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Como dice san Gregorio: “Es necesario acordarse de Dios más a menudo que derespirar”.

¿Cómo sintetizar la palabra “oración”?

Orar es recoger el corazón y reconocerse pecador: “reconozco mi pecado” (Sal 50).Es un don: “Si conocieras el don de Dios” (Jn 4, 10). Es también una comuniónentre tu y Dios que te creó a su “imagen y semejanza” (Gn 1, 26). La oración esmirar con la fe, como Pablo: “caminamos en la fe” (2 Cor 5, 7). O como decía elsanto cura de Ars cuando oraba ante el sagrario: “Yo le miro y Él me mira”. Es unaatenta escucha a la palabra de Dios que se traduce en hacer su voluntad. Como lasbrasas que, cubiertas de ceniza, basta un vientecillo para avivarlas y producircalor.

En la oración somos como la arcilla que poco a poco moldea el alfarero con susmanos, o como un pedazo de mármol que el escultor esculpe para sacar unahermosa talla. Así también déjate trasformar por Él, pues del polvo te formó y consu aliento te dio la vida. ¡Qué no hará contigo el Maestro del escultor y delalfarero! “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antesque nacieses, te ame” (Cf. Jer 1, 5).

Considérate como peregrino de este mundo y como deudor de todo cuanto tienes.“Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto…y se dijo: ¿Qué haré?, puesno tengo donde reunir mi cosecha...Voy a demoler mis graneros y edificaré otrosmás grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes y diré a mi alma: Alma, tienesmucho…Pero Dios le dijo: ¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; lascosas que preparaste, ¿para quién serán? (Cf. Lc 12, 16-20). Todas tusnecesidades, trabajos y dificultades ponlos en las manos de Dios y confía en laesperanza que Él proveerá los medios que Él quiera y como quiera para Ti.

Pero también existen enemigos:

El enemigo de la oración son las cosas mundanas. La serpiente poco a poco vaseduciendo al hombre presentándole las riquezas, el poder y el placer. Cristoresistió orando largos días en el desierto. Adán y Eva sucumbieron por dialogar conla serpiente y perdieron de vista su fin: que fueron creados por Dios y para amar aDios. Ellos aceptaron lo que Cristo rechazó con tenacidad y amor a su Padre y a sumisión: la “gloria” mundana.

¿Cuántos mueren y sufren, y a ti Dios te permite vivir hoy para que le mires a Él?¿Dónde estás? (Gn 3, 9). Una vez más es la iniciativa de Dios que sale a tuencuentro a pesar de tu infidelidad. El hombre responde: “Te oí andar por el jardíny tuve miedo porque estoy desnudo; por eso me escondí” (Gn 3, 10). Dios noquiere tu lejanía sino procura tu cercanía. Sale a tu encuentro para que le veas“cara a cara” (Gn 32, 31). “Por eso te ha dado el entendimiento para que leconozcas, la memoria para que te acuerdes de Él, la voluntad para que le ames, la

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imaginación para que tengas presente sus beneficios, los ojos para que veas lamaravillas de sus obras, la lengua para que le alabes, y así todas la facultades”(Vida devota, san Francisco de Sales)

Bien sabes que en este mundo y en esta vida no hay alma que pueda vivir segura.Las grandes pasarelas de luces y colores brillan modelando por las calles susatrevidos escaparates de lujosas marcas, que provocan la lujuria, la envidia, laavaricia y lo que es más doloroso, la lejanía de tu creador: “DIOS”. El hombreegoísta no es más que un maniquí ambulante para los demás. Lo grande yhermosa que es tu alma queda ignorada, nada que ver con lo putrefacto y pasajerodel mundo, visto en su realidad más llana. Su grandeza (del alma) es su silenciointerior y su hermosura jamás pasa de moda: es el amor de Dios que la mantienesiempre bella. Mientras lo banal dura lo que dura la moda, el alma dura lo que durala eternidad de Dios.

Atrévete a rezar

Cristo es exigente. No te pide paz cuando te pide estar en pie de guerra “Hevenido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuvieraardiendo!” (Lc 12, 49). No te pide poner una mejilla sino también la otra: “al que teabofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra” (Mt 5,39). No quiere tuvida mediocre sino una vida de perfección “sed perfectos como es perfecto vuestroPadre celestial” (Mt 5, 48). Y si tienes el coraje de seguirle, existe una condición:toma tu cruz y síguele en primera fila “El que no toma su cruz y me sigue detrásno es digno de mí” (Mt 10, 38). Te pide rezar por tus enemigos y amarlos: “Pues yoos digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan” (Mt 5, 44).Recuerda que ¡Él dio la suya por ti! “Nadie tiene mayor amor que el que da su vidapor sus amigos” (Jn 15, 13). El desprendimiento y la renuncia como prueba de estaamistad: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis debeber...” (Mt 25, 35 ss). En definitiva Cristo quiere que le acompañes en las buenasy en las malas en el otro lado de la cruz.

Cristo oraba confiado en las manos de su Padre. Las cosas que nos pasan sondiferentes si dejamos que Dios invada nuestra oración para encontrar el caminoseguro. El silencio, la confianza y la decisión son actitudes para encontrarse conDios que “me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2, 20). El silencio es la luzdel alma donde podrás ver y escuchar a Dios. Cristo es la luz, el sol que te ayuda aadmirar la majestuosidad de la creación hecha desde la eternidad por Él, que sehace hombre para ser tu luz. Tu oración será una admiración por la belleza ybondad de Dios; podrás contemplar y adorar la admirable obra de sus manos yfinalmente te conducirá a la acción, habiendo quedado sorprendido y estupefactode quién es Dios. Su amor te tiene que lanzar con más ímpetu y donación abuscarle sólo a Él, sobre todas las cosas, cumpliendo el primer mandamiento:“amar a Dios con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu corazón y a tuprójimo de la misma manera.” (Cf. Mc 12, 30-31).

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