El Vaso Del Dolor

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El vaso del dolor 1 de 15 El vaso del dolor 05 diciembre 2010 Lucas 22:39-44 Juan Carlos Hoy San Mateo Lucas 22:39-44 Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. 40 Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. 41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. Angustiantes y conmovedoras palabras de nuestro Señor Jesucristo quedaron registradas en este pasaje, pasaje que nos habla acerca del dolor, del sufrimiento, de la angustia y agonía en que se puede ver sumergida cualquier persona. Es tan devastador el sufrimiento, que aun incluso el Señor oraba: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. (CST-IBS) diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí esta copa de amargura. Pero hágase tu voluntad, y no la mía. (BLS) "Padre, ¡cómo deseo que me libres de este sufrimiento! Pero que no suceda lo que yo quiero, sino lo que tú quieres". Ese dolor, ese sufrimiento, esa angustia, esa agonía, nadie la queremos sufrir, aun el Señor pedía ser librado de ello. Su ruego, su oración, su súplica, su clamor, fue contestado con un rotundo ¡NO! No vas a evadir esa copa de amargura, de dolor, de sufrimiento, ni de muerte, ¡Tienes que beberla! Y Jesús de manera humilde, pero valiente, bebió cada gota de ese vaso de amargura y sufrimiento, y no lo bebió de un trago. Lo bebió lentamente hasta mirar la muerte en el fondo. Si él no la hubiere bebido, usted y yo no estaríamos en este lugar, dándole gloria, honor y alabanzas al Rey. Nadie queremos pasar por el sufrimiento, nadie queremos beber la copa del dolor, con esa copa nadie quiere brindar, nadie quiere beberla hasta el fondo, es más nadie quiere probarla, nadie

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De manera sencilla pero a la vez muy profunda, se nos enseña acerca del dolor que cada uno de nosotros atraviesa o atravesará en su vida, y como ese dolor dejará una enorme bendición vertiendo bálsamo en los corazones sufrientes.¿Queremos un cuerpo nuevo, sin enfermedades, sin dolencias?¡Tenemos que morir! Pero antes, tenemos que beber el vaso del dolor, un vaso que nadie pide y que sin embargo se nos hace llegar.¿Tiene un vaso de dolor en sus manos? ¿Tiene un vaso de dolor pegado a sus labios? ¡Bébalo, pero bébalo lentamente! Porque ese vaso aunque amargo, al final bendecirá su vida. No me pregunte cómo, ni cuándo, pero Dios es fiel y el ha prometido que todo le ayudará para bien, aunque por el momento no lo comprenda.Ese vaso de dolor puede contener, la enfermedad, el abandono, la traición, el desempleo, la injusticia, la calumnia, el desprestigio, la persecución, la soledad, el desamor, el rechazo o incluso el dolor de la muerte.

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El vaso del dolor 05 diciembre 2010

Lucas 22:39-44 Juan Carlos Hoy

San Mateo

Lucas 22:39-44 Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los

Olivos; y sus discípulos también le siguieron. 40 Cuando llegó a

aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. 41 Y él se

apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de

rodillas oró, 42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta

copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y se le

apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 44 Y estando en

agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes

gotas de sangre que caían hasta la tierra.

Angustiantes y conmovedoras palabras de nuestro Señor

Jesucristo quedaron registradas en este pasaje, pasaje que nos

habla acerca del dolor, del sufrimiento, de la angustia y agonía en

que se puede ver sumergida cualquier persona.

Es tan devastador el sufrimiento, que aun incluso el Señor oraba:

Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi

voluntad, sino la tuya.

(CST-IBS) diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí esta copa de

amargura. Pero hágase tu voluntad, y no la mía.

(BLS) "Padre, ¡cómo deseo que me libres de este sufrimiento! Pero

que no suceda lo que yo quiero, sino lo que tú quieres".

Ese dolor, ese sufrimiento, esa angustia, esa agonía, nadie la

queremos sufrir, aun el Señor pedía ser librado de ello.

Su ruego, su oración, su súplica, su clamor, fue contestado con un

rotundo ¡NO! No vas a evadir esa copa de amargura, de dolor, de

sufrimiento, ni de muerte, ¡Tienes que beberla!

Y Jesús de manera humilde, pero valiente, bebió cada gota de ese

vaso de amargura y sufrimiento, y no lo bebió de un trago.

Lo bebió lentamente hasta mirar la muerte en el fondo.

Si él no la hubiere bebido, usted y yo no estaríamos en este lugar,

dándole gloria, honor y alabanzas al Rey.

Nadie queremos pasar por el sufrimiento, nadie queremos beber la

copa del dolor, con esa copa nadie quiere brindar, nadie quiere

beberla hasta el fondo, es más nadie quiere probarla, nadie

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quiere que tan solo esté cerca, esa copa de dolor la llegamos a

mirar cómo una maldición, como una plaga, como algo que quiere

acabar con nosotros, ¡le huimos! Nadie dice: denme un trago.

Sin embargo, esa copa de dolor, de sufrimiento para Jesús,

cuando él la bebió, se convirtió en una copa no de maldición, sino

de bendición para nosotros.

Cada trago que el bebía y le causaba la agonía y al final la muerte,

a su vez iba produciendo en nosotros vida y vida y más vida y

¡vida eterna! Y con esa vida la esperanza.

Su sufrimiento, su muerte, nos abrió la puerta de par en par para

entrar a su misma presencia.

El sufrimiento, siempre va a producir en nosotros algo bueno, algo

que tal vez no alcancemos a comprender en esta vida, aun incluso

la misma muerte que todos queremos evadir, es el vehículo que

Dios si no viene antes, utilizará para llevarnos a la Nueva

Jerusalén, vehículo (carroza) al cual nadie quiere subirse.

Se para en nuestra puerta y le decimos: Pase primero a recoger

al vecino. Yo todavía no estoy listo, pero a veces el chofer

(muerte) se tiene que bajar para llevarnos a fuerzas.

Y mientras nuestra mente carnal se espanta con la muerte, los

ojos divinos se llenan de alegría y de gozo, porque para Él, la

muerte ha sido derrotada en la cruz del calvario, y por ese hecho

cuando nosotros morimos en Cristo, nos espera una resurrección

gloriosa, una resurrección sin más dolor, ni penas, ni carencias, ni

sufrimientos, ni injusticias, ni angustias, una resurrección sin un

cuerpo enfermo, doliente, sino con un cuerpo transformado y

glorioso 1era. Corintios 15:51-58 He aquí, os digo un misterio:

No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52 en

un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta;

porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados

incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53 Porque es

necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto

mortal se vista de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se

haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de

inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita:

Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu

aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56 Ya que el aguijón de

la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57 Más

gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de

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nuestro Señor Jesucristo. 58 Así que, hermanos míos amados,

estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor

siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

¿Queremos un cuerpo nuevo, sin enfermedades, sin dolencias?

¡Tenemos que morir! Pero antes, tenemos que beber el vaso del

dolor, un vaso que nadie pide y que sin embargo se nos hace llegar.

¿Tiene un vaso de dolor en sus manos? ¿Tiene un vaso de dolor

pegado a sus labios? ¡Bébalo, pero bébalo lentamente! Porque ese

vaso aunque amargo, al final bendecirá su vida.

No me pregunte cómo, ni cuándo, pero Dios es fiel y el ha

prometido que todo le ayudará para bien, aunque por el momento

no lo comprenda.

Ese vaso de dolor puede contener, la enfermedad, el abandono, la

traición, el desempleo, la injusticia, la calumnia, el desprestigio,

la persecución, la soledad, el desamor, el rechazo o incluso el

dolor de la muerte.

Confucio, el famoso filósofo chino, fue llamado por una madre que

acababa de perder a su hijo:

- “Maestro”, le rogó ella entre lágrimas, “consuélame en mi pena.

¡Si tu sabiduría pudiera devolverme a mi querido hijo!”

- “Sí, puedo, si sólo me traes una hierba del huerto de una

familia que no haya conocido el sufrimiento”, contestó el filósofo.

La mujer vagó por muchas tierras, visitó centenares de hogares y

al fin volvió al filósofo y le dijo:

- “Señor, ya estoy consolada. En todas las familias he hallado

lágrimas. ¿Quién en esta vida no ha pasado por sufrimientos?”

No importa nuestra condición social, o el color de nuestra piel,

nuestra profesión, etc. En algún momento de nuestra vida el

sufrimiento llegará. El vaso nos será servido.

Pero nosotros los cristianos sabemos que los sufrimientos forman

parte del glorioso plan de Dios para nuestras vidas Romanos 8:28

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan

a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Y esos sufrimientos no son comparables con la gloria venidera que

en nosotros ha de manifestarse Romanos 8:18 Pues tengo por

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cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables

con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

BLS Estoy seguro de que los sufrimientos por los que ahora

pasamos no son nada, si los comparamos con la gloriosa vida que

Dios nos dará junto a él.

En estos precisos momentos y por todo lugar algún hermano o

hermana está bebiendo el vaso del dolor:

1era Pedro 5:9-10 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que

los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos

en todo el mundo. 10 Más el Dios de toda gracia, que nos llamó a

su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un

poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y

establezca.

Todo el dolor y sufrimiento inició cuando Adán y Eva pecaron.

Ellos tuvieron que beber el vaso del dolor, al verse desterrados de

la presencia de Dios, al saber cómo Caín mata a su hermano Abel.

Noé y su familia bebieron el vaso del dolor, al ser testigos de la

destrucción de todo ser humano y bestias que había en la tierra,

cuando sobrevino el diluvio.

Abraham también bebió el vaso del sufrimiento, al mirar la

destrucción de Sodoma y Gomorra, o cuando Dios le pide que

ofrezca a su hijo Isaac sobre el altar.

No digamos de José a él le tocó doble porción, sufrió tanto de

parte de su familia como de la ajena.

Y podemos irnos en orden cronológico, hablando del Pueblo de

Israel que fue sometido a 400 años de sufrimiento:

Génesis 15:13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que

tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y

será oprimida cuatrocientos años.

A ellos hasta pilón les tocó, les sirvieron un poquito más a su vaso

del dolor, treinta añitos más de sufrimiento:

Éxodo 12:40-41 El tiempo que los hijos de Israel habitaron en

Egipto fue cuatrocientos treinta años. 41 Y pasados los

cuatrocientos treinta años, en el mismo día todas las huestes de

Jehová salieron de la tierra de Egipto.

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Y luego podemos hablar de Sansón, David, Samuel, Elías, Eliseo,

no podemos olvidar a Job, que a él en lugar de vaso, parece que

le tocó el garrafón completo.

Luego podríamos citar a Jeremías, a Habacuc, luego podríamos

nombrar a Juan el Bautista quien murió decapitado, a los

discípulos de Cristo, a Bernabé, quién murió apedreado, Pedro

crucificado de cabeza, Pablo decapitado.

Algunos acerrados, otros mutilados, otros desollados, otros

tragados por las fieras, otros hervidos en aceite, y no nada más

ha habido dolor en los tiempos bíblicos, ahora mismo hay dolor en

todas partes del mundo, hay lugares que todavía están sufriendo

las secuelas de la bomba atómica:

218-vol II

En los nueve años posteriores a la explosión de la bomba atómica

de Nagasaki, de los 30150 niños nacidos en la ciudad japonesa,

un quince por ciento (4282 niños) fueron anormales, 471 nacieron

muertos, 1346 tenían deformaciones óseas, musculares y

nerviosas, 429 con deformaciones en los ojos y en los oídos, 254

en los labios o en la lengua, 47 con el cerebro deforme, 25 sin

cerebro y 8 sin orbitas.

En la India, alrededor de cinco millones de personas viven sin

hogar.

Nacen y mueren sin haber conocido nunca lo que es un hogar.

Para otros 48 millones de habitantes, el hogar consiste en una

sola habitación, en donde cocinan, duermen, y comen las familias

compuestas por término medio de cinco miembros.

Redundo en ello, en estos momentos en todas partes alguien está

bebiendo el vaso del dolor, simplemente aquí en la iglesia,

nuestros hermanos Zavala Berriel, lo acaban de beber, nuestro

hermano José igual, Claudia lo está bebiendo, nuestra hermana

Oliva, Felipe, y no sé cuantos más.

La Biblia, la historia, los hechos actuales, nos hacen saber y ver

que el dolor ha estado, y seguirá estando.

Yo no sé de dónde sacan tanta mentira esos predicadores o

pastores modernos, que dicen que un cristiano no tiene porque

sufrir, no tiene porque enfermarse, no tiene porque angustiarse,

no tiene porque llorar.

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Si aun el apóstol Pablo enfermó: 2da Corintios 11:23-29 ¿Son

ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en

trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más;

en peligros de muerte muchas veces. 24 De los judíos cinco veces

he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido

azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido

naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta

mar; 26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de

ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles,

peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar,

peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y fatiga, en muchos

desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en

desnudez; 28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa

cada día, la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién

enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no

me indigno?

¿Pablo, a eso le llama maldición? 2da Corintios 4:17-18 Porque

esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez

más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las

cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se

ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

BAD Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos,

producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo

sufrimiento.

BLS Las dificultades que tenemos son pequeñas, y no van a durar

siempre. Pero, gracias a ellas, Dios nos llenará de la gloria que

dura para siempre: una gloria grande y maravillosa.

De manera que ese dolor, dará paso a algo maravilloso:

Un maestro en la metáfora cuenta que un día la cera se quejaba:

-¡Esto es insoportable! -dijo la cera mientras la llama la hacía

caer derretida sobre el papel que había dejado.

-No te preocupes - le dijo el papel-, estoy seguro que todo nos

va a salir bien. Recuerda que yo también sufro cuando te vierten

sobre mí.

-¡Jamás había sufrido tanto como ahora! - exclamó la cera

mientras seguía derritiéndose.

-Esto no ocurre por casualidad, hay un buen propósito detrás todo

esto, y ya verás que vamos a tener un buen fin -replicó el papel.

La cera no pudo responder de inmediato, pero cuando había

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quedado impregnada en el papel, alguien le dio un fuerte golpe,

entonces miró hacia arriba y vio que tenía una hermosa impresión

en el rostro: El sello real que se le había aplicado.

-¡Ah, ahora entiendo! -dijo la cera-. Me derritieron para que

pudiera recibir esta hermosa y duradera impresión. Si, dijo el

papel, ahora tú y yo después de este pequeño proceso de dolor,

quedaremos en manos de la realeza.

Sus sufrimientos ya habían terminado.

No es bueno maldecir, ni quejarse, es tan fácil regocijarse.

Cuando Dios la lluvia envía pienso, ¡esta lluvia es mía!

Dios usa la aflicción en la misma forma que usa la lluvia para el

pasto verde.

C.H. Spurgeon. Dijo: Debemos ir a la gloria por el camino de la

doliente cruz. En ninguna parte se nos ha prometido que

volaríamos al cielo en un colchón de plumas, por lo que no debemos

desalentarnos cuando el camino se nos presenta áspero, tal como

lo transitaron nuestros padres antes que nosotros.

1era de Pedro 4:12-13 Amados, no os sorprendáis del fuego de

prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os

aconteciese, 13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los

padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su

gloria os gocéis con gran alegría.

El propósito del dolor es sacar lo mejor de nosotros, el dolor nos

fortalece, ¿acaso no dice el dicho, que lo que no nos mata, nos

hace fuertes? Mary Tyler Moore expresó: El dolor alimenta el

valor. No podemos ser valientes si tan sólo nos han pasado cosas

maravillosas.

De las personas que han quedado registradas en la Biblia, miramos

que el dolor y el sufrimiento fueron recompensados con

bendiciones divinas:

Génesis 15:14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré

yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.

Salieron con ovejas, vacas, piedras preciosas, pieles y gran

cantidad de oro.

¿Qué decir de José? Después de trece años de sufrimiento, llegó

a ser el segundo después de Faraón, gozando 80 años de

prosperidad, y luego Moisés. David, después de andar a salto de

mata por muchos años llegó a ser rey, Job aunque lo perdió todo,

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fue recompensado al doble, Daniel aunque fue puesto en el foso

de los leones, llegó a ser uno de los principales de Nabucodonosor.

Después del sufrimiento la gente de una o de otra manera fue

enriquecida, fortalecida, bendecida, todo lo contrario de lo que

anuncian los pare de sufrir, de manera que en la Biblia

encontramos que primero tenemos que sufrir, para luego recibir,

habrá cosas que nos duelan, pero permitamos que Dios trabajé con

ello.

27-ilust-selec Tomo I

La perla que se forma dentro del caparazón de las ostras, es otro

ejemplo de la grandeza nacida de la adversidad.

¿De dónde proviene esa magnífica joya? Comienza cuando un

irritante granito de arena se mete entre los pliegues de una

ostra, está cierra su caparazón al sentirse herida y empieza a

segregar un líquido llamado nácar con el que envuelve el granito de

arena que la mortifica.

La perla se forma por la reacción de la ostra contra ese factor

irritante.

Así que usted puede decir, una perla es una ostra que ha sido

lastimada y lo que la hirió, terminó por ser su corona y su gloria.

El placer, la comodidad, y la vida fácil jamás enriquecieron a los

hombres como lo hizo la ansiedad. De las lágrimas y el sufrimiento

nacieron los más grandes espíritus y las vidas más bendecidas.

Algunos quisiéramos que esto fuera automático, que en un abrir y

cerrar de ojos, pasará este trago amargo, pero una perla no se

forja en un día, las cosas grandes no se hacen en instantes,

cuando venga el dolor, hay que saber esperar, no nos centremos

tanto en el día de la crucifixión, sino en el día de la resurrección:

Aflicción esperar tres días Selah

La vendedora de flores sonreía; su arrugado rostro resplandecía

de gozo. Por impulso, tomé una de sus flores. Se ve usted muy

feliz esta mañana, le dije. ¡Claro!, exclamó. Sobran los motivos.

Aquella mujer vestía tan pobremente y se veía tan frágil, que su

actitud me intrigó. Sobrelleva sus problemas admirablemente, la

elogié.

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Ella me explicó entonces:

Cuando crucificaron a Cristo, el Viernes Santo, fue el día más

triste de la historia.

Pero, tres días después, Él resucitó.

Por eso he aprendido a esperar tres días siempre que algo me

aflige.

Las cosas siempre se arreglan de una u otra manera en ese tiempo.

Seguía sonriendo al despedirse de mí. Sus palabras me vienen a la

mente cada vez que estoy en dificultades. Hay que esperar tres

días.

Sí, pero yo ya llevó treinta años, pues hay personas que llevan

toda la vida, por ejemplo el bebé que nace con discapacidad, que

ha quedado confinado a pasar el resto de su vida en una silla de

ruedas, o aquel que nace ciego, sordo y mudo, o el que nace sin

piernas, sin brazos.

Valió la pena

Cuando trajeron al joven soldado a la sala de cirugía, el doctor

Kenneth Swan movió la cabeza. Dudaba sinceramente que valiera

la pena tratar de salvarle la vida.

Tenía ambas piernas destrozadas. El pecho lo tenía hundido.

Había perdido un ojo, y el otro estaba mal herido. «Si vive —

pensó el médico—, será infeliz toda su vida.» ¿Valdrá la pena

operarlo? Sin embargo, lo operó.

Veintitrés años después se encontraron el doctor Swan y Kenneth,

el joven que había sido herido en el campo de batalla. Sucedió en

Fort Benning, Georgia, cuando el gobierno le otorgaba cuatro

condecoraciones al veterano de Vietnam.

El médico y el veterano se dieron la mano. Kenneth estaba lisiado

y, además, ciego. Pero había cursado estudios de universidad, se

había casado, tenía dos hijos y tocaba magistralmente el piano.

Kenneth era un hombre entero, feliz y útil a la sociedad. «He

aprendido una gran lección —dijo el doctor Kenneth Swan—. Nunca

debo dudar de la validez de una operación.»

Este caso tiene dos capítulos. El primero fue la explosión de una

bomba que destrozó a Kenneth en la guerra de Vietnam, y el

médico que lo operó porque algo, como quiera, había que hacer. El

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segundo capítulo tuvo lugar veintitrés años después, cuando el

médico pudo contemplar el valor de su decisión.

¿Valía la pena hacer todo lo posible por poner en orden el cuerpo

destrozado de ese joven? ¡Seguro que sí! Hubo que amputarle

ambas piernas. Hubo que extraerle los dos ojos. Hubo que coserlo

por todas partes, y reacondicionar pecho, rostro, brazos y manos.

Pero valió la pena. Tras veintitrés años de lucha tenaz, Kenneth

llegó a ser un hombre completo y feliz.

2da. Corintios 4:8-9 que estamos atribulados en todo, mas no

angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas

no desamparados; derribados, pero no destruidos;

¿Y, no puedo evadir el vaso del dolor? No, y no es que lo pidamos,

nuestro vaso ya está servido, a lo mejor algunos ya lo estamos

bebiendo, nada más espero que ninguno de nosotros lo estemos

sirviendo, porque hay vasos de dolor, que jamás deberían servirse,

esos vasos son la esposa peleonera, pendenciera, el esposo

maldiciente, irresponsable o golpeador, el hijo alcohólico o

drogadicto.

El esposo o esposa que abandona, lo mismo que los hijos que dan

la espalda a sus padres para ir tras el pecado, el hijo que se

asocia a alguna pandilla o que se junta con malvivientes, esos

vasos deberían vaciarse, que digo vaciarse jamás servirse, los

vasos del dolor, son la enfermedad no buscada, el desempleo no

buscado, lo mismo que las injusticias, el accidente no provocado,

el dolor no pedido.

Ese vaso de dolor es indispensable, para alcanzar la gloria

venidera: Hechos 14:22 confirmando los ánimos de los discípulos,

exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es

necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el

reino de Dios.

BAD fortaleciendo a los discípulos y animándolos a perseverar en

la fe. «Es necesario pasar por muchas dificultades para entrar en

el reino de Dios», les decían.

BLS Allí visitaron a los que habían creído en Jesús, y les

recomendaron que siguieran confiando en él. También les dijeron:

"Debemos sufrir mucho antes de entrar en el reino de Dios".

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Un escritor para un periódico local entrevistaba a un granjero

sobre los efectos del tiempo reciente en sus cultivos. La lluvia

abundante y las cosechas de soja y maíz del granjero estaban

altas y lozanas.

Mis cultivos son muy vulnerables ahora, dijo el granjero.

Esta declaración sorprendió al periodista. Había planeado enfocar

su artículo en la buena cosecha que se esperaba y la prosperidad

económica que le traería a la ciudad.

El granjero continuó: Hasta una sequía corta tendría efectos

devastadores.

¿Por qué?, le preguntó el reportero.

El granjero le explicó que, mientras vemos la lluvia

frecuentemente como un beneficio, durante tiempos de lluvia las

plantas no se ven obligadas a empujar sus raíces a lo profundo en

busca de agua. Las raíces permanecen cerca de la superficie,

dejando a las plantas sin preparación para la sequía.

Su cultivo también corría peligro de vientos fuertes y tormentosos.

De nuevo, debido a la estructura de raíces superficiales, un viento

fuerte le haría perder toda su cosecha en unos pocos minutos.

Algunos creyentes disfrutan una abundancia de lluvias de bendición

que vienen en la forma de reunión de alabanza, comunión con otros

creyentes y tiempos de enseñanza bíblica. Sin embargo, cuando el

dolor entra a sus vidas, estos mismos creyentes se desaniman,

abandonan a Dios o creen que Él es infiel. ¿Por qué? Sus raíces

nunca crecieron más allá de la superficie.

Su vida espiritual es fuerte en la superficie, pero endeble en la

realidad. Son sobre todo vulnerables a los fuertes vientos de la

adversidad o al sufrimiento intenso del dolor.

Solo las raíces que crecen profundas en Dios nos ayudarán a

soportar los tiempos difíciles. Hagamos que nuestras raíces se

profundicen más hoy. Y eso sólo se logra bebiendo del vaso del

dolor.

¿Queremos que haya fruto en nuestra vida? Tenemos que pagar el

precio.

¿Queremos ser consolados por Dios? ¡Tenemos que sufrir!

¿Queremos un cuerpo nuevo, sin enfermedades, sin dolor?

¿Queremos un cuerpo glorioso? ¡Tenemos que morir!

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Juan 12:24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo

no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva

mucho fruto.

BLS Ustedes saben que si un grano de trigo cae en la tierra y no

muere, no produce nada. Pero si muere, da una cosecha abundante. Jesús dijo esto refiriéndose a su muerte, era necesario que el

muriese para dar esa abundante cosecha que aun a más de dos mil

años de distancia todavía está recogiendo, en esa cosecha

estamos usted y yo.

Pero primero tuvo que haber angustia, tristeza, dolor, sufrimiento

y muerte, ¿en qué etapa vamos? ¿Cuánto nos queda por beber del

vaso del dolor? ¿Ya lo estamos bebiendo o lo estamos evadiendo?

Quienes ya lo están tomando, están más cerca de recibir mayor

bendición, como mirábamos en una enseñanza anterior, el Señor

restituirá al doble. Si está bebiendo del vaso del dolor, no lo tire

por muy amargo que esto sea, beba hasta el fondo, Jesús los hizo,

y en medio de su dolor ángeles de Dios bajaron a fortalecerle,

Lucas 22:41-44 Y él se apartó de ellos a distancia como de un

tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: Padre, si

quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino

la tuya. 43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.

44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor

como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

A lo mejor usted ya está escurriendo gotas de sangre, pero

poderoso es Dios para consolarle, alentarle, animarle y sobre todo

que Él no nos dejará solos con nuestro dolor, esos ángeles bien

pueden ser las personas que nos atienden en nuestra enfermedad,

dolor o necesidad.

Ese ángel puede ser su esposo, su esposa, sus cuñados, sus

hermanos o hermanas de sangre, sus padres, sus hijos, sus

abuelos, o aun los hermanos en Cristo. Ese ángel a lo mejor no le

quita su dolencia, pero le regalará su apoyo, una caricia, un beso,

y sobre todo su tiempo.

¿Lo agradecerá? A Jesús en el momento de beber el vaso del

dolor lo dejaron solo ¿a usted lo han dejado solo? Hay dolor que

vale la pena:

Medite en lo siguiente:

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El vaso del dolor 13 de 15

Valió la pena, sufrir dolores de parto,

cuando al final se sostiene entre las manos

una nueva vida que el existir de la Madre

ha transformado...

Y el dolor que se experimenta en las pequeñas caídas,

cuando se dan los primeros pasos, se convierte en triunfo,

al lograr afianzar el caminar, luego poder correr,

y quizás hasta en sueños volar...

Un fracaso, asumido con madurez, puede en un principio doler;

pero al superarlo, el alma se logra fortalecer;

y más valiente se hace el ser humano,

ante cualquier reto que se le presente

o ante los diferentes momentos que en su vida pueda tener...

Los padres que tienen un hijo especial, desde un primer momento,

es tan grande el dolor que pueden llegar a pensar,

que se sienten frustrados y no lo podrán superar;

pero con el tiempo y asumido desde la fe,

ese ser que en un principio causó dolor,

se llegará a convertir en el más grande amor,

y les enseñará a descubrir lo que realmente en la vida tiene

valor...

El perder un ser querido, deja el corazón destruido...

hasta que se logra ver la muerte desde los ojos de Dios,

y se transforma en esperanza ese dolor;

esta tristeza que deja el vacío,

nos enseña a valorar a quienes a nuestro lado han quedado,

y que también son seres amados...

Si llegas a sentir hambre,

aprendes a valorar el pan que comes cada día...

Si superas una enfermedad, vives más intensamente la vida;

Si pierdes un amor por un error;

te esfuerzas por dar de ahora en adelante, de ti lo mejor...

Así es el dolor, te hace fuerte, transforma el corazón...

Es necesario asumirlo desde la fe, porque así,

aunque sea demasiado fuerte ese dolor, no te detiene,

te enseña a ver el mundo con otros ojos,

y te ayuda a vivir mucho mejor...

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El vaso del dolor 14 de 15

Si careces de algo, valoras más lo que tienes...

Si sufres por alguien, llegas a amarlo más...

Si escoges el camino difícil, te haces más fuerte.

Si experimentas de cerca la muerte, aprendes a amar más la

vida...

Si caes, adquieres destreza en levantarte...

El dolor no deforma, sino que transforma...

Hay quienes se quejan del dolor y el sufrimiento;

y otros que se van al extremo,

les gusta ser masoquistas y quedarse en ello...

El dolor no es un castigo, tampoco un estilo de vida;

no se trata de renunciar a vivir, ni de estancarse en él,

para decir que se ha de sufrir...

El dolor es un verbo más que se conjuga en el ser humano,

pero que debe ser asumido en paz,

enfrentarlo como un reto o como ese peldaño, que al superarlo,

te hace fuerte, te enseña a valorar lo que tienes,

te asemeja a Aquél que por Amor,

su vida entregó e hizo del dolor, una bella e invaluable

Redención...

El dolor no deforma, transforma... es una gran verdad...

Y eso lo sustentan, quienes al sufrir,

sienten que han crecido y se han fortalecido aún más...

aquello que alguna vez te hace sufrir, al superarlo,

te hará feliz de verdad;

te enseñará a ver la vida con nuevos ojos,

y podrás experimentar en tu corazón una gran paz,

que se hará presente en cualquier momento que vivas,

ya sea al reír o al llorar...

Todo esto define, esa gran verdad:

El dolor no deforma, transforma

¡Con dolor se nace...pero Dios te ama!,

¡Con dolor se crece... Pero Dios te calma!

¡Con dolor se muere...pero Dios te espera!

No deje que nadie lo separe del amor de Dios, Romanos 8:35-39

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia,

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El vaso del dolor 15 de 15

o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36

Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;

Somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas

estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos

amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida,

ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por

venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada

nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor

nuestro.

Hermano mío, hermana mía, ya pronto se vaciará nuestro vaso.

Más pronto de lo que muchos creen.

No pensemos que el vaso que nos tocó es un vaso más grande que

los otros.

Hay en el mundo tanto dolor, que toca mucho a cada alma; la suya

recibió su porción bien servida; pero tenemos a alguien que nos

espera en la eternidad, para quitar todo dolor, para enjugar toda

lagrima de nuestros ojos, para darnos un cuerpo glorioso y vida

eterna.

¿Lo creemos?

El dolor a nadie nos gusta, pero tenemos promesas de ser

confortados por Dios mismo: Jeremías 31:12-14 Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de

Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al

ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto

de riego, y nunca más tendrán dolor. 13 Entonces la virgen se

alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y

cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su

dolor. 14 Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi

pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová.

Pastor: Juan Carlos Hoy Romero

[email protected]