El Viejo Bob anónimo

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Con los dedos engrasados y con la escarcha subiendo y bajando por sus riñones se sienta el viejo bob en la silla, tantea sus bolsillos y luego enciende su cigarro Y Por el sucio ventanal se dispone a observar aquel lugar: Lujosos autos visten a gente adinerada sin clase. Bob piensa que ahora son autos, en su tiempo carretas, o bellísimos caballos, y siempre falto la clase. Luego, observa el lugar que ha ido barranca abajo con los años, cayendo de a poco a los más ruin, como él. Recuerda sus años gallardos, aquella adinerada mujer que dejó sin motivos, la esposa del comisario. Magalí, bob en voz baja repite y recuerda su cuerpo, su sonrisa. Una vez, recuerdo durante una cena cuando bob aún no perdía la vista, él me dijo: Oye bien, yo soy tonto, bruto, no tengo nada aquí (golpeándose la cabeza), por eso mis manos están así, por eso el dolor de mis hombros. Por eso la cabeza semi baja, y he estado por 35 años repitiendo siempre si, señor; si, señor. Pero se como d entrarle a una mujer. Ahora, bob bosteza y recita: Oye molly, Estás muerta Y pocas veces te recuerdo Creo q una vez te besé Yo sé que querías que lo hiciera Eras como todos, te parecías a un cuento molly...

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es un pequeño relato autobiográfico de un escritor anónimo

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Con los dedos engrasados y con la escarcha subiendo y bajando por sus riñones se sienta el viejo bob en la silla, tantea sus bolsillos y luego enciende su cigarro

Y Por el sucio ventanal se dispone a observar aquel lugar:

Lujosos autos visten a gente adinerada sin clase.

Bob piensa que ahora son autos, en su tiempo carretas, o bellísimos caballos, y siempre falto la clase.

Luego, observa el lugar que ha ido barranca abajo con los años, cayendo de a poco a los más ruin, como él.

Recuerda sus años gallardos, aquella adinerada mujer que dejó sin motivos, la esposa del comisario. Magalí, bob en voz baja repite y recuerda su cuerpo, su sonrisa.

Una vez, recuerdo durante una cena cuando bob aún no perdía la vista, él me dijo:

Oye bien, yo soy tonto, bruto, no tengo nada aquí (golpeándose la cabeza), por eso mis manos están así, por eso el dolor de mis hombros. Por eso la cabeza semi baja, y he estado por 35 años repitiendo siempre si, señor; si, señor. Pero se como d entrarle a una mujer.

Ahora, bob bosteza y recita:

Oye molly,

Estás muerta

Y pocas veces te recuerdo

Creo q una vez te besé

Yo sé que querías que lo hiciera

Eras como todos, te parecías a un cuento molly...

De pronto, su mano derecha cae en golpe seco a la mesa y replica:

No sé porqué estoy rompiendo las bolas contigo

Ni siquiera estoy ebrio

Aquella vez en realidad no te besé.

si recuerdo que sonreías

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Y otro día llovía y despues estabas muerta.

Bob se ha quedado moribundo por unos segundos con la boca entre abierta y los ojos cerrados, y es no es casual siempre lo hacía. Busca dentro de sí, un recuerdo, una imagen. Como cuando esa vez luego del trabajo y reunidos todos, como muy pocas veces, nos contó la historia de su padre:

De joven mi padre vivía en brasil, era un emigrante, él y sus dos hermanos trabajaban en las plantaciones de cafeto. Mi viejo era el más chico, y una noche en una pulpería rodeada de plantaciones de café, no sé bien lo que pasó, pero hubo una riña, con tanta fatalidad que una bala alcanzó al hermano mayor de mi padre mientras escapaban de allí y luego un disparo arremetió al otro hermano mientras corrían entre medio de los cafetos. el único que escapó fue mi padre.

fue así que vino a la Argentina como pudo - sin un mango- y a sus treinta años ya tenía una chacra, fincas y cosechas en el Espino -no era ningún pelotudo-. Es más -dijo bob- construyó un galpon sin ladrilllos, puro hormigón, que aún se mantiene en pie allá en el Espino.

muchas veces bob contaba esta historia, siempre terminaba en el galpón de hormigón. A veces se le escurría anécdotas de su padre. Nos decía que lo apodaban brasilero y que para el trabajo era guapísimo. Y que derrochaba mucho en la timba, tanto le gustaba jugar a las cartas que se pasaba noches enteras timbiando y era tanto su afición que llegaba a pagarle a sus compadres (entre ellos peones, cosechadores que trabajaban para él) para que jugarán y jugarán hasta que fuera saciado su pasión, su desenfreno.

bob decía en ciertas noches cuando sus pies acalambrados le inquietaban : -mi viejo tenía 40 años y ya le habían amputado sus dos piernas y allí lo perdió todo, hasta el corazón.

allí está bob, bob el grande, el viejo bob. Conmovido por la vida. Hubo una época en que bob miraba tv y lloraba, se comprometía con las historias y quebraba, pero bob se dirigía al baño para que no lo viéramos y luego volvía.

Después de unos segundos bob en su silla abre los ojos, y para su sorpresa aún sigue vivo. Enciende otro cigarro y luego lleva a su boca el sifon de soda y bebe y sus ojos explotan en lágrimas y eso le gusta. Y de nuevo aprieta el gatillo y juega con el gas que se acumula en su boca.

una vez cuando era niño vi muerto un hombre en su baño. Había muerto de un infarto; era un camionero grande y gordo para ese baño. No recuerdo si tenía bigotes. Fue la primera vez que veía una persona muerta. Hubiese deseado no verlo. Despavorido regresé a casa, recuerdo que había mucha gente conocida en la casa del muerto, entre ellos bob que me miraba con

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complicidad, como estudiando lo que hacía. Cuando bob regresó de la casa del muerto dijo en voz alta:

-el día que yo pare la pata, quisiera morir como lo hizo el paseño Elio Ruiz; enamorado-

sabes -me dijo, bob-. Si alguna vez alguien te dice que Elio Ruiz fue un rapsoda, un borrachín, un curadito, no prestes atención, eso no es cierto. Elio Ruiz, estaba enamorado y también pira'o, re pira'o. Y comenzó a contarme esta historia: En La Paz habían tres personajes, el zordo argüello, el cuchillo grande y tú otro abuelo Elio ruiz. Tu abuelo era un loco bueno, de esos que contagian la locura, se curaba y se subía a una motocicleta y toda la gente salía a ver las acrobacias que él hacía. A veces soltaba el acelerador y se paraba arriba del asiento con los brazos extendidos a la altura del hombro y así iba maniobrando bien cura'o. Para conquistar a la Coca -tu abuela- iba a media noche y le recitaba poemas y canciones que él inventaba.

Él y tu abuela eran felices y cuando ella enfermó y se murio de mal de chagas; él mató sus penas dándole al frasco. Abandonó su vida a la suerte, cometió errores y le hicieron muchas malezas.

una vez sus hermanos se aprovecharon de él que estaba borracho y le hicieron firmar unos papeles. - bob me miró- y siguió. Algo así como que él les cedía todo su patrimonio y así quedó en la misera calle, abandonado.

tu abuelo se suicidó por amor, apareció muerto ahogado en un canal, algunos dicen que bebió y se quedó dormido y el fluvial del agua creció y se ahogo; otros que lo arrogaron al canal. Lo cierto es que Elio Ruiz murió el día que su amada fue enterrada, entiendes -me dijo-, el murió de amor.

ahora bob está cansado, ya no quiere contar historias, se sienta cerca de la ventana y enciende un cigarro, uno tras otro y toma soda, a veces se da el gusto y toma un poquito de gancia que tiene en la nevera.