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1 * El enigma del origen y la evolución del vuelo. 1. El caso de las aves Por Andreia Malpica Topete y Ricardo Ramírez Romero En nuestro planeta, tres grupos de organismos tienen la capacidad de volar: las aves, los insectos y los mamíferos. En dos artículos en serie, presentamos lo que se sabe (o no) acerca de un tema no sólo interesante, sino también controversial: el origen y la evolución del vuelo en las aves y los insectos. Es importante hacer notar que en el presente trabajo, nos enfocamos en el término “vuelo” entendido como la acción efectuada a través del uso de alas, dejando poco énfasis en la acción efectuada a través de la planeación o desplazamiento. La capacidad de volar ha fascinado al hombre desde la antigüedad, tal fascinación se refleja quizá claramente con el mito griego de Dédalo e Icaro quienes, para salir del laberinto diseñado por el mismo Dédalo hicieron uso de alas confeccionadas con plumas de aves y cera. En la época del renacimiento, en el siglo XV, para Leonardo da Vinci el vuelo también fue sujeto de su atención, y diseñó varios bocetos de máquinas voladoras, intentó incluso volar con una de ellas, desafortunadamente sin éxito. Más adelante los primeros artefactos para volar fueron concebidos por personajes como Pilâtre de Rozier y Laurent d'Arlandes quienes diseñaron artefactos más livianos que el aire; o bien J.J. Montgomery, O. Lilienthal y O. Chanute quienes dieron un paso adelante diseñando artefactos más pesados que el aire. La creación de los primeros aviones se da por Clément Ader, Santos Dumont y los hermanos Wright hacia finales del siglo XIX y principios del XX. Probablemente, tal fascinación se relaciona particularmente con la sensación de libertad y plenitud que puede generar “el vuelo” y que marginalmente podemos experimentar cuando por ejemplo, usamos planeadores como los conocidos “ala Delta”. La imitación artificial del vuelo por los humanos se ha desarrollado mucho con el paso del tiempo y los avances tecnológicos, basta mencionar los aviones supersónicos capaces de superar la velocidad del sonido. Esta imitación artificial ha sido en un tiempo relativamente corto comparado con los millones de años de evolución que a los organismos les ha tomado llegar a tener tal capacidad. Si los humanos llegaremos algún día a través del proceso de evolución, a tener las características fisiológicas que nos permitan volar, es una pregunta abierta; por ahora, hablaremos del origen del vuelo en esos organismos asombrosos capaces de surcar los cielos, las aves. * ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA DE DIVULGACION CIENTIFICA ALEPHZERO. 2009. 52: ABRIL-JUNIO

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*El  enigma  del  origen  y  la  evolución  del  vuelo.  1.  El  caso  de  las  aves  

Por  Andreia  Malpica  Topete  y  Ricardo  Ramírez  Romero  

En  nuestro  planeta,  tres  grupos  de  organismos  tienen  la  capacidad  de  volar:  las  aves,  los  insectos  y  

los  mamíferos.  En  dos  artículos  en  serie,  presentamos  lo  que  se  sabe  (o  no)  acerca  de  un  tema  no  

sólo   interesante,   sino   también   controversial:   el   origen   y   la   evolución   del   vuelo   en   las   aves   y   los  

insectos.   Es   importante   hacer   notar   que   en   el   presente   trabajo,   nos   enfocamos   en   el   término  

“vuelo”   entendido   como   la   acción   efectuada   a   través   del   uso  de   alas,   dejando  poco   énfasis   en   la  

acción  efectuada  a  través  de  la  planeación  o  desplazamiento.  

La  capacidad  de  volar  ha   fascinado  al  hombre  desde   la  antigüedad,   tal   fascinación  se   refleja  quizá  

claramente   con  el  mito   griego  de  Dédalo  e   Icaro  quienes,   para   salir   del   laberinto  diseñado  por   el  

mismo   Dédalo   hicieron   uso   de   alas   confeccionadas   con   plumas   de   aves   y   cera.   En   la   época   del  

renacimiento,  en  el  siglo  XV,  para  Leonardo  da  Vinci  el  vuelo  también  fue  sujeto  de  su  atención,  y  

diseñó   varios   bocetos   de   máquinas   voladoras,   intentó   incluso   volar   con   una   de   ellas,  

desafortunadamente  sin  éxito.  Más  adelante   los  primeros  artefactos  para  volar   fueron  concebidos  

por   personajes   como   Pilâtre   de   Rozier   y   Laurent   d'Arlandes   quienes   diseñaron   artefactos   más  

livianos   que   el   aire;   o   bien   J.J.   Montgomery,   O.   Lilienthal   y   O.   Chanute   quienes   dieron   un   paso  

adelante  diseñando  artefactos  más  pesados  que  el  aire.    La  creación  de  los  primeros  aviones  se  da  

por  Clément  Ader,  Santos  Dumont  y  los  hermanos  Wright  hacia  finales  del  siglo  XIX  y  principios  del  

XX.   Probablemente,   tal   fascinación   se   relaciona   particularmente   con   la   sensación   de   libertad   y  

plenitud   que   puede   generar   “el   vuelo”   y   que  marginalmente   podemos   experimentar   cuando   por  

ejemplo,  usamos  planeadores  como  los  conocidos  “ala  Delta”.  La  imitación  artificial  del  vuelo  por  los  

humanos   se   ha   desarrollado   mucho   con   el   paso   del   tiempo   y   los   avances   tecnológicos,   basta  

mencionar   los   aviones   supersónicos   capaces   de   superar   la   velocidad   del   sonido.   Esta   imitación  

artificial  ha  sido  en  un  tiempo  relativamente  corto  comparado  con  los  millones  de  años  de  evolución  

que  a  los  organismos  les  ha  tomado  llegar  a  tener  tal  capacidad.  Si  los  humanos  llegaremos  algún  día  

a  través  del  proceso  de  evolución,  a  tener  las  características  fisiológicas  que  nos  permitan  volar,  es  

una  pregunta  abierta;  por  ahora,  hablaremos  del  origen  del  vuelo  en  esos  organismos  asombrosos  

capaces  de  surcar  los  cielos,  las  aves.  

* ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA DE DIVULGACION CIENTIFICA ALEPHZERO. 2009. 52: ABRIL-JUNIO

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Para  entender  mejor  las  teorías  que  existen  respecto  al  origen  del  vuelo  en  las  aves,  es  importante  

desarrollar   primero   un   poco   de   información   relacionada   con   el   propio   origen   de   las   aves   y   de  

características  distintivas  como  lo  son  las  plumas.  

De   estos   magníficos   vertebrados   pertenecientes   a   la   clase   Aves,   se   reconocen   en   la   actualidad  

alrededor  del  mundo  unas  10,800  especies  aproximadamente.  Las  aves  poseen  características  que  

las  distinguen  de  otros  vertebrados,  pero  una  característica  única  es  la  presencia  de  plumas,  que  no  

encontramos  en  otros  organismos.  Pero,  ¿qué  organismo  o  ancestro  abrió  el  camino  a  la  evolución  

de   las  primeras  aves?.  Por  décadas,   los  científicos  han  buscado  solucionar  el  enigma  del  origen  de  

las   aves,   del   vuelo   y   de   cómo   sucedió   exactamente   esto.   A   la   fecha,   aún   no   se   tiene   una   teoría  

concluyente   y   probablemente   pase   mucho   tiempo   antes   de   llegar   a   tener   una,   sin   embargo,   de  

acuerdo   a   la   evidencia   actual   se   tienen   algunas   hipótesis   y   los   científicos   continúan   tratando   de  

resolver  el  misterio  apoyados  en  mucho  sobre  el  registro  fósil,  tratando  de  descifrar  la  evolución  de  

las  aves  en  placas  de  piedra  cual  dibujos  en  los  libros.  

Se   ha   planteado   que   de   alguna   manera,   las   aves   evolucionaron   a   partir   de   los   dinosaurios   hace  

millones  de  años  atrás.  La  primera  idea  que  postulaba  que  las  aves  evolucionaron  de  los  dinosaurios  

fue   pronunciada   por   primera   vez   en   1860   por   el   Biólogo   Inglés   Thomas   Huxley   [1],   idea   que   fue  

posteriormente  rechazada  por  el  paleontólogo  Danés  Gerhard  Heilman  [2],  quien  argumentaba  que  

las  aves  debieron  evolucionar  separadamente  de   los  dinosaurios,  probablemente  de  un  reptil  pre-­‐

dinosaurio   pues   indicaba   que   el   grupo   de   los   dinosaurios   que   supuestamente   guardan   mayor  

similitud  con  las  aves  (i.e.  el  grupo  de  los  terópodos)  carecen  de  la  fúrcula.  En  las  aves,  la  fúrcula  es  

un  hueso  formado  por  la  fusión  de  las  clavículas  la  cual,  da  la  capacidad  de  batir  las  alas.  A  la  fúrcula  

los   ingleses   la   han   bautizado   como   el   famoso   “wishbone”   o   hueso   del   deseo.   En   adelante   y   por  

cuestiones  de  practicidad  llamaremos  a  la  teoría  que  sostiene  el  origen  a  partir  de  dinosaurios  como  

la  teoría  “de  los  dinosaurios”  y  la  que  sostiene  el  origen  a  partir  de  un  reptil  pre-­‐dinosaurio  como  la  

teoría  del  “re*ptil  pre-­‐dinosaurio”.    

Lamentablemente,  el  registro  fósil  de  las  aves  antiguas  no  es  muy  extenso  y  no  se  ha  podido  llegar  a  

una   determinación   concluyente   en   cuanto   a   su   origen.   Posiblemente,   el   registro   fósil   es   escaso  

porque   el   esqueleto   de   un   ave   se   conforma   por   “huesos   huecos   o   porosos”   los   cuales   pueden  

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tender  a  desintegrarse  antes  de  que  el  proceso  de  fosilización  se  complete.  Sin  embargo,  en  algunos  

hábitats   (como   los   pantanos)   es   posible   que   algunos   restos   hayan   podido   fosilizarse   en   buena  

manera.  Uno  de  estos  fósiles  conservados  que  aparentemente  venía  a  resolver  el  debate,  fue  el  de  

Archaeopteryx   (que   significa   “ala   antigua”),   el   cual   se   piensa   existió   hace   aproximadamente   140  

millones  de  años  en  el  Jurasico  tardío  (donde  antiguamente  existieron  pantanos)  en  lo  que  ahora  se  

conoce  como  Bavaria,  en  Alemania.  Archaeopteryx  (figura  1)  fue  considerado  por  muchos  científicos  

como   el   eslabón   perdido,   ya   que   posee   características   tanto   de   reptiles   como   de   aves.   Tenía  

también   dientes   y   una   cola   larga   como   los   reptiles   y   a   su   vez   plumas   como   las   aves   en   los  

antebrazos.  Sus  antebrazos  poseían  un  tipo  de  garras  las  cuales  supuestamente  utilizaba  para  trepar  

a   los   árboles,   pero   lo   más   notable   de   Archaeopteryx   es   que   poseía   una   fúrcula   (fusión   de   las  

clavículas)  pero  carecía  de  una  quilla  (que  es  donde  se  incrustan  los  músculos  del  vuelo  de  las  aves  

modernas).   Sin   embargo,   puntos   de   vista   encontrados   respecto   a   Archaeopteryx   mantienen   el  

debate  abierto;  por  ejemplo,  mientras  algunos  investigadores  han  postulado  que  Archaeopteryx  era  

un  depredador  terrestre,  otros  consideran  que  se  trataba  de  un  organismo  arbóreo.  

     

Figura   1.   Izquierda:   Fósil   de   Archaeopteryx   bavarica,   Paläontologisches   Museum,   München.  Derecha:   Recreación   de   un  Archeaeopteryx,   autor:   Ballista   (Ambos   documentos   bajo   los   términos   de   la  Licencia   de   documentación   libre   GNU,   versión   1.2   o   cualquier   otra   que   posteriormente   publique   la   Free   Software  Foundation;  sin  secciones  invariables,  textos  de  portada,  ni  textos  de  contraportada).    

Por  otra  parte,  el  paleontólogo  John  Ostrom  en  sus  excavaciones  de  Montana  descubrió  otro  fósil  al  

cual   decidió   llamar   Deynonychus   que   significa   “garra   terrible”   [3],   debido   a   que   presentaba   unas  

garras   parecidas   a   las   de   los   velociraptores   en   Parque   Jurásico.   Ostrom   al   estudiar   el   fósil   de  

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Archaeopteryx     se   dio   cu*enta   de   que   el   esqueleto   de   éste   parecía   una   versión   pequeña   de  

Deynonychus,   encontró   así   muchas   similitudes   entre   estos   dos   fósiles   y   por   lo   tanto   pensó   que  

ambos   podrían   ser   ancestros   de   las   aves   y   que   estas   similitudes   sostenían   la   teoría   del   origen   a  

partir  “de  los  dinosaurios”.  

Sin  embargo,  otros  investigadores  [4]  disentían  de  la  teoría  “de  los  dinosaurios”  basados  en  estudios  

hechos  a  partir  de  un  fósil  conocido  como  Microraptor  (figura  2).  En  dichos  estudios,  concluyen  que  

la  disposición  de  las  patas  traseras  es  más  parecida  a  la  de  los  cocodrilos  que  a  la  de  los  dinosaurios,  

de  ahí  que  sostenían  más  la  teoría  del  “reptil  pre-­‐dinosaurio”.  

 

 

Figura  2.  Fósil  de  Microraptor  zhaoianus  expuesto  en  el  Museo  de  Ciencias  de  Hong  Kong,  autor:  I.  Laikayiu   (documento   bajo   los   términos   de   la   Licencia   de   documentación   libre  GNU,   versión   1.2   o   cualquier   otra   que  posteriormente   publique   la   Free   Software   Foundation;   sin   secciones   invariables,   textos   de   portada,   ni   textos   de  contraportada.  Sujeto  a  la  licencia  Creative  Commons  versiones  1.0,  2.0  y  2.5).    

Una   teoría   más   contemporánea   y   un   poco   más   elaborada   postula   que   los   cocodrilos   y   los  

dinosaurios   separaron   sus   rumbos   evolutivos   cuando   estos   últimos   desarrollaron   la   capacidad   de  

pararse  en  dos  patas  (hace  aproximadamente  unos  240  millones  de  años).  Después  de  esta  división,  

surgió   el   grupo   conocido   como   terópodos   (que   incluyen   por   ejemplo   al   Tyrannosaurus   Rex),  

caracterizados  por  su  dieta  carnívora  y  su  andar  bípedo.  Los  terópodos  desarrollaron  características  

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que  comparten  con  las  aves  modernas,  como  son  las  patas  de  tres  dedos  y  la  fúrcula.  De  tal  forma,  

algunos   investigadores  agrupan  al  Archaeopteryx,  Deynonychus,  Microraptor  y   las   aves  dentro  del  

grupo  de  los  terópodos,  por  lo  cual  suponen  que  todos  los  dinosaurios  pertenecientes  a  este  grupo  

debieron   tener   plumas   [5].   De   tal   forma,   esta   teoría   relaciona   evolutivamente   a   las   aves   con   los  

dinosaurios,   incluyéndolas  dentro  del  grupo  de   los  terópodos  y  es   la  teoría  que  actualmente  tiene  

mayor  aceptación  por  la  evidencia  que  utiliza  y  el  uso  de  nuevos  análisis  como  los  cladisticos.  

 

Hasta  aquí  algunas  de  las  teorías  y  evidencias  que  se  utilizan  para  explicar  el  origen  de  las  aves,  tema  

que   sin   embargo   continua   abierto   y   en   debate.   Pasemos   ahora   al   tema   de   las   plumas   ¿Cómo   se  

desarrollaron   las  plumas?:  Hay  dos  escuelas  que  plantean  modelos  distintos  sobre  el  origen  de   las  

plumas:   el   modelo   clásico   “escama   a   pluma”   [6]   y   el   nuevo  modelo   “filamento   a   pluma”   [7].   En  

cuanto  al  modelo  clásico,  algunas  investigaciones  han  comprobado  que  las  escamas  de  las  patas  de  

las   aves   pueden   ser   transformadas   en   plumas   usando   lo   que   ellos   llaman   una   proteína  

morfogenética   del   hueso   o   acido   retinoico   [8];   así   como   evidencia   fósil   de   un   ave   primitiva   del  

cretácico  a   la  cual   llamaron  Confuciusornis,   la  cola  de  estos  especimenes  estaban  provistas  de  dos  

plumas   centrales   tipo   escamas,   carentes   de   ramificaciones.   Aunado   a   esto,   existe   una   evidencia  

más,   la   embriológica,   pues   se  han   llevado  a   cabo  estudios   siguiendo  el   desarrollo  embrionario  de  

una  especie  de  ave  acuática  llamada  comúnmente  “ostrero”,  en  los  cuales  notaron  que  durante  una  

etapa  del  desarrollo  éstos  presentan  una  zona  más  o  menos  delimitada  de  escamas  en  una  parte  del  

dorso.   La   morfología   de   las   escamas   de   Confuciusornis   sugiere   que   las   plumas   modernas  

evolucionaron   de   escamas   que   con   el   tiempo   se   alargaron   hasta   que   rompieron   sus   puntas  

formando   estructuras   ramificadas   parecidas   a   las   barbas   y   bárbulas   de   las   plumas  modernas.   Un  

descubrimiento  que  daría  mayor  credibilidad  a  esta  teoría  fue  el  de  Longisquama  del  triásico  tardío,  

que  poseían  escamas  alargadas,  no  solo  en  la  cola  sino  en  la  parte  anterior  de  los  antebrazos;  a  estas  

escamas  se  les  denominaron  “protoplumas”.  

 En  cuanto  al  nuevo  modelo  del  origen  de  las  plumas  “filamento  a  pluma”,  Prum  [9]  propone  que  a  

comparación  de  otras  estructuras  biológicas  ramificadas  como  las  observadas  en  plantas,  las  plumas  

no   crecen   por   la   ramificación   de   sus   puntas   sino   de   la   base.   Prum   propone   que   las   plumas   se  

originaron  con   la  evolución  del  primer  folículo  de   la  piel  y  propone  un  modelo  de   la  evolución  del  

folículo   hasta   llegar   a   una   pluma,   dicho   modelo   propone   distintas   etapas   de   desarrollo   de   las  

plumas.  Con  el  descubrimiento  de  Sinosauropteryx  (Figura  3)  que  presenta  unos  apéndices  en  la  piel  

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y  Beipiaosaurus  que  también  pr*esenta  estos  apéndices  pero  más  largos  y  posiblemente  ramificados  

a   los  cuales   llamó  “paraplumas”.  Prum  piensa  que  estos  apéndices  podrían   tratarse  de  plumas  en  

distintas  etapas  evolución  de  las  plumas  según  su  modelo.  

 

Figura   3.   Fósil   de   Sinosauropteryx,   de   Hohhot   (Mongolia   interior,   China),   autor:   Sam/Olai  Ose/Skjaervoy  (archivo  bajo  licencia  de  Creative  Commons  Attribution  ShareAlike  2.0).    

Aunque  el  modelo  clásico  parece  tener  más  evidencia  que  lo  soporta,  el  nuevo  modelo  del  origen  de  

las   plumas   no   ha   sido   descartado   y   ambas   teorías   se   mantienen   en   uso.   Ahora,   un   aspecto  

importante  a  desarrollar  es  el  relacionado  con  la  función  que  las  plumas  podrían  haber  tenido  en  sus  

orígenes.  

Al   igual   que   para   el   origen   de   las   plumas,   varias   hipótesis   han   sido   propuestas   sobre   el  

funcionamiento   de   las   primeras   plumas.   De   acuerdo   con   el   modelo   de   “escama   a   pluma”   las  

escamas   alargadas   habrían   tenido   una   función   básicamente   aerodinámica.   Según   el   modelo  

“filamento  a  pluma”,   las  plumas  habrían  evolucionado  a  través  de  selección  natural  y  habrían  sido  

parecidas   a   numerosos   filamentos   (como   los   cabellos   de   los  mamíferos)   cuya   función   habría   sido  

brindar  aislamiento  térmico.  Sin  embargo,  han  sido  también  propuestas  otras  hipótesis  alternativas  

como  la  de  Regal  [10],  quien  postula  que  las  plumas  evolucionaron  de  escamas  alargadas  formando  

un  tipo  de  escudo  protector  contra  la  intensa  radiación  solar;  por  otra  parte  Dyck  [11]  propone  que  

las   plumas   evolucionaron   por   selección   natural   para   repeler   el   agua   y   finalmente,   Mayr   [12]  

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propone   que   la   evolución   de   las   plumas   fue   a   través   de   la   selección   natural   o   sexual   para   la  

comunicación  o  el  camuflaje.    

Se   puede   considerar   que   la   teoría   del   aislamiento   térmico   va   de   la  mano   con   otra   característica  

importante  para  el  vuelo  de  las  aves,  la  endotermia  (i.e.  capacidad  de  mantener  la  temperatura  del  

cuerpo  constante).   Las   reacciones  químicas  necesarias  para   soportar   las   contracciones  musculares  

repetitivas  en  el  vuelo  (aleteo)  son  más  eficientes  a  altas  temperaturas,  es  por  eso  que  se  considera  

que  la  endotermia  y  la  presencia  de  las  plumas  fueron  prerrequisitos  para  el  origen  del  vuelo.    

Una   vez  mencionadas   algunas   de   las   teorías   que   existen   sobre   el   origen   de   las   aves   (evolución   a  

partir  de  los  dinosaurios,  evolución  a  partir  de  un  reptil  pre-­‐dinosauro  y  evolución  dentro  del  grupo  

de   los   terópodos),   sobre   el   origen  de   las   plumas   (modelo   clásico   y   nuevo  modelo)   y   las   hipótesis  

sobre  el  uso  de  las  plumas  en  sus  orígenes  (función  aerodinámica  y  función  como  aislante  térmico)  

hablaremos   ahora   sobre   el   origen   de   vuelo,   cuyas   teorías   naturalmente   se   encuentran  

intrínsecamente  relacionadas  con  las  de  los  temas  precedentes.  

¿Cómo  fue  que  empezaron  a  volar  las  aves?  

Al  parecer,  el  vuelo  moderno  de  las  aves  evolucionó  a  pasos  pequeños  y  el  registro  fósil  ofrece  pocas  

pistas  de  cómo  en  realidad  ocurrió;  esto  ha  sido  uno  de   los  debates  más  viejo  y  controvertidos  en  

paleontología.   Este   debate   ha   dado   lugar   a   dos   principales   teorías   que   difieren   y   son  

constantemente  sometidas  a  prueba:  la  teoría  cursorial  y  la  teoría  arbórea.  

En   la   teoría   cursorial,   se   plantea   que   el   vuelo   debió   evolucionar   “del   suelo   hacia   arriba”,   con  

dinosaurios  bípedos  corredores  con  plumas  que  probablemente   les  servían  para  el  aislamiento.  Se  

postula   que   probablemente   con   el   tiempo,   las   plumas   se   adaptaron   para   el   vuelo   conforme   los  

cuerpos  de  los  dinosaurios  se  volvieron  cada  vez  más  pequeños.  Esto  aunado  con  los  brincos  de  los  

dinosaurios   acompañados   del   movimiento   de   sus   antebrazos   pudo   haber   evolucionado   hasta  

derivar  en  el  poderoso  aleteo  de  las  aves.  Algunos  investigadores  han  efectuados  experimentos  que  

demuestran  que  algunas  aves  utilizan  el  aleteo  para  montar  planos   inclinados  aún  antes  de  poder  

volar   [13]   lo   cual   le   da   sostén   a   esta   teoría.   Sin   embargo,   el   descubrimiento   de  Microraptor   ha  

puesto  a  prueba  esta  teoría  pues  surge  la  siguiente  pregunta:  ¿Cómo  un  dinosaurio  con  alas  en  las  

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patas   podía   correr?.   De   ahí*   que   los   partidarios   de   la   segunda   teoría   (i.e.   la   teoría   arbórea)   la  

consideran  más  plausible.    

La  Teoría  arbórea,  postula  que   los  ancestros  de   las  aves  eran  terrestres-­‐bípedos  que  se  adaptaron  

en  la  vida  en  los  árboles  y  que  realizaban  una  serie  de  deslizamientos  desde  las  copas  de  los  árboles.  

A  través  de  estos  deslizamientos  podían  desplazarse  de  árbol  en  árbol  o  de  rama  en  rama  (similar  a  

la   ardilla   “voladora”  que  expande  unos  pliegues  de   los   costados  de   su   cuerpo  para  planear).   Esta  

teoría,  además  de  parecer  más  parsimoniosa  postula  también  que  esta  estrategia  se  veía  reforzada  y  

recompensada  con  el  posible  escape  a  algunos  depredadores.    

De  acuerdo  con  esta  teoría,  las  plumas  se  originaron  según  el  modelo  de  “escama  a  pluma”.  Según  

esta  teoría,  las  primeras  protoplumas,  a  través  de  mutaciones  genéticas,  fueron  presentando  mayor  

longitud   y   mayor   superficie   de   contacto   y   beneficiadas   mediante   selección   natural.   Esto   último  

debido  a  que   los   individuos   con  este   tipo  de  protoplumas  podían   realizar  una  mejor  planeación  y  

sufrir  menos  caídas  y  recorrer  mayores  distancias  de  desplazamiento.  Estos  dos  factores  le  vendrían  

a   beneficiar   no   sólo   al   evitar   caídas   directas   sino   al   aumentar   las   posibilidades   de   escapar   de   los  

depredadores.  

 El  descubrimiento  de  Microraptor,  como  mencionábamos  anteriormente,  vino  a  dar  sostén  a  ésta  

teoría   pues   el  Microraptor   parecía   ser   un  organismo  adaptando   a   la   vida   en   los   árboles.   Por   otra  

parte,  el  estudio  del  fósil  de  Microraptor  ha  arrojado  que  las  plumas  eran  muy  parecidas  a  las  de  las  

aves  modernas  con  lo  cual  se  asume  que  estas  plumas  le  podían  conferir  la  capacidad  de  volar;  sin  

embargo,   no   poseía   la   capacidad   de   batir   las   alas,   por   lo   que   se   postula   que   era   más   bien   un  

ancestro  planeador.  Con  esto,  los  partidarios  de  esta  teoría  concluyen  que  el  planeo  fue  anterior  al  

aleteo.  

Si  bien,  el  origen  del  vuelo  en  las  aves  se  conoce  de  manera  imprecisa,  la  evidencia  que  existe  hasta  

el   día   de   hoy   permite   elucidar   la   posibilidad   de   que   se   haya   originado   según   propone   la   teoría  

cursorial  o   la  arbórea.  No  sabemos  cuánto  tiempo  deberá  transcurrir  para  que  nuevos  hallazgos  o  

estudios   vengan   a   dar   evidencia   más   sólida   que   permita   concluir   de   manera   más   determinante  

sobre   el   origen   del   vuelo   en   las   aves.   Lo   cierto   es   que   muchos   investigadores,   principalmente  

paleontólogos   y   biólogos,   trabajan   actualmente   para   intentar   resolver   de  manera  más   clara   este  

* ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA DE DIVULGACION CIENTIFICA ALEPHZERO. 2009. 52: ABRIL-JUNIO

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misterio.  Finalmente,  cabe  mencionar  que   lo  positivo  de  este  enigma  científico  es  que  es  un  tema  

que  abre  muchas  posibilidades  de  estudio  para  nuevos  estudiantes  interesados  en  la  paleontología  

o  la  biología  de  las  aves.  

 

Para  saber  más:  

[1]  Sibley,  D.  A.  2001.  The  sibley  Guide  to  Bird  Life  and  Behavior.  Ed.  Alfred  A.  Knopf,  New  York.  587  pp.  [2]  Heilmann,  G.  1926.  The  origin  of  Birds,  London:  Witherby.  210  pp.  [3]  Ostrom,  J.  H.  1976.  Archaeopteryx  and  the  origin  of  birds.  Biological  Journal  of  the  Linnean  Society  8:91-­‐

182.  [4]  Martin,  L.  D.  2004.  A  basal  Archosaurian  origin  of  birds.  Acta  Zoologica  Sinica  55:  978-­‐990.  [5]  Gauthier,  J.A.  1986.  Saurischian  monophyly  and  the  origin  of  birds.  In:  The  Origin  of  Birds  and  the  Evolution  

of  Flight.  Padian,  K.  (Ed.).  Memoire  of  the  California  Academy  of  Science  8:  1-­‐55.  [6]  Maderson,  P.  F.  A.  1972.  On  how  an  archosaurian  scale  might  have  given  rise  to  an  avian  feather.  American  

Naturalist  106:424-­‐428.  [7]   Prum,   R.O.   2001.   Development   and   evolutionary   origin   of   feathers.   Journal   of   Experimental   Zoology  

285:291-­‐306.  [8]  Zhang,  F.  and  Zhou  Z.  2000.  A  primitive  enanthiornithine  bird  and  the  origin  of  feathers.  Science.  290:1955-­‐

1959.  [9]   Prum,   R.   O.   2001.   Development   and   evolutionary   origin   of   feathers.   Journal   of   Experimental   Zoology  

285:291-­‐306.  [10]  Regal,  P.  J.  1975.  The  evolutionary  origin  of  feathers.  Q  Rev  Biol  50:33-­‐66.  [11]  Dyck,  J.  1985.  The  evolution  of  feathers.  Zoologica  Scripta  14:137-­‐153.  [12]  Mayr,  E.  1960.  The  emergency  of  evolutionary  novelties.  In:  The  Evolution  of  Life.  Tax,  S.  (Ed.).  University  

of  Chicago  Press.  Chicago.  p.  349-­‐380.  [13]  Dial,  K.  P.  2003a.  Evolution  of  avian   locomotion:  Correlates  of   flight  style,   locomotion  modules,  nesting  

biology,  body  size,  development,  and  the  origin  of  flapping  flight.  Auk  120:941-­‐952.      Andreia   Malpica   Topete   es   Bióloga   egresada   de   la   Facultad   de   Biología   de   la   Universidad  Veracruzana.   Sus   intereses   de   investigación   se   relacionan   con   aspectos   ecológicos   de   las   aves,  particularmente   los   relacionados   con   la   migración   de   aves   rapaces,   la   biodiversidad   y   la  conservación.    Email:  [email protected]  Ricardo  Ramírez  Romero  es  Profesor-­‐Investigador  en  el  Departamento  de  Botánica  y  Zoología  de  la  Universidad   de   Guadalajara.   Sus   investigaciones   portan   sobre   la   biología,   la   ecología,   la   historia  natural   y   el   com*portamiento   de   los   insectos   parasitoides   y   sus   hospederos.   Email:  [email protected]  

* ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA DE DIVULGACION CIENTIFICA ALEPHZERO. 2009. 52: ABRIL-JUNIO