtiendo en una monotonía sin

resultados. De vez en cuando me encontraba frente a frente con Belina,

pero ella me evitaba, a veces quería acercarme y pedirle perdón y

escucharla, pero no encontraba el valor suficiente para hacerlo.

Decidí concentrarme solo en mi trabajo y no pensar en mis fracasos

sentimentales. Por otro lado también quise volcarme más en la búsqueda

de mis orígenes, quizás el dar con mis verdaderos padres y mi verdadera

familia, me suministre el sentido y la dirección a mi vida y me devolviera

las ganas de seguir luchando en esta vida que cada vez me parecía vacía y

sin propósito.

El problema es que todo transcurría tan lentamente, no recibía nada

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96

de información de la BVP, parece como si se los hubiese tragado la tierra..

Decidí buscar por mis propios medios, en los ratos libres que ahora tenía

más, pues no salía con amigos y apenas tenía tratos con nadie, salvo con

Roberto que siempre me llamaba para invitarme a ir con ellos. Estudiaba

francés, pues tenía la sensación de que allí podría encontrar esos orígenes.

Descartada la idea de haber sido adoptado legalmente, decidí escribir a una

asociación de búsqueda de hijos entregados por madres desesperadas que

ahora los buscan. Había más casos de los que nadie puede imaginar. Pero

en ningún caso encontré algún perfil o fecha que coincidiera conmigo. Así

que escribí a una asociación francesa que llevaba el registro de búsquedas

de personas perdidas, donde de nuevo me topé con listas inmensas, pero

¿Como podría saber si alguno de estos niños perdidos fui yo, si ni siquiera

podría saber el nombre que tenía en el supuesto caso de haber nacido allí?.

Además, desconocía el momento en que desaparecí, podía oscilar entre los

años 80 al 85. Eso significaba cientos de casos para poder buscar, además

de la gran dificultad para localizar a los familiares que muchas ocasiones

me topaba con que ya no vivían en los lugares originales, ni coincidían sus

teléfonos.

Una semana después, mientras me dirigía a mi casa desde el trabajo,

una persona me abordó, era como de unos 40 años, vestía traje gris con

líneas verticales, una corbata con notas musicales que no parecía muy seria

y lucía una grandes gafas oscuras que ocultaban sus ojos. Se presento

como Giano Mescanelli, me instó a que lo acompañara a una cafetería en

una pequeña calle que transcurría paralelo a la que habitualmente yo

recorría. Al llegar me entregó la tarjeta como representante de la BVP, eso

al menos me tranquilizó, no se trataba de un matón enviado por alguien.

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Después me dijo que debía reunirme con ellos para explicarme la situación

de la investigación. Me recordó que debía actuar con mucha prudencia,

pues había alguien interesado en obstaculizar la investigación, y no

dudaría en tomar cualquier acción para evitar que se llegara al fondo de la

cuestión. Huelga decir que no paré de preguntar sobre todos los detalles, a

lo que me respondía que no era un lugar seguro donde hablar.

-Cuide de no hablar con nadie, -repitió constantemente. Me dijo la

fecha de la cita, el próximo sábado a las 12 en las oficinas de la BVP y yo

tomé nota de ello en un papel de una vieja libreta que solía llevar en mi

chaqueta, luego pensaba ponerlo en la PDA, ya que la escritura a mano

alzada en la pantalla táctil todavía no la dominaba bien, así que decidí

escribir a mano y luego mas tranquilamente pasarla a mi verdadera agenda.

Al día siguiente y desatendiendo al consejo del misterioso

Mescanelli, referí el asunto al único en el que podía confiar en ese

momento, Roberto, lo hice, porque era la primera vez que realmente sentía

miedo, pensé que si pasa algo, me secuestran, me matan o lo que sea, (así

notaba que se estaban poniendo las cosas), había alguien que podía dar

alguna pista de mi paradero. Aunque le dije que debía viajar a Roma,

procuré no mencionar nada ni del lugar exacto de la cita ni la hora, el

mismo me pidió que no lo hiciera, por mi seguridad y quizás también por

la suya. Sin embargo, ambos pensamos que para despistar, sería mejor que

viajara en tren, salía uno a las 7 y tenía suficiente tiempo para poder llegar

a la cita. Era más fácil controlar si alguien me seguía de esa manera.

La verdad que todo esto cada vez me parecía una película de

gánsters, no entiendo como es posible que se hayan tornado las cosas de

esta manera. Para no levantar sospechas, a mis tíos les dije que iba a visitar

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a unos amigos en Grosseto y que volvería tarde el sábado. A otros amigos,

les hice creer que iba a visitar a un familiar a Porto Santo Stefano. Incluso,

como sugerencia de Roberto, dejé caer en la puerta de la oficina cerca del

escritorio de Belina, una nota, en una hoja arrancada de mi libreta. Ella

conocía muy bien esas hojas, pues tenían un símbolo de una rana con un

bolígrafo en la lengua en una esquina de cada página, recuerdo que esta le

hacía mucha gracia y siempre me pedía que le consiguiera una libreta

como esa. Bien, en la nota escribí una dirección y un teléfono, el de Iacco,

con una hora como indicando que iría a Santa Liberata el sábado, todo esto

para despistar a la supuesta informante.

Aunque poco creo que pudiera ella informar, pues desde aquella

discusión, no habíamos cruzado palabra alguna, ni siquiera a la hora de

firmar las nominas, que lo hacíamos en su oficina, yo procuraba hacerlo

cuando ella se ausentaba, pero cuando no podía ser observaba como en el

momento que yo entraba, tenía los papeles colocados en la mesa,

esperando mi rubrica, mientras ella disimulaba buscando en los archivos

cualquier cosa, todo con tal de no encontrarnos cara a cara.

Reconozco que aquello me hacía sentir muy mal, jamás imaginaría

que aquel estúpido episodio en Francia, alterara de tal manera mi vida y

mis relaciones personales. Solo, una curiosa situación alivio un poco la

tristeza que me invadía y me hacía ver que no estaba todo perdido o eso

creía. Hubo alguna mirada de lejos, en mi caso con ojos nostálgicos,

echando de menos su presencia cerca de mí, su voz y su sonrisa. Aunque a

veces no hacen falta las palabras, algunas miradas dicen mucho. No

olvidaré lo que ocurrió en cierta ocasión en una reunión general de la

empresa, pocos días antes del Sábado, nuestras miradas no solo se

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cruzaron sino que se clavaron.

Era una gran sala circular, con una enorme mesa de por lo menos 10

metros o mas de largo por 2 de ancho, en ella se hacían las reuniones

importantes con los directivos, o importantes clientes, aquel día nos citaron

para explicarnos los proyectos económicos de la empresa, un absoluto

aburrimiento de cifras y balances, que nos lo enseñaban para según

pensaban ellos, motivarnos a hacer más por nuestra empresa. Ella estaba

sentada justamente enfrente de mí, en el otro extremo de la mesa, en un

momento dado de la reunión, me quedé observando, aquel bello

semblante, su ojos, la dulzura de su boca, aquella melena rizada, su

perfilada nariz, todo en ella me parecía algo hermoso para contemplar,

sobre todo mientras ella no se daba cuenta. Recordando los buenos

momentos que pasamos juntos, mientras duró lo nuestro, (o lo que nunca

llegó a ser), yo mantenía mis ojos dirigidos hacia ella y lo hice durante un

buen rato, mientras ella iba ordenando algunos papeles y notas que tenía,

podía observar su perfilada nariz, sus labios, que si bien denotaban

seriedad, deseaba que algún día se uniesen a los míos, llevaba una blusa

ajustada que perfilaba bien su anatomía superior. De repente levantó la

vista al frente y yo pensando que se volvería hacia otro lado, seguí

observando, esperando que el encuentro visual no durase ni un segundo.

Cuál fue mi sorpresa al ver que ella también mantuvo su mirada dirigida

hacia la mía.

Al principio en su mirada y en su rostro se denotaban desprecio, casi

cercano al odio, una mirada rencorosa, casi como si quisiera disparar un

rayo fulminante que me quitara de su presencia, no obstante aún así, no era

capaz de apartar su vista. Yo, cual estatua de piedra también continuaba

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sin bajar ni desviar mis ojos de su hermoso y aunque serio rostro, seguía

viéndola con esa especial belleza que me cautivaba, quizás ella notó que

mis ojos, lejos de irradiar rencor, la buscaban como llenos de triste

nostalgia por lo que había perdido.

Poco a poco, noté que su semblante iba cambiando, sin abandonar su

seriedad, pero como si empezara a ceder, ya no me dirigía esa mirada de

desprecio de antes y poco a poco fue pasando a un rostro como de

añoranza y a la vez como si quisiera comunicar sus verdaderos

sentimientos. Sus ojos apenas parpadeaban y se mantuvieron unidos a los

míos, yo sentía su llamada, parecía como si me pidiera con la vista que me

acercara a ella y la tomara en mis brazos y olvidáramos todas nuestras

desavenencias.

Bueno, tal vez esto último no sea nada más que fruto de mi

imaginación, pero mantuvimos la mirada uno enfrente del otro durante un

buen tiempo, solo interrumpida por alguien que solicito su atención para

pedirle algún documento. En ese momento yo disimulé como si cambiara

la vista a otro lado, pero de reojo noté como ella volvía sus ojos hacia mí,

como esperando que reanudáramos esa conexión visual para comunicarnos

de la única manera que ahora podíamos. Lo hice, pero entonces ella bajó

su vista, como si de pronto su mente recordara que lo nuestro ya no era

posible, y era inútil llegar a una solución solo basada en las miradas..

Aquello no obstante me llenó de esperanza, quizás todo no estuviese

perdido, es posible que pudiéramos recuperar al menos la amistad tan

agradable que antaño tuvimos. Pero yo ya no me conformaría con eso,

ahora estaba seguro de mis sentimientos hacia ella y resolver nuestros

asuntos significaba algo más que mantener la amistad.

Page 101: El Valle de Las Vidas Perdidas

101

Pasaron los días y llegó el esperado Sábado, cuando ya me disponía a

tomar el tren, apenas había podido dormir esa noche y realmente me sentía

nervioso y tenso. Me di cuenta que había perdido la nota que tome en la

libreta con la cita y sobre todo el teléfono que me dio el tal Mescanelli. No

lo podía entender, creí haberla anotado en mi libreta y esta no la había

soltado desde entonces, por despiste no la pasé a la PDA y ahora estaba

perdido, no porque no recordar a la hora y el lugar, ya había estado antes

en la oficina de la BVP, pero si algo fallaba no podía llamar a Mescanelli.

Busqué por todos los bolsillos, pero tampoco recordaba haberla arrancado

de la libreta. Esta situación me inquietó aún más, si la nota caía en manos

de los desconocidos enemigos, descubrirían mi trama y no sé que podría

pasar.

Mientras registraba mi maletín, en busca de la nota perdida, entonces

apareció alguien misteriosamente por allí y me entregó un sobre, un

desconocido, quien sin embargo me reconoció, desapareciendo

rápidamente entre las multitudes. Al abrir el sobre, había una hoja con el

membrete y cabecera de la BVP donde se daban instrucciones indicando

que por motivos de seguridad, la cita se cambiaba a las 10:30 horas del

sábado y en otro lugar. En la vía Livenza, esquina con Vía Po, en una

cafetería llamada Provenza café. Ya no podía cambiar el billete de tren, así

es que ya no iba a tener la oportunidad de poder pasar una mañana de

paseo por Roma, como tenía planeado. Pero ¿Porqué cambian mi cita sin

contar si puedo o no puedo? ¿Porqué no me avisaron por teléfono? Más

extraño aún, ¿Cómo sabían que iba a tomar el tren de las siete? Era un mar

de preguntas sin respuestas, empecé a pensar si Roberto no estaría también

en mi contra, ya que él era el único que sabía la hora de mi partida. El

Page 102: El Valle de Las Vidas Perdidas

102

problema es que al haber perdido la nota con el teléfono, no podía

llamarles para indicarles mi desacuerdo con ese cambio. Tampoco podía

regresar a casa para buscarla, por si me la hubiese dejado allí.

En fin, como tenía suficiente tiempo para llegar al lugar de la cita,

pensaba dedicarlo a buscar alojamiento económico y cercano al punto de

encuentro. Así que no hice nada por cambiar el billete del viaje, subí en el

tren correspondiente, no sin antes lanzar miradas de un lado a otro en

busca de los posibles espías. Nada sospechoso había visto, salvo el hombre

de la BVP que me dio la nota con el cambio de hora y lugar de la cita y

este se había mezclado entre la muchedumbre desapareciendo sin dejar

rastro. Estando ya en el tren en marcha, como a la media hora, recibí un

mensaje en el teléfono de un número desconocido y oculto. -Si te cambian

los planes, no vayas a la cita, es una trampa.

No podía entender nada de lo que estaba pasando, por un lado

alguien aparentemente de la BVP me da una nota cambiando la cita, lo

cual podían haber hecho por teléfono y ahora otro desconocido me envía

un mensaje, advirtiendo de una trampa. ¿Cual es la trampa? ¿La cita que

personalmente concreté con Mescanelli a las 12:00? O ¿La de la vía

Livenza, que me dio el desconocido en la estación? Estuve por llamar a

mi amigo Roberto, pero una llamada a él quizás lo hubiese puesto en

peligro. Además de haber sabido algo, el hubiera sido el primero en

llamarme advirtiendo de cualquier novedad.

Después de darle vueltas al asunto, decidí ir a la oficina del BVP a

las 12 como había acordado originalmente, total entre las dos opciones sin

duda era la más segura, puesto que la había tratado directamente con

Mescanelli, difícilmente podría tratarse de una trampa pensé. Aunque

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103

reconozco que tuve la tentación de pasarme por la vía Livenza y desde

algún punto estratégico observar quien llegaba, pero por otro lado el

mensaje me dejó desconcertado y con cierto temor. ¿Que hay si alguien

me sigue? ¿Y si todo es un engaño? En un momento dado incluso estuve a

punto de dejarlo todo, olvidarme del asunto y quizás librarme de tanta

presión. Pero sabía que la incógnita me perseguiría el resto de mis días y

era mejor aclararlo todo de una sola vez.

Cuando por fin llegué al lugar, unos quince minutos antes de la hora

acordada, el local permanecía cerrado. Toqué a la puerta, pero nadie abrió.

Notaba no obstante que alguien desde el otro lado de la calle no me

quitaba ojo. Empezaba a sospechar de todo el mundo que pasaba por allí,

de repente alguien toco mi espalda con el dedo. Mi reacción fue dar un

salto y poco faltó para darle un manotazo a una pobre anciana que

preguntaba por la Vía Goletta. De forma brusca y bajo una gran tensión y

quizás con un tono un tanto grosero, le dije que no sabía nada, que me

dejara, que yo no era de aquí, ante la mirada de estupor de la pobre mujer.

Realmente, toda esta situación me estaba desquiciando. Observé que

el vigilante del otro lado de la calle seguía allí. De repente veo que se

encuentra con otra persona, alguien con una gabardina muy sospechosa,

aunque no puedo explicar que puede tener de sospechoso una gabardina,

pero en aquellos momentos de tensión, cualquier cosa me inspiraba

desconfianza. Veo que hablan dirigiendo la mirada hacia mi posición, en

esos momentos pensé que sería aconsejable alejarme de ese lugar, pero

decidí por lo menos cumplir con la hora acordada y si no llegaba nadie de

confianza irme..

Pocos minutos después llega otra persona, tampoco me daba buena

Page 104: El Valle de Las Vidas Perdidas

104

espina, pelo largo y barba abundante, un tanto desaliñada, se volvió y

dirigió su mirada hacia mí con ojos fijos haciendo unos comentarios, sin

quitar la vista hacia el lugar donde yo estaba. Ahora los tres parece que al

unísono se dan la vuelta y parecían dirigirse hacia mí. En ese momento,

decidí salir huyendo del lugar, parece que efectivamente era una trampa,

quizás alguien tiene interés en hacerme desaparecer y han mandado tres

matones para quitarme de en medio concluí..

Al darme la vuelta para salir en dirección hacia otra calle, choqué

con una persona que estaba detrás de mí, era Mescanelli, el hombre que

me había citado aquí, por fin podía respirar aliviado, una cara conocida

que me inspiraba algo de confianza. Tras saludarnos, los tres hombres de

la otra acera nos habían alcanzado. Mescanelli, sin ningún temor los saluda

y pasa a presentarme a los tres desconocidos. Uno de ellos, al verlo de

cerca, caí en la cuenta que era nada menos que Martín Caperalli, con el

primer funcionario de la BVP con el que traté, reconozco que no tengo

muy buena memoria visual y por supuesto me alegro de haberme

equivocado con él, claro quizás solo me había llamado la atención su

gabardina, de la que pensé que saldría la ametralladora con la que me

acribillarían. El otro, al primero que vi resultó ser el detective Pastella, del

cuerpo de investigaciones especializadas de la policía, encargado de

investigar casos de secuestros y desapariciones internacionales. Al tercero

me lo presentó Mescanelli, como un tal Marcel Valdú, era el de las

melenas y la barba, tenía un arraigado acento francés, y solo balbuceaba

algo el italiano, Mescanelli, hacía las veces de traductor, aunque en

realidad yo podría entenderle, pese a mi reducido francés.

Al entrar al edificio, mientras los demás pasaban a un despacho

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105

amplio, abordé a Mescanelli aparte y le conté todos los detalles de lo

ocurrido, el papel que me dieron en la estación con el cambio de cita, el

mensaje del móvil con la advertencia, etc. Este me tranquilizó indicando

que no me preocupara, que todo está en manos de la policía y que ya

podemos decir que el caso se puede dar casi por terminado.

-¿Que quiere decir con terminado? Pregunté. A lo que me respondió :

-Tranquilo, pase y tome asiento por favor, y escuche lo que le vamos

a explicar, le interesa mucho.

A partir de ese momento, me pasó a explicar, junto al detective, todos los

hechos relacionados con mi caso. Según iba escuchando, no salía de mi

asombro ante la magnitud que el asunto había adquirido.

Al parecer, según el resultado de la investigación, yo fui el eslabón

que llevó a la detención de una red dedicada al secuestro y venta de niños

a nivel internacional. Esta llevaba operando impunemente desde hacía 25

años. Una macro organización, que tenía contactos en agencias de

adopción, en oficinas gubernamentales relacionadas con documentación y

certificados de nacimiento, que en muchos casos se dedicaban a

suministrar documentos falsificados. Disponían de empresas tapadera tanto

en Francia, Italia, España y el norte de África, y actuaban incluso en

América. Además tenían contactos y ramificaciones en redes de

pederastas, algunos de los niños y niñas secuestradas, eran utilizados como

bardajes. Tenían incluso una rama de secuestradores de niños con fines de

extracción de órganos, aunque eso solo lo hacían en Centroamérica y norte

de África.

Yo solo fui una víctima más, de las miles que había. En su mayoría,

se dedicaban al robo de bebes y niños con edades no superiores a un año,

Page 106: El Valle de Las Vidas Perdidas

106

con el fin de dificultar su posterior identificación y evitar que los niños

recordasen a su familia. Los niños secuestrados eran entregados en

adopción utilizando métodos fraudulentos a familias pudientes que

pagaban sumas astronómicas para poder tener el hijo que no podían

conseguir de forma natural.

En mi caso, fui de las pocas excepciones que se hicieron con respecto

a la edad, pues fui secuestrado, cuando contaba con unos tres años. Según

parece, el método fue de lo más sutil, unas personas, sin usar ninguna clase

de acción violenta, sino por medio de atracción y confianza, de allí que no

tenga recuerdos negativos que me hayan marcado y que normalmente se

quedan grabados en la mente de un niño para toda su vida, me llevaron

consigo y posteriormente me entregaron previo pago, a la familia que hasta

ahora yo había considerado mi familia natural.

Si queda un residuo en mi memoria más profunda, esa fue la causa de

mi "déjà vu" en Francia, pues yo vivía con mi familia real en la pequeña

aldea de Les Martys, al parecer aquel portal de aquella plaza que yo

recordaba como si hubiera vivido allí, efectivamente esa fue mi casa. Pero

por circunstancias, las personas que me secuestraron, me llevaron como de

paseo, el método de parecer cordiales y ganarse la confianza de los niños

resultaba asombrosamente fácil. Los convencían para que los

acompañaran, quizás con promesas de llevarlos a algún parque o lugar

atractivo para él. Me retuvieron por algún tiempo en aquella casa de

madera a las afueras del pueblo, que al parecer por ese tiempo estaba

alquilada por uno de los colaboradores de la banda.

Poco tiempo después, hicieron la entrega a una familia rica italiana

de la Toscana, que justamente tiempo antes habían perdido su hijo de 3

Page 107: El Valle de Las Vidas Perdidas

107

años en una inundación, el incidente había ocurrido en una cabaña que

tenían para sus vacaciones a la orilla del Río Ombrone. Su hijo se llamaba

Luigi y no hubo aviso de su muerte a las autoridades, por ello no consta en

los archivos oficiales.

Pero tampoco culpo a mi madre impuesta, según explicó alguien

cercano, ella estuvo por perder la cabeza por la perdida, sobre todo porque

era imposible para ellos tener más hijos, debido a dificultades en su primer

parto, había perdido toda oportunidad de volver a ser madre y esto la

sumió en una profunda tristeza. Fue entonces cuando alguien de la familia,

los convenció para adoptar a un niño para sustituir al perdido. Todo se

haría saltándose los largos procesos envueltos en ello. En estos momentos

ya se ha constatado que huesos encontrados enterrados en la zona donde

estuvo la casa, pertenecen al niño al que yo he suplantado casi toda mi

vida.

Por otro lado también según iba descubriendo en la conversación, la

familia que perdió a su hijo, es decir a mí, que por cierto respondía al

nombre de Louis, era una familia de escasos recursos, hizo todos los

esfuerzos por encontrarlos, pero no tenía poder económico para hacer una

búsqueda mas allá de lo que otros le ofrecieran. Aun así, la foto del niño

apareció en todos los periódicos y letreros durante varios meses, hasta que

el caso se archivó debido a que no se había dejado rastro alguno, y nadie

había visto a ningún sospechoso. Todo eso explica el porqué no tengo

absolutamente ninguna foto mía entre los dos y los cinco años.

Según me explicaron, la labor de investigación se inicio por pura

casualidad, cuando el funcionario de la BVP, en vista de mi petición,

solicitó las fotos a la sociedad “Árbol de la vida” a quien había enviado yo

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108

esos datos anteriormente para que buscaran mis antecesores, y quienes

habían hecho el estudio fisionómico, que puso en duda mi parentesco

familiar. Fue entonces cuando el detective Pastella, quien se encargó de

mi caso, empezó a cotejarlas con las que disponía a nivel nacional sobre

niños de esa época perdidos o desaparecidos y luego pasó a otros países.

En su investigación y comparación de datos dio con unas fotos de un

pequeño de 3 años desaparecido en el sur de Francia. Vio mucha

coincidencia y por ello de nuevo las mando junto con las mías a la agencia

“Árbol de la vida” Allí confirmaron que se trataba de la misma persona.

Se pusieron en contacto con mis familiares más directos, pudiendo

localizar solo a Marcel Valdú, hermano del desaparecido. ¡El hombre con

barba y desaliñado resultó ser mi hermano mayor! El pobre ha tenido que

vivir más de 22 años sintiendo la carga de creerse culpable por no haber

podido cuidar de su hermanito, al que sus padres, quienes trabajaban en el

campo habían dejado a su cuidado. Mi madre según me explico Marcel,

todavía vive, pero en otro mundo, perdió la cabeza al poco tiempo del

suceso, no pudo superar la perdida, Hace poco tiempo, pude tener la

oportunidad de conocerla en un hospital psiquiátrico cerca de Carcassona.

Cerca de allí pude ver el rostro de mi verdadero padre, era una vieja foto

colocada en su lapida, en el cementerio local. Ocurrió pocos años después,

para él, el ver a mi madre en esas condiciones fue superior a sus ganas de

vivir y acabó lanzándose por el precipicio en aquel mismo lugar donde

hace pocos meses, con mis amigos, disfrutamos de las bellas vistas y de

aquella caída de agua cerca de la casa de madera en Les Martys. Mi

hermano encontrándose huérfano como yo, se crío con unos tíos en una

localidad del norte de Francia, pero en su memoria nunca ha olvidado la

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109

búsqueda de su hermano perdido. ¡Jamás había podido ni en la más

compleja de las hipótesis, pensar en que tenía algún hermano en algún

lugar buscándome!

Por lo demás, he podido saber quien fue la persona que contrató los

servicios de aquella banda de traficantes de niños, quien además era parte

importante de esa red. Resultó ser la misma que después, hizo que mis tíos,

me cuidaran cuando murieron mis falsos padres. También esa persona fue

la que hizo que desaparecieran los documentos relacionados con las

pruebas de ADN, fue quien se encargó de escribir sobre el documento

firmado por mí que salió de la oficina de personal, a fin de detener la

investigación, haciendo parecer que yo no estaba interesado en el asunto.

Fue también esa misma persona quien contrató detectives privados para

que vigilaran todos mis movimientos. También fue quien pagó a matones

para que hicieran desaparecer a Iacco sin dejar rastro, y después lo

intentaran conmigo, conocían muy bien a los de la BVP, pues en mas de

alguna ocasión habían estado cerca de alguno de los casos de

desapariciones.

Esa persona resultó ser, no a quien yo imaginaba como cerebro de

todas la empresas del grupo, no, no era el tío Julietto, el que era un hombre

tan metido en sus negocios ni siquiera supo de las maniobras y los

negocios paralelos que a sus espaldas de fraguaban en su propia casa. Sí,

porque su encantadora y adorable esposa ,“la mamma” para todos, la que

conocía todos los secretos de la familia y velaba porque se mantuvieran

así, la tan amable y cariñosa tía Gina, era la encargada de todos los oscuros

asuntos. Ella gozaba de una doble vida, las ganancias del holding de tío

Julietto provenía no solo de sus empresas, sino de una red de traficantes de

Page 110: El Valle de Las Vidas Perdidas

110

niños, de la que ella era la cabeza. No pudo soportar que siendo para ella

tan fácil traficar con niños pequeños y bebés, su hermana favorita a la que

había cuidado cual hija suya cuando su madre murió perdiera su único hijo

en aquella catástrofe, por ello, hizo arreglos para, saltando sus propias

reglas, se secuestrara a un niño de más edad, con ciertos rasgos parecidos a

los del verdadero Luigi, todo hay que decirlo, a fin de que nadie

sospechara.

Ella se encargó de que a la muerte de mis padres impuestos, fueran

mis tíos Bettona y Casano, los que cuidaran de mi, eran los mejores para

guardar el secreto de mi procedencia, pues ignoraban todo, ellos siempre

habían creído que yo era el verdadero Luigi, al que solo habían visto

cuando nació, posteriormente se trasladaron a Suiza y allí vivían cuando

sucedió la inundación que significo la muerte del verdadero Luigi

DiPasccola. Gina le ofreció un buen puesto de trabajo en la empresa de su

marido y una ayuda económica especial por el cuidado del pequeño Luigi.

Por eso, ellos, no podían entender que yo dudara y pensaban que era la

mala influencia de Iacco la que me hacia hablar así. Esos comentarios

pusieron en alerta a Gina y esta se movilizó para evitar que se descubriera

todo el entramado. Iacco, quien anteriormente había trabajado para Gina,

estaba amenazado de muerte si abría la boca, cosa que lamentable sucedió

sin que lo hiciera, no había sido la primera víctima del sucio entramado, y

de no haber sido por la ayuda que recibieron por una llamada anónima, yo

mismo hubiese sido el siguiente en desaparecer.

Sobre la persona que informaba a Gina acerca de mis

investigaciones, la respuesta me dejó de piedra. Según me explicaron,

había una mujer que trabajaba en las oficinas y que tenía alguna relación

Page 111: El Valle de Las Vidas Perdidas

111

cercana conmigo a la que pagaron para mantenerlos informados de todo.

Esa mujer una vez enterada de mis movimientos y pesquisas, se ponía en

contacto con un tal Otto Mambrissi, miembro de la dirección, quien a su

vez informaba a Gina. Ni siquiera me atreví a preguntar el nombre de la

mujer, pues en mi mente no cabía otra, lamentablemente para mi, todas las

sospechas recaían en Belina.

Pero también me hablaron de que alguien hasta ese día anónimo, les

puso en guardia acerca de estos asuntos, es decir, alguien de dentro de la

empresa se puso en contacto con ellos para informar sobre los planes que

tenía la red, tanto para vigilarme, como para incluso acabar conmigo, por

ello sabían ya lo de la falsa cita y enviaron un señuelo para capturar y a

partir de allí tirar del hilo. Me preguntaron si yo podría saber quién era esa

persona que había hecho esas llamadas y les había alertado. Lógicamente

pensé en Roberto, pero al decirme que se trataba de una voz femenina, no

podía suponer quien era esa informante. En las oficinas trabajaban unas

seis chicas, Belina por mis sospechas quedaba descartada y la otra más

conocida era Tania, pero desconocía que supiera algo del asunto, pues

nunca hablé con ella de esto, salvo que Roberto se lo hiciera saber. Fue

entonces cuando si quise conocer la identidad de la agente confidente de

Gina.

No salí de mi asombro cuando me enseñaron una foto, se trataba de

la persona que se había encargado de pasar la información a la red de

Gina. Por un lado no me atrevía a verla, para no encontrarme al rostro de

quien mi corazón aún añoraba, no sabía si podría soportarlo. Pero ahora

me sentía obligado a identificar a las diferentes personas de todo este

entramado. Cuando alcancé a ver la foto, ¡Dios mío! Los asuntos ahora

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112

daban un giro de 180º , todas las ideas y pensamientos en mi mente se

revolvieron en una confusión. ¡Era Tania!, la amiga de Belina y novia de

Roberto. No podía creer lo que estaba descubriendo.

Si, la persona de la que menos podía sospechar, de hecho ignoraba

que ella supiera algo de mis asuntos. Al parecer esta actúo astutamente, se

acercó persuasivamente ganándose a Roberto, solo para sacarle

información de mis movimientos, al ver que de Belina podía sacar poco.

Por el, supo de los documentos que Belina guardaba con mi firma, así

pudo sustraerlos y entregarlos a la tía Gina, a cambio de suculentas

comisiones.

Entonces, que papel tenía Belina en todo esto. Me dijeron que por

accidente yo había dejado caer la nota con los datos de la cita y gracias

esto la persona anónima se puso en contacto con ellos y gracias a eso salvé

la vida. Cuando escuché eso, mi corazón empezó a latir de forma acelerada

y de repente se juntaron las piezas del complejo puzle que había en mi

mente, en ese momento comprendí lo terriblemente injusto que había sido

con la persona que todo este tiempo había estado de mi parte, incluso pese

a mi rechazo, me había salvado.

Belina, quien accidentalmente se dio cuenta de que su amiga Tania

tramaba algo, cuando cierto día escuchó a Otto Mambrossi darle

instrucciones a esta, al respecto de mi, para que tratara de enterarse de mis

viajes y pesquisas. Esto resultó ser la cosa importante que Belina iba a

decirme aquel fatídico día en el que yo eche a perder nuestra relación.

Roberto, ignorante de todo, confiaba a Tania, todo lo que yo a la vez

confiaba a él, fue ella la que predispuso a este contra Belina, para hacer

que sospechara negativamente de ella, consiguió sacarle la hora en que

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113

partiría a Roma, por ello pudieron enviar al mensajero con aquel mensaje

falso, hasta habían falsificado hojas con el logotipo de la BVP, para que

pareciera convincente. Pero a irse de la lengua con su falsa novia, tengo

que agradecer a mi amigo, su buena idea de hacerle llegar a Belina aquella

nota en la que trataba de confundirla en cuanto a la cita, bueno gracias a él

y a un despiste de mi parte. Yo había escrito en una hoja de mi libreta la

dirección y teléfono de Iacco, para dar a entender que iba a ir ese fin de

semana allí, pero sin darme cuenta, lo había hecho en reverso del mismo

papel en el que había anotado por la otra cara la cita en la oficina de la

BVP, la hora y el teléfono. Gracias a eso Belina, pese al mal trato que

había recibido de mi parte, quiso ayudarme.

El día anterior a mi viaje a Roma, Belina había escuchado planes de

liquidarme si seguía con la investigación, en una conversación entre Tania,

Gina y Otto en un despacho de la oficina, no se percataron de su presencia

en el pequeño cuarto donde se guardan archivos. Fue allí donde escuchó el

plan de cambiarme la cita y conducirme a otro lugar y hora para acabar

conmigo, puesto que ellos no sabían dónde ni a qué hora estaba yo citado.

Así, Belina decidió que debía actuar rápido, primero llamó Iacco, pero

puesto que este ya había desaparecido y lógicamente no contestaba el

teléfono, decidió enviarme el mensaje desde un teléfono desconocido para

mi, el de su madre, para que no supiera que era ella y desconfiara del

mensaje. Llamó a Mescanelli al teléfono que aparecía en la nota,

explicando todo lo que sabía. Gracias a eso, aunque yo hubiese acudido a

la otra cita, se había preparado un plan B.

Me sentí inmensamente aliviado al saber que Belina no solo era

inocente, sino que me había salvado la vida, pero a la vez, me invadió un

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114

remordimiento y una sensación de culpa por haber actuado tan cruelmente

con ella al desconfiar sin darle la oportunidad para su defensa. Después de

saber todo esto, sabía que no me quedaba otra que ir a verla, le debía una

disculpa y además todo esto incrementó el amor que sentía por ella, ya no

me avergonzaba de ello. Ahora si estaba dispuesto a declararme, aunque

sin esperanzas de éxito, después de todo el desprecio y la desconfianza a la

que yo la había sometido. ¿Como podía ella acercarse a mí y decirme que

si? Pero sería justo castigo por todo aquello recibir un no por respuesta,

por ello hice acopio de valor y la llamé por teléfono para entre otras cosas

citarla a mi vuelta, esta vez solos. La noté seria y sin mucho entusiasmo,

solo me llegó a decir que se alegraba por mí, de que todo haya salido bien.

Pero ante mi insistencia accedió a la cita y quedamos para hablar en cuanto

regresara de Roma, un par de días después.

Tuve que quedarme en la capital, puesto que la investigación aún

estaba abierta y debía hacer algunas identificaciones más. Por fin cogí el

ten de vuelta a casa, sabiendo que nada volvería a ser igual, con la

seguridad de haber perdido el trabajo, la relación con mi familia ahora se

vería truncada, en realidad a veces todavía me invadían pensamientos

negativos con respecto a todo esto, de no haber sucedido nada, todo sería

tan feliz como antes. Pero por otro lado, me alegraba de haber sido la clave

para desmantelar esa mafiosa red, que todavía veinte años después

continuaba secuestrando criaturas inocentes, esta vez al parecer servían de

apoyo a una red de tráfico de chicas jóvenes de Europa del este, para la

prostitución.

Llegó el momento de volver, todo había cambiado en mi vida, la

empresa en la que trabajaba, se vio afectada directamente por el escándalo,

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lógicamente, por obvias razones se iba a prescindir de mi, de Roberto,

Belina y de los directamente implicados, Tania, y algunos directivos, y no

sabía si quiera si sobreviviría, sobre todo porque con la inmensa fianza que

Julietto tuvo pagar por su esposa, aquello supuso la venta de algunas de las

empresas y la caída en desgracia de las demás. Pero aunque yo disfrutaba

de mi trabajo, me gustaba, era lo mío, mas no me preocupa demasiado

haber perdido todo aquello, creo que he salido ganando.

Fueron tres los días que permanecí en Roma, suficiente tiempo para

pensar en mi futuro, no hacía más que recordar aquella conversación con

Belina, y su ¿después que? y lamentarme por no haber aprovechado las

ocasiones que tuve, ahora mis posibilidades, si es que las hubiese eran

mínimas, aunque esta vez procuré no decir nada a Roberto del día de mi

llegada para evitar intrusos. Aunque aquel amigo también me necesitaba,

después de todo su novia lo había utilizado y ahora la perdía

obligatoriamente, según me dijo el mismo, ya no quería seguir en vista de

las circunstancias, ni siquiera en el trabajo, el ambiente en la fabrica se

había enturbiado y enrarecido, después de esto. Jamás pensé que un simple

deja´vú pudiera causar tal desastre, pero así es la vida.

Llegó el Martes, el día de partir, todo estaba seguro ya en mi ciudad,

todas las detenciones se habían efectuado y el camino libre, ahora me tenía

que ver cara a cara con una nueva realidad, no sabía como reaccionarían

mis tíos, ni el resto de la familia, pero no era eso lo que me traía de cabeza,

en realidad la mayor parte de mis pensamientos, los tenía en Belina, la

tensión era máxima, intentaba hacerme una idea. Barajaba todas las

posibilidades, sobre todo el no , o el vamos a esperar un tiempo, no sabría

decir que sería pero para mí, pero en cualquier caso, tenía la obligación de

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hacerle saber a ella que todo este tiempo, aunque no lo pareciera, siempre

estaba por ella y nadie más.

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EL ENCUENTRO

El encuentro fue en la estación de tren, era Martes por la noche, ella

estaba radiante, como nunca la había visto, se había vestido de forma

especial para la ocasión. Yo llevaba todo el camino en el tren, meditado en

todas las palabras que quería decir, las disculpas que le debía por mi

desconfianza y sospechas sobre ella. Sobre todo, pensaba en la manera en

que trataría de volver a conquistarla, había dedicado tiempo ensayando las

palabras más adecuadas y acertadas para llegar a su corazón. Tal vez

recobrando la conversación aquella sobre mis proyectos después que

pasara todo, quizás decirle que ella era todo mi futuro, o que mi futuro

dependía de ella, no sabía realmente que sería mejor, por otro lado quizás

sea mejor dejarse de rodeos e ir directo. Por otro lado debía decirle que

nunca la había olvidado, que todo ese tiempo ella estaba en mi corazón,

circulaba en mis venas mi amor por ella, claro que todo eso sonaba

demasiado novelesco y no iba conmigo. ¡Oh no!, debí traerle algo de la

ciudad o quizás debí haber comprado una flor, se que eso siempre funciona

con las mujeres, pero ahora era tarde, me la iba a encontrar con las manos

vacías, bueno tal vez encuentre una de algun jardía, en fin gran parte del

tiempo se me fue en la planificación y mentalización de lo que iba ha decir

y hacer.

Pero, llegó el momento, me bajé del tren y por supuesto no encontré

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ninguna jardinera de donde poder cortar la flor, tampoco encontré ninguna

tienda y sería por otro lado poco juicioso comprarle un souvenir de

Grosseto. Por fin al salir del anden y dirigirme a la salida de la estación la

vi a lo lejos, el pulso se me aceleró de repente me notaba tembloroso.

Observé que ella aceleró el paso a mi encuentro, entonces cntramos

nuesras miradas el uno hacia el otro. Al vernos, prácticamente sobraron las

palabras, nos miramos fijamente durante unos segundos, su rostro serio se

tornó sonriente, se acercó a mí, yo tenía como frío, pese ir bien abrigado y

no podía salir de mi boca ni siquiera un hola, aunque ella parecía como si

supiera todo, nos acercamos peligrosamente uno frente a otro y sin mediar

palabras nos fundimos en un efusivo abrazo. De forma tímida al principio,

pudo salir de mi boca un “Te quiero”, ella entonces se separó y con rostro

serio pero sin acritud, me pidió que repitiera lo que había dicho. Entonces,

tuve el valor de poder decirle mirando a sus bellos ojos, no sé si verdes o

marrones, lo que tantas veces me había costado: -Te quiero, Belina. Ella,

sonrojada y emocionada a la vez, sonrío y dijo: -Yo también te quiero, Lui,

¡Y no sabes cuánto he deseado escuchar eso de ti y cuantas veces te lo he

dicho yo en silencio!, ¡No sabes cuantas veces te observaba mientras

hablábamos y me acompañabas a casa, esperando que tu me tomaras de la

mano y me abrazaras y me besaras!. De repente el frio se convirtio en un

calor que me obligó a desabrocharme el abrigo y depues quitarmelo.

Tras el encuentro, fuimos a cenar y no puedo recordar cuantas horas

estuvimos hablando, recuperando el tiempo perdido y planeando lo que

sería nuestra vida a partir de entonces. Un vida que cambiaría no solo para

mi, que ahora había descubierto que tenía otra familia, y que perdía otra

sino para Belinda, que además de perder una amiga prdía su empleo, pero

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nada de eso importaba ya para nosostros, lo mas importante era que

habíamos logrado romper la barrera que nos separaba y que ahora nada ni

nadie podría separarnos. Ese fue el inicio de una especial relación que

espero nunca termine.

Jamás podía haber imaginado que lo que sucedió aquella mañana de

Mayo, en aquella pequeña aldea del Languedoc francés, en la que los

recuerdos de una vida perdida volvían tras años escondidos en los lugares

más recónditos de mi mente, llegase a desembocar en todo esto. Nunca

pensé que estos lejanos recuerdos, sobre personas gigantes para un niño de

apenas tres años, que le sonreían al pasar, que le hablaban cosas que

después de años no entendía, aquella plaza, el portal aquella casa, el valle

y el rostro de aquella mujer entrañable, llegasen a conducir a este gran giro

que ha dado mi vida.

Ahora, gracias a la buena indemnización recibida por los daños y

perjuicios sufridos, pude dejar aquel trabajo en la fábrica y decidí

trasladarme a Francia. Sigo coleccionando fotos, pero esta vez de mi

verdadera familia, trato de reconstruir lo que otros en su momento

destruyeron.

Por supuesto hecho de menos el clima de mi también querida tierra

de la Toscana, sus praderas, sus viñedos y añoro la brisa del mar en mi

querido Alberese, en Grosseto, quien nada de culpa tuvo en todo esto. De

hecho todavía vuelvo de vez en cuando a visitar aquellas tierras, sus

hermosas y cálidas playas, la naturaleza de su Maromma, y vuelvo a ver a

los que todavía considero como parte de mi familia, a mis tíos Betonna y

Cassano, quienes tanto hicieron por mí, desconociendo absolutamente

todo, ellos siempre vivieron con la seguridad de que yo era su querido

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sobrino. Eran los únicos de la familia que no sabían nada de mis orígenes y

ahora son los únicos a los que sigo considerando como parte de mi familia,

siguen siendo, mis tíos de la Toscana.

Me establecí en el sur francés, allí pude encontrar trabajo en una

planta de reciclaje de plásticos, aparatos electrónicos y baterías usadas. O

sea, que ahora me dedico a algo que aunque no está en contra de la

tecnología, a lo que yo he estado unido durante tanto tiempo, sin embargo

es un empleo muy distinto, por otro lado es un trabajo digno en el que trato

de darle utilidad a los objetos que esta era del usar y tirar desaprovecha, y

hasta en este sentido creo que he ganado una nueva personalidad.

Belina, el amor de mi vida y yo, nos casamos, ahora vivimos felices

en esa pequeña aldea de Les Martys. Pude contactar con el señor Marcel

Lerroux, cuyo nombre y teléfono anoté aquel día en mi PDA y ahora

Belina y yo vivimos en aquella casita de madera, antaño inicio de la

perdida de mi verdadera identidad, cerca de aquella explanada y de aquel

verde valle, desde la que podemos contemplar la hermosa caída de agua y

recuperar la vida que un día se perdió.

*******************F I N*****************

L.E. R 2007

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