El Vendedor de Tiempo,Trias de Bes Fernando

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    0Fernando Tras de Bes

    El vendedor de tiempoUna stira sobre el sistema econmico

    E M P R E S A A C T I V AArgentina - Chile - Colombia - Espaa

    Estados Unidos - Mxico - Uruguay - Venezuela

    Reservados codos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin (a autorizacin

    escrita de los titulares del copyright, ba jo la s sa nc io nes es ta bl ec id as en la s le yes, la

    reproduccin parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidosla reprografa y el tratamiento informtico, as como la distribucin de ejemplares

    mediante alquiler o prstamo pblicos,

    2005 by Fernando Tras de Bes 2005 by Ediciones Urano, S. A.

    Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona

    www.empresaactiva.com

    www.edicionesurano.com

    ISBN-. 84-95787-75-X

    Depsito legal: B - 26.148 - 2005

    Fotocomposicin: Ediciones Urano, S. A.

    Impreso por Romany Valls, S. A. - Verdaguer, 1 - 08786 Capellades (Barcelona)

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    Impreso en Espaa - Printed in Spain

    A mi hijo Alejo,

    con todo mi amor,

    por si no soy capaz de transmitirleque su tiempo es slo suyo.

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    ndice

    AgradecimientosPrlogo

    Cl. El A y el P de TC

    C2. TC se prepara

    C3. TC registra el T

    C4. TC produce T

    C5. En las N

    C6. El problema de DVDC7. El consumo de T

    C8. Ms y ms T para todos

    C9. Los contenedores de T

    C10. El A y el P del Gbrno

    Dos finales

    Eplogo

    Reflexin final

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    Agradecimientos

    Los libros tienen un solo autor, pero son siempre muchos los que lo hacenposible.

    A mi mujer, Mara del Mar, por sus nimos constantes y la infinita pacienciaque ha tenido conmigo en la gestacin de este libro.

    A Frank Hendrickx, la primera persona a la que expliqu esta historia cuando nitan siquiera haba empezado a escribirla. Quizs l nunca lo supo, pero la

    conversacin informal que mantuvimos durante un vuelo de Atenas aBarcelona me inspir la manera de abordar su redaccin.

    A Ricard Gresa, pues tuvo un papel fundamental en la redefinicin de laextensin del primer manuscrito y me mostr cmo poda eliminar buena partedel mismo sin que por ello se viera alterada la historia.

    A Felipe Artalejo, pues me ayud sobremanera a pulir algunos aspectosmacroeconmicos que permitieron que esta historia tuviera visos de realidad.

    A Emilio Mayo y lex Rovira por sus aportaciones y consejos a los primerosborradores de la historia.

    A Maru de Montserrat por el tiempo dedicado a la revisin de los diferentesmanuscritos y por sus inestimables aportaciones.

    A Gregorio Vlastelica y Carlos Martnez, mis editores en Empresa Activa, porsus comentarios y recomendaciones y por confiar en este proyecto.

    A Carmen Garca Trevijano, alias Chituca, por su incansable labor en lapromocin y difusin del libro y por la constante alegra con que impregna atodos los que colaboran y trabajan con ella.

    A Joan Salvador, maestro de la palabra, por sus sugerencias en la revisin deeste texto.

    A Joaqun Sabater, padre e hijo, por el incondicional apoyo a la publicacin de

    este libro cuando era solamente un proyecto.

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    A Juan Carlos Tous por sus sugerencias acerca del carcter de TC, que meayudaron a perfilar mejor su estructura de personalidad.

    A Juan Jos Nieto por sus sinceros comentarios, que me acabaron de convencer

    de la necesidad de incluir una reflexin final que aclarase la intencin de estahistoria.

    A Carmen Rafel por sus palabras de nimo y por los inestimables consejos parala publicacin de este libro.

    A todas las personas que leyeron el manuscrito original y cuyas aportaciones,sugerencias e ideas, se fueron incorporando de una u otra forma al libro; BorjaMartn, Jos Luis Snchez (padre e hijo), Rosa Castellv, Gemma Lers,Guillermo y Mercedes Tras de Bes, Alexandra Llavina, Mercedes Segura,Natalia Lasaosa, Mario Alonso Puig, Ignacio Rafel, Jordi Nadal y ManelArmengol...

    Pero, sobre todo, quiero dar las gracias a Isabel Monteagudo, pues este libronunca se hubiera escrito sin su apoyo. Hubo un momento en que, con elmanuscrito acabado, decid posponer su publicacin durante unos aos. Ahoraestoy seguro de que sin su tesn y sus palabras de aliento jams hubiera visto laluz, porque nunca lo hubiera retomado.

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    Prlogo

    La gente tiene poco tiempo para leer. As que imagnese el lector el pocoque le queda a uno para escribir. Estos son motivos de suficiente peso paradecidirme a escribir esta historia en su versin abreviada; es ms prctico paratodos.

    Con tal propsito, busqu en el diccionario la palabra Abreviar, cuyadefinicin reproduzco a continuacin:

    Abreviar: tr. Hacer breve, acortar, reducir a menos tiempo o espacio.

    Es decir, que una novela abreviada debe recortar tiempo y espacio al relatoen cuestin. El texto escrito debe ocupar menos papel y su lectura, menosminutos al lector.

    Por eso, a partir de ahora utilizar la letra T para referirme al vocablotiempo. Para el dinero, emplear el carcter $. No es porque el del euro seamenos valioso. El motivo es que mi ordenador es algo antiguo y su smbolo noaparece en el teclado.

    Eso simplifica las cosas. Hay un viejo dicho que reza: El tiempo es oro.

    En ingls, El tiempo es dinero. Pues bien, en el nuevo formato que acabo deinventar, este refrn se escribe as:

    El T es $

    Mas, dispuestos a abreviar, empecemos por terminar ya este prlogo ypasar al captulo Primero, que resumiremos como Cl. Y es que seguro que ustedtampoco dispone de demasiado tiempo. Perdn, T.

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    Cl

    El A y el P de TC

    Cuanto aqu se relata le sucedi a un Tipo Corriente que viva en Un SitioAleatorio. Emplearemos sus siglas: a l le llamaremos TC, pero de su pas noutilizaremos las iniciales, pues en tal caso el lugar en cuestin dejara de seraleatorio.

    TC comenz a interesarse por el sistema reproductor de las hormigas decabeza roja (para resumir, las Hrmgas de Cbza Rja) desde muy pequeo. Sumaestro de Ciencias Naturales de la escuela primaria explic cmo sereproducan los mamferos justo un da antes de que se desplomara el ascensorde su domicilio desde la quinta planta, con l en su interior. Milagrosamente, elprofesor sali ileso, pero debido al susto contrajo la ictericia, as como unaincurable tartamudez que aminor considerablemente el ritmo del plan deestudios de TC y sus compaeros de clase. Lo que vean en una semana, ahoratomaba cuatro y, obviamente, no hubo T de completar todo el temario ni dellegar al captulo del sistema reproductor de las Hrmgas de Cbza Rja, que era elque ms interesaba a TC. Y como la duda llama al inters, desde entoncesadquiri tal inquietud por !as Hrmgas que jams logr quitrselas de la Cbza.

    TC pas sus aos de formacin obligatoria con intencin de convertirse enbilogo, lo que le permitira consagrarse en cuerpo y alma a los insectos. Sinembargo, cuando lleg el momento de acceder a la Facultad de Biologa, debidoa su incompleto plan de estudios, su calificacin no fue suficiente para ingresaren la Universidad.

    TC se sinti abatido, desolado, impotente. Fue un mazazo que le sacudicon la fuerza de un gigante. Por ms que lo intent, nunca comprendi por qu

    las calificaciones obtenidas en latn, griego, clculo matricial o historia del artetenan que determinar su incapacidad para asimilar el mundo de los insectos.Pero as funcionaban las cosas en Un Sitio Aleatorio.

    Descartadas las Hrmgas, no le qued otra opcin que seguir lo que supadre le impuso: contabilidad. TC obtuvo la titulacin de Contable Diplomadocon apenas veintids aos. Al ver el ttulo, su padre le abraz y 3e dijosolemnemente a su esposa con hiriente intencin:

    Querida, nuestro hijo ya cuenta.A TC no le importun el comentario de su padre, por dos motivos.

    Primero, porque su madre se haba emocionado ante el diploma y despusporque, en realidad, tena planeado prescindir de la contabilidad y

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    especializarse en la construccin de terrarios. Los terrarios para Hrmgas eranuna disciplina difcil y con muy pocos especialistas en el pas, lo que leauguraba un brillante porvenir y la posibilidad de retomar el caminoprofesional que siempre dese. Sin embargo, algo volvi a interponerse entre l

    y las Hrmgas de Cbza Rja: el matrimonio.No conviene dedicar T o espacio a pormenorizar sobre la mujer de TC. Nohay T para ello. Por eso, al igual que TC, tambin obviar describirla. Decida ellector si quiere que sea rubia o morena, su edad, su empleo, su carcter dulce orebelde. Me da igual. La llamaremos la mujer de TC. Para abreviar, a partir deahora, ser: MTC.

    Bien, evitando explicar la infancia de MTC y cmo conoci y se enamorde TC hemos conseguido ahorrar unas seis pginas y que su inters por esterelato no decaiga, de momento,

    TC y MTC se casaron en una sencilla y entraable ceremonia a la queacudi el profesor de primaria, quien no logr terminar su discurso de brindis,pues su tartamudez no haba hecho ms que empeorar desde la cada delascensor. Tras una fugaz luna de miel, TC y su reciente esposa se pusieron a

    buscar un lugar en el que vivir. Visitaron primero pisos grandes y cntricos,Cunto dice que cuesta?; despus, medianos y en el radio de la ciudad,Puede repetirme el precio?; luego les mostraron unos apartamentos muchoms pequeos, aunque muy alejados del centro de la urbe, Est seguro de queno se equvoca de importe? Finalmente adquirieron en los suburbios unraqutico apartamento de sesenta metros cuadrados, cien para los amigos.

    Incorporaron una plaza de aparcamiento a su adquisicin, pero no leslleg para el trastero. Luego naci su primer hijo, al que llamaremos TC-1.Cinco aos ms tarde, vino el segundo, TC-2 y, cuatro despus, MTC lereproch desolada a su esposo:

    Si tuviramos trastero, podramos tener un tercer hijo, pero con tanpocos armarios, la ropa de cinco no cabra en casa. Ahora, todos los trasteros dela finca estn ocupados. No hay nada que hacer.

    Y llor amargamente. TC nunca hubiera imaginado que la carencia deunos pocos metros cuadrados iba a significar, aos despus, negar toda una

    vida, pues resolvieron no tener ms hijos, Pero as funcionaban las cosas en UnSitio Aleatorio.

    Para pagar los recibos de sus cinco por doce metros de superficie vital, TCse coloc en International Business Nonsenses, a partir de ahora IBN, unaempresa multinacional globalizada descentralizada, siendo destinado alDepartamento de Contabilidad.

    Su cometido consista en hacer que se esfumaran por los armarios ycajones de IBN las facturas a pagar a los proveedores, para que stos tuvieranque enviarlas de nuevo y, de este modo, alargar los plazos de pago.

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    TC trabajaba mucho, y duro. Llegaba muy pronto a la oficina, para poderllegar tarde a casa. Pasaba muchas horas en el tren, los das que decida notomar el coche, y pasaba muchas horas en el coche, cuando no tomaba el tren.

    Y por qu trabajaba tan largas jornadas en tan absurda tarea? A qu se

    deba tal entrega y voluntariosa dedicacin? Lo que mejor explicaba ladependencia que TC tena de IBN era la descomunal hipoteca que precisabapagar cada mes, que generosamente le haba concedido el banco diez aosatrs, y de la que ya haba amortizado... todo un uno por ciento del capital! Esoera mucho ms que nada, como siempre le recordaba el director de la sucursal,cada vez que telefoneaba a TC para avisarle que se haba quedado endescubierto de nuevo.

    TC solicit su hipoteca al banco de... Bueno, qu ms da! Todos los bancosson iguales. Llamemos Bco al banco de TC y nos ahorraremos otro prrafo.

    El caso es que en ese Bco trabajaba un amigo de su suegro, quien lesasegur que les estaban ofreciendo la hipoteca de su vida: unas condiciones amantener en secreto, por lo exageradamente ventajosas que resultaban. Enrealidad, eran peores que en otras entidades financieras, pero TC descubri quesu suegro se llevaba bajo mano una comisin del Bco. Sin embargo, a TC no leimportaba, porque recuperaba su parte cuando el padre de MTC le entregaba el$ para la combinacin de caballos ganadores a los que, supuestamente, debaapostar todas las semanas. TC nunca compr un solo boleto al corredor deapuestas. De esta forma, la familia se mantena unida y las cuentas zanjadas.

    Ahora ya lo podemos repetir en un formato ms breve; TC se encontr alos cuarenta casado con MTC, padre de TC-1 y TC-2, sin trastero, ni TC-3,amargado en IBN y sin T para las Hrmgas de Cbza Rja, que era para lo que lhaba venido a este mundo.

    Ve el lector lo fcil que es abreviar una novela?Pero volvamos a la historia. El enredo comenz el da en que TC oy decir

    por la radio a un mdico especialista en enfermos terminales que en losltimos compases de la vida, todos los que van a morir hacen balance de lamisma.

    A TC le sorprendi tal afirmacin, porque era contable y saba que los

    balances no se realizan nicamente cuando la empresa va a ser liquidada. Seconfeccionan todos los aos, incluso varias veces en un mismo ejercicio anual.Por qu deba ser diferente con la vida? Por qu haba uno de esperar arealizar el balance de su vida cuando agonizara? Tal cuestin le sugiri laposibilidad de hacer balance de su vida, en vida.

    Por si quien lea estas lneas desconoce el concepto de balance contable,dir que ste consta de un Activo al que esta vez los expertos y no yoabrevian como A, y una contrapartida, el Pasivo, denominado P por losmismos expertos que antes.

    El A recoge todo aquello que una empresa tiene, posee o tiene previstocobrar. El P recoge lo que debe, sus deudas y el capital que los socios accionistas

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    han depositado en la empresa. En resumen, el A es lo que tiene y el P es lo quedebe. Normalmente, en todo balance, el A es igual al P. Es decir, estn siempreigualados, pues lo que se tiene es lo que se debe. Eso significa que uno nopuede tener nada que no deba a nadie, lo cual es una abominacin. Pero as es.

    Pues bien, cuando TC hizo el A y el P de su vida, que era una noche en laque no poda dormir, con palpitaciones, ganas de llorar y de enviarlo todo a laM, se dio cuenta del lo en que se haba metido. Bueno, en el callejn sin salidaen el que nos hemos arrinconado todos los TC de este mundo o, para ser msexactos, en la gran trampa que la humanidad se ha tendido a s misma,

    Inquieto, se sent a una silla del comedor. Primero, TC detall su A, lo quetena: un apartamento de cien metros cuadrados, perdn, de sesenta; su plazade aparcamiento; un coche usado por l y antes por otro; sus muebles; 3.100 $en el Bco, y 450 $ bajo el colchn sobre el cual MTC dorma plcidamente, ajenaal tan poco ortodoxo ejercicio contable que su marido haca en la habitacincontigua a las tres de la maana.

    Cuntas cosas tengo! Cmo es posible con lo poco que gano en IBN?,se pregunt a s mismo.

    Ah, claro, falta detallar el P! Se contest despus.Empez su lista de deudas con lo que deba a su cuado: 1.500 $. Su

    cuado era como todos los cuados, excepto por una cualidad especial: era e!suyo. Y ya se sabe que todos los cuados son seres extrasimos a los que nadieacierta a comprender.

    Se cas con su hermana hara cuatro aos y las cosas les iban bastantemejor que a ellos. Todo en su cuado era ms grande: su auto, su casa, sutelevisor, su cuenta corriente y su ego. Les haba prestado esos 1.500 $ cuando lode las cortinas. TC insisti en instalarlas sin percatarse de que ya venan conorificios. Las coloc del revs, y las agujere por su parte inferior con undestornillador y unas tijeras de podar para pasar los aros que la sujetaran a lasguas. MTC lo miraba incrdula, incapaz de disuadirle de su empeo. Total, quela cortina acab perforada por arriba y por abajo, y tuvieron que tirarla a la

    basura. MTC se puso tremendamente nerviosa, pues esa noche venan a cenar eljefe (es decir, el J) de TC y su seora y, a toda costa, haba que demostrar que les

    llegaba para visillos. Pero no tenan $ para reponerlos. MTC telefone a sucuado, quien en menos de una hora acudi con un tapicero que resolvi elproblema por 1.500 $, que TC prometi devolver. Nunca tuvo suficiente parazanjar esa deuda y el muy cretino de su cuado se lo recordaba cada vez que losvisitaba, con viperina irona: Bonitos visillos...

    Pero se no era todo su P. Adems de los 1.500 $ de las cortinas, TCadeudaba 355.000 $ al Bco, que era lo que le restaba por pagar de la hipotecaque tuvo que constituir para la compra de una porcin de 60 m2de planeta. Aspues, el total de su P era de 356.500 $.

    TC observ su P y se qued pensativo. Era realmente sa su deuda? No.Algo le deca que deba profundizar en el balance de su vida.

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    Si sumaba sus ingresos y los de su mujer, restaba los gastos de colegios, lagasolina, el tren, la comida, la ropa, los seguros inseguros, la luz, el gas, laelectricidad, el agua, el cine de los sbados, las palomitas del cine de lossbados y el refresco del cine de los sbados, imprescindible para apagar la

    horrorosa sed que dan las palomitas, solamente quedaban unos 1.400 $ libres,de los que, exactamente, 1,366,22 $ iban a parar directamente al Bco cada finalde mes. TC se saba esta cifra de memoria, pues llevaba ciento veinte meses,uno tras otro, viendo cmo la cargaban a su cuenta. Mil trescientos sesenta yseis $ con veintids centavos. En otras palabras, no tena capacidad alguna deahorro.

    TC lo comprob esa misma noche. Precisara 35 aos para devolver al Bcotodo lo que deba. Por tanto, su deuda no era una deuda de $. Era una deuda...de tiempo! Perdn, de T. Y eso, le gustara o no, era la realidad.

    Ponindolo todo junto:

    BALANCE DE TC

    A(Tengo...)

    P(Debo...)

    ApartamentoCocheMuebles3.100$ en el Bco

    450$ bajo el colchnPlaza de aparcamiento

    35 aos

    En otras palabras, la que le dijeron que era la hipoteca de su vida habaresultado ser una hipoteca de su vida. TC haba vendido todo su T. Era unvendedor de T, igual que tantos tipos corrientes como l. Una losa cay sobre suconciencia. Haba ido arrinconando a las Hrmgas de Cbza Rja pensando quealgn da llegara su momento, y ahora comprenda con difana claridad quenunca dispondra de T para ellas y que los misterios de su sistema reproductor

    regresaran a l una y otra vez como una asignatura pendiente, como un asuntopor resolver que, en el momento final, a las puertas de la muerte, pondran subalance en prdidas, en suspensin de pagos, en quiebra total.

    Se dijo a s mismo que eso no poda ser. Concretamente, dijo:No puede ser.Cmo poda haberse metido en un balance tan asfixiante, l, que era

    especialista en contabilidad? Sera culpa del sistema? TC confeccion elbalance del sistema, para comprobar si le arrojaba algo de luz al respecto:

    E! sistema posee casi todo mi T, pero no me debe nada, se dijo TC. Estebalance era muy sencillo de representar:

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    BALANCE DEL SISTEMA

    A(Tiene...)

    P(Me Debe-)

    Todo mi T Nada

    Ante tal hallazgo, le sobrevino un ahogo mayor al anterior, un sudor fro,unas ganas terribles de asesinar a su cuado, al tapicero, a su suegro, al directordel Bco, a su J y a su seora, al maestro de ciencias naturales... Era precisodespertar a MTC. Acudi hasta su dormitorio:

    Cario, cario! Despierta!

    Su mujer dio un brinco:Dios mo! Qu es lo que te sucede?MTC, amor mo, no podr dedicar mi vida a observar cmo se

    reproducen las Hrmgas de Cbza Rja hasta los setenta y cinco aos!Restregndose los ojos, su compaera clam:Son las cuatro de la madrugada! Ests loco o qu?No, no! El que est loco es el mundo! Por qu treinta y cinco aos de

    esconder facturas durante todos los das, de lunes a viernes? Para qu? Vidama, tenemos que hacer algo. Yo llevo demasiado T ajeno a mi destino, que se

    halla estrechamente vinculado al de las Hrmgas.MTC envi a su marido a dormir al sof, a pesar de que estaba recintapizado. Resolvi que al da siguiente llevara a su marido a algn psiclogocon diploma falsificado y recomendado por alguna vecina. Digo una vecina,pues no conozco a nadie que no diga que tiene una vecina que est loca.

    La vecina en cuestin result ser la del cuarto segunda, que se habaenamorado recientemente de su psiclogo durante las terapias a las que asistapara aprender a comunicarse con sus hijos. Hasta ah, todo normal. Pero el casoes que todava no tena nios. Es una cuestin de no dejar cosas para maana,deca. Su marido intent disuadirla una y otra vez, pero ella, ms testaruda quenada, inici una terapia que consista en interpretar dibujos que traan los niosde otros pacientes. Claro, la vecina no poda traer los suyos y tampoco iban aanalizar los dibujos del doctor.

    El psiclogo era un argentino de origen ruso. El Doctor NicolsTcherenolojov, pero siempre nos referiremos a l como el Dr. Che, que es mscorto.

    En fin, en nuestro formato breve, lo que pas es que MTC convenci a TCde ir a ver al Dr. Che a causa de las Hrmgas de Cbza Rja.

    Pero nuestro protagonista no se fiaba del Dr. Che. Para empezar,

    sospechaba que no era doctor, ni siquiera que fuera ruso y, probablemente, quetampoco fuera argentino. Cuando TC entr al despacho del Dr. Che no pudo

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    evitar imaginarse a su vecina y al terapeuta sobre el divn, mientras decenas dedibujos garabateados por nios ajenos a todo aquello se desparramaban sobresus desnudos cuerpos. TC lo encontraba una atrocidad. Era demasiado para l.Slo tena ganas de salir corriendo de ah.

    Pero, para su asombro, despus de que MTC detallara sus preocupaciones,el Dr. Che le dijo a TC:Mire, usted no podr dedicar su vida a observar el sistema reproductor

    de las Hrmgas de Cbza Rja hasta que no tenga suficiente $. Y nunca tendr unacuenta comente en condiciones hasta que no posea su propio negocio; perocomo, reconozcmoslo, no tiene usted ni idea de cmo iniciar una empresa,debe apuntarse a un curso de marketing para emprendedores. Sin embargo, notiene usted T para ello debido, nica y exclusivamente, a sus horarios en BN.Por eso, debe usted apuntarse a un curso a distancia, mediante entregassemanales, en forma de fascculos. Personalmente, le recomiendo los de laeditorial Profesionales del Mundo. Son formidables!

    MTC se qued absolutamente atnita. Envi a su mando a la salita deespera, en la habitacin contigua.

    Pero est usted loco o qu?! le chill al Dr. Che.Clmese, clmese, seora!Cmo quiere usted que me calme? No tenemos ya bastantes

    problemas con las Hrmgas de Cbza Rja?El Dr. Che respir hondo, aguard a que MTC se tranquilizara y despus

    le dijo con aire circunspecto:Escuche bien, seora, su marido padece una histeria obsesiva. Y las

    obsesiones no pueden atajarse luchando directamente contra ellas porque lonico que se consigue es obsesionar al enfermo ms y ms con su fijacin. En elcaso de TC, la obsesin ha tomado forma de Hrmga de Cbza Rja. Debe de serun tema no resuelto de su infancia, algo que solamente un psicoanlisisconvencional podra desvelarnos, y que nos llevara demasiado T, pues paraentonces estaran ustedes arruinados. Debemos acometer una terapiaestratgica que consiste en introducir deliberadamente un elemento dedistraccin para aminorar de forma paulatina el objeto de la obsesin. En este

    caso, he escogido una coleccin de fascculos con un pretexto cualquiera, comomontar un negocio. Poda haber escogido una coleccin de sellos senegaleses,de monculos del siglo XV, o de palillos chinos, pero opt por lo del curso demarketing de nuevos negocios pues deba darle una lgica a la sugerencia. Encaso contrario su marido no hubiera mordido el anzuelo. Y ha picado, hapicado. No se ha dado cuenta? Est absolutamente decidido a iniciar el cursopor entregas!

    Y? pregunt MTC.Y no lo acabar sentenci triunfalmente el Dr. Che a la vez que se

    revolva en su silln. Nadie acaba una coleccin de fascculos en su totalidad.Por eso, los cursos por entregas son la terapia que aplico a todos mis pacientes

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    con histerias obsesivas como la de su marido. Las colecciones de fascculoslogran eliminar cualquier obsesin, por persistente y extraa que sta sea,porque no hay ser humano que las complete. Le digo lo que pasar? Pues queTC se apuntar al curso de marketing para emprendedores, con lo que se

    olvidar sin ningn esfuerzo de los dichosos bichitos. Despus se cansar delcurso a distancia, y tambin lo abandonar. Y, de pronto, un buen da, se darcuenta de que no est pensando ni en una cosa ni en la otra. Adis a las Hrmgasde Cbza Rja y adis a la coleccin. Para entonces, su marido estar totalmentesanado.

    Salieron de la consulta. TC se fue directamente a un quiosco, MTC se fue aun bar a llorar y la vida de los dos cambi para siempre desde aquel da.

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    TC se prepara

    Lo que nunca adivin el Dr. Che fue que TC pudiera completar lacoleccin de fascculos. Debido a que los tabiques de la salita de espera eranmuy delgados, TC haba odo las explicaciones que le haba dado a su mujer, asque saba que no deba hablar ms de las Hrmgas de Cbza Rja. Guardarasilencio hasta que MTC se convenciera de que la terapia del psiclogo haba

    surtido efecto. De lo contrario, estara excesivamente alerta cuando llegara elmomento de iniciar su propio negocio y relacionara ambas cuestiones. Debasimular ser un individuo normal, adaptado, integrado al sistema y dispuesto avender su propio T. Nadie deba sospechar que se preparaba concienzudamentepara dar un irreversible salto adelante.

    As pues, delante de MTC, call Hrmgas y ley fascculos. Estudi en casahasta la dcima entrega. Y despus, como quien no quiere la cosa, fueespaciando la presencia de los nmeros que venan a continuacin. Dossemanas sin estudiar marketing. Un nmero suelto, abandonado de forma

    deliberada en el sof y aparentemente olvidado. Otro ms, al cabo de tressemanas. Y despus, ningn otro fascculo por casa.

    Jams cay en la tentacin de estudiar en el tren, pues se arriesgaba a servisto por algn vecino, quien, a su vez, poda explicrselo a su mujer de maneracasual. Eso limit tremendamente su capacidad de actuacin, pues dejaba a

    TC escaso T diario de formacin. Sin embargo, nuestro protagonista actusagazmente de nuevo.

    El vter es un lugar de verdadera inspiracin. Los genios no se atrevern aaceptarlo, pero muchas de las grandes ideas de la humanidad, muchos de los

    descubrimientos de ilustres cientficos que han transformado el mundo osalvado millones de vidas, las ms bellas composiciones musicales que, alorlas, nos transportan al cielo, han sido concebidas con su creador sentado enel inodoro.

    As fue. Para no ser descubierto, TC abord el resto de sus estudios en elvter de su planta en el edificio IBN. All sentado, con los pantalones a la alturade los tobillos, en una posicin nada digna, aprendi todo lo que unemprendedor precisaba saber de marketing. Su padre hubiera estado orgullosode verlo estudiar as. No me refiero a la posicin, me refiero a la intensidad.

    Pero todo eso que haba llevado con tanta cautela estaba a punto determinar porque, tras meses y meses de estudio, solamente le quedaba un

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    fascculo para terminar la coleccin. Fue entonces cuando decidi dedicar suhora diaria en el vter a generar ideas, pues deba dar con algn productooriginal que le hiciera millonario. El curso hablaba de una tcnica denominada

    brainstorming o tormenta de ideas. Se trataba de acumular el mximo

    nmero de post-it y anotar en ellos todas las ideas que a un grupo de personasles vena a la Cbza. Acto seguido, los papelitos se enganchaban a la pared.Tom a hurtadillas alrededor de cuarenta paquetes de post-it y se encerr en elvter de su planta. Se puso unos auriculares con una pera de Wagner parainspirarse, tom un bolgrafo y comenz a idear:

    Vamos all, qu es lo que precisa la gente? Claramente, la gente quiere $.Bien, podra vender $. No, descartado. No tiene sentido vender $. Aunque silograra cobrar por l ms de lo que vale, sera un gran negocio... Bueno, peroeso ya lo hacen los Bcos. Debo idear algo nuevo y diferente. S no, no me harmillonario.

    De todas formas, enganch un post-it en la pared en el que pona $.Prosigui:

    La gente necesita cario. Todos estamos faltos de caricias. No. No puedovender amor, pues eso ya lo hacen en los clubes nocturnos.

    Anot en otro papelito amor y lo enganch junto al anterior. Lo cierto esque lo estaba pasando en grande y producir ideas le sentaba muy bien.

    Paciencia. La gente precisa ser ms paciente. No. Descartado. Si mepongo a impartir cursos de paciencia la gente se pondra nerviosa. Adems, enla Administracin Pblica los funcionarios ya ensean paciencia a tosciudadanos.

    Aun as, anot paciencia en un nuevo papel que situ en la pared.La gente necesita rer. No. Descartado. Los contables no sabemos hacer

    rer. Sera un desastre. Adems, eso ya lo hacen los polticos...Pero anot rer en otro papel que situ junto al resto.Lo cierto es que le pas el T volando y no se percat de que llevaba ms de

    tres horas y media enganchando papelitos amarillos en las paredes delhabitculo del vter. Por un momento, le pareci or unos murmullos en elexterior. No le dio tiempo a reaccionar. Con los ltimos compases del

    Tannhauser la puerta se le vino encima y, tras caer a un lado con estruendo,aparecieron detrs el guardia de seguridad de IBN, el director de personal,todos sus compaeros y su propia secretaria.

    En el interior del vter, sosteniendo un bolgrafo y rodeado por ms dedoscientos post-it con palabras como amor, rer, $, o paciencia, TC nofue capaz de articular una explicacin convincente que justificara aquellaescena.

    Pero qu diablos hace usted? le pregunt el director de personal, alque llamaremos DP, para abreviar.

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    Llevamos horas gritando su nombre por todas partes. Es la hora decerrar. No nos ha odo usted? aadi indignada la secretaria de sudepartamento.

    Una vez en la calle, y con su estado de nimo por los suelos, resolvi

    acudir a su mejor amigo, a la nica persona a la que confiara un secreto y lanica que lo guardara para s: David, que abreviaremos como DVD, un gorditocomerciante de unos cincuenta aos de edad, cuyo establecimiento estaba aunos pocos minutos de IBN.

    Qu te trae por aqu? salud DVD al verlo llegar a su pequeatienda. TC caminaba cabizbajo y ni siquiera levant su mirada.

    Mejor no preguntes... suspir TC.Un mal da?Pattico, DVD, ha sido pattico. No te lo creeras... Prefiero cambiar de

    tema... Dime solamente una cosa. Resulta complicado ser tu propio J?DVD se apoy en el palo de su escoba y escrut con su mirada a TC.

    Despus le dijo:Mira, a tu edad no te metas en los. Las cosas estn muy difciles y t no

    ests para grandes riesgos. Si te despides y no sales adelante te resultar muycomplicado colocarte de nuevo. Cunta gente hay sin empleo en tu barrio?

    El distrito dice que alrededor de un setenta por ciento.Siete de cada diez. T mismo.No era eso lo que TC quera or. l esperaba que le dijera que adelante, que

    l lo iba a conseguir o frases por el estilo. Ese tipo de promesas que noconducen a ninguna parte, pero que todos los que piensan iniciar un negocionecesitan escuchar para superar el vrtigo de la inminente apuesta empresarial.La respuesta de DVD era poco gratificante, pero sincera. Sin embargo, aadicon una sonrisa...

    ...Ahora bien, TC, si finalmente te decides, cuenta conmigo para lo quequieras. Sabes que eres mi mejor amigo.

    TC le devolvi la sonrisa. De hecho, era lo nico que necesitaba, unasonrisa.

    Emprendi el camino de regreso a casa. Qu deba hacer ahora? Tras lo

    sucedido esa tarde, le resultara muy difcil mantener su dignidad en BN. Lavoz correra por todas partes. Con qu desapercibimiento poda ir al lavabo apartir de entonces? No. Estaba claro que haba llegado el momento deabandonar su empleo. Decidi hablar con MTC esa misma noche. Cmo se lotomara?

    Los nios estaban ms cansados que de costumbre y, tras cenar unaalbndiga, quince galletas de chocolate, acostarlos, pedir agua nueve veces e iral lavabo otras seis, quedaron dormidos.

    Entonces, TC le espet a su mujer:

    Quiero emprender un negocio.

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    Increble. Ella no se inmut lo ms mnimo. Cmo no relacion aquellocon lo del Dn Che? No recordaba nada? Eso demostraba que TC habaejecutado su estrategia de forma magistral. Lo nico que MTC le pregunt,antes de apagar la luz, fue:

    Necesitars mucho $?No. De momento, nada.Pues entonces, haz lo que quieras le respondi con naturalidad, como

    quien no entiende cul es el inconveniente.Se acostaron. TC se dio cuenta entonces de que haba olvidado decirle que

    iba a dejar su empleo en IBN. Fue un pequeo detalle que omiti sin darsecuenta. Bueno, ahora ya estaba hecho y TC saba que era mejor no agitar lasaguas cuando una pareja ya se haba puesto de acuerdo.

    TC concilio el sueo con total dicha, pues iba a acometer su propioproyecto empresarial. MTC tambin se durmi feliz, pues crea que su maridoestaba curado. El Dr. Che tambin durmi contento, pues la vecina de! cuarto sehaba ido a vivir con l definitivamente.

    Al da siguiente TC sali de casa bastante ms tarde de lo habitual, puesiba a despedirse. Subi al tren. En los ltimos diez aos no haba logradosentarse ni una sola vez, pues el tren iba a rebosar de gente, apiadas laspersonas unas contra otras. Sin embargo, a esa hora el vagn iba casi vaco. TCse pregunt por qu no enganchaban todos esos vagones vacos detrs de lostrenes de las horas punta, pero no acert a dar con una respuesta convincente.Se sent. No saba cmo colocarse en su asiento por falta de costumbre. Sesenta como pez fuera del agua. Cruz las piernas, se reclin, se puso tieso, seech hacia atrs, incluso se acurruc en posicin fetal, pero no daba conninguna posicin en la que se sintiese confortable. La experiencia de sentarse enun tren era an demasiado nueva. Al cabo de un rato decidi ponerse en pie,pues no se vea capaz de controlar la ansiedad si permaneca sentado un minutoms. Se asi a una de las barras y apretuj la cara contra el cristal de la puerta,ante la estupefaccin de dos seoras que iban en el mismo vagn.

    Pas todo el trayecto literalmente pegado a la puerta, ensayando laspalabras que iba a decir a sus superiores. Me voy.

    No, eso era demasiado escueto.No puedo ms.No, eso denotaba debilidad.Me despido.No, eso sonaba a despido improcedente.No sigo.No. Porque iba a seguir, pero en otra cosa.Lo mejor era improvisar. Por fin lleg a su destino, sali de la estacin,

    cruz la calle y entr en IBN. Al llegar a su departamento, todos sus

    compaeros le miraron con inquietud. Cmo se arriesgaba a llegar tan tarde aesconder facturas? Pero nadie os reprocharle nada, pues TC caminaba cual

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    pistolero del oeste, presto a desenfundar su Colt de la cartuchera. Con un andarlento y seguro, pas de largo su mesa y fue directamente hasta el despacho del

    J. Por primera vez en su vida no llam a la puerta. Directamente, sin ms, laempuj de un puetazo y espet con tono de perdonavidas:

    He decidido abandonar esta empresa.Pero no obtuvo respuesta alguna. El despacho estaba vaco. Detrs de l, lasecretaria del j le dijo, sin siquiera mirarle, con el tono burocrtico del quecontesta el telfono:

    No volver hasta la semana que viene. Si quiere, ya le dar yo el recado.TC opt por no contestar. Se fue directamente a la sptima planta, al

    despacho del DP. Tampoco haba nadie, ni saban dnde estaba. Decidi irhasta la planta superior a ver al director general. Su secretaria le explic queestara ausente durante un par de semanas, por lo menos. TC pregunt entoncespor el presidente, pero nunca se saba cundo acuda por la empresa. Erainaudito! No tena a quin decirle que se despeda. Finalmente, opt porentregar su carta de renuncia a la mujer de la limpieza, quien prometi hacerlallegar a alguno de sus J.

    Antes de abandonar para siempre la mesa que tanta infelicidad le habacausado, indic a sus compaeros dnde estaban escondidas todas las facturasque deban buscar en los prximos meses, no fuera que quedara algn asuntosin resolver. TC no quera perjudicar a nadie con su marcha.

    Baj a la planta baja y sali al exterior. Sinti entonces una liberacinextraordinaria. Le dio por ponerse a correr a toda velocidad. No saba haciadnde se diriga. Slo anhelaba correr y correr. De vez en cuando, daba unsalto, a la vez que levantaba los brazos, como si fuera a salir volando cual

    bailarina con tutu. Se senta liviano, dichoso, libre. Era tal su alegra, que sepuso a dar volteretas en un paso de cebra. Un polica lo detuvo. Le pidi ladocumentacin, pero cuando le aclar que acababa de dejar su empleo paramontar su propio negocio, el agente le pidi un autgrafo.

    Tras dos horas de brincar por las calles se fue hasta el quiosco dondecompraba regularmente sus fascculos. El ltimo nmero haba llegado. Sedespidi de su quiosquero con un efusivo abrazo. l no acertaba a comprender

    tan calurosa despedida, pero TC siempre haba visto en aquel personaje al bedelde su universidad a distancia. Y de todos los bedeles se despide uno con unabrazo.

    Entr en un bar y se sent a una mesita. Se puso a leer a toda velocidad.Devor el ltimo nmero porque saba que, cuando lo terminara, estara yapreparado para ser un emprendedor.

    Era cierto lo que dijo el Dr. Che: nadie acaba una coleccin de fascculos ensu totalidad. Excepto TC! Y por eso l fue la nica persona de Un SitioAleatorio que ley la ltima frase del ltimo nmero. Y, por eso mismo, el

    nico que se iba a meter en el lo que estaba a punto de organizar.La ltima frase deca:

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    En resumen, el marketing consiste en desarrollar

    productos o servicios que satisfagan las necesidades

    de los consumidores.

    TC qued estupefacto. Poda haberse ahorrado las doscientas setenta y seisentregas anteriores, pues esa frase, esa sencilla frase, bastaba para saber en quconsista el marketing. Todas las lecturas previas se haban revelado intilesporque tal sntesis haca totalmente obvio cul era el producto que le hara lapersona ms rica del planeta. Estaba ah delante! Satisfacer necesidades! Asque era eso! Ahora ya lo tena!

    Dej su taza de caf a medias. La pag y, apresuradamente, tom un taxihasta el despacho de Aarn. Aarn era el abogado que le ayud en los trmitesde su hipoteca diez aos atrs. Lleg hasta su bufete.

    Aarn, voy a iniciar una empresa. Preciso que est operativa a la mayorceleridad posible. Empecemos ahora mismo.

    Aarn tom un papel y un bolgrafo y comenz a solicitar toda lainformacin que se precisaba:

    Nombre de la empresa?TC no lo dud un solo instante.Libertad, Sociedad Limitada.Objeto social?Satisfacer las necesidades de los hombres.La prostitucin no est legalizada.No, no! le aclar. Hay otra forma ms tica de satisfacer

    necesidades.Aarn accedi a anotarlo y pregunt:Razn social?TC le proporcion la de su propio apartamento, pues no dispona de $

    para alquilar ni para adquirir un despacho. Tras cumplimentar algunosimpresos, el abogado le solicit una provisin de fondos y asegur que le harallegar toda la documentacin necesaria a la mayor brevedad.

    Al salir del bufete, TC se percat de que tena un problema. La coleccinde fascculos especificaba que, para triunfar en los negocios, haba queinstalarse en un garaje, como los fundadores de Hewlett-Packard y tantos otrosemprendedores de xito. Y TC no tena ningn garaje, solamente una plaza deaparcamiento. Lo resolvera. Llam a una empresa de mobiliario de oficina ehizo colocar unas divisiones de cristal, de esas con persianitas, en la lnea decada una de las separaciones que limitaban su plaza de aparcamiento con la desus vecinos. Por la parte que entraba el auto hizo instalar una pequea puerta.Le cost casi todo lo que tena ahorrado, pero qued formidable. Libertad, S. L.,

    estaba constituida y, como rezaban los cnones, se haba iniciado en un garaje.

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    De nuevo en su domicilio, ese mismo da, tom la mesa del comedor, lalmpara del recibidor, una silla de la cocina, el ordenador de sus hijos y lo bajtodo a su plaza de aparcamiento. Bueno, a su nueva sede central. Lo cierto esque el ordenador de sus hijos solamente serva para video-juegos, pero todas las

    oficinas tienen una pantalla sobre la mesa y la suya no poda ser una excepcin.Estaba agotado, pero feliz.De pronto, oy un coche detrs de s. Era MTC, que llegaba de recoger a

    los nios del colegio. Se puso a gritar como una loca:Qu ha pasado!? ;Han tapiado nuestra plaza de aparcamiento! El Bco!

    Habr sido el Bco! Seguro que TC no ha pagado las ltimas cuotas!Su marido asom la cabeza por la puerta de su despacho-aparcamiento y

    le sugiri:Aparca en la plaza de la vecina del cuarto segunda. Se ha ido a vivir con

    el Dr. Che. Su aparcamiento est vaco.Y es que TC lo tena todo pensado. Cuando MTC se enter de que su plaza

    de aparcamiento era el nuevo despacho de su marido, casi le da un desmayo.Pero cuando se desmay de veras fue cuando TC le dijo que se haba despedidode IBN.

    Por qu lo has hecho? Por qu? pregunt desencajada.TC le dijo:Es por las Hrmgas, mi amor. Lo siento.Se puso a llorar. Los nios tambin. Al igual que su suegra, cuando se lo

    explic por telfono. Asimismo se lo comunic a su cuada, quien tambingimote. TC, que escuchaba todo aquello por el auricular supletorio, oy a sucuado rer, de fondo.

    Despus, MTC telefone al Dr. Che.Su plan de choque ha sido un verdadero fracaso. No solamente TC ha

    completado la coleccin de fascculos que le recet, sino que sigue ademsemperrado en las dichosas Hrmgas.

    El Dr. Che qued en silencio. Despus, aadi: Mire, hablemos sobreesto en mi despacho. Es conveniente que interpretemos los dibujos de sus nios.Trigame maana dos dibujos libres de cada uno de ellos. Ver cmo llegamos

    a puntos interesantes... MTC se encendi:Mire, ya s por dnde va usted! Pude notar cmo me miraba con ojos

    libidinosos en su consulta. Le voy a decir algo: una cosa es curar a mi marido,pero otra muy diferente engaar a mi vecina.

    Eso devolvi la tranquilidad a TC. Acostaron a los nios. MTC segua sindirigir la palabra a su marido. Estaba furiosa. Los dos se pusieron el pijama y seacostaron en silencio. Fue entonces cuando TC supo que haba llegado elmomento de compartir su descubrimiento, el secreto encerrado en la ltimafrase de la coleccin de marketing para emprendedores.

    Encendi la luz de la mesita de noche.i Qu pasa? pregunt su esposa girndose hacia l.

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    TC puso la misma enigmtica expresin que cuando le regal la alianza decompromiso a su mujer. A continuacin, meti la mano en el bolsillo de supijama y extrajo algo bien diferente: un pequeo frasco de plstico. MTC loreconoci enseguida, pues eran los mismos que ella utilizaba cuando tena que

    hacerse un anlisis de orina.Qu es esto?Es la oportunidad de nuestra vida. Es el producto que va a hacernos

    millonarios. Algo en lo que nadie ha pensado porque no tuvo la perseveranciaque yo demostr al llegar hasta el fascculo nmero doscientos setenta y ocho.

    Orina?No, escchame bien: es T. He introducido cinco minutos dentro de este

    frasco. El marketing dice que cualquier producto que satisfaga una necesidadtiene visos de ser un xito. Yo he hallado la piedra filosofal del marketing.Cuando le esa frase, cuando supe que el marketing consista en satisfacernecesidades lo vi clarsimo. No tuve ms que pensar en m mismo. He vendidocuarenta aos de mi propio T. Lo que me condujo a los fascculos fue unanecesidad de T, nadie dispone de l. Y a pesar de que todo el mundo lo deseano se puede adquirir. En esta sociedad, todos hemos vendido nuestro T alsistema, todos somos vendedores de T y no tenemos control sobre nuestras,.vidas. Mi invencin permitir a la gente adquirirlo de nuevo. Frascos de cincominutos... no te das cuenta? Somos prcticamente millonarios! No crees quees fantstico?

    MTC tom el bote y lo abri. Estaba vaco. No entenda nada. Estaba alborde del colapso nervioso, pero se contuvo lo suficiente para decir:

    TC, explcame ahora mismo en qu consiste esta estpida ocurrencia demeter cinco minutos en un frasco para orina. No me digas que has dejado tuempleo por esta idea, que es lo ms absurdo que me he encontrado en la vida.

    Escucha, escucha! ste no es ms que un producto de consumo comolos que venden en los supermercados. Quien quiera, compra este bote, lo abre,dispone de cinco minutos de T para s, los consume, y despus tira el bote a la

    basura. No coincides conmigo en que es el invento ms grande de este siglo?MTC segua sin comprender nada. Estaba desanimada.

    No eres consciente de que no tenemos ahorros? Con mi sueldosolamente subsistiremos unos dos meses, aproximadamente. Nos arruinaremosen menos que canta un gallo. Qu ser de nuestros hijos? Tendremos quepedirle ms $ a tu cuado y an le debemos los visillos.

    Al pensar en las cortinas, MTC no pudo contener sus lgrimas de nuevo.Estaba abatida. TC la consol:

    Cario, es la oportunidad de nuestra vida. Confa en m. Este productova a hacernos ricos. T no sabes cmo me he formado. He rellenado ms decuatrocientos post-it para llegar hasta aqu. He ledo casi trescientos fascculos

    de marketing. Estoy ms preparado de lo que piensas.

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    MTC lamentaba la situacin que estaba viviendo porque saba que suesposo haca todo eso por sobrevivirse a s mismo. No era un acto de egosmo,sino de supervivencia, pero ella estaba obligada a hacerle ver que sus decisioneseran un suicidio, desde el punto de vista de la economa familiar. Tal empata le

    hizo claudicar. Se repuso, le mir, y le dijo:Una semana. Te doy una semana. Si no sales adelante, me vuelvo conmis padres. T mismo.

    Se dio media vuelta y apag la luz. Eso le bast a TC. Contaba con laaquiescencia de MTC y con una semana por delante para sacar adelante unnegocio. Era difcil, pero no imposible. Y algo le deca que l, a pesar de ser unTC, lo poda conseguir.

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    C3TC registra el T

    Eran las seis de la maana y TC ya estaba en pie. Cinco das laborables ymuchas cosas que hacer. Baj a su despacho, es decir, a su plaza deaparcamiento. Trabajar en el aparcamiento tena un inconveniente. Se trataba dela luz. En el aparcamiento no haba enchufes y la lmpara del recibidor noserva ms que para decorar. Deba trabajar con la iluminacin queproporcionaba la luz general del garaje. Pero sta se apagaba automticamente,como hacen la mayora de las luces de los garajes. Eso era un verdadero

    inconveniente, pues cada poco se quedaba a oscuras y tena que ir hasta lasalida a accionar el interruptor. Es curioso cmo uno no descubre la etimologaverdadera de las palabras hasta que no le afectan personalmente. TC supo quetal mecanismo se denominaba interruptor automtico porque le interrumpaconstantemente.

    Dedic toda la maana a confeccionar una lista de los pasos que debaseguir en los cinco das de que dispona. Al acabar, subi a su apartamento.Son el telfono. Era DP! Cuando TC le explic que dejaba la empresa porrazn de las Hrmgas de Cbza Rja, le confes:

    Es curioso. No saba que tuviramos tantas cosas en comn. Comprendoperfectamente su decisin. Es ms. Le admiro profundamente. Yo llevo aosesperando mi jubilacin para dedicarme a observar a los escarabajos peloteros.Me fascina la tcnica con la que elaboran sus pelotas y la habilidad con que lashacen rodar. No, no! No pretendo insinuar que las Hrmgas de Cbza Rja seanmenos interesantes que los escarabajos, pero es que los peloteros...

    Pasaron un rato estupendo compartiendo sus hallazgos con los insectos y,al final, DP le dijo:

    Espero que algn da los dos hagamos realidad nuestros sueos.Tras colgar el aparato, TC se dirigi a la estacin, rumbo a la ciudad. Pas

    todo el trayecto en tren pegado a la puerta y contemplando su frasco lleno decinco minutos. Lo pona al contraluz, en alto, como una piedra preciosa, comoun diamante en bruto. Las personas que iban a su lado no pudieron contener surepugnancia. TC era el nico que vea T dentro. Los dems solo vean un frascopara orina y, a pesar de estar vaco, resultaba imposible no imaginarse elamarillo lquido en su interior.

    Lleg a la ciudad. Se dirigi a la Oficina Central de Patentes y Marcas. Enla hilera de patentes haba pocas personas, pues la mayora de la gente piensaque todo est inventado. Tras unos minutos, le lleg el turno.

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    Bueno, y qu es lo que desea patentar usted? le pregunt elfuncionario.

    TC le mostr su frasco lleno de T.Esto.

    El funcionario le arranc de las manos el frasco de orina y lo mir.Despus se lo devolvi y le espet:Eso no puede patentarlo. Los botes para anlisis de orina estn

    registrados desde hace mucho T. Su solicitud queda denegada... que pase elsiguiente!

    Espere, espere usted! No es lo que piensa. El frasco es lo de menos. Loimportante es lo que hay en su interior.

    Le hizo una seal con la mano para que se acercase y le susurr en vozbaja:

    Hay cinco minutos dentro de este bote. Mire, mire...No los ve?Pero el funcionario reaccion igual que MTC el da anterior.Me est usted diciendo que quiere patentar cinco minutos de T?! le

    espet a todo pulmn...Ssshhhhh! No grite tanto, por el amor de Dios, que esto es confidencial.

    No, no. Yo no pretendo patentar cinco minutos de T. Mi patente consiste enenvasarlos. Lea usted mi solicitud le alarg el impreso, indica claramente:minutos dentro de un envase.

    El registrador suspir. Tecle el ordenador, consult el reglamento ydespus le dijo:

    Mire, le explicar cmo va esto de las patentes. Uno puede patentar loque quiera mientras no haya sido registrado antes. Lo he consultado en elarchivo y, realmente, nadie ha registrado semejante estupid... semejante idea.Yo sello su solicitud, la envo al registro y punto. Pero otra cosa muy diferentees que pueda usted comercializarlo. Esto es como si patenta usted unsubmarino que vuela. Si quiere, se lo patento, pero si no vuela, le aseguro queno sirve de nada. Me comprende?

    Perfectamente TC estaba que no caba de contento.

    Bien, pues con este impreso dirjase a la Oficina de Comercio y solicite elPermiso de Venta. Pero no se lo darn, se lo digo yo. Porque esto es lo ms raroque he visto en muchos aos y le aseguro que he visto cosas muy, pero quemuy extraas.

    TC le dio las gracias. La patente para comercializar T le pertenecaenteramente. Se dirigi a la otra punta de la ciudad, en la que se hallaba laOficina de Comercio. Se col justo en el momento en que se disponan a cerrar.

    Se puso a la cola con su bote de orina en las manos. Por fin, le lleg elturno.

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    Vengo a solicitar un permiso de comercializacin para este producto ymostr su bote. El funcionario le ech un vistazo y, para su sorpresa, lecontest:

    No hay problema. Lo puede comercializar.

    TC no poda creerlo: era la primera vez que alguien le comprenda.De veras? pregunt,Claro! exclam el funcionario. Es un bote de orina. Los frascos para

    anlisis de orina estn autorizados en este pas. Puede vender frascos de orina,pero le advierto que hay una competencia feroz, eh?

    No, no! corrigi TC. Mire usted bien, se trata de un bote de cincominutos. Lo indica esta etiqueta. Ve usted?: cin-co-mi-nu-tos.

    El funcionario se lo qued mirando con estupor.Me dice usted que quiere poner botes de cinco minutos a la venta?TC asinti:Efectivamente. Qu problema hay?Pero el funcionario no supo qu responderle.Mire usted, nunca antes me haban planteado algo similar. Mi trabajo

    consiste en comprobar si el producto a comercializar es seguro, si perjudica almedio ambiente, si rene las condiciones adecuadas de calidad, si el contenidoest conforme a las especificaciones del Departamento de Sanidad... pero cincominutos? Esto no lo haba visto nunca. Lo siento, pero debo llamar a misupervisor.

    El tal supervisor, un hombre con cara de perro, sali de un despachocontiguo y escuch atentamente las explicaciones del funcionario, tras lo cual,no le tom ms que un segundo responder:

    No. No puede vender eso. El T no se puede vender. Su solicitud quedadenegada.

    TC no daba crdito a lo que acababa de or. Tena la patente deldescubrimiento del siglo y un energmeno le impeda ponerlo a la venta. Porun momento, visualiz a su cuado riendo a carcajadas, mientras MTC, connios y maletas, se trasladaba a casa de su suegra. Eso le permiti hacer acopiode toda su energa y gritar:

    Esccheme bien! Se venden pldoras para no tener nios, saltos enparacadas, despedidas de soltero... ahora estaba verdaderamente histrico.No se da cuenta de que est usted atentando contra la libre sociedad deconsumo?! Si una persona desea comprar T est en su libre derecho de hacerlo.Es su $! Lo paga, lo consume y tira el envase. Exactamente igual que con unalata de berberechos! Si no me da la licencia para vender T, les denunciar porobstaculizar al sistema, a la libre sociedad que hemos creado, que est basadaen el intercambio. Est usted atentando contra la economa de mercado!

    TC estaba fuera de s. Esta ltima frase la haba lanzado a voz en grito. El

    supervisor se asust. Se llev aparte al funcionario y le dijo:

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    Mira, nuestro superior, el Director de la Oficina de Comercio, planeapresentarse a las prximas elecciones de la alcalda de la ciudad, como ltimode la lista. Me expres con claridad que no quera problemas en las prximassemanas, pues est en plena campaa electoral. Si este estpido nos denuncia y

    el caso se publica en los peridicos, su carrera poltica se vera seriamenteamenazada. Y ello equivale a decir que tambin nosotros tendremos problemas.Este to est como un cencerro, no hay ms que verle. Frmale la autorizacin.Despus de todo, no va a vender una sola unidad. Adems, hoy hay partido deftbol y como no cerremos ya, nos lo vamos a perder, De todas formas,invntate algo para fastidiarle. Ponle alguna pega, no s, cualquier cosa que lesuponga un engorro. Es un cretino.

    El supervisor dio media vuelta y regres a su despacho. Por su parte, elfuncionario se dirigi de nuevo al mostrador y le dijo a TC:

    De acuerdo. Le concederemos la autorizacin para comercializar susfrasquitos. Pero... mmmmm, s, eso, debe usted asegurar al consumidor que encada bote hay cinco minutos de T, De lo contrario, sera un fraude. Estara ustedvendiendo aire. Por lo tanto, no puede usted poner ningn frasco a la venta queno haya estado abierto durante cinco minutos, ante un reloj. Solamente en esecaso consideraremos que el frasco contiene T y que rene las condiciones decalidad para ser comercializado. Queda claro?

    Por supuesto le replic TC. Qu pensaba usted, que iba a venderlos frascos vacos o qu?

    El supervisor estamp el sello en el impreso de peticin oficial. TC estabaya autorizado a vender T a los habitantes de Un Sitio Aleatorio.

    Pas el da siguiente dentro del aparcamiento, ultimando todos los detallesque hicieran posible la venta de T en frascos. Lo cierto es que el envase de orinaresultaba un tanto equvoco. Eso estaba ms que demostrado. A la luz de losucedido con los funcionarios el da anterior, qu no pasara con losciudadanos cuando encontraran en las estanteras de los supermercados losfrascos de orina? Nadie comprendera que contenan T y eso obstaculizara suventa. Incluso en el hipottico caso de que se supiera que los frascos contenanT, el pblico poda interpretar que los cinco minutos adquiridos eran,

    exclusivamente, para ir a orinar. Y no. Los cinco minutos eran para lo que unoquisiera. Era preciso aclarar el contenido del bote.

    Por lo general, a los productos se los dota de una marca y de un fabricanteque acte como garante. Por ejemplo, 501 de Levi's Strauss, o Acqua diGi de Giorgio Armani. En su caso, estaba claro. El producto eran cincominutos y su empresa se llamaba Libertad, S. L. As pues, la denominacin queescogi para su producto fue: Cinco Minutos de Libertad.

    Ahora que tena la marca, precisaba un logotipo. Se vio tentado de disearlol mismo; sin embargo, record que en la coleccin de fascculos serecomendaba delegar las tareas de diseo a terceros. As que resolvi subir a su

    casa y pedirle a TC-1 que dibujara un logotipo. Nadie pudo hacerlo mejor:

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    Volvi al aparcamiento. Haba tambin una importante decisin a la que TCtena que enfrentarse: cunto cobrar por cinco minutos de T?

    Era ms que una pregunta de tipo comercial. Era una cuestin casifilosfica y, por ende, irresoluble. Cunto valan cinco minutos de unapersona? Intent visualizar lo que sucedera. Un tipo cualquiera, en unsupermercado, vera un frasco de cinco minutos a la venta. Lo adquirira. Esemismo da, en su oficina, consumira sus cinco minutos, dejando sus quehaceresa medias. Su superior se pondra como una furia, pero no tendra ms remedio

    que aceptarlo, dado que el consumo de T estaba autorizado por el Estado,mediante las autorizaciones que haba conseguido el da anterior. Era cierto quedesde un punto de vista legal, el consumo de T entraba en conflicto concualquier tipo de compromisos adquirido, como por ejemplo una jornadalaboral o la prestacin de un servicio determinado. Sin embargo, este tipo decontradicciones no era algo nuevo en la sociedad de Un Sitio Aleatorio: tambinse fabricaban automviles que podan alcanzar los doscientos kilmetros porhora, cuando el lmite mximo era de ciento veinte, o se permitan actividadesindustriales con niveles contaminantes por encima de lo que se acordaba enforos internacionales de medio ambiente, o se permita la venta de tabaco, aun asabiendas de que provocaba enfermedades mortales. Estaba claro que de lo quese trataba era de vender a toda costa, sin importar demasiado las consecuencias.La venta de T entrara en conflicto con ciertas actividades, eso estaba claro; peromientras se tratara de crear consumo, pasara por encima de cualquiera de ellas,ya que el consumo era la actividad econmica de superior rango en e! pas, puesgeneraba crecimiento.

    De nuevo volvi a pensar en el precio de los cinco minutos. Lo ideal eraque cada persona pagase lo mismo que cobraba en cinco minutos de trabajo.Por qu? Bueno, de alguna manera se era su coste de oportunidad. Problema:cada persona tiene un sueldo diferente. Un barrendero gana menos que unadministrativo, que gana menos que un director financiero, que gana menosque un mdico, que gana menos que un instalador, que gana menos que unconstructor, que es el que gana ms de todos. Pero no poda ser que cada frascotuviera un precio distinto segn el comprador. Eso era una aberracin porquecinco minutos de un individuo son cinco minutos de una vida, y las vidas de laspersonas valen lo mismo, sea cual sea su sexo, raza, religin, o clase social.

    Qu hacer? Estaba claro. Deba correr un riesgo. Si tena xito, ciudadanoscon todo tipo de sueldos adquiriran frascos de T. Desde los que ganan ms,

    hasta los que ganan menos. Pero, como todo en la vida, al final confluira enuna media: la media de sueldos del pas.

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    Por tanto, lo oportuno era calcular cunto se pagaba en Un Sitio Aleatoriopor cinco minutos de un ciudadano, en promedio. Eso era fcil, pues solamentetena que calcular lo que le pagaban a l por cinco minutos de jornada laboral.Por qu? Porque TC era un ciudadano medio de sueldo medio. DP siempre le

    haba dicho que no tena derecho a aumento de sueldo cuando iba a reclamarlo:No insista. La profesin de contable est en la media de sueldosprofesionales. Nuestro sector de actividad est en la media de sueldos porsectores industriales. Y nuestra empresa es una entidad que paga justo como lamedia de nuestro sector. Es usted la media de la media de la media. TC, noquiera usted ser ms que la media, que eso no est bien visto.

    As pues, calcul sus ingresos por cinco minutos de trabajo en IBN. Sequed petrificado cuando obtuvo el resultado porque, de haberse dado cuentaantes, no hubiera esperado tanto a abandonar su empleo. Cinco minutos de suT estaban valorados por la sociedad en 17 centavos.

    A tal cantidad le aadi el IVA y el margen comercial y obtuvo la redondacifra de 40 centavos. Reflexion detenidamente sobre tal importe y determinque si por un paquete de cinco unidades de goma de mascar se cobrabanochenta centavos, por un frasco de cinco minutos habra que pagar mucho ms.Subi el precio desde 40 centavos hasta 1,99 $. Contempl el precio, repas elproceso que haba seguido y, de pronto, se sinti defraudado, por lo pocoprofesional que resultaba su mtodo de fijacin de precios. TC no saba quehaba calculado el precio exactamente de la misma manera que la mayora delas empresas.

    TC se not fatigado, as que opt por salir un rato afuera a fumar uncigarrillo, a pesar de que no fumaba, ni llevaba tabaco encima. Pero comocuando los que fuman dicen que salen afuera a respirar, encienden un pitillo...

    En el exterior, cay en la cuenta de lo que le haba dicho el malditofuncionario de la Oficina Comercial. Estaba obligado a situar un reloj al lado decada bote durante cinco minutos, para constatar que los contuviera. TCsolamente dispona de un despertador. Con un solo reloj apenas s podra llenarunos doscientos frascos en un solo da y con eso nunca se hara millonario.Solamente quedaba la opcin de envasar frascos simultneamente con varios

    despertadores.De vuelta a su madriguera, anot en su lista de tareas para el da siguiente

    la compra de varias decenas de despertadores, aparte de los frascos.Era tarde. Subi a cenar. Cuando se dispona a bajar de nuevo, MTC le

    oblig a que se pusiera el pijama porque, al regresar tan tarde del despacho, ladespertaba. Era vergonzoso, porque no hubo noche, sa y las siguientes, en lasque alguno de sus vecinos que llegaban del cine o de salir por ah le vieratrabajar en pijama en su cubculo. Qu, haciendo horas extras, eh?, le decancasi siempre.

    En bata, pas el resto de la madrugada haciendo interminables clculos decuntos despertadores y frascos precisara. Despus, dedic unas horas a

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    pensar en un eslogan publicitario. Confeccion una lista con varios, que fuedescartando uno por uno, porque no le convencan:

    Este T es fabuloso.

    T de buena calidad.No hay T que perder.T libre barato.El T que nos ha tocado vivir.T muerto.Oferta; cinco minutos a 1.99 $.

    Se senta agotado. Tena agujetas. Se haba levantado ya unas doscientasveces a accionar el interruptor del garaje. Lo dej estar, pues eran ya las cincomenos cuarto de la madrugada. Pensara ms el da siguiente. Deba levantarsea las siete para adquirir todo el material que haba anotado. No apag la luz delaparcamiento porque sta se apagaba sola y tom el ascensor hasta su piso.Entr sigilosamente y se dirigi hacia su dormitorio. No se acordaba de que yaiba en pijama, as que se lo quit sin darse cuenta y, renegando, se lo puso denuevo. Cuando se acost, MTC se revolvi y, somnolienta, mascull:

    Has logrado ya alguna venta?No, todava no.Pues date prisa, porque el T se acaba.TC dio un respingo, salt de la cama y lanz un grito que despert a su

    mujer del todo:Eureka! Has hallado un eslogan excepcional: Date prisa, el T se acaba.TC se durmi. En cambio, MTC se desvel para el resto de la madrugada.

    Era obvio que su marido estaba cada vez peor.

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    TC produce T

    A la maana siguiente, a pesar de haber dormido solamente dos horas, TCse puso en marcha con una energa encomiable. Se encarg de acompaar aMTC hasta su trabajo y a los nios hasta el colegio, pues ese da necesitaba elcoche. Se puso a circular por el centro hasta que encontr una relojerasuficientemente grande. Adquiri veinte despertadores, que guard en elmaletero del automvil. Lo cierto es que con menos despertadores hubieratenido suficiente, pero poda producirse alguna avera durante el proceso dellenado. Es bien sabido que las lneas de envasado se estropean de vez encuando y la suya no tena por qu ser una excepcin.

    Acto seguido, se dirigi raudo a Frascos &c Frascos, una fbrica de botesque haba escogido el da anterior en las pginas amarillas.

    Y para qu dice usted que quiere esos dos mil frascos? le preguntun ingeniero, frente a frente, en el interior de una sala de reuniones reservadapara clientes. Lo pregunto para escoger un modelo de frasco en el quequepan exactamente los mililitros que precise envasar aclar.

    Ver usted, sa es una buena pregunta. No s cul es el tamao quenecesito contest TC.

    Cmo?!S, ver... es que son para envasar cinco minutos de T. El ingeniero

    qued perplejo.

    ste es un caso al que nunca me haba visto enfrentado. Su pedido es deuna complejidad tcnica desorbitada. Debo avisar a los ingenieros jefe de cadauno de nuestros departamentos tcnicos,

    TC se puso nervioso porque se le iban las horas. Intent disuadirle:Ver usted. No importa demasiado. Al final, yo solamente necesito un

    frasco en el que quepan cinco minutos... Pero su interlocutor le interrumpiofendido: Cmo que no importa demasiado? Sabe usted lo que estdiciendo? En Frascos & Frascos hemos proporcionado siempre la medidaexacta. Ni un mililitro ms, ni un mililitro menos. se es nuestro lema.

    El ingeniero desapareci ante la impotencia de TC y al cabo de unosinstantes aparecieron cuatro hombres ms con bata blanca y una ensea en lasolapa que indicaba que tambin eran ingenieros de !a Direccin Tcnica de

    Frascos & Frascos. La cosa se complicaba, pues ahora deba lidiar con cincoingenieros en lugar de con uno slo.

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    Este cliente solicita el tamao de frasco ideal para envasar cinco minutosde T. Seores, espero sus sugerencias de cmo realizar tal clculo.

    Despus de unos segundos de reflexin, todos los ingenieros empezaron aescribir frmulas y a hacer clculos en una libreta que, uno por uno, extrajeron

    del bolsillo superior de sus batas. TC no poda creer lo que le estabasucediendo. Todo era ms simple, por qu los ingenieros se empeaban encomplicarlo tanto? AI cabo de un interminable cuarto de hora, el ingeniero mscanoso tom la palabra:

    Bien, ya lo tengo. Un minuto de T equivale a sesenta segundos. Unsegundo de viento .a una velocidad promedio de catorce kilmetros por horaequivale a medio centmetro cbico de aire. Por tanto, mi estimacin es que esteseor precisa frascos de... un momento... s, de noventa centmetros cbicos.

    Pero qu dice usted? reproch indignado el director delDepartamento de Calidad. El clculo que usted ha realizado es de unasimplicidad pasmosa. El problema es mucho ms complejo. El T es unadimensin relativa al espacio. Desde que Albert Einstein postul su TeoraGeneral de la Relatividad qued demostrado que el espacio no puede serdesligado del T. Por tanto, la pregunta fundamental para escoger el frasco quenecesita este seor es: a qu velocidad va a envasar el T?

    Todos los asistentes se giraron y miraron a TC en espera de una respuesta.ste no saba qu decir. Al final, contest:

    Pues, pues... a la velocidad del... del... del T! Los ingenieros de Frascos& Frascos se quedaron estupefactos... El ingeniero ms joven tom la palabra:

    Entonces, estamos ante un problema irresoluble! Se trata de un sistemade referencia dentro de otro sistema de referencia. Si tenemos en cuenta que E =me2, la energa que se va a almacenar dentro del bote solamente podr sercontenida si hacemos uso de un material ultrarresistente que soporte la presindel envasado. Eso nos sita en una problemtica adicional, porque no vamos apoder decidir el material del frasco hasta que no sepamos el espacio queocuparn los cinco minutos. Es como un pez que se muerde la cola. No tienesolucin!

    La discusin se estaba enconando y la temperatura de la salita de

    reuniones suba por momentos. Otro de los ingenieros, que hasta entonceshaba permanecido en silencio, intervino con vehemencia:

    Por tanto, lo que aqu estamos debatiendo es una cuestin de seguridadlaboral! Dependiendo de la velocidad a la que este seor almacene el T, y lavelocidad a la que se desacelere en el proceso de envasado, puede darse unaumento de masa similar al que se produce en las centrales nucleares en losprocesos de desaceleracin del ncleo de un tomo. Es preciso que la planta deproduccin de este hombre est libre de uranio, pues podra producirse unaexplosin a gran escala! Ha pensado usted en ello, seor...?

    Pero TC ya no estaba all. Haba abandonado la salita sin que ninguno delos ingenieros de Frascos & Frascos se percatara, y ya conduca su automvil

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    camino de alguna farmacia en la que comprar simples botes de orina. Acabaraantes. Pero como no encontr tal cantidad en una sola botica, tuvo que recorrerprcticamente todas las de la ciudad hasta adquirir mil quinientos frascos deorina.

    Complet el resto de sus recados: se hizo con una lona blanca y unaimpresora lser de etiquetas adhesivas en unos grandes almacenes.TC lleg exhausto a su despacho-jaula, pero no le faltaron fuerzas para

    seguir trabajando sin descanso. Primero imprimi mil quinientas etiquetasadhesivas con el siguiente texto:

    Este frasco contiene cinco minutos de tiempo para su uso y disfrute. En cuantoabra el bote, esos cinco minutos sern suyos. Disfrtelos!

    Eso dejaba claras las cosas.Acto seguido, TC comenz con el llenado de sus mil quinientos frascos.Dispuso sus veinte despertadores en el suelo, uno al lado del otro, en dos

    hileras de diez despertadores. Al inicio de las mismas, una caja de cartncontena los frascos de plstico vacos y, al final de la fila de despertadores,puso otra caja en la que tena previsto ir depositando los frascos llenos deminutos a medida que los fuera envasando.

    Se puso frente al primer reloj, cogi un frasco para orina y lo destap.Tom el despertador y lo program para que sonara al cabo de cinco minutos.Hizo lo propio con el segundo frasco y el-segundo despertador y despus con eltercero, y con el cuarto... y as sucesivamente. Cuando lleg al vigsimodespertador se apag la luz del aparcamiento. Corri a encenderla. Podanverse dos hileras de diez despertadores cada una, con un frasco de orinaenfrente. se era el increble aspecto de su lnea de produccin. Quemocionante! Ya estaba envasando T! Por el camino, volviendo del interruptorde la luz, son el primer despertador. Al cabo de unos segundos estaba yasonando el de al lado. Los timbres simultneos le volvan loco.

    TC corri hacia el primer despertador, tom el frasco que yaca delante, lotap, le puso una etiqueta adhesiva con el logotipo y el texto de las

    instrucciones de uso y lo deposit en la caja.TC se desesperaba, pues los despertadores sonaban demasiado rato antes

    de que pudiera apagarlos. No es que temiera molestar a ningn vecino a esahora de la tarde, sino que estaba sobrellenando los botes. Los primeros cienfrascos debieron recibir alrededor de seis o siete minutos ms de la cuenta. Qudesastre! Si segua as no le saldran los nmeros! Estaba produciendo frascoscon un 50 por ciento de contenido gratis, como en las ofertas.

    Poco a poco fue cogiendo soltura con el llenado. Abrir el bote, programarla alarma, apagar un despertador, cerrar el frasco, poner la etiqueta, correr a

    encender la luz del aparcamiento, depositarlo en la caja de producto acabado,

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    abrir otro envase, programar otro reloj, y as sucesivamente durante las horasen las que consigui llenar los mil quinientos botes.

    TC estaba orgulloso. Su primera produccin haba sido un xito. Era ciertoque algunos envases se haban desbordado de T, y que otros no haban

    quedado bien cerrados. En sus idas y venidas a oscuras por entre las lneas deproduccin se le haban cado algunos botes, cuyos minutos solamente TC veadesparramarse por el suelo. Los llen de nuevo. Estaba prcticamente seguro deque no haba ningn frasco vaco. Era imprescindible asegurar una buenacalidad al cliente!

    Era tarde. TC deba pensar dnde almacenar el T envasado, pues si lodejaba en su plaza de aparcamiento cualquier desaprensivo podra robarlo. Asaber lo que podra hacer un individuo con tantos minutos gratis!

    Como TC no tena trastero, forz la puerta del trastero de la vecina delcuarto segunda, la que se haba ido a vivir con el Dr. Che. Lo tir todo alcontenedor que haba frente a la portera y dej dentro del trastero sus milquinientos frascos llenos de T.

    TC estaba exhausto y necesitaba una ducha. En las ltimas cuarenta y ochohoras solamente haba dormido dos. El da siguiente iba a ser duro. Haba queempezar a vender, pues se le acababa el plazo que su mujer le haba dado paraempezar a ingresar $. De hecho, solamente le quedaban dos das.

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    En las N

    TC se levant muy cansado, pero no haba T para descansar. Tom sumaletn con un catlogo de precios que consista en una sola hoja, en la quehaba escrito:

    Libertad, Sociedad Limitada

    Ref. 000000000000000000000000000000000000001

    5 minutos de libertad: 1,49 $Margen del distribuidor: 0,50 $Precio de venta al pblico: 1,99 $

    TC carg los mil quinientos frascos en el maletero de su coche, y lo hizocon sumo cuidado, para que no explotaran. Saber de las supuestas propiedadesexplosivas de sus frascos, segn las teoras de los ingenieros de Frascos &Frascos, lo oblig a tomar ciertas precauciones. Despus, se dirigi al centro dela ciudad. La primera visita la realiz a una cafetera.

    TC se senta seguro de s mismo, no haca ms que imaginarse eldesorbitado pedido que le iban a hacer cuando presentara lo que l llamaba lainvencin del siglo. Despus de un cuarto de hora de espera, consigui que eldueo le atendiera. Tom aire, puso todo el encanto comercial que un contableera capaz de poner y dijo:

    Est usted de suerte. Vengo a ofrecerle una primicia. Va a ser el primerestablecimiento en vender esta increble novedad. TC le mostr orgulloso un

    frasco lleno de cinco minutos lleno hasta rebosar mientras esbozaba una ampliasonrisa, de oreja a oreja. El encargado de la cafetera se lo qued mirando unosinstantes. Despus le dijo con desdn:

    Lo siento. Aqu no vendemos orina. TC se qued patidifuso. Reaccionnerviosamente:

    No, no. Yo no quiero su pis. Quiero decir, el de sus clientes. Este frascoes de una farmacia, pero lo importante no es para lo que ha sido diseado, sinolo que contiene: Aqu dentro hay cinco minutos de T! dijo, retomando elnimo inicial y sobreponindose al impacto de la primera negativa.

    Cmo dice usted? pregunt incrdulo el dueo de la cafetera.

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    S, s. Como lo oye. Tengo el producto patentado y una autorizacin dela Oficina de Comercio para vender frascos de cinco minutos. La persona quelo compre dispone de cinco minutos de T para s! Usted los pone a la venta a1,99 $ y yo se los vendo a 1,49$. Por cada cinco minutos que venda, se sacar

    0,50$. No est mal, eh?El dueo de la cafetera se qued pensativo. Al cabo de unos segundos, 1caclar:

    Ver usted, lo que a nosotros nos interesa es que las personas se sientena una mesa, pidan un caf o cualquier consumicin y se marchen lo antesposible para dejar su sitio libre a un nuevo cliente. Si pusiera a la venta botes decinco minutos en mi cafetera, mis clientes regresaran ms tarde a sus empleosy se quedaran ms T en sus mesas. Eso supondra menor nmero de cafs yuna consiguiente prdida de negocio. Reconozco que el producto es muynovedoso, pero para una cafetera, un bar o un restaurante vender Trepresentara un problema, pues serviramos menos cafs, mens oconsumiciones. Y eso es de lo que vivimos. Lo siento mucho.

    TC sali de la cafetera verdaderamente descolocado. l esperaba unareaccin ms entusiasta y se haba encontrado con que le ignoraban. Pero sesobrepuso. Quiz se tratara tan slo de descartar a todo el sector de la hostelerade su lista de potenciales clientes. Lo mejor era olvidarse de las cafeteras e irdirectamente a unos grandes almacenes: un comercio que venda de todo nopodra decir que no.

    Le atendi un tipo con pinta de duro. Despus de ver el producto ycomprobar el precio, le pidi que abriera el envase. A TC no le hizo gracia tenerque malgastar un bote, aunque era consciente de que tendra que regalaralgunas muestras a sus clientes potenciales si quera conseguir algn pedido. Elcomprador abri el frasco y comprob el interior.

    El envasado es extraordinario, y no veo defectos de fabricacin en suproducto. TC sonri satisfecho.

    Sin embargo prosigui, debe usted saber el lema de nuestrosalmacenes: Si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero. Eso significa queaceptamos cualquier devolucin. Nuestra ensea solamente nos autoriza a

    comercializar productos que los clientes puedan devolver y, as, reembolsarlessu $. El producto que usted me trae no tiene esta cualidad. Si vendemos envasesde cinco minutos y aparecen clientes insatisfechos por la calidad y el contenidode sus cinco minutos de T, cmo vamos a solucionarlo? No podemos recuperarese T perdido. Entiendo que puede usted traerme ms frascos, pero no sernesos mismos cinco minutos. El T consumido es irrecuperable, y nosotros nopodemos aceptar un producto no retornable. Va contra la poltica y los valoresde esta compaa. Lo siento.

    TC sali a la calle algo ms preocupado. Era el segundo lugar en el que no

    manifestaban inters alguno hacia los botes de cinco minutos. Cmo poda ser?No se daban cuenta de lo que tenan entre manos? TC tach a los Grandes

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    Almacenes de su lista de posibles clientes. Haba dedicado toda una maana ados visitas y no haba conseguido nada. Se senta frustrado y desanimado. Elcrculo de su clientela empezaba a estrecharse y se le agotaba el T para ingresar$.

    No comi nada, no tena apetito. Estaba nervioso y la imagen de lasHrmgas de Cbza Rja empezaba a desdibujarse de su mente. A primera hora dela tarde se dirigi a un establecimiento donde vendan comidas preparadas. Leofreci al dueo sus frascos de cinco minutos. Pero el propietario le contest:

    Mire, no va a conseguir vender este producto en establecimientos en losque venden comidas preparadas. Se piden comidas listas para tomar porque lagente no dispone de T para cocinar. Sera un verdadero desastre si la gentedispusiera de T para preparar su propia comida. Se lo imagina usted? Quatrocidad! Sera el fin! En menos de un mes, las ventas se iran al garete. Losiento mucho. Vender T va contra nuestros intereses.

    A TC ya no le sorprendi esa tercera negativa. Elimin de su lista a losdistribuidores y envasadores de comidas preparadas. Qu ms poda hacer? Sedio cuenta entonces de que el problema quiz resida en que pretenda contarcon los minoristas. A lo mejor se trataba de vender directamente al pblico,huyendo de los intereses de los comerciantes. Haba que vender en la calle, enlugares concurridos, donde el pblico pudiera conocer de primera mano susenvases de T. Hizo varias llamadas a la Corporacin Metropolitana de laciudad, hasta dar con el responsable de mquinas expendedoras de losTransportes Pblicos. Consigui que le recibiera esa misma tarde. Sin embargo,su potencial comprador le dijo con toda naturalidad:

    Mire usted, el motivo de que la gente tome el metro es que es rpido.Las personas no tienen T para desplazarse. Si vendemos envases de cincominutos, lo ms probable es que las personas dispongan de T para pasear y,entonces, prescindiran del metro. No puedo vender T en mis estaciones, elmetro perdera viajeros. Supongo que lo entiende...

    Lo que TC entendi es que la venta de T supona un riesgo para el sistema,una amenaza para cualquier producto, un problema potencial para cualquiernegocio. La falta de T constitua la base de las infinitas y estresantes necesidades

    de las personas. Vender T era una amenaza para la sociedad de consumo.Apesadumbrado, ocup el resto de la tarde en visitar diversos tipos de

    establecimientos que, uno tras otro, fueron rechazando sus frascos de cincominutos.

    No se le ocurra qu ms poda hacer. Eran las seis de la tarde delpenltimo da de plazo que le haba dado MTC y no haba ingresado nada. Sesinti triste y desesperado. Se daba cuenta de que su esfuerzo haba sido envano. Buscara empleo de nuevo. Encontrara otro IBN y volvera a su no vidaanterior.

    Regres hasta su automvil. Solamente le quedaba una opcin: DVD, suamigo del alma. Por supuesto que no poda obligarle a comprar frascos de T,

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    pero le pedira que los expusiera en su tienda. Condujo hasta el comercio de sumejor amigo. DVD se alegr de verle, porque haca das que no tena noticiassuyas. TC le explic todo lo acontecido los ltimos das y le mostr sus envasesde cinco minutos. DVD exclam con ilusin:

    Es una idea brillante! Mis clientes no hacen ms que quejarse de quenunca tienen T. Dame todos tus botes, los pondr aqu y colgaremos tu lonabajo la marquesina. No desesperes! Vers cmo vendemos alguno.

    Pero TC ya no tena ninguna fe en su producto. De todas formas, descargsus mil quinientos botes de cinco minutos y los amonton en forma de pirmideen la tienda de comestibles de DVD, junto a la entrada. Colgaron entre los dosla lona, con el eslogan que haba ideado su mujer: Date prisa, el tiempo se acaba.TC ley una vez ms su frase publicitaria y tom conciencia de que,verdaderamente, su T ya se haba acabado. Qu paradoja! Sinti ganas dellorar, pero se contuvo porque no llevaba pauelo. Volvi a su domicilio.Prefera no hablar con MTC, porque tema el sermn que se le vendra encima.Saba que al da siguiente tendra que empezar a buscar trabajo, as que se metien la cama a las ocho de la tarde, incluso antes que su suegra trajera a los niosa casa. Se durmi pensando, no sin nostalgia, en las Hrmgas de Cbza Rja a lasque nunca dedicara su vida.

    Cuando MTC lleg y comprob que su marido dorma se dio cuenta deque las cosas haban ido tal y como era de esperar, A quin poda ocurrrselevender T si no al idiota de su esposo? A pesar de lo idiota que lo consideraba,no le despert porque le amaba. Era obvio que estaba agotado. Dormaprofundamente. Sinti lstima. Le dio un beso en la mejilla. Acost a los nios ycen sola mientras lea anuncios de ofertas de empleo para TC. No encendi eltelevisor para no hacer ruido. Quiz por ese motivo esa noche no vio lasnoticias. Abreviemos: las N. El locutor estaba a punto de despedir la emisindel noticiero de la noche:

    Y despus de la informacin meteorolgica y los deportes, nuestracuriosidad del da... Paso la conexin a nuestro compaero, que se halla en elcentro de la ciudad.

    Un animoso periodista sostena un micro junto a una pirmide de botes de

    plstico vacos, apilados junto a una pared:Un comerciante ha puesto a la venta un producto bastante curioso

    deca, al T que mostraba un frasco de orina en sus manos, que la cmara enfocde cerca. Se trata de cinco minutos de T convenientemente envasados, quecualquier ciudadano puede adquirir al precio de 1,99 $. La compra de esteenvase da derecho a disponer de cinco minutos para uno mismo. S, s, como looyen. Aqu, en esta tienda, venden T. S compra un bote puede usted dejar supuesto de trabajo e irse a hacer ese recado para el que nunca tiene T, puede irsea fumar un cigarrillo al bar de abajo, a pasear un rato, a visitar aquella amante

    que tena olvidada... puede hacer lo que usted quiera. Porque este productoconsiste en: cinco minutos envasados... en un frasco! Junto a m se encuentra el

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    dueo de este establecimiento, que es el nico en el que, de momento, sepueden adquirir estos frascos.

    El zoom de la cmara retrocedi y apareci DVD en pantalla, gordito, consu delantal, y sonriendo. El reportero le pregunt:

    Puede explicarnos cmo funciona este producto?DVD no pudo hacerlo mejor.Se lo explicar: usted compra un bote en mi tienda. Lo abre y adquiere

    cinco minutos de T para s. Naturalmente, puede consumir sus cinco minutosen el momento en que quiera. Es importante tener presente que esos cincominutos son suyos y de nadie ms. Es T que no le perteneca, por eso, si loscompra, esos minutos volvern a ser para usted, sin importar para nada dndeest, ni lo que est haciendo. Cmprenlo, es una verdadera delicia. Por cierto,puedo saludar?

    El entrevistador, contrariado, dijo sin tapar el micrfono:Es usted un caradura. Ya le advert que no me preguntase eso en directo,

    porque es una horterada.DVD le arranc el micro de las manos. La cmara le enfoc de cerca.TC, espero que me ests viendo. Supuse que esto poda ayudarte. T

    estudiaste mucho marketing, pero te olvidaste de lo ms importante: lapublicidad en televisin. Como mi tienda est junto a los estudios de TeleLocal,avis al presentador de los noticieros de la noche, se que nos acaba de pasar laconexin desde los estudios centrales. Lo conozco porque desde hace siete aosme compra comida para gatos que l mismo se come, pues no sabe por qu,pero le alivia el estreimiento. Total, que les ha encantado y me han enviado aeste tipo a entrevistarme...

    Fue ahora el entrevistador quien arranc de las manos el micrfono aDVD. La cmara le enfoc de nuevo y entonces sucedi algo inesperado: lamejor publicidad posible, la prueba de la verdad.

    El reportero, que estaba hasta la coronilla de sus horarios, dijo:Este producto est registrado y validado por la Oficina de Comercio e

    intenta proteger un derecho del que no se puede privar a ningn habitante deuna ciudad libre. Por tanto, el cmara, el tcnico y yo mismo acabamos de

    comprar cada uno un frasco de cinco minutos del que vamos a hacer uso ahoramismo.

    Aparecieron en pantalla dos hombres ms: el cmara, que dej suherramienta de trabajo sobre el trpode para que siguiera transmitiendo, y eltcnico encargado de devolver la conexin al plato. Los tres sostenan un frascoen sus manos. Al unsono lo destaparon. El periodista aadi:

    Lamento no poder devolver la conexin hasta dentro de cinco minutos.Vamos a consumir cinco minutos de libertad. Las N durarn hoy cinco minutosms de lo previsto. Les dejo con esta toma de la tienda. Ahora volvemos.

    Efectivamente, la cmara se qued con una toma fija en la que se vea elmontn de botes de orina, con la lona y el eslogan: Date prisa, el tiempo se

  • 7/25/2019 El Vendedor de Tiempo,Trias de Bes Fernando

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    acaba. Dicha toma no dur ni ms ni menos que cinco minutos. Ms que unatoma, pareca una carta de ajuste. Buena parte de los televidentes que estabanviendo las N golpearon sus televisores, para asegurarse de que no se hubieracongelado la imagen por una avera en sus aparatos.

    Al cabo de cinco minutos exactos, apareci de nuevo el locutor. Se habaido a comer un pastel de chocolate. Millones de televidentes tuvieron queesperar cinco minutos a que el