ELAfflNDO - ufdcimages.uflib.ufl.eduufdcimages.uflib.ufl.edu/CA/03/59/90/22/00333/00072.pdf ·...

1
3 SECCIONES ELAfflNDO DIARIO DE ^im^ LA MAÑANA EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. DOMINGO 4 DE DICIEMBRE DE 1938. s. La vida aventureray tumultuosa del marqués de Lafayette '- Se alió a la revolución norteamericana por su odio a Inglaterra.-El subalter- no más fiel de Jorge Washington.-El papel decisivo que jugó en la revolución francesa y la declaración de los derechos del hombre.-De test aba a Mirabéaü, a Robespierre y a Napoleón Arriba el cuadro histórico que muestra a Lafayette con Washington en U residencia de este en Mount Vernon. Abajo, Lafayette acompañado en gloria al Hotel de VUle de París el día que triunfó la revolución en 1830. empezó NUEVA YORK. (E. P.)—En el ve- rano de 1775 el Duque de Glouces- ter, hermano de Jorge III de Ingla- terra, hacía un viaje a Francia. En- contrándose en las cercanías de Metz, fué invitado a cenar por él Conde de Broglle, comandante del Ejército francés en aquella región. Estaban presentes el joven Marqués da Lafayette, tu com panero el Con- de 'd« Noailles y au intimo amigo el Conde Segur. Cuenta la historia que allí oyó Lafayette hablar por primera vez de la revolución ame- ricana, que el Duque de Glouces- ter estimaba justa y por cuyo triun- fo suspiraba para ver asi derrotado a su hermano el Rey. W. E. Woodward acaba de publi- car una biografía del Marqués de Lafayette, (Editorial Farrar and Rlnehart, Nueva York) en la que sin desmentir el episodio de la ce- na, deja establecido el origen de las simpatías dtl aristócrata francés por la revuelta yanqui. Parece que el Conde Broglie, que a la sazón contaba 57 anos de edad, tenia dos proyectos favoritos: uno, invadir a Inglaterra desde el continente; y el otro, hacerse cargo de la coman- dancia general del movimiento re- volucionario norteamericano. Para lo primero, ya habla logrado con- vencer al Gobierno; para lo segun- do, se puso en contacto con el Comi- sionado de las colonia, insurrectas en París, Silas Deane, y obtuvo un nombramiento militar a favor de su lugarteniente el Barón de Kalb. Lafayette, enemigo de In- glaterra, aventurero y amante de la gloria Lafayette no habla cumplido los 19 anos; pero la sola idea de hacer- se célebre contribuyendo a la de- rrota de Inglaterra en América le sedujo desde el primer momento. Se unió al Conde de Broglie, y al cabo de numerosas peripecias, com- pró un velero, el "Vlctolre". en Mar- sella, por la suma de 112,000 libras, y zarpó a su bordo para el Nuevo Mundo acompañado, entre otros, por el Intrigante Barón de Kalb. Los servicios que durante cuatro años le prestó Lafayette a la causa revolucionaria han sido relatados por mis de un historiador. El bió- grafo Woodward no pretende abun- dar en la materia, sino interpretar- nos la personalidad human» de aquel espíritu desinteresado y no- ble para quien la libertad era. un bien supremo, jamás negociable por ninguna otra recompensa. Desde el primer instante, Jorge Washington sintió-una gran simpa- tía por el entusiasta aventurero. A titulo de Comandante General del Ejército Libertador, el caudillo aceptaba aquel joven extranjero en su cuerpo de altos oficiales con el grado de general, pero sin tropas. Hablan de transcurrir dos años an- tes de que se le dieran encomien- das de importancia, mas cuando je lnidó. en la batalla de Brandywihe. lo biso con tal gallardía y arrojo que Inmediatamente empezó a cre- cer en el héroe virginlano su esti- mación por el valiente marquesito. Cuando en octubre de 1777 el ge- neral Burgoyne se rindió con sus tropas inglesas al general Gates, los enemigos de Washington se entre- garon a la tarea de preparar una in- tripa para sustituir a éste y colocar a Gates en al Jefatura del Ejérci- to. Acampado en el Valle Forge con un contingente desorganizado y po- bre que reclamaba a gritos el genio organizador de von Steuben; aban- donado por los agricultores cuáque- ros de Pennsylvania que rechazaban los billetes del Congreso continen- tal y preferían vender sus merca- derías a los Ingleses por oro con- tante y sonante; amenazado por Im- previstos movimientos de tropas enemigas en diversos frentes, Washington apenas tenia tiempo para prestarle atención a las trai- ciones que se fraguaban a sus es- paldas y que culminaron con la en- trega a los ingleses de los planos de West Polnt por el general Benedict Arnold. El plan de Gates, que ya habla sido elevado a la dirección de la Junta de Guerra por sus partida- rios, consistía en separar a Lafayette de Washington disolviendo asi los lazos de la revolución con Francia, para disminuir la influencia de- aquel en los concilios del movi- miento patrio. Por ello se concibió la descabellada expedición al Cana- mandada por el Marqués y or- ganizada expresamente para llevar- lo al fracaso. Afortunadamente, al llegar a la ciudad de Albany en fe- brero de 1778, Lafayette compren- dió la conjura que se le preparaba, desbandó a los milicianos, y se vol- vió a Flladelfia, decidido a conti- nuar la lucha hasta el final al lado de su ídolo. Washington lo recibió, como siem- pre, sin reservas mentales, y agra- decido de su lealtad. Habla quedado sellada una amistad que se prolon- garla hasta la muerte de ambos pa- tricios. De allí en adelante, es La- fayette su emisario especial para consultarse con Rochambeau en Newport en 1780; es Lafayette en Flladelfia, al mando de 2,200 hom- bres, guardando el camino mientras llegan los refuerzos de la flota del Conde d'Estaing; es Lafayette ma- niobrando meses y meses hasta me- ter en una ratonera a las fuerzas militares superiores de Lord Com- wallis; es Lafayette en la batalla de Monmouth y persiguiendo a los ingleses después de la evacuación de FHadelfia; es Lafayette compar- tiendo la victoria en la rendición del enemigo en la batalla de York- town. El hombre de cuna nacido para ser soldado Procedente de los Motlers, fami- lia de soldados que mandaba en la Villa Faya en el siglo XII, el hijo del coronel Cha^petiere y futuro Marqués vino al mundo destinado a presenciar el periodo más intere- sante y dramático de la historia de Francia, desde la toma de la Basti- lla en el 1789 hasta la revolución de 1830. Educado a la manera clá- sica en el aristocrático Colegio de Plessls eir» París, con un ingreso anual de más de 120,000 libras y matriculado en la academia real de equitación, sus amigos eran gente de la categoría de los hermanos de Luis XVI, el Conde Provenza y el Conde d'Artois a quien años más tarde habla de antagonlzar siendo él Carlos X de Francia. En la Corte de Versalles, no al- canzó el éxito que su familia espe- raba y que merecía su esposa Adria- na, la hija del Duque d'Ayen. Qui- zás contribuía a esto el hecho de que el geneálogo de la monarquía no habla encontrado el nombre de Lafayette en el "Dictionaire de la Noblesse". Acaso, su parentesco con la familia rara del Duque d'Ayen. La anciana Marquesa de Noailles, madre <del Duque, era una cleptó- mana de efectos religiosos, a quien habla que estar vigilando constan- temente en la iglesia, y quien sos- tenia correspondencia con la Virgen María, de la que decía era "una pe- queña burguesa de Nazareth a quien debo recordar por ser la ma- dre de Nuestro Salvador". La Reina María Antonieta se bur- laba de que el marquesito descono- cía la técnica del baile, a pesar de practicarlo bastante en el cabaret de la Epée de Bois, en compañía de los hermanos del rey y el Conde de Segur. Este último nos dice en sus memorias que Lafayette amaba a su mujer, pero que le sobraba tiempo para llevar relaciones clan- destinas con la Condesa de Hunols- tein, una de las amantes del Duque de Chartres y azafata de la esposa de éste. Más luego, Lafayette se acogió al regazo de Madame de Slmiane, a quien quiso coi» igual ardor que a la Hunolsteln. En su corazón; sin embargo, po- día, más la ambición de la gloria que el amor de ninguna mujer. Tho- mas Jefferson. siendo ministro de los Estados Unidos en Francia, le escribía a James Madison que La- fayette sufría de "un apetito cani- no por la popularidad", y Lamarti- ne, que lo conoció a fondo, afirma- ba que poseía en alto grado "el ins- tinto del renombre". Esta ambición contribuyó, sin duda alguna, a incli- narlo a las empresas militares. Fué el hombre de destino que no quiso hacer historia Parece extraño que un hombre de semejante idiosincrasia no apro- vechara las numerosas oportunida- des que se le presentaron para con- vertirse en el primer poder del mundo europeo en el medio siglo que transcurrió desde 1a Revolución norteamericana hasta la revuelta contra los Borbones en la Francia de 1830. El 12 de julio de 1789, residiendo en Paris como un héroe ejemplar para las masas, se le escapó la lla- mada del sino que tocó a sus puer- tas mientras Juan Pablo Marat instigaba al pueblo a levantarse contra sus opresores. Ese mismo día, Desmoullns aconsejaba a las multitudes de Paris que se alza- ran, advirtiéndoles que por la no- che vendrían "los batallones suizos y alemanes de Champ-de Mars a cortarnos los pescuezos, y no hay un momento que perder". Los agentes del Duque de Or- leáns, que aspiraba a arrebatarle el trono a Luis XVI estaban ocupadi- simos haciendo propaganda subver- siva. Hacia dos semanas el Rey ha- bla hecho trasladar secretamente a la capital 20,000 soldados de los re- gimientos extranjeros. Se rumora- ba que pensaba disolver la Asam- blea Nacional y encarcelar en la Bastilla a Lafayette y a Mirabeau. Francia estaba sumergida en las ideas de los enciclopedistas y filó- sofos rebeldes: Diderot, Voltaire, Helvecio, Quesnay y Holbach. Ante la Asamblea, Lafayette acababa de leer el 11 de julio su famosa Decla- ración de los'Derechos del Hombre, que discutió de antemano con To- más Jefferson y que se dice fué inspirada por éste. El dia 14, a raíz de la invasión del Jardín de los In- válidos por la turba, y antes del asalto Na la Bastilla, mientras el Rey se divertía en Versalles, Lafa- yette pudo haberse puesto a la ca- beza del movimiento y hecho abdi- car a Luis. Hubiese evitado el caos de la revolución que se avecinaba y fundad,o la primera república. Su indecisión, pues, fué una catástro- fe nacional. En Francia habla tres poderes en aquella época: los Nobles, el Cle- ro y el Tercer Estado, el Estado lla- no. Con la toma de la Bastilla, que- dueño de la situación el Tercero, dominado por la clase media. Pero Lafayette dejó que los aventure- ros y agitadores le arrebataran el cetro ante la plebe y tuvo que pre- senciar en silencio la matanza de Foullon y Berthier, primeros episo- dios del terror que la obligaron a renunciar la Jefatura de la Guardia Nacional para después reasumirla a ins anclas de Ballly, el alcalde de París. Lafayette: un verdadero puritano en Babilonia Todavía en octubre, el populacho le pedia que los acompañara con la Guardia hasta las puertas de Ver- salles, a pedirles justicia a los mo- narcas. Como se negara a hacerlo, la multitud siguió camino por su cuenta. Perplejo, el Marqués infor- a la Comuna y recibió instruc- ciones de ésta para trasladarse al frente de sus militares al Palacio y proteger a los soberanos. Al llegar a la plaza de Versalles, vio entre la turba a la amante belga del Princi- pe de Gales que éste le habla endo- sado al Duque de Orleáns, cabalgan- do sobre el lomo de un hermoso ca- ballo y desplegando el escarlata y negro del pretendiente a la corona. Al cabo de una noche de zozobra, angustia y lluvia, el Marqués no pudo impedir lo inevitable. Por más quo hizo aparecer al Rey en los balcones; por más que sacó a la Rei- na austríaca a quien despreciaba, y le besó la mano temblorosa ante el pueblo, las cartas ya estaban echadas. Cuando los monarcas hU •cleron su célebre entrada a Paris, todavía la Comuna estaba domina- da por los moderados de Lafayette, aunque trepidaran en el ambiente las vores de izquierda, Dantón, Ro- bespierre y Desmoulln-. Desde en- tonces. Luis y María Antonieta se consideraron prisioneros en las Tu- nerías, y el Marqués debió sentirse el hombre más poderoso de Fran- cia. % Aún en aquellas circunstancias, no actuaba, porque le inspiraban asco las transacciones de la políti- ca. Mirabeau. encarnación de la mo- narquía constitucional y el político más influyente de la Asamblea, que- ría unírsele para "salvar" a la pa- tria. En la casa de Jefferson ambos hombres se daban cita para discutir la siti.ación del pal-. Mirabeau que- ría establecer un régimen constitu- cional —bajo la autoridad de la mo- narquía— en el que Lafayette fue- ra el Rlchelleu y él su consejero y mano derecha. En el 1790, los re- yes le aconsejaron que asi lo hi- ciera, porque ya tenían sobornado al célebre tribuno por 200,000 li- bras, pero el Marqués despondió que no le gustaba aquel individuo y que no vela razón alguna para unir- se a él. El instinto profundo de la integridad le hacia oler a leguas a los traficantes de la libertad. Mi- rado entre Dantón y Mirabeau, da- ba la impresión de un verdadero pu- ritano en Babilonia. LA HISTORIA PASA JUNTO A EL SIN FASCINARLO Por su exagerado —o tal vez pu- ro— sentido de la justicia, que tan- tas veces lo llevó a proteger la vi- da de los monarcas aún a riesgo de perder la suya y aparecer como el sicofanta de los Borbones, a me- diados de julio de 1791 ya habla perdido gran parte de su populari- dad. Renunció la jefatura de la Guardia Nacional tres veces, y la última se marchó al campo. En las elecciones de ese año, regresó a Pa- rís como candidato de los modera- dos. Obtuvo solamente 3,126 votos, contra 6,728 de Pétion, el alcalde de los Jacobinos. Únicamente la amenaza de invasión por Austria y Prusia, lo rescató del olvido nacio- nal, cuando lo pusieron al frente de uno de los tres ejércitos organiza- dos para repeler al enemigo, al la* do del veterano Rochambeau. Ya era demasiado tarde, sin em- bargo. Sus partidarios los Girondi- nos, monárquicos, mediocres al fia y al cabo, no podían resistir al em- puje avasallador de Robespierre, el incorruptible. Mientras tanto, un oscuro teniente de la reserva. Na- poleón Bonaparte, observaba cómo los caudillos políticos de Francia amenazaban convertir a ésta en na- ción vasalla de los austrogermanos. Los desastres se sucedieron con inesperada rapidez. Lafayette ha- bla desertado prácticamente del Ejército y roto sus vinculo» con la Asamblea Nacional. Estamos en vis- peras de la Convención y del reina- do del Terror. En le prisión de 01- mutz, pasa cinco años —dos de ellos con su esposa e hija— confó rehén de las instituciones monárquicas de Europa y de Luis XVI. Napoleón obtiene su libertad, para luego ser denunciado por él como "un ene- migo del pueblo". En este periodo de convulsiones^ tremendas, Lafayette ha visto des- filar hada el exilio o la guillotina a los/ personajes más célebres de Francia. En varias o.asiones ha si- do el hombre de quien se esperaban decisiones definitivas, y siempre su conciencia recia ha paralizado su voluntad. El aristócrata que le pro- puso a Jorge Washington la liber- tad de los esclavos y fué repudiado, no se atreve a proponerle a los fran- ceses que se liberten del yugo de los Borbones, por el temor a los de- magogos} Y es que Lafayette fué un espíri- tu contradictorio que sospechó de todas las clases como clases. En la Asamblea atacaba el plan para man- dar al Duque de Angulema a repo- ner el trono de España a Fernando VII; soñaba con ver a Londres en- vuelto en llamas; despreciaba a Luis y a María Antonieta; detesta- ba a los bonapartlstas, a los monár- quicos corrompidos de Mirabeau, a los jacobinos sanguinarios de Ro- bespierre. Lo dominaba la Idea de 'la ley y el orden". El asesinato del anciano Foullon y la cabeza de la victima paseada en una pica por las callea de Paris le pareció un espectáculo abominable. El caos lo llenaba de pánico; vela que la patria era una quimera incomprensible para los hombres. Nunca nadie, en ninguna parte, fué un político más román- tico que el Marqués de Lafayette. HOY DOMINGO la ana menos cuarto de la tarde (11:45 a 1:00 P. M.) por la estación WKAQ Hablará sobre "LA DECOLORACIÓN DEL CABELLO" i Chatlt de 4 bandee y 11 «abo* para Miar recepción de —terioaee lejana». Vítor ínter- nacional rectilíneo cea Ojo Mágico y Control Vemier de 2 velocidadet para elntooisación máe fácil. Parlante Kltetrodinámko de 30 cm. y talida en puth-pull de 12 vetioe per» mejor volumen. Lujoeo mueble tropicaHrado en eetilo continental. Ud. experimentará un nuevo placer y emoción cuando sintonice uno de estos nuévoa Modeloa "Q" RCA Víctor con Cerebro Mágico Perfeccionado y es- cuche su enorme volumen y musicali- dad impecable al captar las estaciones mis lejanas. Estos receptores se han diseñado especialmente para dar resul- tados superiores en la captación de pro- gramas internacionales. El conmutador especial de Sensibilidad y el Control Variable de Selectividad son mejoras que permiten sintonizar las estaciones en las bandas de 13 a 2000 metros con mayor claridad y potencia que en cual- quier otro radio producido hasta ahora. No tienen rival para sintonizar cómodamente las estaciones de onda larga. Basta con ''Oprimir un Botón" y en el acto obtendrá una reproducción tonal mejor que la ofrecida por cual- quier otro radio. Pida hoy mismo una demostración de estos receptores y recréese escuchando la última sensación en radio. U RC.1 ^ MODELO 11QKI Chasis de 4 bandas y 11 tubos. Tiene Visor Internacional Rectilíneo, Ojo Mágico, Sintonización Vemier, Parlante Electrodinámico de SO cm. con salida enpuin- puli de 12 vatios, Enchufe para Tocadiscos Victrola. Botón-Conmutador para Victroia y muchos otros perfeccionamientos. Eltgantfei- mo mueble consola de diseño moderno y debidamente tropicalixado. i Para precios y condicionas, diríjosa o: SÁNCHEZ FRASQUERI frCO./INC. Distribuidoras RCA Víctor. Pones, f. R. Para Recepción Controlada UN NUEVO MODtl O i REBRO MÁGICO RCA VU LOS NUEVOS ESTILOS A ESTOS PRECIOS ACABAMOS DE RECIBIR UN i EXTENSO SURTIDO DE CALZADO PARA DAMAS EN: GAMUZA-PANA-RASO Y CHAROL EN NEGRO Y VINO. TIENDAS ROLAN Paradas-15-17-2IV2-SANTÜRCE y en BAYAMON *, .1 ANUNCÍESE EN "PUERTO RICO ILUSTRADO" i

Transcript of ELAfflNDO - ufdcimages.uflib.ufl.eduufdcimages.uflib.ufl.edu/CA/03/59/90/22/00333/00072.pdf ·...

  • 3 SECCIONES ELAfflNDO DIARIO DE ^im^ LA MAANA

    EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. DOMINGO 4 DE DICIEMBRE DE 1938. s.

    La vida aventureray tumultuosa del marqus de Lafayette '- Se ali a la revolucin norteamericana por su odio a Inglaterra.-El subalter- no ms fiel de Jorge Washington.-El papel decisivo que jug en la revolucin

    francesa y la declaracin de los derechos del hombre.-De test aba a Miraba, a Robespierre y a Napolen

    Arriba el cuadro histrico que muestra a Lafayette con Washington en U residencia de este en Mount Vernon. Abajo, Lafayette acompaado en gloria al Hotel de VUle de Pars el da que triunf la revolucin en 1830.

    empez NUEVA YORK. (E. P.)En el ve- rano de 1775 el Duque de Glouces- ter, hermano de Jorge III de Ingla- terra, haca un viaje a Francia. En- contrndose en las cercanas de Metz, fu invitado a cenar por l Conde de Broglle, comandante del Ejrcito francs en aquella regin. Estaban presentes el joven Marqus da Lafayette, tu com panero el Con- de 'd Noailles y au intimo amigo el Conde Segur. Cuenta la historia que all oy Lafayette hablar por primera vez de la revolucin ame- ricana, que el Duque de Glouces- ter estimaba justa y por cuyo triun- fo suspiraba para ver asi derrotado a su hermano el Rey.

    W. E. Woodward acaba de publi- car una biografa del Marqus de Lafayette, (Editorial Farrar and Rlnehart, Nueva York) en la que sin desmentir el episodio de la ce- na, deja establecido el origen de las simpatas dtl aristcrata francs por la revuelta yanqui. Parece que el Conde Broglie, que a la sazn contaba 57 anos de edad, tenia dos proyectos favoritos: uno, invadir a Inglaterra desde el continente; y el otro, hacerse cargo de la coman- dancia general del movimiento re- volucionario norteamericano. Para lo primero, ya habla logrado con- vencer al Gobierno; para lo segun- do, se puso en contacto con el Comi- sionado de las colonia, insurrectas en Pars, Silas Deane, y obtuvo un nombramiento militar a favor de su lugarteniente el Barn de Kalb. Lafayette, enemigo de In- glaterra, aventurero y amante de la gloria

    Lafayette no habla cumplido los 19 anos; pero la sola idea de hacer- se clebre contribuyendo a la de- rrota de Inglaterra en Amrica le sedujo desde el primer momento. Se uni al Conde de Broglie, y al cabo de numerosas peripecias, com- pr un velero, el "Vlctolre". en Mar- sella, por la suma de 112,000 libras, y zarp a su bordo para el Nuevo Mundo acompaado, entre otros, por el Intrigante Barn de Kalb.

    Los servicios que durante cuatro aos le prest Lafayette a la causa revolucionaria han sido relatados por mis de un historiador. El bi- grafo Woodward no pretende abun- dar en la materia, sino interpretar- nos la personalidad human de aquel espritu desinteresado y no- ble para quien la libertad era. un bien supremo, jams negociable por ninguna otra recompensa.

    Desde el primer instante, Jorge Washington sinti-una gran simpa- ta por el entusiasta aventurero. A titulo de Comandante General del Ejrcito Libertador, el caudillo aceptaba aquel joven extranjero en su cuerpo de altos oficiales con el grado de general, pero sin tropas. Hablan de transcurrir dos aos an- tes de que se le dieran encomien- das de importancia, mas cuando je lnid. en la batalla de Brandywihe. lo biso con tal gallarda y arrojo

    que Inmediatamente empez a cre- cer en el hroe virginlano su esti- macin por el valiente marquesito.

    Cuando en octubre de 1777 el ge- neral Burgoyne se rindi con sus tropas inglesas al general Gates, los enemigos de Washington se entre- garon a la tarea de preparar una in- tripa para sustituir a ste y colocar a Gates en al Jefatura del Ejrci- to. Acampado en el Valle Forge con un contingente desorganizado y po- bre que reclamaba a gritos el genio organizador de von Steuben; aban- donado por los agricultores cuque- ros de Pennsylvania que rechazaban los billetes del Congreso continen- tal y preferan vender sus merca-

    deras a los Ingleses por oro con- tante y sonante; amenazado por Im- previstos movimientos de tropas enemigas en diversos frentes, Washington apenas tenia tiempo para prestarle atencin a las trai- ciones que se fraguaban a sus es- paldas y que culminaron con la en- trega a los ingleses de los planos de West Polnt por el general Benedict Arnold.

    El plan de Gates, que ya habla sido elevado a la direccin de la Junta de Guerra por sus partida- rios, consista en separar a Lafayette de Washington disolviendo asi los lazos de la revolucin con Francia, para disminuir la influencia de- aquel en los concilios del movi- miento patrio. Por ello se concibi la descabellada expedicin al Cana- d mandada por el Marqus y or- ganizada expresamente para llevar- lo al fracaso. Afortunadamente, al llegar a la ciudad de Albany en fe- brero de 1778, Lafayette compren- di la conjura que se le preparaba, desband a los milicianos, y se vol- vi a Flladelfia, decidido a conti- nuar la lucha hasta el final al lado de su dolo.

    Washington lo recibi, como siem- pre, sin reservas mentales, y agra- decido de su lealtad. Habla quedado sellada una amistad que se prolon- garla hasta la muerte de ambos pa- tricios. De all en adelante, es La- fayette su emisario especial para consultarse con Rochambeau en Newport en 1780; es Lafayette en Flladelfia, al mando de 2,200 hom- bres, guardando el camino mientras llegan los refuerzos de la flota del Conde d'Estaing; es Lafayette ma- niobrando meses y meses hasta me- ter en una ratonera a las fuerzas militares superiores de Lord Com- wallis; es Lafayette en la batalla de Monmouth y persiguiendo a los ingleses despus de la evacuacin de FHadelfia; es Lafayette compar- tiendo la victoria en la rendicin del enemigo en la batalla de York- town. El hombre de cuna nacido para ser soldado

    Procedente de los Motlers, fami-

    lia de soldados que mandaba en la Villa Faya en el siglo XII, el hijo del coronel Cha^petiere y futuro Marqus vino al mundo destinado a presenciar el periodo ms intere- sante y dramtico de la historia de Francia, desde la toma de la Basti- lla en el 1789 hasta la revolucin de 1830. Educado a la manera cl- sica en el aristocrtico Colegio de Plessls eir Pars, con un ingreso anual de ms de 120,000 libras y matriculado en la academia real de equitacin, sus amigos eran gente de la categora de los hermanos de Luis XVI, el Conde Provenza y el Conde d'Artois a quien aos ms tarde habla de antagonlzar siendo l Carlos X de Francia.

    En la Corte de Versalles, no al- canz el xito que su familia espe- raba y que mereca su esposa Adria- na, la hija del Duque d'Ayen. Qui- zs contribua a esto el hecho de que el genelogo de la monarqua no habla encontrado el nombre de Lafayette en el "Dictionaire de la Noblesse". Acaso, su parentesco con la familia rara del Duque d'Ayen. La anciana Marquesa de Noailles, madre