EL VALOR DE LA POESIA HISPANOAMERICANA · EL VALOR DE LA POESIA HISPANOAMERICANA I Por Antonio...

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VOLUMEN VIII NUMERO MEIXICO·, SEPTIEMBRE DE 1953 . exICO ORGANO OFICIAL DE LA U. N. A. M. MIEMBRO DE LA ASOCIACION INTERNACIONAL DE UNIVERSIDADES EL VALOR DE LA POESIA HISPANOAMERICANA I Por Antonio CASTRO LEAL II nario, al que ya hemos dado un nombre, comprendería cuestio- nes que pertenecen a diversos campos de investigación aunque todas ellas relacionadas entre sí. A la historia literaria y a la li- teratura comparada pertenecen el estudio del desarrollo de la poesía hispanoamericana y el de la situación de ésta dentro del movimiento poético contempo- ráneo. A la crí tica pertenece la estimación de su valor como obra de arte. Y, por último, al campo más amplio de la estética y de la psicología de los pueblos to- ca la cuest:ión del valor de esa poes'ía como expresión funda- mental del espíritu hispanoame- ricano. Sobre este último punto nos detendremos para hacer unas cuantas reflexiones de carácter general que, más que ahondar el problema, no hacen más que plantearlo. Señalamos desde luego una de las dificultades con que segu- ramente vamos a tropezar: a sa- ber, que no existe todavía un estudio suficiente ni completQ sobre la psicología de los pueblos hispanoamericanos. Todos vos- otros conocéis las obras de con- junto,en que, primero el filósofo francés Alfredo Fouillée y, des- 'pués, el filósofo alemán Key- serling, han trazado los perfiles psicológicos de los principales pueblos de Europa. Además de esos libros existen numerosos en- sayos monográficos y abundan- (Pasa a líL pág. 4) Rubén Daría " .. ', haciendo la historia ... ... era el fondo ,agitado, vino, inevitable ... Hernán Cortés humana ... .. '. su M E propongo considerar con vosotros la imoortancia· de la poesía den;ro de las manifestaciones espirituales de los pueblos hispanoamericanos. ,;. No tendríamos ahora tiempo de estudiar y discutir el desarrollo y estado actual de la poesía en la América española, su valor como obra de arte, la propór- ción en que han intervenido en ella elementos extraños y ele- mentos, propios, y hasta qué punto representa, por una parte, e! espíritu de cada una de las naciones americanas,' y muestra, por la otra, una misma tonali- dad, un común denominador psi- cológico. El estudio de todas es- tas cuestiones exigiría un curso de numerosas lecciones o, por 10 menos, una serie de conferencias que podrían llevar el siguiente iítulo, en el que reconoceréis el estilo frondoso y preciso tan caro a la erudición alemana: "Origen' y desarrollo de la poesía hispano- americana, su importancia para el estudio del alma de los pue- blos' que la produjeron, su valor desde el punto de vista estético y e! lugar que ocupa dentro de! movimiento literario contempo- ráneo." Como vds, ese curso imagi- * Este trabajo fué leído en in- <Tlés en una de las reuniones del Instituto de Estudios Latinoame-' ricanos' de la Universidad de Tejas CE. U. A.). Ahora aparece en es- pañol por primera vez.

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VOLUMEN VIII • NUMERO

MEIXICO·, SEPTIEMBRE DE 1953

~ .exICO

ORGANO OFICIAL DE LA U. N. A. M. • MIEMBRO DE LA ASOCIACION INTERNACIONAL DE UNIVERSIDADES

EL VALOR DE LA POESIA HISPANOAMERICANA

I

Por Antonio CASTRO LEAL

II

nario, al que ya hemos dado unnombre, comprendería cuestio­nes que pertenecen a diversoscampos de investigación aunquetodas ellas relacionadas entre sí.A la historia literaria y a la li­teratura comparada pertenecenel estudio del desarrollo de lapoesía hispanoamericana y el dela situación de ésta dentro delmovimiento poético contempo­ráneo. A la crí tica pertenece laestimación de su valor como obrade arte. Y, por último, al campomás amplio de la estética y dela psicología de los pueblos to­ca la cuest:ión del valor de esapoes'ía como expresión funda­mental del espíritu hispanoame­ricano. Sobre este último puntonos detendremos para hacer unascuantas reflexiones de caráctergeneral que, más que ahondar elproblema, no hacen más queplantearlo.

Señalamos desde luego unade las dificultades con que segu­ramente vamos a tropezar: a sa­ber, que no existe todavía unestudio suficiente ni completQsobre la psicología de los puebloshispanoamericanos. Todos vos­otros conocéis las obras de con­junto,en que, primero el filósofofrancés Alfredo Fouillée y, des­

'pués, el filósofo alemán Key­serling, han trazado los perfilespsicológicos de los principalespueblos de Europa. Además deesos libros existen numerosos en­sayos monográficos y abundan-

(Pasa a líL pág. 4)

Rubén Daría

" .. ', haciendo la historia ...

... era el fondo ,agitado, vino, inevitable ...

Hernán Cortés

humana .... .'. su

ME propongo considerar convosotros la imoortancia·de la poesía den;ro de las

manifestaciones espirituales delos pueblos hispanoamericanos. ,;.No tendríamos ahora tiempo deestudiar y discutir el desarrolloy estado actual de la poesía enla América española, su valorcomo obra de arte, la propór­ción en que han intervenido enella elementos extraños y ele­mentos, propios, y hasta quépunto representa, por una parte,e! espíritu de cada una de lasnaciones americanas,'y muestra,por la otra, una misma tonali­dad, un común denominador psi­cológico. El estudio de todas es­tas cuestiones exigiría un cursode numerosas lecciones o, por 10menos, una serie de conferenciasque podrían llevar el siguienteiítulo, en el que reconoceréis elestilo frondoso y preciso tan caroa la erudición alemana: "Origen'y desarrollo de la poesía hispano­americana, su importancia parael estudio del alma de los pue­blos' que la produjeron, su valordesde el punto de vista estéticoy e! lugar que ocupa dentro de!movimiento literario contempo­ráneo."

Como vds, ese curso imagi-

* Este trabajo fué leído en in­<Tlés en una de las reuniones delInstituto de Estudios Latinoame-'ricanos' de la Universidad de TejasCE. U. A.). Ahora aparece en es­pañol por primera vez.

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El valor de la poesía.(Viene de /(1 pág, 1)

tes exposiciones particulares yreferencias en tratados sobre lahistoria, la cultura o e! arte deesos pueblos.

Es cierto que la psicología delpueblo español ha sido ya estu­diada; pero eso no nos ayudamucho porque los hispanoameri­canos somos bien distintos de losespañoles, mucho más de lo quegeneralmente se cree, mucho más-por ejemplo- de lo que sonlos norteamericanos de los ingle­ses. Somos ,distintos no sólo por­que a la sangre española se mez­cló la sangre indígena, sino porla gran influencia del medioamericano sobre los nuevos resi­dentes. Los españoles que se es­tablecían en América empezarona diferenciarse de ,los españolespeninsulares desde el mismo si­glo XVI, poco después de la Con­quista. La naciente sociedad des­cansaba en sus hombros y que­rían sentirse dignos de esa carga.Copiaban -con una exageraciónen la que concurrían la novedad,el gusto y el propio decoro- elambien te y los modos de la Corteespañola. Eran más corteses, másceremoniosos que en España, y,dentro de las ocasiones que ofre­cía la vida de la Colonia, másfastuosos y aficionados a la cul­tura. Las virtudes y los viciosespañoles se iban combinando ene! hispanoamericano en distintasproporciones. Aunque el españolno se hubiera mezclado nuncacon e! indio y hubiera podidomantenerse como una unidad ét­nica plantada en otro medio geo­gráfico, habría adquirido unnuevo matiz psicológico, comoacontece con los grupos inglesesestablecidos fuera de las IslasBritánicas: el australiano, el neo­zelandés y, en ciertas partes, e!canadiense.

En la América los españolestuvieron que convivir con la po­plación indígena, elemento im­

,.pprtante por su número, organi-~1ción y calidad humana. Era el

,)pl}do agitado, vivo, inevitable,(,d¡:.:.aque! nuevo ambiente, "bos­. ,q,l,Ies que los hombres blancos ta­. laron al llegar -decía David H.Lawrence en su novela mexica­na- pero cuyas raíces quedaronvivas eh la tierra y no dejabande brotar". La vida en común

.con la población indígena, lanecesidad de entender a ésta, deaprender sus lenguas, de educarlay -para cbtener mayores bene­ficios- de tolerar y hasta deadaptarse a sus modos de ser,aceleró el ritmo de la diferen­ciación del español en América.Fuera de las principales ciud:l­des, e! peninsular' estaba siem­pre en minoría, lo mismo en lospueblos de sus encomiendas queen los centros mineros. Ese obli­gado contacto de todos los díascon el indígena, influía sutil yvariamente sobre los españoles.Hoy mismo es frecuente encon-

trár á éUropeos que, después dehaber vivido algunos años enChina o en la India, revelan ensus maneras, su sensibilidad y suvisión del mundo algo de la vida

. del oriente a cuya influencia secreyeron inmunes.

Pero aunque no existe un es­tudio sistemático ni completo dela psicología de los pueblos his­panoamericanos, sí abundan losmateriales dispersos: ensayosfragmentarios, interesantes. ob­servaciones de vi:ljeros y críticosextranjeros, reflexiones y atisbosde escritores hispanoamericanos,además de todas ,las obras lite­rarias y artísticas en que ha idoquedando algo del espíritu de laAmérica española. Con todo ellopuede formarse un cuadro o bos­quejo más o menos comp eto cu­yas líneas generales son exactasaunque carezcan, en algunospuntos, de precisión. Muchos delos que se han dedü:ado a estu­diar la vida, la historia o' el arteen Hispanoamérica sienten yacuál es nuestra psicología, cuá­les son los rasgos o los perfilesde nuestra alma. Y aún hay al­gunos que pueden llegar todavíamás lejos, pues son capaces dedistinguir ciertos rasgos espiri­tuales propios de algunos pue­blos: e! mexicano, el chileno, e!cubano, el argentino, e! peruanoy el colombiano'.

III

La poesía -decía!TI0s al prin­cipio- es una expresión funda­mental del espíritu de los pue­blos hispanoamericanos. Pero, ospreguntaréis ¿no es siempre lapoesía una expresión fundamen­tal del espíritu del pueblo que laproduce? ¿No es la poesía griegauna expresión fundamental ·del

espíritu helénico, y la poesía in­glesa de! espmtu británico?¿Son acaso menos importantesPíndaro y Shelley como expo­nentes para ayudarnos a entenderel espí ritu de sus respectivas na­ciones que los abundantes poetashispanoamericanos para entenderel espíritu de nuestra América?Es evidente que la obra de Pín­daro revela con ex'rraordinariobrillo ciertos aspectos muy im­portantes del espíritu griego; yno es menos evidente que el en­cendido lirismo de Shelley revela,por su parte, aspectos igualmen­te importantes del espíritu in­glés. Pero como expresión espi­ritual de sus pueblos esos dosgrandes poetas aport:ln datos quetienen que ponerse de acuerdo,que conjugarse y acaso que sercorregidos o, por lo menos, li­mitados por los ·datos que ofre­cen las obras en otros camposdel pensamiento, de la culturay de! arte. Además de! testimo­nio de los poetas, hay que acudiro aceptar el testimonio irrecu­sable de los filósofos, de los his­toriadores, de los pensadores po­lí ticos. Además de Píndaro h:lYque oír a Aristóteles, Tucídi­des y Demóstenes. Y en Ingla­terra, además de Shelley tenemosque oír :l Bacon, Carlyle yHobbes.

Es' decir, en los dos casos es­cogidos de Grecia y de Ingla­tere:l, la poesía es sólo una delas múltiples formas en que semanifiesta el espíritu de esospueblos. Y mientras más nume­rosas y abund:lntes sean esas for­mas, más reducido será e! lugarque corresponda a la poesía co­mo testimonio fundamental. Yténgase en cuenta que hemos es­cogido a dos pueblos cuya pro-'

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ducción poetlca es excepcionalpor 'su abundancia y su calidad.Lo que deseamos eXplicar apar~­

cerá más claro si volvemos losojos, por ejemplo, hacia Franciao Alemania, países en cuya cul­tura general la poesía tiene unlugar más reducido, a tal gradoque un cuadro psicológico. deesos pueblos que no tomara encuenta la poesía que han produ­cido, resultaría naturalmente in­completo pero no del todo falso.

IV

Pues bien, al decir que' la poe­sía es una expresión fundamen­,tal de! espíritü hispanoameri­cano, quiero decir que en la cul­tura de los pueblos de la Amé­rica española la poesía ocupa unlugar tan considerable que losdatos que ofrece como un modode ser y de sentir no están tanexpuestos, como en el ,caso deotros pueblos, a ser limitados,corregidos o contradichos por losdatos que ofrecen otras activi­dades o manifestaciones espiri­tuales. y no se debe esto a queHispanoamérica carezca de fi­lósofos y novelistas, de drama-­turgos y pensadores poli ticos queiluminen y aclaren otros aspec­tos de nuestra psicología, sinomás bien a una formación oconstitución especial de! alma de

. nuestros pueblos en la que unasensibilidad alerta y refinada losinclina a dar más valor a lasimágenes que a los razonamien­tos, a la fantasía que a la lógica.

Pero es conveniente que nospreguntemos: ¿no revela estojustamente una falta de desarro­llo y cierta incapacidad para uti­lizar o disponer de formas másdirectas y prácticas de expre­sión? Apresurémonos ·a aclararque esas formas prácticas y' di­rectas de expresión ni faltan nipodían faltar entre nosotros. Loque sucede es que la proporciónde la poesía en relación con ellases mucho mayor que en otros'pueblos. Sería muy fácil elaboraruna teoría, engañosa pero bri­lI:lnte, que explicara este hecho.Comenzaría por decirse que, enla infancia de los pueblos, la poe­sía es la expresión predominante,el medio natural de que se valenlos grupos humanos incapacestodavía de reducir las imágenesa términos abstractos, a formasdel pensamiento lógico. Y des­pués se llegaría :l la conclusiónde que, teniendo los pueblos his­panoamericanos apenas tres si­glos de existencia, están en suinfancia, lo cual explica que enellos la poesía ocupe un lugardesproporcionado y hasta que in­vad:l campos que en pueblos másadelantados caen ya bajo el do­minio pleno de la razón.

Creo que esta teoría -pormás hábilmente que se la re­forzara con un'a serie de hechosque en apariencia la justifican­no nos sa tisface a ninguno denosotros. Ni e! pueblo español

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El valor de la Poesía . .. Restrepo afirmó de él que "elmundo del sentimiento íntimo"es ajeno a su arte. Y la obra delpoeta, tan preciosa como escasa,y en la que cada época está ape­nas representada por unos cuan­tos poemas, deja en el lector una.impresión de materia luminosay pulida. Se juzgó mármol, peroera carne viva. Carne es su poe­ma Anar/ws, en donde cristali­zan en poesía alientos generososde justicia social. Carne son lasCígi¿el'ías blancas, a pesar de quetienen la delicada tonalidad y elexquisito dibujo de una estampachina, y también Los camellos,aunque están grabados con laelocuente precisión de un bajo­rrelieve antiguo. Pero estos dospoemas, cuya composición tandecorativa y armoniosa puedehacer creer que sólo se trata decuadros parnasianos, son unaverdadera confesión lírica delafán, de la despierta inquietudy del aristocrático dolor que pa­dece el poeta y que entrelaza, co­mo para disfrazarlos, en la líneade los símbolos. El sedoso perfilde esa ave de mágica blancuraevoca calmas augustas, "en mu­da admiración, hora tras hora, nicanta ni respira ni se mueve",pero es rebelde en el cautiverioy generosa en la libertad. Y loscamellos, que van en la caravana-sin que los alegren ni las su­tiles mirras, ni las leonadas pie­les, ni las volubles palmas, ni elruido de los claros cascabeles­parecen bestias impasibles, peroel secreto de su alma brilla ensus miradas:

Bebed dolor en ellas flautistas deBizancio

que amáis pulir el dáctilo al sonde las cadenas.

Vivió Valencia como una tra­gedia el conflicto entre la formaolímpica y la emoción humana;en su arte sí palpita "el mundodel sentimiento íntimo", sólo que-como sucede en Díaz Mirón­la sangre se le entibiaba en loscauces de mármol de la formaperfecta.

VIIY ahora hagamos algunas ob­

servaciones finales. Si me pre­guntareis en qué manifestaciónartística se revela de un modomás completo el alma hispano­americana, yo contestaría sinvacilar que en la poesía. La mú­sica popular y los cantos fol­klóricos expresan ciertos rasgosde Hispanoamérica: el amor, latristeza y, a veces, la ironía. Enla pintura y la escultura nuestraexpresión es menos auténtica ymenos profunda, ya que muchasnaciones hispanoamericanas nohan logrado crear un arte nacio­nal y son todavía tributarias. delos modelos .europeos. La novela,el drama, la historia son impor­tantes pero de menor calidad ar­tística. Sólo en la poesía líricahan encontrado los pueblos his-·panoamericanos un medio de ex-

(Pasa a la pág. 18)

el curso de su desarrollo, debe aVíctor Hugo y a Musset, a Bau­delaire y a los parnasianos, aVerlaine, Mallarmé y Laforgue;a pesar de todo lo que recogióde Zorrilla y de Bécquer, yaun de Núñez de Arce; a pesarde sus inspiraciones aisladas enformas arcaicas españolas y en

. fuentes no francesas (EdgarAllan Poe, Giovanni Pascoli yStefan George); a pesar de todolo que tiene de prestado y deajeno, el modernismo es una au­téntica expresión lírica del almahispanoamericana. Su gusto porla forma refinada, que en la le­gión de imitadores apareció co-mo única finalidad del movi­miento; su decoro en la emoción,que muchas veces se tuvo porfrialdad parnasiana, son comodos grandes trazos sobre los quese puede construir la silueta es­piritual de los pueblos hispano­americanos. Y no hay país nues­tro en el que esas dos directrices,impuestas por la moda lírica delsiglo, no hayan producido uno ovarios poetas de importancia.

La corriente poética de media­dos del siglo XIX dió los térmi­nos que hicieron posible el na­cimiento del modernismo hispa­noamericano. Del mismo modoque, en los siglos XVII y XVIII, elbarroco dió los términos parael desarrollo de la expresión plás­tica de las Colonias españolas enAmérica. Y así como el gongo­rismo dió en su época, y muchotiempo después, los términos pa­ra una expresión poética que lle­ga hasta los albores de la Inde­pendencia y que, además de in­numerables ensayos poco valiosospero de cierto sabor nacional,produjo el Primer sueño de SorJuana Inés de la Cruz, en dondeno sólo se sienten esos términoscomo cosa propia, sino que ad­quieren -según lo ha vistoVcssler- mayor intensidad yhondura. Sería inexacto decirque América, en esos siglos co­loniales, creó en la lírica, comolo hizo en la arquitectura, unamodalidad propia· del barroco;pero puede afirmarse con justi­cia que la influencia del gongo­rismo se prolongó en Hispano­américa hasta principios del si­glo XIX por las mismas razonesque fomentaron el desarrollo yla difusión del churrigueresco:porque en uno y otro encontróel espíritu hispanoamericano unaforma de expresión que respon­día a inclinaciones naturales.

Sobre todo el modernismo his­panoamericano puede inscribirsecomo una leyenda heráldicaaquel verso de Rubén Darío:

Se juzgó mármol y era carne viva.

y de todos los grandes poetasmodernistas del Continente, nin­guno más marmóreo que Gui­llermo Valencia. En su patriaBaldomero Sanín Cano lo llamó"poeta alejandrino", dando conello lugar a los más fáciles equí­vocos, y don Antonio Gómcz

razón analizando y generalizan­do; la imaginación valiéndose demedios menos lógicos y forma­les. Recordemos aquí que unode los representantes más origi­nales del pensamiento en laAmérica española -José Vas­concelos- ha sostenido que "acausa de que la emoción abarcamás que la inteligencia, urgeasignarle un sitio de honor co­mo instrumento de conocimien­to". "¿Por virtud de qué des­carrío -agrega el filósofo mexi­cano- ponemos toda la fe en elempirismo de las formas y nin­guria en las evidencias de la emo- .ción?" .

En esta tendencia natural aconceder en la vida mayor va­lor a la fantasía y a la emocióncoincidieron, en distintos grados,el pueblo español y los pueblosindígenas de América. Y esta esseguramente la causa que explicala suprema importancia que tie­ne la poesía entre las expresio­nes literarias de la América es­pañola. Para dar una idea de esaimportancia baste decir que dosveces en el curso de poco másde dos siglos ha tenido Hispano­américa el cetro de la poesía enlengua española. La primera veza fines del siglo XVII, después de1681, cuando, muerto don' Pe­dro Calderón de la Barca, no ha­

·bía en la Península ningún poetaque pudiera igualar en perfeccióntécnica y en fuerza y novedadde inspiración a la monja mexi­cana Sor Juana Inés de la Cruz.y la segunda vez, cuando apa­rece el excelso nicaragüense Ru­bén Darío, a quien se debe larenovación de la poesía en len­gua española a fines del siglo XIX

y principios del XX, y que esuna de las cumbres más altas, sino la más alta, en la imponentecordillera lírica de los pueblosque hablan español.

VIOleadas de hombres van ha­

ciendo la historia y el alma ame­ricanas. En el siglo XVI, los con­quistadores. Entre ellos Pizarro,Jiménez de Quesada, Almagro,Núñez de Balboa, Valdivia, AI­varado y, sobre' todos, HernánCortés. Luego, a principios delsiglo XIX, los libertadores. Entreellos San Martín, Morelos, Mi­randa, Sucre, Artigas, O'Hig­gings y, sobre todos, Simón Bo­lívar. Y al fin los poetas: Gutié­rrez Nájera, Julián del Casal yJosé Asunción Silva abren lainspirada procesión, y despuésDíaz Mirón, Santos Chocano,Ricardo Jaimes Freyre, AmadoNervo, Lugones, Guillermo Va­lencia y, sobre todos, Rubén Da­río. Todos ellos nacen del 1850al 1875, Y mueren, con excep­ción de los tres precursores, eneste siglo.

Como fenómeno de conjuntoel modernismo es la manifesta­ción literaria más importante dela América española. A pesar detodo lo que, en su nacimiento y

estaba en su infancia ~uando rea­lizó la conquista de América, nilos grupos étnicos que encontróen este Continente eran pueblosprimitivos. Hay pruebas abun­dantes e irrefutables de que,tanto en la zona que forma hoyel territorio de México como enCentro y Sudamérica, existíanculturas avanzadas, cuyo arte,por ejemplo, estaba en plenodesarrollo desde hacía siglos yaun tenía, en ciertos lugares, re­finamientos de decadencia.

El hecho de que la organiza­ción social y polí tica de algunosde los pueblos hispanoamerica­nos haya sufrido retardos y va­riadas y complejas vicisitudes, nopuede, en realidad, tomarse co­mo una manifestación de atrasoo primitivismo. Como nos loenseña la reciente historia deAlemania, el orden en polí ticano siempre es prueba de culturay civilización. No hay que ne­gar que algunos pueblos hispano­americanos han vivido una hon­da crisis histórica, que algunosno acaban de salir de ella toda­vía; pero estas crisis tienen slisraíces en el pasado, en la anti­gua organización polí tica y so­cial de los pueblos indígenas, asícomo en la forma de gobiernoque implantó España durante lossiglos de dominación colonial, yen el problema particular -to­davía en proceso de solución­de la fusión de las razas indíge­nas con los elementos europeosque poblaron la América espa­ñola.

V

Hace ya algún tiempo que larazón se ha visto obligada acompartir con otras actividadesmenos formales y sistemáticas loque antes se tenía por su indis­cutido dominio. Y desde enton­ces los filósofos buscan y en­cuentran en las realizaciones oinspiraciones de los poetas, y delos artis~as en general, esas lí­neas sutiles que les ayuden a fi­jar su pensamiento en aquellospuntos que escapan con fre­cuencia a la razón. La verdad es,como ya lo sabemos ahora, unpaisaje que puede ser contem­plado desde diversos puntos devista. El más antiguo y respeta­ble era el punto de vista queofrecía la razón. Pero hay otrosdesde los cuales se descubrenperspectivas que la. razón no al­canza a distinguir.

Si, para mantener la distinciónque establecía Shelley en su fa­moso ensayo, decimos que la poe­sía es la expresión de la imagi­nación, y si, aun a riesgo de sim­plificar demasiado, deslindamoscampos que en la realidad suelenconfundir sus perfiles, podre­mos· decir que ti imaginación yla razón no sólo son dos mane­ras de ver el mundo, sino tam­bién dos caminos para llegar alconocimiento de la verdad. La

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18

El valor de la Poesía . ..(Viene de la pág. 5)

presión adecuado a sus más secre­tos pensamientos.

La poesía ha florecidó entrenosotros desde el siglo XVI, conla primera generación de criollosnacidos 'en el Continente despuésde la Conquista. Floreció no sóloen español, sino también en laslenguas indígenas y, durante elsiglo XVIII, en latín. Y se de­sarrolló, no sólo como una mani­festación estética, como unaobra de arte, sino como una reve­lación psicológica, como una ex­presión espiritual. Esta doble evo­\ución se encuentra lo mismo enlas obras producto de la culturaque en las tradiciones anónimaspopulares: en la lírica en espa­ñól de Sor Juana Inés de la Cruz,Rubén Darío y los demás gran­des modernistas, en los poemasprimitivos de los mayas, los incas

. y los aztecas, y en los versos lati­nos de los humanistas del sigloXVIII, en la Rusticatio Mexicanadel Padre Landívar, en el poemateológico del Padre Abad-yen loscantos pastoriles' del Padre Ale­gre. No importa que el país seagrande y populoso como el Bra­sil, México o la Argentina, o pe-oqueño como Nicaragua -queprodujo a Rubén Darío--, Cuba,que tiene a José Martí, y Uru­guay, cuna de Julio Herrera yReissig.

No hay en Hipanoamérica otramanifestación artística compara­ble a la poesía lírica en abundan­cia y calidad estética. Es una ver­dadera imagen de nuestro espíri­tu. Quien quiera conocer nues­tra álma que lea nuestra poesía.Entre las imágenes ornamentadasy ricas aparece lo que somos enrealidad, lo que sentimos, lo quenos conmueve, nuestra actitudhacia la vida y la muerte. Muchascosas sólo pueden decirse en poe­sía, y los hispanoamericanos lasdecimos, a veces bien y a vecesmenos bien, como ya las decía­mos antes de que llegaran los es­pañoles, como las -dijimos en losaños de la dominación española,como las hemos dicho desde losdías de la Independencia.. y en lo futuro continuaremosdiciendo en poesía esos pensa­mientos, esas emociones que sóloalientan en la palabra que canta.

E L(Viene de la pág. 17)

formados", servicio de plata yamas de llaves venerables).Siete Mujeres nos depara lasorpresa de no encontrar aArturo de Córdova en el cen­tro de la actividad, entonandolargos parlamentos dignos deCarolina Invernizzio. En cam­bio, sentimos ver a AmeliaBence, la gran actriz argentinade Cruza y La guerra gaucha,convertida en paño de lágri­mas para las sentimentales mu­jeres de hogar y buró que con­curren al cine Orfeón. SieteMujeres -había que fabricaruna pe~ícula altamente emoti­va- prodiga todos los elemen­tos sine qua non del melodra­ma: amor de madre, hi ja natu­ral, señorita burlada, 'noblezaincomprendida, renunciación.Alma Rosa Aguirre tiene granhabilidad para fruncir la cara;Anabelle Gutiérrez (la mucha-

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cha alocada) y doña Pruden­cia Griffel (gruñona con co­razón de oro) interpretan esosmismos papeles en ·ese mismoset.

Tanto La Red como SieteMujeres, son películas hechasen México, pero no películasmexicanas. Y el caso es sobretodo triste, tratándose de Emi­lio Fernández que en obrasanteriores denotaba una in­quietud social y una facilidadpara recrear ambientes, queparecían prometer obras repre­sentativas del pasado y pre­sente mexicanos. N o olvida­mos algunas escenas de FlorSilvestre y Las abandonadas,verdaderos aciertos de recrea­ción de tipos y atmósfera. Ydentro de la simplicidad poé­tica del drama primitivo, unaMaría Candelaria que puedeservir de ejemplo a La Red.Fernández insiste en escribir

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sus argumentos; pero no esliterato, ni tiene por qué serlo;a su disposición está una vetahistórica riquísima, inexplota­da por nuestro cine; a la ma­no, novelas mexicanas. cuyaesencia puede resistir todoslos cúmulus y filtros de losmagos de la cámara; frente aél, un medio social de vastosproblemas ajenos a los, trián­gulos amorosos en playas so­litarias.

Sí, La Red triunfó en Can­nes. Pero ¿ para qué tanto brin­co estando el suelo tan parejo?

*Es interesante conocer el re­

sultado de la encuesta pro­movida por la revista británi­ca Sight and Sound entre 85críticos de cine europeos, a fiPlde conocer las películas que,personalmente, les hayan im­presionado más. Los críticoshan formulado una doble lista.La primera se refiere a las me­jores películas, colocándose ala cabeza Ladrones de 'bicicle­tas de Da Sicca, seguida porLuces de la ciudad y La fiebrede oro de Chaplin ; El acoraza­do Potcmkin de Eisenstein;Louisiana Story de Flaherty;Intolerancia de Griffith; LeJour se Lime de Marcel Carné;La pasión de Juana de Arcode Dreyer; Lo que no fué deDavid Lean; Le Million deRené Clair; y La Régle du Jeude Renoir. .

La lista de las películas másimportantes, va encabezada porLas viñas de la ira de JohnFord, La gran ilusión de Re­noir y Citizen Kane de OrsonWelles. Les siguen La juven­tud de Máximo Gorky deDonskoi; M onsieur Verdouxde Chaplin; i Que viva M éxi­ca! de Eisenstein; Cero deconducta de Jean Vigo; TheLand de Flaherty; Les Damesdu Bois de Boulogne de Bres­son; H allelujah! de Vidor; LaEdad de Oro y Los olvidadosde Buñuel; A N ous la Libertéde Clair ; Birth of a N ation deGriffith; Los hijos del paraí­so de Carné; Enrique V deOlivier; M an of Aran de Fla­herty; Milagro en Milán deDa Sicca y La diligencia deFord.

Las bacterias han sido domestica­das para trabaj al' en la industria.Más de setecientas clases de estosorganismos que proliferan a los 2?,30, 37 y hasta los 55 grados centt­gradoS, han sido cultivados y aJ¡­mentados adecuadamente y en granescala por el Laboratorio de Inves­tigación Química en Inglaterra, fa­voreciendo con esto grandemente ala industria mundial de la alimenta­ción.

--000--

En Stratford, Ontario, se rea­lizó en el .mes de julio el primerfestival internacional de Shakes-

• peare en el anfiteatro del parquedel río Avon.

El Departamento de Artes Plás­ticas del INBA se ha propuesto d;~

fundir, mediante una serie de expo­siciones en todo el interior de la Re­pública, nuestros valores pictóricos.Se ha empezado esta labor llevan­do a la famosa feria de San Mar­cos en Aguascalientes un grupode diecinueve obras, entre las quefiguran cuadros como el óleo "Pa­tio de una casa vieja" del pintor delsiglo XIX José M. Velasco, así co­mo otros de Clausell, Herrán, Dr.Atl, Goitia, Rivera, Anguiano, Chá­vez Morado, Guerrero, Peña, So­riano, Tamayo, Zalce, Echauri yDíaz de León.

NOTICIASEn la Tate Gallery de Londres la

Exposición de Arte Mexicano detodos los tiempos ha repetido suenorme triunfo, antes alcanzado en

. Estocolmo y en París. Esta Expo­sición que abarca lo expresado pornuestro espíritu artístico desde laépoca precolombina hasta el tiempoque hoy corre, ha sido solicitadapor otros ocho países; desgraciada­mente no será posible realizar otraexhlibición porque se interponengrandes problemas económicos.126,526 pares de ojos contemplaronen Londres la exposición y provocódiscusiones el neorrealismo de nues·tros actuales pintores.

Una expedición de científicosvivirá en las más altas regionesdel Kilimanjaro durante tres me­ses. El grupo será dirigido por elDr. W. H. Wilcockson de la Uni­versi(!ad de Sheffield. El Depto.de Reconocimiento Geológico deTangañica invitó a la expedición.

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Una exhibición de 133 dibujosoriginales de Miguel Angel fué·ofrecida en el Museo Británico deLondres cuya colección ha sido au­mentada con la del Museo' Ash­molean de Oxford. Se expusierontambién cartas del pintor a sus.amigos y dos modelos escultóri­cos originales.