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Reflexiones sobre un devenir poético: entre lo político y lo literario Por Arturo Borra Alzira, octubre de 2008 I Poetizar en las condiciones del presente es una práctica imposible y necesaria a la vez. «Impo- sible» –en su sentido psicoanalítico- porque implica una brecha insalvable entre la búsqueda esté- tica y aquello que finalmente se encuentra: paisajes de la desolación, extensión de una máquina devastadora que arrasa cotidianamente cientos de miles de vidas, tanto en las formas más visibles de la guerra o el genocidio, como en sus for- mas menos perceptibles pero no menos rea- les: la producción de un ejército de parados y explotados, el saqueo silencioso de las mayo- rías sociales y el abatimiento de minorías (sexuales, raciales, étnicas, etarias, religio- sas) en un sentido más o menos literal. En ese contexto de industrialización de la muerte y fabricación extendida de miseria, ¿cómo seguir poetizando? O más radicalmente, ¿con qué legitimidad seguir haciéndolo? Aún cuando evitemos las trampas de una funda- mentación a priori, considero que la renun- cia a lo poético sería tanto peor: nos privaría de un recurso central para cimentar un dis- positivo de producción de crítica, de discur- sos que contribuyan a crear las condiciones políticas, sociales y culturales de una rebelión social deseable 1 . YOUKALI, 6 página 153 Elementos de producción crítica ISSN: 1885-477X www.tierradenadieediciones.com www.youkali.net elementos de producción crítica vindicación y homenaje ANTONIO MARTÍNEZ I FERRER Una obra, un poeta y un tiempo con memoria 1.- Desde luego, en dicho dispositivo crítico también participan otros discursos sociales, incluyendo cierta producción teórica de las ciencias sociales y de la filosofía. Arturo Borra, Antonio Gamoneda, Laura Giordani y Antonio Martínez

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Reflexiones sobre un devenir poético: entrelo político y lo literario

Por Arturo Borra

Alzira, octubre de 2008

I

Poetizar en las condiciones del presente es una práctica imposible y necesaria a la vez. «Im po -sible» –en su sentido psicoanalítico- porque implica una brecha insalvable entre la búsqueda esté-tica y aquello que finalmente se encuentra: paisajes de la desolación, extensión de una máquinadevastadora que arrasa cotidianamente cientos de miles de vidas, tanto en las formas más visibles

de la guerra o el genocidio, como en sus for-mas menos perceptibles pero no menos rea-les: la producción de un ejército de parados yexplotados, el saqueo silencioso de las mayo-rías sociales y el abatimiento de minorías(sexuales, raciales, étnicas, etarias, religio-sas) en un sentido más o menos literal. En esecontexto de industrialización de la muerte yfabricación extendida de miseria, ¿cómoseguir poetizando? O más radicalmente, ¿conqué legitimidad seguir haciéndolo? Aúncuando evitemos las trampas de una funda-mentación a priori, considero que la renun-cia a lo poético sería tanto peor: nos privaríade un recurso central para cimentar un dis-positivo de producción de crítica, de discur-sos que contribuyan a crear las condicionespolíticas, sociales y culturales de una rebeliónsocial deseable1.

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elementos de producción crítica

vindicación y homenaje

ANTONIO MARTÍNEZ I FERRERUna obra, un poeta y un tiempo con memoria

1.- Desde luego, en dicho dispositivo crítico también participan otros discursos sociales, incluyendo cierta producción teórica de lasciencias sociales y de la filosofía.

Arturo Borra, Antonio Gamoneda,Laura Giordani y Antonio Martínez

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«Necesaria», a su vez, en la medida misma en que esa práctica poética se auto-implique en la trans-formación de las condiciones del presente que la hacen “imposible”. Sin embargo, esa necesidad segui-rá siendo abstracta en la medida misma en que el discurso poético se refugie en castillos de marfil oen posiciones individualistas que sustraen la creación estética de los procesos sociales que son su con-dición de (im)posibilidad. Dicho de otro modo: la poesía no es “imposible” en el sentido de que nopueda ser creada en el contexto actual, ni tampoco es “necesaria” en el sentido de que responda a algu-na finalidad instrumental o trascendental. Antes bien, la conjugación de imposibilidad y necesidadobedece a algo más concreto: toda escritura que responda a un proyecto estético crítico encontrará enel presente algo incongruente que activa la añoranza de un porvenir distinto. Entre su deseo de cam-biar el mundo y el hallazgo decepcionante de no hacerlo se alzará una distancia estructural que, obje-tivamente, ninguna poética puede suprimir por sí sola. Con todo, tampoco renunciará a radicalizar susapuestas persiguiendo aquello que le es negado: activar un proceso de cambio histórico-social –pro-ceso que, ciertamente, puede acompañar y apuntalar-.

Para decirlo de una vez: por más restringidas que sean sus posibilidades, esas apuestas son, desdenuestro horizonte de sentido, políticamente necesarias. No se trata de proclamar derrotas intem-porales (que conducen a argumentos de resignación) ni de proclamar necesidades trascendenta-les (que ocultan la contingencia de nuestro deseo colectivo de subvertir un mundo social e histó-rico marcado por la proliferación de injusticias). Antes bien, una vez más, se trata de inscribir losdiscursos poéticos en campos político-culturales más vastos que participan en la producción ytransformación del presente.

Lo dicho, pues, vale para la poética de nuestro amigo Antonio Martínez. Constituye uno de suspresupuestos fundamentales. En términos globales, la poética militante de Antonio Martínez es lacontinuación de la lucha política por otros medios, sin por ello suprimir la diferencia específicaque marca una distancia con respecto a la inmediatez de aquella, por más borrosa que sea la fron-tera en ciertos pasajes poéticos donde irrumpe la dificultad objetiva de elaborar el horror percibi-do. Desde esta dimensión de análisis, incompleta y parcial por definición, es pertinente poner enconexión, de forma sumaria, su producción poética con algunos fragmentos biográficos. Marcadopor la ausencia paterna temprana (su padre fue fusilado por miembros del régimen franquista),toda la infancia de Antonio estará atravesada por esa pérdida, lanzada su familia a sobrevivir enun tiempo de duelo (histórico y personal) y de importantes restricciones económicas. Y aunquenos cuidemos de convertir toda poética en autobiográfica, no es difícil reconocer las huellas de esaorfandad en poemarios donde la infancia retorna como experiencia sufriente. El caso de Corre,corre niño de arena (dedicado a los niños de arena de Irak como metáfora de una infancia sininfancia que no puede más que correr, procurando fugarse del crimen convertido en ley) es el másevidente pero no el único. También irrumpe de forma solapada en El rumor del patio o El gritodel oasis (especialmente en la sección “Tiovivo”), por mencionar algunos ejemplos. Incluso enAngustia el espectro de las víctimas se convierte en un manifiesto donde, entre otras figuras de ladesigualdad y violencia de género, irrumpe la infancia como desamparo antes que como refugio.

Por lo demás, lanzado desde temprano a la militancia partidaria y sindical, A. Martínez padecióno sólo las experiencias de la clandestinidad y el exilio sino también la forzada fractura familiar,la omnipresencia del miedo y la sombra del dolor de los suyos. A esas hebras habría todavía quearticular su labor como trabajador de las artes gráficas, espacio en el que pudo poner un rostromaterial a aquella opresión que sus versos cuestionan. En ese sentido, la poesía de Antonio seconstituye como una segunda militancia, quizás nacida de un cierto desencanto partidario. Así losugieren algunos versos de Cicatrices: “Mejor cerrar la boca/ y hablar hacia dentro”. Y por si que-daran dudas, luego de aludir al “náufrago de la ilusión”, señala: “Detrás del patio/ encontré/ unpensamiento de hojas otoñales/ con palabras húmedas/ archivando viejas historias”.

Sin embargo, la poética de Antonio no es declinación, sino invitación a rearmarse con las vocesdispersas. Por eso afirma un tiempo de rebelión contra un orden sacrificial, en el que cabe una

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protesta rabiosa ante unas efectivas estructuras de poder que además de sostener las desigualda-des del presente, avanzan en un holocausto que es destrucción de los otros y aniquilación del pla-neta. No se trata de una pura constatación. En El Grito del oasis, nos recuerda: “Acantilados dehielo, están atados al vendaval”. El movimiento sacude la estasis de lo actual. Hasta lo gélidopuede ser revertido por el viento. Por eso su cuestionamiento no se conforma con mostrar elespanto: lanza un desafío a la configuración clasista de la sociedad, en particular, a los amos delmundo que, atrapados en su propio goce, desconocen radicalmente el sufrimiento generalizadoque provocan. En efecto: “El dolor es una multitud”.

II

¿Cómo pueden esos amos gobernar el mundo, pese a su inmensa destructividad? ¿Cómo es posi-ble que el capitalismo mundializado, a pesar de encontrar algunas resistencias sociales significa-tivas no encuentre un límite exterior,un desafío radical que exceda las res-puestas de desesperación, dichas enun lenguaje de violencia? AntonioMartínez hace algunos señalamientosoportunos. El capitalismo como “siste-ma-mundo” instala la idea –reforzadaen diversas prácticas sociales- de quelas democracias parlamentarias, con-jugadas a las economías de libre mer-cado, son incuestionables, esto es, elmejor de los mundos posibles2. A esecredo neoconservador, que presumeser culminación de la historia, AntonioMartínez toma co mo blanco –para dis-parar con versos a tanta máquina indi-ferente.

Pero no habría hegemonía alguna sidi chos procesos fueran puramente ex -ternos a los sujetos que los encarnan. Más que la tesis de una eterna «naturaleza humana», habríaque reafirmar las raíces históricas y sociales de las subjetividades que sostienen este sistema. Laspistas de su constitución hay que buscarlas en un proceso de subjetivación que genera de formasimultánea un consumismo esclavizante y conformista y, como contracara, una expansión de pri-vaciones drásticas. El consumo desenfrenado e insostenible se convierte en verbo de acción (“To -dos al fin/ con código de barras” ironiza en Esquirlas en el aliento) mientras la carencia se haceinminencia de muerte. Y por si la lógica consensual fuera insuficiente, también están las “factorí-as del terror” que se tejen por doquier, en la extensión de la lógica de la guerra como continuaciónde la política por otros medios (y lo inverso, como advirtió M. Foucault también resulta válido: lapolítica como continuación de la guerra). Así pues, se articulan en la institución efectiva de lasociedad la guerra imperial que arrasa todo lo que le pone freno, el «fascismo de mercado» -comoseñaló hace décadas el economista Paul Samuelson- en su alianza con un estado policializado ymilitarizado y la predominancia cultural de un sujeto voraz y predador que monta su bienestarsobre las espaldas de los otros, sea bajo la forma de la explotación, sea bajo una relación de indi-ferencia práctica ante el malestar ilimitado.

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2.- De ahí los entusiastas anuncios de la inteligencia neoconservadora –tan repetidos desde los 60 como desmentidos en la prácticahistórica- del “fin de la historia” y del “fin de las ideologías”.

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La poética de A. Martínez, sin embargo, no constituye una apuesta programática y ni siquieraparte de la convicción de que mediante ese camino pueda afrontarse con eficacia una lucha polí-tica más vasta y radical, a pesar del deseo de movilizar sin confundir y, con ello, “de sembrar futu-ro”. Lo suyo es algo más inmediato y apremiante: “escribo/ para poder respirar” afirma enHuellas. Porque tanto en política como en poesía, lo central remite al pulso de la respiración, ensuma, a los anhelos que están en juego en la (re)invención del mundo. Por eso el poeta trabajacomo si los ver sos pudieran convertirse en martillos. Poetizar sería un trabajo de albañilería:puede contribuir a derrumbar los muros blancos de un sistema que tritura por múltiples medios.

En este contexto, escribir no es, primariamente, embellecer, aunque nada dispense de la ley de lasformas. Es búsqueda activa de una verdad que no preexiste a la escritura, que es producto de untrabajo que no se conforma con reproducir el testimonio del daño sino que incita a explorar en laposibilidad de otras realidades –que irradian, ahora sí, cierta belleza de lo utópico, de lo que apa-rece como “imposible” y “necesario” a la vez-. Pero el futuro no es certeza sino incertidumbre:“¿Nos vestirán/ con harapos de olvido?” –pregunta en Contraventanas. En otro poemario, nosdice Antonio: “los náufragos gritan, pero las tablas salvadoras/ son huidizas”. Es esa utopía de unamorada distinta -una morada en donde la comunidad humana no esté fracturada por un “horizon-te de alambradas”- lo que subyace a esta elaboración, aunque toda promesa de reconciliación sea,más que una solución, el nombre de una problemática política. No sugiero con ello que la poéticade Antonio Martínez sea utópica. Tantea por momentos: “no se sabe/ si detrás/ del murmullo/está muerta la sombra// la quimera no se parece/ a nada”, indica en Arrugas en la voz, como sieste actor-testigo, casi exhausto, sólo tuviera fuerzas para recordar la incongruencia. Y si bien enAquellos lugares (su último poemario al momento de escribir estas reflexiones) parece augurar

algún paso en esa dirección -a través de lacelebración de la amistad y del encuentro-,el poeta nos advierte acerca de su carenciade certezas al respecto. Vuelve la afonía:“hay un poesía sin voz/ de andar por casa/que se esconde en los rincones// desde allí/espera/ que amanezca la sangre”. La per-plejidad ante las ruinas regresa y la pregun-ta por el otro –incluso el otro sí mismo,convertido en extranjero- reaparece. Asípues, ese no-lugar deseable parece másbien insinuado en su decir (como la posibi-lidad a la que conduciría la negación con-creta de la formación social presente), peronunca pronunciado, no tanto porque nopueda ser dicho, sino quizá porque es lo quelate como aquello que está todavía pordecir: un mundo porvenir sobre el quesobrevuela la persistencia de la añoranza yla memoria del espanto.

III

El prolífico discurso poético de Antonio Martínez está marcado por una economía aforística. Suspasajes más relevantes y fulgurantes acaso estén ligados a lo que nace en esa región oscura dondeel sentido, escapando al control del concepto, desborda todo atrincheramiento doctrinal, para darlugar a lo que desconocemos. Si es verdad que siempre escribimos el mismo libro, habría queseñalar que Antonio no escatima en capitulaciones: en pocos años, el autor ha alumbrado nume-rosos títulos, muchos de los cuales reinciden en la crítica de la actualidad, desde su inicial Rumor

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del patio hasta Aquellos lugares. Cada poemario constituye un eslabón de una cadena que retor-na al trauma de lo real –y lo real, en este contexto, está en la división humana, en el poder devas-tador de las fronteras y los imperios, en suma, en el rechazo a nuestra vulnerabilidad constituti-va. El retorno mismo es síntoma de aquello que no logra una inscripción simbólica plena. De ahí,también, la diseminación poética en la que la mano de Antonio “rebusca entre los vacíos” (Elvuelo oscuronoche) voces clandestinas más allá de lo políticamente correcto. Y si bien el autor norenuncia a la totalización –y ese persistir está cargado de riesgos, como casi todo aquello que valela pena-, su escritura se caracteriza más bien por un procedimiento metonímico, al modo impre-sionista que produce un efecto global a pesar de la economía de la técnica compositiva. Lo queaquí resulta relevante es que su poética se mueve a partir de fogonazos, ráfagas de imágenes queno operan por descripciones sistemáticas, sino más bien por sucesión –a veces lúdica- de saltos eincluso por aproximación a detalles que adquieren creciente significación a medida que nosvamos acercando: los niños y la arena, la angustia esa que acompaña el testimonio de la destruc-ción y el deseo en su promesa de libertad, los rumores lejanos de infancia y la irrevocabilidad dela pérdida3, las cicatrices del sentido y las máquinas de guerra, la enfermedad que da concienciade la vida... y la referencia a lo más íntimo, a las figuras del miedo y del olvido, de la soledad y delamor (que, en este caso, lleva el nombre de Antoñita).

Que a ese proceder lo denominemos “realismo crítico” es secundario, porque los lectores podránhallar otras matrices estéticas, donde hay alternancia entre un crudo documentalismo y una cier-ta pervivencia lírica que interroga la lógica del etiquetado. En última instancia, la condición impu-ra del poeta no es obstáculo para insistir en un posicionamiento ideológico que no duda en asu-mir abiertamente la condición política de lo poético. Si la poesía vale por su contenido de verdaden el mundo de las formas, como antaño señalara T. Adorno con respecto a toda obra artística,habría que decir que Antonio Martínez procura evocar algunas de esas verdades que hieren dehumanidad. La verdad del llanto agujerea su escritura: “siento en la sangre/ heridas/ olvidadas/detrás de las caricias” dice en un bello pasaje de Voces de pez.

Si algo hallamos en esta constelación estéticaes la imposibilidad misma de separar lo per-sonal y lo político (aunque lo auto-biográficoaparezca en registros plurales como el de lamilitancia clandestina, la rememoración desus vivencias de infancia, el murmullo deli-rante de una enfermedad4, el recuerdo de unhogar materno perdido, la huella del amor olas esquirlas de la infamia cotidiana). Elpoeta-militante clama por un mundo donde laaniquilación no sea la última palabra. Dejo aotros lectores la tarea de evaluar -en términosestéticos, éticos y políticos- cuán lejos llegaeste trabajo de trepanación del presente. Encualquier caso, son esos resquicios abiertoslos que nos invitan -justo allí donde el capita-lismo se detiene- a repensar la alteridad e,incluso, a hacerla otra vez pensable. Sobreesas huellas de lo ausente, probablemente,hallaremos una escritura que reactive undeseo que puede devenir revolucionario.

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3.- Al respecto, Temblor en las raíces, puede leerse como un sismógrafo de la vida familiar de Antonio. 4.- Este murmullo estructura Efectos secundarios.

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ENTREVISTA (coral)A ANTONIO MARTÍNEZ I FERRER

Por Arturo Borra, Laura Giordani y Víktor Gómez

La irrupción de la escritura poética en tu vida es, desde un punto de vista cronológico,relativamente tardía. ¿Qué factores te llevaron a hacer ese giro hacia la poesía?

Como sabéis yo no poseo ninguna formación académica pero las inquietudes hacia la cultura me lleva-ron a leer en mi primera juventud (entre los dieciséis y los veinte años) a Gustavo Adolfo Becquer,Campoamor, Cervantes y Shakespeare y otros que no recuerdo. Asimismo me relacioné con un médicoy poeta alzireño llamado Manuel Just. En esa época escribí algunos poemas, pero pronto me atrajo lapolítica; en concreto el marxismo, como respuesta a la dictadura franquista y la explotación capitalista.Pasé a formar parte de organizaciones revolucionarias, comprometiendo todo mi tiempo a la lucha polí-tica y sindical hasta la caída de la dictadura. En ese periodo de tiempo mis lecturas poéticas son auto-res como Miguel Hernández y Federico García Lorca, entre otros. En el periodo de la transición noencontré sitio en el entorno político-sindical y me aparté de toda actividad, pasando a ocuparme del por-venir de mis hijos montando la empresa de fotocomposición Germanía de donde nació la editorialGermanía, dirigida y construida por mis hijos y tres socios más. Así, en la década de los 90 entré en con-tacto de nuevo con la poesía de la mano de la colección Hoja por Ojo y leo por primera vez a autorescomo José Viñals, Antonio Orihuela, Antonio Gamoneda, Eladio Orta, Juan Gelman, y reaparece, denuevo, mi inquietud por escribir, montando mi primer poemario El rumor del patio en el 2002, a par-tir de poemas escritos en los años 2000 y2001.

Tu biografía está marcada por la militancia partidaria y tu poética parece otra forma demilitancia política... ¿Cómo se vinculan estas dimensiones y qué riesgos surgen de estecruce?

Yo que profeso el «materialismo dialéctico» como respuesta filosófico-humanista de la vida no entien-do, pero respeto, la actividad poética fuera de la ideología que tenga el autor. Considero que nadie puedesoslayar, en el momento de la creación poética, su concepción del mundo, por lo que siempre estaráimplícita en su obra. Por ello, el poeta se desnuda en cada palabra, en cada verso y ahí está la grandeza:abrir el alma ante quien te lee con el riesgo de ser elogiado o rechazado, radicalmente, según la ideolo-gía del lector. Esto puede ocasionar que lacalidad de la obra se desdibuje por lainfluencia de su contenido ideológico, peroen mi caso, acepto este riesgo y procuroque el mensaje sea incisivo y provocador.

Decía Juan J. Saer que “la infanciaes el sólo país, como una lluvia pri-mera, de la que nunca, enteramen-te, nos secamos”. ¿De qué modocrees que tu propia infancia sigueaún empapando tu escritura?

Con certeza mi infancia ha sido determi-nante en mi posterior visión del mundo.Fui educado en el recuerdo y yo diría laveneración de mi padre Antonio Martínez

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García, asesinado por el franquismo en el año 1940. Su figura era ensalzada por mis abuelos y mi madree inclusive por mi padre Lorenzo Llinares Crespo casado en segundas nupcias con mi madre. La ideadel carácter criminal del franquismo fue conformando y aun persiste en mi pensamiento. Si a ello aña-dimos los sufrimientos que en aquellos tiempos pasaban las familias para poder comer y vestirse puedeentenderse mi obsesión por la naturaleza injusta del sistema capitalista que propicia las enormes dife-rencias sociales y el sufrimiento de gran parte de la humanidad.

¿Crees que la poesía es capaz de revitalizar un lenguaje saqueado, casi extenuado, en elpresente? En caso positivo, ¿de qué manera podría intervenir lo poético en esa revitali-zación?

La estructura del lenguaje coloquial y culto que predomina en las relaciones entre los seres humanos enesta sociedad burguesa se asienta sobre la construcción de paradigmas que en la actual estructura socio-política inciden profundamente en anular cualquier actitud crítica frente a los problemas económico-sociales que genera la organización política del sistema. La poesía es una forma de expresión que porsu naturaleza minoritaria no parece peligrosa para el pensamiento dominante, por lo que se mueve enun contexto de libertad superior al de otras formas de comunicación. Es muy corriente ante algo que seconsidera fuera de la lógica dominante decir con un tono peyorativo: “eso es poesía”, por lo que a tra-vés de ella se puede profundizar en la difusión de nuevos paradigmas que propongan un nuevo lengua-je crítico-humanista en los diferentes espacios culturales. Yo pienso que es posible llegar a todos losniveles culturales a través de la poesía, por ejemplo, entre los niveles más preparados intelectualmentecon poetas de la línea expresiva de Antonio Gamoneda y Antonio Méndez, entre otros, y también a lasclases populares en la poesía de Antonio Orihuela y David González y otros más, y la poesía de QuiqueFalcón, Jorge Riechmann y otros, que puede llegar a todos los niveles de la cultura.

Tanto en Corre, corre niño de arena, El grito del oasis, Vuelo oscuronoche o Aquelloslugares, por mencionar algunos de tus libros, la guerra imperial aparece como un obje-to privilegiado de tu decir poético. En general, hay una constancia de esta problemáticaen toda tu producción poética. ¿A qué se debe esta reincidencia crítica?

Los imperios han sido en todas las etapas históricas la manifestación más elevada del despotismo,sojuzgando los pueblos según sus intereses imperiales. En nuestra época el imperialismo U.S.A. repre-senta el mayor peligro para el desarrollo de las sociedades civiles de forma solidaria y justa y, asimis-mo, el mayor peligro para la paz por cuanto su política es depredadora y agresiva con unos resultadoscatastróficos para la humanidad. Las intervenciones armadas de los Estados Unidos en el último siglohan sido alrededor de 130, muy superiores a cual-quier otro país y también mantiene bases o desta-camentos militares en cerca de 120 países de los192 que conforman las Naciones Unidas. Es porello que en mi poesía soy reiterativo, con la ilusiónde que pueda influir en el pensamiento hacia lacreación de una resistencia hacia todo lo que seanimperios o poderes despóticos.

La historia deja a su paso una oscura este-la de crímenes y muertes. Tu poesía vuelvecontinuamente el rostro hacia esas fosascomunes, lo que hace pensar en un vínculoentre poesía y memoria. ¿Cómo describirí-as ese vínculo?

Teniendo en cuenta que mi padre fue enterradoen una fosa común y que durante mi niñez todoslos años me desplazaba con mi madre al cemente-

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rio de Paterna (Valencia) en donde estaba mi padre enterrado, me familiaricé con las grandes fosascomunes donde había docenas de republicanos asesinados por la represión franquista. Está cuestiónsiempre es recurrente por cuanto cada día estamos presenciando ese criminal espectáculo en muchaspartes del mundo -piénsese en algunos países sudamericanos-. Las fuerzas fascistas siempre recurren aese criminal método con la intención de esconder sus crímenes.

A propósito de Cicatrices, ¿qué cicatriz podría cerrar un poema? O más todavía: ¿es líci-to pretender hacerlo?

Todas las cicatrices son perversas. Me sería muy difícil fijar un dolor concreto que pudiese cerrar el cír-culo. De todos los que sufrimos nunca podemos saber cuál es mayor o si en el camino nos esperan otrosque sean más dolientes. En mi caso, la muerte de mis padres y la separación en 1975 de mi familia porla persecución de la policía franquista han sido los acontecimientos familiares más dolorosos. Ahora, enel día a día, la brutal represión del imperio y sus lacayos, contra pueblos indefensos, asesinando pobla-ciones enteras sin discriminar niños ni viejos, es lo que me aturde de dolor y me convence de que la vidanos puede producir un dolor mayor de los que ya hemos sufrido.

Hay una obsesiva insistencia en tu escritura que pregunta: ¿será este escribir la últimabatalla contra la desaparición?

Cuando se tiene una convicción firme del pensamiento dialéctico la duda forma parte de la afirmación,conocedor de que las verdades absolutas no existen (pues de existir serían ajenas a la naturaleza huma-na). Siempre deambulo por la línea de la inseguridad aún en mis posiciones más firmes, siempre estoyabierto a la revisión y reformulación de mi pensamiento. Por lo que mi última batalla estará en el últi-mo aliento antes de morir.

En Efectos secundarios reaparece la memoria del estrago, un testimonio sangrante denuestra historia contemporánea. Ahora bien, ¿cómo se gestiona la desesperación en tupoética? ¿qué nos pueden decir tus poemas al respecto?

La poesía para mí es como una descarga de todas las emociones y tensiones provocadas por el dolor pro-pio y el ajeno, gritar ese dolor y hacer partícipe del mismo a los demás me ayuda a soportarlo. Yo creoque si no pudiese comunicarlo me rompería por dentro y caería en la autodestrucción síquica.

¿Crees que existe entre la pasión y la política, entre la poesía y el hecho amoroso, unamanera específica de ser en la palabra del poeta, en tu escritura que se diferencia de losposicionamientos canónicos-consensuados de las poéticas primorosas y tan egocéntri-cas, como la poesía de la experiencia delos años 80 y 90 o el realismo sucio quereaparece a finales del siglo XX confuerza en España?

No es que yo piense en transgredir ciertasconcepciones preestablecidas en la composi-ción poética. El caso es que tal como les heindicado en la primera pregunta mi falta deuna preparación académica me hace difíciltener un conocimiento de los estilos ocorrientes de la poesía que me permitanadoptar esta o aquella forma de composicióno transgredirla conscientemente. Yo siempredigo que me he enseñado a escribir leyendo yque al escribir sólo afloran las emociones másprofundas provocadas por el dolor, el amor,

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la solidaridad, entre otros sentimientos, esforzándome en que los poemas posean un ritmo enérgico,que sean incisivos y que con el mínimo de palabras expresen lo que deseo comunicar; todo ello inten-tando que posean el tono musical que los hagan agradables al oído y que se claven en la conciencia dequien los oye o lee.

¿Cuáles son las lecturas (escucha y reflexión) que crees que más han influido en la for-mación de tu sensibilidad poética y crítica? ¿Con qué visiones del mundo, con qué poe-mas o poetas dialogan tus textos? ¿En qué relecturas encuentras afinidad y estímulo cre-ativo?

Es evidente que la concepción del mundo que profeso es la derivada del materialismo dialéctico, lo queme hace tener una profunda concepción crítica de cuanto soy y me rodea, siempre con una actitud cons-tructiva. Esto me sitúa entre los poetas que denuncian las injusticias desde cualquier posición ideológi-ca, por lo que de todos ellos me alimento. La lista sería larga, lo cual me complace. De la generación del27, Miguel Hernández y Federico García Lorca; poetas sudamericanos, Cesar Vallejo, Juan Gelmanentre otros y de los poetas contemporáneos Antonio Orihuela, Enrique Falcón, Antonio Méndez, DavidGonzález, Jorge Reichmann, entre otros. En todos ellos su relectura siempre es enriquecedora y unafuente de descubrimiento de nuevos matices en sus mensajes de carácter revolucionario. En el terrenolírico quiero resaltar la hermosa poesía de mi amigo José Viñals, por la belleza de su lenguaje y su granriqueza cromática. Asimismo la poesía de Eladio Orta por su valentía para romper esquemas y tambiénpor su profundidad lírica en alguno de sus poemarios. He de señalar que a mi alrededor también sien-to como propios algunos poetas hermanados conmigo, con los que tengo una profunda relación deamistad y complicidad que conforman un esplendido paisaje de donde también me alimento, AntonioCrespo Massieu, Matías Escalera, Ana María Espinosa, Ana Pérez Cañamares, Laura Giordani, ArturoBorra, Vicent Camps, Víctor M. Gómez, José Garés, entre otros que, de seguro, se me olvidará mencio-nar y a los que pido disculpas.

Por último, ¿qué devenir cabe esperar de tu poética? ¿Qué desafíos consideras que tie-nes por delante?

Difícil respuesta mis queridos amigos, a mis 69 años mis proyectos son muchos, dada la naturaleza demi carácter, pero si quiero ser realista me conformo con ese día a día y el deseo de que mi voz no pier-da fuerza y continué en el plano de la denuncia. Mantener vínculos con aquellos que, como ustedes,denunciamos con la palabra tanta insolidaridad e injusticia y construir, junto a al resto de amigos, esemundo mejor que tanto deseamos.

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UN POEMA (con dedicatoria)Por Laura Giordani

Mosaicum

A Antonio y Antoñita.

Ellos abrigan su casa con mosaicoscaleidoscopio que la luz de los pinosbaraja a su antojoasilo del fragmentoarchipiélago de todas las memoriasque regresan como maquis desde alguna sierra rota.

Un boceto que se fuga a los ojosafiebra y vuelve laboriosas las manos.Poco importa que el mandala se completecuando las falanges y los afanesy todo en el cuerpo se aquiete para siempre:la casa seguirá allí como un fruto buenoun corazón sangrando después de la contienda.

Poner a conversar las aristas haciendo dócil la heridareunir guijarros para tenderle andamios a la mañana.

Mientras las factorías del terrorhacen añicos al niño de arenalos huesos de Antonio y Antoniase incorporan con la convicción liviana de los pájarosa sellar el dolor del mundo con vendajes de gredaa inventarle otros relieves a la esperanza.

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TRES PRÓLOGOS

Secreto a voces (al poemario Corre, corre, niño de arena)

Por Antonio Orihuela

En el siglo de Kafka los niños de Iraq son de arena, pero también son de arena todos los niños que no han teni-do la fortuna de nacer dentro del ghetto amurallado del primer mundo, donde las cuotas del horros están limi-tadas a los juegos de la Playstation y a no poder calzar unas Nike de 300 €.

Del horror que transcurre más allá de nuestras alambradas está hecho este niño de arena. Un libro escrito poruno de ellos, un lejano niño de España de 1936. Así es, cuando uno daba por enterrada a toda esa generacióndel hambre grande de la posguerra, cuando una pensaba que poco podría ya surgir de entre esas sombras,cuando se han borrado todos esos nombres que habían sido dados a la Utopía, resulta que uno aún puedeencontrar en ella a un poeta que se coloca en mitad del camino de la vida, el al que casi todo lo arrolló en elcamino de la vida, para alzar la voz y ponerse a disipar las sombras del fascismo ordinario y cotidiano. Un poetaque es capaz de acunar el dolor de los que lloran y a señalar los demonios de estas tierras y de este inmundomás hoy que nunca de todos los demonios.

Conocí a Antonio Martínez Ferrer a través de suextraordinario primer libro El rumor del patio,y unos meses después al hombre y a la mujer,compañera incansable Antoñita, que se aventu-raron por media España para compartir unosdías de calor en Moguer con otros poetasarrumbados de mil batallas.

Tras aquellos días febriles de compartir el pan yla poesía, me dejó Antonio con el aire de unapregunta que yo no llegué a formularle y que,probablemente, quizás él tampoco sepa cómocontestar. ¿De dónde salen los hombres comoAntonio Martínez Ferrer?¿Cómo es posible quehabiendo existido hombres como él perdiéra-mos nuestro viejo afán de clase y nos creyéra-mos las estúpidas predicciones de los podero-sos? Pienso entonces en la inmensa soledad que

ha debido ir creciendo en compañeros como él, al ver lo poco que iba quedando de una práctica de lucha y undiscurso de denuncia sobre este artificio de los días al que el Capital nos han condenado.

Me quedará, también como una incógnita, saber de dónde saca este hombre la potencia de su escritura, la con-tundencia de sus versos, la firmeza de su recitar en vivo, su limpia y clara mirada entre los ojos vidriosos de laslágrimas.

Creo que son las preguntas de siempre, las preguntas del asombro cuando, más allá del hombre concreto, esla voz del pueblo la que oyes ponerse en pie y negarse a que sean otros los que hablen por ella. Así de atenta ygenerosa con los nuestros es la voz de Antonio Martínez Ferrer, voz del pueblo, grito del pueblo, vigilia del pue-

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Antoñita

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blo que no duerme cuando sabe que están masacrando al pueblo, pisoteando al pueblo aplastando una y otravez a ese gigante patoso que, de momento, es incapaz de encontrar su destino.

Yo he visto en los pasos cansados de Antonio la poesía de los desposeídos. Yo he visto en la tenacidad poéticade Antonio la voz de todos los humillados. Yo lo he oído recitar levantando la mano y haciendo del temblor desu voz un refugio cálido para los aterrados. Yo quisiera, compañeros, que pudiéramos merecer a este poeta,porque los tiempos, desde luego, nos vienen contrarios y otros son los que imponen su impostura y creen conello llevarse las llaves del futuro.

Por eso, porque si el presente no nos pertenece, al menos no nos dejemos expropiar el futuro, levantó Antonioeste libro. En el tiempo inacabable de las lágrimas, el hambre y la muerte cotidiana pensó Antonio estos poe-mas que aquí tienes, lector, compañero, generosamente te están entregados. Un íntimo y fiero homenaje a losniños de Iraq, los niños de arena y, por extensión, permíteme maestro, a todos los niños de esos mundos dondees tan fácil deshacerse como arena, como se deshace una risa a golpe de bala allá en las afuera del imperio delseñor de los fríos. Un libro a los niños de los misiles y las plazas, a los que nadie pone nombre porque, frentea nuestros rubios y rollizos niños de occidente, estos están destinados no a hacerse hombres sino a deshacer-se niños. En el Tercer Mundo no hay otra forma de crecer.

El poeta Antonio Martínez Ferrer, que usa bastón desde hace años, le pide una y otra vez al niño de arena quecorra. Qué hermosa metáfora para quién nunca se cansó de correr, para quien tendrá que seguir corriendo dellobo, de las alambradas, de los cuellos almidonados, de la Guardia Civil, de los grises, de la policía de la pata-da en la puerta, del sueño, de la metralla , de los misiles balísticos, de las explosiones, corriendo siempre enpos de una verdad fugitiva y resbaladiza, una verdad que ya estaba escrita en los huesos cansados del padre delAntonio niño, envuelta en su piel adolescente formando extrañas pinceladas rojas en el ocre del horizonte. Unaverdad que estaba en los andamios, en las puertas abiertas, en las aceras, en las palomas. Una verdad que usabastón y quisiera tirar de todos los niños de arena del mundo hacia un futuro donde no nos encontremos connuestros sueños saqueados.

Tampoco se engaña Antonio sobre los límites de su trabajo en poesía. A pesar de él, por encima de él, las bom-bas siguen su trabajo y el hambre anda a dentelladas con un tercio del mundo. Hay poco que aplaudir, nues-tros días son Gernika cotidiano. Los versos del poeta no apagarán las llamas, pero seguirán cavando un hondopozo fresco en mitad del desierto de la memoria.No es tiempo de olvidar estas dunas, están hechas con los niños de arena, con la sangre del abuelo con los hue-sos del padre de Antonio Martínez Ferrer, con los sueños de quienes creyeron en el mundo mejor comunistay libertario. No pierde el viento la voz en la huída, suena por ella que vuelve.

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Contra el cerco del silencio(al poemario Angustia)

Por Enrique Falcón

El lector que quiera abismarse en los poemas que Angustia –este nuevo libro de Antonio Martínez– recoge,ha de enfrentarse abiertamente con dos cuestiones de peso que habrán de desbordarle más allá del ejerciciode la mera lectura. La primera, si es posible la esperanza en los escenarios del desastre. La segunda, si es posi-ble vencer los silencios con los que se ha poblado este tiempo –el nuestro–, marcado por los signos de unaterrible invisibilización de las víctimas.

La llegada a nuestra casa del mecanuscrito de An gus -tia coincidió con la presentación pública del útimopoemario de Marc Granell, un poeta que siento parti-cularmente unido a la pasta insorbonable de la queestá hecho Antonio Martínez, y no sólo por las coinci-dencias de una misma geografía y por el uso de lamisma lengua, sino sobre todo por esa voluntad–presente en ambos– de dar relevancia en sus res-pectivas obras poéticas, y de un modo crítico, al mar-tilleante estado de nuestro mundo, acuciado por unalamentable pérdida de la memoria histórica y por laconsignación de un sistemático ninguneamiento delos perdedores –aquí, especialmente, de las mujeres–en las cunetas de la Historia. En aquella presentación,alguien le preguntaba a Marc Granell sobre si eraposible esperar de su propia poesía (tan cercana a laverdad de los hechos de nuestro tiempo) un solo guiño para la esperanza. Y Granell respondía –y traduzcoaquí, al castellano, lo que recuerdo de aquella respuesta– que “sólo ella, la esperanza de transformar la reali-dad, fue la que me condujo a escribir este tipo de poemas”.

Bien: creo sinceramente que esta terca voluntad por nombrar el mundo desde el lado de una indignación queanhela –por encima de todo– un acto definitivo de justicia, es ampliamente compartida por Antonio MartínezFerrer, e incluso en su dicción más trágica. Como en otros libros suyos, los poemas de Angustia enarbolan esaproclama que, a pie de mundo (como casi siguiendo los titulares de una masacre diaria), acoge sin remedio lasvoces del miedo y las tripas del terror. Contra el cerco de silencios y de olvidos con que se nos va acorralando,hablar –y hablar sin mentir– se convierte así en la urgencia del poeta y en la terquedad de la esperanza.Antonio Martínez moviliza su saber literario –y su vida entera– en este doble, necesario, frente.

Las tensiones que desata toda poesía política son de índole estrictamente espiritual (siempre sobre la base delas condiciones materiales de la vida) y se cifran en tres direcciones: si es posible la esperanza en un mundorepleto de víctimas; si tienen nuestros muertos un futuro (y si es factible llamarlos nuestros muertos) y; si cabeentre nosotros (moradores de una vida cómplice con el sistema que los produce) la posibilidad de una vidaplena y resistente que podamos, finalmente, celebrar. Por todo ello, bien se puede decir que lo que despliegaeste libro –necesario– de Antonio es, en su estallido de rabia encarnada, una poesía de combate.

Así, los poemas de Antonio Martínez han querido enfrentarse, de manera radical, a otro libro que el propiopoeta consigna como “libro del silencio”. En sus páginas de infamia, nuestro tiempo parece estar escribiéndo-se desde la amnesia histórica (que deja huérfanos y sin futuro a quienes son arrollados por los perros del Amoy a quienes murieron por causa de la justicia) y desde ese proyecto de “invisibilización total” del que hace galael capitalismo avanzado (que escamotea del orden del día a un buen número de personas y pueblos acribilla-

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Antonio Martínez

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dos por la mentira y la intolerancia más flagrantes). Con silencios, con borrados continuos en las puertas de lavida, con enterramientos terribles –lo denuncia este poeta que no ha cerrado los ojos– se teje la trama de lospoderes de nuestro tiempo y basta esta pérdida en la voz para mantener en el silencio la posibilidad de unaesperanza, la posibilidad de una rebelión.

Antonio Martínez, como ya hiciera en El rumor del patio y en Corre, corre, niño de arena, es un poeta (comolos hay pocos en nuestras latitudes) que ha querido romper con esa trama cómplice de silencios bastardos. Essuficiente la voz de este poeta valenciano para decir NO, para decir BASTA, para decir AHÍ, las tres palabrascon las que empieza el libro de la resistencia, el libro de la indignación, así como toda poesía que se niegue aescamotear el espesor de lo verdaderamente humano. No trate el lector de buscar en estas páginas un “progra-ma para salir del atolladero”. Arriésguese más bien a sentir –junto con su autor– cómo “el amo / escupe nudosde silencio / para trenzar oscuridades” y cómo se nos vuelve inaplazable, ante este estado de cosas, proclamarcon rabia la palabra capaz de romper los consensos. De una vez por todas, la palabra capaz de negarse a sercómplice en las mentiras del mundo.

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Las plazas del futuro (al poemario El grito del oasis)

Por Antonio Méndez Rubio

En su sobrecogedora novela Galíndez, nos recordaba un personaje secreto de Manuel Vázquez Montalbán queel fascismo de hoy es más difícil de combatir porque está en el fondo de nuestros corazones. Y es comprensi-ble, si se mira con una frialdad imposible, hablar así: demasiado intenso, demasiado inminente, demasiadoextendido el imperio de los fascismos contemporáneos como para que se haya tratado sólo de una especie defugaz desgracia o coyuntura accidental. Hasta autores tan respetados y razonables como Zygmunt Bauman (enModernidad y Holocausto) han puesto hoy las bases para seguir haciéndonos estas preguntas, como mínimointempestivas.

En este sentido, Bauman cita a Feingold para recordar sin ir más lejos que “la ideología y el sistema que die-ron origen a Auschwitz permanecen intactos”. Sedice pronto. Se lee deprisa. Se vive a ciegas.Mientras tanto, no obstante, seguimos en la órbitade lo que podría llamarse de forma casi tranquilaun fascismo de baja intensidad: un fascismo cuyopivote no es ya tanto el estado de masas como elmercado global, cuya incidencia criminal no esexplosiva y acelerada, sino tan lenta como constan-te, y que mantiene sin embargo firmes las pautasoperativas el fascismo clásico en lo tocante a lahegemonía de la propaganda, la espectaculariza-ción de la política, el racismo y, quizá antes quenada, el mantenimiento insidioso del aislamientocomo precondición para el totalitarismo cotidiano.

Ante esta agresión ya interiorizada, ya naturalizadapor el transcurso inercial de la historia del siglo XX,

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no es extraño que el lenguaje experimente una doble afección, una doble infección: de un lado se repliega sobresí en un movimiento como de defensa desesperada, como ante un daño irreparable, o como ante un golpe vio-lento se encoge el cuerpo, se ovilla, se protege de una forma improbable; de otro lado, ese mismo cuerpo sequeda al desnudo, expuesto a la intemperie del (sin)sentido, disponible para cualquier abrazo, entregado a unencuentro no menos imposible que necesario. Puede que en ningún sitio se vea la marca de este doble gestocomo en el lenguaje poético. De hecho, no es extraño que fuera Paul Celan, el acusado de un habla herméticao supuestamente cerrada sobre sí misma, quien defendiera en voz alta y contracorriente la raíz dialógica delpoema.

En ese cruce tenso entre el abrir y el cerrar, en esa relación callada con la violencia del mundo, arraiga la poe-sía de Antonio Martínez i Ferrer. Una poesía que, al menos en una de sus posibles lecturas, se concibe comouna exploración y extremación de la crisis del mundo, del mundo como vivencia de la catástrofe. Dice JohnHolloway en Cambiar el mundo sin tomar el poder que “si la crisis expresa la des-articulación extrema de lasrelaciones sociales, entonces la revolución debe entenderse, en primer lugar, como la intensificación de la cri-sis”. Esto es, que un lenguaje desarticulado, precario, insuficiente, no es sin más una muestra de impericia ode técnica incompleta -como querrían pensar algunos para quitarlo cuanto antes del medio. Un lenguaje des-articulado, rozado por la abstracción y por los dolorosos hallazgos de las vanguardias, es ante todo el síntomade un mundo roto, de una sociedad en crisis, y a la vez un esfuerzo por intensificar esa crisis para volverla revo-lucionaria.

No tiene por qué ser tan difícil entender esto. Ojalá no lo sea. Antonio Martínez i Ferrer se ha empeñado enesta pelea, y está dispuesto a jugarse la vida con cada palabra, con cada verso, con cada pausa. Por esta vía,puede interpretarse entonces que una “poesía social”, si es que este rótulo sirve hoy todavía para clarificar algo,no depende sólo de la voluntad comunicativa y de una pluralidad coral de voces, aunque quizá también, sinoque está, sin remedio, atravesada por el límite de la falta de voz, de la afonía. Respira en las fisuras de un silen-cio que ha dado un paso más, después de la agonía, dentro de ella. Como queda la garganta después del grito.Como tiembla la lengua cuando llega hasta el miedo. Como ha sido y sigue siendo tantas veces realmente así.

En esa voz sin voz, tal vez, de pronto, oigamos undía hablar de cómo pasa el tiempo en las plazasdel futuro.

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Detalle fachadaprincipal o Sur a

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UNA CARTA ABIERTA

De Víktor Gómez

A Antonio Martinez i Ferrer

“Pero vivir es siempre la aventuraa que nos mueve el otro, un riesgo impune

donde apostar con ganas a un destinomás favorable que la muerte.”

El espesor del mundo.Jenaro Talens

Valencia, a 14 de noviembre de 2007 / 2 de octubre de 2008

Sin prisas, con alguna pausa,desde la buena hora del reen-cuentro epistolar, la cita, elverso, va tejiéndose el presenteen un tapiz con nuestra alegríay coraje, con las armonías ycontrastes, entretelas que can-tan lo que no se saben decir deotra manera. Convivir es mate-rial poético, la forma misma: ellatido, la escucha, el silenciocómplice -la abierta mano- y lamano que transcribe. Unaescucha. Tú vienes de unalarga singladura. Atravesó tucuerpo la fatiga, la dictadura, laclandestinidad, el dolor quemetabolizaría lo exterior y lointeriorizado, la enfermedad ysus “efectos secundarios”.

¿Qué haremos ahora que hemos juntado el caudal de tu sangre y la nuestra en la humana riada de losinconsolables?

No amanece, sigue el mundo en su oscuro reino imponiendo el desamparo. Ese ruido insufrible de unagran maquinaria, los paradójicos olores de un bosque metálico que se oxidadonde nuestra saliva engrisecida en un imposible necesariotiene sabor metalúrgico. Y la escupimos, la escupimos.

¿Sin rendición?Así es el combate, también la compasiva naturaleza de ese animal de niebla y silbo que desde la gargan-ta de la noche preguntaba por los sembradores de nanas para los huérfanos del holocausto.No nos rendimos, no hay tregua.

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¿Amar? ¿Morderse los labios?

Vivir es una extraña ecuación. Antes que resolver la palabra se tumba sobre los rescoldos del desastrepara que las madres amamanten a sus niños sin que les sangren los pies.

No sé cuanto durara esto. No sé cuando se desharán de nosotros el tiempo, los secuaces, la ignominia,el azar, “los perros del amo”...

¿Callar? ¿Cerrar los ojos? ¿esconderse? ¿olvidar?

No, abrir, abrir bien los ojos para oler las grandes e invisibles siembras que otros que nos precedieroncon su muerte posibilitaron, con su derrota servida dejaron para el presente una efímera victoria quepronto se llevarán los cainitas y sus camadas feroces. En el espesor del presente, tu lanza es una manotrémula, tu escudo el verso o el relámpago.

Entre tanto, Antonio, con el Grito del oasis, con el Niño de arena que corre, con La angustia y sin des-esperanza, lucharemos en las tierras de Goliat, cantaremos en tiempos sombríos, en el tiempo herido.Cantaremos con la liviandad de los pájaros. Por los huérfanos aún, pese al desconcierto, pese a los pesospesados de la política, la economía de mercado y el mercado de la cultura.

Sea así siempre, ‘compañero del alma, compañero’ Antonio

Tu Víktor

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Víctor Gómez, Antonio Martínez

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LA VOZ (en realidad, el eco de una voz)

Selección de poemas de Antonio Martínez i Ferrer(selección realizada por el propio autor)

De El rumor del patio

La mano pequeña se alza sin lápiz,en el arroyonadie encuentra su huella ¡es tan pequeña!o acaso cruza con pasos de viento.

De los cinco dedos de sus pies,ninguno nos podrá hablar de rozaduras,

¡viven cautivos! en el vientre del frío.

Aquella esquina sucia, con olor a colas me está contando historias.

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De Corre corre niño de arena

Por los jardines de arena blancaestá peregrinando el grito.

El aire escribe metáforaspara esconder el miedo.

En el prado de los caídos las doncellas de las aritméticas no supieron distinguir los huesos tiernos del hijo, o los cansados del padre. Todos estaban

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envueltos por la misma piel formando extrañas pinceladas rojas entre los verdes, azules y ocres del horizonte.

¿Quién provocará la risa,si el bazar de los sueñosha sido saqueado?

De Angustia

Niña del pequeño sol en la frentetu mano escasanació esclava del infortunio.

Antes de soñar,sierva.

Antes de reír,violada.

Pobre vozsin juegos en la palabra.

De Cicatrices

Las orillas del tiempoolvidaron mi nombre.

El día ha amanecido muy grande, inmensamente grande, inmensamente azul,¿Dónde está el engaño?

Mejor cerrar la boca y hablar hacia dentro.

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De Huellas

No detengas la mirada.Escribe lentamente en las lágrimas.

Cuidado con el torrente.

¿Arrancando el blanco a la luna llena?Qué atrevidas

las manos de tu sueño.

En las raíces de tu imagen, escribopara poder respirar.

La pena es que nunca supe leer en tu mirada.

De El grito del oasis

La plaza de las sombra frescasreposaba su tarde de juegos.

Entre las encaladas paredesdormitaba el hombrecon el aliento de perfume a olivo

Amaneció el día vestido de acero.

No existe el olivouna foto rota de la abuela, guarda silencio.

La estrella de muerte ha pasado.

He perdido la placenta de las palabras.

El pañuelo espesose reencuentra con lágrimas altivas.

¡Tú no lo sabes!,pero los ángulos de este universocomienzan a ignorarte.

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De Contraventanas

Mi universo es escaso en razones y extenso en vacíos.

De Esquirlas en el aliento

Me tocó el sudor en el reparto.

El engranaje funciona.Al amo, todo.

El murmullo de las rupturasno aprendió el método.

El camarada de la palabranos desarmó en el discurso.

Rebelión.

En la asamblea de las soledadesno te conocen.

En que orilla el poeta de la revoluciónolvidó su voz..

En que combatese enterró la hoz y el martillo.

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De Voces de pez

la mirada corta de un sueño enano

me rodea

hoy he despertadoen el callejón de los cerrojos

el silencio reposaenvolviendo el viento húmedo

-aceras de la lluvia-

noticia de la transparenciaen la matriz del frío

… -la palabra-

yo te deseo insomneescurridiza

yo te quierodescalzafría

yo te tomoanárquicaprostituida

yo te sueñosin fronteraslibrey proscrita

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UN PENSAMIENTO ABIERTO AL MUNDO

Perplejidad: una visión social, crítica eintegrada de los acuerdos de Boloniapor un obrero industrial

Por Antonio Martínez i Ferrer

Hay ensayos y escritos técnicos que, por su apariencia de lógica normalidad, y por el prestigiodel que dotamos a priori a sus emisores, escapan a los mínimos filtros críticos y solemos pasarsobre ellos sin percibir su inherente simplismo; por lo que, cuando nos paramos a reflexionarverdaderamente sobre lo que dicen y cómo lo dicen, percibimos su auténtica realidad, la super-ficialidad y estrechez corporativa de sus mensajes. Esa es la sensación que he tenido ante la lec-tura de diferentes “ensayos críticos especializados” acerca de la Declaración de Bolonia de1999.

En primer lugar, lo primero que me sorprende es el escándalo que parece ocasionar entre ellosel hecho de que en las reformas que periódicamente emprenden los gobiernos para actualizarlos métodos organizativos de los planes de estudio y los contenidos de los mismos, estén en lalínea de acomodarlos a las necesidades empresariales de las grandes corporaciones que diri-gen la vida económica global.

Que los procesos privatizadores aplicados a la Universidad extrañen a estos “especialistas”,cuando la privatización de las actividades sociales potencialmente rentables constituye lacolumna vertebral de la política “liberalizadora” que rige la economía mundial, incluida la for-mación y la investigación universitaria; no deja de sorprender, a su vez, a los “no-especialistas”atentos al mundo real.

A la mayor parte de los autores de tales sesudos ensayos, les propondría, en primer lugar, quese pensasen algunas de las siguientes cuestiones.

A la caída de la Unión Soviética, la clase intelectual, que, en su inmensa mayoría, se felicitó yaplaudió tal desaparición, acomodó su discurso al proceso político de la socialdemocracia quedirigió el proceso de adaptación de la sociedad global a las estructuras liberal-capitalistas.Aunque, en ese proceso aún se conservaron restos del ideario del viejo socialismo en los parti-dos y sindicatos de izquierda, y en sus formas y métodos de lucha; especialmente la necesidadde “corrección” de los desajustes que las estructuras capitalistas ocasionan entre las clasessociales.

En esta operación colaboraron los partidos políticos reformistas, incluidos los comunistas; y,tras algunas vacilaciones muy tímidas por parte de las organizaciones sindicales, estas se aco-modaron al papel que ese periodo de transición les reservaba, que era el de “desmovilizadores”de la clase trabajadora; transformadas en instituciones dedicadas principalmente a la “domes-ticación” y a la “formación” de la clase obrera a través de “cursillos” preparados, en general,para facilitar la implantación definitiva del liberalismo económico, o directamente ayudar amantener sus aparatos burocráticos. Un ejemplo paradigmático e inicial de todo ello, enEspaña, fueron los Pactos de la Moncloa, de octubre de 1977; en donde de forma literal se espe-cifica que el objetivo es “evitar la conflictividad laboral”.

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El citado pacto se firma, primero, por CC.OO., y, poco después, por U.G.T.; el carácter desmo-vilizador del mismo es evidente y en contrapartida se reconocen parte de los derechos que laDictadura franquista nos había negado; y esto envuelto en un discurso demagógico, en el quese utilizaban esos derechos básicos no negociables como elementos de negociación para la des-movilización de la clase obrera.

Aun cuando no se pueda obviar, tampoco, que de forma puntual los sindicatos han propiciadola movilización, tímida, de la clase obrera ante algunas situaciones en que hubiese sido escan-daloso no dar respuesta. En última instancia, la política de acuerdos pactados en la resoluciónde conflictos con el capital, a través de los convenios colectivos, se instituyó como norma, hastallegar a la fase subsiguiente de la desmovilización general, y a la mera negación del caráctermismo de clase a las luchas y reivindicaciones de los trabajadores, cuando se normalizaron losconveníos colectivos a tres bandas entre los sindicatos, la patronal y el Estado. Y en esta situa-ción de momentánea derrota y repliegue estamos ahora; y eso se nota en todas las esferas dela vida pública y del pensamiento.

Ante todo ello, y desde mi visión de obrero industrial, que se ha pasado la mayor parte de suvida en lucha contra el Capitalismo, y a favor de la creación de las condiciones políticas que pro-piciaran la implantación del Socialismo, consciente de los errores cometidos –véase la tristeexperiencia soviética– en su desarrollo concreto e histórico, durante el pasado siglo, aún sigocreyendo que la única posibilidad de poder alcanzar esa sociedad sin explotados ni explotado-res pasa, al menos, por una visión de los fenómenos “completa”, histórica y material; una visiónque no he detectado en los sesudos análisis que sobre el proceso de Bolonia he leído: reducto-res, parciales y estrechamente corporativistas.

Por eso, desde mi perspectiva de trabajador anticapitalista y ciudadano no-especialista, pro-pondría –para comprender el porqué de La Declaración de Bolonia– abordar los siguientestemas, con el fin de alcanzar una visión verdaderamente global de la misma.

1.- Situación actual de las estructuras socio-económicas.2.- La Universidad como institución integrada dentro del proceso social-productivo. 3.- El papel de la Universidad en esta coyuntura.4.- El papel de los partidos políticos y los sindicatos.5.- Situación de la juventud entre los 14 y 25 años de edad.6.- Los dogmas y paradigmas establecidos por el pensamiento actual para perpetuar la domi-

nación de clase a través de las corporaciones financieras; y la Universidad como fuente decreación del pensamiento crítico.

Situación actual de las estructuras socio-económicas.

Desde la primera revolución industrial se han venido desarrollando las estructuras empresa-riales y financieras de acuerdo con el llamado modelo Liberal, combinado con el proteccionis-mo más descarado de parte de los estados y de sus administraciones, cuando el “libre merca-do” no favorece a los intereses y/o a la acumulación de las grandes corporaciones y monopo-lios capitalistas, dentro o fuera de sus territorios. Protección, por lo demás, exigida (tal vez,paradójica, pero muy lógicamente) por las organizaciones sociales de carácter solidario y bené-fico procedentes (muchas de ellas) de la lucha de la clase obrera, tanto industrial como de losestamentos técnicos y profesionales; y por algunos sectores de la burguesía agrícola y comer-cial, o de la pequeña y mediana industria familiar; con el fin de que el intervencionismo regu-lador del Estado les subvencione, mediante ayudas directas o aranceles, e intervenga contra lasmercancías importadas que llegan a los mercados interiores “de fuera”, a precios más compe-titivos que los propios.

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Aun constituyendo este comportamiento un elemento sumamente “perturbador” y “esencial-mente contradictorio” del Liberalismo y del “Mercado Libre”, anunciado como Buena Nuevauniversal, ninguno de estos elementos ha conseguido evitar la profundización del modelo,hasta llegar a la actual situación de preponderancia absoluta del mismo, respecto incluso delviejo modelo Socialdemócrata del llamado Estado del Bienestar.

En conclusión, que el modelo “Liberal” está tan plenamente integrado en el pensamiento queregula los planes de desarrollo de las estructuras socio-económicas, a pesar del carácter inte-resadamente intervencionista de los estados capitalistas, en la realidad; y a pesar de los míni-mos controles sociales establecidos por parte de las administraciones en aquellos territorioscon una cierta tradición socialdemócrata; tan fuerte ha sido su interiorización social y cultural,que ya no se concibe por la mayoría otro modelo social y económico que no sea el modelo“Liberal”.

Eliminados aquellos contrapoderes que obstaculizaban su desarrollo, organizaciones políticasobreras y sindicatos; burocratizadas sus estructuras y desmovilizadas sus bases sociales; redu-cidas estas organizaciones a meras correas de transmisión de los valores y prácticas sociales yeconómicas dominantes. Controlados, asimismo, los canales informativos y los mecanismospara la creación de conciencia y opinión, uno de los objetivos prioritarios de las corporacioneseconómico-financieras, desde el principio: las agencias internacionales de distribución de noti-cias, y la mayoría de los medios de difusión nacionales; así como la industria editorial y la ges-tión de los asuntos “culturales”, artísticos y literarios. En estos momentos, podemos, pues, afir-mar que las grandes corporaciones económicas-financieras se desenvuelven sin ningún con-trapoder que pueda regular sus actividades. De modo que las leyes que se han estado legislan-do en los últimos ciento cincuenta años han sido las adecuadas a los intereses de tales corpo-raciones. Y las leyes universitarias, por supuesto; a menos que la Universidad sea considerada,como tal institución, límbica o angélica, ajena al mundo histórico y material (que, tan a menu-do, resulta ser).

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La Universidad como institución integrada dentro del proceso social-productivo.

Resulta infantil, pues, creer que la Universidad actual puede quedar al margen e independien-te del proceso de privatización y desregulación pública que el pensamiento liberal y globaliza-do, que domina el funcionamiento socioeconómico de la sociedad entera, lleva a cabo. Y esteenfoque, parcial y corporativo, que veo a menudo reflejado en los escritos “universitarios”sobre la cuestión, nos impide afrontar el problema en su verdadera dimensión universal. LaUniversidad es una pieza más de la sociedad que no puede sustraerse al proceso de privatiza-ciones, la única singularidad del proceso es el momento en que tiene darse, aquel en el que seha decidido que debe ser absorbida por el Mercado (¿libre?); y es evidente que estamos en eseespacio histórico en que las grandes corporaciones financieras e industriales Europeas necesi-tan (y han decidido) tener el control total de las estructuras universitarias.

En pocas palabras, ha llegado el momento en que el poder dominante, esto es, el Capital, tantoindustrial, como comercial, financiero y especulativo, ha decidido romper la frágil independen-cia actual del Campus y moldear el pensamiento crítico-científico de acuerdo a sus intereseseconómicos y políticos.

Es evidente que sería objeto de un buen trabajo de investigación recopilar todos los elementosy factores que a través de la historia de los dos últimos siglos en Europa han ido conformandolos pilares sobre los que ha de descansar la Universidad privatizada, de todos estos elementosque de seguro existirán entre ellos. Veamos, al menos, algunos de los últimos documentos ela-borados por la Comisión Europea: la CARTA MAGNA DE BOLONIA de 1988; la DECALARA-CION DE BOLONIA de 1999; el CONSEJO EUROPEO DE LISBOA de 2000, sobre el apren-dizaje permanente; el de ESTOCOLMO de 2001, sobre la mundialización; el de BARCELONA,sobre la inversión privada. Y el COMUNICADO DE LA COMISIÓN Com. (2002) 779: Bruselas10-01-2002

En la primera “representación” orquestada de este proceso, allá por el 1988, en Bolonia, se hacehincapié principalmente en la necesidad de la reforma con el fin de posibilitar la “europeiza-ción” del entramado organizativo de todas las universidades del continente sin cuestionar enningún momento la independencia del Campus ni la libertad de pensamiento y de cátedra; endefinitiva lo que se hace muy hábilmente es introducir en el discurso la necesidad de globali-zar las estructuras organizativas universitarias a nivel Europeo.

En la segunda fase, en 1999, en la llamada DECLARACION DE BOLONIA, se plantea ya concrudeza la necesaria introducción de nuevas reformas y paradigmas. En lugar de unaUniversidad independiente y crítica, se instiga la creación de un nuevo paradigma laUniversidad integrada en los mecanismos productivos, privatizada y globalizada. En lugar deuna Universidad de carácter popular, una Universidad elitista, en donde las posibilidades deobtener beneficios económicos sean determinantes en la formación superior, según ellos en laetapa del postgrado, donde deben ser preparados los nuevos dirigentes de las grandes corpo-raciones, financiando ellas mismas los planes de estudio y eliminando cualquier atisbo delibertad efectiva de cátedra.

Así mismo y para disipar cualquier duda de los objetivos de trasformar la Universidad en uncampus para la inversión y la “fabricación de cerebros” valga el siguiente documento de laComisión de las comunidades Europeas. Bruselas 10 /01/ 2003. Com (2002) 779: Invertir efi-cazmente en educación y formación un imperativo en Europa… En el que el primer elemen-to destacable es precisamente la modificación del término “aportar los medios necesarios”,por “invertir eficazmente”; con ello se modifica de verdad el paradigma, y la Universidad enlugar de depender económicamente de los Presupuestos del Estado, con objetivos eminente-mente sociales, pasa a depender de “inversiones eficaces”, quiere esto decir “rentables”.

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Si seguimos la lectura del citado documento, iremos comprobando la radical reforma concep-tual, inclinada claramente hacia el proceso de privatización de todas las estructuras universi-tarias. Así, se habla, una y otra vez, de los “altos niveles de fracaso escolar…”; del “desempleoentre licenciados universitarios…”; de la “necesidad de gestionar eficazmente los recursos…/ …a través de la descentralización de la educación…”; etcétera. Afirmándose con rotundidadel mecanismo para subsanar estos problemas, en síntesis: que el Estado y las Regiones, todaslas instituciones universitarias “pongan a punto acciones e incentivos con vistas a conseguirun incremento constante de las inversiones de empresas y particulares…/ …un aumento realy duradero de las inversiones de todas las partes interesadas; particulares, empresas, inter-locutores sociales y autoridades públicas…”

Y para concretar con toda claridad el imparable (¿necesario?) proceso privatizador se apuntanlos siguientes datos:

FINANCIACION PRIVADA

EUROPA……………… 0,66 del PIB.JAPON...................... 1,2 del PIB.ESTADOS UNIDOS… 1,6 del PIB.

FINANCIACION POR ESTUDIANTE

EUROPA………...…… 1,1 del PIB.ESTADOS UNIDOS... 2,3 del PIB.

“…No debe olvidarse que este déficit de financiación se debe en su mayor parte al bajo nivelde inversión privada en enseñanza superior e investigación y desarrollo en la U.E. en com-paración con los Estados Unidos”, se subraya.

Es paradójico (y demagógico) que en lugar de proveer los medios necesarios para aumentar lacalidad de la enseñanza superior, se nos diga que la única solución es la privatización de la Uni -versidad según el modelo americano, pues así los licenciados estarán mejor pagados y nohabrá fuga de cerebros, mientras la realidad es que las mismas empresas y corporaciones quese supone han de financiar el déficit, son las que “malpagando” a esos licenciados que traba-jan para ellas, provocan, en realidad, la mencionada huida de cerebros.

¿Las mismas empresas y corporaciones que demandan constantemente, por otra parte, delEstado un menor nivel impositivo, tanto en los impuestos económicos, como en las cuotas dela Seguridad Social, con el fin de rebajar los costes de producción y ser así más competitivas,están de verdad dispuestas a invertir capitales en el mantenimiento económico de laUniversidad? ¿Con qué fin y a qué precio?

Pues está claro, estableciendo los medios necesarios para el control total del pensamiento,haciendo una Universidad a la medida de la producción y de los mercados, anulando el factorhumanista de la enseñanza, con el fin de eliminar lo que podría constituir un contrapoder delneoliberalismo salvaje que se está imponiendo en la sociedad global.

El ejemplo Norteamericano, en efecto, nos puede dar algunos datos del modelo que se preten-de: según el INFORME DEL DESARROLLO HUMANO del 2008-2009, realizado por laO.N.G. OXFAM, financiada por las Fundaciones Rockefeller y Conrad Hilton (nada sospecho-

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sas de filocomunismo), los desequilibrios sociales en el país (USA) son de “una magnitud pre-ocupante con diferencias de 30 a 50 años en los parámetros de bienestar y sanidad de unosestados a otros y de unas zonas a otras dentro de los mismos Estados”.

En el momento actual Norteamérica se encuentra en el lugar número 12 del mundo en el des-arrollo humano. Pero que por su renta per cápita:

- Es el mayor deudor del Mundo.- Tiene mayor déficit económico del mundo.- El mayor porcentaje de delincuencia del mundo.- Un sistema electoral con grandes deficiencias en sus mecanismos administra-

tivos.- Un estado dominado por las grandes corporaciones financieras e industriales.- Un estado que infringe las leyes internacionales y desprecia a las Naciones

Unidas y a otras instituciones internacionales.- Con una política militar intervencionista y agresiva.- Y, en estos momentos, según los barómetros de la opinión civil mundial, el

país más peligroso para la paz mundial.

¿Este es realmente el ejemplo a seguir?

El papel de la Universidad en esta coyuntura.

Si aceptamos que la Universidad, como institución educativa y elaboradora de conocimientoscientíficos y técnicos, debe supeditarse exclusivamente a las necesidades de los medios de pro-ducción, con programas establecidos directa o indirectamente por las corporaciones que tie-nen el control de la economía yde la política, obtendremos téc-nicos e investigadores con laúnica función de ser apéndicesde los procesos productivos yfinancieros, que tienen comoúnico objetivo la rentabilidadeconómica y la confrontación“competitiva” en los diferentesplanos y espacios de la produc-ción: local, nacional e interna-cional.

Y, sin embargo, dada su particu-lar e insustituible posición en laformación y la configuración delpensamiento de los profesiona-les, técnicos y científicos, ¿notendría –también– el ineludibledeber de procesar sus planes yprogramas de estudio, y toda suacción formativa, desde unaperspectiva social y crítica, fren-te al modelo “único” y excluyen-te impuesto por las necesidadesy las coyunturas del mercado?

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¿O es ya tal aspiración un puro ensueño idealista? Tal vez –en realidad, me temo–, lo haya sidosiempre.

No obstante, no era un mal ensueño: una Universidad formando profesionales, técnicos y cien-tíficos con la suficiente capacidad crítica como para afrontar y “compensar” el carácter deshu-manizado de los mercados, al servicio, primeramente, del bien social y público.

En los términos políticos de la izquierda clásica (o de cualesquiera de las fuerzas sociales pro-gresistas que hoy actúan), si tenemos en cuenta que en este momento la mayor parte de lajuventud, en la Europa acomodada, entre los 14 y 25 años, se encuentra incluida en alguna ins-tancia educativa –de los diferentes niveles pre o post universitarios–, deberíamos pensar yconsiderar, al menos, las posibilidades de su general movilización contra los planes de privati-zación, instrumentalización y deshumanización de las enseñanzas universitarias; en cuantoque esos millones de jóvenes representan una fuerza social real, con una capacidad de movili-zación (si se activa) como no se había dado en ningún momento de la historia.

Es evidente, por otra parte, tal como afirmábamos antes, la necesidad de enfrentarse a estasituación desde una perspectiva global, no corporativa, pues hasta el momento los procesos deprivatización de los servicios básicos para la vida social: energía, comunicaciones, serviciosfinancieros, sanidad y enseñanza, se han ido desarrollando de forma global e interrumpida;mientras la Universidad, en bloque, miraba a otra parte, pensando inocentemente que “a ellos”no les alcanzaría el proceso de privatización y control de las grandes corporaciones económicas.

Ahora, no queda otra opción, pues, que promover el acercamiento entre las diferentes fuerzasque conforman el entramado civil: sindicatos y asociaciones cívicas que operan en un contex-to social fuera del control de los partidos políticos y de las corporaciones económicas financie-ras, que posibilite una respuesta organizada a tan destructivo proceso.

El papel de los partidos políticos y los sindicatos.

Llegados a este punto, no se debe soslayar la responsabilidad que tienen los partidos políticosde izquierda y los sindicatos en el proceso de privatización de las estructuras socioeconómicasde la sociedad occidental.

Los sindicatos, como las organizaciones de izquierda, han ido cediendo imparablemente terre-no, ante las presiones del Capital, pasando a políticas de concertación en cuyo contexto la clasetrabajadora ha ido cediendo espacios, a veces, ya ganados, en favor de políticas liberales en lasque la rentabilidad y la “competitividad” han prevalecido de un modo exclusivo y absoluto.Transformándose, en ocasiones, tales organizaciones, en oficinas de empleo y en escuelas deformación y reciclaje de los trabajadores, en función siempre de los intereses empresariales.

Las corporaciones económicas y financieras han terminado, así, controlando de forma incon-testable todos los mecanismos de carácter legislativo y político que han hecho posible estable-cer los mecanismos de privatización. Todo ello permitido por los gobernantes de turno, fuesecual fuese su adscripción política.

Si, al principio, todo este proceso tuvo la oposición frontal de los sindicatos, con el paso de losaños, esta oposición ha ido desapareciendo y ha pasado finalmente a formar parte de los pla-nes de formación de la clase obrera, de acuerdo con los intereses estratégicos de los mercadosy el beneficio de las grandes corporaciones.

Es realmente humillante, además, este final de toda aquella ideología y práctica reivindicativade los movimientos sindicales, contra los procesos de privatización, y el silencio de la clase inte-

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lectual y universitaria, salvo gratificantes excepciones, que, ante los avances del neoliberalismoapenas alzó la voz; sólo, en estos momentos, cuando ven peligrar sus privilegios corporativos,e incluso la independencia y libertad de cátedra, ponen el grito en el cielo y se aperciben deaquello que está sucediendo ante sus ojos desde hace décadas.

Porque, si esta es una cuestión de carácter universal, el concurso de todas las fuerzas socialesson necesarias para detener la criminal concentración de poder que se está desarrollando antenuestros ojos, sin que nadie plantee alternativas posibles y eficaces. Aunque bien es verdad queel movimiento antiglobalización fue, por un momento, una bocanada de aire fresco, absorbidoy domesticado por el sistema, en lo esencial ha fracasado; por lo que hace falta que en este fren-te estén comprometidas todas las fuerzas de la izquierda con programas que puedan ser acep-tados por la mayoría; y, de no ser así, es evidente que la batalla está perdida.

Situación de la juventud entre los 14 y 25 años de edad.

En resumen, los universitarios, hoy, son meras fuerzas productivas en periodo de formación deacuerdo con las necesidades productivas y financieras de las grandes corporaciones.

En cada momento histórico el papel de las fuerzas productivas cambia, y el de las fuerzas “enformación”, esto es, los más jóvenes, también. En el siglo pasado, la mayor parte de la juven-tud entre 14 y 25 años se concentraba en los centros de trabajo y de formación técnica indus-trial. Formaba parte y tenía la posibilidad, por tanto, de adquirir conciencia de clase, y se movi-lizaba contra las situaciones de explotación extremas; los sindicatos de clase eran organizacio-nes activas y contenían en sus programas los elementos teóricos y organizativos adecuadospara la movilización contra el Capital.

En el actual contexto, la juventud mayoritariamente está en los institutos y en la Universidad,y la parte de ella que se encuentra en los medios productivos está atenazada por la precariedaden el empleo y la falta de continuidad en los puestos de trabajo, si a ello añadimos la parálisisde los agentes sindicales, esta juventud se encuentra sin posibilidad alguna de hacer frente alas agresiones de clase que sufre y ajena a cualquier movimiento reivindicativo.

Sin embargo, de modo paradójico, la juventud estudiantil (la inmensa mayoría de los jóvenes)tiene las condiciones precisas para su posible integración en movimientos de reivindicaciónsocial, pues su entorno, tanto en el campus, como en su vida privada, es estable por lo general,y no dependen de un contrato basura, ni de un patrón, por lo que podrían activar esa indepen-dencia contra los procesos privatizadores y agresivos que le afectan, si alguien, o algo, la moti-vase convenientemente.

Los dogmas y paradigmas establecidos por el pensamiento actual para perpetuarla dominación de la burguesía a través de las corporaciones financieras; y laUniversidad como fuente de creación del pensamiento crítico.

Lo primero fue desmantelar toda manifestación del pensamiento crítico que albergase ideascontrarias al desarrollo e implantación del liberalismo extremo, vaciando de contenido el pen-samiento colectivista, mediante la eficaz manipulación de la historia, haciendo exclusivo hin-capié en las taras del socialismo real, y la ocultación o minimización de los elementos, resulta-dos y experiencias positivas de tales experiencias históricas. Los medios de difusión del pensa-miento, creadores de opinión jugaron y juegan en todo esto un papel fundamental; así comoen la creación de tendencias de pensamiento favorables al nuevo orden mundial neoliberal.

Este proceso se acelera con la caída de la URSS; y sin contrapoder alguno, el proceso de con-

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centración, privatización y dominio absoluto se despliega sin obstáculos importantes. La apa-rición en China de una política de “capitalización” (de las famosas dos vías) garantiza de formadefinitiva la implantación del neoliberalismo a escala global.

Si, desde la transición, he venido observando el lento pero progresivo vaciamiento del pensa-miento crítico (de base “humanista”), en las actividades de la docencia universitaria, no soyningún experto, ni teórico académico, simplemente como activista social y político, he podido

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apreciar una progresiva decadencia de la presencia sociopolítica y activa de la Universidad,cada vez más evidente. Y la desmovilización de los jóvenes universitarios, de forma semejantea la de los “sindicatos de clase” y los “partidos de la izquierda”, en sus respectivas áreas deacción sindical y política, resulta evidente también. Todo esto ligado al proceso global de inte-gración del pensamiento y de la praxis humanista en el contexto del desarrollo e implantaciónuniversal del neoliberalismo.

Por ello mismo, y en primer lugar, habría que llenar de contenido “universal” (más allá del cor-porativismo) a la crítica y a la práctica contra el liberalismo, no seccionando ni simplificandolos mensajes en un ejercicio hipócrita de reduccionismo político y chovinismo estructural, queha roto los lazos que unían a las diferentes fuerzas sociales, tanto en la defensa de los interesesinmediatos, como en las estrategias globales.

Aquí, el “divide y vencerás” ha sido determinante. Si cada sindicato, partido político, universi-dad u ONG de carácter social, tan sólo se preocupa de sus propios problemas de supervivenciay/o de integrarse de la mejor forma posible en el sistema, para que este les garantice los medioseconómicos para su supervivencia, convirtiéndose así en compactas máquinas burocratizadasque lo único que hacen es mantener la maquinaria del sistema y ocultar el pillaje con progra-mas de carácter caritativo y políticas de convenios con las corporaciones económicas; si sólonos preocupamos de sobrevivir, ni sobrevivir podremos.

La Universidad aparece como uno de los ejes centrales de las actividades humanas y económi-cas. El creciente desarrollo de la tecnología y la computación están anulando por completo lasactividades artesanales en la mayoría de las actividades industriales, en todos los campos, tantodonde interviene la máquina o el ordenador, la complejidad de los medios técnicos hacen de laformación universitaria el elemento central para movilizar las ingentes fuerzas productivasexistentes. Hoy, más que nunca, y dada la constante concentración de capitales que reduce enunas pocos corporaciones económico-financieras el control de los mecanismos productivos ycomerciales, es necesario el desarrollo de las enseñanzas humanistas para evitar que nos con-viertan, aún más, en meros apéndices de los procesos productivos, financieros y comerciales.

Las corporaciones económicas y financieras tienden a poseer el control total de la Universidad,tal y como ya ocurre en los Estados Unidos, con el resultado lógico de conformismo y pasivi-dad socio-económica (en donde la firma de convenios colectivos en las empresas, o la seguri-dad social, son considerados avances casi revolucionarios). En este contexto, la Universidad enEuropa debería asumir y recuperar precisamente su carácter “universal”, y comenzar a tomarde forma global los problemas derivados del proceso de privatización, posibilitando la coordi-nación de todas las fuerzas socio políticas que en estos momentos están contra el citado proce-so, y educando a los estudiantes con las herramientas humanista necesarias para hacer frentea esta lenta, pero continua, decadencia de los valores humanos, frente al exclusivo valor capi-talista del beneficio (a cualquier precio); pues la actividad económica ha de estar sometida a loshombres, al desarrollo de los valores humanos, y a las necesidades individuales y colectivas,buscando vías que nos ayuden a superar los errores de las prácticas colectivistas ensayadashasta ahora, y del feroz individualismo depredador y suicida del neoliberalismo actual.

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