El Virrey Fernando de Abascal

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EL VIRREY FERNANDO DE ABASCAL Cuando España sufría la invasión y dominación napoleónica (1808 -1813), los criollos iniciaron movimientos separatistas en casi todo Hispanoamérica. La primera oleada revolucionaria patriota estuvo cerca de conseguir la independencia entre 1810 y 1814, sin embargo hubo un virrey del Perú que sofocó a sangre y fuego los gritos de libertad lanzados en el Alto Perú, Chile, Perú y Quito; incluso estuvo cerca de destruir la junta de gobierno patriota de Buenos Aires. Se trata de Fernando de Abascal y Souza, quien por su papel represor fue honrado por el rey Fernando VII de España con el título de "Marqués de la Concordia". A continuación, una interesante reseña que encontramos en el libroEl Perú Borbónico del historiador John Fisher. FERNANDO DE ABASCAL (1743-1821) Virrey del Perú entre 1806 y 1816 Autor: John Fisher * Nativo de Oviedo, en el norte de España, Abascal siguió una carrera militar y visitó América por primera vez en 1767, como un oficial subalterno asignado a la guarnición de Puerto Rico. Después de servir en España, regresó a América con la expedición de 1776 al Río de la Plata, que tomó el puesto portugués de Sacramento, en la banda oriental del río, y estableció un nuevo virreinato gobernado desde Buenos Aires. Tras servir en Santo Domingo y La Habana, fue a Guadalajara (México) en 1799 como presidente de la Audiencia. Nombrado virrey del Río de la Plata, Abascal fue transferido al Perú antes de que pudiera asumir su cargo en Buenos Aires, pero las complicaciones producidas por la guerra retrasaron su arribo a Lima hasta 1806.

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EL VIRREY FERNANDO DE ABASCAL

Cuando España sufría la invasión y dominación napoleónica (1808 -1813), los criollos iniciaron movimientos separatistas en casi todo Hispanoamérica. La primera oleada revolucionaria patriota estuvo cerca de conseguir la independencia entre 1810 y 1814, sin embargo hubo un virrey del Perú que sofocó a sangre y fuego los gritos de libertad lanzados en el Alto Perú, Chile, Perú y Quito; incluso estuvo cerca de destruir la junta de gobierno patriota de Buenos Aires. Se trata de Fernando de Abascal y Souza, quien por su papel represor fue honrado por el rey Fernando VII de España con el título de "Marqués de la Concordia".

A continuación, una interesante reseña que encontramos en el libroEl Perú Borbónico del historiador John Fisher.

FERNANDO DE ABASCAL (1743-1821)Virrey del Perú entre 1806 y 1816Autor: John Fisher *

Nativo de Oviedo, en el norte de España, Abascal siguió una carrera militar y visitó América por primera vez en 1767, como un oficial subalterno asignado a la guarnición de Puerto Rico. Después de servir en España, regresó a América con la expedición de 1776 al Río de la Plata, que tomó el puesto portugués de Sacramento, en la banda oriental del río, y estableció un nuevo virreinato gobernado desde Buenos Aires. Tras servir en Santo Domingo y La Habana, fue a Guadalajara (México) en 1799 como presidente de la Audiencia. Nombrado virrey del Río de la Plata, Abascal fue transferido al Perú antes de que pudiera asumir su cargo en Buenos Aires, pero las complicaciones producidas por la guerra retrasaron su arribo a Lima hasta 1806.

Su fama proviene principalmente de su firmeza al reprimir las conspiraciones contrarias a la persistencia del domino español en el Perú entre 1809 y 1810 (cuando sus pares en otras capitales virreinales tímidamente aceptaban las demandas de los revolucionarios criollos), y de haber preparado fuerzas expedicionarias con las que sofocar los tempranos movimientos independentistas de Chile, Ecuador y el Alto Perú. Un convencido realista y absolutista, Abascal obstaculizó la implementación en el Perú de la constitución de Cádiz de 1812. Aunque el Perú sufrió un trastorno entre 1814 y 1815 por una seria insurrección en el Cuzco, seguía siendo un bastión del fidelismo cuando Abascal se retiró a la península en 1816.

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Su política ilustrada en Perú (1806-1808)[editar · editar fuente]

Este período supuso el reflejo del espíritu cultivado de Abascal, que se plasmó en acciones encaminadas a favor de los

súbditos españoles americanos del Perú; entendiendo éstos como la élite social, a sabiendas de que toda medida

tomada desde un organismo público en cualquier dirección no era baladí sino que, por el contrario, iba encaminada a

granjearse las simpatías de los mismos. Por este motivo, Abascal se centró en asuntos de salubridad pública, cultura y

defensa, que le sirvieron de apoyo en los momentos difíciles por los que atravesó el virreinato, tanto en el interior como

en el exterior del mismo.

En relación con las políticas de orden interno, el virrey se centró, como buen ilustradoque era, en aspectos sanitarios y

culturales. Creó numerosas escuelas-taller y con la colaboración del pintor José del Pozo creó la Real Escuela de Pintura

de Lima. Apoyó la vacunación antivariólica de los súbditos peruanos, aprovechando la expedición del doctor José

Salvany y Lleopart por tierras hispanoamericanas y con el apoyo del protomédico Hipólito Unanue. Otra medida ilustrada

fue la creación, fuera de los muros de la ciudad de Lima, de un cementerio para evitar enfermedades contagiosas que se

pudieran acarrear del hecho de enterrar a los muertos dentro de las iglesias y conventos capitalinos, para lo cual hizo

una cuantiosa inversión apoyada por aportaciones dispares y con el claro sostén del alto clero limeño así como del

colegio médico. Entre el segundo tipo de medidas, surgió la creación del Colegio de Medicina y del Jardín Botánico

(contando para ello con claustro de profesores, biblioteca, salas de prácticas, etc.) para la formación de galenos y

especialistas, para lo que Abascal contó con muchos de los ilustres hombres peruanos y de los antiguos territorios

virreinales como Quito y Santa Fe. La razón que le llevó a ello fue la observación que hizo, durante su penoso recorrido

de toma de posesión, de las carencias que sufría gran parte de Sudamérica en esta materia. También empujó a los

colegios de San Pablo y del Cercado para la instrucción de los hijos de la elite peruana y fundó elColegio de

Abogados capitalino, netamente criollo.

En relación con las actividades de orden externo, destacaron las llevadas a cabo en armas y dinero a favor de Santiago

de Liniers y Francisco Javier de Elío en la defensa de Buenos Aires y Montevideo, respectivamente, frente a los ataques

de las Invasiones Inglesas al Río de la Plata comandadas porWilliam Carr Beresford y John

Whitelocke entre 1806 y 1807, como claro ejemplo de la nueva guerra habida entre España e Inglaterrapor la hegemonía

del mundo marítimo y que fueron repelidos eficazmente por los criollos. Pero el virrey Abascal no se limitó a prestar

eficaz ayuda a un ataque concreto, sino que puso en marcha todo un ambicioso y acertado plan de defensa de la ciudad

de Lima, el puerto del Callao y sus alrededores, la reparación de la antigua fábrica de pólvora y la reorganización

del Ejército Real del Perú. Le dedicó especial atención al arma de artillería como ingenio de defensa y ataque de gran

eficacia en las nuevas guerras que se avecinaban sin olvidarse, obviamente, de las armas de infantería y caballería, de

entre la que destacó la creación de un regimiento de patricios (“La Concordia Española en el Perú”, cuyo nombre fue el

mismo que se le dio a José Fernando de Abascal como título deCastilla en 1812), como símbolo de la unión entre los

españoles peninsulares y americanos. Otro elemento de suma importancia en la defensa de los intereses de

la corona fue la reorganización de una flotilla que custodió los mares del sur contra extranjeros e insurgentes. Todo en él

fue previsión, buen juicio y eficacia, unidos al apoyo y halago de la elite social peruana de su época.