ELEMENTOS DEL GÉNERO LÍRICO
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ELEMENTOS DEL GÉNERO LÍRICO
El género lírico es aquel en que el poeta canta sus propios sentimientos. Es de
carácter subjetivo porque la fuente, el sujeto de la inspiración, es el poeta mismo.
El nombre de lírico viene de los griegos, que cantaban estas composiciones al son de
la lira.
La lírica o género lírico es un género literario en el que el autor expresa sus
sentimientos y emociones. Suele utilizar como forma habitual el verso y la primera persona.
El presente, pasado y futuro se confunden. Comunica las más íntimas vivencias del hombre,
lo subjetivo. Comunica estados anímicos.
En este género, el autor abre su mundo interior. Se expresa básicamente a través de
versos, pero también se puede manifestar en prosa, pues lo que la define es la expresión de
sentimientos. La máxima expresión del género lírico es el poema. El poema es un conjunto
de versos reunidos en estrofas. Los rasgos más importantes de la lírica son la musicalidad, el
simbolismo y la evocación.
I. Subgéneros: La lírica contiene los siguientes subgéneros:
1. Géneros Mayores
Canción: es un poema admirativo que expresa una emoción.
Himno: es una canción muy exaltada (religiosa, nacional o patriótica).
Oda: Composición poética en la cual el hablante lírico expresa con exaltación su admiración
por algo o alguien; según el tema que se cante, puede ser sagrada, heroica, filosófica,
amatoria.
Elegía: La Elegía es un subgénero de la Lírica que designa por lo general a todo poema de
lamento o poema triste. La actitud elegíaca consiste en lamentar cualquier cosa que se
pierde: la ilusión, la vida, el tiempo, un ser querido etc... La elegía funeral (también llamada
endecha o planto en la Edad Media) adopta la forma de un poema de duelo por la muerte de
un personaje público o un ser querido, y no ha de confundirse con el epitafio o epicedio, que
son inscripciones ingeniosas y lapidarias que se inscribían en los monumentos funerarios,
más emparentados con el epigrama, otro género lírico.
Égloga: Subgénero lírico que se desarrolla mediante un monólogo pastoril o más
frecuentemente un diálogo en que unos pastores se cuentan sus historias de amor en medio
de un paisaje idealizado.
Lira: es un tipo de estrofa de cinco versos de la métrica española compuesta de tres versos
heptasílabos (siete sílabas) y dos endecasílabos (once sílabas)
Sátira: es un poema sarcástico.
Opera: es un drama cantado con acompañamiento instrumental que, a diferencia del
oratorio, se representa en un espacio teatral ante un público
2. Géneros Menores
Madrigal: es un breve poema idílico.
Enigrama: es un breve poema satírico.
Epigrama: Composición poética breve que expresa un solo pensamiento principal festivo o
satírico de forma ingeniosa.
Epístola: es una escritura dirigida o enviada a una persona o un grupo de personas, que
usualmente es una carta, y una muy formal, a menudo didáctica y elegante. Las cartas de
Apóstoles a Cristianos en el Nuevo Testamento son a menudo referidos como epístolas.
Fábula: es un relato breve de ficción, protagonizado por animales que hablan y escrito en
prosa o verso con una intención didáctica de carácter ético y universal formulada la mayor
parte de las veces al final, en la parte denominada moraleja, más raramente al principio o
eliminada ya que puede sobreentenderse o se encuentra implícita
Letrilla: La letrilla es una composición poética breve, dividida en estrofas simétricas al final
de las cuales se repite un mismo pensamiento en uno o más versos denominados estribillos.
Soneto: es una composición poética de origen italiano que consta de catorce versos
endecasílabos, esto es, de once sílabas, distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. En cada
uno de los cuartetos riman el primer verso con cuarto y el segundo con el tercero, y ambos
cuartetos deben usar las mismas rimas. En los tercetos las rimas pueden disponerse a gusto
del poeta, si bien la estructura clásica del soneto prefiere la rima CDC DCD o CDE CDE. La
estructura métrica del soneto es pues ABBA ABBA y CDC DCD o CDE CDE.
Redondilla: Combinación métrica de cuatro octosílabos en que conciertan los versos
primero y cuarto, tercero y segund.
Zarzuela: género lírico-dramático español, en el que se alternan escenas habladas, otras
cantadas y bailes incorporados. Se cree que el nombre deriva del pabellón de caza
homónimo, cercano a Madrid donde, en el siglo XVII, se llevaban a cabo este tipo de
representaciones para la corte española.
Para el análisis de una obra lírica debemos conocer algunos elementos que le son
propios. A continuación, haremos una breve descripción de ellos:
1. Obra lírica.- Es la obra literaria en la que predomina la expresión de los sentimientos del
hablante.
2. Mundo lírico.- Se manifiesta en las obras líricas y está constituido por los sentimientos y
emociones del hablante.
3. Hablante lírico.- Es un ser hecho de lenguaje, diferente al poeta, a través del cual este
expresa sus sentimientos y emociones.
Ejemplo:
Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan.
Hablante lírico: Una madre
Madre, cuando sea grande
¡Ay qué mozo el que tendrás!
Hablante lírico: Un hijo
Señora, dicen que donde,
mi madre dicen, dijeron,
el agua y el viento dicen
que vieron al guerrillero.
Hablante lírico: Una voz que sabe
lo que ocurrirá.
4. Actitud del hablante.- Es el modo de captar y mostrar la realidad. El hablante lírico puede
entregar sus sentimientos a través de tres actitudes básicas:
a) Actitud enunciativa.
b) Actitud apostrófica.
c) Actitud de la canción (carmínica).
a) La actitud enunciativa se hace presente cuando el hablante está casi contando
algo. Generalmente se ocupan tiempos verbales en 1° y 3° persona. Observa más
objetivamente aquello de lo que habla.
Ejemplo:
Margarita, está linda la mar
y el viento;
lleva esencia sutil de azahar
tu aliento.
(A Margarita. Rubén Darío)
Ya en la mitad de mis días espigo
esta verdad con frescura de flor
(Gabriela Mistral)
b) La actitud apostrófica es aquella en que el hablante se dirige a un “tú” al que
interpela, al objeto que provoca su canto. Generalmente se usa en los himnos, las
odas y los salmos.
Ejemplo:
“Señor, tú sabes cómo, con encendido brío,
por los seres extraños mi palabra te invoca”.
(El Ruego. Gabriela Mistral)
Me gustas cuando callas
porque estás como ausente
(Pablo Neruda)
c) Actitud de la canción.- Es la más lírica de todas y la encontramos en las obras
poéticas llamadas canciones. El hablante lírico se refiere preferentemente a su propia
interioridad.
Ejemplo:
“La tierra es dulce cual humano labio,
como era dulce cuando te tenía,
(G. Mistral)
5. Motivo lírico. Es cada momento de una obra lírica en que se expresa la interioridad del
hablante y los sentimientos y emociones que experimenta ante un objeto, elemento o
aspecto de la realidad. Los motivos son vivencias para el alma humana. Son portadores de
un mensaje espiritual. Pueden ser motivos líricos el amor, la Patria, la alegría frente a una
actitud, la naturaleza, la angustia por el transcurrir de la vida, etc.
Ejemplo:
¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh, muerte fría,
pues con callado pie todo lo igualas!
Motivo: Angustia del paso del tiempo que
conduce inevitablemente a la muerte.
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo,
por un beso…, ¡yo no sé
que te diera por un beso!
Motivo: el amor.
6. Objeto lírico. Puede ser una persona, animal, cosa, objeto personificado que sirve al
hablante lírico para expresar su interioridad.
Ejemplo:
Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares
me evocáis todas las cosas.
Objeto: las moscas.
Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises
yo le tengo piedad a la higuera.
Objeto: la higuera.
Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.
Objeto: la muerte.
7. Lenguaje lírico. Es un lenguaje figurado (connotativo) que emplea las palabras con
significados distintos a los verdaderos. El poeta utiliza diferentes figuras literarias o recursos
para dar elegancia, belleza y profundidad a lo que dice.
Algunas figuras literarias más usadas, son:
a) Comparación. Recurso literario que consiste en destacar o establecer semejanzas
entre los elementos (objetos, personas, animales, situaciones, hechos).
Este parecido se expresa a través de un elemento comparativo (como, así como, tal
como, parece, tal cual) o sin que este esté presente.
Nubes vaporosas,
nubes como tul,… (G. Mistral)
La mujer y las flores
son parecidas:
mucha gala a los ojos
y al tacto espinas. (Espronceda)
b) Personificación. Recurso literario que consiste en atribuir acciones o cualidades a
objetos o seres que no pueden realizarlas por no ser propias de su naturaleza.
La tierra está llorando.
Vamos callando. (P. Neruda)
Se calzó las botas el señor reloj,
se calzó las botas para andar mejor.
La sierra rechinaba
cantando
sus amores de acero. (Parra)
c) Metáfora. Consiste en establecer identidad, igualdad absoluta entre los elementos.
La relación de identidad que se establece, significa que un elemento puede ser
reemplazado totalmente por otro.
En la metáfora se puede mencionar uno solo de ellos porque, como son idénticos, basta referirse a uno para saber cuál es el otro. Otras veces el hablante (o narrador) nombra los dos elementos, pero dice que uno es el otro.
En la metáfora siempre hay como base la comparación de la que no se menciona el
elemento comparativo.
Lo que en la comparación es semejanza, en la metáfora parece ser identidad.
Hierbecita temblorosa… (G. Mistral)
Manitas de los niños
que al granado se tienden,
por vosotros las frutas
se encienden. (G. Mistral)
Mil panderos de cristal
herían la madrugada. (García Lorca)
Mañana, a mañana, casi al filo del alba (G. Blanco)
d) Hipérbole. Es una exageración con la que el hablante lírico quiere destacar una
característica de algo.
Esta figura literaria se usa mucho en el lenguaje coloquial.
Me muero de hambre.
Ese hombre tiene el corazón de piedra.
Tengo los pies como hielo.
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca. (G.Lorca)
e) Hipérbaton. Consiste en la alteración del orden lógico de la oración. Se usa para
destacar algo que interesa al hablante.
… Cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya. (García Lorca)
Que se apague la guitarra
que la patria está en duelo. (P. Neruda)
f) La repetición o reiteración. Se puede repetir una palabra o frase al principio, al
medio o al final para dar mayor intensidad a los sentimientos.
¡Ay mis camisas de luto!
¡Ay mis muslos de amapola! (García Lorca)
Si se repite la conjunción y la repetición se llama polisíndeton.
Todo se hunde en la sombra: el monte y el valle
y la iglesia y la choza y la alquería. (A. Bello)
g) La adjetivación. Muchos poetas usan el adjetivo para dar colorido, sonoridad y
gusto al lenguaje.
Hay un grupo de adjetivos que reciben el nombre de epítetos por destacar cualidades propias o inherentes al sustantivo.
El león fiero.
La inocente paloma.
La blanca nieve.
h) Metonimia. Consiste en tomar la parte por el todo.
Las piquetas de los gallos (toma las espuelas por el ave).
La juventud canta (todos los jóvenes).
Aquí no hay sombra (no hay árboles).
Es todo corazón (bondadoso).
i) Sinécdoque. Consiste en tomar el todo por las partes.
Los mortales (por el hombre).
Mil pechos aguerridos te defienden (los soldados).
j) Senestesia. Consiste en atribuir la percepción de algo por otro sentido que no es el
natural.
Colores chillones (oído)
Dulces melodías (oído)
Ásperas palabras (oído)
De olores forestales
inundo mis sentidos (Parra)
II. Principales elementos del poema
1. El verso
Es la menor división estructurada que encontramos en el poema, es un conjunto de palabras
sujetas a medida y cadencia según reglas fijas y determinadas. Sólo tiene razón de existir
cuando se encuentra en función de otro u otros versos, formando parte primero de la estrofa
o de la serie y luego del poema.
Medida: es la cantidad de sílabas métricas que compone un verso.
2. Clases de versos
Según el número de sílabas, los versos pueden ser:
Simples : cuando constan de un solo verso. A su vez, los simples pueden ser de arte menor
(cuando contienen, como mucho, ocho sílabas) y de arte mayor (cuando contienen entre
nueve y once sílabas, inclusive).
Compuestos : A partir de las doce sílabas, inclusive, los versos se consideran compuestos, es
decir, formados por dos versos simples, separados por una cesura.
3. El ritmo
El ritmo es la musicalidad de un verso. Todo verso simple tiene siempre un acento en la
penúltima sílaba y en los versos compuestos aparece un acento en la penúltima sílaba de
cada hemistiquio. Este acento fijo en la penúltima sílaba se llama acento estrófico. Todos los
acentos de cada verso que coinciden con el signo par o impar del acento estrófico son
acentos rítmicos; los acentos que no coinciden con el signo par o impar del acento estrófico
son acentos extrarrítmicos. Por fin, puede darse el caso de que junto a una sílaba que lleva
acento rítmico aparece otra sílaba acentuada, el acento de esta sílaba se llama acento
antirrítmico. Este acento es muy importante ya que el poeta puede servirse de él para
remarcar una palabra sobre la que quiere llamar la atención.
4. Estrofa. Conjunto de versos cuya forma se repite a lo largo de un poema, con
características iguales. En la poesía moderna, las estrofas no tienen todas el mismo número
de versos, ni la medida ni la rima. Se reconocen porque en la estructura del poema van
separadas por un espacio.
Las estrofas clásicas más comunes, son:
Cuatro versos (cuarteta)
Cinco versos (quintilla)
Ocho versos (octava)
Diez versos (décimas)
5. Métrica. Ciencia que se ocupa de la versificación. Sus aspectos principales se
refieren a la rima, ritmo y medida de los versos.
6. Rima. Es la igualdad o semejanza de sonidos finales de los versos entre sí. Hay dos tipos de rima:
a) Rima consonante.
b) Rima asonante.
La rima consonante es aquella que se establece entre los versos cuyos finales, a partir de
la última vocal que se pronuncia con acento, son iguales, incluyendo vocales y consonantes.
Luna
Cuna
La rima asonante es aquella que se establece solo en las vocales de los versos a partir de la
última vocal acentuada.
sombrero pino selva
viento libro naturaleza
FIGURAS RETÓRICAS
DEFINICIÓN.
Entendemos por figura retórica toda modificación del uso normal y corriente del lenguaje; para que
dicha modificación se considere realmente como una figura retórica debe obedecer al propósito de
alcanzar una expresión innovadora y atrayente. Las figuras aparecen, sobre todo, en el ámbito del
lenguaje literario, lo cual no significa que sólo podamos encontrarlas en él. Tanto en el uso cotidiano como
en los distintos lenguajes especializados es posible hallar un inventario rico y variado de figuras; algunas
de ellas se utilizan casi inconscientemente; otras son deliberadas, y responden a los más diversos
propósitos: la persuasión (en el mundo de la publicidad), la necesidad de captar rápidamente la atención
del lector y de saber mantenerla (en el periodismo), el afán de crear un efecto estético (en la literatura),
etc.
El término retórica procede del latín rhetorica, el cual, a su vez, procede de una palabra griega que
significa «el arte de la elocuencia», es decir, el arte de hablar bien en público y de convencer a la
audiencia. Para cumplir este propósito, el rhetor, es decir, el orador, debía conocer y emplear
correctamente una serie de recursos que, en su mayor parte, coinciden con lo que actualmente
denominamos figuras. En su aplicación contemporánea al terreno de la literatura la retórica se ocupa de
estudiar aquellos recursos expresivos que permiten al escritor conseguir los fines que en cada caso se
proponga, y que pueden ser muy diversos: persuadir, enseñar, entretener, emocionar, crear belleza, etc.
A la hora de analizar una determinada figura retórica no basta con identificarla, sino que es preciso
valorar y explicar la importancia y significación que dicha figura alcanza en un texto concreto. El objetivo
que tenemos que perseguir no es, no debe ser, la confección de una lista o inventario inconexo y
deslavazado de recursos retóricos, sino la adquisición de la capacidad para determinar en cada caso el
significado de una figura, es decir, para explicar qué función desempeña o qué efecto artístico produce, y
por qué ha sido utilizada por el autor. Debemos tener en cuenta también ciertas normas de sentido
común: en primer lugar, señalar aquello que es importante y no lo que es accesorio e insignificante; no
hay que obsesionarse con la identificación de aquellas figuras que en cada caso se conocen mejor,
porque tal actitud sólo conduce a la aparición de errores mayúsculos. Ocurre también con mucha
frecuencia que en un mismo fragmento (sintagma, oración o verso) coinciden dos, tres, cuatro e incluso
más figuras a un mismo tiempo; ser capaz de indicarlas todas es prueba de madurez y sensibilidad, pues
el texto literario es un conjunto dotado de múltiples sentidos y trabajado con esmero por el autor. Por
último, téngase en cuenta que, aunque las definiciones estrictas y "académicas" de las figuras no
importan tanto como su identificación y análisis, el alumno está obligado a conocer la terminología y a
aplicarla con acierto.
Para un mejor entendimiento y aprendizaje de la gran variedad de figuras existente, podemos
clasificarlas según ciertas categorías: figuras de posición, de repetición, de amplificación, de omisión y de
apelación. Un grupo aparte lo constituyen los tropos, cuyo rasgo característico es, frente al resto de fi-
guras, la aparición de cambios de significado en los elementos lingüísticos empleados.
CLASES DE FIGURAS RETÓRICAS.
1. FIGURAS DE POSICIÓN.
El criterio que distingue estas figuras es el cambio o la ruptura del orden normal de los elementos que
componen una oración. Hay que ser especialmente cuidadoso a la hora de identificar este tipo de figuras,
ya que en castellano el orden de las palabras es muy flexible, y admite muchas combinaciones que a
menudo tienen muy escasa -o ninguna- relevancia expresiva (tan correcto es decir "Juan juega con sus
amigos en el parque" como "En el parque juega Juan con sus amigos" o "Con sus amigos en el parque
juega Juan"). Se distinguen dos grupos de figuras de posición.
1.1. POR RUPTURA DEL ORDEN REGULAR
DE LOS ELEMENTOS DE LA ORACIÓN.
1.1.1. Anástrofe: consiste en la inversión en contacto de dos elementos sucesivos de la oración, que
pueden ser sujeto y predicado, verbo y complemento, sustantivo y atributo. Hay que tener en cuenta que
en castellano la posición de las palabras es muy libre, y por tanto deberemos ser cuidadosos con la
identificación de esta figura; por otro lado, en muchos casos apenas se distingue del hipérbaton (en
realidad, no sería erróneo considerar la anástrofe como una mera variedad del hipérbaton).
Era del año la estación florida
(Luis de Góngora. El orden normal sería "Era la estación florida del año". El sujeto y su complemento
determinativo han variado sus posiciones respectivas)
Colgate el mal aliento combate
(anuncio de dentífrico; en este caso se ha variado el orden -objeto directo+verbo en vez de
verbo+objeto directo- para favorecer el sonsonete publicitario).
1.1.2. Hipérbaton (el plural es hipérbatos): consiste en la separación de dos elementos sintácticamente
unidos mediante la intercalando un elemento ajeno de una o más palabras, que normalmente no
corresponde a esa posición. Debido a la libertad de posición en castellano tendremos que tener cuidado
al señalar esta figura; en todo caso, el hipérbaton será tanto más claro cuanto más fuerce el orden habi-
tual.
Quien quisiere ser culto en sólo un día
la jeri (aprenderá) gonza siguiente...
(Francisco de Quevedo)
Inés, tus bellos, ya me matan, ojos,
y al alma, roban pensamientos, mía,
desde aquel triste, en que te vieron, día,
con tan crueles, por tu causa, enojos
(Lope de Vega)
Una variante del hipérbaton es la tmesis, que consiste en la separación de una palabra mediante
intercalación de otros elementos sintácticos, que se introducen entre las dos partes de la palabra. El
primer ejemplo de hipérbaton (Quevedo) es también un ejemplo de tmesis.
1.1.3. Mixtura verborum: se produce cuando la acumulación de anástrofes e hipérbatos es tal que
aparece un auténtico caos sintáctico.
De este, pues, formidable de la tierra
bostezo, el melancólico vacío
a Polifemo, horror de aquella sierra,
bárbara choza es, albergue umbrío,
y redil espacioso donde encierra
cuanto las cumbres ásperas, cabrío,
de los montes esconde: copia bella
que un silbo y un peñasco sella
(Luis de Góngora)
1.1.4. Hipálage o enálage: es una figura gramatical apoyada en el cambio funcional de una parte del
discurso por otra; se aplica especialmente al cambio de posición de un adjetivo, cuando éste refiere
gramaticalmente, en vez de al sustantivo al que debía ligarse semánticamente, a otro sustantivo del
contexto.
Yo fatigo sin rumbo los confines
de esa alta y honda biblioteca ciega
(Jorge Luis Borges; el adjetivo ciega, que es aquí adyacente de biblioteca, se refiere en realidad al
propio protagonista de los versos, al escritor argentino Borges, ciego en su madurez)
1.2. POR INSISTENCIA EN EL ORDEN REGULAR
DE LOS ELEMENTOS DE LA ORACIÓN.
1.2.1. Paralelismo o isocolon: consiste en la identidad o semejanza de construcción entre dos o más
unidades sintácticas (sintagmas, oraciones) o métricas (versos). Es muy habitual que el paralelismo
coincida con la aparición de figuras de repetición tales como la anáfora, la epífora, etc.
a sus suspiros, sorda,
a sus ruegos, terrible,
a sus promesas, roca
(Tirso de Molina)
Variedades del paralelismo son la bimembración o dicolon, la trimembración o tricolon o
la plurimembración o pluricolon; consisten en la repetición de una misma estructura sintáctica dos, tres
o más veces. Pueden adoptar muy diversas formas y coincidir con otras muchas figuras; asimismo,
pueden afectar a palabras, sintagmas u oraciones enteras.
Me dijo que no me preocupara, que todo se solucionaría (bimembración)
Susana tenía un cabello espeso, ondulado, precioso (trimembración)
Lo perseguimos con denuedo por los roquedos, por los peñascales, por los bosques, por los ríos y los
arroyos, por los secarrales y los desiertos (plurimembración)
1.2.2. Quiasmo: los elementos de la oración se colocan en posición cruzada, a menudo para expresar
conceptos antitéticos. Los elementos que constituyen esta figura adoptan una disposición simétrica. El
quiasmo se puede producir dentro de una única oración, pero también como una figura que afecta a dos o
más oraciones.
quitan gusto y celos dan
(Tirso de Molina; verbo-OD / OD-verbo)
cuando pitos, flautas,
cuando flautas, pitos
(Luis de Góngora; nombre A-nombre B / nombre B-nombre A)
o púrpura nevada o nieve roja (Luis de Góngora; el quiasmo no depende de la posición de las
palabras, sino del sentido de éstas, que establece un claro contraste: rojo-blanco / blanco-rojo)
1.2.3. Correlación diseminativa recolectiva: se trata de un tipo específico de paralelismo, muy carac-
terístico de los escritores del Barroco, que consiste en la aparición de una serie de elementos repartidos a
lo largo de un texto (normalmente un poema), los cuales vuelven a surgir al final de la composición,
normalmente agrupados en uno o varios versos.
Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello,
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o en víola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente,
en tierra, en polvo, en humo, en sombra, en nada.
(Luis de Góngora; como puede observarse, los elementos repartidos en los dos cuartetos se
"recogen" en el primer terceto)
2. FIGURAS DE REPETICIÓN O ITERACIÓN.
Las figuras comprendidas dentro de esta categoría se distinguen porque están constituidas por la
repetición -o iteración- de un elemento (fonema, palabra, sintagma u oración) en el curso del texto. Se
distinguen dos grupos de figuras de repetición:
2.1. POR REPETICIÓN DE ELEMENTOS IDÉNTICOS.
2.1.1. Geminación o epizeusis: consiste en la repetición en contacto de una palabra o grupo de palabras
al principio, en el interior o al final de un enunciado.
Abenámar, Abenámar, ¡Fuego, fuego, zagales, agua, agua!
moro de la morería (Tirso de Molina)
(Romance de Abenámar)
Si la repetición es de una sola palabra se denomina, con más precisión, reduplicación (primer
ejemplo); si el término repetido sirve para unir dos elementos de la frase, se llama conduplicación:
Te voy a hacer un regalo, un regalo que no te puedes ni imaginar
Si lo que se repite es una palabra o grupo de palabras a fin de reforzar la idea que se pretende
expresar, la figura se denomina epanalepsis.
En las condiciones actuales de nuestra economía -y subrayo "en las condiciones actuales"- el
crecimiento del paro es inevitable
2.1.2. Anadiplosa o anadiplosis: consiste en la repetición del elemento final de un grupo de palabras
(sintagma, oración o verso), al principio del grupo siguiente. En realidad, esta figura es también una
variedad de geminación.
ideas sin palabras ¡Mueran tiranos traidores!
palabras sin sentido ¡Traidores tiranos mueran!
(Gustavo Adolfo Bécquer) (Lope de Vega; en este caso, la anadiplosa
se encuentra dentro de un quiasmo)
2.1.3. Concatenación: se trata de la sucesión, encadenamiento o continuación progresiva de dos o más
anadiplosas.
Trescientos Canetes eran
de este rebato la causa,
que los rayos de la Luna
descubrieron sus adargas;
las adargas avisaron
a las mudas atalayas,
las atalayas los fuegos,
los fuegos a las campanas
(Luis de Góngora)
Y desventurados de los que por ostentación quieren tirar la barra con los más poderosos: el ganapán
como el oficial, el oficial como el mercader, el mercader como el caballero, el caballero como el titulado, el
titulado como el grande, el grande como el rey, todos para entronizarse. (Mateo Alemán)
2.1.4. Epanadiplosa, epanadiplosis, epanástrofe o redición: los elementos repetidos se colocan al
principio y al final de una unidad sintáctica o métrica, formando un marco.
Dicen que me case yo ¡Qué alegría, en el campo, qué alegría!
no quiero marido, no (Rafael Morales)
(Gil Vicente)
2.1.5. Anáfora o repetición: los elementos repetidos se colocan al principio de dos o más unidades
sintácticas o métricas seguidas.
Salid fuera sin duelo, Cuéntale tú, Antonia, cuéntale
salid sin duelo, lágrimas corriendo tú, Lorencina
(Garcilaso de la Vega) (Ramón del Valle-Inclán)
2.1.6. Epífora, epístrofe o conversión: los elementos repetidos se colocan al final de dos o más
unidades sintácticas o métricas seguidas.
Parece que los gitanos nacieron en el mundo para ladrones: nacieron de padres ladrones, críanse
con ladrones, estudian para ladrones, y finalmente salen con ser ladrones corrientes y molientes a
todo ruedo. (Miguel de Cervantes)
2.1.7. Complexión: resulta de la combinación simultánea de anáfora y epífora. La repetición se efectúa
tanto al principio como al final de dos unidades sintácticas o métricas seguidas.
El mar. La mar.
El mar. Sólo la mar
(Rafael Alberti)
2.1.8. Diseminación: se caracteriza por la repetición de la misma palabra o de sinónimos dentro de un
contexto más amplio y sin seguir un orden preestablecido.
Lindo con tu silencio, en la hora fría
en que todo está dicho. Palpo ciego
tu encontrado silencio. Parto y llego
de silencio a silencio, día a día.
(Rafael Guillén)
2.1.9. Retruécano o conmutación: en esta figura se repiten varias palabras o la oración entera, in-
virtiéndose el orden de los términos de modo que el sentido del sintagma o de la oración se vuelva del
revés y se produzca la significación contraria. Es una de las muchas variedades del juego de palabras.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
(Francisco de Quevedo)
2.1.10. Polisíndeton: es un tipo específico de anáfora, puesto que consiste en la unión de elementos
(sintagmas, oraciones) mediante la misma conjunción (habitualmente la conjunción copulativa y, aunque
no siempre). En realidad, el polisíndeton es tanto una figura retórica como una estructura sintáctica -una
forma de coordinación de proposiciones-, que puede no tener una significación estilística especial; por
tanto, cuando se identifique como figura será necesario señalar su valor expresivo.
Hay un palacio y un río y ven, que quiero matar o amar o morir o
un lago y un puente viejo, /darte todo
y fuentes con musgo y hierba (Vicente Aleixandre)
alta y silencio... un silencio
(Juan Ramón Jiménez)
2.1.11. Aliteración o asonancia: consiste en la repetición de un sonido o grupo de sonidos con un fin
expresivo determinado. Debe tenerse mucho cuidado a la hora de señalar esta figura, pues es inevitable
repetir sonidos dado que sólo existen veinticuatro fonemas en castellano. Cuando identifiquemos una
aliteración tendremos siempre que señalar qué función expresiva desempeña. Por ejemplo, en una frase
como "el ronco rugir del reactor" parece claro que la repetición del fonema vibrante r refuerza la
representación sensorial que el lector se hace al leerla.
con el ala aleve del leve abanico
(Rubén Darío; la repetición de la l produce una impresión de jugueteo, de vibración ligera y sutil)
un no sé qué que quedan balbuciendo
(San Juan de la Cruz; la repetición de la sílaba que refuerza la impresión de un habla entrecortada)
Muy próxima a la aliteración, hasta el punto de que en muchas ocasiones se confunde con ella, se
halla otra figura retórica, la armonía imitativa, que consiste en una cierta ordenación de las palabras en
la frase o el verso de tal manera que recuerden un sonido natural o que creen, apoyándose en la
costumbre lingüística del autor y el receptor, una determinada impresión sonora.
En el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba
(Garcilaso de la Vega; en este ejemplo, hay una clara semejanza entre el sonido sibilante de la "s" y
el rumor de las abejas evocado por los dos versos. La aliteración y el efecto de armonía imitativa
producen una sensación de sosiego, de paz y tranquilidad)
Dentro de la armonía imitativa hay que distinguir su forma más sencilla, que es la onomatopeya,
figura en la cual la palabra o expresión reproduce claramente un sonido natural.
y un cantarillo de barro
-glú, glú- que nadie se lleva
(Antonio Machado)
Otra figura relacionada con la aliteración se produce cuando el autor juega con el puro sonido de las
palabras, sin que éstas signifiquen nada por sí mismas; en este caso, la figura se denomina jitanjáfora.
Viernes vírgula virgen
enano verde
verdularia cantárida
erre con erre
(Mariano Brull)
Una forma particular de la aliteración es la cacofonía o disonancia, repetición de sonidos que
produce un efecto desagradable o de difícil articulación. A veces puede tener efectos imitativos, irónicos,
paródicos o expresionistas.
La chulapona del chal, con chalanería: pues a mí un jifero jarifo me enjaretó un jabeque aquí en la
jeta y luego allí sobre los jaramagos me rajó en seco de una jiferada de jabalí. ¡Yo la jifa y él el jifero!
(Julián Ríos)
2.1.12. Similicadencia: se basa en la utilización de dos o más palabras con el mismo accidente
gramatical (tiempo y persona, caso, número, género), lo cual produce un efecto rítmico.
De carne nacemos, en carne vivimos, en la carne moriremos
(Fray Antonio de Guevara)
Con asombro de mirarte,
con admiración de oírte,
ni qué pueda preguntarte
(Pedro Calderón de la Barca)
2.1.13. Palindromía: en esta figura no se repiten las oraciones, los sintagmas, las palabras ni siquiera los
sonidos, sino las letras, de tal modo que el texto (el palíndromo) se lee igual de izquierda a derecha que
de derecha a izquierda.
Dábale arroz a la zorra el abad
Somos nada, ya ve, o lodo o dolo, Eva y Adán somos (Julián Ríos)
2.2. POR REPETICIÓN DE ELEMENTOS DE SEMEJANZA RELAJADA.
2.2.1. Modificación de parte de la palabra.
2.2.1.1. Paronomasia: consiste en la repetición de una palabra, pero con alguna leve diferencia. Esta
ligera modificación fonética origina un cambio sorprendente del significado. Se trata, por tanto, de uno de
los recursos posibles en los juegos de palabras.
Le puso el piso en que posa Bombones Trapa
y ya sin comer se pasa ¡Caiga en la trampa!
hondo hastío; no es la casa (anuncio de bombones TRAPA)
lo que quiso... es otra cosa.
Le puso el piso en que pasa
hondo hastío; donde posa ... mariposa
sin coser; es otra cosa; rosa y blanca, velada con un velo.
no lo que quiso; no casa. Volada para siempre de mi rosa
Presa del piso sin prisa, (Blas de Otero)
pasa una vida de prosa.
(Miguel de Unamuno)
2.2.1.2. Polípote o políptoton: consiste en emplear una misma palabra en un enunciado breve en distin-
tas funciones y formas. El polípote se basa en las variaciones flexivas de género, número y caso
(categoría nominal) y persona, número, tiempo y modo (en la categoría verbal) de las palabras.
¡Vive Dios, que la he de ver! No me tienes que dar porque te quiera,
Veréis la mayor belleza pues aunque lo que espero no esperara,
que los ojos del rey ven lo mismo que te quiero te quisiera.
(Tirso de Molina) (Anónimo sevillano)
2.2.1.3. Derivación, figura etimológica o annonimatio: la palabra repetida se distingue por el hecho de
mantener la raíz etimológica de su antecedente. Es una figura muy parecida al polípote, y de aquí que
suelan confundirse. Esta figura recibe su nombre del procedimiento de formación de palabras conocido
como derivación (utilización de prefijos y sufijos).
Embajador del rey soy Rosa rosada y divina como una rósea
de él os traigo una embajada ilusión
(Tirso de Molina) (Fernando de Rojas)
Jorge Luis Borges sabe poco de tangos e ignora su ignorancia, actitud usual entre ignorantes
(Camilo José Cela)
2.2.2. Modificación de la totalidad de la palabra.
2.2.2.1. Sinonimia: se produce esta figura cuando se expresa un mismo significado mediante distintos
significantes que aparecen a lo largo del texto. La figura puede comprender una sola palabra (primer
ejemplo), pero también sintagmas (segundo) u oraciones completas (tercero). Es muy habitual que las
palabras o expresiones sinónimas aparezcan en una escala ascendente o descendente de intensidad,
dependiendo del efecto que en cada caso se pretenda destacar, con lo cual esta figura está asociada en
muchas ocasiones a la gradación.
En cárceles de espacio, aéreas llaves Pescadora, muchos males
te me encierran, recluyen, roban y falta de muchos bienes
(Gerardo Diego) (Tirso de Molina)
Ya me reposa el coraçón, ya descansa mi pensamiento, ya reciben las venas é recobran su perdida
sangre, ya he perdido temor, ya tengo alegría. (Fernando de Rojas)
Una variedad de la sinonimia (o combinación entre ésta y la antítesis) es la paradiástole, figura en la
cual se reúnen palabras de significado semejante, pero mediante una estructura que opone sus
significados.
Fue constante sin tenacidad, humilde sin bajeza, intrépido sin temeridad (Capmany)
2.2.2.2. Gradación: consiste en la repetición de elementos (palabras, sintagmas u oraciones), o bien
sinónimos o bien de significados claramente relacionables entre sí; dichos significados están dispuestos
en una escala ascendente o descendente. Cuando la gradación es ascendente, suele
denominarse clímax; cuando es descendente, anticlímax.
allí los ríos caudales, Vite, adoréte, abraséme
allí los otros medianos tanto, que tu amor me anima
e más chicos a que contigo me case
(Jorge Manrique) (Tirso de Molina)
2.2.2.3. Pleonasmo, tautología o redundancia: se trata de una repetición del contenido que resulta
superflua o redundante desde el punto de vista informativo, si bien puede aumentar la expresividad del
texto.
Ya ejecuté, gran señor Temprano madrugó la madrugada
Tu justicia justa y recta temprano estás rodando por el suelo
(Tirso de Molina) (Miguel Hernández)
2.2.3. Modificación del significado de la palabra.
2.2.3.1. Diáfora: se produce al usar dos o más veces la misma palabra, pero con diferente significado o
con distinto matiz. Es una variedad del juego de palabras.
- ¿Usted no nada nada?
- Es que no traje traje.
(chiste popular)
Cruzados hacen cruzados,
escudos pintan escudos,
y tahures muy desnudos
con dados ganan condados...
(Luis de Góngora; en este caso, las palabras cruzados, escudos y ducados significan en primer lugar
monedas, y cuando se repiten designan títulos nobiliarios. En esta letrilla Góngora critica a quienes
compran títulos nobiliarios con dinero, aunque no los merezcan)
Un tipo particular de esta figura es la antanáclasis o reflexio, que se produce dentro de un diálogo,
en aquellos casos en que uno de los interlocutores desfigura o confunde un término utilizado previamente
por el otro, con lo cual aparece un juego de palabras. Véase un conocido chiste como ejemplo de esta
figura:
Le dice un mariquita a otro: "¿y a ti cómo te gusta tomar el consomé?". El otro responde: "pues a mí
me gusta tomarlo con un huevo dentro". Y el primero, maliciosamente, replica a su vez: "¡ay, chico!,
vaya postura más difícil para tomar el consomé".
(En este caso, el juego de palabras está basado implícitamente en el doble significado de la palabra
huevo: 'producto de las gallinas', por un lado, y 'testículo', por otro)
2.2.3.2. Dilogía: consiste en el uso de la misma palabra o expresión con un doble sentido dentro de un
mismo enunciado. Es una figura muy próxima a la diáfora, hasta el punto de que muchos tratadistas no
consideran que haya que distinguir las dos figuras (de hecho, el ejemplo de antanáclasis que hemos
citado arriba es también un caso de dilogía).
Pepsi Cola en latas; esta lata trae mucha cola
(En este ejemplo, la palabra cola tiene dos sentidos: en primer lugar, hace referencia a la bebida; en
segundo lugar, la expresión traer cola significa 'causar impacto', 'dar que hablar', porque se supone
que las latas de esta bebida van a causar sensación)
2.2.3.3. Calambur o calembour: es un juego de palabras que tiene lugar cuando el reagrupamiento y
redistribución de una o más palabras produce un sentido distinto en el texto. Es un recurso muy utilizado
en los chistes por sus indudables efectos humorísticos. En algunas ocasiones se utiliza conjuntamente el
términos equívoco para denominar tanto al calambur como a la dilogía.
Oro parece, plata no es En este banco están sentados un padre y su hijo.
¿Qué es? (el plátano) El padre se llama Juan; el hijo ya te lo he dicho
(Esteban)
Si el Rey no muere, Mi muy adorada PaK
el reino muere he notado varias BCC
(Alonso de Ledesma) que no me miras amanT
y hablas sin cesar con PP
(Ramiro Mestre)
SOGTULAPDT
(‘Ese ojete huele a pedete’; texto de una camiseta del catálogo musical DISCOPLAY)
3. FIGURAS DE AMPLIFICACIÓN.
Las figuras que pertenecen a esta categoría comparten como rasgo común la expresión detallada y
pormenorizada de ideas o conceptos que normalmente se expresarían de manera más concisa y
resumida. Se trata, por tanto, del desarrollo extenso y minucioso de un tema, idea o argumento.
3.1. Enumeración: se trata de la división de un tema en sus partes, las cuales se expresan con detalle.
Estos detalles van en contacto, ordenados mediante asíndeton o polisíndeton.
Que no importan fuerzas, Cuando Roma es cloaca,
guardas, criados, murallas, mazmorra, calabozo,
fortalecidas almenas para amor, catacumba, cisterna,
que la de un niño albañal, inmundicias,
hasta los muros penetra ventanas rotas, grietas,
(Tirso de Molina) cornisas que se caen
(Rafael Alberti)
Una variedad muy común de la enumeración es la llamada enumeración caótica; en esta figura
parece que los detalles son, considerados por separado, lógicamente inconexos, aunque finalmente
resultan coherentes observados en su conjunto.
Perchas, peroles, pícaros, patatas,
aves, lechugas, plásticos, cazuelas,
camisas, pantalones, sacamuelas,
cosas baratas que no son baratas.
Frascati, perejil, ajos, corbatas,
langostinos, zapatos, hongos, telas,
liras que corren y con ellas vuelas,
atas mil veces y mil más desatas.
(Rafael Alberti)
También es muy frecuente, sobre todo en la poesía contemporánea, la llamada enumeración
elíptica, que intenta dirigir la atención sobre los objetos, cargados de valor simbólico, y sobre todo
relacionados con un eje común que el lector ha de identificar.
El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde
una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.
(Jorge Luis Borges)
3.2. Definición o evidencia: consiste en la indicación de detalles significativos y diferenciadores,
mediante los cuales se define o delimita un concepto.
Gentilhombre, ¿sois de España?
Sí, Señora, y de una tierra
donde no se cría araña
ponzoñosa, ni se encierra
Grande, embuste ni maraña,
sino un limpio proceder,
y el cumplir y el prometer
es todo una misma cosa.
(Miguel de Cervantes. En este ejemplo, el personaje que habla define con variados detalles las
virtudes de su patria chica)
3.3. Corrección o epanortosis: es una figura que consiste en volver sobre lo ya dicho para matizar la
afirmación o para atenuarla, o incluso para contradecirla. Con frecuencia se utilizan fórmulas fijas, como
"mejor dicho", "pero ¿qué digo?", etc.
La acción transcurre en un país oprimido y tenaz [...] Ha transcurrido, mejor dicho, pues aunque el
narrador es contemporáneo, la historia referida por él ocurrió al promediar o empezar el siglo
XIX. (Jorge Luis Borges)
3.4. Dubitación: en esta figura el orador o el autor deja al público la posibilidad de elegir entre dos o más
denominaciones distintas de la misma cosa o, en un plano más general, la duda acerca de la estruc-
turación del discurso entero.
Di, ¿podré yo vivir
en esos otros climas
o futuros, o luces
que estás elaborando,
como su zumo el fruto
para mañana tuyo?
¿O seré sólo algo
que nació para un día
tuyo (mi día eterno)...?
Pedro Salinas. En este poema, el poeta manifiesta sus dudas acerca de su relación con la amada, y
las expresa a través de dos preguntas alternativas)
3.5. Antítesis, contraste o contraposición: consiste en la contraposición de dos ideas opuestas. Puede
producirse entre palabras, sintagmas e incluso oraciones enteras. Es una de las figuras de amplificación
más comunes, y a menudo va asociada a otras como el quiasmo, el oxímoron o la paradoja.
lealtad en el buen amigo, Así los bienes -muriendo
traición en el enemigo, y con sudor- se procuran
en la noche oscuridad y los das;
y en el día claridad los males vienen corriendo
(Tirso de Molina) después de venidos, duran
mucho más
(Jorge Manrique)
Una variedad muy importante de la antítesis es el oxímoron (el plural de esta palabra es oxímoros),
figura en la cual se colocan en contacto palabras de sentido opuesto que parecen excluirse mutuamente,
pero que en el contexto se convierten en compatibles.
la noche sosegada ¡Oh desmayo dichoso!
en par de los levantes de la aurora ¡Oh muerte que das vida!
la música callada, ¡Oh dulce olvido!
la soledad sonora, (Fray Luis de León)
la cena que recrea y enamora
(San Juan de la Cruz)
El oxímoron está asociado muy a menudo con la paradoja, variedad especialmente intensa de la
antítesis que consiste en afirmar algo en apariencia absurdo por chocar contra las ideas corrientes,
adscritas al buen sentido, o a veces opuestas al propio enunciado en que se inscriben. En realidad se
trata de un absurdo aparente que en el fondo esconde una verdad o un modo nuevo de ver la verdad. Se
podría decir que la paradoja es algo así como una antítesis "superada" que hermana o refunde ideas
contrarias en un mismo pensamiento que sorprende por su carácter inesperado e ingenioso. Además de
los ejemplos anteriores de oxímoros (que también lo son de paradojas), véanse los siguientes:
Vivo sin vivir en mí Sufro yo a tu costa,
y tan alta vida espero, Dios no existente, pues si Tú existieras
que muero porque no muero existiría yo también de veras
(Santa Teresa de Jesús) (Miguel de Unamuno)
3.6. Silogismo: es una figura lógica en la cual el enunciado adopta la forma de un razonamiento en el
que pueden distinguirse tres partes: 1) la proposición o hipótesis que se desea probar; 2) las pruebas o
premisas; 3) la conclusión.
Todos los días son días
no hay más que un día en el mundo
luego son todos los días
no más que uno
(Miguel de Unamuno)
3.7. Descripción: consiste en la presentación detallada de objetos, personas, lugares o tiempos, con el
fin de que el lector o el espectador los vean con más claridad y se les hagan reales y evidentes. Según se
trate de uno de los cuatro elementos citados, podemos distinguir cuatro tipos principales de descripción:
3.7.1. Pragmatografía: es la descripción de objetos y de acciones.
Baldomero parecía otro. En el escritorio canturriaba, y buscaba pretexto para salir, subir a la casa y
decir una palabrita a su mujer, cogiéndola en los pasillos o donde la encontrase. También solía
equivocarse al sentar una partida, y cuando firmaba la correspondencia daba a los rasgos de la
tradicional rúbrica de la casa una amplitud de trazo verdaderamente grandiosa, terminando el rasgo
final hacia arriba como una invocación de gratitud dirigida al cielo. (Benito Pérez Galdós)
3.7.2. Prosopografía: consiste en la descripción de las características físicas de una persona, o, con
menos frecuencia, de un animal.
Los ojos verdes, rasgados; las pestañas luengas; las cejas delgadas é alçadas; la nariz mediana; la
boca pequeña; los dientes menudos é blancos; los labios colorados e grosezuelos; el torno del rostro
poco más luengo que redondo; el pecho alto; la redondez é forma de las pequeñas tetas, ¿quién te la
podría figurar?... (Fernando de Rojas)
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva
huesos. (Juan Ramón Jiménez)
Cercana a la prosopografía se encuentra la etopeya, que consiste en la descripción de las cualidades
morales y espirituales de una persona. La fusión de prosopografía y etopeya se denomina retrato. Por
otro lado, un retrato exagerado en sus rasgos, y de intención burlesca o satírica recibe el nombre de
caricatura.
... entró a decir don Celedonio de Obeso, ateo declarado y republicano agresivo; en el fondo un
pedazo de pan, un zoquete. (Ramón Pérez de Ayala)
Inmóvil y taciturno, agaritado de perfil en una remota ventana, atento al relevo de guardia en la campa
barcina del convento, parece una calavera con antiparras negras y corbatín de clérigo. (Ramón del
Valle-Inclán)
3.7.3. Topografía: consiste en la descripción de un lugar real. La descripción de un lugar idealizado (el
tópico del locus amoenus, por ejemplo) se denomina topotesia.
Sobre el monte pelado Cerca del Tajo en soledad amena
con calvario. de verdes sauces hay una espesura
Agua clara toda de hiedra revestida y llena,
y olivos centenarios. que por el tronco va hasta la altura
Por las callejas y así la teje arriba y encadena
hombres embozados, qu'el sol no halla paso a la verdura;
y en las torres el agua baña el prado con sonido,
veletas girando. alegrando la hierba y el oído.
Girando eternamente. (Garcilaso de la Vega; topotesia)
¡Oh pueblo perdido,
en la Andalucía del llanto!
(Federico García Lorca; topografía)
3.7.4. Cronografía: es la descripción del tiempo, es decir, la acumulación de detalles que evocan y
precisan un espacio temporal (un día, una estación del año, un momento del pasado, etc.).
Cuando yo era más joven
(bueno, en realidad, será mejor decir
muy joven)
algunos años antes
de conocernos
y
recién llegado a la ciudad,
a menudo pensaba en la vida.
Mi familia
era bastante rica y yo estudiante.
Mi infancia eran recuerdos de una casa
con escuela y despensa y llave en el ropero...
(Jaime Gil de Biedma)
3.8. Perífrasis, circunlocución o circunloquio: mediante esta figura se sustituye la denominación
inmediata por otra más amplia que se propone como medio para evitar aquélla. En términos más
coloquiales podemos definir la perífrasis como "dar un rodeo" para decir algo. Las razones para utilizar
perífrasis son muy variadas: evitar expresiones tabúes o inapropiadas, evitar las repeticiones, etc.
allegados son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos
(Jorge Manrique; con esta perífrasis el autor se refiere a los pobres, los humildes)
Era del año la estación florida
en que el mentido robador de Europa
-media Luna las armas de su frente,
y el sol todos los rayos de su pelo-
luciente honor del cielo,
en campos de zafiro pace estrellas...
(Luis de Góngora; el segundo verso hace alusión a Júpiter (quien se disfrazó de toro para raptar a
Europa), pero sin nombrarlo directamente)
3.9. Alusión: puede considerarse como un tipo particular de perífrasis, en la cual se hace referencia a
una persona o cosa conocida sin nombrarla. Más que una figura retórica se trata de un procedimiento
literario, complejo y a menudo muy enriquecedor, pues exige la colaboración activa del lector en el
entendimiento del texto. Por otro lado, este recurso suele provocar numerosos problemas de
comprensión, ya que sucede con frecuencia que la distancia temporal o espacial del lector con respecto al
texto dificulta o impide completamente el reconocimiento de las alusiones que éste contiene.
Aquél sólo me encomiendo, Y cuando llegue el día del último viaje
aquél sólo invoco yo y esté al partir la nave que nunca ha de
de verdad, tornar...
que en este mundo viviendo, (Antonio Machado; las imágenes del viaje
el mundo no conoció y de la nave hacen alusión a la muerte)
su deidad
(Jorge Manrique; el poeta alude en estos versos a Cristo)
3.10. Digresión o excurso: consiste en la ruptura de la coherencia de un texto temáticamente unitario
mediante la intercalación de una unidad independiente. El autor sale del tema que estaba tratando para
poner un ejemplo, hacer alguna observación, reflexionar sobre los hechos, etc.
-¿Qué estación es ésta, tía? -preguntó.
Uno de los tres hombres del departamento le respondió antes que la mujer sentada frente a ella
tuviera tiempo de contestar.
-¿Hay cantina?
-No señorita. En la próxima.
La joven hizo un mohín, que podía ser de disgusto o simplemente un reflejo de coquetería, porque
inmediatamente sonrió al hombre que le había informado. La mujer mayor desaprobó la sonrisa lle-
vándose la mano derecha a su roja, casi cárdena pechuga, y su papada se redondeó al mismo tiem-
po que sus labios se afinaban y entornaba los párpados de largas y pegoteadas pestañas.
-¿Tiene usted sed? ¿Quiere beber un traguillo de vino? -preguntó el hombre.
-Te sofocará -dijo la mujer mayor- y no te quitará la sed.
(Ignacio Aldecoa; el fragmento en cursiva constituye una digresión dentro del diálogo, puesto que no
contribuye a desarrollarlo, sino a ofrecer una serie de notas que caracterizan a los personajes)
Una variedad de la digresión es la parábasis, en la cual el autor realiza una intrusión en el desarrollo
de la obra, bien directamente, bien a través de juicios personales.
3.11. Comparación o símil: en esta figura se establece una relación entre dos elementos diversos,
unidos mediante una partícula comparativa (como, tal, cual, igual que, etc.).
Como es verdad que en los vientos ¡Cuánta nota duerme en sus cuerdas
hay aves, en el mar peces, como el pájaro duerme en las ramas,
que participan a veces esperando la mano de nieve
de todos cuatro elementos; que sabe arrancarlas!
como en la gloria hay contentos, (Gustavo Adolfo Bécquer)
lealtad en el buen amigo,
traición en el enemigo,
en la noche oscuridad
y en el día claridad,
así es verdad lo que digo.
(Tirso de Molina)
3.12. Adjetivo y epíteto. El adjetivo es un adyacente del sustantivo, palabra a la cual modifica o precisa.
La adjetivación es uno de los procedimientos estilísticos más frecuentes y enriquecedores debido a sus
posibilidades descriptivas y caracterizadoras, y también uno de los que caracterizan con mayor precisión
el estilo propio de cada escritor.
Suelen distinguirse dos clases de adjetivos de acuerdo con la relación significativa que mantienen con
el sustantivo al que acompañan. En primer lugar, aquel adjetivo que precisa el significado del sustantivo y
lo distingue de entre otros de su clase (adjetivo especificativo); en segundo lugar, aquel adjetivo cuyo
significado está ya implícito de alguna forma en el del sustantivo, del cual ofrece notas complementarias o
no esenciales, y que se denomina adjetivo explicativo o epíteto (verdes prados, sangre roja, cielo azul,
agua cristalina, etc.). Con más precisión lo define Gonzalo Sobejano: "epíteto es el adjetivo calificativo
atributivo no restrictivo, o, lo que es lo mismo, es epíteto aquel adjetivo morfológicamente tal que significa
cualidad y se adjunta al sustantivo inmediata o mediatamente, pero sin nexo copulativo, para expresar
aquella cualidad referida a una sustancia, sin necesidad lógica de expresarla".
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto (adjetivos especificativos)
con clara luz la tempestad serena. (epíteto)
(Garcilaso de la Vega)
4. FIGURAS DE OMISIÓN.
La característica que define estas figuras es la ausencia de alguno de los elementos que
normalmente forman la oración. Estas figuras persiguen la economía de medios, la brevedad o la
concisión, con el fin de alcanzar un efecto expresivo determinado.
4.1. Elipsis: consiste en la omisión de uno o varios miembros de la oración, que se pueden completar a
base del contexto. Es un fenómeno muy corriente en la lengua habitual, y también en la literatura.
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡yo no sé
qué te diera por un beso!
(Gustavo Adolfo Bécquer; se elide el verbo dar en los tres primeros versos)
4.2. Ceugma, zeugma o adjunción: se trata de la utilización de un elemento sintáctico común para
varias unidades análogas de la oración (un verbo para varios sujetos, un adjetivo para varios sustantivos,
etc.).
Veré las inmortales
columnas do la tierra está fundada,
las lindes y señales
con que a la mar hinchada
la Providencia tiene aprisionada
(Fray Luis de León; en este caso el verbo veré lleva tres complementos directos, columnas, lindes y
señales)
4.3. Asíndeton o disyunción: consiste en la agrupación de elementos coordinados (palabras, sintagmas,
oraciones) mediante pausas, es decir, sin conjunciones. Es el fenómeno contrario al polisíndeton. El
asíndeton se realiza a menudo en combinación con figuras como la gradación, la antítesis, el paralelismo,
etc.
Tú eres pora todo, grado al Criador, ¡Fuego, fuego, zagales, agua, agua!
por rogar al tu Fijo, tu Padre, tu Sennor ¡Amor, clemencia, que se abrasa el alma!
(Gonzalo de Berceo) (Tirso de Molina)
4.4. Reticencia o aposiopesis: consiste en interrumpir una idea o una serie de ideas, o dejar una frase
sin acabar, señalándola con puntos suspensivos o a través de una fórmula adecuada.
Me siento apresado. Escucha, Elisa... Yo qué quieres que haga... Por favor, tranquilízate... Me
gustaría saber explicártelo... Yo qué quieres que le haga... (Ignacio Aldecoa)
5. FIGURAS DE APELACIÓN.
Estas figuras se relacionan con la función conativa o apelativa del lenguaje, en virtud de la cual el
emisor de un mensaje -el autor del texto literario, en nuestro caso- apela, es decir, llama a su recep tor (el
lector u oyente), intentando conseguir de éste una actitud determinada. En algunas ocasiones puede ocu-
rrir que sea el propio autor quien se dirige a sí mismo.
5.1. Pregunta o interrogación retórica: se trata de una interrogación que no precisa o de la que no se
espera una respuesta, porque la pregunta ya contiene implícitamente su contestación. Es una pregunta
aparente que a menudo expresa los afectos del autor. Hay que distinguir esta figura de otra bastante
parecida, el apóstrofe, figura en la cual la exclamación o pregunta va dirigida hacia alguien en concreto
(persona, ser animado o inanimado, real o figurado), cosa que no ocurre por lo general en la pregunta
retórica.
¿Qué se hicieron las damas, ¿Será verdad que cuando toca el sueño
sus tocados e vestidos, con sus dedos de rosa nuestros ojos,
sus olores? de la cárcel que habita huye el espíritu
¿Qué se hicieron las llamas en su vuelo presuroso?
de los fuegos encendidos (Gustavo Adolfo Bécquer)
d'amadores?
(Jorge Manrique)
5.2. Exclamación: es una figura que expresa un sentimiento vehemente y apasionado del autor. Consiste
en la modificación de una oración mediante la entonación adecuada (precisamente suelen ser los signos
de admiración los que indican dicha entonación) y frecuentemente mediante vocativos e interjecciones.
Amigo de sus amigos, ¡Oh riguroso empeño
¡qué señor para criados de la verdad! ¡Oh máscara del día!
y parientes! ¡Noche al fin, tenebrosa
¡Qué enemigo de enemigos! antípoda del sol, del sueño esposa!
¡Qué maestro d'esforçados (Tirso de Molina)
e valientes!
(Jorge Manrique)
5.3. Apóstrofe o invocación: el autor o el hablante se aparta de su público (real o ficticio) para dirigirse
mediante una pregunta o exclamación vehemente bien a su adversario en el discurso, a personas
ausentes (mitológicas, imaginarias, históricas, etc.) o incluso a cosas y conceptos abstractos. Cuando los
seres que se invocan son inanimados o abstractos, el apóstrofe se aproxima a la personificación o
prosopopeya.
Tú me levantas, tierra de Castilla, ¡Ay choza, vil instrumento
en la rugosa palma de tu mano, de mi deshonra y mi infamia!
al cielo que te enciende y te refresca, ¡Cueva de ladrones fiera,
al cielo, tu amo. que mis agravios ampara!
(Miguel de Unamuno; el autor se dirige (Tirso de Molina; el personaje -una
a una entidad inanimada, como es la mujer deshonrada por don Juan-
tierra castellana, para expresarle se dirige hacia la choza que ha
sus sentimientos) sido escenario de su desgracia)
5.4. Optación: consiste en la expresión de un deseo vehemente. Pueden distinguirse varios tipos, de
acuerdo con el sentimiento que se expresa en esta figura.
5.4.1. Deprecación o súplica.
Dime tú lo que quiero
que no lo sé...
5.4.2. Execración, o maldición dirigida contra uno mismo.
¡Cuán gritan esos malditos!
Pero ¡mal rayo me parta
si, en concluyendo la carta
Despoja a mis ansiones de su velo...
Descúbreme mi mar,
Mar de lo eterno...
Dime quién soy... dime quién soy... que
vivo...
(Miguel de Unamuno)
no pagan caros sus gritos!
(José Zorrilla)
5.4.3. Imprecación, o maldición dirigida contra otra persona.
Villanos te maten, rey,
villanos que non hidalgos
(Romancero)
5.4.4. Conminación o amenaza.
Goza tu juventud y tu hermosura
¡oh, sol!, que cuando el pavoroso día
llegue que el orbe estalle y se desprenda...
(José de Espronceda)
6. TROPOS.
En los tropos se produce un fenómeno característico: el término propio (es decir, aquél que designa la
realidad a la que se refiere el autor) se sustituye por otro término que está alejado de su significación
original. El cambio de significado es, por tanto, la clave que define los tropos en relación con el resto de
figuras retóricas; tales cambios pueden ser muy variados, desde los muy leves y fácilmente perceptibles
hasta otros muy complejos o muy alejados de la significación original. Los tropos son recursos muy
importantes a la hora de incrementar la expresividad de un texto, debido a sus posibilidades imaginativas
y a la riqueza de sugerencias que contienen.
6.1. Sinécdoque: consiste en la sustitución de una expresión semánticamente más amplia por otra semá-
nticamente más restringida o al revés. Dicho en otros términos, es un tropo basado en relaciones de
contigüidad, de vecindad semántica entre el todo y sus partes. Se pueden distinguir tres tipos de sinécdo-
que:
a) Mención de la parte por el todo (o viceversa):
Era un pueblo de tres mil almas (en vez de personas)
Tenía un rebaño de doscientas cabezas (en vez de animales, o reses)
Brillaban las lanzas entre el fragor de la batalla (en vez del metal de las lanzas)
Francia fue derrotada en la batalla de Pavía (en vez del ejército francés)
b) Mención del singular por el plural (o viceversa):
El español es valiente (en vez de los españoles)
El hombre es mortal (en vez de los hombres)
Me gustan los fines de semana (en vez del fin de semana)
A España le sirvieron de muy poco los oros de las Indias (en vez del oro)
c) Mención del género por la especie (o viceversa):
El noble bruto cayó pesadamente (en vez del caballo; este ejemplo también lo es de perífrasis)
Los mortales nunca encuentran la paz sobre la Tierra (en vez de los hombres)
Es un desgraciado que no sabe ni ganarse el cocido (en vez de los alimentos)
No tengo un real (en vez de dinero)
Hay algunos tratadistas que distinguen otros tipos de sinécdoque, como la mención del continente por
el contenido, de la materia por el objeto, de lo abstracto por lo concreto (y viceversa), etc. Sin embargo,
estos últimos tipos no son propiamente sinécdoques, sino metonimias. El auténtico problema estriba en
que a menudo resulta bastante difícil distinguir conceptualmente la metonimia de la sinécdoque, puesto
que ambas figuras literarias responden a cambios de sentido basados en relaciones de contigüidad
semántica.
6.2. Antonomasia: es una variante muy frecuente de la sinécdoque, que se aplica a los nombres propios,
tanto de persona como de cosa. En esta figura el nombre propio se sustituye por una perífrasis o un
apelativo. Normalmente el fundamento de la antonomasia es una característica del personaje o de la
cosa, que llega a sustituir al nombre propio. Hay antonomasias muy conocidas: el Cordero de Dios
(Cristo), la Casa Blanca (la sede de la Presidencia de los Estados Unidos), la Ciudad Luz (París), la tierra
de las flores (Valencia), la ciudad condal (Barcelona), el manco de Lepanto (Cervantes), el azote de Dios
(Atila), etc.
Hay una variante de la antonomasia -la antonomasia vossiana- en la cual se invierten los términos
de la antonomasia normal; en vez de sustituir un nombre propio por una perífrasis o apelativo, se
sustituye una cualidad particular por el nombre propio de una persona que encarna esa cualidad. Es una
figura muy abundante, incluso en el lenguaje coloquial: ser una Agustina de Aragón significa comportarse
como mujer valiente, fuerte y decidida; ser un Sansón hace referencia a una fuerza física poco corriente;
llamar a alguien Tenorio o Don Juan alude a sus dotes como seductor o sinvergüenza; decir que una
mujer es una Venus destaca su belleza (lo mismo que hablar de un Apolo en el caso de los hombres);
llamar a alguien un Judas implica motejarle de traidor e infame, etc.
6.3. Énfasis: consiste en una expresión que implica ocasionalmente una significación más amplia, más
precisa o más profunda que la que tiene en su empleo habitual. Es una figura que se encuentra en
estrecha dependencia de ciertos elementos del discurso, como el tono de voz, los gestos, las alusiones
contextuales o extratextuales, etc., y que en muchas ocasiones puede contener matices irónicos,
hiperbólicos, sentenciosos, etc.
¡Eso es un hombre, y no tú, calzonazos! (en este caso, la palabra hombre se tiñe de connotaciones
de determinación, virilidad, coraje o fuerza que le otorgan una significación especial)
6.4. Litotes, lítote o atenuación: sustitución de una expresión por la negación de su contrario. También
se ha definido como una ironía perifrástica por disimulación. Es una figura muy corriente en la lengua
coloquial y normalmente obedece a una intención irónica. Decirle a alguien "No eres muy listo tú" es
llamarle tonto; "no me parece que sea especialmente modesto" significa que la persona aludida es
orgullosa o fatua.
El aire se serena Al pie, dócil ya y muda,
y viste de hermosura y luz no usada del ileso extranjero,
(Fray Luis de León) la tierna y no mortífera metralla
de la silvestre, ruda,
mal fingida batalla,
(Rafael Alberti)
6.5. Hipérbole o exageración: consiste en la sustitución del término propio por otro que rebasa semán-
ticamente los límites de la verosimilitud, es decir, por otro que resulta exagerado. La exageración puede
consistir tanto en aumentar como en disminuir el objeto o la situación. Es también una figura muy
corriente en la lengua popular; por ejemplo, para resaltar que alguien es muy cegato decimos "no ve ni
tres en un burro", o para destacar que a alguien le dieron una gran paliza señalamos que "le dieron hasta
en el carné de identidad".
Con mi llorar las piedras enternecen Por una mirada, un mundo;
su natural dureza y la quebrantan; por una sonrisa, un cielo;
los árboles parece que se inclinan; por un beso... yo no sé
las aves que me escuchan, cuando cantan, qué te diera por un beso
con diferente voz se condolecen, (Gustavo Adolfo Bécquer)
y mi morir cantando me adivinan
(Garcilaso de la Vega)
6.6. Metonimia: consiste en la sustitución de un término propio por otro que se encuentra con él en una
relación real de contigüidad lógica o/y material. Esta relación puede indicar una conexión causal, tempo-
ral, espacial, funcional, etc. Podemos considerar las siguientes relaciones que dan lugar a metonimias:
a) Mención del efecto por la causa (o viceversa):
Ganarás el pan con el sudor de tu frente (en realidad, con el trabajo, que es causa del sudor)
Yo tengo mucho respeto a las canas (es decir, a la vejez que es causa de las canas)
Vive de su trabajo (en realidad, vive del dinero, que es efecto o consecuencia del trabajo)
Estos zapatos me están matando (los zapatos son la causa del dolor)
b) Mención del continente por el contenido:
Me comí todo el plato (lo que se come no es el plato -el continente-, sino el alimento que hay en él)
El claustro aceptó la propuesta de los estudiantes (en vez de los profesores que integran el claustro)
c) Mención de lo concreto por lo abstracto (o viceversa):
El general traicionó su bandera (bandera es una metonimia que significa patria)
Juanito tiene buena estrella (la buena estrella designa una entidad abstracta, que es la suerte)
Venga a probarse la Primavera al Corte Inglés (se sustituye lo concreto -la moda de primavera- por lo
abstracto, la estación del año)
¡Qué atrevida es la ignorancia! (en esta frase, que se suele utilizar para descalificar a un interlocutor,
el sustantivo abstracto ignorancia sustituye a ignorante)
d) Mención de la materia por el objeto que está constituido por ella:
Le cruzó la cara con un tajo del acero (en vez de la espada)
No me creo nada de lo que dicen los papeles (en vez de los periódicos)
e) Mención del instrumento por la persona que lo utiliza:
Los dos flautas desafinaban como bellacos (es decir, los dos músicos que tocaban la flauta)
Una pareja de tricornios me vigilaba todo el día (es decir, dos guardias civiles)
f) Mención del autor por la obra:
Tengo un Goya colgado en el salón (en vez de un cuadro pintado por Goya)
Todos los días leo a Pío Baroja (en vez de los libros de Pío Baroja)
g) Mención del nombre de un lugar por los productos que en él se producen:
Me bebí un jerez (un vino producido en la zona de Jerez)
A mí me gusta mucho más el jijona que los demás turrones (el turrón recibe el nombre del lugar en
que se produce)
h) Mención de lo físico por lo moral:
Es gente sin entrañas (faltos de compasión)
Perdió el seso completamente (la razón, el sentido)
i) Mención del signo por la cosa significada; en este caso, la metonimia da lugar a un símbolo:
La cruz triunfó sobre la media luna en Lepanto (las dos palabras representan, respectivamente, la
Cristiandad y el Islam)
Es un acérrimo partidario de la hoz y el martillo (representación de la Unión Soviética y el comunismo)
6.7. Metáfora: sin lugar a dudas, el tropo más importante dentro de la lengua literaria. Además, es una
figura muy frecuente en todos los ámbitos del lenguaje, y un procedimiento muy rico de creación de
nuevos sentidos en el lenguaje coloquial, aunque no nos demos cuenta de su existencia; expresiones
como "arder de indignación", "subirse por las paredes de rabia", "ver la vida de color de rosa", "creer algo
a pies juntillas", u objetos como "el ojo de la aguja", "los dientes de la llave", "la pata de la cama", etc.,
constituyen metáforas lexicalizadas o catacresis, es decir, metáforas que los hablantes ya no perciben
como tales, aunque en origen fueron creaciones expresivas individuales.
Tradicionalmente se ha definido la metáfora como una comparación implícita que prescinde de la
partícula comparativa; en vez de decir "Carmen es como una serpiente" (comparación o símil), podemos
decir "Carmen es una serpiente" (metáfora). Más modernamente, se han propuesto definiciones más
adecuadas: en la metáfora aparece un significado traslaticio, es decir, un desplazamiento de sentido que
opera la sustitución del término propio por otro que guarda con el anterior una relación de analogía, de
semejanza. La palabra clave en esta definición es analogía, pues es precisamente este fenómeno el que
otorga a la metáfora su capacidad expresiva y sugestiva. La intuición y la sensibilidad personal de cada
escritor le permiten hallar entre los infinitos aspectos de la realidad ciertas analogías -es decir, parecidos,
semejanzas, sorprendentes y originales; se produce de este modo una especie de identificación inmediata
entre elementos originalmente no relacionados, de la cual se desprenden las potencialidades expresivas
de este tropo.
Nuestras vidas son los ríos Es llave la cortesía
que van a dar en la mar para abrir la voluntad;
que es el morir y para la enemistad,
(Jorge Manrique) la necia descortesía
(Lope de Vega)
¡Amapola, sangre de la tierra;
amapola herida del sol!, Cerró su boca de ballena el piano
boca de la primavera azul, y él anduvo hacia atrás,
amapola de mi corazón hacia el silencio
(Juan Ramón Jiménez) (Pablo Neruda)
Un tipo de metáfora especialmente importante es la sinestesia. Se trata de una metáfora en la que la
sustitución del término propio se produce en el ámbito de las sensaciones; dicho de otro modo: la
sensación que normalmente debería expresarse mediante un elemento sensorial tomado de un sentido se
expresa mediante otro elemento sensorial que no corresponde lógicamente a dicho sentido.
La sabrosa olor de las flores El verde tierno de los árboles
(Gonzalo de Berceo; gusto-olfato) (Gabriel Miró; vista-tacto)
Con terciopelado estruendo La campanada blanca de maitines
(Luis de Góngora; tacto-oído) (Manuel Machado; oído-vista)
Un tipo muy frecuente de metáfora es la personificación o prosopopeya, que consiste en la
atribución de cualidades propias de los seres animados a los seres inanimados o abstractos, o bien la
atribución de cualidades humanas a los animales o los seres inanimados.
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman;
el cielo se deshace en rayos de oro;
la tierra se estremece alborozada.
(Gustavo Adolfo Bécquer; los términos personificados son metáforas)
6.8. Alegoría: consiste en una imagen continuada a lo largo de un texto, que va traduciendo al plano
metafórico cada uno de los componentes de una esfera real. La alegoría se distingue de la metáfora
continuada en que en ésta no hay una equivalencia miembro a miembro, sino que los elementos de la
imagen se presentan en forma más difusa. La alegoría se ha utilizado con frecuencia a lo largo de la
historia, y no sólo en la literatura, sino también en las artes plásticas, para hacer inteligibles conceptos
abstractos que resultan difíciles de comprender. Así ocurre, por ejemplo, con los autos sacramentales de
Calderón, en los que los conflictos entre ideas abstractas se representan teatralmente mediante
personajes que encarnan figuras alegóricas (la Justicia, la Fe, la Gracia, etc.) Veamos un ejemplo
moderno de texto alegórico:
Miré tus ojos sombríos bajo el cielo apagado.
Tu frente mate con palidez de escama.
Tu boca, donde un borde morado me estremece.
Tu corazón inmóvil como una piedra oscura.
Te estreché la cintura, fría culebra gruesa que en mis dedos resbala.
Contra mi pecho cálido sentí tu paso lento.
Viscosamente fuiste sólo un instante mía,
y pasaste, pasaste, inexorable y larga.
Te vi después, tus dos ojos brillando
tercamente, tendida sobre el arroyo puro,
beber un cielo inerme, tranquilo, que ofrecía
para tu lengua bífida su virginal destello.
Aún recuerdo ese brillo de tu testa sombría,
negra magia que oculta bajo su crespo acero
la luz nefasta y fría de tus pupilas hondas,
donde un hielo en abismos sin luz subyuga a nadie.
(Vicente Aleixandre. A lo largo de todo el poema aparecen una serie de metáforas que sugieren
constantemente la analogía entre la mujer amada y una serpiente. De hecho puede decirse que el
significado del poema gira en torno a dicha relación, que se dispone en forma de alegoría)
Muy relacionado con la alegoría se encuentra otro fenómeno literario, la parábola, que puede
considerarse figura retórica, pero también un subgénero narrativo. Se trata de la narración de un suceso
fingido del que se deduce, por comparación, una verdad o enseñanza moral. Como ejemplos muy
conocidos de parábolas se podrían señalar las que incluyen los Evangelios.
6.9. Símbolo. Este es uno de los conceptos literarios más difíciles de definir. Podemos decir que se trata
de una entidad que representa algo distinto de sí misma. La relación entre el símbolo y lo que significa
puede ser muy variada; hay símbolos puramente arbitrarios y convencionales (los símbolos matemáticos
y lógicos), pero también existen otros que basan su sentido en algún tipo de relación intrínseca,
metonímica o metafórica (la cruz como símbolo del Cristianismo, el olivo como símbolo de la paz, etc.). En
teoría literaria la palabra símbolo suele designar el objeto que se refiere, que remite a otro objeto, pero
que también reclama atención por derecho propio, en calidad de representación.
El símbolo tiene una clara relación con la alegoría y con la metáfora. Cuando el símbolo lleva inheren-
te un significado constante y determinado, se aproxima a la alegoría (el ciprés como símbolo de la muerte,
el lirio como símbolo de pureza, la bandera como símbolo de un estado, etc.); no obstante, el símbolo se
diferencia de la alegoría porque aquél no traduce miembro a miembro una esfera real, sino de modo
conjunto. Por otra parte, puede decirse que todo símbolo es una metáfora, aunque no toda metáfora sea
símbolo; la diferencia entre uno y otra reside en el carácter insistente y repetitivo del símbolo, que
contrasta con la flexibilidad creativa y significativa de la metáfora. De hecho, cuando una metáfora se
repite persistentemente como presentación a la vez que como representación, se convierte en símbolo, e
incluso puede convertirse en parte de un sistema simbólico (o mítico).
El símbolo, en su plasmación literaria, suele presentar un carácter difuso y nebuloso, vago e indeter-
minado. De aquí que el significado de los símbolos sea multívoco más que unívoco, y que se preste con
frecuencia a interpretaciones diversas y aun divergentes. Veamos algunos textos que manifiestan
elementos simbólicos.
Este buitre voraz de ceño torvo
que me devora las entrañas fiero
y es mi único constante compañero
labra mis penas con su pico corvo.
El día en que le toque el postrer sorbo
apurar de mi negra sangre, quiero
que me dejéis con él solo y señero
un momento, sin nadie como estorbo.
Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía,
mientras él mi último despojo traga
sorprender en sus ojos la sombría
mirada al ver la suerte que le amaga
sin esta presa en que satisfacía
el hambre atroz que nunca se le amaga.
(Miguel de Unamuno; el buitre -entidad material- evoca una realidad no material, la angustia del
poeta, que no obstante no queda concretada)
Queda curvo el firmamento,
Compacto azul, sobre el día.
Es el redondeamiento
Del esplendor: mediodía.
Todo es cúpula. Reposa,
Central sin querer, la rosa,
A un sol en cenit sujeta.
Y tanto se da el presente
Que el pie caminante siente
La integridad del planeta.
(Jorge Guillén; en este poema la esfera simboliza claramente la perfección del mundo, idea subra-
yada por la presencia constante del campo semántico de la redondez, de la esfericidad, perceptible
en muchas palabras del texto. Otro símbolo es la rosa, que representa la belleza y el centro de un
mundo perfecto)
6.10. Ironía o antífrasis: consiste en decir algo de tal manera que se entienda lo contrario de lo que las
palabras parecen indicar; el contexto, las circunstancias peculiares del discurso o los datos comunes que
conocen emisor y receptor dejan bien entendida la verdadera intención de las palabras. Esta figura es uno
de los recursos esenciales del humorismo; por otro lado, se utiliza muy a menudo en la lengua coloquial,
como expresión de la burla, el humor o el simple ingenio. La intención irónica aprovecha los recursos de
gran variedad de figuras para conseguir sus propios fines: dilogías, calambures, paradojas, litotes,
énfasis, perífrasis, preguntas retóricas, comparaciones, metáforas, alegorías, etc.
Los ejemplos de ironía son prácticamente infinitos, pero quizás los más evidentes sean aquellos
tomados del lenguaje coloquial y de situaciones comunes de la vida. Así, por ejemplo, dice el profesor a
una clase revoltosa e indisciplinada: "¡Pero qué bien os estáis portando!"; o un marido a su mujer,
reprochándole una comida insípida o mal cocinada: "la verdad es que conozco cocineras mejores"; o una
chica a una amiga, hablando de la falta de higiene de un conocido: "ese individuo deja un perfume muy
delicado a su paso".
La ironía que el hablante dirige contra sí mismo recibe el nombre de cleuasmo:
Tan campante, sin carrera,
no imperial, sí tomatero,
grillo tomatero, pero
sin tomate en la grillera.
Canario de la fresquera,
no de alcoba o mirabel.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
(Rafael Alberti)
Una variedad de la ironía, caracterizada por el tono amargo, mordaz, cruel e insultante, es el sarcas-
mo. También es muy frecuente en la lengua coloquial, y recurso común del llamado "humor negro".
Gocemos, sí; la cristalina esfera
gira bañada en luz: ¡bella es la vida!
¿Quién a parar alcanza la carrera
del mundo hermoso, que al placer convida?
Brilla radiante el sol, la primavera,
los campos pinta en la estación florida.
Truéquese en risa mi dolor profundo...
Que haya un cadáver más ¿qué importa al mundo?
(José de Espronceda. Toda la estrofa es irónica, porque en ella el poeta parece alabar la belleza del
mundo, cuando lo cierto es que esa belleza aparente le resulta insoportable. Pero la ironía se
transforma en sarcasmo cruel y doloroso en el último verso)
6.11. Eufemismo: se trata de la sustitución de una palabra o expresión que se considera inconveniente,
prohibida, "tabú", por otra socialmente más adecuada. En la lengua coloquial abundan los eufemismos:
invidente por ciego, pasar a mejor vida, en vez de morir, muchacha o interina, en vez de criada, productor,
por obrero. Los tabúes cambian constantemente de acuerdo con factores históricos, sociales, económi-
cos, culturales, geográficos, religiosos, etc., y por tanto se desarrollan constantemente nuevos
eufemismos y desaparecen otros.
El fenómeno contrario al eufemismo es el disfemismo, que consiste en el empleo de una palabra
vulgar o inconveniente en vez del término normal: estirar la pata en vez de morir, matasanos, en vez de
médico, mis viejos, en vez de mis padres, etc.
6.12. Arcaísmo: consiste en la utilización de una expresión antigua o desusada en vez de aquélla que
corresponde al momento histórico en que se expresa el hablante o el escritor.
¡Fuerzas, cielo, porque al vella
querré matalla y mordella
y eso sería delatalla!
¡Juro a Dios que he de miralla
y escuchalla sin vendella!
(Pedro Muñoz Seca. A pesar de las apariencias, se trata de una obra de este siglo -La venganza de
don Mendo-, que parodia los dramones en verso mediante el uso de abundantes y cómicos
arcaísmos, propios del teatro del siglo XVII)
6.13. Neologismo: es el fenómeno opuesto al arcaísmo. Se trata en esta ocasión de utilizar una expre-
sión novedosa, es decir, una creación lingüística reciente. Palabras como "litrona", "guay", "software",
"zapping", son claros neologismos. A la hora de señalar tanto los arcaísmos como los neologismos debe
tenerse especial cuidado, ya que en muchos casos las palabras aparentemente antiguas o recientes no lo
son en absoluto. La correcta interpretación de los neologismos y arcaísmos exige, fuera de los casos muy
claros, conocimientos muy precisos de historia de la lengua y de la literatura.
Localiza en estos textos las figuras literarias.
1.-“En el silencio sólo se escuchabaun susurro de abejas que sonaba” Garcilaso de la Vega.
2.-“Presa del piso, sin prisa,pasa una cida de prosa” Miguel de Unamuno.
3.-“Érase un hombre a una nariz pegado,érase una nariz superlativa,érase una nariz sayón y escriba” Quevedo.
4.-“Acude, corre, vuela,traspasa el alta sierra, ocupa el llano” Fray Luis de León.
5.-“Por una mirada, un mundo;por una sonrisa, un cielo;por un beso...¡Yo no séqué te diera por un beso!” Bécquer.
6.-“Era del año la estación florida” Góngora.
7.-“Los suspiros son agua y van al aire,las lágrimas son agua y van al mar.” Bécquer.
8.-“Temprano madrugó la madrugada.” Miguel Hernández.
9.-“Hay un palacio y un río,y un lago y un puente viejo,y fuentes con musgo y hierba....” Juan Ramón Jiménez.
10.-“Me voy, me voy, me voy, pero me quedo.” Miguel Hernández
11.-“Yo velo cuando tú duermes, yo lloro cuando tú cantas.” Cervantes.
12.-“Para y óyeme, ¡oh sol!, yo te saludo.” Espronceda.
13.-“Cuánta nota dormía en sus cuerdascomo el pájaro duerme en las ramas.” Bécquer.
14.-“Por ti la verde hierba, el fresco viento,el blanco lirio y la colorada rosay dulce primavera deseaba” Garcilaso.
15.-“La cama tenía en el suelo y dormía siempre de lado por no gastar las sábanas” Quevedo.
16.-“Comieron una comida eterna, sin principio ni fin” Quevedo.
Localiza las figuras literarias de estos textos.
1.-“La copa fugitivadel chopo, verde chopode cielo en cielo,cielo al cielo privaen un celeste anhelo¡Chopo!. Copo de cieloque es menos que ser cielo y más que chopo.” Miguel Hernández
2.-“La estación de las flores.”
3.-“Ven , que quiero matar o amar o morir o darte todo” Vicente Aleixandre
4.-“Dijo la zorra al bustodespués de verlo:tu cabeza es hermosapero sin seso” Tomás de Iriarte.
5.-“Eres alto, eres guapo, eres rico, ¿qué más quieres?”.
6.-“No se lee porque no se escribe, o no se escribe porque no se lee” Larra
7.-“Los días amanecen como antorchas moribundas” Fcº de Villalón.
8.-“ Infame turba de nocturnas aves” Góngora
9.-“ Uco, uco, uco, ucoAbejaruco.” Lorca
10.-“Vendado que me has vendido” Góngora.
11.-“Por donde quiera que fui,la razón atropellé,la virtud escarnecí,a la justicia burléy a las mujeres vendí” Zorrilla
12.-“Ven, muerte , que soy un niñoy quiero que me desnuden”
13.-“Era mi dolor tan alto,que miraba al otro mundopor encima del ocaso”
14.-“He ido marcando con cruces de fuegoel atlas blanco de tu cuerpo” Neruda
15.-“Llorando de sus ojos” Poema de Mio Cid
Localiza las figuras literarias de estos textos.
“La dama es una linda locomotora en traje negro.” José Martí.
“Van por el alguacil y un escribano, y helos do vuelven luego con ellos y toman la llave y llámanme y llaman testigos y abren la puerta y entran a embargar la hacienda.” Lazarillo de Tormes.
“.......mariposarosa y blanca, velada con un velo,volada para siempre de mi rosa.” Blas de Otero
“No es la muerte cosa forastera; con nosotros nace, y crece, y vive.” Francisco de Quevedo.
“Milicia es la vida del hombre contra la malicia del hombre.” Gracián.
“Van por las largas calles los traperoscon sus panzudos sacos a la espalda,colgándoles inertes, sucios, ciegos,igual que grandes sacos mutilados,redondos, pardos, silenciosos, muertos.” Rafael Morales.
“...los sauces destilaban maná sabroso, reíanse las fuentes, murmuraban los arroyos, alegrábanse las selvas y enriquecíanse los prados con su avenida.” Cervantes.
“Sale de la guerra paz; de la paz abundancia; de la abundancia , ocio; del ocio, vicio; del vicio , guerra.” Cervantes
“Habrá un silencio verdetodo hecho de guitarras destrenzadas.” Gerardo Diego.
“La gran playa marina,no abanico, no rosa, no vara de nardo,pero concha de un nácar irisado de ardores.” Vicente Aleixandre
“Maqueda es villa de corto vecindario; tendrá doscientos fuegos.” Azorín
“No aventures mucho tu riqueza,por consejo del que ha gran pobreza.” Don Juan Manuel.
TÓPICOS LITERARIOS, LUGARES COMUNES O MOTIVOS LITERARIOS
Tópicos propios de la Edad Media
Ubi sunt? o "¿dónde están?", "¿qué se hicieron?". Lamenta la desaparición de las grandes glorias pasadas a
través de la ruina de sus monumentos o el olvido de sus grandes hombres y hazañas.
Puer senex o "niño viejo". Un joven pide consejo a un sabio anciano y experimentado y lo sigue con gran
beneficio. El Conde Lucanor, por ejemplo.
El hombre como microcosmos o espejo del macrocosmos o universo. Aristóteles dijo que el hombre era
como un universo pequeño, pues en él se reflejaban las mismas características que en el universo mayor.
Así, está compuesto de cuatro humores de la misma manera que el universo de cuatro elementos; tiene
siete aberturas que corresponden a los siete planetas, su cabeza es el cielo y su cuerpo la tierra, etc... Sobre
este tópico Francisco Rico compuso un libro, ‘El pequeño mundo del hombre’.
Libro divino de la naturaleza. Según los escolásticos, Dios compuso dos libros: la Biblia y la Creación. Así
pues, no sólo se puede alcanzar a Dios leyendo las escrituras, sino que a través de la contemplación de la
perfección de la naturaleza y sus criaturas puede el hombre elevarse mediante ese conocimiento o ciencia
hasta Dios.
Psicomaquia o "batalla del alma" (Prudencio). Combate de las virtudes contra los vicios. Las virtudes o
sentimientos de un modo alegórico, como personajes humanos, entablan batalla contra los vicios, también
personificados. Muchos de los autos sacramentales de Calderón son psicomaquias.
Homo viator u "hombre caminante" o peregrinaje: La vida es un viaje que nos va cambiando y purificando
transformándonos en otras personas más sabias y maduras conforme atravesamos por diversas
experiencias y desengaños.
La muerte igualadora. En la Edad Media, sobre todo en las danzas de la muerte, se veía a ésta como la
gran niveladora de las diferencias sociales en vida insalvables, pues hacía tabla rasa "desde el Papa hasta el
que no tiene capa".
Magister dixit, "el maestro ha dicho" o argumento de autoridad. En la Edad Media las opiniones escritas se
respetan no por su verdad intrínseca, sino por el prestigio de quien lo ha afirmado; no se discute lo que han
dicho las grandes figuras, porque no existe sentido crítico. El sentido crítico aparecerá en el Renacimiento
cuando la imprenta vulgarice la lectura y multiplique el número de los libros y, por tanto, el número de
contradicciones y de opiniones divergentes.
Todo compuesto según peso y medida. La mayor parte de las obras medievales poseen una curiosa
superstición por la composición según números, cuyo caso más visible es la Divina comedia, compuesta en
tres partes por tercetos (estrofas de tres versos) y con tres personajes principales, entre otras curiosidades.
Asimismo, todos los poemas de Berceo siguen una estructura tripartita, existe una superstición artística por
el número áureo, etc.
Vanitas vanitatum o "vanidad de vanidades, y todo es vanidad" (Eclesiastés). Nada merece la pena o el
esfuerzo por conseguirlo, porque no es posible alcanzar satisfacción, todo se reduce a polvo. Se intenta ser
más de lo que se puede ser, y eso es hincharse de dolor y angustia, y tanto más cuanto más se desea, pues
todo está vacío de contenido y no merece la pena que se toma por conseguirlo. Cuando uno consigue su
deseo desea más y nuestro insaciable orgullo nunca se satisface, así que nuestro orgullo es un tormento y
está vacío de toda satisfacción.
Fortuna imperatrix mundi (la fortuna es la emperadora del mundo) o rueda de la fortuna. La fortuna todo
lo trastoca: eleva al malvado y arroja a la miseria al virtuoso; este tópico nace del De cosolatione
Philosohiae de Boecio.
Captatio benevolentiae o captura de la bienquerencia: el autor empieza modestamente (excusatio
propter infirmitatem) fingiendo inseguridad o simulando torpeza y escaso saber para ganarse la
benevolencia del lector. Es propia de los prólogos y comienzos de obras.
Tópicos propios del Renacimiento
Carpe diem o "goza del día presente" (Horacio). Hay que disfrutar del tiempo en que se dispone de belleza,
entusiasmo y salud, es decir, la juventud, porque el paso del tiempo lo arruinará (ubi sunt?)
Beatus ille... qui procul negotiis o "feliz aquel que alejado de los negocios..." (Horacio) Ensalza la vida
sencilla y retirada, por lo general en contacto con la naturaleza. A veces se confunde con el "menosprecio de
corte y alabanza de aldea"
Aurea mediocritas o "medianía de oro" (Horacio): ideal de vida en que no se prefiere lo mucho ni lo poco,
sino tener estrictamente lo necesario, porque así no hay preocupación por las pasiones de guardar lo que se
tiene de más o del deseo de obtener lo que falta. Es el equilibrio clásico, y también se formula como: in
medio stat virtus, quando extrema sunt vitiosa, la virtud está en el medio cuando los extremos son
viciosos.
Descriptio puellae: la descripción de la amada como si fuera un objeto o cosa preciosa compuesto de
materias hermosas o lujosas. Su cabello es oro, sus mejillas ruborizadas son rosas, cristal su frente, coral sus
encías, perlas sus dientes, etc...
Donna angelicata, o mujer angelical en italiano: la amada del poeta representa, sobre todo después de la
muerte de la misma, un mediador entre Dios y el poeta que intenta depurar el amor de éste de componentes
sensuales y materiales pecaminosos y transformarlo en un amor a la filosofía, a la virtud y a Dios. Es un
tópico de origen petrarquista.
Dignidad del hombre. Desde el Discurso sobre la dignidad del hombre de Pico della Mirandola y la obra del
mismo título del humanista español Pérez de Oliva se ve al hombre como portador de valores inmensos. A
veces se presenta asociado con el del hombre como microcosmos o espejo del macrocosmos. El
Renacimiento es una época optimista. La vida de la fama dura más allá de la de los hombres corrientes.
Enanos a hombros de gigantes. El saber de la Antigüedad es un gigante, un coloso. El de los modernos,
comparado con él, es tan insignificante como un enano, y la comparación vale mucho, ya que por nosotros
mismos no podemos ver tan lejos como el gigante. Pero si nos subimos a sus espaldas, añadiendo nuestra
insignificante estatura y conocimientos a los del pasado, podemos ver más lejos que nosotros solos e incluso
que los antiguos. Forma parte del tópico siguiente.
Antiguos y modernos. En la Edad Media, los griegos y romanos eran mucho mejores que los modernos; en
el Renacimiento, se puede llegar a su altura imitándolos, e incluso sobrepujarlos.
Vir doctus et facetus, u "hombre docto y entretenido". Es uno de los ideales del cortesano renacentista,
que es sabio pero posee las virtudes palaciegas de la buena y entretenida conversación adornada de
cuentecillos y gracias.
Homo universalis, u "hombre universal". Ideal del artista del Renacimiento, cuando pretende abarcar todas
las facetas del saber humanístico y la creación artística y técnica.
Sapientia et fortitudo, "saber y fortaleza". Ideal del cortesano renacentista que no sólo maneja bien las
armas, sino que también posee una cultura, mostrándose hábil "tomando ora la espada ora la pluma", como
dice Garcilaso. Se relaciona con el tópico debate sobre Las Armas y las letras, lugar común en que se
debate si es mejor la vida activa o la vida contemplativa, la acción o la reflexión.
Enchiridion o perfecto caballero cristiano (Erasmo).
Locus amoenus o "lugar delicioso"; según Ernst Robert Curtius es un lugar natural provisto de tres
elementos: agua, prado y sombra de árboles, que invita a la conversación o al descanso. Es el escenario de
los diálogos ciceronianos y de las conversaciones de la literatura pastoril. Si falta cualquiera de esos tres
elementos, no se trata de un lugar delicioso.
Heráclito y Demócrito, o filósofo que llora y filósofo que ríe. Heráclito pensaba que la vida humana era
algo tan trágico que le hacía llorar; Demócrito, por el contrario, estimaba que merecía la risa ante la
estupidez de las conductas humanas. Es tema de muchos sonetos y cuadros de la época.
Cuerpo místico de Cristo. Todos los hombres, a pesar de su origen racial y social diferente, forman parte
de un mismo cuerpo, el cuerpo místico de Cristo. Es un tópico frecuente entre los castellanos nuevos y los
erasmistas, y proviene de las epístolas paulinas.
La nave del estado. El estado es como un barco que debe ser bien pilotado por el monarca para evitar los
halagos de las sirenas, las tormentas de las guerras y los arrecifes de la corrupción. El tópico viene de
Horacio.
Utopía o "no lugar": gobierno ideal en que no existe la infelicidad porque todas las normas y
comportamientos son justos. Es el título de una obra de Santo Tomás Moro donde se describe el estado ideal.
Miscere utile dulci. Mezclar lo útil con lo dulce; aunque el tópico viene en el Arte poética de Horacio, se
encuentra también en la mezcla de la medicina amarga de la doctrina con la miel de la poesía de Lucrecio.
Se dice en las obras didácticas para justificar que se entremezclen elementos agradables y distracciones con
los conocimientos para así hacer más amena la enseñanza. Así ocurre con las fábulas. Este tópico alcanzó
nuevo vigor en el siglo XVIII.
Ut pictura poesis, "como la pintura es la poesía". Este tópico afirma que la poesía debe ser ante todo
descriptiva. Bernardo de Balbuena y, en el XIX, los poetas parnasianos, hicieron un gran uso de él.
Tópicos propios del Barroco
Con el Barroco se vuelve a los tópicos de la Edad Media, que se revisten de una forma más culta y de una filosofía
más profunda. Se deja el optimismo y claridad racional del Renacimiento y se vuelve al pesimismo y al oscurantismo
medievales.
Desengaño. Es el tema general en una generación que se ha formado escuchando y leyendo a los ascetas y
místicos de la España hipercatólica y encerrada en sí misma de Felipe II.
La melancolía saturniana. Bajo el símbolo de Saturno se suele expresar la melancolía por el paso de
tiempo y la vejez.
Tempus fugit. La inestabilidad de los hombres y la fugacidad de las cosas porque el presente es una
perpetua descomposición. "Solamente lo fugitivo permanece y dura". "Hoy pasa y es, con movimiento / que
a la muerte me lleva despeñado". "Soy un fue, y un será, y un es cansado" (Quevedo). "Del tiempo huye lo
que el tiempo alcanza" (Lope de Vega).
Adynata o mundo al revés. Quevedo frecuentemente altera el orden lógico por el que debería corresponder
si hubiera justicia en el mundo, como en La hora de todos o la Fortuna con seso.
Mundo como laberinto, gran plaza o mesón. El mundo es un sitio donde siempre las apariencias
engañan y sólo la prudencia puede evitarnos el mal.
Concordia de opuestos (Baltasar Gracián dice que nuestra vida se "concierta de desconciertos").
El mundo como guerra. "La vida del hombre milicia es en la tierra", dice Mateo Alemán. Quevedo: "Esta
guerra civil de los nacidos".
Homo homini lupus: "El hombre lobo del hombre". El hombre no es bueno con sus semejantes, sino que se
aprovecha de ellos. El tópico lo formuló Thomas Hobbes en su Leviatán, pero proviene de una frase de
Plauto: lupus est homo homini, non homo.
Memento mori: "Recuerda que has de morir", frase con que se solían saludar los monjes franciscanos.
También se suele decir "Et in Arcadia ego", esto es, "también yo (la muerte) estoy en la Arcadia".
Odi profanum vulgus et arceo: "Odio al vulgo profano y lo aparto de mí", Horacio. Desprecio de los
aplausos de la muchedumbre y búsqueda sólo de los de la gente instruida o de buen gusto. Es un tópico
propio de los prólogos; se ha perdido en el Barroco el nobilitare renacentista de la lengua y literatura
tradicional y se busca ahora exclusivamente lo selecto.
Omnia mecum porto, "Conmigo llevo todas las cosas". Filosofía del estoico que no se ata a los bienes
materiales del mundo.
Mundo como teatro. El mundo es un teatro para Calderón ("teatro funesto es, donde importuna /
representa tragedias la Fortuna"), donde todo es apariencia; así lo reflejó en su auto sacramental El gran
teatro del mundo. Sólo la reflexión y la abstención de acción, que nos distancian de lo que ocurre en escena,
nos puede dar el sentido de la obra. El teatro del Globo isabelino tenía por lema "el mundo entero es un
teatro".
Somnium Scipionis o "sueño de Escipión" (Cicerón). En un sueño, se ve a la distancia que dan las estrellas
al gran imperio romano reducido a apenas una mota de polvo insignificante sobre la faz lejana de la tierra,
por lo cual inspira desprecio toda ambición al lado de la recompensa que da la filosofía estoica.
Tópicos propios de la Ilustración:
Los antiguos son mejores que los modernos. Se pueden escribir obras maestras "con receta" imitando
las virtudes de los dramaturgos grecorromanos.
El buen salvaje. Se considera que el hombre es bueno en la naturaleza y por naturaleza, y, por tanto, es
corrompido por la civilización cuando esta lo conquista o entra en contacto con él.
Miscere utile dulci, mezclar lo útil con lo dulce.
Tópicos propios del Romanticismo:
El Romanticismo es enemigo de las fórmulas estereotipadas y repetidas porque estima que su
originalidad es nula y revela una imaginación agotada; se olvidan, pues, los lugares comunes sustituyéndolos
por símbolos personales o mitos relacionados con la rebeldía o la naturaleza o en todo caso se buscan
aquellos tópicos relacionados con la erosión del tiempo, la decadencia y la crítica.
Caracteres nacionales en el XIX se pone de moda la doctrina de los caracteres nacionales, según la cual
existe una personalidad colectiva natural con un carácter definido en cada pueblo o nación de Europa o
Asia, volkgeist, que se refleja en su literatura y mitos y en la descripción de sus costumbres
o costumbrismo.
El héroe rebelde. Ya sea Guillermo Tell, Don Carlos, Don Juan, Prometeo, el libertino o el pirata, los héroes
románticos se crean sus propios valores morales, no se someten a ningún valor ético establecido y no
pretenden ser modelos de conducta.
Las ruinas representan la victoria de la naturaleza sobre la civilización, la victoria de la eternidad sobre lo
efímero de los esfuerzos humanos.
Símbolos personales como el albatros de Baudelaire representa al poeta condenado por su sensibilidad a
la degradación y la autodestrucción a cambio de generar la belleza de la poesía; el cuervo de Poe representa
el deseo de autoatormentarse. La violeta de Gil y Carrasco representa el emblema de su vida.
Tópicos del Realismo:
La mujer adúltera. Emma Bovary, Ana Karenina, Ana Ozores testimonian la frustración de la mujer
burguesa que ha alcanzado una formación intelectual semejante al hombre pero es prisionera de un sistema
de valores antiguos que le encadenan a él.
El individualismo burgués. La mayor parte de las novelas realistas del XIX son "epopeyas de la
burguesía", de la gente corriente que intenta subir de condición social.
El choque entre tradición y modernidad, entre naturaleza y convención social, entre valores morales y
materiales.Pepita Jiménez de Valera.
Tópicos propios del Naturalismo :
La diferencia de valores entre la ciudad y el campo. Tess d'Uberville o Jude el obscuro de Thomas
Hardy. Cañas y barro de Blasco Ibáñez. En el siglo XIX grandes masas de campesinos arriban a las ciudades
y se produce un gran choque cultural.
La miseria y explotación de la clase trabajadora. Miau de Galdós pinta el caso del cesante.
En Misericordia, la criada de una señora burguesa es abandonada por esta.
El determinismo social y genético. Nuestros condicionantes sociales y familiares impiden que seamos
libres. La desheredada de Galdós.
Tópicos propios del Modernismo :
Dandysmo. Identificación con la aristocracia por rechazo del materialismo burgués y búsqueda del lujo y los
valores antiguos de la nobleza decadente.
Bohemia. Identificación, también por rechazo al materialismo burgués, con los marginados y el ambiente
del suburbio.
Turris eburnea o torre de marfil. Los poetas modernistas se aíslan de la problemática social y colectiva
en un mundo de lujo y de ensueño atendiendo sólo a lo personal.
Mal del siglo o mal metafísico, el spleen. Angustia inconcreta y rechazo por el tiempo en que uno vive.
El hastío de la fiesta. El poeta se siente triste y solitario en medio de la alegría general, pero superficial de
las fiestas sociales.
Vita punctum est. "La vida se reduce a un momento"
Puer senex
Cosmopolitismo o ciudadanía del mundo
Justicia poética
Justo medio:
Armas y letras
Rota virgilii
Arte y naturaleza
Contemptus mundi
Mundo viejo.
Mundo como cárcel
Los nueve de la fama, esto es, los mayores héroes de la historia.
Milicia de amor
La locura del mundo.